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HISTORIA UNIVERSAL
ft- 196693
NOVISIMA
HISTORIA UNIVERSAL
(DESDE LOS TIEMPOS PREHISTÓRICOS Á 1908)
ESCRITA POR INDIVIDUOS DEL
INSTITUTO DE FRANCIA
TRADUCCION DE f
J
TOMO XXI
MADRID
LA EDITORIAL ESPAÑOLA-AMERICANA
Mesonero Romanos, 42
¡909
MADRID. — IMPRENTA DE DOMINGO BLANCO. — CALLE DE LA LIBERTAD, 31. — TELEFONO 876
INDICE
Páginas. Páginas.
Páginas. Páginas
Cap. IV. — TJltima actividad de Pablo.... 93 Cap. XIX. — Lucas, primer historiador
Cap. V. — Las proximidades de la crisis. 99 del Cristianismo 234
Cap. VI. — El incendio de Roma 100 Cap. XX. — Sectas de Siria. — Elkasai... 236
Cap. VII. — Matanzas de cristianos. — La Cap. XXI. — Persecución de Trajano.
estética de Nerón 100 Carta de Plinio 239
Cap. VIII. — Muerte de San Pedro y Cap. XXII. — Ignacio de Antioquía 242
San Pablo 113 Cap. XXIII. — Fin de Trajano. — Rebe¬
Cap. IX. — Después de la crisis 114 lión de los -judíos 243
Cap. X. — La revolución en Judea 117 Cap. XXIV. — Separación definitiva de
la Iglesia y de la Sinagoga 245
Cap. XI.—Matanzas en Siria y en Egipto. 122
Apéndice. — Los hermanos y los primos
Cap. XII. — Vespasiano en Galilea. — El
de Jesús 247
terror Jerusalén.
en — Huida de
los cristianos 125
Cap. XIII. — Muerte de Nerón 132
SEXTA PARTE
Cap. XIV. — Calamidades y pronósticos. 135
Cap. XV. — Los apóstoles en Asia 139
Cap. El
LA IGLESIA CRISTIANA
XVI. — Apocalipsis 145
Cap. XVII. — Fortuna del libro 157 Capítulo primero. — Adriano 250
Cap. XVIII. — Advenimiento de los Fla- Cap. II. — Reconstitución de Jerusalén. 252
vios 162
Cap. III. — Tolerancia relativa de Adria¬
Cap. XIX. — Ruina de Jerusalén 165 Primeros
no. — Apologistas 253
Cap. XX. — Consecuencias de la ruina
Cap. IV. — Los escritos Juánicos 255
de Jerusalén 169
Cap. V. — Principio de una filosofía cris¬
tiana 257
QUINTA PARTE Cap, VI. — Progresos del episcopado 259,
Cap. VII. Falsos escritos apostólicos.
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUN¬ —
Paginas.
Páginas.
Advenimiento de
Marco Aurelio.... 310 Cap. XVIII. — Celso y Luciano. — Libros
contra el cristianismo 353
Cap. II. — Progreso y reformas. — El de¬ Nuevas apologías.
Cap. XIX. — Atená- —
recho romano 314
goras, Teófilo de Antioquía, Minucio
Cap. III. — El reinado de los filósofos.... 316 Félix 359
Cap. IV. — Persecuciones contra los cris¬
320
Cap. XX. — Progreso de la organización
tianos
de la Iglesia 360
Cap. V. — Grandeza creciente de la Igle¬
Cap. XXI. — Escuelas de Alejandría y
sia de Roma. — Escritos pseudo-clemen-
de Edesa 363
tinos 322
Cap. XXII. — Estadística y extensión geo¬
Cap. VI. — Taciano. — Los dos sistemas
gráfica del cristianismo 365
de apología 326
Cap. XXIII. El martirio interior de
—
Cap. VII. — Decadencia del gnosticismo. 326
Marco Aurelio. — Su preparación para
Cap. VIII. — El sincretismo oriental. —
morir 368
Los ofitas. — Futura aparición del ma-
Cap. XXIV. — Muerte de Marco Aurelio.
niqueísmo 329
Fin del mundo antiguo 371
Cap. IX. — Continuación del marcionis-
Cap. XXV. El cristianismo al final del
mo. — Apeles 332 —
TERCERA PARTE
SAN PABLO
CAPITULO PRIMERO parte en el llano, parte en las alturas inmedia¬
tas, hacia el ángulo que forman las vertientes
Primer viaje de San Pablo. Misión de Chipre del Orontes el pie del Corifeo (1) cerca
con
Je
legua y media al Norte de la -embocadura del
Pablo y Bernabé, acompañados de Juan río. Eu este punto era donde se embarcaba
Mareos, salieron de Antioquía dirigiéndose á cada año ese enjambre de seres corrompidos
Seleucia. que iba á lanzarse sobre Roma é infestarla. El
La distancia que separa unode otro punto culto dominante tenía su templo establecido
es cortísima y el terreno que se
atraviesa lleno en el monte Casius, situado al lado opuesto del
de encantos para el viajero. El camino sigue á Orontes, y con el cual se hallaban enlazadas
alguna distancia la ribera derecha del Orontes, una porción de leyendas.
siguiendo las últimas ondulaciones de las mon¬ La costa es inhospitalaria y tempestuosa.
tañas de la Pieria y cortando "los numerosos El viento delgolfo, descendiendo de lo alto de
arroyuelos que descienden de él. De entrambos *
las montañas y agitando las aguas, produce
lados los bosques de mirtos y de laureles pres¬ constantemente fuertes oleajes. Una ensenada
tan sombra y frescura al viajero fatigado. En¬ artificial comunicando con el mar por un es¬
cantadoras aldeas se ven como suspendidas de trecho canal, ponía los buques al abrigo de los
la cumbre de los montes, mientras que por la
golpes de mar. Los muelles y el puerto forma¬
parte izquierda, la llanura del Orontes desple¬ do de enormes peñascos, existen todavía espe¬
ga su lozana magnificencia, cerrando el hori¬ rando silenciosamente el
día, 110 muy lejano,
zonte por el Sur las caprichosas montañas de en Seleucia vuelva á ser lo que en otro
que
Daphne. tiempo fué, una de las grandes poblaciones
Distinto este país de la Siria, reconócese. en del globo.
él la tierra clásica, feliz, civilizada. Todps los Saludando por última vez á sus hermanos,
nombres recuerdan la poderosa colonia griega reunidos sobre la negruzca arena de la playa,
que dio á estos lugares tan alta importancia Pablo tenía delante de sí el bello' semicírculo
histórica, fundando un centro de oposición formado por la costa de la embocadura del
muchas veces violento contra el espíritu semí¬ derecha el cono simétrico del
Orontes, á su
tico.
Seleucia era el puerto de Antioquía y el
(1) El emplazamiento de la ciudad está aho¬
gran centro de la Siria septentrional respec¬ desierto Sólo
ra quedan hermosas ruinas y
to al Occidente. La población estaba edificada admirables trabajos en la roca.
1
10 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
n, ' r- T- r ■
Casius sobre el cual debía verificarse, trescien¬ dos de lá raza de Israel, peligros por
parte de
tos años más tarde, el último sacrificio pagano; los gentiles, peligros en las ciudades, en el de¬
á su izquierda, las quebradas pendientes del sierto, en el mar, peligros por parte de los fal¬
monte Corifeo y detrás de él, entre las nubes, sos hermanos, todo lo he conocido. Fatigas,
las nieves del Tauro y la costa de Cilicia que trabajos, vigilias repetidas, hambre, sed, pro¬
cierra el golfo de Isus. longados ayunos, frío, desnudez, he aquí mi
La hora era solemne. A pesar
de que el cris¬ vida."
tianismo había salido
algunos años antes del El apóstol escribía esto
en el año 5G, cuan¬
país que le sirvió de cuna, no había franquea¬ do estaban lejos de haber terminado sus
muy
do aún los límites de la Siria. Los judíos la pruebas. Diez años'más había de prolongarse
consideraban, toda entera hasta el Amanus, esta existencia que la muerte sólo podía digna¬
como constituyendo parte de la Tierra santa, mente coronar.
y por lo tanto, participando de sus prerroga¬ En casi todos sus Viajes tuvo Pablo com¬
tivas, ritos y deberes. Esté momento es el que pañeros, pero rehusó sistema un alivio del
por
realmente debemos considerar como el prime¬ cual los otros apóstoles, y Pedro en particu¬
ro en que el cristianismo abandonó su país na¬ lar, obtuvieron mucho consuelo y socorro, una
tal para lanzarse por la vasta extensión del compañera de su ministerio apostólico y de sus
mundo. trabajos.
Pablo había viajado mucho para dar á co¬ Su aversión al matrimonio tenía por causa
el nombre de Jesús. Siete años hacía razón de delicadeza;
nocer una no quería imponer á
que era cristiano, y ni un día se había entibia¬ las Iglesias el sostenimiento de dos personas.
do su ardiente convicción. Bernabé siguió la misma regla.
Su partida de Antioquía con Bernabé, pro¬ Pablo procuraba por todos estilos no ser
dujo un cambio decisivo en su carrera. Enton¬ gravoso á las Iglesias. Encontraba muy justo
ces empezó para él esa vida apostólica en que el apóstol viviera de la comunidad, que
que
desplegó una actividad sin igual, llegando su los bienes del catequista y del catecúmeno fue¬
jardor y su pasión hasta un grado desconocido. sen de ambos; mas
por un refinamiento de de¬
Los viajes eran entonces sumamente difíci¬ licadeza no quiso aprovecharse de lo que era
les á no verificarse por mar. Las carreteras y legítimo.
■carruajesno existían: por esta razón la pro¬ Su práctica constante, salvo una sola excep¬
pagación del cristianismo se hizo á lo largo ue ción, fué la de no deber su subsistencia más
las costas ó al borde de los ríos. que á su trabajo. Esto era para Pablo una
Puzzoli
y Lyon tuvieron cristianos cuando cuestión de moral y de buen ejemplo, puesto
muchas poblaciones vecinas á la cuna del cris¬ que uno de sus proverbios era "que el que no
tianismo, no habían oído hablar de Jesús. trabaja no coma", mezclando con esto una ino¬
Pablo parece que caminó casi siempre á pie, cente susceptibilidad de persona económica
manteniéndose con pan, leche y legumbres. En por temor de que se le reprochase lo que costa¬
esta vida de viajero errante, ¿cuántas priva¬ ba y exagerando los escrúpulos á fin de preve¬
ciones no había de sufrir? nir las murmuraciones. Unicamente
¡Por cuán terri¬ se repara
bles pruebas no había de pasar! La policía en las cuestiones de dinero á fuerza de vivir
en medio de personas que sueñan él. Por
era negligente ó brutal. Siete veces fué Pablo con
encadenado. Por tanto, cuando podía, hacía donde quiere que Pablo iba vivía con los pro¬
uso de la navegación.
ductos de su oficio de tapicero. Su vida exte¬
rior parecía á la de un artesano que dé la
se
Seguramente en las horas de calma estos
vuelta por Europa propagando las ideas de
mares son admirables, pero mudables también
en extremo. Cambian de repente y no queda" que se encuentra penetrado.
entonces más recurso que encallar en la arena, Semejante género de vida, imposible en
ó guarecerse entre nuestras sociedades modernas para cualquier
las rocas.
El otro que un obrero, es muy fácil en las socie¬
peligro está por todas partes: "Las fa¬
dades donde las cofradías religiosas, ó las aris¬
tigas, las prisiones, los golpes, la muerte —
dice el héroe mismo de todo he probado con tocracias comerciales, constituyen una especie
extraordinaria abundancia; cinco veces los ju¬ de francmasonería.
díos me han aplicado sus treinta y nueve azo¬ I a vida de los viajeros árabes (la de Ibn-Ba-
tes con cnerdas; tres he sido apaleado,
veces tutah, por ejemplo), se parece mucho á la que
debió llevar San Pablo. Circulan de un extre¬
una apedreado, he naufragado tres veces (1),
mo á otro del mundo musulmán, fijándose y
j he pasado día un noche en
y una el abis¬
encontrando por doquiera una buena acogida,
mo (2) Viajes sin número, peligros al pasar los
ríos, peligros por los ladrones, peligros naci- y siempre con la posibilidad de tener en qué
ocuparse.
Benjamín de Tudela y otros viajeros judíos
(1) Estos tres naufragios son desconocidos de la Edad
para el .autor de las "Actas", puesto que el úni¬
Media, llevaron una existencia aná¬
co de que da cuenta ts posterior á la fecha loga. Iban de judería en judería entrando in¬
en que Pablo escribía el pasaje que citamos. mediatamente en la intimidad de su huésped.
(2) Sin duda, cogido á un resto del buque,
nadó para escapar á la muerte. Estas juderías estaban en cuarteles distintos,
SAN PABLO 11
cerrados solamente por una puerta, con un jefe invitarle para que dirigiese al pueblo algunas
de su religión, el cual disponía de una juris¬ palabras. El apóstol aprovechaba esta ocasión
dicción limitada. En el centro del barrio, había y exponía la tesis cristiana. Jesús había proce¬
un edificio destinado de ordinario á la reunión dido exactamente de esta misma manera. El
y á las oraciones. asombro era entonces el sentimiento general;
En nuestros días, las relaciones de los judíos pero á pesar de eso la oposición no se hizo
entre sí, ofrecen alguna semejanza. Donde hasta que empezaron á verificarse las conver¬
quiera que la vida judía permanece bien orga¬ siones.
nizada, los viajes de los israelitas se hacen de Entonces los jefes de. la sinagoga llegaban á
ghetto en ghetto con cartas de recomendación. emplear hasta la violencia. Unas veces hacían
Lo que pasa en Trieste, en Constantinopla y en aplicar al apóstol el castigo vergonzoso y cruel
Smirna, bajo este punto de vista, el cuadro
es, que se imponía á los heréticos, otras invocaban
exacto de lo que pasaba en tiempo de San Pa¬ el auxilio de las autoridades á fin de que el in¬
blo en Efeso, en Thesalónica y en Roma. El novador fuese apaleado ó expulsado de aquel
viajero que se presenta el sábado en la sinago¬ sitio.
ga es observado, rodeado é interrogado. Se le El apóstol no predicaba á los gentiles sino
pregunta de dónde es, quién es su padre y qué después de haber predicado á los judíos. Los
noticias trae. convertidos del paganismo eran generalmente
En casi toda el Asia y una parte del Africa, los menos numerosos, perteneciendo casi todos
tienen los judíos esta facilidad de viajar, gra¬ á las clases que estaban más en contacto con los
cias á la especie de sociedad secreta que for¬ judíos. Semejante proselitismo, como es fácil
man
y á la neutralidad que observan en las lu¬ de comprender; se circunscribía exclusivamen¬
chas interiores de los diferentes páíses. Ben¬ te á las ciudades. Los primeros apóstoles no
jamín de Tudela llegó al otro extremo del mun¬ predicaron por los campos.
do sin haber visto otra cosa que judíos, é Ibn- El campesino (Paganus), fué el último
en ha¬
Batutah sin haber visto otra cosa que musul¬ cerse cristiano. Los dialectos locales que
el grie¬
manes.
go no había desterrado en los campos, tuvieron
Estas pequeñas reuniones eran conductos ex¬ mucha parte en esto, aunque á decir verdad,
celentes para la propagación de las doctrinas. eran muy raros en
aquella época los individuos
Todos se conocían en ellas, se velaba sin cesar-, que vivían fuera de las ciudades.
mientras que en las sociedades de hoy, donde La organización de culto apostólico consis¬
las personas se ven tan poco, y se conocen me¬ tente en asambleas (Eclesias), era esencialmen¬
nos, no puede concebirse esta manera de vivir. te urbana. El islamismo es también una reli¬
Las divisiones de los partidos, no reconocen gión de ciudad, pues necesita de sus graildes
más que dos causas: la religión ó la política. mezquitas, de sus escuelas, sus ulemas y sus
Una cuestión religiosa cayendo de golpe sobre muezzines.
estos comités de israelitas fieles, lo ponían todo La alegría, la juventud de corazón que res¬
en combustión, terminando sus chismes y sus piran esas odiseas evangélicas, tienen algo de
disputas. Generalmente la cuestión religiosa no nuevo, de original y de encantador. Las Actas
era más que la tea de la discordia ávidamente de los apóstoles, expresión de este primer de¬
recogida por los odios anteriores; un pretexto seo de la conciencia cristiana, constituyen un
que se tomaba para contarse y distinguirse. libro lleno de alegría, de sereno ardor. Después
El establecimiento del cristianismo no se ex¬ de los poemas homéricos, no se había visto una
plicaría sin las sinagogas, de que se hallaban cu¬ obra tan llena de sensaciones frescas y puras.
biertas las costas del Mediterráneo cuando Una brisa matinal, especie de aura maríti¬
una
Pablo y los demás apóstoles dieron principio ma, si así podemos explicarnos, inspirando ale¬
á sus misiones. gría y fuerza, resalta en todo el libro y hace
La apariencia de'estas sinagogas era sobra¬ de él un excelente compañero de viaje, el bre¬
damente mezquina; una casa como las demás viario escogido de aquel que sigue las huellas
que constituían el centño del barrio, ligadas antiguas en los
del Mediodía.
mares
por un pequeño vicus ó angiport. La decora¬ Esta fué la segunda poesía del Cristianismo.
ción especial de estos barrios era uno de los El lago de Tiberiades y sus barcos de pescado-
medios para distinguirlos; pero el principal, el íes habían constituido la primera. Un soplo
que verdaderamente servía de guía al que des¬ más poderoso y las aspiraciones de tierras más
embarcaba de Seleucia ó de Cesárea, era el sig¬ lejanas, nos separan de estos puntos y entra¬
no de impreso en las jóvenes vestidas con
raza mos en alta mar.
colores blanco, verde y rojo, sin tintas medias El primer punto donde tocaron los tres mi¬
de ninguna clase: eran aquellas matronas de sioneros fué la isla de
Chipre, antigua tierra
en
jillas y ojos cariñosamente maternales. das frente á frente habían concluido por fun¬
Apenas llegado y bien recibido el apóstol, dirse. Era el país de Bernabé y esta circunstan¬
esperaba el sábado para dirigirse á la sinagoga. cia entró, sin duda, por mucho en la dirección
Cuando un extranjero, que parecía instruí- que tomó la misión desde sus primeros pasos.
do, se presentaba en ella, había costumbre de Chipre había ya recibido las semillas de la
14 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
esparcía con una rapidez extraordinaria. Los Habían logrado hacerse conceder fuertes ga¬
resultados de la bienhechora marcha de Clau¬ rantías, y en realidad tenían privilegios espe¬
dio, y la gratitud'de las poblaciones respecto á ciales, relativamente á las otras clases de la po¬
él, á pesar de algunos movimientos tumultuo¬ blación. No solamente era libre su culto, sirio
sos, se tocaban por todas partes. No sucedía que consiguieron eximirse de muchas de las
como en Palestina, donde las cargas comunes á pretexto de que eran contra¬
viejas institucio¬
nes y las antiguas costumbres ofrecían una re¬ rias á su conciencia. Los romanos les fueron
sistencia encarnizada. muy favorables en estas provincias, y casi siem¬
Exceptuando la Isauria, la Pissidia y las pre les daban la razón en las cuestiones que te¬
partes de la Cilicia, que conservaban todavía nían con las gentes del país.
una sombra de
independencia, y hasta cierto Embarcados en Nea-Pafos, los tres misione¬
punto la Galacia, el piáis había perdido todo ros navegaronhacia la embocadura del Cestrus
sentimiento nacional. en Pamfilia, y remontando el río, en un espa¬
Jamás había tenido dinastía propia. Las in¬ cio de dos ó tres leguas, llegaron á Pergo, ciu¬
dividualidades provinciales de Frigia, Lidia y dad grande y floreciente, centro de un antiguo
Caria, habían muerto mucho tiempo antes co¬ culto de Diana, casi tan renombrado como- el
mo unidades
políticas. Los reinos artificiales de Efeso.
de Pérgamo, Bitinia y el Ponto habían muerto Este culto tenía grandes analogías con el de
también. Casi todo el país aceptaba satisfacto¬ Pafos y no es difícil de creer que las relaciones
riamente la dominación romana. Y había razón dfe estas dos ciudades, estableciendo entre ellas
para ello; jamás dominación alguna se había una línea de
navegación ordinaria, determina¬
hecho tan acreedora al agradecimiento del país sen el itinerario de los
apóstoles. En general,
dominado, como la romana. las dos costas paralelas de Chipre y del Asia
La providencia augusta era verdaderamente Menor, parecen responderse la una á la otra.
el genio tutelar del país. El culto del Empera¬ Eran dos partes de las poblaciones semíticas,
dor, el de Augusto en particular, y el de Livia, mezcladas con diversos elementos, que habían
constituían la religión dominante en el Asia perdido en gran parte su carácter primitivo.
Menor. Los templos á estos dioses .terrestres, En Pergo fué donde se consumó la ruptura
asociados siempre á la divinidad de Roma, se de relaciones entre Pablo y Marcos. Juan Maí¬
multiplican por todas partes. Los sacerdotes de ces abandonó la misión y regresó á Jerusalén,
Augusto reunidos por provincias bajo la direc¬ acontecimiento que debió ser doloroso para Ber¬
ción de sus metropolitano^ ó primados, llegaron nabé, puesto que Juan Marcos era su pariente.
más tarde á formar un clero análogo á lo que Pero habituado á soportarlo todo- por parte de
fué desde el tiempo de Constantino el clero su imperioso compañero, no abandonó el gran
cristiano. El testamento político de Augusto designio de penetrar en el Asia Menor.
había llegado á ser-un a especie de texto sagra¬ Los dos apóstoles, marchando siempre hacia
do, una enseñanza pública que se habían encar¬ el Norte, entre el Cestrus y el Eurimedon, atra¬
gado magníficos monumentos de ofrecer á las viesan la Pamfilia y la Pissidia, subiendo hacia
miradas de todos y de eternizar. las ciudades y la Frigia montañosa, lo cual constituye un via¬
las tribus tomaban á "porfía toda clase de epí- je tan difícil como peligroso. Este laberinto de
ietos, demostrando con ellos el recuerdo que montañas estaba guardado por poblaciones bár¬
habían guardado del Emperador. baras habituadas al robo y al pillaje, y á las
La antigua Nínive de Caria abandonaba su cuales apenas habían conseguido dominar Ios-
culto asirio de Mylita para unirse con César, romanos.
hijo de Venus. Es cierto que en todo esto ha¬ Acostumbrado Pablo al aspecto de la Siria,
bía tanto servilismo bajeza; pero existía,
como debió quedar sorprendido viendo estas pintores¬
sobre todo, el -convencimiento de la inaugura¬ cas y románticas regiones con sus lagos y sus
ción de una nueva era, de un período de ven¬ profundos valles que no pueden compararse
tura como jamás había tenido y que debía du¬ más que á los alrededores del Lago Mayor y del
rar dos siglos sin ninguna nube. Tessino.
Un hombre que había asistido sin duda á la En el primer momento sorprende la marcha
conquista de su país, Dionisio de Halicarnaso, singular de los apóstoles, marcha que les aleja
escribía una historia romana para mostrar .á de los grandes centros y de los caminos fre¬
sus compatriotas la excelencia ele
aquel pueblo cuentados.
y probarles que era de su misma raza y que su Sin duda esta vez siguieron las huellas de las
gloria también les pertenecía en parte. emigraciones judías. La Pissidia y la Lycáonia
Después de Egipto y de la Cirenaica, el Asia tenían ciudades como Antioquía de Pissidia ó
Menor era el país donde había más judíos. For¬ Iconium, donde se habían establecido grandes
maban poderosas comunidades. En extremo ce¬ colonias de judíos. Estos judíos hacían muchas
losos de sus derechos, se lamentaban con facili¬ conversiones. Alejados de Jerusalép, fuera de
dad de la persecución, y tenían la costumbre la influencia del fanatismo palestiniano, vivían
de quejarse siempre á la autoridad romana y en buena armonía con los paguros. Estos venían,
de recurrir en demanda de protecciones fuera á la sinagoga, y los matrimor mixtos no eran,
de la ciudad. muy raros.
SAN PABLO 15
Pablo había tomado en Tarso noticias res¬ Su alma, verdaderamente grande, tenía como
pecto á este país, y sabía las ventajosas condi¬ carácter particular el de dilatarse y abrirse sin
ciones en que se encontraba para que la nueva cesar á
semejanza de la de Alejandro. Poseía
fe fructificase en él. el don de una juventud sin límites y de una ca¬
Derbé y Lystres no están muy lejos de Tar¬ pacidad infinita, para quererlo y abrazarlo todo.
so, y la familia de Pablo tal vez tendría algu¬ En muy excelentes disposiciones encontraron
nas relaciones en estos cantones. Los dos ajDÓs- nuestros misioneros á la población pagana.
toles, después de un viaje de cerca de cuarenta Muchos de sus individuos se convirtieron, y
leguas, llegaron á Antioquía de Pissidia ó An- desde los primeros momentos fueron perfectos
tioquía Cesárea, en el corazón de los altos mon¬ y verdaderos cristianos.
tes de la península. En Philipos, en Alejandría de Troas y, en
Esta población había tenido una mediana im¬ general, en las colonias romanas, sucedió lo
portancia, hasta que elevada por Augusto á la mismo. El atractivo que sentían estas poblacio¬
categoría de colonia romana de derecho itálico, nes, buenas y religiosas, hacia un culto purifica¬
llegó á adquirir un gran nombre, cambiando en do, se había mostrado ya por las conversiones
parte su carácter. al judaismo, y con doble motivo se mostraba
Hasta este momento había sido una gran ciu¬ ahora por las verificadas al cristianismo.
dad de- sacerdotes como Comana. El templo A pesar de su culto extraño, y tal vez por una
que
la bahía hecho famosa, con sus ricos dominios, especie de reacción contra este culto, la pobla¬
fué suprimido por los romanos, veinticinco ción de Antioquía, como en general la de Fri¬
años antes de Jesucristo; pero este gran esta¬ gia, tenía una propensión mareada hacia el mo¬
blecimiento religioso, como sucede siempre, de¬ noteísmo. El nuevo culto, no exigiendo la cir¬
jó huellas muy profundas en las costumbres de cuncisión ni obligando á ciertas observaciones
la población, en la cual se establecieron los ju¬ mezquinas, estaba en mejores condiciones que
díos, después de su elevación á colonia romana. el judaismo, para atraer á los paganos piado¬
Según su costumbre, los dos apóstoles se di¬ sos; por tamo, el resultado fué extraordinario.
rigieron el sábado á la sinagoga. Después de la Estas provincias aisladas, perdidas entre las
lectura de la Ley y de los Profetas, al ver los montañas, poco vigiladas por la autoridad, sin
presidentes á aquellos dos extranjeros que tan celebridad histórica ni importancia alguna,
devotos parecían, enviaron á preguntarles si eran un terreno excelente para la fe.
deseaban dirigir la palabra al pueblo. Una Iglesia numerosa se estableció allí, sien¬
Pablo aceptó y habló explicando el misterio do Antioquía de Pissidia un centro de propa¬
de Jesús, su muerte y su resurrección. Fué tal ganda donde la nueva doctrina brilló en todo
la impresión causada por este relato, comple¬ su esplendor.
El éxito de la predicación entre
tamente nuevo, que se les rogó empezaran de los paganos acabó de irritar á los judíos, y, co¬
nuevo su predicación
el sábado siguiente. mo consecuencia de ésto, se formó una intriga
que Dios le había elegido para ser el apóstol no, Lucio Pupio Proesens, procurador de Gá-
de las naciones, y anunciarles la buena nueva, lata, se hacía llamar su segundo fundador, y
hasta las extremidades de la tierra. la ciudad cambiaba su antiguo nombre por el
18 novisima historia universal
Nopodemos decir si, durante este tiempo, disposiciones que se encontraban entre ciertas
tuvo relaciones con la Iglesia de Antioquía, de razas, entregadas á los cultos mitológicos, para
quien había recibido la misión; pero el deseo recibir el Evangelio. La doctrina de Jesús se
de ver esta Iglesia madre se despertó en él y aprovechaba de la especie de encanto que el ju¬
resuelto á hacer su viaje siguió á la inversa daismo había ejercido hasta entonces sobre los
el itinerario que había traído. Los dos misio¬ paganos piadosos.
neros visitaron por segunda vez Lystres, Ico- El Asia Menor, sobre todo, estaba destinada
nium y Antioquía de Pissidia, haciendo nuevas á ser la
segunda tierra cristiana. Después de
estancias en estas ciudades, confirmando á los los desastres "que bien pronto iban á herir las
fieles en la fe y exhortándoles á la perseveran¬ iglesias de Palestina, aquélla será el principal
cia y á la paciencia, enseñándoles que única¬ lugar de la nueva fe y el teatro de' su más im¬
mente por medio de la tribulación y del sufri¬ portante transformación.
miento se consigue entrar en el reino de los
cielos.
constitución de estas Iglesias era suma¬
La CAPITULO III
mente sencilla. Los apóstoles elegían en cada
una de ellas á los ancianos, en quienes delega¬ Primera controversia sobre la circuncisión
ban su autoridad. I as despedidas eran suma¬
mente tiernas; había ayunos y plegarias, des¬ El regresode Pablo y Bernabé fué saludado
pués de las cuales los apóstoles rogaban á por la Iglesia de Antioquía con un clamor de
Dios por los fieles, y partían. De Antioquía de júbilo. Regocijóse toda la calle de Singon, y
Pissidia, los misioneros llegaron nuevamente la Iglesia se reunió. Los dos misioneros conta¬
á Pergo. Según parece, esta vez el éxito más ron sus aventuras, y las cosas
que Dios había
completo coronó su misión. Desde Pergo se hecho por ellos. "Dios mismo, — decían — ha
dirigieron en un día á Atalia, el gran puerto abierto á los gentiles las puertas de la fe."
de la Pamfilia, donde se embarcaron para Se- Hablaron de las Iglesias de Galacia, casi todas
leucia, llegando al poco tiempo á la Grande ocmpuestas de paganos, y la Iglesia de Antio¬
Antioquía, de donde habían salido cinco años quía, que desde mucho tiempo antes había co¬
antes, encomendándose á la gracia de Dios. nocido por cuenta propia la legitimidad del
El campo de la misión había sido jdoco ex¬ bautismo de los gentiles, aprobó su conducta.
tenso. Había abrazado la isla de Chipre en su Allí .permanecieron algunos meses descansando
longitud, y en el Asia Menor una línea de cer¬ de sus fatigas, y confortándose en este manan¬
ca de cien leguas. tial clel espíritu apostólico. Entonces fué, al
Era el primer ejemplo de un viaje apostó¬ parecer, .cuando Pablo convirtió y se agregó
lico de este género. Nada existía organizado y como compañero y colaborador, á
discípulo,
Pablo y Bernabé tuvieron que luchar con gran¬ un joven incircunciso é. hijo de padres paga¬
des dificultades exteriores. No pueden repre¬ nos, llamado Tito, que en adelante se vió siem¬
sentarse estos viajes como los de un Francisco pre con él.
Javier ó de un Livginstone sostenidos por ri¬ Un grave disentimiento, que estuvo á punto
cas asociaciones. de destruir la obra de Jesús, surgió por aque¬
Los apóstoles se parecían más bien á obre¬ llos días y rnc-i á la Iglesia naciente á dos de¬
ros socialistas, esparciendo sus ideas de café dos de su pérdida. Era inevitable: era una cri¬
en café,
que á los misioneros de los tiempos sis, por la cual no podía menos de atravesar
modernos. Su oficio había sido para ellos una la nueva religión.
necesidad. Obligados á detenerse en las loca¬ Al elevarla Jesús á las cumbres más altas
lidades donde
iban, procuraban ejercerle si que nunca pudo elevársele, no expresó con bas¬
encontraban trabajo. De aquí los retrasos, las tante claridad si pensaba ó no permanecer ju¬
ocasiones desaprovechadas, y otras mil pérdi¬ dío, ni aun señaló siquiera lo que quería con¬
das de tiempo. servar del
judaismo. Tan pronto sostenía que
Pero á pesar de tan enormes obstáculos, los había venido á confirmar la ley de Moisés, co¬
resultados generales de esta primera misión, mo á suplantarla. A cleeir verdad, para un
fueron inmensos. Cuando Pablo'regresó á An¬ poeta como él, era este un detalle harto insig¬
tioquía, había ya iglesias de gentiles. El gran nificante, porque cuando se ha llegado á cono¬
jiaso estaba dado. Todos los hechos de este gé¬ cer al Padre celestial, á
quien se adora en es¬
nero
que se produjeron anteriormente, habían píritu y en verdad, no se es de ninguna secta,
sido más ó menos indecisos. De todos ellos ha¬ de ninguna escuela, de ninguna religión parti¬
bía podido darse una respuesta más" ó menos cular, sino de la verdadera. Todas las prácticas
plausible á los judíos puros de Jerusalén, que son indiferentes: no se las desprecia, porque
sostenían que la circuncisión era el preliminar son signos
que fueron ó todavía son respeta¬
obligado de la profesión cristiana. Esta vez la bles, pero se cesa de atribuirles una virtud in¬
cuestión estaba empeñada de una manera di¬ trínseca. Circuncisión, bautismo, pascuas, pa¬
recta. nes ázimos, sacrificios, todo es igualmente se¬
Otro hecho de la más alta importancia se ha¬ cundario, y no se piensa en ello. Por otra par¬
bía demostrado también. Eran las excelentes te, en vida de Jesús, no le hizo oposición fran-
SAN PABLO 19
ca ningún incircunciso, así que no hubo oca¬ un rigorista llamado Eleazar, declaró, por el
sión de plantear tal cuestión. Como todos los contrario, que si el rey no se hacía circuncidar,
hombres de genio, Jesús no se cuidaba más que era un impío; que de nada servía leer la ley
si
del alma. Las cuestiones prácticas más impor¬ no se observaba, y
que el primer precepto era
tantes, las que parecían capitales á las imagi¬ la circuncisión. El rey siguió su opinión á ries¬
naciones inferiores, las que más atormentan á go de perder la corona. Los reyezuelos que
los hombres prácticos, no existían para él. abrazaban el judaismo, con la esperanza de los
A su muerte, el desorden fué general. Aban¬ ricos matrimonios con que les brindaba la fa¬
donados á sí mismos, privados del que había milia de Herodes, se sometían á la misma cere¬
sido para ellos una teología completa viviente, monia. Sin embargo, la verdadera piedad era
recayeron en las prácticas de la piedad judía. de más difícil arreglo que la política y la avi¬
Eran gentes devotas en sumo grado, y la devo¬ dez.
ción de su época era la devoción judía. Con¬ Muchos piadosos neófitos vivían como judíos
servaron sus costumbres y volvieron á cultivar¬ sin sujetarse al rito que, según el vulgo, abría
las minuciosas prácticas que las personas or¬ el acceso á la vida judía. Tal división era para
dinarias consideraban como la esencia del ju¬ ellos una causa de perpetua discordia. Las so¬
daismo El pueblo les tenía por santos. Por ciedades mogigatas ó muy preocupadas, acos¬
•una singular reacción, los fariseos, que habían tumbraban á erigir sus prácticas religiosas en
servido de blanco á las sátiras más finas de actos de buen tono, de buena educación. Mien¬
Jesús, casi se reconciliaron con sus discípulos. tras en Francia el hombre devoto, para confe¬
Los saduceos, fueron los que se-mostraron ene¬ sar su piedad, se ve obligado á vencer cierta
migos irreconciliables del movimiento nuevo. especie de vergüenza y de respeto humano, en¬
La observación minuciosa de la ley parecía la tre los musulmanes, á la inversa, el que practi¬
primera condición para ser cristiano. ca su religión es hombre galante; el
que no es
Desde el principio se encontraron en este buen musulmán no puede ser persona fina, y
modo de grandes dificultades, porque cuan¬
ver su posición es la que ocuparía entre nosotros
fué precisamente con gente de origen no israe¬ mo en Inglaterra y en los Estados Unidos: el
lita. La fe nueva halló más acceso en los adhe- que no observa el domingo es rechazado de la
rentes simpáticos del judaismo, y obligarles á buena sociedad. Entre los judíos era todavía
circuncidarse era imposible. Así lo reconoció peor la posición del incircunciso. A sus ojos
Pedro con un sentido práctico admirable. Por era en cierto modo insoportable
el contacto con
otra parte, los espíritus timoratos, como San¬ semejante sér, porque les parecía que la circun¬
tiago, hermano del Señor, consideraban como cisión era una obligación para todo el que qui¬
una
suprema impiedad admitir á los paganos siera vivir entre ellos, y el que no se sometía á
on la Iglesia y comer con ellos. Por esto, Pedro ella, era una criatura de baja extracción, una
aplazó toda solución cuanto le fué posible. especie de animal impuro que rechazaban, un
Los judíos, á su vez, hallábanse también en descortés con quien no podía tener relaciones
la misma situación y observaban una conduc¬ un hombre bien educado.
ta análoga. Cuando les llegaban partidarios ó En esto se revela la gran
dualidad que existe
prosélitos de todas partes, presentábaseles la en el seno del
judaismo. La ley, esencialmente
misma cuestión. Algunas imaginaciones ade¬ restrictiva, hecha para aislar, era de un espíri¬
lantadas, buenos laicos sin ciencia, pero sus¬ tu muy diferente del de los profetas, que anhe¬
traídos de la influencia de los doctores, no in¬ laban la conversión del mundo y abrazaban los
sistieron en la circuncisión y hasta á veces di¬ más vastos horizontes. Esta diferencia ajue in¬
suadieron de practicarla á los recién conver¬ dicamos la determinan con gran precisión dos
tidos, aquellos corazones buenos y sencillos de¬ palabras tomadas de la lengua talmúdica. La
seaban la salvación del mundo, y á ella sacri¬ agada, opuesta á la halaka, significa la predica¬
ficaban todo lo demás. Por el contrario, los or¬ ción popular cuyo propósito es la conversión
todoxos, y á su frente los discípulos de Scham- de los paganos -en oposición con la casuística
mai, declararon indispensable la circuncisión. ley sin tratar de convertir á nadie. Hablando el
Opuestos al proselitismo entre los gentiles, na¬ lenguaje del Talmud, los Evangelios son aga-
da hacían para facilitar el acceso á la das, mientras que, por el contrario, el Talmud
religión.
Lejos de eso, mostraban cierta altivez con los es la última expresión de la halaka. La agada
convertidos, y dícese que Schammai los arroja¬ conquistó el mundo é hizo el cristianismo; la
ba á palos de su casa. Esa división se observa halaka es la fuente del judaismo ortodoxo, que
claramente en la familia real de Adiabenes. El aún dura. La agada se presenta como una cosa
judío llamado Ananías, la convirtió y que
que principalmente galilea, y la halaka como esen¬
distaba mucho de ser sabio, disuadió con
un cialmente jerosolimitana. Jesús, Hillel, los au¬
gran empeño á Izates de hacerse circuncidar. tores del Apocalipsis y apócrifos, son agadistas,
"Se puede muy bien — decía — vivir como alumnos de los profetas, herederos de sus as¬
buen judío sin la circuncisión; N lo verdadera¬ piraciones infinitas. Schammai, los talmudistas
mente importante es adorar á Dios." De idén¬ y judíos posteriores á la destrucción de Jeru-
tico parecer fué la piadosa Elena, mientras que salén, son halakistas, adherentes á la ley con
20 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
sus estrictas observancias. Veremos, hasta la considerablemente los límites del judaismo: la
crisis, suprema del año 70, crecer diariamente circuncisión, la prohibición de los patrimonios
el fanatismo de la ley, y en la víspera del gran mixtos y la distinción de viandas permitidas ó
desastre nacional dictar por una especie de re¬ prohibidas. La circuncisión era para los adul¬
acción contra las doctrinas de Pablo las ^die¬ tos una ceremonia dolorosa, no exenta de ries¬
ciocho medidas" que hicieron en adelante im¬ go y altamente desagradable: era una de las
posible todo comercio entre los judíos y los no íazones que imposibilitaban á los
judíos la vida
judíos, y abrieron la triste historia de ese ju¬ en común, formando de ellos como una casta
daismo cerrado, rencoroso, aborrecedor y abo¬ aparte. En los baños y en los gimnasios, sitios
rrecido, que fué el udaísmo de la Edad Media tan importantes en las antiguas ciudades, la
ro el mundo no se hubiera hecho judío en la gidos que aceptaban esta ceremonia de inicia¬
estrecha acepción de la palabra. Lo que daba ción, sólo les quedaba el recurso de ocultarse
atractivo al judaismo no eran los ritos, que en para huir de los sarcasmos. Ningún hombre de
principio se diferenciaban poco ó nada de las mundo se x-esignaría á semejante situación, y
de otras religiones, sino su sencillez teológica. sin duda por esta cii-eunstancia eran más nu¬
Aceptábase como una especie ele deísmo ó de merosas las conversiones al judaismo
de muje¬
filosofía religiosa; y, en efecto, en el pensa¬ res que de hombres, porque aquéllas no tenían
miento de
Filón, por ejemplo, el judaismo
un que someterse para ello á una prueba tan re¬
;se asociabaperfectamente á las especulaciones pugnante por todos conceptos. Abundan los
filosóficas. En el de los essenios, revestía la for¬ ejemplax-es de judías casadas con paganos,
ma de utopia social; en el del autor del poema mientras que no se encuentra uno siquiera de
afribuído á Focylides habíase convertido en un judío casado con pagana. De ahí nacían conti¬
simple catecismo en buen sentido y honradez, nuas discusiones, y hacíase sentir la necesidad
y en el del autor del tratado que se titula Del de un casuista condescendiente que viniese á
imperio de la razón, era una especie de estoicis¬ poner paz en los matiúmonios desunidos.
mo. El judaísnio, como todas las religiones fun¬ Los casamientos mixtos eran origen de difi¬
dadas ante todo sobre la casta y la tribu, esta¬ cultades de
igual género. Los judíos trataban
ba atestado de prácticas destinadas á separar al estos enlaces de puras fornicaciones. Era el cri¬
creyente del resto del mundo, y esas prácticas men que los Kanaim castigaban con el puñal,
las mujeres á un código de impurezas notorios. Por regla general, esta Iglesia, en el
legales,
asaz complicado, y la punto que nos ocupa, vacilaba ó era favora¬
propiedad de esta espe¬
cie de prescripciones fué sobrevivir á la época ble al partido más atrasado. El Senado con¬
en que tuvieron condiciones de
existencia, y ha¬ servador estaba allí. Allegados al templo, en
cerse á la larga perpetuo contacto con los fariseos, los viejos
tan incómodas como en su ori¬
gen fueron buenas y saludables. apóstoles, imaginaciones tímidas y limitadas, no
Una circunstancia particular daba mayor se prestaban á las teorías profundamente
revo¬
gravedad á las prescripciones sobre las viandas. lucionarias de Pablo. Por otra parte, muchos
Las procedían de los sacrificios hechos á
que fariseos habían abrazado el cristianismo sin re¬
los Dioses,eran consideradas. como impuras; nunciar á los principios esenciales de su secta.
pero estas viandas, por lo general, después de Para tales personas, suponer que podía existir
los sacrificios eran llevadas al mercado la salvación sin circuncisión, era una blasfe¬
(1), don¬
de era dificilísimo distinguirlas de las mia, porque les parecía que la ley debía subsis¬
demás,
lo cual originaba inexplicables tir intacta. Decíanles que Jesús había venido
escrúpulos. Los
judíos severos, no hallaban lícito el proveerse á ratificarla, no á abrogarla. Parecíales que el
indistintamente en el mercado. Querían que se privilegio de los hijos de Abraham, no debía
preguntara al vendedor la procedencia de la sufrir menoscabo; que los gentiles no podían
vianda, ó que antes de probar los platos, se ave¬ entrar en el reino de Dios sin afiliarse de ante¬
riguara cómo había comprado las carnes el co¬ mano en la familia de Abraham; que era pre¬
cinero. Imponer semejante carga de casuística ciso, en una palabra, hacerse judío antes de ser
á los neófitos, hubiera sido dificultar su vida. cristiano. Como puede verse, nunca se halló el
El cristianismo no hubiera sido tal, si como el cristianismo con una duda más fundamental
judaismo de nuestro tiempo, se hubiera visto que resolver. A creer al partido judío, hasta
obligado á surtirse de carnicerías aparte, si no la agapa, la comida en comunidad, era imposi¬
hubiese podido el cristiano comer con otros ble, porque las dos mitades de la Iglesia de Je¬
hombres sin violar sus deberes. Cuando se con¬ sús, no podían comunicarse entre sí. Bajo el
sidera la red de dificultades'en que aprisionan punto de vista teológico, la cuestión era toda¬
la vida de unas religiones vía más grave. Tratábase de saber si la salva¬
recargadas de escrú¬
pulos de esta clase, cuando se observa en Orien¬ ción se verificaba
por las obras de la ley ó por
te al judío á al musulmán la gracia de Jesucristo.
separados por sus
leyes rituales, del mundo europeo, donde po¬ Varios miembros de la Iglesia de Judea lle¬
drían puesto, se comprende la in¬
ocupar un gados á Antioquía sin misión, á lo que parece,
mensa importancia de las cuestiones del cuerpo apostólico, fueron los
que se de¬ que provocaron
batían en la época á que nos referimos. Tra¬ el debate, declarando altamente
que nadie po¬
tábase de saber si el cristianismo sería una re¬
día salvarse sin la circuncisión. Débese ante
ligión formalista, ritual; una religión de ablu¬ todo recordar que los cristianos que en Antio¬
ciones, de purificaciones, de distinciones, de co¬ quía gozaban de nombre y de individualidad
sas puras
é impuras, ó bien la religión del es- particular, carecían de esto en Jerusalén, lo
cual no impedía que cuanto procediese de Je¬
rusalén, ejerciera en toda la Iglesia gran pres¬
(1) Citaré el -templo de los "metualis" de tigio, á causa de residir allí el centro de auto¬
Siria, reducidos al fanatismo más sombrío, por
la obligación
ridad; así que semejante proposición causó un
que se imponen de quebrar su va¬
efecto extraordinario. Pablo y Bernabé resis¬
jilla y derribar su desde
casa el momento que
un cristiano le lia tocado. tieron de la más
manera
enérgica. Disputóse
22 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
largo tiempo, y para poner término á tal con¬ Santiago, hermano del Señor, y Juan, hijo del
troversia, decidióse que Pablo y Bernabé fue¬ Zebedeo.
sen á Jerusalén para entenderse con los após¬ Muchos galileos habían desaparecido, y fue¬
toles y ancianos sobre este particular. ron reemplazados por un determinado número
Tal asunto tenía para Pablo una importan¬ de personas, pertenecientes al partido de ios
ciapersonal. Hasta entonces su acción había fariseos. Fariseo es sinónimo de devoto, y to¬
sido casi del todo independiente. Sólo pasó dos estos buenos sántos de Jerusalén, eran tam¬
quince días Jerusalén después de su con¬
en bién muy devotos. No teniendo el espíritu cris¬
versión, y hacía once años que no había pues¬ tiano, y la sutileza y la elevación de Jesús, ha¬
to allí los pies. A los ojos de algunos, era una bían caído después de su muerte en una espe¬
especie de hereje, que enseñaba por. cuenta pro¬ cie de gazmoñería pesada, análoga á la misma
pia y casi sin relaciones con el resto de los que su dueño había combatido.
fieles, pues declaraba con cierto orgullo que Eran incapaces de la ironía,
y habían casi
había tenido su revelación. Ir á Jerusalén era, olvidado las elocuentes invectivas de Jesús con¬
al menos en
apariencia, renunciar á su liber¬ tra los hipócritas. Algunos de ellos se habían
tad, someter su evangelio al de la Iglesia ma¬ convertido en una especie de santos entrega¬
dre, y aprender de otro lo que sabía por una dos completamente á ciertas prácticas, y para
revelación propia y personal. No era que ne¬ los cuales si Jesús hubiera vivido, no habría
gase los derechos de la Iglesia madre; pero des¬ tenido más que sarcasmos.
confiaba, porque conocía la obstinación de al¬ Santiago, en particular, llamado Justo ó el
gunos de sus miembros. Tomó, pues, sus pre¬ hermano del Señor, era uno de los más exactos
cauciones para no comp>rometerse demasiado. observadores de la ley. Según ciertas tradicio¬
Declaró que al ir á Jerusalén no cedía á nin¬ nes algo dudosas en verdad, era un asceta que
guna intimación, y hasta fingió, según una cos¬ practicaba todas las abstinencias nazarenas,
tumbre que le era habitual, obedecer en ello guardando el celibato, no bebiendo ningún li¬
una orden del cielo y una revelación
que sobre cor que pudiera producir embriaguez, abste¬
este objeto había tenido. Hízose acompañar de niéndose de la carne, no cortando nunca sus
su discípulo Tito, que cabellos, prohibiéndose las unciones y los ba¬
participaba de todas sus
ideas y que, como hemos dicho, no estaba cir¬ ños, no usando sandalias ni vestidos de lana.
cuncidado. Nada, como se ve, era tan contrario al pen¬
Pablo, Bernabé y Tito pusiéronse'en camino. samiento de Jesús, que al menos desde la muerte
La Iglesia de Antioquía pagó su viaje hasta de Juan Bautista, había declarado completa¬
Loadicea del Mar. Siguieron la costa de Feni¬ mente vanos todos estos actos. Las abstinen¬
cia, atravesaron luego la Samaría, encontran¬ cias, muy en boga entre ciertas ramas del ju¬
do hermanos á cada paso y refiriéndoles las daismo, estaban muy en moda y formaban el
maravillas de la conversión de los gentiles. El carácter dominante de la fracción de la Iglesia
regocijo fué general, y así llegaron á Jerusa¬ que más tarde debía unirse á un pretendido
lén. Esta es una de las horas más solemnes Ebion. Los judíos estaban completamen¬
puros
de la historia del cristianismo. El gran equí¬ te opuestos á estas abstinencias; pero los prosé¬
voco va á ser descifrado. Los hombres en quie¬ litos, especialmente las mujeres, eran muy afec¬
nes se apoya todo el porvenir de la nueva re¬ tas á ella.
ligión van á encontrarse frente á frente. De Santiago no salía casi del templo, permane¬
su grandeza de alma, de la rectitud de su cora¬ ciendo largas horas haciendo oración, habién¬
zón depende el porvenir de la humanidad. dosele formado callos en las rodillas, á seme¬
Dieciocho años habían transcurrido desde la janza de los camellos. Sé cree que pasaba so.
muerte de Jesús. Los apóstoles habían enveje¬ tiempo, como Jeremías, haciendo penitencia por
cido, uno había sufrido el martirio; tal vez ha¬ el pueblo; llorando los pecados de la nación y
bían muerto los demás. rogando por que se alejaran de ella los castigos-*
Se sabe que los miembros difuntos del cole¬ que la amenazaban. Con alzar sus manos al
gio apostólico no habían sido reemplazados; cielo, era suficiente para obtener toda clase de
que se dejaba este colegio extinguirse, al paso milagros. Se le llamaba el Justo, y también
que al lado de los apóstoles se había formado Obliam, lo que quiere decir "amparo del pue¬
un colegio de ancianos que blo", suponiéndose que sus ruegos eran sufi¬
participaban de su
autoridad. cientes para aplacar la cólera divina. Los judíos
La Iglesia llamada depositaría del Espíritu tenían por él, según se asegura, la misma vene¬
Santo estaba compuesta de los apóstoles, de ración qüe los cristianos.
los ancianos y de toda la cofradía. Entre los Si este hombre singular fué verdaderamente
simples hermanos había sus distintos grados. hermano de Jesús, debió ser, por lo menos, uno
La desigualdad estaba admitida; pero esta des¬ de esos hermanos enemigos que renegaron de
igualdad era completamente moral, pues no se él y trataron de detenerlo. Esto podía haber
trataba de prerrogativa exterior, ni de venta¬ producido tales recuerdos, que Pablo, irritado
jas materiales. de espíritu tan limitado, hiciera alusión á
un
Las tres principales columnas, como se de¬ él cuando exelamabq á propósito de las tales
cían, de la comunidad, eran siempre Pedro, columnas de la Iglesia de Jerusalén: "Poco me
SAN PABLO 23
importa lo que itayan sido otras veces; Dios no Los dos partidos mostráronse enérgicos y ani¬
ha hecho acepción de personas". Judas, her¬ mados, duro el uno respecto al otro; pero á
mano de Santiago, estaba, áJo que parece, en¬ pesar de esto, ningún individuo dejó de cum¬
teramente conforme con las ideas de éste. plir con su deber. La cuestión no quedó resuel¬
En resumen, la Iglesia de Jerusalén había ido ta, y, sin embargo, todos permanecieron uni¬
alejándose cada vez más de la primitiva idea dos para la obra común. Un lazo superior, el
de Jesús. El judaismo la había arrastrado. Je¬ amor que todos tenían á Jesús; el recuerdo en
rusalén era para la fe nueva un terreno tan cpie todos vivían, estuvo muy encima de sus di¬
mal sano, que hubiera concluido por perder la visiones. El disentimiento más fundamental
buena semilla arrojada en él. que jamás halla producido en el seno de la
se
En esta capital del judaismo, era muy difí¬ Iglesia fué aquel, y. sin embargo, no atrajo el
cil dejar de ser judío; por tanto, los hombres atema. ¡Gran lección que los siglos siguien¬
nuevos como San Pablo, evitaban casi por sis¬ tes no supieron imitar!
tema residir en ella. Pablo
comprendió que, en estas asambleas
Obligados entretanto, so pena de separarse numerosas y apasionadas, no triunfaría él ja¬
de la Iglesia primitiva, á ir á conferenciar con más; que los espíritus limitados estarían siem¬
sus ancianos, se encontraban en una posición pre encima, y que el judaismo era demasiado
sumamente difícil, y la obra que no podía vi¬ fuerte en Jerusalén para que se pudiera espe¬
vir más que á fuerza de concordia y abnega¬ rar de él una concesión de principios. Fué á
ción, corría un peligro inmenso. ver separadamente á los personajes más con¬
La entrevista fué sumamente embarazosa. Se siderados, particularmente á Pedro, Santiago
escuchó benignamente la relación que Bernabé y Juan.
y Pablo hicieron de sus misiones, porque todos, Pedro, como todos los hombres á quienes
hasta los más judaizantes, comprendían que ia alientan sentimientos elevados, era completa¬
conversión de los gentiles era el gran signo del mente ajeno á las cuestiones de partido. Le
Mesías. La curiosidad de ver al hombre de quien afligían extremadamente, y sólo deseaba la
se hablaba tanto, y que había hecho entrar á unión, la paz y la concordia. Su espíritu tími¬
la secta por un camino tan nuevo, era extraor- do y poco extenso se separaba difícilmente del
n aria y se glorificaba á Dios porque había judaismo. Habría deseado que los nuevos con¬
conseguido hacer un apóstol semejante de un vertidos aceptaran la circuncisión, pero no se
perseguidor. le ocultaba que esto era ya imposible. Las na¬
Pero cuando se llegó á la circuncisión y á la turalezas profundamente buenas son casi siem-
obligación de practicar la ley, el disentimien¬ pre indecisas. Algunas veces son propensas al
to estalló en toda su fuerza. El partido fariseo disimulo, pues quisieran contentar á todo el
manifestó sus pretensiones de la manera más mundo. No pareeiéndoles ninguna cuestión de
absoluta. El de la emancipación respondió con principios de tanto valor como la paz, se dejan
uri vigor triunfante, citando muchos casos en llevar por los diferentes partidos á empeñar
que los incircuncisos habían recibido el Espíritu palabras y promesas contradictorias.
Santo. Si Dios no hizo distinción entre paga¬ Pedro cometió en algunas ocasiones estas li¬
nos y judíos, ¿cómo tenía la audacia de ha¬
se geras faltas. Con Pablo estaba por los incir¬
cerla en su nombre?
¿Cómo tener por sucio lo cuncisos, y con los judíos severos era partida¬
que Dios había purificado? ¿Por qué imponer rio de la circuncisión. El alma de Pablo era
á los neófitos un yugo que la raza de Israel no tan grande, tan abierta, tan llena del nuevo
había podido soportar? Era por Jesús por fuego que Jesús había venido á esparcir sobre
quien se obtenía la salvación, no por la ley. la tierra, que Pedro no podía menos de simpia-
Pablo y Bernabé contaban en apoyo de esta tizar con él. Le amaba, y cuando estaban jun¬
tesis los milagros que Dios había hecho por !a tos se asemejaban á dos soberanos del porve¬
conversión de gentiles, pero los fariseos obje¬ nir rerarliéndose el mundo entero.
taban, con no menos fuerza, que la ley no es¬ Indudablemente, al final de una de sus con¬
taba abolida, que no se cesaba de ser judío versaciones, Pablo, con la exageración de len¬
jamás, y que las obligaciones del judío eran guaje y la elocuencia que le era habitual, dijo
siempre las mismas. Reusaban tener relaciones á Pedro: "Nosotros podemos entendernos. Pa¬
Tito, que estaba incircunciso, y trataban ra tí el Evangelio de la
con
circunsición; para mí
abiertamente á Pablo de infiel y ele enemigo el de la incircuncisión." Pablo hizo valer más
de la ley. tarde esta palabra como -especie de conciencia
El rasgo más admirable de la historia de los reguladora que había sido aceptada por todos
orígenes del cristianismo es que esta división losapóstoles.
tan profunda, tan radical, sobre un punto de Es muy difícil de creer que Pedro y Pablo
tan gran importancia, no ocasionase un cisma hubieran osado
pronunciar fuera de su entre¬
completo que habría causado su pérdida. vista esta frase que habría herido las preten¬
El genio áspero y exagerado de Pablo tuvo siones ele Santiago y aun las del mismo Juan.
aquí una ocasión formidable de mostrarse; pe¬ Pero la palabra fué pronunciada. Aquellos
ro su buen sentido práctico, su sabiduría y su- horizontes ilimitados que no eran los de Je¬
prudencia lo remediaron todo. rusalén, inflamaron el alma entusiasta de Pe-
——
comunicó, le excitaron, y desde esta época se ocupaba sin Esta apariencia de volver ai
cesar.
ye á Pedro ausentarse de Jerusalén y empren¬ judaismo, le parecía que era renegar de Je¬
der á su vez la vida errante del apostolado. sús. Pero se tranquilizaba en seguida diciendo:
Santiago, con su santidad tan equívoca, era "Yo he sido judío con los judíos, para ganar
corifeo del partido judaizante. El había hecho á los judíos".
casi todas las conversiones de Jos fariseos y Como tocios los hombres que en mucho tienen
las exigencias de este partido
imponían á él. se la idea, Pablo tenía la forma,
en muy poco
Todo induce á creer que no hizo ninguna con¬ Yeía la vanidad en todo lo que 110 pertenecía
cesión desde el punto de vista dogmático, pero al alma, y cuando los intereses supremos de la
una operación moderada y conciliatoria empe¬ conciencia se ponían en juego, él, generalmen¬
zó bien pronto á abrirse paso. Se admitió la te inflexible, abandonaba todo
tan el resto. La
legitimidad de la.conversión de los gentiles; se concesión capital que implicaba la circuncisión
declaró que era inútil inquietarlos respecto á de Tito, desarmó todos los odios. Se convino
la circuncisión, bastante solamente con soste¬ que en los países lejanos donde los nuevos con¬
ner ciertas prescripciones interesantes á la mo¬ vertidos no tenían relaciones diarias con los ju¬
ral y cuya supresión no podía menos de lla¬ díos, era suficiente que se abstuvieran de la
mar la atención de los judíos. sangre, así como también de las viandas ofre¬
Para tranquilizar al partido de los fariseos, cidas en sacrificio á losdioses, observando las
se hizo observar que la existencia de la ley mismas los judíos respecto al matri¬
leyes que
no se había comprometido por eso, que Moi¬ monio, y á las relaciones entre los dos sexos.
sés tenía desde tiempo inmemorial y tendría El uso de la carne de cerdo, cuya interdicción
siempre personas para leerla en las sinagogas. era en todas partes el signo del judaismo, se.
Los judíos convertidos debían permanecer dejó libre.
sumisos á tocia la ley sin que la excepción tu¬ Esto era
muy semejante al conjunto de los
viera nada más
que con los paganos
que ver, preceptos noáquicos, es decir, á los preceptos
convertidos. Probablemente los espíritus mode¬ que se suponían haber sido revelados á Noé
rados, autores de esta transacción casi contra¬ é impuestos á todos los prosélitos.
dictoria, fueron los que aconsejaron á Pablo La idea de que la vida está en la sangre y
que Tito se dejara circuncidar. En efecto, Tito que la sangre es el alma, inspiraba á los judíos
había venido á ser una de las principales di¬ un horror extremado hacia las carnes no desan¬
ficultades de la situación. gradas. Abstenerse de ellas lo consideraban co¬
Los fariseos convertidos de Jerusalén se con¬ mo un precepto de religión natural. Se supo¬
formaban con que lejos de ellos, en Antioquía nía á los demonios extremadamente ávidos de
y en el Asia Menor, hubiera cristianos incir¬ sangre, de manera que comiendo carnes no
cuncisos; pero verlos en Jerusalén, obligarse desangradas, se arriesgaban á tener por com¬
á tratarlos cometiendo así una flagrante viola¬ pañero de boca á un demonio. Un hombre que
ción de esta ley á la cual tanto afecto tenían, por el mismo escribía bajo el nombre usurpa¬
no
podían aceptarlo por ningún estilo. do del célebre moralista griego Focylides, un
Pablo acogió semejante demanda con infini¬ tratado de moral natural judía, simplificada
tas precauciones. Se convino que no debía ser para uso de los no judíos, se detiene en solu¬
como una orden la demanda que se ciones análogas. Este buen falsario no
le había de pro¬
hacer á Tito para que se circuncidase; en el cura convertir á lectores al
judaismo; tra¬
sus
sos que nc
habían entrado en la Iglesia, más tratan de la regularidad y pureza de las rela¬
que para disminuir la suma de libertades crea¬ ciones sexuales. Fuera de ésto, lo demás del
das por Jesús". Protestó que no sometía en ritual judaico se reduce á nada.
nada su opinión á la de aquéllos, y que la con¬ Todo cuanto salió de la asamblea de Jeru¬
cesión hecha era por esta vez solamente, tenien¬ salén no fué convenido más que verbalmente,
do en cuenta el bien ele la paz. y como no quedó sentado de una manera es¬
Con semejantes reservas dió su consenti¬ tricta, en más de una ocasión hemos de verlo
miento, y Tito quedó circundado. Semejante desatendido.
SAN PABLO 25
tolerante partido jerosolimitano y reconciliarle Roma fué uno de los primeros puntos inva¬
con el pensamiento que existía en las iglesias didos de esta suerte. La capital del imperio es¬
de gentiles. Por medio de un ligero- tributo se cuchó el nombre de Jesús mucho antes que
compraba la libertad de espíritu, y se perma¬ todos los
países intermediarios hubieran sido
necía en comunicación con la Iglesia madre, fue¬ evangelizados, del mismo modo que la cima de
ra de la cual 110 se podía esperar la-salvación. alta montaña se ilumina con los rayos
una del
Para que ninguna duda quedase respecto á sol antes que los valles situados á su pie.
la reconciliación, cuando Pablo, Bernabé y Ti¬ Roma era el lugar de reunión de todos los
to regresaron á Antioquía, fueron acompaña¬ cultos orientales,
y el punto del Mediterráneo
dos por dos de los principales miembros de la con el cual tenían los sirios mayores relaciones.
Iglesia de Jerusalén, Judas Bar-Saba y Silva- Llegaban á bandadas. Como todas las pobla¬
nus ó Silas, encargados de desmentir que los ciones pobres, tomaban al asalto las grandes
hermanos de Judea, habían arrojado la turba¬ ciudades donde podían encontrar la fortuna, y
ción en la Iglesia de Antioquía, y de dar testi¬ eran en ellas humildes y serviciales.
monio respecto á los servicios y abnegación de Con los desembarcos de tropas griegas, asiá¬
Pablo y Bernabé. «• ticas y egipcias en su país, todos hablaban
Extraordinaria fué la alegría que hubo en griego, y Roma era en esta época una ciudad
esta Iglesia.. Judas y Silas tenían el rango de bilingüe.
profetas. Su inspirada frase agradó extraordi¬ El idioma de la población judía y de la cris¬
nariamente, y tanto se prendó el último de es¬ tiana que habitaba en Roma, fué por espacio
ta atmósfera de vida y libertad, que no quiso de tres siglos el griego. Este idioma era en la
regresar á Jerusalén. Judas volvió solo al lado capital del imperio el-lenguaje de todo lo más
de los apóstoles, y Silas se unió más estrecha¬ alto y más bajo, de lo más honrado y lo más
mente á Pablo, con los lazos de la confrater¬ despreciable. Gladiadores, gramáticos, filósofos,
nidad. pedagogos, preceptores, criados, intrigantes, ar-
26 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
tistas, cantantes, músicos, artesanos, predicado¬ La primera colonia había sido reforzada con
res de sectas nuevas, héroes y religiosos, todos numerosos emigrantes. Estas pobres gentes, des¬
hablaban de este modo. La antigua lengua ro¬ embarcaban á centenares en la Pipa, y vivían
mana perdía diariamente terreno, ahogada por entre ellos en el cuartel inmediato dé Trans'tí-
la marea creciente de extranjeros. ber,- sirviendo de portadores, ocupándose en el
Probablemente por el año 50 algunos judíos comercio de por menor, y ofreciendo á las al¬
de Siria, cristianos ya, entraron en Roma y es¬ tivas poblaciones italianas fin tipo que más tar¬
parcieron sus ideas. de debía serles muy familiar; el del mendigo
Efectivamente, entre las medidas administra¬ consumado en su arte. Un romano que se res¬
tivas de Claudio, Suetonio coloca la siguiente: petase algo, no ponía jamás los pies en estos
"Arrojó de Roma los judíos que provocaban cuarteles abyectos, de la ciudad
eran una parte
tumultos con alguna frecuencia, impulsados por sacrificada á las clases
despreciables y á los
Chrestus". Es muy posible que hubiese en Ro¬ oficios más infectos. Las tenerías, las triperías,
ma judío llamado así, (1) que excitara al
en los pudrideros estaban relegados á estos cuar¬
desorden á sus correligionarios en términos de teles. De este modo, los .desgraciados vivían
hacer necesaria su expulsión, pero tampoco es tranquilos en tal sitio, perdidos en medio de
inverosímil que este nombre de Chrestus sea el los fardos da mercancías de las tiendas mezqui¬
de Christo. nas de los portadores de litera (Syri) que .te¬
y
La introducción de la fe nueva en el barrio nían en este punto su cuartel general.
judío de Roma, provocó sin duda risas, burlas La policía no penetraba en estos lugares más
y querellas análogas á las de Damasco, Antio- que cuando las riñas eran sangrientas ó cuan¬
quía de Pissidia y Lystres. Queriendo poner fin do se repetían frecuentemente. Pocos cuarteles
á estos desórdenes, la policía pudo obtener la de Roma estaban tan libres. La política nada
expulsión de los perturbadores, y como aque¬ tenía que ver con ellos, y no solamente en tiem¬
llos encargados del orden público se enterarían po normal practicaban su culto sin obstáculo,
superficialmente del objeto de la querella, el sino que la propaganda se hacía con toda faci¬
parte de ellos diría que los agitadores se lla¬ lidad. Protegidos por el desprecio que inspira-
maban christiani, es decir, partidarios de un ban, ¡dogo sensibles á las burlas de las gentes
tal Christus, y como este hombre era descono¬ de gran tono, los judíos del Transtíber lleva¬
cido, se le cambiaría en el de Chrestus, por con¬ ban una vida religiosa y social extremedamente
secuencia de la costumbre que tiene el vulgo de activa. Poseían escuelas de hakamim, y en nin¬
ciar á los nombres extranjeros una forma apro¬ guna parte el ritual y ceremonial de la ley se
piada á la suya. De esto pudo deducirse que observa con más escrupulosidad.
existía un hombre que se llamaba así, y que Las sinagogas ofrecían la organización más
había sido el provocador y el jefe de aquellos completa que se conoce. Los títulos de "padre y
motines. La policía no se paró en escrúpulos, madre de sinagoga" eran muy apreciados. Mu¬
y para cortar el mal de raíz, sin entretenerse chos lieos convertidos tomaban nombres bíbli¬
en grandes investigaciones, castigó á los dos cos. Convertían á sus esclavos con ellos, se ha¬
partidos. cían explicar la Escritura por los doctores,
"El principal barrio judío de Roma estaba bautizaban los lugares de la oración y se mos¬
situado á la otra parte del Tíber, es decir, en traban orgullosos de las consideraciones de que
la ¡Darte más pobre y sucia de la ciudad, proba¬ disfrutaban entre aquella pobre gente. La po¬
blemente en las cercanías de la actual Porta bre mendiga judía encontraba medio para desli¬
Pórtese. Allí encontraba, como hoy, el puer¬
se zar al oído de la noble dama romana alarmas
to fluvial de Roma, punto donde desembarca¬ palabras ele la ley obteniendo con ésto que le
ban las mercancías quevenían de Ostia. Era abriera su mano llena de monedas. Practicar el
un cuartel de judíos y sirios; "naciones — co¬ sábado y las fiestas judías es para Horacio el
mo dice Cicerón, — nacidas para la servidum¬ rasgo que coloca á un hombre entre los espíri¬
bre". tus débiles, es decir,
entre la multitud, unus
La primera oleada de la población judía, se multorum. La caridad universal, la ventura de
había formado por los libertos, descendientes en reposar con los justos, la existencia del pobre,
su mayor parte de los que Pompeyo había lle¬ la pureza de costumbres, la paz de la vida do¬
vado prisioneros á Roma. méstica, la tranquila aceptación de la muerte
Habían atravesado todo el período de su es¬ considerada como un sueño, son sentimientos
clavitud sin cambiar nada sus costumbres reli¬ que se encuentran en las inscripciones judías
giosas. Lo tiene de admirable el judaismo,
que con ese acento particular de unción, humildad
es su sencillez de fe que hace que el judío trans¬ y esperanza que caracteriza á las inscripciones
portado á mil leguas de su patria, al cabo de cristianas.
muchas generaciones, es siempre un judío puro. Había algunos judíos, hombres de mundo,
Las relaciones de las sinagogas de Roma con ricos y poderosos, como Tiberio Alejandro, que
las ele Jerusalén eran continuas. llegó á los más altos puestos del imperio, ejer¬
ciendo dos ó tres veces una influencia ele primer
orden en los negocios públicos, y que tuvo, con
(1) Este nombre era muy común entre es¬
clavos y libertos. gran disgusto de los romanos, su estatua en el
SAN PABLO 27
Forum, ¿ero á quienes no se consideraba como Nadie pensaba en el pobre judío que pronun¬
buen judío. ciaba por la primera vez el nombre de Christus
Los Herodes, aunque practicaban su culto en en la colonia siria y
comunicaba la fe, que le
Roma con poco éxito, estaban lejos también por hacía dichoso, á sus compañeros de habitación.
sus relaciones con los paganos de ser verdaderos Otros llegaron muy luego; las cartas de Siria
isrealitas. Los pobres
que habían permanecido traidas por los 'recién llegados hablaban de un
fieles consideraban á estos mundanos como re¬ movimiento que aumentaba por momentos. Un
negados, de la misma manera que en el día ve¬ pequeño grupo se forma y crece instantánea¬
mos á los judíos polacos ó húngáros tratar con mente. Estos antepasados de los pontífices ro¬
severidad á los israelitas franceses que disfrutan manos fueron pobres jornaleros abyectos, mi¬
de gran posición y que abandonando la sina¬ serables, sin distinción, sin maneras, vestidos de
goga educan á sus hijos en el protestantismo harapos, exhalando el nauseabundo olor de las
para sacarlos de un círculo sobradamente estre¬ gentes que se alimentan mal, olor que también
cho. se exhalaba tle sus infectas viviendas.
Un mundano de ideas nuevas se agitaba so¬ A pesarde ésto el grupo fué bien pronto lo
bre el muelle vulgap donde se apiñaban las suficientemente numeroso para predicar en el
mercancías del mundo entero: pero todo ésto ghetto. Resistiéronse los judíos ortodoxos, y
se perdía en el tumulto de una ciudad tan gran¬ aquí dieron principio las escenas tumultuosas
de como Londres ó París. Seguramente los or¬ en que la policía romana se vió obligada á
gullosos patricios sus paseos por el
que en intervenir, las turbulencias producidas por un
Aventino arrojaban miradas sobre el lado
sus tal Chrestus á quien no se podía coger y que
opuesto del Tíber, no podían adivinar lo que produjeron la expulsión de los judíos.
se encerraba para el porvenir en aquellas El pasaje de Suetónio y más todavía el de
po¬
bres casas que había al pie del Janículo. El día las Actas parecen implicar que todos los judíos
en que bajo
el reinado de Claudio un judío ini¬ fueron expulsados en esta ocasión, pero ésto no
ciado desembarcó frente al Emporium, nadie es probable. Los judíos cristianos, los partida¬
sospechó en Roñ a que-el fundador de un se¬ rios de aquel sedicioso Chrestus debieron ser
gundo imperio, otro Rómulo, vivía en el puer¬ solamente los expulsados. Claudio era amigo de
to durmiendo sobre paja. los judíos y no sería difícil que los Herodes le
Cerca del puerto había una especie de figón hubieran instigado para que expulsase á los
bien conocido del pueblo y de los soldados que cristianos.
llevaba el nombre de Taberna meritorial en la Generalmente estas expulsiones más
no eran
que se enseñaba para asombro de los papana¬ que temporales y condicionales. La oleada dete¬
tas un manantial de aceite brotando en una ro¬ nida por un momento volvía con nuevas fuer¬
ca. Dos cristianos sacaron partido de esto, pre¬ zas. La disposición de Claudio de cualquier
tendiendo que su aparición había coincidido con modo que fuese debió tener pocas consecuen¬
el nacimiento de Jesús. Algún tiempo después cias, puesto que Josefo no habla de ella, y en
la taberna se convirtió en una Iglesia. ¡ Quién el año 58 Roma tenía fina Iglesia cristiana.
sabe si los más antiguos recuerdes del mundo Los fundadores de esta primera Iglesia ro¬
del cristianismo no guardarán alguna relación mana, son desconocidos, pero sabemos los nom¬
con esta taberna! bres de dos judíos que fueron desterrados á
Bajo Alejandro Severo vemos á los cristia- v consecuencia ele los motines de la Porta Pórtese.
nos y á los posaderos en pleito respecto
á cier¬ Era una pareja piadosa compuesta de Aquila,
to sitio que en otra época había sido público y judío originario del Ponto, de oficio tapicero
que aquel buen emperador adjudicó á los cris¬ como Pablo, y Priseila, su mujer.
tianismo occidental; punto de partida formado mos; la ciudad de los ascetas á lo Santiago con
por las huellas de esos pobres judíos vagabun¬ sus callosidades en las rodillas y su cinta de-
dos que llevaban consigo la religión del mundo, oro sobre la frente. Será la Iglesia de la autori¬
hombres fatigados por el trabajo y que á tra¬ dad, y, para creerla, el signo único de la misión
vés de su miseria entreveían el reino de Dios. apostólica será enseñar una carta firmada por
No le negamos por ésto á Roma
su título los apóstoles y exhibir un certificado de orto¬
esencial. Roma fué probablemente
el - primer doxia.
punto del mundo occidental y de Europa don¬ El bien y el mal que la Iglesia de Jerusalén
de se estableció el cristianismo; pero en lugar hizo al cristianismo naciente, lo hará la Iglesia
de esas basílicas altaneras, en vez de esas di¬ de Roma á la Iglesia universal, y en vano será
visas insultantes: Christus vincit: Christus reg- que Pablo le dirija su bellísima epístola expo¬
nat: Christus imperat, habría sido mucho me¬ niendo el misterio de la cruz de Jesús y la sal¬
jor elevar una pobre capilla á la memoria de vación por medio de la fe.
aquellos dos buenos judíos del Ponto, que fue¬ La
Iglesia de Roma no lo comprenderá, pero
ron desterrados por la policía de Claudio á Lutero, catorce siglos y medio más tarde, lo
causa de haber sido del partido de Chrestus. comprenderá perfectamente abriendo una era
Después de la Iglesia de Roma (si 110 es an¬ nueva en la serie secular de los triunfos alter¬
terior), la más antig-ua de las de Occidente fué nativos de Pedro y Pablo.
la de Puzzoli.
San Pablo encuentra cristianos en ella cerca
teriores, ebionita por su predilección hacia las ro la amistad de los dos apóstoles que hasta en¬
abstinencias, y por su doctrina más judía que tonces había resistido las más fuertes pruebas
cristiana sobre la persona y la muerte de Jesús, y que ninguna susceptibilidad de amor propio,
fuertemente unido al milenarismo, la Iglesia ro¬ ninguna diferencia de carácter fué bastante á
mana ofrece desde sus primeros días los carac¬ disminuir, recibió en esta ocasión un golpe te¬
teres más esenciales que la distinguieron en su rrible.
larga maravillosa historia.
y Bernabé propuso á Pablo llevar á Juan Mar¬
Hija directa de Jerusalén, la Iglesia romana cos con ellos. Irritóse el apóstol, pues no per¬
tendrá siempre un carácter ascético y sacerdo¬ donaba á Juan Marcos haber abandonado la
tal opuesto á la tendencia protestante de Pablo. primera misión á Pergo, en el momento que en¬
Pedro será su verdadero jefe. Después el es¬ traba en la parte más peligrosa del viaje. El
píritu político y jerárquico de la vieja Roma hombre que había una vez rehusado acompañar¬
pagana penetrando en ella, la hará ser verda¬ le en su obra, le parecía indigno de asociársele
deramente la nueva Jerusalén, la ciudad del de nuevo. Bernabé defendió á su primo, á
pontificado de la religión solemne, de los sacra¬ quien es muy probable que juzgara Pablo con
mentos materiales justificados por ellos mis¬ demasiada severidad.
SAN PABLO 29
Enzarzada la querella, fué imposible ya en¬ debía estar disgustado de llevar en su compañía
tenderse. Esta antigua amistad, que había sido en vez de Juan Marcos á otro miembro de la
la condición de la predicación evangélica, cedió Iglesia de Jerusalén, el cual, á lo que parece,
por algún tiempo á una mísera cuestión de per¬ era muy amigo de Pedro.
sonas. Pero, á decir verdad, está permitido ima¬ Silas poseía el título de ciudadano romano,
ginarse que esta ruptura debió obedecer á más lo que, unido á su nombre de Silvanus, hace
profundas razones. creer que era de Judea ó que había tenido oca¬
Un milagro era que las pretensiones crecien¬ sión de familiarizarse con los gentiles. Ambos
tes por parte de Pablo, su orgullo, su necesidad partieron recomendados por los hermanos á la
"de ser jefe absoluto, no hubiese hecho imposi¬ gracia de Dios.
bles los esfuerzo^ de dos hombres cuya situa¬ Las formas no eran vanas entonces. Se creía
ción recíproca había cambiado del todo. que el dedo de Dios estaba todas partes, y
por
Bernabé no tenía el genio de Pablo, pero en que cada paso de los apóstoles del reino nuevo
la verdadera jerarquía de las almas ocupaba un estaba dirigido por la inspiración inmediata del
rango más elevado. Cuando se recuerda lo que cielo.
Bernabé había hecho por Pablo; cuando se re¬ Pablo y Silas hicieron el viaje por tierra. To¬
flexiona que fué él quien en Jerusalén hizo ca¬ mando el Norte á través de la llanura de An¬
llar las desconfianzas bastante fundadas de que tioquía, atravesaron el desfiladero del Amanus,
el nuevo convertido era objeto, que buscó en las "Puertas Syrias"; después rodeando el fon¬
Tarso al futuro apóstol, abandonado é incier¬ do del golfo de Isus, franquearon la rama sep¬
to sobre su suerte, le condujo al mundo joven y tentrional del Amanus por las "Puertas Ama-
activo de Antioquía, y le hizo apóstol, 110 es po¬ nidas", atravesaron la'Cilicia, pasaron tal vez
sible dejar de ver en esta ruptura aceptada por á Tarso, salvaron el Taurus, sin duda por las
un motivo de
importancia secundaria, un gran célebres "Puertas Cilicias", uno de los puntos
acto de ingratitud por parte de Pablo. más temibles del globo y penetraron en la Li-
Pero las exigencias de su obra se imponían caonia llegando á Derbé, Lystres é Iconium.
.
á él, y ¿cuál es el hombre de acción que una Pablo encontró sus queridas Iglesias en el
vez en su vida no ha cometido un gran crimen estado <pie ias dejó. Los fieles habían perseve¬
de sentimiento1? rado aumentándose su número. Timoteo, que era
Los dos apóstoles se separaron. Bernabé con un niño cuando el
primer viaje del apóstol, se
Juan Marcos se embarcó en Seleucia para Chi¬ había transformado en un joven, cuya piedad
pre, perdiendo desde este momento la historia é inteligencia le realzaban doblemente á los
su itinerario. Mientras Pablo marcha, su com¬ ojos de Pablo. Todos los fieles de Lieaonia ha¬
pañero obscurecido desde que se separó del que blaban de él tan perfectamente, que Pablo se
le iluminaba con su resplandor, gastóse en los sintió lleno de simpatías hacia Timoteo, le amó
'trabajos de un apostolado ignorado. con ternura, encontrando siempre en su perso¬
La enorme injusticia que pesa sobre todas na un celoso colaborador, ó más bien un hijo,
las cosas de este mundo, ejerce su influencia, según el mismo Pablo decía. Timoteo era exce¬
sobre la historia. Los que obran llenos de abne¬ sivamente tímido y modesto. No tenía la sufi¬
gación y de dulzura son generalmente olvi¬ ciente seguridad para desempeñar puestos de
dados. importancia, faltábale la autoridad,' sobre todo
Solamente sabemos de Bernabé que fué bas¬ en los países griegos dopde los espíritus son
tante activo y que permaneció fiel á las gran¬ tan ligeros: pero su abnegación y otros dotes
des reglas que él y Pablo establecieron en su hacían que fuese para Pablo un secretario y un
primera misión. No tomó compañía para sus diácono sin igual. Por ésto Pablo declara que
peregrinaciones y vivió siempre de su trabajo no ha tenido otro discípulo como él. La histo¬
sin aceptar nada de las Iglesias. Todavía ha ria imparcial debe consignar los nombres de
de encontrarse con Pablo en Antioquía, y la al¬ Pablo y Timoteo, y conceder alguna parte á
tanería de Pablo producirá entre ambos nueva éste de la gloria acaparada por la absorbente
discordia, pero el sentimiento de la obra santa personalidad de Pablo.
lo dominará todo y la comunión entre los dos No se le ocultaron á éste los gravísimos in¬
apóstoles volverá á ser completa. Trabajando convenientes que tenía su unión con Timoteo.
uno y otro por distinto lado permanecerán en Temió que sus relaciones con los judíos y el es¬
relaciones informándose recíprocamente de sus tado incircunciso del joven, fueran causa de
trabajos. A pesar de sus grandes disensiones, repulsión ó ele disgusto. Se sabía que su padre
Pablo continuará siempre tratando á Bernabé era pagano y esta era una razón que muchas
como
hermano, y considerándolo como partíci¬ personas timoratas no quisieran tener relacio¬
pe en la obra del apostolado sobre los gentiles. nes con él. Las querellas que había conseguido
Vivo, violento, susceptible, Pablo olvidaba en dominar en Jerusalén, podían renacer nueva¬
seguida, cuando los grandes principios no se mente, Pablo recordó las dificultades con que
mezclaban en la cuestión. había chocado á ¡Dropósito de Tito, y resolvió
En
lugar de Bernabé, Pablo tomó por com¬ prevenirlas y pai'a evitar el verse obligado á
pañero á Silas, el profeta de la Iglesia de Je¬ hacer concesiones ante principios que rechaza¬
rusalén, que había quedado en Antioquía. No ba, él mismo circuncidó á Timoteo.
30 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Todo esto
era muy conforme con los princi¬ Troas, puerto importante situado casi en frente
pios le habían guiado en el asunto de Tito,
que ele Tenedos y no lejos de la antigua Troya. El
y que siempre practicó. No se le pudo jamás grupo apostólico hizo casi un viaje de cien le¬
hacer confesar que la circuncisión era necesa¬ guas á través ele un país desconocido, que falto
ria á la salvación. A sus ojos ésto era un error de colonias romanas y de sinagogas judías, no
de fe, pero no siendo la circuncisión una cosa les ofreció ninguna de las facilidades que ha¬
mala, pensaba que podía practicarse para evi¬ bían encontrado hasta entonces.
tar los chismes y el escándalo. ¡Su gran regla Estos largos viajes del Asia Menor llenos de
era que el apóstol debe ser todo para todos y dulces enojos y de soñadora misticidad, son una
doblegarse á las rarezas ó caprichos de los que mezcla singular de tristeza y de encanto. Si
trata de catequizar, • cuando estas rarezas ó ca¬ bien en este camino hay algunos sitios extrema¬
prichos no tienen nada absolutamente de re-, damente agrestes y sombríos, en otros, por el
prensibles. Pero al mismo tiempo, como si tu¬ contrario, los hay llenos de frescura y de en¬
viera un presentimiento de las pruebas á que canto. La embocadura clel Orontes establece,
la fe de los gálatas iba á verse expuesta, les tanto bajo el punto de vista de la Naturaleza,
hizo prometer que jamás escueíiarían á otro como del ele las razas, una profunda línea de
doctor que á él y que reprobarían por medio demarcación. El Asia Menor, por el aspecto y
del anatema, cualquier otra enseñanza que no la entonación del paisaje, hace recordar Italia
fuera la suya. ó el Mediodía de Francia hacia Aviñón. El
De Iconium, Pablodirigió probablemente
se europeo no se encuentra allí tan lejos de su país
á Antioquía de Pissidia, concluyendo así la vi¬ como si estuviera en Siria ó en Egipto, y no
sita de las principales Iglesias de Galaeia, fun¬ es dudoso que llegue un día en que se vea ocu¬
dadas en su primer viaje. Entonces resolvió vi¬ pado de nuevo por indo-europea (grie¬
la raza
sitar tierras á pesar de las grandes du¬
nuevas gos y armenios). El agua es abundante, y al¬
das que se le ocurrieron. El pensamiento de di¬ gunas ciudades como Nimfi, Magnesia de Si-
rigirse hacia el Oeste del Asia Menor, es decir, pyle, son verdaderos paraísos.
la provincia de Asia, se le ocurrió. Efeso era En Troas, Pablo, que parece no haber se¬
la capital y tenía á su alrededor ciudades tan guido un plan seguro en esta parte de su viaje,
florecientescomo Smirna, Pérgamo, Magnesia, cayó en nuevas incertidumbres, sin saber el ca¬
Thyatira, Sardes, Filadelfia, Colosos, Laodicea, mino que había de seguir. La Macedonia le pa¬
Hierápolis, Trafles y Mileto, donde el cristia¬ recía prometer una magnífica cosecha, idea que
nismo iba bien pronto á tener su centro. le fué confirmada por un macedonio que llegó
No se sabe qué causas impidieron que Pablo á Troas. Este era un médico prosélito incircun¬
dirigiera sus esfuerzos hacia esta parte. "El ciso, llamado Lucanus ó Lucas. Este nombre' la¬
Espíritu Santo — dice el narrador de las Actas, tino' parece indicar que el nuevo discípulo 'per¬
—
le impidió ir á predicar al Asia". Los após¬ tenecía á la colonia romana de Philipus. Sus
toles, 110 debemos olvidar que estaban obliga¬ raros conocimientos en geografía, náutica y na¬
dos á obedecer en la dirección de sus correrías vegación, hacen creer que era de Neápolis, ya
á las los motivos rea¬
inspiraciones de lo alto, y que los puertos de cabotaje del Mediterráneo
les, reflexiones ó indicaciones positivas se encu¬ le eran extremadamente familiares.
brían con este lenguaje. La opinión de que Dios Este hombre, á quien le estaba reservado
hacía conocer al hombre su voluntad por medio un papel importantísimo en la historia del
de los sueños, era muy general, como lo es to¬ cristianismo, puesto que había de ser el his¬
davía en Oriente. Un sueño, una impulsión sú¬ toriador de los orígenes cristianos y sus jui¬
bita, un movimiento irreflexivo ó un ruido in- cios debían, imponiéndose para el porvenir,
explieado (bath hól), les parecía manifestacio¬ fijar las ideas que se tuvieran sobi'e los prime¬
nes del espíritu y decidían la marcha de la pre¬ ros
tiempos de la Iglesia, había recibido una
dicación. educación helénica y judía sumamente esme¬
Lo quehay de cierto es que de Antioquía de rada.
Pissidia, en lugar de dirigirse hacia las brillan¬ Era un espíritu dulce, conciliador, un alma
tes provincias del Sudoeste del Asia Menor, Pa¬ tierna y simpática y un carácter modesto. Pablo
blo y sus compañeros se-internaron mucho más le profesó particular estimación, y Lucas, á su
en la península, formada de provincias menos vez, permaneció siempre fiel á su maestro.
civilizadas. Atravesaron la Frigia Epicteta, y Del mismo modo que Timoteo, Lucas pai'ecía
pasando probablemente por las ciudades de haber sido creado para ser compañera fie Pablo.
Synnades y Aezanes, llegaron á los confines de I a sumisión y confianza ciegas, la admiración
la Mysia, donde nuevamente principiaron sus sin límites, el placer de la obediencia, el afecto
indecisiones. ¿Volverían por el Norte hacia la sin reserva, eran sus sentimientos habituales.
Bitinia ó continuarían por el Oeste entrando de¬ Se asemejaba á la abdicación absoluta de sí
finitivamente en la Mysia mismo, que hacía el monje entre las manos de
Procuraron entrar en la Bitinia, pero sobre¬ su abad.
viniendo indicios contrarios oue tomaron por la Jamás se había visto tan perfectamente rea¬
voluntad del cielo, atravesaron la Mysia de un lizado el ideal del discípulo: Lucas estaba ver¬
extremo á otro, y llegaron á Alejandría de daderamente fascinado por Pablo. Su honradez
SAN PABLO 31
de hombre del pueblo resplandece á cada mo¬ bían superpuesto. Si se exceptúa algunas in¬
mento. fluencias fenicias venidas deThasos y de Sa-
Su
imaginación le ofrece siempre corno un motracia, casi nada extranjero había penetra¬
modelo de perfección y de dicha, un buen hom¬ do en el interior.
bre, padre de familia, creyente de corazón y La Tracia, en gran parte céltica, había per¬
convirtiéndose con todas las gentes de su casa. manecido fiel á sus costumbres. Guardaba los
Amaba extraordinariamente á los oficiales ro¬ antiguos cultos bajo una forma que parecía
manos,y los creía con suma, facilidad extre¬ bárbara á los griegos y á los romanos, pero
madamente virtuosos. Una de las cosas que que en realidad era la primitiva. En cuanto á
más le admiraba era un buen centurión piado¬ la Macedonia, era indudablemente la región
so, bienhechor de los judíos y perfectamente más honrada, más severa y más sana del mun¬
reconocido y obedecido. do antiguo. En su origen fué una colección de
Probablemente había estudiado el ejército pequeñas poblaciones feudales, no de grandes
romano de Filipos y le había agradado. Sú- ciudades independientes, régimen que es entre
pone sencillamente que la disciplina y la je¬ todos el que conserva mejor la moralidad hu¬
rarquía, son cosas de un orden ¡Duramente mo¬ mana, y guarda las fuerzas en reserva para el
ral. Su estimación por los funcionarios roma¬ porvenir. Monárquicos por la solidez de su es-
nos es muy grande también. Su título de mé¬ pírutu y por su abnegación, llenos de antipa¬
dico supone que tenía conocimientos, pero sus tía por el charlatanismo y la agitación, casi
escritos no demuestran una cultura científica y siempre estéril, de las pequeñas repúblicas, los
racional. Bien es verdad que pocos médicos la macedonios ofrecían á Grecia el tipo de una
vina gracia en Troas y que desde entonces se germánicos, bravos, bebedores, fieros, rudos y
unió á Pablo, y le persuadió de que encontra¬ fieles. Si no realizaron más que un momento
ría en Macedonia un excelente campo. con Alejandría lo que los romanos supieron
Sus palabras causaron grande impresión al fundar de una manera durable, cábeles al me¬
apóstol. Creyó ver en sueños un macedonio nos el honor de haber sobrevivido á su tenta¬
que le decía: "Ven en nuestra ayuda", y to¬ tiva.
mando esto por una orden de Dios, sólo esperó El pequeño reino de Macedonia, sin faccio¬
una ocasión á propósito para
partir. nes ni
sediciones, con su buena administración
interior, fué la nacionalidad más sólida que los
romanos tuvieron que combatir en Oriente. Te¬
CAPITULO VI nía tanta fuerza el espíritu patriótico y legi-
timista del país, que á pesar de las derrotas
Continuación del segundo viaje de San Pablo. .
Neápolis era el puerto de la gran ciudad de Ya hemos visto que en Galacia las colonias
de Antioquía, de Pisidia é Iconium
Filipos, situada tres leguas más hacia el inte¬ romanas
rior. Era el punto donde la vía Egnaciana, que habían acogido favorablemente la doctrina, y
atravesaba de Occidente á Oriente la Tracia y observaremos que lo mismo sucedió en Corinto
la Macedonia, tocaba en el mar. y en Alejandría de Troas.
Tomando esta vía, que no debían abandonar La judería de Filipos, si es que había algu¬
hasta Tesalónica, los apóstoles subieron la ram¬ na, era muy poco considerable. Debía estar re¬
pa abierta en la rocaa que domina á JSTeápolis, ducida, si acaso, á un corto número de mujeres
franquearon la pequeña cadena de montañas que celebraban el sábado, pues, aun en las ciu¬
que la rodea y entraron en la llanura, en cuyo dades donde no había judíos, el sábado se cele¬
centro se destaca sobre un pequeño promonto¬ braba ordinariamente por algunas personas. Lo
rio la ciudad de Filipos-(1). que sí podemos asegurar, desde luego, es que íP
Esta rica llanura, cuya parte más baja esta¬ había sinagoga.
ba ocupada por un lago y algunos pantanos, Cuando la misión apostólica entró en la ciu¬
comunicaba con el Strymon por detrás del Pan- dad, los primeros días de la semana. Pa¬
eran
geo. Las minas de oro, que en la época heléni¬ blo, Sil as, Timoteo y Lucas, permanecieron du¬
ca macedónica habían hecho la celebridad de rante algunos días encerrados en la casa, se¬
y
estos contornos, estaban casi completamente gún su costumbre, esperando el sábado. Lucas,
abandonadas; pero la importancia de la posi¬ que conocía el país, recordó que las personas
ción militar de Filipos encerrada entre la mon¬ inclinadas á las costumbres judías se reunían
taña y los pantanos, le había dado una nueva este día fuera de la población al borde de un
vida. arroyuelo formado por un manantial que bro¬
La batalla que,
noventa y cuatro años antes taba á legua y media de la población, y que se
de la llegada^ de los misioneros cristianos, ha¬ llamaba Gangas ó Gangites,
bía ocurrido á sus puertas, fué causa de su es¬ Quizás en la antigüedad tenían los ríos sa¬
plendor inesperado. grados este nombre de Ganga, pero lo cierto es
Augusto había establecido en ella una colo¬ que la escena pacífica contada por el autor de
nia romana de las más
considerables, con el Actas, y que señala el primer establecimiento
jux italicum. La ciudad era más latina que del cristianismo en Macedonia, ocurrió
en el
griega, siendo el latín la lengua usual. Las re¬ mismo sitio donde
siglo antes se había de¬
un
ligiones del Latium parecían haber sido trans¬ cidido la suerte del mundo. El Gangites marcó
portadas allí. La llanura inmediata, sembrada en la gran batalla del año 42, antes de Jesu¬
de aldeas, era en la época en que nos hallamos, cristo, el frente de las tropas de Bruto y de
una especie de cantón romano incrustado en el Casio.
corazón de la Tracia. La colonia estaba inscri¬ En las ciudades donde había sinagoga, las
ta en la tribu Voltinia y había sido formada, reuniones de los afiliados al judaismo se hacían
en su mayor parte, con restos del partido de en pequeñas construcciones ó simplemente al
Antonio, que Augusto había acantonado en es¬ aire libre, con una pequeña cerca, sitios á los
tos sitios y los había mezclado con porciones cuales se daba el nombre de proseauchce. Gus¬
del viejo pueblo traeio. Era una población ex¬ tábales establecer estos oratorios cerca del mar
cesivamente laboriosa viviendo en el orden y en ó de los ríos, con objeto de tener facilidad pa¬
la paz, y muy religiosa- también. ra las abluciones.
Las cofradías estaban florecientes, y en par¬ Los
apóstoles se dirigieron al lugar indicado.
ticular la que se hallaba bajo el patronato del Muchas mujeres fueron para hacer sus devo¬
Dios Silvano, considerado como un genio tu¬ ciones; los apóstoles les hablaron anunciándo¬
telar de la dominación latina. Los misterios del les el misterio de Jesús y fueron perfectamen¬
Baco de Tracia provocaban ideas elevadas res¬ te escuchados. Una mujer, sobre todo, se sintió
pecto á la inmortalidad, y hacían familiares á ■mpresionada por la nueva doctrina. "El Se-
la población las imágenes de la vida futura y iíor, — dice el narrador de las Actas, — tocó sú
de paraíso idílico, muy semejantes á las que
un corazón."
iba á esparcir el cristianismo. El politeísmo era Se llamaba Lydia ó la Lydiana, porque era
en estos puntos mucho menos complicado. El de Thyatira, y tenía comercio de uno de los
culto de Sabacius, común á la Tracia principales productos de la industria lydiana,
y á la
Frigia, en relación estrecha con el antiguo or- la púrpura. Era una persona piadosa y de or¬
fismo y unido todavía por el sincretismo del den, de aquellas de quienes se dice que temen
tiempo á los misterios dionisiacos, encerraba los á Dios; es decir, pagana de nacimiento, pero
gérmenes del monoteísmo. Un cierto tinte de in¬ fiel observadora de los preceptos de Noé. Se
fantil simplicidad preparaba el camino para hizo bautizar con todos los de su casa, y no ce- /
el Evangelio. Todo indicaba las costumbres só hasta que obtuvo, á fuerza de instancias,
honradas, dulces y severas. Filipos ofrecía á la que los cuatro misioneros fuesen á vivir á su
misión un campo magnífico. domicilio. Estospermanecieron allí algunas se¬
manas, enseñando cada sábado en el lugar de
las oraciones á las orillas del Gangites.
(1) Hoy destruida completamente. Una pequeña Iglesia, casi toda compuesta de
SAN PABLO
mujeres, se formó inmediatamente, sumamen¬ llama sus colaboradores, y cuyos nombres, se¬
te piadosa, obediente y
completamente afecta gún él drie, están escritos en el libro de la Vi¬
á Pablo. Además de Lydia, esta Iglesia contaba da, perteneciente también á aquella Iglesia. Ti¬
en su seno á Evodia
y Syntyché, que combatie¬ moteo era también muy querido de los frlípen-
ron valientemente con el
apóstol por el Evan¬ ses, correspondiéndoles de igual manera. Esta
gelio, pero que disputaban 'algunas veces á pro¬ fué la sola Iglesia de la cual Pablo aceptó al¬
pósito de su ministerio de diáconas. Epafrodi- gunos socorros pecuniarios, porque era rica y
ta, hombre valiente á quien Pablo trata de her¬ tenía pocos judíos pobres.
mano, colaborador y compañero de armas, Cle¬ Lydia fué sin duda la principal autora de
mente y algunos
otros, á quienes el apóstol estos dones. Pablo los aceptaba de ella porque
34 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
sabía el cariño que le profesaba. La mujer da¬ se avergonzase infame oficio, tan luego
de su
ba con su corazón, y no había que temer por como vió á los misioneros los
siguió, arrojan¬
su parte reproches ni un reintegro interesado. do grandes gritos. Los fieles pretendieron que
Pablo prefería deber más bien á una mujer, rendía homenaje con esto á la nueva fe y á los
probablemente viuda, de quien estaba seguro, que la predicaban. Habiéndose renovado el es¬
que no á los hombres, respecto á los cuales se pectáculo varias veces, Pablo se detuvo un día,
hubiese sentido menos independiente. la exorcizó, y la esclava, completamente sere¬
La pureza de las costumbres cristianas .aleja na, dijo que ya se hallaba libre del espíritu que
cualquier suposición. No sería aventurado su¬ la poseía.
poner que sea esta Lydia aquella á quien Pa¬ El cristianismo
había triunfado; pero los
blo llama en su epístola á los filipenses "mi dueños de la esclava, á quienes su curación pri¬
querida esposa", expresión que también puede vaba de seguir ganando dinero, entablaron un
ser uña simple metáfora. ¿Pero es absoluta¬ proceso contra Pablo autor del exorcismo, y
mente imposible suponer que Pablo pudiera contra Silas su cómplice, y les condujeron á el
tener con esta hermana una unión más íntima? Agora delante de los diumviros.
No podemos afirmarlo, pero de lo que estoy se¬ Difícilmente puede fundarse una demanda
guro, es de que Pablo 110 llevó en sus viajes á de indemnización sobre argumento tan singu¬
ninguna hermana consigo. lar. Los demandantes se ocupaban, en primer
Fuera de esto toda una rama de la tradición término, de. la turbación causada en la ciudad
eclesiástica ha pretendido que el apóstol había con aquella predicación ilícita. "Ellos predica¬
sido casado. El carácter de la mujer cristiana ban costumbres decían —que 110 nos están
—
iba dibujándose cada vez más. A la mujer ju¬ permitidas, porque nosotros somos romanos."
día, muchas veces fuerte y llena de abnegación, La ciudad, en efecto, era de derecho itálico y
á la ánujer siria, que debía á la muelle langui¬ la libertad de cultos era tanto menor, cuanto
dez de una organización débil algunos relám¬ más cerca tenían á la ciudad romana.
Cloé, vivas, alegres, activas, dulces, distingui¬ mismo tiempo una manifestación hostil á los
das, dispuestas á todo, discretas siempre, dejan¬ apóstoles. Estas especies de motines eran muy
do hacer al maestro y subordinándose á él; ca¬ frecuentes en las ciudades antiguas, y i,as gen¬
paces de cuanto hay de más grande, conten¬ tes noveleras, los desocupados, los pilares del
tándose con ser las colaboradoras de los hom¬ Agora, como los llamaba Demóstenes, tomaban
bres y sus hermanas, ayudándolos cuando ha¬ parte en ellos.
cían buenas cosas. Estas mujeres griegas, de Los diumviros, creyendo que se trataba de
fina y fuerte raza, experimentaban con la edad judíos ordinarios, sin información de ninguna
un cambio que las transformaba. Tornábanse especie respecto á la calidad de las personas,
pálidas, disminuíase ligeramente su vista, cu¬ condenaron á Pablo y Silas á ser apaleados;
brían con velo negro las trenzas de sus platea¬ sentencia que se llevó á efecto por los lictores,
dos cabellos, que formaban como un marco al¬ arrancando á los apóstoles sus vestidos y casti¬
rededor de rostro,
su y se entregaban á las gándoles cruelmente delante del público. Se les.
prácticas más austeras con un vivo é inteligen¬ condujo en seguida á la prisión, encerrándoles
te ardor. en uno de los más obscuros calabozos, sujetos
La servidora ó
diácona griega sobrepujaba los pies grillos.
con
en valor á la de Siria y Palestina.
Estas muje¬ Sea que 110 se les hubiese concedido la palabra
res, guardadoras de los secretos de la Iglesia, para defenderse, sea que ellos quisieran tener
arrostraban los mayores peligros y soportaban la gloria de sufrir esta humillación por su
todos los tormentos imaginables sin confesar maestro, ni Pablo, ni Silas, hicieron uso de su
nada absolutamente. Creían en la dignidad de título de ciudadanos romanos ante el tribunal.
su sexo por lo mismo que no hablaban nunca Durante la noche y en la prisión ya, declara¬
de sus derechos, y hacían más que los hombres, ron al carcelero su calidad. Entonces éste
que
afectando limitarse solamente á servirles. había tratado á los dos judíos con dureza, al
U11 accidente vino á apresurar la marcha de encontrarse ante dos romanos, cambió súbita¬
los misioneros. La ciudad comenzaba á hablar mente de modales, curó sus llagas y les dió de
de ellos, y todas las imaginaciones estaban pre¬ comer. Prevenidos los diumviros al mismo tiem¬
ocupadas virtudes maravillosas, espe¬
con sus po, enviaron inmediatamente la orden de liber¬
cialmente para los exorcismos. Un día que se tad para los dos apóstoles; pero Pablo,
que
dirigían al lugar de las oraciones, encontraron conocía las leves de Valeria y Porcia, y sabía
á una joven esclava, probablemente ventrílo¬ que la aplicación de palos á un ciudadano ro¬
cua, que pasaba á los ojos de la multitud por ano constituía un delito gravísimo para el
una pitonisa que anunciaba el porvenir. Sus magistrado que la dispusiera, exigió que los
dueños sacaban mucho dinero con la explota¬ diumviros"fuesen ellos mismos á ponerlos en li¬
ción innoble de aquella desdichada. bertad.
La pobre muchacha, bien fuese que verdade¬ El disgusto y el embarazo de éstos fueron
ramente tuviera el espíritu exaltado, bien que extraordinarios, pero 110 tuvieron más remedio
SAN PABLO 35
que .doblegarse ante esta exigencia, temerosos ciudad tan rica, como populosa. Poseía una
ele provocar un mal más grave. Fueron á la gran sinagoga que servía de centro religioso
cárcel y pudieron conseguir que Pablo se deci¬ al judaismo de Filipos, de Amfipolis y de
diera á abandonar la población. Los dos prisio¬ Apolonia que no tenían más que oratorios.
neros, una vez libres, se dirigieron á casa de Pablo siguió aquí su constante práctica. Du¬
Lydia, donde se les recibió como mártires. Allí rante tres sábados consecutivos; habló en la
dirigieron á los hermanos las últimas palabras sinagoga repitiendo su discurso uniforme sobre
de consolación y exhortación, y se pusieron en Jesús, probando que era el Mesías, que las es¬
marcha. crituras habían encontrado en él su realización,
Enninguna otra ciudad había sido Pablo tan que había padecido, y que había resucitado.
amado, ni había amado tanto. Timoteo, que no Algunos judíos se convirtieron; pero las
se había visto mezclado en la persecución,
y Lu¬ conversiones fueron más numerosas entre los
cas, que desempeñaba un papel muy secundario, griegos temerosos de Dios. Siempre esta clase
permanecieron en Filipos. Lucas no debía ver era la que proveía á
la nueva fe de sus más ce¬
á Pablo hasta cinco años después. losos adherentes. Las mujeres acudían en tro¬
Pablo Silas, al salir de Filipos, siguieron
y pel, Todo "lo mejor de la sociedad femenina de
la vía Egnacianay se dirigieron hacia Amfipo- Tesalónica observaba desde hacía algún tiem¬
lis, siendo ésta una de las mejores jornadas del po el sábado y las ceremonias judías con algu¬
viaje de Pablo. Saliendo de la ciudad de Fili¬ na escrupulosidad. La mejor de estas piadosas
pos, el camino se pierde en un valle encantador, señoras protegió á los nuevos predicadores.
dominado por las altas masas del Pangeo. Gran¬ Muchos paganos se convirtieron también. Los
des aldeas se encuentran á cada paso entre la fenómenos ordinarios de taumaturgia, de do¬
montaña. La vía romana está formada por lo¬ nes del
Espíritu Santo, de fusiones místicas y
sas de mármol. A cada paso, casi bajo de cada de éxtasis,
se produjeron. La Iglesia de Tesa¬
plátano, pozos profundos llenos de agua cris¬ lónica rivalizó bien pronto con la de Filipos en
talina se ofrecen al viajero. Amfipolis era una piedad y en atenciones delicadas por el apóstol.
gran ciudad, capilál de la provincia, á una le¬ Pablo no omitió nada de ardor, de ternura y
gua de la embocadura del Stiymon. Los após¬ de gracia. Este hombre, naturalmente vivo y
toles parece que se detuvieron muy poco en ella, arrebatado, era en sus misiones dulce, amante
tal vez por ser una ciudad puramente helénica. y cariñoso ninguno. Era un padre, una
como
De Amfipolis, los apóstoles, después de haber madre, nodriza, como decía él mismo. Su
una
salido del estuario del Strymon, emprendieron austeridad, su misma fealdad era un nuevo
la línea recta entre el mar y la montaña, atra¬ encanto. Las naturalezas rudas son cuando
vesando espesos bosques y praderas que avan¬ quieren serlo, dulces y agradables. Un lengua¬
zaban hasta confundirse con la arenq de la ri¬ je severo, jamás adulador, tiene más probabili¬
bera. El primer descanso, bajo los plátanos, al dades de hacerse agradable, en particular á las
lado de un manantial fresco que
brota á corta mujeres, que una suavidad, indicio generalmen¬
distancia del sitio delicioso.
mar, es un te de miras mezquinas ó interesadas.
Los apóstoles entraron en seguida en el Anión Pablo y Silas fueron á parar en casa de un
de Arethusa, quebradura profunda, especie de tal Jesús, israelita de raza, qué según la cos¬
Bosforo abierto á pico, sirviendo de conductor tumbre de los judíos, había tomado el de Jason,
á las aguas de los lagos que se dirigen al mar. á imitación griega. Pero no aceptaban de él
Indudablemente pasarían distraídos junto á la más que el alojamiento; Pablo trabaja día y
tumba de Eurípides. Atravesando sin detenerse noche en su oficio á fin de no eostarle nada á
la pequeña ciudad de Apolonia, Pablo rodeó los la Iglesia. La rica vendedora de púrpuras de
lagos por el Sur y siguiendo casi hasta el fondo Filipos y sus compañeras no hubieran podido
del-llano, del-cual ocupaban la depresión cen¬ menos de afligirse á haber sabido qué otras sur¬
tral, llegó al pie de la pequeña cadena de altu¬ tían al apóstol de las cosas necesarias á la
ras
que cierra el lado del Este el golfo de Tesa- vida.
lóniea. Cuando se llega á la cima de estas co¬ Por dos veces, durante su estancia en Tesa¬
linas, se ve enel horizonte el Olimpo en todo lónica, Pablo recibió de Filipos una ofrenda
su esplendor. El pie y la región media de la que aceptó. Esto era contrario á sus principios,
montaña se confunden con el azul del cielo, y puesto que su regla era la de sostenerse á sí
las nieves de la cima parecen morada etérea mismo, sin recibir nada de las Iglesias. Pero
suspendida en el espacio. habría tenido escrúpulos rehusando una ofren¬
Pablo sin duda no tuvo una mirada para da del corazón por la pena que hubiese causado
estos á las
lugares llenos de encantadores recuerdos piadosas mujeres. Tal vez, como ya liemos
de otra Veía
raza. una gran ciudad delante dicho, prefería contraer obligaciones con ellas,
dé sí, y su experiencia adivinó
que encontra¬ que no abusarían de su acción, que con hombres
rían en ella una base excelente como Jason, respecto á los cuales quería con¬
para fundar
algo grande. servar siempre su autoridad.
obreros laboriosos. Pablo les predicó el orden judíos de esta teniendo noticia que
ciudad,
y el trabajo. Toda serie nueva de precep¬
una Pablo había predicado
éxito en Berea, fue¬
con
tos ajustó á sus lecciones; la economía, la apli¬ ron á este punto y renovaron sus maniobras.
cación á oficio, el honor industrial fundado
su Pablo se vió obligado á partir deprisa y sin
•en el bienestar y en la independencia. Por un poder llevarse á Silas. Muchos de los hermanos
contraste, que no debe sorprendernos, revelᬠde Berea le acompañaron. La voz de alarma
bales al mismo tiempo los más bellos misterios se había dado de tal modo en todas las sina¬
del Apocalipsis, tales como se les figuraba. gogas de Macedonia, que la estancia en este
La Iglesia de Tesalónica llegó á ser un mo¬ país se hizo imposible para Pablo.
delo que Pablo se complacía en citar, y cuyo Perseguido de ciudad en ciudad, estallaban
buen olor se esparcía por todas partes como un los motines por donde quiera que iba. La po-
perfume de verdadera edificación. Entre los no¬ licía romana 110 le era hostil, pero procedía
tables de esta Iglesia, además de Jason, esta¬ según sus principios. Desde el momento en que
ban Cayo, Aristarco y Segundo. Aristarco es¬ estallaba el motín echaba la culpa á todo el
taba circuncidado. mundo, y sin enterarse del mejor ó peor dere¬
Lo que había ocurrido ya una porción de ve¬ cho de aquel que servía de pretexto á la agi¬
ces, se repitió en Tesalónica. Los judíos descon¬ tación, le mandaba que callase ó que se mar¬
tentos suscitaron nuevas turbulencias. Hecluta- chara. Esto era en el fondo dar la razón á los
ron una banda de gentes de mal vivir
de va¬ y amotinados y sentar el principio de que bas¬
gabundos que en todas las poblaciones antiguas taban las imprudencias de algún fanático para
pasaban el día y la noche bajo las columnas de privar á un ciudadano de sus libertades.
las basílicas, dispuestos á hacer ruido en pro¬ Pablo resolvió dirigirse á un país que estu¬
vecho de quien les pagase. Dirigiéronse todos viera tan lejos de aquél, que fuera suficiente
en un momento dado á casa de Jason, amena¬ á hacer perder la pista á sus adversarios. Dejó
zando asaltarla y pidieron que se les entrégase á Silas en Macedonia, y se dirigió hacia el
á Pablo y Silas. Como 110 pudieron hallarlos, mar acompañado de los bereanos.
cogieron á Jason y á otros varios de los fieles, Así terminó esta brillante misión de Mace¬
y los condujeron atados á presencia de los po- donia, la más fecunda de cuantas Pablo había
litarcas ó magistrados. "Los revolucionarios emprendido. Iglesias compuestas de elementos
están dentro de la ciudad — decían los unos — totalmente nuevos se habían formado. Ya 110
queña Iglesia, consiguiendo solamente consoli¬ Después de las galileas que seguían á Jesús
darla en vez de destruirla. y le servían, Lydia, Phoebe y las piadosas
Los judíos de Berea eran más liberales y más damas de Filipos y Tesalónica son las verda¬
condescendientes que los de Tesalónica. Escu¬ deras santas á las cuales debe la fe nueva sus
ligeramente esta tierra verdaderamente santa, que, despidiendo á Jos fieles de Berea, les en¬
donde la perfección se lia desarrollado una cargó ordenaran á Silas y Timoteo que vinie¬
vez y en la que el ideal ha existido realmente. ran á incorporársele cuanto antes posible.
