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CRITICAR AL POSMODERNISMO

Alberto Híjar •

Cuando surgía esta conciencia (la del movimiento


obrero y socialista del siglo XIX), la ideología mo-
derna ya tenía tres siglos de historia atrás, desde el
Renacimiento hasta el Siglo de las Luces. Se expre-
só entonces como ideología propiamente europea,
racionalista y laica, invocando un alcance univer-
salista nuevo.
Samir Amin, "La construcción del culturalismo euro--
céntrico", en El eurocentrismo, crítica de una ideo-
logía, Siglo XXI editores, México, 1989.

Dos usos hermenéuticos determinan al posmodernismo . Uno lo


hace reproductor del anticomunismo como correlato de la mun-
dialización capitalista, fatalidad histórica por excelencia. Para este
uso, basta un conjunto de lugares comunes: el fin de la historia
como confrontación y lucha de clases sustituida por el diálogo y
la negociación del capitalismo realmente existente, según el en-
tender de Francis Fukuyama, 1 empleado del Departamento de
Estado Norteamericano; también Norberto Bobbio. el italiano re-
ductor de la democracia a juego de escenarios. opina Jo mismo.
En esta masa de vulgaridades socialdemócratas. la süciedad civil
resulta réplica a la política de Estado y a los partidos totalitarios

' Profesor jubilado de la Facultad de Filosofia y Letras y de l Auto--


gobierno de Arquitectura de la UNAM; ha escrito ~l1bn.' filosofía. polí-
tica. estética, arte moderno y crítica de arte en pub!ic1, iones de Méxi-
co y otros países; le fue otorgada la medalla del trigl·si111t1 anivers.1ril1
de la Academia de Ciencia de Cuba; es fo ndadl1r y miembro actual
del Taller de Arte e Ideología. Actualmente: es il\\ cstigador en el
C'ENIDI.W .
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y totalizadores en proceso de transformación, de adelgazamiento de asom bro vigente así sea como nostalgia de tiempo liberado de
por la vía de las privatizaciones sin límite que a la vez cambian la productivismo.
práctica de las naciones sin arrebatos de soberanía, considerados De aquí la reducción del descomprometimiento de Felix Gua-
románticos y decimonónicos, Bobbio dixit. Uari o de l relajamiento, según Lyotard, a posición frente a l uni-
El arte ha muerto junto con la pasión. Todo vale y nada vale en verso. La ideología del sinsentido, más allá de la evidencia de la
esta historia confundida con una estética del instante pletórico de mundialización capitalista, reduce este planteamiento de nuevos
industria del espectáculo. Contribuye a esto la relativización cul- paradigmas que quiere no ser paradigmático o dimensión ética.
tural extrema del mundo de las comunicaciones redundantes. Una Se trata de un ej ercicio ideológico discursivo y fundado más bien
dimensión estética, planteada por la Escuela de Frankfurt en la en el eurocentrismo, en sus vanguardias, en sus transvanguardias
primera ascensión de la crisis, es actualizada por Vatimo, por conceptualistas y en transtransvanguardias fatigantes de la nega-
Frederic Jameson; es asumida por Gadamer como ascenso de ción de la negación para volver a lo mismo que dijera hace mu-
una hermenéutica que da a entender esta especie de intuición de chos años César Vallejo en París con aguacero. 6
un mundo nuevo que no sabemos qué es, pero que es hasta dar Una moral de la transgresión aparente y contradictoria, sin más
lugar a una ontología posmetafisica. Sólo los ghettos cultivan coexistencia que la dada por su vulgarización de la cotidianidad
aún el arte, la metafísica, la ontología. El ser aquí frente a la muerte pequeñoburguesa intelectualista, crece como horror a lo que ocu-
no es más la abstracción de lo aparente reflexionada por Hei- rre en los contornos de la miseria intelectual con la pobreza fisica
degger,3 s ino la certeza cotidiana del ser ausente sustituido por la y sus consecuencias sociales organizadas. A cambio de asumir
emoción del evento del día, sin más tiempo que el que quiera esto, queda burlarse de todo y por todo: los héroes, los mitos, los
imponer e l siguiente espectáculo, el acontecimiento que no tiene dioses, siempre y cuando se haga en los límites especiales de la
ya nada de épico. retórica in stitucional, así sea por su repetición en las reuniones
Ahora queda claro, como Jo apuntara Roman Jakobson4 de tiem- minoritarias: galerías, suplementos culturales, museos, revistas
po atrás, que el realismo artístico j amás existió sino en el volun- especializadas y restringidamente circuladas, cursos para institu-
tarismo y el formalismo de los decimonónicos románticos. Juego ciones educativas realmente existentes. Esto es lo que condena al
de signos equiparables al conocimiento analógico y metafórico, infierno de la premodernidad a los más desprotegidos, incluyen-
rizoma u hongo no tan inútil como parece, e l arte es lo que hizo do a los intelectuales y artistas que se preguntan si todo eso que
Picasso con sus referencias mágicas a lo concreto reducido a un --dicen los posmodemistas ideológicos- libera fuerzas produc-
trazo de papel periódico, o a una pequeña trama de mimbre que tivas, construye relaciones sociales plenas, constituye un proyec-
bien podría ser toda la noción de silla. John Cage 5 o Guilles De- to de humanidad o sólo trata de proteger ciertos intereses priva-
leuze siguen ahora esta práctica de certeza de la inexistencia de dos de las pequeñas sectas académicas en las nuevas universidades
lo real del arte; rizoma, hongo, huella de una fracción de mundo, de adiestramiento tecnócrata.
señal del juego entre s ilencios y ruidos sujetos a órdenes subj eti- Todo este saber ideológico no merece ser tratado c1..,mo perro
vos; testimonio, al fin, de un saber nuevo donde la estética no es muerto, pero tampoco como novísima verdad revelada por lúci-
ya indagación sobre lo bello ni la teoría del arte como definición dos ampliamente promocionados. Hay que deslindar la reduc-
de su objeto, sino más bien acompañamientos de lo hecho por ción ideológica de la problemática filosófica oculta tras e l triun-
quienes pretenden recuperar para la especie humana su animalidad falismo burgués del fin de la historia, del socialismo. del rnJ.rxismo,
primigenia extraviada entre los racionalismos y s us reducciones del autoritarismo estatal aún vigente, del nacionalismo a ultranza.
fu nestas, castrantes del instinto, de la intuición, de la capacidad Al hacer este deslinde, al ahondar las raíces de la crisis al.'.tual. el
·- '

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trabajo manual e intelectual, del aura artística como principio del
propio posmodernismo permite describir, hacer un mapa de la ·
vivir conforme a las leyes de la belleza.
