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EXPERIENCIA DE APRENDIZAJE 4

Actos discursivos: la argumentación

Por
Gloria Inés Yepes C.
Hilda Mar Rodríguez G.
María Edilia Montoya L.

¿Está usted de acuerdo con…?


¿Qué opina sobre...?
¿A usted le parece que…?
¿Debemos optar por…?

A diario experimentamos encuentros comunicativos de corte argumentativo: cuando el


vendedor o la vendedora nos convence sobre las bondades del producto que promociona;
cuando la publicidad nos incita a consumir un determinado producto o cuando un personaje
público quiere que nos adhiramos a sus ideas y apoyemos su proyecto; cuando en la
televisión presentan un programa de opinión y nos brindan información para decidir sobre
qué es lo mejor o lo correcto para nosotros o para la comunidad; cuando leemos una crítica
periodística o asistimos al debate de algún tema o cuando nuestros hijos nos dan razones
para que les permitamos un rato más de juego.

Entre la exposición y la argumentación no hay una clara línea divisoria. Como observamos
en la experiencia anterior, la número 3, la exposición nos ofrece información suficiente y
necesaria para que el interlocutor comprenda el objeto de conocimiento (evento, situación,
asunto); dicha información, que funciona a modo de premisa, la empleamos para
convencer, persuadir o tomar decisiones. Así mismo, los límites sutiles entre la explicación
y la argumentación, en los casos de análisis en problema-solución y de relaciones entre
causas y sus posibles efectos.

Por su importancia para la vida familiar, social, política y académica, en esta experiencia de
aprendizaje exponemos los mecanismos esenciales del proceso argumentativo: sus
características, su estructura, y los componentes lingüísticos de mayor uso. También
planteamos algunos ejercicios para afianzar esta modalidad discursiva.

1. CARACTERÍSTICAS DE LA ARGUMENTACIÓN

La argumentación es la posibilidad de usar la palabra para producir actos discursivos en los


cuales se toma una posición, de manera razonada, frente a una temática o una problemática.
Es un evento del pensamiento en el cual se involucran las leyes del razonamiento (la
lógica), las reglas para probar o refutar (la dialéctica), y el uso de recursos verbales con el
fin de persuadir, aludiendo a los afectos, las emociones, las sugestiones (la retórica).
Ya que pretende influir sobre la conducta o las creencias del interlocutor, la argumentación
tiende a privilegiar la función apelativa del lenguaje. Sin embargo, en todo acto
argumentativo coexiste la función referencial dado que transmite información, y la
función poética ya que la forma de decir las cosas es fundamental, como se manifiesta
en la publicidad y en los ensayos literarios.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, argumentar significa “argüir, sacar


en claro: descubrir, probar. Aducir, alegar. Disputar, discutir una opinión ajena”.
Sinónimos de la misma pueden ser: incitar, exhortar, sugerir, atraer, influir, seducir.
Esta propiedad está vinculada especialmente con ámbitos éticos, es decir, en el
mundo de los valores humanos. Damos por caso la clonación. Este es un asunto
biomédico que se desarrolla en el campo de la genética. Ahora bien, su aceptación o
rechazo se vincula con lo ético y moral, en el discurrir del respeto humano. Por tanto,
se establecen posiciones encontradas: ¿se debe aceptar la clonación?, ¿cuándo, cómo
y por qué puede o debe ser empleada? Este asunto de evidentes consecuencias
humanas, polariza a la sociedad (eclesiástica, política, científica, académica, e incluso
a la sociedad civil), y la controversia entra en juego.

Por ello, en la argumentación se tiene como propósito convencer o persuadir a través de un


plan (lógico) constituido por un conjunto de ideas (proposiciones o premisas) que
respaldan una posición frente al hecho o la situación. Implica tener claros los
puntos de vista a favor o en contra del hecho que se desea criticar o defender, y las
razones que justifican la posición asumida. Quien argumenta debe tomar una
posición o plantear una tesis (“estoy de acuerdo con…”; “me parece que…”;” yo
creo que…”), apoyarse en unos argumentos o razones, y llegar a una conclusión.