Esta tierra ha visto fundar al mismo tiempo, Pablo en Atenas se encontró, pues, solo al¬
por la más noble de sus razas, el arte, las gunos días. Esto, no le había sucedido desde
ciencias, la filosofía y la política. Pablo, al largo tiempo. Su vida había sido corno un tor¬
abordarla, no sintió, sin duda alguna, la espe¬ bellino, pero jamás había viajado sin hallar
cie de sentimiento filial que los hombres civi¬ dos ó tres compañeros de viaje. Atenas era
lizados experimentan al tocar este suelo vene¬ una excepción, única en el mundo, y tal vez
rable. Pertenecía á otro mundo. Su tierra santa una cosa totalmente distinta de lo que Pablo
estaba en otra parte. había visto hasta entonces. Por esto su posición
Grecia no podía restablecerse de los rudos fué bastante embarazosa. Esperando á sus com¬
reveses la habían herido durante los últi¬
que pañeros, se contentó con recorrer la ciudad en
mos siglos. Como los hijos de la Tierra, estas todos sentidos.
tribus aristocráticas se habían heeho_ pedazos El Acrópolis, con el infinito número" de es¬
las unas á las otras. Los romanos habían com¬ tatuas que le revestían, formando uri museo
pletado su destrucción. Las antiguas familias como no ha existido jamás, debió ser, sobre
habían poco á poco desaparecido. Las viejas todo, el objeto de sus más originales reflexiones.
ciudades de Tebas y Argos eran entonces mí¬ Atenas, aunque había sufrido mucho por
seros pueblos. Olimpo y Esparta estaban hu¬ parte de Sila, después de haber sido devora¬
millados. Sólo Atenas y Corinto habían sobre¬ da como toda Grecia por los administradores
vivido. La campiña era casi un desierto; la romanos, esquilmada ya en parte por la gro¬
imagen de desolación que se observa en las sera avidez de sus amos, ostentaba aún casi
pinturas de Polybio, Cicerón, Estrabón y Pau- todas sus obras maestras. Los monumentos del
sanias es desconsoladora. Las apariencias de Acrópolis estaban intactos. Algunas malas adi¬
libertad que los romanos habían concedido á ciones de detalles, gran número de obras me¬
las ciudades, y que habían de desaparecer bajo dianas que se habían introducido en el santua¬
la dominación de Yespasiano, no eran más que rio del grande, arte, é impertinentes sustitucio¬
una ironía. La mala administración de los ro¬ nes que
habían colocado los romanos sobre los.
manos lo había arruinado todo. Los templos pedestales de los antiguos griegos, no lograban
110 se restauraban. A cada paso se encontraban alterar la santidad de este templo inmaculado
pedestales cuyas estatuas habían robado los de lo bello. El Paseíllo, con su brillante deco¬
conquistadores ó que la adulación había con¬ ración, estaba fresco' como el primer día. Las.
sagrado á los nuevos dominadores. El Pelopo- hazañas del odiado Secundas Carinus, el pro¬
neso, sobre todo, se hallaba herido de muerte. veedor de estatuas para la Casa Dorada de los
Esparta lo había muerto. Consumido por la Césares de Roma empezaron algunos años des¬
vecindad de aquella loca utopia, este pobre pués, sufriendo por ello ráenos Atenas que
país no volvió á renacer jamás. En la época Delfos y Olimpia. El falso gusto de los roma¬
romana, el régimen de las grandes ciudades nos por las ciudades de columnatas, no había,
absorventes había sucedido á los pequeños cen¬ penetrado aún aquí. Las casas eran pobres y
tros
multiplicados. A Corinto afluía toda la apenas cómodas. Esta ciudad exquisita era al
vida. mismo tiempo irregular, con calles estrechas,
La raza, exceptuándose Corinto, se había amante de sus antiguos monumentos y prefi¬
mantenido, sin embargo, bastante pura. El nú¬ riendo los recuerdos de sus arcadas á las calles
El error de este deforme judío será vuestra de una manera atroz dando el último
golpe á
sentencia de muerte. su democrática constitución.
Augusto, aunque
Entre tantas cosas que no comprendió hubo clemente para ella, no le fué muy favorable.
dos chocaron mucho al apóstol: Primero No se le quitó nunca su título de ciudad libre,
que
el carácter muy religioso de los atenienses, que pero los privilegios de las ciudades libres fue¬
se demostraba por una multitud de templos, ron siempre disminuyendo bajo los Césares y
altares y santuarios de todas clases, signos del los Flavianos. Atenas pasó al estado de ciudad
eclecticismo tolerante que tenían en religión. sospechosa, desgraciada, pero ennoblecida jus¬
En segundo lugar, ciertos altares anónimos ó tamente por su desgracia. Al advenimiento de
destinados á los "Dioses desconocidos". Estos Nervá, comenzó para ella una segunda vida. El
altares eran muy en Atenas y sus
numerosos mundo, vuelto á la razón y la virtud, reconoció
alrededores. También los había en otras ciuda¬ á su madre. Nerva, Herodes, Atico, Adriano,
des de Grecia. Los del puerto de Falero (Pablo Antonio y Marco Aurelio la restauraron, do¬
pretándolas con su espíritu judío, las suposo tes, arrastrados por su ambición hacia el Orien¬
un significado que no tenían. Creyó que se tra¬ te, se detenían todos en Atenas para escuchar
taba por excelencia de un dios llamado "el Dios á los filósofos entonces en boga. Atico, Craso,
desconocido". Yió en este dios desconocido el Cicerón, Yarrón, Ovidio, Horacio, Agripa y
dios de los judíos, el Dios único hacia el cual Virgilio, habían estudiado en ella ó vivido como
el paganismo mismo hubiera sentido una mis¬ aficionados. Bruto pasó su último invierno re¬
teriosa aspiración. Esta idea era tan natural, partiendo el tiempo entre el peripatético Cra¬
que á los ojos de los paganos lo que caracteri¬ tippo y el académico Theomnestes. Atenas
zaba el dios de los judíos, era su carácter de fué en la
víspera de la batalla de Filipos un
dios sin nombre, de dios incierto. centro de opinión de la más alta importancia.
Agrumaba en su imaginación estos rasgos de La enseñanza que se daba era del todo filosófi¬
localidad, buscando un discurso apropiado á ca, y muy superior á la insípida elocuencia de
su nuevo auditorio. Presentía que era de todo la escuela de Rodas. Lo que verdaderamente
punto indispensable modificar aquí profunda¬ perjudicó á Atenas fué el advenimiento de Au¬
mente su género de predicación. gusto y la pacificación universal. La enseñan¬
Cierto que
distaba mucho de ser Atenas en¬ za de la filosofía fué entonces sospechosa: las
tonces lo había sido durante siglos pasa¬
que escuelas perdieron su importancia y su activi¬
dos, el centro del progreso humano, la capital dad. Roma, por otra parte, con la brillante
de la república de las letras. Fiel á su antiguo evolución literaria que acababa de realizar,
genio, esta madre divina de todos los artes, fué emancipóse por algún tiempo de Grecia tocan¬
uno de los últimos asilos del liberalismo y del te á la literatura. Otros centros se habían for¬
espíritu republicano. Había sido lo que puede mado. Como escuela de instrucción variada era
llamarse una ciudad de oposición. Atenas estu¬ preferida Marsella. La filosofía original de las
vo siempre por las causas perdidas. Declaróse cuatro grandes sectas se acabó. El eclecticismo,
enérgicamente por la independencia de Grecia blanda manera de filosofar sin sistema, empezó
y por Mitridates contra los romanos, por Pqm- entonces. Exceptuándose Ammonio de Alejan¬
peyo contra César, por los republicanos contra dría, el maestro de Plutarco, que fundó por
los triumviros, por Antonio contra Octavio. este tiempo en Atenas la especie de filosofía
Ella elevó las estatuas á Bruto y á Casio al literaria que había de convertirse en moda al
lado de las de Harmodio y Aristogiton. Ella empezar el reinado de Adriano, nadie ilustró,
honró á Germánico hasta comprometerse; ella
mereció las injurias de Pisón. Sila la saqueó (1) La doctrina filosófica de Aristóteles.
SAN PABLO 39
hacia la mitad del primee siglo, á la ciudad que les. Esencialmente municipal y política en su
ha dado los hombres más célebres. Las imáge¬ origen, teniendo por base los mitos relativos á
nes mientras tanto, con una
que se consagran, la fundación de la ciudad y á sus divinos pro¬
deplorable prodigalidad en el Acrópolis, son tectores, la religión de Atenas fué al prin¬
no
las ele los cónsules, procónsules, magistrados cipio más que consagración religiosa del pa¬
romanos y miembros ele las familias imperia¬ triotismo y de las instituciones de la población.
les. Los templos que se levantaban .eran cledi- Este era el culto del Acrópolis: "Aglaura". El
caelos á la Diosa Roma y á Augusto. Hasta el juramento que prestaban sobre sus altares los
mismo Nerón tuvo sus estatuas. Habiendo sido jóvenes atenienses no tenían otra significación.
llamado á Roma los artistas de talento, las obras Era algo así si la religión consistiera en¬
como
atenienses del primer siglo, son generalmente tre nosotros en llamarnos á la quinta, hacer el
ele una medianía que sorprende. Aun los mo¬ ejercicio y honrar las banderas. Esto debía lle¬
numentos, como el reloj ele Andrónico Cyrres- gar á ser insípido á la larga por no tener nada
tes, el pórtico de Atheneo Arcbégetes, el tem¬ que tratase de lo infinito ni que tocara al hom¬
plo de Roma y ele Augusto y el mausoleo de bre en su destino; nada, en fin, de universal.
Pliilopappus, son algo anteriores ó posteriores Las .burlas de Aristófanes contra los dioses del
al tiempo en que Pablo vió á Atenas. Jamás Acrópolis prueban que éstos, por sí solos, no
la ciudael durante su larga historia había esta¬ hubieran cautivado todas las razas, Las muje¬
do más tétrica y silenciosa. res se convirtieron muy
pronto á nacientes de¬
A pesar ele todo esto, aúir guardaba gran vociones extranjeras, como la de Adonis. Los
parte de su nobleza, hallábase siempre coloca¬ misterios, sobre todo, hicieron fortuna. La filo¬
da en primera línea en los asuntos del mundo. sofía en las manos de Platón, era á modo de
A despecho de la dureza de los tiempos, el res¬ una deliciosa mitología., al mismo tiempo que
peto para Atenas era profundo, .y todos se lo el arte crecía por la multitud de imágenes ver¬
tenían. Sila, aunque terrible para su rebelión, daderamente admirables. Los dioses de Atenas
a tuvo piedad. Cicerón cifraba su orgullo en vinieron á ser los de la belleza. La vieja Athe-
tener allí una estatua. Pompeyo y César, antes nea Poliade no era más que un maniquí sin
de la batalla de Farsalia, hicieron proclamar brazos aparentes, envuelta en un manto, como
por un heraldo que ios atenienses serían todos la virgen de Loreto. El arte realizó un milagro
perdonados, como apóstoles de las diosas tes- sin ejemplo: hizo varias estatuas realistas,
moforias. Pompeyo dió además una gran suma como las madonas italianas y bizantinas, car¬
de dinero para adornar la ciudad; César rehu¬ gadas de ornamentos, que fueron al mismo
só vengarse, de ella, contribuyendo á la creación tiempo prodigiosas obras maestras. Atenas lle¬
de uno de sus monumentos. Bruto y Casio se gó de esta manera á poseer uno de los cultos
portaron en Atenas como personas privadas, más completos de la antigüedad. Este culto
á pesar de haber sido recibidos y acogidos como llegó casi á eclipsarse con las desgracias de la
héroes. Antonio amaba á Atenas y le agradaba ciudad. Los atenienses fueron los primeros en
vivir en ella. Después de la batalla de Actium, manchar su santuario. Las caris robó el oro de
Augusto perdonó por tercera vez. Su nómbre, la estatua Atrenea. Demetrio Poliocertes fué
como el de Césár, quedó grabado en un gran instalado por los mismos habitantes en el opis-
monumento. Su familia y los que le rodeaban thodomio del Parthenon, colocándosele á su al¬
pasaron en Atenas por bienhechores. Los ro¬ rededor sus cortesanos y riéndose del escándalo
manos tenían en mucho hacer constar que de¬ que tal vecindad debía causar á la deidad. Aris-
jaban á Atenas libre y honrada. Hijos queridos tion, el último defensor de la independencia de
de la gloria, los griegos vivían de los recuerdos Atenas,, dejó apagar la lámpara inmortal de
de su pasado. Germánico no quiso, mientras Atlienea Poliade. Talera aún la gloria de esta
vivió en Atenas, ir precedido más que de un solo ciudad única, que el Universo pareció querer
lictor. Nerón, que no tenía nada de supersticio¬ adoptar su deidad, cuando ella la escarnecía.
so, no tuvo valor para entrar por miedo á las El Parthenon, gracias á los extranjeros, reco¬
Furias que vivían bajo el Areópago, las terri¬ bró sus honores. Los misterios de Atenas fue¬
bles Semnas que los parricidas tanto temían. El ron una atracción religiosa para el mundo pa¬
recuerdo de Orestes le hacía temblar. Nov tuvo gano entero.
tampoco valor afrontar los misterios de
-para Pero
principalmente, como ciudad escolástica,
Eleusis, á comienzo el heraldo gritaba que
cuyo Atetar ejercía un singular prestigio. Este nuevo
los perversos é impíos tuviesen cuidado de no destino, que por los cuidados de Adriano y
aproximai'se. Los nobles extranjeros, descen¬ Marco Aurelio alcanzó un carácter tan marca¬
dientes de reyes destronados, iban á gastar su do, había comenzado de dos siglos antes. La
fortuna en Atenas, estimando en mucho ha¬ ciudad de Mileíades y de Periclés se había
llarse adornados con títulos de coregios y de trnsformado en una ciudad universitaria, es¬
presidentes de juegos sagrados. Todos los reye¬ pecie de Oxford, punto de reunión de toda la
zuelos bárbaros tenían su emulación en servir noble juventud, que derramaba el oro á manos
á los atenienses llenas. No se veían más que
y restaurar sus monumentos. profesores, filóso¬
La religión era una de las causas que influían fos, retóricos, qiedagogos de tocias clases, so-
al prestar á Atenas estos favores excepciona¬ fronistas, maestros de jóvenes púberes, gimna-
40 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Biarcos, poedotribios, lioplomacos, y maestros ñero completamente nuevo. Las ciudades en que
de esgrima y equitación. Después de Adriano había predicado hasta entonces eran en su ma¬
los cosmetes, ó prefectos de los estudiantes, to¬ yoría industriales, especie de liornas ó de
maron la dignidad é importancia de los arcon- Triestes, con grandes juderías en vez de brillan¬
tes. Por ellos cuéntanse los años. La antigua tes centros. Atenas era profundamente pagana.-
educación griega destinada desde su principio El paganismo estaba enteramente unido á tocios-
á formar al ciudadano libre, vino á ser la ley los placeres, á todos los intereses y á todas las-
pedagógica del género humano. Mas ¡ ay! ya glorias de la ciudad. Pablo dudaba mucho, cuan¬
no forma más que retóricos. Dos ejercicios cor¬ do al fin llegó Timoteo de Macedonia. Silas, por
porales, verdadera ocupación entonces de los razones que se ignoran-, no pudo venir. Enton¬
héroes á orillas del Ilisus, son ahora una cues¬ ces fué cuando Pablo resolvió
trabajar.
tión de forma, l'n gran circo y ademanes á lo Había en Atenas una sinagoga, y Pablo habló'
Franeoni han reemplazado la antigua sólida en ella parados judíos y las
gentes "temerosas-
grandeza (1). Pero es propiedad de Grecia de Dios"; pero en tal ciudad los aplausos de-
haber ennoblecido todas las cosas. Hasta la una sinagoga eran muy poca cosa. La brillante
ocupación del hombre de estudio vino á ser Agora donde se gastaban tanta imaginación, el
para ella una obligación moral. La dignidad pórtico Loecile donde se trataban todas las-
del profesor, á pesar de más un abuso, fué era cuestiones del mundo, le tentaban. En e!los:
de sus creaciones. Esa brillante juventud re¬ habló, no como predicador clirigéndose á la
cordaba aún los bellos discursos de sus maes¬ •multitud reunida, sino como un extranjero que
tros. Era rejiublicana toda juventud y se anuncia,' desarrolla tímidamente su
como idea, y
voló al llamamiento de Bruto haciéndose matar busca crearse algún punto de apoyo. El resul¬
en la batalla de Filipos. Destinaba el día á tado fué mediano. " Jesús y la Resurrección"'
declamar sobre la tiranía y la libertad, á cele¬ (anastasis) parecieron al auditorio palabras ex¬
brar la noble muerte de Caten y á hacer el elo¬ trañas, desprovistas de sentido. Algunos á lo
gio de Bmto. que parece tomaron este nombre de Anastasis
El populacho era siempre vivo, espiritual y por el de una divinidad, creyendo que Jesús y
curioso. Cada cual pasaba su vida en compieia Anastasis eran alguna nueva pareja divina que
libertad, en perpetuo contacto con el resto del los soñadores orientales venían á predicar. Los
mundo en el seno de un aire
ligero, bajo un filósofos epicúreos y los estoicos dícese que se
cielo lleno de sonrisas. Los
extranjeros, numero¬ aproximaron y escucharon.
sos y ávidos de saber, mantenían una grande Este primer contacto del cristianismo con la
actividad intelectual. La publicidad, el perio¬ filosofía griega fué poco lisonjero. Jamás se
dismo del mundo antiguo (si nos es permitido ha visto mejor la inconveniencia de reirse de
valemos de esta frase), tenía-su asiento en Ate¬ una idea por más que parezca ridicula. Lo mal
nas. Como la ciudad no pertenecía al comercio, que Pablo hablaba el griego, su frase incorrec¬
todos sus habitantes no tenían otro deseo que ta y entrecortada no eran los mejores auspicios
el de adquirir noticias, poniéndose al corriente para acreditarle en Atenas. Los filósofos le vol¬
de lo que se decía y acontecía en el Universo. vieron las espaldas desdeñosamente, diciéndole
Muy de notar es que el gran desarrollo de la las bárbaras palabras de: "Es un majadero
religión no impidiese en nada el culto nacional. (spermologos). Es un predicador de nuevos dio¬
Atenas podía ser al mismo tiempo la ciudad ses". Nadie creía que este majadero llegaría á
más religiosa del mundo, el panteón de Grecia suplantarles y que 474 años después serían su¬
y la ciudad de los filósofos. Cuando se ven en primidas por inútiles sus sillas, á consecuencia
el teatro de Dionysos los sillones de mármol al¬ de la predicación de Pablo. ¡ Gran lección! Or¬
rededor de la orquesta, é inscrito en cada uno gullosos de su superioridad los filósofos de,Ate¬
de ellos el nombre del sacerdocio de titular, su nas, desdeñaban las cuestiones ele religión po¬
se diría que fué esta la ciudad de los sacerdo¬ pular. A su lado fiorécía la superstición. En
tes, y, sin embargo, fué antes que todo la ciu¬ este punto, Atenas igualaba á las ciudades más>
dad de los librepensadores. Los cultos de que religiosas del Asia Menor. La aristocracia de los
se trata no tenían ni dogmas ni libros sagrados. pensadores se tomaba poca pena de las necesi¬
No sentían ante la física el horror que el cris¬ dades sociales que se hacían luzal través de las
tianismo le ha tenido siempre y que le ha con¬ sombras de los cultos groseros.Tal divorcio ha
ducido á perseguirla. El sacerdote y el epicú¬ sido sieuqire castigado. Cuando la filosofía de¬
reo, salvo algunas discordias, conservaban muy clara que no se ocupa de religión, ésta le res¬
buena amistad. Los verdaderos griegos se con¬ ponde ahogándola, y es justo, puesto que la
tentaban perfectamente con estos acuerdos fun¬ filosofía no es nada si no muestra su voz á la
dados, no sobre la lógica, pei*o sí sobre una to¬ humanidad, y si no toma por lo serio el pro¬
lerancia y mutuas consideraciones. blema infinito que es el mismo para todos los
Era ésto para Pablo un escenario de un gé- hombres.
El espíritu liberal, que reinaba en Atenas,
aseguraba á Pablo una completa seguridad. Ni.
(1) Para de ésto" basta ver los
bajorelieves
convencerse
efebicos, en la Universidad de
judíos ni paganos atentaron en nada contra él;
Atenas. pero esta misma tolerancia era peor que la-
SAN PABLO 41
casos, y constituyendo una nobleza conservado¬ realmente pronunciado, debió, en efecto, causar
ra de funcionarios retraídos. Desde el primer una impresiónmuy original en los ánimos cul¬
siglo de nuestra Era, el Areópago figura en las tivados que lo escucharon. Este lenguaje tan
inscripciones 'á la cabeza de los poderes de Ate¬ pronto bárbaro, incorrecto y sin construcción,
nas, superior al Consejo de-los Seiscientos y al como lleno de equidad; esta
elocuencia desigual,
pueblo. Las erecciones de estatuas se hacían joor sembrada de bellas imágenes y caídas desagra¬
él, ó cuando menos, con su autorización. En- la dables; esta filosofía profunda uniendo las
época misma en que nos encontramos, acababa creencias más inesperadas, debió parecer cosa
de conceder una estatua á la reina Berenice, muy extraña. Inmensamente superior á la re¬
hija de Agripa I, con el cual veremos á Pablo ligión popular de Grecia, tal doctrina se colo¬
muy pronto en relaciones. Parece que'Areópa¬ caba en algunas cosas debajo de la filosofía del
go ejercía también entonces cierta intervención siglo. Si por un lado tendía ella la mano á esta
sobre la enseñanza. Era un alto consejo de cen¬ filosofía, por la alta noción de la Divinidad y
sura religiosa
y moral, al cual afluía todo lo por el otro encerraba parte de creencias sobre¬
concerniente á las leyes, las costumbres, y ia naturales que ningún talento positivo podía
medicina, el lujo, la edilidad y los cultos de la admitir.
ciudad, no sienda nada inverosímil que al ente¬ No debe sorprendernos que Pablo no obtu¬
rarse de una nueva doctrina naciente se invi¬ viera éxito Atenas. Los motivos que debían
en
tara á supropagador á hacer una declaración dar buenos resultados al cristianismo se halla¬
ante el tribunal, ó cuando menos en el sitio ban lejos de. los círculos, de letrados. Residían,
donde éste tenía sus sesiones. Pablo," de pie en en el corazón de las piadosas mujeres, en las
medio del auditorio, habló, según dice, de la íntimas aspiraciones de los pobres, de los escla¬
manera siguiente: vos y de los pacientes de toda clase. Antes que
"Atenienses: la filosofía se acerque á la nueva doctrina será
"En todo os encuentro el más religioso de menester que se haya debilitado mucho, ó que
los pueblos. En efecto, pasando por vuestras la nueva doctrina renuncie á la grande quimera
calles y mirando vuestros sagrados objetos, he del próximo juicio, es decir, á las imaginaciones
hallado un altar en el cual había escrito: "Al concretas que fueron la envoltura de su pri-
Dios desconocido". Este que honráis sin cono¬ rnerá formación. Bien sea de Pablo ó de algu¬
cerle vengo yo á revelároslo. no de sus discípulos este discurso, cuando menos
"El Dios queha hecho el cielo y la tierra y demuestra una tentativa casi única en el primer
todo lo que contienen, siendo el señor del cielo siglo para conciliar el cristianismo con la filo¬
y de la tierra, no habita en los templos hechos sofía al mismo tiempo que con el paganismo.
por la mano del hombre, pues no quiere ser Acreditando una visita perspicaz, muy nota¬
honrado por manos humanas, ni necesita nada, ble en un judío, el autor reconoce en todas las
ya que á todos nos da la vida, el aliento y todo. ' razas una especie de sentimiento ulterior de lo
Es el que ha hecho de un solo hombre todas las divino, un instinto secreto de monoteísmo que
naciones y las ha diseminado sobre la faz de la debía conducirlos al conocimiento del verdade¬
tierra, marcando á cada una de ellas la duración ro Dios. A creerle, el cristianismo 110 es otra-
de su existencia y los límites de sus dominios, cosa que la religión á la que se llega consultan¬
"Es el mismo que les ha dado el instinto de do solamente el corazón é interrogándose de
buscar á Dios para ver si sabrían hallarlo (lo buena fe; idea de noble efecto que tan pronto •
que 110 lo han sabido hacer) aunque no esté debía aproximar el cristianismo al deísmo, como.
lejos de cada uno de nosotros, puesto que con inspirarle un orgullo inusitado. Este es el pri¬
él vivimos, nos movemos, existimos, y como lo mer ejemplo de la táctica de ciertos apologis¬
lian dicho algunos de vuestros poetas:... De si* tas del cristianismo, avanzando hacia la filoso¬
raza somos. fía, tomando ó fingiendo tomar el lenguaje
"Siendo de la raza de Dios, no debemos ima¬ científico, hablando con complacencia de la
ginarnos que lo divino se parezca al oro, á la razón, queriendo hacer creer por medio de citas
plata y á la piedra esculpidas por el arte y el hábilmente combinadas que en el fondo puede
genio del hombre. llegarse á un acuerdo entre personas letradas,
"Olvidando, pues, siglos de ignorancia, Dios pero conducidos á inevitables equivocaciones
ahora ordena á todos los hombres entrar en desde que se expresan con claridad y hablan
arrepentimiento, puesto que ya ha fijado el día de sus dogmas sobrenaturales. Se deja sentir
en que
el mundo debe ser juzgado con justicia ya el futuro esfuerzo al traducir de la filoso¬
por el hombre que ha designado para ésto y que fía griega las ideas judías y cristianas; se en¬
liaacreditado cerca de nosotros haciéndole re¬ treven Clemente de Alejandría y Orígenes,
sucitar de entre los muertos..." lias ideas bíblicas y las de la filosofía griega
A estas palabras, según el narrador, Pablo tienden á fundirse; pero para ello han de ha¬
fué interrumpido. Oyendo hablaj de la resurrec- - cerse mutuas concesiones, pues este Dios en que
ción de los muertos, los unos se burlaron .y los vivimos y nos movemos está muy lejos del Jeho-
más prudentes dijeron: "Ya te escucharemos vá, de los profetas y del Padre celestial de
sobre ésto otra vez". Jesús.
Si el discurso que acabamos de trasladar fué Es menester, para tal alianza, que los tiern-
SAN PABLO 43
pos hayan madurado y no será en Atenas don¬ Lo que caracterizaba antiguamente á la re¬
de se realice. Atenas, en el punto á que la ha¬ ligión de los griegos y lo que la caracteriza
bían conducido los siglos, la ciudad de los aún hoy, es la carencia absoluta de lo infinito,
mibles á los ojos de la Iglesia. El pedagogo es realmente muy elegantes, no tienen ninguno de
el hombre que menos se presta á la conversión, ios terrores que hace sentir una iglesia gótica.
puesto que en sí mismo tiene una religión: la En este cristianismo oriental existen lágri¬
no
fe en sus autores antiguos y el gusto de los mas ni preces de compunción interior. Los en¬
ejercicios literarios. Esto le contenta, y satisfa¬ tierros llegan á ser casi alegres; se verifican pol¬
ce en el toda otra necesidad. Se han encontra¬ la tarde á la puesta del sol, cuando las sombras
do en Atenas
una
porción de liermes, del segun¬ se extienden, con
cáhticos á media voz y desple¬
do siglo. Representan á hombres bellos, graves, gando vistosos colores. La gravedad fanática de
majestuosos, con aire de nobleza. Varias ins¬ los latinos no gusta á estas razas vivas, serenas
cripciones atestiguan los honoresy sueldos que y ligeras. El paralítico nunca se abate; ve venir
les fueron conferidos. Los verdaderos grandes dulcemente la muerte, sonríéndole todo á su
hombres de la antigua- democracia no tuvieron alrededor. En ésto consiste la divina alegría
nunca Ciertamente, si San Pablo se hu¬
tanto. de los poemas homéricos y de Platón. El relato
biera encontrado con alguno de los predeceso¬ de la muerte de Sócrates en el Phedon muestra
res de estos ilustres pedantes, no hubiera obte¬ apenas un tinte de tristeza. La vida es dar la
nido mejores resultados que en tiempo del im¬ flor, después el fruto; ¿y algo más?... Si, la
perio napoleónico, un romántico imbuido de preocupación de la muerte es el rasgo más im¬
neocatolicismo, tratando la conversión de un portante del cristianismo y de todo sentimiento
universitario amante de la religión de Horacio, religioso, la raza griega es la menos religiosa
ó los que obtendría en nuestros días un socialis¬ de todas las razas. Es una raza
frivola, toman¬
ta humanitario declamando contra las preocu¬ do la vida como una nada
sobrenatural, sin
cosa
paciones inglesas ante los discípulos de Oxford resultado posterior. Tal simplicidad de concep¬
ó Cambridge. ción es debida en gran parte al clima, á la pu¬
En una sociedad tan diferente de la que ha¬ reza del aire, á la sorprendente
alegría que se
bía vivido hasta ahora, en medio de retó ríeos y respira, y más aún á los instintos de la raza he¬
profesores de esgrima, Pablo se hallaba fuera lénica, adorablemente idealista. Uu árbol, una,
de su centro. Su pensamiento volaba sin cesar ñor, un pájaro, una tortuga, provocan el re¬
hacia sus caras Iglesias de Maeedonia y de Ga¬ cuerdo de mil metamorfosis cantadas por los
la cia, donde había encontrado un sentimiento poetas. Un caño de agua, un pequeño agujero
religioso tan exquisito y procuró muchas veces en una roca se califica de antro de ninfas. Un
volverse á Tesalónica. Un vivo deseo le arras¬
pozo con una copa en sus bordes, un brazo de
traba, tanto más cuanto que había sabido que la mar tan estrecho
que las mariposas lo traspasa¬
fe de la joven Iglesia se hallaba sujeta á duras rían, y, sin embargo, navegable por los más
pruebas. Creyó que sus neófitos habían cedido grandes navios, como Poros; naranjos, cipre-
á las tentaciones. Obstáculos que el atribuye á ses cuya sombra se extiende hasta el
mar, un
Satán le impidieron realizar su proyecto. Sin pequeño bosque de pinos en medio de las rocas,
embargo, como él mismo dice, privóse otra vez bastan en Grecia para producir el contraste que
de Timoteo, al que envió á Tesalónica para con¬ despierta lo bello. Pasearse por los jardines du¬
firmar, exhortar y consolar á los fieles, quedán¬ rante la noche, oir las cigarras, sentarse á la
dose solo en Atenas. luz de la luna tocando la flauta, ir á beber agua
Pablo trabajó nuevamente, pero la tierra en la montaña, llevando consigo un panecillo,
mostróse ingrata. El vivo espíritu de los ate¬ un
pescado y una calabacita de vino que se
nienses era el reverso de la disposición religio¬ bebe cantando; en las fiestas de familia suspen¬
sa. tierna y profunda que hacía las conversa¬ der una corona de ramaje en la puerta, ir con
ciones y predisponía al cristianismo. El suelo, sombreros de flores los días de fiestas públicas,
verdaderamente helénico, se prestaba poco á la llevar guirnaldas de verdura, pasar los días
doctrina ele Jesús. Plutarco, que vivía en una bailando y jugando con cabras mansas; he aquí
atmósfera puramente griega, no tuvo de ella el los placeres griegos, placeres de una raza pobre,
menor conocimiento en la primera mitad del económica y eternamente joven, habitante de
segundo siglo. El patriotismo, aficionándoles á un país encantador, encontrando el bien en sí
ios antiguos recuerdos de su país, apartaba á misma y en los dones que los dioses le habían
los griegos de los cultos exóticos. "El Helenis¬ hecho.
mo" vino á ser una religión organizada, casi La pastoral, á manera de las de Teócrito, fué
razonada, admitiendo una gran parte de filo¬ una verdad en los países helénicos. Grecia tuvo
sofía. Los "dioses de Grecia". parecían querer siempre gusto por esta poesía dulce y estimable,
ser los dioses universales de la humanidad. uno de los rasgos más característicos de su li-
44 • NOVISIMA IIIST ;IA UNIVERSAL
teratura, espejo de su propia vida, casi en otra visto, el dulce acento elegiaco de Tibulo, de¬
parte negados y ficticios. El buen humor y la Virgilio y de Lucrecio, acento tan en armonía
con nuestros sentimientos y tan próximo de lo¬
alegría de vivir son los deseos griegos por ex¬
celencia. Esta raza tiene siempre veinte años. que nosotros estimamos.
Para ella, indulgere genio no es la pesada bo¬ La misma diferencia se encuentra entre la
rrachera del inglés, ni el grosero abatimiento piedad de San Bernardo y de San Francisco
del francés; es pensar simplemente que la Na¬ de Asís, que en los santos de la Iglesia griega..
turaleza es buena y que se puede y debe vivir. Las bellas escuelas de Capadocia, de Siria, de
Para el griego es la Naturaleza la consejera de Egipto y de los Padres del desierto, son casi
la elegancia, una maestra de derecho y de vir¬ escuelas filosóficas. La hagiografía popular de
tud. La "concupiscencia", idea que la Natura¬ los griegos es más mitológica que la de los la¬
leza induce á seguir, es un contrasentido
nos tinos. La mayor parte de los santos que figuran
para él. El buen gusto en el vestir que distingue en el iconóstico de una casa griega y ante los.
al palíearo y que se ostenta con tanta inocen¬ cuales arde una lámpara, no son grandes fun¬
cia en la joven griega, no es la pomposa vani¬ dadores, ni grandes hombres, como los santos,
dad del
bárbaro, la tonta pretensión de la al¬ del Occidente; son con frecuencia tan sólo
deana, hinchada con el ridículo orgullo del que seres fantásticos, antiguos dioses transfigu¬
ha llegado á hacer fortuna; es el sentimiento rados, ó cuando menos, combinaciones de per¬
dulce y puro de los tiernos jóvenes sintiéndose sonajes históricos ó mitológicos como San Jorge.
hiios legítimos de los verdaderos autores de lo La admirable Iglesia de Santa Sofía, es un
bello. templo aéreo en el que todo género humano
Se comprende que tal raza acogiese á Jesús podría practicar su rezo. No habiendo tenido
con una sonrisa. Una cosa existía que esta ju¬ nunca Papa, inquisición, escolasticismo, ni Edad
que se detiene en esta decadencia! ¡Vergüenza tianismo. Es cristiano en la* forma, como un
para el que delante del Parthenon sueña en persa es musulmán; pero en el fondo es "He¬
hacer resaltar un ridículo! Grecia no fué nunca lénico". Su religión es la adoración de un an¬
realmente cristiana, como no lo es ahora aún. tiguo genio griego. Perdona toda herejía al fi-
Ninguna raza menos romántica, más desprovis¬ leleno, al que admira por su pasado. Es mu¬
ta del sentimiento caballeresco de nuestra edad. cho menos discípulo de Jesús y de San Pablo
Platón edificó todasu teoría de la
belleza, ha¬ que de Plutarco y Juliano.
ciendo excepción de la mujer. ¡ Pensar en una Cansado del resultado poco
favorable que
mujer para excitarse á hacer grandes cosas'... obtuvo Atenas, Pablo, sin esperar la vuelta
en
Un griego se hubiera sorprendido mucho con de Timoteo, partió para Corinto, sin que hu¬
tal lenguaje. Pensaba en los hombres reunidos biera formado en Atenas iglesia alguna de con¬
en la
Agora, pensaba también en la patria. En sideración. Sólo algunas personas desgraciadas,
este supuesto, los latinos se nos parecían más. entre otras cierto Dedys, que según se dice for¬
La poesía griega, incomparable en los grandes maba parte del Areópago, y una mujer llama¬
géneros, tales como la epopeya, la tragedia y da Damaris, se habían adherido á sus doctri¬
la poesía lírica desinteresada, no tenían, por lo nas. Aquí fué, durante su carrera apostólica,
SAN PABLO 45
•dónele por primera, y casi única vez, se sintió por estilo alguno, ser calificadas de lujuriosas
desgraciado. ni coirompidas. La afluencia de marinos atraí¬
En el segundo siglo, la Iglesia de Atenas te¬ dos por sus dos puertos, había hecho de Corin¬
nía poca solidez. Atenas fué de las ciudades to el último santuario del culto de la Venus
que más tardaron en convertirse. Después de Pandemos, resto de los antiguos establecimien¬
Constantino era el centro de oposición contra tos fenicios. El gran templo de Venus tenía
•el cristianismo y el amparo de la filosofía. Por más de mil cortesanas sagradas y la ciudad
un raro privilegio conservó sus templos intac¬ entera se asemejaba á un vasto lupanar, en el
tos. Estos monumentos prodigiosos, conserva¬ cual numerosos extranjeros, marinos sobre todo,
dos á través de las edades, gracias á una espe¬ iban locamente á gastar sus riquezas. Había-
cie de respeto intuitivo, habían de llegar hasta en Corinto una colonia de judíos probablemen¬
nosotros como una lección eterna de buen sen¬ te establecida en Kenchrios, uno de los puer¬
tido y honradez, dada por artistas de genio. tos que hacían el comercio
con Oriente. Poco
Aún hoy día se percibe que la. capa cristiana tiempo antes de la llegada de Pablo había des¬
que cubre el antiguo fondo pagano es allí muy embarcado una colonia de judíos arrojados de
superficial. Casi 110 hay necesidad ele modificar Roma por el edicto de Claudio entre cuyos in¬
los actuales nombres de las Iglesias ele Atenas dividuos se hallaban Aquila y Priscila, que á
para hallar los de los templos antiguos. lo que parece profesaban ya la fe de Cristo.
De todo esto resultaba un conjunto de circuns¬
tancias sumamente favorables. El itsmo forma¬
do entre las dos masas del continente
griego,
CAPITULO VIII
ha sido siempre el centro de comercio un gran
universal. Era todavía uno de esos emporio,
•Continuación del segundo viaje de Pablo. —
fuera de toda idea de raza y nacionalidad, de¬
Primera visita á Corinto signados para ser la oficina, si así podemos de¬
cirlo, del cristianismo naciente.
Pablo desembarcó
en Ivenchrios, puerto de La nueva Corinto, justamente por su esca¬
Corinto en el
Egeo, el cual se encuentra
mar sez de nobleza helénica, era una ciudad semi-
rodeado de verdes colinas y bosques de pinos cristiana. Con Antioquía, Efeso, Tesalónica y
en el fondo del golfo Sarónico. Un pintoresco Roma, será la metrópoli eclesiástica de rango
bosque, de cerca de dos leguas, conduce desde más elevado. Pero la inmoralidad que reinaba
níquel puerto á la ciudad, construida al pie de en ella, hacía presagiar al mismo tiempo que
una eminencia colosal, desde la cual se descu¬ los primeros abusos de la historia de la Iglesia,
bren nuevos mares. ocurrirían" allí. Durante algunos años, Corin¬
Corinto ofrecía up terreno mejor dispuesto to nos dará el espectáculo de cristianos inces¬
que Atenas para recibir la semilla de la nue¬ tuosos y de gentes embriagadas, asistiendo á la
va fe. No era, como ésta, una especie de san¬ mesa de Cristo.
tuario del genio, una ciudad sagrada y única Pablo vió desde
el primer momento que le
en el
mundo, sino una población algo heléni¬ era necesaria tina
larga estancia en Corinto, y
ca. La anligua Corinto había sido destruida resolvió poner una tienda y ejercer en ella su
completamente por Mummius. Durante cien oficio de tapicero. Aquila y Piscila tenían
años el suelo de la capital de la liga, estuvo también el mismo, y, unidos los tres, pusieron
■desierto. El año 44, antes de Jesucristo, Julio una pequeña tienda, abastecida con artículos
César reconstruyó la ciudad, haciendo de ella confeccionados por ellos.
una colonia romana, que pobló con un gran Timoteo, á quien había enviado desde Ate¬
número de libertos. Eácil es de comprender con nas á Tesalónica, se le reunió bien pronto, tra¬
esto que la población era sumamente heterogé¬ yendo excelentes noticias de aquella Iglesia.
nea, puesto que la constituían gentes de todas Todos los fieles perseveraban en la fe, en la
castas y de todos orígenes habían seguido
que qaridad y en el afecto á su maestro, sin que las
á, César. Los nuevos corintios
permanecieron vejaciones de que eran objeto por parte de
largo tiempo extraños á Grecia, donde se les sus conciudadanos, les hicieran mella alguna.
•consideraba como intrusos, puesto que sus di¬ Su bienhechora acción se extendía por toda la
versiones eran aquellos juegos brutales de los Macedonia. Silas, á quien Pablo no había visto
romanos, que tanto habían rechazado los ver¬ después de su fuga de Berea, también vino al
daderos griegos. Por lo tanto, era una ciudad lado de Pablo. Los tres compañeros se reunie¬
como tantas otras de la costa del
Mediterráneo, ron en Corinto, permaneciendo juntos largo
muy poblada, rica, floreciente, frecuentada por tiempo.
numerosos extranjeros y centro de un comer¬ Según acostumbraba Pablo, sus primeros es¬
cio activo. El carácter dominante que fuerzos se dirigieron hacia los judíos. Todos
hacía /su
nombre proverbial, era la extremada corrup¬ los sábados hablaba en la sinagoga, encontran¬
ción de costumbres que reinaba en ella, consti- do disposiciones muy distintas. Una familia,
yendo por esta razón una excepcional entre las la de Steplianephoro ó Stephanos, se convirtió
•ciudades helénicas, Las verdaderas costumbres toda y fué bautizada por Pablo. Los
entera
griegas eran sencillas y alegres, y no podían, ortodoxos resistieron enérgicamente, pasando
46 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
de las injurias al anatema, hasta que llegó el teología cristianá, los documentos que debían
día que rompieron abiertamente.
en regularizar Ja fe del mundo. Llamábase Pcebe
Pablo sacudió sobre los incrédulos el polvo de y era una persona activa, dispuesta siempre á
sus vestiduras, los declaró responsables de las servir á sus semejantes, que fué una adquisi¬
consecuencias, diciendo que, puesto que cerra¬ ción inapreciable para Pablo.
ban los oídos á la voz de la verdad, iba á diri¬ El apóstol permaneció en Corinto dieciocho
girse á los gentiles. Desde entonces púsose á en¬ meses. Las rocas encantadoras del Acrocorin-
señar la nueva fe en la casa de un tal Titojus- tho, las cimas nevadas del Helicón y del Par¬
to, hombre temeroso de Dios y que vivía muy naso atrajeron durante mncho tiempo sus mi¬
siones que había hecho en Tesalónica, le habían cia el cual se transportaba constantemente. La
servido extraordinariamente, predisponiendo Iglesia de Filipos, con sus piadosas mujeres y
muy favorablemente respecto á él á la sociedad su rica y buena Lvdiana, tampoco podía bo¬
pi adosa de Corinto. rrarse de su memoria. Esta Iglesia, como ya he¬
Los -fenómenos sobrenaturales no faltaron, mos visto, tenía el privilegio especial de man¬
llegando hasta los milagros. La inocencia no tener al apóstol cuando su trabajo no era su¬
era aquí la misma que en Filipos y Tesalóni¬ ficiente para ello, y en Corinto recibió socorros
ca. Las malas costumbres de Corinto franquea¬ de ella también.
ban algunas veces el suelo de la Iglesia, ó ai La ligereza de los corintios, y en "general de
menos no todos los qué entraban en ella esta¬ los griegos, le había inspirado una gran des¬
ban igualmente En cambio, pocas Igle¬
puros. confianza, y 110' quiso deberles nada, á pesar
sias fueron más que Jas de "Corinto,
numerosas de (iiie en más de una ocasión se enconiró bas¬
la cual llegó á ser el hogar del cristianismo en tante necesitado.
la península helénica. Difícil era que la cólera de los judíos orto¬
Sin hablar de Aquila y Priscila, casi eleva¬ doxos/siempre tan activa é intransigente, per¬
dos ya al rango de apóstoles, ni de Ti Injusto, maneciese callada mucho tiempo. Las predica¬
Crispo y Stephanos, ya mencionados, la Igle¬ ciones del apóstol á los gentiles, sus principios-
sia contaba- en su seno á Cayo, que fué tam¬ respecto á la adopción de todos los que creían
bién bautizado por Pablo, y que dió hospita¬ y su incorporación á la familia de Abraham.
lidad al apóstol la segunda vez que fué á Ce-' irritaban extraordinariamente á los partidarios
rinto; á Quartus, Achaucus, Fortunato, Eras- del privilegio exclusivo de los hijos de Israeh
to, personaje muy importante, puesto que era Por su parte el apóstol no escaseaba para
el tesorero de la ciudad, y una dama llamada ellos las palabras duras. Constantemente Ies
Chloé, que tenía una gran casa, Respecto á un anunciaba que la cólera de Dios iba á estallar
tal Zonas, doctor en la ley judía, solamente se contra ellos, su animadversión llevó á los ju¬
tienen noticias vagas é inciertas. díos hasta quejarse á la autoridad romana.
Stephanos y su casa constituían el grupo Corinto era la capital de la provincia de
más influyente, el que tenía más autoridad. Acava que comprendía toda la Grecia, á la
Todos los demás convertidos, exceptuando tal cual iba ordinariamente unida la Maeedonia.
vez á
Evasto, eran gentes sencillas, sin instruc¬ Claudio había hecho senatoriales á las dos pro¬
ción, sin distinción social, pertenecientes, en vincias, tales tenían un procónsul. Este
y como
una palabra, á las1 clases más humildes de la personaje de los más amables y más
era uno
ciudad. instruidos de su tiempo. Llamábase Marco-
El puerto de Kenchrios tuvo también su Annió Novatus y era hermano mayor de Séne¬
Iglesia. Kenchrios está poblado en gran parte ca, habiendo sido adoptado por L. Junio Ga-
de orientales. Allí se reverenciaba á Isis y llion, uno de los literatos de la sociedad de los
Ammon y también ocupaba su Jugar la Venus Sénecas. Marco Annio Novatus tomó el nom¬
fenicia. Más que todo era un conjunto de al¬ bre de Gallion. Era un talento privilegiado, un
macenes y hosterías para los marinos, muy se¬ alma noble y un buen amigo de los poetas y
mejante á lo que hoy es Kalamaki. En medio de los escritores
célebres. Le amaban cuantos
de la corrupción de aquellas gentes de mar, el le conocían. Stacio le llamaba dulcís Gallio, y
cristianismo hizo también su milagro. Ken¬ tal vez fuese el autor de algunas de las trage¬
chrios tuvo una diaconisa admirable á la que dias (pie salieron de este cenáculo literario. A
veremos más tarde envolver
bajo los pliegues lo que~ parece escribió sobre las cuestiones na¬
de su traje de mujer todo el porvenir de la turales. Su hermano le dedicó los libros De
SAN PABLO 47
cólera y De la vida dichosa. Su alta cultura Una de las cosas que han hecho cometer más
helénica fué indudablemente la que le hizo ele¬ faltas á los hombres de talento, es la super¬
ficial repulsión
les inspiran las gentes fila i.
gir- por el inteligente Claudio para la admi¬ que
nistración de una provincia, á la cual todos los educadas, sin tener en cuenta que los modales
más que una cuestión
gobiernos rodeaban de delicadas atenciones. Su no son de forma. El.
salud le error común ele las personas ele múñelo es el ele
obligó más adelante á abandonar esie
sitio, como su hermano, tuvo la
y, lionrá bajo creer que el mundo en que ellos viven es el
el reinado de Nerón de expiar por medio de la mundo entero. No fueron éstas las solas difi¬
muerte su distinción y su honradez. cultades que el apóstol encontró. La misión ele
Semejante hombre el destinado á escu¬
era Corinto se vió llena ele obstáculos que Pablo
char las reclamaciones fanáticas
de aquellos tropezaba por primera vez en su carrera apos¬
judíos que, protestando secretamente de Ta tólica, obstáculos que provenían del interior ele
autoridad romana, iban, á pesar de eso, á recla¬ la misma Iglesia, de hombres indóciles que se
mar su ayuda, para desembarazarse cié sus ene¬ habían introclucielo y cpre la resistían, ó bien ele
migos. judíos afectos á Jesús, pero que se preocupa¬
Un día Sosthenes, el nuevo jefe de Ia^sina- ban menos que Pablo de las observancias le¬
goga que había sucedido á Crispo, condujo a gales.
Pablo ante el Tribunal acusándole de predicar El falso espíritu ele la Grecia degenerada
un culto contrario á la ley. El judaismo que que á partir del siglo IV alteró en tan gran
tenía, en efecto, sus - antiguas autorizaciones }■ manera el
cristianismo, comenzó á dejarse sen¬
tociaespecie de garantías, pretendía que la sec¬ tir ya. El apóstol recordó sus queridas Iglesias
ta disidente no podía formar parte cié la si¬ ele Maeeelonia; aquella docilidad sin límites;
nagoga. La situación era muy semejante á la aquella pureza de costumbres y aquella cordia¬
que tendrían en la ley francesa los liberales lidad tan franca que le había procurado en Ei-
protestantes, el día que se separaran del pro¬ lipos y en Tesalónica tan buenos días. Sentía
testantismo reconocido. vivos deseos de ver á sus fieles del Norte y
Pablo iba á responder, pero Gallion le detu¬ cuando recibió de ellos la expresión de su afec¬
vo dirigiéndose á los judíos les elijo: "Si se
y to se contuvo á duras penas.
tratase de algún crimen yo os escucharía como consolarse de las importunidades de las
Para
-conviene; pero tratándose de vuestras disputas gentes que le rodeaban, escribió algunas epís¬
de doctrina, de vuestras querellas ele palabra, tolas que llevan impresa la tristeza que le opri¬
de controversias sobre vuestra ley, juzgad vos¬ mía. Halagadoras en el más alto grado para
otros mismos; yo no quiero ser juez en seme¬ aquellos á quienes Pablo escribe, estas cartas.
se callan
jantes materias." ¡Admirable respuesta, digna por completo ó encierran algunas
de ser presentada por modelo á las autoridades alusiones desfavorables respecto á los nuevos
civiles, cuando se les obliga á entrometerse en cristianos en medio de los cuales se encuentra.
las cuestionesreligiosas!
Gallion después- de haberlas pronunciado, CAPITULO IX v •
Timoteo, á "quien enrpleaba en visitar las gándolas muy inferiores en autoridad á la tra¬
dición.
Iglesias de que se hallaba más apartado, no po¬
día, á pesar de ser infatigable, satisfacer el in¬ Por otra parte, Pablo no era inclinado, ni
menso ardor de su maestro, y entonces tuvo mucho menos, á componer libros. Carecía de la
Pablo la idea de siq lir con la correspondencia paciencia necesaria para escribir, era incapaz
lo que estaba imposibilitado de hacer por-sí ó de método, le desagradaba el trabajo cíe pluma'''
por sus discípulos. Nada existía en el imperio y prefería descargar ese peso en otros. Pero
la correspondencia, tan antipática á los escri¬
romano que se pareciese á nuestros correos para
la correspondencia privada. Las cartas se en¬ tores acostumbrados á exponer sus ideas con
viaban aprovechando una ocasión ó por medio arte, seacomodaba á su febril actividad por el
de propios; así que San Pablo acostumbraba deseo que sentía de expresar instantáneamente
llevar consigo á todas partes personas de se¬ sus impresiones: A un tiempo arrebatado, rudo,
gundo orden que le servían de correos. La co¬ cortés, maligno, sarcástieo, tierno, delicado,
rrespondencia entre sinagogas existía ya en el casi travieso y zalamero, con una expresión fina
judaismo, y hasta por lo general, el encargado y precisa en grado superlativo, hábil en sem¬
de llevar las carias era un alto dignatario de brar su estilo de reticencias-, de reservas, de in¬
llamaban las Escrituras, eran los libros de la fraudes á que daban lugar las pasiones de la
Ley antigua. Jesús no les había añadido libro época, la autoridad del apóstol, y las condicio¬
alguno, pues debía venir para cumplir las Es¬ nes materiales de la Epistolografía antigua,
crituras antiguas y abrir una era en la cual él Pablo acostumbraba á enviar á las Iglesias una
en persona sería un libro viviente. Cartas de muestra de su letra que se reconociera con fa¬
consuelo y aliento era todo cuanto podía escri¬ cilidad, y así le bastaba, según entonces estaba
birse en el estado ya en que se hallaban los es¬ en uso, poner al fin de sus cartas cuatro pala¬
píritus. Si en la época citada, existía más de un bras de su letra para acreditar la autenticidad.
folleto destinado á ayudar á la memoria sobre No liay duda de que la correspondencia de
ios dichos y hechos de Jesús, esos libros tuvie¬ Pablo fué considerable, y lo que nos queda
ron un carácter privado. No eran escritos au¬ constituye una parte muy pequeña de ella. La
ténticos, oficiales, umversalmente reconocidos religión de las Iglesias primitivas estaba tan
en la comunidad; eran notas de que hacían poco alejada de la materia, era tan puramente idea¬
caso las personas un tanto despreocupadas, juz¬ lista, que 110 se conocía el inmenso precio de
SAN PABLO 49
Jales escritos. La fe era todo: cada cual la lle¬ pequeñas asociaciones eran sólidas como el hie¬
vaba encorazón, y curábase poco ó nada de
su rro.No solamente resistían á las perpetuas ase¬
Jas hojas volanfes de papirus, que por otra fiar¬ chanzas de los judíos, sij¿p que su organización
te no eran autógrafas. Esas epístolas eran en interior era de una fuerza sorprendente.
su mayor parte escritos de circunstancias, y Para figurárselas es menester pensar, no en
nadie se figuraba que llegaría un día en que nuestras grandes Iglesias abiertas para todos,
sirvieran de libros
sagrados. Hasta cerca del sino en estas órdenes religiosas fjoseyendo una
final de la vida del'apóstol, ninguno pensó en vida propia, esas cofradías sumamente re¬
en
conservar sus cartas por lo que valían, ni en ducidas cuyos miembros se tocan, se animan, se
trasladarlas y copiarlas. Entonces cada Iglesia querellan, se aman y se. aborrecen al mismo
guarda cuidadosamente las suyas, las consulta tiempo. Estas Iglesias tenían cierta jerarquía.
con frecuencia, las lee en períodos regulares y Los miembros más antiguos, los que habían es¬
deja sacar copias; pero una porción de epís¬ tado en con el apóstol,
relaciones ejercían al¬
tolas de la primera época estaban ya perdidas guna influencia; pero el apóstol mismo era el
irremisiblemente. En cuanto á las cartas ó res¬ primero en rechazar todo lo que hubiese pare¬
puestas de las Iglesias, todas lian desaparecido, cido una especie de señorío; "quería ser el pro¬
memoria y su corazón. es
decir, con la mano levantada; algunas veces
De la segunda misión sólo nos han quedado establecido por el apóstol, pero siempre consi¬
dos cartas. Son las dirigidas á la Iglesia de Te- derados como elegidos por el Espíritu Santo,
salónica. Pablo las escribió desde Corinto, y en ó lo que es lo mismo, por ese instinto superior
Ja suscripción asoció á su nombre los de Silas que dirigía á la Iglesia en todos sus actos. So
y Timoteo. Debió mediar tiempo de una
poco les principió á llamar " Vigilantes" (Episcopio,
á otra. Son dos escritos llenos de
unción, de (palabra que descendía del lenguaje, político),
ternura, de emoción y de encanto. El apóstol y á considerarles como pastores encargados de
no podía ocultar su preferencia respecto á las conducir la Iglesia.
Iglesias de Macedonia. Para manifestar esta Algunos considerados como una espe¬
eran
preferencia se sirve de las expresiones más vi¬ cialidad para la enseñanza. Eran los catequis¬
vas, de las imágenes más encantadoras. Se re¬ tas, que iban de casa en casa transmitiendo la
presenta como la nodriza amamantando á sus palabra de Dios en sus sesiones privadas. Pablo
pequeñuelos, como un padre velado por sus estableció una regla seguida con bastante fre¬
liijos. cuencia, por la cual el catecúmeno debía poner
Tal fué Pablo, en efecto, para las Iglesias durante su instrucción, todo cuanto poseía á
que había fundado. Fué un admirable misio¬ disposición de su catequista.
nero. pero sobre todo un gran director de con¬ La autoridad plena pertenecía á la Iglesia
ciencias. Nadie él supo desempeñar su
como reunida. Esta autoridad se extendía á lo más
misión de encargado de las almas. Jamás se íntimo de la vida
privada. Todos los herma¬
desarrolló el problema de la educación del hom¬ nos se vigilaban y se reprendían. La Iglesia
bre de una manera más viva ni más íntima. No reunida, ó al menos aquellos á quienes se lla¬
se debe creer que este ascendiente fué adquiri¬ maban los espirituales, corregían á los que caían
do por el
halago y la adulación. Pablo era en falta, consolaban á los abatidos y hacían el
duro, seco y algunas veces colérico. No se pa¬ oficiode directores hábiles y ejercitados en el
recía en nada á Jesús, no tenía su adorable in¬ conocimiento del corazón humano. Las peniten¬
dulgencia, su manera de excusarlo todo, su di¬ cias públicas no estaban reglamentadas todavía,
vina incapacidad para el mal. Era imperioso,, pero existía ya el germen ele ellas.
y hacía sentir su autoridad con un ascendiente Como ninguna fuerza extei'ior retenía á los
que nos sorprende. Manda, censura duramente fieles ni les impedía dividirse ó abandonar !a.
y habla de sí mismo con seguridad y se ofrece Iglesia, puede creer que una organización
se
por modelo sin vacilar. ¡ Pero qué orgullo, qué semejante, que hoy nos parece insoportable,
pureza, qué desinterés!... porque vemos en ella un sistema de espionaje
Sobre este último punto llega hasta la minu¬ perfectamente organizado, habría debido des¬
ciosidad, diez de este detalle en
veces se ocupa truirse bien pronto. Pero no fué así. En la épo¬
apariencia pueril, diez dice que él no ha
veces ca de que hablarnos, no se ve un solo ejemplo
costado nada á nadie, que él ha trabajado día de apostasía. Todos se sometían humildemente
y noche como un obrero, aunque pudiera ha¬ á la sentencia de la Iglesia. Aquel, cuya con¬
ber hecho como otros apóstoles que vivían del ducta era
irregular, el que se separaba de la
altar. tradición del apóstol, ó el que no obedecía á sus
El móvil de su celo era el amor de las almas cartas era señalado en seguida. Se le evitaba
llevado á un amor infinito.
dicha, la ino¬La cuidadosamente y no se tenía relación alguna
cencia, el espíritu fraternal, la caridad sin lí¬ con él. No se le trataba como enemigo, pero
mites de estas primitivas Iglesias, son un es¬ tampoco le consideraba como hermano. Seme¬
se
pectáculo que no se verá nunca. Todo era es¬ jante aislamiento le cubría de vergüenza y le
pontáneo, sin esfuerzo, y á pesar de ello estas hacía volver á la buena senda. La alegría en
50 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
estas pequeñas reuniones de gentes honradas, y los recuerdos judíos, sino sobre los recuer¬
que vivían juntas velando siempre, que amaban dos de la pasión y resurrección ele Jesús, sien¬
y aborrecían mucho, era siempre grande. do muy posible que en vida de Pablo se verifi¬
Verdaderamente la palabra de Dios se había case ya esta transformación en las iglesias de
resucitará con Jesús, contemplará su gloria nos días. Pablo tuvo tiempo de ir á la sinago¬
frente á frente y se metamorfoseará en él su¬ ga y de disputar con los judíos. Suplicáronle
biendo sin cesar de claridad en claridad. que se quedase, pero él, alegando su voto, de¬
El cristiano vive así en la esperanza de la claró que quería á todo precio celebrar la fies¬
muerte y en un gemido perpetuo. A medida ta en Jerusalén, aunque prometió volver allí. Se
que elhombre exterior, que es el cuerpo, se embarcó para Cesárea de Palestina, y bien
convierte en ruinas, el hombre interior, ó sea pronto llegó á Jerusalén. Una vez allí celebró
el alma, se rejuvenece. Un momento de tribu¬ la fiesta conforme á su voto.
laciones, le vale una eternidad de gloria. ¿ Qué Quizás este escrúpulo, puramente judío, no
importa que su casa terrestre se disuelva? En era más que una concesión hecha como tantas
el cielo existe una casa eterna, 110 construida otras al espíritu de la Iglesia de Jerusalén. Es-
por la mano del hombre. La vida terrestre es peraba por un acto de alta devoción hacerse
destierro. la vuelta á Dios y
un La muerte es
perdonar y concillarse el favor de los judai¬
equivale á la absorción de tocio lo que es mor¬ zantes.
tal por la vida. Las discusiones estaban apenas apaciguados,
Pero este tesoro de esperanza, lo lleva en¬ y la sostenía más que á fuerza de
paz no se
cerrado el cristiano en un vaso de tierra. Hasta transacciones. Es muy probable que aprovecha¬
el gran día en que todo quedará de manifiesto ra alguna ocasión para remitir á los pobres de
delante del tribunal de Cristo, debe temblar. Jerusalén una limosna considerable. Pablo, se¬
gún su costumbre, permaneció poco tiempo en
la metrópoli. Encontrábase allí en presencia de
CAPITULO X susceptibilidades' que habrían concluido por
ocasionar mayores disgustos si hubiera prolon¬
Vuelta de Pablo á Antioquía. — Disputa de
gado su estancia allí.
Pedro y de Pablo. — Contramisión organi¬ Habituado á vivir en la exquisita atmósfera
zada por Santiago, hermano del Señor. de sus Iglesias, verdaderamente cristianas, no
encontraba en Jerusalén, bajo la denominación
Pablo tenía necesidad de ver las Iglesias de de parientes de Jesús, más que judíos. Pensaba
Siria. que no se le dejaba lugar bastante grande y se
Tres años hacía que había partido para An¬ indignaba de que después de él se, atribuyera un
tioquía, y, esta misión había durado
aunque valor todavía á lo que había existido antes
menos tiempo que la
primera, era más impor¬ qué él.
tante. l as nuevas Iglesias reclutaclas entre po¬ Era aún jefe de la Iglesia de Jerusalén San¬
blaciones vivas y enérgicas conducían á los tiago, hermano del Señor. No significaba ésto
pies de Jesús homenajes de un precio infinito. que la autoridad de Pedro hubiera disminuido,
Pablo tenía que referir todo ésto á los após¬ sino que había dejado su posesión sedentaria
toles y unirse á la Iglesia madre, modelo de las de la Ciudad Santa, y á imitación de Pablo,
demás. "había abrazado en parte la vida apostólica ac¬
A pesar de su predilección por la indepen¬ tiva.
dencia comprendía muy bien que fuera de la La idea deque Pablo era el apóstol de los
comunión con Jerusalén, existían más que
no gentiles Pedro el de la circuncisión, había
y
chismes y disensiones. La admirable mezcla de sido cada vez más aceptada, y conforme á ella
cualidades opuestas que constituían su natura¬ Pedro iba evangelizando los judíos en toda
leza, le permitían unir de la^ manera más ex¬ Siria. Llevaba consigo una mujer, como esposa
traña lo docilidad y la altivez, la dependencia y diaeonisa, dando de este modo el primer
con la sumisión, la dureza con la dulzura.
ejemplo del apóstol casado, ejemplo que los
Pablo eligió para pretexto ele su partida la misioneros protestantes debían seguir más tarde.
celebración de la Pascua ele1 año 54. Para dar Juan Marcos aparece siempre como su dis¬
más solemnidad á esta resolución y quitarse la- cípulo, compañero é intérprete, circunstancia
posibilidad ele cambiar de idea, hizo voto ele ce¬ que hace suponer que el primero de los após¬
lebrar esta Pascua en Jerusalén. La manera de toles 110 sabía él griego. Pedro parecía haber
contraer estos votos, era rasurarse la cabeza y adoptado á Juan Marcos y le trataba como á
obligarse á ciertas oraciones igualmente que á hijo. El detalle de las peregrinaciones de Pe¬
la abstinencia del vino durante treinta días dro nos es completamente desconocido. Todo lo
antes de la fiesta. que se ha dicho más tarde es en gran parte fa¬
Pablo se despidió de su Iglesia, se hizo ra¬ buloso. Sabemos solamente que la vida del após-
surar la cabeza en Kenchrios y so embarcó ,tol de la circuncisión fué lo mismo que la del
para Siria. Iba acompañado de Aquila y Pris- apóstol de los gentiles, una serie de pruebas á
cila, que debían detenerse en Efeso, y quizás cual más terribles.
acompañado también de Silas. Se puede creer también cjue el itinerario que
En cuanto á Timoteo, es probable que no se sirve de base á las Acias fabulosas de Pedro,
alejara de Corinto ó de las costas del mar itinerario que conduce al apóstol de Jerusalén
Egeo. Dentro de un año le encontraremos en á Cesárea, de Cesárea, siguiendo lo largo de la
Efeso. En-este punto se detuvo el buque algu¬ costa por Tiro, Sidon, Berito, Byblos, Trípoli
52 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
sión de pescador. Muchos de los hermanos del Esta sociedad de fariseos mal convertidos,
Señor y algunos miembros del Colegio apostó¬ esta reunión, más judía que cristiana, que
lico recorrieron de la misma manera los países vivía al lado del templo conservando las prác¬
vecinos de Judea. Como Pedro (al contrario de ticas de la antigüedad judía, como si Jesús no
los misioneros de la escuela de Pablo), viajaban las hubiera declarado vanas, se hacía comple¬
con sus mujeres y vivían á expensas de las tamente insoportable para Pablo. Lo que más
Iglesias. El oficio que habían ejercido en Ga¬ le irritaba era la oposición que toda esta gente
lilea, no era como el de Pablo, que pudiera hacía á su propaganda. Como los judíos de la
fiarles la subsistencia,
además le habían aban¬
y estricta observancia, los partidarios de San¬
donado desde mucho
tiempo atrás. Las muje¬ tiago no querían que se hicieran prosélitos.
res que les acompañaban y á quienes se llamó Más de una palabra dura se cambió con este
"hermanas", fueron el origen de esas especies motivo, siendo muy verosímil que en uno de
fie diaconisas ó religiosas que vivían bajo la estos momentos fuese cuando Santiago conci¬
dirección de un clérigo, y desempeñaron, en la bió el proyecto de una contramisión encarga¬
historia del celibato eclesiástico, un papel tan da de seguir al apóstol de los gentiles, de con¬
importante. tradecir sus principios y de persuadir á los
Habiendo cesado Pedro de ser el jefe resi¬ convertidos que estaban obligados á circunci¬
dente de la Iglesia de Jerusalén y abrazando darse y á practicar toda la ley.
también' muchos de los miembros del consejo Pablo evitó la explosión, partiendo para An¬
apostólico la vida de. viajes, el primer rango tioquía lo más pronto que le fué posible. Pro¬
de la Iglesia madre fué confiado á Santiago bablemente entonces fué cuando Silas se se¬
que vino á ser el obispo de los hebreos, es decir, paró de él. Era originario de la Iglesia de Je¬
de la parte de los discípulos que hablaban la rusalén, y desde entonces se unió á Pedro. Del
lengua semítica. mismo modo que el redactor de las Actas, pa¬
Esto no le constituía en jefe de la Iglesia rece Silas haber sido un hombre de concilia¬
universal, ni á nadie se le hubiera ocurrido con¬ ción, flotando entre los dos partidos, unido á
cederle semejante título, que ele hecho estaba los dos jefes y verdadero cristiano en el fondo.
repartido entre Pedro y Pablo: pero la presi¬ En Antioquía respiró Pablo libremente. En¬
dencia de la Iglesia de Jerusalén, unida á su contró allí á su antiguo compañero Bernabé,
cualidad de hermano del Señor, daban á San¬ y sin duda ambos experimentaron una gran
tiago una autoridad inmensa, ya que la Iglesia alegría en volverse á ver, puesto que el motivo
ele Jeimsalén era el centro de la unidad. que los iiabía separado no había sido una cues¬
Santiago era un hombre respetable, pero do¬ tión de principio.
tado de un espíritu mezquino. Seguramente Tal vez Pablo encontró también en Antio¬
Jesús le hubiera censurado á haberlo conocido
quía á discípulo Tito,
su que no había formado
tal como se. nos representa. ¿Era el hermano, parte del segundo viaje y que desde entonces
ó solamente el primo hermano de Jesús? Todos debía unirse á él. La relación de los milagros
los testimonios están tan acordes en considerar¬ operados porPablo maravilló á esta Iglesia jo¬
le hei'mano,
que ño hay más remedio que creer¬ ven y activa. Pablo, por su parte, experimentó
lo. Quizás este hermano, no habiéndose con¬ un sentimiento de alegría al ver la ciudad que
vertido hasta después de la muerte de Jesús, liabí^ sido cuna de su apostolado, el sitio donde
poseía la verdadera tradición del maestro me¬ había concebido diez años antes, en compañía
nos que aquellos que, sin ser parientes, le ha¬ de Bernabé, sus inmensos proyectos, aquella
bían tratado y conocido en vida. Iglesia que le había conferido el título de mi¬
No deja de ser extraño que dos criaturas na¬ sionero de los gentiles.
cidas del mismo seno ó de la misma familia,- Un incidente de la más alta gravedad vino
enemigos primero, se reconciliaran después para bien pronto á interrumpir estas dulces efusio¬
piermanecer tan distintos. El solo hermano co¬ nes, haciendo revivir las antiguas divisiones,
nocido de Jesús fué una especie de fariseo, un un momento adormecidas.
.asceta exterior, un devoto rodeado de todas las Mientras Pablo estaba
en
Antioquía, llegó
ridiculeces que Jesús censuraba con tanta se¬ Pedro. En los
primeros momentos todo fué
veridad. alegría y cordialidad, puesto que el apóstol de
Dejando aparte
estas consideraciones, lo los judíos y el de los gentiles se amaban como
cierto es el personaje que se llamaba en
que se aman siempre las naturalezas buenas y
esta época Santiago, "hermano del fuertes cuando encuentran relación
Señor", ó se en unas
Santiago el justo, era en la Iglesia de Jerusa¬ y otras. Pedro comunicaba sin reserva con los
SAN PABLO 53
paganos convertidos, violando abiertamente las Es muy probable que Pedro no le respondie¬
prescripciones judías, y no opuso dificultad ra, puesto que en el fondo era de la misma opi¬
ninguna á comer con ellos. Pero bien pronto se nión que Pablo. Como todos los hombres que
vio turbada esta buena armonía. Santiago ha¬ procuran por medio de inocentes artificios salir
bía ejecutado su fatal proyecto. Algunos her¬ de una dificultad, Pedro no pretendía tener
manos, provistos de cartas de recomendación razón. Quería solamente satisfacer á los unos y
firmadas por él, como jefe de los Doce, él solo, no alejar á los otros, medio
que generalmente
que tenía el derecho de justificar una misión, conduce á indisponer todo el mundo.
Antioquía, se dirigieron liaeia las Iglesias de do. La especie de bajeza que había en atacar á
Galacia. Tiempo hacía que los jerosolimitanos gentes dóciles sin defensa y que no vivían más
conocían la existencia de estas Iglesias, y á que de la confianza de su maestro, le sublevó y
causa de ellas, consecuencia de la contro¬
como no pudo contenerse.
versia de la circuncisión,se reunió el concilio En aquel mismo momento, el vehemente y
llamado de Jerusalén. Santiago había probable¬ audaz apóstol, dictó esta epístola admirable
mente ordenado á sus afiliados que atacaran que puede compararse, salvo el arte de escribir,
este punto importante, que constituía una de á las más bellas de nuestras obras clásicas, y
las bases del poder de Pablo. en la que su impetuosa naturaleza-se ve im¬
Fácil les fuéconseguirlo. Los gálatas eran presa en letras de fuego. El título de apóstol
gentes sumamente sencillas y por lo tanto fáci¬ que había usado hasta entonces' con cierta ti¬
les de seducir. El último que fuera á hablarles midez, lo ostenta, desde este instante, como
en nombre de Jesús, podía estar seguro de una especie de reto para responder á las ne¬
que
obtendría la razón. gaciones de sus adversarios,, y sostener lo que
Los jerosolimitanos consiguieron bien pronto él Cree la verdad.
persuadir á número de ellos de que no
gran "Pablo, apóstol (no por la gracia de los hom¬
eran buenos cristianos, repitiéndoles sin cesar bres ni por la institución humana, sino por la
que debían circuncidarse para observar toda gracia de Jesucristo y de Dios Padre que lo re¬
la ley. Con la pueril vanidad de los judíos fa¬ sucitó de entre los muertos), así como todos los
náticos, presentaban los diputados la circunci¬ hermanos que esicin conmigo, á las Iglesias de
sión como una ventaja corporal, diciendo que Galacia.
no debía considerarse como hombre al que no "Gracia y paz sean con todos vosotros de
disfrutase de privilegio. manos de Dios Padre y de ifuestro señor Jesu¬
La costumbre de ridiculizar á los paganos y cristo,que se entregó por nuestros pecados para
presentarlos como gente inferior,
provocaba librarnos del perverso mundo en que vivimos,
esas extrañas ideas. Dos jerosolimitanos espar¬ según la voluntad de Dios y Padre Nuestro, al
cían al mismo tiempo contra Pablo una por¬ cual sea la gloria por los siglos de los siglos.
ción de invectivas que le denigraban en alto Amén.
grado. Le acusaban de llamarse apóstbl inde¬ "Admírame que tan de ligero os dejéis apar¬
pendiente, siendo así que había recibido su tar de aquél que osllamó á la gracia de Cristo,
misión de Jerusalén, y que se le había visto en para pasar á otro Evangelio: porque 110 hay
distintas ocasiones asistir á la escuela de los otro, sino algunas personas que os quieren per-
Doce en clase ele discípulo. ¿Ir á Jerusalén no 'turbar, y trastornar el Evangelio de Cristo.
era acaso reconocer la
superioridad del colegio "Pero escuchadme bien: Si 'en cualquiera
apostólico? Lo que lo había apren¬
sabía, ocasión alguno, aunque fuese yo, aunque fuera
dido de los apóstoles y aceptado las reglas es¬ un ángel del cielo os evangelizase de distinto
tablecidas por ellos. Este misionero que pre¬ modo que yo lo he hecho, sea anatema. Lo que
tendía dispensarles de la circuncisión, sabía, antes os dije, lo repito ahora. Si alguno os pre¬
cuando le convenía, hacer uso de ella y practi¬ dicase ftfera de lo que habéis recibido, sea ana¬
carla. tema.
Volviendo contra él sus
concesiones, sacaban "Pues yo ¿ahora hago la causa de los hom¬
partido los que le atacaban, de todos los casos bres, ó de Dios1? ¿ó pretendo agradar á* hom¬
en que había hecho uso de las bres '? Si agradase aún á los hombres, no sería
prácticas judías,
ocupándose tal vez en particular de los hechos siervo de Cristo. Porque os hago saber, herma¬
relativos á la circuncisión de Tito y Timoteo. nos, que el Evangelio que yo os he predicado,
Según ellos, nadie más que Pedro y Santiago no es según hombre. Porque yo no lo he riei-
debían ser tenidos por verdaderos apóstoles, por bido, ni aprendido de hombre sino por revela¬
los depositarios de la revelación, y no debía ción de Jesucristo. Porque ya habéis oído de
hablar en nombre de Jesús aquel que no le qué manera vivía
otro tiempo en el judais¬
en
había visto. mo: y con
qué exceso perseguía la Iglesia de
Semejantes razonamientos, perturbaron la Dios, y la destruía. Y aprovechaba en el ju¬
conciencia de los gálatas. Muchos abandonaron daismo más que muchos coetáneos míos de mi"
la doctrina de Pablo, y pasándose á los nuevos nación, siendo en extremo celosos dé las tra¬
doctores, se hacían circuncidar, mientras que diciones de mis padres.
otros permanecían fieles á su primer maestro. "Mas cuando plugo á Aquél, que me desti¬
La división era
honda, y entre ambos parti¬ nó desde el vientre de mi madre,, y me llamó por
dos prodigaban los epítetos más duros. La gracia,
se su para revelar á su hijo por mí, "y á
cólera de Pablo al recibir estas noticias, no fin que yo le predicase entre las gentes; desde
SAN PABLO 55
trometieron á escudriñar nuestra libertad, que "¡ Oh, insensatos gálatas! ¿ Quién os ha im¬
tenemos en Jesucristo, para reducirnos á ser¬ buido para no obedecer á la verdad, vosotros,
vidumbre, á los cuales ni una hora sola quisi¬ ante cuyos ojos ha sido representado Cristo,
mos estar en sujeción para que permanezca en¬ como crucificado en vosotros mismos?
tre vosotros la verdad del Evangelio. "Sólo quiero saber ésto de vosotros: ¿habéis
"Mas de aquéllos que parecían ser algo recibido el espíritu por las obras de la ley, ó
(cuáles hayan sido algún tiempo, nada me toca: por el oído de la fe?
Dios no acepta la apariencia del hombre), á "¿Tan necios sois, que habiendo comenzado
mí, ciertamente, los que parecían ser algo, nada por espíritu, acabéis por carne?
me comunicaron. "¿Tantas cosas habéis sufrido
en vano? Si,
"Mas al contrario, visto había sido en¬
que empero, es en vano; Aquél, pues, que os co¬
comendado á mí el Evangelio,de la incircunci- munica el espíritu y obra virtudes en vosotros,
sión como á Pedro el de la circuncisión. (Por¬ ¿es por las obras de la ley ó por el oído de
que el que obró en Pedro para el apostolado la fe?
de la circuncisión, también obró en mí para "Así como está escrito, Abraham creyó á
con las gentes). Dios, y le fué imputado á justicia.
"Y Santiago, Cephas y Juan, que pa¬
como "Reconoced, pues, que los que son de la fe,
recían las
columnas, conocieron la gracia-
ser los tales son hijos de Abraham.
que se me había dado, nos dieron la diestra á "Mas viendo antes la escritura, que Dios por
Bernabé y á mí en señal de compañía; para la fe
justifica las gentes, anunció primero á
que nosotros fuésemos á los gentiles y ellos á Abraham; en tí serán benditas todas las gentes.
la circuncisión. "Y así los que son de la fe, serán benditos
"Solamente que nos acordásemos de los po¬ con el fiel Abraham.
bres: lo mismo, que también procuré hacer con "Porque todos los que son de las obras de la
esmero. ley están bajo de maldición, porque escrito
"Y cuando vino Chepas á Antioquía, le resis¬ está: Maldito todo el que no permaneciere ,en
tí en
cara, porque merecía reprensión.
su todas las cosas
que están escritas en el libro de
"Por cuanto antes que viniesen algunos de la ley para hacerlas.
parte de Santiago, comía con los gentiles; mas "Y que ninguno en la ley sea justificado de¬
después que vinieron, se retiraba y separaba, lante de Dios, es manifiesto; porque el justo
temiendo á los que eran de la circuncisión. vive de la fe.
"Y los otros judíos consintieron en su disi¬ "Y la ley no es de la fe; mas, quien hiciere
mulación, tal que aun Bernabé fué inducido aquellas cosas, vivirá en ellas.
por ellos en aquella simulación. "Jesucristo nos redimió de la maldición de la
"Mas cuando yo vi que no andaban derecha¬ ley hecho por nosotros maldición; porque está
mente, conforme á la verdad del Evangelio, dije escrito: Maldito todo aquel que es colgado en
á Cephas, delante de todos: Si tú, siendo judío, un madero.
vives como los gentiles y no como los judíos, "Para que la bendición de Abraham fuese
¿cómo obligas á los gentiles á judaizar? comunicada á los gentiles por Jesucristo, á fin
56 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
la sierva y á su hijo, porque no será heredero "Porque si alguno estima ser algo, no siendo
el hijo de la sierva; con el hijo de la libre. nada, él mismo se engaña.
"Y así, hermanos, no somos hijos de la sier¬ "Mas pruebe cada uno su obra, y así él ten¬
drá gloria en sí mismo solamente y no en otro.
va sino de la libre, con cuya libertad Cristo
nos hizo- libres. "Porque cada cual llevará su carga.
"Vosotros corríais bien. ¿Quién os ha impe¬ "Y el que es doctrinado en la palabra, co¬
dido el no obedecer á la verdad? munique en todos los bienes al que le doctrine.
"Esta "No queráis errar, Dios no puede ser bur¬
persuasión no es de aquel que os
llama. lado.
"Un poco de levadura aceda toda la masa. "Porque aquello que sembrare el hombre,
"Yo confío de vosotros en el Señor, que no eso también segará: y así el que siembra en
sentiréis otra cosa; mas el que os inquieta, su carne, de la carne segará corrupción; mas
el que siembra en el espíritu, del espíritu se¬
quien quiera que él sea, llevará sobre sí la con¬
denación. gará vida eterna.
"Yo ciertamente, hermanos, si aún predico "No nos cansemos, pues, de hacer bien: por¬
la circuncisión: ¿A qué fin padezco aún per¬ que á su tiempo segaremos, si no desfallecemos.
secución? Luego se ha acabado el escándalo de "Y así, mientras tenemos tiempo, hagamos
la Cruz. bien á todos, y mayormente á los domésticos
"Ojalá fuesen también cortados los que os de la fe".
inquietan.
"Porque vosotros, hermanos, habéis sido lla¬ Pablo dictó esta epístola toda entera como
mados á libertad: solamente que no déis la li¬ impulsado por un fuego interior.
bertad por ocasión de la carne, mas servios Según su costumbre, escribió de su mano esie
unos á otros por la caridad del espíritu. posteriptum:
"Porque toda la ley se reúne en una pala¬ "Mirad qué carta os he escrito de mi mano.
bra : Amarás á tu prójimo como á tí mismo. Parecía natural que terminase por la salu¬
"Mas si os mordéis y os coméis los unos á tación de costumbre, pero como
que se halla¬
los otros, guardáos no os consumáis los unos á ba muy animado por la idea que íe
dominaba,
los otros. prosigue de esta manera:
"Digo pues: Andacl en espíritu y no cumpli¬ "Porque todos los que quieren agradar en la
réis los deseos de la carne. carne, estos os apremian á que os circunci¬
"Porque la carne codicia contra el espíritu, déis, sólo por 110 padecer ellos la persecución
y el espíritu contra la carne, porque estas co¬ de la cruz de Cristo.
sas son contrarias entre sí, para que no "Porque ni los que circuncidan guardan
hagáis aun
todas las cosas que quisiérais. la ley: sino que quieren que vosotros seáis cir¬
"Y si sois guiados del espíritu, no estáis bajo cuncidados, para gloriarse en vuestra carne.
de la ley. "Mas nunca Dios permita que yo me gloríe
"Mas las obras de la carne están patentes: sino en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo:
como son fornicación, impureza, deshonestida¬ por el cual el mundo me es crucificado á mí, y
des, lujuria, idolatría, hechicería, enemistades, yo al mundo.
contiendas, celos, iras, riñas, discordias, sectas, "Porque en Jesucristo nada vale, ni la cir¬
envidias, homicidios, embriagueces, glotonerías cuncisión ni la incircuncisión, sino la nueva
y otras cosas como éstas, so'ore las cuales os criatura.
denuncio, como ya lo dije, que los que tales "Y todos los que siguieran esta regla, paz
cosas hacen, no alcanzarán el reino de Dios. sobre ellos y misericordia, y sobre el Israel de
"Mas el fruto del espíritu es caridad, gozo, Dios.
paz, paciencia, benignidad, bondad, longani¬ "De aquí adelante nadie me sea molesto:
midad. porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del
"Mansedumbre, fe, modestiá, señor Jesús.
continencia,
castidad. Contra esas cosas no hay ley. "La gracia de Nuestro Señor Jesucristo sea,
"Y los que son de Cristo, crucificaron su hermanos, con nuestro espíritu. Amén".
propia carne con sus vicios y concupiscencias. Pablo mandó inmediatamente esta carta. Si
"Si vivimos por espíritu, andemos también hubiera reflexionado un momento, quizás no
por espíritu. la hubiera enviado.
"No seamos codiciosos de vana- gloria, irri¬ Se ignora por completo á quién fué confiada.
tándonos los unos á los otros, envidiándonos Sin duda Pablo se la entregó á alguno de sus
los unos á los otros. discípulos, á quien dió el encargo de visitar la
"Hermanos, si alguno como hombre, fuere Galacia. La epístola, en efecto, no fué dirigi¬
sorprendido en algún delito, vosotros que sois da á ninguna comunidad en
particular; nin¬
espirituales, amonestadle con espíritu de man¬ guna de estas pequeñas Iglesias de Derbé, Lys-
sedumbre, y tú, considérate á tí mismo, no seas tres, Iconium y Antioquía de Pissidia, eran
también tentado. bastante considerables para servir de metró¬
"Llevad los unos las cargas de los otros, y poli á las demás. Por otra parte, el apóstol no
ae esta manera
cumpliréis la ley de Cristo. dió á los destinatarios instrucción alguna sobre
4
58 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
la manera ele hacer circular la carta; así es, tar los escándalos y censurado por todos, por
que se ignora el efecto que produjo entre los lo mismo que tenía razón?
triunfo será después mayor. son los nuestros. A otros pertenece explicar
Los judíos cristianos desde este momento, no cómo puede ser un
se santo, maltratando al
formarán más que una secta de viejos testa¬ mismo tiempo al viejo Cephas.
rudos, expirando lentamente y debilitándose, No se rebaja Pablo como á la generalidad
para concluir cerca del siglo Y, en los distri¬ de los hombres, cuando se demuestra que algu¬
tos perdidos dé Siria. Pablo quedará casi des¬ nas veces fué apasionado, arrebatado, y pre¬
autorizado; su título de apóstol, negado por ocupado en defenderse y combatir á sus ene¬
sus enemigos, será muy débilmente defendido migos.
por sus amigos. Las Iglesias que más noto¬ ¡ Cuánto tiempo ha sido necesario pai'a llegar
riamente le deben su fundación, querrán haber á ver que ningún dogma ha podido ni podrá
sido fundadas por él y por Pedro al mismo resistir á la caridad! Pablo no era Jesús. ¡ Cuán
tiempo. La Iglesia de Corinto, por ejemplo, lejos estamos de tí, querido maestro! ¿Dónde
realizará las violencias más flagrantes contra está tu dulzura y tu poesía? Tú, á quien una
la historia para demostrar que debía su origen flor encantaba y sumergía en éxtasis, ¿recono¬
á Pedro lo mismo que á Pablo. La conversión ces por tus descípulos á esos disputadores, á
de gentiles pasará por la obra colectiva de los esos hombres aferrados en sus prerrogativas
Doce. Papias, Polycrates, Justino y Hegesippo, que querían que todo fuese para ellos solos?
parece que tienen deseo de suprimir á Pablo y Ellos son hombres, y tú fuiste un dios. ¿ Qué
casi aparentan ignorar su existencia. hubiera sido del cristianismo si no te hubié¬
Solamente cuando la idea de un cánon de ramos conocido más que por las rudas cartas
nuevas escrituras se baya establecido, será cuan¬ del que se llamaba tu apóstol?
do Pablo recobrará su importancia. Sus cartas Felizmente los perfumes de Galilea viven to¬
saldrán de los archivos de las Iglesias para davía en algunas memorias fieles
el discurso y
constituir la base de la teología cristiana, que sobre la montaña está escrito
alguna hoja en
quía, partió para su tercera misión. Tenía de¬ Corinto y Efeso, formaron un pequeño núcleo
seos de visitar sus queridas Iglesias gálatas. de discípulos.
Acababa de entristecerlas con el lenguaje se¬ De este número, sin duda fué Epeneto á
vero de su carta y deseaba atenuar el efecto de quien San Pablo llama las "primicias de Asia
ella con la dulzura de su palabra. en Cristo" y á quien amaba entrañablemente.
Pablo
quería, sobre todo, permanecer en Efe- Otra de las conversiones más importantes ve¬
so, donde no hizo más que tocar la primera rificadas en aquella población, fué la de un ju¬
vez, á fin de constituir un centro de predica¬ dío llamado Apolonius ó
Apolos, originario
ción como en Tesalónica y Corinto. El campo de Alejandría y que debió abordar á Efeso
elegido para esta tercera misión era, con corta poco después de la primera estancia de Pablo
diferencia, el mismo de la segunda. El Asia en dicho punto.
Menor, Macedonia y Grecia eran las provin¬ Apolos había tomado de las escuelas de
cias que Pablo parecía haberse adjudicado. Egipto un profundo conocimiento de la ver¬
Partió de Antioquía acompañado probable¬ sión griega de las escrituras, una manera inge¬
mente de Tito, y siguió el mismo itinerario que niosa de interpretarlas y una elevada elocuen¬
en su segundo viaje, visitando por tercera vez cia. Era una especie de Filón. Llabía tenido
las Iglesias del centro del Asia Menor, que eran ocasión en sus viajes de entrar en relaciones
Derbé, Lystras, Iconium y Antioquía de Pissi- con discípulos del Bautista y había recibido de
dia. Tan luego como llegó á ellas recobró su an¬ ellos el bautismo. Había oído hablar también
tiguo ascendiente. En Derbé, se agregó un nue¬ de Jesús, pero sus nociones respecto al cristia¬
vo discípulo llamado Cayo. nismo eran
incompletas.
Los gálatas eran dóciles pero débiles, y Pablo, Cuando
llegó á Efeso se dirigió á la sinago¬
habituado á expresarse generalmente con un ga, llamando la atención desde los primeros
acento firme y severo, los trataba de un modo momentos su palabra llena de inspiración.
que se reprochaba á sí mismo algunas veces, Aquila y Priscila, le escucharon y llamándole
como demasiado duro. aparte, completaron su doctrina dándole ideas
Los motivos que le habían impedido evan¬ más precisas sobre ciertos puntos, pero no le
gelizar en su segundo viaje toda el Asia pro- rebautizaron en el nombre de Jesús.
consular, no existían ya, y por tanto, apenas Apolos formó alrededor de sí un pequeño
terminada su visita á Galacia, partió Pablo grupo, al cual enseñó su doctrina rectificada
para Efeso.. por Aquila y Priseila, no confiriéndole más que
Era hacia la mitad del estío. Desde Antio¬ el bautismo de Juan Bautista, que era el único
quía de Pissidia el camino más derecho para que conocía. Al cabo de algún tiempo deseó
ir á Efeso debió conducirle á Apamea, Kibo- pasar á Acaya y los hermanos de Efeso le die¬
tos, y desde aquí á Colosos, Laodieea y Hierá- ron una carta de recomendación sumamente
polis, situadas en la cuenca del Lycus. Estas expresiva para los de Corinto.
tres ciudades formaron en algunos años un En estas circunstancias, llegó Pablo á Efeso,
centro activo de propaganda cristiana y Pablo alojándose en casa de Aquila
Priscila, como
y
estuvo en relaciones constantes
ellas. con había hecho en Corinto,
asociándose nueva¬
y
Ya hemos dicho en varias ocasiones que el mente con ellos, púsose á trabajar en su tienda.
cristianismo encontró sus más fuertes razones Pablo no estaba aquí como en sus primeras
de ser en esas ciudades vulgares, si podemos misiones en presencia de una sinagoga igno¬
expresarnos así, que el imperio romano había rante respecto al
nuevo misterio y á la cual se
multiplicado colocándolas fuera de las nacio¬ trataba de conquistar. Tenía delante de sí una
nalidades, extrañas al amor de la patria y don¬ Iglesia que se había formado de la manera más
de todas las religiones y todas las razas se da¬ original y espontánea con la ayuda de dos
ban la mano. Efeso era, con Alejandría, An¬ honrados mercaderes judíos y de un doctor
tioquía y Corinto, el tipo de las ciudades de¬ extranjero que no era más que medio cris¬
este género. Puede juzgárselas por lo que son tiano.
en nuestros días las grandes ciudades levanti¬ El grupo de Apolos estaba compuesto de
nas. - unos doce miembros. Pablo habló con ellos
y
En otro tiempo, como hoy, los judíos tenían se convenció de que todavía faltaba algo á su
estas ciudades mixtas terreño fe, particularmente lo que se refería al Espíritu
en su
designado,
con corta diferencia, el mismo que hoy poseen Santo.
ai Smirna y Salónica. Pablocompletó su instrucción, los bautizó
Efeso, en particular, poseía una judería muy en el nombre de Jesús, y les impuso las manos.
numerosa. La población pagana era sumamen¬ El Espíritu descendió sobre ellos, y al punto
te fanática, como sucede en todas las ciudades "hablaron todas las lenguas" y profetizaron
que son centros de peregrinación y de famosos como buenos cristianos. El
apóstol trató de en¬
cultos. Efeso había sido ya iluminada por el sanchar este pequeño círculo de creyentes.
cristianismo cuando Pablo fué á visitarlo. .
Según su costumbre, predicó en la sinagoga
Aquila y Priscila, que habían permanecido por espacio de tres meses, obteniendo poco
en esta ciudad y á quienes estaba reservado fi¬ éxito. Es verdad que no se amotinaron las gen¬
gurar en el régimen de las Iglesias de Roma, tes contra él, ni se recurrió á las armas emplea-
GO NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
das en otras ocasiones; pero su doctrina fué tamos libres de una porción de errores de
que
él participaba y á pesar de todo nuestro ta¬
acogida con frialdad ó desprecio.
Entonces renunció á la sinagoga y reunió á lento, y á pesar de nuestro poder, es bien se¬
sus discípulos en un sitio público de una de esas guro que no haríamos ni la milésima parte dé¬
schólce ó ábsides semicirculares tan numerosas lo que él hizo.
en las ciudades antiguas y que servían para la Unicamente cuando la humanidad entera se
conversación y la enseñanza libre. Puede ser halle instruida y haya llegado á cierto grada
de filosofía positiva, será cuando las cosas hu¬
también, que se tratara de la sala privada de
se realizarán por medio de la razón. No-
un personaje, de un gramático llamado Tyran- manas
producir episodios más extraños. Pablo pasa¬ pecto á Pablo síntomas alarmantes. Una vezr
ba por ejercer una gran influencia sobre los en particular, Pablo corrió un peligro tan.
demonios, y parece que algunos exoreistas ju¬ grande, que él mismo compara su posición en
díos quisieron exorcizar en el nombre de Jesús, este día á la de un hombre expuesto á las fie¬
como lo hacía Pablo. ras. Tal vez este incidente ocurriera en el tea¬
Referíase la desventura de uno de estos char¬ tro, lo que daría á esta expresión toda su exac¬
latanes, que pretendían ser discípulos ó hijos titud. Aquila y PriseUa jugaron su cabeza en
de un sacerdote llamado Skevas, el cual
gran esta circunstancia para salvarle la vida, Pero-
el apóstol lo olvidaba todo y no
queriendo arrojar á uu diablo por medio de la pensaba en el
susodicha fórmula, prorrumpió el poseído en peligro propio, con tal que la palabra de Dios
injurias contra él y pasando á vías de hecho fructificase.
le destrozó las ropas y le aporreó. Toda la parte occidental del Asia Menor,,
La pobreza de inteligencia era tal, que mu¬ sobre todo los lagos del Meandro y del Hermús-
chos judíos y paganos creyeron en Jesús por se cubrieron de Iglesias, de las
que indudable¬
una razón semejante,. Estas conversiones se ve¬ mente Pablo de una manera más ó menos di¬
rificaron entre personas que eran aficionadas á recta, fué el fundador. Smirna, Pérgamo, Thya-
la magia. tiros, Sardes, Filadelfia, y probablemente Tra-
Sorprendidos
por la superioridad de las fór¬ lles, recibieron igualmente la fe nueva. Estas-
mulas de Pablo, los partidarios de las ciencias ciudades poseían colonias judías de importan¬
«cultas le confiaban sus prácticas, y muchos de cia. La pureza de costumbres y la. pureza dé¬
ellos le llevaron sus libros de magia quemándo¬ la vida de provincia en el seno de un hermoso*
los en su presencia, calculándose en cincuenta y rico país muerto á la vida política, y paci¬
núl dracmas de plata, el importe de los Ephe- ficado hasta el servilismo, habían preparado
sta ym¡a mala quemados de esta suerte. perfectamente las almas para las alegrías de
¡Separemos, los ojos de estas tristes escenas. ana vida pura.
Todo lo que hacen las masas populares igno¬ La molicie ele las costumbres jónicas, tan
rantes, está lleno de rasgos desagradables. La contraria á la independencia nacional, era muy
ilusión, la quimeralas condiciones de las
son favorable al desenvolvimiento de las cuestio¬
creadas nes morales
grandes cosas el pueblo. Unicamen¬
por y sociales. Estas buenas poblacio¬
te la obra de los sabios es pura, peto éstos son nes, sin espíritu guerrero, afeminadas, si así
en muchas cosas impotentes. podemos expresarnos, eran naturalmente cris¬
Nosotros poseemos ana fisiología y una me¬ tianas. La vida doméstica, era el todo para ellos»
dicina muy superiores á la de, San Pablo. Es¬ La costumbre de vivir al aire libre y especial-
SAN PABLO 61
mente las mujeres, á la puerta de la calle, en Los catequistas iban todas partes. Los
por
clima delicioso,
un
había desarrollado una gran acogían como tesoros y se disputaban el cuida¬
-sociabilidad. do de atender á su subsistencia. ¿La predica¬
El Asia con sus asiarcas, presidentes de jue¬ ción de Pablo y de sus discípulos llegó á la gran
de espectáculos, se asemejaba á una socie¬
gos y Frigia, á la región de Branes, de Synndes, de
dad de recreo, á una asociación de diversiones Cotila y de Docimiaf Ya hemos visto que en
y fiestas. La población cristiana, aun en el día, sus primeros viajes, que Pablo
predicó en Frigia
está llena de alegría y de encanto. El Asia, por Parorea; que en el segundo viaje atravesó sin
esta razón, era la segunda provincia del reino predicar la Frigia Epicteta y que en el tercero
-de Dios. Las ciudades de este país, aparte de cruzó á Apamea Kibotos y la Frigia llamada
los monumentos, diferían muy poco de las de más tarde Pacaciana.
nuestros días. Gran número de cristianos de Efeso y Roma,
La Jonia del
primer siglo estaba sumamen¬ procedían de Frigia. Los nombres que se en¬
te poblada, llena de ciudades y aldeas. Las des- cuentran en los monumentos de la
Frigia, son
;gracias de las guerras civiles se habían olvidado los nombres cristianos, los nombres especiales
por completo. Poderosas asociaciones ele obre¬ de la edad apostólica.
ros, análogas á las de Italia y Francia en la El Ponto y Capadocia oyeron por este mis¬
Edad Media, nombraban sus dignatarios, alza¬ mo tiempo el nombre de Jesús. El cristianismo,
ban monumentos públicos, erigían estatuas, ha¬ semejante á un voraz incendio, abrasó toda el
cían trabajos de utilidad pública, fundaban so¬ Asia Menor. Muy probable es que los judíos
ciedades caritativas y manifestaban por todas cristianos trabajasen también por su parte pro¬
partes la prosperidad, el bienestar y la activi¬ curando esparcir el Evangelio.
dad moral. Un rico distrito de la Frigia meri¬ Juan, que pertenecía á este partido, fué re¬
dional, el pequeño lago de Lycus, tributario del cibido en Asia como un apóstol de autoridad
Meandro, vió formarse centros cristianos exu¬ superior á la de Pablo. El Apocalipsis dirigido
berantes de vida y animación. Tres ciudades ve¬ el año 68 á las Iglesias de Smirna, Pérgamo,
cinas, Colosos, Laodicea del Lycus y Hierápo- Thyatiros, Sardes, Filadelfia y Laodicea del
lis.eran las principales. Colosos, que en otro Lycus, parece hecho por judíos cristianos.
tiempo había tenido gran importancia y que en¬ En Asia, como en Corinto, la memoria de
tonces se encontraba decaída, era una pobla¬ Pablo después de su muerte parece haber su¬
ción que había permanecido fiel á las antiguas frido por espacio de cien años una especie de
•
costumbres, sin tratar nunca de renovarlas. eclipse. Las mismas Iglesias que había funda¬
Hierápolis Laodicea, do le abandonan hombre
y por el contrario, habían como un
comprome¬
llegado á ser por efecto de la dominación ro¬ tedor, renegando completamente de él en el se¬
mana, poblaciones muy consideradas. gundo siglo.
El evangelista de estas regiones fué Epa- Esta reacción debió ocurrir poco tiempo des¬
phroditas Epafras de Colosos, hombre suma¬ pués de la muerte del apóstol. Los capítulos
mente celoso, amigo y colaborador de Pablo. segundo y tercero del Apocalipsis son un grito
El apóstol no había hecho más de odio contra Pablo y sus amigos.
que pasar por
el valle del Lycus y no volvió nunca; Si Pablo fué él solo misionero del Asia, no
pero es¬
tas Iglesias, compuestas sobre todo de paganos se concibe que poco
tiempo después de su muer¬
convertidos, estaban completamente sometidas te, presentados como en mino¬
sus secuaces sean
~á su obediencia, ejerciendo Epafras sobre las ría en las Iglesias de este país. No se concibe,
tres ciudades una especie de episcopado. sobre todo, que la Iglesia de Efeso, de quien
Nym-
phodoro ó Nimplias, que reunía en Laodicea Pablo fué el principal fundador, le calificara
con, un apodo
una
Iglesia en su casa; el rico y caritativo Phi- indigno.
lemón que en Colosos presidía otra reunión de Pablo, en general, no trabajaba sobre el te¬
'
Durante los tres ó cuatro años transcurridos Efeso, donde encontró á Pablo, teniendo con él
desde partida del puerto de Kénerios, tur¬
su una porción de entrevistas y trabando relacio¬
mujeres, en otras partes tan sumisas, eran au¬ ra encolerizado contra tanta debilidad y lige¬
daces aquí, reclamando su igualdad con los reza. Como había fijado ya su partida para des¬
hombres. Querían rogar en voz alta y profeti¬ pués de Pentecostés, y además quería pasar por
zar en la Iglesia, y todo esto sin velo, destren¬ Macedonia, no podía encontrarse en Corinto
zados sus largos cabellos, haciendo testigo á la antes de tres meses.
que daban lugar á los mayores abusos. Las completamente desconocido hasta entonces, lla¬
francachelas que seguían á los sacrificios paga¬ mado Sosthenes, y por una atención delicadísi¬
nos se reproducían entre los cristianos. En lu¬ ma quiso que el nombre de este discípulo figu¬
gar de hacerse la comida en general, cada uno rase en la suscripción de la carta al lado del
comía la parte que había llevado, saliendo los suyo. El documento en cuestión, da principio
unos completamente ebrios, mientras los otros por un llamamiento á la concordia y por una
se alejaban con hambre. Los pobres estaban apología de su predicación, hecha bajo aparien¬
avergonzados; los ricos parecían insultar con cia de humildad.
su abundancia á los que nada tenían. "Ydigo esto, porque cada uno de vosotros
El estado de la Iglesia era también bastante dice: Yo, en verdad, soy de Pablo, y yo de Apo¬
malo. Cuatro años habían sido suficientes para lo; pues yo de Cephas y yo de Cristo.
arrebatar una gran parte de su virtud á la obra "¿Está dividido Cristo? ¿Por ventura Pablo
de Jesús. Es verdad que existían algunas fa¬ fué crucificado por vosotros? ¿O habéis sido
milias todavía edificantes, en particular la de bautizados en el nombre de Pablo?
Stephanas, toda ella consagrada al servicio de "Gracias á Dios porque no he bautizado á
la Iglesia, siendo un modelo de actividad evan¬ ninguno de vosotros, sino á Crispo y á Cayo.
gélica, pero las condiciones de la sociedad cris¬ "Para que ninguno diga que en mi nombre
tiana habían cambiado mucho. habéis sido bautizados.
Semejantes noticias, al ser recibidas por "Y también bauticé la familia de Stéphano;
Pablo, fueron otros tantos golpes que le llena¬ y no sé si he bautizado á algún otro.
ron de tristeza. "Porque no me envió Cristo á bautizar, sino
Los primeros rumores mencionaban sólo al¬ á predicar el Evangelio; no en sabiduría de pa¬
gunas faltas contra las costumbres, y escribió labra, para que no sea hecha vana la cruz de
con este objeto una carta que no conocemos, Cristo.
prohibiendo á los fieles toda clase de relacio¬ "Porque la palabra de la cruz, en verdad lo¬
con aquellas personas cuya vida no era
nes cura es para los que parecen, más para los que
bastante pura; pero los mal intencionados die¬ se salvan, esto es para nosotros, es virtud de
ron una torcida Dios.
interpretación á esta orden, y
Pablo se vió obligado á dar explicaciones sobre "Porque escrito está: Destruiré la sabiduría
ello. de los sabios y desecharé la prudencia de los
Probablemente en el mes de Abril y por me¬ prudentes.
dio de algunos fieles á quienes él llama las "¿En dónde está el sabio? ¿En dónde el es¬
"gentes de Chloé", supo las divisiones que agi¬ criba? ¿En dónde el escudriñador de este siglo?
taban á la Iglesia. Precisamente en estos mo¬ ¿No hizo Dios loco el saber de este mundo?
mentos pensaba abandonar á Efeso, y envió á "Y así, por cuanto en la sabiduría de Dios
Grecia delante de él con poderes iguales á Jos no conoció el mundo á Dios por la sabiduría,
suyos, á su discípulo Timoteo acompañado de quiso Dios hacer salvos á los que creyesen en
muchos hermanos, yendo entre éstos un tal él por la locura de la predicación.
Erasto, distinto del tesorero de la ciudad de "Puesto que los judíos piden milagros, y los
Corinto que tenía el mismo nombre. Poco tiem¬ griegos buscan sabiduría.
po después del mensaje de Chloé, y antes de "Mas nosotros predicamos á Cristo crucifica¬
que Timoteo y sus compañeros hubiesen llega¬ do, que es escándalo para los judíos, y locura
do á Coiúnto, nuevos mensajeros de esta ciu¬ para los gentiles.
dad llegaron en busca de Pablo. Eran el diᬠ"Mas para los que han sido llamados, tanto
cono Stephanas, Fortunato y Acaico. judíos, como griegos, predicamos'á Cristo, vir¬
Los enviados eran portadores de una carta tud de Dios y sabiduría de Dios.
en la cual se
pedían explicaciones al apóstol de "Pues lo que parece loco en Dios, es más sa¬
su epístola anterior bio que los hombres, y lo que parece más flaco
y soluciones para, diversos
casos de conciencia, referentes al matrimonio, en Dios es más fuerte en los hombres.
á las viandas sacrificadas á los ídolos, á los "Yasí, hermanos, ved vuestra vocación, que
ejercicios espirituales, y á los dones del Espí¬ no sois muchos sabios según la carne, no mu¬
ritu Santo. Los tres diputados añadieron de chos poderosos, no muchos nobles.
viva voz curiosos y tristísimos detalles respec¬ "Mas las locas del mundo
cosas
escogió Dios
to á los abusos que se habían introducido. confundir á los sabios, y las
para cosas flacas
Inmenso fué el dolor del apóstol, y, sin los del mundo escogió Dios para confundir á los
consuelos de los piadosos mensajeros, se hubie¬ fuertes.
64 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
"Y las cosas viles y despreciables del mundo, tonces no podíais, ni aun ahora podéis, porque
escogió Dios, y aquellas que no son, para des¬ todavía sois carnales.
truir las que son. "Pues habiendo entre vosotros envidia y con¬
"Y para que ningún hombre se jacte delante tienda, ¿no es así que sois carnales y andáis
de él. según el hombre?
"Y por el mismo sois vosotros en Jesucristo, "Porque diciendo el uno: Yo ciertamente
el cual no ha sido liecho joor Dios sabiduría, y soy de Pablo, y el ofiro, yo de Apolo: ¿no es
justificación, redención.
y claro que sois aún hombres? Pero, ¿qué es
"Para que como está escrito: El que se gloría, Apolo? ó ¿qué Pablo? es
gloríese en el Señor. "Ministros de
aquel en quien creísteis, y se¬
"Y yo, hermanos, cuando vine á vosotros, no gún que el Señor dió á cada uno.
vine con sublimidad de palabra, ni de sabidu¬ "Yo planté, Apolo regó; mas Dios es el que
ría, á anunciaros el testimonio de Cristo. ha dado el crecimiento.
"Porque yo no he creído saber algo entre "Y así, ni el que planta es algo, ni el que
vosotros, sino á Jesucristo, y éste crucificado. liega; sino Dios que da el crecimiento.
"Y yo estuve entre vosotros con pusilanimi- "Y el que planta y el que riega son una mis¬
dad, temor mucho temblor.
y ma cosa. Mas cada uno recibirá su propio ga¬
"Y mi conversación y mi predicación no fué lardón, según su trabajo. Porque somos coad¬
en palabras persuasivas de humano saber, sino jutores de Dios; labranza de Dios sois, edificio
en demostración de espíritu y de de Dios sois.
virtud: Para
que vuestra fe no consistiese en sabiduría de "Según la gracia de Dios que se me ha dado,
hombres, sino en virtud de Dios. eché cimiento como sabio arquitecto, mas
el
"Esto no obstante, entre los perfectos habla¬ otro edifica sobre él. Pero mire cada uno cómo
mos sabiduría, mas no sabiduría de este siglo, edifica sobre él.
ni de los príncipes de este siglo, que son des¬ "Porque nadie puede poner otro cimiento
truidos : Sino que hablamos sabiduría de Dios que el que ha sido puesto, que es Jesucristo.
en misterio la que está encubierta, la que "Y si alguno sobre este fundamento pone
Dios
predestinó antes de los siglos para nuestra oro, plata, piedras preciosas, madera, heno,
gloria. paja, manifiesta será la obra de cada uno, por¬
"La que no conoció ninguno de los prínci¬ que el día del Señor la demostrará, por cuan¬
pes de este siglo, porque si la hubieran cono¬ to fuego será descubierta: y cual sea la
en
cido, nunca hubieran crucificado al .Señor de la obra de cada uno, el fuego lo probará.
gloria. "Si permaneciere la obra del que labró enci¬
"Antes como está escrito: que ojo no vió, ni ma, recibirá galardón.
oreja oyó, ni en corazón de hombre subió lo "Si la obra de alguno se quemare, será per¬
que preparó Dios para aquellos que le aman. dida y él será salvo: mas así como por fuego.
