Sunteți pe pagina 1din 18

Estudios sociales de ciencia y tecnología: merodeando en el campo

Ramfis Ayús Reyes(1)

Este trabajo ha sido presentado en el marco del Curso Experimental sobre el enfoque CTS en la
Enseñanza de las Ciencias organizado por la OEI con la coordinación académcia de la Universidad
de Oviedo y corresponde al trabajo sobre el Módulo 0 Ciencia, Tecnología y Sociedad

1. Introducción

Para desarrollar este ejercicio de evaluación elijo los apartados 1 (“¿Qué es la ciencia?”) y 4 (“¿Qué
es ciencia, tecnología y sociedad?”). Las razones oscilan entre el interés personal y la fase en que
se encuentra mi proyecto académico que consiste en articular un programa de investigación y
docencia sobre estudios sociales de ciencia y tecnología bajo el enfoque «ciencia, tecnología,
sociedad» (CTS) en el sureste de México, específicamente en la universidad estatal de Tabasco y
en El Colegio de la Frontera Sur, centro de investigación y educación de postgrado que se
caracteriza por una constitución y práctica autodenominada interdisciplinaria y con explícitos
propósitos de vinculación social, inscrito en una región del país con graves problemas de
marginación y de rezagos educacionales y científico-técnicos.

El propósito general del escrito es ofrecer un panorama, incluyendo algunas reflexiones, sobre la
conformación del campo de los estudios sociales de ciencia y tecnología. Propongo conducir esta
revisión a partir de intentar comprender los entrecruzamientos epistémicos que han dado lugar a
este campo de conocimientos a partir del fenómeno de la transversalidad de los saberes, o lo que
ha dado en llamarse transdisciplinaridad.

En una primera parte, reviso conceptos y nociones fundamentales de ciencia que se expusieron en
el primer capítulo del texto base de este ejercicio. En una segunda parte, me propongo aclarar el
carácter de la transdisciplinaridad como proceso que arroja luz sobre lo que acontece cuando se
innova en las ciencias sociales y humanas. A continuación, expongo cómo se ha constituido
epistemológicamente el campo de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología. En ambos
tópicos, y en aras de la síntesis, la información se organiza a partir de una serie de cuadros
sinópticos y grafos, los cuales persiguen, además, una intención didáctica. Recurrí a otras fuentes
bibliohemerográficas como parte de la reconstrucción del itinerario de los estudios sociales de
ciencia y tecnología.

2. La ciencia frente a sí misma


Una noción de ciencia que utilizo con alguna frecuencia es la que desliza el biólogo y epistemólogo
chileno Francisco Varela (1998:13): “la ciencia (...) [es] el conjunto de científicos que definen qué
debe ser la ciencia”. Esta noción se comprende ubicándola sobre el fondo de las tendencias
construccionistas, contextualizadoras y relativistas que pugnan por dialogar y posicionarse en el
debate epistemológico y político, al menos desde la década de los ‘60 hasta nuestros días. Estas
tendencias, forman parte del elenco que generó la “reacción antipositivista” inaugurada por
Thomas S. Kuhn, Paul K. Feyerabend, Stephen Toulmin y Willard Quine (García et al., 2001:15).

El talón de Aquiles de la noción empleada por Varela, desde el punto de vista del enfoque CTS(2),
se encuentra –a mi juicio– en que la conceptualización de la ciencia no debe reducirse
exclusivamente a lo que las comunidades de científicos pueden decir de ella. Deberían
incorporarse, además, las visiones que “desde fuera” se construyen sobre la ciencia (sus prácticas
y sus agentes). La imagen de la ciencia que produce la sociedad se concebiría como un espectro
culturalmente situado de representaciones varias, aunque heurísticamente se pudiera realizar un
ejercicio de jerarquía conceptual, el cual sería, asimismo, una construcción localizada
culturalmente.

Defiendo la creencia de que hoy nos encontramos en medio (y frente) a la preocupación


intelectual y política sobre una revaluación de la interacción entre ciencia y sociedad. Un paso
nada desdeñable sería generar ideas-fuerza que conduzcan a reconstruir nociones más robustas
de ciencia que integren la multiplicidad de puntos de vista y prácticas que la constituyen. Para ello
habría que someter a un profundo escrutinio algunas dicotomías que hoy resuelven menos
cuestiones de las que en algún momento pretendieron solucionar. Por ejemplo, la estructuración
en bloques científicos inconmensurables (ciencias naturales/ciencias sociales y humanas), o en
ciencias básicas y aplicadas, el internalismo y el externalismo como estrategias de reconstrucción
de la historia de la ciencia o de sus problemas, ciencias duras/ciencias blandas, etc. Lo anterior se
debe en mucho a una acendrada concepción tradicional de la ciencia que se desarrolló desde el
empirismo clásico del s. XVII y que ha llegado a constituirse en una suerte de sentido común
académico, constatable en la forma de organizar los saberes en escuelas, universidades y centros
de investigación, en libros de textos y otros recursos pedagógicos, y reproducida por los agentes
profesionales de la socialización institucionalizada.