P?smodernidad coexistente con la modernidad incumplida apre-
Vistas así las cosas, el posmodemismo plantea un problema
ciada por Habermas y por la premodernidad vigente tanto como
el colonialismo. Este deslinde -lucha de clases en la teoría, diría laboral resuelto para los intelectuales. En efecto, los hay que han
encontrado en el relajamiento del no defender más principios que
Althusser- es la vía para apropiarse de las necesidades del
los hostiles a la firmeza y la dignidad políticas, un modus vivendi
posmodemismo y darles orientación revolucionaria, con lo cual
se reproduce y actualiza el método del marxismo-leninismo fren- transnacional que los conduce de México a Estados Unidos, a Es-
te a otras novísimas filosofías. Hay el otro uso del posmodemismo; paña, a Alemania; en fin, a los centros del poder intelectual y ar-
el de la dialéctica que descubre inconsistencias que exigen solu- tístico asociado al capitalismo. El pleno empleo intelectual en la
ción; otro saber, otro proyecto histórico y social que no sea el del crisis es, así, no sólo con cierto saber, sino también con la disci-
capitalismo como fatalidad y el del eclecticismo, nihilismo y pas- plina adecuada que hay que definir negativamente: no hay más
tiche de nuevo tipo, como proyecto de humanidad. realidades que las de los aparatos de Estado y de empresa capita-
No es de hoy la reflexión sobre el mundo que se acaba. La lista; lo demás es lo de menos, premodernidad despreciable. Esto
Escuela de Frankfurt, 7 los sarcasmos dadá, los gritos de indepen- da lugar a un acuerdo tácito: revísense los escritos posmodernistas
dencia y liberación de las humanidades no europeas, de tiempo y se descubrirán abundantes citas de bienales, coloquios estatales
atrás, hace quinientos años en algunos casos, han fundado un sa- y paraestatales, todo con patrocinios empresariales, lo cual ga-
ber distinto a la ortodoxia cristiana y a la moral defensora de la rantiza afirmarse como posmodernistas institucionales bien dis-
familia, la propiedad privada y el Estado. Formas de poder dis- tintos a cualquiera otra instancia de poder, como si se tratara de
tintas a las del Estado-nación todavía prosperan en numerosas simular la subordinación de la sociedad civil soñada a la fatali-
comunidades rurales, y las protestas prácticas de guerra popular dad del capitalismo estatizado. La caída del socialismo; la crisis
c~ontra el opresor co~onial no siempre han sido derrotadas gracias de los partidos políticos; la consigna de sumarse a la industria de
poder desorgamzador del orden militar ilustrado, tal como Jo la cultura ante la imposibilidad de oponerse a ella; la solución de
escribe Engels en elAnti-Dühring,justo como alegato contra un procesos revolucionarios por cúpulas reunidas en mesas de nego-
novísimo filósofo. Otra genealogía como ésta, habría que inves- ciaciones convocadas por gobiernos espurios;8 los patrocinios
tigarla entre las desconstrucciones de la modernidad represiva. privados absolutizados como garantía de acción; la debacle del
¿Por qué hasta ahora los intelectuales y los artistas descubren sindicalismo; la rutinización de las protestas populares inútiles,
la modernidad incumplida? Cierta es la evidencia del relativismo determinan ausencias que se dan por vistas en el saber ideológico
cultural a la par de la mundialización capitalista, pero resulta asom- posmodernista que viene bien como resistencia a toda radicaliza-
broso que sólo hasta la caída del socialismo europeo y soviético ción: mejor que cualquier raíz son los crecimientos adventicios.
los intelectuales y artistas cultos hayan caído en la cuenta de la De esto resulta el dogmatismo de nuevo tipo. El saber es su
urgencia de pensar, saber y proponer modos distintos a los reite- saber con su hermenéutica como comportamiento social, su retó-
rados por los aparatos escolares dogmáticos y mecánicos. ¿Será rica y, por supuesto, su apologética de la microfísica del poder,
que los socialismos caídos eran una especie de dique para las no tanto como Foucault9 la concibió en dialéctica con el Estado
nuevas ideas, sentimientos y sensaciones? No sólo habría que capitalista, sino como absoluto dominio apenas replicable por las
responder positivam ente sino también habría que asumir el ma- descripciones adecuadas, por el hacer sentir y dar a percibir la
lestar intelectual ante la posibilidad de que alguna vez el socialis- infamia sin plantear nada más. Lo demás no existe y, si existe. es
mo fuera el tránsito a la extinción del Estado, de la división entre excrecencia del modernismo y de una premodernidad que ahí está
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como lastre indeseable que habrá de desaparecer sin que poda- cionalistas; Kant frente a los ilustrados y los románticos a ultranza;
mos hacer nada: como los indios frente a la industrialización, co- Hegel frente a la dicotomía entre racionalistas y empiristas; Marx
mo los planes estatales ante la postindustrialización y e l dom inio y Engels frente a los economistas burgueses 1 la filosofía clásica
del Estado cosmopolita soñado por E. Kant cristalizado ahora en alemana y los socialistas utópicos; los neokantianos frente a l mar-
el Banco Mundial de Desarrollo, en el Fondo Monetario Interna- xismo; Lenin frente a los emp iriocriticistas y socialdemócratas;
cional, en los tratados de libre comercio, en la impunidad del Es- Sartre frente al estalinismo y los otros existencialismos retóricos;
tado norteamericano frente a los mandatos de la convivencia in- en fin la Escuela de Frankfurt frente a las tradiciones racionalistas
ternacional institucionalizada, como prueban las invas iones y los fi lósofos asistemáticos. Esta serie de recomposiciones del
armadas a Granada, Panamá e Iraq. Nada se puede hacer ya sino saber no plantea sólo hermenéuticas nuevas sino también retóri-
hilar fino como ensimismamiento de la filosofía, las ciencias so- cas y disciplinas adecuadas a ellas. ¿Será el posmodemismo un
ciales y las prácticas de los artistas, hasta constituir una masa esfuerzo intelectual en este sentido? Vamos por partes, descubra-
teórica de propuestas indiferenciadas y sólo concretables en los mos tesis donde parece haber sólo ocurrencias.
casos y ejemplos elegidos prejuiciosamente para probar lo que se
quiere, no para problematizar ni poner en crisis nada. 1] Una idea de progreso se asocia a una teoría del conocimiento.