"Mas Dios no lo reveló á nosotros por su es¬ "¿Ño sabéis que sois templo de Dios, y que
píritu, el espíritu lo escudriña todo, aun
porque el Espíritu de Dios mora en vosotros?
las profundidades de Dios. "Si ..alguno violare el templo de Dios, Dios
"Porque, ¿quién de los hombres sabe las le destruirá; porque el templo de Dios, que
cosas del hombre sino el sois vosotros, santo es.
espíritu del hombre,
que está en él? Así tampoco nadie conoció las "Ninguno engañe á sí mismo; si alguno
se
cosas de Dios, sino el espíritu de Dios. entre vosotros tiene por sabio en este mun¬
se
"Y nosotros no hemos recibido el espíritu de do", hágase necio para que sea sabio.
este mundo, sino el espíritu que es "Porque la sabiduría en esté mundo es lo¬
de Dios,
para que conozcamos las cosas que Dios nos ha cura delante de Dios; por cuanto escrito está:
"Ya estáis
hartos, ya estáis ricos: sin nos¬
otros reináis: yplegne á Dios que reinéis, para
que nosotros reinemos también en vosotros.
"Poi'que entiendo que Dios nos ha puesto por
los últimos de los apóstoles, como sentenciados
á muerte; porque somos hechos espectáculo al
mundo y á los ángeles y á los hombres.
siere: y examinaré, no las palabras de los que hay entre vosotros algún hombre sabio que pue¬
así andan hinchados, sino la virtud. da juzgar entre sus hermanos?
"Porque el reino de Dios no está en pala¬ Si no que el hermano trae pleito con el her¬
bras, sino en virtud. mano, y esto en el tribunal de los fieles.
"¿Qué queréis? ¿iré á vosotros con vara, ó De manera que cierto hay ya culpa en vos¬
con caridad y con espíritu de mansedumbre?" otros en traer pleitos los unos con los otros.
Hecha esta apología general de la manera ¿Por qué no sufrís antes la injuria? ¿Por qué
tan magistral que nuestros lectores han visto, no toleráis antes el daño?
el apóstol entra de lleno en cada uno de los Mas vosotros sois los que injuriáis y dañáis,
abusos que le habían indicado y en cada una y esto á los hermanos."
de las cuestiones que se le propusieron, y á las La regla de las relaciones naturales del hom¬
cuales había de dar solución. bre y de la mujer, difi¬
entrañaba las mayores
Para el incestuoso, según fácilmente puede cultades. Esta era la
preocupación
constante
juzgarse por lo que continúa, es excesivamen¬ del apóstol cuando escribía á los corintios. La
te severo. frialdad de Pablo, da á su moral algo de sen¬
"Por cosa cierta
dice que hay entre vos¬
se satez monástica. La atracción sexual, es á sus
otros fornicación, tal fornicación, cual ni
y ojos una desgracia, una vergüenza, y ya que
aún entre los gentiles: tanto que alguno abusa no se la puede suprimir, cree necesario regula¬
lo que es honesto, y que os dé facultad de orar "No taparás la boca al buey que trilla" ¿acaso
al Señor sin estorbo." tiene Dios cuidado de losbueyes?
La exaltación religiosa produjo siempre se¬ ¿Y qué no dice ésto por nosotros? Sí, cierta¬
mejantes sentimientos. mente, por nosotros están escritas estas cosas.
El judaismo ortodoxo que se mostraba opues¬ Porque el que ara debe arar con esperanza: y el
to al celibato, y que erigía el matrimonio en que trilla, con esperanza de percibir sus frutos.
deber, tuvo también doctores que razonaron Si nosotros os sembramos las cosas espiritua¬
como Pablo. les, ¿es gran cosa si recogemos las carnales
"¿Por qué me he de casar — decía Rabbi que pertenecen á vosotros?
Ben-Azai — cuando estoy enamorado de
la ley? Si otros participan de esta potestad sobre
El mundo puede continuarse por otros." vosotros.
Más tarde, según parece, Pablo cambió de ¿Por qué no más bien nosotros? Mas no he¬
opinión yla unión del hombre y de la
vió en mos hecho uso de esta facultad: antes todo lo
mujer el símbolo de la unión de Cristo con la sufrimos, por no poner algún estorbo al Evan¬
Iglesia, poniendo como ley suprema del matri¬ gelio de Cristo.
monio el amor por parte del hombre, y la su¬ ¿No sabéis que los que trabajan en el san¬
misión por la de la mujer, recordando la ad¬ tuario, comen de lo que es del santuario: y que
mirable página del Génesis, donde la misterio¬ los que sirven al altar, participan juntamente
sa atracción de los dos sexos está explicada por del altar?
una fábula filosófica. Así también el Señor ordenó que los que
La cuestión de las viandas procedentes de los anuncian el Evangelio vivan del Evangelio.
sacrificios paganos está resuelta por San Pablo Pero yo nada de esto he usado. Ni tampoco
con un buen sentido admirable. Algunos fieles, he escrito esto para que se haga asi conmigo;
por efecto de sus relaciones de familia, toma¬ porque tengo por mejor morir, antes que nin¬
ban parte en los festines que seguían á los sa¬ guno me haga perder esta gloria.
crificios verificados en los templos. Pablo cen¬ Porque si predico el Evangelio, no tengo de
suró esta costumbre. qué gloriarme; porque me es impuesta obliga¬
Los dioses de las naciones son demonios; -par- ción pues ¡ ay de mí, si yo no evangelizare!
:
ticipar de sus sacrificios, es mantener comercio Por lo cual si lo hago de voluntad, tendré
con estos demonios. No se puede participar á premio; mas si por fuerza la dispensación me
la vez de la mesa del Señor y de la de los de¬ ha sido encargada.
monios. Los festines que se hacen en las casas ¿Cuál, pues, es mi galardón? que predican¬
no tienen la misma consecuencia. No se debe do el Evangelio, dispense yo el Evangelio sin
ni reusar asistir á ellos, ni inquietarse por la causar gasto, abusar de mi potestad
para no
procedencia de las viandas. en el Evangelio,lo cual siendo libre para
por
En general, debe evitarse todo aquello que con todos, me he hecho siervo de todos, para
puede ser un escollo para el judío, el pagano ganar mucho más.
y el cristiano; subordinar en la práctica su li¬ Y me he hecho para los judíos como judío,
bertad á la de otro por mantener el propio para ganar á los judíos.
derecho procurando siempre complacer á todo A los que están bajo de ley, como si yo es¬
el mundo. tuviera bajo la ley (no estando bajo' la ley),
"¿No soy yo libre? ¿No soy apóstol? ¿No he por ganar aquellos que estaban bajo la ley; y
visto á Jesucristo Señor nuestro? ¿No sois á los que estaban sin ley, como si yo estuviera
vosotros obra mía en el Señor? sin ley (aunque no estaba sin la ley de Dios
Y aunque para los otros no fuera apóstol, antes estando en la ley de Cristo), por ganar
para vosotros ciertamente lo soy: porque vos¬ á los que estaban sin ley.
otros sois el sello de mi apostolado en el Señor. Me he hecho enfermo con los enfermos, por
Esta es mi defensa para con aquellos que ganar á los enfermos. Me he hecho todo para
me
pregunten. todos y salvar á todos.
¿Acaso no tenemos potestad de comer y de Y todo lo hago por el Evangelio, para ha¬
beber? ¿Por ventura no tenemos potestad para cerme participante de él.
llevar por todas partes una mujer hermana, ¿No sabéis que los que corren en el estadio,
así como los otros apóstoles, y hermanos del Se¬ todos, en verdad, corren, mas uno solo lleva la
ñor; y Cephas? joya?
¿O yo solo y Bernabé no tenemos potestad Corred- de tal manera que la alcancéis.
geles, porque se les supone presentes al servi¬ Sin duda iguales, en dignidad, pero
no son
cio divino, y susceptibles, por lo tanto, de ser precisamente los miembros más débiles son los
tentados por la vista de la cabellera de las mu¬ más necesarios. Dios ha querido establecer una
jeres, ó distraídos, al menos en su misión, que compensación por medio de la cual no pudo
■es la de llevar ante Dios los ruegos de los santos. haber celos ni envidia en el cuerpo. Si un miem¬
"La cabeza del hombre Cristo; la de la es bro sufre, sufren todos; si gloria tiene, parti¬
mujer es el hombre; la de Cristo es Dios. El cipan de ella los demás.
hombre no debe cubrir su cabeza, porque es la Inspirado por un espíritu verdaderamente
imagen y la gloria de Dios, pero la mujer es profético, Pablo escribió entonces esta página
la gloria del hombre.1' admirable, la sola de toda la literatura cristia¬
Las observaciones relativas al convite del Se¬ na que puede ser comparada á los discursos de
bebiéreis este cáliz, anunciaréis la muerte del "No es ambiciosa, 110 busca sus provechos, no
"Señor hasta que venga. se mueve á ira, 110 piensa mal.
"De manera que el que comiere este pan ó "No se goza de la iniquidad, mas se goza de
bebiere el cáliz del Señor la verdad.
indignamente, será
reo del cuerpo y de la sangre del Señor. "Todo lo
sobrelleva, todo lo cree, todo lo es¬
"Por lo tanto, pruébese el hombre á sí mismo: liera,todo lo soporta.
y así coma de aquel beba del cáliz.
pan y "La caridad nunca fenece; aunque se hayan
"Porque el que come y bebe indignamente, de acabar las profecías, y cesar las lenguas, y
come y bebe su propio juicio, no haciendo dis¬ ser destruida la ciencia.
cernimiento del cuerpo del Señor." "Porque en parte conocemos y en parte pro¬
El apóstol traza en seguida las teorías de las fetizamos.
manifestaciones del espíritu. "Mas cuando viniere lo que es perfecto, aboli¬
Bajo los nombres mal definidos de dones, ser¬ do será lo que es en parte.
vicios y poderes, califica trece categorías, cons¬ "Cuando yo era niño, hablaba como niño, sen¬
tituyendo toda la jerarquía y formas de la ac¬ tía como niño, pensaba como niño. Mas cuando
tividad sobrenatural. Tres funciones están de¬ fui ya hombre hecho, di de mano á las cosas de
signadas con gran precisión, y subordinadas niño.
la una á la otra; la función de apóstol, la de "Ahora vemos cqmo por espejo en obscuridad;
profeta y la de doctor. mas entonces cara á cara. Ahora conozco en
Después vienen los dones, los servicios ó los parte: mas entonces conoceré como soy cono¬
poderes que, sin conferir un carácter perma¬ cido.
nente tan elevado, sirven á las perpetuas ma¬ "Y ahora permanecen estas tres cosas, la fe,
nifestaciones del espíritu. la esperanza, y la caridad. Mas de éstas la ma¬
Estas son la palabra de sabiduría, la de cien¬ yor es la caridad".
cia, la de fe, el don de curación, el de hacer Versado en la psicología experimental, Pablo
.milagros, el discernimiento, el de lenguas, el hubiera ido un poco más lejos, hubiera dicho
SAN PABLO 60
del don de lenguas, sin rechazar absolutamente como también lo dice la ley.
la glosolalia, y hace algunas reflexiones equi¬ "Y siquieren aprender alguna cosa, pregun¬
valentes á una censura. ten en á sus maridos. Porque indecente
casa
La profecía sirve para la edificación y" el cosa es á una mujer hablar en la Iglesia.
consuelo de todos. La glosolalia, necesita ser "¿ Por ventura la palabra de Dios salió de
interpretada por otros fieles cuando están dota¬ vosotros ? ¿ O ha llegado sola á vosotros ?
dos para poderla hacer. "Si alguno se tiene por profeta, ó por espiri¬
Es más: la glosolalia en sí es estéril. Con ella tual, conozca que las cosas que os escribo, son
la inteligencia permanece sin fruto. Se verifica mandamientos del Señor.
la oración hasta sin tomar parte en ella el "Y quien no conociere, no será conocido.
que ora. "Yasí, hermanos, codiciad el profetizar: y na
"Mas si bendijere con el espíritu: el que vedéis el hablar lenguas.
ocupa lugar del simple pueblo, ¿cómo dirá, "Mas todo se haga con decencia y orden".
Amén, sobre tu bendición? puesto que no en¬ El dogma fundamental de la Iglesia primi¬
tiende lo que tú dices. tiva, la resurrección y el próximo fin del mundo,-
"Verdad es, aue tú das bien las gracias: mas ocupan también un gran lugar. El apóstol hace
el otro no es edificado. ocho nueVe repeticiones diferentes.
"Gracias
doy á mi Dios, porque hablo en len¬ La renovación se hará por el fuego; los san¬
gua de todos vosotros. tos y los ángeles serán jueces del mundo; la
"Y más bien quiero hablar -en la Iglesia cinco resurrección que de todos los dogmas cristia¬
palabras de mi inteligencia, y para instruir nos era el más repugnante para el espíritu
también á los otros, que 110 diez mil palabras griego, es objeto ele una atención particular.
en lengua. Pablo, con la mayor inocencia, nos dice que si
"Hermanos, 110 seáis niños en el sentido, más él hubiera vivido sin contar con la resurrección,
sed pequeñitos en la malicia: y sed perfectos habría llevado la vida de un honrado aldeano
en el sentido. sólo preocupado con sus vulgares placeres.
"En la
ley está escrito: Que en otras lenguas, Algunos sabios de primer orden, como Marco
y en otros labios hablaré á este pueblo: y ni Aurelio y Spinoza, han ido más lejos, pues
aun así me oirán, dice el Señor. han practicado la mayor virtud sin esperanza
"Y así lenguas son para señal, no á los fieles, de recompensa: pero la multitud no es tan he¬
sino á los infieles: mas las profecías no á los roica.
infieles sino á los fieles. Ha sido necesario una generación de hom¬
"Pues si toda la Iglesia se congregare en una, bres persuadidos de que no morirían nunca;
y todos hablasen lenguas diversas, entrando ha sido necesario el atractivo de una gran re¬
entonces idiotas ó infieles: ¿no dirán que estáis compensa inmediata para conseguir del hom¬
fuera de juicio? bre esa suma enorme de abnegación y sacrificio
"Pero si todosprofetizaren, y entrare algún que ha fundado el cristianismo.
infiel, ó idiota, de todos será convencido, de La gran quimera del próximo reino de Dios,
todos será juzgado. Las cosas ocultas de su ha sido de esta suerte la idea madre y creado¬
corazón se harán manifiestas: Y así postrado ra de la nueva religión.
sobre el rostro, adorará á Dios, declarando, que Bien pronto asistiremos á las transformacio¬
Dios verdaderamente está en vosotros. ¿Pues nes que la necesidad de las cosas hará sufrir á
qué hay, hermanos? cuando os congregáis, cada esta creencia. Por los años 54 á 58 había llega¬
uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, do á su mayor grado de intensidad. Todas las
tiene revelación, tiene lengua, tiene interpreta¬ cartas de Pablo escritas por este tiempo, están,
ción : hágase todo para edificación. por decirlo así, impregnadas de ellas.
"Si alguno hablare en lengua, sea por dos, la Las dos palabras sirias Maran, Atha "el Se¬
más por tres, y esto á veces, y que uno inter¬ ñor á venir" eran la expresión de reconoci¬
va
sin este apreciadle compañero, cuya presencia son partícipes de los santos de Judea en el
era
para él una especie de necesidad. orden espiritual, nada más natural que les co¬
Pablo instó vivamente áApolo que se uniera rrespondan con sus bienes carnales". Además,
áStephanas y volvieran á Corinto; pero Apolo los judíos de todas partes tenían de muy anti¬
prefirió aplazar su salida. Desde este momen¬ guo la costumbre de enviar contribuciones á
to desaparece. Sin embargo, la tradición conti¬ Jerusalén. Pablo creía que una crecida limosna
núa considerándole como un discípulo de Pablo. que él mismo llevaría á los apóstoles, le gran¬
En efecto, es probable que continuase su ca¬ jearía las simpatías del viejo colegio, que no
rrera apostólica, poniendo al servicio de la le perdonaba fácilmente las grandes cosas que
doctrina su erudición judía y su elegante pa¬ hacía sin contar con él, y sería á los ojos de
labra. estos nobles famélicos lá mejor prueba de su¬
Pablo, sin embargo, resolvía proyectos sin bordinación. ¿Cómo era posible tratar de cis¬
límites, en que creía, según su constante costum¬ máticos y rebeldes á los que daban pruebas de
bre, ver inspiraciones del Espíritu. Acontecía tanta generosidad de sentimientos tan frater¬
á Pablo lo que frecuentemente sucede á las per¬ nal y respetuosamente?...
sonas acostumbradas á cierto género de acti¬ Pablo comenzó á organizar la colecta desde
vidad; no podía pasarse sin lo que había cons¬ el año 56. Escribió á los corintos, en seguida á
tituido la ocupación de su vida. Los viajes eran los gálatas y sin duda á otras Iglesias. Volvió
para él una necesidad, y buscaba ocasiones de á escribir á los corintos. En las Iglesias del
hacerlos. Quería volver, á ver la Maeedonia, y Asia Menor y de Grecia, había bienestar, pero
la Aeaya, luego visitar nuevamente á Jerusa- no grandes fortunas. Pablo conocía las costum¬
léu, retroceder en seguida para intentar nuevas bres económicas de la gente entre quienes había
misiones en países más lejanos, y hasta enton¬ vivido. La insistencia,
con que presenta su ali¬
"Es preciso que yo vea á Roma", decía con prueba que participaba de las míseras ideas
frecuencia. Presentía que Roma había de ser económicas de los pobres, obligados á pararse
el centro del cristianismo, ó cuando menos que en pequeneces.
Creyó que si en las Iglesias de
los acontecimientos decisivos ocurrirían allí. El Grecia esperaban su llegada para la colecta,
viaje de Jerusalén se ligaba para él con otro ésta se haría mal. Por consiguiente, hizo que el
proyecto que hacía un año le preocupaba en domingo pusiera aparte, cada uno en su casa,
gran manera, un ahorro proporcionado á sus medios para tan
Para calmar las celosas susceptibilidades dí piadoso objeto. Este pequeño tesoro de caridad
las Iglesias de Jerusalén y responder á una de debía aumentar progresivamente, mientras lle¬
las condiciones de la paz que se formó' cuando gaba el día de disponer de él. Entonces las
la entrevista el año 51, Pablo había preparado Iglesias por votación elegirían diputados, y
una gran colecta en las Iglesias del Asia Menor Pablo les enviaría con cartas de recomendación
y de Grecia, Hemos visto ya que uno de los á entregar la ofrenda á Jerusalén. Tal vez si
lazos que señalaban la dependencia de las Igle¬ el resultado valía, la pena, iría Pablo en perso¬
sias provinciales de las de Judea, era. la obliga¬ na. y en este caso, los diputados le acompaña¬
ción de la limosna.. La Iglesia de Jerusalén, por rían. Tanto honor y felicidad, ir á Jerusalén,
colpa de parte de los que la formaban, estaba ver los apóstoles, viajar en compañía de Pablo,
SAN PABLO 71
conmovía á los creyentes. Una emulación be¬ era la de los plateros que fabricaban
pequeñas
néfica, sabiamente inflamada por el gran maes¬ naos de Artemis. Los extranjeros adquirían
tro en el arte de dirigir las almas, tenía á todo estos objetos, que colocados sobre sus mesas ó
el mundo en espectativa. Esta colecta fué du¬ en sus habitaciones, les representaban el céle¬
rante meses, el pensamiento que sostuvo la vida bre santuario. Gran número de obreros se ocu¬
é hizo latir todos los corazones. paba en este trabajo, todos los indus¬
y como
Timoteo .
regresó en breve á Efeso según lo triales que viven de la piedad de los peregri¬
había deseado Pablo. Traía noticias posterio¬ nos, eran muy fanáticos. Predicar un culto sub¬
res á la marcha de Bteplianas, pero todo indu¬ versivo y contrario al que les enriquecía, pare¬
ce á creer que ya había abandonado la ciudad cíales un espantoso sacrilegio; como si en nues¬
antes que éste;Tito supo Pablo más
que por tros días fuésemos á declamar contra el culto
tarde el efecto que su nueva carta había pro¬ de la Virgen en Lurdes ó en la Saletta. Una de
ducido. l a situación en Corinto, era cada vez las formas de resumir la nueva doctrina cris¬
más tirante, Pablo modificó sus proyectos, re¬ tiana era "los dioses hechos por la mano del
solvió tocar desde luego en Corinto y permane¬ hombre no son dioses". Esta doctrina había
cer allí poco tiempo, continuar en seguida su llegado á tal grado de publicidad, que inspi¬
viaje á Macedonia, volver segunda vez á por raba serios temores á los plateros. Su jefe, lla¬
Corinto y tomando de nuevo su primitivo plan, mado Demetrio, les excitó á una manifestación
ir á Jerusalén acompañado de los diputados co¬ violenta, sosteniendo que ante todo se trataba
rintios. Creyó deber informar al punto á la del honor de un templo que Asia y el orbe en¬
Iglesia de Corinto sobre este cambio de reso¬ tero reverenciaban. Los obreros se lanzaron á
lución. Encargó á Tito del mensaje y de las las calles gritando: "¡Viva la grande Artemis
comunicaciones más delicadas para la Iglesia de Efeso!" y en breve la ciudad se llenó de con¬
sublevada. Al mismo tiempo el discípulo debía fusión.
precipitar la realización de la colecta que Pa¬ La muchedumbre se dirigió al teatro, sitio
blo había dispuesto. Tito, al parecer, se excusó, ordinario de las grandes x*euniones. El teatro
temiendo como Timoteo, el carácter atolondrado de Efeso, cuyo inmenso patio, despejado de
y desatento de los corintios. Pablo le tranquili¬ todas construcciones, se ve hoy día en la
sus
zó, dieiéndole lo que pensaba de las cualidades falda del monte Prion, era tal vez el mayor
de los corintios, atenuó sus defectos y se atre¬ que se conocía. Calcúlase su capacidad en cin¬
vió á ofrecerle una buena acogida. Dióle por cuenta y seis mil personas. Como la gradería
compañero un "hermano" cuyo nombre igno¬ alta estaba al nivel de la colina, una muche¬
ramos. Eran los últimos días de la permanen¬ dumbre inmensa podía en un momento pene¬
cia de Pablo Efeso; sin embargo, se convi¬
en trar por aquel punto é invadirlo. El patio del
no que esperaría en este punto el regreso de teatro estaba además rodeado de columnas y
Tito. pórticos llenos de ociosos. Próximo al foro, al
Pero nuevas pruebas obligáronle á modificar mercado y á varios gimnasios, estaba siempre
otra vez sus designios. Pocos días en la vida de abierto. En un momento el tumulto llegó á su
Pablo fueron más azorosos que éstos. Por pri¬ colmo. Dos cristianos de Tesalónica, Cayo y
mera vez halló colmada la medida y confesó Aristarco, que se habían agregado á Pablo en
que sus fuerzas estaban agotadas. Judíos, pa¬ Efeso como compañeros, estaban en manos de
ganos cristianos, hostiles á su dirección, se
y los amotinados. La turbación entre los cristia¬
conjuraban contra él. La situación de las Igle¬ nos era grande. Pablo quería entrar en el tea¬
sias de Corinto le causaba una especie de fie¬ tro y exhortar al pueblo, pero los discípulos le
bre: expedía correo sobre correo, y cambiaba suplicaron que no hiciera semejante cosa. Al¬
todos los días de resoluciones respecto á ella. gunos asiareas que le conocían, lo inclinaban
Agregábase sin duda á ésto la enfermedad, también á no cometer tal imprudencia. Gritos
pues Pablo estuvo allí á las puertas de la muer"- diversos cruzaban en el teatro, y la mayor
se
te. Un motín que ocurrió enEfeso, vino á parte ignoraban por qué estaban allí reunidos.
complicar su situación, y le obligó á marcharse Había allí muchos judíos, los cuales designaron
sin esperar el regreso de Tito. para que hablara á un tal Alejandro. Hizo éste
El templo de Artemis ofrecía un obstáculo seña con la mano, pidiendo silencio; pero cuan¬
terrible á la nueva predicación. Aquel gigan¬ do le reconocieron como judío, el tumulto redo¬
tesco establecimiento, una de las maravillas del bló y durante dos horas sólo se oyó el grito de
mundo, era la vida de la ciudad entera por sus "Viva la grande Artemis de Efeso". Con gran
inmensas riquezas, por el número de extranje¬ trabajo logró el canciller de la ciudad hacerse
ros
que atraía, por los privilegios y celebridad escuchar. Expuso que el honor de la gran Ar¬
que valía á .Efeso, por las fiestas espléndidas temis estaba fuera del alcance de todos, é invi¬
que celebraba y por los muchos oficios que sos¬ tó á Demetrio á una información de los que se
tenía. la
superstición tenía allí la garantía consideraban con motivos á quejarse, suplican¬
más segura, la de los intereses materiales, tan do á todos que volviesen á las vías legales y po¬
diestros siempre para ampararse con el manto niéndoles de manifiesto las consecuencias que
de la religión. podrían tener para la ciudad semejantes movi¬
Una de las industrias de la ciudad de Efeso mientos sediciosos, injustificables á los ojos de
NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
esta ciudad; pero sus perplejidades eran crue¬ que el apóstol, por respeto, llamaba "mi ma¬
les y los cuidados que. le inspiraba Acaya le dre". Además de María, otras mujeres, verda¬
tenían indeciso. En los últimos momentos, vol¬ deras hermanas de la caridad, se habían consa¬
vió á cambiar de itinerario. No le pareció opor¬ grado al servicio de los fieles. Estas eran Tri-
tuno el momento de ir á Corinto. Hubiera llega¬ phones y Triphosia, "buenas obreras en la obra
do allí descontento y predispuesto á la cólera del Señor"; Persis, particularmente .querida de¬
y tal vez su presencia habría provocado un mo¬ Pablo, y que había valerosamente trabajado con
tín y cisma. Ignoraba el efecto que su
una él. Había también Ampliato ó Amplias, el ju¬
carta había producido y estaba muy intranqui¬ dío Herodión, Stachys, muy apreciados de Pa¬
lo por ella. Además, se consideraba más fuerte blo; una Iglesia ó conventículo compuesto de
de lejos que de cerca. Su personalidad imponía Asqueretas, Flegón, Llermes, Patrobas, Hermas
poco; las cartas, por el contrario, eran su y otros; otras Iglesias ó jiequeña sociedad com¬
triunfo; y los hombres que tienen cierta timi¬ puesta de Filólogo y Julio, ele Nereo y "su
dez, por lo general prefieren escribir mejor que hermana" (es decir, probablemente su mujer),,
hablar. Decidió, pues, no ir á Corinto hasta de Olimpas y varios otros. Dos grandes casas
volver á ver á Tito, escribiendo de nuevo á la de Efeso, la de Aristóbulo y la ele Narciso, con¬
Iglesia indócil. Presumiendo que la severidad taban entre sus-escolares muchísimos fieles. Por
se ejercita mejor á distancia, esperaba que su último, dos efesios, Tiquico y Trófimo, se habían
nueva carta induciría á sus adversarios á sen¬ agregado al apóstol, y en lo sucesivo fueron
timientos mejores. El apóstol volvió á empren¬ del número de sus compañeros. Andrónico y
der así su primer .plan de viaje. Convocó á los Junio estaban también por entonces en Efeso.
fieles,
se despidió de ellos, dió orden de que Eran dos miembros de la primitiva Iglesia de
cuando Tito llegara le dirigieran á Troas, y Jerusalén: San Pablo los consideraba con el
partió para Maeedonia en compañía de Timo¬ mayor respeto, "porque habían estado en Je¬
teo. Tal vez entonces
se le agregarían los dos sucristo antes que él". Les titula"distinguidos
diputados de Efeso encargados de llevar á Je- entre losapóstoles". Por mía circunstancia que
rusalén las ofrendas de Asia, Tiquico y Tró- ignoramos, tal vez en la prueba que Pablo
fimo. Debían estar allí en Junio del 57. La per¬ llama "su batalla contra las bestias", compar¬
manencia de Pablo en Efeso había sido de tres tieron su prisión.
años. Adeuiás existen Artemas, que se supone ha¬
Durante tan largo apostolado, tuvo tiempo ber sido compañero de Pablo, Alejandro el cal¬
de dar á esta Iglesia una solidez á toda prueba, derero, Hymeneo, Filetes, Figelio, Hermóge-
y Efeso, lo sucesivo, será una de las metró¬
en nes, que parece haber dejado malos recuerdos,
polis- del cristianismo, el punto donde se efec¬ provocado cismas ó excomuniones, y haber sido
tuaron sus más importantes transformaciones. considerado como uno de los traidores de la
Sin embargo, era indispensable que esta Iglesia escuela de Pablo; Onesíforo y su casa, que, por
fuese enteramente de Pablo, al igual que las de el contrario, más de una vez se habían mostra¬
Maeedonia y la de Corinto. Otros también tra¬ do llenos de amistad y adhesión hacia el apóstol.
bajaron en Efeso; y sin duda alguna se conta¬ Muchos de los nombres que acaban de enu¬
ron entre ellos algunos
enemigos. Pero dentro merarse pertenecen á esclavos, como se ve en
de diez años veremos la Iglesia de Efeso citada sus raras significaciones ó en su énfasis iróni¬
como modelo por haber sabido hacer completa co. Nocabe duda que entre los cristianos hu¬
justicia de "los que se llaman apóstoles sin biese muchos de condición servil. La esclavitud,
serlo" y haber arrancado la máscara de la im¬ en bastantes casos, no implicaba tan completa
postura y el odio riguroso que profesa á los dependencia de la casa del amo, como nuestra
nicolaítas, es decir, á los discípulos de Pablo. moderna domesticidad. Los esclavos de cierta
El partido judíocristiano, existió en Efeso, sin categoría tenían libertad de verse, de asociarse
duda, desde el primer momento. de cierta manera, de formar cofradías, especies
Aquila y Priscila, colaboradores de Pablo, de pensiones vitalicias, y cajas de socorro y
continuaron, después que éste se marchó, for¬ asistencia para enfermedades y funerales.
mando el centro de la Iglesia. La casa en que No es difícil que muchos de estos hombres y
había permanecido el apóstol, era el punto de mujeres piadosas que se consagraban al princi¬
reunión de los más piadosos y celosos. Pablo pio de la Iglesia fueran esclavos, y que las ho¬
se complacía en celebrar por doquiera el méri¬ ras
que dedicaban al diaconato fuesen las que-
to de estapareja respetable, á la que reconocía sus dueños les
dejaban libres. En la época á
deber la vida. Todas las Iglesias de Pablo la que nos referimos, la condición servil contenía.
LU3 PAOAND3 QUEMANDO SUS OBJETOS DE DEJO Á. LA VOZ DE SAN PABLO.
gente civilizada, resignada, virtuosa, instruida brutal y grosero, incapaz de distinguirse. Algo
y bien educada. Las más elevadas lecciones-de fino, delicado culto que se revela en las re¬
y
moral vinieron de los esclavos. Epieteto pasó laciones en los primeros cristianos, es una tra¬
una gran parte de su vida en 1a. esclavitud. Los dición de la elegancia griega. Los humildes
estoicos, los sabios, decían como San Pablo á obreros de Efeso, á quien San Pablo saluda
los esclavos: "Permanece como estás; no pien¬ con tanta cordialidad, eran sin duda personas
ses en la libertad". No debe juzgarse de las dóciles, de una probidad notable, realzada por
clases populares en las poblaciones griegas excelentes maneras y por el encanto particular
por nuestro populacho de la Edad Media, torpe, que se encuentra en la civilización de las gen-
74 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
alguno habrá aconsejado cosas más grandes y hábilmente como lo hubiese hecho el mismo
de más cumplidos resultados. Pablo. El apóstol no experimentó jamás mayor
La segunda estancia de Pablo en Macedonia alegría que al recibir semejantes noticias. Du¬
duró unos seis meses, de Junio á Noviembre rante algunos días no fué dueño de sí. Se arre¬
del 57. Durante este tiempo, Pablo se dedicó á pintió por un momento de haber contristado á
cónfirmar sus queridas Iglesias. Su residencia tan buenas almas, pero viendo el admirable
principal fué Tesalónica; sin embargo, tuvo que efecto que su severidad había producido, el
permanecer algún tiempo en Filipos y Berea. gozo le enagenaba.
Las tribulaciones que habían amargado los úl¬ Este gozo no era completo. Sus enemigos no
timos meses de su estancia en Efeso, parecían cedían. La carta les había exasperado y hacían
perseguirle; pero en los primeros días después las más vivas críticas de ella. Observaron lo que
de su llegada, tuvo un momento de tranquilidad. tenía de duro é injurioso para la Iglesia y acu¬
Su vida era una lucha continua y las aprensio¬ saban al apóstol de orgullo y vanagloria. "Sus
nes más graves le acosaban. Estos cuidados y cartas, decían, son severas y enérgicas; pero su
aflicciones no procedían seguramente de las Igle¬ persona es ruin,palabra carece de autori¬
y su
sias de Macedonia, pues no había Iglesias más dad". Atribuían á odios personales su rigor con
perfectas, generosas y adictas al apóstol. En el incestuoso. Tratábanle de loco y extravagan¬
parte alguna había hallado tanta nobleza y sen¬ te, de vanidoso y sin tacto. Los cambios en sus
cillez. Hallábanse allí algunos malos cristianos, planes de viajes se presentaban como fruto de
sensuales, ligados.á la tierra, contra los cuales el su versatilidad. Alterado con esta noble noti¬
apóstol se expresaba con mucha violencia, lla¬ cia, el apóstol dictó á Timoteo una nueva carta
mándoles "enemigos de la cruz de Jesús, gente destinada por una parte á atenuar el efecto
que no tiene más Dios que su vientre, que fun¬ de la primera y llevar á su querida Iglesia, que
da su gloria en lo que debe'ría su vergüenza", creía haber herido, la expresión de sus senti¬
y á los cuales anunciaba la ruina eterna. Pero mientos paternales, y por otra á contestar á
SAN PABLO 75
los adversarios que por un momento casi habían también él es de la escuela de Cristo. El poder
logrado arrebatarle el corazón de sus hijos. que el Señor le ha dado para edificar, ¿quieren
En medio de las innumerables contrarieda¬ obligarlo á emplearle para destruir? ¿Intentan
des que le asediaban bacía algunos meses, los hacer creer á los corintios que trata de asus¬
fíeles de Corinto fueron su consuelo y su gloria. tarles con sus cartas? Los que tal digan, guár¬
En la epístola les dice que si ha cambiado el dense de obligarle á
ser con ellos como sus car¬
plan de viaje que les había comunicado por tas lo demuestran. Pablo no es del número de
Tito, y que conduciéndole dos veces á Corinto los que se jactan, pasean y ostentan sus títulos
le hubiese proporcionado un doble placer, no de recomendación. Su carta de recomendación
es por ligereza, sino por consideración hacia es la Iglesia de Corinto. Esta carta la lleva en
ellos pór no tenerles que mostrar siempre un su corazón: es legible para todos; está escrita,
añadía, — ¿qué será de mí, no teniendo para no sobre tablas de piedra, sino en las tablas
alegrar el ánimo más que á los que habré con¬ del corazón. No se mide más que por su propia
tristado'?" Díceles que escribió su última carta medida, ni se compara más que á sí misma. No
con lágrimas en los ojos y el corazón herido; se arroga autoridad sino sobre las Iglesias que
pero que al presente todo está olvidado y ape¬ ha fundado; no es como esos que quieren ex¬
nas se acuerda de su descontento. tender poder
los países donde no han
Hay momen¬ su por
tos que se arrepiente de haberlos afligido;
en estado sus personas y que después de haberles
pero viendo los frutos de penitencia que ha cedido á él el Evangelio de la circuncisión, vie¬
producido esta aflicción, no puede arrepentirse. ne á coger el fruto de una obra que
al princi¬
La tristeza, según Dios, es saludable; la tris¬ pio habían combatido. Cada cual en su terre-
teza, según él mundo, trae la muerte. Tal vez no. No hay necesidad de adornarse con los tra¬
ha sido también demasiado severo. Respecto al bajos ajenos, ni alabarse de ello sin tiempo ni
incestuoso, por ejemplo, la vergüenza que ha medida. La porción que Dios le ha repartido es
sufrido es suficiente castigo. Es menester más bastante bella, pues que le ha encargado llevar
bien consolarle, no sea que se muera de triste¬ el Evangelio hasta Corinto; y aún para ir más le¬
za y aun siendo como es tiene derecho á la ca¬ jos. Pero á Dios únicamente es preciso glorificar.
ridad. El apóstol confirma, pues, la mitigación Esta modestia no era fingida, pero es difícil
de su pena. Si se ha mostrado tan duro, era al hombre de acción ser modesto. Aun el menos
.
únicamente para poner á prueba la docilidad egoísta está expuesto á hablar de sus actos, y
de sus fieles. Cuantos elogios había hecho de por más que el apóstol se llama aborto, el me¬
ellos á Tito, los ha visto confirmados; no han nor de los santos, el último de los apóstoles é
querido que su apóstol, que se glorificaba en indigno de este nombre, ha perseguido la
pues
ellos, fuese confundido. Iglesia de'Dios, abdica de sus pre¬
no por eso
En cuanto á enemigos, Pablo sabe que
sus rrogativas. "Lo que soy, lo soy por la gracia
no les ha desarmado. A cada momentohay vivas de Dios; pero la gracia de Dios no ha sido
é ingeniosas alusiones para esta gente "que ociosa en mí. Si he trabajado más que los otros
adultera la palabra de Dios", sobre todo con¬ apóstoles, no soy yo quien he trabajado, ha
tra aquellas cartas de recomendación de que sido la gracia de Dios que ha trabajado con¬
se había abusado en
perjuicio de él. Sus ene¬ migo... En nada creo haber estado por debajo
migos son falsos apóstoles, obreros pérfidos, de los archiapóstoles. Si mi palabra es la de
que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Sata¬ un hombre del pueblo, mi ciencia no lo es; en
nás se transforma también á veces en ángel de todo, habéis visto mi obra. ¿He cometido una
luz; y ¿cómo extrañaremos que sus ministros falta, por demasiada condescendencia anun¬
se transformen en ministros de justicia? Su fin ciándoos el Evangelio gratis? ¿He despojado
estará en relación con sus obras.
Suponen los otras Iglesias, aceptando de ellas el dinero de
enemigos que no ha conocido á Cristo, y~ para que tenía necesidad á fin de llenar mi misión
él su visión del camino' de Damasco ha sido entre vosotros? Durante mi permanencia en
una verdadera relación personal con Jesús. Pero vuestra ciudad, habiéndome hallado en la mi¬
después de todo, ¿qué importa ésto? Después seria, no os he molestado con mis necesidades.
que Cristo ha muerto, han muerto con Cristo Hermanos, llegados de Macedonia me dieron lo
las consideraciones carnales. El ya no conoce á que me hacía falta. De este modo, evitaba hasta
nadie como carne. Si ha conocido á Cristo de el extremo seros una carga pesada, y haré otro
este modo, ya no le conoce. Que no le obliguen tanto en lo porvenir. Tan cierto como la ver¬
á salir de su carácter. Cuando está entre
ellos, dad de Cristo está mí, juro que esta gloria
en
Eva con su astucia, así sean viciados vuestros "De los judíos he recibido cinco cuarentenas
sentidos, y se aparten de la sinceridad, que es de azotes, menos uno.
en Cristo. "Tres veces, fui azotado con varas, una vez fui
"Porque si aquel viene predica otro Cris¬
que apedreado, tres veces padecí naufragio, noche
to, que nosotros no hemos predicado: ó si reci¬ y día estuve en lo profundo del mar.
bís otro espíritu que no habéis recibido; ú otro "En cambio muchas veces, en peligros de ríos,
Evangelio, que no habéis abrazado; bien lo to¬ en peligros de ladrones, en peligros de los de
quebrantada en mí esta gloria, en cuanto á las "1 por una ventana me descolgaron por el
regiones de Acaya. muro en una espuerta, y así escapé de sus
"¿Y por qué? ¿es porque no os amo? Dios lo manos.
sabe. Mas ésto lo hago y lo haré para cortar la "Conozco á 1111 hombre en
Cristo, que catorce
ocasión á aquellos que buscan ocasión de ser años fué arrebatado, si fué en el cuerpo, no lo
hallados tales como nosotros, para hacer alarde sé, ó si fuera del cuerpo, 110 lo sé, Dios lo sabe
de ello. hasta el tercer cielo.
''Porque los tales falsos apóstoles son obreros "Y conozco á este tal hombre, si fué en el
engañosos, que se transfiguran en apóstoles de cuerpo, ó fuera del cuerpo, no lo sé, Dios lo
Cristo. sabe.
"Y no es de extrañar : porque él mismo Sata¬ "Que fué arrebatado al Paraíso: y oyó pala¬
nás transfigura en ángel de luz.
se bras secretas, que al hombre no les es lícito
"Y así no es mucho, si sus ministros se trans¬ hablar.
figuran en ministros de justicia: cuyo fin será "De este tal me gloriaré: mas de mí 110 me
según sus obras. gloriaré, sino en mis flaquezas.
"Otra vez lo digo (para que nadie me tenga "Porque aun cuando me quisiera gloriar, no
por imprudente, á trueque de gloriarme aún seré necio; pórque diré verdad: mas dejo ésto
un poquito). para que ninguno piense de mí fuera de lo que
"I.o que hablo, por lo que bace á esta materia N ve en mí, ú oye de mí.
de gloria, no lo digo según Dios, mas como por "Y para que la grandeza de las revelaciones
no me "ensalce, me lia sido dado -un
imprudencia. aguijón de
"Y ya que muchos se glorían según la carne, mi carne, el ángel de Satanás que me abofetea.
yo también me gloriaré. "Y por ésto rogué al Señor tres veces, para
bre, á quien os devora, á quien de vosotros de buena gana me gloriaré en mis enfermeda¬
toma, á quien se ensalza, á quien os hiere en des, para que more en mí la virtud de Cristo,
la cara. por lo cual me complazco en mis enfermedades,
*
SAN PABLO 77
en las afrentas, en las necesidades, en las per¬ la autoridad que Dios me dió para edificación
secuciones, en las angustias por Cristo: porque y no para destrucción. Por lo demás, herma¬
cuando estoy enfermo, entonces soy fuerte. nos, gozóos, sed perfectos, aumentóos, sentid
"Me he hechoimprudente, vosotros me obli¬ una misma cosa, tened paz, y el Dios de la paz
gáis á ello. Porque yo debía ser loado de vos¬ y de la caridad será con vosotros.
otros; puesto que en nada fui inferior á los "Saludóos unos á otros en ósculo santo. Todos
más excelentes apóstoles; aunque yo nada soy. los sántos os saludan.
"Con todo eso, las señales de mi apostolado "la gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la
fueron hechas sobre vosotros en toda paciencia, caridad de Dios, y la comunicación del Espíritu
en milagros, prodigios y virtudes. Santo sea con vosotros. Amén."
"Porque ¿qué es en lo que vosotros habéis sido Pablo, como se ve, llegó á ese gran estado
inferiores á las otras Iglesias, sino en que yo de exaltación vivieron los fundadores
en que
mismo no os fui de gravamen? Perdonadme religiosos de primer orden. Ni un momento
esta injuria. abandonó su idea.
"Ved aquí que estoy ajmrejado para ir á vos¬ El modo de efectuarse la colecta para los
otros la tercera seré gravoso, por¬
vez: y no os pobres de Jerusalén, le servía de gran consue¬
que no busco vuestras cosas, sino á vosotros. lo en estos momentos. Maeedonia demostraba
. Pues no deben los hijos atesorar para los pa¬ un celo ejemplar que encantaba al apóstol.
dres, sino los padres para los hijos. Casi todos los individuos de la secta habían su¬
"Y yo de muy buena gana daré lo mío, y me frido en sus pequeñas fortunas por su adop¬
daré á mí mismo por vuestras almas: aunque ción de la nueva fe, pero á pesar de eso, en¬
amándoos yo más, sea amado menos. contraban siempre un pequeño óbolo para con¬
"Mas sea así: yo no os he gravado, pero como tribuir á.lo que el apóstol les manifestaba que
soy astuto, os tomé por dolo. era justo.
"¿ Por ventura os engañé por alguno de aque¬ La delicadeza de éste llegó al extremo de
llos que os envié? hacer que eligieran las poblaciones diputados
"Rogué á Tito y envié con él un hermano. ¿ Por encargados de conducir por sí mismos aquellas
ventura Tito os engañó? ¿No anduvimos con limosnas, con objeto de alejar de sí todas las
un mismo espíritu y por unas mismas pisadas? suposiciones que la malevolencia pudiera in¬
"¿O pensáis aun que nos excusamos con vos¬ tentar respecto á un manejo de fondos tan
otros? Dios es testigo, que en Cristo hablamos: considerables. Aquellos diputados á quienes él
y todo, muy amados míos, para vuestra edifi¬ llama "enviados de las Iglesias y gloria de
cación. Cristo", le seguían á todas partes dispuestos
"Porque me temo que cuando yo viniere, no siempre á ejecutar sus órdenes.
os halle cuales yo quiero, y que vosotros me ha¬
llaréis cual no queréis: que por desgracia no
CAPITULO XVII
hay entre vosotros contienda, envidia, riñas,
disensiones, detracciones, chismes, hinchazones, Vuelta de Pablo á Jerusalén. — Su .prisión.
bandos. No sea que cuando yo venga, me humi¬
lle Dios dtra vez entre vosotros; y que llore á Pablo y los diputados de las Iglesias salie¬
muchos de aquellos que antes pecaron, y no hi¬ ron de Ivenchrios, dirigiéndose
hacia Maeedo¬
cieron penitencia de la inmundicia y fornica¬ nia. Esta fué la primera peregrinación á la
ción, y deshonestidad que cometieron. Tierra Santa, el primer viaje de unos hombres
"Pues aunque fué crucificado por enfermedad: convertidos, hacia la cuna de su fe.
mas vive por el poder de Dios. Se caminaban quince ó veinte leguas por día,
"Porque nosotros somos también enfermos en y cada noche se detenían para pasarla en los
él, mas viviremos con él por la virtud de Dios puertos de que tan sembrada se encuentra la
en vosotros. costa.
"Examinóos á vosotros mismos si estáis en fe. No se sabe si el apóstol se detuvo esta vez en
Probóos á vosotros «.mismos. ¿ O 110 os conoce¬ Tesalónica, pero al llegar á Neápolis, deseando
réis á vosotros mismos, que Jesucristo esté en visitar la Iglesia de Filipos, dijo á sus compa¬
vosotros? Si ya no, sois reprobados. ñeros que fuesen á esperarle á Troas, y se di¬
"Mas espero que conoceréis nosotros no
que rigió hacia aquel punto, donde celebró la Pas¬
somos
reprobados. cua, llevándose consigo á Lucas. Embarcándose
"Y rogamos
á Dios que no hagáis mal ningu¬ de nuevo en Neápolis, llegó á Troas al cabo de
no, 110 porque nosotros parezcamos aprobados, cinco días.
mas á fin de
que vosotros hagáis lo bueno; aun¬ Algunas horas después de la última reunión
que nosotros reprobados.
seamos como que tuvieron en esta Iglesia, pusiéronse en mar¬
"Porque nada podemos contra la verdad, sino cha, haciendo Pablo el viaje hasta Asos por
por la verdad. Porque nos pagamos de ser fla¬ tierra, y reuniéndose en este punto con los
cos,mientras vosotros sois fuertes. Y aun ro¬ compañeros para no separarse más.
gamos por vuestra perfección. Cuando llegaron á uno de los puertos de
"Por tanto,' yo os escribo esto ausente, para
Mileto, Pablo sintió escrúpulos por pasar sin
que estando presente no emplee con severidad decir nada á sus queridos compañeros de Efe-
78 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
so, y envió á uno de sus amigos á avisarles si Claudio Lysias que era á la sazón el tribuno,
querían venir á verle. Todos lo hicieron, y una arrancó á Pablo de manos de sus enemigos, y
vez en su presencia, les habló con su elocuen¬ obrando como soldado, ya que éste había sido
cia acostumbrada. la causa del tumulto, mandó que se le pusiera
En Tyro se detuvo algunos días, y desde allí, atado á un poste para azotarle. Entonces el
se dirigió hacia Tolemaida, permaneciendo un apóstol reclamó sus derechos de ciudadano ro¬
día entre los fieles que allí había. En Cesárea mano y esto detuvo la ejecución de la sentencia.
se detuvo
algunos más en casa de Philipo, á la Claudio convocó para el siguiente día al
cual llegó por entonces el profeta Agab, el Sumo Sacerdote y al Sanhedrin con objeto de
cual, cogiendo á Pablo por el cinturón y afec¬ ver de qué se acusaba á Pablo, pero
esto pro¬
tando la enfática entonación de los antiguos dujo un nuevo escándalo. Cuando el tribuno
profetas, exclamó con acento inspirado: "El supo que se había formado una conspiración
Espíritu Santo lo dice: di hombre á quien per¬ liara asesinar al apóstol mandó á Pablo á Ce¬
tenece este cinturón, se verá atado por los sárea con una buena escolta, escribiendo
al pro-,
judíos y entregado á los gentiles." curador Félix ana carta en la cual le daba de¬
Estas palabras llenaron de terror á los ami¬ talles sobre el asunto.
gos de Pablo, quienes trataron de disuadirle Félix gobernaba entonces la Judea con los
respecto á este viaje, pero todo fué inútil. poderes de un rey y el alma de un esclavo. Era.
Pablo era inquebrantable en sus resoluciones liberto de Claudio y hermano de Pallas que
y se puso en marcha, seguido de muchos de sus había hecho la fortuna de Agripina y aun de
discípulos, que le seguían llenos de tristeza. Nerón. Tenía la misma inmoralidad de su her¬
Algunos días antes de la fiesta de Pentecos¬ mano, pero no sus talentos administrativos.
tés (Julio 58), según parece, hizo Pablo su en¬ Trató de sacar partido de Pablo, por medio de
trada en la funesta ciudad de Jerusalén. un rescate, pero pudo conseguir nada y tuvo
no
Su
llegada era, sin duda, esperada con an¬ dos años preso encadenado al apóstol que,
y
siedad por los fanáticos á á pesar de esto, continuó su apostolado en Ce¬
quienes indudable¬
mente habrían dado aviso sus sárea, pues seguía en comunicación
correligionarios con sus
de Corinto y Efeso, y tanto los judíos, como Iglesias queridas, para lo cual le ayudaban po¬
los judío-cristianos, le denigraban á porfía. derosamente sus discípulos.
Santiago era, según hemos manifestado, el Durante este tiempo sucedió á Félix en su
jefe único y absoluto de la Iglesia de Jerusa¬ alto cargo Poreius Festus que llegó á Cesárea
lén, pues Pedro se había establecido en Antio- en Agosto del año 60, y á
quien el Gran Sacer¬
quía, y Juan, según costumbre, iría con él. dote y todo el partido saduceo pidió que Pablo
Pablo, acompañado de los diputados de' las fuese conducido á Jerusalén con ánimo de ase¬
el buque, y esto unido á su cargamento y á la arena, mientras la popa se veía batida sin cesar
estación, hacían la navegación bastante difícil. por los golpes de mar.
Al cabo de muchos días no había podido llegar¬ Como los prisioneros era fácil que se aprove¬
se más que á la altura de Gnido. El capitán charan de las ventajas que les proporcionaba
quería entrar en el puerto, pero el viento que este desembarco y podían muy bien escaparse
venía del Nordeste no se lo permitió, viéndose á nado, los soldados propusieren que se les ma¬
obligado á dejarse conducir por él hacia la tase, pero Julio rechazó el bárbaro consejo, y
isla de Creta: reconociéndose bien pronto el mandó que aquellos que supieran nadar pro¬
cabo Salmone, situado en la punta oriental de curasen ganar tierra los primeros, á fin de ayu¬
la isla. dar á la salvación de los demás. A poco todos
Este forma especie de barrera para
como una estaban en tierra.
el Mediterráneo, lo cual lo convierte en un Reconocida la isla, se vió que era Malta, que
gran puerto al abrigo de las tempestades, pro¬ estando hacía mucho tiempo sujeta á los roma¬
cedentes del Archipiélago. nos, se había latinizado por completo y había
El capitán aprovechó esta ventaja,siguien¬ y visto aumentarse su riqueza y prosperidad. Los
do, no sin grandes peligros, la costa oriental naturales se portaron perfectamente con los
de la isla, penetró en las tranquilas aguas del náufragos, y un sencillo incidente que ocurrió
Sur, donde encontró un pequeño puerto su¬ entonces, dió á Pablo una gran importancia.
ficientemente profundo, cerrado por un islote Al coger el apóstol un puñado de hojas secas
y flanqueado por dos playas de arena, entre para avivar el fuego, cogió también una ví¬
las cuales se alzaba una punta de rocas, que bora. Todo el mundo creyó que le había pica¬
parecía dividirla en dos partes. do y que moriría, pero como no fué así, los
La tripulación y el buque necesitaban des¬ naturales le tomaron por un Dios y le dirigie¬
canso, y en este punto se hizo una estancia de¬ ron sus preces.
'
masiado prolongada. Cuando de nuevo se fué Cerca de la bahía donde el buque acababa
á emprende'r el viaje, la estación, que había de naufragar, estaban las tierras de un tal Pu-
avanzado bastante, anunciaba mayores peli¬ blio, princeps del municipio, que, con Gaulos,
gros, en términos que se hacía necesario, para eran las únicas poblaciones de la isla. Este per¬
poder pasar los malos meses, ganar el puerto sonaje salió al encuentro de los náufragos y
de Phonix, situado en la costa meridional de recogió la mayor parte, entre los cuales estaba
la isla, donde las personas que conocían estas Pablo, dándoles durante tres días una afectuosa
regiones, prometían pasar perfectamente aque¬ hospitalidad. El padre de Publio padecía una
lla temporada. disentería que le tenía bastante grave, y Pablo,
Levóse el ancla, y cuando la tripulación y imponiéndole las manos, le curó, y esparciéndo¬
los pasajeros creían haber terminado sus penas, se con este motivo por la isla su reputación de
uno de esos súbitos huracanes, procedentes del taumaturgo, acudieron á él todos los enfermos-
Oeste, que los marinos del Mediterráneo llaman de la comarca. Nada se dice de que fundase nin¬
Euraquilón, descargó sobre la isla. Bien pronto guna Iglesia. Estas bajas poblaciones africa¬
el buque, incapaz de gobernarse, fué arrastra¬ nas nopodían elevarse sobre la superioridad
do por el viento, "y en vista de un naufragio y el grosero sensualismo que las dominaba.
inevitable, se izó la chalupa, que á cada mo¬ Tres meses permanecieron en Malta los náu¬
mento amenazaba hacerse pedazos. fragos, al cabo de los cuales se embarcaron los
Durante catorce días el buque fué juguete prisioneros en un buque alejandrino, el Castor
de las embravecidas ondas. Pablo iba de una y Polux, y dándose á la vela, tocaron en Sira-
parte á otra, sin perder su serenidad en medio cusa, Reggio, y desembarcaron en Puzzol.
de una consternación terrible, prodigando con¬ Este puerto era ele los más frecuentados de
suelos, diciendoque una visión le había reve¬ Italia por los judíos, según hemos dicho ya.
lado que nadie perecería. Los buques de Alejandría descargaban en él,
Una noche los marineros creyeron reconocer y se habían formado, al mismo tiempo que en
tierra; se arrojó la sonda y se contaron veinte Roma, una pequeña sociedad cristiana. El após¬
brazas; poco después quince, y creyendo que tol fué perfectamente acogido, y gracias á la
se iba á dar en los arrecifes, que por ailí abun¬ complacencia del buen centurión Publio, per¬
daban, se pusieron cuatro anclas á popa y se maneció siete días allí, emprendiendo después;
amarró el timón, esperando el día con la ma¬ el camino ele Roma.
yor ansiedad. Los marineros trataron de esca¬ Diputaciones cristianas de Roma salieron al
parse en la chalupa, pero los soldados, adverti¬ camino y acompañaron á Pablo desde el Fo~
dos por Pablo, lo impidieron. Apenas amane¬ rurn Apius, desde "las tres tabernas", en¬
y
ció, se reconoció la tierra, que parecía desierta. trando en Roma
por el mes de Marzo del
Veíase al frente una bahía, cuya playa era año 61, en el séptimo reinado de Nerón, bajo
de finísima arena, y se decidió hacer que el consulado de Caesemius Paúus y de Petró-
el
buque encallase en ella. Picáronse los cables nius Turpiliano.
que sostenían las anclas, desligóse el timón, se
izó la vela de mesana, y se gobernó hacia la
playa. Poco después la proa se hundió en la
80 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
rios de Jesús les daban gran importancia. En El segundo siglo, apenas hablaba de él y pa¬
el-año 04 los veremos ocupar la atención del rece
que por sistema se trataba de ahogar su
mundo, y jugar un papel histórico muy impor¬ memoria. I as epístolas eran poco leídas y no
tante. forman autoiidad algura. Sus partidarios ate¬
Lo que importa en esta historia es apartar nuaban mucho sus pretensiones. No ha dejado
la ilusión que la lectura
de las epístolas de Pablo discípulos célebres. Tito, Timoteo y tantos otros
y de las Acias de los apóstoles, produce casi que forman su corte, desaparecen olvidados.
forzosamente. Después de semejante le'ctuia, A decir verdad, Pablo tenía una personalidad
se ve uno obligado, á creer que
las conversio¬ sobradamente enérgica para formar una escue¬
nes se verificaban en masa, que había numero¬ la original. Dominaba siempre á sus discípulos,
sas Iglesias y países enteros que aceptaban el que á su lado no desempeñaban más que pape¬
nuevo culto. les de secretarios, de servidores y de correos.
Pablo, que solamente nos habla de los judíos Cuando Pablo estaba entre ellos, existía solo.
rebeldes, nada dice jamás de la inmensa ma¬ Todos estaban eclipsados por él, ó no veían
yoría de paganos que no tenían conocimiento más que por él.
alguno de la fe. En los siglos III, IV y V, Pablo crece extra¬
De la misma manera, leyendo los viajes de ordinariamente; llega á ser el doctor por exce¬
Benjamín de Tudela, se creería que el mundo lencia, el fundador de la Teología cristiana. El
de su tiempo estaba poblado solamente de ju¬ verdadero presidente de esos grandes concilios
díos. griegos que hacen de Jesús, la llave de una me¬
Las sectas están sujetas siempre á estas ilu¬ tafísica especial, es el apóstol Pablo.
siones ópticas. Para ellas nada existe fuera de El hombre de acción es siempre un débil ar¬
sí mismas. Los acontecimientos tista, ya que no tiene por objeto único más que
que pasan en
su seno, les parecen acontecimientos que deben el esplendor del Universo. No sabe ser un sa¬
interesar al mundo entero. bio, regulariza sus opiniones por la uti¬
porque
Los
primeros cristianos, vivían tan encerra¬ lidad política; no es un hombre virtuoso, por¬
dos suen
círculo, que no sabían casi nada del que la estupidez y la bajeza de los hombres, le
mundo profano. A una docena de personas con¬ obligan á transigir con ellos; nunca es amable:
vertidas, se les daba la importancia de un país la más encantadora de las virtudes, que es la
evangelizado. Una Iglesia encerraba diez ó reserva, le está prohibida.
quince personas, y quizás todos los converti¬ El mundo favorece á los audaces, á los que
dos por San Pablo en el Asia Menor, en Ma¬ se ayudan á sí mismos. Pablo tan grande, tan
cedonia y en Grecia, no pasaron de mil. honrado, no debe, sin embargo, ser considerado
Amase; Cesárea,
Sinope
tnchiale Sel u ie-
H1PHE,
¿ZouliepoUs Tim&s
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SAN PABLO 81
-como apóstol. El personaje histórico que tiene sino á continuación del de su rival. San Pablo
más semejanza con San Pablo, es Lutero. En en la Edad Media
queda casi eclipsado por los
uno y en otro, hay la misma violencia en el len¬ rayos cte San Pedro.
guaje, la misma pasión, la misma energía, la La reforma abre para San Pablo una era nue¬
misma noble independencia, el mismo entusias¬ va llena de gloria y .autoridad. El catolicismo,
mo frenético por una tesis abrazada como una por medio de estudios más profundos, llega á
bondad absoluta. formar un juicio exacto sobre el apóstol de los
Según nuestro sentir, en la creación del cris¬ gentiles. A partir del siglo XIV, el nombre de
tianismo, la parte de Pablo, es muy inferior á San Pablo está por todas partes.
la de Jesús, pero más superior _á la de Fran¬ Roma, arrojando un velo complaciente sobre
cisco de Asís y del autor de la Imitación de la dureza de la epístola á los gálatas, eleva
■Cristo. á Pablo sobre un pedestal casi igual al de
El llamadohijo único de Dios. Aparecer un Pedro.
momento, arrojar una mirada dulce y profun¬ ¿Qué lugar le hará la crítica? ¿Qué rango
da y morir muy joven, es la vida de un Dios. le asignará en la jerarquía de los que sirvie¬
Luchar, disputar y vencer, es la vida de un ron al ideal?
hombre. Se sirve al ideal haciendo el bien, descubrien¬
Después de haber sido cerca de trescientos do lo verdadero y realizando lo bello. A la ca¬
años el doctor cristiano por excelencia, gracias beza de la humanidad marcha el hombre de
al protestantismo ortodoxo, Pablo ha visto ex¬ bien, el hombre virtuoso. El segundo lugar per¬
pirar su reinado. tenece al hombre de bondad, al sabio, al filó¬
Jesús, por el contrario, está más vivo que sofo. Después viene el hombre de lo bello, el
nunca. artista, el poeta.
El discurso de la montaña, es el resumen del Jesús, se ños presenta bajo su aureola ce¬
-cristianismo mejor que la Epístola á las roma¬ leste "como un ideal de bondad y de belleza.
nos. Pedro, ama á Jesús, le comprende, y, á pesar-
El verdadero cristianismo, el que durará eter¬ de sus debilidades, fué un hombre excelente.
namente, procede de los Evangelios, no de las ¿Qué fué Pablo? No fué un panto, porque
epístolas de Pablo. Los escritos de Pablo han el rasgo dominante de su carácter no era !ú
sido un peligro y un escollo; la causa de los bondad. Altanero é iracundo para defenderse,
principales defectos de la Teología cristiana. usaba palabras duras, creía tener siempre ra¬
Pablo es el padre del sutil Agustín, del árido zón y se enemistó con distintas personas.
Tomás de Aquino, del sombrío calvinista, clel No fué tampoco un sabio, porque nada clejó
áspero jansenista, de la teología feroz que con¬ á la ciencia. No fué un poeta, porque sus es¬
dena y predestina á la condenación. Jesús es critos, obras de la mayor originalidad, no tie¬
el padre de todos aquellos que buscan en los nen encanto alguno y sus formas están desuni¬
sueños del ideal el reposo de sus almas. das de gracia.
Lo que hace vivir al cristianismo, es lo poco ¿Qué fué entonces?...
que sabemos de la palabra y de la persona de Un hombre de acción eminente; una alma
Jesús. fuerte, atrevida y entusiasta; un conquistador,
El hombre ideal, el poeta divino, el gran ar¬ un
misionero, un propagador tanto más ar¬
tista, desafía solo el tiempo y las revoluciones. diente, cuanto que en otro tiempo había des¬
Sólo él es quien se encuentra á la derecha de plegado su fanatismo en sentido contrario.
Dios Padre por toda una eternidad. Humani¬ El hombre de acción, por noble y bueno -que
dad, tú eres algunas veces justa y muchas ve¬ sea eb móvil que le impulsa, está menos cerca
ces son exactos tus juicios. de Dios que aquel que ha vivido de amor ^pol¬
En la Edad Media y sobre todo en Occidente, lo verdadero, por lo bello y lo bueno.
la fortuna de Pablo sufre un extraño eclipse. Los primeros lugares en el reino del cielo
Pablo no dice nada al corazón de los bárba¬ están reservados para aquellos á quienes ha to¬
ros; fuera de liorna, no tiene ni una leyenda. cado un rayo de gracia y no lian adorado más
La cristiandad latina, no pronuncia su nombre que lo ideal.
82 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
CUARTA PARTE
EL ANTIC RISTO
CAPITULO PRIMERO del mal y podía hacerse otra cosa que
ya no
subir. Hechos morales de una singular natura¬
Pablo, cautivo en Roma.
leza, ocurrieron aún en las filas más elevadas de
Extraños eran los tiempos: tal vez la especie la sociedad. Cuatro años antes, habíase habla¬
humana 110 había nunca atravesado una crisis do mucho de una ilustre dama, Pomponia Grae-
más extraordinaria. Acababa Nerón de cum¬ cina, mujer de Aulus Plautius, el primer con¬
plir veintitrés años. La cabeza de este infeliz quistador de Bretaña. Se la acusaba de "supers¬
joven, colocado á los diecisiete años por una tición rara". Vestía siempre de negro y no sa¬
madre perversa á la cabeza del mundo, acababa lía de su austeridad. Se atribuía semejante me¬
de extraviarse. Desde hacía algún tiempo, mu¬ lancolía á horribles recuerdos, sobre todo á la
chos indicios habían producido inquietud entre muerte de Julia, hija de Drusus, su amiga ín¬
los que le conocían. Era el suyo un espíritu tima, á la que Mesalina hizo matar. Uno de
prodigiosamente declamatorio, una mala natu¬ sus hijos parecía también haber sido víctima
raleza, hipócrita, ligera, vanidosa; un increí¬ de una de las monstruosidades más enormes de
ble compuesto de inteligencia falsa, de malicia Nerón; pero se veía claramente que Pomponia
profunda, de egoísmo atroz y solapado, con llevaba en el corazón un duelo más profundo
inusitados refinamientos de sutilidad. Para ha¬ y acaso misteriosas esperanzas. Fué sometida,
cer de él un monstruo que 110 según la antigua costumbre, al juicio de su es¬
tiene igual en la
historia y cuyo semejante no se encuentra sino poso. Plautus reunió á sus parientes, examinó
en los anales patológicos del cadalso, concu¬ el asunto en familia y declaró á su mujer ino¬
rrieron no obstante circunstancias particulares. cente. Esta noble dama vivió largo tiempo aún,
La escuela del crimen en que creció, la execra¬ tranquila bajo la protección de su marido,
ble influencia de su madre, la obligación en que siempre triste y muy respetada. ¿Quién sabe
esta abominable mujer lecasi de entrar
puso si las apariencias que observadores superficiales
en la vida con un tomaban
parricidio, le hicieron conce¬ porun humor sombrío no eran la
bir muy pronto el mundo como una horrible gran paz del alma, el recogimiento tranquilo,
comedia, de la que él era el protagonista. En la espera resignada de la muerte, el desdén de
el momento en que lo presentamos, se ha apar¬ una saciedad necia y mala, la alegría inefable
tado completamente de los filósofos, sus,maes- del renunciamiento á la alegría? ¿Quién sabe
tros; ha dado muerte á casi todos sus allega¬ si no fué ella la primer santa de grande mundo,
dos, ha puesto de moda las más vergonzosas la hermana mayor de Abelania, de Eustoquia
locuras, y. una parte de la sociedad romana, y de Paula?...
imitándole, ha descendido hasta el último grado Esta situación extraordinaria, si bien expo¬
de depravación. I a dureza antigua llegaba á su nía la Tglesia de Roma á los reveses de la po¬
colmo. La reacción de los justos instintos popu¬ lítica, dábale en cambio una importancia de
lares comenzaba. Por la época en que Pablo primer orden, aun cuando fuera poco numero¬
en¬
tró en Roma, he aquí cuál era la crónica del día. sa. Bajo Nerón, Roma nada concedía á las
Pedanius Secundus, prefecto de la capital, provincias. Todo el que aspiraba á una gran
personaje consular, acababa de ser asesinado acción debía ir á ella. Pablo tenía una especie
por uno de sus esclavos^ no sin que se pudieran de instinto profundo que le guiaba en la vida,
alegar en favor del culpable circunstancias ate¬ y su llegada á Roma fué para su existencia
nuantes. Con arreglo á la ley, todos los esclavos un acontecimiento casi tan decisivo como su
que, hasta el momento del crimen, habían habi¬ conversión. Creyó haber llegado á la cumbre
tado bajo el mismo techo que el de su vida apostólica, y recordó sin duda el
asesino, debían
recibir la muerte. Cerca de cuatrocientos desgra¬ sueño en el cual, después de uno de sus días de
ciados se encontraban en este caso. Cuando se lucha, se le apareció el Cristo y le dijo: "¡Va¬
supo que la atroz ejecución iba á verificarse, el lor! Como diste testimonio de mí en Jerusalén,
sentimiento de justicia que duerme en la con¬ así lo harás en Roma."
ciencia del pueblo más envilecido se rebeló. Hu¬ Cuando se encontró cerca de los muros de
bo un motín; pero el Senado y el emperador la ciudad eterna, el centurión Julius condujo
decidieron que la ley debía ser cumplida. sus prisioneros á los castra proctoriana, cons¬
Probablemente entre aquellos cuatro¬
es que truidos por Se.jan, cerca de la vía Nomentana,
cientos inocentes, inmolados en virtud de un y los entregó al prefecto del pretorio. Los ape¬
odioso derecho, hubiera más de un cristiano. Se lantes al emperador eran, al entrar en Roma,
había llegado hasta lo más hondo del abismo considerados cual prisioneros del emperador, y
EL ANTICRISTO 83
como tales confiados á la guardia imperial. Los tera. Pablo enumeró todos los textos de Moisés
prefectos del pretorio solían ser dos; pero en y de los profetas probaban según él, que
que
aquel momento sólo había uno, Desempeñaba desús era el Mesías.
Algunos creyeron; pero
este cargoimportante, desde el año 51, el noble los. más permanecieron como estaban. Los
Afranius que, un año después, había
Burrhus, judíos de Roma se jactaban de una exactísima
de expiar con una muerte llena de tristeza el observancia. No era allí donde Pablo podía
crimen de haber querido hacer el bien valién¬ triunfar. Separáronse el
desacuerdo,
en mayor
dose del mal. Es indudable que Pablo no tuvo y descontento Pablo citó un pasaje de Isaías,
ninguna relación directa con él. Sin embargo, muy familiar á los predicadores cristianos,
la manera humana como el apóstol parece haber acerca de la ceguera voluntaria de los hombres
sido tratado fué debida á la influencia que este endurecidos que cierran los ojos y se tapan los
hombre justo y virtuoso ejercía en torno suyo. oídos para no oir ni ver la verdad. Después
Pablo se vió reducido al estado de custodia mi- añadió su amenaza acostumbrada de llevar á
litaris, es decir, encerrado en un granero pre- losgentiles, que le recibirían mejor, el reino
toriano, en el cual estaba encadenado, pero no de Dios, que los judíos rehusaban.
de un modo incómodo y continuo. Le fué per¬ Su apostolado entre los paganos fué, efecti¬
mitido vivir en un aposdnto que él pagaba, tal vamente, premiado con un éxito mucho mayor.
vez en el circuito de los castra proztoriana, al Su celda de prisionero se, tornó en un ardiente
que todos iban á verle libremente. Dos años es¬ hogar de predicación. Durante los dos años
peró en esta situación la vista de la causa. que pasó en él, ni una sola, vez fué molestado
Burrhus murió en Marzo del 62, y fué reem¬ en elejercicio de este proselitismo. Tenía á su
plazado por Fenius Ruf'us y por el infame Ti- lado á algunos de su discípulos: Timoteo y Aris¬
gelino, compañero de desórdenes de Nerón é tarco, por lo menos. Parece que alternativa¬
instrumento de sus crímenes. A partir de este mente estos amigos le acompañaban y compar¬
momento, Séneca se retira de los asuntos pú¬ tían su cadena. Los progresos del Evangelio
blicos. Nerón no tiene ya más consejeros que eran sorprendentes. El apóstol hacía milagros,
Esto es — añadieron — por qué hemos oído familia Aüncea. Ena cosa está fuera de duda,
decir que hablas provocando en tocio vivas y es que desde entonces la distinción clara de
contradicciones. los judíos y los cristianos fué hecha ya en Roma
Fué fijada la hora de la discusión y los ju¬ por las personas bien informadas. El cristia¬
díos se reunieron en bastante número en el pe¬ nismo pareció una • "superstición " distinta, sa¬
queño aposento ocupado por el apóstol, para lida del judaismo, enemiga de esta madre y
oirle. La conferencia duró una mañana casi en¬ odiada de ella. Nerón, en particular, estaba bas-
84 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
tante al corriente de lo que ocurría, y se hacía Esta grandeza de alma le ciaban una seguri¬
dar cuenta de todo con cierta curiosidad. Pro¬ dad, una alegría y una fuerza maravillosa. "Si
bable es que entonces
alguno de los judíos que mi sangre — decía á una de sus Iglesias — es
le rodeaban inflase su imaginación haciéndole la libación con que debe ser regado el sacri¬
mirar hacia el Oriente, y que la prometiese ficio de vuestra fe, tanto mejor, ¡tanto mejor!
aquel reino de Jerusalén que fuera el sueño Y vosotros, decid conmigo ¡tanto mejor!" Sin
de sus ultimas horas, su postrera alucinación. embargo, al pensar en su suerte de prisionero
No sabemos con certeza el nombre de ningu¬ creía más bien en su absolución y aím en una
no de los miembros de la Iglesia de Roma del
pronta absolución. Veía en ella el triunfo del
tiempo de Nerón. Un documento de valor du¬ Evangelio, y de ella partía para nuevos proyec¬
doso, enumera, como amigos de Pablo y de Ti¬ tos. Verdad es que no sé" ve su pensamiento en¬
moteo, á Eubules Pudens, Claudia y aquel Li- caminarse hacia Occidente. Es en Filipos, es
nus que la tradición eclesiástica presentará en Colosos donde piensa esperar la aparición
más adelante como el sucesor de Pedro en el del Señor. Tal vez había adquirido un conoci¬
episcopado Roma. Tampoco disponemos
de miento más preciso del mundo latino, y veía
de elementos para apreciar el número de los aue, fuera de Roma y de la Campania, países
fieles ni aproximadamente siquiei'a. convertidos por la imaginación siria en muy
Todo parecía ir viento en popa; pero la en¬ análogos á la Grecia y al Asia Menor, encon¬
carnizada escuela cuya misión consistía en traría, aun cuando no fuese más que á causa
eombatii' basta el fin del mundo el apostolado del idioma, grandes dificultades. El proselitis-
de Pablo no se había dormido. Hemos visto mo
judío y cristiano del primer siglo tuvo poca
cómo los emisarios de esos ardientes conserva¬
importancia en las ciudades verdaderamente
dores la siguieran basta cierto punto la pista, latinas; se encerró en ciudades tales como Ro¬
y cómo el apóstol de los gentiles dejó tras sí ma y Puzzoli, en donde, á
de las constan¬
causa
•en los mares y tierras que atravesó un largo tes llegadas de orientales, el griego abundaba
reguero de odio. Pablo, presentado bajo las mucho. El programa de Pablo estaba suficien¬
apariencias de un hombre funesto, que enseña¬ temente cumplido. El Evangebo había sido pre¬
ba á comer carne de- reses sacrificadas á los dicado en los dos mundos; había llegado, se¬
ídolos y á cohabitar con paganas, es señalado gún las amplias imágenes del lenguaje proféti-
de antemano y expuesto á la vindicta de todos. co, á los extremos de la tierra, á todas las na¬
Con trabajo se cree ésto, mas no puede dudar¬ ciones que cubría el cielo. Lo que Pablo soñaba
se,puesto que el mismo Pablo nos los dice. entonces, poder predicar libremente en
era
Aun en aquel momento solemne, decisivo, en¬ Roma, volver acto seguido hacia sus Iglesias
contró ante sí mezquinas pasiones. Adversa¬ de Maeedonia y Asia y esperar pacientemente
rios, pertenecientes á aquella escuela judío- con
ellas, en la oración y el éxtasis, la venida
cristiana que desde bacía diez años encontra¬ del Cristo.
ba siempre al paso, emprendieron para com¬ Pocos años de la vida del apóstol fueron tan
batirla una especie de contrapredicaeión del felices como éstos. Inmensos consuelos le visi¬
Evangelio. Envidiosos, quisquillosos, ásperos, taban de vez en cuando; no tenía que temer de
buscaban las ocasiones de contrariarle, de agra¬ la mala voluntad de los judíos. La pobre habi¬
var la tación del
posición del prisionero, de excitar á los prisionero era el centro de una sor¬
yudíos contra él, de rebajar el mérito de- sus prendente actividad. Las locuras de la Roma
cadenas. 1 a buena voluntad, el amor, el res- profana, sus espectáculos, sus escándalos, sus
} eto que los demás le significaban, su convic¬ crímenes, las ignominias de Tigelino, el valor
ción proclamada en voz alta de que las cadenas de Tliraseas, el horrible destino de la virtuosa
del apóstol eran la gloria y la mejor defensa Octavia, y la muerte de Pallas, conmovían poco
del Evangelio, le consolaban de estas amargu¬ á nuestros piadosos iluminados. "La figura de
ras.
"¿Qué importa? — escribía en aquel en¬ este mundo es pasajera" — decían. — La gran
tonces. Con tal que el Cristo sea predicado,
—
imagen de un porvenir divino les hacía cerrar
que el predicador sea sincero ó que la predica¬ los ojos sobre el lodo mezclado con sangre en que
ción no sea para él un pretexto, me regocijo y se hundían sus pies. En realidad, la profecía de
vivo, veré fructificar mi obra: no sé, pues, qué no en el exterior!... ¡ Cuán horrible vivir en
elegir. Me veo entre los deseos contrarios: por este reino de la Bestia, en el cual no muere el
una parte, abandonar este mundo é ir á unirme gusano, y el fuego no se extingue!
á Cristo; por otra, permanecer con vosotros. Una de las mayores alegrías que Pablo ex¬
Lo primero sería mejor para mí, mas lo segun¬ perimentó en esta época fué la llegada de un
do es mejor para vosotros." mensaje de su querida Iglesia de Filipos, la
EL ANTICRISTO 85
primera que se funclo en Europa, y en la que verdadera justicia según Dios, que procede de
dejó tantos fíeles cariños. La rica Lidia, ia que la fe enCristo, á fin de participar de su resu¬
él llamaba "su esposa verdadera", no ie olvi¬ rrección y de resucitar, á mi vez, entre loa
daba. Ep afroditas, enviado por la Ig'lesia, lle¬ muertos, corno he j articipado de sus sufrimien¬
vaba algún dinero útil para el apóstol, dados tos y como lleyo enéima la imagen ele su muer¬
los gastos que le ocasionaba su nuevo estado. te. Estoy lejos de haber llegado.á este fin, pecó¬
Pablo, que había siempre hecho una excepción le persigo. Olvidando lo que atrás queda, siem¬
en favor de la Iglesia de Filipos, y recibido de pre caminando hacia lo que hay delante, aspiro
ella lo que no quería deber á ninguna otra, como el corredor al premio de la victoria colo¬
mostró la mayor alegría. Las noticias de la Igle¬ cado al final de la carrera. Tal es el sentimien¬
sia eran excelentes. Apenas si tinas dispu¬ to de los perfectos." Y agrega: "Nuestra pa¬
tas entre las dos díaeonisas Evodia y Sintiquea tria está en el cielo, del que' esperamos,- para
habían turbado la paz. Algunas triquiñuelas salvar- al Señor Jesucristo, que transforme
suscitadas por los malévolos, y de las que re¬ nuestro cuerpo glorioso-, por la extensión de su
sultaron algunas prisiones, sólo sirvieron para poder gracias ai decreto divino que todo se
y
demostrar la paciencia de los fieles. La herejía lo somete. He ahí, hermanos, á lo que amo y
de los judío-cristianos.y la pretendida necesi¬ siento 110 daros mi alegría y mi corona, lie ahí
dad de la circuncisión, vagaban en torno de la doctrina á- que habéis ele ateneros, amados
ellos sin desanimarles. Algunos malos ejemplos- míos."
de cristianos mundanos y sensuales de los que Exhórtales sobre todo á la concordia y la
el apóstol habla con lágrimas, no procedían, obediencia. La forma de la vida que les ha
según parece, de su Iglesia. Ep afrodita estuvo dado, la manera como le han visto practicar el
algún tiempo con Pabló y pasó á su lado una cristianismo es la buena; pero, después de todo,
enfermedad, debida á su abnegación que por cada fiel tiene su revelación personal, que viene
poco no le condujo á la muerte. Un vivo deseo también de Dios. Ruega á su "verdadera espir¬
de volver á ver Filipos apoderóse de este hom¬ ea" (Lidia) que reconcilie á Evodia y Sinti¬
bre excelente: deseó calmar por sí mismo las in¬ quea, que las secunde, que las ayude en su oficio
quietudes que concebían sus amigas. Pablo, por de sienas de los pobres. Quiere que haya re¬
su parte, queriendo
hacer cesar lo antes posible gocijo: "el Señor está próximo." las líneas en
los temores de las piadosas damas, despidióle que da las gracias por el envío cíe dinero que
prontamente, dándole pava Filipos una carta te hacen las clamas ricas de Filipos es uii mode¬
llena de ternura, escrita de puño y letra cíe Ti¬ lo de afabilidad y de viva piedad. "TIe expe¬
moteo. Nunca había encontrado tan dulces ex¬ rimentado una gran alegría en el Señor á pro¬
presiones explicar el amor que profesaba
para pósito de este reflorecimiento - tardío -de vuestra
á aquellas Iglesias tan buenas y tan puras, que amistad, que 03 ha hecho por fin pensar en mí:
encerraba en su corazón. Las felicitó, 110 sólo ya se que pensábais, pero, no teníais ocasión de
jpor creer en el Cristo, sino también por haber demostrarlo. No digo esto para insistir acerca
sufrido por él. Los comparaba con un pequeño de mi
pobreza; he aprendido á- contentarme
grupo escogido de hijos de Dios en medio de una con lo que
tengo. Sé pasar en la penuria y sé
raza corrompida y perversa, como antorcha en gozar lo superfino. Me hallo habituado á todo,
meclio de un mundo obscuro. Les fortificó con¬ á estar harto y.á tener hambre, á nadar.en la
tra el ejemplo de los cristianos menos perfec¬ abundancia y á carecer de lo necesario. Puedo
tos, es decir, de los-que no se hallaban exen¬ hacer tocio lo que me sirva para fortificarme.
tos de todo prejuicio judío. Los apóstoles de Pero, por vuestra parte, habéis liecho bien en
la circuncisión son tratados con la mayor dure¬ contribuir á aliviar mi situación. No hablo así
za. "Cuidado con los perros, con ios malos polque irte alegra el donativo-, sino por el pro¬
obreros, con tocios esos mutilados. "Nosotros vecho que de él resultará para vosotros. Tengo
somos los verdaderos circuncisos, nosotros los lo que necesito, estoy hasta sobrado de ello, des¬
que adoramos arreglo al espíritu de Dios,
con de que recibí por Epafrodiía vuestra ofrenda,
que ponemos nuestra gloria y nuestra confian¬ sacrificio de buen perfume, hostia bien acogida,
za en Jesucristo, no en la carne. Si yo quisiera
agradable á Dios."
elevarme por esas distinciones casuales, mejor Recomienda la humildad, que nos hace mirar
que nadie podía hacerlo; yo, circuncidado al 6, los demás como superiores á nosotros, la ca¬
octavo día ele mi nacimiento de la pura raza lidad, -que nos hace pensar en los demás antes
de Israel, de la tribu cíe Benjamín, hebreo hijo que en nosotros, á ejemplo de Jesús. Jesús te¬
de hebreos, antiguo fariseo, antiguo persegui¬ nía ensí todo -el poder de la divinidad mien¬
dor, antiguo observador celoso de las justicias tras duró su vida terrestre, púdose mostrarse
legales. Y por el contrario, imitando al Cristo, en su esplendor divino; pero de hacer tal -cosa
tengo tales ventajas por inferioridades, por in¬ la marcha de la redención hubiera sido tras-for¬
mundicias, desde que sé lo que encierra ele rada. Por esto, se había despojado de su brillo
transcendental el conocimiento del Cristo Je¬ natural para tomar la apariencia de su esclavo.
sús. Por ser agradable al Cristo, he perdido El mundo le vio semejante á 1111 hombre. No mi¬
todo lodemás, he cambiado mi propia justicia, rando más que el exterior, por un hombre-ha¬
procedente de la observación de la ley, por la bría sido tomado. "Se humilló así mismo ha-
86 novisima historia universal
ciéndose obediente hasta la muerte, y á la muer¬ dar razón ante el emperador de no sé qué de¬
te en la cruz. He ahí por qué Dios le exaltó y lito. ¿Quiénes estos sacerdotes? ¿No tuvo
eran
le dio un nombre superior á todos, queriendo su asunto ninguna relación con los de Pablo
que al oir decir Jesús toda rodilla se doble en y Pedro? La carencia de pruebas históricas
el cielo, en la tierra y en el infierno, y que toda hace que sobre ambos puntos se ciernan mu¬
lengua proclame al Señor Jesucristo, la gloria chas dudas. El hecho mismo en que los cató¬
de Dios Padre." licos modernos basan el edificio de su fe, se
Como se ve, Jesús va creciendo de hora en halla muy lejos de ser cierto. Creemos, no obs¬
hora en la conciencia de Pablo. Si éste no ad¬ tante, que los "Actos de Pedro", tal como los
mite aún su completa igualdad con Dios Padre, refieren los ebionitas, no fueron fabulosos sino
cree en su divinidad y presenta su vida terres¬ en el detalle. La concepción fundamental de
tre como la ejecución de un plan divino, reali¬ estos "Actos", que es Pedro corriendo el mun¬
zado por una encarnación. La -cárcel hacía en do detrás de Simón el Mago para refutarlo,
él el efecto que ordinariamente produce en las llevando el verdadero Evangelio, llamado á
almas fuertes. Le exaltaba y provocaba en sus destruir el Evangelio del impostor, "yendo tras
ideas vivas y profundas revoluciones. Poco des¬ él como la luz tras de las
tinieblas, como la
pués de expedir la carta á Filipos, envió á esta ciencia en ¡dos de la ignorancia, como la cura
Iglesia á Timoteo, para informarse de su esta¬ tras la enfermedad", esta concepción es ver¬
do y dar nuevas instrucciones. Timoteo debió dadera si se jione el nombre de Pablo en vez
i
pronto. Lucas parece haber hecho
egresar muy del nombre de Simón. En el viaje emprendido
también por entonces un viaje de corta dura¬ por el viejo discípulo galileo, buscando las
ción. huellas de Pablo, admitimos de buen grado que
Pedro, siguiendo á Pablo de cerca, tocó en Co-
CAPITULO II
rinto, en donde tenía antes de su llegada un
Pedro en Roma. partido considerable,, que dic allí mucha fuer¬
za á los judío-cristianos, de 1 al modo, que más
Las cadenas de Pablo, su entrada en Roma, adelante la Iglesia de Corinto pudo pretender
triunfal según las ideas cristianas, las ventajas haber sido fundada por los dos apóstoles, y sos¬
que le proporcionaba su residencia en la capi¬ tener, gracias á un ligero error de fecha, que
tal del mundo, no dejaban un punto de reposo Pedro y Pablo habían estado juntos en ella al
al partido de Jerusalén. Pablo era para este mismo tiempo, y de allí salieron para encontrar
partido una especie de estímulo, un rival activo, la muerte en Roma.
contra el cual se murmuraba, y tratándose, no ¿Cuáles fueron en esta ciudad las relaciones
obstante, de imitarle. Pedro, sobre todo, siem- de ambos apóstoles? Ciertos indicios hacen
jire indeciso respecto á su audaz cofrade, entre creer que bastante buenas. Pronto veremos á
una viva admiración personal y el Marcos, secretario de Pedro, encargado de una
papel que
su
cortejo le imponía, atravesaba también por misión de su maestro, marchar al Asia con una
pruebas numerosas, copiando á Pablo, siguién¬ recomendación de Pablo. Además, la epístola
dole de lejos en sus, caminatas y encontrando atribuida á Pedro, escrito de una autenticidad
tras él las fuertes posiciones que podían ase¬ muy sostenible, presenta muchas frases toma¬
gurar el éxito de la obra común. A ejemplo de das de las epístolas de Pablo. Dos verdades es
Pablo tal vez, hacia el año- 54, fijó su residen¬ necesario mantener en toda esta historia. Es la
cia en Antioquía. El rumor esparcido en Ju- primera que divisiones profundas (mucho más
dea y en Siria, en la segunda mitad del año 61, profundas que las ■ que después fueron, en
de la llegada de Pablo á Roma, pudo también la historia de la Iglesia, materia de cismas),
inspirarle la idea de un viaje hacia Occidente. dividieron á los dos fundadores del cristianis¬
Parece que lo emprendió con todo un acom¬ mo, y que la forma de la polémica, conforme
pañamiento apostólico. Primeramente su intér¬ con las costumbres de las gentes del pueblo,
prete Juan Marcos, á quien llamaba su hijo, y fué entre ellos singularmente áspera. Es la se¬
que le seguía á todas partes: el apóstol Juan gunda pensamiento superior reunió, aún
que un
parece de igual modo, haber acompañado á Pe¬ en vida suya,
á estos hermanos enemigos, como
dro. Algunos indicios hacen suponer que Ber¬ anuncio de la gran reconciliación que la Igle¬
nabé también hizo este viaje. Por último, no es sia debía operar oficialmente entre ellos des¬
imposible que Simón de Gitton se trasladara pués de muertos. Esto se ve con frecuencia en
aparte á la capital del mundo, atraído por la los movimientos religiosos. Es preciso asimismo,
especie de encanto que esta ciudad ejercía so¬ en la
apreciación de estos debates, tener muy
bre todos los jefes de secta, los en cuenta el carácter judío, siempre vivo y sus¬
charlatanes,
magos y taumaturgos. Nada tan familiar á los ceptible, impelido á las violencias de lenguaje.
judíos como el viaje á Italia. El historiador En estas pequeñas diferencias piadosas, se re¬
Josefo fué á Roma en el año 62 ó 63 para ob¬ ñía y se hacía la paz á cada instante. Cruzá¬
tener la libertad de algunos sacerdotes judíos, banse agrias palabras, y sin embargo, había ca¬
santos varones
que, por no comer nada impuro, riño. Ausente Pablo y separado de Pedro, estas
no vivían en país extranjero más que de higos divisiones no tenían más importancia que las
y nueces, y á los que Félix había enviado á que en nuestros días separan las distintas frac-
EL ANTICRISTO 87
ciones de la clase positivista. Pablo tenía acer¬ del sublime infernal. Era ya costumbre en i a
ca de ésto una excelente frase. "Que cada cual secta, bien por precaución contra la policía,
continúe en la enseñanza que
recibiera"; regla bien por afición al misterio, no designar esta
admirable que la Iglesia romana 110 siguió des¬ ciudad sino con el nombre de Babilonia. Los
pués. La adhesión á Jesús bastaba. Las divi¬ judíos solían aplicar también á cosas del mo¬
siones confesionales, si podemos así expresar¬ mento nombres propios simbólicos tomados de
nos, eran una simple cuestión de principio, in¬ su vieja literatura sagrada.
dependiente de los méritos personales del cre¬ Esta antipatía poco disimulada por un mun¬
yente. do que no comprendían, iba siendo el rasgo ca-
Sin embargo, un hecho que tiene su grave¬ lacterístico de los cristianos "El odio del gé¬
dad, y que induciría á creer que las buenas re¬ nero humano" pasaba por el de «u
resumen
laciones restablecieron entre ambos doctrina. Su melancolía aparente era un insul¬
110 se
após¬
toles, la memoria de la siguiente ge¬
es que, en to á "la felicidad del siglo." Su creencia en el
neración, Pedro y Pablo son los jefes de los fin del mundo contrariaba el optimismo oficial,
partidos opuestos en el seno de la Iglesia. Esto según el cual, todo iba á renacer. Las señales
se debió á que de repulsión hacían al pasar delante de los
el Apocalipsis, al día siguiente que
de la muerte de los apóstoles, ó de la muerte templos daban idea de que pensaban en que¬
de Pedro, al menos, fué de todos los judío-cris¬ marlos. Estos viejos santuarios de la religión
tianos, el que odió más á Pablo. Pablo se con¬ romana eran extremadamente amados por los
sideraba jefe de los paganos convertidos allí patriotas; insultarlos, era insultar á Evandro,
donde los había; esta era su interpretación del á Numa, á los antecesores del pueblo romano,
pacto de Antioquía; pero los judío-cristianos á los trofeos de sus victorias. Se atribuían á los
io entendían evidentemente de un modo distin¬ cristianos todas- las malas acciones. Su culto pa¬
to. Es probable que este último partido, que saba por una superstición sombría, funesta para
siempre fué muy fuerte en Roma, tomase con el imperio. Mil relatos atroces ó vergonzosos cir¬
la llegada de Pedro una gran preponderancia. culaban respecto á ellos. Los hombres más ilus¬
Pedro se hizo jefe y el jefe de la Iglesia de
su trados los creían y miraban á los designados á
Roma. El sin igual prestigio de Roma daba á su odio como capaces de todos los crímenes.
tal título la mayor importancia. En el triunfo Los nuevos sectarios no hacían adeptos más que
de esta ciudad extraordinaria veíase algo pro¬ en las clases
bajas. Las gentes bien educadas
videncial. A consecuencia de la reacción que evitaban pronunciar su nombre, ó, cuando &e
contra Pablo se produjo, Pedro se tornó cada veían obligados á ello, excusábanse casi. Pero
vez más en supremo jefe de los apóstoles. La en el pueblo, los progresos eran extraordina¬
persuasión de esto se hizo rápidamente en los rios. Hubiérase dicho que una inundación, lar¬
espíritus fáciles de impresionar. ¡ El jefe de go tiempo detenida, hacía al fin su irrupción.
los apóstoles en la capital del mundo! ¿Qué La Iglesia de Roma era ya todo un pueblo. La
más expresivo? La gran asociación de ideas que corte y la ciudad empezaban seriamente á ha¬
había de dominar los destinos de la humanidad blar de ella: sus progresos fueron algún tiem¬
durante miles de años acababa de constituirse. po la conversación del día. Los conservadores
Pedro y Roma se hicieron inseparables aun sin pensaban con una especie de terror en aquella
quererlo ellos. Roma está predestinada á ser la cloaca de inmundicias que se imaginaban en los
capital del cristianismo latino. La leyenda de subterráneos de Roma. Hablaban con ira de
Pedro, primer Papa, queda escrita de antema¬ aquellas especies de malas hierbas imborrables,
no ; pero será necesario
que transcurran cuatro que brotaban tan pronto como eran arrancadas.
ó cinco siglos para desembrollar esto. De todos En cuanto al malévolo
populacho, soñaba con
modos, Roma 110 pudo sospechar, el día que crímenes imposibles atribuírselos á los
para
Pedro entró en ella, que aquel día reglamenta¬ cristianos. Se les hacía responsables de todas
ba su porvenir, y que el pobre sirio que aca¬ las desgracias públicas. Se les acusaba de pre¬
baba de traspasar sus murallas tomaba pose¬ dicar la rebelión contra el emperador y de
sión de ella por muchos siglos. tratar de amotinar á los esclavos. El cristiano
La situación moral, social y política, se agra¬ llegó á ser en la opinión lo que fué luego el
vaba de día en día. No se hablaba más que de judío de la Edad Media, el emisario de todas
prodigios y de desgracias,
ios cristianos eran
y las calamidades, el hombre que no piensa más
los más afectos por ellas. La idea de que Satán que en el mal, el envenenador de fuentes, el co¬
es el dios de este mundo arraigaba en ellos cada medor de niños, el incendiario. En cuanto se
vez más. Los espectáculos parecíanles demo¬ cometía un crimen, el más leve Indicio bastaba
niacos. Nunca iban á ellos, pero oían á la gente para detener á un cristiano y someterle á la
del pueblo explicárselos. Un Icaro que, en el tortura. En ocasiones repetidas, el nombre de
anfiteatro de madera del Campo de Marte pre¬ cristiano bastaba jpor sí solo para el arresto.
tendía sostenerse en el aire, y fué á caer en el Cuando se les veía alejarse de Jos sacrificios pa¬
palco mismo de Nerón, á quien manchó de san¬ ganos, se les insultaba. En realidad, la era de
gre, sorprendióles en extremo, y se convirtió las persecuciones estaba abierta ya, é iba á du¬
en el elemento capital con cortos intervalos, hasta Constantino.
de una de sus leyendas. rar,
El crimen de Roma llegó á los últimos límites En los treinta años que transcurrieron desde
88 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
laprimera predicación cristiana, sólo los judíos idólatras, y amenazándoles con la cólera de
Dios. Otros, por exceso de celo, declamaban en
persiguieron la obra de Jesús, y los romanos
defendieron á las cristianos contra los judíos. voz alta contra los paganos, reprochándoles sus
Ahora, los perseguían á su vez. De la
romanos vicios. Los hermanos más sensatos les llamaban
capital, estos terrores, estos odios, pasaban á con gracia "obispos" ó "vigilantes de los de
las provincias provocando las más tremendas fuera". Ocurríanles crueles desventuras, y los
injusticias. Mezclábanse con ésto atroces burlas. prudentes directores de la comunidad, Jejos de
Las paredes de los lugares en que se reunían los exaltarlos, los decían claramente que 110 tenían
cristianos estaban cubiertas de caricaturas yde más que lo que merecían.
inscripciones insultantes ú obscenas contra los Toda clase de intrigas que la insuficiencia de
hermanos y las hermanas. la costumbre de re¬ documentos no nos permite desembrollar, agra¬
presentar á Jesús bajo la forma de un hombre vaban la posición de los cristianos. Los judíos-
con cabeza de asno se había ya tal vez estable¬ tenían gran influencia cerca del emperador y
cido. de su esposa Popea. Los "matemáticos", es de¬
Nadie duda hoy que esas acusaciones de crí¬ cir, los adivinos, entre otros cierto Balhillus de
menes é infamias eran calumniosas. Mil razo¬ Efeso, rodeaban al emperador, y, bajo pretex¬
nes inducen á creer además que los directores to de ejercer su arte, que consistía en alejar las
de la Iglesia cristiana no dieron el menor pre¬ calamidades y los malos presagios, dábanle
texto á la mala voluntad que iba pronto á ha¬ atroces consejos. ¿Carece de faldamento la le¬
cerlas víctimas de crueles violencias. Todos los yenda que hace entre este mundo de hechice¬
ros el nombre de Simón el Mago? Posible es
jefes de los partidos que dividían la
sociedad
istiana estaban de acuerdo respecto
á la acti¬ que así sea, pero también es posible lo con¬
tud que debían guardar con los funcionarios trario. El autor del Apocalipsis parece muy
romanos. En el fondo, se podían tener á estos preocupado por un "falso profeta", al que pre¬
magistrados por agentes de Satán, puesto senta como agente de Nerón y como un tauma¬
que protegían la idolatría y eran los sostenes turgo que hacía caer fuego del cielo, daba vida
de un mundo entregado á Satán; pero, en la y voz á las estatuas y mar- aba á los hombres
práctica, los hermanos se mostraban llenos de con el carácter ele la Bestia Tal vez se tratara
respeto hacia ellos. La facción ebionita era la de Balbillus. Necesario es reconocer, no obstan¬
única en compartir los sentimientos exaltados te, que los prodigios tilribuídos al falso profe¬
de los zelotes y demás fanáticos de Júdea. En ta porel Apocalipsis tienen mucha semejanza
política, los apóstoles muéstranse á nosotros con los
juegos de escamoteo que la leyenda atri¬
como esencialmente conservadores y legitimis- buye á Simeón. El emblema de un cordero-
tas.Lejos de. impulsar al esclavo á la rebelión, dragón. bajo el cual el falso profeta es desig¬
quieren que el esclavo sea obediente al amo, nado en el mismo libro, conviene mejor á un
aun el más injusto y más duro, cual si sirviera lalso Mesías, como Simón de Gil ton, que á un
á Jesucristo en persona, y esto no por necesi¬ simple hechicero. Por otra parte, la leyenda
dad, ni para escapar á los castigos, sino por de Simón precipitado del cielo no carece de
conciencia, porque lo quiere Dios, Detrás del analogía con un accidente que ocurrió en el an¬
amo. hállase Dios mismo. La esclavitud estaba fiteatro, bajo Nerón, á un actor que desempe¬
tan lejos de innatural, que los cris¬
aparecer ñaba el papel de Iearo. El sistema del autor del
tianos tenían esclavos, y esclavos ^cristianos. Apocalipsis de expresarse en medio de enig¬
Hemos visto á Pablo reprimir la tendencia á mas rodea de obscuridad todos estos sucesos;
los levantamientos políticos que se manifesta¬ pero no hay engaño en buscar en cada línea de
ban hacia el año 57, predicar á. los fieles de tan extraño libro alusiones á las circunstancias
Roma y, sin duda, á los de otras muchas Igle¬ anecdóticas más minuciosas del reinado de
sias, la sumisión á los poderes, cualquiera que Nerón.
sea su origen, establecer en principio que el Nunca, por otra parte, la conciencia cristia¬
gendarme ministro de Dios, y únicamente
es un na se sintió más oprimida que en aquel instan¬
los malos pueden temerle. Pedro, por su parte, te. Creíase en un estado provisional y de muy
era el más tranquilo de los hombres. Pronto ha¬ corta duración.
Se esperaba todos los días la
llaremos la doctrina de la sumisión á los pode¬ solemne aparición final. "¡Ahí está!... ¡Den¬
res enseñada tro de una hora!... ¡Se halla cercana!..." eran
bajo su nombre, casi en los mis¬
mos términos que en Pablo. I a escuela que se las frases que á cada momento se decían. El
unió más tarde á Juan compartía los mismos espíritu del martirio, la idea de que el mártir
sentimientos acerca.del origen divino de la so¬ glorificaba á Cristo con su muerte, y de que
beranía. Uno de los más
grandes temores de esta muerte es una victoria, estaba ya umver¬
los jefes era ver á los fieles comprometidos en salmente esparcida. Para el pagano, por otra
malos negocios, cuya parte odiosa recayese so¬ parte, el cristiano era una carne natui'almente-
bre toda Ja Iglesia. En aquel momento supre¬ sujeta al suplicio. Un drama que obtenía en¬
mo, el lenguaje de los apóstoles fué muy pru¬ tonces gran éxito era el Laureolus, en el que-
dente. Algunos infelices, sometidos á la tortu¬ el protagonista, especie de Tartufo bribón,
ra, algunos esclavos fustigados se habían visto era crucificado en escena
y comido por un oso*
impulsados al insulto, llamando á sus amos entre los aplausos de la concurrencia. Este-
EL ÁiíTICRISTO 89
drama es anterior á la introducción en Roma entre ellos. "Que el hermano humilde piense en
del cristianismo, fué representado en
pues su nobleza y
el rico en su bajeza; porque la ri¬
el 41. Pero parece que fué aplicado á los már¬ queza pasará como la flor de los campos... Her¬
tires cristianos, el nombre de Laureolus. manos míos, 110 hay diferencia de personas en
reposada del Eclesiastes. La autenticidad de lujo de los ricos saduceos habían, en efecto,
tales escritos, dado el número de las falsas dis¬ llegado al colmo. 1 as mujeres compraban á
posiciones apostólicas que circulaban entonces, Agrippa II el pontificado, pagándolo á peso
es siempre dudosa. Tal vez el partido judío- de oro, para sus maridos. Marta, hija de Boe-
cristiano, acostumbrado á hacer funcionar á su tlius, una de estas simoniacas, cuando iba á ver
antojo la autoridad de Santiago, le atribuyó oficiar á su esposo, hacía extender alfombras
este manifiesto, en el que veíase el deseo de desde la puerta de su casa hasta el santuario.
contradecir á los innovadores. Desde luego, si El pontificado se había rebajado
singularmente.
alguna parte tuvo Santiago en él, no fué su Aquellos sacerdotes mundanos se ruborizaban
redactor. Es dudoso Santiago supiera el
que con lo que sus
funciones tenían de más santo.
griego. Su lengua era siria, y la epístola de San¬ Las prácticas del sacrificio habíanse hecho re¬
tiago es con mucho el mejor escrito del Nuevo pulsivas para estas gentes refinadas, á quienes
Testamento. El helenismo es en ella puro y casi su deber condenaba al oficio de carniceros
y
clásico.Aparte de ésto, el documento se adapta matarifes. Muchos se hacían fabricar guantes
perfectamente al carácter de Santiago. El autor de seda para no estropear con el contacto de
es en efecto, un rabino judío; tiende con fuer¬ las víctimas la piel de sus manos. Toda la tra¬
za hacia la ley; para designar la reunión de los dición talmúdica, de acuerdo sobre este punto
fieles, sirve de la palabra "sinagoga"; es ad¬ con los Evangelios
se y la Epístola de Santiago,
versario de Pablo, y su epístola se asemeja por nos representa á los sacerdotes de
los últimos
el tono á los Evangelios sinópticos, que más años, ante la ruina, del templo, como glotones
adelante veremos salir de la familia cristiana entregados al lujo, duros para el pueblo pobre.
de que Santiago había sido el jefe. Sin embar¬ El Talmud contiene la lista fabulosa de lo
que
go, el nombre de Cristo es en ella mencionado era necesario para el sostén de la cocina de un
apenas dos ó tres veces, con la simple calidad sumo sacerdote. Esto
sobrepuja á toda verosi¬
de Mesías, y sin ninguna de las hipérboles am¬ militud, pero indica la- opinión dominante.
biciosas que amontonaba ya la ardiente imagi¬ "Cuatro gritos salieron de los atrios del tem¬
nación de Pablo. plo — dice una tradición. — El primero "¡Sa¬
Santiago, ó el moralista judío que quiso encu¬ lid de aquí, descendientes de Eli; mancháis el
brirse con su autoridad,
introduce primera¬
nos templo del Eterno!" El segundo: "¡Sal de aquí,
mente en un cenáculo de perseguidos. Las prue¬ Issacbar de Kafar-Barkai, que sólo te respetas
bas son una dicha, porque, poniendo la fe en el á tí mismo y profanas las víctimas
consagradas
crisol, producen la paciencia y la paciencia es al cielo!" (Era éste el que se cubría las
manos
la perfección de la virtud; el hombre probado con guantes de seda). El tercero: "¡Abr'os,
recibirá la corona de la vida. Pero lo que
sobre puertas; dejad entrar á Ismael, hijo de Fabi,
todo preocupa á nuestro doctor, es la diferencia el discípulo de Pinehas, para oue desemreñe
del rico y el pobre. Debió producirle en la co¬ las funciones del pontificado!" El cuarto:
munidad de Jefusalén alguna rivalidad entre "¡Abrios, puertas; dejad entrar á Juan, hijo
los hermanos favorecidos por la fortuna y los de Nabedeo, el discípulo de los
glotones, para
desamparados por ésta, que se quejaban de la que se ahogue á fuerza de víctimas!" Una espe¬
dureza de los ricos, de su soberbia, y gemían cie de canción, ó mejor dicho, de maldición con-
0
í)0 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
hasta nosotros. Dice así: ten cercano! ¿ Por qué quejarse los unos de los
"¡Maldita sea la casa de Boetlius! otros? ¿Por qué pleitear? El verdadero juez
i Malditossean á causa de sus bastones!
¡Maldita sea la casa de Hanán!
llega; está á la puerta. Y ahora, vosotros, los
¡Malditos sean á causa de sus complots! que decís: "Hoy'ó mañana iremos á tal ciu¬
¡Maldita sea la casa de Canthéras! dad y pasaremos en ella un año, y comerciare¬
¡Malditos Sfan á causa de sus kalams!
¡Maldita la familia de Ismael, hijo de Fabi! mos, y ganaremos mucho", sin saber lo que
¡Malditos sean á causa de sus puños!" mañana será nuestra vida (porque no sois más
"Ellos son sumos sacerdotes, sus hijos teso¬ que un vapor visible, un momento, que luego
reros, sus yernos esperan plaza, y sus lacayos desaparece), cuánto mejor haríais en decir:
nos pegan con palos". "¡Si el Señor quiere y vivimos, haremos ésto ó
Abierta era la guerra entre aquellos sacerdo¬ aquéllo!"
tes opulentos, amigos de los romanos, que se Cuando habla de la humildad, de la pacien¬
apoderaban de los empleos lucrativos para ellos cia, de la misericordia, de la exaltación de los
y para sus familias, y los sacerdotes pobres sos¬ humildes, de la alegría que hay en el fondo de
tenidos por el pueblo. Todos los días había san¬ las lágrimas, Santiago parece haber conservado
grientas riñas. El impudor y la audacia de las el recuerdo de las propias palabras de Jesús:
familias pontificales llegó hasta enviar sus gen¬ no obstante lo cual se ve que lendía mucho á
tes á los pueblos, para apoderarse de los diez¬ laley. Todo un párrafo de su epístola está con¬
mos pertenecientes al alto clero, pegando á los sagrado á prevenir á los fieles contra la doctri¬
que se. negaban. Los sacerdotes pobres estaban na de Pablo acerca de la inutilidad de las obras
en la miseria. Imagínense los sentimientos del y sobre la salvación por la fe. Una frase de
hombre piadoso, del demócrata judío, rico con Santiago es la negación directa de una frase de
las promesas de todos los profetas, maltratado la epístola á los romanos. En oposición con los
en el templo (¡su casa!) por los lacayos inso¬ apóstoles de los gentiles, el apóstol de Jerusalén
lentes de sacerdotes epicúreos é incrédulos. Los sostiene que Abraham fué salvado por las obras
cristianos agrupados en torno de Santiago, ha¬ y que la fe sin obras es una fe muerta. Los de¬
cían causa común con estos oprimidos, que pro¬ monios tienen fe, y aparentemente no se sal¬
bablemente como ellos, santas gentes (ha-
eran van. Saliendo aquí de su moderación habitual,
sidim), agradables al pueblo. La mendici¬
muy Santiago llama "hombre vacío" á su adversario
dad parecía haberse tornado una virtud y la Pablo. En uno ó dos sitios más puede verse una
señal del patriotismo. Las clases ricas eran alusión á los debates que dividían la Iglesia, y
amigas de los romanos y no se podía llegar á que llenaron la historia de tal teología algunos
ellas sino por una especie de apostasía y de siglos después.
traición. Aborrecer á los ricos era también una Un espíritu de alta piedad y de caridad con¬
muestra de
piedad. Obligados, para no morir movedora animaba á esta Iglesia de santos. "La
de hambre, á trabajar en las construcciones de religión pura é inmaculada ante el Dios Padre
los herodianos, en las que no veían más que una —
"Pobre" era sinónimo de "santo". de aceite, era considerado como de derecho co¬
"Ahora, ricos, llorad, aullad sobre las des¬ mún entre los fieles. Aun los incrédulos veían
gracias que os han de ocurrir. Vuestras rique¬ en esta medicación un clon
particular de los
zas están
podridas; vuestros trajes fueron roí¬ cristianos. Los antiguos de ella en el
gozaron
dos por los gusanos; vuestro oro, vuestra plata, más alto grado, y se convirtieron en algo así
están enmohecidos, y su moho hablará en contra como médicos espirituales. Santiago concede á
vuestra, y se comerá carnet como el fuego. estas prácticas de medicina sobrenatural la más
¡Atesorásteis en los últimos días! He aquí que alta importancia. El germen de casi todos los
el salario de los obreros que sembraron vues¬ sacramentos católicos estaba ya esparcido. I a
tros campos grita, y la voz de los segadores l a confesión de los pecados, desde hacía mucho
llegado hasta los oídos del Señor Sabaoth. Hi¬ tfempo practicada por los judíos, era mirada
cisteis en la tierra buena colecta, vivisteis entre como un excelente medio de perdón y de cura¬
delicias; fuisteis como las bestias, que comen el ción ; dos ideas inseparables en las creencias
día en que han de ser degollados. Os condenás- del tiempo.
teis, matásteis 'al justo que no se defendía". "¿Alguno de vosotros sufre? Pues rece. ¿Al¬
Siéntese ya fermentar en estas curiosas pᬠguno de vosotros siente alegría? Cante. ¿Algu¬
ginas el espíritu de las revoluciones sociales no está enfermo? Llame á los antiguos de la
que al cabo de algunos años han de ensangren¬ Iglesia y que éstos recen por él, ungiéndole de
tar Jerusalén. En ningún escrito se expresa con aceite en nombre del Señor, y la oración de la
tanta fuerza el sentimiento de aversión por el fe salvará al enfermo, y el Señor lo restablece¬
mundo que fué el alma del cristianismo primiti¬ rá, y, si cometió pecados, será absuelto. Confe¬
vo. "Conservarse inmaculado del mundo" es el sad, pues, vuestros pecados unos á otros, y orad
unos por otros, á fin de veros curados. Porque
precepto supremo. "El que quiere ser amigo del
EL ANTICRISTO 91
la plegaria de un justo es muy fuerte, cuando por el relato de la Cena, tal vez por el de la
se aplica á un objeto determinado". Pasión, y en cierta medida por el de la Resu¬
Los apocalipsis apócrifos, en los que las pa¬ rrección, mas no por las parábolas y las sen¬
siones religiosas del pueblo se expresaban con tencias. Jesús es á sus ojos una victima expia¬
tanta fuerza, eran ávidamente acogidos por toria, un sér sobrehumano, un resucitado, no un
aquel pequeño grupo de judíos exaltados, ó moralista. Sus citas de las palabras de Jesús
mejor dicho nacían junto á él, casi en su.seno, son indecisas "y no se refieren á los discursos
de tal suerte que el tejido de sus escrLos sin¬ que los* Evangelios sinópticos ponen en boca
gulares y el de ios escritos del Nuevo Testamen¬ de Jesús. Las epístolas apostólicas que posee¬
to son con frecuencia difíciles de distinguir uno mos, aparte de las de Pablo, tampoco hacen
de otro. En realidad, tomábanse estos libelos, suponer la existencia de ninguna redacción de
nacidos la víspera, por palabras de Henoch, de este género.