La trama argumental del capítulo “¿Qué es la ciencia?”, ofrece un itinerario histórico de cómo se
gestó y caracterizó dicha concepción heredada de la ciencia, cómo fue erosionando sus cimientos
desde el “giro lógico” desarrollado por el “Círculo de Viena”, la falsabilidad de hipótesis y teorías
del empirismo crítico de Karl Popper y la irrupción del historicismo en las versiones de Lakatos y
Kuhn (este último constituyó un punto de inflexión para dar la entrada a la reacción antipositivista,
a partir de su énfasis en la importancia de los procesos consensuales y los contextos comunitarios
relevantes para explicar la producción cognitiva en las ciencias). Continuó este itinerario con la
incursión de la perspectiva sociológica del “Strong Program” de la sociología del conocimiento,
desarrollado por David Bloor, cuyo aporte central fue dotar a la sociología de la de capacidad de
reclamar que su presencia en los estudios de la ciencia no podía reducirse a una disquisición sobre
los condicionamientos sociales como un epifenómeno ajeno a la lógica del descubrimiento
científico (los principios 1 y 3 del Programa constituyen la clave para constatar dicho aporte).
Inspirados en el programa de Bloor proliferaron una variedad de corrientes y posturas, algunas de
las cuales reseño más adelante en los cuadros sinópticos y en el grafo 2.

La última parte del artículo incluye una revisión sobre los nuevos enfoques sobre la ciencia que
profundizan en los nexos entre ciencia y sociedad, a partir de las reflexiones sobre la
“transciencia” y la “ciencia reguladora”. A continuación me interesa abordar desde una lectura
levemente distinta un recorrido por la configuración de los estudios sociales de ciencia y
tecnología.

3. Campos emergentes y transdisciplinaridad: saberes convencionales e intersticiales

La transdisciplinaridad es una situación cada vez más frecuente en las ciencias. Esta situación
arroja luz sobre cómo se configuran algunos de los campos de saber emergentes y cómo podría
irse articulando un nuevo mapa científico del mundo, muy distinto al que se conformó a lo largo
del siglo XIX y primera mitad del XX.

Entiendo por transdisciplinaridad –a diferencia de la interdisciplinaridad y la


multidisciplinaridad(3)– aquellos procesos de formación de campos del saber que se constituyen
por el entrecruzamiento de varias disciplinas (o fragmentos de ellas), creando en los intersticios de
los saberes convencionales “zonas de nadie” que rápidamente reclaman para sí un estatuto
epistemológico propio y original, obligando a reconfigurar campos ya existentes y/o a generar
metacampos cognitivos que engloben perspectivas disciplinarias diversas, e incluso en más de un
sentido inconmensurables entre sí.

Seguiré algunas ideas del modelo de interpretación propuesto por Mattei Dogan y Robert Phare
(1991) para dar cuenta de la innovación en las ciencias sociales (Giménez 1995:195-196). Éstas
transitan de la fase fundacional a la de expansión, ocurriendo la “paradoja de la densidad”, la cual
conduce a la fase de especialización, cuya característica fundamental es la fragmentación en
numerosas disciplinas y subdisciplinas y los consiguientes efectos de crecimiento exponencial y
saturación de ciertos campos, problemas y tramas argumentales para abordarlos; sucediendo que
un buen número de especialistas y profesionales suele desplazarse hacia los linderos de las
disciplinas convencionales, arrastrando consigo temas, problemas, estilos de investigación y
razonamiento científico y arsenales de instrumentos y dispositivos metodológicos de indagación,
buscando en el proceso conformar nuevas visiones de viejos temas y generando
entrecruzamientos de intereses, procedimientos de trabajo y argumentales. Estos procesos se han
denominado hibridación:
Implica la recomposición coherente de dos o más ‘fragmentos’ de disciplinas diferentes, aunque
emparentadas entre sí, mediante la difusión de conceptos, teorías, paradigmas o métodos de una
disciplina a otra, con absoluta falta de respeto a todas las fronteras, sean éstas disciplinarias, de
facultades, de departamentos, de ‘campus’ o de tradiciones nacionales (Giménez, 1995:196)

Los epistemólogos franceses sugieren que es en estos posicionamientos en las fronteras de las
disciplinas tradicionales, en estas “zonas de nadie”, donde se está comenzando a concentrar el
potencial innovador de las ciencias sociales en al menos la última década. Como afirma Giménez:
“la probabilidad de innovación en las ciencias sociales depende cada vez menos de las
investigaciones monodisciplinarias y cada vez más de las hibridizadas” (ídem).

En las ciencias sociales y las humanidades, el caso paradigmático y notoriamente escurridizo para
ilustrar estas tendencias a la hibridación lo conforman los llamados cultural studies (estudios
culturales) –que aquí no desarrollaré– y los llamados estudios sociales de la ciencia y la tecnología.

