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Institución Educativa 2013 - Mariela Fernanda Cáceres

Diferentes momentos del concepto de institución, pueden descomponerse dialécticamente


en éstos tres:

Momento de la universalidad: momento positivo del concepto, el concepto es plenamente verdadero


de modo abstracto; un individuo puede ser asalariado y soltero sin hacerse pasible de sanción oficial.
“La educación es un hecho social positivo universal en lo abstracto”
Momento de la particularidad; el concepto se encarna a condiciones determinadas, particulares.
Todo universal conlleva en sí mismo su contrario.
”La educación no llega a todos por igual”
Momento de la singularidad del concepto: Pero las normas universales no encarnan directamente en
los individuos: pasan por la mediación de normas sociales particulares:
Las finalidades y el funcionamiento de una cárcel no son idénticos a las finalidades y el
funcionamiento de una planta industrial o a una escuela pero ocurre que los presos son a veces
trabajadores y que simultáneamente se los reeduca. El entrecruzamiento de instancias se da dentro
tanto como fuera de la cárcel. La escuela no es una fábrica ni un cuartel, pero la organización de las
tareas, su control, su sanción, la ideología del esfuerzo, la interiorización de las normas fijadas por los
adultos, todo ello crea una homología entre el trabajo explotado y el universo del trabajo escolar.
En cuanto a la fábrica, ella no escapa a la transversalidad de instancias, y es una dura escuela para los
individuos a quienes la sociedad priva de escuela tan pronto abandonan la infancia. La fábrica es una
cárcel, donde no se obliga entrar pero donde ciertos individuos se ven obligados a permanecer por la
lógica del orden social, de la herencia cultural y de la selección escolar.
Toda forma social posee una función específica, una finalidad oficial, así como una división del
trabajo funcional, en donde cada individuo ocupa un sitio a modo de órgano parte de un organismo.
Instituido-instituyente: En las teorías de Durkheim, se descarta la dimensión instituyente, el hecho de
que la institución, si bien se presenta como un dato exterior al hombre, necesita de su poder
instituyente. Si bien el hombre sufre a las instituciones, por otra parte las funda y las mantiene gracias
a un consenso que no es únicamente pasividad frente a lo instituido, sino también actividad
instituyente y puede servir para volver a cuestionar a las instituciones.
Opuestamente a estos sistemas objetivos, que solo estudian la institución como regla de
funcionamiento social exterior al hombre, algunos autores han elaborado una concepción de las
instituciones a partir de la psicología.
Desde sus orígenes, la corriente institucionalista, ha hecho hincapié en las relaciones antagónicas entre
lo instituyente y lo instituido, en los procesos activos de la institucionalización. La alienación social
significa la autonomización institucional. La dominación de los instituidos, basada en el olvido de
su origen, la naturalización de las instituciones. Producidas por la historia terminan por parecer
como fijas y eternas, como un dato, como una condición necesaria y transhistórica de la vida de
las sociedades.
Ese olvido, ese no-dicho que fundamente los discursos analíticos sobre el silencio en lugar de lo
que los instituye, eso es lo que el análisis institucional hace aparecer cuando interroga al acto de
instituir que define a la institución. Los procesos históricos de crisis, cambios y revoluciones
constituyen el laboratorio de la sociedad instituyente
Castoriadis desarrolló su teoría de la sociedad instituyente, de lo imaginario social, del conflicto entre
la sociedad instituida y la sociedad instituyente.
La idea central es que una sociedad “instituye” un conjunto organizado de relaciones sociales mediante
un hacer instituyente que se apoya en una situación dada, en “creaciones del pasado todavía vivas”, en
el hecho de que existe ya una sociedad instituida cuando el nuevo hacer instituyente la transforma.
Lo que se instituye es, a través de ese reacondicionamiento y también de la producción de instituciones
nuevas. Una nueva definición de la realidad, lo instituyente originario.

La educación como institución sujeta al ser humano a la cultura.

