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All content following this page was uploaded by José Ramón Ortiz-Gómez on 06 January 2016.
1- Definición de términos:
El dolor a pesar de ser tan antiguo como el hombre, no es fácil de definir. En 1979
la IASP (Internacional Asociación para el Estudio del Dolor) lo define como “una
experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada con una lesión hística,
presente o potencial, o descrita en términos de la misma”.
Precisamente en esta variedad de factores que influyen sobre la vivencia del dolor
por cada paciente y en el hecho que cada paciente experimenta el dolor de una forma
propia, radica la necesidad de un enfoque terapéutico personalizado y multidisciplinar.
Antes de entrar a valorar los diferentes tipos de dolor, conviene definir una serie de
conceptos que a menudo se usan erróneamente:
1.1.- Alodinia: percepción de un estímulo sensorial no dolorosos como dolor.
1.2.- Analgesia: ausencia de percepción dolorosa.
1.3.- Anestesia: ausencia de todo tipo de sensaciones, incluyendo el dolor.
1.4.- Anestesia dolorosa: dolor en el área que no tiene sensación dolorosa.
1.5.- Disestesia: sensación desagradable o anormal con o sin estímulo.
1.6.- Hipoalgesia: respuesta disminuida a un estímulo doloroso.
1.7.- Hiperalgesia: respuesta aumentada a un estímulo doloroso.
1.8.- Hiperestesia: respuesta aumentada a la estimulación leve.
1.9.- Hiperpatía: presencia de hiperalgesia, hiperestesia y alodinia, en general aunadas
a sobrerreacción y persistencia de la sensación posterior al estímulo.
1.10.- Hipoestesia: respuesta disminuida a la estimulación leve.
1.11.- Neuralgia: dolor en el área de inervación de un nervio.
1.12.- Parestesia: percepción de una sensación anormal sin un estímulo aparente.
1.13.- Radiculopatía: anormalidad funcional de una o varias raíces nerviosas.
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caracteriza por hiperestesia, hiperalgesia cutánea y/o muscular, e incluso dolor muscular
a la palpación superficial (ej. Colecistitis, angina de pecho...).
Son episodios de dolor agudo que se repiten periódicamente durante toda la vida del
sujeto o durante un período prolongado (Ej. Migrañas).
2.2.2 – Dolor maligno o crónico agudo:
Es un dolor continuo de duración limitada. Dura meses o años, acabando
generalmente en curación o con la muerte del paciente. Es el caso del dolor neoplásico.
2.2.3 – Dolor crónico benigno o no maligno:
Debido a causas no neoplásicas y no potencialmente mortales. Esta clasificación es
poco afortunada, porque un dolor crónico e invalidante como en el observado en caso
del miembro fantasma o la artritis reumatoide nunca es benigno para el paciente,
independientemente de cual sea la causa.
Hasta ahora, queda claro, que no podemos hablar de un dolor único, o enfocarlo
desde un objetivo simplista. La palabra dolor se aplica para definir un rango muy
amplio de sensaciones no placenteras, tanto consideradas normales (dolor nociceptivo)
como anormales (dolor neuropático).
Por esto, se ha llegado a postular una teoría intermedia que establece 3 fases en
la percepción del dolor. La primera fase se correspondería al dolor nociceptivo (dolor en
respuesta a una lesión). En la segunda fase, debido a la presencia de un estímulo nocivo
mantenido y la liberación de mediadores inflamatorios, se produce una
hipersensibilización a nivel central, con descargas aferentes persistentes. La tercera fase
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abarca aquellos dolores neuropáticos donde además existe una lesión nerviosa, con
respuestas completamente anormales ente los estímulos nocivos, o incluso en ausencia
total de ellos.
No hay que olvidar los factores que modulan el dolor, y que a menudo son de
tipo conductual y afectivo. Por esto, algunos autores hablan de percepción dolorosa y no
de sensación dolorosa, aspecto que añade mayor complejidad en la anatomofisiología
del dolor, al incluir el tálamo, el sistema límbico, el hipotálamo o la corteza cerebral.
asociados a las fibras C (suelen actuar como nociceptores polimodales). Los primeros
también se denominan fibras del grupo III en nervios musculares y responden a
sustancias algógenas como los iones de potasio, la bradicinina o la serotonina, además
de a contracciones sostenidas del músculo. Las fibras amilínicas (fibras musculares del
grupo IV o fibras C) responden a estímulos como el calor, la presión o la isquemia
muscular.