El mundo así visto es otra reducción . La ideología más que Si el futuro ha llegado como superación de la utopía socialista,
nunca resulta conciencia falsa por parcial, impositiva y represiva como mundialización capitalista y como relativización de los va-
hasta reproducir las condiciones y los intereses del capitalismo y lores, no hay por qué instalarse en la premodernidad _sin?, en e l
de la industria de la cultura. Citas de la filosofía eurocentrista, mejor de los casos, hay que incluirla como elemento significante
alusiones a artistas de la misma índole, y, sólo de casualidad y e n relación con la complejidad universal.
como nostalgia, la mención de la premodernidad y e l soc ialismo. Pero esta complejidad universal, de tan rica y dinámica, resul-
De aquí el atinado título del número de David y Goliath, órgano ta irreductible a paradigmas. De esto se trata en el repudio al dog-
de CLACSO (Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales, agos- matismo, y para que esto no resulte a su vez paradigmático, ~a~e-
to-septiembre de 1988): "Posmodernidad-modernidad-premoder- ce que no queda sino la entronización de la du_d a posn:ietod_1ca
nidad o ¿le queda chico el corsé a la gorda?". ¿Dónde ubicar los sig- deliberadamente orientada nada más que a paradoJas y antmom1as.
nos de los pueblos insurrectos aún desorganizados o aislados por Esto funda una contradicción; de una parte, la complejidad cre-
la desinformación dominante?, ¿qué hacer ante el ghetto de los ciente y, de otra, un paradigma de progreso a pesar de todo. Re-
computarizados derecl110s transnacionales y manufactureros, ante sulta entonces necesaria la tesis de funcionalización del relativ ismo
el lumpen no sólo de}Kr\-qpado por fuera sino bien trajeado pero y la inconmensurabilidad, piedras de toque de la aportación ~~s-
desgarrado y desmoralizado por dentro? modernista, según F. Lyotard . Lo más avanzado resulta as, m-
De seguir por este rumbo, la posición por construir revolucio- conmensurable, inefable y, al fin, incognoscible, como planteara
nariamente, tendría que desentenderse de una moda intelectual Kant para Jo sublime y la cosa en sí. Cosa en sí como proceso
característica de la crisis o declararla enemiga sin más. Aquí es ab ierto de conocimiento sublime, como finalidad de valores tota-
donde ha de penetrar una tradición filosófica de demarcación, de lizados y por tanto imprecisables, valores que no son sino que
polémica como recurso de constitución de un saber. Lo hizo Aris- valen como orientación de todo práctica.
tóteles frente a Platón; éste frente a los sofistas y Sócrates; San De aquí los usos que G. Vatimo sugiere para G,a~amer. ~ su
Agustín frente a las sectas; Santo Tomás frente al pesado greco- vez orientado por Heidegger y Nietzche. Postmetafts1ca y as1ste-
rromano; Descartes frente a la Escolástica; Hume frente a los ra- maticidad son, así, entronques en la tradición del ser intuido en la
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ALBERTO HÍ]AR
CRITICAR AL POSMODERNISMO 17
poesía. Más allá del bien y del mal, perecederos en el relativismo,
el ser ante la muerte líquida la metafísica. No hay ya sujeto para como teóricos; pero esto hay que explicarlo y para ello nada me-
ese pensar lo inconmensurable y reducirlo a la medida de la ra- jor, en apariencia, que re mitirse a las fuentes clásicas, donde
zón instrumental. Queda así la dimensión estética como libre juego theoria, ethos logos y kalon formaron unidad, el designar e~a a la
de las facultades, como intuición irreductible al raciocinio. Por par práctica cognoscitiva, moral y total izadora al descubnr que
más que puede postularse el fin del arte como reflexión de sí mis- "Dios está en lo particular", como dicen Flaubert y A. Waeburg
mo o de realidad alguna, no habría ya que plantear alternativas a en el epígrafe puesto por Cario Ginzburg 1º a su ind~ga~ión sobre
la razón sino mas bien su crítica radical y su proceso de sustitu- el paradigma indiciario, ese modo de conocer del mstmto feme-
ción por lecturas integradoras de discursos, escenarios y agentes nino, los cazadores, los marineros, los animales, los ~édico~, los
con una vaga conciencia imposible de precisar sino en los brujos, que de tiempo atrás nos pone más cerca de~ remo ammal,
enrarecimientos del tipo de los descritos por Foucault cuando in- en ese estado estético descubierto por César ValleJO al comparar
gresó al Colegio de Francia en 1970. el buen golpe del tenista con el salvajismo originario del filósofo
ante la verdad.
