Sunteți pe pagina 1din 9

“ESCUELA PITAGÓRICA”

Lleva en su seno oscuridad, dudas e incertidumbre en orden al sentido concreto de sus


doctrinas y teorías, no es menos indudable que representa y significa cierto progreso respecto
de la escuela jónica, y que entraña una fase nueva en el planteamiento del problema
filosófico durante el primer período de la Filosofía griega.

Pitágoras nació en Samos, por los años 582 antes de la era cristiana; que después de
haber oído las lecciones de Tales de Mileto, en opinión de algunos, y según la más probable
de otros, las de Ferécides y Anaximandro, viajó por el Egipto, la Persia y hasta por la India y la
China, según pretenden algunos, estudiando la Filosofía y las ciencias de estos pueblos, e
iniciándose en sus misterios religiosos; y que no queriendo o no pudiendo fundar escuela en
su patria, tiranizada por Polícrates, pasó a Italia, y se estableció en Crotona.

Fundó y organizó en esta ciudad una escuela, o, mejor dicho, una sociedad, que, siendo
a la vez filosófica, política y religiosa, adquirió gran celebridad y hasta parece que ejerció
notable y decisiva influencia en las vicisitudes políticas de las principales ciudades de la
Grande Grecia. Es indudable que en la escuela de Pitágoras, además de la doctrina
exotérica o pública y general, había otra esotérica, cuya iniciación se concedía sólo a los
privilegiados, después de pasar por varias pruebas y purificaciones establecidas al efecto. Lo
que no se sabe, ni es fácil averiguar, es lo que constituía el objeto propio de la iniciación,
dudándose si ésta abrazaba verdades y doctrinas propiamente filosóficas, o si su objeto era
puramente político-moral, y aun religioso

Además de un reglamento minucioso para las ocupaciones diarias, la comunidad de


bienes, vestirse de lino, no comer carne, abstenerse de todo sacrificio sangriento, no faltando
quien les atribuya también la observancia del celibato. Krische, opina con bastante
fundamento que el objeto o fin principal de Pitágoras, al establecer y organizar su sociedad,
fue político (societatis scopus fuit mere politicus), sin perjuicio de proponerse la moral y el
cultivo de las letras, como fines secundarios y medios conducentes al logro del objeto
principal o político: Cum summo hoc scopo duo conjuncti fuerunt, moralis alter, alter ad
litteras spectans.

Dícese que Pitágoras, antes de recibir a un discípulo en su escuela, examinaba con


cuidado sus rasgos fisonómicos; que aquél quedaba obligado a guardar silencio por espacio
de mucho tiempo; que le sujetaba a perfecta obediencia y a otras pruebas más o menos
rigurosas. Lo que sí parece indudable, es que en la escuela pitagórica había variedad de
grados, y clasificaciones correspondientes para los discípulos. No lo es tanto la prohibición de
comer habas y carne, que en leyendas y tradiciones se atribuye al filósofo de Samos, según
queda apuntado. Aristoxeno afirma que Pitágoras, lejos de prohibir, recomendaba la comida
de las primeras, y, por lo que hace a la comida de carnes, Aristóteles supone que la
prohibición sólo se refería a ciertas partes de los animales.