Los nociceptores ejercen una función doble: por un lado la transmisión aferente
de la información nociceptiva y por otra parte una acción trófica eferente relacionada
con los estados iniciales de la inflamación tisular además de la transmisión eferente de
la información nociceptiva. Esta última función queda manifiesta en caso de lesiones o
enfermedades que producen denervación, como en el caso de las distrofias cutáneas
diabéticas, y parece depender del reflejo axónico, que induce vasodilatación cutánea y
un incremento de la permeabilidad capilar inducido por la liberación de sustancias
vasoactivas contenidas en las terminaciones nociceptivas aferentes, como la sustancia P,
leucotrienos y bradicinina, que a su vez inducen la liberación de histamina y
prostaglandinas por los mastocitos circundantes.
Además de participar en la reacción inflamatoria, estas sustancias contribuyen al
establecimiento de los mecanismos de hiperalgesia primarias y a la activación de
nociceptores en reposo.
consciente. A medida que las fibras de este haz ascienden hacia el tálamo se
produce una notable reducción en su número, especialmente en el tronco del encéfalo.
Por su parte, el fascículo lateral (nociceptivo) atraviesa sin interrupción el bulbo, la
protuberancia y el pedúnculo cerebral, donde vuelve a unirse al fascículo anterior para
terminar ambos en el núcleo posteroventral del tálamo.
Figura 3: Vías sensitivas de los pares craneales y conexiones de sus núcleos sensitivos:
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pares craneales, una vez que han tenido su primera neurona en el ganglio
correspondiente, alcanzan la segunda neurona, situada en los núcleos citados, de donde
saldrían las fibras que, bien directas o bien cruzadas, se integran en el haz secundario
dorsal del trigémino, que termina en el núcleo ventral posteromedial del tálamo, en la
tercera neurona, desde donde surgirían los axones que alcanzarían las áreas corticales 3,
1 y 2.
Este sistema está ligado al mantenimiento del nivel de consciencia y, por tanto, es
uno de los principales componentes del sistema reticular activador ascendente.
médula por el asta anterior son también fibras nociceptivas, un 70% de ellas somáticas y
el 30% restante viscerales.
Los nociceptores de la cara y cuello van por las ramas del nervio trigémino y
alojan sus cuerpos celulares en el ganglio de Gasser. Sus ramas centrípetas entran en el
tronco cerebral por el puente de Varolio y se proyectan caudalmente hasta alcanzar la
sustancia gris del núcleo del trigémino.
VI. Las láminas I, V y VI son fundamentalmente nociceptivas mientras que las láminas
III y IV son no nociceptivas. La lámina II es nociceptiva en su capa externa y no
nociceptiva en su capa interna. Las láminas I y V presentan convergencia
cutaneomusculovisceral, fenómeno que parece hacerse extensivo a la lámina VI.
A nivel del asta posterior medular, la información sensorial es procesada por
diferentes clases de neuronas que se clasifican en:
a) Neuronas de clase I, mecanorreceptoras, no nociceptivas: se activan
exclusivamente por receptores sensoriales de bajo umbral y se encuentran sobre todo a
nivel de las láminas III, IV y V.
b) Neuronas de clase II, multirreceptoras, de amplio rango o convergentes: son
excitadas tanto por mecanorreceptores como nociceptores, respondiendo a una gran
variedad de estímulos, inocuos o nociceptivos, procedentes de diferentes partes del
organismo (piel, músculo y vísceras). Se encuentran en las capas profundas del asta
posterior, aunque se han hallado también en las superficiales, en las láminas I, V y VI.
Permiten discernir entre estímulos inocuos y nocivos. Parecen llevar información sobre
la intensidad y localización espaciotemporal del estímulo en cuestión.
c) Neuronas de clase III, nocirreceptoras: son excitadas sólo por estímulos
nociceptivos que activan los nociceptores correspondientes, por lo que se cree que
ejercen un papel predominante en la señalización del carácter nociceptivo de un
estímulo. Ayudan también a delimitar con exactitud el estímulo doloroso, ya que poseen
campos receptores pequeños. Aparecen en las láminas I (sobre todo), IIe, V y VI.