Baruch ó de Moisés. Las más extrañas creen¬ Lo que parece resulta de aquí es que ciertos
cias sobre los
infiernos, sobre los ángeles re¬ relatos, como el de la Cena, de la Pasión y de
beldes, sobre los gigantes culpables que trajeron la Resurrección, eran sabidos de memoria, en
el diluvio, se esparcían y tenían por fuente términos que admitían pocas variantes. El plan
principal los libros de Henoch. En todas estas de los Evangelios sinópticos estaba ya proba¬
fábulas encontrábanse vivas alusiones á los blemente establecido; pero, mientras los após¬
asuntos contemporáneos. El previsor Noé, el toles vivieran, pocas probabilidades tenían de
piadoso Henoch, que no cesan de predecir el ser aceptados unos libros que pretendiesen fijar
diluvio á los aturdidos que, mientras tanto, co¬ la tradición de que se creían los únicos deposi¬
men, beben, se casan y se enriquecen, ¿qué son tarios. ¿A qué, por otra parte, escribir la vida
sino los profetas de los últimos días, avisando de Jesús? Iba á-volver. Un mundo en vísperas
en vano á una generación frivola que no quiere de acabar no necesita libros nuevos. Cuando los
admitir que el fin del mundo está próximo? testigos hayan muerto, será importante hacer
Una rama entera, una especie de período de duradera por la escritura mía imagen que- se
vida subterránea se añadía á la leyenda de Je¬ borra de día en día. En ésto, las iglesias de
sús. Preguntábanse muchos lo que hizo duran¬ Judea y de los países vecinos, tenían una gran
te los tres días que pasó en la tumba. Se quiso superioridad. El conocimiento de los discursos
que en este tiempo hubiera descendido (soste¬ de Jesús, era en ellos mucho más exacto y esta¬
niendo un combate con la muerte;, á las pri¬ ba más extendido que en otra parte. Nótase en
siones infernales en las que se hallaban ence¬ este sentido cierta diferencia entre la epístola
rrados los espíritus rebeldes ó incrédulos; que de Santiago y las epístolas de Pablo. El pe¬
allí hubiera predicado á las sombras y á los de¬ queño escrito de Santiago está todo impregna¬
monios, preparado su libertad. Esta concep¬
y do en una especie de perfume evangélico. Oye¬
ción necesaria para que Jesús fuera, en toda
era se allí á veces como un eco directo de la pala¬
la fuerza del término, el salvador universal. bra de Jesús. El sentimiento cíe la vida de Ga¬
Esto se hacer ver Pablo en sus últimos
propuso lilea se encuentra todavía en él con vivacidad.
escritos. Sin embargo, las ficciones de que se Nada que sea histórico sabemos respecto á las
trata no ocuparon su puesto en el mareo de los misiones enviadas
directamente por la Iglesia
Evangelios sinópticos, sin duda porque tal mar¬ de Jerusalén. Esta Iglesia, según sus principios,
co estaba ya fijado cuando aquéllas nacieron. no debía ser adicta á la propaganda. En gene¬
Permanecieron flotantes fuera de los textos ral, hubo pocas misiones ebionitas y judío-
evangélicos, encontraron su forma hasta
y no cristianas. El espíritu estrecho de los ebionlm
mucho más adelante, en el escrito apócrifo lla¬ no admitía'sino misioneros circuncidados. Con
mado "Evangelio de Nicodemus". arreglo al cuadro que nos ha sido trazado por
Eltrabajo mejor de la conciencia cristiana los escritos del siglo II, sospechosos de exage¬
se cumplía no obstante en silencio en Judea ó ración, pero fieles al espíritu hierosolimilano,
en los países vecinos. el predicador judío-cristiano era tenido bajo
Los Evangelios sinópti¬
cos se creaban miembro á miembro, como un una especie de vigilancia. Se le vigilaba,; se
organismo vivo se completa poco á poco y al¬ le imponían pruebas, un noviciado de seis años;
canza, bajo la acción de una misteriosa razón debía tener papeles en regla, algo así como una
íntima, la perfecta unidad. En la fecha en que confesión de fe librada, de acuerdo con la de
estamos, ¿había ya algún texto escrito sobre los los apóstoles de Jerusalén. Tales trabas eran
actos y las palabras de Jesús? El apóstol Ma¬ un obstáculo para un fecundo apostolado; en
teo, si fué realmente él, ¿había ya redactado semejantes condiciones, el cristianismo jamás
en hebreo los discursos del Señor? Marcos, ó habría sido predicado. Por ésto los enviados de
el que tomó su nombre, ¿había confiado al pa¬ Santiago nos parecen más ocupados en derri¬
pel sus notas sobre la vida de Jesús? No cabe bar las bases de Pablo que en construir por
duda. Pablo, en particular, no tuvo seguramente cuenta propia. Las Iglesias de Bithinia, de
en sus manos escrito alguno
acerca de las pala¬ Ponto, de Cappadocia, que por entonces apa¬
bras de Jesús. ¿Pero poseía ai menos una tra¬ recían junto á las Iglesias de Asia y de Gala-
dición oral, y hasta cierto punto mnemónica, cia, no procedían, seguramente, de Pablo; mas
de estas palabras? Se ve en él dicha tradición no es probable
que fuesen obra de Santiago ó
92 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
de Pedro. Debieron sin duda su nacimiento á vectivador de lospoderosos y los ricos. Hanán:;
aquella predicación anónima de los fieles que resolvió matarle.
Aprovechando una ausencia^
fué la más eficaz de todas. Supongamos, por de Agrippa y el no haber llegado Albinus to¬
el contrario, que la Batania, el Hanzon, la davía á Judea, reunió el tribunal judicial é-
Decapolia, y en general toda la región del hizo comparecer ante él á Santiago y algunos
Este del Jordán, que pronto resultó el centro otros santos. Se les acusaba de violación á la
y la fortaleza del judío-cristianismo fueron evan¬ ley y fueron condenados á morir apedreados-
gelizados por adeptos de la Iglesia de Jerusa- La autorización de Agrippa era necesaria para
lén. Los países árabes no se prestaban á la reunir el tribunal, y la de Albinus lo era, á su
predicación nueva, y las tierras sometidas á vez, para proceder al suplicio; pero el violen¬
los arsacidas estaban poco abiertas á los es¬ to Hanán pasó por encima de todas las reglas-
fuerzos procedentes de los países romanos. En Santiago fué, pues, lapidado, cerca del templo.
la geografía de los apóstoles la tierra es muy Como costara trabajo rematarle, un batanero
pequeña. Los primitivos cristianos no piensan le rompió la cabeza con el palo que empleaba:
nunca en el mundo bárbaro, ni en el mundo en la preparación de las telas. Tenía entonces,,
persa. El mismo mundo árabe no existe para según se dice, noventa y seis años.
ellos. Las misiones de Santo Tomás á los Par¬ la muerte de este santo personaje causó el
tos, de San Andrés á los Escitas, de San Bar¬ peor efecto en la ciudad. Los devotos fariseos,
tolomé á la India, pertenecen á la leyenda. La los estrictos observantes de la ley sintiéronse-
imaginación cristiana de los primeros tiempos descontentos. Santiago era umversalmente es¬
vuélvese algo hacia el Este. El fin de las pe¬ timado; se le tenía por uno de los hombres cu¬
regrinaciones apostólicas era la extremidad del. yas plegarias encerraban más eficacia. Se pre¬
Occidente. En Oriente, dijérase que los mi¬ tende que un eeabita (probablemente un ese-
sioneros se consideraban ya llegados al fin. nio), ó, según otros, Simeón, hijo de Clopasr
¿ Oyó Edesa en el primer siglo el. nombre de sobrino de Santiago, exclamó mientras lo la¬
Jesús? ¿Hubo en aquella época del lado del pidaban: "¡Detenéos! ¿Qué hacéis? ¡Cómo!
Osrocnes una cristiandad que hablaba el siria¬ ¡matáis al justo, que ora por vosotros!" Se le-
co? Las fábulas esta Iglesia ha rodea¬
con que aplicó el pasaje de Isaías, tal como se entendía
do su cuna no permiten expresarse sobre este entonces: "Suprimimos — dijéronle, — al
punto con certeza. Es muy probable, no obs¬ justo, porque nos es incómodo; he ahí por
tante, que las fuertes relaciones que el ju¬ qué el fruto de sus obras es devorado". Se hi¬
daismo tenía en esta parte, sirvieran para la cieron sobre muerte elegías hebreas, llenas-
su
-continuo basta el sitio, sin que su voz parecie¬ ciada por la extravagancia del emperador y
ra debilitarse nunca. sus malos cortesanos. Timoteo, I ucasr Aristar¬
Si este Jesús, hijo de Hanán, no fué discí¬ co y, según ciertas tradiciones, Titus, le acom¬
pulo de Jesús, su grito fatídico fué al menos pañaban. Tíquico se había unido á él de nuevo.
la expresión real de lo que había en el fondo Cierto Jesús, apodado Justus, circuncidado, un
-de la conciencia cristiana. Jerusaién había col¬ Demetrius ó Demás, incircuncidado, que era,
mado la medida. La ciudad que mata á los pro¬ según parece, de Tesalónica, y un pex'sonaje
fetas, lapida á los enviados, azota á
que le son dudoso llamado Crescendo, figuran además
unos, crucifica á otros, es en lo sucesivo la junto á su persona y le sirven de coadjutores.
ciudad del anatema. En la época de que habla¬ Marcos, que, según nuestra hipótesis, había
mos, formábanse aquellos pequeños apocalip¬ llegado á Roma en compañía de Pedro, parece
sis que unos atribuían á Henoch, otros á Jesús, se reconcilió con Pablo con quien compartiera
y que ofrecen las mayores analogías con las la primera actividad apostólica, y del que se
exclamaciones, del hijo de Hanán. Estos frag¬ había separado de un modo violento. El era
mentos entraron más adelante en el mareo de quien servía probablemente de intermediario
los Evangelios sinópticos fueron presenta¬
y entre Pedro y el apóstol de los gentiles. Pablo
dos como discursos pronunciados por Jesús en se encontraba en aquella época muy desconten¬
digna de abandonar la Judea y huir á las mon¬ gaba poco benévolos para con él, y declaraba
tañas. De todos modos, los Evangebos sinópti¬ no hallar en ellos buenos colaboradores.
cos llevaron la huella de estas angustias y con¬ Importantes modificaciones, obra tal vez de
servaron como un sello, una marca indeleble. la capital del imperio, centro y confluencia de
A los tranquilos axiomas de Jesús se unieron todas las ideas, se producen, por aquel enton¬
los colores de un apocalipsis sombrío, los pre¬
ces, en el cerebro de Pablo, y tornan los escri¬
sentimientos de una imaginación inquieta y tos de esta época de su vida sensiblemente dis¬
turbada. Pero la dulzura de los cristianos les tintos de los que compuso durante su segunda
puso al abrigo de las locuras que agitaban las y su tercera misión. El desenvolvimiento inter¬
■otras partes de la nación, esclavas como ellos no de la doctrina cristiana se operaba rápida¬
■de las ideas mesiánicas. Para los cristianos, el mente. En algunos meses de estos años fecun¬
Mesías ya había venido, había estado en el dos, la teología marchaba con más rapidez que
■desierto; había subido al cielo bacía' treinta luego durante siglos. El dogma nuevo buscaba
;años y los impostores ó los exaltados que tra¬ su equilibrio, y se creaba en todos sentidos,
taban de arrastrar al pueblo tras sí eran fal¬ para apoyar sus partes débiles con suplemen¬
sos Cristos y falsos profetas. La muerte de tos y estacas. Hubiérasele creído un animal en
.Santiago y quizás la de algunos otros berma- su crisis genética, haciéndose crecer un miem¬
nos, les inducía, por otra parte, cada vez más, bro, transformándose un órgano, cortándose un
■á separar su causa de la del judaismo. Expues¬ apéndice, para llegar á la armonía de la vida,
tos al odio de todos, se consolaban pensando es decir, al estado en que todo en el sér vivo se
en los preceptos de Jesús. Según muchos, Je¬ corresponde, se une y sostiene.
sús había predicbo que ni uno solo de sus ca¬ El ardor de una actividad devoradora no ha¬
bellos caería en estas pruebas. bía hasta entonces permitido á Pablo medir el
La situación era tan precaria, sentíase tan tiempo, ni juzgar que Jesús tardaba mucho en
bien que se estaba en vísperas de una catás¬ reaparecer. Pero aquellos largos meses de pri¬
trofe, que no se dió sucesor inmediato á San¬ sión obligáronle á replegarse sobre sí mismo.
tiago en la presidencia de la Iglesia de Jerusa¬ La vejez, por otra parte, comenzaba á debili¬
ién. Los demás "hermanos del Señor", tales tarle/Una especie de triste madurez iba suce¬
■como Judas y Simeón, hijo de Clopas, conti¬ diendo á los ardores de la pasión. La refle¬
nuaron siendo las
principales autoridades en xión se abría paso á ella y le obligaba á com¬
la comunidad. Después de la
guerra, les vere¬ pletar sus ideas y á someter sus teorías. Tor¬
mos servir de punto nábase místico, teólogo, especulativo, después
de unión á todos los fie¬
les de Judea. A Jerusaién sólo le quedan ocho de haber sido tan práctico. La impetuosidad
años de vida, pero mucho antes de la fatal hora, de una convicción ciega y absolutamente inca¬
la erupción del volcán lanzó lejos al pequeño paz de retroceder, le impedía admirarse á ve¬
grupo de judíos piadosos unidos unos á oti*os ces de que
el cielo no se abriera y de que la
por el recuerdo de Jesús. trompeta final no resonara. La fe de Pablo no
sufría quebranto, pero necesitaba otros puntos
de apoyo. Su idea del Cristo iba modificando-
94 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
se. En lo
sucesivo, su sueño es menos el Hijo el reino de las tinieblas, es decir, de Satán y
del hombre apareciendo sobre las nubes y pre¬ de su infernal jerarquía, que llena la atmósfe¬
sidiendo á la resurrección general, que un Cris¬ ra. El reino de los santos, por el contrario, será,
to establecido en la divinidad, incorpóreo en el reino de la luz. Y los son lo que son,,
santos,
ella y obrando en ella y por ella. La resurrec¬ no por su propio mérito (antes de Cristo todos
ción no está ya para él en el porvenir; parece eran enemigos de Dios), sino por la aplicación
haber ocurrido ya. Cuando se ha cambiado una que Dios les hizo de-los méritos de Jesucristo, el
vez, se cambia siempre; se puede ser á la vez hijo de su amor. La sangre de este Hijo, ver¬
el más apasionado y el más móvil de los hom¬ tida sobre la cruz, es la que borra todos los
bres. Las grandes imágenes del apocalipsis final pecados, reconcilia con Dios á todas las cria¬
y de la resurrección, tan familiares á Pablo turas y hace reinar la paz en el cielo y en la
en otro tiempo y que se
presentan hasta cierto tierra. El Hijo es la imagen del Dios invisi¬
punto en cada página de las epístolas de las ble, el primer nacido de las criaturas; todo fué
misiones segunda y tercera, y aun en la carta creado en él, por él y para él, las cosas celes¬
á Filipos, tienen un lugar secundario en los tiales y las terrestres, visibles é invisibles, tro¬
últimos escritos de su cautiverio. Son allí re¬ nos, poderes, dominaciones. Existía antes que
emplazadas por ung teoría del Cristo concebi¬ todo y todo existe en él. La Iglesia y él forman
do como una especie de persona divina, teoría un solo cuerpo, del cual él es la cabeza. Como
la escuela johánica, "luz", "tinieblas", "vida", de Pablo, se puede decir de las relaciones del
"amor", etcétera, hácense dominantes. La filo¬ hombre con Jesús. La veneración por Jesús,
sofía sincrética del gnosticismo déjase ya sen¬ que en Santiago no pasa del culto de dulia ó
tir. La cuestión de la justificación por Jesús de hiperdülia, alcanza en Pablo la proporción
ya no es tan viva. La guerra de la fe y las obras de un verdadero culto de latría, como ningún
parece apaciguada en el seno de la unidad de judío lo sintió hasta entonces por el hijo de
la vida cristiana, compuesta de ciencia y de una mujer. Este misterio, que
Dios preparaba
gracia. Cristo, convertido en el ser central del desde la eternidad, al llegar la madurez de los
universo, concilia en su persona divinizada la tiempos, lo reveló á sus santos de los últimos
antinomia de los dos cristianismos. Cierto que no días. Vino el momento en que cada cual debe
sin motivos se ha sospechado de la autentici¬ por su parte completar la obra de Cristo; por¬
dad de tales escritos.Ofrecen, sin embargo, por que se completa la obra de Cristo por el sufri¬
sí mismos tan grandes pruebas, que preferimos miento y el sufrimiento es un bien de que es
atribuir las diferencias de estilo y de pensa¬ necesario regocijarse, glorificarse. El cristia¬
miento de que acabamos de hablar á un pro¬ no, al participar de Jesús, está lleno como
greso natural en la forma de Pablo. Los escri¬ él de la plenitud de la divinidad. Al resucitar,
tos anteriores y seguramente auténticos de Pa¬ Jesús lo comprobó todo con su presencia. El
blo contienen el germen de este nuevo lengua¬ muro separatorio que la ley creaba entre el
je. "Cristo" y "Dios" se cambian casi como si¬ pueblo ele Dios y los gentiles, Jesús le hizo caer.
nónimos. Cristo ejerce funciones divinas; in¬ Con las dos porciones de la humanidad reconci¬
vócaseles como á Dios; y es el intermediario obli¬ liadas, hizo una nueva humanidad, y todos
gado cerca de Dios. El ardor
con que se adhe¬ los viejos odios fueron por él muertos en la
ría á Jesús hizo que sele atribuyesen todas las cruz. El texto de la ley
era como el recibo de
teorías que alcanzaban boga en cualquier par¬ una deuda humana incobrable. Jesús destruyó
te del mundo judío. Supongamos que un hom¬ el valor del recibo, clavándole en su cruz. El
bre que respondiese á las aspiraciones dema¬ mundo por Jesús creado es, pues, un mundo
siado diversas de la democracia actual surgie¬ enteramente nuevo. Jesús es la piedra angular
ra en nuestros días. Sus partidarios dirían á del templo que Dios se construyó. El cristiano
unos: "Existís por la organización del traba¬ muere en la tierra, es sepultado con Jesús y su
jo y él la organización del trabajo". A
es vida está oculta en Dios con Cristo. Mientras
otros: "Existís por la moral independiente y el Cristo le asocia á su gloria, el
aparece y
él es la moral independiente". A otros: "Exis¬ cristiano mortifica
cuerpo, apagando todos
su
tís por la cooperación, y él es la cooperación". sus deseos naturales, tomando en todo la in¬
A otros: "Existís por la solidaridad y él es la versa de la naturaleza, despojando al, "viejo
solidaridad". hombre y resistiendo al nuevo", renovado se¬
La nueva teoría de Pablo puede resumirse gún la imagen de su Creador. Desde este pun¬
poco más ó menos como sigue: Este mundo es to ele vista, no hay ya griego ni judío, circun-
EL ANTICRISTO 95
ciclado ni incircunciso, bárbaro ni escita, escla¬ sér sobrehumano, en una especié de concepción
vo ni hombre libre; Cristo lo es todo; Cristo metafísica que se diría no había nunca exis¬
está en todos. Los santos son los únicos á tido.
quienes Dios, por don gratuito, ha aplicado Esta transformación no era la única que se
los méritos de Cristo, y á
de este modo
quienes operaba las ideas de Pablo. Las Iglesias
en
ha predestinado á la adopción divina, antes fundadas por él caminaban en el mismo senti¬
de que el mundo existiera. La Iglesia es una, do. Las del Asia Menor, sobre todo, eran im¬
como el mismo Dios es uno; su obra es la edi¬ pelidas por una especie de trabajo secreto á
ficación del cuerpo de Cristo; el objeto final de las ideas más exageradas sobre la divinidad de
toda cosa es la realización del nombre perfecto, Jesús. Para la fracción del cristianismo que
la completa unión de Cristo con todos sus salió de las conversaciones familiares del lago
miembros, un estado en que Cristo será real¬ de Tiberiades, Jesús debía ser siempre el ama¬
mente la cabeza de una humanidad regenera¬ ble hijo de Dios al que había visto pasar entré
da su propio modelo, de una humanidad
según los hombres con una actitud encantadora y
que recibe de él el movimiento y la vida por fina sonrisa. Pero, cuando se predicaba Jesús
una serie de miembros ligados entre sí y subor¬ á las gentes de algún rincón perdido de la Fri¬
dinados unos á otros. Los poderes tenebrosos gia, cuando el predicador declaraba no haber¬
del aire combaten para impedir ésto. Una lu¬ le visto nunca y afectaba no saber nada casi
cha terrible tendrá lugar entre ellos y los san¬ de su vida terrestre, ¿cfué podían pensar aque¬
tos. Este será un mal día; pero, armados de llos buenos y sencillos auditores del que les pre¬
los dones de Cristo, los santos triunfarán. dicaba? ¿Cómo podían figurársele? ¿Cómo un
Tales doctrinas no eran enteramente origina¬ sabio? ¿Cómo un maestro encantador? No
les. Eran en parte las de la escuela judía de es así como Pablo presentaba á Jesús. Pa¬
Egipto, especialmente las de Filón. Ese Cris¬
y blo desconocía ó fingía desconocer al Jesús his¬
to convertido
en una liipóstasis divina, es el tórico. ¿Cómo un simple Mesías judío, cómo el
logos de la filosofía judía alejandrina y el Hijo del hombre podía aparecer en las nubes á
memera de las, paráfrasis caldeas, prototipo de la gran luz del Señor? Estas ideas eran extrañas
toda cosa, por el que todo fué creado. Esos po¬ para los gentiles y exigían-un anterior conoci¬
deres del aire, á los cuales el imperio del mun¬ miento de los libros judíos. Evidentemente, la
do ha sido dado, esas jerarquías extrañas, ce¬ imagen que con más frecuencia debía ofrecerse á
lestes é infernales, son las de la cábula judía aquellos buenos provincianos era la de una en¬
y del gnosticismo. Ese pleroma misterioso, ob¬ carnación, la de un Dios de forma humana. Esta
jeto final de la obra de Cristo, aseméjase idea era muy familiar en el Asia Menor. Apolo-
mucho al pleroma divino que la gnosis coloca nio de Tiena debía pronto explotarla en prove¬
en la cima de la escala universal. La teosofía cho suyo.Para conciliar tai-modo de ver con el
gnóstica y cabalística, que se puede mirar como monoteísmo, sólo quedaba un partido: concebir
la mitología del monoteísmo, y que creímos ver á Jesús como una liipóstasis divina encarnada,
apuntar en Simón de Gittón se presenta desde como una especie de duplicidad del Dios único
el siglo I con sus caracteres principales. Re¬ que hubiera tomado forma humana para el cum¬
chazar sistemáticamente en el siglo II todos los plimiento de un plan divino. Es menester recor¬
documentos que se ven huellas de tal espí¬
en dar que no estamos ya en Siria. El cristianis¬
ritu era temerario. Este espíritu estaba
muy mo ha pasado de la tierra semítica á manos de
en germen en Filón y en el cristianismo primi¬ otras razas ebrias de imaginación y de mitolo¬
tivo. La concepción teosófica del Cristo debía gía. El profeta Mahoma, cuya leyenda es tan
salir necesariamente de la concepción mesiáni- puramente humana entre los árabes, se ha con¬
ca del Hijo del
hombre, cuando estuviera bien vertido de igual modo, entre los escitas de la
comprobado, después de una larga espera, que Persia y de la India, en un sér completamente
el Hijo del hombre no venía. En las epístolas sobrenatural, una especie de Yichnú y de
más incontestablemente auténticas de Pablo, Budha.
hay ciertos rasgos que se quedan algo atrás Algunas relaciones que, precisamente en
de las exageraciones que ofrecen las epís¬
aquel tiempo, tuvo el apóstol con sus Iglesias
tolas escritas en la prisión. La epístola á los del Asia Menor, proporcionaron ocasión de ex¬
hebreos, anterior al año 70, muestra la misma poner la nueva forma que se había acostum¬
tendencia á colocar á Jesús en el mundo de las brado á dar á sus ideas. El piadoso Epafrodi-
abstracciones metafísicas. Todo ésto será sen¬ ta ó Epafrás, doctor y fundador de la Iglesia
sible en el más alto grado cuando hablemos de de Colosos y jefe de las Iglesias de orillas del
los escritos juánicos. En Pablo, que no había I ieus, se presento á él con una misión de dichas
conocido á Jesús, esta metamorfosis de la Iglesias. Pablo no había estado nunca en dicho
idea del Cristo era hasta cierto punto inevita¬ territorio, pero se admitía en él su autoridad.
ble. Mientras la escuela que poseía la tradición Hasta^se le reconocía por apóstol del país y
viva del maestro creaba al Jesús de los Evange¬ todos le seguían en materia de fe. Enterados
lios sinópticos, el hombre exaltado que no ha¬ de su prisión, las Iglesias de Colosos, de Lao-
bía visto al fundador del cristianismo sino en dicea, del Licus y de Hierápolis, comisiona¬
sueños, le transformaba cada vez más en un ron á Epafrás para que compartiera su encie-
96 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
rro, le consolara, le asegurara de la amistad de pucios, catafrigios), que por sí mismas se ad¬
los fieles y probablemente le ofreciera socorros herían al viejo germen místico de los galios y
de dinero del que tal vez tuviera necesidad. Lo de los coribantes, y cuyos últimos supervivien¬
que le dijo Epafrás del celo de los nuevos con¬ tes son los derviches de hoy. La diferencia de
vertidos llenó á Pablo de satisfacción. La fe, los cristianos de origen judío marcábase tam¬
la caridad, la hospitalidad, eran admirables; bién de día día. La mitología y la metafísi¬
en
pero el cristianismo tomaba en aquellas Iglesias ca cristiana nacían en las Iglesias de Pablo.
de la Frigia una dirección singular. Lejos del Salidos de razas politeístas, los paganos con¬
contacto de los grandes apóstoles, sustraídos á vertidos encontraban sencillísima la idea de
toda influencia judía y compuestos casi úni¬ un Dios hecho hombre, mientras que la encai'7
camente de paganos, estas Iglesias se inclina¬ nación de la divinidad era para los judíos algo
ban á una mezcla del cristianismo, con la filo¬ de blasfematorio y de irritante.
sofía griega y los cultos locales. En la apaci¬ Pablo, deseando conservar á su lado á Epa¬
ble ciudad de Colosos, entre el rumor de las frás, cuya actividad pensaba utilizar, resolvió
cascadas en mitad de los abismos de espuma, responder á los colosanos, enviándoles á Tí-
frente á Hierápolis y su deslumbrante monta¬ quico de Efeso, á quien dió á la vez comisio¬
ña, crecía de día en día la creencia en la plena nes para las Iglesias de Asia. Tíquico debía dar
divinidad de Jesucristo. Recordemos que la una vuelta por el valle de Meandres, visitar
Frigia era uno de los países de más originali¬ las comunidades, darlas noticias de Pablo y
dad religiosa. Sus misterios encerraban ó te¬ de su situación respecto á las autoridades ro¬
nían la pretensión de encerrar un elevado sim¬ manas, detalles que no creía prudente confiar
bolismo. Muchos de los ritos que allí se practi¬ al papel y entregar, en fin, á cada una de las
caban no carecían de analogía con el culto nue¬ Iglesias cartas separadas que Pablo les dirigía.
vo. Para los cristianos sin tradición anterior, Se recomendaba á las Iglesias que estuvieran
que habían atravesado el mismo aprendi¬
no próximas unas de otras, se comunicaran recí¬
zaje del monoteísmo que los judíos, debía ser procamente sus cartas y las leyeran en asam¬
fuerte la tentación de asociar el dogma cristia¬ blea. Tíquico pudo, además, ser portador de
no á viejos símbolos, presentaban como
que se una especie de encíclica, calcada en la epístola
un legado de la más respetable antigüedad. á los colosanos. El apóstol parecía haber de¬
Estos cristianos habían sido devotos paganos, jado á sus discípulos ó secretarios el encargo de
antes de adoptar las ideas procedentes de Siria redactar esta circular', con arreglo al plan que
y tal vez al adoptarlas no habían creído rom¬ les mostró.
per formalmente con sú pasado. Por otra par- epístola dirigida en esta ocasión á los
La
fe, ¿cuál es el hombre realmente religioso que colosanos ha llegado hasta nosotros. Pablo la
repudia completamente la primera enseñanza dictó á Timoteo, la firmó y añadió de su puño
tradicional y que no busca conciliaciones, á y letra: A cardóos de mi prisión. En cuanto á
menudo imposibles, entre su vieja fe y aquella la epístola circular que Tíquico entregaba al
á que la condujo el progreso de su pensa¬
pasar pór las Iglesias ,para las cuales no lle¬
miento? vaba carta, parece que la tenemos en la epís¬
En el siglo II, esta necesidad de sincretismo tola llamada de los efesanos. Bien es verdad
tomará una importancia extremada y mejorará que esta epístola no tuvo por destinatarios á
-el pleno desarrollo de las sectas gnóstieas. A los efesanos, puesto que el apóstol se dirige en
fines del siglo I veremos tendencias análogas ella exclusivamente á paganos convertidos, á
llenar la Iglesia de Efeso de turbulencias y una Iglesia que no había visto nunca, y á la
agitación. Cerintes y el autor del cuarto Evan¬ cual no tiene aviso especial que dar. Los anti¬
gelio, dan la idea de que la conciencia de Je¬ guos manuscritos de la epístola llamada de los
sús fué un ser celeste distinto de su aparien¬ efesanos,-»llevaban en blanco el lugar de la de¬
cia terrestre. En el año 60, Colosos estaba ya signación de la Iglesia destinataria. El manus¬
atacado del mismo mal. Una teosofía con mez¬ crito del Vaticano y el Codeec sinaíticus, ofre¬
cla de creencias indígenas, de judaismo ebioni- cen análoga particularidad. Se ha supuesto que
ta, de filosofía, y alcances tomados de la nue¬ esta pretendida carta á los efesanos es, en rea¬
va predicación, encontraba ya allí hábiles in¬ lidad, la dirigida á los laodicanos, que fué es¬
térpretes. Un culto de eboins increados, una crita á la la de los colosanos. Dijimos
vez que
teoría muy desarrollada de ángeles y de demo¬
ya qué impiden admitir esta opi¬
razones nos
nios, el gnosticismo, en fin, con sus prácticas nión, y nos inducen á ver más bien en el do¬
arbitrarias y sus abstracciones, comenzaba á cumento de que se trata, una carta doctrinal
producirse, y, con sus engañosas dulzuras, mi¬ que San Pablo hizo reproducir muchas veces
naba la fe cristiana en sus partes más vivas y y cuyas copias mandó distribuir en Asia. Tí¬
esenciales. Se mezclaba sacrificios contra
con
quico, al pasar por Efeso, su patria, pudo mos¬
natura, un falso gusto de la humillación, una trar una de estas copias á los ancianos; éstos
pretendida austeridad que negaba su derecho d pudieron guardarla como algo edificatorio, y es
la carne, en palabra, todas las aberracio¬
una perfectamente admisible que esta copia fué la
nes del sentido moral que
debían producir las que se halló cuando se coleccionaron las cartas
herejías frigias del siglo II (montañista, pe- de Pablo, procurando á la epístola el título
EL ANTICRISTO 97
que hoy lleva. Lo que hay de cierto es que la Pablo en su encierro se hacía singulares ilu¬
epístolá llamada de los efesanos no es sino una siones. Creíase vísperas ele libertad, forma¬
en
imitación parafraseada de la epístola á los co- ba nuevos planes de viajes y se veía en el cen¬
iosanos, con algunas adiciones sacadas de otras tro del Asia 'Menor, en medio de las Iglesias
«pistolas de Pablo y tal vez epístolas perdidas. que le veneraban como su apóstol sin haberle
Esta epístola llamada de los efesanos forma, oído nunca. Juan Marcos también se prepara¬
«on la epístola de los colosanos, la mejor ex¬ ba para visitar el Asia, sinduda en nombre de
posición de las teorías de Pablo hacia el final Pedro. Ya las Iglesias de la Frigia habían sido
de su carrera. Las epístolas á los colosanos y informadas de la próxima llegada de este her¬
á los efesanos tienen, para el último período de mano. En la carta á los colosanos, Pablo inser¬
la vida del apóstol, el mismo valor que la epís¬ tó una nueva recomendación respecto á él. El
tola á los romanos para la edad de su aposto¬ tono de esta recomendación es bastante frío.
lado. Las ideas del fundador de la teología Pablo temía que las diferencias que surgieran
cristiana llegaron en ella al más alto grado de entre él y Juan Marcos y más aún las amista¬
pureza. Siéntese ese postrer trabajo de espi¬ des de Mareos con el partido de Jerusalén, pu¬
ritualización que las grandes almas próximas sieran á sus amigos de Asia en un gran apuro
á extinguirse hacen sufrir á su pensamiento, y y que éstos no vacilaran en recibir á un hom¬
por encima del cual no hay más que la muerte. bre del que hasta entonces aprendieran á des¬
Verdad es que Pablo estaba en lo cierto com¬ confiar. Pablo se adelantó á estos desacuerdos
batiendo la peligrosa enfermedad del gnosticis¬ Iglesias comulgaran
y ordenó á sus que con
mo, que en breve amenazaría seriamente á la Marcos, si éste pasaba por ellas yendo á su
razón humana, quimérica religión de los án¬ país. Marcos era primo de Bernabé, cuyo nom¬
geles, á la cual se opone un Cristo que no tie¬ bre, amado de los gálatas, no debía ser des¬
ne más conocido para los frigios. Se ignora la conse¬
superior que Dios. La moral que saca
de su concepción transcendental del Cristo es cuencia de estos incidentes. Un espantoso tem¬
admirable bajo muchos aspectos. Pero ¡ cuántos blor de tierra acababa justamente de destruir
excesos! ¡Cuántos reveses prepara á la per- todo el valle de Licus. la opulenta Laodicea se
Lecta sabiduría, que huye de todo extremo, ese reconstruyó con sus propios recursos; pero
¡audaz desdén de toda razón, ese brillante elo¬ Colosos no pudo levantarse y desapareció casi
gio de la locura, esa profusión de la paradoja! del número de las Iglesias. El Apocalipsis no
El "viejo hombre" á quien Pablo sacude tan la menciona en el año 69. Laodicea é Hierá-
vivamente luchará y demostrará que no mere¬ polis heredaron toc.a su importancia en la his¬
cía tantos anatemas. Todo ese pasado injusta¬ toria del cristianismo. ^
mente sentenciado se tornará siglos después en Pablo se consolaba por su actividad apostó¬
un principio de "renacimiento" para el mundo, lica de las tristezas que le asaltaban de todas
llevado por el cristianismo al último grado de partes. Decíase que sufría por sus queridas
aniquilamiento y tristeza. Pablo será en este Iglesias; se miraba como la víctima que abría
sentido uno de los más peligrosos enemigos de á los gentiles las puertas de la familia de
la civilización. Las recrudescencias del espíri- Israel. Hacia los últimos meses de su prisión,
tu de Pablo serán otras tantas derrotas para conoció, sin embargo, el desaliento y el abando¬
el humano espíritu. Pablo morirá cuando el no. Ya, escribiendo á los Filipos, decía, opo¬
espíritu humano triunfe. Lo que será el triun¬ niéndose á la coóducta de su querido y fiel Ti¬
fo de Jesús será al mismo tiempo la muerte de moteo á la de algunos otros: "Cada cual busca
Pablo. su interés, no el de Cristo Jesús". Timoteo pa¬
judío-cristiana. El judaismo ortodoxo, muy por otro lado, instantes de consuelo. Onesifo-
fuerte en Roma, debió hacerle una ruda guerra. ro de Efeso le buscó, al ir á Roma, y sin que
El viejo apóstol, quebrantado el corazón, pedía le importara su cadena, le sirvió y refrescó su
la muerte. corazón. Por el contrario, Demás, se disgustó
Si se tratara de otra naturaleza y otra ra¬ de las doctrinas absolutas del apóstol y le aban¬
za, podríamos figurarnos á Pablo, en estos úl¬ donó. Pablo parece haberle siempre tratado
timos días, llegando á reconocer que había gas¬ con cierta frialdad.
tado su vida por un sueño y repudiando todos ¿El santo compareció ante Nerón ó, por me¬
los profetas sagrados por un escrito que no jor decir, ante el consejo encargado de oir su
había leído apenas hasta entonces: El Ecle- apelación? Es casi cierto. Informes, de un du¬
siastés (libro encantador, el único libro apre- doso valor, nos hablan de una "primera de¬
ciable que haya compuesto un judío), que pro¬ fensa", á la que nadie asistió, y de la cual, fir¬
clama que el hombre feliz es el que, después me en el fervor que le sostenía salió bien, aun
de pasar su vida alegremente hasta sus últi¬ cuando se comparase á un hombre que ha sido
mos días con la mujer de su juventud, muere arrancado de las garras de un león. Es muy
sin haber perdido un hijo. Un rasgo que ca¬ probable que su asunto terminase, después de.
racteriza á los grandes hombres europeos es, dos años de prisión en Roma (en los comien¬
en ciertos
instantes, dar la razón á Epíeuro, zos del 63), por una absolución. No se ve qué
trabajando con ardor, y, luego del triunfo, interés pudo tener la autoridad romana en con¬
dudar de que la causa á la que sirvieron denarle por una disputa de secta que tan poco
mereciera tantos sacrificios. Muchos osan de¬ la interesaba. Sólidos indicios, por otra parte,
cir, en lo más recio de la acción, que el día prueban Pablo, antes de morir, llevó á cabo
que
que se empieza á es aquel en que, li¬
ser sabio todavía una serie de viajes apostólicos y pre¬
bre de todo cuidado,
contempla la naturale¬
se dicaciones, mas no en los países de Grecia y de
za y se goza. Pocos escapan á estas tardías la¬ Asia que había ya evangelizado.
mentaciones. No hay persona religiosa, sacer¬ Cinco años antes, cuando faltaban pocos me¬
dote ó monja que, á los cincuenta años, no sien¬ ses para que fuera
reducido A prisión, Pablo,
ta haber jurado, y sin embargo persevera. No escribiendo desde Corinto á los fieles de Roma,
comprendemos el hombre galante sin algún es¬ les anunció la intención de ir á España. No
cepticismo y gustamos de que el hombre virtuo¬ quería ejercer entre ellos su ministerio; sólo al
so
diga de vez en cuando: "Virtud, no eres paso tenía intención de verles y pasar con ellos
más que una palabra", porque el que está de¬ algún tiempo. Luego le despedirían facilitán¬
masiado seguro de que la virtud será recom¬ .
dole su viaje hacia los países situados lejos
pensada, no tiene gran mérito; pues sus bue¬ de allí. La estancia del apóstol en Roma hallá¬
nas acciones sólo parecen un ventajoso negocio. base también subordinada por él á un aposto¬
No fué extraño Jesús á este exquisito sentimien¬ lado lejano, el cual parecía ser su objeto prin¬
to; pues más de una vez pareció pesarle su cipal. Durante su prisión en Roma, Pablo pa¬
papel divino. Pero no ocurrió lo mismo con rece á veces haber cambiado de intención res¬
San Pablo. Este no tuvo su agonía de Getse- pecto á sus viajes por el Occidente. Expresa á
maní. Mientras Jesús poseyó en el más alto los filipos y al colosano Filemón la esperan¬
grado lo miramos como la cualidad esen¬
que za de ir á verlos; pero seguro es que no llevó
cial de una persona distinguida, me refiero al á cabo este designio. ¿Qué hizo, pues, cuando
don de sonreir á su propia obra, de ser supe¬ salió de la
prisión? Es natural suponer que
rior á ella y de no dejarse obsesionar por ella, siguió suprimer plan y se puso en camino en
Pablo no estuvo al abrigo del defecto que más cuanto pudo. Serias razones inducen á creer
nos choca en los sectarios,
creyó pesadamente. que realizó su proyectado viaje á España. Este
Quisiéramos que en ciertos momentos, se hubie¬ viaje revestía en su espíritu una alta significa¬
ra sentado, como nosotros, cansado al borde ción dogmática y tenía gran empeño en ha¬
del camino, y que hubiese reconocido la vani¬ cerlo. Se trataba de poder decir que la buena
dad de las opiniones formadas. Marco Aurelio, nueva había llegado al extremo Occidente, de
el representante más glorioso de nuestra raza, probar que el Evangelio estaba cumplido, pues¬
no es inferior á nadie en
virtud, y, sin embar¬ to que había alcanzado el límite del mundo.
go, no supo lo que es fanatismo. Virtud es Este modo de exagerar la extensión de sus via¬
esta que no se vió nunca en Oriente. Sólo nues¬ jes era frecuente en Pablo. La idea general de
tra raza es capaz de realizar la virtud sin la los fieles era que antes de la aparición del Cris¬
fe y de unir la duda á la esperanza. Entrega¬ to. debía haber sido predicado el reino de Dios
das al impulso terrible de su temperamento, en todas partes. Con arreglo ai modo de hablar
exentas de los vicios delicados de la civilización de los apóstoles bastaba predicar en una ciu¬
griega y romana, las fuertes almas judías eran dad para haber predicado en todo un país, ,y
como
poderosos resortes que no se aflojaban bastaba predicar á diez personas para que toda
nunca. Hasta en los momentos de duda, Pablo la ciudad le hubiese oído.
vió ante sí la corona imperecedera que le estaba Si Pablo hizo este viaje, le hizo sin duda por
destinada, y redobló sus esfuerzos como un co¬ mar. No es absolutamente
imposible que algún
rredor, q.onforme se acercaba á la meta. Tenía, puerto del Mediodía de la Galia recibiera ía
EL ANTI CRISTO 99
presión clel pie del apóstol. En todo caso, no páginas. Mezclábanse ellas frases extraídas-
en
quedó de esta excursión problemática hacia^el del tesoro común de lo hómilético que, á fuer¬
Occidente ningún fruto. za de ser citadas, habían perdido
toda firma y
no pertenecían ya á nadie.
nunciadas contra algunos cristianos, y se ha¬ cen más bien el carácter de cartas particulares,
bían podido presentar estas sentencias como re¬ no debían hallarse en Roma.
Algunos pasajes,
prensiones de crímenes ó de delitos. Con una menos
característicos, de la epístola de Pedro
admirable rectitud de sentido, los apóstoles tra¬ parecían tomados de Santiago. Pedro, á quien
zaron el código del martirio. J3i ese es condena¬ vimos tener siempre en las controversias -apos¬
do por el nombre de "cristiano", hay que re¬ tólicas una posición bastante flotantg, ¿quiso,
gocijarse. Creíase recordar que Jesús había haciendo hablar á Santiago y á Pablo por la
dicho: "Inspiraréis odio á todos á causa de mi misma boca, mostrar que las contradicciones de
nombre". Mas, para tener el derecho á estar estos dos apóstoles no eran sino aparentes? Pla¬
orgulloso de este odio, era necesaiio ser irre¬ ciendo de conciliador, ¿quiso ofrecerse como el
prochable. Para calmar efervescencias inopor¬ demostrador de las ideas iiablianas, mitigadas,
es cierto,
tunas, prevenir actos de insubordinación para y privadas de su necesaria coronación,
con la autoridad pública, y la justificación por la fe? Es más probable que
también por esta¬
blecer convenientemente su derecho de hablar Pedro, poco acostumbrado á escribir y recono¬
á todas las Iglesias, fué por lo que Pedro, en ciendo esterilidad literaria, no vacilara en apro¬
aquel entonces, creyó deber imitar á Pablo y piarse frases piadosas que se repetían sin cesar
escribir á las Iglesias del Asia Menor, sin dis¬ en torno de él, y
que, aun siendo partes de sis¬
tinción de judíos y paganos convertidos, una temas distintos, no se contradecían de un modo
carta circular ó catequística. Las epístolas es¬ formal. Pedi*o parece, felizmente para él, haber
taban á la moda. De simple carta, la epístola sido toda su vida un teólogo muy mediano. El
se habíaconvertido en una especie de marco rigor de un sistema consecuente no debe ser
de pequeños tratados de religión. Hemos visto buscado en su escrito.
á San Pablo adoptar este sistema al fin de su La difer-encia de los puntos de vista en que
vida. Cada uno de los apóstoles, tal vez por se colocaban habitualmente Pedro y Pablo, se
imitarle, quiso tener su epístola, muestra de deja, por otra piarte, conocer en la primera
su estilo y de su modo de enseñar, con sus línea de aquel escrito. "Pedro, apóstol de Je¬
máximas favoritas; y, aunque alguno de ellos sucristo, á los elegidos expatriados de la dis¬
no tuviera su epístola, se le atribuyó. Estas persión del Ponto, de Galacia, etc." Tales ex¬
nuevas
epístolas, no suponían que se tuviere presiones son judías. La familia de Israel, se¬
que mandar algo á alguien; eran el sello per¬ gún las ideas palestinianas, se componía de dos
sonal del apóstol, su sermón, su pensamiento fracciones; por una parte, los que habitaban la
dominante,' su pequeña teología en ocho ó diez tierra santa; por otra los que 110 la habitaban*
100 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
«comprendidos bajo el nombre general de "la se realza sino por haber sido testigo de los su¬
■dispersión". Y, para Pedro y Santiago, los cris¬ frimientos del Cristo y porque espera partici¬
tianos, aun los paganos de origen, son una por¬ par de la gloria que será pronto revelada. La
ción del pueblo de Israel, que figura á sus ojos carta fué llevada á Asia por un tal Silvanus,
en la categoría de los expatriados. Jerusalén es el cual puedehaber sido otro que el Silva¬
no
todavía el únieo nus ó Silas que fué compañero de Pablo. Pedro
lugar del mundo en el cual, se¬
gún ellos, no es el cristiano un desterrado. le habría elegido entonces como conocido ya de
La epístola de Pedro, no obstante su mal es¬ los fieles del Asia Menor, á causa del viaje que
tilo es un trozo conmovedor, en el que se refle¬ hizo allá con Pablo. Pablo envía saludos de
nan por completo. Los tiempos supremos se los deseos de costumbre. La Iglesia de Roma
acercan. Es menester que es allí designada por las palabras: "la elegida
les precedan pruebas,
•de las que los elegidos saldrán purificados como que está en Babilonia". La secta era vigilada de
por el fuego. Jesús, á quien los fieles amaban cerca. Una carta en exceso clara, interceptada,
sin haberlo visto y en el que creían sin verle, va podía ocasionar horribles desgracias. A fin ele
pronto á aparecer para llenarles de alegría. despistar las sospechas de la policía, Pedro es¬
Previsto por Dios en toda la eternidad, anun¬ cogió para designar á Roma el nombre de la
ciado por los profetas, el misterio de la reden¬ antigua capital de la impiedad asiática, nombre
ción se ha cumplido por ki muerte y la resu¬ cuya significación simbólica no escapaba á nadie
rrección de Jesús. Los elegidos, llamados á re¬ y que iba muy pronto .á tener el alcance funda¬
nacer en la sangre de Jesús, son un
pueblo de mental de todo un poema.
santos, un templo espiritual, un sacerdote real
ofreciendo víctimas espirituales.
El ideal de la CAPITULO VI
Pasión, ese conmovedor cuadro
-de Jesús sufriendo sin decir nada, ejercía ya El incendio de Roma.
una influencia decisiva sobre la conciencia cris¬
tiana. Una de las tesis principales de los cris¬ La furiosa manía de Nerón había llegado á
tianos era "que el Mesías debía sufrir". Jesús su paroxismo. Era aquella la más horrible aven¬
y el verdadero, cristiano se presentaban cada tura por que podía pasar el mundo. La absolu¬
vez más en la imaginación, bajo la forma de un ta necesidad de los tiempos habíalo entregado
cordero silencioso en manos del carnicero. El todo á un solo hombre, al heredero del gran
dulce cordero, muerto prematuramente por los nombre legendario de César. Otro régimen era
malos, era abrazado en espíritu. Se encarecían imposible: las provincias se encontraban gene¬
los rasgos de afectuosa compasión, de amorosa ralmente bastante bien con éste que ocultaba
ternura de la Magdalena al borde ele la fosa. un inmenso peligro. Cuando el César perdía el
Aquella inocente víctima, con "el cuchillo, clava¬ juicio, cuando todas las arterias de su pobre ca¬
do en la herida, arrancaba lágrimas á todos los beza, turbada por un poder inusitado, estalla¬
que la habían conocido. La expresión "Cordero ban á un tiempo, entonces surgían locuras in¬
de Dios" para designar á Jesús, estaba ya con¬ calificables. Se estaba en poder de un monstruo.
sagrada por el uso. Mezclábase en ella la idea No había ningún medio de rechazarle. Su guar¬
del cordero pascual. Uno de los simbolismos más dia, compuesta de germanos, que todo lo perdía
esenciales del arte ciústiano germinaba en esas si el amo caía, se apretaba en torno de él. La
figuras. Tal imaginación, que sorprendía tanto fiera acorralada revolvíase con rabia. Para Ne¬
á Francisco de Asís y le hacía llorar, era hija rón fué aquello algo á la vez espantoso y gro¬
del bello pasaje en que el segundo Isaías, des¬ tesco, grandioso y absurdo. Como el César era
cribiendo el ideal del profeta de Israel (el hom¬ muy letrado, su locura fué principalmente lite¬
bre de dolor), le muestra como un cordero raria. Los sueños de todos los siglos, Baco y
que
es conducido á la muerte
y que no abre la boca Sardanápalo, Niño y Priamo, Troya y Babilo¬
ante el que le esquila. nia, Homero la insipidez poética del tiempo,
y
De este modelo de sumisión, de balanceábase como en un caos en este pobre ce¬
humildad, Pe¬
dro hace la ley de todas las clases de la socie¬ rebro de artista mediano, pero muy convencido,
dad cristiana. Los ancianos deben á quien la casualidad confiaba el poder de rea¬
gobernar su
rebaño con deferencia, evitando los aires de lizar todas sus quimeras. Imaginémonos un in¬
mando; los jóvenes deben ser sumisos á los an¬ sensato, personaje de carnestolendas, una
un
cianos; sobre todo, la mujer, sin hacerse la pre¬ mezcla de loco, de bufón y de actor, revestido
dicadora, debe ser, por el encanto discreto de de la omnipotencia y encargado de gobernar el
su piedad, el gran misionero de la fe. mundo. No tenía la negra malicia de Domicia-
Si esta epístola, como voluntarianiente cree¬
110, el amor del mal por el mal; no era un extra¬
mos es realmente de Pedro, hace mucho honor
vagante como Calígula; era un romántico con¬
á su buen sentido, á su rectitud,
á su sencillez. cienzudo, un emperador de ópera, un melóma¬
No se
arroga ninguna autoridad. Hablando á tembloroso ante el
no
público y haciéndolo tem¬
Jos ancianos, se presenta como uno de ellos. No blar; lo que sería en nuestros días un burgués
EL ANTICRISTO "• 101
con el buen sentido pervertido por la lectura llejeros, he ahí el señor que el imperio soporta¬
de los poetas modernos y que se creyera obliga¬ ba. Aún no se había visto
extravagancia como-
do á imitar en su conducta á Han de Islandia aquella. Los déspotas del Oriente, graves y te¬
ó á los Burgraves. Siendo el gobierno la cosa rribles, no tuvieron estas locas risas, estos des¬
órdenes de estética perversa. La locura de Ca¬
práctica por excelencia, el romanticismo está
en él completamente fuera de lugar. El roman¬ lígula había sido corta: fué un acceso. Además,.
ticismo halla bien en el dominio del arte, pero
se Calígula era principalmente un bufón y tenía
la acción es todo lo contrario del arte. En lo realmente talento. Por el contrario, la locura de'
referente á la educación de un príncipe, sobre Nerón, ordinariamente sencilla, era en ocasiones
todo, el romanticismo es funesto. En este sen¬ espantosamente trágica. Lo que había de más
tido, Séneca hizo más mal á su discípulo por horrible era verle, á modo de declamación, re¬
su perverso gusto literario, que por su galana presentar sus remordimientos y hacer de ellos
filosofía. Sénecaera un gran espíritu, un talen¬ asunto para versos. Con un aire melodramáti¬
to excepcional y un hombre respetable en el co exclusivamente suyo, decíase atormentado
fondo, no obstante más ae una mancha, pero por las Furias y citaba versos griegos acerca
estropeado por la declamación y la vanidad li¬ de los parricidas. Un dios burlón parecía haber¬
teraria, incapaz de sentir y de raciocinar sin le creado para darse el horrible gusto de una
frases. A fuerza de ejercitar á su discípulo en naturaleza humana en que todos los resortes
tiempo y conservó la posición que le habían en¬ cuela un emperador. Un diluvio de invenciones
señado. La crueldad no se declaró en él hasta de mal gusto, de insulseces, de pretendidos chis¬
después de la muerte de Agripina: pronto le tes, un caló nauseabundo, análogo á la agude¬
invadió completamente. A partir de tal momen¬ za de nuestros más
ruines periódicos, cayeron
to. todos los años están marcados por sus crí¬ sobre Poma y se pusieron de moda en la ciudad.
menes. Burrhus no existe, y todo el mundo cree Calígula había ya creado este funesto género
que Nerón le ha matado. Octavia abandona el de histrionismo regio. Nerón le tomó por mo¬
mundo ahogada de vergüenza. Séneca se ha re¬ delo, superándole. No le bastó conducir carros,
tirado, y espera su sentencia á cada instante, en el circo, desgañifarse en público, hacer ex¬
no soñando más que con torturas, endureciendo cursiones de cantante por las provincias; se le
su pensamiento en la meditación de los supli¬ vió pescar con redes de oro y cuerdas de púr¬
cios, desviviéndose por probar que la muerte pura, instruir por sí mismo á sus aplaudidores,
es una liberación. Todo ésto se completa desde proponerse falsos triunfos, concederse todas las
el momento coronas de la Grecia
Tigelino ocupa el poder. Ne¬
en que antigua, organizar fiestas,
rón proclama á diario que sólo el arte debe ser inusitadas, desempeñar en el teatro papeles in¬
tenido por cosa seria; que toda virtud es una numerables.
mentira, que el hombre galante es el que es La causa de estas aberraciones era el mal
franco y confiesa su impudor, que el hombre gusto del siglo y la importancia inmerecida que
grande es aquel que sabe abusar de todo, per¬ se concedía á un arte declamatorio que perse¬
derlo todo y gastarlo todo. Un hombre virtuo¬ guía lo enorme y no soñaba más que con mons¬
so es para
él un hipócrita; un sedicioso, un per¬ truosidades. Lo que dominaba en todo er-a la
sonaje terrible y sobre todo un rival. Cuando falta de sinceridad, pn género insípido como el
descubre alguna horrible bajeza que afirma sus de las tragedias de Séneca, la habilidad para
téoiñas, experimenta un acceso de placer. Los pintar sentimientos no sentidos, el arte de ha-
peligros políticos de la vanidad y de ese falso Mar corno hombre virtuoso sin serlo. Lo gigan¬
sentimiento de emulación, que fué desde su ori¬ tescopasaba por grande; la estética se hallaba
gen el gusano roedor de la cultura latina, se completamente desorientada. Eran aquellos los
iban dejando ver. El histrión había logrado tiempos de las estatuas colosales, ele ese arte
darse derecho de vida y muerte sobre "sú audi¬ materialista, teatral y falsamente patético, cuya
torio. El dülettante amenazaba á las gentes con obra maestra es el Laoconte, admirable estatua
la tortura si no admitían sus versos. Un monó- seguramente, pero cuya posiciín es la de un
mano embriagado por la vanagloria literaria, tenor cantando su romanza
y en la que toda la
que convierte las bellas máximas que le fueran emoción es hija del dolor del cuerpo. No se
enseñadas en bromas de caníbal, un pilluelo contentaban con el dolor moral de los Niobidasj
feroz buscando los aplausos de los bufones ca¬ radiante de belleza; queríase la imagen de la
102 NOVÍSIMA HISTORIA UNIVERSAL
tortura física; complacíanse con ella, como, el Sub terris tonuisse putes
siglo XYI1 con un mármol de Puget. Los sen¬ perdió á Lucano. Sin privarse jamás de los
tidos estaban gastados. Recursos groseros, que servicios de una Galvia Crispinilla, amó real¬
los griegos apenas se habían permitido en sus mente á algunas mujeres; y estas mujeres (Po-
banse en ellos efectos de estatuaria. Los aplau¬ belleza y de una suprema elegancia, conserva¬
sos de cien mil personas, reunidas en un círculo ba en el corazón, no obstante sus crímenes, una
inmenso, se animaban recíprocamente. Era cosa religión instintiva la inclinaba al judais¬
que
tan embriagadora, que el mismo soberano lle¬ mo. Nerón parece haber sido
muy sensible en
gaba á envidiar al cochero, al cantante, al actor. las mujeres al encanto que resulta de cierta pie¬
La gloria del teatro pasaba por la primera de dad asociada á la coquetería. Las alternativas
todas. Ni uno solo de los emperadores cuya ca¬ de abandono y de altivez, en aquella mujer que
beza fuera débil pudo resistir á la tentación de no sacaba más que
el rostro velado en parte, su
técoger las coronas de estos tristes juegos. Ca- lenguaje amistoso, y sobre todo su culto de la
lígula dejó en ellos el poco juicio que le tocaba propia belleza, que hizo
habiéndole un día
que,
en el reparto. Pasaba el día en el teatro divir¬ mostrado el espejo algunas manchas en la cara,
tiéndose con los ociosos. Más adelante, Comodo tuviera un acceso de desesperación por comple¬
y Caraealla disputaron á Nerón sobre este pun¬ to femenina y deseara morir, todo ésto hirió vi-
to la palma de la locura. Hubo necesidad de T.ámeme la
imaginación ardiente del joven des¬
hacer leyes para prohibir á los senadores y los ordenado, en quien las apariencias de pudor
caballeros que bajasen á la arena, luchasen ejercían una ilusión todopoderosa. Muy pronto
'■orno gladiadores y se batieran con las fieras. veremos á Nerón, en su papel de Anticristo,
•
El circo era el centro de la vida. El resto del ■crear un cierto sentido la estética nueva y ser
mundo noparecía hecho sino para los placeres cJ. primero en hartar ojos
el espectáculo
sus con
de Roma. Constantemente surgían nuevos in¬ del pudor cristiano libre de velos. La devota y
ventos á cual más extraños, concebidos voluptuosa Popea le mantuvo en un orden aná¬
y orde¬
nados por el soberano. El pueblo iba de fiesta logo de sentimientos*. El suceso conyugal que
en fiesta, no hablando más que de la última y produjo su muerte, supone que, en sus relacio¬
esperando la que se prometía. Así acababa por nes más íntimas con
Nerón, no abandonó jamás
adherirse al príncipe que hacía de su existencia la altanería de los comienzos de sus relaciones.
una bacanal sin fin. La popularidad En cuanto á
que Neróu Acté, si no fué cristiana, cual se
obtuvo por estos vergonzosos medios no puede supone, le faltó poco. Era una esclava oriunda
ser pues!a en duda.
Bastó, después de su muer¬ del Asia, es decir, de un país con el que los cris¬
te, á Othon para llegar al imperio el recordarle, tianos de Roma se carteaban á diario. Con fre¬
, por medio de la imitación, haciendo valer que cuencia se ha observado que las bellas libertas
había sido uno de los más aficionados á aque¬ que tuvieron más adoradores eran muy adictas
llas fiestas. á las religiones orientales. Acté conservó siem¬
No puede decirse precisamente pre gustos sencillqs,
y nunca se apartó comple¬
que Nerón
careciera de corazón ni de todo sentimiento de tamente de pequeño mundo de esclavos. Per¬
su
lo bueno y lo bello. I ejos de ser incapaz de teneció primero á la familia Anncea, en torno
amistad, con frecuencia se mostraba buen ca- de la cual vimos á los cristianos
agitarse y agru¬
marada. Esto era justamente lo le hacía
que parse. Impulsada Séneca representó, en la
por
cruel: queríaser amado y admirado por sí mis¬ más monstiTiosa y más trágica de las circuns¬
mo, y se irritaba contra aquellos á quienes no tancias, un papel que, dada su condición servil,
inspiraba estos sentimientos. Su naturaleza era no puede calificarse sino de honesto. Aquella
celosa, susceptible, y las pequeñas traiciones le pobre joven, humilde, dulce, y que muchos mo¬
ponían fuera de sí. Casi todas sus venganzas numentos nos muestran rodeada de gentes con
eran ejercidas sobre personas á las que había nombres casi cristianos, fué el primer amor de
llamado amigas, pero que abusaron de la fa¬ Nerón adolescente, y le fué fiel hasta morir. La
miliaridad con que él les animaba llegando á
encontraremos, en la ciudad de Faón, rindien¬
herirle con bromas. Lo que más sentía era el do piadosamepte el último tributo al cadáver
ridículo. La principal causa de su odio contra del cual todo el mundo se apartaba con horror.
Treséas fué que desesperó de obtener su afecto. Digámoslo de una vez; por singular que pa¬
La cita grotesca del mal hemistiquio rezca, se concibe que, á pesar de todo, le amasen
EL ANTICRISTO 103
las mujeres. Fué un monstruo, una criatura jefe de todos los que divertían tenía que ser
absurda, mal constituida, un producto incon¬ más que todos. Muchas enormidades que se re¬
gruo de la Naturaleza; pero no fué un mons¬ prochan á Nerón sólo encerraban su gravedad
truo vulgar. Parecía que la suerte, por un ex¬ desde ti punto de vista dé las costumbres ro¬
traño caijricho, había querido realizar en él el manas y delsevero hábito á que hasta entonces
hircociervo de los lógicos, un sér híbrido, raro, se estaba habituado. Aquel mundo viril se in¬
incoherente, odioso muchas veces, pero que en dignaba viendo al soberano dar audiencia á
ciertos momentos no había más remedio que los senadores en traje dé casa bordado, pasar
compadecer. Como el sentimiento de las muje¬ revista al ejército en un tocado de abandono in¬
res reposa más sobre
la simpatía y el gusto per¬ soportable, sin cinturón, con una especie de pa¬
sonal que sobre las rigurosas apreciaciones de ñuelo en torno del cuello, para resguardar la
la ética, basta un poco de belleza ó de bondad voz.Los verdaderos romanos abominaban no sin
moral, aun soberanamente falseada, para que motivo de la introducción de las costumbres de
su indignación se extinga en la piedad. Son, Oriente. Pero era inevitable que la civilización
sobre todo, indulgentes para el artista extravia¬ más más gastada domase por su corrup¬
vieja y
do por la embriaguez de su arte, para un By- ción á la másjoven. Ya Cleopatra y Antonio
ron, por ejemplo, víctima de su quimera, y lle¬ habían soñado un imperio oriental. Se sugería
van la sencillez hasta traducir en actos su in¬ al propio Nerón un reino de igual género. En
ofensiva poética. El día en que Acté depositó la hora de su ruina pensará como último extre¬
el cadáver sangriento de Nerón en la sepultura mo en solicitar la prefectura del Egipto. De
de los Domiiius, lloró, indudablemente, la pro¬ Augusto á Constantino, cada, año representa un
fanación de los dones natura-Ies sólo de ella co¬ progreso de la parte del imperio que hablaba
nocidos; y el mismo día, más de una cristiana, griego sobre la parte que hablaba latín.
puede lloró por él.
asegurarse que Es menester recordar que' además la locura
Aunque de talento mediano, tenía ciertas
un estaba en el apibiente. Si se exceptúa el núcleo
partes del alma de un artista. Pintaba bien, es¬ de sociedad aristocrática que llegará luego al
culpía bien, sus versos eran buenos, no obstan¬ poder con Nerva y Trajano, una general ausen¬
te cierto énfasis de escuela, y, á pesar de cuan¬ cia de seriedad hacía que los hombres más con¬
to pueda decirse, los hacía él mismo. Suetonio siderables jugasen hasta cierto purjto con la
vió borradores autógrafos llenos de enmien¬
sus vida. El personaje que representaba y resu¬
das. Fué él primero en comprender el admirable mía, el "hombre honrado" de este reino de in¬
paisaje de Subiaco é hizo en él una deliciosa moralidad transcendental, era Petronio. Daba
morada de estío. Su espíritu, en observación de al día el sueño y la noche á los asuntos y á las
las cosas naturales, era justo y curioso. Tenía distracciones. No era uno de aquellos disipado¬
el gusto de las experiencias, de las nuevas in¬ res que se arruinan en groseros desórdenes; era
venciones, de las cosas ingeniosas. Quería co¬ un voluptuoso, profundamente, versado en la
nocer las causas de todo y desenmarañó muy ciencia del placer. La facilidad natural y el
bien el charlatanismo de las pretendidas cien¬ abandono de sus discursos y sus acciones le
cias mágicas, así como el vacío de todas las re¬ daban un aire de sencillez que encantaba. Mien¬
ligiones de su tiempo. El biógrafo que no ha tras estuvo de procónsul en Bitinia y más tar¬
mucho citamos nos ha conservado el relato de de de cónsul, mostróse capaz de los más arduos
la manera cómo despertó en él la manía de ser asuntos. De regreso dedicado al vicio ó á la
cantante. Debió su iniciación al citarista más fa¬ fanfarria del vicio, fué admitido en la corte
moso del
siglo, á Terposós. Se le vió pasar no¬ íntima de Nerón, y se tornó el árbitro del buen
ches enteras sentado junto al músico, estudian¬ gusto en todo. Nada era galante y delicioso, que
do, perdido en lo que oía, suspenso, anhelante, Petronio no aprobase. El horrible Tigelino, que
embriagado, aspirando ávidamente el aire de leinaba por su bajeza y sus malos instintos,
otro mundo rué su abría ante él al contacto de tenía en él un rival que le sobrepujara en la
m gran artista. Este fué el origen de su dis¬ ciencia de las voluptuosidades; y logró per¬
gusto de los romanos, en general flojos conoce¬ derle. Petronio se respetaba demasiado para lu¬
dores musicales y de su preferencia por los char contra aqnel miserable. Sin embargo, no
griegos, según él los solos capaces de apreciar¬ quiso abandonar bruscamente la vida. Después
le, y por los orientales, que le aplaudían rabio¬ de abrirse las venas, hízoselas cerrar, luego vol¬
samente. Desde entonces, no admitió otra gloria vió á abrírselas hablando de bagatelas con sus
que la del arte. Una nueva vida se revelaba á él. amigos, oyéndoles discutir, no de la inmortali¬
El emperador se olvidó. Negar su talento fué el dad del alma y de las opiniones de los filósofos,
crimen de Estado por excelencia y los enemigos sino sobre canciones y poesías ligeras. Eligió
de Roma fueron los que no le admiraban. aquel momento para recompensar á algunos de
Su afectación de ser en todo el jefe era real¬ sus esclavos y castigar á otros. Sentóse á la
mente ridicula. Sin
embargo, menester es decir mesa y se quedó dormido. Este hombre
especie
que había en ésto más política que se piensa. El de Próspero Merimée escéptico, de tono frío y
primer deber del César (dada la bajeza de los exquisito, nos ha dejado una novela de una finu¬
tiempos) era ocupar al pueblo. El soberano era, ra cumplida, á la vez
que de una corrupción,
ante todo, un gran organizador de fiestas. El que es el perfecto espejo del tiempo de Nerón.
104 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Después de todo, no es rey de la moda quien lo joven insensato se embriagaba con estos malsa¬
nos planes. Deseaba ver algo extraño, un es¬
desea. I elegancia de la vida tiene su maestría,
a
por encima de la ciencia y de la moral. La fies¬ pectáculo grandioso, digno de un artista; quería
ta del universo carecería dealgo si el mundo no un acontecimiento que marcara una fecha
para
se poblado más que de fanáticos icono¬
hallase su reinado. "Hasta mí — decía — no se ha.
clastas y de zopencos virtuosos. conocido la extensión de lo que está permitido á
No se podrá negar que el gusto del arte fué un emperador". Todas estas sugestiones inte¬
\ivo y sincero en los hombres de aquella época. riores deuna fantasía desordenada, parecieron
No se hacían entonces bellas cosas; pero se tomar cuerpo en un acontecimiento extraño, que
buscaban ávidamente las cosas bellas de los tuvo para el asunto que nos ocupa, las conse¬
tiempos pasados. El mismo Petronio, una hora cuencias más importantes.
antes de morir, hizo mirrino
romper su vaso Siendo
contagiosa la manía incendiaria, y á
í ara que no fuese á poder de Nerón. Los ob¬ menudo complicada de alucinación, es muy peli¬
jetos de arte alcanzaban precios fabulosos. Ne- groso despertarla en las débiles cabezas en que'
r ón se volvía loco
por ellos. Presa de la idea de duerme. Uno de los rasgos del carácter de Ne¬
lo grande, pero con el menor buen sentido po¬ rón, era no poder resistir á la idea fija de un
sible, soñaba palacios quiméricos, ciudades como crimen. El incendio de Troya le obsesionaba de
un modo terrible. Una de. las piezas que hizo
Babilonia, Tebas y Memfis. La morada imperial
del Palatino (la antigua casa de Tiberio) había representar en una de sus fiestas fué e'l Incen-
sido bastante modesta y de un carácter esen¬ diiim, de Afranius, en la que se veía en escena
cialmente privado hasta el reinado de Calígula. un incendio. En uno de sus accesos de furor
Este último, á quien se ha de considerar como el egoísta, contra la suerte, exclamó: "¡Feliz Pría-
creador de la eseuela de gobierno en que Nerón mo, que pudo ver con sus ojos su imperio y su
no tuvo superior, engrandeció considerablemente patria perecer al propio tiempo!" En otra cir¬
la casa de Tiberio. Nerón afectaba encontrarse cunstancia, oyendo citar un verso griego del
en ella estrecho, y no tenía bromas bastantes Bcllerofon, de Eurípides, que significaba:
] ara sus predecesores, que se habían contenta¬ ¡Yo muerto, que la tierra y el fuego se confun-
do eon tan poco.
Hízose esbozar con materiales [dan!
provisionales una residencia que igualara al "¡Oh, no! — dijo. — ¡Que sea estando yo
\ alacio de la China y de la Asiría. Esta casa, vivo!" La tradición, según la cual Nerón puso
que llamaba "transitoria" y que pensaba hacer fuego á Roma, únicamente por representarse el
definí tú. a, era todo un mundo. Con sus pórticos incendie de Troya, es seguramente exagerada,,
e tres millas de
longitud, sus parques en que puesto que, como demostraremos, Nerón estaba
pacían rebaños, soledades interiores, sus la¬
sus ausento de la ciudad cuando empezó la catás¬
gos rodeados de perspectivas de ciudades fan¬ trofe. Sin embargo, la versión no está despro¬
tásticas, sus viñas, sus bosques, cubría un espa¬ vista de verdad. El demonio de los dramas per¬
cio mayor que el Louvre, las Tullerías y los versos, que se había apoderado de él, fué como
Campos Elíseos juntos. Se extendía desde el en los malvados de otras épocas, uno de los ac¬
Palatino á los jardines de Mecenas, situados en tores esenciales del terrible atentado.
las alturas de los montes Esquiliasos. Era una El 19 de Julio del año 64, el incendio esta¬
verdadera casa fantástica. Los ingenieros Se¬ lló en Roma con extremada violencia. Comenzó-
vero y Celer se habían excedido. Nerón quería cerca ie la puerta Capena, en la parte del Gran
hacerla construir de tal manera que pudiera Circo, contigua al monte Palatino y al monte
ser llamada la "Casa de Oro". Se le encantaba Ccelius. Este barrio encerraba muchas tiendas,,
habiéndole de locas empresas que pudiesen eter¬ llenas de materias inflamables, en las que el
nizar su memoria. Roma era su mayor preocu¬ incendio se propagó con prodigiosa rapidez.
pación. Quería reconstruirla de un extremo á Desde allí, dió la vuelta al Palatino, arrasó el
otro y que se llamara Nerópolis. Vélabro, el Foro, los Cariños, subió á las coli¬
Desde hacía un siglo, Roma íbase tornando nas, causó grandes desperfectos en el Palatino,
•a maravilla del mundo: igualaba por la gran¬ bajó á los valles, devorando por espacio de
deza á las antiguas capitales del Asia. Sus edi¬ seis días y siete noches, compactos barrios atra¬
ficios cían bellos; pero sus calles parecían mez- vesados por calles tortuosas. Un enorme derribo
quinas á las gentes de moda, porque el gusto de casas que se hizo al pie de las Esquilias le
iba más cada día hacia las construcciones deco¬ detuvo por un instante, luego se reanimó y duró
rativas. Se aspiraba á esos efectos de conjunto tres días más. El número de muertos fué con¬
que hacen la alegría de los papanatas: se bus- siderable. De los catorce distritos de que la
ciu¬
«aban mil frivolidades desconocidas de los an¬ dad componía, tres fueron destruidos por
se
tiguos griegos. Nerón estaba al frente de este completo y siete reducidos á negros muros.
movimiento. 1 a Roma con que él soñaba, hu¬ Roma era una ciudad prodigiosamente apiñada,
biera sido algo como el París de nuestros de una población muy densa. El desastre fué
días; una de esas ciudades artificiales, cons¬ espantoso: nunca se vió otro semejante.
truidas de orden superior, en cuyo plano se Nerón estaba en Antiurn cuando estalló el
trata principalmente de obtener la admiración incendio. No volvió á la ciudad, sino hasta el
de los provincianos y de los extranjeros. El momento en que el fuego se acercaba á su casa
El an tic justo
"transitoria". Fué iraposiuie arrancar nada á que ejecutaban órdenes oficiales. Grandes cons¬
las llamas. Las casas imperiales del Palatino, trucciones de piedra, próximas á la morada im¬
la "transitoria" misma, con s\is dependen¬
casa perial, y cuya posesión ansiaba Nerón, fueron
cias y todo el barrio que la cerraba fueron des¬ derribadas lo mismo que en un sitio.
truidas. Nerón no deseaba, evidentemente, que Cuando el fuego se reanimó, empezó por
se salvase su vivienda. El sublime horror del es¬ los edificios pertenecientes á Tigelino. Lo que
pectáculo le transportaba. Díjose luego que, confirmó las sospechas fué que, después del in¬
desde lo alto de una torre, .había. contemplado cendio, Nerón, bajo pretexto de limpiar las rui¬
el incendio, y allí, en traje teatral, con una lira nas á sus expensas para dejar el terreno libre
en la mano, había cantado, con el ritmo conmo¬ á los propietarios, se encargó de arrancar las
vedor de la elegía antigua, la ruina de Ilion. demoliciones, no permitiendo que nadie se acer¬
Fué ésto una leyenda, fruto del tietnpo y de case á ellas. Aún se créyó más cuando se le vio
el incendio había sido ordenado por Nerón, ó de Oro", que era desde hacía mucho el jugue¬
al menos, reavivado por él cuando iba á extin¬ te de su imaginación delirante, levantarse en el
el Oriente; porque después del incendio, el te¬ gran crimen lo mismo en el hecho de mirar ó
rreno, considerado como una especie de patri¬ de llevar una imagen que en el de esculpirla.
monio inalienable de los creyentes, continúa Otros se negaban á pasar por una puerta de
siendo sagrado. En Roma, donde la religión se la ciudad sobre la cual hubiera una estatua.
adhería al edificio más que al terreno, la medi¬ Todo ésto provocaba las burlas y la mala vo¬
da' fué eficaz. Una nueva Roma, de calles largas luntad del pueblo. Probable es que los discur¬
y rectas, se reconstruyó pronto, con arreglo á sos de los cristianos sobre la gran conflagración
los planos del emperador y á las primas que se
final, sus siniestras profecías, su manía de re¬
le í ofrecían.
petir que el mundo iba á acabar pronto, y aca¬
Todos los hombres honrados que había en la baría por el fuego, contribuyeran á hacerlos to¬
ciqdad se sintieron abrumados. Las más pre¬ mar por incendiarios. También es admisible,
ciosas antigüedades de Roma, las casas de los que algunos fieles cometieron imprudencias y se
antiguos caudillos adornadas aún con despojos tuvieran motivos para acusarles de haber que¬
triunfales, los objetos más santos, los trofeos, rido justificar á toda costa sus oráculos. ¿Qué
ios ex-votos antiguos, los más respetados tem¬ piaculv.m, ó expiación, podía ser más eficaz que
plos, todo el material del viejo culto de los ro¬ el suplicio de aquellos enemigos de los dioses?
manos había desaparecido. Fué aquello como el Viéndolos torturar, el pueblo les creería los cul¬
duelo de los recuerdos y las leyendas de la pa¬ pables. Es menester recordar que la opinión mi¬
tria. En vano Nerón gastaba para aliviar la raba como cosas ciertas los crímenes más odio¬
miseria de que era causa; en vano se observaba sos que seatribuían á los cristianos.
que todo se había limitado en último término a Repelamos muy lejos de nosotros la idea de
una operación de limpieza y de saneamiento y que los hijos de Jesús fueran culpables en un
que la nueva ciudad sería superior con mucho grado cualquiera del crimen de que eran acu¬
á la antigua; ningún verdadero romano quiso sados; pero digamos que muchos indicios pu¬
creerlo. Todos aquellos para quienes una ciudad dieron extraviar la opinión. Ellos no habían
es otra cosa que ún montón de piedras sintié¬ llevado á cabo el incendio, pero con seguridad
ronse heridos en el corazón; la conciencia de la que se regocijaron de él. Los cristianos desea¬
patria estaba herida. El templo construido por ban y predecían el fin de la sociedad. En el
Evandres, el otro levantado por Servio Tullius, Apocalipsis, las plegarias secretas de los santos
¿1 recinto sagrado de Júpiter Stator, el palacio abrasan la tierra y la hacen temblar. Durante
de Numa, los penates del pueblo romano, los el desastre, la actitud de los fieles debió parecer
monumentos de tantas victorias, las obras maes¬ equívoca. Algunos dejaron sin duda de mostrar
tras del arte griego... ¿cómo reparar tales pér¬ respeto y pesar ante los templos arruinados y
didas? ¿Qué valían después de ésto las suntuo¬ no ocultaron cierta satisfacción. Concíbese que ,
sidadesaparatosas, las vastas perspectivas mo¬ en algún conventículo del fondo del Transte-
numentales, las líneas rectas sin fin? Hiciéronse vere, se dijera: "¿No es eso lo que predecía¬
ceremonias expiatorias, consultáronse los libros mos?" En ocasiones, es peligroso mostrarse de¬
de la Sibila y las damas principalmente cele¬ masiado profeta. "Si quisiéramos vengarnos
braron fiestas. Pero quedaba el secreto senti¬ —-
dice Tertuliano, — una sola noche y algunas
miento de una infamia, de un crimen. Nerón co¬ antorchas nos bastarían". La acusación de in¬
menzaba á ver que había ido demasiado lejos. cendiarios caía frecuentemente sobre los judíos
á causa de su vida aislada. El mismo crimen era
EL ANTICRISTO 107
uno de aquellos flagitia cohcerentia nomini que persona el más grato recuerdo. Conocemos el
formaban parte de la definición del cristiano. conmovedor epitafio de una judía llamada Es-
Sin haber contribuido en nada á la catástro¬ ther, nacida en Jerusalén y libertada por Clau¬
fe del 19 de Julio, los cristianos podían ser te¬ dio ó por Nerón, que encarga á su camarada
nidos, si asíse puede hablar, por incendiarios Arescusus no ponga nada contrario á la ley,
de deseo.
Dentro de cuatro años y medio, el las letras D. M., por ejemplo, sobre su losa se¬
Apocalipsis nos ofrecerá un canto sobre el in¬ pulcral. Roma poseía actores y actrices de ori¬
cendio de Roma, al cual, probablemente, el gen judío y en tiempos de Nerón, era éste un
acontecimiento del 64 dió más de un dato. La medio natural de llegar hasta el emperador. Se
destrucción de Roma por las llamas fué un cita particularmente á un tal Alitirus, mimo
sueño judíoy cristiano; pero no fué más que judío, muy amado de Nerón y de Popea. Por él
un sueño. Los píos sectarios se contentaron se¬ fué Josefo presentado á la emperatriz. Nerón,
guramente con ver espiritualmente á los santos lleno de odio por todo lo romano, gustaba de
y los ángeles aplaudiendo desde lo alto del cie¬ volverse hacia Oriente, rodearse de orientales y
lo, lo que miraban como una justa expiación. mezclarse en intrigas de aquella parte del
Trabajo cuesta creer que la idea de acusar á mundo.
los cristianos del incendio de Julio, viniera por ¿Basta todo ésto para base de una hipótesis
sí sola á Nerón. Cierto, que si el César hubiera plausible? ¿Está permitido atribuir al odio de
conocido de cerca á los buenos hermanos, les los judíos hacia los cristianos el capricho feroz
hubiera aborrecido. Los cristianos no
podían, na¬ que expuso á los más inofensivos á los suplicios
turalmente, comprender el mérito que había más monstruosos? Ciertamente que es perjudi¬
en hacer de "galán joven-' en el proscenio de cial para los judíos el haber entrado secreta¬
la sociedad de su época; y lo que exasperaba á mente en el palacio de Nerón y Popea en el
Nerón era que se desconociese su talento de ar¬ momento en que el émperador
concibió contra
tista y de primer actor. Pero Nerón no hizo sin los discípulos de Jesús su odioso pensamiento.
duda más que oir hablar de los cristianos y Tiberio Alejandro, en particular, estaba en¬
nunca se encontró en relaciones tonces en su pleno favor, y tal hombre debía
personales con
ellos. ¿Por quién le fué sugerido el atroz ex¬ detestar á los santos. Los romanos confundían
pediente de que se trata? Probable es en pri¬ generalmente á los cristianos y ios judíos. ¿Por
mer término que en muchos lados de la ciudad qué entonces se hizo tan bien la distinción?
se concibieran sospechas. La secta, en aquella ¿Por qué los judíos, contra los cuales los roma¬
época, era muy conocida en el mundo oficial. nos tenían la misma antipatía
moral é iguales
Se hablaba mucho de ella. Liemos* visto que Pa¬ resentimientos religiosos que contra los cristia¬
blo tenía relaciones con personas agregadas al nos, no fueron tocados esta vez? Suplicios de
servicio del palacio imperial. Cosa muy extra¬ judíos hubieran sido un piaculum igualmente
ordinaria parece que una de las promesas que eficaz. Clemente Romano, ó el autor (cierta¬
ciertas personas hicieron á Nerón, para el caso mente romano) de la epístola que se le atri¬
en
que llegase á ser destituido del imperio, fue¬ buye, en el pasaje en que hace alusión á las ma¬
ra la dominación del Oriente y tanzas de cristianos ordenadas por Nerón, las
por el momento
del reino de Jerusalén. Las ideas mesiánicas explica de un modo muy obscuro para nosotros,
tomaban con frecuencia los
judíos de Roma
en pero muy característico. Todas estas desgracias
la forma de vagas esperanzas de un imperio ro¬ son "el efecto de los celos",
y la palabra "ce¬
mano oriental. Vespasiano aprovechó más ade¬ los" significa evidentemente divisiones inter¬
lante estos pensamientos. Desde el advenimien¬ nas, animosidades entre miembros de la miisma
to de Calígula hasta la muerte de Nerón, las cofradía. De ahí nace una sospecha, corrobo¬
cábalas judías no cesaron en Roma. Los judíos rada por el hecho incontestable de que los ju¬
habían contribuido mucho al advenimiento y díos, antes de la destrucción de Jerusalén, fue¬
al sostén de la familia de los Germánicos. Ya ron los verdaderos perseguidores de los cristia¬
Se eomenzó por detener á cierto número de la. Las víctimas fueron guardadas para una:
personas que se sospechaba formaban parte fiesta, á la cualdió sin duda un carácter
se ex¬
de la secta nueva y amontonarlas en una pri¬ piatorio. Roma contó pocas jornadas tan ex¬
sión, suplicio por sí sola. Con¬
que era ya un traordinarias.El ludus matutinus, consagrado
fesaron su fe, lo que se pudo considerar como á los combates de animales, vió un desfile inu¬
la confesión de un crimen que se juzgaba in¬ sitado. Los condenados, cubiertos de pieles de
separable de aquélla. Estas primeras detencio¬ fieras, fueron lanzados á la arena, en donde se
nes trajeron muchas más. La mayoría de los les hizo ser desgarrados por perros. Otros fue¬
acusados parecen haber sido prosélitos obser¬ ron crucificados: otros, en fin, revestidos de
vantes de los preceptos y las convicciones del túnicas empapadas en aceite, pez ó resina, se
liacto de Jerusalén. No es admisible que ver¬ vieron sujetos á postes y destinados á alumbrar
daderos cristianos denunciaran á sus hermanos; la fiesta nocturna. Cuando llegó la caída de la
pero pudieron cogerse papeles en su poder y tarde encendiéronse estas antorchas vivas. Ne¬
algunos neófitos apenas iniciados pudieron ce¬ rón ofreció jiara el espectáculo los magníficos
der á la tortura. Sorpresa causó ver el número jardines que poseía al otro lado del Tíber, que
de adeptos que tenían aquellas doctrinas tene¬ ocupaban el espacio actual del Borgo, la plaza,
brosas y se habló de ellas con espanto. Todos y la Iglesia de San Pedro. Había allí un circo,
los hombres sensatos de la época hallaron la empezado por Calígula y continuado por Clau¬
acusación de incendiarios demasiado floja. "Su dio, cuyo límite era un obelisco, sacado de He-
verdadero crimen —' decían — es el odio al liopolis (el mismo que señala en nuestros días-
género humano". Aunque persuadidos de que el centro de la plaza de San Pedro). Aquel
el incendio era obra de Nerón, muchos roma¬ lugar había ya "visto matanzas con antorchas.
nos serios vieron en este acto de la policía una Paseándose allí en cierta ocasión Calígula hizo
manera de limpiar la ciudad de una peste te¬ decapitar á varios personajes consulares, sena¬
rrible. Tácito, que no dejaba de sentir cierta dores y damas romanas. La idea de reemplazar
piedad por ellos, profesaba, sin embargo, esta las luces ordinarias con cuerjios humanos, im¬
opinión. En cuanto á Suetonio, coloca entre las pregnados de materias inflamables, pudo pare¬
medidas loables de Nerón los suplicios que hizo cer ingeniosa. Como suplicio, este modo de que¬
soportar á los partidarios de la nueva y per¬ mar no era nuevo. Era la pena ordinaria de
judicial doctrina. los incendiarios, pero nunca se había hecho de
Estos suplicios fueron horribles. Nunca se ella un sistema de iluminación. A la claridad
habían visto tales refinamientos de crueldad. de estas horribles antorchas, Nerón, que había
Casi todos los cristianos detenidos eran humi- puesto á la moda las carreras de noche, mostró¬
liores, gentes insignificantes. El suplicio de se en la arena, tan pronto mezclado con el pue¬
aquellos desgraciados, cuando se trataba de lesa blo traje de palafrenero como conduciendo*
en
majestad ó de sacrilegio, consistía en ser en¬ su para obtener aplausos. Hubo, no obs¬
carro
tregados á las fieras ó quemados vivos en el tante, algunas muestras de compasión. Aun los
anfiteatro, con acompañamiento de crueles fla¬ que creían á los cristianos culpables y confe¬
gelaciones. Uno de los rasgos más repugnantes saban que merecían el último suplicio se ho¬
de las costumbres romanas era el haber hecho rrorizaron de estos placeres crueles. Los hom¬
una fiesta delsuplicio, una diversión pública bres doctos hubieran querido solamente que
del espectáculo de la matanza. La Persia, en se hiciera lo que exigía la utilidad pública, que-
bien como infelices que como criminales. En de las fábulasconsagradas por los escultores y
general, se les tenía por casi inocentes, innoxia los poetas. Tan pronto era Hércules furioso,
corpora. quemado en el monte GEta y arrancándose de
A la barbarie de los suplicios se unió la bur-' encima de su piel la túnica de pez inflamada,
EL ANTICRISTO 10'J
«orno Orfeo despedazado por un oso, Dédalo su valór fué sobrehumano; pero la muchedum¬
precipitado del cielo y por las fieras,
devorado bre infame no tuvo ojos más que para sus en¬
Pasifaé sufriendo las lúbricas acometidas del trañas abiertas y sus senos desgarrados.
toro ó Attis magullado. A veces eran horribles Nerón presenció, sin duda, estos espectácu¬
mascaradas, en las que los hombres eran, ves¬ los. Como miojm, tenía costumbre de poner¬
era
sobre la espalda, y las mujeres de sacerdotisas bates de los gladiadores, una esmeralda cón¬
de Ceres, con cintas en la' frente. Otras veces, cava que le servía de lente. Gustaba de hacer
en fin, figuraban piezas dramáticas, en el curso ver sus conocimientos de escultor y
preténdese
de las cuales el héroe era realmente muerto, que sobre el cadáver de madre formuló odio¬
su
como Laureolus, ó bien representaciones de ac¬ sas observaciones, alabando ésto y criticando
tos trágicos como el de Mucius Scevola. Por aquéllo. Un carne palpitante bajo el diente de
último, Mercurio, con una barra de hierro can¬ las fieras, una pobre joven tímida, velando su
dente iba tocando los cadáveres para ver si desnudez con un casto ademán, luego volteada
alguno se removía y lacayos enmascarados, re¬ por un toro y despedazada sobre la arena, de¬
presentando á Plutón ó al Orcus, arrastraban bía ofrecer formas plásticas y colores dignos de
los muertos por los pies, aplastando con mazos un conocedor como él. Allí estaba, en primera
todo lo que palpitaba aún. fila, sobre el podium, entre las vestales y los
Las damas cristianas más respetables hu¬ magistrados enrules, con su malévolo rostro, su
bieron de
prestarse á estas monstruosidades. vista baja, sus ojos azules, sus cabellos casta¬
Unas representaron el papel de Danaides, otras ños en bucles, su labio imponente, su aire mal¬
el de Dircea. Difícil es decir cómo la fábula de vado y bestial á la vez de niño grande, hincha¬
las Danaides
podía procurar un cuadro san¬ do de vanidad, mientras que la música vibraba
griento. El suplicio que la tradición mitológi¬ en el arre y la arena era manchada por una ola
ca atribuye á esas culpables mujeres no era sangrienta. Raciocinaba, sin duda, como artis¬
suficiente cruel para los placeres de Nerón y ta acerca de la actitud púdica de aquellas nue¬
los frecuentadores de su anfiteatro. Probable vas Dirceas, y reconocía, que cierto aire resig¬
es que desfilaran llevando las urnas, y que al nado daba á aquellas mujeres puras, próximas
pasar recibieran el golpe fatal de un actor en¬ á ser desgarradas, un encanto que hasta enton¬
cargado del papel de Linceo. Quizás se viera ces no había él conocido.
á Amimona, una de las Danaides, perseguida Tardó en olvidarse esta horrible escena, y aun
por un sátiro y violada por Neptuno. Tal vez, bajo Domiciano, cuando se veía á un actor mo¬
en fin, aquellas desgraciadas soportaron suce¬ rir en su papel, sobre todo si este papel era el
sivamente ante los espectadores la serie de los de Laureolus, muriendo efectivamente en la
suplicios del Tártaro y murieron al cabo de cruz, se pensaba en los piacula del año 64, se
horas de tormento. Las presentaciones del suponía que aquel era un incendiario de la ciu¬
infierno estaban de moda. Algunos años antes dad de Roma. Los^nombres de sarmentii ó sar-
(el 41), los egipcios y los nubios fueron á Roma mentaurié (gentes huelen á sarmiento) y
que
y obtuvieron graneles éxitos dando sesiones noc¬ de semaxii (leños de hoguera) y el grito popu¬
turnas en las que mostraban los horrores del .
lar: "¡Los cristianos á los leones!", parecen
mundo subterráneo, con arreglo á las pinturas datar también de aquel tiempo. Nerón, con una-
de los monumentos de Tebas, especialmente los especie de arte sabio, había procurado al cris¬
•
de la tumba de Sethi I. tianismo naciente una marca indeleble. El
En cuanto á los suplicios de las Dirceas, 110 noevus la frente de la
sangriento inscrito en
cabe duda que se reprodujeron en el anfiteatro. Iglesia mártir nunca se borrará.
Conócese el colosal grupo designado hoy con el Los hermanos que 110 fueron torturados tu¬
nombre de Toro Farnesio, en el museo de Ná- vieron su parte, hasta cierto punto, en los su¬
poles. Anfión y Zethus sujetan á Dircea á las plicios de los demás por la simpatía que les
astas de un toro bravo, que debe arrastrarla á significaron y el cuidado que se impusieron de
través de las rocas y las zarzas del Citerón. visitarles en la prisión. A menudo pagaron este
Este mediano mármol rodiano, transportado á favor con la
pérdida de todos sus bienes. Los
Roma en tiempo de Augusto, era objeto de la supervivientes de la crisis quedaron enteramen¬
admiración universal. ¿Qué más bello asunto te arruinados, pero apenas pensaban en ello.
para aquel arte repugnante que la crueldad del No veían más que los bienes duraderos del cielo
tiempo había puesto en boga, y que consistía y se decían: "Esperemos unos instantes, que
en hacer cuadros vivos de las estatuas célebres? el que debe venir, vendrá".
Un texto de un fresco de Pompeya parece pro¬ Así se abrió ese poema extraordinario del
bar que esta escena terrible era con frecuencia martirio cristiano, esa epopeya del anfiteatro
representada en las arenas, cuando el ejecutado que durará doscientos cincuenta años, y de la
era
mujer. Desnudas, sujetas
por los cabellos á cual saldrán el ennoblecimiento de'la mujer y
las astas de toro
furioso, las infelices so¬
un la rehabilitación del
esclavo, por diversos epi¬
portaban las lúbricas miradas de un pueblo fe¬ sodios como los siguientes: Blaudina en cruz,
roz. Algunas de las cristianas inmoladas de deslumhrando á sus compañeros, que ven en la
-esta suerte eran débiles de cuerpo. Sin embargo, dulce y pálida sierva la imagen de Jesús cruci-
110 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
ficado; Potaminas défendida de los ultrajes por to secreto contra lacosa juzgada. No hay
con¬
el joven oficial que la condujo al suplicio; la denado que no pueda decir: "Jesús también
muchedumbre llena de horror cuando ve los se¬ fué ejecutado: los mártires fueron tenidos por
nos húmedos de Felicidad; Perpetua compo¬ hombres peligrosos de los que era necesario pur¬
niéndose en la arena sus cabellos pisoteados por gar la sociedad, y sin embargo, los siglos siguien¬
las fieras para no parecer afligida. La leyenda tes les han dado la razón". ¡ Grave herida para
refiere que una de estas santas, yendo al su¬ las afirmaciones por las cuales trata de figurarse
una sociedad que sus enemigos carecen de toda
plicio, se encontró con un joven que, conmovi¬
do por su belleza, tuvo para ella una mirada de razón y de toda moral!
piedad. Queriendo dejarle un recuerdo, quíta¬ Des2iués del día en que Jesús expiró en el
se el pañuelo que cubre su seno y se lo da. Em¬ Gólgotha, el día de la fiesta de los jardines de
briagado por esta prenda de amor, el joven Nerón (puédese fija^ hacia el 1.° de Agosto del
corre un instante después al martirio. Tal fué, año 64), fué el más solemne en la historia del
en efecto, el encanto peligroso de aquellos san¬ cristianismo. La solidez de una construcción
grientos dramas de Roma, de Lyón, de Carta- está en
proporción de la suma de virtud, de sa¬
crificios y de abnegación que se pone en sus ci¬
go. La voluptuosidad de los pacientes del an¬
fiteatro tornóse contagiosa, como lo fué duran¬ mientos. Los fanáticos son los únicos que hacen
te el Terror la resignación de las "víctimas". la base de una causa. El judaismo subsiste aún,
Los cristianos presentábanse ante la imagina¬ á causa del intenso frenesí de
profetas y de
Sus
ción del tiempo como una raza obstinada en sus celadores; el cristianismo, á del valor
causa
sufrir. El deseo de la muerte es en lo sucesivo de,sus primeros testigos. La orgía de Nerón fué
la señal los distingue. Para detener más
que el gran bautismo de sangre que designó á Roma
adelante el exceso de ansia al martirio, será como la ciudad de los mártires, para represen¬
menester una amenaza terrible, la nota de he¬ tar papel aparte en la histoi'ia del cristia¬
un
que no mire al mártir con envidia, por la di¬ una especie de ciudad sacramental
y simbólica.
cha suprema que hay en afirmar algo. Un se¬ Nerón tomó aquel día un lugar odioso, pero de
creto instinto nos impulsa, por otra parte, ha¬ primer orden, en la historia del cristianismo.
cia el lado de los perseguidos. El que se imagi¬ Aquel milagro de horror, aquel prodigio de per¬
na detener un movimiento religioso ó social con versidad, fué para todos una señal evidente-
medidas coercitivas, da pruebas de un com¬ Ciento cincuenta años después, exclamaba Ter¬
pleto desconocimiento del corazón humano, y tuliano: "¡Sí, estamos orgullosos de que nues¬
demuestra ignorar los verdaderos medios de tra expulsión de la ley fuese inaugurada por
acción de la política. tal hombre!
Cuando se ha aprendido á cono¬
Lo que ya ha ocurrido puede repetirse. Tᬠcerle,
se comprende que lo que hace condenable
cito se habría indignado si alguien le hubiera á Nerón no pudo ser sino un gran bien". Ya se
hecho ver el verdadero porvenir de estos cris¬ había esparcido la idea de que la venida del
tianos á los que trataba de miserables. Los hon¬ verdadero Cristo sería precedida de la venida
rados romanos se habrían burlado del observa¬ de una especie de Cristo infernal, que sería en
dor dotado de espíritu profético que se hubie¬ todo lo contrario de Jesús. No cabía duda; el
se atrevido á decirles: "Esos incendiarios se¬ Anticristo, el Cristo del mal, existía ya. El
rán la salvación del mundo". De ahí una obje¬ Anticristo era aquel monstruo de figura huma¬
ción eterna contra el dogmatismo de los parti¬ na, compuesto de ferocidad, hipocresía, impu¬
dos conservadores, un entorpecimiento irre¬ dor y orgullo, que recorría el mundo- cual héroe-
mediable de la conciencia, una secreta perver¬ ridículo, alumbraba sus triunfos de cochero con
sión del juicio. Miserables, execrados por to¬ antorchas de carne humana, se emborrachaba
das las personas distinguidas, se han conver¬ con la sangre de los santos y hacía probable¬
tido después en santos. No es bueno que hechos mente cosas peores. Tentaciones dan de creer
de esta especie se repitan con frecuencia. La que, en efecto, se refiere á los cristianos un pa¬
salvación de la sociedad quiere que sus senten¬ saje de Suetonio acerca de un juego monstruo¬
cias no sean con frecuencia reformadas. Desde so inventado por Nerón. Atábanse desnudos
la condenación de Jesús, desde
los mártires que á los
postes del circo algunos adolescentes,
juzgaron que su causa ganaba con la rebelión hombres maduros, mujeres y muchachas. Una
contra la ley, siempre ha habido, en lo que á fiera salía de la cavea y se refocilaba carnal-
crímenes sociales respecta, como un llamamien¬ mente sobre cada una-de las víctimas. El liber—
EL ANTICRISTO 111
t°o Doriforo hacía como que mataba á la fiera, mujeres que admira la Iglesia por su constan¬
y ésta era Nerón revestido con una piel de ani¬ cia, no tiene nombre para nosotros. En la tra¬
mal feroz. Doriforo con quien
era un infame dición romana no se les llamó de otra manera
pues Popea no reinó más que dándose aparien¬ ta. Pérgamo era, con Cízico, la única ciudad del
cias modestas. El triunfo de una humanidad re¬ Asia Menor que tuvo una organización regular
signada fué el triunfo de la buena Acté. Acos¬ de los juegos de gladiadores. Sabemos justa¬
tumbrado á caminar siempre á la cabeza de su mente que estos juegos estaban sujetos en Pér¬
siglo en las vías de lo desconocido, Nerón tuvo, gamo á la autoridad de los sacerdotes. Sin que
las primicias de tal sentimiento, y descu¬ hubiera edicto formal prohibiendo la profe¬
brió, en sus desórdenes de artista, el filtro de sión del cristianismo, esta profesión ponía fue¬
amor de la estética cristiana. Su pasión por ra de la ley. El sólo nombre de cristiano era
Acté y por Popea prueba que era capaz de un crimen. Como los jueces tenían la más com¬
sensaciones delicadas, y, como lo monstruoso pleta libertad para la apreciación de tales de¬
mezclábase en todo cuanto tocaba, quiso procu¬ litos, la vida de todo fiel, á partir de aquel día,
rarse el espectáculo de sus ensueños. La virgen estuvo en manos de magistrados de una horri¬
cristiana reflejó, como la heroína de un ca¬
se ble dureza llenos contra ellos de feroces pre¬
mafeo antiguo, en el fuego de su esmeralda. La juicios.
desnudez tímida de la joven mártir, se tornó en Permitido es, sin pecar de inverosímil, unir
rival de la desnudez, de sí misma, de
segura al acontecimiento que hemos referido la muer¬
una Venus griega. Cuando la mano brutal de te de Pedro y de Pablo. Una suerte realmente
aquel mundo agotado, que buscaba su diversión extraña ha querido
que la desaparición de estos
en los tormentos de una pobre joven, hubo dos hombres quede envuelta en el misterio. De
arrancado los velos del pudor cristiano, éste lo que no cabe duda es de que Pedro murió
pudo decir: "Yo también soy bello". Fué aquel mártir. No se concibe que haya sido mártir en
el principio de un arte nuevo. Abierta bajo los otra parte que en Roma, y, en Roma, el único
ojos de* Nerón la estética de los discípulos de incidente histórico conocido por el cual puede
Jesús, que se desconocía basta entonces, ésta exiDlicarse su muerte es el episodio referido por
debió la revelación de su magia al crimen que, Tácito. En cuanto á Pablo, razones más sólidas
desgarrando sus vestiduras, le robó la virgi¬ hacen creer
que murió mártir, y en Roma. Es,
nidad. pues, natural unir la muerte de los dos al epi¬
sodio de Julio ó Agosto del 64. Así fué cimen¬
CAPITULO VIII tada por el suplicio la reconciliación de aquellas
Muerte de San Pedro y San Pablo. dos almas, la una tan fuerte, la otra tan buena.
Así fué establecida por autoridad legendaria
No se sabe con certeza el nombre de ninguno esa conmovedora fraternidad de dos hombres
de los cristianos que perecieron en Roma
el en que los partidos opusieron, perofueron
que
horrible acontecimiento de Agosto del 64. Las superiores á los partidos y siempre.
se amaron
víctimas estaban convertidas desde hacía poco La gran leyenda de Pedro y Pablo, paralela á
y apenas se conocían entre sí. Aquellas santas la de Romulus y Remus, fundada por una espe-
112 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
cié de colaboración enemiga de la grandeza de ros, ha conservado sus formas esenciales hasta
Roma, leyenda que en un sentido ha tenido en nuestro siglo.
la historia de la humanidad casi tanta impor¬ Los "trofeos" que los cristianos veneraron
tancia como la de Jesús, data del día
según que, en el año 200¿designaban realmente los luga¬
la tradición, les vió morir juntos. Sin saberlo, res en que sufrieron los dos apóstoles? Posible
Nerón también fué en ésto el agente más efi¬ es que así sea. No es inverosímil que Pablo, ha¬
puso la piedra angular de la ciudad de los que se extendía fuera de la Puerta Lavernal,
santos. en la vía de Ostia. La sombra de Pedro, por
En cuanto al género de muerte de los dos otra parte, vaga constantemente, en la leyenda
apóstoles, sabemos que Pedro murió crucificado. cristiana, hacia él pie del Vaticano, de los jar¬
Según anliguos textos, su mujer fué ejecutada dines y del circo de Nerón, particularmente en
con él, y él la vió llevar al suplicio. Una ver¬ torno del obelisco. Debióse ésto, si se quiere, á
sión aceptada desde el siglo III pretende que, que dicho circo conservaba el recuerdo de los
demasiado humilde para igualarse á Jesús, pidió mártires del 64, á los cuales, á falta de indica¬
ser crucificado cabeza abajo. El rasgo caracterís¬ ción precisa, la tradición cristiana puede aña¬
tico de la carnicería del 64 fué la busca de odio¬ dir á Pedro.
sas rarezas en cuanto á torturas. Posible es que, ■Los cuerpos que desde el siglo III rodea una
en efecto, Pedro fuera ofrecido á la muchedum¬ tradición no interrumpida de respeto, ¿son los
bre en i al actitud. Séneca habla de casos en que de los dos apóstoles? Apenas lo creemos. Cier¬
se vió á los verdugos hacer volver hacia abajo to que Ja costumbre de guardar la memoria de
las cabezas de los crucificados. Después, la pie¬ las tumbas de los mártires es muy .antigua en
dad cristiana vió un refinamiento místico en lo la Iglesia; pero Roma fué, hacia el 100 y 120,
que fué más que un raro c-apricho de los
no el teatro de un inmenso trabajo legendario, re¬
verdugos. Muy probable es qué el párrafo del lativo sobre todo á los dos apóstoles, trabajo en
cuarto Evangelio: "Extenderás las manos y que las pretensiones piadosas tuvieron mucha
otro te las sujetará y te conducirá á donde tú parte. No es creíble que, en los días que si¬
no quieras'' encierra alguna alusión á una par¬ guieron á la horrible carnicería del 64, pudie¬
ticularidad del suplicio de Pedro. A Pablo, en ran reivindicarse los cadáveres de los ejecuta¬
su calidad de honestior, se le dió muerte cor¬ dos. En el repugnante amasijo de carne huma¬
tándole la cabeza. Posible es, por otra parte, na, tostada y pisoteada, que fué aquel día arras¬
que hubiera
para él un juicio regular, y que no trada por medio de garfios al espoliarlo y luego
fuera envuelto en la condenación de las víctimas arrojada á los puticuU, sería muy difícil reco¬
de la fiesta de Nerón. Timoteo fué, según todas nocer á los mártires. Sin duda se obtenía con
las apariencias, detenido con su maestro y apri¬ frecuencia la autorización de retirar de manos
el de San Pedro; el otro en la vía de Ostia; biese enviado á unirse al montón de cadáveres.
era el de San Pablo. Se las llamaba en estilo Durante algunos días, el solo nombre de cris¬
oratorio "los trofeos" de los apóstoles. Eran tiano fué una sentencia de muerte. Es ésta, por
probablemente celloes ó memorioes consagrados otra parte, cuestión muy secundaria. Si la ba¬
á los dos apóstoles. Semejantes monumentos sílica vaticana no cubre realmente la tumba de
existían público antes de Constantino. Se
en Pedro, deja de designar á nuestros
no por eso
tiene derecho á suponer que estos "trofeos" no recuerdos uno de los lugares más santos del
fueron conocidos más que de los fieles. Tal vez cristianismo. El lugar en que el mal gusto del
no eran otra cosa que aquel Terebinto
del Va¬ siglo XVII construyó un circo de arquitec¬
ticano al cual se asoció durante siglos la memo¬ tura teatral fué un segundo calvario, pues aun
ria de Pedro y aquel pino de las Aguas Salvia- suponiendo que Pedro no fuera crucificado en
lias, que fué, según ciertas tradiciones, el cen¬ él, allí sufrieron, y de ésto no cabe duda, las
tro de los recuerdos relativos á Pablo. Más ade¬ Danaides y las Dirceas.
lante, estos "trofeos" se convirtieron en las Si, como está permitido creer, Juan acompa¬
tumbas de los apóstoles Pablo y Pedro. Efecti¬ ñó á Pedro á Roma, podremos encontrar un
vamente, á mediados del siglo III aparecen dos fondo plausible á la vieja tradición, según la
cuerpos que la universal admiración tiene por cual Juan fué sumergido en aceite hirviendo
los de los apóstoles, y que parecen prevenir de hacia el lugar en que existió más adelante la
las catacumbas de la vía Apia, donde había puerta Latina. Juan parece haber sufrido por
muchos ceméntenos judíos. En el siglo IV estos el nombre de Jesús. Inclinados nos sentimos á
cadáveres reposan en el lugar de los dos "tro¬ creer que fué testigo y hasta cierto punto víc¬
feos". Por encima de éstos se elevan entonces tima del sangriento episodio al que el Apocalip¬
dos basílicas, una de las cuales es la basílica sis debe su origen. El Apocalipsis es para nos¬
actual, mientras el otro, San Pablo Extramu¬ otros el grito de horror de un testigo, que ha
EL ANTICRISTO
I
114 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
dogmático de los hombres hubiera muerto tris¬ el monstruo infernal que debe aparecer como
durante la horrible tormenta del 64. Santiago mundo entregado á la perfidia, á la crueldad y
había muerto bacía poco más de dos años. De el desorden. No había personas honradas qua-
los "apóstoles-columnas" no quedaba, pues, más no corrieran el peligro. Los celos de Nerón con¬
igualmente necesarios al triunfo de la obra fu¬ hasta nosotros por las inscripciones de la isla
tura. El judío-cristianismo representaba el es¬ de las deportaciones religiosas, de la cual no-
píritu conservador, sin el cual no hay nada só¬ se volvía. En una gruta sepulcral que se ve
lido; el helenismo, la marcha y el progreso, cerca de Cagliari,familia de desterrados,,
una
sin los cuales nada existe realmente. La vida adicta quizás al culto de Isis, nos legó una con¬
es el resultado de un conflicto entre fuerzas movedora plegaria, cristiana casi. En cuanto
contrarias. Se muere de igual modo por la estos infortunados llegaron á Cerdeña, el ma¬
ausencia de toda iniciativa revolucionaria que rido cayó enfermo á consecuencia de la horri¬
por el exceso de revolución. ble insalubridad de la isla. La mujer, Benedicta,
hizo una súplica, rogó á los dioses que se la lle¬
varan en vez de llevarse á su marido, y fué es¬
CAPITULO IX
cuchada.
La inutilidad de las matanzas se ve clara¬
Después de la crisis.
mente en el
siguiente ejemplo. Un movimiento
La conciencia de una reunión de hombres es aristocrático, residente en un pequeño número
como la de un individuo. Toda.impresión que de cabezas, es detenido con algunas ejecuciones.
pasa de cierto grado de violencia deja en el sen- Pero no ocurre lo propio tratándose de un mo¬
sorium del paciente una huella que equivale á vimiento popular, porque tal movimiento no-
una lesión, y le pone por largo tiempo, si no necesita de jefes ni de doctos maestros. Un
por siempre, bajo el imperio de una alucina¬ jardín en que se cortan los tallos de las flores
ción, de una idea fija. El sangriento episodio deja de existir; pero un prado segado retoña
del 64 había igualado en horror á los sueños mejor que antes. Así el cristianismo, lejos de
más terribles qae un cerebro enfeimo pudiera ser detenido por el lúgubre capricho de Nerón,
concebir. Durante muchos años, la conciencia pululó más vigorosamente que nunca. Un ex¬
cristiana permaneció como obsesionada. Se ha¬ ceso de cólera subió al corazón de los supei'-
llaba presa de una especie de vértigo; sueños vivientes. Todos no tuvieron más que un sueño:
monstruosos la atormentan; una muerte cruel convertirse en amos de los paganos, para go¬
parecía la suerte reservada á todos los fieles de bernarlos cual merecían, con el hierro candente.