Según lo dicho previamente, la argumentación surge en situaciones polémicas en donde hay


controversia, desacuerdo, discusiones, disputas, conflicto de intereses. Argumentar
es justamente lo contrario de asumir posiciones obcecadas, fanáticas, aferradas a un
solo punto de vista, e incluso de actitudes violentas.

Si el argumentador pretende conseguir su objetivo, ya sea crear una opinión favorable sobre
un tema, ya sea modificar la posición del interlocutor, o defender su punto de vista,
según Camps y Dolz (1995) debe:

1. Conocer un tema polémico y ser consciente de los diversos puntos de vista que existen
sobre él; 2. discutir los diferentes puntos de vista y los recursos argumentativos posibles
para defenderlos; 3. tener su propia opinión sobre el tema discutido; 4. valorar los
argumentos contrarios; 5. justificar su punto de vista con un conjunto de argumentos
adecuados; 6. utilizar de manera rigurosa y consciente los argumentos; 7. desarrollar
estrategias para atraer los sentimientos de los otros; 8. reconocer los argumentos del
oponente y saberlos refutar; 9. aceptar e incorporar algunos de los argumentos del
adversario como concesiones; 10. saber negociar una posición de compromiso.

Como se puede apreciar, el discurso argumentativo es de gran complejidad, por lo que


requiere una gran capacidad oratoria, lo que a su vez implica conocer exhaustivamente sus
mecanismos. Como refuerzo de lo dicho hasta aquí, veamos cómo nos presentan Calsa-
miglia y Tuson (1999:295) el asunto:

Objeto: Cualquier tema controvertido, dudoso, problemático, que admite


diferentes maneras de tratarlo. Se puede formular como pregunta.

Locutor: Ha de manifestar una manera de ver e interpretar la realidad, una toma


de posición. Expone la opinión a través de expresiones modalizadas
(adjetivos calificativos, conectores, expresiones interrogativas y
exclamativas retóricas) y axiológicas (contraste de ideas, de
posiciones ante el tema).

Carácter: Polémico, marcadamente dialógico; se basa en la contraposición de


dos o más posturas (verdades o creencias aceptadas o posiciones
defendidas por un sector o por una persona). Los enunciados se
formulan en relación con otros enunciados. Se manifiesta la
oposición, el contraste, la desautorización, el ataque, la provocación…

Objetivo: Provocar adhesión, convencer, persuadir a un interlocutor o a un


público de la aceptabilidad de una idea, de una forma de ver el tema
que se debate.

Como ejercicio, seleccione de entre las siguientes aseveraciones o refranes populares,


cuáles pueden cumplir con el objeto, carácter y objetivo de la argumentación. Además,
reflexione desde qué punto de vista psicológico, moral, político o filosófico se enuncia cada
una de ellas; y, por último, cuál es su postura ante estas afirmaciones:
- “La letra con sangre entra”
- “Gana diligencias con padrenuestros ajenos”
- “Las caídas del caballo enseñan al jinete”
- “La peor diligencia es la que no se hace”
- “Un burro diciéndole a otro orejón”
- “Las cosas valen lo que den por ellas”

De las siguientes ideas, marque con una ‘h’ las que corresponden a hechos o situaciones
observables y verificables, y con una ‘o’ las que correspondan a opinión o toma de
posición.
- La tecnología hace posible la comunicación a distancia.
- La propuesta curricular debe centrarse en el desarrollo de habilidades cognitivas.
- En el mar se encuentran las mayores riquezas del planeta.
- El castigo es el eje central de la crianza.
- En caso de aborto no hay concesión: todas las mujeres deben ser sentenciadas.
- La Universidad de Antioquia es la mejor del mundo.
- La leche es el único producto animal cuya función específica es la de servir de
alimento completo.
- Propongo que se elimine la “Ley Zanahoria.”