4. Ciencia y tecnología. Constitución del campo: paradigmas, programa y temáticas

En los últimos años –desde 1987(4), si es posible establecer una fecha–, los intereses de varias
disciplinas tradicionales (antropología, historia, sociología, psicología social, filosofía de la ciencia,
ciencias cognitivas, comunicación; véase grafo 1) convergieron en apreciar en los fenómenos
tecnológicos un campo que demandaba un tratamiento autónomo y único, es decir, válido en sí
mismo, creándose programas nacionales o institucionales de investigación (caso de Estados
Unidos de América, España, Alemania, Inglaterra, Japón, Francia, México, Argentina, Cuba, India,
entre otros) que recibieron el nombre genérico de estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad
(CTS).

Grafo 1

Desde el ángulo de la antropología y los estudios culturales se ha privilegiado el apreciar los


procesos tecnológicos como procesos culturales, esto es, simbólicos, destacando temas como: la
innovación tecnológica, los usos sociales de la tecnología, los entornos y cambios sociotécnicos,
los lenguajes tecnológicos y la construcción social de la tecnología (imágenes, representaciones,
creencias en torno a los procesos y artefactos tecnológicos, etcétera). Explorándose las
subjetividades que subyacen a los ambientes de concepción, producción, persuasión social para
asimilar las transformaciones e innovaciones técnicas por los grandes públicos, los procesos de
recepción de las innovaciones, el consumo y las modificaciones que la vida cotidiana experimenta
ante la presencia de las novedades tecnológicas, desentrañando los criterios de elección y
seducción por el consumidor de las nuevas tecnologías, evaluando los cambios estructurales
macro y microsociológicos que las tecnologías están suscitando en las sociedades
contemporáneas. Es un campo vastísimo de indagación que reclama un trabajo sistemático de
documentación y análisis.

El Cuadro 1 reconstruye el itinerario de los estudios sociales de la ciencia, describiendo la


secuencia diacrónica desde su conformación como campo autónomo dentro de la sociología de la
ciencia, hasta la inserción de los cultural studies dentro de la reconfiguración del campo.

Cuadro 1. Itinerario de los Estudios Sociales de la Ciencia

(Nelkin, 1998; Lamo de Espinosa, González y Torres, 1994)

Finales de los años 60: un campo autónomo

Años 70 y 80: contra el determinismo. La ciencia en acción

Años 90: la ciencia como cultura. Presencia de los cultural studies

- Los programas de estudios de la ciencia se organizaron por primera vez como campo autónomo a
fines de los años 60, en las universidades de Harvard y Cornell, en respuesta a demandas de
pertinencia, ante corrientes políticas coyunturales. [Robert K. Merton había iniciado en la década
del ‘40 un subcampo dentro de la sociología del conocimiento dedicado estudiar: a) la génesis
sociohistórica de la ciencia moderna; b) la ciencia como institución social y la constitución de un
ethos específico en estas instituciones; c) el problema de la estratificación social en las
comunidades científicas y d) los problemas asociados a la generación y validación del
conocimiento científico]

- Se enfocaron a: estudios de cienciometría; de indicadores científicos; análisis del cambio en las


políticas científicas gubernamentales; investigaciones sobre cultura y comunicación científica;
estudios de las implicaciones sociales y medioambientales de la ciencia; valores amenazados por
los cambios tecnológicos; estudios prácticos de controversias; investigaciones de actitudes y
análisis de riesgos.
- Emergieron varios campos afines para explorar determinadas implicaciones de la ciencia y la
tecnología: estudios de bioética y ética en las ciencias médicas y consecuencias de los cambios
tecnológicos en el medio ambiente.

- Principales debates: a) sobre el determinismo tecnológico; b) sobre la construcción social de la


ciencia y la tecnología (1987)

- Se desplaza el interés del impacto social de la ciencia y la tecnología a los procesos sociales de la
investigación y las maneras en que la ciencia es moldeada y permeada por los valores sociales.

- Los estudios sobre la estructura social interna de la ciencia, prevalecientes en la tradición


mertoniana (del ‘40 al ‘70), comienzan a ser desplazados por los estudios de la “ciencia en acción”
(Bruno Latour), orientados a: explorar los procesos que desarrollan el conocimiento científico,
cómo son creados (construidos), incorporados y desestimados los «hechos» científicos y cómo
ocurren los procesos de legitimación y de descalificación como pseudociencia.

- Etnografía: estrategia de datación y análisis.

- La ciencia ya no se acepta como algo ajeno a los códigos culturales, a las fuerzas sociales y
económicas y a los intereses profesionales. Estos análisis, que causan gran consternación entre
muchos científicos, tratan la ciencia como un producto social y cultural y a la comunidad científica
como mano de obra

- Fundamentalmente, los cultural studies se han orientado a la interpretación de las narrativas y


discursos científicos y sus expresiones en los circuitos mediáticos: desde INTERNET a la prensa.

- Sorprendentemente, los cultural studies sobre la ciencia y la tecnología, tienen sus nichos más
fuertes en el MIT (Institute Technology of Massachussets) y el RPI.