Jesús. Pero ¿no era esto mismo la señal más Un incendio, completamente distinto del que-
cierta de la proximidad del gran día?... Las al¬ se les
atribuye, devorará esta ciudad impía,
mas de las víctimas de la Bestia converLda
imaginábanse- en templo de Satán. La doctrina del
las los cristianos como esperando la hora santa fin del mundo adquiría cada día más fuertes
bajo el altar divino y pidiendo venganza. El raíces. Sólo el fuego podrá purgar la tierra de
ángel de Dios las calmó, diciéndolas que per¬ las infamias que la ensucian. El fuego parecía
manecieran en reposo y esperasen un poco más. el único final justo y digno de tal montón de-
No está lejano el momento en que sus hermanos horrores.
designados la inmolación, sean muertos
para La mayoría de los cristianos de Roma que no-
á su vez. Nerón se encargará de que así sea. fueron alcanzados por la ferocidad de Nerón,
Nerón es un personaje infernal á quien abanderaron la ciudad. Durante diez ó doce
Dios abandona por un momento su poder. Es años, la Iglesia romana se 'encontró en un ex-
EL ANTICRISTO 115
traño desarreglo. Una ancha puerta se abrió ciones contra aquel Balaam (Pablo), que había
de modo á la leyenda. Sin embargo, no
este sembrado el escándalo entre los hijos de Israel,
hubo interrupción completa en la existencia de que les había enseñado que podían comunicar
la comunidad. El Profeta del Apocalipsis, en con los paganos sin cometer un crimen, y ca¬
Diciembre del 68 ó Enero del 69, da orden á sarse con las paganas. Juan, por el contrario,
su pueblo de abandonar Roma. Aun introdu¬ era cada vez más considerado "como un sumo
ciendo en este pasaje la parte de ficción profé- sacerdote judío. Al igual de Santiago, llevó el
tica, es difícil no deducir de él que la Iglesia pétalon, es decir, la placa de oro en la frente.
de Roma recobró pronto su importancia. Los Fué el doctor por excelencia. Hasta se acos¬
jefes fueron los únicos abandonar definiti-
en tumbraron, tal vez á causa del incidente del
vament. una ciudad donde por el momento su aceite, á darle el título de mártir.
apostolado no podía dar frutos. Parece que entre los fugitivos que llegaron de
El lugar del mundo romano donde la vida Roma á Efeso encontrábase Bernabé. En aque¬
resultaba entonces más
soportable para los llaépoca, Timoteo estaba preso, no sabemos
judíos, era la provincia de Asia. Había entre dónde; probablemente en Corinto. Al cabo de
los judíos de Roma y los de Efeso perpetuas algunos meses, fué puesto en libertad. Cuando
comunicaciones, y hacia' este punto se encami¬ Bernabé se enteró de tan feliz suceso, viendo la
naron los fugitivos. Efeso va á ser el lugar en situación ya más tranquila, formó el proyecto
que más viva resultará la repercusión de los de volver á Roma con Timoteo, á quien cono¬
acontecimientos del 64. Todos los odios de cía y amaba de cuando estaba al lado de Pablo.
Roma van á concentrarse allí, y de allí partirá La falange apostólica dispersada por la tor¬
dentro de cuatro años la invectiva furibunda menta del 64 intentaba reformarse. La escuela
con que la conciencia cristiana responderá á de Pablo era la
consistente, y trataba,
menos
las atrocidades de Nerón. privada del jefe, de apoyarse en las partes más
No hay verosimilitud en colocar entre los no¬ sólidas de la Iglesia. Timoteo, acostumbrado
tables cristianos que salieron de Roma, para es¬ á ser conducido, debió ser poca cosa después de
capar a los rigores de la policía, al apóstol que la muerte de Pablo. Bernabé, por el contrario,
en todo tiempo vimos seg-uir el destino de Pe¬ habiendo permanecido siempre en una situación
dro. Si las noticias relativas al incidente que se intermedia entre ambos partidos, y no habiendo
colocó más tarde junto á la puerta Latina en¬ pecado ni una vez contra la caridad, hízose al
cierran alguna verdad, permitido es suponer lazo de unión de los despojos esparcidos des¬
que el apóstol Juan, escapado al suplicio como pués del gran naufragio. Aquel hombre exce¬
por milagro, abandonó inmediatamente la ciu¬ lente fué una vez más el salvador de la obra de
dad, y en tal caso puede encontrarse natural Jesús, el buen genio de la concordia de la paz. y
que'se refugiase en Asia. Como casi todos los A estas circunstancias unir, en
se ha de
datos de la vida de los apóstoles, las tradicio¬ nuestro concepto, la obra que lleva el título,
nes acerca de la permanencia de Juan en Efeso difícil de comprender, de " Epístola á los he¬
están sujetas á la duda, pero tienen, no obstan¬ breos". Este escrito parece haber sido com¬
te, su lado plausible, y nos inclinamos más bien puesto en Efeso por Bernabé y dirigido á la
á admitirlas que á rechazarlas. Iglesia de Roma, en nombre de la pequeña co¬
La Iglesia de Efeso era mixta. Una parte munidad de cristianos itáliotas que se habían
debía la fe á Pablo, y otra era judío-cristiana. refugiado en la capital de Asia. Por su po¬
Esta última fracción debió tomar cierta pre¬ sición, hasta cierto punto intermedia, en • 1
ponderancia por la llegada
de los fugitivos de lugar en que se cruzan muchas ideas- hasta en¬
Roma, sobre todo si entre
ellos figuraba un tonces no asociadas, la "Epístola á los hebreos"
ya en esto. Efeso debía tornarse por algún religión, en forma epistolar, había hecho gran¬
tiempo el centro de la cristiandad, por ser des progresos. Pablo habíase puesto todo en¬
Roma v Jerusalén, á causa de lo ocurrido, lu¬ tero en su "Epístola á los romanos". Más ade¬
gares casi cerrados al culto nuevo. lanté, la "Epístola á los efesanos" había sido
Pronio fué viva la lucha entre la comunidad la fórmula más avanzada de su doctrina. La
judío-ciistiana, presidida por el amigo íntimo "Epístola á los hebreos" parece un manifiesto
de Jesús, y las familias de prosélitos creadas del mismo orden. Ningún libro cristiano se pa¬
por Pablo. Esta lucha extendíase á todas las rece tanto á las obras de la escuela judía de
Iglesias de Asia. Todo eran acerbas declama¬ Alejandría, en paidicular á los opúsculos de
116 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Pilón. Apollos había ya entrado en aquella vía. Algunos fieles solían ya descuidarse de ir á
Prisionero Pablo, se había singularmente com¬ las reuniones de la Iglesia. El apóstol declara
placido la lectura de tales obras. En los
con que estas reuniones son la esencia del cristia¬
escritos johánicos, veremos ejercerse esta in¬ nismo, que es en ellas donde se exhorta, donde
fluencia con una fuerza soberana. En la epísto¬ se excita, donde se vigila, y que es menester ser
la á los hebreos, la teología cristiana se mues¬ tanto más asiduo á ellas cuanto que el gran
tra muv análoga á la que hemos encontrado en día de ia aparición final se acerca.
las epístolas de la última época de Pablo. La La fe es el resumen de la actitud del cristia¬
teoría del Verbo se desarrolla rápidamente. no. La fe es la firme espera de lo que está pro¬
Jesús se torna cada vez más el "Dios segundo", metido, la certeza de lo que no se vió. La fe
el del trono, el asesor de la Divinidad,
sucesor es la que hizo los grandes hombres de la an¬
el primer nacido de la derecha de Dios, sólo á tigua ley, que murieron sin obtener las cosas
Dios inferior. En las circunstancias del tiempo prometidas, habiéndolas sólo visto y saludado
en que escribió
el autor sólo se explica con pa¬ de lejos, confesándose extraños y pasajeros en
labras encubiertas. Se siente que teme compro¬ esta tierra, siempre en busca de una" patria
meter al portador de su misiva y á aquellos á mejor, que no encontraban: la celeste. El autor
quienes va destinada. Un doloroso peso par-ece cita con este motivo los nombres de Abel, He-
oprimirie: angustia secreta se escapa en
su noch, Noé, Abraham, Sara, Isaac, Jacob, José,
frases cortas y profundas. Moisés y Raliab la prostituta.
Dios, después, de comunicar en otro tiempo Explica luego á los confesores que los su¬
-su voluntad á los hombres por medio de profe¬ frimientos que soportan no son castigos, sino
tas, se sirvió en los últimos tiempos del órgano que deben ser tomados por correctivos, como
del Hijo, por el cual había creado el mundo y los que un padie administra á su hijo y que
que todo lo sostuvo con su palabra. Este hijo, son una prueba de su ternura. Les invita á
reflejo de la gloria del Padre, y muestra de su ponerse en guardia contra los espíritus ligeros,
esencia que plugo al Padre instituir heredero que, á ejemplo de Esaú, darían su celeste pa¬
del universo, expió los pecados por su aparición trimonio por una ventaja terrestre y momen¬
en este mundo, y fué luego á sentarse en las tánea, Por tercera vez, el autor vuelve á áíi
regiones celestes á la derecha de la Majestad, pensamiento favorito, y repite que después de
con un título superior al de los ángeles. La ley una caída que echa fuera del cristianismo, no
mosaica fué anunciada por éstos, y no contenía puede volverse á él. También Esaú trató de re¬
más que la sombra de los bienes venideros. La conquistar la bendición paternal; pero sus lá¬
muestra fué anunciada primero por el Señor, grimas y sus lamentos fueron inútiles. Se adi¬
y luego nos fué transmitida de una manera vina que hubo en la persecución del 64, algunos
segura poi los que la habían oído de él, apo¬ renegados por debilidad que, después de su
yando Dios su testimonio por señales, prodi¬ apostasía, desearon volver á la Iglesia. Nues¬
gios y toda clase de milagros, así como por los tro doctor quiere que sean rechazados. ¿Qué ce¬
dones del Espíritu Santo. Gracias á Jesús, to¬ guera, en efecto, es comparable á la del cris¬
dos los hombres fueron hechos
hijos de Dios. tiano que vacila ó'reniega, "después de haber-
Moisés fué un siervo, Jesús fué el hijo. Jesús ce acercado á la santa montaña de Sión, á la
fué sobre todo el sumo sacerdote por excelen¬ .dudad del Dios vivo, á la Jerusalén celeste y
cia, con arreglo á la orden dé Melquisedec. Esta á las miríadas de ángeles en coro, á la Iglesia
orden es muy superior al sacerdocio levítico, de sus antepasados inscritos en el cielo y á Dios
y anuló totalmente este último. Jesús es sacer¬ juez universal, á los espíritus justos ya consu¬
dote por la eternidad. mados á Jesús el meditador de la nueva
y
Somos, pues, santificados una vez por todas alianza, después de ser purificado por la sangre
por el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, que de propiciación que habla mejor que la de
aparecerá de nuevo para salvar á los que le es- Abel?..."
ocran. Los antiguos sacrificios no alcanzaron El apóstol termina recordando á sus lecto¬
nunca su objeto, puesto los miembros de la
que sin cesar se les re¬ res Iglesia que aún estaban
novaba. Si el sacrificio expiatorio se llevaba á en los calabozos de la autoridad romana, y so¬
cabo cada año en día fijo, ¿no era esto la prue¬ bre tocio la memoria de sus jefes espirituales
ba de que la sangre de las víctimas resultaba muertos, de aquellos grandes iniciadores que les
impotente? En lugar de estos perpetuos holo¬ predicaron la palabra de Dios y cuya muerte
caustos, Jesús ofreció su único sacrificio, que era un' triunfo para la fe. "'Que consideren el
hace los otros inútiles. De esta suerte, ya no fin.de estas santas vidas y sean por ellos afir¬
hacen falta sacrificios por el pecado. mados. Que se guarden de las falsas doctrinas,
El sentimiento de los peligros que rodean la sobre todo de las que hacen consistir la santi¬
Iglesia obsesiona al autor. No tiene ante sus dad en inútiles prácticas rituales, las distincio¬
ojos más que una perspectiva de suplicios; pien¬ nes de alimentos, por ejemplo." El discípulo ó
sa en las torturas que
soportaran los profetas amigo de San Pablo vuelve á verse aquí. A
y los mártires de Antiochus. La fe de muchos decir verdad, la epístola entera es, como todas
sucumbía, y el autor es muy severo para estas las epístolas de Pablo, una larga demostración
«caídas. de la anulación completa de la ley de Moisés
EL ANTICRISTO 117
poi Jesús. Llevar el oprobio ele Jesús; salir mucho más importante que en los otros pue¬
del munclo, "porque no tenemos en el ciudad blos. Una era nueva comenzó con Isaías, excla¬
permanente, y buscamos la que está por venir"; mando en nombre de Jehovah: "Vuestros sa¬
obedecer á los jefes eclesiásticos, ser para ellos crificios me desagradan. ¡Qué
importan me
respetuoso, hacer su tarea fácil y agradable, vuestras cabras y vuestros cabritos!" El día en
''puesto que velan por las almas y deben dar que escribió esta admirable página (hacia el
cuenta de ellas", he ahí en cuanto á la prácti¬ 740 ames de Jesucristo), Isaías fué el verdade¬
ca. Niugún escrito muestra taJ vez mejor que ro fundador del cristianismo. Decidióse aqnel
éste el papel místico de Jesús, creciendo y aca¬ día que,de las dos funciones sobrenaturales
bando por llenar únicamente la conciencia cris¬ ene se disputaban el respeto de las tribus an¬
tiana. No sólo Jesús es el Logos que creó el tiguas, el sacrificador hereditario y el hechicero
mundo, sino que su sangre es la universal pro¬ libre é inspirado que se creía depositario de se¬
piciación, el sello de una alianza nueva. ríelos d: vinos, era el segundo quien decidiría el
¡ Cosa singular! La muerte de Jesús tenía porvenir de la religión. El hechicero de las tri¬
también en la escuela de Pablo mayor impor¬ bus semíticas, el nabi tornóse "el profeta", tri¬
tancia que su vida. Los preceptos del lago de buno sagrado, esclavo del progreso de la equi¬
Genezareth interesaban poco á esta escuela, dad social. Mientras el sacrificador (el sacer¬
que hasta parece no los conocía. Lo que veía en dote) continuó ensalzando las matanzas de que
primer término era el sacrificio del hijo de Dios él sacaba provecho, el profeta se atrevió á pro¬
inmolándose1 por la expiación de los pecados del clamar que el verdadero Dios se cuida mucho
mundo. ¡ Ideas raras, que, realzadas más tarde más de la justicia y de todos los
la piedad que
en todo su vigor por .el calvinismo, debían ha¬ bueyes del mundo. Ordenados, obstante, por no
cer que la teología cristiana se desviase del ideal antiguos ritos de los que no era fácil deshacer¬
evangélico primitivo! Los Evangelios sinópti¬ se, y mantenidos por el interés de los sacerdo¬
cos, que constituyen la parte realmente divina tes, los sacrificios siguieron siendo una ley del
del cristianismo, no son obra de la escuela de viejo Israel. Hacia la época de que hablamos,
Pablo. Los veremos pronto salir de la pequeña y aun antes de la destrucción del tercer templo,
familia que aún conservaba en Judea las ver¬ la importancia de estos ritos disminuía. La dis¬
daderas tradiciones sobre la vida y la persona persión de los judíos indujo á mirar como algo
le Jesús. secundario las funciones que no podían cum¬
Pero lo que hay de admirable en los orígenes plirse sino en Jerusalén. Filón había proclama-
del cristianismo es que los que tiraban con ma¬ •
plagas, las
enfermedades, eran consideradas llevaban á efecto sino por condescendencia. La
como los castigos de un dios irritado. Se imagi¬ idea generadora de la mÍ9a, la creencia de que
nó que sustituyendo por otra persona las per¬ el sacrificio de Jesús se renueva por el acto de
sonas amenazadas, se calmaría el enfado del la Eucaristía, gparece ya, pero en una lejanía
sér superior. Tal vez, sé decía, el dios se con¬ todavía obscura.
tente hasta con un animal, si el animal es bue¬
CAPITULO X
no, útil ó inocente. Juzgábase al dios si
como
se tratara de un hombre, lo mismo que aún hoy, La revolución en Judea.
en ciertas partes de Oriente y Africa, el indí¬
gena cree alcanzar el favor de un extranjero El estado de exaltación que atravesaba la
matando á sus pies un corderillo, cuya sangre imaginación cristiana, se complicó pronto, por
corre sobre sus botas, y cuya carne servirá lue¬ los acontecimientos que tenían lugar en Júdea..
go para su alimentación. Suponíase entonces .Estos acontecimientos parecían dar razón á las
que el sér sobrenatural debía ser sensible á la visiones de los cerebros más frenéticos. Un ac¬
ofrenda de un objeto, sobre todo si por esta ceso de fiebre que no puede compararse más
ofxenda el autor del sacrificio se privaba de que al que se apoderó de Francia durante la
algo. Hasta la transformación del profe-
gran Revolución y de París en 1871, durante la Co-
t'smo en el siglo VIII antes de Jesucristo, la munne, se apoderó de la nación judía entera.
idea do los sacrificios no fué en los israelitas Estas "enfermedades divinas", ante las cuales
118 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
la medicina antigua declarábase impotente, pa¬ ha creado un imperio inmenso, pero ha des¬
recían formar el temperamento del pueblo ja¬ truido toda nacionalidad en los pueblos que do¬
dío. Hubiérase dicho que, decidido á todo, que¬ minó, y no les deja otra patria que la mezquita
ría ir hasta el fin de la humanidad. Durante y la Zavía.
cuatro años, la extraña raza que parece creada Con frecuencia se aplica á tal estado social
para desafiar igualmente al que la maldice y al el nombre de teocracia y con razón, si se quie¬
que la bendice, estuvo en una convulsión ante re decir con esto que la idea profunda de las
la cual el historiador, dividido entre la admira¬ religiones semíticas y de los imperios que de
ción y el espanto, debe detenerse con respeto, ellas han salido es la realeza de Dios, concebi¬
como ante todo lo que es misterioso. do como único señor del mundo y soberano uni¬
Las causas de esta crisisantiguas, é in¬
eran versal. Pero la teocracia uo es en estos pueblos
evitable la crisis. La ley mosáica, obra de uto¬ sinónimo de dominación de los sacerdotes. El
pistas exaltados, esclavos de un poderoso ideal sacerdote propiamente dicho representa un pa¬
social y los menos políticos de los hombres, era, pel insignificante en la historia del judaismo y
como el Islam, exclusiva de una sociedad civil del islamismo. El poder pertenece al represen¬
oaralela á la sociedad religiosa. Esta ley, que tante de Dios, al que Dios inspira, al profeta,
parece haber llegado al estado de redacción eu al santo varón, al que ha recibido del cielo una
que la leemos, en el siglo VII antes de Jesu¬ misión,y prueba ésta por el milagro ó el triunfo.
cristo, aun independientemente de la conquista A falta de profeta, el poder es del autor de apo¬
asiría, habría acabado por hacer saltar el pe¬ calipsis de los libros apócrifos atribuidos á
y
queño reino de los descendientes de David. Des¬ antiguos profetas, ó bien del doctor que inter¬
pués de la preponderancia que tomó el elemen¬ preta la ley divina, del jefe de sinagoga, y más
to profético, el reino de Judá, enemistado con aún del jefe de familia, que guarda el depósito
todos sus vecinos, presa de una rabia perma¬ de la ley y lo transmite á sus hijos. Un poder
nente contra Tito, y odiando á Edóm, Moab y civil, una realeza, no hacen gran cosa en tal or¬
Ammón, no era capaz de vivir. Una nación que ganización social. Esta organización no funcio¬
se entrega á los problemas religiosos y sociales na nunca mejor que cuando los individuos que
se pierde en política. El día en que Israel se á ella se someten están esparcidos, en el estado
hizo "un peculio de Dios, un reino de sacerdo¬ de extranjeros tolerados, en un gran imperio
tes, una nación-santa", fué escrito que no sería en que no reina
la uniformidad. Entra en la na¬
un
pueblo como los demás. No se acumulan des¬ turaleza del judaismo el ser subordinado, pues¬
tinos contradictorios. Siempre se expía una ex¬ to que es incapaz de sacar de su seno un prin¬
celencia con una bajeza. cipio de poder militar. El mismo hecho se ob-
El imperio aquemenida procuró algún descan¬ se'rva en los griegos de nuestros días. Las co¬
so á Israel. Aquella gran feudalidad tolerante munidades griegas de Trieste, de Smirna, de
para las diversidades provinciales, muy anᬠConstantinopla, viven mucho más florecientes
loga al califato de Bagdad y al imperio otoma¬ que el pequeño reino de Grecia, porque estas
no, fué el estado en que los judíos se encontra¬ comunidades se hallan dispensadas de la agi¬
ron más cómodamente. T a dominación ptole- tación política en la que una raza viva, puesta
áica, en el siglo III antes de Jesucristo, pa¬ prematuramente en posesión de la libertad,
rece haberles sido igualmente muy simpática.
. marcha seguramente á su pérdida.
No ocurrió lo propio con los seleucidas. Antio- La dominación romana, establecida en Judea
quía había vuelto un centro de activa pro¬
se el año 63 antes de Jesucristo por las armas de
paganda helénica. Antiochus Epifanio se creía Pompeyo, pareció al pronto realizar algunas de
obligado á instalar en todas partes, como señal las condiciones de la vidajudía. En aquella épo¬
de su poder, la imagen de Júpiter Olímpico. ca, Roma no tenía
regla el asimilar los
por
Entonces estalló la primera gran rebelión judía países que anexionaba sucesivamente á su vasto
contra la civilización profana. Israel había so¬ imperio. Les quitaba el derecho de paz y de
portado pacientemente la desaparición de su guerra, y no se apropiaba más que el arbitraje
existencia política desde Nabucodonosor, pero sobre las grandes cuestiones políticas. Bajo los
cuando entrevio un peligro para sus institucio¬ restos degenerados de la dinastía asmoneana y
nes religiosas, ya no guardó ninguna medida. bajo los Herodes, la nación judía conservó esta
Esta raza en general poco militar fué presa de semi-independencia que debió bastarle, puesfo
un acceso de heroísmo. Sin ejército regular, sin
que su estado religioso respetado. Pero la
era
generales, sin táctica, venció á los seleucidas, crisis interna del pueblo era demasiado fuerte.
mantuvo su derecho revelado y se creó un se¬ Más allá de cierto grado de fanatismo religio¬
gundo período de autonomía. La realeza asmo- so, el hombre es ingobernable. Se ha de decir
neana no dejó por eso de ser trabajada por 'ambién que Roma tendía siempre á hacer su
profundos vicios internos, y sólo duró un siglo. poder más efectivo en Oriente. Las pequeñas
El destino del pueblo judío no era constituir realezas feudatarias, que al principio conservó,
una nacionalidad aparte. Aquel pueblo soñó desaparecían de día en día, y las provincias vol¬
siempre con algo de internacional. Su ideal no vían pura y sencillamente al imperio. Desde
es la ciudad, es la sinagoga, es la congregación el año 6, después de Jesucristo, la Judea fué
libre. Lo propio se ha de decir del Islam, que gobernada por los procuradores, subordinado»
EL ANTICRISTO 119
á los delegados imperiales de Siria y que te¬ vida judía al cabo de una ó dos generaciones.
nían de su lado el poder paralelo de los Hero- Injusto resultaría reprochar á los romanos
des. La imposibilidad de tal régimen se mos¬ del siglo primero el no haber obrado de esta
traba de día endía. Los Herodes eran poco con¬ suerte. Había allí oposición absoluta entre el
siderados en Oriente por los hombres realmen¬ imperio romano y el judaismo ortodoxo. Los
te patriotas y religiosos. Las costumbres admi¬ judíos eran los que más á menudo mostrábanse
nistrativas de los romanos, aun en lo que te¬ insolentes, díscolos! agresivos. La idea de un
nían de más razonable, eran odiosas á los ju¬ derecho común que los romanos llevaban en sí
díos. En general, los romanos mostraban la en germen, era antipática á los estrictos ob¬
mayor condescendencia respecto á los meticulo¬ servantes de la Thora. Estos tenían necesidades
sos escrúpulos de la nación; pero esto no bas¬ moralesopuestas por completo á una sociedad
taba; las cosas habían llegado á un punto en puramente humana, sin mezcla de teocracia,
que ya no podía hacerse nada sin tocar á una como lo era la sociedad romana. Roma fundaba
cuestión canónica. Las religiones absolutas, el Estado; los judíos fundaban la Iglesia. Ro¬
como el islamismo, y el judaismo, no sufren ma creaba el
gobierno profano y racional; los
partición. Si no reinan, se consideran per¬ judíos inauguraban el reino de Dios. Entre esta
seguidas. Cuando se sienten protegidas, tór- teocracia estrecha,"pero fecunda, y la procla¬
nanse exigentes, y tratan de hacer la vida im¬ mación más absoluta del Estado laico que ha3Ta
posible á los cultos que las rodean. Esto se ve podido existir, la lucha era inevitable. Los ju¬
en Argelia, donde los israelitas, sabiendo que díos tenían su fe fundada en otras bases
que el
están apoyados contra los musulmanes, son in¬ derecho romano, y en el fondo inconciliable con
soportables para éstos, y constantemente ocu¬ este derecho. Antes de ser cruelmente humilla¬
pan á la autoridad con sus recriminaciones. dos, no podían contentarse con una simple to¬
Cierto que no queremos creer que, en esta lerancia, ellos que creían tener las palabras de
experiencia de un siglo que hicieron los roma¬ la eternidad, el secreto de la constitución de
nos y los judíos para vivir juntos, y que con¬ una ciudad justa. Ocurría con ellos lo que su¬
dujo á tan terrible separación, las culpas fue¬ cede con los musulmanes de Argelia en la ac¬
ran recíprocas. Muchos procuradores fueron tualidad. Nuestra
sociedad, aunque infinita¬
gentes de mala fe; otros pudieron ser bruscos, mente superior, inspira á estos últimos más
no
duros y dejarse llevar de la impaciencia con¬ que repugnancia. Su ley revelada, á la vez civil
tra una religión que les molestaba y cuyo poi- 3* religiosa, les llena de orgullo, y los hace in¬
venir no comprendían. Hubiera sido preciso ser capaces de prestarse á una legislación filosófica,
perfecto para no irritarse ante aquel espíritu fundada en la simple noción de las relaciones
limitado, altanero, enemigo de la civilización de los hombres entre sí. Añádese á ésto una
griega 3' romana, malévolo para el resto de 'a profunda ignorancia, que impide á las sectas
humanidad, que los observadores superficiales fanáticas darse cuenta de las fuerzas del man¬
tienen por la esencia de un judío. ¿Qué podía do civilizado y las ciega respecto al fin de una
pensar por otra parte el administrador de unos guerra que entablan con ligereza.
administrados siempre ocupados en acusarle an¬ Una circunstancia contribuía mucho á man¬
te el emperador y en formar cúbalas contra él, tener la Judea en estado de hostilidad perma¬
aun cuando tuviera razón? En este gran odio nente contra el imperio,
era que los judíos
y
que, desde hace más de dos mil años, existe no tomaban parte en el
servicio militar. En
entre la raza judía y el resto del mundo, ¿quién otras partes, las legiones eran formadas de gen¬
es el
primer culpable? No debe plantearse tal tes del país, 3- así era como con ejércitos nu¬
cuestión. En semejante materia, todo es acción méricamente flojos, los romanos conservaban re¬
r
reacción, causa y efecto. Esas exclusiones, giones inmensas. El soldado de los romanos y
esas cadenas del ghetto, esas costumbres apar¬ los habitantes de la comarca eran compatriotas.
te, son cosas pero ¿quién fué el pri¬
injustas; No ocurría lo mismo en Judea.
mero en
Seguramente los que se
quererlas? Las legiones que ocupaban el país eran re-
creían manchados por el contacto de los paga¬ clutadas parte en Cesárea y en Se-
en su mayor
nos, los que buscaron la separación, la sociedad bastes, ciudades opuestas al judaismo. De ahí
aparte: El fanatismo creó las cadenas, y las 1 imposibilidad de un acuerdo cualquiera en¬
cadenas redoblaron el fanatismo. El odio en¬ tre el ejército y el pueblo. La fuerza romana
gendra el odio, y no hay más que un medio para estaba en Jerusalén cercada en sus trincheras
salir de este círculo fatal; suprimir la causa y como en un estado de sitio permanente.
del odio, esas separaciones injuriosas que, pri¬ Los sentimientos de las dneisas fracciones
mero
queridas 3' buscadas por las sectas, son del mundo los mismos respecto á los
judío eran
después su oprobio. Respecto al judaismo, la romanos. Si se éxeeptúan los mundanos e<>.mo
Francia moderna ha resuelto el problema. Re¬ Tiberio Alejandro, indiferentes á su viejo cuito
bajando todas las barreras legales que rodean y mirados por sus correligionarios como rene¬
al israelita ha quitado al judaismo lo que tenía gados, todo era malo en los dominadores extran¬
de estrecho y exclusivo, es decir, sus prácticas jeros; pero estaban lejos de empujar á !a re¬
y su vida aislada, de tal modo, que una fami¬ belión. Podíanse distinguir cuatro ó cinco par¬
lia judía transportada á París, cesa de llevar la tidos en Jerusalén. A saber:
120 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
1.° El partido saduceano y íierodiano, los lígula y Nerón, verdaderos demonios encarna¬
restos de la casa de Herodes y de su 'diéntela, dos, justificaban suficientemente), y se dejaban
lao grandes familias de Hanán y de Boetiius, despedazar antes que dar á otro que á Dios el
en posesión del sacerdocio; mundo ele epicúreos nombre de señor. Imitadores de Matatías, el pri¬
y de voluptuosos incrédulos, odiado del pueblo á mero de los zelotes, que, viendo á un judío sa¬
causa de su orgullo, de su poca devoción, de sus crificar á los ídolos, lo mató, vengaban á su
riquezas. Este partido, eser.díab nenie conserva¬ Dios á puñaladas. El sólo hecho de oir á un in¬
dor, encontraba una garantía de sus privilegios circunciso hablar de Dios ó de la ley bastábales
en la ocupación romana, 7, -ir. amar á ios ro¬ pasa que tratasen de sorprenderle á solas, y en¬
manos, se oponía fuertemente á toda revolu¬ tonces le daban á elegir entre la circuncisión y
ción. % muerte. Ejecutores de aquellas sentencias
2.° El partido de la burguesía farisea, par¬ misteriosas que se abandonaban "á la mano del
tido honrado, compuesto de gentes ^ensatas, es¬ cielo", creyéndose encargados ele hacer efec¬
y
tablecidas, tranquilas, acomodadas, amantes de tiva la pena terrible de la excomunión, que equi¬
su religión, que la observaban exactamente, y valía á la expulsión de la ley y á la muerte,
eran basta devotos, pero sin imaginación, bas¬ formaban un ejército de terroristas en plena
tante instruidos, conocedores del mundo ex¬ ebullición revolucionaria. De antemano podía
tranjero y que veían claramente que una rebe¬ preverse que aquellas conciencias turbadas, in¬
lión no podía tender sino á la destrucción de la capaces de distinguir sus groseros apetitos de
nación y del templo. Josefo era el tipo de esta pasiones que su frenesí les representaba santas,
clase de personas, cuya suerte fué la c,ue pare¬ llegarían á los últimos excesos y no se deten¬
ce reservada siempre á los partidos moderados drían ante ningún grado de la locura.
en tiempo de revolución; la impotencia, la Los espíritus se hallaban bajo la influencia
versatilidad y el supremo disgusto de pasar de una especie de alucinación permanente. Ru¬
por traidores á los ojos de la mayoría. mores terroríficos se esparcían por todas par¬
3." Los exaltados de toda clase, mendigos, tes. No se soñaban más que presagios. El color
sicarios y asesinos, reducidos á la última mise¬ apocalíptico ele la imaginación judía teñíalo
ria por la injusticia y la violencia de los sadu- todo de una aureola de sangre. Cometas, es¬
ceos, que se miraban como los únicos herederos padas el cielo, batallas en las nubes, luz es¬
en
de las promesas de Israel. Eran el tipo de aquel pontánea brillando de noche en el fondo del
"pobre" amado de Dios, que se alimentaba con santuario, víctimas engendrando en el momen¬
libros proféticos, tales como los de Henoeh, de to del sacrificio, productos contra natura, he ahí
apocalipsis violentas, que creía el reino de Dios lo que se contaba con terror. Ün día era que las
próximo á revelarse, llegado por fin al grado de enormes puertas de bronce del templo se ha¬
exaltación más intenso de qué la historia haya bían abierto por sí mismas y se negaban á ce¬
guardado el recuerdo. rrarse nuevamente. En la Pascua del año 65,
4.° Bandidos, gentes sin fe, aventureros, se¬ hacia las tres de la madrugada, el templo estu¬
res peligrosos, fruto de la completa desorgani¬ vo durante una media hora todo alumbrado
zación social del país. Estas gentes, en su ma¬ como en pleno día, y se creyó que se consumía
yoría de origen idumeo y nabateo, se cuidaban interiormente. Otra vez, el día de Pentecostés,
bastante poco de la cuestión religiosa; pero eran ios sacerdotes oyeron en el interior del templo
promotores del desorden y tenían con el partido como el ruido que producirían muchas personas
exaltado una alianza naturalísima. preparándose mudanza, y se decían
para una
5.° Soñadores piadosos, esenienses, cristia¬ unas á otras: "¡Salgamos de aquí! ¡salgamos
nos, ebionim, que esperaban tranquilamente el e
aquí!" Todo esto no fué relatado sino al ca¬
reino de Dios, devotas personas agrupadas en bo de cierto tiempo; pero la turbación profun¬
torno del templo, orando, llorando. Los discí¬ da de las almas era la mejor señal de que se
pulos de Jesús entran en esta categoría; pero preparaba algo de extraordinario.
eran todavía tan poca cosa á los ojos del públi¬ Las profecías niesiánicas eran sobre todo las
co, que Josefo no los cuenta entre los elemen¬ que excitaban en el pueblo una invencible nece¬
tos de la lucha. Se adivina al momento que el sidad de agitación. Ño se resigna uno á un des¬
día del peligro esos santos varones no sabrán tino mediano cuando se atribuye la realeza del
hacer otra cosa que huir. El espíritu de Jesús, porvenir. Las teorías mesiánicas se resumían
lleno de una divina eficacia para sacar al hom¬ para la muchedumbre en un oráculo que se de¬
bre del mundo y consolarle, no podía ins¬ cía sacado de la Escritura, y según el cual "de¬
pirar el patriotismo estrecho que forma los si¬ bía salir por entonces de la Judea un príncipe
carios y los héroes. que sería el señor del universo". Inútil es argüir
Los árbitros de la situación iban natural¬ contra la esperanza obstinada. La evidencia no
mente á ser los exaltados. La parte democrᬠtiene fuerza alguna para combatir la quimera
tica y revolucionaria del judaismo se manifes¬ que un pueblo ha abrazado con todas las fuer¬
taba en ellos de un modo imponente. Estaban zas de su corazón.
persuadidos, con Judas el Gaulonita, de que Gessius Florus, Clazomenes, había sucedido á
todo poder viene del mal, de que la realeza es Albinus como procurador de Judea hacia fines
obra de Satán (teoría que soberanos como Ca- del 64 ó principios del 65. Era,-según parece,.
EL ANTICRISTO 121
un hombre bastante malo. Debía el puesto que rosas familias sacerdotales de los Hanán, de1
ocupaba á la influencia de Cleopatra,
su esposa los Canteras, de los Boethus. Pero el verdadero
que era amiga de Popea. La animosidad entre jefe del partido sacerdotal era el antiguo sumo
él y los judíos llegó pronto al último grado de sacerdote Ananio, hijo de Nebedeo, hombre rico,,
exasperación. Los judíos habíansele lieciio inso¬ enérgico, poco popular á causa del rigor des¬
portables por su susceptibilidad, su costumbre piadado con que cumplía su deber, odiado sobre¬
de quejarse por insignificancias y el poco res¬ todo por la impertinencia y la rapacidad de su
peto que mostraban á las autoridades civiles y servidumbre. Por una singularidad que no es-
militares; pero parece que, por su parte, gus¬ rara en tiempo gle revoluciones, el jefe del par¬
taba de burlarse de los judíos y alabábase de tido de la acción fué justamente Eleazar, hijo-
hacerlo. El 16 y el 17 de Mayo del 66, ocurrió de ese mismo Ananio. Ejercía el cargo impor-
una colisión entre sus tropas y los liierosolimitas ante de capitán del templo. Su exaltación re¬
por motivos bastante fútiles. Florus retiróse á ligiosa parecía haber sido sincera. Llevando al
Cesárea, no dejando más que una cohorte en la extremo el principio dé que los sacrificios no-
torre Antonia. Esto fué una acción censurable. podían ser ofrecidos más que por judíos y para
Un poder armado cuando ciudad
ocupa á una los judíos, hizo suprimir los que se ofrecían por
en donde se manifiesta un motín popular, debe el emperador y por la prosperidad de Roma.
no abandonarla á sus propios furores mientras Toda la juventud estaba llena de ardor. Uno
no haya agotado todos los medios de resisten¬ de los hechos del fanatismo que inspiran las
cia. Si Florus hubiera seguido en la ciudad, no religiones semíticas es el mostrarse con más vi¬
es probable que los liierosolimitas la hubiesen vacidad en los jóvenes. Los miembros de las an¬
forzado, y las desgracias que siguieron habrían tiguas familias sacerdotales, los fariseos, los
sido evitadas. Una vez fuera Florus, escrito es¬ hombres razonables y reposados, veían el pe¬
taba que el ejército romano no entraría de nue¬ ligro. Pusiéronse ai frente doctores autorizados,
vo en Jerusálén sino á través del incendio y de se consultó á los rabinos y á las memorias de
en la terraza del palacio de los asmonienses, envió al partido del orden un cuerpo de 3.000
que dominaba aquélla. Tocio fué inútil. Los hom¬ jinetes árabes. El partido del orden, con
bres sensatos que demostraban que la guerra estos- jinetes, ocupaba la ciudad alta (el barrio
sería la ruina segura de la nación, fueron tra¬ armenio y el barrio judío actuales). El partido-
tados ele gente de poca fe. Agrippa, desanima¬ de la acción ocupaba la ciudad baja y el tem¬
do ó asustado, salió de la ciudad, y se í'etiró á plo (barrio musulmán, mogarabi y haram ac¬
sus dominios de Batania. Una banda de los tuales). Una verdadera guerra se entabló entre
más ardientes al punto en marcha, y
se
puso ambos partidos. El 14 de Agosto, los revolu¬
se
apoderó por sorpresa de la fortaleza de Ma¬ cionarios, mandados por Eleazar y Menahenq
sada, situada á orillas del mar Muerto, á dos hijo de Judas el Gaulonita que, sesenta años
jornadas de Jerusálén, y casi inexpugnable. antes, fué el primero en amotinar á los judíos
Era esteun acto de hostilidad bien caracteri¬ predicándoles que el verdadero adorador de
zado. En Jerusálén, la lucha se entabló, cada Dios no debe reconocer á ningún hombre por
vez más viva, entre el partido de la paz y el de superior, forzaron la ciudad alta, quemaron la
la guerra. El primero se componía de los ricos, casa de Ananio,
"y los palacios de Agrippa y de
que tenían mucho que perder en un trastorno; Berenize. Los jinetes de Agrippa, Ananio, su-
el. segundo, además de los entusiastas sinceros, hermano y todos los notables que pudieron unir¬
comprendía esa masa de proletarios á los cua¬ se á ellos se
refugiaron en la parte más eleva¬
jes un estado de crisis nacional, suprimiendo las da del palacio de los asmoneos.
condiciones ordinarias de la vida, procura más El día después de este triunfo, los amotina¬
de un provecho. Los moderados se apoyaban dos asaltaron la torre Antonia y la tomaron al
en la
pequeña guarnición romana, albergada en cabo de dos días incendiándola. Sitiaron en
la torre Antonia. El sumo sacerdote, Matías, seguida al alto palacio y le forzaron (6 de Sep¬
hijo de Teófilo, era un hombre obscuro. Desde tiembre). Se dejó salir de él á los jinetes de
la destitución de Hanán el Joven, que dió Agrippa. En cuanto á los romanos, se encerra¬
muerte á Santiago, parece que se tuvo por sis¬ ron en las tres torres llamadas de
Hippicus, de
tema no buscar el gran sacerdote en las pode¬ Fasael y de Mariana. Ananio y su hermano.
8
122 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
fueron muertos. Según la ley de los movimien¬ vida judía y de la vida greco-romana se acusa¬
tos populares, pronto entró la discordia entre ba cada más. Una de las dos razas quería
vez
los jefes de la facción victoriosa. Menahem se exterminar á la otra; entre ellas, parecía no
hizo insoportable por su orgullo de demócrata existir piedad alguna. Para concebir estas lu¬
elevado. Eleazar, irritado sin duda por el ase¬ chas,es necesario haber comprendido hasta qué
sinato de su padre, le arrojó de allí y lo mató. punto el judaismo había penetrado en toda ia
Los restos del partido de Manahem huyeron á parte oriental del imperio romano. "Han in¬
Masada, que hasta el fin de la guerra va á ser vadido todas las ciudades — dice Strabón —
y
la trinchera del partido más exaltado de los no es fácil citar
lugar del mundo que no ha¬
un
nicación con la región del mar Muerto, cuyas tu romano. Extraño á toda teología, el romano
fortalezas estábanle sometidas. Por allí daba no comprendía la secta, ni admitía que por tan
la mano á los árabes, y á los nabáteos, más ó poca cosa como es una proposición especulati¬
menos enemigos de Roma. La Judea, la Idumea, va llegara á tan último extremo. La antipa¬
se
la Pei*ea y la Galilea estaban de parte de los re¬ tía contra los judíos era, por otra parte, en el
beldes. Mientras tanto, en Roma, un soberano mundo antiguo, un sentimiento tan general, que
odioso ponía las funciones del imperio en ma¬ no había necesidad de impulsar á ella. Esta
nos de los más innobles é incapacitados. Si los antipatía es una de las fases de separación que
tal vez nunca se colmen en la especie humana.
judíos hubieran podido agrupar en torno de
ellos á todos los descontentos de Oriente, la do¬ Obedece á algo más que la raza. Es el odio
minación romana habría cesado
en aquellos pa¬ de las diversas funciones de la humanidad, del
rajes. Pox desgracia ellos, el efecto fué
para hombre pacífico, contento con sus alegrías in¬
contrario y su rebelión inspiró á las poblacio¬ teriores, contra el hombre de guerra; del hom¬
nes de Siria doble fidelidad al imperio. El odio bre de tienda y trastienda contra el aldeano y
que habían profesado siempre á sus vecinos el nqble. No sin razón el pobre Israel pasó su
bastó, durante la especie de entorpecimiento del vida de pueblo siendo constantemente herido,
poder romano, para excitar contra ellos á ene¬ 'uando todas las naciones y todos los siglos lo
migos no menos peligrosos que las legiones. han perseguido, menester es que haya un mo¬
tivo para ello. El judío hasta los tiempos pre¬
sentes, se insinuaba en todas partes reclaman¬
CAPITULO XI
do el derecho común; pero en realidad no esta¬
Siria y en ba en ese derecho. Guardaba su estatuto parti¬
Matanzas en Egipto.
cular y quería tener las garantías de todos y
Una especie de consigna general, en efecto, además sus excepciones, sus leyes propias. Que¬
parece en aquella época haber recorrido el ría las ventajas que dan las naciones, sin ser
•na nación, y sin participar de las cargas de
Oriente, provocando' en todas partes grandes
matanzas de judíos. La incompatibilidad de la las naciones. Ningún pueblo pudo nunca tole-
EL ANTICRISTO 123
rar esto. Las naciones son creaciones militares, ya, venía en parte de una injusticia, de la exen¬
fundadas y mantenidas por la espada; son obra ción del servicio militar. Los griegos y los siria¬
■de los aldeanos y los soldados, y los judíos no cos, entre los cuales se reclutaban las legiones,
han contribuido en nada á establecerlas. Ahí sentíanse héridós viéndose colocados detrás de
•está el gran desacuerdo implicado en las preten¬ unas gentes que eran libres de las cargas del Es¬
siones israelitas. El extranjero tolerado puede tado y hacían un privilegio de tolerancia que con
.ser útil á un país, pero á condición de ellas se tenía. Todo era riñas y reclamaciones in¬
que el
país no se deje invadir por él. No es justo terminables dirigidas á los magistrados romanos.
reclamar los derechos de miembro de la fami¬ Los orientales
toman generalmente la religión
lia .en una casa que no se ha construido, como como un pretexto de sus hazañas. Los hombres
lo hacen esas aves que van á instalarse en un menos religiosos lo son singularmente en cuanto
nido que no es el suyo, ó como esos crustáceos se trata de vejar al vecino. En nuestros días, los
que toman la concha de otra especie. uncionarios turcos son asaltados por pleitos
El judío ha prestado al mundo tantos servi¬ de este género. Desdé el 60 próximamente, la
cios buenos y malos á la vez, que nunca se será batalla se entabló sin tregua entre las dos mita¬
justo con él. Le debemos demasiado, y al pro¬ des de la población de Cesárea. Nerón zanjó
pio tiempo vemos demasiado bien sus defectos, las cuestiones pendientes contra los judíos, y
para que su presencia no. nos impaciente. Ese el odio no hizo otra cosa que envenenarse. De
eterno Jeremías, ese "hombre de dolores", que miserables travesuras ó tal vez de inadverten¬
siempre se queja, que ofrece la espalda á los cias de parte de los siriacos hacíanse crímenes,
golpes con una paciencia que nos irrita; esa insultos á los ojos de los judíos. Los jóvenes
criatura extraña á todos nuestros instintos de se amenazaban, se pegaban. Los hombres gra¬
honor, de orgullo, de gloria, de delicadeza y de ves
quejaban á la autoridad romana, que or¬
se
arte; ese personaje tan poco soldado, tan poco dinariamente hacía apalear á las dos partes.
caballeresco, que no ama ni Grecia, ni Roma, Gessius Florus ponía en esto más humanidad:
ni la Germania, y á quien, sin embargo, debemos empezaba por hacerse pagar por ambas partes
nuestra religión, de tal modo que el judío pue¬ y luego se burlaba de los demandantes. Una si¬
de decir al cristiano: "Eres un judío de nagoga que tenía una pared medianera, un cán¬
baja
estofa"; ese sér ha sido colocado como punto taro y' algunos volátiles muertos que se encon¬
de vista de la contradicción y de la antipatía. traron á la puerta de la sinagoga y que los ju¬
¿Antipatía fecunda que ha sido una de las con¬ díos quisieron hacer pasar por restos de un sa¬
diciones del progreso de la humanidad! En el crificio pagano, tales eran los asuntos importan-
siglo primero de nuestra era, parece que el es de Cesárea cuando Florus entró en ella,
mundo tuvo una conciencia obscura de todo furioso del insulto que le habían inferido las
esto. Véía su señor
aquel extranjero torpe,
en gentes de Jerusalén.
susceptible, tímido, sin nobleza exterior, pero Cuando se supo, algunos meses más tarde,
honrado, moral, aplicado, recto en los negocios, que estos últimos habían logrado echar comple¬
dotado de virtudes modestas, no militar, pero tamente á los romanos de sus muros, la emoción
buen comerciante, obrero sonriente y acomoda¬ fué vivísima. Abierta estaba la guerra entre la
do. Esta familia judía, iluminada de esperanza, nación judía y los romanos. Los siriacos dedu¬
esta sinagoga en que la vida en común estaba jeron de esto que podían impunemente degollar
¡lena de encantos, daban envidia. Tanta humil¬ i los judíos, y en una hora hubo veinte mil
dad, una aceptación tan tranquila de la perse¬ muertos. No quedó ni uno solo en Cesárea.
cución y de la afrenta, un modo tan resignado Florus dió orden de apoderarse de todos los
.o consolarse de no ser del gran mundo porque que huyeran y de conducirles á las prisiones.
e tiene una compensación en su familia y su Este crimen fué causa de horrorosas represa¬
Iglesia, un dulce buen humor como el que en lias. Los judíos formáronse en cuadrillas y co¬
nuestros días distingue en Oriente al raia y le menzaron por su parte á dar muerte á los si¬
Las carnicerías de judíos se repitieron con es decir, gentes del país .convertidas, pero n/;>
nueva violencia en Ascalón, en Acre, en Tiro, judíos «le Se les miraba con desconfianza,
raza.
en Hippos, en Gadaria. Los que no quedaban pero 110 se les daba, muerte. Se les consideraba
muertos eran presos. Ras escenas rabiosas que como una
especie de mestizos, de extranjeros
,
ocurrían en Jerusalén hacían ver en todo judío en su patria. En cuanto á ellos, atravesando es¬
una especie de loco peligroso cuyos actos de tos meses terribles, tenían los ojos en el cielo,,
furor era necesario prever. en vendo ver en cada
episodio de la horrible;
épidemia de matanzas se extendió hasta
La tormenta las señales del tiempo fijado para la,,
Egipto. El odio de los judíos y los griegos era catástrofe. "Estableced una comparación con
llevado al colmo allí. Alejandría resultaba mi¬ ia higuera: Cuando sus botones se tornan tier¬
tad judía; los judíos formaban en esta ciudad nos y sus hojas nacen, de ello deducís que eJ
una verdadera república autónoma. El Egipto estío está cercano. Así, cuando veáis llegar estas
tenía justamente desde hacía algún tiempo un cosas, sabed que El está próximo, que El está á-
prefecto judío, Tiberio Alejandro, pero un ju¬ la puerta".
dío apóstata, poco dispuesto á ser indulgente Lá autoridadromana se disponía en tanto ít
gún parece, de los griegos, y los judíos les con¬ tioquía hacia el Sur con un ejército considera¬
testaron de un modo atroz. Armándose de an¬ ble. Agrippa se unió á él como guía de la ex¬
torchas, amenazaron con quemar en el anfitea¬ pedición. Las ciudades le dieron tropas auxi¬
tro hasta el último griego. Tiberio
Alejandro liares, en las cuales un odio inveterado contra*,
-rato en vano de calmarles. Hizo que vinieran los judíos suplía lo que faltaba de educación-
legiones, pero los judíos resistieron y la carni¬ militar. Gestas reconquistó sin grantrabajo la
cería fué horrible. El barrio judío de Alejan¬ Galilea y la costa, y el 24 de Octubre llegó á¡.
dría llamado el Delta, quedó cubierto de cadᬠGabaón, á diez kilómetros de Jerusalén.
veres. Se calculó en cincuenta mil el número Con un atrevimiento sorprendente, los rebel¬
de los muertos. des le fueron á atacar en esta posición, hacién¬
Estos horrores vinieron á durar como un mes. dole sufrir una derrota. Tal hecho sería incon¬
En el Norte se detuvieron en Tiro, porque más cebible representándose al ejército liierosolimi-
allá los
judíos no eran bastantes para hacer tano, como un hato de devotos, de mendigos fa¬
sombra á las poblaciones indígenas. La causa náticos y de bandidos. Pero poseía elementos,
del mal, en efecto, era más social que religio¬ más sólidos
y realmente militares. Figuraban,
sa. En toda ciudad en que el judaismo llegaba en él los dos
príncipes de la familia real de Adia—,
á dominar, la vida se hacía imposible á los benes, Monobaces y Cenedeo; un Siles de Babi¬
paganos. Se comprende que el triunfo obteni¬ lonia, teniente de Agrippa II, que había en¬
do por la revolución judía en el verano del 66 trado el partido nacional; Niger de Pereo.
en
tiembre del fifi. Es probable, no obstante, que loalguno, ocupó la ciudad nueva, el barrio de-
la dulzura de estos buenos sectarios y su ca¬ Bezetba, el Mercado de madera, que incendió,,
rácter inofensivo les preservasen con frecuen¬ y llegó ante la ciudad alta y dispuso sus líneas-
cia. La mayoría de los cristianos de las ciuda¬ ante el palacio de los asmoneos.
des siriacas eran lo que se llamaba "judiantes", Pretende Josefo que, si Cestius Gallus hubie-
EL ANTICRISTO 125
Norte. Kajo los pórticos, la lucha fué terrible. nos, no figuraban allí más que hombres odiosos,
Fl desaliento se apoderaba de los rebeldes, y el presumidos é inútiles, ó gentes que se creaban
partido de la paz se disponía á acoger á Ces¬ una especialidad explotable.'Estos premios, que
tius, cuando éste hizo tocar súbitamente reti¬ los vencedores mostraban cual condecoraciones,
rada. Si el relato de Josefo es cierto, la con- quitaban el sueño. ai orgulloso César. Ya se
•ducta de Cestius fué inexplicable. Tal vez Jose¬ veía volviendo á Roma triunfante, con el títu¬
fo, impulsado por su tesis, exagera las venta¬ lo extremadamente de periodonicio ó ven¬
raro
jas de Cestius sobre los judíos y disminuye la cedor en el cielo completo de los juegos so¬
fuerza real de la resistencia. Lo que hay de se- lemnes.
;guro es que Cestius regresó á su campamento de Su manía de cantante llegaba al colmo de la
Scopus partió al día siguiente para Gabaón,
y locura. Una de las razones de la muerte de Tra¬
«rseguidó por los judíos. Dos días después scas fué el no sacrificarse éste á la "celestial
(8 de Noviembre) bajó, siempre acosado, la pen¬ voz" del soberano. Delante del rey de los par¬
diente de Bethorón, abandonó todo su bagaje y tos, huésped, no quiso hacerse valer más que
su
huyó, no sin trabajo, á Antipatías. por su habilidad en las carréras de carros. Po¬
La incapacidad que Cestius mostró én esta níanse en escena dramas líricos en los que tenía
«campaña, es realmente sorprendente. Menéster es él el papel de protagonista y los dioses, las dio¬
-que el mal gobierno de Nerón hubiera rebajado sas, Jos héroes y las heroínas estaban enmasca¬
mucho todos los servicios del Estado para que rados y vestidos á su imagen y á semejanza de
tales acontecimientos
pudieran ser posibles. la mujer que amaba. Representaba así Edipo.
'Cestius, por otra parte, sobrevivió poco á su Tiestes, Hércules, Alemeón, Orestes, Cactáceo y
•derrota. Muchos atribuyen su muerte á la pena. se le veía .en escena encadenado (con cadenas de
No se sabe qué fué de Floras. oro), guiado como un ciego, imitando- á un loco,
ó imitando los dolores de partera. Uno de
una
que no se creyese que su juego no era limpio. El partido de la resistencia desplegaba una
En Italia, ya lo hemos dicho, humillábale el prodigiosa actividad. Aun los tibios eran arras¬
no deber sus triunfos sino á
claque bien una trados al crimen. Celebróse un consejo en el
organizada y le seg-uía á
mejor pagada, que templo para formar un gobierno nacional, com¬
todas partes. Los romanos se le hacían inso¬ puesto de lo más selecto de la nación: El grupo-
portables. Los trataba de groseros y decía que moderado de aquella época hallábase muy lejos,
un artista que se respetase, no podía tomar por de haber abdicado. Sea que aún esperase diri¬
modelo más que á los hijos de Grecia. gir el movimiento, sea que tuviese una de aque¬
La tan deseada partida la emprendió en No¬ llas secretas esperanzas, contra todas las suges¬
viembre del 66. Nerón estaba desde hacía algu¬ tiones de la razón, en que se mece el ánimo tan
nos días en Ocaya cuando recibió la noticia de fácilmente en las horas de crisis, se dejó impul¬
la derrota de Cestius. Comprendió que aquella sar casi en igual sentido.
Personajes considera¬
guerra pedíacapitán experimentado y va¬
un bilísimos, muchos miembros de las familias sa-
leroso; ero por encima de todo quería alguno ducias ó sacerdotales, los ¡3rimeros de los fari¬
del que nada pudiese temer. Estas condiciones seos, es decir, la alta burguesía, á cuyo frente'
parecieron hallarse reunidas en Titus Flavius estaba el docto y honrado Simeón ben Gamaliel
Vespasianus, militar serio, de sesenta años de (el hijo del Gamaliel de los Actos y nieto de
edad, que siempre había tenido buena fortuna Ilillel), se adhirieron á la revolución. Se obró
y á quien su obscuro nacimiento no podía ins- constitucionalmente y se reconoció la soberanía
pirar grandes designios. Vespasiano vivía en¬ del sanedrín. La ciudad y el tenqdo continua¬
tonces en desgracia soberano, porque no
con su ron en manos de las autoridades
establecidas,.
mostraba la suficienteadmiración por su voz. Hanán (hijo de Hanán condenó á Jesús),
que
Cuando se le fué á anunciar que tenía el man¬ el más antiguo de los grandes sacerdotes, Josué
do de la expedición de Palestina, creyó por un ben Gamala, Simeón ben Gamaliel y José ben
momento que se trataba de una sentencia de Gorión. José ben Gorión y Hanán fuei'on nom¬
muerte. Su hijo Titus se unió muy pronto á él. brados comisarios de Jerusalén. Eleazar, hijo
En la misma época, Muciano sucedía á Cestius de Simeón, demagogo sin convicciones, cuya,
en ladelegación de Siria. Los tres hombres que, ambición personal había hecho peligrosa por
se
dos años más tarde, serán los dueños de la suer¬ los tesoros de que se había apoderado, fué ol¬
te del imperio, fueron así impelidos al propio vidado intencionadamente. Eligiéronse al mis¬
tiempo hacia Oriente. mo
tieni}30 comisarios para provincias. Todos;
La completa victoria de los rebeldes contra un eran moderados si se
exceptúa uno solo, Elea¬
ejército romano, mandado por un delegado im¬ zar, hijo de Ananio, que fué enviado á Idumea..
perial, exaltó en el más alto grado su atrevi¬ Josefo, que después se creó tan brillante fama
miento. Las personas más inteligentes é ins¬ como .historiador, fué prefecto de Galilea. Ha¬
truidas de Jerusalén mostrábanse sombrías. bía entre los elegidos muchos hombres serios,,
Juzgaban con evidencia que la ventaja no po¬ que aeejDtaron con el deseo de mantener el
dría hallarse definitiva sino de parte
en de los orden y con la esperanza de dominar los elemen¬
romanos. La ruina del templo y de la
nación tos anárquicos que amenazaban destruirlo todo.
les pareció inevitable. Comenzó la emigración. El ardor era extremado en Jerusalén. La ciu¬
Todos los herodieñses, todas las personas del dad erac-anrpamento, una fábrica de armas.
un
servicio de Agrippa se retiraron con los roma¬ En todas partes repercutían los gritos de Ios-
nos. Gran número de fariseos, por otra parte, jóvenes que se ejercitaban. Los judíos de loa-
preocuiDados únicamente por la observancia de lugares remotos de Oriente, sobre todo del rei¬
la ley y por el porvenir pacífico que soñaban no de los partos, acudían
allí, persuadidos de¬
para Israel, eran de opinión de someterse á que había pasado siempre la época del
los romanos, como se habían sometido á los imperio romano. Sentíase que Nerón tocaba á.
reyes de Persia y á los Ptolomeos. Cuidábanse su fin,
y estaban persuadidos de que con él des¬
muy poco de la independencia nacional. Rabbi aparecería el imperio. Aquel último rei^resen-
Johanan ben Zakaí, el fariseo más célebre de tante del título de César, abismándose en la
la época, vivía apartado de la política. Muchos vergüenza y el desprecio, parecía una señal evi¬
doctores se retiraron á partir de entonces á dente. Colocándose en este punto de vista, era
Jamnia ó Yabré, en donde fundaron aquellas la insurrección mucho menos loca que nos pare¬
escuelas talmúdicas que muy pronto alcanzaron ce á nosotros porque sabemos que el imperio-
gran celebridad. aún tenía la fuerza necesaria iDara muchos futu¬
Mientras tanto, las matanzas recomenzaban y ros renacimientos. Se podía realmente creer sin
se extendían á partes de la Siria, que has¬ esfuerzo que la obra de Augusto se dislocaba.
ta entonces habían estado
al abrigo de esta A cada instante se creía ver á los partos en las
epidemia de sangre. En Damasco todos los tierras romanas, y ésto es lo que hubiera ocu¬
judíos fueron degollados. La mayoría de las rrido en efecto, si por diversas causas la polí¬
mujeres de esta ciudad profesaban la religión tica arsac-ida no hubiera estado en aquel mo¬
judía, y con seguridad que entre ellas las ha¬ mento muy debilitado. Una de las más bellas
bría cristianas. Tomáronse precauciones para imágenes del libro de Henoch es aquella en que»
que la matanza se hiciera por sorpresa. el profeta ve la espada entregada á los corderos,.
EL ANTICRISTO 127
y á los corderos así armados perseguir á su vez sas en las facciones, esperar ó, si ésto no bas¬
á las fieras, y á las fieras huir. Tal fué realmen¬ taba, dar el gran golpe. Fué primero á Antio-
te el sentimiento de los judíos. Su carencia de quía, en donde Agrippa II se le unió con todas
educación militar no les permitía comprender sus fuerzas. Antioquía no había tenido hasta
lo que tenían de engañoso los triunfos obteni¬ entorfees sus matanzas de judíos, sin duda por¬
dos contra Ploras y contra Cestius. Hicieron que contaba con una multitud de griegos que ha¬
monedas por el estilo de las de los Macabeos, bían abrazado la religión judía (con preferencia--
la efigie del templo ó un emblema bajo la forma cristiana), lo que amortiguaba los
con
judío y
leyendas en caracteres hebreos arcaicos. Fecha¬ odios.
das por los años "de Ja liberación" ó "de la li¬ En aquel momento, no obstante, la tormenta
bertad de Lyon", estas monedas fueron prime¬ estalló. La loca acusación de haber querido in¬
ramente anónimas ó emitidas con el nombre de cendiar la ciudad trajo la carnicería, seguida de
Jerusalén. Más adelante, llevaron los nombres una rigurosa persecución, en la que sin duda su¬
de los jefes de partido que ejercieron á volun¬ frieron muchos discípulos de Jesús, confundi¬
tad de su facción una autoridad superior. dos con los adeptos de una fe que no era la
Plasta
es
posible que, en los primeros años de la re¬ suya sino á medias.
belión, Eleazar, hijo de Simeón, que era muy La expedición se puso en marcha en Marzo
rico, se atreviese á fabricar moneda y á darse del 67, siguió el camino ordinario á lo largo
en ella el título de "sumo sacerdote". Estas del mar y estableció su cuartel general en Pto-
emisiones monetarias debieron ser considerables. lomaida (Aere). El primer choque hirió á Ga¬
Fué lo que en seguida se llamó "el dinero de lilea. La población fué heroica. La pequeña ciu¬
Jeruíalén" ó "el dinero del peligro". dad de Judifat ó Jotapá, recientemente forti¬
Hanán se convertía cada vez más en el jefe ficada, hizo una resistencia prodigiosa. Ni uno
del partido moderado. Aún esperaba llevar la solo de sus defensores quiso sobrevivir y arro¬
masa del
pueblo á la paz y trataba de contener llados en una posición sin escape, se mataron
la fabricación de armas y de paralizar la resis¬ unos á otros. "Galileo" se hizo entonces sinó¬
tencia aparentando organizaría. Este es el más nimo de fanático sectario. Tiberiades, Tariqueas
terrible de los juegos en época de revolución. y Gamala no fueron tomadas sino después de
Hanán era realmente lo que los revolucionarios verdaderas carnicerías. Hay en la historia po¬
denominan un traidor. Tenía para los exalta¬ cos ejemplos de una raza tan enteramente diez¬
dos el defecto de ver claro. Para la mada. Hasta las ondas del apacible lago en que
historia, no
se le puede absolver de haber Jesús soñó con el reino de Dios fueron mancha¬
aceptado la más
falsa de las posiciones, la que consiste en hacer das de sangre. La orilla se cubrió de cadáveres
la guerra sin creer en ella, únicamente porque en putrefacción y el aire fué apestado. Multitu¬
se es empujado por fanáticos ignorantes. La des de judíos se habían refugiado en lanchas,
turbulencia era horrible en las provincias. Las pero Yespasiano les hizo matar ó ahogar á
regiones árabes del Oriente y del Sur del mar todos. El resto válido de la población fué ven¬
Muerto enviaban á la Judea masas de bandidos dido. Seis mil cautivos fueron enviados á Nerón
que vivían del pillaje y del asesinato. El orden á Aeaya para ejecutar los trabajos más difíci¬
era imposible tales circunstancias, porque,
en les de la apertura del istmo de Corinto y los:
para establecer el orden, hubiera sido preciso ancianos fueron degollados. No hubo más que
expulsar los dos elementos que hacían la fuer¬ un tránsfuga, Josefo, cuyo natural tenía poca
za de la revolución, el fanatismo
y el bandida¬ profundidad y que por otra parte había siem¬
je. ¡ Situaciones terribles son aquellas en que pre sospechado el resultado de la guerra, se
no se puede escoger más que entre el llama¬ pasó á los romanos, y pronto alcanzó el favor
miento al extranjero y la anarquía! En el Acra- de Vespasiano de Titus. Todas sus habilida¬
y
batenas, un joven y bravo partidario, Simón, des de escritor han podido borrar esta con¬
no
te minados por los partidos avanzados, caen el Daniel que debía ocurrir en el lugar santo, ea
■día que 110 dan á la muchedumbre superficial vísperas de los días supremos. Los zelotes,
todos los fanáticos militantes, hacían poco
lo que ellos proclamaron: la victoria. Juan de como
Olscala y los fugitivos de Galilea que llegaban caso de los ritos y los subordinaban á la obra
á diario á Jerusalén con la rabia en el alma, santa por excelencia, al combate. Cometieron un
elevaban aún el diapasón de furor en que vivía atentado menos grave cambiando el orden
no
el partido revolucionario. Su respiración era del pontificado. Sin miramientos para el privi¬
calurosa y entrecortada: "No estamos vencidos legio de las familias en el seno de las cuales
—
decían — pero buscamos puestos mejores. teníase costumbre de tomar los sumos sacerdo¬
¿Por qué gastarse en Giscala y otros pueblos tes, escogieron una rama poco considerada de
insignificantes cuando tenemos que defender la la raza sacerdotal y recurrieron á la vía comple¬
■ciudad madre?" "He visto — decía Juan de tamente democrática de la suerte. Esta, natural¬
Giscala — las máquinas de los romanos volar mente, dió resultados absurdos, pues recayó
¡hechas pedazos contra los muros de los pueblos sobre un patán, al cual hubo de arrastrarse á
de Galilea y á menos que tengan alas, no fran¬ Jerusalén y que á pesar suyo fué revestido con
quearán las murallas de Jerusalén". Toda la los hábitos sagrados. El pontificado se vió pro¬
juventud estaba por la guerra hasta el último fanado por escenas de carnaval. Todas las per-
trance. El pillaje no encuentra dificultades para -sonas serias, los fariseos, los saducenses, los
propagarse en un ejército compuesto de volun¬ Simeón ben Gamaliel, los José ben Gorión, fue¬
tarios. Las tropas de fanáticos, ya religiosos, ron heridos en tenían de más caro.
lo que
ya políticos, aseméjanse siempre á bandidos. Es Tantos decidieron por fin al partido
excesos
necesario vivir, y los cuerpos francos no pueden saduceo á llevar á cabo una intentona de reac¬
vivir sin vejar á la población. He ahí por qué ción. Con mucha habilidad y valor, Hanán tra¬
bandido y héroe, en tiempo de crisis nacional, tó de reunir la burguesía honrada y todo lo
son casi sinónimos. Un partido de la guerra es que había de sensato, para acabar con la mons¬
siempre tiránico. La moderación 110 salvó nun¬ truosa alianza del fanatismo y la impiedad. Los
ca una -patria, porque el primer principio de zelotes fueron acorralados y obligados á en¬
la moderación es ceder á las circunstancias, y cerrarse en el templo, convertido en una ambu¬
■el heroísmo consiste ordinariamente en 110 se¬ lancia de heridos. Para salvar la revolución,
guir á la razón. Josefo, el hombre ordenado por recurrieron á un medio supremo, llamar á la
excelencia, está probablemente en lo cierto cuan¬ ciudad á los idumeos, es decir, tropas de ban¬
do nos presenta la resolución de no retroceder didos, acostumbradas á toda clase de violencias,
como hija de un pequeño número de energúme¬
y que vagaban en torno de Jerusalén. La en¬
nos arrastrando por fuerza á tranquilos bur¬ trada de los idumeos fué señalada por una ma¬
gueses, que no hubiera pedido otra cosa que tanza. Todos los miembros de la casta sacerdo¬
someterse. Casi siempre ocurre lo propio. No tal que iludieron encontrar fueron muertos. Lla-
se obtienen grandes sacrificios de una nación nán y Jesús, hijo de Gamala, sufrieron horri¬
falta de gobierno más que aterrorizándola. La bles insultos. Sus cuerpos fueron privados de
masa es tímida por esencia; pero la timidez 110
sepultura, ultraje inusitado en los judíos.
.entra en cuenta entiempos de revolución. Los Así pereció el hy<? del principal autor de la
-exaltados son siempre ün pequeño numeró, péró muerte (le Jesús. Los Beüi-Hanán permanéclé-
se imponen cortando á la conciliación todos los ron fieles hasta lo último á su papel, y, si me
otros. Hallábase igualmente destinado á con¬ sidentes de la comunidad cristiana, estos falsos
vertirse en una religión sin templo y sin sacer¬ profetas fueron los jefes de los zelotes. Se apli¬
dote. El templo hacía preciso ésto: su destruc¬ caron al tiempo presente las frases terribles
ción será una especie de desembarazo. Los zelo- que Jesús tenía frecuentemente en la boca para
tes que, en el 68 mataron á los pontífices y expresar las calamidades que deben anunciar el
mancharon el templo para defender la causa de juicio. Tal vez se vió surgir en el seno de la
Dios, no estaban, pues, fuera de la tradición de Iglesia á algunos iluminados que pretendían
Israel. hablar en nombre de Jesús. Los antiguos les
Pero era claro por otra parte que, privado de hicieron una viva oposición y aseguraron que-
tcdo lastre conservador y entregado á una fre¬ Jesús había anunciado la venida de tales se¬
nética tripulación, el barco marchaba á una ho¬ ductores prescrito guardarse de ellos. Esto,
y
rrible catástrofe. Después de la matanza de Iqs bastó. La ya fuerte en la Iglesia, y
jerarquía,
saduceos, el terror imperó en Jerusalén sin el espíritu de docilidad, herencia de Jesús, de¬
freno ni contrapeso. La opresión era tan gran¬ tuvieron á todos los impostores. El episcopado,
de, que nadie se atrevía abiertamente á llorar naciente (ó por mejor decir el presbiteriado), im¬
ni á enterrar los muertos. La compasión hacíase pedíales grandes aberraciones á las cuales no
un crimen. A doce mil se eleva el número de escapa nunca la conciencia de las muchedum¬
los sospechosos de condición distinguida que bres. cuando no es dirigida. Desde entonces se-
murieron por la crúeldad de ros exaltados. Sin siente que el espíritu de la Iglesia en las cosas
duda se hace preciso desconfiar en este punto humanas será una especie de buen sentido me¬
de las apreciaciones de Josefo. El relato de este dio, un instinto conservador y práctico, una
historiador sobre la dominación de los zelotes desconfianza de las quimeras democráticas, con¬
tiene algo de absurdo. De ser impíos y mise¬ trastando extrañamente con la exaltación de¬
rables hubieran
110 se hecho matar como éstos sús principios sobrenaturales.
lo hicieron. Tanto valdría tratar de explicar Esta sabia política de los representantes de
la revolución francesa por la salida del presi¬ la Iglesia de Jerusalén no careció de mérito.
dio de algunos miles de presidiarios. la pura Los zelotes y los cristianos tenían los mismos
maldad nunca hizo nada en el mundo. La ver¬ enemigos, los saduceos, los Beni-Hanán. la ar¬
dad que los levantamientos populares,
es siendo diente fe de los zelotes no podía dejar de ejer¬
obra de una conciencia obscura y no de la ra¬ cer gran seducción sobre el alma no menos exal¬
Hubo, no obstante, algunas apostasías y aun to de los jefes y que ninguno de los hermanos
traiciones de hermanos con hermanos. Las divi¬ se quedara en la ciudad que un Instinto justí¬
siones políticas hicieron surgir cierto enfria¬ simo les mostraba como destinada al exter¬
miento de caridad, la mayoría, sintiendo
pero minio.
de un modo profundo la crisis de Israel, no Juicios hay que hacen creer que la huida de
dió prueba alguna á la anarquía, ni aun colo¬ esta tropa pacífica no se operó sin peligro. Los
reada de un pretexto patriótico. El manifiesto judíos, - según parece, la persiguieron. Los te¬
cristiano de aquella hora solemne fué un dis¬ rroristas ejercían una activa vigilancia en los
curso atribuido á Jesús, especie de Apocalipsis, caminos, y mataban como á traidores á todos
unido tal vez á algunas palabras realmente pro¬ los que escapaban, á menos que pudiesen dar
nunciadas por el maestro, y que explicaba la un fuerte rescate. Una circunstancia que no se
relación de la catástrofe final, en lo sucesivo nos indica sino con palabras encubiertas, sal¬
tenida por muy próxima, con la situación po¬ vó á los fugitivos. "El dragón vomitó junto á
lítica que se atravesaba. Hasta más adelante, la mujer (la Iglesia de Jerusalén) un diluvio
después del sitio, no se escribió el discurso en¬ para llevársela á ahogarla; pero la tierra ayu¬
tero; pero ciertas palabras de él que se ponen dó á la mujer, abrió su boca y se bebió el río
en boca de Jesús se refieren al momento en que que el dragón lanzara tras de ella. Y el drar
nos hallamos. gón se llenó de cólera contra la mujer". Tal
Otros Apocalipsis del mismo género circula¬ vez los zelotes intentaran arrojar al ejército
ron, según parece, bajo el nombre de Henoch, santo al Jordán, y aquél logró pasar el río por
ofreciendo el discurso atribuido á Jesús ex¬
con un lugar en que había poca agua. Tal vez el
traños cruzamientos. En uno de ellos, la Sabidu¬ destacamento enviado para alcanzarle se ex¬
ría divina, introducida como un personaje pro- travió y perdió la pista de los que perseguía.
fético, reprochaba al pueblo sus crímenes, sus El lugar elegido por los jefes de la comuni¬
matanzas de profetas, la dureza de su corazón. dad para servir de asilo principal á la Iglesia
Fragmentos que pueden creerse conservados
. fugitiva fué Pella, una de las ciudades de la
parecen aludir al asesinato de Zacarías, hijo Decapolia, situada junto á la parte izquierda
de Baruch. También hablábase alií de un "colmo del Jordán, en un campo admirable que domi¬
del esqándalo", que sería el más alto grado de naba por un lado la llanura de Ghor y por
horror á que la malicia humana pueda elevarse, otro los precipicios, en el fondo de los cuales
y que parecía muy bien ser la profanación del rueda un torrente. No podía hacerse una elec¬
templo por los zelotes. Tantas monstruosidades ción más razonable. La Judea, la Idumea, la
probaban que la venida del muy amado estaba Perea y la Galilea pertenecían á la insurrec¬
próxima y que la venganza de los justos no se ción : la Samaria y la costa estaban profunda¬
haría esperar. Los fieles judío-cristianos, en par¬ mente turbadas por la guerra. Escitópolis y
ticular, todavía tenían en mucho al templo para Pella eran, pues, las dos únicas ciudades neu¬
que tal sacrificio no les llenase de espanto. Nada tras de las cercanías
de Jerusalén. Pella, por
semejante se había visto desde Nabueodonosor. 511 posición, debía ofrecer mucha más tranqui¬
Toda la familia de Jesús pensó que era tiem¬ lidad que Escitópolis, convertida en una de las
po de huir. El asesinato de Santiago había ya plazas de de los romanos. Pella fué una
armas
debilitado mucho los lazos de los cristianos de población libre, como todas las plazas de la De¬
Jerusalén con la ortodoxia
judía. El divorcio capolia, pero parece se había dado á Agri-
entre la Iglesia y la Sinagoga se aumentaba de ppá II. Refugiarse en ella era confesar abierta¬
día en día. El odio de los judíos contra los pia¬ mente el horror de la rebelión. La importancia de
dosos sectarios, ya no contenido por la legali¬ la ciudad databa de la conquista macedónica. Una
dad romana, trajo sin duda más de un acto colonia de veteranos de Alejandro fué estable¬
violento. La vida de lassantas gentes que te¬ cida en ella, ,y cambió el nombre semítico del
nían la costumbre de permanecer sobre las lo¬ lugar por otro que recordaba su pa¬
nombi;e,
sas del templo y de cumplir en ellas sus devo¬ tria á los viejos
soldados. Pella fué tomada por
ciones estaba por otra parte muy turbada desde Alejandro Janneo; los griegos que la habita¬
que los zelotes transformaron aquel en un^ ban negáronse á dejarse circuncidar y hubie¬
plaza de armas*y lo mancharon con asesinatos. ron de sufrir mucho del fanatismo judío. Sin
Algunos hasta dejaban escapar que el nombre duda la población romana había recobrado allí
que convenía á una ciudad tan profana, no era sus raíces, porque, en las matanzas del 66,.
el de Sión, sino el de Sodoma, y que la situación Pella figura como una ciudad de los siriacos,,
de los verdaderos israelitas se asemejaba á la y de nuevo se ve atacada por los judíos. En esta
de sus antecesores cautivos en Egipto. población antijudía fué donde la Iglesia de
La partida pareció decidirse en los primeros Jerusalén permaneció durante los horrores del
meses del 68. Para dar más autoridad á esta re¬ sitio. Se encontró allí bien, y miró este lugar
solución, esparcióse el rumor de que los princi¬ tranquilo como un sitio seguro, como un desier¬
pales de la comunidad cristiana habían reci¬ to que Dios le había preparado para esperar
bido una revelación. Según algunos, esta reve¬ descansadamente, lejos de las agitaciones de
lación se había hecho por medio de un ángel. los hombi*es, la hora de la aparición de Jesús.
Es probable que todos acudieran al llamamien¬ La comunidad vivió de sus ahorros. Se creyó
134 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
pregunta. — Se le responde que la cabeza del lión de las Galias, no abandonó el espectáculo á
paciente, completamente desnudo, es ajustada que asistía, y no pensó durante muchos días
entre los dientes de un cepo, que el reo es enton¬ más que en su lira y en su voz. El más culpable
ces azotado hasta que muere, y en seguida su esto fué el pueblo ávido de
en
placeres, que
cuerpo es arrastrado, cogido con un gancho y exigía ante todo que su soberano le divirtiese,
arrojado al Tíber. Se estremece, coge dos puñales y también el falso gusto de la época, que ha¬
que tenía sobre la cama, prueba su punta y los bía confundido las órdenes de grandeza y daba
empuña, diciendo: "la hora fatal aún 110 ha lle¬ demasiado valor á la fama del hombre letrado
gado". Manda á Sporus que empiece su oración y el artista. El peligro de la educación litera¬
fúnebre; trata otra vez de matarse, y no lo ria es inspirar un deseo inmoderado de la glo¬
puede lograr. Su torpeza, aquella especie de ria, sin dar siempre la seriedad moral que fija
talento qne tenía para hacer vibrar falsamen¬ el sentido de la gloria verdadera. Estaba es¬
te todas las fibras del alma, aquella risa estú¬ crito que una naturaleza vanidosa, sutil, an¬
pida é infernal á la vez, la pretenciosa torpe¬ siosa de lo inmenso, de lo infinito, pero sin
za que
hace que toda su vida se asemeje á los juicio alguno, naufragaría deplorablemente.
maullidos ele un sabbat grotesco, llegaba á lo su¬ Aun sus buenas cualidades, tales como la aver¬
blime de la insipidez. No podía lograr darse sión á la guerra, tornábanse funestas, no de¬
muerte. "¿No habrá nadie aquí — dijo — que jándole gusto sino para unos modos de brillar
me dé ejemplo?" Redoblaba sus citas, se habla¬
que no debieron ser los suyos. A menos de ser
ba en griego, hacía trozos de versos. De repen¬ un Marco Aurelio, no es bueno elevarse dema¬
te se oye el ruido de un destacamento de caba¬ siado por encima de los prejuicios de su casta
llería que se acerca para apoderarse ae él vivo. y de su estado. Un príncipe es un militar: un
"El paso de los pesados caballos hiere mis gran príncipe puede y debe proteger las letras,
oídos" — dice con acento declamatorio. ero no ser un literato. Augusto y Luis XIV,
Epafrodita se apoya entonces sobre el puñal presidiendo á un brillante desarrollo del espíri¬
y lo hace entrar en su garganta. El centurión tu, son, después de las ciudades de genio, como
llega casi en el mismo instante, quiere detener Atenas y Florelicia, el más bello espectáculo de
la mmorragia, y tra.a de hacer creer oue le la historia. Nerón, Chilperico, y el moderno
va á salvar. ¡Es demasiado tarde! — dice
—
rey Luis de Baviera, amigo de Wagner, son ca¬
el moribundo, cuyos ojos salían de la cabeza y ricaturas. En el caso de Nerón, la enormidad
helaban de horror. ¡He ahí lo que es la fi¬
— del poder imperial y la duración de las costum¬
delidad!"— añadió al expirar. Este fué su bres romanas hicieron que la caricatura pare¬
mejor rasgo cómico. Nerón dejaba caer una ciera esbozada con trazos de sangre.
queja melancólica sobre la malevolencia de su Repítese con frecuencia, para mostrar la irre¬
siglo, sobre la desaparición de la buena fe y de mediable inmoralidad de las muchedumbres, que
la virtud... ¡Aplaudamos! El drama está ter¬ Nerón fué muy popular bajo algunos aspectos.
minado. Una sola vez, naturaleza de los mil El hecho es que tuvo respecto á su persona dos
rostros, has sabido encontrar un actor digno de corrientes de oposición opuestas. Todo lo que
semejante papel. había de serio y de honrado lo detestaba, pero
Nerón había deseado que no se entregase su ias gentes del bajo pueblo le amaron, unos
cabeza á los insultos y que se le quemara todo sencillamente yel sentimiento vago que
por
entero. Sus dos nodrizas y Acté, que aún induce al pobre plebeyo á amar á su príncipe,
le
amaba, le sepultaron en secreto, envolviéndole si tiene exteriores brillantes; otros porque les
en una rica sábana bordada de oro, con el lujo embriagaba con fiestas. Durante estas fiestas,
que sabían le gustaba á él. Depositáronse sus se le veía entre la muchedumbre, y comía en el
cidas. El origen de la fortuna de Othón estuvo po, cual si se hubiera entreabierto y las almas
en haber sido su confidente y en que imitaba Lie todos los que había matado fuesen á preci¬
sus modales. Vitelino, para hacerse aceiDtar por pitarse sobre él. Había en el aire como una
Roma, afectó también tomar á Nerón por mo¬ sed de venganza. Pronto asistiremos á uno de
delo y seguir sus máximas de gobierno. Trein¬ esos intermedios del gran drama celeste, en el
ta ó cuarenta años después, todo el mundo de¬ que las almas de los degollados, oprimidas ba¬
seaba que Nerón aún estuviese vivo y ansiaba jo el altar de Dios, gritan tristemente: "¿Hasta
su vuelta. cuando, Señor, pedirás nuestra sangre á los
Esta popularidad, que no debe causar sor¬ que habitan la tierra?" Y les será dado su há¬
presa, tuvo una consecuencia singular. Espar¬ bito blanco, para que todavía esperen un poco.
cióse el rumor de que el objeto de tantos la¬
mentos no estaba realmente muerto. Ya en CAPITULO XIV
vida de habíase visto apuntar, en la
Nerón, Calamidades y pronósticos.
■corte misma clel soberano, la idea de que sería
destronado en Roma, pero que empezaría en¬ La primera impresión de los judíos y de los
tonces él un nuevo reinado, un reinado
para cristianos al enterarse de la rebelión de
Vindex,
oriental y casi mesiánico. Al pueblo le cuesta fué una gran alegría. Creyeron que el impe¬
siempre trabajo creer que los hombres que ocu¬ rio iba á morir con la casa de César, y que los
paron largo tiempo la atención del mundo des¬ generales rebeldes, llenos de odio por Roma, no
aparecen definitivamente. La muerte de Nerón pensarían sino en. hacerse independientes en
-en la villa de su liberto, y en presencia de un sus qDrovincias respectivas. El movimiento de
reducido número de testigos, no había tenido los galos fué acogido en Judea con una signi¬
un carácter bastante público. Todo lo concer¬ ficación análoga á la de los judíos. Esto era un
niente á su sepelio había ocurrido entre tres profundo error. Ninguna parte del imperio, ex¬
mujeres que le eran adictas: Icelus era casi la ceptuada la Judea, quería ver disolverse la gran
única persona que había visto el cadáver, y no asociación que daba al mundo la paz y la pros¬
quedaba en éste nada que fuera conocible. Po¬ peridad materiales. Todos los países de orillas
díase creer en una sustitución. Unos afirmaban del Mediterráneo, en otro tiempo enemigos, es¬
que no se había encontrado el cuerpo; otros taban encantados de vivir juntos. La misma
decían que la herida que se hiciera en el cuello Galia, aunque menos pacificada que' el resto, li¬
había sido vendada y curada. Casi todos soste- mitaba sus veleidades revolucionarias á des¬
ían que, á instigación del embajador parto en tronar á los malos emperadores, y á desear el
Roma, se había refugiado en el país de los ar- imperio liberal. Pero se concibe, que gentes
sacidas, sus aliados, enemigos eternos de los ro¬ acostumbradas á las realezas efímeras de Orien¬
manos, ó al lado clel rey de Armenia, Tiridatos, te mirasen como acabado
un imperio cuya di¬
de nuevo sus estatuas y hasta hacían circular ca el mundo había sido presa de tal temblor:
•edictos con su firma. Los cristianos, por el en Roma, la pesadilla apenas disipada de Ne¬
mtrario, que le consideraban como un mons¬ rón; en Jerusalén, una nación entera en esta¬
truo, oyendo tales rumores, en los que creían do 'de delirio; los cristianos, bajo la impresión
nos referimos á las gentes del pueblo), estaban de la horrible matanza del 64; y la tierra mis¬
llenos de terror. Estas ideas neronianas dura¬ ma, sometida á las más violentas convulsiones.
ron mucho tiempo, y, conforme á lo que ocu¬ Todo el mundo tenía el vértigo. El planeta pa¬
rre casisiempre en semejantes circunstancias, recía estar transtornado y no poder vivir ya.
surgieron muchos falsos Nerones. Pronto ve¬ El horrible grado de malevolencia á que la so¬
remos la repercusión de esta ciedad pagana había llegado, las extravagan¬
opinión en la Igle¬
sia cristiana y el lugar que ocupa en la litera¬ cias de Nerón, su Casa Dorada, su arte insen¬
tura profétiea del tiempo. sato, sus colosos, sus retratos de más de cien
Lo extraño del espectáculo á que se asistía pies de altura, habían por fin vuelto loco al
dejaba á pocas almas en el sentido recto. Ha¬ mundo. Calamidades naturales producíanse en
dase impulsado la naturaleza humana á los todos lados y mantenían las almas en una espe¬
límites de lo posible. En el cerebro quedaba el cie de terror.
vacío que sigue á los accesos de fiebre; viendo Cuando se lee el Apocalipsis sin conocer su
por doquiera visiones sangrientas.
espectros, fecha y sin tener la clave de él, este libro pa¬
Se refería que en el momento en que Nerón rece obra de la fantasía más caprichosa y más
salió por la puerta Colina para ir á refugiarse individual; cuando se traslada la extraña
pero
en la villa de Paón, un relámpago le dió en visión al interregno de Nerón á Yespasiano, en
los ojos, y que la tierra tembló al propio tiem¬ e'l cual el imperio atravesó la crisis más grave
136 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
ravilloso acuerdo con el estado de los espíritus. yor impresión. Sabido es que la frecuencia cie¬
Podemos añadir á esto el estado del globo, por¬ los bólidos es un fenómeno periódico, que se re¬
que pronto veremos que la historia física de la pite poco más ó menos cada treinta años. En
tierra, en esta época proporciona elementos al talesmomentos, noches hay en que las estrellas
efecto. El mundo estaba loco por los milagros: parece van á caerse del cielo. Los cometas, los
nunca los
presagios preocuparon de tal mane¬ eclipses, las boreales, en las que creían
auroras
ra. El Dios Padre parecía
haber velado su faz. verse espadas, regueros de sangre, las
coronas,
Larvas impuras, monstruos salidos de un loda¬ nubes cálidas, de formas plásticas, en las cua¬
zal misterioso parecían vagar en el aire. Todos les se dibujaban combates, animales fantásti¬
veíanse en vísperas de algo inusitado. La creen¬ cos, eran ávidamente observadas y parecían no
cia en las señales del tiempo y en los prodigios haber tenido nunca tanta intensidad como en
EL ANTICRISTO 137
días de Marzo del 69, una inundación del Tíber diversas épocas, había conmovido al pueblo.
causó grandes desastres. Una irrupción súbita Nerón y la Solfatara de Nápoles tienen tanta
del mar cubrió de duelo á Licia. En el año 65, importancia como el razonamiento teológico. Es
una peste horrible afligió á Roma, y durante necesaiio hacer en la teología un sitio á la geo¬
el otoño, se contaron treinta mil muertos. El logía y á las catástrofes del planeta. Por otra
mismo año, el mundo comentó el terrible in¬ parte, de todos los fenómenos naturales, los
cendió de Lión y la Campania fué arrasada temblores de tierra son los que más impulsan
por trombas y ciclones, cuyos efectos se exten¬ al hombre á humillarse ante las fuerzas des¬
dieron hasta las puertas de Roma. El orden de conocidas. Los países en que son frecuentes,.
la Naturaleza parecía trastornado; horribles Nápoles y la América central, conservan la su¬
tormentas llevaban el espanto á todas partes. perstición en el estado endémico. Otro tanto.
9>
138 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
decimos de los siglos en que se repiten estos Una sola. "¡Cuan, ciegos son! — debían de¬
fenómenos con una violencia especial. Jamás cirse. Su futura morada está bajo ellos.
—
fueron tan comunes como en el siglo I de nues- Bailan sobre el infierno que ha de tragárseles"-.
•
despide su abertura, ¿no era á sus ojos la prue¬ fenómenos, que casi todo el mundo consideraba
ba manifiesta de la existencia de un lago sub¬ entonces como infernales, no podía dejar de te¬
terráneo, destinado evidentemente, como el lago ner sus consecuencias.
de Pentápoíis, al castigo de los pecadores? El Por otraparte, no era sólo Italia la que tem¬
espectáculo moral del país no le admiraba me¬ blaba, sino toda la región oriental del Medi¬
nos. Bata era una ciudad balnearia, el- centro del terráneo. Durante dos siglos, e'1 Asia Menor
lujó de los placeres, el lugar de las casas de
y estuvo en perpetua conmoción. Las ciudades
campo á la moda, el sitio favorito de la so¬ se hallaban siempre ocupadas en reconstruirse.
ciedad ligera. Cicerón se hizo censurar por las" Ciertos lugares como Filadelfia experimenta¬
gentes graves por tener su villa en mitad de ban sacudidas casi á diario; Trales se encon¬
aquel reino de las costumbres brillantes y diso¬ traba en un estado de conmoción perpetuo, y
lutas. Propercio no quería que su amante vi¬ había habido necesidad de inventar para las
viera allí. Petronio coloca en aquel lugar los casas un sistema de apoyo recíproco. En el
desórdenes de Trimalción. Baia, Baúles, Cumas, año 17, ocurrió la destrucción de las catorce
Misenas, vieron, en efecto, todas las locuras, to¬ poblaciones de la región de Tmolus y del Me-
dos los crímenes. Las olas azul comprendidas en el ssogís. Fué esta la catástrofe más terrible de
contorno de esta bahía deliciosa fueron la san¬ que ■ se había oído hablar hasta entonces. El
grienta sima en que cayeron los miles de víc¬ año 23, el año 34, el año 46, el año 51, él año
timas de las fiestas de Calígula y de Claudio. 53, hubo desgracias parciales en Grecia, en Asia,
en Italia. Thera se encontraba en un período de
¿Qué reflexión podía nacer en el espíritu del
judío piadoso, del cristiano que pedía con fu¬ •activo trabajo. Antioquía era conmovida con¬
ria la conflagración universal del mundo, ante tinuamente. Por último, á partir del año 59,
este espectáculo sin nombre, ante estas locas casi no hay un año que no haya sido señalad©
construcciones en medio de las olas, ante unos por un desastre. El valle de Lycus, en parti¬
baños, objeto de horror para los puritanos? cular, con sus poblaciones cristianas de Laodi-
EL ANTICRISTO 139
"
•cea y Colosos, fué arrasado el año 60. Cuando ciones, aún existentes entre las ruinas tan mara¬
se piensa este era justamente el centro de
que villosamente conservadas de esta ciudad extraor¬
las ideas milenarias, el corazón de las siete Igle¬ dinaria, mencionan las distribuciones anuales
sias, la cuna del Apocalipsis, viene la persua¬ que debían hacerseen las corporaciones obre¬
sión de que un lazo estrecho existió entre el re¬ ras en la "pascua de los judíos" y la "fiesta de
lato escrito en Patmos y las coiimociones del Pentecostés". En ninguna parte las buenas
globo; de tal modo, que es este uno de los raros obras, las instituciones caritativas, las socie¬
ejemplos que se pueden citar dé una influencia dades de socorros mutuos entre gente del mis¬
recíproca entre la historia material del planeta mo oficio tuvieron tanta importancia. Esta espe¬
y la del desarrollo del espíritu. La impresión cie de asilos de huérfanos, de cunas ó de asilos
de las catástrofes del valle de Lycus, se en¬ para los niños, permiten deducir que los cui¬
cuentra igualmente en los escritos sibilinos. dados de filantropía estaban singularmente des¬
Aquellos temblores de Asia, llevaban á todas arrollados. Filadelfia ofrecía un espectáculo por
partes el espanto. Hablábase de ellos en el mun¬ el estilo. Una democracia pacífica de obreros,
do entero, y el número de los que no veían en asociados entre sí, que no se ocupaban en po¬
estos accidentes las señales de una divinidad en¬ lítica era la forma social de casi- todas las
fadada, era muy poco considerable. ricas ciudades de Asia de Frigia. Lejos de
y
Todo iba creando una especie de atmósfera estar prohibida la asociación en la esclavitud,
sombría, en la que la imaginación de los cris¬ era considerada en ella como el atributo espe¬
tianos encontraba fuerte excitación. ¡Cómo
una cial del que sufre. Hacia la época de que habla¬
á la vista de estas conmociones del mundo fí¬ mos, hacía Hierápolis un niño tan pobre,
en
sico y del mundo moral, los fieles no habían de que fué vendido en la cuna, y al que no se co¬
exclamar con más seguridad que nunca: "¡Nues¬ noció nunca sino con el nombre de "esclavo
tro Señor viene! ¡Nuestro Señor viene!" La comprado", Epíctetos, nombre que gracias á él
tierra les parecía crugir, y ya se figuraban ver se ha hecho sinónimo de la virtud. Un día ha¬
á los reyes, los poderosos y los ricos bía de salir de lecciones libro admira¬
huir, gri¬ sus ese
tando: "¡Montañas, caed sobre nosotros! ¡Co¬ ble, manual de las almas fuertes á quienes re¬
linas, ocultadnos!" Una costumbre constante de pugna lo sobrenatural del Evangelio, y que
los profetas antiguos, era falsea el deber creándolo otro encanto
aprovechar cualquier creen se
-eos, daba como pronósticos ciertos de aquel gran visto nacer á Epícteto. Dió hospitalidad á uno
día, las señales del cielo y de la tierra, apari¬ de los raros supervivientes de la primera ge¬
ción de profetas en todas partes, neración cristiana, á uno de los que vieron á
ríos de sangre,
fuego, penachos de humo, sol ennegrecido, luna Jesús, al apóstol Felipe. Puede suponerse que
sangrienta. Se creía igualmente que Jesús ha¬ éste marchó por Asia después de la crisis que
bía anunciado los temblores de hicieron á Jerusaléri inhabitable paralas gentes
tierra, el hambre
y las pestes como la apertura dé los grandes pacíficas arrojaron de aquella ciudad á los
y
■dolores, y luego, como indicios precursores de cristianos. El Asia era la provincia en que los
su venida los
eclipses, la luna obscurecida, los judíos se encontraban más tranquilos, y por
astros cayendo del firmamento, todo el cielo estos afluían é ella. Las relaciones entíe Roma
turbado, el mar rugiente, las poblaciones hu¬ ó Hierápolis se ofrecían igualmente fáciles y
yendo atribuladas, sin saber de qué lado está regulares. Felipe era el personaje sacerdotal de
la muerte y la salvación. El la antigua escuela, bastante análogo á Santiago.
espanto se hizo así
un elemento todo apocalipsis. Asocióse á él Se le atribuían milagros, y hasta resurreccio¬
la idea de persecución y fué admitido que el nes. Había teñido cuatro hijas, que fueron pro¬
mal, próximo á acabar, iba á redoblar su rabia fetisas. Parece que una de ellas falleció antes
y á ejercitarse en el exterminio de los santos. de que Felipe fuera al Asia. De las otras tres,
dos envejecieron vírgenes; la cuarta se casó en
vida de su padre, profetizó como sus herma¬
CAPITULO XV nas y murió en Efeso. Estas extrañas muje¬
Los res hi«iéronse muy célebres en Asia. Papías,
apóstoles en Asia.
que hacia el año 130 fué obispo en Hierápolis,
La provincia de Asia era la más agitada por las había conocido; pero no vió al apóstol su
estos terrores. La Iglesia de Colosos había re¬ padre, y se enteró por aquellas jóvenes exal¬
cibido un golpe mortal en la catástrofe del año tadas de hechos extraordinarios, de relatos ma¬
60. Hierápolis, aunque construida en mitad de ravillosos acerca de los milagros de Felipe. Sa¬
las rugosidades de un bubón volcánico, parece bían también muchas cosas respecto á ©tros
que no sufrió nada. Allí fué probablemente don¬ apóstoles ó personajes apostólicos, en particu¬
de se refugiaron los fieles de Colosos. Todo nos lar á propósito de José Barsabás, que según
muestra, á partir de esta época, la población ellas había bebido un veneno mortal sin expe¬
de Hierápolis como una ciudad aparte. La pro¬ rimentar efecto alguno.
fesión del judaismo era allí pública. Inscrip- Así, junto á Juan, constituyóse en Asia u*
NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
segundo centro de autoridad y de tradición apos¬ sus consejos y sus reprensiones. El apóstol ó
tólicas. Juan y Felipe elevaron el país que eli¬ los que se daban el derecho de hablar por 6ir
gieran por morada casi al nivel de la Judea. tomaban en general un tono severo. Una gran
''Aquéllos dos grandes astros de Asia", coryo rudeza, una intolerancia extremada, un lengua¬
se les llamaba, fueron por espacio de algunos je duro y grosero contra los que pensaban de
año§ el faro de la-Iglesia, privada de sus otros otro modo que él, parecen haber sido el carác¬
pastores. Felipe murió en Hierápolis, donde ter de Juan. Pensando en Jesús, se dice, pro¬
fué enterrado. Sus hijas vírgenes llegaron á mulgó este principio: '"Quien no está con nos¬
una edad muy avanzada, y fueron depositadas otros tístá contra nosotros". La serie de anéc¬
junto á él. La que se casó fué enterrada en dotas que más larde se refirieron, á fin de real¬
Efeso y aún se veían, según se dice, todas estas zar su dulzura y su indulgencia, parece haber-
sepulturas en el siglo II. Hierápolis tuvo tam¬ sido inventadas con arreglo al tipo resultante
bién sus tumbas apostólicas, rivales de las de de las epístolas johánnicas, epístolas cuya au¬
Efeso. La provincia parecía ennoblecida por tenticidad es más que dudosa. Los rasgos de un
aquellos cuerpos santos á los que se creía ver carácter completamente opuesto, y que revelan
alzarse de la tierra el día que el Señor viniera, mucha violencia, están más de acuerdo con los
lleno de gloria y de majestad, á resucitar á sus relatos evangélicos y con el Apocalipsis, y
elegidos. prueban que la impetuosidad á qué debía el
La crisis de Judea, dispersando hacia el 68 sobrenombre'de "hijo del trueno" 110 había he¬
á los apóstoles y á los hombres apostólicos, pu¬ cho más que exasperarse con la edad. Posible-
do llévar á Efeso y al valle del Meandro á otros es, sin embargo, que sus cualidades y sus de¬
personajes considerables de la naciente Iglesia. fectos, aun siendo opuestos, hayan existido á
Muchos discípulos que habían visto á los após¬ la vez. El fanatismo religioso produce á menu¬
toles en Jerusalén, se volvieron á encontrar en do en el mismo sér los extremos de dureza y los
Asia, y parecen haber llevado allí aquella vida de bondad. El inquisidor de la Edad-Media, que
vagabunda de ciudad en ciudad que tan del hacía quemar miles de desgraciados por futili¬
gusto era de los judíos. Quizás los misteriosos dades insignificantes, era al propio tiempo el
personajes llamados pr'esbyteros Johannes y más dulce y en cierto sentido el más humilde dé¬
Aristión figuraban entre los emigrados. Estos los hombres.
auditores de los Doce esparcieron en Asia la Contra los pequeños conventículos de los dis¬
tradición de la Iglesia de Jerusalén y acabaron cípulos del llamado el Nuevo Balaam, ó sea San
de dar preponderancia al judío-cristianismo. Se Pablo, es contra los que la animosidad de Juan
les interrogaba ávidamente acerca de los dichos y de los que le rodeaban parece haber sido más
de los apóstoles y sobre las palabras auténti¬ viva y profunda. Tal es la injusticia inherente"
cas y se mostraban tan orgullosos de haber po¬ á todos los partidos, y tal era la pasión que lle¬
dido beber en esta pura fuente, que desdeñaban naba aquellas fuertes naturalezas judías, que-
los pequeños escritos que tenían la pretensión probablemente la desaparición del llamado "De¬
de repetir los discursos de Jesús. sertor de la ley" fué saludada por los gritos
Eraalgo muy particular el estado de alma de alegría de sus adversarios. Para muchos, la
en que vivían aquellas Iglesias perdidas en el muerte de aquel intruso, de aquel turbaplace-
fondo de una provincia cuyo clima tranquilo y res, fué un verdadero desembarazo. Ya vimos
cielo profundo parecen llevar al misticismo. En que Pablo en Efeso sentíase rodeado de enemi¬
ninguna parte, las ideas mesiánicas preocupaban gos. Los últimos discursos que se le atribuyen:
tanto. Se hacían cálculos extravagantes. Las pa¬ en Asia están atestados de tristes
presentimien¬
rábolas más raras, procedentes de la tradición tos. En los comienzos del año 69. se ve todavía
de Felipe y Juan, se propagaban. El Evangelio vivo el odio que se le tenía. Luego se apacigua¬
que se formaba así tenía algo de místico y de rá la controversia y se hará el silencio en torno
singular. Creíase, .en general, que después de su memoria. E11 el momento en que nos ha¬
de- la resurrección de los cuerpos, que es¬ llamos, nadie parecehaber sostenido á Pablor
taba próxima, habría un reinado corporal de y esto es precisamente lo que más tarde le sal¬
Cristo en el
mundo, que duraría mil años. Des¬ vó. La reserva, ó, si se quiere, la debilidad de¬
cribíanse las delicias de este
paraíso dé un modo sús partidarios, trajo conciliación. Los pen¬
una
por completo material. Se medía el tamaño de samientos más atrevidos
acaban por hacerse-
los facimos de uva y la fuerza que tendrían las aceptar, siempre que sufran largo tiempo sin
espigas bajo este reinado del Mesías. El idea¬ responder á las objeciones de los conservadores!
lismo, que daba á las palabras más sencillas de La rabia contra el imperio romano, la alegría
Jesús una suavidad tan encantadora, estaba por las desgracias que le herían y la esperanza de
perdido en su mayor parte. verle pronto desmembrarse, eran el pensamiento-
En Efeso, Juan aumentaba su más íntimo de todos los creyentes. Se simpatizaba,
prestigio de
día en día. Su supremacía fué reconocida en con la insurrección
judía, y estábase per¬
toda la provincia, salvo en Hierápolis tal vez, suadido de que los romanos no acabarían con ella.
donde habitaba Felipe. Las Iglesias de Smirna, Lejos estaba el tiempo en que Pablo y tal vez
Pérgamo, Thyatires, Sardes, Filadelfia y Laodi- Pedro, predicaban la aceptación de la autori¬
cea, escuchaban con respeto sus advei'tencias, dad romana, atribuyendo á esta autoridad una
EL ANTICRISTO 141
♦especie de carácter divino. Los principios de los hacía creer que lo había visto no era
que se
judíos exaltados sobre la negativa á satisfacer nada comparado con iba á ver.
lo que se
él impuesto, sobre el origen diabólico, sobre todo Otros hechos que ocurrieron en Asia ó en el
poder profano, sobre la idolatría de los actos de Archipiélago, y que no podemos precisar por
la vida civilsegún las formas romanas, se im- falta de datos suficientes, aumentaron aún la
ponían á aquella autoridad. Los principios mo- agitación. Un ardor neroniano, que unía á su
■
derados habían cesado de ser aplicables. Sin ser pasión política, prestigios ele hechicería, se de¬
tan violenta como en el año 64, la persecución claró en voz alta, bien por el impostor de Cythnos,
continuaba sordamente. El Asia era la provin¬ bien por otro Nerón refugiado entre los par¬
ciaen la que la caída de Nerón había impresio¬ tos. Este ardor obligaba aparentemente á las
nado más. La opinión general era que el mons¬ personas pacíficas á reconocer á Nerón; resta¬
truo, curado por un satánico poder, permane¬ blecía sus estatuas, obligaba á honrarlas, y hasta
cía oculto en algún sitio y reaparecería. Fácil es casi puede creerse que se llegó á emitir una mo¬
concebir qué efecto producirían tales rumores neda con el
tipo de Ñero redux. Lo que hay de
en los cristianos. Muchos fieles de
Efeso, comen¬ cierto es los cristianos se imaginaron que
que
zando por su jefe, se habían escapado de la se quería hacerles adorar la estatua de Nerón.
gran carnicería del 64. ¡ Y la horrible bestia, La moneda, tésera ó estampilla con el nombre
amasijo de lujuria, de fatuidad, de vana glo¬ de "la Bestia", "sin la cual no se podía ni ven¬
ria, iba á reaparecer! "La cosa es clara — de¬ der ni comprar", causábales escrúpulos insupe¬
bieron pensar los que aún dudaban de que Ne¬ rables. El oro señalado con la marca del gran
rón fuera el Anticristo. Hele ahí, ahí está
—
jefe de la idolatría les quemaba la mano. Pare¬
ese misterio de iniquidad, ese antípoda de Je¬ ce
que, antes de prestarse á tales actos de apos-
sús, que debe surgir para asesinar, para marti¬ tasía, algunos débiles de Efeso se desterraron
rizar al mundo, antes de la aparición luminosa. y puede suponerse que Juan fué uno de ellos.
Nerón ese 8atán encarnado que acabará de ma¬ Este incidente, -obscuro para nosotros, repre¬
tar álos santos. Algún tiempo más, y el mo¬ senta un papel en pues fué tal
el Apocalipsis,
mento solemne habrá llegado". Los cristianos vez origen. "¡Atención! — dice el profeta.
su
de desertores y vagabundos, se atrevió á embar¬ llegar á reinar solo. Las de los par¬esperanzas
carse para Siria y Egipto, siendo arrojado pol¬ tidarios del falso Nerón de
Cythnos y de los
la tempestad á la isla de Cythnos,. una de tas que cada día creían ver al emperador tan llora¬
Cicladas. Hizo de esta isla el centro de una pro¬ do regresar del otro lado del Eufrates no se
paganda bastante activa, engrosó su banda disimulaban. Entonces (fines de Enero del 69)
uniendo á ella algunos soldados que regresaban fué cuando circuló entre los cristianos de Asia
de Oriente, y realizó sangrientas ejecuciones, un manifiesto simbólico, que se presentaba como
robó á mercaderes, y dió armas á esclavos. La una verdad dictada por el mismo Jesús. ¿Sabía
emoción fué grande, sobre todo en las gentes el autor la muerte de Galba ó la preveía ? Es
del pueblo, abiertas por su credulidad á los ru¬ tanto más difícil decirlo cuanto que uno de los
mores más absurdos. Desde el mes de Diciembre rasgos de los apocalipsis es que el escritor ex¬
del 68, en Asia y Grecia no se habló de otra plota á veces, en provecho de su pretendida pro¬
cosa. La espera y el terror crecían de día en fecía, una noticia reciente, que se figura conoce
día.Aquel nombre, cuya celebridad había lle¬ él solo. Así el publicista que compuso el libro
nado el mundo, agitaba de nuevo las cabezas y de Daniel parece haber oído algo respecto á la
142 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
muerte de Antioehus. Nuestro profeta parece nado de Nerón y la toma de Jerusalén tuvieran
también poseer datos particulares sobre el es¬ su protesta apocalíptica, como más tarde los
tado político de su tiempo. Dudoso es que co¬ rigores de Domiciano, de Adriano, de Séptimo
nociera á Othón, pues se cree que la restaura¬ Severo, de Decio y la invasión de los godos pro¬
ción de Nerón seguirá inmediatamente á la caí¬ vocaron la suya.
da de Galba. Este ultimo parece ya como conde¬ El autor de este escrito raro, que una suerte-
nado p-or él. Se está, por lo tanto, en vísperas más rara aún destinaba á interpretaciones tan
del regreso de la Bestia. La imaginación ardien¬ diversas, lo compuso en el misterio, depositan¬
te del autor abre entonces porción de mi¬
una do en él todo el peso de la
conciencia cristiana,
ras sobre "lo que lia de ocurrir dentro de poco", y luego lo dirigió en forma de epístola á las
y así se desarrollan los capítulos sucesivos de siete principales Iglesias de Asia. Pedía que !a
un libro profético, cuyo objeto es alumbrar la lectura se verificara, según era costumbre tra¬
conciencia de los fieles en la crisis que se atra¬ tándose de epístolas apostólicas, á los fieles re¬
viesa, revelarles el sentido de una situación po¬ unidos. Había tal vez en esto una imitación de-
lítica que turbaba á los más firmes espíritus, y Pablo, quegustaba más de obrar por cartas que
sobre todo tranquilizarla respecto á la suerte de cerca. Tales comunicaciones, en todo caso,
de sus hermanos ya difuntos. Es menester re¬ no eran raras, y siempre era la venida de Jesús
cordar, en efecto, que los crédulos sectarios cu¬ el asunto de ellas. Pretendidas revelaciones-
yos sentimientos tratamos de encontrar estaban acerca de la
proximidad del último día circu¬
á mil leguas de las ideas de la inmortalidad del laban bajo el nombre de los diversos apóstoles,,
alma, que salieron de la filosofía griega. Los de tal modo que Pablo se vió obligado á pre¬
martirios de los últimos años fueron una crisis venir á sus Iglesias contra el abuso que pudie¬
terrible para una sociedad que temblaba sen¬ ra hacerse de su modo de escribir para apoyar
cillamente cuando un santo moría, y se pregun¬ tales engaños. La obra comenzaba por unos pá¬
taba si éste iba á ver el reino de Dios. Se ex¬ rrafos que explicaban su origen y su gran im¬
perimentaba necesidad invencible de re¬
una portancia.
presentarse á los fieles torturados ya felices,
Revelación de
Jesucristo, con la cual Dios-
aunque en una felicidad provisional, en medio
de las calamidades que iban á caer sobre le ha favorecido para mostrar á sus siervos Jo
la tie¬
rra. Oíanse sus gritos de venganza; se com¬ que debe ocurrir pronto, y que Cristo ha trans¬
prendían sus santas impaciencias. Llamábase al mitido por medio de un ángel á su siervo Juanr
día en que Dios se alzase al fin jjara vengar á que se hace, como testigo ocular, garante de la
sus elegidos. palabra de Dios y de la manifestación. que de-
La forma de ella ha hecho Jesucristo.
