Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
1652
Etapas de investigación de un nuevo fármaco hasta su distribución en el mercado.
1. OBTENCION: Los siguientes son los métodos más utilizados para obtener nuevas moléculas con
uso potencial como medicamentos;
e) Utilización de la Biotecnología
(fase 0) Fase Química: Lo primero que se debe conocer de una nueva molécula es todo el
conjunto de propiedades fisicoquímicas; estado físico, estructura química, peso molecular,
solubilidad en agua y en lípidos, punto de fusión y de ebullición, densidad, pKa, espectros
infrarrojo y ultravioleta, espectrometría de masas y RMN, termolabilidad, fotosensibilidad y
estabilidad en disolución o en presencia de humedad, etc; es importante porque se debe iniciar el
proceso de desarrollo de formas farmacéuticas adecuadas para el posible uso del nuevo
compuesto como un medicamento en el hombre.
Fase Biológica: Es de suma importancia ntes de iniciarse las pruebas clínicas en seres humanos, se
debe tener al menos una aproximación acerca del perfil farmacocinético y farmacodinámico del
producto en dos especies animales diferentes, incluyendo su potencial toxicológico a corto y largo
plazo; éstas pruebas se realizan en animales íntegros, en órganos aislados de animales, en cultivos
celulares o a escala molecular, dependiendo de cual sea el objetivo farmacológico.
La evaluación toxicológica incluye la realización de las siguientes pruebas: toxicidad aguda (efectos
de dosis únicas), toxicidad subaguda y crónica (efectos de dosis múltiples durante tiempos
prolongados, dato muy importante sobre todo si el fármaco va a ser utilizado de manera crónica
en el ser humano), efectos sobre el comportamiento reproductivo (conducta de apareamiento,
reproducción, preñez, parto, descendencia, teratogénesis y defectos congénitos), potencial
carcinogénico, mutagénico y otras pruebas de toxicología de investigación como son la dosis sin
efecto (dosis máxima a la cual el efecto tóxico específico no se observa), la dosis letal mínima
(dosis más pequeña que produce la muerte de cualquier animal) y la dosis letal media o DL50
(dosis que ocasiona la muerte en el 50% de los animales). Todas las anteriores pruebas preclínicas
tienen una serie de limitaciones, entre las cuales se destacan:
a) Se necesita un número muy grande de animales para obtener resultados válidos, por eso cada
día se utilizan más las pruebas de cultivo de células y tejidos, pero éstas también tienen un valor
muy limitado.
García Patiño Jesús
1652
b) Los datos de toxicidad obtenidos en animales, no siempre son extrapolables al ser humano y en
ocasiones se encuentran resultados bien diferentes de toxicidad entre el humano y distintas
especies animales.
c) Por razones estadísticas, es poco probable que se detecten efectos adversos poco frecuentes.
El término “Ensayo clínico” (sin el adjetivo “controlado”) es muy amplio y se refiere a los procesos
de evaluación de un nuevo medicamento en el ser humano. En general, el término ensayo clínico
es aplicable a todas las fases (I a IV) del desarrollo de un nuevo medicamento, ya que contempla la
evaluación experimental de una sustancia o medicamento mediante su administración o
aplicación al ser humano con alguno de estos fines:
Estudios de Fase I Son las primeras pruebas de investigación en seres humanos; como su principal
objetivo es conocer acerca de características propias del producto investigado y el de establecer
los rangos de dosis aceptables (por ahora no interesa establecer su eficacia), se deben llevar a
cabo en voluntarios sanos y no en sujetos enfermos que podrían confundir la interpretación de las
pruebas; solamente cuando se conoce por la fase preclínica que el fármaco en estudio tiene una
toxicidad muy elevada, como por ejemplo en el caso de los agentes antineoplásicos,
antiretrovirales o inmunosupresores.