En el grafo 2(5)y en el Cuadro 2 se exponen sintéticamente los modelos teóricos existentes para
desarrollar los estudios socioculturales sobre tecnología. Estos modelos constituyen una suerte de
coordenadas mentales sobre las cuales la comunidad académica emergente se ha puesto de
acuerdo para pensar y producir bajo tales nociones, reglas y vocabularios, acercándose a la noción
kuhneana de paradigma, expuesta en su clásico texto La estructura de las revoluciones científicas
(1962).
Grafo 2

Programas y/o enfoques de investigación en Ciencia, Tecnología y Sociedad

Cuadro 2. Modelos teóricos en torno a los estudios sociales sobre tecnología

Cuadro 2. Modelos teóricos en torno a los estudios sociales sobre tecnología

Construcción Social de la Tecnología

Teoría del Actor-Red

Modelo de los Sistemas

- Los diferentes grupos sociales relevantes asociados con el desarrollo de un artefacto tecnológico
comparten un significado del artefacto. Este significado puede ser usado entonces para reconstruir
y explicar las trayectorias particulares del desarrollo del artefacto

- Se introduce la noción de flexibilidad interpretativa. Es decir, los significados radicalmente


diferentes del artefacto pueden ser identificados por los distintos grupos sociales involucrados

- La flexibilidad interpretativa puede llegar a cancelarse, es decir, a prevalecer uno de los


significados en escena, dado el proceso o mecanismo de cierre o de clausura

- Se introduce la noción de marco tecnológico (Bijker, 1987), refiriéndose a un marco de


significado relacionado con una tecnología en particular, compartido entre varios grupos sociales y
que además guía y da forma al desarrollo de los artefactos (Pinch, 1997: 26-28)
- En resumen: a) se centra en la construcción social de los significados tecnológicos; b) en las
trayectorias (o biografías) sociales de los artefactos tecnológicos y c) en los procesos
interpretativos de resignificación y sus tensiones inherentes para hacer prevalecer o coahabitar un
punto de vista sobre los artefactos técnicos; d) la dimensión de la representación social y las
percepciones sociales son cruciales para el análisis social de la tecnología.

- Parte del enfoque construccionista, pero menos radical en cuanto le da mayor cabida a la
dimensión material de la tecnología, al incluir la interacción entre actores humanos y no humanos

- El actor-red se distingue del actor tradicional de la sociología, cuya categoría excluye


generalmente cualquier componente no humano

- No se reduce ni a un simple actor ni a una red. Está compuesto, al igual que las redes de series de
elementos heterogéneos, animados o inanimados, que han sido ligados mutuamente durante un
cierto periodo de tiempo

- Un actor-red es, simultáneamente, un actor cuya actividad consiste en entrelazar elementos


heterogéneos y una red que es capaz de redefinir y transformar aquello de lo que está hecha

- Los mecanismos de simplificación y yuxtaposición, explican la dinámica interna de los actores-


redes

- La relación entre ciencias sociales (sociología) y tecnología es explicada por este modelo a partir
de la siguiente afirmación de Michel Callon (1998a: 163): Transformar la sociología académica en
una sociología capaz de seguir a la tecnología a lo largo de su elaboración significa reconocer que
el objeto de estudio apropiado no es ni la sociedad misma ni las así llamadas relaciones sociales,
sino los actores-red que dan lugar, simultáneamente, a la sociedad y a la tecnología”.

ª Introducido por Thomas P. Hughes (1987) como estudio de los sistemas sociotécnicos. Plantea
que el proceso tecnológico se compone de varias fases: invención/ desarrollo/ innovación/
transferencia/ crecimiento/ competición/ consolidación

- Las tecnologías son analizadas como sistemas con componetes heterogéneos; se constituyen en
un modelo sistémico que incluye procesos tales como: concepción-invención/ experimentación-
producción/
Persuasión- distribución- consumo/ retroalimentación - reconcepción-ajustes /internalización
cotidiana

- Implica incorporar al análisis sistémico las diferentes instancias que intervienen en dichos
procesos: empresas, Estados, consumidores, tecnólogos, publicitarios, etcétera

- Supone observar las diversas dimensiones en las que el fenómeno ofrece su estructuración
sistémica: ecología cultural /mundos micrológicos de la recepción de la tecnología

- Involucra aspectos políticos, legislativos, culturales, económicos, discursivos, iconográficos,


financieros, ergonómicos, espacio-temporales, organizativos, científicos, etcétera.

- Privilegia los enfoques macro en la articulación de los análisis.

