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Encuentro 1
La educación sexual integral se caracteriza por abarcar todas las esferas de la persona. Su abordaje
es desde los aspectos biológicos, psicológicos, sociales, emocionales y culturales. Pero además en el
contexto educativo formal, se la denomina Educación Sexual Integral porque abarca distintos espacios
curriculares y debe ser tenida en cuenta en toda la comunidad educativa.
En el marco normativo de la ley 26150 de creación del Programa Nacional de Educación Sexual, se
han definido lineamientos curriculares que abordaremos posteriormente en detalle. Pero en esta instancia
inicial es fundamental conocer los propósitos formativos de la educación sexual integral:
- Ofrecer oportunidades de ampliar el horizonte cultural desde el cual cada niño, niña o adolescente
desarrolla plenamente su subjetividad reconociendo sus derechos y responsabilidades y respetando
y reconociendo los derechos y responsabilidades de las otras personas.
- Expresar, reflexionar y valorar las emociones y los sentimientos presentes en las relaciones humanas
en relación con la sexualidad, reconociendo, respetando y haciendo respetar los derechos humanos.
- Estimular la apropiación del enfoque de los derechos humanos como orientación para la convivencia
social y la integración a la vida institucional y comunitaria, respetando, a la vez, la libertad de
enseñanza, en el marco del cumplimiento de los preceptos constitucionales.
- Propiciar el conocimiento del cuerpo humano, brindando información básica sobre la dimensión
anatómica y fisiológica de la sexualidad pertinente para cada edad y grupo escolar.
- Promover hábitos de cuidado del cuerpo y promoción de la salud en general y la salud sexual y
reproductiva en particular, de acuerdo a la franja etaria de los educandos.
- Promover una educación en valores y actitudes relacionados con la solidaridad, el amor, el respeto a
la intimidad propia y ajena, el respeto por la vida y la integridad de las personas y con el desarrollo de
actitudes responsables ante la sexualidad.
- Propiciar aprendizajes basados en el respeto por la diversidad y el rechazo por todas las formas de
discriminación.
Silvia Formenti, (2005: 9) manifiesta: “Entendemos la sexualidad como una función de relación con los
demás, caracterizada por la búsqueda de comunicación, afectividad y placer, que implica
complementariamente la reproducción”.
Por su parte, Beatriz Goldstein y Claudio Glejzer (2006), consideran Sexualidad, “al conjunto de
procesos emocionales y comportamentales en relación con el sexo que intervienen en todas las etapas del
ciclo de vida de un individuo, a lo largo de su desarrollo”.
Igualmente, debemos considerar que la función sexual humana es ejercida, principalmente, de dos
maneras, por un lado, la función reproductora que es la más antigua y compartida por el hombre y los demás
animales; y por otro lado, la función erótica referida a la búsqueda consciente del placer sexual, y que es
exclusivamente humana, distinguiéndonos del resto de los animales.
Tampoco podemos dejar de mencionar, como lo hacen Germán Jara y Ramiro Molina (1993), que la
Sexualidad presenta una doble cara: “puede ser expresión de afecto, amor, ternura y de apertura a la
vida”, pero también “puede utilizarse como herramienta de explotación, abusos y denigración de la persona
humana”.
- Es una energía vital, que al ser una parte integral de toda la personalidad se va a
expresar en todo lo que una persona hace, dice, siente y piensa.
- Está presente desde antes del nacimiento y a lo largo de toda la vida, por lo tanto no
surge espontáneamente en la adolescencia ni desaparece en la vejez.
- Se relaciona con lo biológico del ser humano, a la vez que necesita de la interacción
social, ya que se construye en la relación con otros seres humanos.
- Puede estar relacionada con la posibilidad de dar origen a una nueva vida, si bien cumple
otras funciones además de las reproductivas.
- Puede ser sinónimo de disfrute y placer, pero en ocasiones algunas de sus prácticas
pueden generar rechazo, miedo o repulsión. Debido a ello, es importante trabajar sobre los
derechos sexuales de hombres y de mujeres.
Con respecto a los conceptos de Sexo y Genitalidad, estos son sólo expresiones de la Sexualidad que
es un concepto más amplio que los incluye, y por ello debemos saber de qué se tratan.