La escuela o asociación fundada y regida por Pitágoras en Clotona, tomó parte activa
en las cuestiones políticas, y aun parece que llegó a adquirir notable influencia sobre las
colonias griegas del país. Esto dio ocasión a que la asociación fuera perseguida y dispersada,
y hasta se supone que acarreó la muerte a Pitágoras. Cuéntase, en efecto, que los habitantes
de Crotona, impulsados por los pitagóricos, y mandados por uno de éstos, llamado Milón,
guerrearon contra los sibaritas, o, mejor dicho, contra el partido democrático de Sibaris, y en
favor del aristocrático, perseguido por el tirano Thelis. Vencidos los sibaritas y destruida la
ciudad por los de Crotona, surgieron disgustos y reyertas entre los vencedores con motivo del
reparto del botín. El partido popular o democrático, acaudillado por Cilón, enemigo de los
pitagóricos, acometió a éstos, reunidos en casa de Milón, degolló a muchos de ellos,
obligando a los demás a huir y refugiarse en varias ciudades, y entre estos a Pitágoras, que,
refugiado en Metaponte, falleció allí, no se sabe si de muerte natural o violenta, siendo más
probable lo último, pues la persecución contra su escuela se propagó desde Crotona a otras
ciudades de la Italia. Cicerón cuenta que en Metaponte le enseñaron el sitio donde había
sucumbido Pitágoras. Como suele acontecer en estos casos, su memoria fue muy venerada
en las colonias griegas de Italia por los descendientes de los mismos que fueron causa de su
muerte y maltrataron a sus discípulos.

La primera corresponde y se refiere a la vida y doctrina del mismo Pitágoras. La segunda


etapa se refiere, no a los discípulos inmediatos y personales, por decirlo así, de Pitágoras, sino
a los mediatos, o que florecieron muchos años después, como Filolao y Arquitas. En la tercera
etapa están comprendidos todos los neo-pitagóricos que florecieron, ya antes, ya después
de la era cristiana.

En orden a la primera fase, puede decirse que carecemos en absoluto de datos y


documentos perfectamente auténticos. Aristóteles, a pesar de su exactitud, o, mejor dicho,
a causa de su exactitud en citar las opiniones de los demás, expone con frecuencia las de
los pitagóricos, pero en ninguna parte afirma que pertenezcan verdaderamente a Pitágoras,
ni expone la doctrina propia de éste; lo cual parece indicar que el Estagirita no estaba seguro
de que las opiniones y teorías pitagóricas, corrientes en su tiempo, pertenecieran de hecho
al fundador de la escuela.

Con respecto a la segunda y tercera fase de la escuela pitagórica, abundan los


documentos más o menos auténticos para conocer las opiniones de los representantes
respectivos de las mismas, pero sobrecargados y mezclados con multitud de leyendas y
tradiciones fabulosas, referentes a Pitágoras y su doctrina. Así es que, como observa Zeller, la
tradición acerca del sistema pitagórico y su fundador, crece en detalles a medida que se
aleja de la época primitiva a que se refieren; y, por el contrario, a medida que nos acercamos
a la época del origen del pitagorismo, la tradición y los detalles enmudecen más y más (4),
hasta desaparecer casi por completo.

§ 38 - DOCTRINA DE LOS PITAGÓRICOS

Exageración de la importancia de las ciencias matemáticas y en la aplicación forzada


e irracional de los principios y fórmulas matemáticas a todos los órdenes del ser y del conocer.
De aquí el principio fundamental de esta escuela: Los números son los principios y la esencia
de las cosas; y de aquí también la tendencia y empeño en explicar el origen, esencia y
propiedades de las cosas, por el origen, esencia y propiedades del número y de la cantidad.

1.º El número, principio general de las cosas, se divide en impar y par. Los primeros son
más perfectos que los segundos, porque tienen un principio, un medio y un fin, mientras que
los números pares son indeterminados e incompletos. El número par representa y contiene lo
finito, lo determinado; el número impar representa y contiene lo ilimitado, lo indefinido.

2.º Los números, además de constituir la esencia real, el principio inmanente de las cosas,
son también los modelos o arquetipos de las mismas, en atención a que el orden jerárquico
de los seres responde al orden y proporciones de los números, cuyas propiedades, cuya
armonía y cuyas relaciones se hallan como encarnadas en las substancias y seres que
constituyen el universo mundo.