Estudios de Fase III El Ensayo Clínico Controlado ECC (Randomized Clinical Trial RCT) El Ensayo
Clínico Controlado (o Aleatorizado, o Randomizado) es considerado hoy en día como el estándar
de oro para establecer y comparar la eficacia de dos o más intervenciones, en éste caso
farmacológicas; según la definición que da el epidemiólogo clínico británico Stuart Pocock, un
ensayo clínico “es un experimento cuidadosa y éticamente planeado que incluye pacientes y que
es diseñado para dilucidar el tratamiento más apropiado para futuros pacientes con una
determinada patología.” Entonces, luego que el nuevo fármaco haya demostrado ser
razonablemente eficaz y seguro en las fases de desarrollo anteriores, se debe comparar contra el
García Patiño Jesús
1652
tratamiento estándar para la misma condición en un gran ensayo que incluya un elevado número
de pacientes; en la actualidad ningún nuevo fármaco es aprobado en el mundo para su uso en
humanos, si no ha sido evaluado de forma adecuada mediante ensayos clínicos controlados.
Estudios de fase IV Cuando un nuevo fármaco es aprobado para su uso terapéutico, no significa
que su relación beneficio/riesgo esté totalmente establecida; significa que a través de los ensayos
clínicos, el fármaco en cuestión ha demostrado una eficacia buena y un perfil de reacciones
adversas aceptable; pero todavía es mucho lo que falta por conocer sobre todo en relación con
reacciones adversas, ya que en el contexto de los ensayos clínicos, no se habrán podido conocer
aquellas que tengan una muy baja incidencia (recuérdese que el ensayo clínico más grande no
incluye más de 40.000 pacientes) o que se presenten después de varios años de haber tenido la
exposición al fármaco; de esto se puede deducir que el asegurar la eficacia y seguridad de un
fármaco, es una tarea que debe perdurar desde los primeros ensayos realizados con el
medicamento en su período de investigación y durante todo el tiempo en que el medicamento
esté en uso clínico.
Además para su distribución es de suma importancia saber qué tipo de fármaco es el que está a
punto de salir al mercado por ello de acuerdo a la ley general de salud se deben de tomar en
cuenta los grupos de medicamentos:
I. Medicamentos que sólo pueden adquirirse con receta o permiso especial, expedido por la
Secretaría de Salud, de acuerdo a los términos señalados en el Capítulo V de este Título;
II. Medicamentos que requieren para su adquisición receta médica que deberá retenerse en la
farmacia que la surta y ser registrada en los libros de control que al efecto se lleven, de acuerdo
con los términos señalados en el capítulo VI de este título. El médico tratante podrá prescribir dos
presentaciones del mismo producto como máximo, especificando su contenido. Esta prescripción
tendrá vigencia de treinta días a partir de la fecha de elaboración de la misma.
III. Medicamentos que solamente pueden adquirirse con receta médica que se podrá surtir hasta
tres veces, la cual debe sellarse y registrarse cada vez en los libros de control que al efecto se
lleven. Esta prescripción se deberá retener por el establecimiento que la surta en la tercera
ocasión; el médico tratante determinará, el número de presentaciones del mismo producto y
contenido de las mismas que se puedan adquirir en cada ocasión.
García Patiño Jesús
1652
Se podrá otorgar por prescripción médica, en casos excepcionales, autorización a los pacientes
para adquirir anticonvulsivos directamente en los laboratorios correspondientes, cuando se
requiera en cantidad superior a la que se pueda surtir en las farmacias;
IV. Medicamentos que para adquirirse requieren receta médica, pero que pueden resurtirse tantas
veces como lo indique el médico que prescriba;
VI. Medicamentos que para adquirirse no requieren receta médica y que pueden expenderse en
otros establecimientos que no sean farmacias.
Referencias
1. Bustamante C. Fases del desarrollo de un nuevo fármaco. En: Ardila E, Sánchez R, Echeverry R.
Estrategias de investigación en medicina clínica. El Manual Moderno. Bogotá, 2001. Capítulo 12,
págs. 123-134.
2. Berkowitz BA, Katzung BG. Evaluación básica y clínica de nuevos fármacos. En: Katzung BG.
Farmacología básica y clínica. 6ª ed. Ed. Manual moderno.Capítulo 5, pags. 75-87. México D.F.,
1996.
3. Laurence DR, et al. Discovery and development of drugs. In: Laurence DR, et al. Clinical
Pharmacology. 8th ed. Ed. Churchill Livingstone. Chapter 3, pags. 40-46. New York, 1997.