El nuevo saber sería la raíz de la hermenéutica deseada y, por
2] De aquí la vuelta al pasado que fundó la crítica al nominalismo,
tanto, cargada de estética; la producción de ~n conocimi~nto sin
al asumir al universo como juego de palabras, si acaso de signos
divisiones asume la necesidad retórica y onenta y es orientado
en interacción . Fue entonces, en el medioevo, cuando la escolás-
por una é{ica conscientemente opu~st~ a las instrume~_tac iones
tica fundó una hermenéutica, un dar a conocer las cosas a partir
productivas. El deseo aquí quiere s1gmficar la fundac1on d~ un
de paradigmas dogmáticos, fuera de toda discusión. La razón en-
poder que se reconoce, se construye y desc~nstruye_to_do el tiem-
tonces orientó una retórica y una apologética. G. Vatimo sólo
po, ya sin más angustias ontológicas y ep1stemolo~1cas q~e la
aprecia lo primero como modo convincente de nombrar las co-
constante presencia del relativismo. La megalomama filosofica
sas, pero al ignorar lo apologético descuida el trasfondo dogmá-
llega a su fin con esta analítica interpretativa, como la llaman
tico de una hermenéutica aparentemente abierta y antiparadigmá-
tica propia del posmodernismo. Dreyfus y Rabinow cuando discuten a Foucault y ~u _as~rnbro~a
capacidad de descubrir sentidos ocultos en la cot1d1amdad sm
Ahora la hermenéutica tendría que desprenderse del dogma-
recurrir a sujetos metafísicos ni invitar a danz~ sobre la_ tumba
tismo, aún del de las ciencias significadas más bien por el sentido
de Dios o del logos, como los antipensadores metzschemanos a
común que las despoja de sus rigores y de su dureza hasta volver-
ultranza.
las supersticiones intelectuales. Esto es planteado más allá de la
Esto da sentido profundo al descomprometimien~o pl~t~ado
noción de la ideología dominante porque es transclasista, por lo
por Guattari y al relajamiento de Lyotard, sólo e~ mfa~t,1hsmo
que más vale ignorar dicha noción y llegar hasta la afirmación de
ideológico burgués academicista los asume en su d1mens1on mo-
que ya nada tienen que hacer en ella nociones como enajenación
ral como aligeramiento de los principios dogmáticos, excepto ~os
y reificación, tal como propone Frederic Jam eson. La retórica
que fundan el poder. En rigor, estos términos cargados de moralina
desentendida del poder funda así espacios donde no hay más ver-
a pesar del descomprometimiento ideológico debieran ser asu-
dad que e l resplandor de for~as que otrora fueran ilusoriamente
dispuestas y organizadas. midos como liberación de los paradigmas y de los dogmas para
só lo comprometerse, en todo caso. con la teoría crítica capaz de
La frágil división de l trabaj o intelectual desaparece. ¿Qu é son
abrir las vías c1.:rradas por el v iejo racionalismo.
Foucault, Deleuze o Bata ille? La respuesta no los limita a la filo-
Esta liberación no es, a su vez, reductible a plenitud humana.
sofía, la antropología o la sociología. sino termina por ubicarlos
como creyeron los románticos. Sea en los caminos abiertos por
-~,
18 ALBERTO HíJAR CRITICAR AL POSMODERNISMO
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M. Bajtin 11 para descubrir los lenguajes populares y su capacidad En efecto, la crisis de los paradigmas alienta una ética civil a
para producir transgresiones culturales amplias sin que esto sig- la manera de la urbanización de Habermas. 12 Esto concreta un
nifique necesariamente liberación, o sea en el sentido de la retira- ethos no más restringido a las aulas y los cubículos, a los congre-
da de la política descrita por Lyotard en libro de elocuente nom- sos y las discusiones entre especialistas, sino urbanizado en la
bre: El entusiasmo. Crítica kantiana de la historia .. dinámica social característica del fin de la historia (moderna, ilus-
Liberación y política son términos desconstruidos por la terca trada y racionalista) y de las ideologías (esas que no dejan avan-
realidad posmoderna como vocabulario de la nostalgia, ausencia zar la construcción a partir de la crisis). Desentendidos del proce-
del entusiasmo, escenario de la deslegitimación de los poderes so de sustitución del acontecimiento por la industria de la cultura
eurocentristas. La puesta en crisis del entusiasmo inauguró el cen- en el lugar de lo que fuera la historia como sentido universal, los
tro de investigaciones filosóficas sobre la política y debemos en- posmodernistas exaltan a la sociedad civil como concreción por
tender que de entonces -1980- a ahora la crisis de la democra- sí y en sí del nuevo ethos dinámico y productor de una polis don-
cia capitalista realmente existente y de los socialistas reales exhibe de el poder no sólo depende de profetas sino de problemas de
un paradigma político insostenible al exigir crítica radical, ge- microfisica del poder, esa sutil red de determinaciones analiza-
nealogía diversa, asunción cotidiana compleja y, por tanto, recu- das por Foucault donde, si bien desaparecen los dominios fuer-
peración de la idea kantiana de la cultura como "aptitud de pro- tes, se precisan los aparentemente débiles por ser descubiertos y
ponerse en general", sin más concreción que la tristeza profunda denunciados como vida cotidiana pletórica de contradicciones
de saber que la historia carece de leyes, tal como lo prueba el hermenéuticas devenidas moral espontánea. La civilidad adquie-
relativismo desatado por el fin de la modernidad y de su historia. re ahora un sentido revolucionario al afectar las relaciones de
Pero el problema, decía Kant, es que esto hay que tratarlo como grupos, de géneros, de los miembros de la polis con las institu-
si tuviera leyes y de esto sólo son capaces los poseedores de eru- ciones, con la naturaleza, con los entornos. Para los políticos
dición y profundidad filosófica. Este fondo agnóstico se atenúa modernistas esto exige desarrollar escenarios como anuncio de
con las consideraciones lingüísticas y semióticas que han alige- relaciones sociales nuevas, como Pink Floyd tocando frente al
rado a la filosofia de las pesadas cargas de la metafisica y la epis- muro derrumbado ante miles de alemanes fascinados y conmovi-
temología propositoras de verdad. dos por lo que supuestamente vendría y no llega, la democracia.