Estos modelos se traslapan, es decir, coinciden o se distancian en algunos puntos. Se han


establecido críticas entre ellos, generando un ambiente de consolidación intelectual riguroso.
Amén de ello, lo interesante es que se está produciendo una gama bastante amplia de estudios
empíricos que convalidan o reafirman las posiciones teóricas en disputa. La variedad de los temas
abordados, lo cual habla de la imaginación y versatilidad de los programas de estudios
socioculturales de la ciencia y la tecnología, puede organizarse en algunas ideas centrales:

a) estudios sobre organización social de la ciencia y la tecnología y su correspondencia con las


estructuras organizacionales en universidades e instituciones de investigación: redes, grupos de
trabajo, equipos inter y transdisciplinarios, personalidades, etc.;

b) estudios sobre procesos de estratificación social en las comunidades científicas y tecnológicas;

c) estudios sobre trayectorias formativas de científicos y tecnólogos, y sus nexos con las
trayectorias disciplinarias, subdisciplinarias y campos emergentes;

d) estudios sobre relaciones de poder y estructuras de autoridad en las comunidades científicas y


tecnológicas;
e) estudios sobre los circuitos de consagración y legitimación del trabajo científico y tecnológico;

f) estudios sobre difusión, divulgación, educación a distancia en ciencia y tecnología: equipamiento


y dispositivos para el desarrollo de la cultura científica y tecnológica;

g) estudios sobre procesos de tecnología alternativa (adecuadas o apropiadas);

h) estudios sobre constitución de “grupos de presión” contestatarios de tecnólogos, científicos y


ciudadanos (ambientalistas, ecólogos, grupos religiosos, sindicatos, etcétera) contra las
tecnologías de riesgo. Fundamentalmente prevaleciente este tema en las décadas de la “guerra
fría” y las tensiones nucleares. Ha reencarnado en los últimos años ante los avances y usos de la
biotecnología y las ciencias del suelo y de la vida, cifra su indagatoria en documentar los procesos
de asimilación crítica de la tecnología y la lucha contra el sistema tecno-industrial y político;

i) estudios sobre evaluación de tecnologías. Se institucionaliza a principios de los años setenta,


desde el momento en que para los estados se hace imperioso definir políticas públicas en ciencia y
tecnología, ante la importancia creciente de fundamentar científicamente y tecnificar procesos de
producción y de toma de decisiones;

j) estudios de innovación científica y tecnológica. Se concentra en los procesos de invención


científica y de artefactos técnicos;

k) estudios de recepción de la tecnología. Conformados a partir de una sociología del consumo y


una teoría de las representaciones sociales (procedente de la psicología social) para comprender
los usos sociales de la tecnología y los procesos de construcción de los significados tecnológicos;

l) estudios sobre los impactos tecnológicos y cambio sociotécnico. Se trata de documentar cómo
las novedades técnicas modifican los entornos sociales y cómo se articulan procesos de
resistencia, asimilación o reconversión social de tales impactos de artefactos o ambientes
tecnológicos;

m) estudios sobre historia social de la tecnología. Contribuyen significativamente a documentar los


procesos tecnológicos desde una perspectiva histórica, proveyendo al resto de los enfoques de
argumentos para sus análisis; constituye una perspectiva metodológica en sí misma;
n) estudios económicos sobre los procesos tecnológicos. Especialmente se centran en los nexos
empresa, empresario, tecnólogos, invención, mercados, precios, comercialización, competencia y
están permeados por las visiones racional utilitaristas de la elección económica y de los ambientes
empresariales idóneos en la toma de decisiones tecnológicas; amén de las visiones neoclásicas de
la maximización de la ganancia, etcétera;

ñ) se ha venido introduciendo con pertinencia en los últimos años la exploración de los usos
reales, fácticos, de las nuevas tecnologías, intentando superar los enfoques normativos o
deterministas que valoran a las nuevas tecnologías desde sus supuestos programáticos aplicativos
previos, es decir, partir de supuestos respecto a los usos probables (Un ejemplo documentado
históricamente: el uso de las baterías de automóviles y camionetas en las granjas del campo
norteamericano en las primeras décadas de auge de la industria tecnológica automotriz,
empleadas para proveer de energía eléctrica a fiestas familiares y a otros artefactos tecnológicos
domésticos: usos que no fueron previstos por tecnólogos, diseñadores o comerciantes);

o) estudios sobre la coevolución entre sociedad y tecnología, empresa y tecnología, dispositivos de


toma de decisiones y tecnología, etcétera.(6)

5. A manera de conclusión

Los estudios sociales de ciencia y tecnología constituyen un campo emergente enriquecido por la
introducción del análisis cultural como perspectiva teórica y metodológica. La importancia política
y cultural de este campo es notable. Sin embargo, no cuenta aún con un suficiente soporte
institucional. En muchas universidades de América Latina, y especialmente en México, pese a la
importancia reciente que se le viene dando a las políticas públicas en ciencia y tecnología, se nota
un tibio respaldo, cuando no poca improvisación a la hora de decidir con qué y con cuáles
programas contribuir a pensar la ciencia y la tecnología y acercarla a la sociedad.

Una premisa es básica: la ciencia y la tecnología son instituciones sociales. Por tanto, la sociedad
debe participar en su diseño y realización. Pero a la sociedad le cuesta por sí misma tomar
conciencia sin el concurso de agentes sociales especializados: desde científicos y tecnólogos, hasta
políticos y educadores, pasando por profesionales de la comunicación y lo propios agentes
reproductores de la cultura de la vida doméstica, es decir, nosotros. Si ciencia y tecnología no se
conciben y practican como parte de la cultura cotidiana, poco puede hacerse. Sólo continuar
esperando los resultados provenientes de cenáculos de expertos que no siempre dicen todo. La
cultura científica y tecnológica es un reto social que interpela y convoca a las comunidades
científicas y tecnológicas. He comenzado por aclararme, al menos teóricamente, el problema.
Bibliografía

Aronowitz, Stanley; Barbara Martinsons y Michael Menser (compiladores) 1996 (1998).


