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“Yserá, cuando Jehová tu Dios te hubiere introducido en la tierra que juró a tus
padres Abraham, Isaac, y Jacob, que te daría; en ciudades grandes y buenas
que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien, que tú no henchiste, y cisternas
cavadas, que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste: luego que
comieres y te hartares, Guárdate que no te olvides de Jehová, que te sacó de
tierra de Egipto, de casa de siervos” (Deuteronomio 6:10-12)
Con lo anterior, podemos establecer que si bien la biblia tiene elementos que
podemos recoger, ser Marxista es una contradicción cristiana, ya que
proponemos un nuevo orden social, y ser cristiano implica cumplir los mandatos
de la biblia en su totalidad, incluyendo la forma de estado planteada, esto hace
de esta religión una contradicción Marxista.
Como bien lo señalaba Lenín en su texto actitud del partido obrero hacia la
religión. El materialismo dialectico de Marx y Engels aunque resalta como
requisito fundamental, como su abecé, luchar contra la religión, el Marxismo no
se detiene allí, va más allá al reconocer la necesidad de vincularla a la lucha del
proletariado.