En conformidad y como aplicación de esta doctrina, los pitagóricos

a) Establecían una especie de correspondencia matemática entre los seres cósmicos y


los números. El punto, la línea, la superficie y el sólido, corresponden y se refieren a los cuatro
primeros números; la naturaleza física o puramente material, corresponde al número cinco;
el alma, al número seis; la razón, la salud y la luz, al número siete; el amor, la amistad, la
prudencia y la imaginación, corresponden al número ocho; la justicia responde al número
nueve. Sabido es, además, que los pitagóricos, aplicando esta relación cósmico-matemática
al mundo astronómico, suponen que éste consta de diez esferas o cuerpos celestes que se
mueven alrededor de un fuego central (in medio enim ignem esse inquiunt), siendo uno de
aquellos la tierra, cuyo movimiento da origen a la sucesión ordenada de días y noches, como
dice Aristóteles: circulariter latam circa medium, noctem et diem facere.

b) Consideraban la armonía como uno de los atributos generales de los seres; pues así
como los números entrañan armonía, o sea la unidad en lo múltiple, la concordancia de
elementos diferentes, no de otra manera las substancias entrañan o contienen en sí
pluralidad de elementos reducidos a la unidad. En este sentido puede decirse, y decían los
pitagóricos, que todo es armonía en el mundo; que la armonía es una propiedad de las cosas
todas (6), tanto de las terrestres como de las celestiales.

3.º La unidad, principio esencial y primitivo del número, es también principio esencial y
primitivo de las cosas, o del Universo. Es, por lo tanto, inmutable, semejante a sí misma, la
causa universal de todas las cosas, el origen y razón suficiente de la perfección de las mismas.
Esta unidad o mónada primitiva, respirando el vacío, produce la dyada, la cual, en cuanto
producida y compuesta, es imperfecta y origen de la imperfección inherente a los números
pares y los seres compuestos. La dyada representa o simboliza para la Filosofía pitagórica, la
materia, el caos, el principio pasivo de las cosas. Es muy probable, sin embargo, que esta
doctrina no perteneció a Pitágoras, ni siquiera a sus discípulos antiguos, como Filolao y
Arquitas, sino que es una adición debida a los neopitagóricos, que amalgamaron las ideas y
tradiciones de su escuela con las ideas y tradiciones platónicas y orientales.

4.º La triada, la tetrada y la década representan también para los pitagóricos, esencias
y atributos de las cosas. Pero entre estos números la década constituye un símbolo pitagórico
de los más importantes, ya porque es la suma de los cuatro primeros números, ya porque
expresa el conjunto de todos los seres, o lo que pudiéramos apellidar categorías de la escuela
pitagórica, que son:

Lo finito—lo infinito, o, mejor, lo indefinido.


Lo impar—lo par.
Lo uno—lo múltiple.
La derecha—la izquierda.
Lo masculino—lo femenino.
Lo que está en reposo—lo que se mueve.
La luz—las tinieblas.
Lo bueno—lo malo.
Lo cuadrado—lo que no es cuadrado perfecto o regular.

Estas categorías ponen de relieve la tendencia de los pitagóricos a subordinar los seres
y su clasificación a los números y fórmulas matemáticas, aplicando éstas a toda clase de
seres y objetos, sean éstos morales o físicos, sensibles o puramente inteligibles.

5.º Lo que es la unidad respecto del número, es el punto respecto de la cantidad


continua. Un punto añadido a otro constituye la línea; el tercero engendra la superficie, y si
a los tres se añade y sobrepone otro, resulta el sólido. Las aficiones matemáticas de los
pitagóricos los llevaron también a atribuir a los elementos primitivos de los cuerpos diferentes
figuras geométricas. Así vemos que Filolao atribuía al fuego la forma tetraédrica, a la tierra la
forma cúbica, al aire la forma octaédrica, al agua la forma icosaédrica. En este sentido y
desde este punto de vista, los pitagóricos pueden ser considerados como precursores de la
escuela atomística de Leucipo y Demócrito.

Dios y el mundo.