"apocalipsis" adoptada por el
autor no era nueva en Israel. Ezequiel había "Feliz el que lea, dichosos los que oigan las-
ya inaugurado un cambio considerable en el
esíilo prof ético, y se le puede considerar en cier¬
palabras de esta profecía y la .acepten; ¡por¬
to sentido como el creador del género apocalíp¬ que la hora se acerca!
tico. La ardiente
predicación acompañada á "Juan á las siete Iglesias de Asia. Gracia y
veces de. actos
alegóricos extremadamente sen¬ paz os vengan de parte del que es, era y será
cillos, había sido sustituida, sin duda bajo la y de parte de los siete espíritus que se ven
influencia del arte asirio, por la visión, es decir, ante su trono y de parte de Jesucristo, el tes¬
por un complicado simbolismo en el que la idea tigo fiel, el primer nacido de los muertos, el
abstracta era presentada por medio de seres
príncipe de los reyes de la tierra, que nos ama
quiméricos, concebidos. fuera de toda realidad. y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,
Zacarías continuó caminando por la misma vía.
que nos hizo reyes y sacerdotes de Dios su
La visión se tornó el mareo obligado de toda
padre, de quien sea la gloria y la fuerza por¬
enseñanza profética. Por último, el autor del tados los siglos. Amen.
libro de Daniel, por la extraordinaria boga que
obtuvo, fijó definitivamente las reglas del género. "He ahí que viene sobre las nubes, y todo ojo'
El libro de Henoch, la Asunción de Moisés y le verá, los
que le vieran le contemplarán, y
y
ciertos poemas sibilinos fueron el fruto de su todas las tribus de la tierra se lamentarán al
poder iniciativo. El instinto profético de los se¬ verle." Sí, amén. "Soy el alfa y el omega, dice
mitas, su tendencia á agrupar los hechos, per¬ el Señor Dios, el que es, era y será el Todopode¬
siguiendo cierta filosofía de la historia, y á pre¬ roso".
sentar su pensamiento individual
bajo la forma "Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en
de un absoluto divino, su aptitud para vef las las persecuciones, en la realeza y la firme espe¬
grandes líneas del porvenir, encontraban en ra de Cristo, me encontraba en la isla llamada
este "cuadro fantástico singulares facilidades. A Palmos á de la palabra de
causa Dios y del tes¬
toda situación crítica del pueblo de Israel res¬ timonio de Jesús. Caí en éxtasis un domingo y
pondió en lo sucesivo un apocalipsis. La perse¬ oí tras de mí una gran voz como el sonido de
cución de Antioehus, la ocupación romana y el una trompeta, que decía: "Lo que vas á ver, es¬
reinado profano de Heredes, habían suscitado críbelo en un libro, y envíalo á las siete Igle¬
ardientes visionarios. Era inevitable que el rei¬ sias, á Efeso á Smirna, á Pérgamo, á Thyatires,.
EL ANTICRISTO 143
á Sardes, á Filadelfia, á Laodicea". Y me volví pars magna fui. La sangre le ahoga, inyecta
para buscar á quien me hablaba, y, habiéndome •sus ojos, y le impide ver la Naturaleza. La ima¬
vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio gen de las monstruosidades de Nerón le obse¬
de los candeleros un ser que se asemejaba á un siona como una idea fija. Pero graves obje¬
Hijo del hombre, revestido de una larga túnica ciones hacen aquí la tarea del crítico muy de¬
y ceñida á la altura de la tetilla con un cintu- licada. El gusto del misterio y de lo apócrifo
rón de oro. Su cabeza y sus cabellos resplande- que tenían las primeras generaciones cristianas
. cían como lana blanca, como nieve; sus ojos cubrió de una impenetrable obscuridad todas
eran como la llama ; sus pies como el oricalco en las cuestiones de historia literarias relativas al
una ardiente hoguera; su voz parecía la voz de Nuevo Testamento. Felizmente, el alma estalla
las grandes aguas; á su derecha había siete en estos escritos anónimos ó pseudónimos por
estrellas; de su boca salía una hoja aguda, de acentos que no podrían mentir. La parte de
dos filos, y su aspecto era el del sol en toda su cada cual es, en los movimientos popularas, im¬
fuerza. Y cuando le vi, caí á sus pies como posible de distinguir; el sentimiento de todos
muerto; y él puso su mano derecha sobre mí, es el que constituye el verdadero genio creador.
diciendo: "No temas; soy el primero y el últi¬ ¿Por qué el autor del Apocalipsis, quien quie¬
mo, el que existe; fui muerto, y he aquí que ra que sea, eligió Patmos para lugar de su vi¬
ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo sión? Esto es lo que se hace difícil decir. Pat¬
las llaves de la muerte y del infierno. Escribe, mos ó Patnos es una pequeña isla de cerca de
pues, lo que has visto, lo que es, lo que será. El cuatro leguas de longitud, pero muy estrecha.
sentido del símbolo de las siete estrellas que has En la antigüedad griega estuvo floreciente y
visto en mi mano y de los siete candeleros de muy poblada. En la época romana, conservó
oro es el siguiente: las siete estrellas son los toda la importancia que podía tener dada su
ángeles de las siete Iglesias, y los candeleros pequenez, gracias á su excelente puerto, for¬
estas Iglesias." mado en el centro de la .isla por el istmo que
En las concepciones judías semignósticas y une el macizo roqueño del Norte con el del Sur.
cabalísticas, que dominaban por entonces, cada Patmos era, con arreglo á las costumbres de ca¬
persona y aun cada sér moral, como la muerte, botaje de entonces, la primera ó la última es-
'el dolor, etc., tiene su ángel guardián. Había el I ación para el viajero que iba de Efeso á Roma
ángel de la Persia, el ángel de la Grecia, el án¬ ó de Roma á Efeso. Se equivoca el que la pre¬
gel de las aguas, el ángel del fuego, él ángel del senta como un escollo, como un desierto. Pat¬
abismo. Era, pues, natural que cada Iglesia tu¬ mos fué y acaso vuelva á serlo una de las esta¬
viese también su representante celeste. A esta ciones marítimas más importantes del Archipié¬
especie de genius de cada comunidad dirige el lago, porque se halla en la reunión de muchas
Hijo del hombre una tras otra sus advertencias. líneas. Si el Asia renaciera, Patmos sería para
¿Y quién es ese Juan que se atreve á hacerse ella algo semejante á lo que es Siria para la
intérprete'de los mandatos celestes, que habla Grecia moderna, á lo que en la antigüedad eran
á las Iglesias con tanta autoridad, que se alaba Délos y Reneo entre las Cicladas, una especie
de haber atravesado las mismas persecuciones de depósito de la marina mercante, un punto
que sus lectores? Es él apóstol Juan ó un.ho¬ de correspondencia útil á los viajeros.
mónimo del apóstol Juan, ó alguien que quiso Esto es probablemente lo que valió á esa pe¬
hacerse pasar p*r el apóstol Juan. Admisible es queña isla una elección de la que más adelante
también que el 69,vida del apóstol Juan ó
en resultó para ella tan alta celebridad cristiana,
poco después de muerte, alguien usurpara
su bien' porque el apóstol se retirase á ella, huyen¬
su nombre sin su consentimiento do de
para consejos alguna medida persecutoria de las autori¬
y reprimendas tan íntimas. Entre los homóni¬ dades de Efeso, bien porque, regresando de un
mos del
apóstol, ninguno se hubiera atrevido á viaje á Roma, y en vísperas de volver á ver á
darse tal papel. El Presbíteros Johannes, único sus fieles, preparara, en una de las cabañas
que
que se dice existió entonces, era, según parece, debían adornar el puérto, el manifiesto que de¬
de una generación posterior. Sin negar las du¬ seaba le precediera en Asia; bien porque, to¬
das que aún existen acerca de casi todas las mando una especie de rodeo para dar un certero
cuestiones de autenticidad de los escritos apos¬ golpe, y juzgando que el lugar de la visión no
tólicos, y visto el poco escrúpulo
que se tenía podía ser colocado en el mismo Efeso, eligiera
en atribuir á apóstoles
á santos personajes las
y la isla de Patmos que, por distar del Archipié¬
revelaciones á que quería darse autoridad, mi¬ lago cosa de una jornada, hallábase unida á
ramos como probable que el Apocalipsis sea la metrópoli de Asia por una cuotidiana nave¬
obra "del apóstol Juan, ó al menos que fuese gación; bien porque hubiese guardado el re¬
aceptada por él y dirigida á las Iglesias de Asia cuerdo de la última escala del
viaje lleno de
bajo su patronato. La fuerte impresión de las emociones que hiciera el 64 ó bien, en fin, por¬
matanzas del 64, el sentimiento de loá peligros que un simple accidente marítimo le obligara
que el autor corriera, el horror de Roma, nos á permanecer algunos días en aquel puerto. Las
parecen convenir al apóstol, que, según nuestra navegaciones del Archipiélago están llenas de
hipótesis, había estado en Roma y podía decir, peligros. Las travesías del Océano no pueden
hablando de aquellos trágicos sucesos: Quorum dar ninguna idea de ellas, porque
en nuestros
144 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
mares reinan vientos constantes que ayudan, y de oceánidas, que levantan una brillante vida
aun cuando" son contrarios. Allí, todo son cal¬ de amor, de juventud y de melancolía, en gru¬
inas chichas, ó, cuando se entra en los canales tas de un verde glauco, sobre orillas sin miste¬
■estrechos, vientos obstinados. El marino 110 es de rio, tan pronto graciosas como terribles, lumi¬
ningún modo dueño de sí mismo; se toca donde nosas como sombrías.
Calipso y las sirenas, los
se puede y no donde se quiere. tritones y las nereidas, los encantos peligrosos
Hombrestan ardientes como aquellos áspe¬ del mar, sus caricias á la vez voluptuosas y si¬
ros fanáticos descendientes de los viejos pro¬
y niestras, todas esas finas sensaciones que tienen
fetas de Israel, llevaban su imaginación allí su expresión inimitable en La Odisea, se esca¬
donde se encontraban, y esta imaginación esta- paron al tenebroso visionario. Dos ó tres parti¬
cularidades, tales como la
g r a 11 preocupación del
mar, la imagen de "una
montaña ardiente en me¬
no existía para
ellos. Patmos se asemeja á to¬ una pastoral á la manera de Longo, refiriendo
das las islas del Archipiélago; mar azul, aire los juegos de lindos niños en el umbral del
límpido, cielo de cimas dentadas,
sereno, rocas amor, pero el sombrío entusiasmo cristiano,
••apenas revestidas ligero vello de verdu¬
por un conducido por casualidad á aquellas orillas jó¬
ra. El aspecto es desnudo y estéril; pero las nicas, 110 salió de sus recuerdos bíblicos. La
formas y el color de la roca, el azul vivo del Naturaleza fué él el carro vivo de Eze-
para
mar, surcado por lindas aves blancas, y opues¬ quiel, el monstruoso querubín, el disforme toro
to á los tintes rojizos de las peñas, son algo ad¬ de Níniva, una zoología estrambótica, en la que
mirable. Tras miriadas de islas y de islotes, de la pintura y la estatuaria desatinan. Este de¬
las más variadas formas, que surgen como pirᬠfecto extraño que tiene el ojo de los orientales
mides ó como cascos sobre las olas, y bailan de alterar las imágenes de las cosas, defecto
■eternamente en torno del horizonte, parecen el que hace que todas las representaciones figura¬
mundo fantástico de un cielo de dioses marinos das salidas de sus manos parezcan fantásticas
EL ANTICBISTO 145
y desprovistas de espíritu vital, llegó en él il to). Una especie de liturgia divina sé prosi¬
■colmo. La enfermedad que, llevaba en sus visce¬ gue continuamente. Los cuatro monstruos, ór¬
ras teñíalo todo con sus tristes colores. Vio con ganos de la vida universal (la Naturaleza), no
los ojos de Ezequiel, deil autor del libro de Da¬ duermen nunca y cantan noche y día el celeste
niel; ó mejor dicho, no se vió más que á sí trisagio: "Santo, santo, santo es el Señor Dios
mismo, sus pasiones, sus esperanzas, sus cóle¬ todopoderoso, que era, que es, que será". Los
ras. Una vaga y veinticuatro
seca mitología, ya cabalística ancianos (la humanidad) se unen
y gnóstica, fundada en la transformación de á este canto, prosternándose y poniendo sus co¬
las ideas abstractas en hipóstasis divinas, púso¬ ronas al pie del trono en que reside el Creador.
le fuera de las condiciones plásticas del arte. Cristo ha
no figurado hasta aquí en la corte
Nunca se alejó nadie más
del m e di o circundante;
nunca se renegó más abier¬
tamente del mundo sensible
para substituir las armo¬
nías de la realidad con la
quimera contradictoria d e
una tierra nueva y de un
cielo nuevo.
.CAPITULCr XVI
JE1 Apocalipsis
Después de la dedicato¬
ria á las siete Iglesias, el
curso de lavisión se des¬
arrolla. Una puerta se abre
en el cielo. El profeta pare¬
ce encantado espiritualmen-
te, y, por esta abertura su
mirada penetra hasta e 1
fondo de la corte celestial.
Todo el cielo de la cábala
HAJORELIKVE DEL ARCO DE TITO REPRESENTANDO SU TK.UNFO.
judía revélase á él. Sólo
existe u n
trono, y sobre
este trono, que rodea el arco iris, está sentado celestial. El profeta va á hacernos asistir á la
el mismo Dios, semejante á un rubí colosal de ceremonia de su entronizamiento. A la derecha
brillantes rayos. En derredor del trono hay del que está sentado en el trono se ve un libro,
veinticuatro asientos secundarios, en los cuales en forma de rollo, escrito por ambos lados y
están sentados veinticuatro ancianos, vestidos cerrado con sellos. Es el libro de los secretos di¬
de blanco, y sobre cuyas cabezas se ven coro¬ vinos, la revelación. Nadie, ni en el cielo
gran
nas de oro. Es la humanidad
representada por ni la tierra ha sido digno de abrirlo, ni aun
en
un senado escogido que forma la. corte perma¬ de mirarlo. Juan se pone entonces á llorar; ¡el
nente del Eterno. En
primer término brillan porvenir, el único consuelo del cristiano, no le
•siete lámparas, los siete espíritus de
que son será, pues, revelado! Uno de los ancianos le
Dios (los siete dones de la divina sabiduría). anima. Efectivamente, el que ha de abrir el li¬
En derredor hay cuatro monstruos, formados bro será pronto encontrado, y se adivina sin
con
rasgos tomados de los querubines de Eze¬ gran trabajo que es Jesús. En el centro mismo
quiel y de los serafines de Isaías. Tienen, el de la gran asamblea celestial, al pie del trono,
primero la forma de un león, la de una vaca en medio de los animales y los ancianos, apa¬
el segundo, el tercero la forma de un hombre, rece un cordero degollado. Era la imagen fa¬
y e'l cuarto la de un águila con las alas abier¬ vorita bajo la cual gustaba la imaginación cris¬
tas. Estos cuatro monstruos figuran ya en Dze- tiana de figurarse á Jesús: un cordero muerto,
•quiel atributos de la Divinidad: "sabidu¬
como convertido en víctima pascual, siempre junto á
ría, poder, omniscencia y creación". Tienen Dios. Tiene siete cuernos y siete ojos, símbolos
seis alas y el cuerpo cubierto de ojos. Los án¬ de los siete espíritus de Dios, de los que Jesús
geles, criaturas inferiores á las grandes per¬ recibió la plenitud, y que por él van á espar¬
sonificaciones sobrenaturales de que acaba de cirse en toda la tierra. El cordero se levanta,
hablarse, especie de criados alados, rodean el va derecho al trono' del Eterno, y toma el libro.
trono por miles de miles de minadas de miña¬ Una inmensa emoción llena entonces el cielo;
das. Un eterno trueno sale del trono. En pri¬ los cuatro animales y los veinticuatro ancianos
mer término, se extiende una inmensa caen de rodillas ante el cordero. En las manos
superfi¬
cie azulada semejante á un cristal (el firmamen¬ tienen las cítaras y las copas de oro llenas de
—
incienso (las plegarias de los santos), y cantan Al levantar el cuarto sello, sale un caballo
un cántico nuevo: "Tú eres digno de tomar el amarillo. Su jinete se llama la Muerte; y tie¬
libro y de alzar los sellos; porque fuiste dego¬ ne él poder de matar á la cuarta parte de los
llado y con tu sangre ganaste á Dios un ejér¬ humanos por el hierro, por el hambre, por la
cito de elegidos de toda tribu, de toda lengua, peste, por las fieras.
de todo raza, y has hecho de
pueblo, de toda Tales son las calamidades, que anuncian la
ellos reino de sacerdotes, y reinarán en la
un cercana venida del Mesías; La justicia quiere
tierra". Las miñadas de ángeles se unen á este que la cólera divina se inflamara contra la tie¬
cántico, y conceden al cordero las siete gran¬ rra. En efecto, al levantar el quinto sello, el
des prerrogativas (poder, riqueza, sabiduría, profeta es testigo de un conmovedor espectácu¬
fuerza, honor, gloria y bendición). Todas las lo. Reconoce bajo el altar las almas de los que
criaturas que están en el cielo, sobre la tierra fueron degollados por su fe y por el testimo¬
y bajo la tierra, en el mar, se asocian á la ce¬ nio que dieran de Cristo (seguramente las víc¬
remonia celeste, y exclaman: "Del que está timas del 64). Estas santas almas gritan á Dios
sentado en el trono y el cordero sean la bendi¬ y le dicen: "¿Hasta cuándo, Señor, tú el San¬
ción, el honor y la gloria, y la fuerza, en todos to, el verídico, estarás sin hacer justicia y sin
los siglos de los siglos". Los cuatro animales, reclamar nuestra sangre á los que viven en la
representantes de la Naturaleza, dicen amén con tierra?" Pero los tiempos aún 110 han llegado..
su voz profunda; los más ancianos caen y adoran. El número de mártires que traerá el desborda¬
He aquí á Jesús introducido en el más alto miento de la cólera divina no está cumplido
grado de la jerarquía celeste. No solamente los aún. A cada una de las víctimas que están ba¬
ángeles, sino también los veinticuatro ancia¬ jo el altar, se le da un hábito blanco, prenda
nos
y los cuatro animales, que son superiores de la justificación y del triunfo futuros, y se les
á los ángeles, se han prosternado ante él. Y él dice que esperen un poco, hasta que sus ser¬
sube los escalones del trono de Dios y toma el vidores y hermanos, que deben ser muertos
libro colocado á derecha de Dios, que nadie como ellos, hayan dado á su vez e'l testimonio-.
puede ni aun mirar. Ya á alzar los cuatro se¬ Después de este intermedio, volvemos, no al
llos del libro. El drama comienza. período de las calamidades precursoras, sino
El principio es brillante. Según una concep¬ á la mitad de los fenómenos del último juicio.
ción histórica de las más justas, el autor colo¬ Al levantar el sexto sello, ocurre un gran tem¬
ca el
origen de la agitación mesiánica en el blor del Universo. El cielo se torna negro como
momento en que Roma extiende su imperio á 1111 de crin, la luna toma un color de san¬
saco
la Judea. Al levantar el primer sello, sale un gre, las estrellas caen del cielo sobre la tierra,
caballo blanco. El jinete que lo monta tiene en como los frutos de una higuera agitada por el
la mano una ballesta; ciñe su cabeza una coro¬ viento; el cielo se retifa como un libro que se
na; triunfa en todas partes. Es el imperio ro¬ enrolla; las montañas y las islas son arroja¬
mano, al cual,"hasta la época del profeta, nada das fuera de su sitio. Los reyes y los grandes
había podido resistir. Pero este prólogo triun¬ de la tierra, los tribunos militares, los ricos y
fal es de corta duración. Las señales de la apa¬ los fuertes, los esclavos y los hombres libres
rición brillante del Mesías serán calamidades se ocultan en las cavernas
y entre las rocas,
inusitadas, ylas más horribles imágenes
por diciendo á las montañas: "Caed sobre nosotros,
continúa la tragedia celeste. Estamos en el y salvadnos de la mirada del que está sentado'
principio de lo -que se llamaba "el período de en el trono y de la cólera del Cordero".
los dolores del Mesías". Cada sello que se alza La gran ejecución va, pues, á cumplirse. Los:
en lo sucesivo trae sobre- la humanidad una cuatro ángeles de los vientos se colocan en los
horrible desgracia. Al levantar el segundo se¬ cuatro ángulos de la tierra. No tienen más que
llo sale un caballo rojo. El que lo monta pue¬ soltar la brida de los elementos que
les están
de arrancar la paz de la tierra y hacer que los confiados para que éstos, su fu¬
obedeciendo á
hombres se degüellen unos á otros. Se le pone ria natural, trastornen el mundo. Todo'pódel¬
en la mano una gran espacia. Es la Guerra. es dado á estos cuatro ejecutores. Están en su
Desde la rebelión de Judea y, sobre todo, des¬ puesto; pero la idea fundamental del poema
de el alzamiento de Vindex, el mundo 110 era, es mostrar el gran juicio siempre aplazado,
en
en efecto, más
que una carnicería, y el hom¬ el momento en que parecía iba á cumplirse. Un
bre pacífico no sabía dónde refugiarse. el sello "de
ángel, llevando en la mano Dios,
Cuando se levanta el tercer sello aparece un elévase en Oriente. Grita á los cuatro ángeles
caballo negro; su jinete sostiene una balanza. de los vientos destructores que retengan por al¬
De en medio de los cuatro
animales, la voz que gún tiempo aún las fuerzas de que disponen;
marca en el cielo el
precio de los géneros para hasta que los elegidos que viven hoy, hayan
los pobres mortales, dice al jinete: "La ración sido marcados en la frente con la estampilla
de trigo, un sueldo; tres raciones de cebada, que, como ocurrió con la sangre del cordero
un sueldo; el aceite y el vino no se cobra". Es pascual en Egipto, les preservará de las ca¬
el Hambre. Sin hablar de la gran escasez que lamidades. El ángel imprime entonces el divi¬
hubo bajo Claudio, la carestía en el año 68 fué no sello sobre ciento cuarenta y cuatro mil per¬
extremada. sonas, pertenecientes á las doce tribus de Is-
EL ANTICRISTO 147
rael. Esto no quiere decir, que esos ciento cua¬ que le conmueven, le desgarran, le consumen,
renta y cuatro mil elegidos sean únicamente sin que él sepa de dónde vienen los golpes.
judíos. Israel es aquí, de seguro, un verdadero Los siete ángeles se preparan.
Israel espiritual, el "Israel de Dios", como di¬ Al sonar la trompeta del primero, una gra¬
ce San Pablo, la familia elegida abrazando á nizada de fuego y sangre cae sobre la tierra.
todos los que parecen unidos á la raza de Abra- La tercera parte de ésta es abrasada; la ter¬
ham, por la fe en Jesús y por la práctica de cera parte de los árboles son abrasados; toda
los ritos especiales. Pero hay allí una catego¬ la hierba verde es abrasada. En el 63, 68 y 69,
ría defieles, que se ve ya introducida en la se vivió en efecto,
asustado por tormen¬
muy
morada de la paz. Son los que sufrieron la tas, en las que se veía algo
de sobrenatural.
muerte por Jesús. El profeta les ve bajo la Al sonar segundo ángel, una
la trompeta clel
figura de una multitud innumerable de hom¬ gran montaña incandescente es lanzada al
bres de toda raza, de toda tribu, de todo pue¬ mar. La tercera parte de éste se convierte en
blo, de toda lengua, permaneciendo delante del sangre; la tercera parte de los peces mueren,
trono y ante el cordero, vestidos de blanco, con y la tercera parte, de las naves son destruidas.
palmas en la mano, y cantando á la gloria Hay aquí una alusión á los aspectos de la isla
dé Dios y á la del cordero. Uno de los ancia¬ de Thera, que el profeta podía casi distinguir
nos le explica lo que es esta el horizonte de Patmos, y que parece un
muchedumbre. Son en
gentes que vienen de una gran persecución, y volcán inundado. Una isla nueva apareció en
han lavado su ropa en la sangre clel cordero. mitad de su cráter en el año 46 ó 47. En los
He ahí por qué están ante el trono cíe Dios, momentos ele actividad, en los alrededores de
y le adoran noche y día en su templo, y el que Thera, sobre la superficie del mar, vislúmbran-
está sentado en el trono habitará sobre ellos se llamas.
siempre. Ya no tendrán hambre, no tendrán Alsonar la trompeta del tercer ángel, una
sed, no les hará sufrir el calor. El cordero les gran estrella de fuego cae del cielo, alcanzan¬
hará pasar y los conducirá á las fuentes de la do á la tercera parte de los ríos y de las fuen¬
vida, y el mismo Dios enjugará toda lágrima tes. -Su nombre es "Ajenjo". La tercera parte
en sus ojos". de las aguas conviértense en ajenjo (es decir,
Alzase el séptimo sello. Se espera el gran que se tornan amargas y envenenadas), y mu¬
espectáculQ de la consumación de los tiempos. chos hombres mueren por beberías. Motivos
Pero, en el poema como en la realidad, esta ca¬ hay para suponer aquí una alusión á cierto
tástrofe huye siempre. Se cree haber llegado bólido, cuya caída fué relacionada con una in¬
á ella, pero no es así. En lugar del desenlace, fección que pudo producirse en cualquier de¬
que debiera ser el alzamiento del séptimo sello, pósito de agua y alterar su calidad. Es menes¬
se hace en el cielo un silencio de una media ter recordar que nuéstro profeta ve la natura¬
hora, que indica que el primer acto del mis¬ leza al través de los relatos sencillos de las
terio ha terminado y que otro va á comenzar. conversaciones populares del Asia, el país más
Después del silencio sacramental, los siete crédulo del mundo. Flegón de Trales, medio
arcángeles que están ante el trono de Dios, y siglo después, debía pasar la vida compilando
de los que no se ha hablado hasta aquí, entran tonterías de este género. En cada una de sus
en escena. Se les dan siete trompetas, cada páginas, Tácito se ve preocupado por ellas.
una de las cuales va á servir de señal á un pro¬ Al sonar la trompeta del cuarto ángel, la ter¬
nóstico. La imaginación sombría de Juan no cera parte del sol y la tercera parte de la luna
estaba satisfecha. Esta vez, su cólera contra el y la tercera parte de las estrellas son extintas,
mundo va á pedir nuevos cástigos. Fenómenos de tal modo que la tercera parte de la luz del
naturales acaecidos hacia el año 68, y de los que mundo se ve obscurecida. Puede esto referirse,
se preocupaba la opinión popular, ofrecían apa¬ bien á los eclipses que asustaron aquellos años,
rentes justificaciones para tales inventos. bien á la espantosa tormenta del 10 de Ene¬
Sin embargo, antes de comenzar el juego de ro del 69.
las trompetas, ocurre una e'scena muda de gran Estas calamidades no son nada todavía. Un
efecto. Un ángel hacia el altar de oro
avanza águila volando en el cénit exhala tres gritos de
que está enfrente del trono, llevando en la desgracia y anuncia á los hombres calamidades-
mano un incensario de oro. Masas de incienso inusitadas por los tres trompetazos restantes.
son derramadas sobre las ascuas del altar, y se Al quinta trompeta, una estrella, es
sonar la
elevan en humo ante el Eterno. El ángel llena decir, un ángel, cae del cielo. Se le da la llave
entonces su incensario con ascuas del altar y del pozo del abismo (del infierno), y el ángel
las arroja al suelo. Al llegar á la super-ficie abre este pozo. Sale liumo de él como de una
del globo, estas ascuas producen truenos y re¬ hoguera; el sol y el cielo quedan ensombreci¬
lámpagos, voces,-sacudidas. El incienso, el au¬ dos. De este humo se forman saltamontes, que
tor mismo nos lo dice, son las plegarias de los cubren la tierra como escuadrones de caballe¬
santos. Los suspiros de estas piadosas perso¬ ría. Estos saltamontes, conducidos por su rey,
nas se elevan en silencio ante Dios, y claman¬ el ángel del abismo, que se llama en hebreo
do la destrucción del imperio romano, tórnan- Abaddón y en griego Apollyón, atormenta á
se carbones encendidos para el mundo profano, los hombres durante cinco meses (todo un es-
148 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
tío). Probable es que la plaga de saltamontes rá el misterio de Dios, anunciado por los pro¬
tuviera aquella época intensidad. en alguna
en fetas.
provincia. En todo caso, la imitación de las El drama aiDocalÍ2)tico va, desioués de esto,
plagas de Egipto es aquí evidente. El pozo del á acabarse, pero para prolongar su libro, el
abismo es tal vez la Sulfatara de Puzoli (lo autor se atribuye una nueva misión profética.
que se llamaba el Forum de Yulcarío) ó el an¬ Repitiendo un enérgico símbolo, empleado por
tiguo cráter de la Somma, concebidos como vo¬ Ezequiel, Juan se hace presentar un libro fa¬
mitorios del infierno. Dijimos ya que las crisis' tídico pogel ángel gigantesco, y le devora. Una
de los alrededores de Nápules era entonces muy voz le dice: "Es menester que profetices aún
violenta. El autor del Apocalipsis, al cual es¬ sobre muchas razas, pueblos, y reyes". lenguas
tá permitido atribuir un viaje á Roma, y á El marco de la visión, que iba á ser cerrado }ior
Puzoli poi consiguiente, podía haber sido tes¬ la séptima trompeta, se ensancha así, y el au¬
tigo de tales fenómenos/Une las nubes de sal¬ tor se procura una segunda parte, en la que
tamontes á exhalaciones volcánicas porque, va á fijar sus
miras sobre los destinos de los
siendo obscuro el origen de estas nubes, el pue¬ reyes y de los pueblos de su tiempo. Efectiva¬
blo se encontraba obligado á ver en ellas un mente, las seis primeras trompetas, como los
fruto infernal. Después de una fuerte lluvia, alzamientos de los. seis primeros sellos, se re¬
los charcos que se forman en las partes ca¬ fieren á hechos que habían pasado ya cuando
lientes dan lugar á nacimientos extremadamen¬ el autor escribía. Lo que sigue, por el contra¬
te rápidos y abundantes de saltamontes y ra¬ rio, se relaciona en su mayor parte con.el por¬
nas. Que estas generaciones al parecer espon¬ venir.
táneas fuésen consideradas por la generalidad En Jerusalén se posan primeramente las mi¬
como emanaciones de la propia boca infernal, radas del profeta. Por un simbolismo bastante
era cosa tanto más lógica cuanto que las erup¬
claro, da á entender que la ciudad será entre¬
ciones, teniendo ordinariamente por consecuen¬ gada á los gentiles. No era necesario un gran
cia grandes lluvias, que cubren de lagunas el esfuerzo profético para ver esfo e'l año 69. El
país, debían parecer la causa inmediata de pórtico y el .patio del templo serán hollados pía¬
las nubes de insectos que salían de estas la¬ los ¡Res de los profanos; pero la imaginación
gunas. de un judío tan ferviente no podía concebir el
El sonido de la sexta trompeta trae otra ca¬ templo destruido, siendo el temiólo el único
lamidad. La
invasión de los partos; que todo lugar de la tierra en' que Dios jmede recibir un
el mundo creía inminente. luía voz sale de los culto (culto del que el del cielo 110 es otra cosa
cuatro cuernos del altar que está ante Dios, y que la reproducción). Juan no puede imagi¬
manda desligarse á cuatro ángeles que están nar la tierra sin el templo. El templo será,
encadénados á orillas del Eufrates. Los cuatro pues, conservado, y los fieles marcados en la
ángeles (tal vez los asirios, los babilónicos, los frente con la señal de Jehovah podrán conti¬
medos y los persas), que estaban preparados nuar adorándole en él. El templo será también
para la hora, el día, el mes y el año, se ponen á como un espacio sagrado, residencia espiritual
la cabeza de una imponente caballería de dos¬ de la Iglesia entera. Esto durará cuarenta y
cientos millones de hombres. La descripción de dos meses, es decir, tres años y medio (media
los caballos y de los jinetes es fantástica. Los schemitta ó semana del año). Esta cifra mís¬
caballos que matan .con la cola son probablemen¬ tica, tomada del libro de Daniel, se repetirá
te una alusión á la caballería parta, que dispara¬ muchas veces. Es el espacio de tiempo que aún
ba flechas al huir. Lna tercera parte de la hu¬ vivirá el mundo.
manidad está exterminada. Sin embargo, los Mientras tanto Jerusalén será el teatro de
que sobreviven no hacen penitencia. Continúan una gran batalla religiosa, análoga á las lu¬
.adorando á demonios, ídolos de oro, de plata, chas que llenaron en todo tiempo su historia.
que no pueden ver. ni oir, ni andar. Se obsti¬ Dios dará una misión testigos",
á "sus dos
nan en sus homicidios, sus maleficios, sus for¬ que profetizarán durante mil doscientos sesen¬
nicaciones y sus robos. ta días (es decir, tres años y medio), revesti¬
Espérase oir sonar la séptima trompeta; pe¬ dos de, sacos. Estos dos profetas son compara¬
ro aquí, como en el acto del alzamiento de los dos á dos olivos y á dos candeleras en pie ante
sellos, el profeta parece vacilar, ó mejor dicho el Señor. Tendrán los ¡moderes de 1111 Moisés y
componérselas de modo que suspende la aten¬ de un Elias; podrán cerrar el cielo é impedir
ción, y se detiene en el momento solemne. El la lluvia, convertir el agua en sangre y enviar
secreto terrible no puede aún ser confiado por sobre la' tierra la ¡Raga que gusten. Si alguno
entero. Un ángel gigantesco, ceñida la cabeza trata de hacerles daño, un fuego saldrá de su
l^or el arco iris, con 1111 pie en la tierra y otro boca que devorará á sus enemigos. Cuando ha¬
en el mar, y cuyos siete truenos repiten la
voz, yan acabado de dar testimonio, la bestia que
sn
dice palabras misteriosas, qué un mandato ce¬ sale del abismo (el poder romano, ó, mejor di¬
leste impide á Juan escribir. El ángel gigan¬ cho, Nerón, reapareciendo como Anticristo),
tesco eleva entonces la mano hacia los cielos y los matará. Sus cuerpos permanecerán tres
jura el Eterno que no habrá más prórroga
|ior días y medio sin sepultura en las ¡Razas de la
y que al sonar la sé|Rima trompeta se cumpli¬ gran ciudad que se llama simbólicamente "So-
EL ANTICRISTO Í49
doma" y "Egipto", y en la que su maestro fué de su obra, reservarse los medios de continuar¬
crucificado. Los mundanos estarán contentos, se la, cuando parecía acabada. Efectivamente, el
felicitarán, porque aquellos dos profetas se les libro no está sino en su mitad; una nueva serie
habían hecho insoportables por sus predicacio¬ de visiones va á desarrollarse ante nosotros.
nes austeras y sus terribles milagros. Pero, al La primera es una de las más bellas. En me¬
cabo de tres días y medio, he aquí que él espí¬ dio del cielo aparece una mujer (la Iglesia de
ritu vital vuelve á los dos santos. Eneuéntran- Israel), vestida de sol, con una luna á sus pies
se de nuevo sobre sus pies, y un gran terror se y en torno de su cabeza una corona de doce es¬
apodera de todos los que les ven. Pronto, én trellas (las doce tribus de Israel). Grita, cual
presencia de sus enemigos, elévanse á las nu¬ si estuviera en los dolores del parto, henchida
bes. Un horrible temblor de tierra ocurre en del ideal mesiánico. Ante ella se vergue un enor¬
este instante. La décima parte de la ciudad me dragón rojo, de'siete cabezas coronadas, de
queda destruida; siete mil hombres dejan de diez cuernos, y cuya cola, barriendo el cielo,
existir y los demás, asustados, se convierten. arrastra la tercera parte de las estrellas y las
Muchas veces hemos encontrado ya la idea arroja á tierra. Es Satán bajo la más podero¬
de que la hora solemne será precedida por la sa de sus encarnaciones, el imperio romano. El
aparición de dos testigos, que ordinariamente rojo representa la púrpura imperial; las siete,
se conciben como siendo Henoch y Elias en per¬ cabezas coronadas son los siete Césares qué
sona. Estos dos amigos de Dios pasan, en efec¬ reinaron hasta el momento én que escribe el au¬
to, por no haber fallecido. El primero había tor; los diez cuernos son los diez procónsules
predicho el diluvio á sus contemporáneos, que que gobiernan las provincias. El dragón acecha
no quisieron oirle; era el modelo de un judío el nacimiento para devorar á la criatura. La
predicador de la penitencia entre los paganos. mujer da á luz un niño destinado "á gobernar
Los testigos toman á veces el parecido de< Moi¬ las naciones con un vergajo de hierro", rasgo
sés, cuya muerte fué paralelamente incierta, y característico del Mesías. El niño (Jesús), es
de Jeremías. Nuestro autor parece además con¬ elevado al cielo por Dios, Dios le coloca á su
cebir los dos testigos como dos personajes im¬ lado en su trono. La mujer huye al desierto, en
portantes de la Iglesia de Jerusalén, dos após¬ el que Dios le ha preparado un retiro para mil
toles de gran santidad, que morirán, resucita¬ doscientos sesenta días. Hay aquí una alusión
rán y subirán al cielo como Elias y Jesús. No evidente, ó bien á la huida de la Iglesia de Je¬
es imposible que la visión tenga en su primera rusalén y á la paz de. que debe gozar tras los
parte 1111 valor retrospectivo y se refiera al ase¬ muros ,de Pella durante los tres años y medio
sinato de los dos Santiagos, sobre todo á la que restan hasta el fin del mundo, ó bien al asi¬
muerte de Santiago, hermano del Señor, que lo que encontraron los cristianos judiantes y al¬
muchos consideraron en Jerusalén como una gunos apóstoles en la provincia de Asia. La
desgracia pública, acontecimiento fatal y un
un imagen de este "desierto" conviene más á la
aviso. Probable es también que uno de esos pre¬ primera explicación que á la segunda. Pella,,
dicadores de la penitencia sea Juan Bautista y más allá del Jordán, era un país apacible, veci¬
Jesús £p otro. En cuanto á la persuasión de que no á los desiertos de Arabia, y al que el ruido'
el fin no tendrá lugar sino cuando los judíos es¬ de la guerra 110 llegaba casi.
tén convertidos, era general entre los cristia¬ Entonces ocurre un gran combate en el cie¬
nos. En San Pablo la vimos igualmente. lo. Plasta entonces Satán, el katigor, el crítico
Cuando lo restante de Israel llegue á la fe malévolo de la creación, sólo entraba de vez en
verdadera, al mundo no le resta sino acabar. El cuando en la
divina. Aprovechaba estas,
corte
séptimo ángel "se lleva la trompeta á la boca. ocasiones (según una vieja costumbre que no.
Al sonar, grandes voces exclaman: "Pie aquí había perdido desde los tiempos del patriarca
venicla la. hora, en que nuestro Señor con Su Job), para hacer daño á los hombres piadosos,
Cristo va á reinar en el mundo por toda la eter¬ sobre todo á los cristianos, y atraer sobre ellos
nidad". Los veinticuatro ancianos caen con la horribles desgracias. Las persecuciones de Ro-.
cara contra el suelo y adoran. Dan las gracias ma y de Efeso fueron obra suya. Pero en la ac¬
á Dios por haber inaugurado su realeza, 110 obs¬ tualidad va á perder este privilegio. El arcán¬
tante la impotente rabia de los gentiles, y pro¬ gel Miguel (el ángel guardián de Israel), con
claman la hora .de recompensa para los santos sus ángeles, le declara la guerra. Satán es ven¬
y de exterminio para los que corrompen la tie¬ cido, arrojado del cielo, caído á la tierra, y con
rra. Entonces se abren las puertas del templo él todos sus agentes. Un cántico triunfal estalla
celeste y se distingue en el fondo de él el arca cuando los seres celestes ven precipitado al ca¬
de la ' nueva alianza. Esta escena es acompa¬ lumniador, al detractor de todo bien, que día y
ñada de temblores, de truenos y de relám¬ noche 110 cesaba de acusar y denigrar á sus
pagos. hermanos de la tierra. La Iglesia del cielo, y la
Podo está consumado; los fieles han recibido del mundo fraternizan con motivo de la derro¬
la gran revelación que debe consolarlos. El jui¬ ta de Satán. Esta derrota es debida á la sangre
cio estápróximo. Ocurrirá dentro de medio año del Cordero y también al valor de los mártires
sagrado, equivalente á tres años y medio. Pero que llevan su sacrificio hasta morir. Pero ¡in¬
vimos ya al autor, poco cuidadoso de la unidad feliz del mundo profano! El dragón está en su
150 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
la protección de arriba ampara á la mujer, y del mar es, pues, el imperio romano que, para
se le dan las dos alas del gran águila, con las las gentes de Palestina, parecía venir de más
cuales vuela al lugar que le ha sido asignado, al allá de los mares. Este imperio no es más que
desierto, es decir, á Pella. Allí es mantenida tres una forma de Satán (del dragón), ó mejor di¬
años y medio, lejos de la .vista del dragón. El cho, es el propio Satán con todos sus atributos.
furor de éste llega al colmo. Vomita" hacia la Recibe su poder de Satán, y emplea todo su
mujer un río, para llevársela y ahogarla; pero poder en hacer adorar á Satán, es decir, en
la tierra viene en ayuda de la mujer, se entre¬ mantener la idolatría, que, en el pensamiento
abre y se traga al río (alusión á alguna circuns¬ del autor, no es otra cosa que la adoración de
tancia de la huida á Pella que nos es descono¬ los demonios. Los diez cuernos coronados son
golpe mortal; pero la herida está curada. La rebelión judía), y los vencerá; pero sólo durará
tierra entera presa de admiración marcha tras tres años. y medio. En cuanto á la cabeza he¬
de este poderoso animal, y todos los hombres rida de muerte, pero cuya herida fué curada,
se ponen á adorar al dragón, porque ha dado es Nerón, recientemente destronado, salvado
el poder á la Bestia. Adoran también á la Bes¬ milagrosamente de la muerte, y á quien se creía
tia, diciendo: "¡Quién es semejante á la Bestia refugiado en el país de los partos. La adora¬
y quién puede combatir con ella!" Y le es dada ción de la Bestia es el culto de "Roma y de
una boca que profiere discursos llenos de orgu¬ Augusto", tan esparcido en toda la provincia
llo y de blasfemia, y la duración de su poderío de Asia y que era la base de la religión del país.
es fijada en cuarenta y dos meses (tres años y El símbolo que sigue está lejos de ser tan
medio). Entonces la Bestia se pone á vomitar transparente para nosotros. Otra bestia sale de
blasfemias contra Dios, contra su nombre, con¬ la tierra; tiene dos cuerpos semejantes á los de
tra su tabernáculo y contra los que habitan en un carnero, pero habla como el dragón (Satán).
el cielo. Y le es dado hacer la guerra á los san¬ Ejerce todo el poder de la primera bestia en su
tos y vencerlos, y le es concedido gran poder presencia y á su vista. Desempeña respecto á
sobre toda la tribu, todo pueblo, toda lengua, ella el papel de delegado, y emplea toda su au¬
toda raza. Y todos los hombres la adoran, excep¬ toridad en hacer que los habitantes de la tierra
to cuyo nombre está escrito desde los
aquellos adoren á la primera bestia, "á aquella cuya he¬
comienzos del mundo en el libro de la vida del rida mortal fué curada". Esta segunda bestia
Cordero que fué degollado. "¡Que el que tenga opera grandes milagros. Llega hasta hacer des¬
oídos oiga! El que hace cautivos será á su vez cender el fuego del cielo sobre la tiei'ra en
cautivo; el que hiera con la espada, con la es¬ presencia de numerosos espectadores; seduce
pada será herido. Aquí está el secreto de la pa¬ al mundo por los prodigios que realiza en nom¬
ciencia y de la fe de los santos". bre y por el servicio de la primera bestia (de
Este símbolo está muy claro. Ya en el poe¬ la bestia, añade el autor, que recibió una es¬
ma sibilino compuesto
en el siglo II (antes de tocada y vive no obstante). Y le fué dado (á
Jesucristo), el poder romano es calificado de la segunda bestia) introducir el hálito de vida
poder "de las numerosas cabezas". Las alego¬ en la imagen de la primera
bestia, de tal modo
rías sacadas de las bestias policéfalas estaba que esta imagen habló. Y pudo hacer que todos
entonces muy á la moda. El principio funda- los que se negaban á adorar á la primera bes¬
mantal de la interpretación de estos emblemas, tia fuesen muertos. Y estableció como ley que
era considerar cada cabeza todos, pequeños
como representante y grandes, ricos y pobres, li-
EL ANTICRISTO 151
bres y esclavos, llevaran una señal en su mano El procónsul de Asia entonces, Fonteius
derecha ó en su frente. Y estableció además Agrippa, era un funcionario serio, y no pode¬
que nadie podría comprar ni vender si 110 lle¬ mos pensar en él para salir del paso. Un sumo
vaba la señal de la Bestia, ya su nombre con sacerdote de Asia, celoso del culto de Roma y
todas las letras, ya el número de su nombre, es de Augusto, y haciendo uso para humillar á los
decir, el número que hicieran las letras de su cristianos y los judíos de Ta delegación del
-
nombre adicionadas como cifras. "¡Aquí está poder civil que le había sido hecha, responde¬
la sabiduría'! — exclama él autor. — Que el ría á algunas de las exigencias de este proble¬
que tenga inteligencia calcule el número de la ma. Pero los párrafos que presentan á la se¬
Bestia; es el número de un hombre. Este nú¬ gunda bestia como un seductor y un taumatur¬
mero es 666". go no convienen á tal personaje. Estos párra¬
Efectivamente, si se adicionan las letras del fos hacen pensar en un falso profeta, en un en¬
nombre de Nerón transcrito en hebreo, según cantador, principalmente en Simón el Mago,
su valor numérico, se obtiene el número 666. imitador de Cristo, convertido' por la leyenda
Nerón Késar era realmente el nombre con que en el catequizador, el parásito y el prestidigi¬
los cristianos de Asia designaban al monstruo. tador de Nerón, ó tal vez en Babilonius de Efe-
Esta clase de cálculos eran familiares á los ju¬ so, ó en el Anticristo de que habla obscuramen¬
díos, y constituían un juego cabalístico que te Pablo en la segunda epístola á los tesalóni-
llamaban gliematria. Los griegos de Asia no cos. Es probable que el personaje en quien
eran extraños á él. En el siglo II, los gnósticos
pensó el autor del Apocalipsis sea algún impos¬
enloquecían por esto. tor de Efeso, partidario de Nerón, y tal vez
Así, el emperador representado por la cabe¬ un agente del falso Nerón ó el falso Nerón mis¬
za herida ele muerte, pero no muerta (el autor mo. El mismo personaje, en efecto, es más lejos
mismo nos lo dice), es Nerón, Nerón que, se¬ llamado "el Falso Profeta", en el sentido de ser
gún una opinión popular muy esparcida en el predicador de un falso Dios, que es Nerón.
Asia, vivía aún. Esto está fuera de duda. Pero Se hace necesario tener en cuenta la importan¬
¿quién es la segunda bestia, ese agente de Ne¬ cia que en aquella época gozaban los magos,
rón, que tiene los modales de un judío piadoso los caldeos, los "matemáticos", pestes de que
y el lenguaje de Satán, que es el alter ego de Ne¬ era Efeso el hogar principal. Recuérdese asi¬
rón, trabaja en provecho de éste, opera mila¬ mismo que Nerón soñó un instante con "el
gros y llega hasta hacer hablar una estatua reino de Jerusalén", que tomó mucha parte en
de Nerón, persigue á los judíos fieles, que no el movimiento astrológico de su tiempo, y fué
quieren rendir á Nerón lós mismos homenajes casi el único de los emperadores á quien se ado¬
que los paganos, ni llevar la señal de afiliación ró en vida, lo que era la señal del Anticristo.
á su partido, les hace la vida imposible y les Durante su viaje á Grecia, principalmente, la
prohibe los actos más esenciales, vender y com¬ adulación de la Acaya y del Asia sobrepujó á
prar? Ciertas particularidades podrían apli¬ cuanto era posible imaginar. No se olvide, por
carse á un funcionario judío, como Tiberio Ale¬
último, la gravedad que tuvo en Asia y en las
jandro, adicto á los romanos y tenido por sus islas del archipiélago la aparición del falso Ne¬
compatriotas por apóstata. El sólo hecho de rón. La circunstancia de salir la segunda bestia
pagar el impuesto al imperio, podía ser llama¬ de la tierra, del mar, como la otra, prueba
y no
do "una adoración de la Bestia". El tributo á que el incidente de que se trata se suponía en
los ojos de los judíos tenía un carácter ele Asia ó en Judea, no en Roma. Todo lo cual
ofrenda religiosa, é implicaba un culto para con no basta para disolver las obscuridades de esta
de Nerón, moneda tenida por los judíos rebel¬ En medio de las oleadas de cólera del profe¬
des por execrable, á causa de las imágenes y de ta, aparece ahora un islote de verdura. En lo
las inscripciones blasfemas que las adornan, más recio de las luchas de los últimos días, ten¬
de tal modo que, en cuanto se vieron libres en dremos un refresco: la Iglesia, la pequeña fa¬
Jerusalén, apresuráronse á substituirla por una milia de Jesús. El profeta ve, reposando en el
moneda ortodoxa. El partidario de los monte
romanos Sión, los ciento cuarenta mil rescatados
de que se trata, manteniendo el dinero con la de la tierra entera, con el nombre de Dios es¬
efigie de Nerón como obligado en las transac¬ crito en la frente. El Cordero descansa apaci¬
ciones, pudo parecer que había hecho una enor¬ ble en medio de ellos. Celestiales acordes de
midad. La moneda con la efigie de Nerón debía harpas descienden sobre la asamblea. Los mú¬
circular, y los que, por escrúpulo religioso se sicos entonan un cántico nuevo, que ningún otro
negaban á tocarla, eran considerados cómo fue¬ que los ciento cuarenta mil puede repetir. L«i
ra de la l«3r. castidad es la señal de estos bienaventurados; t®-
1,52 NOVÍSIMA HISTORIA UNIVERSAL
dos están vírgenes, sin mancha; su boca jamás á los vencedores de la Bestia, es decir, á los que
profirió Ja mentira; así es que siguen al Corde¬ se á adorar su imagen y la cifra de si?
negaran
ro allí á donde éste va,
como primicias de la nombre, teniendo en sus manos las harpas de*
tierra y núcleo del mundo futuro. Dios, entonando el cántico de Moisés después"
Después de esta rápida escapada á un asilo del paso del Mar Rojo y el Cántico del' Cor¬
de paz y de inocencia, el autor vuelve á sus vi¬ dero. La puerta del celeste tabernáculo se abre,
siones terribles. Tres ángeles atraviesan veloz¬ y se ven salir los siete ángeles, vestidos de lino ,
mente el cielo. Uno proclama á la faz de todas y ceñido el pecho por einturones de oro. Uno
las naciones la doctrina nueva, anunciando el dedos cuatro animales les da siete copas de oro,,
día del juicio. El segundo ángel celebra de an¬ llenas hasta los bordes de la cólera del Señor,
temano la destrucción de Roma. El tercero pro¬ El templo llena entonces del humo de la ma¬
se
hibe se adore á la Bestia ó su imagen, hecha jestad divina, y nadie puede entrar en él hasta
por e'1 Falso Profeta. Para tranquilizar á los el fin del día de las siete#copas.
fieles respectoá la suerte de los hermanos que El primer ángel vierte el contenido de la suya
morían á diario, una voz dice- al profeta que en el suelo, y una úlcera perniciosa hiere á to¬
escriba: "Felices desde hoy los muertos que dos los hombi'es que tienen' el carácter de la
Bestia y que adoran su imagen.
El segundo vierte lo que hay en su copa en el
mar, y el agua del mar se convierte en sangre,
y todós los animales que viven en su seno mue¬
ren.
El tercer
ángel derrama el contenido de su
copa sobre los ríos y las fuentes, y sus aguas
son también convertidas en sangre. El ángel"
de las aguas no se queja de la pérdida de su ele¬
mento. Antes dice: "Eres justo, Señor; ser
santo que eras, eres y serás; lo que acabas de
hacer equitativo. Ellos vertieron la sangre
es
de los santos
y de los- profetas, y tú les das
sangre para beber; dignos son de ello". El al¬
tar dice por su parte: "Sí, Señor, Dios todopo¬
deroso, tus juicios son certeros y justos".
El cuarto ángel echa lo que hay en su copa
sobre el sol, y éste quema á los hombres como
un ascua. Los hombres, lejos de hacer peniten¬
cia, blasfeman contra Dios, que tiepe el poder-
de herirles con tales plagas. •
CAN DELA URO DEL TEMPLO DE JERUSALÉN. (Detalle El quinto ángel vierte lo que encierra su copa-
del arei de Tito.) en el trono de la Bestia (la ciudad de Roma), y
la imaginación ardiente del profeta. Una nube El sexto ángel vuelve su copa sobre el Eu¬
blanca cruza el cielo. En ella va sentado uno frates, que se seca al punto, para dejar paso
como
Hijo del hombre (un angél semejante al á los reyes de Oriente. Entonces, de la boca
Mesías), que lleva eu la cabeza una corona de del dragón (Satán) y de la boca del Falso Pro¬
oro y en la mano una aguda hoz. La mies do feta (?) salen tres espíritus impuros semejan¬
la tierra está madura. El Hijo del hombre lan¬ tes á ranas. Son espíritus de demonios que
za su hoz, y la hacen
tierra queda segada. Otro ángel milagros. Estos tres espíritus van á tur¬
procede á la vendimia. Echalo todo en la gran bar á los reyes de todas las tierras, y los reúnen
cuba de la cólera de Dios, y la cuba es pisada para la batalla del gran día de Dios. "Llego
fuera de la ciudad. La sangre que sube elévase como un ladrón — exclama en medio de todo
á la altura de los frenos de los caballos, en un esto la voz de Jesús. — ¡Feliz el que vela y
espacio de mil setecientos estadios. guarda sus vestidos, por miedo á verse obliga¬
Después de estos diversos episodios, una cere¬ do á correr desnudo y
á que se vea su vergüen¬
monia celeste, análoga á los dos misterios dob za!" Reúnen ejércitos, en un lugar llamado
sus
Se creía, no sin motivos aparentes, que los pas, se acerca á Juan y le dice: "Ven; voy á
mostrarte el juicio de la gran cortesana que
príncipes partos, amigos de Nerón durante- su
reinado, sosteníanle aún, y el hecho es que la está sentada sobre grandes aguas, con la cual ,
corte de los arsacidas fué durante más de veinte han fornicado los reyes de la tierra y que ha,
años el refugio de los falsos Nerones. Todo lo embriagado al mundo con el vino de su forni¬
cual pareceal autor del Apocalipsis un plan cación". Juan ve entonces una mujer sentada
en una bestia igual á la
infernal, concebido entre Satán, Nerón y ese que, salida del mar,
consejero de Nerón que ha figurado ya bajo el figuraba por su conjunto el imperio romano,
nombre de la segunda bestia. Estas condenadas y era Nerón por una de sus cabezas. La bestia
criaturas están es de color-escarlata y está cubierta de nombres
ocupadas en formar en Oriente
una liga, ejército pasará pronto el Eu¬
cuyo blasfematorios; tiene siete cabezas y diez cuer¬
frates y aplastará el imperio -romano. En cuan¬ nos. La prostituta lleva el traje de su profe¬
to al enigma particular del nombre de Harina- sión. Viste de púrpura, está eubierta de oro,
gedún, es para nosotros indescifrable. de perlas y piedras preciosas; tiene en la mano
El séptimo ángel vierte su copa en el aire; una copa llena de las abominaciones y de las
un grito sale del altar: "¡ Consumado está!" Y impurezas de su fornicación. Y en su frente
hubo relámpagos, voces, truenos, un temblor de está escrito un nombre, un misterio: "La gran
tierra como nunca se vió, á consecuencia del Babilonia, la madre de las prostitutas y de
cual, la gran ciudad (Jerusalén) se divide en las abominaciones de la tierra".
tres pedazos; y las ciudades de las naciones "Y vi la mujer embriagada — dice el pro¬
se derrumban, y la gran Babilonia (Roma) feta — conla sangre de los santos y de los
surge por fin en la memoria de Dios, que se mártires de Jesús. Y estaba llena de una ex¬
dispone á hacerla beber la copa de vino de su tremada sorpresa. Y el ángel me dijo: "¿Por
cólera. Las islas huyen, las montañas desapare¬ qué te admiras? Voy á decirte lo que signifi¬
cen; granizos del peso de un talento caen so¬ ca la mujer y la bestia
que la lleva. I a bestia
bre los hombres que blasfeman. que ves, existía y no existe, y debe salir de nue¬
El cielo de los preludios está acabado; 110 vo del abismo, para ir á la perdición; y los
resta más que ver desarrollarse el juicio de habitantes de la tierra cuyo nombre no está es¬
Dios. El profeta nos ha hecho primeramente crito en el libro de la vida desde los comienzos
asistir aljuicio del más grande de todos los del mundo serán presa de estupor viendo rea¬
curables, la ciudad de Roma. Uno de los siete parecer la bestia que existiera y que no exis¬
ángeles que vertieron el contenido de sus co¬ te". ¡Aquí es donde hace falta un espíritu in-
10
154 novisima historia universal
teligente! Las siete cabezas son siete monta¬ ejércitos de provincias, y á todos los persona¬
ñas sobre las cuales la mujer está sentada. Re¬ jes que tuvieran la suerte del imperio en sus
presentan asimismo siete reyes; Cinco de éstos manos (Vindex, Verginius, Ninfidius, Sabinus,
cayeron, uno de ellos reina actualmente, el Galba, Macer, Capitón, Othón, Vitellius, Mu-
otro aún 110 lia venido, y, cuando venga, durará ciano, Vespasiano), la idea de ponerse de acuer¬
poco. En cuanto á la bestia que .existía y no do jiara reconstituir ese imperio y, en lugar de
existe, es el octavo rey, y á la vez forma parte establecerse como soberanos independientes,
d.e los siete reyes, y va derecha á la perdición. lo que parecía al autor judío el partido más
Y los diez cuernos son diez reyes, que no han natural, hace que rindan homenaje de su rea¬
recibido precisamente la realeza, pero que re¬ leza á la Bestia.
ciben por una hora un poder igual al de los Se ve hasta qué punto el folleto del jefe
reyes y le ejercen juntamente con la bestia. de las Iglesias de Asia abarca la parte sensi¬
Combatirán contra el Cordero, y éste les ven¬ ble de una situación que, para imaginaciones
cerá; porque es el- señor de los señores y el tan fáciles de herir como las de los judíos, de¬
rey de los reyes, y los que fueren llamados y bía parecer extraña. En efecto, Nerón, por su
elegidos con él, sus fieles, en fin, también los perversidad y su locura de un género aparte,
vencerán. Y añadió: "Las aguas que has visto, había arrojado la razón fuera de todos sus lí¬
y sobre las cuales la cortesana está sentada, mites. El imperio,-al morir él, se encontró casi
son los pueblos y las naciones y las razas y las sin herederos. Después del asesinato de Caligu¬
lenguas. Y los diez cuernos que has visto, así la, había aún un partido republicano; y ade¬
como la Bestia misma, perseguirán con su odio
más, la familia adoptiva de Augusto conser¬
á la cortesana, y la tornarán desierta y desnu¬ vaba todo su prestigio. Después del asesinato
da, y se comerán sus carnes, y la quemarán; de Nerón, apenas había partido republicano, y
porque Dios les el corazón, para cum¬
puso en la familia de Augusto estaba extinguida. El
plir su voluntad, un pensamiento único que imperio se encontró en manos de los ocho ó
seguir, y les hizo dar su realeza á la Bestia, diez generales que ejercían
grandes mandos.
hasta que las palabras de Dios se hayan cum¬ El autor del Apocalipsis, no explicándose nada
plido. Y la mujer que has visto es la gran ciu¬ de lo que ocurría en el imperio-romano, se ad¬
dad que ejerce la realeza sobre los reyes de la mira de que estos diez jefes, que le parecían
tierra". reyes, no se declarasen independientes, y for¬
Claro está esto. La cortesana
es Roma, que masen un concierto, y atribuye este resultado
ha corrompido el mundo, que ha empleado su á una acción de la voluntad divina. Es evi¬
poder en propagar y fortificar la idolatría, dente que los judíos de Oriente, olvidados por
que ha perseguido á los santos, que ha hecho los romanos durante dos años, y que se sen¬
■correr en olas la sangre de los mártires. La tían apenas oprimidos desde Julio del 68, por¬
Bestia es Nerón, que se creyó muerto, que vol¬ que Muciano Vespasiano estaban absorbidos
y
verá, pero cuyo segundo reinado será efímero por los asuntos generales, creyeron que el im¬
,y seguido de una ruina definitiva. Las siete perio iba á disolverse, y triunfaron por un
cabezas tienen dos sentidos: son las siete co¬ momento. Tácito, emprendiendo el relato de los
linas sobre las cuales Roma está sentada: pero acontecimientos del año en cuyos umbrales fué
son sobre todo los siete emperadores: Julio escrito el Apocalipsis, le llama anuum reipu-
César, Augusto, Tiberio, Caligula, Claudio, Ne¬ blicoe pro pe supremum. Fué para los judíos
un gran suceso el ver á los "diez reyes" tornar
rón, Galba. Los cinco primeros han muerto;
Galba reina, pero es viejo y débil y caerá pron¬ "á la Bestia" (á la unidad del imperio) y po¬
to. El sexto, Nerón, que es á la vez la Bestia ner su realeza á los pies de ella. Habían espe¬
y uno de los siete reyes, no ha muerto en rea¬ rado que la consecuencia de la independencia
lidad. Volverá á reinar, pero poco tiempo; de los "diez reyes" sería la ruina de Roma. Con¬
será también el octavo rey; luego morirá. En trarios á una organización central del Estado,
cuanto á los diez cuernos, son los procónsules pensaban que los procónsules jy los delegados
y los delegados imperiales de las diez princi¬ de las provincias odiaban á Roma, y, juzgándo¬
pales provincias, que no son verdaderos reyes, les con arreglo á sí mismos, suponían que aque¬
pero que reciben del emperador su poder por llos jefes poderosos obrarían como sátrapas, ó
un tiempo limitado, gobiernan conforme á un bien como hircanos, ó janeos, reyes extermina-
solo pensamiento, el que les viene de Roma, y dores de sus enemigos. Saborearon, al menos,
están completamente sometidos al imperio, al como rencorosos provincianos, la gran humi¬
cual deben su poder. Estos reyes parciales son llación soportada por la ciudad reina, cuando
tan malévolos como el mismo Nerón para los el derecho de hacer los soberanos pasó á las
cristianos.Representantes de intereses provin¬ provincias, y Roma recibió dentro de. sus mu¬
ciales, humillarán á Roma, le arrebatarán el ros á señores que no había sido la primera en
Cythnos. Emisarios del pretendiente trataron en y los reyes de la tierra se han manchado con
vano de hacer valer entre los que mandaban ella, y los comerciantes de la tierra se han en¬
las naves el nombre de Nerón. El impostor, riquecido con su opulencia". Otra voz celeste
afectando un aire triste, hizo un llamamiento se deja oir. "Salid de ella, vosotros que sois
á la fidelidad de los que fueron en otro tiem¬ mi pueblo, por miedo á haceros cómplices de
sus crímenes y á ser alcanzados ¡aor las plagas
po "sus soldados". Rogábales, al menos, que
le llevasen á Siria ó á Egipto, países en los que van á herirla. Sus abominaciones han lle¬
cuales fundaba sus Los comandan¬
esperanzas. gado al cielo, y Dios se ha acordado de sus ini¬
tes de las naves, bien
burla, bien porque
por quidades; devolvedle lo que hiciera á los otros:
estuvieran conmovidos, pidieron tiempo para pagadla el doble de sus obras; vertedle el do¬
pensarlo. Enterado de todo, Asprenas apresó ble de lo que ella vertiera á los demás. Dadle
al impostor por sorpresa y le hizo matar. Su tanto tormento y aflicción como bienestar y
cuerpo fué paseado por Asia y luego llevado á gloria gozara". "Estoy sentada como reina — de¬
Roma, á fin de convencer á aquellos de sus par¬ cía para sí; — jamás conoceré el duelo". He
tidarios que aún dudaban de su muerte. ¿Alu¬ aquí por qué todos sus castigos vendrán todos
dirán á ese desgraciado las palabras: "la Bes¬ en un día, pues poderoso es el Dios que la
tia que ves existía y no existe, y- ya á salir del juzga. Y se verá llorar sobre ella á los reyes
abismo y corre á su pérdida... el otro rey aún de la tierra que participarán de sus impurezas
no ha venido, y, cuando venga, durará poco?" y sus desórdenes. Al ver el humo de su incen¬
Posible es esto. El monstruo saliendo del abis¬ dio. "¡Desgracia, desgracia!" — dirán sus com¬
mo sería una viva imagen del poder efímero pañeros de disolución, permaneciendo á cierta
que el sagaz escritor veía salir del mar en el distancia helados de espanto. — "¡Cómo! ¡la
horizonte de Patmos. No es posible pronunciar¬ grande, la poderosa Babilonia!... ¡En una hora
respecto á éste se ha verificado su
se con certeza, porque la opinión juicio!..." Y los comercian¬
de que Nerón estaba entre los partos basta pava tes de la tierra se lamentarán, porque allí nadie
explicarlo todo: pero esta opinión no excluía comprará mercancías... Y los marinos
ya sus
la creencia en el falso Nerón de Cythnos, pues¬ que á ella iban se detendrán lejos de ella, vien¬
to que se podía suponer que la aparición de do el humo de su incendio, lamentándose á su
éste era la vuelta del monstruo, coincidiendo vez... "Regocíjate de sú ruina, ¡oh cielo! re-
con el
paso del Eufrates por sus aliados de goeijáos vosotros, santos, apóstoles y profetas;
Oriente. En todo caso, parécenos imposible porque Dios ha juzgado nuestra causa y os ha
que estas líneas hayan sido escritas después vengado".
del asesinato del falso Nerón por Asprenas. Entonces un ángel de una fuerza extraordi¬
La vista del cadáver del impostor, paseado de naria arrastra una piedra gruesa como una
ciudad en ciudad, la contemplación de sus fac¬ rueda de molino y la arroja al mar, diciendo:
ciones ajadas por la muerte, hubiesen hablado "Así será precipitada Babilonia, la gran ciu¬
demasiado evidentemente contra las aprensio¬ dad, de la cual no quedarán huellas; y la voz
nes del regreso
de la Bestia, de las que el autor de los cantores y las músicas no resonarán
parece poseído. Admitimos, pues, que Juan, en dentro de sus muros; los oficios guardarán si¬
lá isla de Patmos, tuvo conocimiento de los su¬ lencio, y todo se extinguirá. Porque sus merca¬
cesos de la isla de Cythnos, y que el efecto deres eran los
grandes de la tierra, y sus filtros
causado en él por estos rumores extraños fué enloquecieron todas las naciones. Y á ella se
la causa principal de la epístola que escribió deben la sangre de los profetas y de los santos
á las Iglesias de Asia para comunicarlas la y de todos los que fueron degollados en la tie¬
gran noticia de la resurrección de Nerón. rra".
156 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
La ruina de esta enemiga capital del pueblo jados vivos en el estanque sulfuroso
que arde
de Dios, es objeto de una gran fiesta en el cielo. eternamente. Sus ejércitos"
exterminados son
Una voz como la de una multitud innumerable por la espada que sale de la boca del que está,
se deja oir y grita: "¡Aleluya! ¡Salud, gloria, sentado en el caballo, y las aveá" se hartan con
poder á nuestro Dios! porque sus juicios son la carne de los muertos.
justos y ha sentenciado y ejecutado á la gran Los ejércitos romanos, él gran instrumento
cortesana, que corrompió la tierra con su pros¬ del poder de Satán, son vencidos. Nerón el An¬
titución, y ha vengado la sangre de sus siervos ticristo, último jefe, es encerrado en el in¬
su
vertida por ella". Y otro coro responde: "¡Ale¬ fierno; el Dragón, la Serpiente antigua,.
pero
luya! el humo de su incendio se eleva en los Satán existe aún. Se \ id cómo fué arrojada del
siglos- de los siglos". Entonces, los veinticuatro cielo á la tierra; ahora es necesario libertar á
ancianos, y los cuatro monstruos se prosternan la tierra de la presencia suya. Un ángel des¬
y adoran á Dios,-diciendo: "¡Arrien! ¡Aleluya!" ciende del cielo; en una mano lleva la llave clel
Una voz sale del trono y canta el Salmo inau¬ abismo y en la otra una gran cadena. Ase al
gural del reino nuevo: "Load á nuestro Dios, Dragón, le ata Jp.ór mil años, le precipita en el
vosotros que le servís y le teméis, así pequeños abismo, cierra con llave y un sello la abertura
como grandes". Una voz como la de una muche¬ del precipicio. Durante mil años el diablo per¬
dumbre, ó como la de las grandes agrias, ó como manecerá encadenado. El mal moral y el mal!
el ruido de un fuerte trueno, responde: "¡Ale¬ físico, que es su consecuencia, serán suspendi¬
luya! Ahora es cuando reina el Señor Dios dos, no destruidos. Satán 110 puede ya seducir
Todopoderoso. Regocijémonos y entreguémonos pueblos; pero no está aniquilado por toda la
á la alegría, y rindámosle gloria; porque esta eternidad.
es la hora de las bodas del Cordero; el tocado Un tribunal ha sido establecido para nom¬
de la novia está pronto; le ha sido ciado vestir brar á los que deben formar parte del-reinado
un traje de fino lino de un brillo suave y puro". de mil años. Este reinado está reservado á los
(El fino lino, — añade el autor — son los actos mártires. El primer lugar pertenece á las al¬
de virtud de los santos). mas de los que fueron heridos por el hacha por
Efectivamente, libre de la presencia de la dar testimonio de Jesús y de la pa^bra de Dios
gran prostituta (Roma), la tierra es madurada (los mártires del ^64). Vienen después
romanos
por el himeneo celeste, por el reinado del Me¬ los que se negaron á adorar á la Bestia y su
sías. El ángel dice al profeta: "Escribe: ¡Fe¬ imagen, y que no recibieron su señal en la fren¬
lices los invitados al festín de las bodas del te ni en las manos (los confesores de Efesor
Cordero!" Entonces el cielo se abre, y Cristo, entre los cuales figuraba el profeta). Los ele¬
llamado aquí por primera vez por su nombre, gidos de este primer reino resucitan y reinan
místico "el Verbo de Dios", aparece como ven¬ mil años en la tierra con Cristo. No es que el
cedor montado en un caballo blanco. Viene á resto de la humanidad haya desaparecido, ni
apretar la prgnsa del vino de la cólera de que el mundo entero se haya tornado cristiano.
Dios, á inaugurar para los paganos el reinado El millenium está en el centro de la tierra como-
fico; pero aún no es hora. Aunque Roma esté ción no viven, pero esperan. Los que compar¬
destruida, el mundo romano, representado por tieron el primer reino son, pues, los privile¬
Nerón el Anticristo, aún no está aniquilado. giados. Además de la eternidad en el infinito,,
Un ángel, en pie sobre el sol, grita con voz tendrán el millenium en la tierra con Jesús.
fuerte á todas las aves que vuelan en el cénit: Ninguna muerte les alcanzará.
"Venid, reunios para el gran festín de Dios; Cuando los^mil años se cumplan, Satán será
venid á comer la carne de los reyes, y la carne puesto en libertad por algún tiempo. El mal
de los tribunos, y la carne de los fuertes, y la renacerá en la tierra. Satán, desencadenado, en¬
carne de los caballos y de sus jinetes, y la car¬ loquecerá ele nuevo las naciones, las impulsará
ne de los hombres libres y de los esclavos, de de un extremo al otro del mundo á guerras es¬
los y de los
grandes pequeños". El profeta ve pantosas; Gog Magog (personificaciones mís¬
y
entonces á la Bestia (Nerón), y los reyes de la ticas de las invasiones bárbaras),
conducirán-
tierra (los generales de provincia, casi indepen¬ ai. combate ejércitos más numerosos que las
dientes) y sus ejércitos, reunidos para hacer la arenas del mar. La Iglesia será como ahogada-
guerra al que está sentado sobre el caballo. Y en este diluvio. Los bárbaros sitiarán el cam¬
la Bestia es cogida y con ella el falso profeta pamento de los santos, la ciudad amada, es de¬
que hacía milagros ante ella. Los dos son arro¬ cir, esa Jerusalén, terrestre aún, pero santa, en
EL ANTICRISTO 157
donde están loé fieles amigos de Jesús. El fue- rodeado de un muro de ciento cuarenta y cua¬
;go celeste caerá sobre ellos
y les devorará. En¬ tro codos de altura, abierto por doce puertas,
tonces, Satán, que los había seducido, será arro¬ A cada puerta vigila un ángel, y por encima
jado en el estanque de azufre inflamado, en el está escrito el nombre de una de las doce tri¬
que están la Bestia y <?1 falso profeta (f), y en bus de Israel. La base del muro tiene doce es¬
•donde todos esos malditos van á ser en lo su¬ calones de piedra y en cada urio.de estos esca¬
cesivo atormentados noche y día por Jos siglos lones resplandece el nombre de uno de los
de los siglos. doce apóstoles del* Cordero. Cada uno de estos
lido ya su vida; 110 fal¬
La creación lia curnj Jechos superpuestos está adornado de distin¬
ta más que el juicio final. Un trono resplande¬ tas piedras preciosas. El muro es de jaspe; la
ciente de luz aparece;, y sobre el trono el juez ciudad es de un oro puro semejante á un cris¬
supremo. Al verle, el cielo y la tierra huyen; tal transparente: las puertas están hechas de
•enninguna j arte hay sitio para ellos. Los una gruesa perla. No hay templo en la ciudad,
muertos grandes y j e ueños resucitan. La porque Dios misino le sirve de templo, así
Muerte devuelve sus j resas. El mar, por su como el Cordero. El trono que el profeta, al
parte, devuelve los ahogados, devorados por principio de la revelación, vio en el cielo, está
él. Todos comparecen ante el trono. Se llevan ahora en medio de la ciudad, es decir, en el
los grandes libros, en los que figura una cuenta centro de una humanidad regenerada y orga¬
rigurosa de las acciones de cada hombre. Se nizada armónicamente. En este trono .están
abre también otro libro, el "libro de la vida", sentados Dios y el Cordero. Del pie del trono
en el que están escritos los nombres de los pre¬ sale el río de la vida, brillante y transparente
destinados. Entonces todos son juzgados según como el
cristal, que atraviesa la calle principal
sus obras. Aquellos cuyos nombres no se en¬ de la población. En las orillas florece el árbol
cuentran en el libro de la vida, son precipita¬ de la vida, que da doce especies de frutos, una
dos al estanque de fuego. por mes. Estos frutos parecen reservados á
Destruido ya el mal sin remedio, el reinado los israelitas. Las hojas tienen virtudes medi¬
del bien absoluto va á comenzar. La vieja tie¬ cinales, para la Curación de los gentiles- La
rra y cielo han desaparecido. Una
el viejo ciudad no necesita ni sol ni luna para alum¬
tierra y un cielo les suceden. Ya no hay
nuevos brarse, porque la gloria de Dios la aclara y su.
mar. Esa tierra, ese cielo, 110 son, sin embargo, lustre es el Cordero. Las naciones caminarán á
más que un rejuvenecimiento de la tierra actual, su luz. Los reyes de la tierra la rendirán, lio-
del cielo de hoy, y así como Jerusalén era la menaje de su gloria, y sus puertas 110 se cerra¬
perla, la joya de la tierra antigua, lo seguirá rán ni de día ni de noche; tan grande será la,
siendo de la nueva. El apóstol ve esta otra afluencia de los que irán á llevarla, su tributo.
Jerusalén descender del cielo de junto á Dios, Nada impuro, nada sucio entrará en- ella; úni¬
vestida como una novia adornada por su es¬ camente los inscritos en el libro de vida del
poso. Del trono sale una gran voz: "He ahí Cordero hallarán allí sitio. No habrá división
el tabernáculo en que Dios habitará con los religiosa ni anatema, El culto puro de Dios y
hombres. Los hombres serán en lo sucesivo del Cordero unirá á todos. A cada momento,
su pueblo, y él estará siempre en medio de sus siervos gozarán de su vista, y su nombre
ellos, y enjugará toda lágrima de sus ojos, y será, escrito en sus frentes. Este reinado Sel bisa
la muerte no existirá, y ya no habrá ni dolor, subsistirá por los siglos de los siglos.
ni gritos, ni pena; porque todo lo que había
ha desaparecido". Jehováli mismo toma la pa¬
labra para promulgar la ley de este mundo CAPITULO XVII
eterno. "Ello está hecho. He aquí que renuevo Fortuna del libro.
toda cosa. Soy el principio y el fin. Al que
tenga sed, le haré beber gratuitamente en la Termina la obra por este epílogo:
fuente ele la vida. El vencedor
poseerá todos "Y yo, Juan, oí y vi todas esas cosas; y,
estos bienes, y yo seré su Dios, y él será mi después de verlas oirías, caí ante los píes
y
hijo. En cuanto á los tímidos, á los incrédulos, del ángel que me las mostraba, para adorarle.
á los abominables, á los fornicadores, á los Y él me dijo: "Guárdate de hacerlo; soy tu
autores de maleficios, á los idólatras, á los em¬ igual; tenemos un mismo señor, tú,. yo, tus
busteros, su parte será el estanque de fuego y hermanos los profetas y los que retengan las
de azufre". palabras de este libro. Adora á Dios". Y aña¬
Un ángel se acerca entonces al profeta y le dió: "¡No tengas inéditos los secretos de la
•dice: "Ven; voy á enseñarte á la prometida profecía de este libro, porque la hora se acer¬
del Cordero". Y le transporta en espíritu á ca! ¡Que el injusto se torne más injusto aún;
una montaña elevada, desde la cual le muestra
que el que está manchado siga manchándose;
en detalle la Jerusalén ideal, penetrada y re¬ que el justo haga aún más justicia,; que el
vestida de la gloria de Dios. Su brillo es el de santo siga santificándose!"
un
jaspe cristalino. Su forma es la de un cua¬ Una voz lejana, la voz del mismo Jesús, res¬
drado perfecto de tres mil estadios de lado, ponde de estas promesas y las garantiza.
orientado según los cuatro vientos del cielo y "¡Afirmo que iré pronto! Y conmigo llevaré
158 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
la recompensa que concederé á cada cual según de variasinterpretaciones. Así, pocos años des¬
sus obras.
Soy el alfa y el omega, el primero pués de la publicación del libro, se buscó á
y el último, el principio y el fin, ¡Felices los muchos capítulos un sentido diferente del que
que laven sus vestiduras! Tendrán derecho al el autor les diera. El autor había anunciado
árbol de la vida y entrarán en la ciudad pol¬ que el imperio romano no se reconstituiría y
las puertas. ¡Atrás los perros, los autores de que el templo de Jerusalén no sería destruido.
maleficios, los impúdicos, los asesinos, los idó¬ Fué menester hallar escapatorias acerca de
latras, todo el que ame y cometa la mentira! estos puntos. En cuanto á la reaparición de Ne¬
Yo, Jesús, he enviado mi ángel para atesti¬ rón, no se renunció á esperarle. En tiempo de
guaros estas cosas en las Iglesias. ¡ Felices los Trajano todavía, las gentes del pueblo creían
que guarden las palabras de la profecía de que volvería. Durante mucho tiempo guardóse
este libro! Soy el tallo y el retoño de David, la noción de la cifra de la Bestia, -y hasta se
la clara estrella de la mañana". propagó una variante en los países occidenta¬
Luego las voces del cielo y las de la tierra les,para acomodar aquella cifra á las costum¬
se entrecruzan
y llegan á un final perfecta¬ bres latinas. Ciertos ejemplares llevaban el 616
mente de acuerdo. en vez del 666. 616 responde á la forma latina
"Ven — dicen el Espíritu y la esposa. — Ñero Coesar.
Que el que oiga este llamamiento diga tam¬ Durante los tres primeros siglos, el sentido
bién: "Ven". Que el que tenga sed venga. El general del libro fué conservado por algunos
agua de la vida se da aquí gratuitamente al iniciados al menos. El autor del poema sibilino'
que la quiera. que data próximamente del 80, si no leyó 1a.
"(Afirmo al oiga las palabras de la pro¬
que profecía de Patmos, oyó hablar de ella y vió
fecía de este libro dice el profeta — que, si
— en ella un orden de ideas completamente aná¬
alguien añade á él sea lo que quiera, Dios hará logo. Sabe lo que significa la sexta copa. Para
caer sobre él las plagas aquí descritas. Y si él, Nerón es el Antimesías. El monstruo ha
alguien quita algo de lo que este libro encierra, huido detrás del Eufrates; pero volverá con
Dios borrará su parte en el libro de la vida y miles de hombres. El autor del Apocalipsis de-
en la ciudad santa de que en este libro se Esdras (obra que data del 96, 97 ó 98), imita
habla). notoriamente el Apocalipsis de Juan. Emplea
"La gracia del Señor Jesús sea con todos sus procedimientos simbólicos, sus observacio¬
vosotros". nes y su lenguaje. Puede decirse otro tanto de
No cabe duda que, llevando como autor el la Ascensión de Isaías (obra del siglo II), en
nombre de Juan que era el más venerado de la donde Nerón, la encarnación de Belial, tiene
cristiandad, el Apocalipsis ejerció grandísima un papel que prueba que el autor conocía la
impresión en las Iglesias de Asia. Una multi¬ cifra de la Bestia. Los autores de las poesías-
tud de detalles hoy obscurecidos, eran claros sibilinas que datan del tiempo de los Antoní-
para los contemporáneos. Aquellos anuncia- nos penetran igualmente los enigmas del mani¬
mientos inesperados de una próxima convulsión fiesto apostólico, y adoptan sus utopias, aun
no tenían nada que sorprendiese. Discursos no
aquellas que, como la vuelta de Nerón, estaban
menos formales atribuidos á Jesús se propaga¬ heridas de caducidad. San Justino y Melitón
ban á diario y se hacían aceptar. Durante un parecen haber conocido más ó menos completa¬
año, además, los acontecimientos del mundo mente el libro. No puede decirse lo propio de
pudieron parecer una maravillosa confirmación Comodiano, que (hacia el 259) mezcla en su
del libro. Hacia el primero de Febrero, se supo interpretación elementos de otra procedencia,
en Asia la muerte de G.alba y el advenimiento pero no duda un instante que Nerón, el Anti-
de Otlión. Luego, cada día trajo un indicio eristo, debe resucitar y salir del infierno para
aparente de la descomposición del imperio. La sostener una lucha suprema contra el cristia¬
impotencia de Othón para hacerse reconocer nismo, y concibe la destrucción de' Roma-Ba¬
de todas las provincias, Vitellius manteniendo bilonia exactamente como- era concebida dos¬
su título contra Roma y el Senado, los dos cientos años antes. Por
último, Victoriano de-
sangrientos combates de Bedriac, Othón aban¬ Petto (muerto en 303) comenta el Apocalipsis,
donado á su vez, el advenimiento de Vespasia- con un sentimiento bastante justo. Sabe pei*-
no, la batalla en las calles de Roma, el incen¬ fectamente que Nerón resucitado es el verdade¬
dio del Capitolio ocasionado por los combatien¬ ro Anticristo. En cuanto á la cifra de la Bes¬
tes, incendio del que muchos dedujeron que tia,se había probablemente perdido antes de-
los destinos de Roma tendían á su fin; todc? acabar el siglo II. Ireneo (hacia el 190) se en¬
ésto debió parecer sorprendente conforme á gaña groseramente acerca de este punto, así
las sombrías predicaciones del profeta. Las de¬ como sobre otros de importancia mayor, y
cepciones no comenzaron sino con la toma de abre la serie de los comentarios quiméricos y
Jorusalén, la destrucción del templo y la afir¬ de los simbolismos arbitrarios. Algunas parti¬
mación definitiva de la dinastía flaviana. Pero cularidades sutiles, como la significación del
la fe religiosa no cree chasqueada nunca en sus falso profeta y de Ilermqgedón, perdiéronse
esperanzas. La obra, por otra parte, era obs¬ muy pronto.
cura y susceptible por tanto en muchos lugares Después de la reconciliación del imperio y
EL ANTÍ CRISTO
expulsarle de cija. Se recurrió, para desembara¬ dadero discípulo de esos grandes hombres. Sabe
zarse de las objeciones que promovía, á esfuer¬ de memoria sus escritos y deduce de ellos las
zos exegéticos. Sin embargo, la evidencia era últimas consecuencias. Es hermano, sin sereni¬
aplastante. Los latinos, menos expuestos que dad y sin armonía, de ese poeta maravilloso
los griegos al milenarismo, continuaron iden¬ del tiempo del cautiverio, de ese segundo 'Isaías,
tificando" el Anticristo con Nerón. Hasta Car- cuya alma luminosa parece' como impregnada,
lomagno, hubo una especie de tradición res¬ con seiscientos años de anticipación, de todos
pecto á ésto. San Beato de Liébana, que co¬ los perfumes del porvenir.
menta el Apocalipsis 788, afirma (mezclan¬
en Como la mayoEÍa de los pueblos que poseen
do, es verdad, mas de inconsecuencia), que
una un brillante pasado literario, Israel vivía de
la Bestia de los capítulos XIII y XIV, que las imágenes consagradas por la vieja y admi¬
debe reaparecer á la cabeza de diez reyes para rable literatura. Se contentaba, casi con trozos
aniquilar la ciudad de Roma, es Nerón el An- de antiguos textos. La poesía cristiana, en par¬
ti cristo. ticular, no conocía otro procedimiento literario'.
No es sino en el siglo XII, cuando la Edad Pero, cuando la pasión es sincera, la forma,
Media se interna en la vía de un racionalismo aun la más
artificial, toma belleza.
escolástico poco cuidadoso de la tradición de Los dogmas de la época ofrecían, como el
losPadres, cuando el sentido de la visión de estilo, algo de artificial, pero respondían á un
Juan se ve completamente comprometido. Joa¬ profundo sentimiento. El procedimiento de ela¬
quín de Flora puede ser considerado como el boración teológica consiste en una trasposición
primero en transportar atrevidamente el Apo¬ atrevida que aplica al reino del Mesías y á
calipsis al campo de la imaginación sin lími¬ Jesús toda frase de los antiguos escritos. Como
tes; buscando, bajo las raras imágenes de un la exégesis que presidía estas combinaciones
escrito de circunstancias que limita por sí mis¬ mesiánicas era mediana, las formaciones singu¬
mo su horizonte á tres años y medio, el secre¬ lares de que hablamos, implican con frecuencia
to de todo el porvenir de la humanidad. graves contrasentidos. El sistema de creación
Los quiméricos comentarios á que ha dado por vía exterior, este modo de combinar, por
lugar esta falsa idea han hecho descender so¬ medio de una exégesis de apropiación, frases
bre el libro injusto descrédito. El Apocalip¬
un tomadas aquí 3r allá, y de construir una teolo¬
sis ha recobrado
en nuestros días, gracias á gía. nueva con este juego arbitrario, se encuen¬
una exégesis más sana, el elevado lugar que le tran en el Apocalipsis en todo lo que se rela¬
pertenece en las escrituras sagradas. El Apo¬ ciona con el misterio del fin de los tiempos. La
calipsis es, en cierto sentido, el sello de la pro¬ teoría del Apocalipsis se distingue en ésto por
fecía, la última palabra de Israel. Léase en los rasgos esenciales de la que se encuentra en San
antiguos* profetas, en Joel, por ejemplo, la Pablo y la que los Evangelios sinópticos colo¬
en labios de Jesús. San Pablo parece creer
descripción del "día de Jehováh", es decir, can
de los graneles juicios que el supremo justi¬ en ocasiones en un reino del Cristo, antes del
ciero de las cosas humanas lleva á cabo de vez fin último de todas las cosas; pero nunca llega,
en cuando, para restablecer el orden constan¬ á la misma precisión que nuestro autor. En
temente turbado por los hombres 3*- se encon¬ efecto, según el Apocalipsis, el advenimiento
trará allí el germen de la visión de Patmos. del futuro reino de Cristo está muy próximo y
Toda revolución, toda convulsión histórica, era debe seguir de cerca á la destrucción del impe¬
para del judío, obstinado en
la imaginación lió romano. Los mártires serán los únicos" en
prescindir de la inmortalidad del alma y en resucitar en esta primera, resurrección y el res-*
establecer el reinado de la justicia en esta tie¬ to de los muertos seguirán muertos. Tales ra¬
rra, un golpe providencial, preludio de un* jui¬ rezas eran la consecuencia del modo tardío é
cio mucho más solemne 37 más definitivo todavía. incoherente como Israel formó sus ideas sobre
A cada acontecimiento, un profeta se levanta¬ la otra vida. Puede decirse que los judíos 110
ba para gritar: "¡Tocad, tocad la trompeta, en fueron llevados ai dogma, de la inmortalidad
Sión, porque el día de Jehováh viene, está pró¬ sino por la necesidad de este dogma para ciar
lffl NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
un sentido al martirio. En el segundo libro de luna y todos los astros, descansará á su vez el
los Axacabeos, ios siete jóvénes mártires y su séptimo día". Lo que equivale á decir: reinará
madre tienen Ja seguridad de que resucitarán, mil años, comparando siempre el reinado del
mientras que Antiochus no, puede creer lo mis¬ Mesías al sabbat que termina por el reposo las
mo. A propósito de estos héroes legendarios, agitaciones sucesivas de un desenvolvimiento
encuéntranse en la literatura judía las prime¬ del Universo. 1.a idea de la eternidad de la vida
ras afirmaciones claras de una vida eterna, y individual es tan poco familiar á los judíos,
en particular la bella fórmula: "Los que mue¬ que la era de las futuras remuneraciones está,
ren por Dios, viven desde el punto de vista según ellos, encerrada en un numero de años
de Dios", tlasla se ve apuntar cierta tendencia sin duda considerable, pero siempre con un
á crear para ellos una suerte especial de ultra- término.
Rumba y colocarles junto al trono de Dios "des¬ La fisonomía persa
de estos sueños déjase vel¬
de el momento", sin esperar la resurrección. en seguida. El milenarismo y el apocaliptismo,
Tácito hace por su parte la observación de que han florecido en el Irán desde una época anti¬
los judíos no atribuyen la inmortalidad más quísima. En el fondo de las ideas zoroástricas
que á las almas de los que murieron ó en los hay cierta tendencia á cifrar las edades del
combates ó en los suplicios. mundo, á contar los períodos de la vida univer¬
El reinado de Cristo con sus mártires se des¬ sal por hazars, es decir, por miles de años, á
arrollará en la' tierra, en Jerusalén, sin duda, imaginar un reino salvador, que será el corona¬
en medio de las naciones no convertidas, pero miento final de las pruebas por que pasará Ja
respetuosas para los teantos. No durará más que humanidad. Estas ideas, combinándose con las
mil años. Después de este tiempo habrá un afirmaciones de porvenir que llenaban á los
nuevo reinado de Satán, en el que las naciones antiguos profetas hebreos, se convirtieron en
bárbaras, que la Iglesia no habrá convertido, el alma de la teología judía durante los siglos
se harán guerrashorribles y estarán á punto que ^precedieron á nuestra era. Los Apocalipsis
de aplastar á la Iglesia misma. Dios los exter¬ sufrieron especialmente su influencia. Las re¬
minará, y entonces vendrá la • "segunda resu¬ velaciones atribuidas á Daniel, á Henoch, á
rrección", ésta general, y el juicio definitivo Moisés, son casi libros persas por su estilo,
al que seguirá el fin del Universo. Esta es Ja por su doctrina y por las imágenes. ¿Es ésto
doctrina designada con el nombre de "milena- decir, que los autores de tales libros leyeron
rismo", doctrina muy esparcida en los tres pri¬ los escritos zendas, tales como existían en • su
meros siglos, que nunca pudo hacerse dominan¬ tiempo1? De ningún modo. Estos plagios eran
te en la Iglesia, pero que sin cesar ha rea; are- indirectos; procedían cíe que la imaginación
cido en las diversas épocas de su historia y se judía habíase teñido con los colores del Irán.
apoya en textos mucho más antiguos y más Lo propio sucedió con el Apocalipsis. El autor
formales que tantos otros dogmas universal- de este libro, como los otros cristianos, no tuvo
mente aceptados. Fué el resultado de una exé- relaciones directas con el persa. Los exóticos
gesis materialista, dominada por la necesidad datos que transportaba á su obra estaban ya
de encontrar á la vez verdaderas las frases en
incorporados en los midraschim tradicionales y
que el reino de Dios era presentado como ha¬ nuestro profeta los tomaba de la atmósfera en
biendo de durar "por los siglos de los siglos", que vivía. El hecho es que, desde Hosquedar y
y las que, para expresar la longitud indefinida Llosquedar-mah, los dos profetas que precedie¬
del reinado mesiánico, decían que sólo duraría ron á Sosiosc-h, hasta las plagas que cayeron
ifmil años" justos. Según la regia de los intér¬ sobre el mundo en vísperas de los grandes días,
pretes llamados armonistas, se unieron pesada¬ hasta las guerras de los reyes entre sí, que
mente los extremos de estos datos que no era serán los síntomas de la lucha suprema, todos
posible hacer coincidir bien. Intentó justificarse los elementos de la dirección escénicaapocalíp¬
esta cifra mil por una combinación de pasajes tica se encuentran parsi del fin del
en la teoría
de salmos, de la que parece resultar ""que un mundo. Los siete cielos, los siete ángeles, los
día de Dios vale mil años". En los judíos en¬ siete espíritus de Dios, que aparecen sin cesar
cuéntrase también la idea de que el reino del en la visión de Patmos, nos transportan tam¬
Mesías será, no !a e'ernidad bienaventurada, bién en pleno parsismo y aún más allá. El sen¬
sino una era de felicidad que durará los siglos tido hierático del número siete -parece tener,
que precedan al fin del mundo. Muchos rabinos efectivamente, su origen en la doctrina babiló¬
elevan, como el autor del Apocalipsis, la dura¬ nica de los siete planetas regulando el destino
ción de este reino á mil años. El autor de la de los hombres y de los imperios. Semejanzas
epístola atribuida á Bernabé pretende tue, así aún más sorprendentes se observan en el mis¬
como la creación tuvo
lugar en seis d'av el terio de los siete sellos. De igual modo que, se¬
cumplimiento de los destinos del mundo se hará gún la mitología asiría, cada una de las siete
enseis mil años (si un día para Dios equivale mesas del destino estaba destinada á uno de los
'
á mil años), y que, así como Dios descansó el planetas, los siete sellos tienen singulares re¬
séptimo día, así también, "cuando venga su laciones con planetas, con los ,días de
los siete
hijo y acabó con el tiempo de la iniquidad, y la semana los colores que la ciencia ba¬
y con
juzgue á los impíos, y cambien el cielo y la bilónica atribuía á los planetas. Efectivamente,
FRIGIOS Y GRIEGOS
<«1 caballo parece serigual á la luna, el caballo y los mártires de Jesús, como hijos adoptivos,
rojo á Marte, el caballo negro á Mercurio y el como extranjeros introducidos en la familia de
■caballo amarillo á Júpiter.
Israel, como plebeyos admitidos por favor en
Los defectos de este género son sensibles, v una aristocracia. Su Mesías es esencialmente el
'en vano se trataría de disimularlos. Colores Mesías judío. Jesús es para él ante todo el
■duros, ausencia completa de sentimiento plás¬ hijo de. David, un producto de la Iglesia de Is¬
mico, la armonía sacrificada al simbolismo, algo rael, un miembro de la santa familia elegida
■decrudo, de seco, y de inorgánico, hacen del por Dios. I a Iglesia de Israel es la qne opeía la
Apocalipsis el perfecto antípoda de la obra obra salvadora para este elegido salido de su
■maestra griega, cuyo tipo es la belleza viva del seno. Toda práctica susceptible de establecer
cuerpo del hombre ó de la mujer. Una especie un lazo entre la raza pura y los paganos le
de materialismo entorpeció las concepciones parece una abominación. Los paganos en masa
más ideales del autor. En fantasías son á sus ojos
sus amon¬
miserables, están manchados de
tona oro y tiene como todos los orientales una todos los crímenes, y no podrán ser gobernados
afición inmoderada á las piedras preciosas. Su más que por el terror. El mundo real es el
-Jerusalén celeste es desmañada, pueril, imposi¬ mundo de los demonios. Los discípulos de Pa¬
ble y sehalla en contradicción con todas las blo son los discípulos de Balaam y. de Jezabei.
buenas reglas de la arquitectura, que son El mismo Pablo no cabe entre "los doce após¬
las
de la razón. La hace brillante á la vista, y no toles del Cordero", única base de la Iglesia de
piensa en hacerla esculpir por un Pidias. De Dios; y la Iglesia de Efeso, creación de Pablo,
igual modo, Dios es para él una especie de es alabada "por haber puesto á prueba á los
:grueso diamante brillando con cien mil luces que se llaman apóstoles sin serlo y haber des¬
sobre un trono.
Ciertamente, el Júpiter Olím¬ cubierto que no son otra cosa que embusteros".
pico fué símbolo muy superior á éste. El
un Todo esto está muy lejos del Evangelio de
error que á veces condujo el arte cristiano á la Jesús. El autor es apasionado en exceso. Lo ve
•decoración rica y de mal gusro data del Apo¬ todo como al través del velo de una apoplegía
calipsis. Un santuario de los jesuítas, de oro y sanguínea ó á la luz de un incendio. Lo que
lapislázuli, es más bello para los creyentes que había de más lúgubre en París, el 25 de Mayo
el Partenón, desde el momento que se admite de 1871, durante la Comunne, no eran las lla¬
la idea de que el empleo litúrgico de una mate¬ mas; era el color general de la ciudad, cuando
ria preciosa honra á Dios. se le veía desde un punto elevado: un tono ama¬
Un rasgo
más desagradable es ese odio som¬ rillo y falso, una especie de palidez mate. Tal
brío al. mundo profano, común á nuestro autor es la luz con que nuestro autor colorea su vi¬
y á todos los autores de Apocalipsis, en par¬ sión. Nada asemeja menos al puro sol de
se
ticular al que escribió el libro de Henoch. Su Galilea. El género apocalíptico, como el géne¬
rudeza, sus juicios apasionados é injustos acer¬ ro epistolai', no es la forma literaria llamada á
ción; l^nos velos ardientes contra los poderes vale en proporción de lo que contiene de Jesús.
del Estado, fundados en un principio militar Los Evangelios sinópticos, en los que Jesús lo
de que no eran capaces, ó que no admitían. es todo, y de los que puede decirse en cierto
He ahí lo que ha hecho del Apocalipsis un sentido que es el verdadero autor, serán por
libro en muchos conceptos peligroso. Es la excelencia el libro cristiano, el libro eterno.
obra por excelencia del orgullo judío. Según su Sin embargo, el Apocalipsis ocupa en el
autor, la distinción de los judíos y los paganos cánon sagrado lin lugar legítimo bajo muchos
durará hasta el reinado de Dios. Mientras las aspectos. libro de amenazas y cíe terror, el
doce tribus comen los frutos del árbol de la Apocalipsis clió cuerpo á la sombría antítesis
vida, los gentiles sólo deben contentar con
se que la conciencia cristiana, movida por una
xui cocimiento medicinal de sus profunda estética, quiso oponer á Jesús. Si el
hojas. El autor
mira á los gentiles, aun á los que creen en Jesús, Evangelio es el libro de Jesús, el Apocalipsis
162 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
las nubes de un universo en estado de embrión, de los emperadores filósofos habría comenzado
distinguimos las leyes del progreso de la vida, treinta años antes. Pero la detestable escuela
creciendo constantemente la conciencia del ser, de Nerón llevó los acontecimientos por otro lado.
y la posibilidad de un estado en que todos serán Othón se parecía á aquel menstruo. Los solda¬
en un ser definitivo (Dios) lo que los innume¬ dos y todos los que habían amado á Nerón, en¬
rables botones del árbol son en el árbol, lo que las contraban en él á su ídolo. Se le había visto
miríadas de células del séf" vivo son el sér vivo, junto al emperador desaparecido, representan¬
de un estado, digo, en que la vida de todo será do el papel de favorito, rivalizando con él por
completa, y en que los individuos que existie¬ su afectación de fastuosos desórdenes, sus vi¬
ron resucitarán en la vida de
Dios, verán, goza¬ cios y sus locas prodigalidades. El bajo pueblo
rán en él, cantarán en él un eterno Aleluya. le dió desde el primer día el nombre de Nerón,
Cualesquiera que sea la forma en que cada uno y parece que él mismo lo tomó en algunas car¬
de nosotros conciba este futuro acontecimiento tas. Permitió que erigiesen estatuas á la Bes¬
de lo absoluto, el Apocalipsis no puede dejar de tia, restableció el pandillaje neroniano en los
agradarnos. Expresa simbólicamente el pensa¬ grandes empleos, y se anunció en voz alta como
miento fundamental de Dios existe, pero
que el continuador de los principios inaugurados
sobre todo de que existirá siempre. El rasgo por el último reinado.
con que se la
dibuja, es defectuoso, mezquino Lo que había de más triste, es que el rebaja¬
es el contorno. Es con el lápiz grosero de un miento político á que se había llegado no daba
niño que traza el croquis de una ciudad que la seguridad á nadie. El innoble Vitelio había
no ha visto. Su sencilla pintura de Dios, gran sido proclarpado algunos días antes que Othón
juguete de oro y perlas, no deja por eso de ser (2 Enero del 69) en Germania y no se dió por
un elemento de nuestros sueños. Pablo habló vencido. Una horrible guerra civil, como no ha¬
mejor, no cabe duda, cuando resumió el objeto bía habido otra desde la de Augusto y Antonio,
final del Universo en las palabras: "Para que pareció inevitable. La imaginación popular es¬
Dios sea todo en todos". Pero durante largo taba excitadísima; no se veían más que horri¬
tiempo la humanidad necesitará aún un Dios bles pronósticos; los crímenes de la soldadesca
que viva con ella, la compadezca en sus sufri¬ sembraban doquiera el espanto. Nunca se había
mientos, lleve la cuenta de sus luchas y "enju¬ visto un año como aquel; el mundo sudaba
gue toda lágrima de sus ojos". sangre. La primera batalla de Bedriach, que
EL ANTICRISTO 163
dejó el imperio á Vitelio solo (hacia el 15 de verse adoptar por el viejo emperador. Después
Abril), costó la vida á ochenta mil hombres. Los de la muerte de Galba, comprendió que no po¬
legionarios desbandados saqueaban el país y dría llegar al poder supremo, sino como suce¬
se batían unos contra otros. Los pueblos toma¬ sor desu padre. Con el arte del político más
ban parte en la pelea. Hubiérase dicho que aque¬ consumado/supo hacer que todo se pusiera de
llo era el hundimiento de una sociedad. Al mis¬ parte de un general serio, honrado, obscuro,
mo tiempo, los astrólogos, los charlatanes de sin ambición personal, que no había hecho casi
toda especie pululaban y la ciudad de Roma era nada en su favor. Ayudóle todo el Oriente.
suya. La razón parecía confundida ante un di¬ Mueiano y las legiones de Siria sufrían impa¬
luvio de' crímenes y de locuras que desafiaba cientes, viendo que las legiones del Occidente
toda filosofía. Ciertas palabras de Jesús, que eran las únicas en disponer del imperio y pre¬
ios cristianos se repetían en voz baja, les te¬ tendieron hacer á su vez el emperador. Mueia¬
nían en una especie de fiebre continua. La suer¬ no, especie de escéptico, más envidioso de dis¬
te de Jerusalén era para ellos objeto de una poner del poder que de ejercerle, no quería la
ardiente preocupación. púrpura para sí mismo. No obstante su ancia¬
En efecto, el Oriente
no estaba menos turba¬ nidad, su origen burgués y su inteligencia se¬
do cjue el Occidente. Ya vimos que á partir del cundaria, Vespasiano se encontró así designa¬
mes de Junio del 68, las operaciones militares do. Tito, de veintiocho años de edad, compensa¬
de los romanos contra Jerusalén fueron suspen¬ ba por su mérito, su destreza y su actividad,
didas. La anarquía y el fanatismo no disminu¬ lo que su padre tenía de obscuro. Después de
yeron ésto entre los judíos. Las violencias
por la muerte de Ot-hón, las legiones de Oriente no
de Juan de Giscala y de los zelotes llegaban al prestaron sino con pena el juramento á Vite¬
colmo. La autoridad de Juan reposaba princi¬ lio. La insolencia de los soldados de Germania
palmente en un cuerpo de galileos, que cometía les indignaba. Se les había hecho creer que Vi¬
todos los excesos imaginables. Los hierosolimi- telio quería enviar sus legiones favoritas á
tas levantáronse al fin, y obligaron á Juan y Siria y transportar á orillas del Rhin las le¬
sus vicarios á refugiarse en el templo; pero se giones de esta nación, amadas en el país, y que
le temía tanto que, para librarse de él, creyóse habían contraído muchas alianzas.
en la necesidad de
oponerle un rival. Simón, Nerón, otra, parte, aunque muerto, conti¬
por
hijo de Gioras, oriundo de Gérasa, que se había nuaba poder del hado de las cosas humanas,
en
•cebir por Berenize no perjudicó en nada sus la fortuna de los Flavios. Las consecuencias de
-asuntos. Todo indica, al contrario, que encon¬ todo ésto desarrolláronse más tarde. Llegados
tró en aquélla mujer, ducha en las intrigas de al trono con el .apoyo de la Siria, los
empera¬
Oriente, una ayuda de las más útiles. Gracias dores flavianos estuvieron más abiertos que los
á ella, los reyecillos de Emeso, de Sof enes, de s
desdeñosos Césares á las ideas siriacas. El cris¬
Comagenes, todos parientes ó aliados de los tianismo penetra entonces hasta el corazón mis¬
Herodes, y más ó menos convertidos al judais¬ mo de esta familia, contando en ella adeptos,
mo, se unieron al complot. El judío renegado y gracias á ella entra en una fase completamen¬
Tiberio Alejandro, prefecto de Egipto, entró te nueva de sus destinos.
en él plenamente. Los mismos partos se decla¬ Hacia fines de la
primavera del 69, Vespasia¬
raron
dispuestos á sostenerle. no pareció salir de la ociosidad militar
querer
Lo que hay de más extraordinario es que en que le tenía la política. El 29 de Abril se
los judíos moderados como Josefo, adhiriéron¬ echó al campo y presentóse con su caballería
se también y quisieron aplicar al general ro¬ ante Jerusalén. Mientras tanto, Cerealis, uno
mano las ideas que les preocupaban. Ya vimos de sus tenientes, quemaba á Hebrón. Toda la
que el cortejo judío de Nerón había logrado Judea estaba sometida á los romanos, excepto
persuadirle de que, destronado en Roma, encon¬ Jerusalén y los tres castillos de Masada, de He-
traría en Jerusalén un nuevo reino, que haría rodium y de Maquero, ocupados por los sica¬
■de él el más grande potentado de la tierra. Jo¬ rios. Estas cuatro plazas exigían sitios difíciles.
sefo pretende que, desde el año 67, en el mo¬ Vespasiano Tito vacilaron en comprometerse
y
mento de ser hecho ¡prisionero por los romanos, en precario en que se hallaban, en vís¬
el estado
predijo á Vespasiano el porvenir que le espe¬ peras de una nueva guerra civil, en la que po¬
raba, según ciertos textos contenidos en las dían necesitar todas sus fuerzas. Por ésto, to¬
Sagradas Escrituras. A fuerza de repetir sus davía se prolongó un año la revolución que,
profecías, los judíos habían hecho creer á un hacía tres, tenía Jerusalén en el estado de cri¬
.gran número de personas, aun á las no afilia¬ sis más extraordinario de que la historia con¬
das á su secta, que el Oriente vencería, y que serve recuerdo.
el Señor del mundo saldría pronto de Judea. El 1.° de
Julio, Tiberio Alejandro proclamó
Ya Virgilio había adormecido las vagas triste¬ á Vespasianoen Alejandría, y le hizo prestar
zas de su melancólica imaginación aplicando á
juramento. El 3, el ejército de Judea le saludó
su tiempo un Cumceum carmen que parece ha¬ Augusto en Cesárea. Muciano, en Antioquía,
ber tenido algún parentesco con los oráculos le hizo reconocer por las legiones de Siria, y
del segundo Isaías. Los magos, caldeos y astró¬ el 15 le obedecía todo el Oriente. Un congreso
logos, explotaban también la creencia de una se reunió en Beyroutli, en donde se decidió que
estrella de Oriente, mensajera de un rey de los Muciano marcharía sobre Italia, mientras Tito
judíos, reservada á altos destinos. Los cristia¬ seguía la guerra contra los judíos y Vespasia¬
nos tomaban muy en serio tales quimeras.
La no esperaba el resultado de los acontecimientos
profecía era de doble sentido, como todos los en Alejandría. Después de una sangrienta gue¬
oráculos. Parecía suficientemente justificada, si rra civil (la tercera en dieciocho meses), el po¬
el jefe de las legiones de Siria, establecido á al¬ der fué definitivamente de los Flavios. Una di¬
gunas leguas de Jerusalén, llegaba al imperio nastía burguesa, aplicada á los asuntos, mode¬
desde aquel país, por medio de un levantamien¬ rada, sin la fuerza de raza de los Césares, pero
to. Vespasiano y Tito, rodeados cíe judíos, pres¬ exenta de sus extravíos, substituyó así á los
taban oído á estos rumores, que les causaban herederos del título creado por Augusto. Los
placer. Aunque desplegando su talento militar pródigos los locos habían de tal modo abusa¬
y
nontra los fanáticos de Jerusalén, los dos ge¬ do de privilegio de niños mimados, que se
su
nerales inclinábanse bastante al judaismo, lo acogió con placer el advenimiento de un hom¬
estudiaban y eran deferentes para con los li¬ bre valiente, nada distinguido, y penosamente
bros judíos. Josefo habíase hecho muy familiar elevado por sq mérito, no obstante sus peque¬
con ellos, especialmente con Tito, por su carác¬ ñas ridiculeces, su aire vulgar y su carencia de
ter dulce, ligero, insinuante. Alabábales su fe, altas costumbres. El hecho es que la nueva di¬
les contaba las viejas historias bíblicas, que nastía condujo espacio de diez años los
por
solía arreglar á la griega y hablábales con' mis¬ asuntos con sentido y juicio, salvó la unidad
terio de las profecías. Otros judíos entraron romana y desmintió completamente las predic¬
en los mismos sentimientos y entre tocios hi- ciones de los judíos y de los cristianos, que
•eieron aceptar á Vespasiano una especie de veían ya en sueños el imperio desmantelado y
papel mesiánico. Atribuyéronsele milagros. Se Roma destruida. El incendio del Capitolio (19
habló de curaciones bastante análogas á las que de Diciembre), y la horrible matanza que tuvo
se refieren en los
Evangelios, operados por este lugar en Roma al día siguiente, pudieron por
Cristo de una nueva especie. un momento hacer creer que el gran día había
I os sacerdotes paganos de Fenicia no qui¬
llegado. Pero el establecimiento de Vespasiano
sieron quedarse atrás en este concurso de ha¬ (á partir del 20 de Diciembre) les mostró que
lagos. El oráculo de Pafos y el del Carmelo era necesario
resignarse á vivir aún, y les obli¬
sostuvieron que habían anunciado de antemano gó á encontrar recursos para suspender sus
EL ANTICRISTO 165
esperanzas poniéndoselas en un porvenir más ristas ; no se podía huir. Sin embargo, ¡ cosa
lejano. extraña! del fin del mundo seguían acudiendo»
El "prudente Vespasiano, mucho menos con¬ personas al templo. Juan y Eleazar recibían»
movido que los que sebatían para conquistarle á los prosélitos y se aprovechaban de sus ofren¬
tiempo en Alejandría en
el imperio, gastaba su das. Muchas veces, los piadosos peregrinos,,
compañía de Tiberio Alejandro. No regresó á eran muertos en mitad de sus
sacrificios, con
Roma basta el mes de Julio del 76, poco antes los sacerdotes que hacían la liturgia por ellos,
de la ruina total de Jerusalén. Tito, en lugar por los dardos y las piedras de las máquinas
de seguir la guerra de Judea, había acompaña¬ de Juan.
do á su padre á Egipto y estuvo con él hasta Los rebeldes obraban activamente al otro lado
los primeros días de Marzo. del Eufrates, para obtener socorros, bien de los
Las luchas de Jerusalén hacían sino agra¬
no judíos de aquellos alrededores, bien del rey de
varse. Los movimientos fanáticos no excluyen los partos. Habíanse figurado que todos Ios-
en los que se convierten en sus autores el odio, judíos de Oriente se aprestarían á la lucha.
la envidia y la desconfianza. Asociados juntos Las guerras civiles de los romanos inspirában¬
los hombres muy convencidos y muy apasiona¬ les locas esperanzas. Como los cristianos, creían
dos, sospechan unos de otros generalmente. Pero que el imperio iba á desmembrarse. Jesús, hijo
la sospecha recíproca crea en ellos el terror, de Hanán, en vano recorría la ciudad, llaman¬
les une como con una cadena de hierro, é im¬ do para destruirla á los cuatro- yientos del
pide las defecciones, los momentos de debili¬ cielo. En vísperas dé su exterminio, los faná¬
dad. El interés crea el pandillaje, así como los ticos proclamaban á Jerusalén capital del mun¬
principios crean la división é inspiran la ten¬ do, de igual modo que nosotros hemos visto á
tación de diezmar, de expulsar, de matar á los París embestido y hambriento, sosteniendo aún
enemigos. Los que juzgan las cosas humanas que el mundo era suyo, trabajando por él, su¬
con ideas burguesas, creen que la revolución friendo con él.
está ¡perdida cuando los revolucionarios "se Lo más raro es que no se equivocaban del
comen unos á otros". Esa es, por el contrario, todo. Los exaltados de Jerusalén, que afirma¬
una prueba de que la revolución conserva toda ban que Jerusalén era eterna, mientras ésta
su
energía, y que un ardor impersonal preside ardía, estaban mucho más cerca de la verdad
en ella. Nunca se vió ésto más claramente que que las personas que no veían en ello más que-
en el terrible drama de Jerusalén. Los autores unos asesinos. Se engañaban sobre la cuestión
parecen tener entre ellos un pacto de muerte. militar, pero no sobre el lejano resultado Reli¬
Como aquellos corros infernales en los que, gioso. Aquellos días de turbulencia marcaban,
según la creencia de la Edad Media, veíase á en efecto, el instante en que Jerusalén iba á
Satán formando la cadena y arrastrando á un ser
capital espiritual del mundo. El Apocalip¬
abismo fantástico hileras de hombres bailando sis, exposición ardiente del amor que inspiraba
agarrados de la mano, así la revolución no per¬ esta población, ocupó un sitio entre los escri¬
mite á nadie salirse del grupo que forma. El tos religiosos de la humanidad y consagró lq
terror está deti'ás de los comparsas. Alternati¬ imagen de la ciudad amada. ¡ Ah, cuán eiertq
vamente, exaltados y exaltadores todos van al es, que no puede decirse de antemauo, quién
abismo. Ninguno puede retroceder, porque de¬ será santo ó tunante, loco ó sabio! Un brusco,
trás de cada uno hay una espada oculta, que, cambió en el itinerario de un navio, hace de un
en el momento en que quisiera detenerse, le progreso un retroceso, de un viento eontrariq
obligaría á seguir adelante. un viento favorable. En vista de estas revolu¬
Simón, hijo de Gioras, mandaba en la ciu¬ ciones, acompañadas de truenos y de temblores
dad, y Juan de Giscala, con sus asesinos, era de tierra, pongámonos con los bienaventurados
dueño del templo. Formóse un tercer partido, que cantan: "¡Alabad á Dios!", ó con los cua¬
capitaneado' por Eleazar, hijo de Simón, de tro animales, espíritus del Universo, que, des¬
raza sacerdotal, que destacó una partida de los pués de cada acto de la tragedia celeste, dicen:
sicarios de Juan de Giscala y se estableció de¬ Amén.
trás de la muralla circundante del
templo, vi¬
viendo de las provisiones consagradas que allí
CAPITULO XIX
había y de las que constantemente se llevaban Ruina de Jerusalén.