Enuncie tres hechos:


_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
________________________________________________________________

Enuncie tres opiniones:


_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_____________________________________________________________

2. CARACTERÍSTICAS DE LA ARGUMENTACIÓN

La argumentación se emplea en un amplio abanico de posibilidades sociales y culturales,


tanto individuales como colectivas, tanto orales como escritas, así:

- De carácter interpersonal, manejada en la vida cotidiana para solicitar permisos o conce-


siones, dialogar con un amigo o amiga sobre un asunto de interés o de actualidad,
discutir las decisiones tomadas por otros (los patronos, por ejemplo). En ella se emplea
una estructuración informal, con registro familiar y tono coloquial, aunque obviamente
con apoyos o razones y justificaciones valederas.

- De carácter social, utilizada en cartas, valga decir, al director de revistas o periódicos,


artículos de opinión, manifiestos, anuncios publicitarios, debates, mesas redondas. Aquí,
se emplea un discurso más estructurado, con un registro técnico o científico, de acuerdo
con la temática y con el público. Se emplean tonos variados: humor, ironía, sátira.

- De carácter técnico, empleada en el terreno científico, académico, jurídico y administrativo,


por citar solo algunos y se evidencia, por ejemplo, en tratados, alegatos, sentencias, deman-
das... Se manejan estructuras muy formalizadas, con un registro técnico o científico, con un
tono revestido de autoridad y con estructuras lógicas altamente rigurosas.

Para defender una opinión, suele adoptarse una de estas tres posturas argumentativas:

- Postura positiva: el argumentador aporta argumentos que apoyan su tesis; por ello se le
denomina argumentación positiva o de prueba: “Creo que…”, “Me parece que…”

- Postura negativa: el argumentador ofrece razones que refutan o rechazan argumentos


contrarios a su propio punto de vista; esto es, argumentación negativa o de refutación: “No
estoy de acuerdo con…”, “Se cree que… pero…”, “La falsa premisa de que… necesita
corregirse como…”

- Postura ecléctica: se aceptan algunas razones ajenas otorgando concesiones, pero con el
aporte de argumentos propios. “Estoy de acuerdo con la idea central; sin embargo creo que
hay unos hechos que no se han considerado y…”
3. SUPERESTRUCTURA DE LOS TEXTOS ARGUMENTATIVOS

Por lo regular, en el acto argumentativo se intercalan descripciones, narraciones o expli-


caciones que funcionan como argumentos o refuerzan la función dominante, esto es, la
persuasión. También aparecen estructuras de problema-solución en donde se aportan ele-
mentos ante las situaciones adversas, y en estructuras de causa-efecto como las que se
ejemplificaron en páginas anteriores.

Hay variedad en la superestructura de los textos argumentativos, pero, en general, se orga-


niza en tres partes. Así las describe Cuenca (1995):
 Introducción: se presenta el tema (una opinión general o particular), se intenta crear
una disposición favorable en el receptor y se exponen los hechos para que él
conozca la posición defendida por el emisor y se sitúe de su parte.
 Desarrollo: se articula con la exposición y defensa de los argumentos favorables y
la refutación de los argumentos contrarios al tema.
 Conclusión: actúa como síntesis de lo dicho y refuerzo de la tesis defendida.

Tipos de argumentos
Para lograr el propósito de convencer o persuadir, o por lo menos para participar en la
polémica, quien argumente puede recurrir a varios de los siguientes tipos de argumentos:

1. Autoridad: basados en opiniones, presupuestos, investigaciones o tratados expuestos por


personas de prestigio, reconocidas en ámbitos culturales o intelectuales específicos. Hay
apoyos por autoridad de forma directa, cuando la persona es reconocida en un campo en
particular porque ha tratado el tema a profundidad; e indirecta o por analogía, cuando la
opinión no corresponde cabalmente con el tema tratado, pero apuntala el problema o la
situación abordada.

2. Certeza o de hecho: se basan en pruebas observables, esto es, en situaciones que se


pueden apreciar porque pertenecen a realidades físicas o psicológicas, tanto individuales
como colectivas.

3. Experiencia: cuando el argumentador acude a situaciones que ha vivido o experimentado


y que se vinculan con el tema, como su experiencia laboral, académica, política, entre otras.
Algunas veces se retoman experiencias de personas reconocidas social o culturalmente.

