Introducción: “Nunca pierdas la oportunidad de ver algo hermoso, porque la
belleza es la escritura de Dios.” Ralph Waldo Emerson El Sal 45 es un epitalamio real, o sea, un canto dedicado a un rey el día de su boda. Si el salmo es un epitalamio para una boda real, los personajes tienen que ser el rey y la reina. El esplendor que irradia sobre el Sal 45, procede de la belleza - contemplada proféticamente - del reino eterno (2 Sam 7,16) que ha hecho que se desvanezcan ya todas las huellas de ocultamiento, caducidad y desfiguración (cf. 1s 53,2) y que trae ya consigo únicamente gozo y festejo, música de instrumentos de cuerda y felicidad perfecta. Desarrollo: V. 1 – Mi corazón está en efervescencia, los copistas de la Biblia eran expertos en la pluma y ponían todo su ser en la Escritura, lo hacían de forma total y hábil, así está mi boca para alabarte. 2-8. Loa al rey. Dos cualidades naturales realzan su figura: belleza corporal y hablar atractivo. Tres objetos simbolizan sus funciones: en el orden del salmo, la espada como símbolo del ejercicio militar, el trono como símbolo de la monarquía, el cetro como símbolo de la administración de la justicia. Lo primero, porque «Dios te ha bendecido» (v. 3), porque tu trono es «divino» (v. 7), porque «tu Dios te ha ungido» (v. 8). El espíritu común es el ideal o la causa: guerra y gobierno se subordinan explícitamente a la justicia: las batallas se pelean «por la verdad y la justicia» (4), el cetro se define por la «rectitud» (7), y presupone «el amor a la justicia» (8). Este rey sobresale entre todos por su belleza, vence a todos los enemigo~, es elegido entre sus compañeros. 3a. De Saúl se ponderaba la corpulencia (l Sm 10,23); de David, la belleza (l Sm 16,12; 17,42); la novia del Cantar de los Cantares echa sus piropos a la belleza del amado que «descuella entre mil» (5,10); el rey del poema los supera a todos (de Salomón se ponderan sabiduría y prudencia). Del latín formōsus ("bien formado"), de fōrma ("forma") y -ōsus ("pleno de"). 3b. «Ceñir la espada» suele ser preparativo inmediato para salir a combatir (l Sm 17,39; 25,13). En el salmo, la espada se ciñe como para un desfile de «gala». 7-8. Como el ungido por antonomasia es el mesías, el salmo entra fácilmente en el cauce de una interpretación cristológica tradicional. Los judíos no lo vieron atractivo pero nosotros sí. Los vestidos se conservan en un arcón con hierbas o preparaciones aromáticas; los aromas son signo de fiesta. 10-11. El rey está enamorado. Aquí es título del soberano, que también la novia ha de reconocer (Jr 38,9). El hermoso se hizo guiñapo por nosotros, muchos no le aprecian porque la entrega, la humildad, el perdón, el sacrificio, no son atractivos. El salmo no se puede aplicar a Salomón, porque no fue luchador, sus hijos no fueron príncipes por toda la tierra, el rey es llamado Dios y no alcanzó el renombre prometido al final, mucho menos se puede aplicar a otros reyes hebreos, solamente aplicado a Cristo hace sentido. Un trono eterno no puede ser propiedad de un rey terreno. Conclusión: Festejemos la boda y estaremos con los que celebran la boda, con los invitados a la boda; los invitados son la esposa. Pues la esposa es la Iglesia, el esposo es Cristo. ¿Quieres ver quién vino a la boda? Al principio existía el Verbo, el Verbo estaba junto a Dios, el Verbo era Dios. Que se alegre la esposa amada de Dios. ¿Cuándo la amó? Cuando todavía era fea; pues dice el Apóstol: Todos han pecado y carecen de la gloria de Dios; y también: Cristo murió por los malvados. Era fea y la amaron para que no siguiese siendo fea. “Bello Dios, Verbo junto a Dios; bello en el seno virginal donde sin perder la divinidad asumió la humanidad; bello el Verbo [Palabra] nacido y sin palabra; pues cuando no hablaba, cuando mamaba, cuando lo llevaban en brazos, los cielos hablaron, los ángeles cantaron himnos, la estrella guió a los magos, y fue adorado en un pesebre, comedor de animales mansos. Bello en el cielo, bello en la tierra; bello en el seno, bello en manos de sus padres; bello en los milagros, bello en los azotes; bello cuando invita a la vida, bello cuando desprecia la muerte; bello entregando la vida, bello recuperándola; bello en la cruz, bello en la tumba, bello en el cielo. Escuchen el cántico comprendiéndolo, que la debilidad de la carne no aparte sus ojos del esplendor de su belleza. La verdadera y suma belleza es la justicia; si en todo es justo, en todo es bello».