á los sacerdotes como primicias. Éstos tres par¬
tidos se hacían una guerra continua. Se cami¬ El círculo de hierro cerróse por fin en torno,
naba sobre montones de cadáveres, pues no se de la ciudad maldita para no volverla á soltar.
enterraban los muertos. Habíanse hecho inmen¬ En cuanto lo permitió la estación, Tito salió de.
sas
provisiones de trigo, que permitían resis¬ Alejandría, llegó á Cesárea, y, desde esta ciu¬
tir durante años, pero Juan y Simón las que¬ dad, á la cabeza de un ejército formidable,
maron por arrancárselas recíprocamente. La avanzó hacia Jerusalén. Mandaba cuatro legio¬
situación de los habitantes era horrible. Las nes, la 5.a Macedónica, la 10.a F.retensi'j, la 12.a
gentes pacíficas hacían votos por que el orden Fiilminata y la 15.a Ápollinaris, sin hablar de
fuera restablecido por los romanos; pero todos las numefosas tropas auxiliares procuradas por
los escapes estaban guardados por los .terro¬ sus aliados de Siria y de los muchos árabes
166 NOVISIMA HISTORIA" UNIVERSAL
que se le unieron con la esjieranza del saqueo. nación, Tito buscó, según se dice, los medios de
Todos los judíos adictos, Agrippa, Tiberio Ale¬ conciliación é hizo ofertas aceptables; pero todo
jandro, convertido en prefecto del Pretorio, y fué inútil. Los sitiados no respondieron' á las
Josefo, el futuro historiador, le acompañaban. proposiciones del vencedor más que con sar¬
Berenize esperaba sin duda en Cesárea. El va¬ casmos.
lor militar del capitán respondía á la fuerza El sitio tomó entonces un carácter de horri¬
del ejército. Tito era un soldado notable, y so¬ ble crueldad. Los romanos desplegaron el apa¬
bre todo un excelente
ingeniero militar, al que rato de los más repugnantes suplicios, pero la
se unía un hombre de buen
sentido, profundo audacia de los judíos no hizo más que aumen¬
político y, dada la crueldad de las costumbres tar. El 27 y29 de Mayo quemaron las máqui¬
del tiempo, bastante humano. Vespasiano, irri¬ nas de los y les atacaron hasta en su
romanos
tado por la satisfacción ~que los judíos mostra¬ campamento. El desaliento hizo después presa
ran al ver estallar las guerras civiles y los es¬ en los sitiadores. Muchos
persuadieron de
se
fuerzos que hacían para provocar una inva¬ que los judíos tenían razón, de
que Jerusalén
sión de los
partos, había recomendado gran era, en efecto, inexpugnable. Comenzó la de¬
rigor. La dulzura, según él, era siempre inter¬ serción y Tito, renunciando á la esperanza de
pretada como una muestra de debilidad por conquistar la plaza á viva fuerza, bloqueóla es¬
aquellas orgullosas, persuadidas de que
razas trechamente. Un muro, rápidamente elevado (en
combatían por Dios
y con Dios. los comienzos de Junio), y reforzado en la parte
El ejército romano llegó á Gabaath-Saiil, á de la Perea por una línea de castillos, coronan¬
legua y media de Jerusalén, á primeros de do las cimas del monte de los Olivos, separó
Abril. Se estaba casi en vísperas de las fiestas totalmente la ciudad del exterior. Hasta enton¬
de pascua. Un número enorme de judíos de ces se había ido fuera por legumbres: el ham¬
todos los países se habían reunido en la ciudad. bre se hizo terrible á partir de entonces. Los
Josefo eleva la cifra de los que jierecieron du¬ fanáticos, provistos de lo necesario, se cuidaban
rante el sitio á un millón y cien mil. Parecía poco de ésto. Hiciéronse pesquisas rigurosas,
que toda la nación se había citado para el ex¬ acompañadas de torturas, para descubrir el
terminio. Hacia el 10 de Abril, Tito estableció trigo oculto. El que tenía en el rostro cierto
su campamento en el ángulo de la torre Psefina aire de salud pasaba por ocultar víveres. Arran¬
(Kasr-Djaloud de hoy). Algunas ventajas par¬ cábanse unos á otros de Ja boca los pedazos de
ciales obtenidas pan. Las enfermedades más terribles se des¬
por^ sorpresa y una herida gra¬
ve recibió Tito dieron al pronto á los ju¬
que arrollaban en el seno de esta masa amontonada,
díos una confianza exagerada en su fuerza, é debilitada, febril. Horribles relatos circulaban,
hicieron ver á los romanos que debían proce¬ redoblando el terror.
der con cuidado en de furiosos.
esta guerra Apartir de este momento, el hambre, la ra¬
La ciudad podía contarse entre las más fuer¬ bia, la desesperación y la locura habitaron en
tes del mundo. Las murallas eran un tipo per¬ Jerusalén. Fué entonces una jaula de locos
fecto de
aquellas construcciones de enormes furiosos, una. ciudad de aullidos y de caníbales,
piedras que solían hacerse en Siria. En el un infierno. Tito, por su parte, mostrábase
interior, la muralla del templo, la de la ciudad atroz. Quinientos infelices eran diariamente
alta y la de Acra formaban como muros de crucificados á la vista de la ciudad con odiosos
refuerzo y eran otras tantas trincheras. El nú¬ refinamientos. No había ya madera
hacer para
mero de los defensores era muy grande. Las ni sitio donde elevarlas.
cruces,
provisiones, aunque disminuidas por los. incen¬ En este exceso de males, la fe y el fanatis¬
dios, abundaban todavía. Los partidos del inte¬ mo de los judíos se mostraban más ardientes
rior de la ciudad seguían batiéndose; pero se que nunca. Creíase
el templo era indestruc¬
que
reunían para la defensa. A partir de las fiestas tible. La mayor parte
estaban persuadidos de
de pascua, la facción de Eleazar casi desapa¬ que, hallándose la ciudad bajo la protección del
reció, fundiéndose sus restos en la de Juan. Eterno, era imposible que fuese tomada. Apa¬
Tito condujo la operación con una pericia con¬ recieron profetas anunciadores de un próximo
sumada; nunca los romanos habían mostrado auxilio. La confianza en ésto era tal, que mu¬
una poliorcética tan perfecta. En los últimos chos que hubieran podido salvarse resistían
días de Abril, las legiones habían franqueado para poder ver el milagro de Jehováh. Mien¬
la primera muralla de la parte Norte, y eran tras tanto los frenéticos reinaban como seño¬
dueños del lado septentrional de la ciudad. Cin¬ res. Dábase muerte á todo el que era sospecho¬
co días después, el segundo muro, el de Acra, so deaconsejar la capitulación. Así murió, por
estaba forzado. La mitad de la ciudad se halló orden de Simón, hijo de Gioras, el pontífice
así en poder de los romanos. El 12 de Mayo Matías, que había hecho recibir á este bandido
atacaron la fortaleza Antonia. Rodeado de ju¬ en la ciudad. Sus tres hijos fueron ejecutados
díos que á excepción de Tiberio Alejandro qui¬ en su presencia. Muchas personas notables fue¬
zás, todos deseaban la conservación de la ciu¬ ron igualmente asesinadas. Estaba prohibido
dad y del templo, dominado más de lo que con¬ formar grupos. El solo hecho de llot^ar juntos,
fesaba por su amor á Berenize, que parece ha¬ de celebrar una reunión, era un crimen. Desde
ber sido una judía piadosa y muy fiel á su el campamento de los romanos, Josefo trató
EL ANTICRISTO 167
vanamente de entablar negociaciones con los vación haría honor á su reinado y probaría la
de la plaza. Era sospechoso en ambos lados. moderación de los romanos. Según Tácito, Tito
La situación había llegado á ese punto en que insistió acerca de la necesidad de destruir un
la razón y la moderación ,no tienen ninguna edificio al que se unían dos supersticiones igual¬
probabilidad de hacerse oir. mente funestas, la de los judíos y la de los
Tito se hastiaba de esperar; no pensaba más cristianos.
que en Roma, en sus esplendores y sus placeres. Difícil es decidirse entre dos versiones tan
Una ciudad tomada por hambre parecíale insu¬ absolutamente distintas; porque si la opinión
ficiente para inaugurar con brillo una dinastía. atribuida á Tito por Josefo puede muy bien
Hizo, jDues, construir cuatro nuevas máquinas ser mirada como una invención de este histo¬
para un ataque á viva fuerza. Los árboles de riador, celoso de mostrar la simpatía de su amo
los jardines de las afueras de Jerusalén fueron por el judaismo, de lavarle á los ojos de los ju¬
cortados en una extensión de cuatro leguas. En díos de la hazaña de la destrucción del templo,
21 días, todo estuvo listo. El 1.° de Julio, los y de satisfacer el deseo ardiente que Tito tenía
judíos trataron de repetir la operación que tan de pasar por un hombre muy moderado, no
bien les había resultado y salieron á quemar puede negarse que el breve discurso puesto por
las torres de madera; pero su maniobra fraca¬ Tácito en boca del capitán victorioso es, no sólo
só completamente. Desde aquel día, se decidió por el estilo, sino también por el orden de las
la suerte de la ciudad. El 2 de Julio, los roma¬ ideas, un reflejo exacto de los sentimientos del
nos la emprendieron contra la torre Antonia. mismo Tácito. Tiénese derecho á suponer que el
El 5, Tito fué dueño de ella y la hizo demoler historiador latino, lleno contra los judíos y los
casi por completo, para abrir un ancho paso á cristianos de aquel desprecio,-de aquel • mal
su caballería y á sus máquinas hacia el punto humor que caracteriza la época de Trajano y
á que convergían todos sús esfuerzos y en don¬ de los Antoninos, hizo hablar á Tito como un
de debía tener lugar la lucha suprema, ó sea aristócrata romano de su tiempo, mientras que
el templo. - en realidad el
burgués Tito tuvo para las su¬
El temploera, como hemos dicho, á causa de persticiones orientales más complacencia que
su extrañaconstrucción, la más temible fortale¬ se observa en la alta nobleza que sucedió á los
za. Los judíos que, con Juan de Giscala, se ha¬ Elavios. Viviendo desde hacía tres años con
bían guarecido en él, se disponían á pelear. Los los judíos, que le habían ensalzado su templo
mismos sacerdotes estaban sobre las armas. El como la maravilla del mundo, seducido por las
17, el sacrificio perpetuo cesó, falta de mi¬
por caricias de Josefo,. de Agrippa, y más aún por
nistros para ofrecerlo. Esto produjo una gran las de Berenize, pudo muy bien desear la con¬
imjxresión en el pueblo y se supo fuera. La in¬ servación de un santuario, cuyo culto le pre¬
terrupción del sacrificio era para los judíos un sentaban muchos de sus íntimos como sumamen¬
fenómeno tan grave como podía haberlo sido te pacífico. Es, pues, posible que, como preten¬
una detención en la marcha del Universo. Jose- de Josefo, se dieran órdenes jxara que el fuego
fo asió la ocasión para tratar otra vez de vencer se apagase, y para que, en el horrible tumulto
la obstinación de Juan, pero éste no quiso oirle. que .se preveía, se tomaran medidas contra el
Los que no estaban Cegados por el fanatismo, incendio. Entraba en el carácter de Tito, junto
pasáronse á los romanos. Todo lo que quedaba con una bondad real, mucha fatuidad y alguna
en el templo escogió la muerte. hipocresía. La verdad es, sin duda, que no or¬
El 12 de Julio, Tito principió los ataques denó el incendio, como asegura Tácito, y que
al templo. La lucha fué de las más encarniza¬ no le prohibió, como pretende Josefo, sino que
das. El 28 los romanos eran dueños de toda la dejó obrar, reservando apariencias para todas
galería del Norte. Comenzó entonces el ataque las tesis que le convinieron. Sea de ésto lo que
al templo mismo. El 2 de Agosto, las máquinas quiera, el caso es que se decidió un asalto ge¬
más poderosas se pusieron á trabajar, con efec¬ neral contra el edificio, ya privado de sus
tos apenas sensibles hasta el 8, día en que los puertas.
romanos consiguieron poner fuego á las puer¬ Los judíos previeron el ataque. El 10 de
tas. El estupor de los judíos fué entonces in¬ Agosto, por la mañana, entablaron, sin éxito,
explicable. Nunca habían creído posible ésto, y un combate furioso. Tito se retiró á lás ruinas
al ver surgir las llamas, vertieron sobre los ro¬ de la torre Antonia, á fin de reposar y dispo¬
manos una ola de maldiciones. nerse para el asalto del siguiente día. Dejóse
El 9 de Agosto, Tito ordenó que las llamas allí un destacamento, encargado de impedir que
se extinguieran
y celebró un Consejo de guerra el incendio se avivase. Entonces ocurrió, según
al que asistieron Tiberio Alejandro, Cerealis y Josefo, el incidente que trajo la ruina del sa¬
sus
principales oficiales. Se trataba de saber si grado edificio. Los judíos se arrojaron con ra¬
se
quemaría el templo. Muchos opinaban que, bia sobre el destacamento que velaba junto al
mientras el templo subsistiera, los judíos no fuego. Los romanos les rechazan y entran en el
se darían
punto de reposo. En cuanto á Tito, templo mezclados con los fugitivos. Su irrita¬
difícil es saber qué opinó, pues hay sobre ésto ción llegó al colmo. Un soldado, "sin que na¬
dos relatos contrarios. die se lo mandara, y como impulsado por un
Según Josefo, Tito quU
so salvar una obra tan movimiento natural", tomó un madero encen-
admirable, cuya conser¬
1G8 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
dido, y, haciéndose levantar por un compañero, la vieja Sión, la ciudad alta, la parte más fuer¬
tiró el ascua por una ventana que daba á los te, que todavía tenía intactas sus murallas, y
exedros del lado se¡itentrional. La llamay el donde se habían refugiado Juan de Giseala, Si¬
humo se elevaron rápidamente. Tito descansa¬ món y un gran número de combatientes que ha¬
ba en aquel momento bajo tienda y se corrió
su bían logrado escapar. Esta madriguera de fora-
á prevenirle. -Entonces, si ha de creer á Jo-
se gidos exigió un nuevo sitio. Juan y Simón habían
sefo, una especie de lucha se estableció entre él establecido el centro de su residencia en el pala¬
y sus soldados. Tito, con la voz y con el gesto, cio de los Herodes, situado en el lugar que ac¬
mandaba apagar el fuego; pero el desorden era tualmente ocupa la ciudadela de
Jerusalén, y
tal, que 110 se le comprendía. Los que no podían cubierto por las tres enormes torres de Híppi-
dudar de sus intenciones afectaban 110 oirle. En cus, Fasael y Mariana. Los romanos se vieron
lugar de detener el incendio, los legionarios lo obligados, para arrancar de este último refugio
atizaban. Arrastrado por la oia de los invaso¬ á la obstinación judía, á construir torres contra
res, Tito, fué llevado al templo mismo. Las lla¬ el muro occidental de la ciudad, frente al pa¬
mas no habían llegado al edificio central. Vió lacio. Las cuatro legiones fueron ocupadas en
intacto aquel santuario de que Agrippa, Jose¬ este trabajo por espacio de dieciocho días
fo yBerenize le habían hablado tantas veces (del 20 de Agosto al 0 de Septiembre). Mien¬
con admiración, y lo encontró superior aún á tras tanto, Tito hizo incendiar las partes de la
lo que le habían dicho. Tito redobló sus esfuer¬ población que ya estaban en su poder. La ciudad
zos, hizo evacuar el interior, y hasta dió órde¬ baja, sobre todo, y Oi'el, hasta Siloam, fueron
nes á Siberalis, centurión de sus guardias, de sistemáticamente destruidas. Muchos judíos per¬
herir á los que se negasen á obedecer. De re¬ tenecientes á la burguesía pudieron eseapar.
líente, un penacho de humo y llamas salió pol¬ En cuanto á las gentes de humilde condición,.
la puerta del templo. En la tumultuosa evacua¬ fueron vendidas á precios bajos. Esto dió ori¬
ción, un soldado había puesto fuego al interior gen á nube de esclavos judíos que, cayendo ■
una
del santuario. Las llamas avanzaban en todos sobre la Italia y los otros países del Mediterrá¬
sentidos, la posición 110 era ya sostenible y neo, llevaron los elementos de un nuevo ardor
Tito se retiró. de propaganda. Josefo eleva su número á no¬
Este relato de Josefo encierra más de una in¬ venta y siete mil. Tito concedió su favor á los
verosimilitud. Es difícil las legiones
creer que príncipes del Adiabenes. Los hábitos pontifica¬
romanas se mostrasen tan indóciles con un jefe les, las piedras preciosas, las obras de arte, las
victorioso. Dion Casius pretende, por el con¬ copas y los candelabros, le fueron entregados y
trario, que Tito se vió obligado á emplear la mandó que los conservasen cuidadosamente,
fuerza para decidir á sus soldados á penetrar en para hacerlos servir en el cortejo triunfal que •
un lugar rodeado de terrores y cuyos profana¬ se preparaba, y al que quería dar un sello de
dores pasaban todos por haber sido heridos de pompa extranjera, con el rico manantial del
muerte. Sólo una cosa es cierta: que Tito, al¬ culto judío.
gunos años más tarde, celebraba que, en el Acabadas las máquinas de asedio, los Toma-
mundo judío, se refiriera la cosa según Josefo, nos comenzaron á hacerlas funcionar contra los
y que se atribuyese el incendio del templo á la muros de la ciudad alta. En el primer ataque
indisciplina de sus soldados, ó mejor á un mo¬ (7 de Septiembre) derribaron una parte, así
vimiento sobrenatural de un agente inconscien¬ como muchas torres. Extenuados por el hambre
te, de una voluntad superior. La Historia de y minados por la fiebre y el furor, los defenso¬
la guerra de los judíos fué escrita hacia fines res no más que esqueletos. Las legiones
eran
del reinado de Yespasiano, en el 79 lo más entraron sin dificultad. Llasta el anochecer, los
pronto, cuando ya Tito aspiraba á ser "las deli¬ soldados quemaron y mataron. La mayor parte
cias del género humano" y quería pasar por de las casas en que entraban
saquearlas, para
un modelo de dulzura y de bondad. En los estaban llenas de cadáveres. Los
desgraciados
años anteriores, y en otro mundo que el de los que pudieron escapar huyeron á Aera, que la
judíos, habría seguramente aceptado elogios fuerza romana había casi evacuado, y á las
muy distintos. Entre los cuadros que se pasea¬ vastas cavidades subterráneas que hay debajo
ron en triunfo el año 7.1 figuraba la imagen de de Jerusalén. Juan y Simón ílaquearon en
"un incendio del templo", sin que se tratara aquel momento. Poseían aún las torres mencio¬
entonces de presentar este hecho de otro modo nadas, obras de arquitectura militar, las más
que como una acción gloriosa. En la misma sorprendentes de la antigüedad. El ariete ha¬
época, el poeta cortesano Valerius Flacus pro¬ bría sido impotente contra aquellas piedras
puso á Domiciano como el más bello empleo enormes, reunidas con una perfección sin igual
de su talento poético que cantara la guerra de y sujetas pof ganchos de hierro. Extraviados,
Judea y mostrase á su hermano sembrando en confundidos, Juan y Simón abandonaron estas
todas partes antorchas incendiarias: obras inexpugnables y trataron de forzar la
línea enemiga del lado de Siloam. No lo con¬
...Solymo nigrantem pulvere fratrem, siguieron, y fueron á unirse á aquellos de sus
S par geniemque faces et in omni turre furentem. partidarios que se habían refugiado en las al¬
Destruido el templo, quedaba aún por tomar cantarillas.
EL ANTICRISTO 169
quezas, muchos rebeldes vivos que al punto fue¬ sentimiento dominante en las ciudades siriacas
ron muertos y más de dos mil cadáveres, sin y estas horribles matanzas eran acogidas con
hablar de algunos prisioneros que los terroris¬ alegría. Lo que hay de más horrible tal vez,
tas tenían allí encerrados. Juan de (Jiscala, obli¬ es que Josefo y Agrippa no se separaron de
gado por el hambre á salir, pidió cuartel á los Tito y fueron testigos de estas monstruosi¬
vencedores, que le condenaron á cadena perpe¬ dades.
tua. Simón, que tenía provisiones, permaneció El jefe romano hizo entonces
un largo viaje
encerrado en las alcantarillas hasta fines de por Siria hasta el Eufrates. En Antioquía en¬
Octubre. Careciendo de víveres entonces, tomó contró la ciudad exasperada contra los judíos.
un partido singular. Vestido de blanco, con un Se les aqusaba de un incendio que casi había
manto de púrpura en los hombros, salió in¬ consumido la población. Tito se contentó con
esperadamente de debajo tierra, en el lugar suprimir las planchas de bronce en que esta¬
en que había estado el
templo. Figurábase de ban grabados sus privilegios. Además regaló á
este modo sorprender á los la ciudad de Antioquía los* querub alados que
romanos, simular
una
resurrección, tal vez hacerse pasar por el cubrían el Arca. Este, singular trofeo fué co¬
Mesías. Los soldados se
admiraron, efectiva¬ locado ante la gran puei'ta occidental de la po¬
mente, al pronto y Simón no quiso nombrarse blación, que tomó de aquí el nombre de puerta
sino á su comandante Terenzio Rufo. Este le de los Querubim. Cerca de allí, consagró una
hizo encadenar, mandó la noticia á Tito, que
cuádriga á la luna, por el auxilio que le había
estaba en Paneas, y envió el preso á Cesárea. prestado durante el sitio. En Dafné hizo ele¬
El templo y las construcciones de importan¬ var un teatro en el lugar
que ocupaba la sina¬
cia fueron demolidos hasta los cimientos. Sin goga. Una inscripción indica que este monu¬
embargo, la base del templo fué conservada, y mento había sido construido con el botín he¬
constituye lo que hoy se llama el Haram esch- cho en Judea.
scherif. Tito quiso conservar asimismo las to¬ De Antioquía, Tito volvió á Jerusalén. En¬
rres, para que la posteridad supiera contra qué contró á la 10.a Fretensis, bajo las órdenes de
muros había tenido T eren ció Rufo, ocupada en registrar las al¬
que luchar. La muralla del
lado occidental fué dejada en pie para abrigar cantarillas de la ciudad destruida. La apari¬
la legión 10." Fretensis, que estaba destinada á ción de Simón, saliendo de los subterráneos,
guarnecer las ruinas de la ciudad tomada. Por cuando se creía que en ellos no había nadie,
último, algunos edificios del extremo del monte había he.eho recomenzar estas buscas. En efec¬
de Sión pudieron escapar y continuaron en el
to, á diario se descubrían algunos desgraciados
estado de aisladas. Todo lo demás des¬
masas
y nuevos tesoros. Viendo la soledad que había
apareció. Desde Septiembre del 70 hasta el creado, Tito pudo, según dice,
no se escapar á un
año 122, en el que Adriano la restableció con movimiento de piedad. Los judíos que le rodea¬
el nombre de JElia ban ejercían sobre él una influencia creciente.
Capitolina, Jerusalén no
fué más que un montón de escombros, en uno La fantasmagoría del imperio oriental, que se
de extremos había hecho brillar á los ojos de Nerón y de
cuyos se erguían las tiendas de
una legión, siempre vigilante.' Vespasiano, reaparecía en torno de él. Agrippa,
Berehize, Josefo y Tiberio Alejandro tenían
más influjo que antes, y muchos aseguraban
li
.170 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
para Berenize el papel de una nueva Cleo- de su independencia. Cada victoria de Roma
patra. era
progreso de la
un razón. Roma aportaba
Al día siguiente de la derrota de los judíos, al mundo un principio mejor por más de un
sentíase irritación viendo á gentes de la mis¬ concepto que _el de los judíos ; me refiero al
ma especie honradas, todopoderosas. En cuan¬ Estado profano, reposando en una concepción
to á
Tito, aceptaba cada vez más la idea de puramente civil de la sociedad. Todo esfuer¬
que llenaba una misión providencial y com¬ zo patriótico es respetable, pero los sicarios
placíase en oir citar las profecías que, según no eran sólo
patriotas; eran fanáticos, secua¬
algunos aduladores, trataban de él. Pretende ces de una insoportable tiranía. Lo
que desea¬
Josefo que Tito atribuyó su victoria á Dios y ban era el mantenimiento de una ley de san¬
reconoció que había sido objeto de un favor
gre, que permitía lapidar al que pensaba mal.
sobrenatural. Lo que hay de sorprendente es Lo que rechazaban era el derecho común, laico,
que Pilostrato, ciento veinte años después, ad¬ liberal, que' no se inquieta de las creencias de
mite plenamente esta opinión y la aprovecha los individuos. La libertad de conciencia debía
para una correspondencia apócrifa entre Tito salir á la larga del derecho romano, mientras
y su Apollonius. A creerle, Tito había rehusado que nunca hubiera salido del judaismo. De éste
las coronas que se le ofrecían, alegando que no no podía salir sino la sinagoga ó la Iglesia, la
era él
quien había tomado Jerusalén y que no censura de las costumbres, la moral obligato¬
había hecho otra cosa que prestar su brazo á ria, el convento, un mundo como el del siglo V,
un dios irritado. No es admisible el que la humanidad habría perdido todo
que Filostra- en
ejecutados los jefes rivales. Un arco de triun¬ tan á encontrarlas siempre verdaderas.
fo de mármol pentéiico, El triunfo de Roma era, pues, legítimo bajo al¬
que aún existe, guar¬
da el recuerdo de aquella pompa extraordina¬
gunos aspectos. Jerusalén se había tornado una
ria y la imagen de los objetos principales que imposibilidad; los judíos también hubieran
ella figuraron. El padre y el hijo tomaron acabado por demolerla. Pero un gran vacío
en tal ocasión el título de imperatores, pero debía hacer infructuosa la victoria de Tito. No
recusaron el epíteto de judaico, bien porque obstante su superioridad, nuestras razas occi¬
'
se concediera al nombre de judoei algo de odio¬ dentales siempre han demostrado una deplo¬
so y de ridículo, bien por indicar que aquella rable nulidad religiosa. Sacar de la religión
romana ó de la gala algo de análogo á la Igle¬
"guerra había sido, no una guerra contra un
pueblo extranjero, sino una simple rebelión de sia, era cosa imposible. Y toda ventaja obte¬
esclavos reprimida, bien á causa de un pensa¬ nida sobre una religión es inútil, si no es reem¬
miento secreto análogo á aquel de que Josefo plazada por otra que satisfaga, al menos como
lo hacía ella, las necesidades del corazón. Je¬
y Filostrato nos han transmitido la expresión
exagerada. Una serie de monedas en que figu¬ rusalén se vengará de su derrota; vencerá á
raba la Judea encadenada, llorando bajo una Roma por el cristianismo, á la Persia por el
palmera, con la leyenda IYDAEA CAPTA, islamismo, destruirá la patria antigua y se hará
IVDAEA DEYICTA guardó el recuerdo de para las mejores almas la ciudad del corazón.
la expresión fundamental de la dinastía de La más peligrosa tendencia de su Thora, ley al
los Flavios. Se continuaron haciendo estas mo¬ mismo tiempo moral y civil que subordina, las
nedas hasta Domieiano. dominará en la Iglesia. Durante toda la Edad
I a victoria era completa. Un capitán de nues¬ Media, el individuo, censurado, vigilado por
tra de nuestra sangre, un hombre como
raza, la comunidad, temerá el sermón, temblará ante
nosotros, á la cabeza de legiones, en cuyas lis¬ la excomunión, y será ésto un justo retorno des¬
tas encontraríamos, si las pudiésemos leer, á pués de la indiferencia moral de las sociedades
muchos de nuestros abuelos, acababa de aplas¬ paganas, una protesta contra la insuficiencia
tar la fortaleza del semitismo, de infligir á la de las instituciones romanas para mejorar al
teocracia (terrible enigma de la civilización), individuo. Es ciertamente un detestable prin¬
la mayor derrota que nunca hubiera recibido. cipio el derecho de coercisión concedido á las
Era éste el triunfo del derecho romano, ó más comunidades religiosas sobre sus miembros. Es
bien del derecho racional, creación filosófica que el peor error creer que hay una religión que
sea exclusivamente buena, cuando la buena re¬
no presuponía ninguna revelación, contra la
Thora judía, fruto de una revelación. Este de¬ ligión para cada hombre es aquélla que le hace
recho, cuyas raíces eran hasta cierto punto grie¬ dulce, justo, humilde y benévolo. I a cuestión del
gas, pero en las que el genio práctico de les gobierno de la humanidad es difícil, el ideal
latinos tuvo tan bella parte, era el don exce¬ está muy alto y la tierra está muy baja. Los
lente que Roma hacía á los vencidos, á cambio sabios antiguos no consiguieron atribuirse nin-
EL ANTICRISTO 171
guna autoridad sino por medio de imposturas ciones. Los judíos sensatos le denunciaron á
que, á falta de fuerza material, les daban un Cátulo, gobernador del país, pero Jonathás se
poder basado en la imaginación.. ¿ Dónde esta¬ vengó de ellos con delaciones que trajeron ma¬
ría la civilización, si durante siglos no se hu¬ les sin fin. Casi toda la judería de Cirene, una
biera creído que el brahmán despide rayos con de las más florecientes del mundo, vióse exter¬
la mirada, si ios bárbaros no se hubieran con¬ minada y sus bienes fueron confiscados en nom¬
vencido de las venganzas terribles de San Mar¬ bre del emperador. Cátulo, que mostró en este
tín de Tours? El hombre necesita una peda¬ asunto mucha crueldad, fué destituido por Ves¬
gogía moral, para la que no bastan los cuida¬ pasiano. Murió entre ""horribles alucinaciones,
dos de la familia y los del Estado. que, según ciertas conjeturas, dieron asunto á
En la embriaguez del triunfo, Roma acor¬ una obra escénica con fantásticas decoraciones
dábase apenas de que la insurrección judía titulada ""El espectro de Cátulo".
vivía aún junto al Mar Muerto. Tres castillos, ¡ Cosa increíble! Esta larga y tremenda ago¬
Herodium, Maquero y Masada, seguían en po¬ nía del judaismo no fué seguida inmediatamen¬
der de los judíos, y muchas fueron las vidas te de la muerte. Bajo Trajano, bajo Adriano,
que costó el arrebatárselos. Masada, en par¬ veremos al judaismo nacional reaparecer y sos¬
ticular, hizo una de las más heroicas resisten¬ tener aún terribles combates. Pero la suerte
cias de que guarda memoria la historia militar. estaba evidentemente pronunciada: el sicario
A causa de estos sucesos, la Judea fué tras¬ estaba vencido sin remedio. La vía trazada por
tornada. Vespasiano ordenó se vendieran todas Jesúsy comprendida instintivamente por los je¬
las tierras que habían'quedado sin dueño por fes ele la Iglesia de Jerusalén refugiados en
la muerte ó la cautividad de sus propietarios. Perea, se convertía decididamente en la verda¬
Parece que también le fué sugerida la idea que dera vía de Israel. El reinado temporal de los
tuvo más tarde Adriano, de reconstruir Jerusa- judíos había sido odioso, duro, cruel: la época
lén con otro nombre y establecer en ella una de los Asmoneos, en que gozaron de indepen¬
colonia. No
quiso hacerlo, y anexionó todo el dencia, fué su época peor. ¿Era el herodianis-
país al dominio propio del emperador. Limitó¬ mo, el saduceismo, vergonzosa alianza de un
se á dar ochocientos veteranos la villa de Em- principado sin grandeza con el sacerdocio, la
maús, cerca de Jerusalén, de ia cual hizo una pérdida que se había de lamentar? No, cier¬
colonia, cuya huella se ha conservado hasta tamente; allí no estaba el objeto del "pueblo
nuestros días con el nombre de lindo pueblo de de Dios". Menester era estar ciego para nó ver
Kulonié. Un tributo especial (fiscus)' se impu¬ que las instituciones ideales que perseguía "el
so á los judíos. En todo el Israel de Dios" toleraban la
imperio, hubieron no independencia
de pagar anualmente al Capitolio la suma de nacional. Estas instituciones eran inca; aces de
dos dracmas que hasta entonces teníase costum¬ crear un ejército;
podían existir más que
no
bre de pagar al templo de Jerusalén. La pe¬ en el vasallaje de
un gran imperio, dejando
queña pandilla de judíos aliados de Roma, Jo- mucha libertad á sus razas, desembarazándolas
sefo, Agrippa, Berenize y Tiberio Alejandro,, de la política, no pidiéndolas ningún servicio
eligió la ciudad de Roma por morada. La ve¬ militar. El imperio aquemenida había satisfe¬
remos continuar -representando en esta ciudad cho enteramente estas condiciones de la vida
un papel considerable/ tan pronto en favor judía. Más adelante, el califato, el imperio oto¬
como en contra del judaismo y hasta conci¬ mano la satisfarán á su vez y verán desarro¬
biendo una esperanza cuando estuvo en poco llarse en su seno comunidades libres como las
que Berenize se convirtiera en esposa de Tito de los armenios, los parsis
los griegos, na¬ y
y manejara el cetro del Universo. ciones sin patria, cofradías que suplían la
Reducida á la soledad, la Judea permaneció autonomía diplomática y militar por la auto¬
tranquila; pero la enorme conmoción de que nomía del colegio y de la Iglesia.
había sido teatro siguió provocando sacudidas El imperio romano no fué bastante flexible
en los países vecinos.
La fermentación del ju¬ para prestarse de este modo á las necesidades
daismo duró hasta fines del 73. Los zelotes que de las comunidades que englobaba. De los
escaparon de la matanza, los voluntarios, todos cuatro imperios, fué, según los judíos, el más
los locos de Jerusalén, se esparcieron por Egip¬ duro y más malo. Como Antiochus Epifanio,
to yla Cirenáica. Las comunidades de estos el imperio romano hizo desviarse al pueblo
países muy lejanos del fanatismo palestino, judío de su vocación verdadera, impulsándolo
sintieron el peligro que les llevaban estos exal¬ por reacción á formar un reino ó un Estado
tados y se encargaron por sí mismos de dete¬ aparte. Esta tendencia no era en modo alguno
nerlos y ponerlos en poder de los romanos. la de los hombres que
representaban el genio
Muchos huyeron hasta el alto Egipto, donde de la raza. Bajo ciertos aspectos, estos últimos
fueron cazados como fieras. En Cirena, un si¬ preferían á los romanos. La idea de una nacio¬
cario llamado Jonathás, tejedor de oficio, fi¬ nalidad judía se hacía de día en día una idea
zóse profeta
y, como todos los falsos Mesías, atrasada, una idea de furiosos y de frenéticos,
persuadió á dos mil ebionim ó pobres de que contra la cual los hombres piadosos no temían
debían seguirle al desierto, en donde les haría el reclamar la protección de los conquistadores.
vivir de prodigios y de sorprendentes apari¬ El verdadero judío, adicto á la Thora, que ha-
172 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
cía de los libros santos su regla y su vida, así ble), nuestros Simón y nuestros Juan de Gis-
como el cristianismo perdido en el espacio de cala no serángrandes ciudadanos; pero
nunca
gran rebelión, principios anárquicos, según los ¿Cómo el judaismo, privado de su ciudad;
cuales, siendo Dios el "Señor" verdadero, nin¬ santay de su templo, va á transformarse?
gún hombre tiene derecho á tomar este título, ¿Cómo el talmudismo saldrá de la situación que¬
podían producir bandas de frenéticos análogos dos sucesos han creado al israelita? Esto es lo-
á los independientes de Cromwell; pero no po¬ que veremos en nuestro quinto libx*o. En cierto-
dían crear nada duradero. Estas erupciones fe¬ sentido, después del nacimiento del cristianis¬
briles eran el indicio del profundo trabajo que mo, el judaismo no tenía razón de ser. Desde
minaba el seno de Israel, y que, haciéndole su¬ tal momento, el espíritu vital ha salido de Je¬
dar sangre por la humanidad, debía necesaria¬ rusalén, Israel se lo ha dado todo al hijo de su.
mente llevarle á perecer en horrorosas con¬ dolor y se ha agotado en este Parto. Los elohim
vulsiones. que creyeron oir murmurar en el santuario:.
Los
pueblos deben escoger entre los desti¬ "¡Salgamos de aquí! ¡salgamos de aquí!" de¬
nos amplios, tranquilos, obscuros del que vive cían la verdad. La ley de las grandes creaciones
para sí, y la carrera turbulenta y tempestuosa es que el creador expira virtualmente al trans¬
del que vive para la humanidad. La nación que mitir la existencia á otro. Después de la inocu¬
agita en su senoproblemas sociales y religio¬ lación completa de la vida al que ha de conti¬
sos es casi siempre débil como nación. Todo nuarla, el iniciador no es más que un tallo seco,,
país que sueña un reino de Dios, que vive un sér extenuado. Raro es, no obstante, que
para las ideas generales, que persigue una obra esta sentencia de la Naturaleza cumpla in¬ se
de interés universal, sacrifica por esto mismo su mediatamente. La planta que ha dado su flor-
destino particular y debilita y destruye su pa¬ no consiente en morir por ésto. El mundo está,
♦cristianos de las Iglesias de Pablo y exigiendo Olvidado en el fondo de la Batania y del Hau-
«que, para tener derecho á llamarse discípulos rán, el pequeño unía á los parien¬
grupo que se
■de Jesús, se practicase la circuncisión
y se ob- tes de Jesús, á los Santiago, á los Clopas, tór¬
.servaseel código mosaico. Toda propaganda nase la secta
ebionita, y muere lentamente de
fecunda habría sido prohibida. Se hubieran insignificancia y de infecundidad.
exigido al misionero cartas de obediencia fir¬ La situación asemejábase en muchas cosas á
mas en Jerusalén. Un centro de autoridad, un la del catolicismo de nuestros días. Ninguna
patriarcado compuesto de una especie de cole- comunidad religiosa tuvo más actividad interna,
:gio de cardenales, bajo la presidencia de jefes más tendencia á emitir fuera de su seno crea¬
ción de éste y el judaismo hubiera sido impo¬ porvenir á los católicos liberales. ¿Cuándo cam¬
sible;'y esta separación era la condición indis¬ biará este triste estado de cosas? Cuando no sea
QUINTA PARTE
LOS EVANGELIOS
Y LA SEGUNDA GENERACIÓN CRISTIANA
el más cruel de los mentís, ¿no era ésto para duceos no eran más que una clase, pero los fa¬
dudar del templo y para dudar de Dios? riseos eran la nación. Pacíficos por esencia,
También los primeros años que siguieron á entregados á una vida tranquila y aplicada,
la catástrofe del año 70 fueron dominados por contentos con tal de poder practicar libremen¬
una fiebre intensa, la más fuerte quizá que la te su culto de familia, estos verdaderos israeli¬
conciencia judía haya atravesado. Edom (nom¬ tas resisten todas las pruebas. Ellos fueron el
bre con el cual los
judíos designaban al impe¬ núcleo del judaismo, que, atravesando la Edad
rio romano), el impío Edom, el eterno enemi¬ Media, ha llegado intacto hasta nuestros días.
go de Dios, triunfaba, las ideas que se creían in¬ La ley, fué todo lo quedó al pueblo ju¬
que
discutibles eran acusadas de falsas. Jehováh dío del naufragio deinstituciones religio¬
sus
su pacto con los
parecía haber rot« judíos de sas. El culto público, desde la destrucción del
Abraham. Había que preguntarse si la fe de templo, era imposible: la profecía, desde el te¬
Israel, la más ardiente que haya habido en el rrible descalabro que acababa de sufrir, tenía
mundo, podría hacer frente aún á la evidencia que enmudecer: himnos santos, música, ceremo¬
y, por un esfuerzo inaudito, esperaría contra nia, todo era insulso y sin objeto desde que el
toda esperanza. templo que servía de centro al cosmos judío,
Los exaltados habían muerto casi todos. Los había dejado de existir. I.a Thora, por el con¬
que habían sobrevivido pasaron el resto de su trario, en sus partes no riturales era siempre
vida en ese estado de estupor melancólico que posible. la Thora no era sólo una ley religio¬
sigue en la locura á los accesos furiosos. Los sa; era una legislación completa, un código ci¬
saduceos estaban próximos á desaparecer, el vil, un estatuto personal, haciendo del pueblo
año CG, con la aristocracia sacerdotal que vivía que se le sometía una especie de república apar=
del templo y de él.sacaba todo su prestigio. Se te Este es el objeto al que la conciencia judía
ha supuesto que algunos supervivientes de las se unirá en lo sucesivo con una especie de fana¬
grandes familias se refugiaron con los herodia- tismo. El ritual debió ser profundamente mo¬
nos en el Norte de la Siria, en Armenia y en dificado, pero el derecho canónico fué manteni¬
Palmira, quedando mucho tiempo unidos á las do casi entero. Comentar, practicar la ley con
pequeñas dinastías de estas comarcas, y dando exactitud, se considera en adelante como el úni¬
un último resplandor á la reina Zenobia, que co objeto de la vida. Una sola ciencia fué esti¬
nos aparece, en efecto, en el siglo III como una mada, la de la ley. Ta tradición llega á ser la
judía saduceana aborrecida de los talmudistas, patria ideal del judío. las sutiles discusiones
adelantando por su monoteísmo sencillo, al arria- que desde hacía cien años resonaban en las es¬
nismo y al islamismo. Esto es posible; pero en cuelas, no fueron nada comparadas con las que
todo caso, tales restos más ó menos auténticos sobi'evinieron después. La nimiedad religiosa y
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 175
el escrúpulo devoto sustituyeron entre los ju¬ los cristianos contra el espíritu sutil y sin ca¬
díos al resto del culto. ridad, cada día manifestaba la tendencia
que
Una consecuencia no menos grave del nuevo de prevalecer en las sinagogas. Ya Jesús, cin¬
estado en que vivirá Israel, de aquí en adelan¬ cuenta años antes, había elegido este espíritu
como punto de mira de sus críticas más acera¬
te, fué la victoria definitiva del doctor sobre el
sacerdote. El templo había perecido; pero la das. Después, los casuistas habían hecho más
escuela se salvaba. El sacerdote, después de la grande esta separación con sus vanas argucias.
destrucción del templo, veía sus funciones re¬ Las desgracias de la nación no habían cambian¬
ducidas á la nada. El doctor, ó por mejor de¬ do su carácter. Discutidores, vanidosos, celosos,
cir, el juez, intérprete de la Thora, llega á ser, susceptibles, atacándose por motivos persona¬
al contrario, un personaje supremo. El tribunal les, pasaban el tiempo, entre Yabné y Lydda,
(beth-din) es, en esta época, la gran escuela excomulgándose por puerilidades. El nombre
rabíniea. El ab-beth-din, presidente del tribu¬ de fariseo había sido hasta entonces tomado
nal, es un jefe á la vez civil y religioso. Todo por gran número de cristianos. Santiago, y en
rabino titulado tiene derecho á entrar en el general los parientes de Jesús, fueron fariseos
recinto; las decisiones se toman por mayoría muy observantes y puros. Pablo mismo se enor¬
de votos. Los discípulos, de pie detrás de una gullece de ser "fariseo, hijo de fariseo". Pero,
barrera, escuchan y aprenden lo que es pre¬ desde el sitio de Jerusalén se origina la guerra.
ciso para ser en su día jueces y doctores. Recogiendo las palabras tradicionales ele. Je-1-
"Una cisterna estancada, que no deja esca¬ sús, dc-janse dominar los cristianos por este
par una gota de agua", este será el ideal de cambio de situación. El ap^ativo "fariseo" en
Israel. No tienen todavía código escrito para los Evangelios ordinarios, como el apelativa)
este derecho tradicional. Más de cien años trans¬ "judío" en el Evangelio llamado de Juan, s.e
currirán antes que las discusiones de escuela emplea ya como sinónimo de enemigo de Jesús.
lleguen á formar un cuerpo que se llamara la La burla de la casuística judía fué uno de los
Mischna por excelencia (1) ; pero el fondo de elementos esenciales de la literatura evangélica
este libro data de la época que describimos. y una de las causas de su éxito. El hombre ver¬
Aunque compilado en Galilea, en realidad ha daderamente virtuoso á nada tiene tanto ho¬
nacido en Yabné. A fines del siglo I, existían rror como alpedantismo moral. Para lavarse
pequeños cuadernos de notas, en estilo casi al¬ á sus propios ojos de la sospecha de engaño,
gebraico y llenas de abreviaturas, que desci¬ tiene necesidad de dudar por momento de su
fraban los rabinos célebres los casos difíci¬
en
obra, de sus propios méritos. Aquel que pre¬
les. Las memorias más fuertes titubean ya bajo tende buscar su salvación con fórmulas infali¬
el peso de la tradición y de los precedentes ju¬ bles el enemigo capital de Dios. El
le parece
diciales. Tal estado de cosas reclamaba la es¬ fariseísmo llega á ser de este modo algo peor
critura. También vemos, en esta época mencio¬ que el vicio, que vuelve á la virtud ridicula.
nar las mischaza, es decir, las pequeñas colec¬ Nada nos agrada tanto como ver á Jesús, el más
ciones de asuntos resueltos ó halajcoth, las eua- virtuoso de los hombres, ultrajádo en presen¬
les llevan el nombre del autor. Tal era la de cia de una burguesía hipócrita,- dando á enten¬
Rabbi Eliezer ben Jacob, que, desde fines del der que la regla de que se enorgullece, es quizá
siglo I,se calificaba de "coila pero buena". El como todo lo del mundo, una vanidad.
tratado mischñico Eduioth, que se distingue de Otra consecuencia de la nueva situación del
los otros que no tiene objeto especial, y es
en
pueblo judío fué un aumento de apartamiento
sólo un mischna extractado, tiene por núcleo los y de espíritu exclusivo. Deshonrado, aborreci¬
eduioth, ó "Testimonios", relativos á las deci¬ do del mundo, Israel se recoge en sí mismo. La
siones anteriores, que fueron compiladas en perischouth, la insociabilidad, llega á ser. una
Jabné y sometidas á un examen desde la desti¬ ley de salvación pública. Vivir entre sí en mi
tución de Rabbi Gamaliel el Joven. Por el mis¬ mundo puramente judío, comunicarse poco con
mo tiempo Rabbi Eliezer ben Jacob componía los paganos, añadir á la ley nuevas exigencias,
de memoriala descripción del santuario que hacerla difícil de.practicar, tal fué el objeto de
constituye el fondo del traslado Middotk. los doctores, y lo cumplieron sabiamente. Las
Simeón de Mispa, en una época aún más anti¬ excomuniones se multiplicaron. Observar la ley
gua, parece el autor de la primera redacción fué un arte tan complicado, que el judío no
del tratado loma, relativo á la fiesta del gran tuvo tiempo de pensar en otra cesa. Este es el
Perdón y quizá del tratado Tamid. origen de las "dieciocho medidas", código com¬
La oposición entre estas tendencias y las del pleto de secuestración, el cual pretende retro¬
«ristiamsmo naciente era la del fuego y el traer á los judíos á los tiempos que preceden
agua. Los cristianos se separaban cada vez más á la destrucción del templo, pero que no tuvie¬
de laley; los judíos se asían á ella con frenesí. ron, según parece, su aplicación hasta cerca
Una viva antipatía parece haber existido entre del 70. Estas dieciocho medidas se destinaban
todas á exagerar el aislamiento de Israel, pro¬
(1) El nombre de "mischna" significa "Ley hibiendo comprar á los paganos las cosas más
repelida de corazón, y no escrita" en oposición
á "mikra", "Ley leída, y por consecuencia, es¬
necesarias; prohibiendo hablar su lengua y ad¬
crita". mitir sus testimonios y sus ofrendas; prohibien-
176 NOVISIMA HISTORIA' UNIVERSAL
"En ese día, dice Eabbi Eliezer, se calma la te un hombre en extremo liberal, Jhananben
medida. En ese día, dice Rabbi Josué, se la
—
Zakai, era el alma de la transformación que se
hizo desbordar. — Un tonel lleno de nuez, dice operaba. Antes de la destrucción de Jerusalén,
Rabbi Eliezer, puede aún contener tanto acei¬ había gozado de una autoridad preponderante
te de sésamo como se quiera. — Cuando un en el sanhedrin. Durante la revolución, fué uno
vaso está lleno de aceite, replica Rabbi Josué, de los jefes del partido moderado, que se man¬
vertiendo el agua se esparce el aceite". A pesar tenía aparte de las cuestiones políticas, hacien¬
de todas las protestas, las dieciocho medidas do lo posible para que no se prolongara una
adquirieron tanta autoridad que se llegó á decir resistencia que debía conducir á la destrucción
que ningún poáer tenía el derecho de abolir- del templo. Escapado de Jerusalén, asegúrase
las. Quizá algunas de estas medidas fueran
que predijo el imperio de Vespasiano. Uno de
inspiradas por una sorda oposición contra las los favores que pidió á éste fué un médico para
liberales predicaciones de San Pablo. Parece cuidar al anciano Sadok, que, en los años an¬
que mientras más se esforzaban los cristianos teriores del sitio, había sacrificado su salud con
en derribar las barreras entre los hombres, más los ayunos. Lo que parece cierto, es que con¬
trabajaban los judíos para hacerlas infranquea¬ quistó las simpatías de los romanos y que ob¬
bles. tuvo de ellos el restablecimiento del sanhedrin
El contraste particularmente sensible en
era en Jabné. Es dudoso que haya sido realmente
lo que se refiere á los prosélitos. Tratan los ju¬ discípulo de Hillel; pero fué el continuador de
díos de ganarlos y al mismo tiempo >existe con¬ su espíritu. Hacer reinar la paz entre los hom¬
tra esos nuevos hermanos una desconfianza mal bres era su máxima favorita. Se contaba de él
disimulada. No se dice todavía que "los prosé¬ que ninguna había podido adelantarle
persona
litos son una lepra para Israel", pero lejos de en el saludo, ni los paganos en el merca¬
aun
estimularlos, se les disuade y se les habla de do. Sin ser cristiano fué un verdadero discípulo
peligros de dificultades sin cuento, á los que se
y de Jesús. Marchaba, dicen, á ejemplo de los
exponen afiliándose á una nación escarnecida. antiguos profetas, hasta suprimir la eficacia del
Al mismo tiempo el odio contra Roma redobla. culto y reconocer que la justicia tenía para los
Los pensamientos que alimentan acerca de ella
paganos los mismos efectos que el sacrificio
son pensamientos de matanza
y de sangre. Pero, para los judíos.
como ocurre siempre en el curso de una larga Un poco de consuelo penetra de este modo en
historia, Israel tiene una minoría admirable el alma espantosamente turbada de Israel. Los
que protesta contra los errores de la mayoría fanáticos, arriesgando la vida, se aventuran á
de Ja nación. La gran dualidad, que forma el introducirse en la ciudad silenciosa, y van fur¬
fondo singular de la vida de este pueblo, se tivamente á sacrificar sobre las ruinas del Sa¬
continúa. El encanto, la dulzura del buen judío grario. Algunos de esos locos cuentan al regre¬
eran á tocia prueba. que una voz misteriosa ha salido de los es¬
Schammai é Hillel, aunque so
muertos hacía mucho tiempo, eran como los.ca¬ combros atestiguando la aceptación de sus sa¬
bos de hilo, de dos familias opuestas, una re¬ crificios. En vituperan estos excesos.
general se
presentando el lado estrecho, malévolo, sutil, Hay otros judíos que se prohiben todas las ale¬
materialista; otro el lado ancho, benévolo, idea¬ grías, viven entre lágrimas y ayunos y no be¬
lista, del genio religioso de Israel. El contraste ben más que agua. Johanam ben Zacai los con¬
era visible. Humildes, cultos, afables, colocan¬ suela. "No te entristezcas, hijo mío — dice á
do siempre el sentimiento de los otros antes que uno de estos desesperados; — á falta de holo¬
el suyo, los Hillelitas, como los cristianos tenían caustos queda un medio de expiar nuestros pe¬
por principio que Dios eleva al que se humilla y cados, que vale tanto como cualquier otro: las
humilla al que se eleva, que las grandezas huyen buenas obras". Y le recuerda las palabras de
ante el que las busca y buscan al que huye de Isaías: "Yo quiero mejor la caridad que el sa¬
ellas, el que pretenda apresurar el tiem¬
y que crificio". Rabbi Josué era de los mismos senti¬
po no conseguirá nada de él, mientras que el mientos. "Amigos — decía á los que se entre¬
que sabe retroceder ante el tiempo lo tiene por gaban á privaciones exageradas — ¿por qué
auxiliar. abstenerse de carne y de pan? — ¡ Cómo! — res¬
Entre las almas verdaderamente piadosas, los ponden — ¿comeremos la carne con la que se
sentimientos osados germinan á veces. De una hacía el sacrificio sobre el altar hoy destruido?
parte, esta liberal familia de los Gamaliel, que ¿Beberemos el vino con el cual se ofrecía la
tenía por principio, en sus relaciones con los libación sobre ese mismo altar? — Pues bien
paganos, cuidar á los pobres, saludarlos con —
poco pan, puesto que no es posible hacer las tio,y todos los monumentos podían reconocer¬
ofrendas de harina. — En efecto, podrían ser¬ se perfectamente.
virnos de alimento los frutos. — ¿Qué estás Arrojados de su ciudad santa y de la región
diciendo? Los frutos no son permitidos en ade¬ que amaban, los judíos se esparcen en las ciu¬
lante, porque no se pueden, ofrecer las primi¬ dades y aldeas de la llanura que se extiende
cias al templo". La fuerza de los acontecimien¬ entre el pie de la montaña de Judea y el mar.
tos imponíase. Manteníase teóricamente la eter¬ La población judía se multiplica. Una locali¬
nidad de la ley; se sostenía que Elias mismo no dad, sobre todo, fué el teatro de esta espeeie de
podía derogar ni uno de sus artículos; pero la resurrección del fariseísmo, y llegó á ser la
-destrucción del templo suprimía de hecho una capital teológica de los judíos hasta la guerra
parte considerable de las antiguas prescrip¬ de Bar Coziba. Esta fué la ciudad primitiva¬
ciones. Sólo quedaba sitio para una casuística mente filistea de Yabné ó Jamnia, á cuatro le¬
.moral de detalle, óel misticismo. La ca¬
para guas y media al Sur de Jaffa. Era una pobla¬
bala es seguramente de edad más moderna,
una ción importante, habitada por paganos y ju¬
pero desde entonces muchos se entregan á lo díos; pero los judíos dominaban, á pesar de
que se llamaba "las visiones del carro", es de¬ que la ciudad, después de la guerra de Pompe-
cir, á las especulaciones sobre los misterios que yo, había dejado de formar parte de la Judea.
se unían á los símbolos de I.as luchas habían sido vivas entre las dos po¬
Ezequiel. El espíri¬
tu judío se sumerge en los sueños, creándose blaciones. En las campañas del 67 y el 68, Ves-
un refugio fuera del mundo odiado. El estudio pasiano tuvo que presentarse para establecer
llega á ser un rescate. Rabbi Néhounia pone su autoridad. Los víveres abundaban. En los
•en boga el principio de que quien se impone el primeros tiempos de bloqueo algunos judíos
jugo de la ley se desprende del yugo de la po¬ pacíficos, tales como Jahanan fien Zakai, á
lítica y del mundo. Cuando se llega á este quien no seducía la quimera de la independen¬
punto de desmembración no hay revolucionarios cia, vinieron á refugiarse en ella. Allí supier
peligrosos. Rabbi Néhounia acostumbraba á ron el incendio del templo. Lloraron, desga¬
decir: "Rogad por el gobierno establecido, por¬ rrando sus vestiduras, imponiéndose un duelo,
que sin él los hombres se comerían". pero decidiendo que aún valía la pena vivir
I a miseria era extrema. Un fuerte tributo para ver si Dios reservaba un nuevo destino
pesaba sobre todos, y las fuentes de ingresos á Israel. Fué, según dicen, a ruegos de Johanan,
^estaban agotadas. La montaña de Judea quedó por lo que Vespasiano- perdonó á Yabné y á
inculta y cubierta de ruinas: la propiedad mis¬ sus sabios. Lo cierto es que antes de la guerra
ma era insegura. Cultivándola se estaba
expues¬ una escuela rabínica florecía en Yabné. Por ra¬
to á vebse despojado por los romanos. En cuan¬ zones queignoramos entró en la política de los
to á Jerusalén no era más que un montón de romanos dejarla subsistir, y desde la llegada
piedras y escombros. Plinio habla de ella como de Johanan ben Zakai adquirió mayor impor¬
-de una ciudad que había dejado de existir. Des¬ tancia.
de entonces, sin duda, los judíos que intentasen Rabbi Gamaliel, el Joven, colmó la celebri¬
habitar en grupos considerables sobre las rui¬ dad de Yabné tomando la dirección de su es¬
nas, habrían sido expulsados. Sin embargo, cuela después de Rabbi Johanan que se retiró
los historiadores que más insisten en la com¬ á Berour-Hoil. Yabné viene á ser, á partir de
pleta destrucción de la ciudad, confiesan que este momento, la primera academia judía de
quedaban algunos ancianos y algunas mujeres. la Palestina. Los judíos de diversos lugares,
Josefo nos muestra á los primeros sentados llo¬ acudían á lasfiestas, como en otros tiempos
rando sobre el polvo del santuario, y á las se¬ iban á Jerusalén, y lo mismo que otras veces
gundas reservadas por los vencedores para los se aprovechaba el viaje á la ciudad santa para
últimos ultrajes. La legión Décima Fretensis
pedir la opinión del sanhedrin y de las escue¬
•continuaba sosteniendo la guarnición en un ex¬ las sobre los casos dudosos. La estancia en Yab¬
tremo de la ciudad desierta. Las ruinas que se né servía para someter cuestiones difíciles al
ilian encontrado el sello de esta legión,
con bet-din. Este tribunal impropiamente titulado
prueban soldados construían. Es pro¬
que sus con el nombre del antiguo sanhedrin tenía una
bable que las visitas clandestinas á los cimien¬ autoridad incontestable. Los doctores de toda
tos visibles del templo, fuesen toleradas ó per¬ la Judea se reunían algunas veces y daban en¬
mitidas por los soldados á precio de plata. Los tonces al bet-din el carácter de una justicia su¬
•cristianos guardaban también el recuerdo y el perior. Se conservó mucho tiempo el recuerdo
culto de algunos lugares, especialmente del ce¬ del huerto donde se daban las audiencias de
náculo, sobre el monte Sión, donde se creía que este tribunal y del palomar á cuya sombra se
los discípulos de Jesús se habían reunido des¬ sentaba el presidente.
pués de la Ascensión, así como la tumba de Yabné parecía de este modo una Jerusalén
Santiago, hermano del Señor, cerca del templo. resucitada. Para los privilegios y también para
El Gólgota, probablemente no estaba olvidado. las obligaciones religiosas se asimila por com¬
'Como nada se removía en la ciudad, ni en sus pleto á Jerusalén. Su sinagoga fué considera¬
alrededores, las enormes piedras de las gran¬ da como legítima heredera de la ele Jerusalén,
des construcciones quedaban intactas en su si¬ como el centro de la nueva autoridad religiosa.
178 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Los romanos mismos se prestaron á esta inter¬ un papel importante. A dos leguas y cuarto de
pretación y concedieron al nosi-ab bet-din de Jerusalén,en la dirección Oeste Sucl Oeste, se
Yabné una autoridad oficial. Este fué el co¬ encontraba una aldea, conocida hasta entonces
mienzo del patriarcado judío, que se desarrolló con el obscuro nombre de Béther. Parece que
más tarde convirtiéndose en una institución algunos años antes del sitio, gran número de
análoga á lo que son en nuestros días los pa¬ burgueses ricos y pacíficos de Jerusalén, pre¬
triarcados cristianos del imperio otomano. Estas viendo la tempestad que iba á estallar sobre la
magistraturas á la vez religiosas y civiles, con¬ capital, habían comprado terrenos en Béther
feridas por el poder político, han sido siempre para refugiarse. Béther estaba situada en un:
en Oriente el medio empleado por los grandes valle fértil, fuera de los caminos importantes
imperios para desentenderse de la responsabi¬ que unían Jerusalén al Norte y al mar. Una
lidad de sus atropellos. Esta existencia de un acrópolis dominaba la población, edificada cer¬
estatuto personal, no tenía nada de inquietante ca de una bella fuente y formando nna espe¬
para los romanos, sobre todo en una ciudad en cie de fortificación natural: una llanura infe¬
parte idólatra y romana, donde los judíos esta¬ rior servía de asiento á la ciudad baja. Después
ban contenidos por las fuerzas militares y la de la catástrofe del año 70, una masa conside¬
antipatía del resto de la población. Las con¬ rable de fugitivos entró en la ciudad. Se esta¬
versaciones religiosas entre judíos y no judíos blecieron sinagogas, un sanhedrin y escuelas.
parecen haber sido frecuentes en Yabné. Béther llegó á ser bien pronto una ciudad san¬
la tradición nos muestra á Johanan ben Ya- ta, una especie de equivalente de Sión. La co¬
kai sosteniendo frecuentes controversias con los lina escarpada se cubrió de casas que se apoya¬
infieles, dándoles explicaciones sobre la Biblia ban en antiguos trabajos de la roca y en la
y sobre las fiestas judías. Sus respuestas son disposición natural de la colina, formando una
con frecuencia evasivas, y algunas veces, á especie de ciudadela completada con hileras de
solas con sus discípulos, se permite sonreir de gruesos peñascos. I a situación retirada de Bé¬
las soluciones satisfactorias que ha dado á las ther permite admitir que los romanos no se
objeciones de los paganos. preocuparon de estos trabajos. Tal vez una
Lydda tuvo escuelas que rivalizaron en cele¬ parte de ellos sea anterior al sitio de Tito. Apo¬
bridad con las de
Yabné, ó más bien que tuvie¬ yada por las grandes comunidades de Lydda y
ron una especie de independencia. Las dos ciu¬ de Yabné, Béther se convirtió en una gran ciu¬
dades estaban separadas, pero cerca de cuatro dad, especie de campo atrincherado del fana¬
leguas. Cuando se era excomulgado en Yabné tismo en Judea. Se ve en ésto al judaismo li¬
se volvía á Lydda. Todas las ciudades danitas brar con la potencia romana un último é inútil
ó filisteas, de la costa circundante, Berour Hail, combate.
Bakiin, Jibthon, Ginso, Bene Benak, situadas En Béther parece que fué compuesto un li¬
al Sur de Antipatris, y que hasta entonces ape¬ bro singular, espejo perfecto de la conciencia
nas eran consideradas como pertenecientes á de Israel en esta época, donde se encuentra el
la tierra santa, sirvieron igualmente de asilo á -poder evocador de los defectos pasados y el pre¬
los doctores célebres. Por último el Darom, ó sentimiento ardiente de las revoluciones futu¬
parte meridional de la Judea, situada entre el ras. Quiero hablar del libro de Judith. El fogo¬
Eleutherópolis y el mar Muerto, recibió á mu¬ so patriota que compuso este ayado en hebreo
chos judíos fugitivos. Era un país rico, alejado ha calcado, según uno de los ayados judíos, una
de los caminos que frecuentaban los romanos y historia bien conocida, la de Débora salvando á
casi en el límite de sus dominios. Israel de sus enemigos al matar á su caudillo.
Se ve que la corriente impulsora del rabinis- Hay en cada línea alusiones transparentes. El
mo hacia Galilea no se deja sentir todavía. Hay antiguo enemigo del pueblo de Dios, Nabuco-
excepciones. Babbi Fliezer ben Jacob, el redac¬ donosor (tipo perfecto del imperio romano, el
tor de uno de los primeros Mischna parece ha¬ cual, según los judíos, no era más que una obra
ber sido de Galilea. Hacia el año 100, se nota de propaganda idólatra), quiere sujetar, el miin-
ya que los doctores misclmicos se aproximan á do á sus dominios y hacerse adorar, excluyen¬
Cesárea y la Galilea. Sin embargo, no es, has¬ do á todos los dioses. Encarga esta empresa á
tadespués de la guerra do Adriano, cuando Ti- su general Holofernes y todos le acatan, excep¬
beinade y la Galilea alta llegan á ser por exce¬ to el pueblo judío. Israel no es un pueblo gue¬
lencia el país del Talmud. rrero, pero es monstruoso, difícil de atravesar.
Mientras observe la ley es invencible. Un pa¬
CAPITULO II gano sensato qu'e conoce á Israel, Achior (her¬
mano de la luz), trata de detener á Holofernes.
Béthcr. El libro de Judith. El
— — canon I o
esencial, según él. es saber si Israel falta á
judío. la ley; en ese caso, es fácil de vencer; si no.
es preciso evitar su ataque. Todo inútil; Holo¬
Desde los primeros años que siguieron á la fernes marcha sobre Jerusalén. La llave de Je¬
guerra, se forma, á lo que parece, cerca de Je- rusalén es una plaza situada en el Norte, del
rusalén, un centro de población que debía, cin¬ lado de Dothaim, á la entrada de la región mon¬
cuenta ó sesenta años más tarde, desempeñar tañosa, al Sur de la llanura de Esdnelon. Esta
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 179
cumplirla. Es un pueblo como no existe otro, un existían aún. la ausencia de puntos deja cer¬
pueblo que los paganos odian, porque saben que nerse sobre numerosos pasajes una suave am¬
es capaz de seducir al mundo entero; un pue¬ bigüedad que los diferentes partidos explotan
blo invencible siempre el sentido de
sus ideas. Sólo varios siglos
que no peque. A los es¬ en
crúpulos del fariseo se une el fanatismo del más tarde es cuando la Biblia hebraica forma
zelote, el llamamiento á la matanza para defen¬ un volumen casi sin vai-iaeiones, cuya lectura:
der la ley, la apología de los más está resuelta hasta en sus últimos detalles.
sangrientos
ejemplos de violencias religiosas. La imita¬ En cuanto á los libros excluidos del cánon
ción del libro de Esther se descubre en toda la se prohibe su lectura y aun se intenta destruir¬
obra. El autor leyó este libro no como existe los. Esto explica cómo libros esencialmente ju¬
en el
original hebreo, sino con las interpolacio¬ díos que tenían iguales dei*echos que Daniel y
nes ofrece el texto griego. La ejecución li¬
que Esther, á quedar en la Biblia judía, no se han
teraria es débil. Los capítulos están llenos de conservado más que por las traducciones grie-
180 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
•gas ó hechas sobre el griego. Así los historia¬ bable que esta residencia se prolongase varios
dores macabeos, el libro de Tobías, los libros de años después del sitio. La vuelta á Jerusalén
Enocli, la Sabiduría del hijo de Sirach, el libro era imposible y la antipatía entre el cristianis¬
dras" diversos añadidos que se unen al libro te para que los cristianos se uniesen con el grue¬
•de Daniel (los tres niños en el horno, Susana, so de la nación al lado de Yabné y de Lydda.
Bel y el dragón) Manases, la carta de Jeremías, Los santos de Jerusalén quedaron, pues, más
el salterio de Salomón, la Asunción de Moisés, allá del Jordán. La esperanza en la catástrofe
toda una serie de escritos ayádicos y apocalíp¬ final había llegado á su período más agudo.
ticos, desdeñados por los judíos de la tradición Los tres años y medio que el Apocalipsis fija¬
talmudística, han sido conservados por manos ba como término de sus predicciones concluían
•cristianas.
La amistad literaria que existe du¬ hacia el mes de Julio del año 72.
rante más de cien años entre los judíos y los La destrucción del templo había sido segura¬
•cristianos, hacía que todo libro judío impreg¬ mente una
los cristianos. No ha¬
sorpresa para
nado de un espíritu piadoso, ó inspirado por bían creído en ello más que los judíos. Por al¬
las ideas inesiánieas, fuese aceptado en las Igle¬ gunos instantes, se habían imaginado á Nerón
sias. Pero á partir del siglo II, el pueblo judío, el Anticristo volviendo de entre los partos, si¬
dedicado exclusivamente al estudio de la ley, tiando á Roma con sus aliados, saqueándola;
y no gustando más que de la casuística, olvida poniéndose después á la cabeza del ejército de
estos escritos. Varias Iglesias cristianas, al con¬ Judea, profanando Jerusalén y asesinando al
trario, persistieron en concederle gran estima, pueblo de los justos reunidos sobre la colina
y los admiten más ó menos oficialmente en sus de Sión; pero nadie sospechaba que el templo
cánones. Veremos, por ejemplo, el Apocalip¬ desapareciese. Un acontecimiento tan prodigio¬
sis de Esdras, obra de un judío exaltado, lo so, una vez ocurrido, debía acabar excitando las
mismo que el libro de Júdith, no salvarse de la pasiones. Las desgracias de la nación fueron
•destrucción más que por el favor de que goza miradas como un castigo por el suplicio de Je¬
entre los discípulos de Jesús. sús y de Santiago. Reflexionando se llegó á de¬
El judaismo y el cristianismo vivían toda¬ ducir que Dios había sido en todo ésto de una
vía reunidos como esos seres dobles, pegados gran bondad para sus elegidos. Era en benefi¬
por una parte de su organismo, aunque distin¬ cio de ellos, por lo que había querido abreviar
tos en todo lo restante. Uno de los seres trans¬ unos días, que de prolongarse, habrían visto el
que se creía liaber sido designado por una reve¬ do Dios", heredero del reino celeste, llamán¬
lación del cielo. Pero cuando pasó el tiempo sin dose al pobre, el "querido de Dios". Ebión era
cumplirse nada, un movimiento se inició en la con frecuencia empleado en sentido colectivo,,
comunidad y gran número de hermanos, com¬ así como Israel y otras personificaciones. En
prendidos los miembros de la familia de Jesús, las partes alejadas de la Iglesia, para las cua¬
abandonaron Pella para establacerse algunas les los buenos padres de la Iglesia fueron bien
leguas más allá de Batanea, jirovincia tomada pronto extranjeros, Ebión'llega, á ser un per¬
á Plerodes Agrippa 11, cayendo así cada vez sonaje, pretendido fundador de la secta de los-
más en la soberanía directa de los romanos. ebionilas.
Este entonces muy próspero y se cu¬
país era El nombre con el cual los sectarios eran de¬
bría de ciudades y monumentos. La domina¬ signados en otras poblaciones de Batanea, era.
ción de los Herodes había sido benéfica, fundan¬ el de "Nazarenos" ó "Nazorenos". Se sabía que
do una civilización brillante que dura desde el Jesús,sus padres y sus primeros discípulos eran,
siglo 1 de nuestra Era. La población elegida con de Nazareth ó de las cercanías y se les designa¬
preferencia por los discípulos y parientes de ba por su lugar de origen. Supónese, no sin
Jesús, fué Kokaba, vecina de Astaroth-Car- razón tal vez, que el nombre de nazarenos se
naim (1) un poco más allá de Adraa (2) y muy aplicó sobre todo á los cristianos de Galilea
próxima á los confines de los Nabateanos. Ko¬ refugiados en Batanea, mientras que el nom¬
kaba, distante trece ó catorce leguas de Pella, bre de ebionim continúa siendo el título que se
hace presumir que las Iglesias de las dos locali¬ daban los santos mendigos de Jerusalén. Aun¬
dades quedaron mucho tiempo en relaciones es¬ que así sea, nazareno queda siempre en Orien¬
trechas. Sin duda, numerosos cristianos, desde te como la palabra genérica para designar á los-
los tiempos de Vespasiano y de Tito, habían cristianos. Mahoma no conoció otra, y los musul¬
entrado en la Galilea y la Samaria. Sin embar¬ manes lo emplean aún en nuestros días. Por
go, hasta después de Adriano, la Galilea no un extraño contraste, el nombre de "nazare¬
llega á ser el punto de reunión del pueblo ju¬ nos" á
partir de cierta época (1) presenta,
dío y donde se encuentra la actividad intelec¬ como el de "ebionitas" un sentido enojoso al
tual de la nación. espíritu de los cristianos griegos ó latinos. Ha¬
El nombre que se daban á sí mismos estos bía sucedido en el cristianismo lo que ocurre en¡
piadosos guardianes de la tradición de Jesús, casi todos los
grandes movimientos: los fun¬
era el de ebionim ó "pobres". Fieles al espíri¬ dadores de la religión nueva, á los ojos de las
tu de aquél que había dicho: "¡Bienaventura¬ multitudes extranjeras afiliadas á ella no eran
dos los ebionimV' y que había concedido en más que retrógrados, heréticos. Los que
prime¬
derecho á los desheredados de este mundo el ramente habían sido el núcleo de la secta se-
reino del cielo y
la propiedad del Evangelio, encontraban solos y como desterrados. El nom¬
se enorgullecían de su mendicidad y
continua¬ bre de ébion con el cual se habían distinguido,,
ban, como en la primitiva Iglesia de Jerusalén, y que tuvo para ellos el sentido más elevado,,
viviendo de limosna. San Pablo estaba siempre llegó á ser una injuria
resultó lejos de Siria
y
preocupado de los pobres de Jerusalén, y San¬ como sinónimo de sectario
peligroso. Nacieron
tiago toma el nombre de pobre por un título de agudezas mordaces interpretándose irónicamen¬
nobleza. Una multitud de pasajes del Antiguo te en el sentido de "pobre de espíritu". La an¬
A los ojos de los cristianos de Batanea ésto blando de la derogación de la ley les parecía
era una blasfemia. No sólo no se consideraba un imposible absoluto.
abolida la ley sino que la cumplían con doble Veremos bien pronto una literatura brotan¬
favor. Era mirada la circuncisión como obli¬ do de este orden de ideas y de pasiones. Los
gatoria, celebraban el sábado al mismo tiempo buenos sectarios de Kokaba volvían obstinada¬
que el domingo, practicaban las abluciones y mente la espalda al Occidente, al porvenir. Sus
todos los ritos judíos. Estudiaban el hebreo con miradas estaban siempre dirigidas hacia Jeru-
atención y leían la Biblia en hebreo. Su cánon salén, de donde esperaban sin duda la milagro¬
era el cánonjudío. Tal vez ya comenzaban á sa restauración. Le llamaban "la casa de Dios",
Jesús había llegado á la dignidad de Mesías y trono de David, cumpliendo los vaticinios de
de hijo de Dios por su perfección, por progre¬ los profetas. Si se les hubiese dicho que eran
sos
sucesivos, por su unión con Dios, y sobre desertores del judaismo habrían gritado pro¬
todo haciendo un supremo esfuerzo de observar, testando que eran los verdaderos judíos, los
toda la ley. Jesús solo, había resuelto este pro¬ herederos de las promesas. Renunciar á la ley
blema difícil, pero cuando se les acosaba reco¬ mosaica, era, según su manera de ser, una apos-
nocían que cualquier otro hombre que pudiera tasía. Pensaban más en libertarse que en sal¬
hacer tanto obtendría el mismo honor. En con¬ var á los demás. Lo que
ellos creían inaugurar
secuencia se esforzaba en sus relatos sobre la era el triunfo completo
del judaismo y no una
vida de Jesús, por mostrar á éste cumpliendo religión nueva, anulada la que había sido pro¬
la ley por completo. Ellos le atribuían injusta¬ mulgada sobre el Sinaí.
mente ó con razón, estas palabras: "Yo no he El regreso á la ciudad santa les estaba, prohi¬
venido A abolir la ley sino á cumplirla". Algu¬ bido; pero como creían que los obstáculos no
nos, en fin,-conducidos hasta las ideas gnósticas habían de durar siempre, los miembros impor¬
y cabalísticas le consideraban como un gran tantes de la Iglesia refugiada continuaban for¬
arcángel, el primero de los de su orden, criatura mando un solo cuerpo y seguían llamándose la
á quien Dios había dado poder sobre todas las Iglesia de Jerusalén (1). Desde la época de la
cosas creadas, encargándolo especialmente de estancia en Pella se da un sucesor á Santiago,
abolir los sacrificios. hermano del Señor, y naturalmente se elige este
Sus Iglesias se llamaban "sinagogas" sus sucesor en la familia del Maestro. Nada más
sacerdotes "archisinagogos". Prohibían el uso obscuro que todo cuanto se refiere á este papel
de la carne practicaban todos las abstinen¬
y de los hermanos y de los primos de Jesús en
cias de los hasidius, abstinencias que hicieron la Iglesia judeo cristiana de Siria.
como es
sabido, la mayor parte de la santidad Ciertos indicios hacen creer que
Judá, herma¬
de Santiago, hermano del Señor. Este Santia¬ del Señor y de Santiago fué
no
algún tiempo
go era para ellos la perfección de la santidad. jefe de la Iglesia de Jerusalén. No es fácil de¬
Pedro también conseguía todos sus cir cuándo ni en qué circunstancias. Al que to¬
respetos.
Bajo el nombre de estos dos apóstoles colocaban das las tradiciones designan como sucesor inme¬
sus relatos diato de Santiago en la ciudad de Jerusalén,
apócrifos. Por el contrario no había
maldición que dejaran de pronunciar contra Pa¬ es á
Simeón, hijo de Clopas. Todos los herma¬
blo. I.e llamaban "El hombre de Tarso", "el nos de Jesús, hacia el año 75 habían muerto
apóstata" y contaban de él las historias más ri¬ probablemente. Por motivos que nosotros igno-
diculas. Le negaban el título de judío y preten¬
dían que, sea por parte de su padre, sea por (1) Así,
en nuestros días el patriarca de los
la de su madre, no había tenido por ascendien¬ maronitas, en el Líbano, sigue llamándose "pa¬
triarca de
Antioquía", aunque los maronitas ha¬
tes más que paganos. Un judío verdadero ha¬ yan abandonado Antioquía hace siglos.
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 183
Aunque sólo era jefe al otro lado del Jordán, cribimos. Los datos que nos quedan sobre los
.Simeón es considerado igualmente como jefe apóstoles sedentarios, sobre los que permane¬
■de la Iglesia de Jerusalén, y como heredero de cieron en Judea sin imitar el ejemplo de Pe¬
los poderes singulares que .este título había con¬ dro y de Juan, son tan incompletos que nada
ferido á Santiago, hermano del Señor. se puede afirmar. "Los siete", es decir, los diá¬
Las más grandes incertidumbres reinan so¬ conos elegidos en la primera Iglesia de Jeru¬
bre el regreso de la Iglesia desterrada (ó más salén estaban también muertos ó dispersos. Los
bien de una parle de esia iglesia) á la ciudad de parientes de Jesús heredaron toda la impor¬
Jerusalén á la vez culpable y santa, que había tancia que habían tenido los elegidos del fun¬
crucificado á Jesús y debía, sin embargo, ser el dador, los del primer Cenáculo. Del año 70 á
asiento de su gloria futura. las proximidades del 110, ellos gobiernan real¬
El hecho del regreso no es dudoso, pero la mente las Iglesias transjordánicas y forman una
una especie de pontificado honorífico, una pre¬ Este movimiento, aun siendo políticamente
sidencia de honor, que no envolvía verdadero inofensivo, excita las sospechas. Parece que la
gobieimo de almas. Los parientes de Jesús, en autoridad romana vigiló más de una vez á los
su mayor parte habían quedado más allá del descendientes verdaderos ó pretendidos de Da¬
Jordán. vid. Yespasiano había oído hablar de las espe¬
El honor de poseer en su seno personajes ranzas que los judíos fundaban en un repre¬
tan significados inspira á las Iglesias de la Ba¬ sentante misterioso de su antigua estirpe real.
tanea un orgullo extraordinaiúo. Es probable Temiendo que hubiese en ésto un pretexto para
nuevas rebeliones mandaron buscar á todos los
(1) Eusebio lo afirma así y la edad de 120 que parecían pexfenecer á dicha líneá. Esto dio
años que Hegsippo concede á Simeón en el mo¬
mento de su muerte hace la cosa muy sencilla,
lugar á muchas vejaciones que tal vez sufrirían
si esta longevidad puede admitirse. los jefes de las Iglesias de Jerusalén refugia-
184 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
groseras, que la convierten en algo más material los milagros diarios tal, que el Talmud pres¬
era
que ideal. Un Estado sólo es fuerte cuando un cribe la oración que cada uno debe pronunciar*
cierto número de familias, por privilegio tradi¬ cuando le llega la hora de los "milagros parti¬
cional, tiene el deber y el interés de seguir sus culares". La mejor prueba de que Jesús creía,
asuntos, de representarlos y defenderlos. Pero, realizar los prodigios, es que los individuos de
el orden de lo ideal, el nacimiento no es su familia
en y sus discípulos auténticos, tuvieron
nada. Cada uno vale en proporción á la verdad también la especialidad de hacerlos. Es cierto
que descubre, del bien que realiza. Las institu¬ que sería preciso deducir de ésto, siguiendo el.
ciones que tienen un fin religioso, literario ó mismo razonamiento, que Jesús fué un judío-
moral, están perdidas cuando las consideraciones de miras poco amplias, lo cual contradice su
de familia, de casta y de herencia, llegan á carácter.
prevalecer. Los sobrinos y los primos de Jesús El judaismo encerraba en su seno dos direc¬
habrían causado la pérdida del cristianismo, si ciones, que lé colocan respecto del cristianismo
las Iglesias de Pablo no hubiesen ya tenido bas¬ en relaciones opuestas. La ley y los profetas
tante fuerza para hacer contrapeso á esta aris¬ eran
siempre los dos polos opuestos del pueblo-
tocracia, cuya tendencia era proclamarse única judío. La ley provocaba la escolástica que se
y tratar á todos los conversos como intrusos. Se llama halaka, de donde iba á salir el Talmud-
produjeron pretensiones análogas á las de los Los profetas, los salmos,los libros poéticos, ins¬
Alidas en el Islam. El islamismo hubiese, sin piraban una ardiente predicación popular, sue¬
duda, perecido con. los obstáculos creados por ños brillantes, esperanzas ilimitadas. Esto es
la familia del profeta, sin el resultado de las lo que se llamaba la ayada, palabra que abar¬
luchas del siglo I de la hégira arrojando á se¬ ca á la vez las fábulas apasionadas, como la de
gundo término á cuantos estaban demasiado Judith,y los Apocalipsis apócrifos que con¬
cerca de la persona del fundador. Los legítimos movían al pueblo. Si los casuistas de Yabné se
herederos de un grande hombre son aquellos mostraban desdeñosos con los discípulos de
que continúan su obra y no sus parientes san¬ Jesús, los ayadistas, en cambio, les eran simpá¬
guíneos. Considerando la tradición de Jesús, ticos. Los ayadistas tenían de común con los
como una propiedad suya, la pequeña asociación cristianos la aversión contra los fariseos, el
de los nazarenos la hubiese ahogado seguramen¬ gusto por las explicaciones mesiánicas de Ios-
te. Por fortuna este círculo estrecho desapareció libros proféticos,
exégesis arbitraria, que
una
en el momento
oportuno y los parientes de Je¬ recuerda la forma de los
predicadores de la
sús fueron pronto olvidados en él fondo del Edad Media, de jugar con los textos, y la
Hauran. Perdieron toda su importancia y de¬ creencia en el reinado próximo de un vástago
jaron á Jesús, en el seno de su verdadera* fami¬ de David. Como ellos trataban de disminuir el
lia, de la única á la que él hubiese reconocido, peso de la ley. Su sistema de interpretaciones
de los que "escuchan la palabra de Dios y la alegóricas, que transforma un código en un ]i-
guardan". Muchos pasajes de los Evangelios bro de preceptos morales, era el abandono ciego
donde la familia de Jesús es presentada bajo del rigorismo doctoral. Por el contrario, los
un aspecto desfavorable pueden provenir de la balakistas trataban á las ayadistas (y los cris¬
antipatía que sus pretensiones nobiliarias provo- tianos para ellos eran ayadistas) como gentes
cai'on á su alrededor. frivolas, extrañas al único estudio serio, que
era el de la Tliora. El talmudismo y el cristia¬
Vanto corno ellos, pero es para el estudio de la Evangelio. "El día es corto; el trabajo largo:
ley, no para motivos frivolos. Trabajo como los obreros son el salario es grande;
perezosos;
ellos, pero seré recompensado. Corremos igual¬ el amo apresurado". "En nuestro tiempo cuan¬
mente, pero yo tengo por objeto la vida futura, do se dice á alguno: Quita la paja de tu ojo, se
mientras que ellos caeránel foso de la des¬
en oye contestar: quita la viga del tuyo". El Evan¬
trucción". Esto era lo que hería más agudamen¬ gelio pone una réplica semejante en boca de
te á Jesús y'á los redactores Je los Evangelios; Jesús, reprendiendo á los fariseos, y se está
lo que le inspiraba esas bellas sentencias. "Poi¬ tentado de creer que el mal humor de Rabbi
que todo hombre que se ensalza será humillado; Tarphon procedía de una respuesta del mismo
y el que se humille será ensalzado", y las parᬠgénero que le había dado algún min ó cristia¬
bolas donde el hombre sencillo de corazón es no. El nombre de Tarplionfué célebre en la Igle¬
preferido al doctor orgulloso. Como San Pablo, sia. En el siglo II, Justino, queriendo hacer re¬
veían en los casuistas, gentes qué sólo servían ñir á un judío y un cristiano, eligió á nuestro
para condenarse más en el mundo, exagerando doctor como defensor de la tesis judía y le
las obligaciones por encima de lo que el hom¬ colocó en escena bajo el nombre de Tryphon.
bre puede soportar. El judaismo teniendo por La elección de Justino y el tono malévolo que
base el hecho, que se pretende experimental, supuso á Tryphon contra la fe cristiana se ha¬
de que el hombre es tratado en la tierra según llan justificados en lo que leemos en el Talmud
sus méritos, se inclinaba á
juzgar de continuo, de los sentimientos de Tarphon. Este rabino
puesto que la equidad de los caminos de Dios conocía los Evangelios y los libros de los mi-
sólo puede apreciarse con ésto. El fariseísmo nim; pero, lejos de admirarlos, quería que se
tiene ya en la teoría de los amigos de Job y de les quemase. Se le hizo notar que llevaban el
algunos salmistas, raíces profundas. Jesús, re¬ nombre de Dios y era con frecuencia repetido.
legando al porvenir después de la muerte, la "Yo quiero perder á mis hijos — contestó —
aplicación de la justicia de Dios, hacía inútiles si no arrojo al fuego todos esos libros, en el
las críticas inquietas de la conducta del próji¬ caso de que cayesen en mis manos, con el nombre
mo. El reino de los cielos lo repararía todo. de Dios contienen. Un hombre perseguido
que
Dios dormita hasta entonces, pero confiad en él. por un asesino ó amenazado de la mordedura de
Por horror á la hipocresía, el cristianismo llega una serpiente, debe mejor buscar asilo en un
aún á la paradoja de preferir el mundo franca¬ templo de ídolos que en las casas de los minim;
mente vicioso, pero susceptible de conversión, porque éstos conocen la verdad y reniegan de
á una burguesía ostentando aparente honradez. ella, mientras que los idólatras reniegan de
Muchos rasgos de la leyenda concebidos ó des¬ Dios i3or no conocerle".
arrollados bajo la influencia de Jesús, partici¬ Si un hombre relativamente moderado como
que nos llamamos sabios, artistas, sacerdotes, tan de dibujar la imagen del fundador con ras¬
obreros de obras desinteresadas, tenemos derecho gos imperecederos. Una circunstancia debió
á denominarnos ehionim. El amigo de la ver¬ contribuir á retardar para Jesús la época en
dad, de la belleza y del bien, no admite jamás que se escriben de ordinario las memorias de los
una retribución. Las cosas del alma no tienen discípulos y en disminuir su importancia. Era
precio. Al sabio que le ilumina, al sacerdote la persuasión de un fin próximo del mundo, la
que le moraliza, al poeta y al artista que la en¬ seguridad de que la generación apostólica no
cantan, la humanidad no dará nunca más que moriría sin que el dulce Nazareno fuese de¬
una limosna, totalmente desproporcionada con vuelto como pastor eterno á sus amigos.
lo que de ellos recibe. El
que vende el ideal y se Se ha observado mil veces que la fuerza de
cree pagado por lo le entregan es bien hu¬
que la memoria está en razón inversa de la costum¬
milde. El orgulloso Ebión, que piensa que el bre que se tenga de escribir. Apenas podemos
ífcino del cielo le pertenece, ve en la parte que figurarnos ahora lo que la tradición oral era ca¬
le toca en la tierra, no un salario, sino el óbolo paz de retener en las épocas que no disponía
del de las notas conservadas ó de las
deposita en la mano de un mendigo.
recurso
que se
Los nazarenos de Batanea tenían un inapre¬ hojas con recuerdos. La memoria de un hom¬
bre era entonces como un libro y sabía reprodu¬
ciable privilegio, el de poseer la tradición ver¬
dadera de las palabras de Jesús. EÍ Evangelio cir conversaciones enteras á las cuales no ha¬
iba á salir de su seno. Los que conocieron di¬ bía asistido. "Los Clazoménienos habían oído
rectamente la Iglesia del otro lado del Jordán, hablar de un Antiphon, el cual está ligado con
tales como Hegesippo y Julio Africano, hablan un cierto Pythodore, amigo de Zenón, que re¬
de ellos con la mayor admiración. Allí, princi¬ cordaba las conversaciones de Sócrates con Ze¬
nón y Parménido, por haberlos oído repetir á
palmente, les parece ver el ideal del cristianis¬
mo. Esta Iglesia oculta en el desierto, en una Pythodore. Antiphon las sabía de memoria y
las repetía á quienes quisieran escucharlas". Tal
paz profunda, bajo él ala de Dios, se les aparece
como una virgen de pureza absoluta. Los lazos es el origen del Parménido de Platón. Una mul¬
de estas comunidades lejanas con el catolicismo titud de personas que no habían visto á Jesús,
le conocían así, sin el auxilio de ningún libro,
triunfante, se rompen poco á poco/Justino ti¬
tubea por su parte. Conoce poco la Iglesia judeo casi tan bien como sus discípulos inmediatos.
cristiana; pero sabe que existe y habla con re¬ La vida de Jesús, aunque no escrita, era el ali¬
serva, aunque sin romper la comunicación con mento de su Iglesia. Sus máximas se repetían
ella. Es Ireneo quien inicia la serie de declama¬ sin cesar. Las partes esencialmente simbólicas
ciones contra ella repetidas después por todos de su biografía se reprodujeron en pequeños
los padres griegos y latinos, á los cuales aven¬ relatos de alguna manera estereotipados y rete¬
taja San Epifanio por la especie de rabia que nidos de memoria. Esto es exacto por lo que se
le producen los solos nombres de Ebión y de refiere á la institución de la Cena. Lo fué tam¬
Nazareno. Una ley de este mundo quiere que bién seguramente para las líneas esenciales del
todo fundador llegue á ser pronto un extran¬ relato de la Pasión. Al menos el acuerdo del
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 187
•cuartoEvangelio con los otros tres sobre esta presión talmúdica protegía la palabra sagrada,
parte esencial de la vida de Jesús, inclina á era muy débil. Y es de la esencia de tales colec¬
todavía más fáciles de conservar. Se las cita¬ na completa y núcleo de la gran Misehna, donde
ba asiduamente. Sin embargo, como los que los depósitos de las cristalizaciones sucesivas
habían recibido directamente las divinas pala¬ de la tradición son muy visibles, se encuentra
bras morían cada día,
muchas frases y anéc¬
y como un tratado aparte en la gran Michna. El
dotas amenazaban perderse, se sintió la necesi¬ Sermón de la Montaña puede considerarse como
dad de escribirlas. En distintos lugares se for¬ el Ednioth del Evangelio, es decir, como una
maron pequeñas colecciones. Estas colecciones primera agrupación artificial, que no impide
ofrecían partes comunes y muchas variantes. se produzcan combinaciones ulteriores, ni im¬
El orden y el adorno diferían sobre todo; cada pide tampoco á las máximas, y á las masas
uno trata de completar su cuaderno, consul¬ así unidas desgranarse de nuevo.
tando los cuadernos de los otros, y, naturalmen¬ ¿En qué lengua estaban redactadas estas pe¬
te, toda la palabra vivamente acentuada, que -
queñas compilaciones de sentencias de Jesús,
nace en la
comunidad, conforme al espíritu de estos Pirké Jeschan, si es permitido expresarse
Jesús, es con avidez cogida al vuelo insertán¬ así? En la lengua misma de Jesús, en la lengua
dose en las colecciones.
Según ciertas aparien¬ vulgar de la Palestina, mezcla de hebreo y de
cias, el apóstol Mateo había compuesto uno de arameo que se continuaba
llamando "hebreo",
estos memoriales que fué generalmente adopta¬ y á la cual los sabios modernos han dado el
do. La duda, sin embargo, es permitida en este nombre de sirocaldeo. En este punto el
punto. Es más probable que todas esas peque¬ Pirké Aboth es tal vez el libro que nos da me¬
ñas colecciones de palabras de Jesús quedaron jor idea de los Evangelios primitivos, aunque
anónimas, en el estado de notas' personales, y los rabinos que figuran en esta colección fue¬
no fueron reproducidas por los copistas como ron doctores de la escuela judía pura y hablan
tavana... etc". La parte narrativa es muy li¬ cerrarse en el cuadro estrecho de un pequeño
mitada; las enseñanzas, las parábolas son el tratado de moral. Una colección de proverbios
objeto principal. Partes enteras del budhismo coriientes ó de preceptos, como el Pirké Aboth,
no poseen más hubiese modificado á la humanidad,
que sudras análogos. El budhis¬ no aunque
mo del Norte le
y las ramas que de él dependen, se supusiera lleno de máximas del acento
tienen libros como el Salita vistara, biografías más elevado.
completas de Sakya Muni, desde su nacimien¬ Lo que caracteriza á Jesús en el más alto
to hasta el instante en que consigue la inteligen¬ grado, es que la enseñanza fué para él insepa¬
cia perfecta. El budhismo del Sur carece de rable de la acción. Sus lecciones eran actos,
estas biografías, no porque las ignore, sino por¬ símbolos vivientes, ligados de una manera indi¬
que la enseñanza teológica ha podido pasar sin soluble á las parábolas, y ciertamente en las
mencionarlas en los sudras. hojas más antiguas que fueron escritas para
Ya veremos,
al hablar del Evengelio según fijar sus enseñanzas, había ya anécdotas, pe¬
San Mateo, que ésta se puede imaginar como
queños relatos. Bien pronto este primer cuadro
muv semejante al estado de dichos sudras. Eran llegó á ser por completo insuficiente. Las sen¬
especies de haces de sentencias y de parábolas, tencias de Jesús no eran nada, sin su biografía.
sin mucho orden lo que el redactor de nuestro Esta biografía era el misterio por excelencia,
Mateo insertó en conjunto en su relato. El la realización del ideal mesiánico. Los textos
genio hebreo había sobresalido siempre en la
sentencia moral. En la boca de Jesús este gé¬ (1) Las palabras de
Jesús conservadas en
nero exquisito llega á la perfección. Nada im¬ dialecto semita en lo,s
Evangelios griegos, se
pide creer que Jesús hablaba, en efecto, de aproximan más al arameo que al hebreo. La mis¬
ma observación se aplica á las palabras evangé¬
esta manera. Pero la "valla",
que según la ex¬ licas ó apostólicas.
188 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
llegó á formarse un cuadro que fué de algún manece inmutable, pues tenía realmente una
modo, la armadura de todos los Evangelios y base sólida. La tradición evangélica es la tra¬
donde" la acción y la palabra estaban mezcla¬ ducción de la Iglesia de Jerusalén. El Evange¬
das. Empezaba Juan Bautista, precursor del lio nace en medio ele los parientes de Jesús, yr
reinado de Dios, anunciando, acogiendo, reco¬ hasta un cierto punto, es la obra de sus discí¬
mendando á Jesús. Desjiués Jesús preparándo¬ pulos inmediatos.
se á su misión divina por el destierro y el Esto da derecho á ciecr que la imagen de Je¬
cumplimiento de la ley; después el brillante sús, tal como resulta de los Evangelios, es pa¬
período de la vida pública, el pleno sol del rei¬ recida al original en sus rasgos esenciales. Esos
nado de Dios; Jesús en medio de sus discípu¬ relatos son, á la vez, historia y figura. Donde-
los, irradiando el esplendor dulce y templado la fábula se ha mezclado, termina por deducir¬
de un profeta elegido por Dios. Como los discí- se que nada es verdadero. Si nosotros conoce¬
jiulos no tenían apenas más que recuerdos ga- mos á Francisco de Asís por el libro de la.
lileos, la Galilea fué el teatro casi único de esta Conformidad, debemos decir que hay allí una
exquisita theofania. El papel de Jerusalén fué biografía como la de Budha ó la de Jesús, una
casi suprimido. Jesús sólo estuvo en ella ocho biografía escrita á priori, para mostrar la rea¬
días antes de morir. Sus últimos días eran con¬ lización de un tipo preconcebido. Pero no por
tados hora por hora. La víspera de su muerte, ésto negaremos que Francisco de Asís ha exis¬
celebra la pascua con sus discípulos, instituyen¬ tido realmente. Allí, entré los chiitas llegó á ser
do el rito divino de la comunión mutua. Uno un personaje totalmente mitológico. Sus hijos
de discípulos le traiciona; las autoridades
sus Ilossan y Hosseín están sustituidos en el papel
oficialesdel judaismo abstienen su muerte de fabuloso de Tammuz. Sin embargo, Alí, Hossan
la autoridad romana; muere en el Gólgota; es y Hosseín habían sido personajes reales. El
sepultado. Al día siguiente su tumba se en¬ mito se injerta con frecuencia en una biogra¬
cuentra vacía. Era que había resucitado, ascen¬ fía histórica. Lo ideal es algunas veces lo ver¬
dido á la derecha de padre. Varios discípulos
su dadero. Atenas ofrece lo absoluto de la belleza.
eran en seguida fovarecidos con la aparición 4 en las artes y Atenas existe. Aun los personajes
de su sombra errante entre el cielo y la tierra. que se toman por estatuas simbólicas, han po¬
El principio y el fin de la historia estaban, dido, en ciertos días, vivir
en carne y hueso.
como seresueltos. El intervalo, por el con¬
ve, Las historias pasan según las especies de pa¬
trario, permanecía en el estado de caos anecdó¬ trones arreglados por la Naturaleza de las co¬
tico sin ninguna necia cronología. Para toda, sas, aunque todas se asemejan. El babismo
esta parte, relativa á la vida pública, no se persa, que es un hecho de nuestros días, presen¬
había consagrado ninguna orden. Cada uno dis¬ ta en su leyenda naciente partes que se creerían
tribuía la materia á capricho. El conjunto
su calcadas en la vida de Jesús. El tipo del dis¬
del relato era lo que se
llama la buena nueva, cípulo que reniega, los detalles del suplicio y la
en hebreo besora, en griego evangelión, aludien¬ muerte de Bab, parecen imitados del Evange¬
do al pasaje del segundo Isaías. "El espíritu lio, lo que no impide que estos hechos hayan
del Señor sobre mí, porque me ungió el Señor: ocurrido tal como se nos cuentan.
me envió para evangelizar á los mansos, para Añadiremos que al lado de los rasgos de ideal
medicinar á los contritos de corazón, predicar que componen la figura del héroe de los Evan¬
remisión á los cautivos y abertura á los encar¬ gelios hay también rasgos de la é¡3oea, de raza,
celados. Para predicar el año de reconciliación de carácter individual. Ese joven judío, á la vez
con el Señor, y el día de venganza de nuestro dulce y terrible, delicado é imperioso, ingenuo
Dios; para consolar á todos los que lloran". El y profundo, lleno de celo, desinteresado, de
mebarser ó "evangelista" tenía por papel prin¬ una moral sublime y del ardor de una'persona¬
cipal exponer esta historia excelente, que fué, lidad exaltada, tiene hermosa existencia. Ocu¬
hace mil ochocientos años, el gran instrumento paría su sitio en una pintura griega, encuadrado
de la conversión del mundo y que queda aún el rostro entre gruesos bucles de cabellos. Se
como el supremo argumento del cristianismo, en le hizo judío y lo fué él mismo. La pérdida de
su lucha de los últimos días. su aureola sobrenatural no le
quita nada de su
La materia era tradicional. Ahora bien, la encanto. Nuestra raza se le
rinde, y desprendi¬
tradición es por esencia una materia moldeable do de todo lo que la influencia judía introdujo
y extensible. A las palabras auténticas de Je¬ en su manera de pensar, continuará amándolo.
sús se mezclan cada año los dichos más ó menos Escribiendo vidas como ésta se ve uno incli¬
supuestos. Se producía enla comunidad un nado á decir como Quinto Curcio: Equidem
hecho nuevo, una tendencia nueva. Se pedía lo plura transcribo quam credo. De otro modo,
que Jesús había pensado. Una palabra se espar¬ por exceso de escepticismo, se corre el peligro
ce y no se tiene ninguna dificultad en atribuir¬ de que se oculten las verdades. Para nuestros
la al maestro. La colección de esta manera se espíritus claros y razonadores, la distinción
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 189
entre un relato real y un relato falso es absolu¬ ciones, hacían imaginar ascensiones de gloria.
ta. El poema épico, el Antqri, el Cantistorie, de¬ Como todas las theofanías antiguas tuvieron
sarrollándose con tanta desenvoltura en la fe po¬ lugar sobre puntos elevados (1), Jesús se reve¬
pular se reducen, en la poética de unLucano ó la jirincipalmente sobre las montañas y se trans-
eleun Voltaire á fríos adornos de figura sobre el Tabor. No se retrocede ante lo
maquinaria
teatral que no engañan á nadie. Para el éxito de que nosotros llamamos contrasentido. "Lie lla¬
tales relatos, es preciso que el auditorio los ad¬ mado á mi hijo del Egipto", dice Sehovoh en
mita y basta con que el autor los crea posibles. Oseas. Se trata aquí de Israel; pero la imagi¬
El legendario, el agadista, son tan impostores nación cristiana figuró que aludía á Jesús,
se
-ciales de los que creen en las fábulas verdade¬ hasta su nacimiento en Nazareth había sido la
ramente fecundas, es el descuido completo en lo confirmación de profecía.
una
.que se refiere á la verdad material. El agadista Todo el tejido de la vida de Jesús fué así
sonreiría si le presentásemos nuestra pregunta un hecho expreso, una especie .de arreglo sobre¬
-de espíritus sinceros: "¿Lo que cuentas es ver¬ humano dispuesto para poner de acuerdo una
dadero ?" En tal estado de espíritu sólo le in- serie de textos antiguos, en todo lo que á él se
-quieta la doctrina que lia de inculcar, el senti¬ refería. Es el género de exégesis que los ju¬
miento que ha de expresar. El espíritu lo es díos llaman midrach, donde todos los equívocos,
todo; la letra no le importa. La curiosidad ob¬ todos los juegos de palabras, de letras y de sen¬
jetiva sin otro interés que averiguar exacta¬ tido, son admisibles. Los antiguos textos bíblicos
mente la realidad posible de los hechos, es una eran, para los judíos de este tiempo, no como
■cosa de la que no hay ejemplo en Oriente. para nosotros, un conjunto histórico y litera¬
Asícomo la vida de Budha en la India era de rio, sino un caos de donde se sacaban las adi¬
algún modo escrita por adelantado, de la misma vinaciones, las imágenes, los indicios de toda
manera la vida de un Mesías judío era traza¬ especie. El sentido propio para tal exégesis no
da á priori. Se jDodía decir por adelantado lo existía. Se tocaba ya á las quimeras del caba¬
que debía realizar, lo que estaba comprometido lista, para el cual el texto sagrado no es más
.á cumplir. Su tipo se encuentra esculpido por que un montón misterioso de letras. Inútil es
los profetas, sin que pudiese dudar nadie, gra¬ decir que todo este trabajo se hacía de un modo
cias á una exégesis que aplicaba al Mesías todo impersonal, y en cierta manera anónimo. Le¬
lo que se relacionaba con este ideal obscuro. yendas, mitos, cantos populares, proverbios,
Lo más frecuente, sin embargo, fué el proce¬ palabras históricas, calumnias características de
dimiento inverso que prevalecía entre los cris¬ un partido, todo ello era la obra de ese gran
tianos. Leyendo á los profetas, sobre todo á los impostor que se llama la multitud. Seguramen¬
profetas del fin del destierro, el segundo Isaías te cada
leyenda, cada proverbio, cada palabra
y Zacarías se encuentra á Jesús en cada línea: espiritual tiene un padre, pero un padre des¬
"Regocíjate mundo, hija de Sión, canta, hija conocido. Uno dice la palabra y mil la repiten,
de Jerusalén. Mira que tu Rey vendrá á tí jus¬ la perfeccionan, la aguzan. Aquel que la ha pro¬
to y salvador: él vendrá pobre, y sentado sobre nunciado 110 ha sido, al decirla, más que el in¬
una asna, y sobre un pollino, hijo de asna". térprete de todos.
Este rey de los pobres, era Jesús según ellos
lo creían recordando una circunstancia en que
cumplió esta profecía. "La piedra CAPITULO VI
que desecha¬
ron los que edificaban, ésta fué puesta por ca¬
beza de esquina", léese en un salmo: "Esta será El Evangelio hebneo.
piedra de escándalo, dice Isaías, de tropiezo á
las dos casas de
Israel, en lazo y en ruina á Esta exposición de la vida mesiánica de Je¬
los moradores de Jerusalén. Y tropezarán mu¬ sús, entremezclada de textos de los antiguos
chos de entre ellos, y caerán y serán quebran¬ profetas, siempre los mismos, susceptible de y
tados". ¡Aquí está todo!, se decía. Examinában¬ ser relatada de una sola vez,
por fin á llega
se ardientemente las circunstancias de la Pa¬ fijarse en términos casi invariables, al menos
sión para delinear las figuras. Todo lo que para el sentido. No sólo el relato se desarrolla
ocurría ahora en ese drama terrible era para según un plan determinado, sino que las pa¬
•confirmar algún texto, para significar algún labras características se hallaban resueltas, aun¬
misterio. Se recordaba que no había querido que determinada palabra dirigiese con frecuen¬
beber la posea, que sus huesos no habían sido cia al pensamiento y sobreviviese á las modi¬
rotos, que su traje fué echado á suertes. Los ficaciones del texto. El cuadro del Evangelio
profetas lo habían predicho. Judas y sus mo¬ existía así antes que el Evangelio, poco más ó
nedas de plata (verdaderas ó supuestas). suge¬ menos, como en muchos dramas persas de nues¬
rían deducciones análogas. Toda la antigua tros días, donde la marcha de la acción está
historia del pueblo de Dios llegó á ser una es¬
pecie de modelo que se copiaba por los cristia¬ (1) El Sinaí, el Moría, el Then-prosopon
nos. Moisés
y Elias, con sus luminosas apari¬ (Phanuel) de Fenicia, etc.
190 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
para encontrar nuestros pensamientos funda¬ te trabajo. La lengua de que se sirvieron fué-
mentales, los que repetimos ó aplicamos todos aquella en la cual estaban concebidas las pa¬
los días1?" Los jóvenes catequistas podían re¬ labras mismas de Jesús, que se repetían de
currir durante algún tiempo á semejantes ayu- memoria, es decir, la sirocaldea,
que alusiva¬
damemoria, pero los viejos maestros sólo sen¬ mente se llamaba hebreo. Los hermanos de Je¬
tían desdén por aquellos
le consultaban.
que sús, los hierosolimitas fugitivos hablaban esta
Así se comprende el hecho, de que hasta me¬ lengua, poco diferente, por otra parte, de la»,
diado el siglo II, las palabras de Jesús conti¬ de los bateneotes que no habían adoptado la.
nuasen citándose de
memoria, con variaciones lengua griega. Fué un dialecto obscuro y sin
considerables. Los textos evangélicos que nos¬ cultura literaria con el que se trazó el primer-
otros poseemos existían ya, pero otros textos diseño del libro que ha encantado las almas..
del mismo género existían al lado de ellos, y Ciertamente, si el Evangelio hubiese quedado •
como un libro hebreo ó siriaco,
por otra parte, para citar las palabras ó los su fortuna hu¬
rasgos simbólicos de la vida de Jesús, no se biese bien pronto encontrado límites. Es eni
creía nadie obligado á recurrir á los textos es¬ griego cómo el Evangelio debía llevar á su per¬
critos. La tradición viviente era el gran
depó¬ fección, á la forma última que ha dado la vuel¬
sito. De aquí la explicación del hecho, en apa¬ ta al mundo. Es preciso no olvidar, sin embar¬
riencia sorprendente, de que los textos que han go, que el Evangelio era entonces un libro sirio,
llegado á ser la joarte más importante del cris¬ escrito en una lengua semítica. El libro evangé¬
tianismo hayan producido de un modo obscuro, lico, con sus giros encantadores de narraciones
confuso, y no tuvieron entonces casi ninguna infantiles, que recuerdan las páginas más pu¬
consideración. ras de los antiguos libros
hebreos, penetrados
El mismo fenómeno se encuentra en las li¬ de una especie de éter idealista que el viejo
teraturas sagradas. Los Vedas han atravesado pueblo no conoció, no tiene nada de helénico.
los siglos sin ser escritos. Un hombre que se El hebreo es la base. Una justa proporción de
respetase debía saberlos de memoria. El que materialismo y de espiritualismo, ó más bien,
tenía necesidad de un manuscrito para recitar una indiscernible confusión del alma
y de los
los himnos antiguos demostraba ciega ignoran- sentidos hace de esta lengua adorable el sinó¬
, cia. Tampoco las copias fueron nunca estima¬ nimo mismo de la poesía, el vestido puro de la
das. Citar de memoria la Biblia y el Coran es idea moral, algo análogo á la escritura griega,
aún un punto de honor para los orientales
(1). donde el ideal se deja tocar y amar.