4. Ejemplos: se emplean casos concretos, susceptibles de ser generalizados. Deben


constituir una muestra representativa y no un caso aislado o particular. Además, el ejemplo
seleccionado debe gozar del carácter de hecho. En algunos casos, se emplean anécdotas,
cuentos, citas literarias, refranes para extraer una regla general.

5. Causalidad: “esta clase de argumentos se fundamenta en el principio de causalidad,


según el cual todo lo que es o comienza a ser (estado o suceso) es el resultado o efecto de
una causa o de un conjunto de causas desencadenantes. Las posibles causas que desenca-
denan un fenómeno hacen las veces de premisas o antecedentes, y su función, en este caso,
es explicar por qué algo ocurrió o por qué algo puede suceder. […] están directamente
relacionados con los hechos, ya de la vida diaria, ya de carácter científico. En uno y otro
caso, aunque procedamos según la razón práctica o la razón científica, las premisas son
explicaciones probables del porqué de los hechos” Villareal (2001:252). Este tipo de
argumentos se emplea para predecir o prevenir la aparición de otros hechos o situaciones.

6. Analogía: “se utiliza para sustentar conclusiones de conceptualización compleja. Se


define como una ‘semejanza de relación’ entre los términos de la conclusión y los de la
premisa. Esta semejanza de relación permite explicar, mediante términos de fácil
comprensión, los de difícil comprensión que conforman la conclusión” Villareal
(2001:246). Por ejemplo, con el fin de vender un juego matemático, el publicista compara
la agilidad mental de un niño con la destreza de un computador, para que los padres o edu-
cadores observen la rapidez y eficiencia que dicho niño puede alcanzar.

7. Probabilidades: se basan en datos estadísticos o en cálculos de probabilidades, los cuales


gozan de gran aceptación en el mundo científico, dando cierto carácter empírico al argu-
mento. Se emplean, por caso, las encuestas con representatividad en la muestra, o datos de
informes de investigación, entre otros.

8. Presunción: sustentado en ideas vinculadas al principio de verosimilitud, es decir, en


hechos o situaciones que pueden ocurrir dados ciertos precedentes. Por ejemplo, plantea
una señora: “Nos estamos aislando de los demás. Si nos descuidamos, va a llegar el día en
que no tendremos que salir para nada de nuestras casas porque, gracias a la tecnología,
podremos hace todo por computador: negocios, estudio, amistades, entretenimiento. Hasta
se consiguen parejas por Internet y el noviazgo es virtual. Posiblemente también se casarán
por esa vía y no tendrán que convivir en el mismo espacio físico”.

9. Silogismo o estructura argumentativa que contiene dos premisas y una conclusión. Puede
ser simple o muy elaborada. Veamos:

1. Todo buen escritor es un gran lector (premisa mayor que debe ser sustentada):
 Marcos es un buen escritor (premisa menor o caso concreto, apoyada con
evidencias); por lo tanto, es un gran lector (conclusión).

2. La televisión es nociva para la formación moral y psicológica de los niños. (Premisa


mayor que debe ser sustentada con razones):
 Rita ve más de cinco horas diarias de televisión (evidencia, hecho real); por lo
tanto, Rita está adquiriendo principios morales que van en contravía de los
preceptos familiares y colombianos (conclusión que caracteriza la formación de la
niña).

En los actos argumentativos, es muy frecuente cometer errores o falacias. Observemos


cómo detectarlos1:

1
http://recursos.pnte.cfnavarra.es/mmuruza1/lenguaje/argumen.htlm. Consulta realizada el
16 de enero de 2006
En general, podemos hablar de dos grandes tipos de argumentos no sujetos a las leyes
de la lógica: los argumentos incorrectos y los falsos argumentos.