Tecnociencia y cibercultura. La interrelación entre cultura, tecnología y ciencia. Paidós. Barcelona,
España.

Arteaga, Arnulfo; Enrique Medellín y Ma. Josefa Santos (1995). “Dimensiones sociales del cambio
tecnológico”, Nueva Antropología, Vol. XIV No. 47; pp. 9-22. COLMES-UAM, I. México.

Ayús Reyes, Ramfis (2000). “Cultura y tecnología: un campo emergente”, Perfiles. Revista de la
División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades de la UJAT; Agosto de 2000; pp. 34-41.
UJAT. México.

–––– (2002). “Ángulos, bolas y esquinas: de tecnociencia y cibercultura”, Nueva Antropología No.
60; pp. 124-128, 2002. UAM-COLMEX-CONACYT. México.

Bijker, Wiebe E.; Thomas P. Hughes, y Trevor Pinch (editores) 1987 (1997). The Social Construction
of Technological Systems. Massachusetts Institute Technology Press. Camdridge, Massachusetts,
USA.

Bloor, David (1998). Conocimiento e imaginario social. Gedisa. Barcelona, España.

Callon, Michel (1998a). “El proceso de construcción de la sociedad. El estudio de la tecnología


como herramienta para el análisis sociológico”, Sociología simétrica. Ensayos sobre ciencia,
tecnología y sociedad (Miquel Domènech y Francisco Javier Tirado, compiladores); pp. 143-170.
Gedisa. Barcelona, España.

–––– y John Law (1998b). “De los intereses y su transformación. Enrolamiento y


contraenrolamiento”, Sociología simétrica. Ensayos sobre ciencia, tecnología y sociedad (Miquel
Domènech y Francisco Javier Tirado, compiladores); pp. 51-61. Gedisa. Barcelona, España.

Campos, Miguel A. y Jaime Jiménez (1994). “La ciencia y la tecnología en México: factor marginado
en la sociedad mexicana”, Los grandes problemas de la ciencia y la tecnología. Condiciones y retos
para la investigación científica y tecnológica (Roberto Varela y Leticia Mayer, compiladores); pp.
171-186. UAM-UNAM. México.
Díaz Cruz, Rodrigo (1995). “Ritos mágicos, carabelas, computadoras personales: antropología y
tecnología”, Nueva Antropología Vol. XIV, No. 47; marzo 1995; pp. 23-39. COLMEX-UAM, I.
México.

Dogan, Mattei y Robert Phare 1991. L’innovation dans les sciences socials. PUF. París, Francia.

Domènech, Miquel y Francisco Javier Tirado (compiladores) 1998. Sociología simétrica. Ensayos
sobre ciencia, tecnología y sociedad. Gedisa. Barcelona, España.

Forester, Tom 1987 (1992). Sociedad de alta tecnología. Siglo XXI. México.

García Palacios, E. M.; J. C. González Galbarte; J. A. López Cerezo; J. L. Luján; M. Martín Gordillo; C.
Osorio y C. Valdés 2001. Ciencia, Tecnología y Sociedad: una aproximación conceptual. OEI.
Madrid, España.

Giménez, Gilberto (1995). “Situación actual y perspectivas de la investigación sociológica”,


Estudios de Teoría e Historia de la Sociología en México (Colectivo de Autores); pp. 193-203.
UNAM/UAM-A. México.

–––– 1999. “La importancia estratégica de los estudios culturales en el campo de las ciencias
sociales”, Pensar las Ciencias Sociales hoy. Reflexiones desde la cultura (Rossana Reguillo Cruz y
Raúl Fuentes Navarro, coordinadores); pp. 71-96. ITESO. Guadalajara, México.

Giroux, Henry; David Shumway, Paul Smith, and James Sosnoski (1973). “The Need for Cultural
Studies: Resisting Intellectuals and Oppositional Public Spheres”,
http://eserver.org/theory/need.html

González, Jorge A. (1998). “Educación, tecnología y cultura: una propuesta de investigación


exploratoria”, Estudios sobre las Culturas Contemporáneas Época II Volúmen IV No. 7, junio 1998;
pp. 153-164. Programa Cultura-Universidad de Colima. México.

Grossberg, Lawrence; Cary Nelson y Paula A. Treichler 1992. “Cultural Studies: An Introduction”,
Cultural Studies (L. Grossberg, C. Nelson y P. A. Treichler, editores); pp. 1-21. Routledge. New York,
USA.
Habermas, Jürgen 1968 (1996). Ciencia y técnica como ideología. Rei. México.