1.º Nada hay más oscuro y dudoso que la opinión de los pitagóricos acerca de Dios. A
juzgar por algunas indicaciones y pasajes, parece que admitían un Dios personal, superior al
mundo e independiente de éste; pero a juzgar por otros pasajes y testimonios, —por cierto
más auténticos y numerosos,— es más probable que no supieron elevarse a esta noción de
un Dios espiritual y trascendente. Sus doctrinas acerca del alma universal del mundo, acerca
de la mónada, elemento esencial e interno de los seres, acerca del mundo o cosmos, al cual
representan y explican como un Dios engendrado, acerca del sol o fuego central como lugar
o residencia de la divinidad, según el testimonio de Aristóteles, todo revela y hace sospechar
que la concepción pitagórica sobre Dios era una concepción esencialmente panteísta, y
que el fondo de esta concepción era la idea emanatista que Pitágoras debió recoger en sus
viajes y expediciones al Egipto y al Oriente. Abona también esta opinión la idea o concepto
de Dios que Cicerón atribuye a Pitágoras (7), la misma que debemos suponer en sus antiguos
discípulos, si bien los más modernos, o sea los neopitagóricos de los primeros siglos de la
Iglesia, se explicaron con mayor exactitud acerca de este punto.

2.º Para los pitagóricos el mundo forma un conjunto ordenado, y un todo bello y
armónico, según arriba ya dejamos insinuado, siendo los primeros que aplicaron al universo-
mundo el bello y adecuado nombre de cosmos, si se ha de dar crédito a Plutarco. En el
centro de este mundo está el fuego llamado central, alrededor del cual se mueven diez
grandes astros, siendo uno de estos la tierra, y otro lo que llaman antitierra (8), a pesar de la
opinión general entonces que hacía de la tierra el centro inmóvil del mundo. Téngase en
cuenta que para los pitagóricos el fuego central, y no el sol, como equivocadamente creen
algunos, representaba el centro del mundo, el centro real del movimiento de la tierra y del
mismo sol.

La perfección que atribuían al número diez y al movimiento circular, determinó a los


pitagóricos a atribuir aquel número y este movimiento a los astros y esferas celestes. El
movimiento regular y acompasado de estas esferas produce además un sonido armónico o
musical, y si nosotros no percibimos, o, mejor dicho, no nos damos cuenta ni tenemos
conciencia de este sonido armónico, es porque nuestro oído está acostumbrado a él desde
el nacimiento, y también porque el sonido, cuando es continuado, necesita de interrupción
para ser percibido.

El mundo, no solamente es un todo armónico y ordenado, sino también un todo


animado, o al menos vivificado por medio del alma universal, emanación a su vez del fuego
central. Así es que todos los seres participan de la vida en alguno de sus grados. Bien es
verdad que las noticias que poseemos acerca de la doctrina auténtica de Pitágoras y de sus
primeros discípulos, en orden a la vitalidad de todos los seres, y aun en orden a la existencia
y naturaleza del alma universal del mundo, son muy escasas, y no menos confusas e inseguras.

§ 39 - PSICOLOGÍA Y MORAL DE LOS PITAGÓRICOS

1.º El alma humana, que es una emanación del alma universal, según la teoría de
la escuela de Pitágoras, no es engendrada ni producida con el cuerpo, sino que viene de
fuera, puede vivificar sucesivamente diferentes cuerpos, y existir también en las regiones
etéreas por algún tiempo sin estar unida a ningún cuerpo humano o animal, pues es sabido
que los pitagóricos admitían la metempsicosis. Esta teoría, a pesar de lo extraño y
anticientífico de su forma, encierra y lleva en su seno dos grandes ideas: la idea de la
inmortalidad del alma humana, y la idea de las penas y recompensas después de la muerte.

