ORÍGENES DE LA ARQUITECTURA
¿Cuál es el oficio más antiguo del mundo?
Antes de dibujar una sonrisa maliciosa,
primero hay que resaltar que la primera
necesidad de un ser humano es la
subsistencia. Y aquí se incluye el cobijo
junto con la alimentación.
La cultura occidental y oriental tienen
significativas diferencias y su evolución no
ha sido igual. Sin embargo, comparten
cosas en común como que, desde
tiempos inmemoriales, han tratado de
adaptar el entorno que habitan a sus
necesidades, aplanando el terreno,
cultivando la tierra, fabricando cosas de
utilidad. Como enfatiza Risebero, la
subsistencia es una necesidad primordial
que conlleva a la construcción de un lugar
para guarecerse del sol, el viento y la
lluvia. Pero que, también, va más allá de
la mera necesidad funcional: la forma de
protegerse de los agentes atmosféricos, la
obtención de los insumos naturales y su
transformación en los materiales
constructivos, constituyen una simbiosis
creativa con el mundo natural en la cual el
hombre ha desarrollado su habilidad e
inteligencia.
La Arquitectura forma parte del Arte, pero
no nació como un arte y fue cambiando su
posición artística a través de la Historia.
Hoy en día, por ejemplo, Norman Foster
considera que la Arquitectura es un arte,
pero los arquitectos no son artistas, pero
hay otros arquitectos que sostienen que la
Arquitectura es la suma de todas las artes.
Lo que es un hecho, es que, según el
tiempo y el lugar, diferentes necesidades
y pensamientos han transformado a la
Arquitectura.
El hombre primigenio garabateaba
bueyes para augurar una caza
satisfactoria dentro del abrigo rocoso que
eligió para guarecerse y antes de
atreverse a usar ramas y pieles para
hacerse una mejor vivienda, babilonios y
egipcios edificaban moles sobre la arena
del desierto para reflejar la grandeza de
aquello en lo que creían, griego y romano
tallaban los minerales siguiendo un patrón
de lineamientos armónicos que le
permitían reflejar la realidad, pero también
acercarse al ideal de belleza, el hombre
paleocristiano tímidamente adaptaba una
tipología romana tratando de camuflarse
entre ellos para no perder la vida. Y, en la
Edad Media, el constructor gótico
plasmaba la omnipotencia de Dios en
colosales construcciones tratadas
sacramente para instruir e imponer una
doctrina en el pueblo analfabeto. Por su
parte, en tierras lejanas, los artistas chinos
y de la India continuaban construyendo
expresiones artísticas y arquitectónicas
como reflejo del perfeccionamiento
espiritual que fueron cultivando durante
milenios de aislamiento al resto del
mundo.
El paso del nomadismo a la
sedentarización fue punto decisivo para el
abandono de los abrigos rocosos y la
transformación del entorno usando la
piedra, la madera, el barro e incluso los
huesos de las grandes fieras. Sin
embargo, aún no había mayor inquietud
que la de satisfacer la necesidad de
subsistencia.
En las sociedades primigenias, con un
sistema de trabajo comunitario, eran
pocos los especialistas en la construcción
de edificios: arquitecto, constructor y
usuario eran a menudo una misma
persona.
Posteriormente aparece religión como
una necesidad espiritual y con ella,
vendrán los sacerdotes como mensajeros
divinos y las viviendas no bastarán, sino
que será de importancia la construcción
de algo destinado a lo sobrenatural, lo
protector, lo mágico. Lo que sea que se
construya ya no puede ser hecho
siguiendo las mismas características de
una modesta casa y en él, entonces, los
constructores harán uso de su ingenio,
habilidades y sensibilidad para que resalte
entre los demás acorde a la
monumentalidad que merece. De esta
forma nace el templo y con él, los primeros
arquitectos.