Harding, Sandra (1996). Ciencia y feminismo. Morata. Madrid, España.

Hill, Stephen (1997). “La fuerza cultural de los sistemas tecnológicos”, Innovación tecnológica y
procesos culturales. Nuevas perspectivas teóricas (Ma. Josefa Santos y Rodrigo Díaz Cruz,
compiladores); pp. 74-107. Ediciones Científicas Universitarias-UNAM-F.C.E. México.

Kuhn Thomas S. 1962 (1999). La estructura de las revoluciones científicas. F.C.E. México.

Lafollette, Marcel C. and Stine, Jeffrey K. (editores) (1991). Technology and Choice. Readings from
Technology and Culture. The University Chicago Press. Chicago, USA.

Lamo de Espinosa, Emilio; González García, José María y Torres Albero, Cristóbal 1994. La
sociología del conocimiento y de la ciencia. Alianza. Madrid, España.

Latour, Bruno 1992. Ciencia en acción. Labor. Barcelona, España.

–––– 1996. Aramis or the Love of Technology. Harvard University Press. Cambridge,
Massachusetts. USA.

–––– 1997. Nous n’avons jamais été modernes. Essai d’anthropologie symétrique. La
Découverte/Poche. París, Francia.

–––– (1998a). “La tecnología es la sociedad hecha para que dure”, Sociología simétrica. Ensayos
sobre ciencia, tecnología y sociedad (Miquel Domènech y Francisco Javier Tirado, compiladores);
pp. 109-142. Gedisa. Barcelona, España.

–––– (1998b). “De la mediación técnica: filosofía, sociología, genealogía”, Sociología simétrica.
Ensayos sobre ciencia, tecnología y sociedad (Miquel Domènech y Francisco Javier Tirado,
compiladores); pp. 249-302. Gedisa. Barcelona, España.
Lee, Nick y Steve Brown (1998). “La alteridad y el actor-red. El continente no descubierto”,
Sociología simétrica. Ensayos sobre ciencia, tecnología y sociedad (Miquel Domènech y Francisco
Javier Tirado, compiladores); pp. 219-248. Gedisa. Barcelona, España.

Leroi-Gourhan, André 1965 (1971). El gesto y la palabra. Universidad Central de Venezuela.


Caracas, Venezuela.

Luján, José Luis y Luis Moreno (1996). “El cambio tecnológico en las ciencias sociales: el estado de
la cuestión”, Revista Española de Investigaciones Sociológicas No. 74 abril-junio 1996; pp. 127-161.
Centro de Investigaciones Sociológicas. Madrid, España.

Martín Gordillo, Mariano y José A. López Cerezo 2000. “Acercando la ciencia a la sociedad: la
perspectiva CTS y su implantación educativa”, Ciencia, tecnología/naturaleza, cultura en el siglo
XXI (Manuel Medina y Teresa Kwiatkowska, coordinadores); pp. 45-75. Anthropos/UAM-
Iztapalapa. Barcelona, España.

Martínez, Eduardo y Jorge Flores (compiladores) 1997. La popularización de la ciencia y la


tecnología. Reflexiones básicas. UNESCO-Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología en
América Latina y el Caribe-F.C.E. México.

Medina, Manuel y Teresa Kwiatkowska (coordinadores) 2000. Ciencia, tecnología/naturaleza,


cultura en el siglo XXI. Anthropos/UAM-Iztapalapa. Barcelona, España.

Menser, Michael y Stanley Aronowitz 1996 (1998). “Sobre los estudios culturales, la ciencia y la
tecnología”, Tecnociencia y cibercultura. La interrelación entre cultura, tecnología y ciencia
(Stanley Aronowitz, Barbara Martinsons y Michael Menser, compiladores); pp. 21-44. Paidós.
Barcelona, España.

Mires, Fernando 1996. “La revolución microelectrónica”, La revolución que nadie soñó o la otra
posmodernidad: La revolución microlectrónica; la revolución feminista; la revolución ecológica; la
revolución política; la revolución paradigmática; pp. 13-52. Nueva Sociedad. Caracas, Venezuela.

Morris-Suzuky, Tessa y Peter J. Rimmer (1997). “Ciberestructuras y fuerzas sociales. La experiencia


japonesa”, Sociológica Año 12 No. 35, septiembre-diciembre, 1997; pp. 63-87. UAM-A. México.
Moya, Eugenio 1998. Crítica de la razón tecnocientífica. Biblioteca Nueva. Madrid, España.

Nelson, Cary; Paula A. Treichler and Lawrence Grossberg 1992. “Cultural Studies: An Introduction”,
Cultural Studies (Lawrence Grossberg; Cary Nelson and Paula A. Treichler, editores); pp. 1-16.
Routledge. New York, USA.

Nieto, Raúl (1995). “Tecnología, cultura y procesos industriales”, Nueva Antropología Vol. XIV, No.
47; marzo 1995; pp. 59-70. COLMEX-UAM, I. México.