El Sexo es definido por Héctor Segú (1992) como: “…todo aquello que en la dimensión sexual humana
corresponde al campo de lo biológico, anatómico, fisiológico, genético, endocrinológico, etcétera . Es decir, el
sexo son las características biológicas en general, no sólo a nivel genital, que nos diferencian como hombres
y mujeres. Por ello, podemos hablar de (ampliaremos en Proceso de sexuación):
Sexo de Asignación o Crianza: que es aquel atribuido al nacer, en base a lo que dictamina la
observación de los genitales externos: si se posee pene se es hombre, si se posee vulva se es mujer.
Por otra parte, consideramos que la genitalidad, al decir de Beatriz Goldstein y Claudio Glejzer (2006),
“implica el hecho biológico, las conductas y los contenidos psicoemocionales vinculados con las funciones
genitales, el acto sexual y la reproducción . Es el resultado del funcionamiento de los órganos sexuales del
individuo y/o de una pareja, en actividades que implican una búsqueda y un logro de placer y una descarga
de energía. Si bien es usual confundir acto sexual o coito con Sexualidad o Sexo, estos estarían incluidos en
el concepto de genitalidad.
Si bien siempre la ideología del educador atraviesa los contenidos curriculares y la metodología de
enseñanza, es necesario basarse en la información científica dejando para el ámbito privado la sexosofía
que es el conjunto de principios, conocimientos que la gente tiene acerca de la propia e íntima
experiencia de su funcionamiento sexual. Refiere a la construcción propia acerca del sexo y del erotismo que
la gente tiene con relación a sí mismo. Incluye valores personales y culturales compartidos y posee los
componentes emocionales de quien la practica.
Por lo mencionado anteriormente, es la intención de esta propuesta, informar desde lo científico, acerca
de las sexualidades que nos enfrentamos en el mundo de hoy, y enriquecer el aprendizaje con una
apertura desde lo formativo, ya que ampliando nuestra mirada podemos aceptar las diferencias e integrar al
otro en este desafío.
Es por ello que mencionamos la necesidad de integrar lo informativo y lo formativo coincidiendo con la ley
de educación sexual integral, que solo una mirada integradora e interdisciplinaria, puede lograr cambios a corto y
largo plazo en la población en general.
Se debe proporcionar una educación integral, que la formación vaya más allá de la transmisión de
conocimientos, y si bien, el hogar es el pilar fundamental en la formación de valores, el profesor
contribuye activamente en el desarrollo armónico de la personalidad del individuo. Al brindar información
sobre sexualidad humana, hay que generar un espacio de reflexión, de preguntas sobre posturas, tabúes,
mitos, creencias y valores respecto de las relaciones y comportamientos sexuales. De esta manera los aprendices
podrán elaborar actitudes y conductas positivas, responsables y saludables en el marco de la salud
reproductiva y recreativa.
El objetivo principal de la educación sexual es lograr que cada persona integre de modo armónico
y positivo su dimensión sexual dentro de su personalidad y de sus relaciones, y que ésta sea un factor de
crecimiento, maduración y bienestar. En este sentido la educación apunta a la prevención y promoción de la
salud. Lo preventivo se relaciona con la posibilidad de evitar enfermedades, situaciones no deseadas y que la
persona pueda realizar una vida completa que sea feliz y placentera. Mientras que la promoción implica
proporcionar a la gente los medios y herramientas necesarias para mejorar la salud y ejercer un mayor control
sobre la misma.
La educación sexual es importante ya que las personas enfrentan a menudo situaciones en las que están
obligadas a decidir si entablarán o no algún tipo de relación. Esto vale no sólo para las relaciones sexuales, sino
también para todas las relaciones que se establecen a la largo de la vida, relaciones de amistad, parentesco entre
otras. De ello resulta la necesidad de que cuenten con el discernimiento, los conocimientos prácticos y la
comprensión suficiente para tomar decisiones libre pero concientes y responsables.
Esto es posible no sólo a través del conocimiento del propio cuerpo y del otro sino en la
posibilidad del diálogo, del debate abierto de la confrontación lejos de todo dogmatismo posible.
