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Abstract: The present work debates the history of mentalities from theoretical positions
like the one of Jacques Le Goff and other authors who have tried to delimit the task of
this historiographic current –Philippe Ariès, Michel Vovelle y Robert Darnton-. It is
through them that we try to make an approximation towards the definition of what is the
history of mentalities. Is taken as a text of debate The birth of Purgatory, to explain the
levels of study, of a work on mentalities
DEFINIENDO LO AMBIGUO
1 Jacques Le Goff, y Pierre Nora. Hacer la historia (Barcelona: Laia, 1978), 81.
el enfoque, es decir, que no se encontraba del todo definida, cada investigador tenía
su forma de entender y usar el concepto, a pesar de eso, la perspectiva fue ganándose
un lugar en la historiografía. No obstante, se podría considerar que la historia de las
mentalidades fue una creación prematura, cuyas bases metodológicas y teóricas
abrían de irse construyendo al mismo tiempo en que se ponía en práctica. Podría
considerarse un prototipo historiográfico surgido de la necesidad por ampliar la visión
del historiador, de aquel que se preocupó por la forma en cómo una sociedad
interpretaba su mundo y por cómo esto impactaba directamente en los
acontecimientos políticos y económicos que se habían estudiado hasta entonces. En
ese sentido, se ha considerado a la historia de las mentalidades más como un tema
de estudio que como una disciplina historiográfica.
Para definir un enfoque como este habrá que acercarse en un primer momento
hacia los argumentos teóricos bajo los cuales los historiadores han tratado de definirse.
Después, habrá que ver una serie de ejemplos, de ver en la práctica lo que se entiende
por un estudio de la mentalidad. Si bien, puede considerarse una historia ambigua, es
en la preocupación por lo mental, por lo imaginario-colectivo, por las creencias y
actitudes de una sociedad, en que se encuentra un punto nodal indispensable para
entender y definir el quehacer de los historiadores de las mentalidades. Como en un
momento lo dijo Peter Burke para la historia cultural “… quizá convenga adaptar la
definición de los existencialistas y decir que la historia cultural no tiene esencia. Sólo
puede definirse en términos de su propia historia.”2 Aunque se refiere a la historia
cultural, la aseveración aplica también para las mentalidades, es decir, que sólo a
través de la forma en cómo se construye la historia misma de lo mental, es como se
define. Además, es en el propio trabajo de los historiadores en que el enfoque
adquiere esencia, toma características propias y se diferencia de otras posturas.
La crítica a la historia de las mentalidades en ese sentido suele ser que hace
uso de herramientas y metodologías que no son propias de la historia, pero eso es un
debate ya superado, pues la investigación de lo social ha demostrado que sólo a través
de diferentes técnicas se es posible entender a una sociedad. Además hay que tomar
en cuenta que todo lo que las disciplinas sociales han elaborado para el estudio de las
sociedes, no es sino una serie de herramientas para comprenderse a sí mismos, para
entenderse en su tiempo. De aquí lo interesante de los historiadores de la mentalidad,
pues han sabido apropiarse de metodologías para comprender más a profundidad su
objeto de estudio. Pero no todo es apropiación como si de un molde se tratará, es
preciso señalar que el historiador ha sabido tomar la materia y forjar aproximaciones
metodológicas de acuerdo a sus necesidades.
La mentalidad como estructura. Como algo que se mantiene a través del tiempo,
eso que cambia lentamente, que persiste, ese es el tiempo de estudio de lo mental.
Aquí debe aclararse el término, pues el hecho de que se hable de estructura no debe
entenderse como algo que permanece inmóvil, estático y que como una placa se
mantiene en su posición por siempre, de ser así el carácter de lo histórico no tendría
lugar. Por lo tanto hay que entender a la mentalidad como lo que cambia lentamente,
que tiene coyunturas, pero que se sigue manteniendo a lo largo de un continuo.
“Historia de las mentalidades, historia de la lentitud en la historia”3 diría Le Goff.
Hay en este tiempo algo que define el estudio de las mentalidades. La larga
duración es una construcción temporal histórica en donde se analiza también lo
cotidiano. Imaginemos por un momento, situemos a la colectividad y por consiguiente
a los individuos frente a un espejo, lo que le interesa al historiador es adentrarse al
conocimiento del reflejo de ese colectivo, ¿cómo se está reflejando esa sociedad?
¿Cómo se aprecia? Es una percepción de lo cotidiano, de lo individual, e interesa
también el espejo, es decir, cuál es el medio por el cual está mostrando su figura. Los
ritos, las ceremonias, esas fuentes son el espejo que permiten al historiador
comprender la forma en como una sociedad se refleja.
Hasta aquí sólo ha sido una reflexión de cómo suele trabajar el historiador de
las mentalidades y cuáles son las preocupaciones de las cuales surgen sus objetos de
estudio. Sin embargo, lo ambiguo continúa, no se ha definido la parte importante, la
mentalidad. Este punto es el que más se ha criticado en los debates historiográficos
que se han tenido, y es que el concepto no se ha podido definir precisamente. Michel
Vovelle incluso llega a hacer una distinción entre ideología y mentalidad, y en su
análisis explica que la definición que más le gusta sobre historia de las mentalidades
es la de Robert Mandrou quien la definió como “una historia de las visiones del
mundo”4, aunque luego el mismo Vovelle menciona que es una definición imprecisa.
Lo que habría que rescatar de este autor en su texto ideologías y mentalidades es que
menciona cómo hay incluso una pre-historia de las mentalidades, es decir, una historia
que se preocupó también por lo mental de una sociedad antes de que existiera la
perspectiva historiográfica como tal.
Lo cual nos lleva a pensar en la historia de las mentalidades como una disciplina
que se ha construido a partir de una necesidad historiográfica, indispensable para
rellenar las lagunas que otras investigaciones habían estado dejando, y que se ha ido
conformando a la par de que se escribe. Si bien, el estudio de las mentalidades puede
entenderse de diversas formas, como el análisis de las visiones del mundo, de las
percepciones, de las actitudes, etc., habría que decir que todo esto en conjunto es la
mentalidad. Como se explicó en un primer momento, la historia de las mentalidades
5 Robert Darnton, El beso de Lamourette. Reflexiones sobre historia cultural (Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica, 2010), 283.
6 Philippe Aries, Historia de la muerte en occidente. Desde la Edad Media hasta nuestros días
Por otro lado El nacimiento del Purgatorio7 de Jacques Le Goff plantea una
historia de las mentalidades enfocada a una cuestión abstracta, a la forma en cómo se
creó en el más allá un tercer lugar, el Purgatorio, que no se encontraba en las
escrituras, pero que sin embargo la concepción cristiana en sus continuos debates
respecto la forma en cómo debía vivir el hombre y cómo debía ser enjuiciado al
CONSIDERACIONES FINALES
BIBLIOGRAFÍA:
Le Goff, Jacques, y Pierre Nora. Hacer la historia. 3 vols. Barcelona: Laia, 1978.