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Curso de corrección de estilo

Ejercicio 0

Corrige este texto aplicando los criterios y recursos que creas necesarios. Puedes
imprimirlo o hacerlo directamente en Word. Al finalizar el curso, vuelve a corregir
este texto y revisa la corrección que has realizado ahora en este texto y comprobarás
lo que has aprendido.

EL HOMBRE PRODUCTOR

En el neolítico el hombre pasó de una economía de depredación a una


economía de producción basándose en el cultivo y domesticación de plantas y
animales, junto con la cría de ganado.
El cambio climático, la desaparición del hielo, la desaparición del frío, hizo
grandes transformaciones: lagos y ríos aumentaron su nivel, las llanuras se
cubrieron de espesos bosques, los animales adaptados al frío desaparecieron y
grandes zonas de Asia y África se desertificaron. Con estas situaciones de la
vida, numerosas poblaciones fueron ocupando numerosos valles de los ríos, y
no fue suficiente recoger y capturar los recursos naturales, había que
producirles. Durante el largo período en que fueron cazando y recolectando
aprendieron a conocer los secretos de la vida animal y vegetal.
Mediante la observación comprendieron que podían controlar y aprovechar el
proceso de la naturaleza sin esperar que se multiplicara sus productos: una
semilla enterrada en tierra fértil producía, primero, un brote, y después, una
espiga repleta de grano. Comenzaron a sembrar cebada y trigo, domesticaron
perros, cabras y ovejas. Con ello se multiplicaron las tareas de los grupos
neolíticos, dando lugar a la división del trabaja y al nacimiento de nuevas
estructuras sociales.
Las tareas agrículturales estaban a cargo de las mujeres, que usaban hoces de
pedernal para la siega, morteros de piedra para moler el grano, que cocían y
tostaban, y lo depositaban en fuentes hechas con ramas entrelazadas y barro,
que sería la primera cerámica. Los hombres eran los primeros encargados de
fabricar las herramientas, que se diversificaron por las nuevas necesidades del
cuidado de los primeros animales domesticados (los rebaños); y, ya, con
menor frecuencia, de la caza y de la pesca.
Ya no sólo se aprovechaban de la Naturaleza, y comenzaron a transformarla:
limpiaron los terrenos de árboles y maleza preparando la tierra para la
siembra. Con la práctica aprendieron a seleccionar las mejores semillas,
obteniendo mayores y mejores cosechas, que provocaron excedentes y, con
ello, la aparición de una nueva actividad: el comercio.
El culto a los muertos y las nuevas creencias, basadas en la Tierra como
fuente de riqueza, van a dar lugar a manifestaciones artísticas nuevas.

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