La institución no se define más como un lugar, sino como una relación entre lo instituyente y lo
instituido que da lugar a un espacio inacabado y en permanente gestación-. La institución es
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captada como un espacio contradictorio, atravesada por fuerzas que escapan a los límites
que le fijan la física del establecimiento. Así, no podemos investigar el quehacer institucional si no es
en relación con otras instituciones

El lugar del currículum en el contrato entre la escuela y la sociedad.

Cuando se estableció el contrato fundacional entre la escuela y la sociedad no fueron explicitadas


todas las cláusulas. Sin embargo, lo explícito permitió que, sobre la institución escuela, se depositaran
expectativa y se articularan tres lógicas diferentes: la lógica cívica referida al interés general e
igualdad de oportunidades; la lógica económica concerniente a la producción de bienes y el trabajo; y
la lógica doméstica de las familias y los individuos. La escuela debe integrar elementos de lo que
denominaremos la lógica de las ciencias, es decir de las fuentes del conocimiento erudito.
Pero aquello que si fue explicitado permitió que se articularan tres lógicas, que fueron: la lógica cívica
la cual se refería al interés general y a la igualdad de oportunidades, la lógica económica concerniente
a la producción de bienes y el trabajo y la lógica doméstica de las familias y los individuos.
Pero al retomar las tres lógicas que dieron el norte al contrato fundacional entre la escuela y la
sociedad, en cuanto al papel que debía cumplir la escuela frente a la sociedad, hay una lógica que no
se tocó en ese entonces y es la lógica de las ciencias, es decir el de las fuentes del conocimiento
erudito; el cual se fue dando a medida que las ciencias avanzaban en la ilustración.
La lógica de las ciencias es una de las partes de la redefinición del contrato que la escuela no puede
romper ni desoír; la escuela puede romper esté contrato fundacional al no transmitir los conocimientos
que el desarrollo científico y tecnológico indican como adecuado, este conocimiento es el que los
individuos deben tener presente al tratar de democratizar el conocimiento elaborado.

 Algunos componentes de las instituciones.

Cultura institucional:

Cada institución tiene un estilo de desempeño, una forma particular de manifestarse. Esta Imagen-
Representación ( Frigerio-Poggi, 1992) es una construcción cultural que se va construyendo con el
tiempo, a lo largo de la historia de la institución.
La cultura define los límites entre el adentro y el afuera, determina lo prohibido y lo admitido, es decir
define la norma que se asienta como legítima y determina formas de actuar, estilos, valoraciones,
formas de comunicación, edifica la estructura organizacional, modos de regulación de los conflictos,
sistemas de mando y obediencia, todo apuntalado en un sistema jurídico normativo que oficia de
mandato legítimamente instalado como regulador de la “forma institucional”.
En síntesis, estos elementos constituyen la cultura institucional, que se presenta como un sistema de
valores, ideales, normas legitimados como Orden Simbólico instituido válido, único. “Deber ser” a
partir del cual se atribuye sentido pre estableciendo, lo que debe hacerse, cómo debe hacerse, quién
debe hacerlo, a quién obedecer, mediante cierta manera de pensar y sentir que orientan la conducta de
los individuos dando certeza y garantizando los fines y metas institucionales.
Consolidada con el tiempo, la cultura constituye una matriz que va premoldeando las actividades de
una institución, se integran teorías y prácticas, proyectos, deseos, utopías, etc, que otorga una
modalidad característica que se percibe a través de un “clima” determinado, resultante, entre otras
cosas, del grado de involucramiento de los miembros institucionales con esta “matriz cultural”.
En torno a la “ Cultura” se va tejiendo una “novela institucional” representación dramática de la
historia institucional, propio del imaginario institucional en donde se conjugan la cultura institucional,
las características de los individuos, el mandato fundacional, el proyecto y las condiciones socio-
históricas de la institución. Este mundo en donde se entremezclan datos y sucesos reales con imágenes
y representaciones, generalmente inconscientes producidas por cada sujeto, matizan el vínculo con la
institución, la tarea y forman parte también de la cultura en su proceso de construcción derivado de la
dinámica instituido-instituyente-institucionalización.

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