Por otra parte, es muy posible que para la escuela pitagórica, o al menos para algunos
de sus representantes, no haya sido más que la forma exotérica y como el símbolo de una
concepción psicológico-moral, a saber: que gran parte de los hombres, en vez de elevarse
a las regiones superiores, inteligibles y divinas por medio del ejercicio de la razón, de la
voluntad libre y de la práctica de las virtudes, desciende a las regiones inferiores, sensibles y
animales, merced al abuso de su libertad, y, arrastrados por sus vicios y pasiones, haciéndose
semejantes a ciertos animales, y revistiendo, por decirlo así, la naturaleza de éstos, en relación
con los vicios y pasiones predominantes. En este concepto, el alma del hombre que se
distingue por su rapacidad, es un alma de lobo; de un hombre notable por sus instintos y actos
de crueldad, decimos que es un tigre, y así de las cualidades, vicios y pasiones que llevan
consigo la degeneración del hombre como ser inteligente y libre, y su asimilación moral con
los animales.

2.º Es bastante probable que los pitagóricos distinguían en el alma humana dos partes:
una superior, perteneciente al orden inteligible, origen y asiento de la inteligencia y de la
voluntad; otra inferior, perteneciente al orden sensible, origen y razón de los sentidos y
pasiones. La primera, o sea la parte racional del alma, tiene su asiento en la cabeza; la inferior
reside en determinadas vísceras, pero principalmente en el corazón, al que atribuían las
manifestaciones del apetito irascible, y en el hígado, en donde colocaban las pasiones de la
parte concupiscible.

3.º Según el testimonio de Aristóteles, los pitagóricos definían el alma: un número que se
mueve a sí mismo. Es probable que con esta definición querían significar que el alma humana
es una esencia simple que tiene en sí misma el principio de sus actos, o sea una unidad
dotada de actividad espontánea.
4.º En relación con sus constantes preocupaciones y aficiones matemáticas, los
pitagóricos solían decir que la virtud es una armonía que debe conservarse por medio de la
música y la gimnástica. La justicia es un número perfectamente igual, o un número cuadrado,
según la versión de otros. En el orden político-social, el hombre es la mónada o la unidad, la
familia es la dyada, la triada se halla representada por la aldea, y a la tetrada corresponde
la ciudad. Sin embargo, a través de estas fórmulas más o menos obscuras, parece muy cierto
que la escuela pitagórica profesó máximas morales bastante dignas y elevadas, enseñando,
entre otras cosas, que el bien consiste en la unidad y armonía de las operaciones del hombre,
y el mal en la falta de esta unidad; que el fin de la vida es la asimilación con Dios por medio
de la virtud; que el suicidio es esencialmente malo; que el hombre debe examinar con
frecuencia sus acciones, y que no debe entregarse al sueño (9), sin haber examinado sus
actos durante el día.

Jámblico atribuye también a Pitágoras la sentencia de que el amor de la verdad y el


celo del bien son el beneficio mayor que Dios ha podido conceder al hombre; pero es muy
posible que este bello pensamiento, más bien que a Pitágoras, sea debido a la atmósfera
cristiana que rodeaba al discípulo que lo pone en su boca.

Parece, sin embargo, que ni Pitágoras ni sus discípulos debieron tener ideas muy exactas
y racionales acerca de la libertad humana, puesto que, si nos atenemos a los monumentos
pitagóricos más o menos auténticos, y principalmente el contenido de los Versos áureos,
debemos atribuir al hado inexorable, no ya sólo la muerte (omnibus mortem fato statutam
cognosce), sino los demás acontecimientos de la vida: ex calamitatibus quas mortales fato
patiuntur.

http://www.e-torredebabel.com/historia-filosofia-gonzalez/escuelapitagorica-h-filosofia-
g.htm

Y es que, con su escuela, Pitágoras fue el primero en destacar la gran diferencia existente en
la importancia de la forma sobre la materia, al tratar de explicar la propia estructura material,
esa misma estructura de las formas.