Legislación y Sexualidad2
Para abordar la temática de la sexualidad desde su marco legal, se hace necesario retomar algunos
conceptos. En la República Argentina, la Constitución Nacional es la norma suprema de la Nación. Esta
supremacía obliga a todo el orden jurídico – político a ajustarse a ella. Esto quiere decir que tiene una
jerarquía superior sobre las Constituciones Provinciales, las leyes en general, los decretos y reglamentos,
actos administrativos y los actos de los particulares.
Ahora bien, la Constitución Nacional incorporó con rango constitucional, algunas convenciones,
pactos y tratados de derecho internacional. En este sentido, en relación a la temática que nos ocupa, la
República Argentina incorporó nueve tratados o convenciones internacionales de Derechos humanos, entre
los que citamos: Declaración Universal de los Derechos Humanos, Convención Americana sobre Derechos
Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), Convención sobre la Eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer, y la Convención Internacional de los Derechos del Niño.
Los tratados, pactos y convenciones son acuerdos que los Estados convienen mutuamente,
siendo su cumplimiento obligatorio. Las declaraciones y resoluciones no son obligatorias, pero
contribuyen y pueden llegar a ejercer una influencia extraordinaria, como sucede por ejemplo con la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La constitución es obligatoria e imperativa, tanto para la totalidad de las instituciones del Estado como
para los particulares. Y es deber de los legisladores armonizar toda la legislación en concordancia con
la Constitución Nacional y los tratados internacionales que el Estado Argentino se comprometió a
respetar.
Aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1979, y suscripta por la República
Argentina en 1980, a través de la Ley Nacional 23.179. A través de la misma los Estados se comprometen a
adoptar:…”todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en la esfera
de la atención médica, a fin de asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, el
acceso a servicios de atención médica, inclusive los que se refieren a la planificación de la familia…”
Respetando sus “derechos a elegir libre y responsablemente el número de hijos… tener acceso a la
información, educación y los medios que le permitan ejercer estos derechos…” El Comité afirma que deben
“…removerse todos los obstáculos para el acceso de las mujeres a servicios de salud, a la educación
e información, incluyendo el área de salud sexual y reproductiva…priorizar la prevención de
embarazos no deseados a través de la planificación familiar y la educación sexual…”asegurar
“derechos a la autonomía, privacidad, confidencialidad, consentimiento informado y libre elección.”
La sexualidad humana es parte integral en el desarrollo psicosocial de las personas, por lo que los
derechos sexuales y reproductivos son reconocidos como derechos humanos básicos, ya que todas las
personas tienen derecho a:
- Realización plena, segura y libre de la vida sexual, en el marco del total respeto a la
persona humana.
- Que toda mujer pueda gozar de un embarazo y de un parto con total seguridad de salud.
- Que el resultado tenga éxito, tanto en términos de la supervivencia como del bienestar de
la madre y del niño.
- Que todas las parejas puedan gozar de relaciones sexuales sin miedo a un embarazo no
deseado o a contraer enfermedades.
Los derechos de las personas a regular su fecundidad, a determinar cuándo y cuántos hijos
tener, y a tenerlos sin peligro de enfermedades ni temores a contraerlas son derechos humanos
reconocidos en Convenciones y Tratados Internacionales que han sido incorporados a la Constitución
Nacional. Por lo tanto el Estado debe garantizar el acceso a los medios necesarios para ejercer los derechos
sexuales y reproductivos.
Según Gómez da Costa (1992)…”los niños y adolescentes son portadores de todos los derechos que
tienen los adultos y que sean aplicables a su edad, más los derechos especiales que derivan precisamente
de su estatuto ontológico, propio de las personas en condición peculiar de desarrollo” .
“Los derechos de los/las adolescentes incluyen la información y los servicios sobre su salud
reproductiva, en tanto parte inalienable de su salud integral. La negativa a atender a un adolescente que
solicita información sobre salud sexual y reproductiva en razón de su edad, puede significar abandono de
persona y resultar un acto discriminatorio. De la misma forma que puede violarse el derecho a la
confidencialidad y la privacidad de los actos si se decidiera informar a los padres de esa solicitud y/o
se requiriera su autorización para responder a la demanda del/a adolescente.”
