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Allí donde haya un buen rapport existen también los tres pilares en los que se
asienta: la coordinación (o mirroring), la reciprocidad y la búsqueda de lugares
comunes.
1. Coordinación
3. Lugares comunes
Esta es una de las pautas a seguir que exigen de una buena preparación de
expresión verbal. Consiste en utilizar un lenguaje accesible y claro, sin
espacios que puedan dar pie a dobles sentidos ni frases inacabadas. De este
modo la otra persona no tendrá que esforzarse por desentrañar el significado de
lo que se dice, algo que ya de por sí podría generar rechazo.
4. Poner a prueba la calidad del rapport
Para resumir
En la consulta, el rapport es la relación terapéutica que se mueve en el
equilibrio entre la diferencia de los roles paciente - profesional y la meta
común de colaborar para solucionar un problema. Por lo tanto, el rapport no
es exactamente una capacidad del terapeuta ni una herramienta que se
implementa de manera unilateral, sino algo que se genéra en la dinámica de
interacciones con el paciente.
Es algo que debe ser alimentado por ambas partes, pero para lo cual el psicólogo
está especialmente preparado. Gracias a una mezcla de empatía y coherencia en
lo que se expresa, un terapeuta puede disponer un marco de relación en el que el
rapport surja de manera prácticamente espontánea.
Dependiendo de los roles que tengan que adoptar las personas y de las metas a
conseguir, la buena sintonía entre los agentes puede dar pie a varios tipos de
rapport que se adapten a cada situación, aunque sus fundamentos siempre son
los mismos.
Referencias bibliográficas:
Dolcos, S., Sung, K., Argo, J. J., Flor-Henry, S., Dolcos, F. (2012). The power of
a handshake: neural correlates of evaluative judgments in observed social
interactions. Journal of Cognitive Neuroscience, 24(12) , pp. 2292 - 2305