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La Revolución Cubana

La Guerra Fría se vivió en América Latina de manera particular, ya que tradicionalmente


había sido considerada por Estados Unidos como su área de influencia natural. La cercanía
geográfica a su territorio le permitía realizar un activo intervencionismo en el ámbito político
y económico. Durante el siglo XIX, parte de la política exterior estadounidense se había
orientado a mantener a América Latina fuera de la influencia europea, idea que terminó por
legitimar su intervención directa en los países de la región cuando sus intereses lo
requerían, lo que se conoció como la doctrina Monroe. Luego, a partir del siglo XX países
como México, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Colombia, Panamá, Haití o Cuba
registraron intervenciones estadounidenses o vivieron la instauración de dictaduras
militares bajo su apoyo. Sin embargo, el triunfo de la Revolución cubana en 1959 fue un
ejemplo para muchos grupos y movimientos políticos del continente, que vieron en la
revolución armada una vía válida para acceder al poder, terminar con la influencia de
Estados Unidos y cambiar la situación política y social de sus respectivos países.

La siguiente imagen, publicada a fines del siglo XIX en la revista norteamericana Puck,
muestra al “Tío Sam” dando una clase de “civilización” a unos niños que representan a las
naciones de Cuba, Puerto Rico, Hawái y Filipinas. Se pueden ver también otros grupos
discriminados en los Estados Unidos, como los afroamericanos y los indígenas.
1.3.1 La Revolución cubana y su importancia

En 1952 accedió al gobierno de Cuba Fulgencio Batista, quien ejerció una dictadura
caracterizada por la corrupción y la dominación estadounidense en materias de economía
y política interna. En este contexto, un joven abogado conocido como Fidel Castro inició la
insurrección popular para derrocar la dictadura, primero con un intento de asalto en 1953 y
luego con la creación de una guerrilla, junto con su hermano Raúl Castro y el médico
argentino Ernesto “Che” Guevara. Los postulados políticos de este grupo fueron
principalmente instalar un nacionalismo económico, una reforma agraria y una política
autónoma respecto de Estados Unidos. Finalmente, esta guerrilla puso en jaque al ejército
de Batista y desprestigió a su gobierno, por lo que el dictador decidió huir y los rebeldes
entraron en la capital de La Habana en enero de 1959. Un mes después, Castro fue
nombrado primer ministro de Cuba, con lo que se inició un gobierno caracterizado
principalmente por el nacionalismo cubano y el antiimperialismo.

Desde un principio, Estados Unidos se opuso al nuevo régimen, estableciendo un bloqueo


económico (que se mantuvo hasta el año 2014) e incluso apoyando la invasión de la isla
por cubanos exiliados que buscaban terminar con el gobierno de Castro. Ayudados por la
Agencia Central de Inteligencia (CIA), este grupo desembarcó en Bahía de Cochinos en
abril de 1961, pero no logró su objetivo. El fracaso de esta acción llevó a Castro a fortalecer
la alianza con la Unión Soviética y buscar el acercamiento de su régimen al modelo
socialista soviético. Así, se implantó una dictadura comunista y una economía planificada
que llevó a cabo reformas como la colectivización agraria, la nacionalización de las
industrias, entre otras.

En este contexto se desarrolló una de las peores crisis de la Guerra Fría, conocida como la
“crisis de los misiles”. En 1962, luego que aviones espía de Estados Unidos detectaran la
presencia en Cuba de rampas de misiles nucleares soviéticos, el presidente
estadounidense John F. Kennedy decretó el bloqueo naval de Cuba a fin de evitar la llegada
de nuevos suministros militares y amenazó a la Unión Soviética con invadir la isla si no
retiraba los misiles. La crisis estuvo a punto de desembocar en un conflicto directo entre
ambas superpotencias, cuando los buques estadounidenses que bloqueaban Cuba
cerraron el paso a un convoy soviético que llevaba suministros a la isla. Finalmente,
Kruschev ordenó la retirada de los barcos y el desmantelamiento de las rampas de misiles.
Después de este conflicto, en el que el mundo entero se mantuvo alerta ante la posibilidad
de una guerra nuclear, los gobiernos de las dos superpotencias llegaron a la conclusión de
que era necesario abrir nuevos cauces de diálogo para no repetir una situación semejante.
El siguiente mapa muestra el desarrollo de esta crisis entre Estados Unidos y Cuba:

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