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II. a. – Unidad I.
II. a. 01. – ¿Por qué es posible pensar una filosofía en la educación que no constituya una jerarquización
disciplinar de una sobre la otra?
II. a. 02. – ¿Cuáles son los elementos que configuran un pensamiento pedagógico decolonial?
II. a. 03. – ¿En qué sentido es necesario un reposicionamiento y un descentramiento en las prácticas
educativas latinoamericanas para la actualización del concepto de emancipación?
II. a. 04. – ¿Cómo se ha desplegado una colonialidad del poder en la educación latinoamericana y qué rol ha
cumplido la gubernamentalidad en este proceso?
II. a. 05. – ¿Por qué es posible afirmar que el poder libidinal de la sociedad actual ha transformado el
proyecto moderno de la racionalidad y cómo puede esto afectar en la educación?
II. a. 02.
En principio podemos decir que la pedagogía decolonial implica tres elementos básicos dignos de
ser analizados. Ellos son:
1-Comprensión crítica de la historia.
2-Reposicionamiento de prácticas educativas de naturaleza emancipatoria.
3-Desentramiento de la perspectiva epistémica colonial.
A continuación se desarrollará cada punto.
Realizar una comprensión crítica de la historia implica analizar detenidamente cuales son los
saberes y significados que se le han atribuido a la escuela como dispositivo de poder y cuál es la
concepción histórica que subyace esta práctica anclada en los criterios de colonialidad que deja a un
lado las posturas o visiones de los pueblos originarios, legitimando una sola forma de saber y de
conocer. Por lo cual la comprensión histórica se realiza a partir de Occidente, en las que los
discursos tienen que ver con las voces y experiencias de de los vencedores y se suprimen a los
vencidos.
1-Una comprensión crítica, supone desestabilizar y debilitar la visión eurocéntrica, abriendo la
posibilidad de reconocer otras formas de verla, comprenderla y configurarla a su vez, significa
desmantelar al andamiaje epistémico que mantiene la exclusión, la segregación y el control, así
como la imposición de un sistema económico globalizante, como un fenómeno natural que se
afirma en las condiciones propias del devenir histórico 1.
2-Teniendo en cuenta el punto anterior en cuanto al abordaje de la historia, ya sea desde una visión
eurocéntrica, un reposicionamiento de las prácticas educativas de naturaleza emancipatoria implica
asumir una posición crítica. Crítica en el sentido de generar espacios en los que se generen prácticas
educativas que formen una conciencia histórica que a su vez, sean capaces de resistirse a tales
concepciones y recuperar una conciencia histórica. Esto es, generar nuestra propia
1 Díaz, James, Hacia una pedagogía en clave Decolonial, Edit Tábula Raza, Colombia, 2010. Pag
223
II. a. 03. En principio vale aclarar que las prácticas educativas posicionadas en una mirada
eurocéntrica implican prácticas educativas basadas en la modernidad. Dichas prácticas privilegian
la enseñanza de saberes disciplinares en los que no se tiene en cuenta el sujeto. Por lo que la
descentración cobra sentido mediante una actitud crítica que dé lugar a otras formas de saber y
conocer que sean diferentes de las hegemónicamente instituidas como válidas.
Ello quiere decir problematizar teniendo en cuenta al sujeto, incluirlo, valorar su sensibilidad,
conciencia, historicidad. Elementos que no se han tenido en cuenta a la hora de producir
conocimiento. Actualmente nos jactamos de decir que trabajamos con la diversidad. Pero… ¿cómo
lo abordamos? ¿por qué ser tan hipócrita? En realidad trabajamos con la diversidad para luego
someterlos e instituirlos a un conjunto de saberes ya prescriptos que poco tienen en cuenta su
cultura. Sabiendo que en un aula hay niños provenientes de pueblos originarios y/o de países
latinoamericanos, pregunto: ¿alguien se detuvo a pensar que conocimientos les es necesario enseñar
a partir de su cultura? ¿Qué es lo verdaderamente significativo para él? Y.. ¿para nosotros? O
también como diría Rodolfo Kush somos americanos europeizados dónde todo lo de América
Latina hiede, es hostil, incómodo, mientras que Europa significa progreso y civilización. Sólo me
queda una reflexión ¡cuánto tiempo hemos pasado mirando hacia el occidente! ¿No es hora de
ladear la cabeza y mirar hacia el norte, nuestro norte, nuestro oriente? ¿No es hora de validar otro
tipo de conocimiento que no sea el europeo como única forma de conocer? En definitiva, entiendo
que las formas de colonización que se dieron en la modernidad también siguen vigentes en la
actualidad. Y además, ¿qué hay de mi pensamiento? ¿Pienso lo quiero pensar o lo que quieren que
piense? ¿Estamos tan ciegos que no podemos ver que aún creyéndonos superiores por ser
americanos y responder a una cultura europea somos fruto de una dominación constante?
Obviamente no estamos hablando de negar o sacar de lugar una cultura, sino de no ubicar la
práctica educativa en una única teoría válida y hegemónica. Es decir, tener en cuenta las
experiencias.
II. a. 04. –En primer lugar, cuando hablamos de colonialidad del poder, estamos hablando de las
diferencias que existen entre el colonizador y el colonizado. Obviamente, al primero se le atribuyen
adjetivos como maldad, barbarie, mientras que al segundo se lo califica como bondadoso, civilizado
y racional. Por lo que ya podemos ver que hay una confrontación entre dos culturas. En un proyecto
de gubernamentabilidad, se entiende que el Estado implementa mecanismos jurídicos y
disciplinarios para civilizar al colonizado y así cumplir con su proyecto de modernidad basado en la
racionalización.
De esta forma podemos decir que surge “la invención del otro”. Esto es, los dispositivos de
saber/poder a partir de los cuales esas representaciones son construidas2. No se trata de ocultarlo,
sino de abordarlo teóricamente sustentado en una normatividad científicamente legitimada. Para
ello, un dispositivo clave que llevara a cabo esa función fue la escuela que a través de ciertas
tecnologías pedagógicas tales como los
2Castro – Gomez, Santiago, Ciencias Sociales, violencia epistémica y el problema de la invención
del otro, pag 153
II. a. 05. Podemos decir que aquello a lo que se llamó “proyecto de modernización” ya no persiste
porque el Estado pierde la capacidad de organizar la vida de las personas y actualmente es
reemplaza por lo que llamamos globalización, el cual a diferencia del anterior ya no puede ser
caracterizado como un proyecto por no necesitar de una instancia central que regule los mecanismos
de control social.
Lo cierto, es que a través de las tecnologías de la información se generan espacios democráticos en
los que los sujetos pueden expresarse resistiéndose aún a los imperativos del mercado. Existen otras
formas de conocer, y los temas que cobran relevancia tienen que ver con la fragmentación del
sujeto, la articulación de las diferencias, entre otros. Claro está que es lo contrapuesto a un sistema
moderno que intentaba homogeneizar, igualar, civilizar mediante dispositivos de control. No porque
ahora no existan dispositivos de poder y control, sino porque ya no hay una instancia central que
los regule como el Estado.
“Escaparse” de la racionalidad dada por un estado moderno, nos permite dentro de la educación
visualizar al otro, enriqueciendo toda práctica educativa que tenga en cuenta las culturas. Pero no
desde un discurso demagógico, sino desde una práctica que nos lleve a la libertad de ser, sin ocultar
las identidades culturales y obviamente cuestionar y tener una actitud crítica frente a las nociones
de “raza”, propias de la modernidad que generaron identidades opuestas legitimando solo una de
ellas colonizando a través de de su completa occidentalización 3.