- Libertad sexual.
- Equidad sexual.
- Placer sexual
Muchas veces creen que no pueden proveerlos sin la presencia ni autorización de los adultos, y
esta problemática se extiende al ámbito de la educación. Si bien este último aspecto se aborda en el capítulo
respectivo a la Educación sexual, es importante que los docentes tengan presente la legislación y los
consensos que avalan la prestación de servicios de salud a niños y adolescentes, para que puedan
recomendar la consulta en los respectivos efectores.
Debe suministrarse atención de la salud sin restricciones, en función del bien superior del/la
niño/a y adolescente.
Los profesionales deben formar parte del proceso educativo en salud como formadores.
Asegurar que todos los niveles de atención tengan servicios destinados a la atención de
adolescentes.
Hacer conocer a los/as profesionales que la no asistencia a niños/as y adolescentes puede
encuadrarse en la figura de abandono de persona.
La salud integral de niño/as y adolescentes no debe estar restringida al sector salud sino
que debe extenderse a la educación.
Priorizar la perspectiva de género e incorporar a varones y mujeres en todos los programas
dedicados a la atención de niños/as y adolescentes.
El/la adolescentes sexualmente activo/a tiene derecho a recibir la información y el método
para que ejerza su sexualidad de una manera segura.
La patria potestad no es absoluta por lo que en todo acto médico en el que el sujeto implicado
sea un niño o una niña o adolescente debe respetarse el derecho a la información, participación
y confidencialidad.
Se presupone que todo/a niño/a o adolescente que requiere atención en un servicio de salud
está en condiciones de formarse un juicio propio y tiene suficiente razón y madurez para ello, en
especial tratándose del ejercicio de derechos personalísimos (como requerir información, solicitar
análisis del VIH o la provisión de anticonceptivos).
En caso de conflicto interpretativo entre el régimen de patria potestad (Código Civil) y la
Convención sobre los derechos del Niño (arts. 3,12, 23, 24, 27, 28, 29), debe prevalecer esta
última por revestir una jerarquía superior. En este sentido este documento y otros tratados
internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional hablan de capacidad para
comprender y de autonomía como elementos a tener en cuenta al momento de evaluar si un niño es
capaz de prestar consentimiento y no fija un límite mínimo de edad.
Por ello los expertos aseguran que la prioridad es el derecho a la salud integral del niño y por lo tanto
el acceso a la educación y a los servicios sobre su salud se anteponen al régimen de la patria potestad que
no es absoluto. La pauta fundamental es el interés superior del niño y el adolescente.
En otro documento, luego de aclarar que “La Convención de los Derechos del Niño establece el
derecho de los menores a la salud y la intimidad” la SAP afirma que “no atender al adolescentes lleva a dos
alternativas: hacer abandono del paciente o derivarlo a otro profesional. En ambos casos se estarían
anteponiendo los valores e intereses del profesional a los del propio paciente…Desde nuestro lugar de
profesionales de la salud, lo peor que podemos hacer es no hacer nada” .
Siempre el método y/o elemento anticonceptivo prescripto, será el elegido con el consentimiento del
interesado. Estas prestaciones se incluyen en los servicios de salud del sistema público y privado. En el
artículo 4 se aclara que “en todos los casos se considerará primordial la satisfacción del interés
superior del niño...”, por lo que los/as adolescentes menores de edad, tienen derecho a recibir, de
acuerdo a su pedido, información clara, completa y oportuna, pudiendo recibir métodos
anticonceptivos (preferentemente métodos de barrera).
Artículo 1- Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los
establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial,
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal. A los efectos de esta ley, entiéndase como educación
sexual integral la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos.
Artículo 2 - Créase el Programa Nacional de Educación Sexual Integral en el ámbito del Ministerio de
Educación, Ciencia y Tecnología, con la finalidad de cumplir en los establecimientos educativos referidos en
el artículo 1º las disposiciones específicas de la Ley Nº 25.673, de creación del Programa Nacional de Salud
Sexual y Procreación Responsable; Ley Nº 23.849, de Ratificación de la Convención de los Derechos del
Niño; Ley Nº 23.179, de Ratificación de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, que cuentan con rango constitucional; Ley Nº 26.061, de Protección Integral
de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes y las leyes generales de educación de la Nación.