Pinch, Trevor (1997). “La construcción social de la tecnología: una revisión”, Innovación
tecnológica y procesos culturales. Nuevas perspectivas teóricas (Ma. Josefa Santos y Rodrigo Díaz
Cruz, compiladores); pp. 20-38. Ediciones Científicas Universitarias-UNAM-F.C.E. México.

Piscitelli, Alejandro 1995. Ciberculturas en la era de las máquinas inteligentes. Paidós. Buenos
Aires, Argentina.

Richards, Stewart 1983 (1987). “Estudios sociales de ciencia y tecnología”, Filosofía y sociología de
la ciencia; pp. 111-157. Siglo XXI. México.

Río, Fernando del (1994). “Vidas paralelas en la ciencia y la tecnología”, Los grandes problemas de
la ciencia y la tecnología. Condiciones y retos para la investigación científica y tecnológica (Roberto
Varela y Leticia Mayer, compiladores); pp. 15-24. UAM-UNAM. México.

Santos, María Josefa y Rodrigo Díaz Cruz (compiladores) 1997. Innovación tecnológica y procesos
culturales. Nuevas perspectivas teóricas. Ediciones Científicas Universitarias-UNAM-F.C.E. México.

Stanton, Gareth (1998). “Etnografía, antropología y estudios culturales: vínculos y conexiones”,


Estudios culturales y comunicación. Análisis, producción y consumo cultural de las políticas de
identidad y el posmodernismo (James Curran, David Morley y Valerie Walkerdine, compiladores);
pp. 497-530. Paidós. Barcelona, España.

Varela, Francisco J. 1988 (1998). Conocer. Las ciencias cognitivas: tendencias y perspectivas.
Cartografía de las ideas actuales. Gedisa. Barcelona, España.
Varela, Roberto y Leticia Mayer (compiladores) 1994. Los grandes problemas de la ciencia y la
tecnología. Condiciones y retos para la investigación científica y tecnológica. UAM-UNAM. México.

Wisner, A. (1992-93). “De la ergonomía a la antropotecnología. La organización de la empresa y


del trabajo en las transferencias de tecnología”, Sociología del Trabajo, Nueva Época, No. 17,
invierno 1992-93; pp. 3-72. Siglo XXI. Madrid, España.

Woolgar, Steve 1988 (1991). Ciencia: abriendo la caja negra. Anthropos. Barcelona, España.

Notas

(1) Investigador Asociado, El Colegio de la Frontera Sur. Profesor-investigador, Universidad Juárez


Autónoma de Tabasco. Profesor Maestría en Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Tlaxcala.

(2) En pocas palabras, este enfoque se basa en dos principios esenciales: por un lado, no hace una
distinción entre ciencia y tecnología, ambas son dimensiones de un mismo proceso de
construcción cognitiva y de prácticas sociales e institucionales interdependientes; por otro, sitúa al
contexto social en centro del análisis para comprender el proceso de construcción tecnocientífica
y sus efectos. Es también un campo de trabajo crítico e interdisciplinar. Cf. Mariano Martín
Gordillo y José A. López Cerezo (2000:51) y García Palacios et al. (2001:119 y 159).

(3) Multidisciplinaridad e interdisciplinaridad remiten más bien a estrategias de cooperación entre


dos o más disciplinas en la resolución de un proyecto o problema de investigación, o en el caso de
disposiciones administrativas en la organización de instituciones o programas de posgrado; así
como explican (especialmente la interdisciplinaridad) los nuevos temas o problemas que se
forman en la intersección que ocurre en la periferia entre dos o más disciplinas; pero no
constituyen por sí mismas transformaciones epistemológicas que conmocionen el mapa científico.
En cambio, la transdisciplinaridad sí parece introducir transformaciones profundas que obligan a
redibujar el mapa, ya creando metacampos o nuevas matrices disciplinarias (Kuhn).

(4) La fecha escogida se debe a la aparición del texto The Social Construction of Technological
Systems, compilado por Wiebe E. Bijker, Thomas P. Hughes y Trevor Pinch, resultado de un taller
realizado en la Universidad de Twente en 1982, en el que convergieron los intereses de
historiadores de la tecnología y sociólogos de la tecnología y la ciencia (Pinch, 1997). El
movimiento atrajo las miradas y contribuciones de antropólogos, comunicólogos, ingenieros,
tecnólogos, politólogos, filósofos, psicólogos, economistas y administradores; también de artistas,
escenógrafos, fotógrafos, videastas, sonidistas, diseñadores y cibernautas.
(5) La gráfica resume posiciones revizadas en el texto de García Palacios, González Galbarte, López
Cerezo, Luján, Martín Gordillo, Osorio y Valdés (2001) Ciencia, Tecnología y Sociedad: una
aproximación conceptual. OEI. Madrid, España.

(6) Véase, Richards (1987); Arteaga, Medellín y Santos (1995); Nieto (1995); Luján y Moreno
(1996); Pinch (1997); Santos y Díaz (1997); Hill (1997); Morris-Suzuky y Rimmer (1997); Latour
(1998a); Callon (1998a); Menser y Aronowitz (1998).

S-ar putea să vă placă și