Los argumentos incorrectos se derivan de la mala utilización de la lógica


argumental, y son especialmente frecuentes en las personas inexpertas. Entre ellos
destacan los siguientes:

 Elevar lo particular a la categoría de general. Este error se basa en hacer


generalizaciones a partir de uno o varios datos que resultan insuficientes. Por
ejemplo: “Tengo un vecino alemán que ha aprendido español en dos meses, luego a
todos los alemanes les resulta muy fácil aprender español.”
 Incurrir en círculos viciosos. Es un error que consiste en utilizar dos hechos
indistintamente como causa y consecuencia. Quien cae en este error no hace más que
dar vueltas a las ideas sin aclarar nada. Por ejemplo: “Mi hermana no viene a verme
porque no me quiere, luego mi hermana no me quiere porque no viene a verme.”
 Establecer falsas relaciones de causa–efecto. Por ejemplo: “He pasado por debajo
de una escalera y después me he caído, luego pasar por debajo de una escalera da
mala suerte.”

Los falsos argumentos son, en realidad, modos de persuasión ajenos a la lógica


argumental. Los más utilizados son los siguientes:

 Apelar a los sentimientos del destinatario. Este procedimiento persuasivo va


desde el halago hasta la compasión pasando por la amenaza. Leamos: “Como ustedes
son personas inteligentes y muy preparadas científicamente, sabrán comprender la
importancia que tiene la teoría que defiendo.”
 Apelar a la importancia, al prestigio o a la autoridad del emisor. Este tipo de
argumentación trata de captar la adhesión incondicional del destinatario o del
auditorio no por la tesis en sí, sino por la persona que la defiende. Se utilizan, por
ejemplo, cuando el argumentador emplea falsos argumentos como éste: “Ustedes
saben que yo nunca defendería nada que no fuera cierto...”

En consecuencia, argumentar implica llegar a una conclusión mediante el respaldo


apropiado de una idea. La superestructura se adecua según la intención comunicativa, por
lo cual el argumentador debe anticipar el tipo de interlocutor o público, seleccionar el
léxico, el registro, el tipo de argumentos y el modo argumentativo.

Pese a lo dicho, existen casos en los que no se explicita la conclusión, y el receptor debe
reconstruirla a través de la inferencia. Tampoco, en ocasiones, se manifiestan los contra-
argumentos a una tesis determinada, sino que se dejan implícitos.

4. TIPOS DE ARGUMENTACIÓN

Básicamente hay dos tipos: argumentación secuencial y argumentación dialógica. En la


primera se plantea la tesis y se sostiene con diferentes tipos de apoyos, para obtener una
conclusión.
En la dialógica, se tienen en cuenta el punto de vista contrario (la antítesis) así como los
contra-argumentos y los argumentos de apoyo. El esquema sería similar al siguiente,
tomado de Calsamiglia y Tusón (1999:298):

Dice afirmación Causalidad


Hay quien piensa A y sostiene su opinión con X argumentos de Autoridad
opina idea Certeza
… … Experiencia

SIN EMBARGO (contrariamente / en cambio / ahora bien/…)

Digo
YO Pienso B y lo sostengo con Y argumentos
Creo
Mantengo

Así mismo, hay direcciones u orientaciones al argumentar. En Proyecto Cíceros 2 explican


tres fundamentales:
C l a s i f i c a c i ó n C a r a c t e r i z a c i ó n E j e m p l o s
Todos los estudiantes de la Real
Va de lo general a lo concreto. La
Escuela Superior de Arte
tesis se expone al comienzo y, a
Dramático (R.E.S.A.D.) han
Deductiva continuación, se ofrecen los
tenido que superar una prueba
o analítica argumentos de apoyo.
de acceso; Luis es estudiante
Finalmente, se introduce la
de la RESAD; luego Luis ha
conclusión.
superado la prueba de acceso.
Va de lo particular a lo general. "Brasa" se escribe con b;
Se empieza por los hechos y "abrazo" se escribe con b;
Inductiva argumentos y se coloca la tesis o "cebra" se escribe con b, etc.;
o sintetizante conclusión al final; es decir, de luego todas las palabras que
una serie de consideraciones o contienen la sílaba "bra" se
datos, se extrae una idea final. escriben con b.
«De ordinario los jóvenes
No pretende sacar conclusiones ni
buscan respuestas en los libros,
demostrar hipótesis, sino
pero ocurre que cada libro
manifestar de forma encadenada,
suscita nuevas preguntas. Al
Paralela ideas indiscutibles (verdaderas o
que esto le suceda, será ya un
falsas), que no están
lector impenitente a lo largo de
subordinadas unas a otras por su
la vida»
contenido.
DELIBES, Miguel.