Juego de escenarios, pastiche sin rastros de ironía aún presente
3] Esto tiene un efecto político revolucionario. Revolucionario no en e l pop-art de los sesenta; la enajenación, advierte Jameson, ha
en el sentido moderno, orientado por principios dogmáticos de dejado de ser clasista para ser transclasista y universal.
ruptura con el pasado y por tanto incapaces de incluir la comple- Pero lo que no advierte es la presencia de la modernidad v la
jidad. Lo ocurrido con los socialismos europeos y soviéticos no premodernidad en la miseria rural programada por la mundia-
es más que una prueba de esto, especialmente asumida por los lización capitalista. La prostitución explosiva en Buenos Aires
posmodernistas más bien para desconstruir y poner en crisis, lo como modo único de sobrevivencia; los aparadores vacíos de La
cual no está mal siempre y cuando toque la raíz. Aquella tesis de Habana y sus deteriorados muros, donde Ernesto Cardenal ad-
Marx sobre Feuerbach donde subordina y/ o instrumenta la so- vierte la negación de la publicidad como se1lal de humanidad ple-
ciedad civil como correlato de la sociedad política en todo caso na; el transporte colectivo en México, donde la corte de los mila-
tendría que ser invertida; a estas alturas no debiera concebirse la gros se hace real no sólo en los pordioseros que se arrastran. en
sociedad política sin la sociedad civil. Tal es la lección posmo- los nifios, ciegos y ancianos que imploran caridad. en los puestc,s
dernista y el significado del fin del encantamiento clasista. donde se rinde homenaje a lo que los académicos llaman econ0-

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mía informal para atinar sin saberlo al punto clave, la considera- ~a cuestión est~ en construir el poscapitalismo una vez que
ción neoliberal y positivista de lo formal y formado como lo su- esta claro, para qmen lea los periódicos diarios, el fracaso de la
j eto a las leyes e impuestos del mercado capitalista y sus impli- democracia fundada en la más grave desigualdad socia l de la his-
caciones estatistas. De modo que la sociedad civil de la que hablan toria. La brutal concentración del capital, el imperio de las trans-
los posmodernistas es una sociedad civil limitada a los en-tornos nacionales y la reorganización de la producción mundial fundada
y contornos del capitalismo realmente existente del que-p:recen en las desigualdades y los dominios de los más fuertes las crisis
no querer ni poder salir. int~mas de las potencias financiadas por la periferia, ci~rtamente
exigen pensar sin los paradigmas capitalistas y sin los triunfalis-
4] Descomprometimiento, relajamiento, civilidad, escenarios del mos socialistas enfrentados a esta fase que Mandel hace bien en
nuevo poder, no son más que problemas de adlingüisticidad. Nue- llama~ ta~día _porque las fuerzas productivas están trabadas por
vas lecturas sustituyen las profecías, los dogmas, la metafísica y las pnvat1zac1ones aceleradas por la crisis de los Estados-nación.
la ontología venerables pero extintas. Todo resulta juego de inter- Pensar otro Estado, otra nación, otro orden internacional que sus-
secciones donde los viejos dominios ceden el paso a sorprenden- tituya a este imperio del caos, como lo llama Samir Amín, (en su
tes puntos nuevos de intersección descubiertos como microfísicas libro El imperio del caos, 1992), es, más que un paradigma, una
del poder. Atrás, muy atrás, queda la lectura mecánica de la rela- necesidad histórica dadora de sentido a las cosas.
ción entre significado y significante. Ahora chocan entre sí los Ciertamente el posmodernismo abre salidas a la crisis, pero só-
elementos constitutivos del signo y dan lugar al gram del Deleuze lo una propuesta radical puede orientar las soluciones. Hace cien-
de la Gramatología.13 El problema ahora es percibir y dar cuenta to cincuenta años un joven estudioso de las filosofías idealistas
de los nuevos modos de relación de todo con todo y, para evitar de los social ismos moralistas y de la economía fundada en la pro~
reduccionismos y totalizaciones pseudometafísicas, nada mejor piedad privada de los medios de producción, descubrió a un posi-
que las analogías, las metáforas, los recursos artísticos. ble colega que había escrito un esbozo de econom ía política. Pues-
La estetización del saber posmodernista es, así, no sólo la ne- tos en relación, los dos construyeron una teoría que es revolucionaria
cesidad ontológica profunda para no extraviarse entre las ramas porque descubre aún las fronteras teóricas entre las c iencias huma-
de los entes, sino también recurso metodológico, si es que se puede nas como límites al radicalismo. Esto los haría ir más lejos que la
discusión de los idealismos como inconsistentes justificaciones
hablar de orden de exposición en las nuevas retóricas en todo
ideológicas del capitalismo realmente existente. ~sflo2:istizaron
caso pluralizadas para evitar reduccionismos y dogmatismos. Pero,
la historia, como bien describe Engels en e l prólogo a la edición
¿y luego?, ¿hacemos como si no existieran la modernidad incom-
inglesa del segundo tomo de El capital, al hacer un símil entre el
pleta e incumplida y la terrible premodernidad creciente?, ¿igno-
trabajo de Lavoisier frente a la química del ílog isto y la posición
ramos los proyectos revolucionarios y los condenamos, si acaso,
de Marx frente a los sujetos metahistóricos y metafüicos.
como culpables de no entender el relativismo y su complejidad?
Ahora hemos llegado a una complejidad que exige crítica no
Nada más cómodo que responder sí para incorporarse a lasco-
sólo teórica sino práctica. Como nunca antes se descubren los lí-
munidades de teóricos que ya ni siquiera tienen que discutir su
mites discurs ivos de las teorías, pero también la ur!Zencia econó-
lugar en la producción de conocimientos. Un consenso más bien
mico-política de pensar y actuar en consecuenc i¡ . .::011 toda la
académico y más bien reaccionario ante la sustitución del capita-
imaginación desplegada, con todos los recursos del ~ber puestos
lismo realmente existente y ante la crisis generali zada de los Es-
en acción, pero también con toda la decis ión d1: transfomrnr al
tados-nación garantiza la reproducción de un posmodernismo
mundo y no sólo de interpretarlo. Vivir conform1: a bs leyes de la
itkológico con algunos apuntes teóricos hasta aquí resumidos.