Defendió incluso la división entre materialismo e idealismo, algo que se hizo mucho más claro
con el paso del tiempo, dando incluso una importancia mayor en el alma, llegando a
considerar, al cuerpo, como una auténtica cárcel. Aconsejaban de una manera mayúscula
el silencio, el recogimiento y la obediencia, la abstinencia de consumir alimentos, y la sencillez
tanto en el vestir como en el propio ser de la persona, creyendo en una inmortalidad que,
evidentemente, iba más allá de la muerte, en donde el alma podía transmigrar y vivir
eternamente.

Pero no sólo la importancia de esta escuela queda ahí, dado que, como bien es sabido, y tal
y como conocemos sin realizar de cerca unos estudios más o menos pormenorizados,
Pitágoras y sus discípulos fueron importantes por llevar a cabo una amplia teoría en lo que a
los números se refiere, destacando en: estudio de números primos, pares e impares,
cuadrados, cultivaron el concepto de la palabra propiamente de “número” (algo que se
convirtió, para esto, en una base fundamental), llegando incluso a establecer una clara e
importante base científica para las matemáticas.

Y no sólo esto se queda ahí, pues también llegaron a profundizar tanto en la Astronomía como
en la Geometría, donde destacaron descubrimientos tales como la consideración exacta de
que la tierra era como un inmenso globo que giraba junto a otros planetas alrededor de un
“fuego central”, explicando el orden armonioso de distintos elementos moviéndose
alrededor de una esfera central, y el estudio de la hipotenusa, entre otros.

https://filosofia.laguia2000.com/filosofia-griega/la-escuela-pitagorica

La escuela pitagórica estuvo formada por un conjunto de astrónomos, músicos, matemáticos


y filósofos, todos ellos influenciados por la personalidad de Pitágoras. Se hallaban
establecidos en Crotona, al sur de Italia. Entre sus doctrinas estaban la creencia de que todas
las cosas son en esencia números y la transmigración del alma. El pentagrama y la tetratkys
eran algunos de sus símbolos.

El pensamiento pitagórico estaba dominado por las matemáticas, y al mismo tiempo era
profundamente místico. No hay forma de saber cuál era su posicionamiento respecto
al arjé (la sustancia primordial), pero su doctrina decía que mediante la noción de 'límite' lo
'ilimitado' cobra forma. Establecieron unos entes, los números y las figuras geométricas, que
no son corporales, pero tienen realidad y ofrecen resistencia al pensamiento: esto hace
pensar que no es posible identificar el ser con el ser corporal, terminando su línea de
pensamiento en que los números y las figuras son la esencia de las cosas. Aritmética y
geometría están unidas, y se habla de números planos, cuadrados, cúbicos, oblongos.
Algunos números adquieren un significado místico, relacionados con cualidades (par, impar;
múltiple, único), cuyo simbolismo es difícil de precisar. También crearon una teoría
matemática, relacionada con la música, estudiando la relación entre las longitudes de las
cuerdas y las notas correspondientes, y los intervalos musicales con las distancias de los
planetas (idea que les llevó a suponer la existencia de una armonía de las esferas o música
celestial). Sin embargo, el descubrimiento de los números irracionales (necesarios para
explicar, entre otras cosas, la relación del lado con la diagonal del cuadrado) provocaba un
fallo en los cimientos de sus teorías.

Pitágoras veía ciencia y religión como dos aspectos de un mismo estilo de vida, de ahí la
apariencia de la escuela como secta mistérica: contemplación, purificación, descubrimiento
de un orden en la disposición del universo,... El camino que pasa por aprender el movimiento
regular de los cuerpos celestes lleva al hombre a liberarse del ciclo del nacimiento~muerte,
adquiriendo la inmortalidad.

Los pitagóricos se establecieron en diversas ciudades de la península Itálica y Sicilia, así como
en Grecia. Formaban una secta con sus conductas tipificadas (como no comer carne ni
habas, no atizar el fuego con un hierro ni usar ropas de lana, no recoger lo que se hubiera
caído,...). Aunque su tendencia era contraria a la aristocracia, no tardaron en formar una e
intervenir en política, lo que provocó que los democráticos de Crotona los atacaran
duramente, matando a muchos e incendiando su casa. Supuestamente, el fundador habría
escapado pero moriría poco después.