Artículo 3 - Los objetivos del Programa Nacional de Educación Sexual Integral son: a) Incorporar la
educación sexual integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación armónica,
equilibrada y permanente de las personas; b) Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos,
confiables y actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral; c)
Promover actitudes responsables ante la sexualidad; d) Prevenir los problemas relacionados con la salud en
general y la salud sexual y reproductiva en particular; e) Procurar igualdad de trato y oportunidades para
varones y mujeres.
Artículo 4 - Las acciones que promueva el Programa Nacional de Educación Sexual Integral están
destinadas a los educandos del sistema educativo nacional, que asisten a establecimientos públicos de
gestión estatal o privada, desde el nivel inicial hasta el nivel superior de formación docente y de educación
técnica no universitaria.
Artículo 5 - Las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal
garantizarán la realización obligatoria, a lo largo del ciclo lectivo, de acciones educativas sistemáticas en los
establecimientos escolares, para el cumplimiento del Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Cada
comunidad educativa incluirá en el proceso de elaboración de su proyecto institucional, la adaptación de las
propuestas a su realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones
de sus miembros.
Artículo 7 - La definición de los lineamientos curriculares básicos para la educación sexual integral será
asesorada por una comisión interdisciplinaria de especialistas en la temática, convocada por el Ministerio de
Educación, Ciencia y Tecnología, con los propósitos de elaborar documentos orientadores preliminares,
incorporar los resultados de un diálogo sobre sus contenidos con distintos sectores del sistema educativo
nacional, sistematizar las experiencias ya desarrolladas por estados provinciales, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y municipalidades, y aportar al Consejo Federal de Cultura y Educación una propuesta de
materiales y orientaciones que puedan favorecer la aplicación del programa.
Artículo 8 - Cada jurisdicción implementará el programa a través de: a) La difusión de los objetivos de
la presente ley, en los distintos niveles del sistema educativo; b) El diseño de las propuestas de enseñanza,
con secuencias y pautas de abordaje pedagógico, en función de la diversidad sociocultural local y de las
necesidades de los grupos etarios; c) El diseño, producción o selección de los materiales didácticos que se
recomiende, utilizar a nivel institucional; d) El seguimiento, supervisión y evaluación del desarrollo de las
actividades obligatorias realizadas; e) Los programas de capacitación permanente y gratuita de los
educadores en el marco de la formación docente continua; f) La inclusión de los contenidos y didáctica de la
educación sexual integral en los programas de formación de educadores.
Artículo 10.- Disposición transitoria: La presente ley tendrá una aplicación gradual y progresiva, acorde
al desarrollo de las acciones preparatorias en aspectos curriculares y de capacitación docente. La autoridad
de aplicación establecerá en un plazo de ciento ochenta (180) días un plan que permita el cumplimiento de la
presente ley, a partir de su vigencia y en un plazo máximo de cuatro años. El Ministerio de Educación,
Ciencia y Tecnología integrará a las jurisdicciones y comunidades escolares que implementan planes
similares y que se ajusten a la presente ley.
Artículo 11.- Comuníquese al Poder Ejecutivo. Dada en la Sala de Sesiones del Congreso Argentino,
en Buenos Aires, a los cuatro días del mes de octubre del año dos mil seis.
Decreto Nº 1.489/2006 – Buenos Aires 23 de octubre de 2006. Por Tanto: Téngase por Ley de la
Nación Nº 26.150 cúmplase, comuníquese, publíquese, dese a la Dirección Nacional del Registro Oficial y
archívese.
Bibliografía
1 - El presente material fue extraído del capítulo Conceptos básicos de sexualidad del libro
Sexualidades, en prensa, cuya compiladora es la Lic. Ana María Vega
2- El presente material fue extraído del capítulo Legislación y Sexualidad del libro Sexualidades, en
prensa, cuya compiladora es la Lic. Ana María Vega