Según el público, el tema y las circunstancias, quien argumente elegirá el modo más
conveniente para lograr su propósito.

5. RECURSOS LINGÜÍSTICOS Y DISCURSIVOS PREDOMINANTES

Los argumentos que apoyan la toma de posición deben estar organizados siguiendo un plan
o eje argumental. No se trata, pues, de un simple listado de razones, sino que se emplean

2
http://recursos.cnice.mec.es/lengua/profesores/eso2/t3/teoria_1.htm Consulta realizada el 25 de
julio de 2006
nexos argumentales tales como: por esta razón, de este modo, en primer lugar, sin
embargo…

La estructura silogística (premisas-conclusión) y antitética (tesis-antítesis), además del


dialogismo (confrontación entre el emisor y el receptor -concreto o no- presente o repre-
sentado textualmente), son las dos características que movilizan el funcionamiento lingüís-
tico de la argumentación.

Entre los recursos lingüísticos y discursivos característicos de la argumentación, se


destacan:
 El uso de deixis personal: aparición de pronombres personales, en especial de la
primera persona del singular (y a veces del plural, si el emisor habla como portavoz
de un grupo). Así mismo, el ‘yo’ puede aparecer elidido, es decir, oculto, por lo que el
emisor no asume una posición directa sino indirecta. Por ejemplo, cuando alguien
afirma que “se debe eliminar el impuesto predial porque…” (recurso retórico
impersonal), en realidad está diciendo: ”yo creo, me parece, que el gobierno debe
eliminar el impuesto predial porque…”. De todos modos, dado que se enuncia la
posición de alguien frente a algo, la aparición del pronombre personal (yo, nosotros,
tú, ellos) puede ser más frecuente que en otras modalidades discursivas.

 La antonimia: relacionada con conceptos contrarios de acuerdo con la tesis - antítesis.


Hay variedad, según Cuenca (1995), así:
a) antonimia propiamente dicha (del tipo fácil/difícil, frío/caliente…), cuando los
términos se oponen de manera escalar, es decir, se presentan en una relación
graduable (muy fácil, poco caliente, etc.);
b) complementariedad (como par-impar, hombre-mujer, etc.), cuando los términos se
refieren a una oposición no graduable (un número no puede ser más par o casi impar);
c) inversión u oposición relativa (como profesor/alumno, comprador/vendedor,
delante/detrás, etc.), que se produce siempre que una palabra se define o parafrasea
en relación con otra (alguien compra porque otra persona vende).

 La modalización o empleo de oraciones y de términos tales como: superlativos


(paupérrimo, grandísimo), exclamaciones, interjecciones e interrogaciones retóricas
(que no esperan respuesta sino que llaman la atención del interlocutor), modalización
en expresiones para matizar efectos (como en la negación “no dejé de dormir”, que al
negar está afirmando que sí se durmió).

 La polifonía o intervención de diferentes ‘voces’ en el discurso, gracias a los apoyos


argumentales como los juicios de expertos o autoridades citadas, los datos estadísticos
tomados de fuentes confiables, etc.

 Los conectores, ya que en la contraargumentación conviene ir rebatiendo los


argumentos contrarios y, de ser posible, agregar los que no hayan sido previstos por el
adversario. También se usan para mostrar la lógica y marcar con claridad aspectos
como causa y consecuencia, condición, oposición total o parcial, matizaciones,
introductores de la propia opinión o de la opinión ajena, etc. Los conectores más
específicos de la argumentación se clasifican, básicamente, en tres grupos:

a) Contrastivos; utilizados para poner de manifiesto relaciones de oposición,


sustitución, restricción, contraste o ideas contrapuestas relacionadas con la tesis y la
antítesis. Se generan cuatro modalidades:
- Oposición; vinculados con la relación tesis/ antítesis: pero, en cambio, sin embargo,
ahora bien, aunque, contrariamente, no obstante, por el contrario, mientras que…
- Sustitución; usados para negar la validez de un primer elemento a través de la
aparición de una negación explícita: sino, en lugar de, en vez de, todo lo
contrario…
- Restricción; ventajosos para negar la relación entre el todo y una de sus partes:
excepto, sino, más que, aparte de, a no ser que, excepto si…
- Concesión, empleados para negar una relación entre una causa y un efecto y en la
modalidad silogística: aunque, a pesar de que, no obstante, con todo, de todas
formas, de todos modos, si… entonces, con tal que, cuando…, en caso de que,
según…, a menos que…, siempre que…, mientras…

b) Causales y consecutivos, utilizados para marcar las relaciones de causa o


consecuencia: porque, puesto que, ya que, por eso, por ello, porque, pues, dado que,
por el hecho de que, en virtud de… Entre los consecutivos se encuentran: así que, por
lo tanto, por consiguiente, en consecuencia, de ahí que…
También hay un tipo específico; serían los conclusivos: en suma, en síntesis, en
consecuencia, para resumir, en conclusión…

c) Distributivos. Empleados para señalar la enumeración y defensa de diferentes


argumentos: en primer lugar, en segundo lugar, por último, por un lado, por otro lado,
además. Cuando son varios los argumentos, se emplean marcadores discursivos
como: 1), 2), 3)… a), b), c), para pautar las ideas.

Hay otros conectores ligados a la estructura del discurso, esto es, al tipo de
argumentos o a sus nexos: condicionales (asociados con la estructura silogística,
como si, en caso de, en ese caso, etc.), y marcadores de estrategias textuales muy
usadas en la argumentación tales como: la generalización (en general, generalmente,
generalizando…), la ejemplificación (por ejemplo, pongamos por caso, así…) o la
reafirmación o énfasis (en efecto, efectivamente, de hecho…), la certeza (es
evidente que, es indudable que, nadie puede ignorar que, es incuestionable que, de
hecho, en realidad, está claro que …).

Entre los recursos lingüísticos también se encuentran los adverbios oracionales que
encabezan ideas indicando juicios de valor sobre el contenido que sigue (sinceramente…,
lamentablemente,…), o marcando aspectos de la modalidad del enunciado (probable-
mente…, posiblemente…, evidentemente…), y las locuciones que cumplen esta misma
función (con sinceridad, con toda probabilidad, sin duda, por desgracia, de manera
frecuente, etc.).
Finalmente, son frecuentes los elementos lingüísticos que se utilizan para introducir la
opinión propia: entiendo, pienso, creo, me parece, desde mi punto de vista, a mi modo de
ver, etc. Asimismo, la polémica puede estar marcada por elementos léxicos como la falacia,
el argumento, el desacuerdo, la demostración, etc.

6. RECOMENDACIONES PARA LEER O ESCRIBIR ACTOS ARGUMENTATIVOS

Cuando de argumentar se trata, usted puede interrogarse sobre los elementos esenciales.
Veamos algunas preguntas básicas sobre:
El tema:
- ¿El tema es interesante, polémico, importante?
- ¿Permite apreciar de otra manera lo aceptado tradicionalmente?
- ¿Se ha delimitado el tema, problema o asunto, o por el contrario, se ha abarcado un
amplio rango temático en términos de complejidad y extensión?
La toma de posición:
- ¿De qué asunto, tema, cuestión desea persuadir al auditorio?
- ¿Por qué piensa de esa manera?
- ¿Qué es lo que desea demostrar?
Los apoyos argumentales:
- ¿Qué razones fundamentan su posición?
- ¿Qué situaciones intervinieron para que pensara de esa manera?
- ¿Qué condiciones se requieren para que el argumento o los argumentos tengan validez?
- ¿Qué condiciones invalidan el argumento o los argumentos?
- ¿Cuáles son los limitantes del punto de vista?
- ¿Qué tan actualizados son los apoyos por autoridad, experiencia, datos estadísticos?
La conclusión:
- ¿A qué conclusiones llega?
- ¿La polémica se cierra o brinda nuevas posibilidades para la discusión?
El tipo de argumentación:
- ¿La estructura es lineal o dialógica?
- ¿La organización global es deductiva o analógica, inductiva o sintética, o es en paralelo?
- ¿Se aprecia un orden convincente y coherente en las ideas?
El destinatario:
- ¿Quién es el destinatario o público a quien se dirige el acto persuasivo?
- ¿Cómo es el contexto social, político, ideológico?
- ¿A qué grupo de población se dirige: niños, jóvenes, adultos, ancianos?
- ¿Cuales son las situaciones o experiencias que posibilitan o inhiben su persuasión?
Aspectos lingüísticos:
- ¿Ha empleado los conectores más precisos de modo que se pueda apreciar el nexo en
las ideas?
- ¿Ha definido conceptos y palabras claves o centrales del tema?
- ¿El léxico empleado es concreto, específico y consistente?
- ¿Cuál es el tono deseable según la audiencia: moralizador, militar, pastoral, político?
- ¿Prevalece un registro emotivo, cargado de subjetividad?