Wall postula la siguiente distribución anatómica de la sustancia gris medular que
se expone en la tabla 3.
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Zona gelatinosa de 1. Células en tallo: envían impulsos excitadores La región IIi responde a
Rolando (Láminas adicionales a las zonas de proyección situadas en la aferencias no nociceptivas; la
II y III de Rexed): zona marginal. IIe se activa con información
interna (IIi) y 2. Células en isleta: posiblemente son interneuronas proveniente de las fibras A-
externa (IIe). inhibidoras moduladoras de la transmisión delta y C nociceptoras.
nociceptiva a nivel del relevo de 2º orden en el asta
posterior.
Lámina IV Responden a estímulos mecánicos no nociceptivos Zona no nociceptiva.
de conducción rápida y bajo nivel de activación.
Lámina V: junto a neuronas de amplio margen de respuesta (Wide Junto a las neuronas de la
la lámina IV Dynamic Range), ya que al aumentar la intensidad lámina I constituyen el grupo
constituye el del estímulo aumenta su frecuencia de descarga. celular más importante en la
llamado núcleo Responden a estímulos de alto y bajo umbral, transmisión nociceptiva hacia
propio. nociceptivos e inocuos, procedentes de la piel y de el cerebro.
tejidos profundos, así como a estímulos de origen
visceral transmitidos por fibras A-beta, A-delta y C.
Lámina VI Alberga neuronas de clase III o nociceptivas puras, Zona importante en la
que responden a estímulos inocuos de bajo umbral recepción y transmisión de la
provenientes de los músculos, a estímulos cutáneos información nociceptiva
de bajo y alto umbral y a estímulos de origen ascendente
visceral.
Lámina VII: Forma parte del asta anterior medular. Parece participar, en la
recepción nociceptiva.
Láminas VIII, IX Parecen estar poco relacionadas con el dolor Por determinar
yX
3.3.5.1- Hipotálamo:
El papel del hipotálamo en el dolor parece estar relacionado con la producción
de estímulos aferentes hacia la sustancia gris periacueductal.
3.3.5.2- Tálamo:
Es un conjunto de núcleos diencefálicos donde confluyen todas las vías
sensitivas aferentes (a excepción de la olfatoria).
Los núcleos talámicos implicados en el dolor son el ventroposterolateral y los
núcleos intralaminares y paralaminares. Al primero llegan las aferencias de la vía
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Bibliografía recomendada:
1.- IASP Pain terms: a current list with definitions and notes on usage. Pain 1986;
(Suppl. 3): S215-S221
2.- Raja SN, Meyer RA, Ringkamp M, Campbell JN. Peripheral neural mechanisms of
nociception. In Wall PD, Melzack R Eds. Textbook of pain (4 th edition). Churchill
Livingstone, Edinburgh 1999; 11-57
3.- Cervero F, Laird JMA. Fisiología del dolor. En Aliaga L, Baños JE, Barutell C et al
Editores. Tratamiento del dolor. Teoría y práctica (2ª ed.). Publicaciones Permanyer.
Barcelona, 2002: 9-26
4.- Gracely RH, Lynch SA, Bennett GJ. Painful neuropathy: Altered central processing
maintained dynamically by peripheral input. Pain 1992; 51:175-94
5.- Treede RD, Meyer RA, Raja SN, et al. Peripheral and central mechanisms of
cutaneous hyperalgesia. Prog Neurobiol 1992; 38: 397-421
6.- Devor M, Seltzer Z. Pathophysiology of damaged nerves in relation to chronic pain.
In Wall PD, Melzack R Eds. Textbook of pain (4th edition). Churchill Livingstone,
Edinburgh 1999; 129-64
7.- Puerta AJ, Peña A, Gil P, Prados JL, Alfonso J, Riaño M. Estudio de conjunto de
las vías del sistema nervioso central. En Puerta Fonolla AJ ed. Neuroanatomía. Luzan 5
SA de ediciones. Madrid 1986; Tomo II, 317-52