correspondió aproximadamente al último cuarto del siglo XIX y que alcanzó plena madurez después de la Segunda Guerra Mundial, el estadio que había de conducir inexorablemente al derrumbamiento del sistema y al advenimiento del comunismo, después de un período transitorio de dictadura del proletariado.
Leyes objetivas del imperialismo
En la postrimería de los siglos XIX y el XX, en la sociedad capitalista aparecieron nuevos fenómenos. Algunos de ellos atrajeron la atención de Engels. Pero fue Lenin quien desarrolló por primera vez un estudio profundo y sistemático de los nuevos fenómenos del capitalismocreando sobre esta base la teoría científica del imperialismo, expuesta, en su obra “El imperialismo, fase superior del capitalismo” y en otros trabajos de comienzo del siglo XX que constituyeron un valioso aporta al marxismo, un nuevo peldaño en su desarrollo. Etapas en el desarrollo de los monopolios
V. I. Lenin
Lenin distinguió tres etapas en el desarrollo de los monopolios: la primera etapa
fueron los años 60-70 del siglo XIX, cuando la libre competencia llegó a su más alto nivel y los monopolios apenas empezaron a formarse. La segunda etapa abarca el período posterior a la crisis de 1873 hasta fines del siglo XIX. En este tiempo, los monopolios proliferaron bastante, pero eran todavía muy débiles. La tercera etapa comenzó en el período del auge industrial de postrimerías del siglo XIX y continuó después de la crisis de los años 1900-1903, cuando la concentración de la producción se acentuó aún más y los monopolios adquirieron significado decisivo en la vida económica. Fue precisamente en esta etapa en que el capitalismo industrial se convirtió en imperialismo. Esencia del monopolio Tres rasgos esenciales componen la esencia del monopolio: a) concentración en sus manos de una gran parte de la producción que le asegura una situación dominante en una o varias ramas de la economía; b) posibilidad de imponer dentro de ciertos límites los precios en el mercado; c) apropiación de una alta ganancia de monopolio como forma de realización económica de su dominio. Formas de los monopolios Existen distintas formas de monopolios en la producción: cartels, sindicatos, trusts y consorcios. El cartels: es una agrupación de varias empresas de una misma rama de la producción, en que sus participantes conservan la propiedad de los medios de producción y del producto elaborado. Los participantes del cartels venden por su cuenta la producción en el mercado. Pueden ser objeto del acuerdo de cartels las cuotas de sus miembros en la producción general, los precios de venta, la distribución de los mercados de venta, etc. Para los miembros del cartels que violen las cláusulas del acuerdo suele preverse un castigo en forma de multas. El sindicato: es una asociación de varias empresas que producen, por regla general, productos homogéneos y cuyos participantes mantienen la propiedad de los medios de producción, y el producto se realiza como propiedad del sindicato. A diferencia del cartels, el sindicato rompe la vinculación directa de las empresas con el mercado. El trust: es una forma de monopolio que supone la propiedad conjunta de un grupo dado de capitalistas sobre los medios de producción. al organizar un trust, los propietarios de empresas transfieren a la asociación su propiedad de los medios de producción, la tecnología, las patentes, etc, y, por consiguiente, de los productos elaborados. Reciben por el valor del capital transferido acciones del trust y, con ello, el derecho a coparticipar en la dirección del trust y a percibir una parte correspondiente de su ganancia. En la actualidad, los trust no surgen, por lo común, como resultado de la unión de varias empresas independientes, sino que se crean por poderosos grupos financieros como empresas propias o controladas por ellos. Con el desarrollo del proceso de monopolización, la trustificación “horizontal”, es decir, el agrupamiento de empresas de una misma rama es completada con creciente frecuencia, por la “vertical”, cuando integran un trust empresas de ramas industriales relacionadas entre sí en el sentido tecnológico, por ejemplo, la hullera, la metalúrgica y la de construcción de maquinarias. Por el carácter de las empresas que los componen, tales trusts constituyen complejos. El consorcio: es un conjunto de empresas heterogéneas, en ocasiones, de monopolios, distintas ramas de la industria y del comercio, de bancos, compañías de seguros y de transporte controlados por un mismo grupo financiero. Las empresas que forman parte del consorcio, formalmente conservan su independencia productiva, comercial u jurídica, pero se hallan vinculadas entre sí con relaciones de dependencia financiera. El poder real sobre las empresas controladas lo ejerce la sociedad principal.
monopólico de Europa y América
La evolución de los países europeos durante el siglo XIX estuvo marcada por el interés constante de las diferentes naciones de convertirse en una gigantesca fábrica que necesitara abrir sus puertas a los productos primarios provenientes de todo el mundo. La gran actividad industrial generada por la revolución inglesa creció paulatinamente, profundizando la división del trabajo por la utilización de máquinas cada vez más complejas que llevaron al aumento de la productividad.
Así, los países industrializados se fueron perfilando como grandes
potencias frente a aquellos con industria incipiente o sin ella, provocando situaciones de absoluta dependencia económica a nivel internacional, como Inglaterra que obtuvo las importaciones, los productos agrícolas y materias primas a menor costo que si las produjera internamente. Inglaterra pudo así romper todas las barreras comerciales en condiciones mucho más favorables que el resto de los países.
Para mediados del siglo XIX, el 75% de los productos manufacturados
que se vendían en el comercio internacional eran de origen inglés.
Francia, los Países Bajos y Alemania emprendieron la gran tarea de
industrializarse, adecuar sus sistemas de comunicación y transporte a las necesidades creadas por los nuevos modelos de desarrollo industrial.
A partir de 1870 inicia la concentración industrial, los monopolios y las
asociaciones capitalistas crecen vertiginosamente. Se reparten los mercados o las áreas de influencia donde colocan sus productos; fijan las cantidades de esos productos, establecen los precios y distribuyen las ganancias entre sus respectivas empresas. Los truts y cárteles son base fundamental de esta nueva etapa.
En menos de 30 años el dominio europeo so- bre el continente africano
abarcaría del 11 al 90 por ciento del territorio. El colonialismo también fue utilizado por las potencias europeas para evitar conflictos so- ciales internos al mismo tiempo que mante- ner un ritmo acelerado de desarrollo indus- trial explotando los productos de sus colonias como el oro, plata, cobre, estaño, salitre, café azúcar, algodón, trigo, carne, cacao y a finales del siglo XIX el petróleo con fines energéticos. En México fue hasta 1908 que Porfirio Díaz au- torizó la creación de una subsidiaria de la Es- tándar Oil: La huasteca Petroleoum Company, al mismo tiempo que la royal Dutch Shell se instalaba en México por medio de la empresa denominada el Águila. La industrialización de Rusia y Japón aparecen de forma tardía.