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real2.
(Del lat. regālis).
1. adj. Perteneciente o relativo al rey o a la realeza.
2. adj. realista2. Apl. a pers., u. t. c. s.
3. adj. Regio, grandioso, suntuoso.
4. adj. Se decía del navío de 3 puentes y más de 120 cañones.
5. adj. Se decía de la galera que llevaba el estandarte real. U. t. c. s.
6. adj. coloq. Muy bueno.
7. adj. coloq. Dicho de una persona: De muy buena presencia. Es un real mozo.
8. m. Moneda de plata, del valor de 34 maravedís, equivalente a 25 céntimos de
peseta.
9. m. Moneda de otros metales equivalente a 25 céntimos de peseta.
10. m. En diversos países de América, moneda fraccionaria de distinto valor.
11. m. pl. El Salv., Nic. y Ven. dinero (ǁ moneda corriente).
~ de a cincuenta.
Real
Real
»Esto nos remitiría a una referencia lingüística, en cuanto que lo que se llama
el aspecto del verbo es aquí el de lo realizado (verdadero sentido de la
Wunscherfüllung). Es esta ex-sistencia (Entstellung) del deseo en el sueño lo
que explica que la significación del sueño enmascare allí al deseo, mientras
que su móvil se desvanece por ser solamente problemático.»
adj.; a veces se usa como s. m. (fr. réel; ingl. real; al. [das] Reale). Lo que
la intervención de lo simbólico expulsa de la realidad, para un sujeto.
Según J. Lacan, lo real sólo se define con relación a lo simbólico y lo
imaginario. Lo simbólico lo ha expulsado de la realidad. No se trata de la
realidad ordenada por lo simbólico, llamada por la filosofía «representación
del mundo exterior». Pero vuelve en la realidad en un lugar donde el sujeto lo
encuentra bajo la forma de algo que lo despierta de su estado ordinario.
Definido como lo imposible, es lo que no puede ser completamente
simbolizado en la palabra o la escritura y, por consiguiente, no cesa de no
escribirse [juego de palabras con las categorías lógicas aristotélicas; en este
caso, lo imposible, como lo opuesto correlativo a lo necesario, implica
también una necesidad, la de escapar a lo simbólico en la repetición, pero
marcando por contraste, constantemente, lo que escapa al desplazamiento de
lo simbólico, que vuelve como trauma].
Pero, aunque sin confesarlo nunca, Lacan tomó mucho más directamente de su
amigo Georges Bataille (1897-1962) la noción de lo real a partir de la cual,
incluyendo la idea (freudiana) de la realidad psíquica, forjó el concepto que
convertiría en uno de los tres elementos de su tópica y de su concepción
estructural del inconsciente determinado por el lenguaje.
Bataille descubrió la obra de Freud al interesarse sobre todo por Más allá del
principio de placer, Psicología de las masas y análisis del - yo y Tótem y tabú,
es decir, por la pulsión de muerte y las cuestiones de lo sagrado, la
identificación de las multitudes con el jefe y el origen de las sociedades y las
religiones. De allí la publicación, en 1933, de un texto titulado "La structure
psychologique du fascisme", dedicado a la vez al ascenso del nazismo y al
análisis de las sociedades humanas y sus instituciones. Bataille distinguía dos
polos estructurales: por un lado lo homogéneo, o ámbito social útil y
productivo, y por el otro lo heterogéneo, lugar de irrupción de lo que es
imposible de simbolizar. Con la ayuda de este último término, Bataille
especificaba la idea de parte maldita, central en su propio pensamiento. Más
tarde, entre 1935 y 1936, época en la cual, lo mismo que Lacan, seguía el
seminario de Alexandre Kojève (1902-1968) sobre la Fenomenología del
espíritu de Hegel, creó el término "heterología" a partir del adjetivo
heterólogo, que en anatomía patológica designa los tejidos mórbidos. La
heterología era para él la ciencia de lo irrecuperable, cuyo objeto era "lo
improductivo" por excelencia: los desechos, los excrementos, la inmundicia.
En síntesis, la existencia "otra" expulsada de todas las normas: la locura, el
delirio, etcétera.
A partir de 1970, el interés cada vez más grande por la ciencia llevó a Lacan a
tratar de formalizar su propio material conceptual: por un lado, mediante una
mathesis de los discursos (o matema), y por el otro con una topología (el nudo
borromeo), destinada a reemplazar a la antigua tópica. Esta voluntad de
construir una ciencia de lo real se tradujo entonces en una reorganización de
los elementos de la antigua tópica, de modo que el lugar determinante dejó de
ser ocupado por lo simbólico, reemplazado por lo real. En consecuencia, a la
psicosis (forma teorizada de la locura y lugar de la simbolización imposible)
se le asignó la tarea de desafiar todas las certidumbres de la ciencia. A ese
tríptico en el que lo real era asimilado a "un resto", imposible de transmitir y
que se sustrae a la sistematización, Lacan le dio el nombre de R,S.I. (Real,
Simbólico, Imaginario).