~ Epicarmo.

Nacido en la Megara siciliana hacia 550 aC, representa junto a Pratinas el primer período de
la comedia griega. Realizó parodias mitológicas, introduciendo en ellas diversos tipos (el
visitante, el filósofo, el borracho). Diógenes Laercio (siglo III dC) le hace alumno de Pitágoras,
y Jámblico (entre los siglos III y IV) dice que introdujo en sus versos pensamientos de este
supuesto maestro. Murió en Siracusa, en torno a 460 aC.

~ Alcmeón de Crotona.

Perteneciente a la generación de Pitágoras o a la de sucesores inmediatos, hay dudas sobre


si fue discípulo suyo. Se interesó preferentemente por asuntos relacionados con la medicina
y la fisiología, aunque también mostró preocupación por la filosofía natural. Siguiendo
creencias dualistas, fue el creador de la tabla pitagórica de las oposiciones.

~ Hipaso de Metaponto.

Nació alrededor del 500 aC en Metaponto, al sur de Italia. Se le atribuyen tres importantes
descubrimientos: la construcción de un dodecaedro inscrito en una esfera, el concepto de
la inconmensurabilidad, y la determinación de las relaciones numéricas de las consonancias
básicas mediante experimentos del sonido. También se cree que fue quien probó la
existencia de los números irracionales, y las leyendas dicen que fue expulsado por los
pitagóricos (o incluso muerto) por haberlo difundido. Aunque sus trabajos no han llegado
hasta nosotros, al parecer hizo experimentos sobre acústica y resonancia. Pudo haber sido
maestro de Heráclito de Éfeso, y creer como él que el arjé era el fuego (y no los números).

~ Filolao de Crotona.

Vivió aproximadamente entre los años 470 y 385 aC. Se le atribuye la introducción de la
hipótesis de que la Tierra no era el centro del universo, sino que existía un Fuego Central
alrededor del cual giraban los planetas, el sol, la luna y las estrellas. De su obra Sobre la
naturaleza (o Sobre el mundo) Estobeo ha conservado algunos fragmentos. En uno de ellos,
Filolao expone la idea de que en la generación de todas las cosas intervienen dos principios
opuestos en armonía, lo ilimitado y el límite.

~ Arquitas de Tarento.
Filósofo y matemático, pero también líder político y estratega, ejemplifica la imagen del rey
filósofo buscada por Platón en su República. Vivió entre 408 y 347 aC. Perteneciente al círculo
pitagórico, Arquitas puede ser considerado el fundador de la física, al aplicar las
matemáticas a sus teorías mecánicas, pues consideraba que sólo la aritmética, y no la
geometría, podría probar si eran ciertas. Aún así, para resolver el problema de la duplicación
del cubo, usó un método geométrico basado en la llamada curva de Arquitas. En política,
fue la gran figura tarentina de su época, al ser elegido durante siete años consecutivo para
el puesto de estratego, convertirse en un general imbatido y ser conocido por su virtud. Aulo
Gelio (cinco siglos posterior) cuenta que Arquitas fue el primero que creó un ingenio volador,
al propulsar, probablemente con vapor, un modelo con forma de pájaro.

Los conocimientos de esta escuela serían usados, a partir del siglo I aC, por algunos autores
que podríamos denominar neopitagóricos, fundiendo eclécticamente las ideas pitagóricas
con el platonismo y otras doctrinas filosóficas y religiosas. Crearon escuela en Alejandría
(hasta el siglo III), desde donde sus ideas se expandieron al resto del Imperio.

http://epitomeclasica.blogspot.com/2012/01/los-filosofos-pitagoricos.html

S-ar putea să vă placă și