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ALBERTO HíJAR CRITICAR AL POSMODERNJSMO 23
belleza es, más que meta histórica destacada por Marx en su obra mento de Estado en 1989, contribuye, sin embargo, a dar a entender
sesquicentenaria, una necesidad ciertamente un iversal. Cuando el mundo como acumulación capitalista irremediable pero mejora-
Appel se pregunta si es posible aún una ética mundial, aquí de- ble por el diálogo y la negociación. En la revista de nombre antipos-
biera encontrar la respuesta si pudiera superar su eurocentrismo moderno El interés nacional y para el Washington p ost, Fukuyama
capitalista irredento. 14 escribe desde la capital yanqui el lo. de agosto de 1989: "después de
Volver los ojos a la plaza pública, como recomendaba Bajtin a haber dado la vuelta completa a un círculo (el siglo retoma) adonde
los románticos fundadores del folclor como racismo a lo Herder y empezó: no a un fin de las ideologías o a una convergencia entre ca-
pitalismo y socialismo, sino a la victoria total del liberalismo económi-
como los fundamentalismos guerreristas actuales, es también prin-
co y político" . Ésta es su visión circular, triunfalista y fundamentalista
cipio de la nueva epistemología que ahora sabe de la insensatez
de la historia.
de adaptar a Wittgenstein con su "de lo que no se puede hablar 2 Gianni Vatimo llama antología hermenéutica a "una orientación fi-
más vale callarse", como conformismo moral, paradigmático para losófica profundamente articulada y diferenciada". En El fin de la
los teóricos del descomprometimiento moral y sólo moral, cons- modernidad, nihilismo y hermenéutica en la cultura posmoderna
tru~t?res de una nueva retórica aparentemente crítica y en rigor (Gedisa Ediciones, núm. 14, Barcelona, febrero de 1986), considera
leg1t1madora del nuevo orden profundamente político y clasista. a Hans Gadamer ( Verdad y método) "el que más y de manera más
Queda entonces una visión desconstructora del posmodemismo determinante" se ha ocupado de la relación entre verdad y retórica.
con sus contradicciones, que han de tener solución para no que- La puesta en crisis del lenguaje y la realidad toca el fondo de la ilu-
darse en la dialéctica negativa descubierta por Hegel. Para que el sión racionalista y sus lógicas analíticas, para abrir "la chance de un
nuevo, débilmente nuevo, comienzo. Se tratará de descubrir y prepa-
aujheben exista, esa inclusión de la negatividad en la solución
rar la manifestación de las chances ultrametafisicas o posmetafisicas
positiva, se necesita nada más pero nada menos que integrar la
de la tecnología mundial". La " ontología débil" se hace hermenéuti-
rica crítica posmodernista con el fundamento de la economía po- ca como "mundo de la mediación total de nuestra experiencia". Pero,
lítica ahora atenta a la cotidianidad, a las necesidades de estetizar ¿y la totalización?, ¿y la dimensión estética que describiera Marcuse
el productivismo y las opresiones financieras, sin alardes liberta- como plenitud humana y ya no como sublimación represiva? Frederic
rios, sin proclamas tri unfalistas, sino con la organización capaz Jameson (El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo
de producir colectivos de acción democrática del saber y sus con- avanzado, Editorial Paidós, Barcelona, 1991) trata el punto como "la
secuencias, de modo de ahora sí iniciar la liquidación de la divi- desconstrucción de la expresión", como "ocaso de los efectos", "eu-
sión del trabajo capitalista, de las imposiciones del Estado-nación foria y autoaniquilación", "como pastiche [que] eclipsó la parodia".
agresivo contra los débiles y contra todos, al fin de cuentas vícti- De los zapatos viejos de Van Gogh a El grito de Munch a los edifi-
cios como anuncios vivos, hay una ·'abolición de la distancia críti-
mas fiscales y de la disminución de servicios civiles a cambio de
ca". El impredecible (para él) "nuevo arte político", tendrá que asu-
aumentar las exigencias que hacen de los derechos humanos am-
mir este posmodernismo para ··recu perar nuestra capacid ad de
bición imposible de realizar. Ahora sí va en serio aquello de trans- concebir nuestra situación como sujetos individuales y colectivos y
formar el mundo y no sólo interpreta rlo. nuestras posibilidades de acción y de lucha hoy neutralizada por nues-
tra doble confusión espacial y social".
1
NOTAS PARA ENTENDER Vattimo plantea la relación de necesidad entre antropología y her-
menéutica a partir de las obras de Heidegger de 1930. El "estar dis-
' El muy difundido ensayo E/fin de la historia alega la imposibilidad puesto" garantiza la superación de la antropología metafís ica y su
de vanguardias políticas a la par que la mundiali zación capitalista esencialismo.
como fatalidad . Sin pretensiones filosóficas sino en las citas cultera- ' Jakobson clasifica formalmente los realismos como asociados a la
nas, el pragmatismo de Fukuyama, subdirector político del Departa- casuística que ha caracterizado a la histori a del arte. Así, realismo es
24 ALBERTO HíJAR CRITICAR AL POSMODERNISMO 25
una escuela de los siglos xvm y x1x (en Europa), pero es también la vaya más allá de adhesiones a un discurso filosófico o religioso". De
proclama de algunos artistas y también cierto apego a los detalles. ahí la desconstrucción del tiempo para profetizar correctamente la
Total, no es nada preciso y puede ser cualquier modo de representa- muerte propia en un París con un sentido en apariencia trivial y ro-
ción, como el de Picasso para representar una silla de mimbre sinteti- mántico: con aguacero. Otro sentido a todo será del hombre nuevo.
zada en la impresión del sello de la trama del asiento, o como Flaubert, Esto es muy distinto al relajamiento descrito por Jean Francois Lyotard
que prefiere describir el contenido del bolso de Madame Bovary cuan- (La posmodernidad (explicada a los niños), Gedisa Ediciones, Bar-
do se suicida, en lugar de profundizar en su estado de ánimo. (T. celona, 1986), aunque procure la desconexión con el eclecticismo
Adorno, R. Barthes, E. Fisher, R. Jakobson, G. Lukács, El realismo transvanguardista.
