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Personalidad pasivo-agresiva

La personalidad pasivo-agresivo (PPA) o negativita fue un concepto descrito por


primera vez por el psiquiatra alemán Wilhelm Reich en 1949 momento en que se
reconocía como personalidad más prevalente. El término “pasivo-agresivo” fue
acuñado unos años antes en la 2ª guerra mundial por el ejército americano para
describir el problema que generaba un cierto tipo de soldados inmaduros que no
toleraban el estrés militar.

Causas del Trastorno Pasivo-Agresivo de la Personalidad

Las causas exactas del este trastorno de la personalidad no se conocen con


certeza. Aunque los expertos afirman que el origen se encuentra tanto en
factores biológicos como ambientales.

Los investigadores piensan que las personas que muestran comportamientos


pasivo-agresivos, ya suelen expresarlos en la infancia: las dinámicas familiares
y otras influencias de la infancia pueden contribuir al desarrollo de este trastorno
de la personalidad.

 Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)


 Estrés
 Trastornos de ansiedad
 Depresión
 Trastornos de conducta
 Trastorno de oposición desafiante
 Trastorno bipolar
 Trastorno de personalidad esquizotípica
 Esquizofrenia
 Abuso de alcohol
 Adicción a la cocaína

Síntomas de la personalidad Pasivo-Agresivo


Las personas con este trastorno suelen mostrar una desconexión entre lo que
dicen y lo que hacen. Su comportamiento provoca el enfado tanto de las
personas cercanas a ellas como de los extraños.

Los síntomas incluyen:

Criticar o protestar frecuentemente sobre los demás

 Ser desagradables o irritables


 Ser olvidadizos e irrespetuosos con los demás
 Realizar las tareas de manera insuficiente
 Actuar de forma hostil o cínica
 Actuar de manera obstinada
 Culpar a los demás aunque sea su culpa
 Quejarse de nos ser apreciado
 Mostrar resentimiento y malhumor
 Temer a la autoridad
 Rechazar las sugerencias de otros

Tratamientos posibles

Si sufres este trastorno, debes ser tratado lo antes posible pues afecta de
manera directa a tus relaciones interpersonales.

El psicoterapeuta puede ayudarte a identificar los comportamientos pasivo-


agresivos que llevas a cabo, y así enseñarte a conseguir un comportamiento
más adaptativo y que te cause menos sufrimiento. Los psicólogos pueden
ayudarte a gestionar tu enfado, el resentimiento o la baja autoestima que
pueden estar contribuyendo a que sufras este tipo de trastorno de la
personalidad.

Hostilidad comportamental y procrastinación

En apariencia, pueden resultar amables y hasta accesibles, pero esta apariencia


cae al instante cuando los conocemos un poco más y aparece el auténtico rostro
del pasivo-agresivo.
 Suelen ser huraños y muy críticos con todo aquello que les envuelve.
 A menudo, pueden ser irrespetuosos, rasgo que les enorgullece porque
así se ven a sí mismos como contestatarios, rebeldes…
 Son adictos a culpabilizar a los demás de casi cualquier cosa.
 El resentimiento y el mal humor son dos raíces profundas en el corazón
del pasivo-agresivo.
 No les agrada la autoridad ni recibir sugerencias ajenas.

 Resentimiento y oposición a los pedidos de los demás


 Postergación y errores intencionales en respuesta a los pedidos de los
demás
 Actitud cínica, hosca y hostil
 Quejas frecuentes sobre sentirse despreciado o engañado

AGRESIVO SÁDICO

Como su nombre lo indica, los individuos Cuyas acciones significan satisfacción


y placer personal en comportamientos que humillan a los demás y violan sus
derechos y sentimientos. Dependiendo de la clase social y de otros factores
moderadores, pueden igualar los aspectos clínicos de lo que se conoce en la
literatura como carácter sádico o, por otra parte, la exhibición de un estilo de
carácter parecido al esfuerzo competitivo de la personalidad tipo A. Llamados
personalidades agresivas en la teoría del autor, son generalmente hostiles,
acentuadamente belicosos y aparecen indiferentes o incluso muestran agrado
por las consecuencias destructivas de sus comportamientos contenciosos,
abusivos y brutales. Aunque muchos recubran sus tendencias más dominadoras
y maléficas mediante roles y profesiones socialmente aprobadas, muestran
conductas dominantes, antagónicas y con frecuencia persecutorias. son crueles,
fríos y despiadados. Pueden llegar a ser violentos y se complacen en humillar a
quienes les rodean.

CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO

describe este trastorno como:


 Un patrón general de conducta cruel, denigrante y agresiva que comienza
a manifestarse a principios de la edad adulta, tal como lo indicaría la
presencia de por lo menos CUATRO de los síntomas siguientes:

o El individuo ha empleado la crueldad o la violencia física con el fin


de lograr dominar una relación (no meramente para alcanzar
alguna meta no interpersonal, como sería golpear a alguien para
robarle).

o Humilla o degrada a personas en presencia de otras.

o Ha tratado o castigado de manera generalmente severa a alguien


que esté bajo su control; por ejemplo, un hijo, un alumno, un
prisionero, un paciente.

o Se complace o divierte provocando sufrimiento físico o psicológico


a otros (incluso a animales).

o Ha mentido con el fin de causar daño o infligir dolor a otros (no


simplemente para alcanzar algún otro objetivo).

o Atemoriza a otras personas, por medio de la intimidación y hasta


del temor, para obligarlas a hacer su voluntad.

o Restringe la libertad de las personas con quienes tiene una relación


cercana. Por ejemplo, no permite que el cónyuge salga solo de la
casa, a una hija adolescente asistir a reuniones sociales.

o Le fascinan la violencia, las armas, las artes marciales, el daño o


la tortura.

LA DOMINACIÓN POR MEDIO DE LA FUERZA

Los sádicos hieren, castigan e intimidan con objeto de dominar a los miembros
de su familia y a sus subordinados en el trabajo.
Cuando se sienten fuertes, imponen la dominación por medio de la tortura física
o psicológica, máxime si las víctimas pretenden resistirse.

cuando se sienten fuertes, imponen la dominación por medio de la tortura física


o psicológica, máxime si las víctimas pretenden resistirse.

Cuando sus cónyuges o amantes amenazan con abandonarles, no se deprimen:


se desquitan.

Son personas que golpean a la esposa y cometen abusos con los hijos.

Son, también, jefes malvados, que provocan dolor a los otros nada más que para
retener el dominio o salirse con la suya.

Causar sufrimiento les resulta fácil, pues no sienten la menor empatía ni


compasión por las personas a las que dominan.

Quizá hasta disfruten con el dolor que causan en el acto de tiranía, como el
policía sádico que golpea a los prisioneros, o la divorciada que le miente a su
anterior marido, y le dice por teléfono que el hijo de ambos ha sufrido graves
heridas en un accidente automovilístico.

Son amantes del rigor, e imponen severos castigos a los hijos, los alumnos, los
cónyuges, los prisioneros o cualquiera que sea su subordinado, por las faltas
más leves.

Se trata de individuos de mal carácter, que se vuelven violentos cuando se


enojan con las personas que, suponen, deberían estar a sus órdenes. A menudo
se ensañan con seres que padecen el trastorno autoderrotista de la
personalidad, que se convierten en víctimas fáciles.

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