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Hasta hace porco la escritura era abordada como un proceso eminentemente psico – motor.
En este sentido se trataba de enfrentar la producción del texto (discurso escrito) como un
conjunto de habilidades procedimentales que apuntaban esencialmente al dominio de la
caligrafía, la gramática y la ortografía. Así pues, entendían los procesos escriturales como
procesos formales y no como procesos complejos que involucran lo cognitivo, referido a
los procesos mentales; lo cognoscitivo referido a los saberes específicos; y lo semiótico
referido a los procesos de significación o producción el significado.
Siguiendo a Clemencia Cuervo Echeverri y Rita Flórez Romero (1992), se puede identificar
cuatro interpretaciones de la escritura como proceso.
De acuerdo con esta interpretación la escritura es un acto complejo que impone demandas
simultáneas sobre el escritor. Estas demandas son recurrentes, es decir van y vuelven
permanentemente durante el proceso y, además, son simultáneas, aparecen todas al mismo
tiempo en la mente del escritor. Un escritor versado tiene dominio sobre ellas, de modo que
puede organizarlas en secuencias o etapas de prioridades.
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6. Utilizar la sintaxis correctamente
7. Seleccionar el léxico o vocabulario
8. Tomar decisiones sobre mecanismos de estilo y tono
9. asegurar la coherencia lógica, unidad y cohesión.
10. Manejar la ortografía
11. Utilizar la puntuación adecuadamente para comunicar los significados
12. Controlar la longitud del texto
13. Finalmente lograr un texto con energía, claridad y trasparencia.
Por supuesto, cada uno de esas demandas es susceptible de ser enseñada de manera
sistemática. Y es claro que para alcanzar su dominio y control se requiere de entrenamiento,
de modo que el escritor pueda abordarlas sin caer en la angustia y frustración por
ingenuidad o falta de tiempo.
1. Operaciones de alto nivel que tienen que ver con la composición del texto
2. De bajo nivel, relacionadas con las habilidades secretariales, tales como gramática,
ortografía, edición, presentación, etc.
Los cognotivistas han identificado tres sub-procesos en el acto de escribir, estos son:
1. Planeación
2. Trascripción / traducción
3. revisión / edición.
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La planeación tiene que ver con incubar, generar, capturar y manipular ideas, organizar,
fijar metas, pre-escribir, definir el auditorio, el propósito, el efecto que se quiere lograr, y
especificar el tipo de texto. Planear por tanto, se refiere a anticipar la estructura
organizacional, temática, la finalidad y la forma definitiva del texto, en ese sentido incluye
tomar notas, buscar fuentes de información, organizar contenidos, hacer diagramas,
dibujos, mapas de ideas etc.. Sin embargo, planear va más allá de elaborar una tabla de
contenido o un mapa de ideas; pero en realidad también incluye esas tareas. Por otra parte,
el plan no debe tomarse como una camisa de fuerza inexorable, es apenas una guía
preliminar que orienta el proceso de producción de un texto.
En definitiva, la planeación considera tanto lo que se va a decir como el para qué, a quién y
el cómo se va a decir, es decir: estructura, propósito y audiencia. Como se infiere quien
planea ya ha empezado a escribir, por esa razón hemos de afirmar que empezar a planear es
empezar a escribir.
El subproceso de transcribir / traducir tiene que ver con el acto mismo poner por
escrito el texto sobre el papel, cuando las ideas toman forma en la palabra escrita. Por tanto
hace referencia al momento en que va tomando forma lógica y sintáctica en lenguaje el
significado que pretende el escritor, es poner en los códigos del lenguaje escrito las ideas
surgidas durante el proceso de planeación. Así, la planeación es el órgano maestro que
direcciona y organiza la transcripción / traducción; pero esta forma no es más que una
primera versión, un primer borrador que contiene las ideas a la manera como van llegando a
la mente orientadas por un plan. El texto fluirá de la mente del escritor en la medida en que
se apoye en la planeación, de lo contrario, sin el apoyo permanente de ella, el escritor caerá
en pánico y frustración.
A la primera versión seguirán otras sucesivas con diferencias algunas veces significativas y
hasta sustanciales con respecto a la primera. El proceso de corrección consiste, como se ve
en la reorganización lógica y significativa de las ideas en el texto o discurso escrito. Surgen
supresiones, adiciones, sustituciones y relocalizaciones de párrafos, frases, palabras,
sentidos, formas temporales, conceptos, etc., que van dando cuerpo estructural al texto cada
vez diferente y trasparentado su propósito comunicativo, el estilo, el tono, la unidad, la
coherencia y la fuerza expresiva.
Una manera de lograr este propósito es que el autor se coloque en el papel de lector y desde
esa perspectiva aprecie y valore su escrito. Otra manera de lograrlo es compartir el texto
con otros lectores en busca de comentarios que le permitan calibrar el grado en que ha
logrado su propósito.
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La tarea de revisar/editar se cumple a todos los niveles del texto: el texto mismo, el párrafo
y la palabra con el objeto de hacer el texto comprensible, claro, convincente y recordable.
La edición es una acción automática relacionada con las convenciones formales tales como
la ortografía, gramática, puntuación, presentación, ilustraciones.
Un escritor recursivo y competente controla estos subprocesos de modo que puede entrar y
salir de ellos para volver a retomarlos en cualquier momento, siempre apoyado en el plan.
El modo como se realiza la corrección es siempre la relectura una y otra vez del texto
buscando inconsistencias de estilo, tono, etc.
En cuanto a que operación compleja y recursiva el acto de escribir no puede ser manejado
por la mente en un solo movimiento. Cuando el escritor pretende manejarlo todo de una vez
ocurren las sobrecargas y restricciones en el sistema mental; para evitarlo puede recurrirse a
unas estrategias cuya función es hacer operacional, fluido y eficiente el proceso de escribir,
a demás de aliviar la ansiedad natural que produce el acto de escribir.
Del mismo modo, puede ocurrir sobre carga por ejemplo al tener que tomar decisiones
referentes a formular metas y planear, generar contenidos, enmarcar el discurso escrito,
estructurar el texto en diferentes niveles, ajustar el texto a las características de la audiencia
y a los propósitos.
La memoria a corto plazo, por otro lado, no permite tener a disposición de manera
simultánea todo lo que se necesita saber para componer un texto. En su espacio no cabe de
manera simultanea, por ejemplo, contenidos, propósitos, estructura lingüística y audiencia.
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2. Automatizar mecanismos para compartir el tiempo en forma sincronizada, de modo
que se pueda pasar rápidamente de una tarea a otra sin tener que atenderlas
simultáneamente
3. Dividir el problema en tareas manejables; fijar prioridades; apoyarse en un
procedimiento aprendido; planear el qué decir, cómo decirlo, por qué.
Según este enfoque la diferencia entre un escritor experto y otro novato radica en la
metacognición. La persona que tiene metacognición reúne tres condiciones:
1. Sabe cuales son los procesos mentales que ocurren cuando esta escribiendo y los
puede describir.
2. Puede describir o hablar sobre esos procesos, es decir, qué hace cuando escribe
3. Ejerce control sobre los procesos; puede controlar el acto de escribir de manera
metódica y técnica.
Un escritor experto puede responder a interrogantes como: ¿Qué hace para escribir bien?
¿Qué dificultades encuentra y cómo las resuelve? ¿Qué trucos o malabares hace cuando
escribe? ¿Cómo sabe que su texto no está confuso? Un escritor novato respondería que no
sabe como lo hace ni qué hacer.
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BIBLIOGRAFÍA
GRAVES, D, H. Bloking and the young writer. The Guilford Press. 1985.