artístico en realismo, ¿mito, doctrina o tendencia histórica,? , Co- 7
Dice Theodor Adorno, fundador del Instituto por cuyo alcance críti-
lección Números, Editorial Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires, co terminó por convertirse en Escuela de Frankfurt:
1969). hay un argumento del materialismo dialéctico que no carece, a primera
5
El antiarmónico y antimelódico músico norteamericano, desde sus vista, de fuerza; el de que el punto de vista de lo radicalmente moderno es
piezas de 1942 y 1946, que privilegian la percusión incluso de las el del solipsismo, el de una mónada que se cierra neciamente a la
cuerdas y teclas de los pianos arreglados con tornillos para fijar la intersubjetividad. La división del trabajo, cuando se llega a cosificar, se
vibración, hasta sus experiencias con el bailarín Merce Cunnigham, toma en frenesí y esto es un desprecio a la humanidad que habría que
realizar. Pero el mismo solipsismo es ilusorio, como la crítica materialis-
propone la simultaneidad entre acciones diversas, principio del ta y mucho antes que ella la gran filosofia (sic) han demostrado. El
happening y el performance, para dar lugar a un acto como la vida solipsismo es la ofuscación por la inmediatez del para sí que, con actitud
misma. Belleza y fealdad, agradable y desagradable, son nociones ideológica, no quiere dejar la palabra a las propias mediaciones.
canceladas en beneficio de sólo suprimir lo letal, como quien guisa De aquí la crítica al racionalismo por parte de Jürgen Habermas, pos-
hongos y les agrega toda suerte de condimentos. Gilles Deleuze y trer filósofo de la Escuela de Frankfurt, para conducir la desacrali-
Félix Guattari (Rizoma, la red de Jonás, Premia Ediciones, México, zación de toda noción de modernidad (incumplida) como progreso.
1986), funden en el supuesto y falso parasitismo de hongos y ri zomas, A su modo, contra la discursividad racionalista, los manifiestos dadá
la apertura de un conocimiento despojado de utilitarismos e ins- de Tristán Tzara entre 1918 y 1920, plantean:
trumentaciones para el que todo y cada elemento tenga sentido "con- si yo grito ideal, ideal, ideal, conocimiento, conocimiento. conocimien-
tra los sistemas centrados (incluso policentrados) de comunicación to, bumbum, bumbum, bumbum, yo registro con gran exactitud el pro-
jerárquica y vínculos preestablecidos, el rizoma es un sistema acen- greso, la ley, la moral y todas las demás bellas cualidades de las cuales
trado, no jerárquico y no significante, sin General, sin materia orga- tantas personas inteligentes han discutido en tantos libros para llegar a
nizadora o autómata central, definido únicamente por una circula- confesar, al final, que cada uno no ha hecho otra cosa que bailar al com-
ción de estados". Lástima que nada de esto lo apliquen a la crítica al pás de su propio bumbum personal y que tiene perfectamente razón des-
eurocentrismo. de el punto de vista de ese bumbum [... J Si todos tienen la razón y si todas
6 las píldoras son píldoras pink. probemos a no tener razón.
César Vallejo llegó a la necesidad de inventar un lenguaje y sus sen- 8
A la par de las mesas de diálogo y concertación que condujeron al
tidos como poesía radical. Tal es su libro Tri/ce y sus poemas y obse-
desarme de la revolución popular salvadoreña y a una presión y cer-
siones: todo es lo mismo, hay que romperlo con otro tiempo (futuro)
co contra las revoluciones en Colombia, Guatemala y México, el
y otro espacio. Miguel Angel Esquive! (La imagen del tiempo en la
gobierno de Carlos Salinas de Gortari, sospechoso de ilegítimo por
poesía de César Vallejo, Tesis profesional de Estudios Latinoameri-
la "caída del sistema de cómputo electoral'' - según justificación del
canos, Facultad de Filosofía, UNAM, junio de 1993, inédita) acentúa Secretario de Gobernación en 1988, Manuel Bartlet- la figura de
la impo1tancia de la consigna lanzada por Vallejo en 1926: "hacedo- Octavio Paz fue el centro de encuentros como El siglo .\X, experil!n-
res de imágenes, devolved las palabras a los hombres", y precisa: " la cia de la libertad , con asistencia de escritores europeos, mexicanos,
transgresión y transíOirnación de la sincronía estética de su tiempo
norteamericanos y sudamericanos: treinta extranjeros y diecisiete
contiene en su sentido y significación la propuesta de un hombre mexicanos. ¿Patrocinadores'.': Televisa, Benson & Hedges, IBM, Pe-
nuevo, de un hombre como posibilidad (en tanto que necesario) que
26 ALBERTO HíJAR C RlTICAR AL POSMODERNISMO 27
dro Domecq, ¡Petróleos Mexicanos¡ y la revista Vuelta. Del 22 el 31 ción a la Crítica de la razón dialéctica: si a un marxista se le pregun-
de agosto de 1990 se proclamó escandalosa y sorpresivamente la ta quién fue Balzac, dirá que fue un pequeño burgués que escribía y
"dictadura perfecta" del PRI, Partido Revolucionario Institucional, en lo mismo dirá de cualquier otro escritor contemporáneo. Totalidad
el poder desde hace sesenta y cinco años, lo cual le costó a su des- des-totalizada, la historia sólo puede construirse y desconstruirse si
criptor Mario Vargas su salida del país. Por su parte, el chileno Enri- lo macro se concreta con lo micro y al revés. Pero sin olvidar la
que Lihn, de plano dijo: "no somos nada: remedos, simulacros o fan- dialéctica de los dominios, para no caer en lo que el propio Sartre
tasmas; repetidores de lo que entendemos mal, esto es, a medias; llamara "mariposeo de las ideas".
organilleros sordos; los fósiles animados de una prehistoria que no °
1 Cario Ginzburg (" Señales, raíces de un paradigma indiciario", en
hemos vivido aquí ni por consiguiente en parte alguna" y así sucesi- Crisis de la razón, nuevos modelos en la relación entre saber y acti-
vamente dos puntos y seguido. Pese a este elegante solipsismo cíni- vidades humanas. Selección de Aldo Gargari, Siglo xx1 editores,
co y al reino del negativismo dialéctico, apenas atenuado por la pre- México, 1983).