Con estas preguntas hemos pretendido resumir la esencia del proceso argumentativo. Sin
embargo, esta modalidad se cumple en una amplia gama de producciones discursivas, por
lo que no hay un único modelo. Según la intención comunicativa, prevalecerán con mayor
intensidad los recursos lógicos, dialécticos o retóricos. Les invitamos a seguir indagando
sobre esta modalidad tan útil y tan empleada en nuestro medio familiar, social y académico.

Para cerrar este escrito, le sugerimos la participación en La fuerza de los argumentos,


programa elaborado por la Universidad de Antioquia y dirigido por el profesor Alfonso
Monsalve Solórzano, del Instituto de Filosofía de la misma universidad. Así describe los
objetivos este programa el profesor Monsalve (2005):

La idea de fondo es que una opinión ilustrada fortalece la democracia porque


permite que los ciudadanos tengan la información necesaria para tomar decisiones o
posiciones, con conocimiento de causa, en asuntos que tienen que ver con la vida
cotidiana, y que ello sólo es posible si existe la confrontación de tesis. La
originalidad del programa radica, precisamente, en que crea esta situación
dialógica: trae dos invitados con opiniones contrarias, al menos diferentes, sobre los
temas discutidos; además, tiene dos presentadores que generalmente discrepan entre
sí en los puntos de vista y valoración de los asuntos en debate. Como resultado, se
logra una discusión en la que se presentan los pro y contra, de manera que facilita la
información de una opinión ilustrada sobre los temas tratados, o al menos, motiva al
televidente a formarse una, induciéndolo a investigar sobre ellos.

Al observar activamente este programa, usted puede analizar cómo operan los mecanismos
argumentativos: el tema, el asunto que discuten, los argumentos y, sobre todo, el papel que
cumple cada uno de los participantes. Este programa se emite por Telemedellín los
domingos a las 7:00 p.m. y es retransmitido los jueves a las 10:00 p.m.

La argumentación, como muchas actividades en la vida, requiere observación y práctica.


Nadie es ducho de la noche a la mañana. Apasionarse por el tema, investigar y seguir con
atención debates en distintos campos de la actividad humana, son estrategias que le
permitirán perfeccionar sus propias técnicas argumentativas. Esta habilidad es esencial
cuando se trata de defender nuestros derechos, sustentar lo que percibimos o descubrimos,
o suscitar modos de convivencia más deseables.

BIBLIOGRAFÍA

Calsamiglia Blancaforth, Helena y Tuson Walls, Amparo. Las Cosas del Decir. Barcelona:
Ariel, 1999.
Camps, Anna y Dolz, Joaquim. Enseñar a argumentar: un desafío para la escuela actual.
En: Comunicación, Lenguaje y Educación. No.25, 1995.
Cuenca, María Josep. Mecanismos lingüísticos y discursivos de la argumentación. En:
Comunicación, Lenguaje y Educación, 1995, 25, 23-40.
Monsalve Solórzano, Alfonso. La Fuerza de los Argumentos. En: Lectiva. Asociación de
profesores, Universidad de Antioquia. Medellín: 10, diciembre de 2005. pp33-37.
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15 de julio de 2006.

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