sencia del marx ista Adolfo Sánchez Vázquez, la figura del Premio 11
Importa menos el realismo grotesco descubierto en Gargantúa y
Nobel de Literatura, Octavio Paz, garantiza en estos costosísimos Pantagruel, de Rabelais, que la re ivindicación del sentido carna-
actos las derivaciones hacia una proclama libertaria, democrática y valesco como réplica popular al poder racionalista. Esto hace decir a
librecambista muy Fukuyama, no por ilusoria poco efectiva como Wayne C. Booth ("Libertad de interpretación: Bajtin y el desafío de
práctica de aquello que Siqueiros llamara desde 1934, turismo men- la crítica femin ista", en Gary Saul Marson (compilador), Bajtin, en-
tal. Una buena crónica de este encuentro se puede consultar en Nue- sayos y diálogos sobre su obra, UNAM, Difusión Cultural Literatura,
vo texto crítico, afio m, número 6, Department of Spanish and Por- 1993): "para Bajtin la risa, obscena y escatológica, es una gran fuer-
tuguese-Stanford University, California, segundo semestre de 1990. za progresista, la expresión de una ideología que se opone a los len-
A la par, el cumplimiento estricto del Plan Brady, secretario del Te- guajes oficiales y autoritarios dominantes". Ver sobre todo a Mijail
soro del gobierno de Reagan, significa desde entonces para los tra- Bajtin, La cultura popular en la Edad Media y Renacimiento [tra-
bajadores mexicanos, un tope salarial fij ado por la Secretaría de ducción de Julio Forcat y César Conroy], Barral, Barcelona, 1974.
Programación y Presupuesto -de donde salió Salinas- hoy inte- 12 Dice Vattimo, op. cit.: "generalmente se admite que Heidegger sien-
grada a la Secretaría de Hacienda, que ninguna huelga puede supe- ta las bases de la antología hermenéutica por cuanto afirma la co-
rar, lo cual significa a un Estado de hecho que fomenta la libre con- nex ión -cas i la identificación- de ser y lenguaje". El dasein, estar
tratación favorable a las maquiladoras -sin prestaciones ni derechos en el mundo, es fundamento hermenéutico y en este sentido la urba-
de antigüedad- y que liquida al sindicalismo. El reformismo parti- nidad apuntada en Ser y tiempo, y concretada en El arte y el espacio,
dario asume esto como irremediable condición postindustrial y de 1969, resulta condición humana esencial. El carácter "mundanal
posmoderna. del mundo", el ser co mo "transmisión de las aperturas históricas",
9
Michel Foucault (Microfisica del poder, Editorial La Piqueta. Espa- que plantea Vatti mo en el sentido más abstracto característico de
ña, mayo de t 979) dice en el principio: " la genealogía es g ris; es Heidegger, es remitido por Habermas a una especie de consenso de
meticulosa y pacientemente documentalista. Trabaja sobre sendas human idad identificable con la sociedad civil y a una vaga noción de
embrolladas, garabateadas, muchas veces reescritas". A partir de su democracia (parlamentaría burguesa, por supuesto) en el muy di fu n-
lección inaugural en el Colegio de Francia de l 2 de diciembre de dido texto de La modernidad. un proyecto incompleto, tan incom-
1970, puede colegirse que El orden del discurso (Tusquets Edicio- pleto como la historia ab ierta (Charla en septiembre de 1980 al reci-
nes, Barcelona, 1973), privilegia de tal modo las sig nificaciones de bir en Frankfurt el premio Theodo r Adorno; conferencia en la
las palabras y las cosas, que no hay más realidad que la discursiva. Universidad de Nueva York. en marzo de 198 1, en Modernidad ,·s.
Pero su Historia de la sexualidad, abierta para quien quier:i seguirle. posmodernidad , New Gennan Criti c. invierno de 198 1).
13
sus genealogías de la cárcel, el manicomio y el derecho rnmo nece- Jacques Derrida precis:i el repudio a la re lac ión mecánica entre sig-
sidades capitalistas, han abierto a la par la superación de aquel tota- nificante y significado con b proposición del gram como princi pit)
litar ismo descrito por Sartre en "Cuestiones de m~todo". introduc-
28 ALBERTO H íJAR
articulador de realidades discursivas. El título de la colección de en-
sayos es elocuente: Disem inación.
14
No es que Karl O. Appel no lo intente, sino que lo hace como si sólo
existiera el saber eurocéntrico. Ver Transformation der philosophie, DESCALABROS POLÍTICOS,
Frankfurt, Sulrkamp, 1973, y la selección, de G. Garchin, Comunitá
e comunicaz ione, Rosenberg y Seller, Turín, 1977. ¿Cómo plantear-
INCONSISTENCIAS TEÓRICAS
se el fin de la humanidad totalizada, el triunfo del relativismo cultu-
ral, sin dejar de plantear al hombre y a una ética universal?; en 1989, José Luis Medrana ..
en una breve conferencia, planteó esto en la Facultad de Filosofía de
la Universidad Nacional Autónoma de Méx ico.
Este trabajo se realizó para aportar algunos elementos y tratar un
problema que, como Taller de Arte e Ideología (TAI), tuvimos al
articularnos con otras organizaciones fraternas. Con ellas, fui-
mos capaces de impulsar tareas, realizar movilizaciones e inter-
cambiar experiencias respecto a la forma concreta en que cada
organización enfrenta al enemigo común: la burguesía.
En el texto se ubica la articulación en la perspectiva de la prác-
tica teórica para que las relaciones entre organizaciones, las
movilizaciones y la toma de decisiones no queden en la descrip-
ción y no sean vistas desde el triunfalismo o el derrotismo, polos
de un mismo fenómeno : la religiosidad política .
Definimos la práctica teórica como la necesidad de partir de la
realidad, objetivarla a través de la inferencia (inducción y deduc-
ción) y de todos los elementos teóricos con los que contamos
para extraer de este proceso las leyes que han de guiar las accio-
nes. La investigación de la real idad objetiva debe contar con to-
dos los elementos posibles, analizar las diversas formas de desa-
rrollo y descubrir la ligazón interna de éstas. Sólo una vez cumplida
esta tarea, se puede exponer adecuadamente el movimiento real . 1
De todo lo complejo de la articulación que tuvimos con estos
compañeros sólo tomaremos un punto: la visión meramente prác-
tica de los vínculos entre las organizaciones, las movilizaciones
y la toma de decisiones, pues tras este activismo se ha tejido una
red de distorsiones con las que se ha construido una transforma-

' Es Licenciado en Filosofía por la ENEP Acatlán de la UNAM , profesor


del Colegio de Bachilleres y miembro del Taller de Arte e Ideolog ía.

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