Una parte de la Thora judía ha debido ser Así fué bosquejado por un genio inconscien¬
oral antes de ser redactada. Lo. mismo ha ocu¬ te esa obra maestra de arte espontáneo, el Evan¬
rrido con los Salmos. El Talmud, en fin, exis¬ gelio, no tal ó cual Evangelio, sino esta es¬
tió cerca de doscientos años sin ser escrito. Aun pecie de poema no fijado, esa gran obra no
después de escrito, los sabios pretirieron mucho redactada, donde cada defecto es una belle¬
tiempo los discursos tradicionales á los papeles za y en el que lo indeciso ha sido la princi¬
que contenían la opinión de los doctores. La pal condición de éxito. Un retrato de Jesús,
gloria de- un sabio era el poder citar de memo¬ fino, acabado, clásico, no hubiera tenido tal
ria el mayor número posible de soluciones de encanto. La agada, la parábola, no quieren
casuistas. En presencia de estos hechos, lejos contornos claros. Les hace falta la cronología
de extrañarse del desdén de Papías por los tex¬ incierta, la transición ligera, indiferente á la
tos evangélicos existentes én su realidad. Es por el Evangelio por lo que
tiempo, textos la aga¬
entre los cuales estaban seguramente dos de da judía ha conseguido la fama universal. Este
los libros que la cristiandad ha venerado des¬ aire de candor ha seducido. El que sabe narrar
pués, se le halla perfectamente conforme con se apodera de la multitud. Ahora bien, saber
lo que debía esperarse de
hombre de tradi¬
un contar es un raro privilegio: es preciso para
ción, de un "hombre antiguo", como le denomi¬ esto una ingenuidad, una ausencia de pedante¬
nan cuantos hablaron de él. Nosotros dudamos ría, de las cuales no es capaz el doctor solem¬
que, antes de la muerte de los apóstoles, y añ¬ ne. Los budhistas
y los agadistas judíos (los
evangelistas son agadistas verdaderos) son los
únicos que han poseído este arte con tal grado
il) La mayor parte de las citas del Anti¬ de perfección que hacen aceptar su relato al
cuo Testamento que se hallan escritas en el
Nuevo, están hechas de memoria. Universo entero.
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 191
Todos los cuentos, todas las parábolas que se Pamfilio de Cesárea; San Jerónimo dice haber
extienden por la tierra,tienen más que dos
no copiado el texto hebreo de Alepo y aun haber¬
orígenes; el uno búdliico, el otro cristiano, por¬ lo traducido. Todos los padres de la Iglesia han
que sólo los budhistas y los fundadores del cris¬ encontrado que este Evangelio hebreo parecía¬
tianismo tuvieron cuidado de la predicación po¬ se mucho al Evangelio griego que lleva el nom¬
pular. La situación de los budhistas, con rela¬ bre de San Mateo. Con frecuencia deducen que
ción á los brahamanes, era algo parecida á la el Evangelio griego llamado de San Mateo ha
de los agadistas en relación con los talmudistas. sido traducido del hebreo. Esta es una conse¬
Los talmudistas no tienen nada que se parezca cuencia errónea. La génesis del
Evangelio se¬
á la parábola evangélica, así como los braba- gún San Mateo, ha seguido caminos más com¬
manes no hubiesen
llegado nunca por sí solos plicados." La semejanza de este Evangelio con
al alarde de ligereza, de soltura de movimiento, los hebreos no llega hasta la identidad. Nues¬
de la narración búdhica. Sólo dos grandes vidas tro Evangelio, según San Mateo, no es una tra¬
divinas hay bien contadas, la de Budha y la de ducción. Ya explicaremos más tarde, cómo, de
Jesús. He aquí el secreto de las dos más gran- todos los textos evangélicos, es el que más se
dés propagandas religiosas que haya visto la aproxima al prototipo hebreo.
humanidad. La destrucción de los jucleo cristianos de Si¬
La lialaka no ha convertido á nadie. De ha¬ ria originó la desaparición de este texto hebreo.
ber sido solas las
epístolas de San Pablo, no Las traducciones griegas y latinas, que hacían
hubiesen conseguido cien adeptos á Jesús. Lo una disonancia desagradable al lado de los
que ha conquistado los corazones es el Evange¬ Evangelios canónicos, perecieron igualmente.
lio, esa deliciosa mezcla de poesía y de sentido Las numerosas citas hechas por los Padres
moral, ese relato flotante entre el sueño y :a permiten hasta cierto punto figurarse la
un
realidad, en un paraíso donde no se mide el obra original. Los Padres tenían razón en unir¬
tiempo. Hubo, seguramente, en todo esto un lo al primero de nuestros Evangelios. Este
poco de sorpresa literaria. Es preciso conceder Evangelio de los hebreos y de los nazarenos pa¬
al Evangelio en su éxito, una gran parte á la recíase, en efecto, mucho al de San Mateo, por
extrañeza causada en nuestras torpes razas, por el plan y la ordenación. En cuanto á extensión,
esas extravagancias deliciosas de la narración sosteníase en un término medio entre Marcos y
semita, por esas hábiles combinaciones de sen¬ Mateo. No puede sentir mucho la pérdida de
se
tencias y de discursos, por esas terminaciones un texto semejante. Es cierto, sin embargo, que
tan afortunadas, tan serenas, y tan cadencio¬ aun cuando poseyéramos el Evangelio hebreo,
sas. Extraños á los artificios de la agada, nues¬ visto por San Jerónimo, nuestro Mateo debe¬
tros ascendientes quedaron tan encantados, que ría ser preferido. Mateo, en efecto, se ha con¬
á la hora presente, sentimos nosptros pena al servado intacto desde su redacción definitiva,
persuadirnos de que ese género de relato puede /enlos últimos años del siglo I, mientras que el
estar vacío de verdad objetiva. Pero para ex¬ Evangelio hebreo, celoso guardián de los tex¬
plicar que el Evangelio haya llegado á ser en tos, en las Iglesias judaizantes de Siria, fué re¬
todos los pueblos el viejo libro de familia, cu¬ tocado de siglo
en siglo, y al fin no era muy su¬
yas hojas usadas han sido humedecidas por !as perior á Evangelio apócrifo.
un
lágrimas, y donde está impreso el dedo de las En su origen parece, haber tenido los carac¬
generaciones, hace falta algo más que eso. La teres que se espera encontrar en una obra pri¬
fortuna literaria del" Evangelio está en Jesús mitiva. El plan del relato era conforme al de
mismo. Jesús ha sido, si podemos expresarnos Marcos, y más sencillo que el de Mateo y de
así, el autor de su propia biografía. Una expe¬ Lucas. El hecho ele haber nacido Jesús de una
riencia lo prueba. Se escribirán aún durante virgen figuraba en él. En lo que se refiere
110
mucho tiempo Vidas de Jesús • la Yida de Jesús á las genealogías, la lucha fué viva. La gran
obtendrá siempre un gran éxito, cuando un es¬ batalla del ebionismo se libró en este punto. Al¬
critor posea el grado de habilidad, atrevimien¬ gunos admitían las tablas genealógicas en sus
to é ingenuidad necesarias para hacer una tra¬
ejemplares; otros las rechazaban. Comparado
ducción del Evangelio en estilo de su tiempo. el Evangelio llamado de Mateo, con el Evange¬
Se buscarán mil causas á este éxito, no habrá lio hebreo, según lo que podemos juzgar por
más que una, el Evangelio mismo, su incompa¬ los fragmentos que nos quedan, era menos re¬
rable belleza* intrínseca. Que el mismo escritor finado en el simbolismo, más lógico, menos su¬
haga en seguida con iguales procedimientos una jeto á ciertas objeciones de exégesis, pero de
obra sobre San Pablo, y el público no se senti¬ un sobrenatural más extraño, más grosero, más
rá arrastrado. La persona eminente de Jesús,
análogo al de Marcos. Así la fábula de que el
rompiendo vigorosamente sobre la medianía de Jordán se llenó de fuego en el bautizo de Jesús,
sus discípulos, fué el alma de la aparición nue¬ fábula muy acreditada y preciosa en toda la
va
y constituye toda su originalidad. tradición popular de los primeros siglos, se en¬
El protoevangelio hebreo, se conservó en ori¬ contraba en este Evangelio. La forma bajo la
ginal hasta el siglo Y entre los nazarenos de cual se suponía que el Espíritu divino entró en
Siria. Existen traducciones griegas. Un ejem¬ Jesús, como una fuerza distinta de él, parece
plar se encontró en la biblioteca del sacerdote también haber sido la más antigua concepción
192 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
nazarena. Para la
transfiguración, el Espíritu, ¿por ventura no sembraste buena simiente eti
madre de Jesús (1) tomó á su hijo por un cabe¬ tu campo? ¿Pues de dónde tiene cizaña?" Y les
llo, según una fantasía que se encuentra en Eze- dijo: "El hombre enemigo ha hecho esto." Y
quiel, y en las adiciones al libro de Daniel, y le dijeron los siervos: "¿Quieres que vayamos
le transportó sobre el Thabor. Algunos deta¬ y la cojamos?" "No, les resjaondió; no sea que
lles materialesson interesantes, pero todo está cogiendo la cizaña arranquéis también con ella
hecho al gusto de Marcos. En fin, ciertos ras¬ el trigo. Dejad crecer lo uno y lo otro hasta la
gos .que quedaron como esporádicos en la tra¬ siega, y en el tiempo de la siega, diré á los
dición griega, tales como la anécdota de la mu¬ segadores: Coged primeramente la cizaña y
jer adúltera, que es acomodada al cuarto Evan¬ atadla en manojos para quemarla, pero el trigo
gelio, tenían su sitio en el Evangelio hebreo. recogedlo en mi granero." Es preciso recordar
Los relatos de las apariciones de Jesús re¬ que la expresión el hombre enemigo era el nom¬
sucitado ofrecían evidentemente en este Evan¬ bre habitual con el que los ebionitas designaban
gelio carácter aparte. Mientras que la tra¬
un á Pablo.
dición galilea, representada por Mateo, que¬ ¿El Evangelio hebreo fué considerado por los
ría que Jesús hubiese dado cita á sus discípulos cristianos de Siriacomo la obra del apóstol Ma¬
en Galilea, el Evangelio de los hebreos, sin teo? Ninguna razón seria conduce á creerlo. El
duda porque rejDresentaba la tradición de la testimonio de los Padres de la Iglesia no prue¬
Iglesia de Jerusalén, suponía que todas las apa¬ ba nada en la cuestión presente. Vista la extre¬
riciones tuvieron lugar en esta ciudad, y atri¬ ma incertidumbre de los escritores eclesiásticos
buía la primera visión á Santiago. Uno de los cuando se trata del hebreo, la proposición ver¬
finales del Evangelio de Marcos y el Evangelio dadera, "El Evangelio hebreo de los cristianos
de Lucas, colocan aún todas las apariciones en de Siria se parece al Evangelio griego, conocido
Jerusalén. San Pablo siguió una tradición anᬠbajo el nombre de San Mateo", debía transfor¬
loga. marse en ésta, que no es sinónima: "Los cristia¬
Un hecho notable es que Santiago, el hom¬ nos de Siriaposeían el Evangelio de San Mateo
bre de Jerusalén, juega en el Evangelio hebreo en hebreo", ó bien: "San Mateo escribió en he¬
un papel más importante que en la tradición breo su Evangelio." Nosotros creemos que el
evangélica que lia sobrevivido. Parece que hu¬ nombre de San Mateo no fué aplicado á las re¬
bo entre los
evangelistas griegos una especie dacciones evangélicas más que cuando la redac¬
de prejuicio borrar al hermano de Jesús,
para ción griega, que ahora lleva su nombre, se com¬
<5 dejarlo como sospechoso de un
papel odiado. puso, como veremos más adelante. Si el Evange¬
En el Evangelio nazareno, por el lio hebreo lleva alguna vez nombre de autor ó,
contrario, se
honra á Santiago con una aparición de Jesús más bien, una designación de garantía tradicio¬
resucitado. Esta aparición es la primera de nal, ésta sólo fué el título de "Evangelio de los
todas; es para él solo; es la recompensa del doce Apóstoles", y quizá á veces llevase el nom¬
voto, lleno de interna fe que había hecho San¬ bre de "Evangelio de San Pedro". Hasta cree¬
tiago de no comer ni beber hasta que viese á mos que estos apelativos se le dieran más tarde,
su hermano resucitado. Se sienten tentaciones cuando los Evangelios, que llevan nombres de
de mirar este relato como un remanente bas¬ apóstoles, como el de Mateo, estuvieron en boga.
tante moderno de la leyenda, si no existiese una Una manera decisiva de conservar al viejo Evan¬
circunstancia capital. San Pablo, hacia el año gelio su crédito, el cubrirlo con toda la auto¬
era
75, nos dice igualmente que según la tradición ridad del cuerpo apostólico.
recogida por él, Santiago había tenido su vi¬ Como ya hemos dicho, el Evangelio hebreo
sión. He aquí un hecho importante que los fué mal conservado. Cada acta judaizante de Si¬
Evangelios griegos han suprimido y que el ria hizo adiciones y supresiones; así los ortodo¬
Evangelio hebreo relataba. En desquite, pare¬ xos lo presentan más interpolado y más exten¬
ce que la primera redacción hebraica encerra¬ so que el de Mateo, y otras veces como muti¬
ba más de una alusión contra Pablo. Ciertas lado. Sobre todo, entre las manos de los ebioni¬
gentes han profetizado cazado á los demo¬
y tas del II siglo, el Evangelio hebreo llega al úl¬
nios en nombre de Jesús; pero en el gran día timo grado de la alteración. Los heréticos hi¬
Jesús los rechaza, "porque ellos han practica- cieron una redacción griega, cuyo giro parece
Jo la ilegalidad". La parábola de la cizaña es haber sido incongruente, pesado, y donde, por
aún más característica. "Un hombre no ha sem¬ otra parte, no se consideró como una falta el
brado en su más
que buena simiente, y
campo imitar á Lucas y á los otros Evangelios grie¬
mientras dormía vino el hombre enemigo y sem¬ gos. Los Evangelios llamados de Pedro, y según
bró cizaña en medio del trigo, y se fué. Y des¬ los Egipcianos, proceden de la misma fuente, y
pués que creció la hierba é hizo fruto, apareció presentan igualmente un carácter apócrifo y de
también entonces la cizaña. Y llegando los sier¬ mediocre valor.
vos del padre de familia, le dijeron: "Señor,
señanza de Jesús. Parece, á la primera ojeada, Por el contrario, la pureza, la precisión de de¬
-que hubiese sido sencillo el traducir, para sa¬ talle, la originalidad, lo pintoresco, la vida de
tisfacer á esta necesidad, el Evangelio hebreo este primer relato no fueron igualadas en las
que, próximo á la ruina de Jerusalén, había to¬ siguientes. Una especie de realismo hace el ras¬
mado una forma fija. Pero la traducción pura go pesado y duro. La idealidad del carácter de
v sencilla no era precisamente el hecho de estos Jesús es pobre: tiene incoherencias y extravagan¬
tiempos; ningún texto tenía bastante autoridad cias inexplicables. El primero y el tercer Evan¬
para ser preferido á los otros. Es dudoso, por gelio sobrepujan mucho al de Marcos por la
otra parte, que los pequeños cuadernos hebreos belleza de los discursos y el afortunado arre¬
de los nazarenos hubiesen pasado el mar, sa¬ glo de las anécdotas. Una multitud de detalles
liendo ele Siria. Los hombres apostólicos que es¬ ofensivos han desaparecido; pero, como docu¬
taban en relación con las Iglesias de Oriente, ex¬ mento histórico, el Evangelio de Marcos tiene
plicaban de memoria, y sin eluda no llevarían una gran superioridad.
•consigo obras que hubiesen sido inteligibles La fuerte impresión causada por Jesús se
liara sus fieles. Cuando la necesidad de un encuentra completa. Se la ve realmente vivien¬
Evangelio en griego se dejó sentir, se le com- do, agitándose.
jiuso en tocias sus piezas. Pero, como ya hemos El partido que ha tomado Marcos de extrac¬
dicho, el plan, el cuadro, el libro casi entero, tar tan singularmente los grandes discursos de
se hallaban trazados ele antemano. No había Jesús nos extraña. Esos discursos no podían
en el. fondo más que una manera de contar la serle desconocidos,
.si los omitió tuvo algún
y
vida de Jesús, y dos discípulos escribiéndola motivo para hacerlo. El espíritu de Pedro, un
separadamente, el uno en Roma, y el otro en poco estrecho y seco, fué tal vez la causa de
Kokaba, el uno en griego y el otro en siriocal- esta supresión. Ese mismo espíritu es, segura¬
■fieo, forzosamente debían producir dos obras mente, la explicación de la importancia pueril
distintas, pero teniendo entre sí muchas ana¬ que Marcos concede á los milagros. La tauma-
logías. turgia, en su Evangelio, tiene un carácter sin¬
Las líneas generales, el orden clel relato no gular de materialismo pesado, que hace pen¬
tenían que fijarse. Lo que había que crear era sar á cada instante en los sueños de los mag¬
el eslilo griego, la elección de las palabras esen¬ netizadores. Los milagros se realizan penosa¬
ciales. El hombre que hizo esta obra importante mente, en períodos sucesivos. Jesús los opera
fué Juan Marcos, el discípulo, el intérprete de por medio de fórmulas arameas, que tienen sa¬
Pedro. Marcos, á lo que parece, había visto, bor cabalístico. Hay una lucha entre la fuerza
siendo niño, algo de los hechos evangélicos. natural y la sobrenatural, yl el mal cede poco
Hasta se puede creer que estuvo en Gethsema- á poco, por mandamientos reiterados. Añádase
ní. Conoció personalmente á los que habían ju¬ á esto especie de carácter secreto. Jesús
una
gado un papel en el drama ele los últimos días defiende siempre á los que son objeto de sus
•de Jesús. Habiendo acompañado á Pedro en favores al hablar. No se podía negarlo; Jesús
Roma quedó probablemente, después de la sale de este Evangelio no como el delicioso mo¬
muerte del apóstol, sufriendo en esta ciudad ralista que nosotros amamos, sino como un
las crisis terribles que siguieron. Fué allí don- enemigo terrible. El sentimiento que inspira á
fie, según todas las apariencias, redactó el pe¬ los que le rodean es el temor. Las gentes, es¬
queño escrito de cuarenta ó cincuenta páginas pantadas de sus prodigios, vienen á suplicarle
que ha sido el primer núcleo de los Evangelios se aleje de sus fronteras.
te por estos prodigios, y ses puede creer que in¬ de Jesús. Si hubo una laguna urgente de lle¬
sistía mucho en ellos en su propaganda. Por nar para los lectores católicos era ésta, y por
esto la obra que ha inspirado tiene una fisono¬ tanto se procedió á hacerlo. Otras muchas par¬
mía aparte. El Evangelio de Marcos, más bien ticularidades molestas desde el punto de vista
que una leyenda, es una biografía escrita con de la apología no fueron borradas. Sólo los rela¬
credulidad.Los caracteres de la leyenda, la tos de la resurrección se presentan en Marcos
los contornos solicitan la atención en Mateo y apenas admitir que el texto primitivo acabase
en Lucas. Aquí, por el contrario, todo está to¬ de una manera tan brusca.
mado á lo vivo,
y se siente hallarse en presen¬ Es probable que hubiese en la continuación
cia de verdaderos recuerdos. algo opuesto á las ideas admitidas, y se eli¬
El espíritu que domina en el libro es el de minase : pero la terminación mencionada era
Pedro. Desde entonces Cephas juega un papel poco satisfactoria. Se supusieron diversas fór¬
eminente y aparece siempre á la cabeza de los mulas sin que ninguna tuviese bastante auto¬
apóstoles. El autor 110 está afiliado á la escue¬ ridad para ocultar las otras de los manuscri¬
la de Pablo, y por tanto, en diversas ocasio¬ tos. De que Mateo, y sobre todo Lucas, omitan
nes, se aproxima más bien á la dirección de tal pasaje que está actualmente en Marcos,
Santiago, por su indiferencia en lo que se re¬ se ha deducido que estos pasajes no estaban
fiere al judaismo, por su odio para el fariseís¬ en el proto Marcos. Error; los redactores de
mo, por su viva oposición á los principios de segunda mano escogían y omitían, guiados por
la teocracia judía. El relato de la Cananea, sig- el sentimiento de un acto instintivo y por la
fiifica evidentemente el pagano obtiene
que unidad de su obra. Se ha osado decir, por ejem¬
gracia siempre que tenga fe, que sea humilde, plo, que en Marcos primiti¬
la pasión faltaba
que reconozca el privilegio anterior de los hijos vo, porque Lucas,
le ha seguido hasta,
que
de la casa. Está en completo acuerdo con el allí, no le sigue en el relato de las últimas ho¬
papel que juega Pedro en la historia del Cen¬ ras de Jesús. La verdad es
que Lucas ha to¬
turión Cornelio. mado para la Pasión otro guía más simbólico,
Veremos más adelante qué géneros de mo¬ más emocionante que Marcos; y, Lucas era de¬
dificaciones se ha creído necesario introducir masiado buen artista para mezclar los colores.
en estaprimera redacción griega, á fin de pre¬ La Pasión de Marcos, por el contrario, es la
sentarla sin inconvenientes para los fieles, y más verdadera, la más antigua, la más histó¬
cómo de esta revisión salieron el Evangelio lla¬ rica. La segunda redacción, en parecido caso,
mado de Mateo y el de Lucas. Un hecho ca¬ es
siempre más movida, más dominada por las
pital de la literatura cristiana primitiva, es razones á priori que
las que la han precedido^
que los textos corregidos en un sentido más Los rasgos de precisión son indiferentes á las-
completo no hicieran 'desaparecer el texto pri¬ generaciones que no han conocido á los actores
mitivo. El opúsculo de Marcos se conserva, y primitivos. Lo que quieren, ante todo, es un
bien pronto, gracias á la hipótesis cómoda, pe¬ relato de contornos redondeados y significati¬
ro de todo.punto errónea todas
que hizo de él "un. vos en sus partes.
divino extractador", tuvo su sitio en el cuarte¬ Todo induce á
creer
que Mareos no escribió
to misterioso dejos Evangelios. ¿Es seguro su
Evangelio hasta después de la muerte de
que
el escrito de Marcos haya quedado puro de Pedro. Papías lo supone cuando dice que Mar¬
toda interpolación, y que el texto que hoy lee¬ cos escribía "de memoria" lo que retenía*de
mos es sencillamente el primer Pedro. Ireneo dice lo mismo. En fin, esto es
Evangelio grie¬
go? Sería temerario el afirmarlo. Al mismo decisivo cuando se admite la unidad y la inte¬
tiempo que se sentía la necesidad de compo¬ gridad de la obra. El Evangelio de Mareos
ner, tomando á Marcos por base, otros Evan¬ presenta alusiones evidentes á la catástrofe del
gelios, llevando otros nombres, era muy posi¬ año 70. El autor pone en boca de Jesús, en el
ble que se retrocediese á Marcos capítulo XIII, una especie de apocalipsis don¬
mismo, dejan¬
do su nombre á la cabeza del libro. Muchas de se cruzan las predicaciones relativas á la
particularidades parecen suponer una especie torna de Jerusalén y al próximo fin de los tiem¬
de infiuencia retroactiva ejercida sobre el tex¬ pos. Creemos que este pequeño apocalipsis,
to de Marcos por los Evangelios compuestos concebido en parte para los fieles de Pella, se
según Marcos. Pero estas son hipótesis compli¬ esparció en la comunidad de Jerusalén hacia
cadas que nada demuestran. El el año" 68. Ciertamente,
Evangelio de no contenía entonces
Marcos ofrece una perfecta unidad, aparte de el anuncio de la destrucción del templo, porque
ciertos puntos de detalle donde los manuscri¬ ésta aún no había ocurrido. El autor del
tos difieren, y de esos pequeños retoques Apocalipsis joánico, muy al corriente de la con¬
que
los escritos cristianos han sufrido casi sin ex¬ ciencia cristiana, no cree aún, en los últimos
cepción, y no parece que haya recibido adi¬ días del 68 ó en los primeros del 69, que el
ciones considerables desde que fué compuesto. templo será destruido. Naturalmente, todas las
El rasgo característico del Evangelio de Mar¬ compilaciones sobre la vida y las palabras de
eos fué desde su Jesús que adoptaron este fragmento como pro-
origen la ausencia de la genea¬
logía y de las leyendas relativas á la infancia fético, lo modifican en el sentido de hechos rea-
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 195
chíe, detalle que nació en la tradición al mismo tribuido en cierto sentido'á aumentarla. Roma
tiempo que el discurso apocalíptico menciona¬ era la ciudad másgrande del mundo, y había
do. Marcos se guarda de no olvidar un rasgo heredado toda la importancia de Jerusalén. La
tan importante. Supone que Jesús, en los últi¬ guerra de Judea arrojó en Italia millares de es¬
mos días de su vida, tuvo noción clara de la clavos judíos. Del 65 al 72, todos los prisione¬
ruina de la nación judía,
y toma esta ruina como ros hechos durante la guerra habían sido ven¬
lares de la vida de Jesús hubiesen muerto. Se Israel por ningún tormento. Ya hemos visto que
ve por esto en qué límite estrecho se encuentra la dinastía, lejos de llevar en sus oríge¬
nueva
encerrada la fecha posible de la redacción del nes el desprecio del judaismo, había sido con¬
libro. De todas maneras, es preciso aproximar¬ ducida por -este hecho de la guerra de Judea,
se á los primeros años de calma que siguieron inseparable de su advenimiento, á contraer obli¬
á la guerra de Judea. Marcos no podía tener gaciones con gran número de judíos. Es preci¬
entonces mucho más de cincuenta y cinco años. so recordar que Vespasiano y Tito,
antes de lle¬
Según todas las apariencias, fué en Roma gar al poder, quedaron cuatro años en Siria,
donde Marcos compuso su primer ensayo dei y que habían formado lazos de afecto. Tiberio
Evangelio griego, que, tan imperfecto como Alejandro era el hombre á quien los Flavios
era, encerraba las líneas esenciales del asunto. debían más. Continuaba ocupando un rango de
Tal es la antigua tradición y nada tiene de in¬ primer orden en el Estado, y su estatua era una
verosímil. Roma era después de Siria, el pun¬ de las que decoraban el foro. Nec suesere fas
to capital de los cristianos. Los latinismos son est, decían encolerizados los viejos romanos,
frecuentes en el opúsculo de Marcos más que irritados de esta intrusión de los orientales. He-
en ningún otro escrito del Nuevo Testamento. rodes Agrippa II, reinaba y batía moneda
que
Los textos bíblicos á que se refiere se aproxi¬ en Tiberiades y en Paneas, vivía en Roma, ro¬
man á la versión de los Setenta. Varias deado de correligionarios, llevando un gran
parti¬
cularidades hacen suponer que el escritor tenía tren, admirando á los romanos por la pompa y
á la vista lectores que conocían poco la Pales¬ la ostentación, con que celebraba las fiestas ju¬
tina y las costumbres judías. Las citas expre¬ días. Mostraba en sus relaciones cierta ampli¬
sas del
Antiguo Testamento, hechas por el mis¬ tud, puesto que tuvo por secretario al zelote
mo autor, se
reducen á una: los razonamientos radical Justo de Tiberiades, el cual no manifes¬
exegéticos que caracterizan á Mateo y aun á tó ningún escrúpulo en comer el pan de un
Lucas, faltan en Marcos. El nombre de la ley hombre á quien más de una vez había acusado
no acude de traición. Agrippa fué condecorado con los
jamás á su pluma. Nada, pues, obli¬
ga á creer que este sea un trabajo sensiblemen¬ ornamentos de la pretura y recibió del empera¬
te distinto del queahora poseemos. Marcos, in¬ dor un aumento de feudos del lado de Hauran.
térprete de Pedro, escribía exactamente, pero Sus hermanas Drusilla y Berenice vivían
sin orden, todo lo que recordaba de las pala¬ igualmente en Roma. Berenice, á pesar de su
bras ó de las acciones de Cristo. No eompren- edad yamadura, ejercía sobre el corazón de
día sin seguir al Señor. Pero más tarde, como Tito tal imperio, que tuvo la pretensión de ca¬
ya he dicho, sigue á Pablo, que hacía sus di- sarse con él, y Tito se lo había prometido, se¬
dascádicas, según las necesidades del momento gún dicen. No se detuvo más que por conside¬
y no como si hubiese querido crear una com¬ raciones políticas. Berenice habitaba el pala¬
pilación metódica de los discursos del Salva¬ cio, y ella, tan piadosa, vivía públicamente con
dor. Así es, que Marcos no escribe más que sus el destructor de su patria. Los celos de Tito
recuerdos, poniendo cuidado en no omitir nada eran vivos y parecen haber contribuido tanto-
de lo que como la política al asesinato de Carina. La fa¬
había oído.
vorita judía utilizaba plenamente sus derechos;
regios. Las causas dependían de su jurisdicción,,
y Quintiliano cuenta que defendió en su presen¬
cia un proceso donde ella era juez y parte. Su
196 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
lujo asombraba á los romanos; regulaba la mo¬ hacerse valer, mostrándose á los compatriotas
da. Una sortija que hubiese llevado en su dedo que sospechaban de sus intenciones como guia¬
se vendía á precios exhorbitantes. Pero el mun¬ do únieamenie por la más pura inspiración del
do serio la despreciaba, calificándola en voz alta patriotismo; luego, un sentimiento honrado le
de incestuosa con su hermano
Agrippa. Otros lleva en muchos puntos á presentar el carác¬
herodianos vivían en Italia, tal vez en Nápoles, ter de su nación lo. menos comprometido á los
«n particular Agrippa, hijo de "Drusilla y de ojos de los romanos. Pretende que la rebeldía
Félix, que pereció en la erupción del Vesubio. sólo se llevó á cabo por un corto número de
En fin, todas estas dinastías de Siria y de Ar¬ exaltados: el judaismo es una doctrina pura,
menia, que habían abrazado el judaismo, que¬ ignorada en filosofía, é inofensiva en política;
daron con la nueva familia imperial en relacio¬ los judíos moderados, lejos de hacer causa co¬
nes íntimas y diarias. mún con los sectarios, han sido sus primeras
Alrededor de ese mundo aristocrático corre¬ víctimas. ¿Cómo serían enemigos irreconcilia-
teaba como servidor complaciente el flexible bles de los romanos, ellos, que les pedían ayu¬
y prudente Josefo. Desde su entrada en la ser¬ da y protección contra los revolucionarios?...
vidumbre de Vespasiano de Tito había toma¬
y Estos puntos de vista sistemáticos falsean en
do el sobrenombre de Flavius y á la manera de cada página la pretendida imparcialidad de su
un espíritu mediocre, conciliaba papeles con¬ historia.
tradictorios, á la vez obsequioso para los ver¬ La obra fué sometida(Josefo al menos quie¬
dugos de su país, y jactancioso cuando se tra¬ re así lo creamos) á la censura de Agrippa
que
taba de recuerdos nacionales. Su vida domés¬ y de Tito, quienes, á lo que parece, la ajiroba-
tica, hasta entonces poco ordenada, intentó al ron. Tito fué más lejos. Había firmado de su
fin de regularizarse. Un desengaño le hirió al mano un ejemplar que debía servir de modelo
fin. Había tenido el tormento de aceptar de para hacer ver que era, según este libro, como
Vespasiano una joven cautiva de Cesárea que deseaba que se contase la historia del sitio de
le abandonó en cuanto tuvo ocasión oportuna. Jerusalén. Se nota la exageración. Lo que apa¬
En Alejandría, tomó mujer de la cual tuvo
una rece con evidenciaexistía alrededor de
es que
tres hijos (dos que murieron jóvenes), y á la Tito una corte judía que le adulaba queriendo
que repudió hacia el año 74 por incompatibilidad persuadirle de que, lejos de haber sido el cruel
de caracteres, según dice él. Casó entonces con destructor del judaismo, había deseado salvar
una judía de Creta, en la cual encontró al fin. el templo, y que en todo caso un decreto supe¬
todas las perfecciones, y de la que tuvo dos rior de la Divinidad, de la cual Tito no había
hijos. Su judaismo había sido siempre elástico sido más que el instrumento, dominaba sobre
y cada día lo fué más. Tenía empeño en hacer todo esto. Tito se complacía evidentemente en
creer que aun en la época de mayor fanatismo oir sostener esta tesis. Olvidaba con gusto sus
galileo, había sido un liberal, impidiendo la crueldades y la orden que, según todas las apa¬
circuncisión forzosa de las gentes y proclaman¬ riencias, había pronunciado contra el templo,
do que cada uno debe adorar á Dios según el cuando los vecinos mismos venían á sugerirle ta¬
culto que haya elegido. Esta idea, de que cada les apologías. Tito tenía un gran fondo de huma¬
uno elija su culto, inusitada en Roma, ganaba nidad, y afectaba una moderación extrema. Por
terreno y servía poderosamente á la propagan¬ esto fué sin duda motivo de contento para él que
da de los cultos formados sobre una idea racio¬ .tal versión se esparciera en el mundo judío.
nal de la divinidad. Pero no se mostraba menos gozoso cuando en
Josefo tenía una instrucción helénica super¬ el mundo romano se contaban las cosas de otra
ficial, sin duda, pero de la que sabía sacar par¬ manera, presentándole sobre los de Je¬ muros
tido como hombre hábil. Leía los historiadores rusalén como vencedor
soberbio, no respi¬
un
griegos, esta lectura despertaba su ambición y rando más que el incendio y la muerte.
vió la posibilidad de escribir de esta manera El sentimiento de simpatía que suponían en
la historia de las últimas catástrofes de su pa¬ Tito jiara los judíos, debía también extenderse
tria. Muy poco artista
resistir la temeri¬
para á los cristianos. El judaismo, tal. como lo en¬
dad de tal empresa, se arrojó á ella como su¬ tendía Josefo, se aproximaba en varios puntos
cede algunas veces con los judíos que hacen sus al cristianismo, sobre todo al cristianismo de
ensayos literarios en una lengua extranjera, sin San Pablo. Como Josefo, la mayor parte de los
dudar de nada. Aún no tenía el hábito de es¬ cristianos habían condenado la insurrección
cribir el griego, y fué en sirocaldeo como hizo maldiciendo á los zelotes, profesaban alta¬
y
la primera redacción de su obra. Después pu¬ mente la sumisión á los romanos. Como Josefo,
blicó la edición griega que ha llegado hasta consideraban secundaria la parte ritual de la
nosotros. A pesar de sus protestas, Josefo no ley y entendían la filiación de Abraliam en un
es el hombre de la verdad. Tiene el defecto judío, sentido moral. Josefo misino parece haber sido
el defecto que más se opone á la sana manera favorable á los cristianos, habiendo hablado con
de escribir la historia; una personalidad exage¬ simpatía de los jefes de la secta. Berenize por
rada. Mil
preocupaciones le dominan; ahora, su parte y su hermana Agrippa habían tenido
la necesidad de agradar á sus nuevos amos, para Pablo un sentimiento de curiosidad bené¬
Tito y Herodes Agrippa; después, el deseo de vola.
LOS' EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 197
sus pequeñas alusiones literarias, defender la momento, decía: "Un emperador debe morir de
dignidad de la naturaleza humana. No veían pie",
y expiró, en efecto, entre los brazos de
que estaban en realidad defendiendo el privi¬ los que le sostenían. ¡ Bello ejemplo de firmeza
legio de una aristocracia, y que preparaban el sostenida y de viril actitud en medio de tiem¬
reinado feroz de Domiciano. Querían lo impo¬ pos tan revueltos, que parecían casi desespe¬
sible, una república municipal, gobernando al rados !
cura era tan grande como la de los exaltados á la tierra entera bajo el peso de su tiranía.
que hemos visto en nuestros días soñar con Hubo, sin duda, una leyenda rabínica sobre su
París, Commune libre, en medio de una Fran¬ muerte, según la cual, murió en su lecho, pero
cia que París ha formado en la monarquía. escapó á los tormentos que había merecido.
También los buenos espíritus del tiempo de TᬠTito le sucedió sin dificultad. Su virtud no
cito, los Plinios y Quintiliano, vieron la vani¬ era jmofunda, la de Antonino ó Marco
como
dad de esta escuela política. Todos sentían res¬ Aurelio. Se esforzaba por ser virtuoso, algunas
peto por los Helvidios, los Prisco, los Rústico veces contra sus deseos naturales, y asegurá¬
y los Sénecas, abandonando la quimera repu¬ base un bello reinado. Cosa rara: Tito se me¬
blicana. No trataban más que ele mejorar el joró al subir al poder. Tenía mucho imperio
principado, obteniendo los mejores frutos. sobre sí mismo, y empezó por hacer á la opi¬
Pero el principado tenía un defecto capital. nión el más difícil de los sacrificios. Berenize
Era éste, flotar deplorablemente entre la dicta¬ no renunciaba nunca á la esperanza de ser su
dura electiva y la monarquía hereditaria. Toda esposa, y obraba en todos los casos como si ya
monarquía aspira á ser hereditaria, no sólo á lo fuese.' Su cualidad de judía, de extranjera,
consecuencia de lo que llaman los demócratas de reina, título que, como el de rey, sonaba
egoísmo de familia, sino porque la monarquía mal en los oídos de un verdadero romano y re¬
no ofrece á los pueblos cordaba el á esta mujer afor¬
todas sus ventajas más Oriente, crearon
que con la herencia. Por otra parte, es imposi¬ tunada un obstáculo insuperable. No se habla¬
ble sin el principio germánico de la fidelidad. ba de otra cosa en
Roma, y más de un imper¬
Todos los emperadores pretendieron tinente osaba expresarse en alta voz. Un
romanos día,
la herencia; pero ésta no pudo nunca ir más en pleno teatro, un cínico llamado Diógenes,
allá de la segunda generación, y apenas si trajo que se había introducido en Roma, á pesar de
más que resultados funestos. El imperio á con¬ los decretos de expulsión lanzados contra los
secuencia de circunstancias particulares, consi¬ filósofos, se levantó y, ante todo el pueblo, vo¬
guió la -adopción (el sistema más acomodado mitó contra los dos enamorados un torrente
al cesarismo), pero esto no fué más de injurias. Se le azotó; y Heras, otro cínico,
que una
casualidad afortunada. Marco Aurelio tuvo un que creyó poder usar de la misma libertad, á
hijo y lo perdió todo. igual precio, fué decapitado. Tito fué ce¬
Yespasiano estaba únicamente preocupado diendo, no sin pena, á las murmuraciones pú¬
de esta cuestión capital. Tito, su blicas. La separación fué más cruel, porque Be¬
primogénito,
á la edad de treinta y nueve años, no tenía nin¬ renize se resistía. Tito decidió despedirla. Las
gún hijo varón. Domiciano, de veintisiete años, relaciones del emperador con Josefo, y proba¬
aún no se había casado. La ambición de Domi¬ blemente con Herodes Agrippa, quedaron co¬
ciano hubiera debido satisfacerse con tales es¬ mo habían sido antes de esta ruptura. Berenize
peranzas. Tito lo declaraba en voz alta su su¬ misma volvió á Roma, pero Tito no tuvo más
cesor, contentándose con desear que se despo¬ relaciones con ella.
sase con su
hija Julia Sabina. Pero la natura¬ Las gentes honradas se sentían revivir. Con
leza se había entregado en esta familia, los espectáculos
y un poco de charlatanería el
por
muchos conceptos favorecida, á pueblo mantuvo tranquilo. La literatura la¬
juego atroz.
un se
Domiciano era un malvado junto al cual, Ca- tina que después de la muerte de Augusto ha¬
lígula y Nerón podían parecer bufones. No bía sufrido tan fuerte eclipse, estaba en vías
ocultaba su pretensión de de renacimiento. Vespasiano protegió seriamen¬
desposeer á su padre
y á sú hermano. Vespasiano pasaba mil apu¬ te las ciencias, las letras
y las artes. Instituyó
ros para
impedir que lo manchase todo. los primeros profesores pagados por el Estado
Como sucede á las buenas fué así el creador del cuerpo de enseñanza.
naturalezas, Yes¬ y
pasiano ganaba mucho al envejecer. Hasta sus A la cabeza de esta ilustre cofradía brilló el
burlas, frecuencia faltas de edu¬
que eran con nombre de Quintiliano. La insulsa poesía de las
cación, y de un género grosero, .se convierten epopeyas y de las tragedias artificiales conti¬
en justas
y delicadas. Vienen á decirle que un nuaba en decadencia. Los bohemios de
talento,
cometa de larga cola se ha presentado en el tales como Marcial y Stacio, tan excelentes en
cielo: "Es al rey de los partos — responde los
—
versos ligeros,
no salían de una literatura
á quien eso concierne. El lleva los cabellos lar¬ baja ó sin transcendencia. Pero Juvenal de¬
gos". Después, agravándose su estado, dice mostraba, en el género verdaderamente latino
sonriendo: "Si no me engaño,
estoy á punto de de la sátira, una maestría incontestable de fuer¬
convertirme en Dios." Sereno hasta el último za
y de originalidad. Un alto espíritu romano,
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 199
estrecho, si se quiere, cerrado, exclusivo, pero todos losbarrios, la región del Capitolio y del
firme en la tradición, patriótico, y opuesto á Panteón, fueron quemados. Una peste espanto¬
las corrupciones extranjeras, respira en sus ver¬ sa asoló el mundo por el mismo tiempo, y se
sos. Sidpicia osó defender á los filósofos con¬ creyó que era la más terrible epidemia que se
tra Domiciano. Los grandes prosistas, sobre había conocido. Los temblores de tierra contri¬
todo, se forman arrojando lo que había de ex¬ buían al pánico en todas partes; el hambre ha¬
cesivo en la declamación del tiempo de Nerón, cía estragos.
conservando lo que no chocaba con el gusto, ¿Podría sostener Tito su empeño de bondad1?
animando su obra de 1111 sentimiento moral ele¬ Esto era lo preguntaban todos. Algu¬
que se
vado, preparando, en fin, esta noble generación nos pretendían que su papel de "Delicias del
que sabe encontrar y rodear á Nerva, y que género humano" era difícil de conservar, y que
produce los reinados filosóficos de Trajano, el nuevo César seguiría el camino de Tiberio,
Adriano, Antonino y Mareo Aurelio. • Plinio el Calígula y Nerón, que habiendo comenzado bien
Joven, que parecía tan enérgico á los (espíritus terminaron mal. Tenía, en efecto, el alma ab¬
cultivados de nuestro siglo XVIII, • Quintilia- solutamente extenuada de los filós'ofos desilu¬
no, el ilustre pedagogo que ha trazado el códi¬ sionados de Antonino y Marco Au¬
todo, como
go de la instrucción pública, el maestro de relio, para no sucumbir á las tentaciones de un
nuestros maestros en el gran arte de la educa¬ poder ilimitado. El carácter de Tito era de buen
ción; Tácito el incomparable historiador;- otros, temple. Su tentativa de reinar por la bondad,
como el autor del Diálogo de los oradores, que sus nobles ilusiones sobre la humanidad de su
les igualaban, pero cuyos nombres quedan ig¬ tiempo tuvieron algo de liberal y de emocio¬
norados, ó cuyos escritos se han perdido, en¬ nante. Su moralidad, sin embargo, no era de
grandecen esa época con el trabajo que daba perfecta solidez; era variable. Reprimía su va¬
ya sus frutos. Una gravedad llena de elevación, nidad, esforzándose por proponerse en la vida
el respeto á las leyes morales y la humanidad fines puramente objetivos. Pero un tempera¬
reemplazaron la alta corrupción de Petronio mento filosófico y virtuoso vale más que una
y la filosofía de Séneca. La lengua es menos moralidad de opinión. El temperamento no
pura que en los escritos del tiempo de César y cambia., y la opinión sí. Se ha sospechado que
de Augusto, pero tiene en el rasgo, en la au¬ la bondad de Tito sólo fué causa de una deten¬
dacia, algo que debía hacerla estimar é imitar ción de su desarrollo; se ha preguntado si, al
por los siglos modernos, los cuales han conce¬ cabo de algunos años, Mo se habría vuelto como
bido el tono medio de su
sobre una nota
prosa Domiciano.
más declamatoria que la de los griegos. Estas son prevenciones retrospectivas. La
Bajo este reinado sabio y de templanza, los muerte vino á sustraer á Tito de una prueba
cristianos vivieron en paz. El recuerdo que Tito que, demasiado prolongada, tal vez le hubiese
deja á la Iglesia no es el de un perseguidor. sido fatal. Su salud se deterioraba á- la vista de
Un acontecimiento le causa sobre todo viva im¬ todos. A cada instante lloraba, como si después
presión. Fué la erupción del Vesubio. El año de haber ocupado contra los designios aparen¬
79 vió el fenómeno tal vez más violento de la tes el primer rango del mundo, viese la frivo¬
historia volcánica de la tierra. E^ mundo ente¬ lidad de todas las cosas. Una vez, al final de la
tiempo inmemorial, se muestra en actividad con tristeza. U11 instante se le vió levantar las cor¬
violencia sin ejemplo, como si nuestros volca¬ tinas de su litera, mirar al cielo y jurar que no
nes
apagados de la Auvernia recomenzaran sus había merecido la muerte. Tal vez era este des¬
más furiosas manifestaciones. Hemos visto des^ vanecimiento una enervación producida por el
de el año 68 la preocupación de los fenómenos papel imponía. La vida de corrupciones
que se
volcánicos llenar la imaginación cristiana, de¬ que había llevado en diversas épocas, antes de
jando sus huellas en el Apocalipsis. El suceso subir al imperio, fomentaba su fin. Quizá tam¬
del año 79 fué igualmente célebre para los vi¬ bién era esto la protesta que un alma noble, en
dentes judeo cristianos y provoca una especie caso semejante tiene derecho de elevar contra
de recrudescencia"del espíritu apocalíptico. Las el destino.Su naturaleza era sentimental y
sectas judaizantes, sobre todo, consideran la ca¬ amorosa.La espantosa maldad de su hermano
tástrofe de las ciudades italianas como el cas¬ le mataba. Veía claramente que si no se apre¬
tigo de la destrucción de Jerusalén. Los azotes suraba, Domiciano correría. Haber soñado el
que continuaba sufriendo el mundo, justifican imperio del mundo para hacerse adorar, ver el
hasta cierto punto semejantes imaginaciones. sueño realizado, y observar entonces la vani¬
El terror producido por estos fenómenos era dad de todo esto, reconociendo que, en política,
extraordinario. La mitad de las páginas que nos la bondad es un error, ver el mal avanzando
quedan de Dión Cassius están consagradas á bajo la forma de un monstruo que os dice:
los pronósticos. El año 80 vio el incendio más "¡Mátame ó te mato!..." ¡qué prueba para un
grande que Roma había sufrido después del que buen corazón!
hubo el año 64. Duró tres días y tres noches, y Tito no tenía la rudeza de Tiberio, ni la re-
200 novísima historia universal
signación de Mareo Aurelio. Añadiremos que elementos desaparecidos ele la tradición. Sin
su régimen higiénico era de los peores. En to¬ embargo, la duplicielad de algunas iglesias pa¬
das ocasiones, y sobre todo, en su casa, cerca rece haber sido un hecho real. Tal era la di¬
de Rieti, donde las aguas eran muy frías, Tito versidad de educación de las dos fracciones dé
tomaba baños, capaces de matar á los hombres la comunidad cristiana, que los mismos j as tu¬
más vigorosos. Todo esto dispensa, de recurrir res podían dar á los dos la enseñanza de
no
sentaba presuroso en el campamento de los pre- por los mismos procedimientos que sirvieron
torianos. para formar la lista de los obispos de Roma.
El mundo lleva duelo, pero Israel triunfa. Se tomaron los nombres más antiguos de pres¬
Esta muerte inexplicable por desvanecimiento byteri que recordaban, el de un7 cierto Lvliode,
y melancolía filosófica, era un juicio manifiesto muy respetado, y el de Ignacio, que tema más
del cielo contra el destructor del templo, contra celebridad, creándose los cabezas de las dos se¬
el hombre más culpable, según los judíos, que ries. Ignacio no muere hasta el reinado de Tru¬
hubo en el mundo. La
leyenda rabínica, en este jano; San Pablo ve por última vez Antioquía
en el año 54.
punto, toma, de costumbre, un acento
como Ocurre, pues, con Ignacio, lo mis¬
pueril que, sin embargo, no carece de alguna mo que con Clemente, con Papías y con un.
justicia. "Tito el malo", aseguran los agadis- gran número de personajes de la segunda y
tas, muere por las picaduras de un mosquito de la tercera generación cristiana; se violentan
las fechas para hacer ver
que se introduce en su cerebro y le hace expi¬ que recibieron de Ios-
rar entre atroces Siempre crédulos
tormentos. apóstoles su institución ó su enseñanza.
las murmuraciones
populares, los judíos y El Egipto, que estuvo mucho
con
tiempo alejado-
los cristianos de la época creyeron generalmen¬ del cristianismo, recibió
probablemente bajo 'os-
te en el fratricidio. Según ellos, el cruel Domi¬ Elavios el germen de la creencia nueva. La tra¬
ciano, matador de Clemente, y perseguidor de dición de la propaganda de Marcos en Alejan¬
santos, fué el asesino de su hermano, y este da¬ dría, es una de las invenciones tardías, con 'as
to, como el matrieidio de Nerón, llegó á ser cuales las grandes Iglesias trataron de atribuir¬
una de las bases del nuevo simbolismo apoca¬ se una antigüedad apostólica.
Se conocen bas¬
líptico, como veremos más adelante. tante bien las líneas generales de la vida de-
San Marcos, y es hacia Roma, no hacia Ale¬
CAPITULO IX jandría, donde se le ve dirigirse. Cuando todas-
las grandes Iglesias pretendieron haber tenido-
Propagación (leí cristianismo. — El Egipto. fundadores apostólicos, la Iglesia de Alejan¬
Sibilismo. dría, que llegó á ser ya muy importante, aspiró
á crearse los títulos de nobleza de que carecía-
i ja tolerancia de que gozó el cristianismo Mareos era casi el único entre los personajes
bajo el reinado de lo§ Flavios, fué eminente¬ de la historia apostólica que aún no había sido
mente favorable á su desarrollo. Antioquía, adoptado por una Iglesia. En realidad, la cau¬
Efeso, Corinto y Roma, sobre todo, eran los sa de esta ausencia del nombreele Egipto, en.
centros activos donde el nombre de Jesús toma¬ los relatos de los Hechos de los Apóstoles y rn
ba de día en día mayor
importancia, y donde las epístolas de San Pablo, es porque el Egip¬
radiaba la fe nueva. Si se exceptúa á los ebio- to tenía especie de pre-cristianismo que le
una
nitas exclusivistas de la Batanea, las relacio¬ sostuvo mucho tiempo cerrado para el cristia¬
nes entre los judeo cristianos
y los paganos con¬ nismo propiamente dicho. Allí estaba Filón,
vertidos, llegaron á cada día más fáciles.
ser allí los therapeutas, es decir, las doctrinas tan
Los prejuicios caían; la fusión se operaba. En semejantes á las que se predicaban en Judea
muchas ciudades importantes había dos pres¬ y en Galilea, que era bastante para dispensar¬
biterados y dos episcopi, uno para los cristia¬ los de no conceder á éstas ninguna atención.
nos de procedencia judía, otro para los fieles Más tarde sostuvo
se que los therapeutas no
de origen pagano. Se supone que el episcopos eran otra cosalos cristianos de San Mar¬
que
de los paganos convertidos fué instituido por cos, de los cuales Filón había descrito el géne¬
San Pablo, y el otro por algún apóstol ele Je- ro de vida. Esto fué una extraña
alucinación,,
rusalén. Es ciertcr que en los siglos III y IV se pero en cierto sentido, sin embargo, no estaba
abusa de esta hipótesis para salir de la dificul¬ por completo desnuda de verdad, como se pu¬
tad que hallan las Iglesias cuando quieren ha¬ diera creer á la primera ojeada.
cer concesiones regulares de obispos con los El cristianismo parece haber tenido en Egip-
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 201
to, durante mucho tiempo, un carácter indeci¬ feo, un pseudo Pitágoras, una corresponden¬
so. Los miembros de las antiguas comunidades cia apócrifa de Heráclito y un poema moral
de therap cutas del lago Mareotis, ya que es pre¬ atribuido á Phoclydo. El objeto de todas estas
ciso admitir su existencia, debían parecer san¬ obras es el mismo. Se trata de predicar á los
tos á los discípulos de Jesús. Los exégetas de idólatras el deísmo y los preceptos llamados
la escuela de Filón, como Apollos, costeaban moadicos, es decir, un judaismo, mitigado á su
el cristianismo, sin penetrar nunca en
aunque uso, un judaismo casi reducido á las proporcio¬
él. Los judíos alejandrinos, autores de libros nes de la ley natural. Se mantenían únicamen¬
de otra parte el judío liberal, reduciendo el ju¬ nosotros conocemos hasta ahora, como las pa¬
daismo á especie de religión natural abier¬
una rábolas de Galilea se asemejan á los mitos de
ta a los paganos virtuosos. Hacia el año 80 ha¬ Osiris ó al simbolismo de la madre de Apis.
bía aún, sobre todo en Egipto, las sectas qu'e
se colocaban en este punto de
vista, sin adhe¬
rirse por tanto á Jesús. Bien pronto desapare¬ CAPITULO X
cían y la Iglesia cristiana cobijó á todos los que
El Evangelio griego se corrige y se completa.
deseaban sustraerse á las exigencias excesivas de
la ley, sin dejar de pertenecer á la familia espi¬ (Mateo).
ritual de Abraham.
El cristianismo naciente tuvo, fuera del pa¬ Los defectos y lagunas del Evangelio de Mar¬
pel divino concedido á la de Jesús, tan
persona cos eran cada día más señalados. Cuantos co¬
pocos rasgos especialmente propios, que la ií- nocían los bellos discursos de Jesús tales como
gurosa distinción de lo que es cristiano y de lo los contaban los escritores sirio caldeos, recha¬
que no lo es, llega á hacerse por momentos ex¬ zaban la sequedad del relato brotado de la tra¬
tremadamente delicada. dición de Pedro. No sólo las más bellas predi¬
Un detalle característico de los apocalipsis si- caciones resultaban cortadas, sino que partes de
bilistas, según ellos, el mundo acabará
es que, la vida de Jesús miradas ya como esenciales, se
por una conflagración. Varios textos bíblicos habían suprimido. Pedro, fiel á las viejas ideas
inspiraban esta idea. Se la encuentra más de de la primera edad cristiana, concedía poca im¬
el Apocalipsis cristiano
una vez en gran portancia á los relatos de la infancia y á las
que lleva el nombre de Juan. La primera hue¬ genealogías. Pero era sobre todo en ese sentido
lla de esto que se halla entre los cristianos es en el que trabajaba la imaginación cristiana.
en la segunda
epístola de Pablo, sospechándo¬ Una multitud de relatos nuevos se habían for¬
se que
fué escrita tardíamente. La creencia de mado, y para tener un Evangelio completo se
que tratamos parece haberse desarrollado en el añadió á todo lo que contenía Marcos, todo lo
medio Alejandrino, y se está autorizado para
que sabían ó creían saber los mejores tradicio-
creer que
procede en parte de la filosofía grie¬ nalistas de Oriente.
ga. Varias escuelas, en particular los estoicos, Este fué el origen del texto llamado "Según
tenían por principio que el mundo sería con¬ San Mateo". El autor de este escrito ha tomado
sumido por el fuego.
por base de su trabajo el Evangelio ele Marcos.
Los eseuios habían adoptado la misma, Le sigue en el en el plan general, en las
opi¬ orden,
nión, y llegó á servir como base de todos los expresiones características, de una manera que
espíritus inquietos del porvenir. Fué aquí y en no permite dudar de que tenga á la vista ó en
los escritos del falso Lfystaspo, donde lo halla¬ la memoria la obra de su antecesor. Las coin¬
ron los doctores cristianos. Tal era la autori¬ cidencias en los menores detalles durante pági¬
dad de esos" supuestos oráculos, que aquéllos la nas enteras, son tan literales, que por instan¬
tomaron ingenuamente como revelada. La ima¬ tes inclinamos á afirmar que el autor po¬
nos
ginación de la multitud pagana estaba llena de seía un manuscrito de Marcos. Pero por otra
terrores del mismo género explotados igualmen¬ parte, ciertos cambios de palabras, ciertas omi¬
te por más de un impostor. siones, de las cuales es imposible explicar la
Arnianus, Avilius, Cerdon y Prinus, que se causa, harían más bien creer en un trabajo he¬
dan por sucesores de San Marcos, fueron sin cho de memoria. Lo esencial es que el texto lla¬
duda antiguos presbyteri, cuyos nqmbres S£ mado de Mateo, supone al de Marcos como
habían conservado, y de los que se hicieron preexistente, y apenas hace más que completar¬
obispos, al decretarse que el episcopado era de lo. Le completa de dos maneras, insertando lar¬
institución divina y que cada silla debía mos¬ gos discursos que constituían el mérito de Jos
trar una .sucesión no interrumpida de presi¬ Evangelios hebreos y agregan'do después las
dentes, desde el personaje apostólico que era tradiciones de formación más moderna, frutos
reputado el fundador. La Iglesia de Alejan¬ de los desarrollos sucesivos de la leyenda, y á
dría parece haber tenido entonces un carácter los cuales la conciencia cristiana unía ya el pre¬
dividido. Era muy antijudía, y es de su seno mio j.nfinito. La redacción última tiene mucha
de donde vemos salir, en catorce ó quince unidad de estilo: una misma mano se ha exten¬
añqs, el más enérgico manifiesto de separación dido sobre los diversos fragmentos que han en¬
completa entre el judaismo y el cristianismo, trado en su composición. Esta unidad induce á
el tratado conocido bajo el nombre de "Epís¬ creer que para las partes extrañas á Marcos,
tola de Bernabé". Esto se transformará en cin¬ el redactor trabajaba sobre el hebreo. Si hubiese
cuenta años, proclamando que el judaismo es la utilizado una traducción, se notárjan las dife¬
obra ele un dios malo, y que la misión esencial rencias de eslilo entre el fondo y las partes in¬
de Jesús ha sido destruir á Jehováh. tercaladas. Por otra parte, el gusto del tiempo
El se inclinaba más á los retoques que á las tra¬
.papel capital de Alejandría ó, si se quie¬
re, del Egipto en el desarrollo de la teología ducciones propiamente dichas. Las citas bíbli¬
cas de pseudo Mateo suponen á la vez el uso
cristiana, se dibujará entonces claramente. Un
Cristo nuevo aparecerá, tan semejante al que del texto hebreo (ó de un targun arameo) y la
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 203
para ello una especie de entallados. El princi¬ ño de la mujer de Pilatos, etc. Que se borren
pal de los sermones, el sermón de la Montaña, todos esos rasgos, frutos de un desarrollo pos¬
está sin duda compuesto de partes que no ofre¬ terior de la leyenda de Jesús y quedará el texto
cen entre sí ningún enlace, y que han sido an¬ primitivo de Marcos.
ticipadamente unidos. El capítulo XXIII con¬ Así entraron en el texto evangélico una mul¬
tiene todo lo que la tradición había conservado titud de leyendas que faltaban en Mareos; la
de los reproches que Jesús, en diversas ocasio¬ genealogía de Jesús, el nacimiento sobrenatu¬
nes, dirige á los fariseos. Las siete parábolas ral, la visita de los magos, la huida á Egipto,
del capítulo XIII no fueron, de seguro, pro¬ la matanza de Bethlehem, Pedro marchando
nunciadas por Jesús el mismo día. Se nos per¬ sobre las aguas, las prerrogativas de Pedro, el
mitirá una comparación familiar que concreta milagro de la moneda encontrada en la boca de
nuestro pensamiento. Había antes de la redac¬ un pescado, los eunucos del reino de Dios, el
ción del primer Evangelio paquetes de sermo¬ entusiasmo de Jerusalén á la entrada de Jesús,
nes
y de parábolas, donde las palabras de Je¬ los milagros hierosolimitas y el triunfo infan¬
sús estaban clasificadas por razones puramente til, diversos i*asgos legendarios sobre Judas, en
exteriores. El autor del primer Evangelio en¬ particular su suicidio, la orden dada á Pedro
cuentra hechos estos paquetes y los inserta en de volver la espada á su vaina, la intervención
el texto de Marcos, que le servía de cañamazo, de la mujer de Pilatos, Pilatos lavándose las
todos atados, sin romper el hilo ligero que 7os manos
y el pueblo judío tomando toda la res¬
liaba. Algunas veces el texto de Marcos, tan ponsabilidad de la muerte de Jesús, el gran
extractado como aparece en los discursos, con¬ velo del templo desgarrado, el temblor de tierra
tenía algunas partes de sermones que el nuevo y los santos que resucitan en el momento de la
redactor colocaba en montón en la colección de muerte de Jesús, la guardia colocada en el sepul¬
la logia. De aquí resultaban las repeticiones. cro y la corrupción de los soldados. En todas es¬
Lo más frecuente es que el nuevo redactor se tas partes las citas están hechas según la versión
cuide poco de las repeticiones. Otras veces las de los Setenta. El redactor, sólo se servía de
evita por medio de cortes, de transposiciones y la versión griega; pero cuando traduce el
de algunas pequeñas habilidades de estilo. Evangelio hebreo se conforma á la exégesis de
La inserción de las tradiciones desconocidas este original, que había faltado de base en los
así como el campo del alfarero, y nada falta contrario, se detiene en una combinación por
ya al relato. completo contradictoria. Jesús es para él hijo
La intención
apologética fué otra fuente fe¬ de David, y lo es por José, que no es su padre.
cunda de anécdotas
y de intercalaciones. Se El autor sale de este atolladero con una inge¬
producían ya objeciones contra la mesianidad nuidad extrema. Un ángel viene á cortar las
de Jesús exigiendo respuesta. Juan Bautista, inquietudes del alma, que José, en un caso tan
—
•Jesús, vino á ser secundaria. Se creía poder dotas concebidas después. La imaginación, por
deducir de un pasaje de Isaías mal traducido otra parte, gusta de figurarse que los hombres
por los Setenta, que el Mesías había dé nacer providenciales han crecido atravesando peli¬
de una virgen. El Santo Espíritu, el Espíritu gros, por efecto de una protección particular
de Dios lo había hecho todo. José realmente del cielo. Un cuento popular, relativo al na¬
parecehaber sido de bastante edad cuando Je¬ cimiento de Augusto y diversos rasgos de cruel¬
sús nació.
María, que parece haber sido su se¬ dad de Herodes, pudieron dar origen á la le¬
gunda mujer, podía ser muy joven (1). Este yenda de la matanza de los niños de Belén.
contraste hacía fácil la idea del milagro. Cier¬ Marcos, en su relación singularmente inge¬
tamente la leyenda se hubiera creado sin esto; nua, tiene atrevimientos, rudezas y pasajes que
pero, como el mito se elabora entre gentes que -
se explican mal y se prestan á la objeción. Ma¬
habían conocido á la familia de Jesús, la cir¬ teo procede por retoques y atenuaciones de de¬
cunstancia de un marido viejo y de una mujer talle. Comparad, por ejemplo, Marcos, III, 31-
joven no era indiferente. Un rasgo general de 35, con Mateo, XII, 46-50. El segundo redac¬
las historias hebraicas era el de revelarse la po¬ tor borra la idea de que los parientes de Jesús
tencia divina por la debilidad misma de los ins¬ le creyeron loco y quisieran retenerlo. El ex¬
trumentos que empleaba. Complacíanse en ha¬ traño candor de Marcos, "y no podía allí (en
cer nacer á los grandes hombres de padres vie¬ Nazareth) hacer milagro alguno, etc.", es tras¬
jos ó mucho tiempo estériles. La leyenda de ladado en Mateo con sólo estas palabras: "y
Samuel engendra la de Juan Bautista, la de no hizo allí muchos milagros". La extraña pa¬
Comparado el Evangelio de Mareos, el Evan¬ temerarias sobre un fin del mundo que nunca
gelio atribuido á Mateo, presenta correcciones llegaba.
de gusto y de tacto. Diversas inexactitudes son
rectificadas. Las partes estéticamente débiles ó
CAPITULO XI
á ser los pobres de espíritu, es decir, los pia¬ en lo que se refiere á las formas gramaticales,
dosos israelitas, representando en el mundo un pero donde la vieja sintaxis erudita está total¬
papel humilde y que contrasta con . el aire or¬ mente anulada. Se ha notado que los Evange¬
gulloso de los potentados del día. Otra de las lios son la primera obra escrita en griego vul¬
bienaventuranzas, "la de los que tienen ham¬ gar. El antiguo griego es en efecto modificado
bre" se transforma en "los sedientos de jus¬ en el sentido analítico de laslenguas modernas.
ticia". El helenista puede defenderse de encontrar
no
El progreso de la religión es tanto sen¬ esta lengua vulgar y débil. Es cierto que desde
por
sible en Mateo. Se vislumbra en él una huella el punto de vista clásico, el Evangelio no tiene-
de segunda intención, el deseo de parar por estilo, ni plan, ni belleza; pero es una obra
adelantado algunas objeciones, una exagera¬ maestra de la literatura popular, y en un sen¬
ción en las pretensiones simbólicas. El relato tido, el libro más antiguo popular que haya si¬
de la tentación en el desierto está desarrollado do escrito. Esta lengua desarticulada tiene por
cambiando la fisonomía. La Pasión se enrique¬ otra parte la ventaja de que el encanto se con¬
ce con algunas bellas líneas. Jesús habla de serva en las diferentes versiones tan bien, que
"su Iglesia" como de su cuerpo constituido y la traducción de tales escritos vale casi tanto-
fundado sobre la primacía de Pedro. La fór¬ como el
original.
mula del bautismo prolongada Esta
ingenuidad en la forma no debe, sin
es
y comprende
bajo una fórmula bastante sincrética las tros embargo, hacer que nos forjemos ilusiones. La
palabras sacramentales de la teología del tiem¬ palabra verdad no tiene para los orientales
po, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El el mismo sentido que para nosotros. El oriental
germen del dogma de la trinidad está aún de¬ cuenta admirable candor y con
con
el acento
positado en un rincón de la página sagrada, del más verídico testigo una multitud de cosas
pero llegará á ser fecundo. El sermón apoca¬ que no ha visto y de las cuales no tiene ningu¬
líptico atribuido á Jesús sobre la guerra le na certidumbre.
Judea en relación con el fin de los tiempos, en Los relatos fantásticos de la salida de Egip¬
lugar de debilitarse, se refuerza y precisa. Bien to que se hacen en las familias israelitas duran¬
pronto veremos á Lucas emplear todo su arte te las veladas de Pascua no engañan á nadie y,
para suavizar las dificultades de las aserciones sin embargo, no maravillan menos á los que los-
LOS EVANGELIOS V LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 207
escuchan. Cada año las representaciones escé¬ á su manera, esta composición mezclada de un
que entran en la Iglesia; las puertas de las cados no sean de Jesús. La gran dificultad de
Iglesias de San Pablo, abiertas á todos los vien¬ una historia de los orígenes del cristianismo es
tos, les parecían un escándalo. Ellos hubieran distinguir en los Evangelios, de una parte lo
querido una elección, un examen previo, una que procede de Jesús, y de otra lo que ha sido
censura. Los schammaitas querían que sólo se inspirado por su espíritu. No habiendo escrito
admitiese en la enseñanza judía á los hombres nada Jesús y transmitiéndonos confusamente los
inteligentes, modestos, de buena familia y ricos. redactores ele los
Evangelios sus palabras au¬
A estas dificultades se respondía con la parᬠténticas, hay crítica bastante sutil para pro¬
no
bola del hombre que tiene preparada'una co¬ ceder en semejante caso á un seguro discerni¬
mida y, en ausencia de los convidados, invita miento. La vida de Jesús y la historia de la re¬
á los lisiados, los vagabundos y los mendigos, dacción de los Evangelios son dos asuntos que
ó bien con la del
pescador que saca revueltos se penetran de tal suerte
que es preciso dejar
los pescadosbuenos y malos para elegir entre ellos los límites indecisos, con riesgo de
después. El lugar eminente que Pablo, así aparecer contradiciéndose. En realidad, esta
como los antiguos adversarios de Jesús, los contradicción es de poca consecuencia, Jesús es
recién venidos á la obra evangélica, ocupan en¬ el verdadero creador del Evangelio; Jesús lo ha
tre los fieles desde los primeros días, excita las hecho todo, aun aquello que se le atribuye. Su
murmuraciones. Esto dió pretexto á la parábo¬ leyenda y él son inseparables. Fué de tal ma¬
la de los obreros de última hora, recompensados nera identificado con su
idea, que su biógrafo
igual quelos soportaron el paro diario. Una llega á ser él mismo, lo absorbe y hace de su
parábola de Jesús: "Los primeros serán Jos biografía lo que debía ser. Hubo en él lo que
últimos, los últimos los primeros" es del mismo llaman los teólogos "comunicación de idiomas".
origen. El propietario de una viña sale á di¬ La misma comunicación ha unido el primero y
versas horas de la jornada á fin de reclutar el penúltimo libro de esta historia. Si esto es
obreros para su viña. Toma á todos los que un
defecto, procede de la naturaleza del asunto
encuentra, y por la tarde, los que llegaron los y nosotros hemos creído que sería un rasgo de
últimos, que sólo habían trabajado una hora, verdad no tratar demasiado de evitarla. Lo que
son pagados tanto los que trabajaron
como impresiona, en todo caso, es la fisonomía original
todo el tiempo. La lucha de las dos generacio¬ de los relatos evangélicos. Cualquiera que sea la
nes cristianas aparece aquí con evidencia. fecha de su redacción, contiene las flores verda¬
Cuando los convertidos parecen decirse
tris¬ con deramente galileas, brotadas en los primeros días
teza que los sitios están ya tomados
y no les bajo los pasos embalsamados del soñador di¬
queda más que una parte secundaria, se les vino.
cita esta bella parábola, de donde resulta que Las instrucciones apostólicas, tales como las
nada tenían que envidiar á los antiguos. presenta nuestro Evangelio, parecen en algu¬
La parábola de la cizaña significa, también, nos puntos proceder de un ideal apostólico for-
208 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
mado sobre el modelo de Pablo. La impresión acaba por la conversión de un pagano. El cen¬
•dejada por la vida del viajero evangélico
gran turión de Capharnum encuentra gracia y fa¬
había sido profunda. Varios apóstoles habían su¬ vor. legales de la nación han sido
Los jefes
frido ya el martirio por llevar á los pueblos más al Mesías que paganos, tales
contrarios
los llamamientos de Jesús. Imaginábase al pre¬ como los Magos, Pilatos y la mujer de este úl¬
dicador cristiano, comjiaréeiendo ante los re¬ timo. El pueblo judío pronuncia él mismo la
yes, ante los tribunales más elevados, y procla¬ sentencia de su maldición. No ha querido el
mando en ellos á Cristo. La nueva condición festín del reino de Dios preparado para él, y
de esta elocuencia apostólica, era preparar los los gentiles ocuparán su sitio. La fórmula
discursos. El Espíritu Santo debía en el ins¬ "Oísteis que fué dicho á los antiguos... Mas yo
tante preciso inspirar al misionero sus sermo¬ os digo..." está colocada con insistencia en la
nes. Para ir de viaje, ninguna provisión, nada boca de Jesús. El círculo al cual se dirige es
de dinero, ni de bolsa, ni un vestido para cam¬ un círculo de judíos convertidos. La polémica
biarlo, ni un bastón. El santo obrero sólo me¬ contra los judíos no convertidos le preocupaba
rece su pan cuotidiano. Cuando el misionero mucho. Sus citas de textos proféticos, así co¬
apostólico ha entrado en una casa, puede que¬ mo un cierto número de circunstancias relacio¬
darse sin escrúpulo, comiendo y bebiendo lo nadas con ellos, tratan de los asaltos que los
que se le sirve, sin creerse obligado á devolver fieles habían ele sufrir por parte de la mayoría
otra cosa que la palabra y las felicitaciones y ortodoxa, y sobre todo de la gran objeción de¬
saludos. Era este el principio de Pablo. Pero ducida de que los representantes de la nación
«1 principio no se aplicaba más que con las per¬ habían rehusado creer en la mesianidad de
sonas de quienes
se estaba seguro, por ejemplo, Jesús. • '
■con las damas de Fiiipos. Como Pablo, el via¬ El Evangelio de San Mateo, como casi todas
jero apostólico, está al abrigo de los peligros las composiciones acabadas, ha sido la obra de
■del camino; por una .protección divina se libra una conciencia en cierto modo doble. El autor
de las serpientes, y los venenos no le hacen da¬ es á la vez judío y cristiano. Su nueva fe no
ño. Su lote será el odio del mundo, la perse¬ ha matado la antigua, y no le ha robado nada
cución... La frase tradicional exagera siempre de su poesía. Ama dos cosas al mismo tiempo.
■el rasgo primitivo. Se advierte
ésto una El
en ne¬ espectador de esta lucha sin tormen¬
goza
cesidad premotécniea. La memoria retiene me¬ tos. ¡ Estado encantador el de serlo todo, sin
jor las palabras agudas é hiperbólicas, que las ser todavía nada determinado! ¡ Transición de¬
•sentencias mesuradas. Jesús era demasiado pro¬ liciosa, momento excelente para el arte aquel
fundo conocedor de las almas para 110 saber en
que una conciencia es pacífico campo de ba¬
que el rigor, la exigencia, es la mejor manera talla, donde los partidos contrarios chocan,
de ganarlas y de retenerlas No sin que
bajo un yugo. ella se sienta quebrantada! Aunque el
creemos, sin embargo, que se haya inclinado pretendido Mateo habla de los judíos en terce¬
nunca á los excesos que se le atribuyen. El fue¬ ra persona como de extranjeros, su espíritu, su
go sombrío que anima las instrucciones apostó¬ apologética, su mesianismo, su exégesis, su pie¬
licas nos parece en parte reflejo de los ardo¬ dad, son esencialmente de un judío. Jerusalén
res febriles de Pablo. es para él "la ciudad santa", "el lugar santo".
El autor del Evangelio, según Mateo, no tie¬ Las misiones son pai^a él la herencia de los
ne partido tomado las grandes cuestiones que
en Doce. No les asocia á San Pablo ni concede á
dividían á la Iglesia. No es ni judío celoso co¬ este último vocación especial, aunque las ins¬
mo Santiago, ni judío
indiferente á la manera trucciones apostólicas que les concede, contie¬
de Pablo. Siente la necesidad de unir la Igle¬ nen más de un rasgo sacado de la vida del pre¬
sia á Pedro, é insiste en la prerrogativa de este dicador de los gentiles. Su aversión contra los
último. De otra parte, deja traslucir ciertas fariseos no le impide admitir la autoridad del
nubes de malignidad contra la familia de Je¬ judaismo. El cristianismo está, según él, en el
sús y contra el orgullo de la primera generación estado de una flor abierta, pero que lleva aún
cristiana. Suprime, en particular, en el relato la envoltura del botón de donde ha salido.
de las apariciones de Jesús resucitado, el pa¬ Tenía en esto una de sus fuerzas. La habi¬
pel de Santiago, á quien los discípulos de Pa¬ lidad suprema, en las obras de conciliación, es
blo tenían por un enemigo declarado. Las tesis nc-gar y afirmar á la
vez, practicar el Ama tan-
opuestas pueden encontrar en él argumentos quam osurus del sabio antiguo. Pablo suprime
igualmente legítimos. Algunos instantes habla todo judaismo y aun toda religión, para reenn
de la fe como en las epístolas de San Pablo. plazarlos con Jesús. Los Evangelios vacilan y
El autor acepta de la tradición los proverbios,' quedan en una penumbra más delicada. ¿La
las parábolas, los milagros, las decisiones en ley subsistirá? Sí y no. Jesús la destruye y la
sentido contrario, sin tratar de conciliarias. cumple. El sábado lo suprime y lo mantiene á
Aquí trata de evangelizar á Israel; más allá la vez. Las ceremonias judías las observa y no
al mundo. La Cananea, acogida una vez con quiere que se practiquen. Todos los reformado¬
duras palabras, es exaltada en seguida, y una res religiosos han debido observar esta conduc¬
historia comenzada para probar que Jesús no ta. No se descarga á los hombres de un fardo
ha sido enviado más que para salvar á Israel, que es ya imposible de llevar más que tomán-
LOS EVANGELIOS ¥ LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 200
dolo para sí mismo sin reserva ni alivio. ficación de los escritos de la nueva Biblia, se
La contradicción estaba en todas partes. Cuan¬ le da el primer sitio. La biografía de un gran
do el Talmud cita en la misma línea las opi¬ hombre es una parte de su obra. San Luis no
niones que se excluyen en absoluto, acaba sería lo que es en la conciencia de la humani¬
por esta fórmula: "y todas estas opiniones dad sin un cronista, Joinville. La vida de
son palabras de vida." La anécdota de la Ca¬ Spinoza, por Coleras, es la más bella obra de
es la imagen exacta de este momento
ñan ea
Spinoza. Epicteto debe casi todo á Arriano;
del cristianismo. Ella suplica. "No soy enviado Sócrates, á Platón y á Xenofontes. Jesús
sino á las ovejas que perecieron de la casa de mismo ha sido liecho en parte por el Evange¬
Israel", le responde Jesús. Ella se aproxima y lio. En este sentido, la redacción de los Evan¬
le adora: "No es bien tomar el pan de los hi¬ gelios es, después de la acción personal de
jos y echarlo á los perros. — Así es, Señor; Jesús, el hecho capital de la historia de los orí¬
mas los perros comen de las migajas, genes del cristianismo. La lectura habitual del
que caen
de la mesa de sus señores. Oh, mujer, gran¬
—
mundo, ó sea el Evangelio, es un libro donde
de es tu fe: hágase contigo como quieres". El el sacerdote cae siempre en faltas, donde las
pagano convertido acababa por seguirle, á . gentes distinguidas son todas hipócritas, donde
fuerza de humildad y á condición de sufrir la las autoridades laicas se portan como malva¬
mala acogida de una aristocracia que quería dos, donde todos los ricos son malditos. Ese
.ser adulada, solicitada. libro es el más revolucionario y el más peligro¬
Tal estado de espíritu no se concentra á so que se ha hecho. La Iglesia católica lo apar¬
decir verdad, más que en un solo odio, el odio tó prudentemente, pero no ha podido impedir
al fariseo, al judío oficial. El fariseo, ó por que diera sus frutos. Malignos para el sacerdo¬
mejor decir, el hipócrita (pues esta palabra cio, burlones para el rigorismo, indulgentes
había tomado un sen:ido abusivo, como entre para el hombre débil que tiene buen corazón,
nosotros el nombre de
jesuíta se aplica á una los Evangelios han sido la perpetua pesadilla
multitud de gentes que no han formado parte del hipócrita. El hombre evangélico ha sido un
de la compañía fundada por Loyola) debía pa¬ adversario de la teología pedante, de la inso¬
recer el culpable por excelencia, el opuesto en lencia jerárquica, del espíritu eclesiástico, tal
todo á Jesús. Nuestro Evangelio agrupa c-11 como lo han hecho los siglos. La Edad Media
una sola invectiva, llena de virulencia, todos los quemado. En nuestros días, la gran in¬
ha
los sermones que con diferentes motivos pro¬ vectiva del capítulo XIII de Mateo contra los
nuncia Jesús contra los fariseos. El autor fariseos, es todavía la sangrienta sátira de los
tomó, sin duda, este fragmento en alguna co¬ que se cubren con el nombre de Jesús, y á
lección anterior que no tenía el marco ordinario. quienes Jesús, si volviese al mundo, perseguiría
Se dice en él, que Jesús ha liecho numerosos' á latigazos.
viajes á Jerusalén. El castigo de los fariseos ¿Dónde se escribió el Evangelio según San
está predieho de una manera vaga, que nos Mateo? Todo ¡lareee indicar que fué en Siria,
conduce á los tiempos anteriores á la revolu¬ por círculo judío que no sabía apenas el
un
ción de Judea. hebreo, pero que tenía alguna idea de dicho
De todo
ello resulta un Evangelio infinita¬ idioma. El autor se sirve de originales evangé¬
mente superior por su belleza al de Marcos, licos escritos en hebreo. Ahora bien, es dudoso
pero de un valor histórico mucho menor. Mai*- que los originales hebreos de los textos evangé¬
eos queda convertido por sus hechos, en el úni¬ licos hayan salido nunca de Siria. En cinco ó
co documento auténtico de la vida de Jesús. seis casos, Marcos había conservado pequeñas
Los relatos que el pseudo Mateo añade á los frases arameas pronunciadas por Jesús. El
de Marcos son de la leyenda. Las modificaciones pretendido Mateo las borra todas, exceptuando
hace á los relatos de Marcos, una sola. El carácter de las tradicciones propias
que no son más
que maneras de disimular ciertas dificultades. á nuestro evangelista, es esencialmente galileo.
La asimilación de los elementos que el autor Según él, todas las apariciones de Jesús resu¬
coloca fuera de Marcos, están hechos del modo citado, se verificaron en Galilea. No hay expli¬
más grosero. 1 a digestión, si se puede expre¬ cación de costumbres y esas notas telegráficas
sar así, no está terminada; los fragmentos han que se encuentran en Marcos. Al contrario,
quedado enteros y se les puede reconocer. En hay rasgos que, faltos de sentido en Roma,
esto, Lucas introducirá grandes perfecciona¬ tenían interés en Oriente. Se puede, pues, su¬
mientos. Pero lo que hace apreciable la obra poner que nuestro Evangelio fué redactado
atribuida á Mateo, son los sermones de Jesús, cuando el Evangelio de Marcos, compuesto en
conservados con una fidelidad extrema, y pro¬ Roma, llegaba al Oriente. LA Evangelio grie¬
bablemente en el orden relativo en que fueron go era una cosa preciosa; pero se advirtieron
-escritos. las lagunas de Marcos y se llenaron. El Evan¬
Era esto más importante que la exactitud gelio que resulta de estas adiciones, pasado el
biográfica, ello el Evangelio de Mateo,
y por tiempo, hubo de volver á Roma. Por ésto se
es el libro más interesante del
cristianismo, el explica que Lucas no le haya conocido en esta
libro más importante que jamás haya sido es¬ ciudad, hacia el año 95.
crito. No es sin fundamento como, en la clasi¬ Se explica también que para revelar el escri-
210 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
to nuevo, y oponer al nombre de Marcos un los monstruos que se creían confundidos en los
nombre de una autoridad superior, se haya atri¬ recuerdos del pasado.
buido el testo al apóstol Mateo. Mateo era un Domiciano es seguramente el. hombre más
apóstol judeo cristiano, que hacía una vida as¬ malo que ha existido jamás. Cómodo es odioso
cética, análoga á la de Santiago, absteniéndose por ser hijo de un padre admirable, pero Có¬
de carne, viviendo sólo de legumbres y de re¬ modo era una especie de bruto. Domiciano es
toños de árbol. Tal vez su cualidad de anti¬ un hombre muy sensato, de una maldad refle¬
guo publieano hizo pensar que, habituado á xiva. Para él 110 existe la atenuante de la lo¬
escribir, había debido soñar en fijar los hechos cura. Su cabeza era perfectamente sana, fría
de que se suponía testigo. Ciertamente, Mateo, y clara. Era un hombre político, serio y lógico.
no fué el redactor de la obra que Carecía de imaginación, y si, en cierta época
lleva su nom¬
bre. El apóstol hacía mucho tiempo que esta¬ de su vida, se ejercitó en algunos géneros de
ba muerto cuando el Evangelio se compuso, y literatura é hizo buenos versos, fué por afec¬
por otra parte, la obra rechaza en absoluto tación, por aparecer extraño á los negocios. Pero
á tal autor. ¿Cómo, si nuestro Evangelio era pronto renuncia y no piensa más en ello. No
de un apóstol,
se encuentra una urdimbre tan amaba las artes; la música le deja indiferente;
defectuosa de la vida pública de Jesús? su temperamento melancólico sólo disfrutaba
Lo único cierto que la obra
es
atribuida á en la soledad. Se le observa horas enteras pa¬
Mateo no tuvo la autoridad que su título hacía seando solo y era seguro verlo meditar entonces
suponer, y no pasa por definitiva. Hubo mu¬ algún plan Cruel sin frases, sonreía
perverso.
chas tentativas análogas que no han llegado casi siempre antes de matar. Reaparecía su
hasta nosotros. El nombre mismo de un após¬ baja procedencia. Los Césares de la casa de
tol no bastaba para recomendar un trabajo de Augusto, pródigos y ávidos de gloria, son ma¬
este género. Lucas, que 110 era apóstol, y á los y con frecuencia absurdos, pero raramente
quien pronto intentar un Evangelio
veremos vulgares. Domiciano es burgués en el crimen,
que resuma á los otros y los haga inútiles, igno¬ pues le saca provecho. Poco rico, extrae dine¬
raba, según todas las probabilidades, la existen¬ ro de todo, lleva el impuesto á sus últimos lí¬
cia del Evangelio llamado según San Mateo. mites, y su cara siniestra no conoce nunca la
loca risa de Calígula. Nerón, tirano muy lite¬
CAPITULO XII rato, siempre preocupado de hacerse amar y
admirar del mundo, entendía la sátira y la pro¬
Los cristianos de la familia Flavia. — Flavio vocaba: pero éste otro no tenía nada de burles¬
Josefo. co; no se prestaba al ridículo; era demasiado
trágico. Sus costumbres no valían más que las
La ley fatal del cesarismo se cumple; el Cé¬ del hijo de Agripina; pero á la infamia unía
sar comienza bien y acaba mal. Cada año se¬ el egoísmo disimulado, una afectación hipó¬
ñalaba en Domiciano el progreso de sus malas crita de severidad, aires de censor rígido, que
pasiones. El hombre había sido siempre per¬ no eran más que pretextos para hacer perecer
verso. Su ingratitud hacia su padre á los inocentes. Es muy difícil soportar el tono
y su herma¬
no mayor tuvo algo de abominable. Sin embar¬ de virtud austera que adoptan sus aduladores
go, los primeros días de su gobierno no fue¬ Marcial, Stacio, Quintiliano, cuando quieren
ron los de un mal soberano. Poco á cantar el título que más le enorgullecía, el de
poco los
celos sombríos contra todo mérito, la perfidia salvador de los dioses y restaurador de las cos¬
refinada, la- negra malicia que estaban en su tumbres.
naturaleza se desarrollaron. Tiberio había sido Su vanidad no era menor que la que lanzó
muy cruel, especie de rabia filosófica
por una á Nerón á tantas lastimosas calaveradas, pero
contra la humanidad, que tuvo era mucho menos ingenuo. Sus falsos triunfos,
su grandeza,
pero ésto no le impidió, en algunos asuntos, ser sus pretendidas victoria!?, sus monumentos lle¬
el hombre más inteligente de su tiempo. Calí- nos de una adulación mentirosa, sus consula¬
gula fué un bufón lúgubre, á la vez grotesco y dos, tenían algo de nauseabundo, mucho más
terrible, pero divertido y poco peligroso para irritante que las mil ochocientas coronas de Ne¬
lo que no le rodeaban. Bajo el reinado de la iro¬ rón y su procesión de gloria.
nía satánica, que se llama Nerón, una especie Las otras tiranías que había atravesado Roma
de estupor tiene al alma del mundo como en se mostraban menos sabias. La de éste era ad¬
suspenso. Se asistía á una crisis sin precedente, ministrativa, meticulosa, organizada. El tira¬
á Ja lucha definitiva del bien y del mal. Des¬ no hace con su propia persona el papel de po¬
pués de su muerte se respira. El mal parecía licía y de juez instructor. Fué un terror jurí¬
encadenado; la perversidad del siglo parecía dico. Procedía con la legalidad irrisoria del
dulcificada. Imagínese el horror que se apoderó Tribunal Revolucionario. Flavius Sabinus, pri¬
de todas las almas honradas cuando se vió á la mo del emperador, fué condenado á muerte por
dos. Un romano distinguido recibe la muerte soberanía nueva, tal como la habían hecho las
porque gustaba de recitar las arengas de Tito necesidades del tiempo, suspicaz, temiendo todo
Livio; tenía en su casa cartas de geografía y de todos, cabeza de Medusa que helaba de es¬
había dado á dos esclavos los nombres de Ma- panto, aparecía en esta máscara odiosa, inyecta¬
gón y de Hanníbal. Un militar muy estimado, da de sangre, con la que el sabio terrorista pa¬
SallustiusSucullus, perece por haber consenti¬ recía haber acorazado su rostro contra todo
do que se diese su nombre á las lanzas de un pudor.
nuevo modelo de que era Era
el inventor. Jamás se principalmente sobre su propia casa don¬
llevó tan lejos la industria de las delaciones. de dirigía sus furores. Casi todos sus ¡irimos
Los agentes provocadores, los espías penetra¬ y sobrinos perecieron. Todo lo que recordaba á
ban en todas partes. La loca creencia, que el Tito le irritaba. Esta familia singular que ca¬
emperador tenía en los astrólogos redoblaba recía de los prejuicios y la sangre fría aristo¬
el peligro. Los ayudantes de Calígula y de Ne¬ crática, y de la profunda desilusión de la alta
rón habían sido viles orientales, extranjeros en nobleza romana, ofrecía contrastes extraños.
la sociedad satisfechos "cuando esta¬
romana y ¡ Curioso destino por ejemplo, el de Julia Sa¬
ban ricos. Los delatores de Domiciano, especie bina, hija de Tito, corriendo de crimen en cri¬
de Fouquier Tiunville, siniestros y canallas, men, y acabando como heroína de una novela
herían á golpe seguro. El emperador concerta¬ de baja estofa, en los dolores de un aborto!
ba con los acusadores y los falsos testigos lo Tanta perversidad provocaba extrañas reac¬
que era preciso que ellos dijesen; asistían á los ciones. Las partes sentimentales y tiernas de
tormentos, se divertían con la palidez pintada la naturaleza de Tito, se encontraban en algunos
en los rostros y parecía contar los suspiros que miembros de la familia, sobre todo en la fama
arraneaba la piedad." Nerón e.vita la vista de de Flavio Sabino, que fué mucho tiempo pre¬
los crímenes que ordena. Este otro quiere verlo fecto de Roma, y que por haber desempeñado
todo. Tenía refinamientos de crueldad sin nom¬ esta función el año 64, pudo ya conocer á
bre. Su espíritu era de tal modo disimulado los cristianos. Era un hombre dulce y humano,
que se ofendía lo mismo con la adulación que al cual se dirigía el reproche "de bajeza de
sin la adulación. Su desconfianza y sus celos, alma" que debía perder á su hijo. Para la fe¬
no tenían límites. Todo hombre estimado, todo rocidad romana tal palabra era sinónimo de
hombre de corazón era para él un rival. Ne¬ humanidad. Los judíos que entraron
numerosos
rón, al menos, quería á los cantores, y no con¬ en la intimidad de la familia flaviana, debie¬
sideraba necesariamente á todo hombre de Es¬ ron encontrar un auditorio preparado y atento.
tado, á todo militar superior como un enemigo. Está fuera ele duda que las ideas cristianas
El silencio, durante este tiempo, fué espanto¬ ó judío-cristianas penetraron en la familia im¬
so. El Senado
pasa algunos años en un mutis¬ perial, sobre todo en la rama colateral de esta
mo estúpido. Lo- que había de terrible es que familia. Flavio Clemente, hijo de Flavio Sabi-
no se vislumbraba ninguna salida. El empera¬ nus, y por consecuencia primo hermano de Do¬
dor tenía tíeinta y siete años. Los accesos de miciano, se había desposado con Flavia Do-
fiebre del mal que había sufrido hasta entonces mitilla, su primata, hija de otra Flavia Domi-
fueron cortos; eran crisis que no podían durar. tilla, hija á su vez de Yespasiano y muerta an¬
Esta vez no había razón para que acabase la tes del advenimiento de su padre al imperio.
tiranía. El ejército estaba contento, el pueblo Por caminos que desconocemos, pero que pro¬
indiferente. Domiciano, es cierto, no consiguió bablemente se unían á las relaciones de la fa¬
nunca, la popularidad de Nerón, y, en el año milia Flavia con los judíos, Clemente y Domi-
88, un impostor creía hacer bromas de retrué¬ tilla adoptaron las costumbres judías, es decir,
cano presentándole como el maestro adorado el judaismo mitigado, que no difería del cris¬
que había dado al pueblo bellos días. Los es¬ tianismo más que en la importancia concedida
pectáculos eran monstruosos como no lo ha¬ al papel de Jesús. Ese. judaismo de los proséli¬
bían sido nunca. El anfiteatro Flaviano (el Co¬ tos, limitado á los preceptos nociquíeos, era jus¬
liseo), inaugurado bajo Tito, había progresa¬ tamente el que predicaba Josefo, el cliente de
do en el arte innoble de divertir al pueblo. No la familia Flavia, y el preconizado en definiti¬
había, pues, peligro por esta parte. Sin embar¬ va por el bien amado de todos los apóstoles en
go, Domiciano no leía más que las memorias Jerusalén. Clemente se dejó seducir. Tal vez Do-
de Tiberio. Sentía desprecio por la familiari¬ mitilla fué más lejos, y mereció el nombre de
dad que rodeaba á su padre Yespasiano y tra¬ cristiana. No se puede exagerar, sin embargo.
taba de infantil la bondad de su hermano Tito Flavio Clemente y FÍavia Domitilla no pare¬
y la ilusión que tuyo de pretender gobernar á cen haber sido verdaderos miembros de la Igle¬
la humanidad haciéndose amar. Pretendía co¬ sia de Roma. Como tantos otros romanos dis¬
nocer
mejor que nadie las exigencias de un tinguidos, reconocían el vacío del culto oficial,
poder sin constitución, obligado á defenderse, la insuficiencia de la ley moral que brotaba
á cimentarse cada día. del paganismo, así como la repugnante fealdad'
Observábase, en efecto, que sus horrores te¬ de las costumbres y de la sociedad de su tiem¬
nían su razón política, y no eran el' capricho . po. El encanto de las ideas judeo cristianas
de un frenético. La repugnante imagen de la obró sobre ellos. Reconocieron en ellas la vida
212 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
y el porvenir, pero sin duda no fueron osten¬ paz de ninguna empresa, impío é indigno. Ta¬
siblemente cristianos. Veremos más tarde á Fla- les eran los calificativos que se le
daban y que,
via Domitilla obrar más en romano que en en aquella sociedad, debían infaliblemente de
cristiano y no retroceder ante el asesinato de acabar por perderle.
un déspota. El solo hecho de aceptar el consu¬ Clemente y Domitilla 110 fueron los únicos
lado era para Clemente una obligación de sa¬ que durante el reinado de Domiciano se incli¬
crificios y de ceremonias esencialmente idóla¬ naron hacia el cristianismo. El terror y la tris¬
tras. Clemente era la segunda persona del Es¬ teza del tiempo estremecía las almas. Muchas
tado. Tenía dos hijos, á los cuales Domiciano personas de la aristocracia romana prestaban
destinaba á sucederle y á los que había ya oído á estas enseñanzas que en medio de la
dado los nombres de Vespasiano y de Domicia¬ noche que se atravesaba, hacían entrever el
no. La educación de estos niños estaba confiada cielo puro de un reinado ideal. ¡El mundo era
á uno de los hombres más correctos del tiempo, tan sombrío, tan malo! Nunca, además, la pro¬
al recto Quintiliano, á quien Clemente hizo paganda judía, fué tan act-iva. Tal vez es pre¬
conceder las insignias honorarias del consula¬ ciso conceder á este tiempo la conversión de una
do. Ahora, bien; Quintiliano tenía horror á las dama romana, Vetúria Paula, que se convirtió
ideas judías en el mismo grado que á las ideas á la edad de setenta años, tomó el nombre de
republicanas. Al lado de los Gracos, coloca "al Sara, y fué madre de las siguronas del campo de
:autor de la superstición judaica", ó sea entre Marte y de Volumzus. Una gran parte del mo¬
los revolucionarios más nefastos. ¿Quintiliano vimiento de esos inmensos barrios de Roma,
pensaba en Moisés ó en Jesús? Tal vez él mis¬ donde se agitaba el pueblo bajo, muy superior
mo no lo sabía exactamente. "Superstición ju- en número á la sociedad aristocrática encerra¬
dáica" era aún una categoría general que com¬ da en la muralla de Servio Tulio, procedía de
prendía á los judíos y á los cristianos. Los los hijos de Israel. Relegados cerca de la puerta
cristianos no eran, por otra parte, los únicos Capena, á lo largo del riachuelo malsano de la
que practicaban la vida judía sin imponerse la fuente Egeria, vivían allí, mendigando, ejer¬
circuncisión. Muchos de los que atraía el mo- ciendo los oficios y las artes de los modernos
saísmo se limitaban á la observancia del sába¬ gitanos, diciendo la buenaventura y levantan¬
do. Una misma pureza de vida, un mismo ho¬ do contribuciones sobre, los visitantes del bos¬
rror contra el
politeísmo, reunía á todos estos que de Egeria que se les había legado. La im¬
pequeños grupos de hombres piadosos, de los presión producida en los -espíritus por esta
cuales, los paganos se limitaban á decir: "Esos raza extraña era más viva que nunca. Un ob¬
hacen vida judía". servador del sábado, no contento con adorar
Si los Clemente fueron cristianos, es preci¬ al Dios del cielo, coloca en el mismo rango la
so confesar que cerdo y la carne humana y se apre¬
fueron unos cristianos indeci¬ carne de
sos. Lo que vió el público de la conversión de sura á circuncidarse. Habituado á despreciar
estas dos personas ilustradas, fué poca cosa. las estudia y observa temblando
leyes romanas,
El mundo distraído que los rodeaba, no sabía el derecho judío que Moisés ha depositado en
determinar bien si eran judíos ó cristianos. Es¬ un volumen misterioso. "Así aprende — dice
tas especies de cambios se reconocían sólo por Jnvenal — á no mostrar el camino más que á
dos síntomas; una aversión mal disimulada pol¬ los que siguen su misma religión, y cuando se
la religión natural y alejamiento de todo rito le pregunta dónde está la fuente de vida, seña¬
aparente, lo que suponía tener el culto secre¬ la á los circuncisos. la falta es del padre que
to de un Dios intangible, é innominado; en adopta el reposo del séptimo día y prohibe en
segundo lugar, una aparente indolencia, un to¬ este día todos los actos de la vida".
tal abandono de los deberes y los honores de la El sábado, en efecto, á pesar de toda la ma¬
vida cívica, inseparables de la idolatría. Gusto lignidad ele los verdaderos romanos, no se pare¬
•de la soledad, afición á una vida pacífica y re¬ cía en Roma á los demás días. El mundo de las
tirada, aversión los teatros, por los espec¬
por pequeñas industrias que, en los días ordinarios,
táculos y las escenas crueles que la vida roma¬ llenaba las plazas públicas parecía ocultarse
na ofrecía á cada paso, relaciones paternales bajo tierra. Esta irregularidad, más aún que su
con las personas de rango humilde, alejamien¬ tipo fácilmente reconocible, atraía la tentación
to de los negocios públicos, convertidos en co¬ y hacía de estos raros extranjeros, el objeto de
sas frivolas las pláticas de los ociosos.
para, los que creían en la próxi¬
ma venida del Cristo, hábitos meditativos, es¬ Los judíos sufrían, como todo el mundo, de
píritu de abnegación: he aquí todo lo que el la dureza de los tiempos. La codicia de Domi¬
romano designaba con una sola palabra, ignavia. ciano hizo llevar al exceso todos los impuestos
Según las ideas del tiempo, cada uno estaba y en particular la capitación, nombrada fiscus
obligado á tener una ambición en correspon¬ judaicas, á la cual estaban sujetos los judíos.
dencia con su nacimiento
fortuna. El
y su Llasta entonces no se había exigido este tribu¬
hombre de un rango elevado que no se intere¬ to más que á los que se confesaban judíos. Mu¬
saba en la lucha de la vida, que temía derramar chos disimulaban su origen y no lo pagaban.
la sangre, y adoptaba un aire pacífico y huma¬ Para acabar esta tolerancia se recurrió á odio¬
no, era un perezoso, un hombre envilecido, inca¬ sas comprobaciones. Suetonio recuerda haber
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 213
visto en su juventud á
viejo de ochenta años
un mente á la muerte. Esto era de conformidad
desnudo ante un público, jiara que
numeroso con la política tolerante hacia los cul¬
romana
se comprobase si era circunciso. Estos rigores tos extranjeros, cuando se encerraba en el
tuvieron por consecuencia el hacer practicar círculo de sus nacionales pero severa, desde que-
en gran número de casos, la operación del epis- los cultos hacían propaganda. Se comprende
pasmo. El número de los recutitis en esta épo¬ cómo tales medidas fueron decisivas en la lu¬
ca era muy considerable. Tantas investigacio¬ cha de losjudíos circuncisos y de los incircun¬
nes condujeron á los funcionarios romanos á cisos ó improfessi. Estos últimos únicamente
un descubrimiento que les admiró. Era que ha¬
podían ejercer un proselitismo serio. Por ley
bía gentes siguiendo en todo la vida judía y que de impeiúo, la circuncisión era condenada á
no eran circuncisos. El fisco decidió que esta no salir ,de la familia reducida de los hijos de
categoría de personas, los improfessi, así se les Israel.
llamaba, pagaran el tributo como los circunci¬ Agrippa II probablemente Berenize ha¬
y
sos. "La vida judía", y 110 la circuncisión, fué bían muerto hacía tiempo. Fué una pérdida in¬
tasada así, y los cristianos se vieron sometidos mensa para la colonia judía que les faltasen cer¬
al impuesto. Las quejas que produjeron estos ca de los Flavios estos altos personajes. En
abusos emocionaron hasta á los hombres de cuanto á Josefo, en medio de esta lucha ar¬
Estado menos simpáticos á los judíos y á los diente, redoblaba su actividad. Tenía esa fa¬
cristianos. Los liberales protestaron de esas vi¬ cilidad superficial que hace que el judío, trans¬
sitas corporales, de esas distinciones hechas portado á una civilización que le es extraña,
por el Estado sobre el sentido de ciertas deno¬ se coloque con maravillosa prontitud al co¬
minaciones religiosas, y pidieron la supresión rriente de las ideas en medio de las cuales se ha
de tal abuso en su programa para el porvenir. arrojado, qué medios puede explotar¬
y vea por
Las vejaciones introducidas por Domiciano las. Domiciano le protegía, pero fué sin duda
contribuyeron mucho á elevar el cristianismo indiferente á sus escritos. La emperatriz Do~
del carácter indeciso que aún tenía. Al lado micia le colmaba de favores. Era el protegi¬
de la ortodoxia severa de los doctores de Jeru- do de un cierto Epafrodito, casi idéntico al
saléñ y Yabné, había en el judaismo escuelas Epafrodito de Nerón, y á quien Domiciano
análogas al cristianismo, sin identificarse con había tomado á su servicio. Este Epafrodito,
él. Josefo, cuando escribe para los romanos, espíritu curioso, liberal y,que se enorgullecía
reduce su judaismo á una especie de deísmo, de los estudios históricos, se interesaba por el
.confesando que la circuncisión y las prácticas judaismo. Ignorando el hebreo y seguramente
judías eran buenas para los judíos de raza y no comprendiendo bien la versión griega de la
que el verdadero culto es el que adopta cada Biblia, inspiró á Josefo la idea de componer
uno con entera libertad. ¿Flavio Clemente fué una historia del pueblo judío y Josefo acogió
cristiano en el rigor de la palabra? Se puede tal pensamiento con entusiasmo. Esto corres¬
dudar. Amaba la "vida judía", practicaba las pondía perfectamente á las sugestiones de su
costumbres judías y ésto era lo que chocaba á vanidad-literaria y de su judaismo liberal. La
sus contemporáneos. No profundizan más, y objeción que hacían á los judíos, las personas
tal vez Clemente migmo no supiera nunca á instruidas, penetradas de las bellezas de la his¬
qué clase de judíos pertenecía. La claridad no toria griega y la historia romana, era que el
se hace hasta que
el fisco se mezcla. La circun¬ pueblo judío no tenía historia, que los griegos
cisión recibe ese día un golpe fatal. La codicia no se cuidaron de conocerlo, que los buenos
de Domiciano extendía el impuesto de los ju¬ autores no pronunciaban su nombre, que nunca
díos, el fiscus Judaicas aun á los que, sin ser había tenido relación con los pueblos nobles, y
judíos de raza ni estar circuncidados, practi¬ que 110 se hallaban en su pasado historias he¬
caban las costumbres judías. Entonces se hi¬ roicas como las de Gynegero y los Scévola.
cieron las categorías; hubo el judío puro, del Probar que también el pueblo judío tenía una
cual se establecía la cualidad con las visitas alta antigüedad, que poseía el recuerdo de hé¬
corporales, y el judío improfessus, que sólo to¬ roes comparables á los ele Grecia, que había sos¬
maba del judaismo su moral honrada y su tenido en el curso de los siglos las más bellas
culto depurado. relaciones de pueblo á pueblo y que muchos
I as penas-dictadas ley especial con¬
por una helenos sabios habían hablado de él, tal fué
tra la circuncisión de los
judíos, contribu¬
no el objeto que el protegido de Epafrodito rea¬
yeron al mismo resultado. Se ignora la fecha lizó en una vasta composición dividida en vein¬
precisa de esta ley, pero parece ser de la épo¬ te libros é intitulada Arqueología judáica. La
ca de los Flavios. Todo ciudadano romano que Biblia proporciona naturalmente la base. Jo¬
se hacía circuncidar era castigado con la de¬ sefo hace adiciones sin valor para los tiempos
portación perpetua y la pérdida de todos sus antiguos, puesto que no tenía seguramente para
bienes. Un amo se exponía á la misma pena esos tiempos otros documentos hebreos que los
permitiendo á sus esclavos que se sometiesen mismos poseídos por nosotros, pero en los pe¬
á la operación; el médico operador era casti¬ ríodos más modernos, su libro es de un interés
gado con la muerte. El judío que hacía circun¬ de primer orden, porque llena una laguna en
cidar á sus esclavos no judíos, se exponía igual¬ la serie de la Historia Sagrada.
214 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Josefo añade á esta curiosa obra á manera que su primera educación había sido judía y
de apéndice, una autografía, ó más bien una consagrada toda á laf ley. Su libro no podía
apología de su propia conducta. Sus enemigos ser más que un alegato sin crítica. Se nota en
de Galilea, que, tal vez con razón, le calificaban cada página la opinión del abogado, haciendo
de traidor, vivían aún y no le dejaban en re¬ flechas con todas las maderas. Josefo no fa¬
poso. Justo de Tiberiades, escribiendo la histo¬ brica textos, pero los recibe de todas las manos.
ria de la catástrofe de su patria, le acusaba La^s falsas historias, los clásicos adulterados
de falso y presentaba su conducta en Galilea de la escuela judía de Alejandría, Dos docu¬
de un modo odioso. Es preciso conceder la jus¬ mento? sin valor guardados en el libro "so¬
ticia á Josefo, de que no hizo nada por perder bre los
Judíos", que circulaba con el nombre
á este peligroso rival, lo que le hubiera sido de Alejandro Polyhistor, son por él ávidamen¬
fácil, por el favor que gozaba en altos lugares. te aceptados. En su opinión, esta literatura sos¬
Josefo es bastante débil, cuando se defiende pechosa de los Eupolemo, de los Cleodemo, de
contra las acusaciones de Justo, invocando las los que se dicen Ileecateo de Abdera, Deme-
aprobaciones oficiales de Tito y de Agrippa. trius de Falero, etc., hace su entrada en la
No se -lamentará nunca bastante que el escrito ciencia y la turba grandemente. Los apologistas
de Justo mostrando la historia de la guerra de y los historiadores cristianos, Justino, Clemente
Judea, desde el punto de vista revolucionario, de Alejandría, Eusebio, Moisés de Khorene,
se haya perdido para nosotros. Parece además le siguieron en ese mal camino. El público, al
que los testigos de esta catástrofe extraña, sen¬ cual se dirigía Josefo, era superficial en asun¬
cionado, emprendió sobre este punto una me¬ un furioso. Josefo formaba proyectos ele obras
moria justificativa, que se puede mirar como el sin fin. Tenía cincuenta y seis años. Con un es¬
que' chocaban á los copistas. Tres pasajes, so¬ tólico;'pero este Evangelio no se hallaba muy
bre todo, presentan en este punto ciertas dudas repartido. Escrito por los judíos de Siria, no
que la erítica todavía no ha resuelto; son estos había aún, á lo que parece, penetrado en Roma.
los pasajes relativos á Juan Bautista, á Jesús En estas condiciones, uno de los individuos
y á Santiago. Ciertamente, es posible que estos más notables de la Iglesia de Roma, emprendió
pasajes, al menos el relativo á Jesús, sean las también la tarea de su Evangelio combinando
interpolaciones hechas por los cristianos en un los textos anteriores á él, y no privándose menos
libro que ellos se habían, en cierto modo, apro¬ que sus antecesores de intercalar lo que le su¬
piado. Preferimos creer, sin embargo, que en gerían la tradición ó sus sentimientos. Este
los tres pasajes en cuestión se hablaba de Juan hombre era LucanuS ó Lucas, el discípulo que
Bautista, de Jesús y de Santiago, y que el tra¬ se unió á Pablo en Maeeclonia, le sigue en sus
bajo del editor cristiano, se limitó á tronchar viajes y en su cautividad, y juega en su corres¬
en el pasaje sobre Jesús ciertos miembros de pondencia un importante papel. Es de suponer
frase, y modificar algunas expresiones libres y que, después de la muerte de Pablo, quedó en
enojosas para un lector ortodoxo. Roma, y como podía ser joven cuando Pablo
En cuanto al círculo reducido de prosélitos le conoció (hacia el año 52), tendría apenas en
aristocráticos, de un gusto literario mediocre, la época que corremos, unos sesenta años. Xo es
loara los que Josefo compuso su libro, la satis¬ posible en semejantes cuestiones expresarse
facción debió ser completa. Las dificultades de con certidumbre, y nada grave se opone á que
los antiguos textos estaban hábilmente disfra¬ se considere á Lucas como el autor del Evau-
zadas. La historia judía tomaba el vuelo de una gelio le atribuye. Lucas no era bastante
que se
historia helénica, sembrada de arengas y con¬ célebre para que se explotase su nombre querien¬
ducida según las reglas de la retórica profana. do dar autoridad á un libro, como ocurrió con
Gracias á un alarde charlatán de erudición, á los apóstoles Mateo y Juan, y más tarde con
una elección de citas dudosas ó ligeramente fa¬
Santiago, Pedro, etc.
bricadas, se creía responder á todas las obje¬ La fecha no puede dejar espacio á mucha in-
ciones. Un raciónalismo discreto arrojaba un certidumbre. Todo el mundo admite que el li¬
velo sobre las maravillas demasiado ingenuas bro es posterior al año 70; pero no puede ser
de los antiguos libros hebreos. Después de ha¬ muy posterior á este año. Sin esto, los anun¬
ber leído el relato de los mayores milagros, se cios sobre la proximidad de la aparición de
quedaba libre de creer lo
quisiera. Para
que se Cristo en las nubes, que el autor del tercer
los no israelitas jamás una palabra mortifican¬ Evangelio copia de los documentos más anti¬
te, y con tal que se reconozca la nobleza histó¬ guos, quedaría sin sentido. El autor arroja el
rica de su raza, Josefo queda satisfecho. En momento del regreso de Jesús á un porvenir
cada página una dulce "filosofía simpática á to¬ indeterminado; "el fin" retrocede todo lo po¬
da virtud rodeaba los preceptos riturales de la sible; ^lero la conexión entre la catástrofe de
ley como un deber
sólo para ellos, procla¬ Judea y el trastorno clel mundo se halla mante¬
mando en voz alta que cada hombre justo tiene nida. El autor conserva de igual manera la aser¬
la cualidad esencial para llegar á ser hijo de ción ele Jesús, según la cual la generación que
Abraliam. Un sencillo abismo metafísieo y ra¬ le escupe no pasará sin que las predicciones
cionalista, una moral puramente natural, he sobre el fin de los tiempos se cumplan. A pe¬
aquí lo que reemplaza á la tenebrosa teología sar de lá extrema latitud que se cía á la exé-
de Jeliováh, en la obra de Josefo. La Biblia así gesis apostólica en la interpretación de los dis¬
se humaniza,semejante al trásfuga de Sota-
y cursos clel Señor, no es admisible que un re¬
pata, llega á ser más aceptable. Pero se enga¬ dactor tan inteligente como el del tercer Evan¬
ñaba Josefo. Su libro, precioso para el sabio, gelio, un redactor que sabe hacer sufrir á las
no sobrepuja en valor, á los ojos ele] hombre de
palabras de Jesús los cambios exigidos por las
gusto, á una ele esas Biblias insípidas clel er¬ necesidades de los tiempos, hubiese transcrito
gio XVII, donde los antiguos textos más terri¬ una frase que contenía, contra el don de profe¬
bles están traducidos en una lengua académica cía atribuido al maestro, una objeción peren¬
y decoradas de viñetas en estilo rococó. toria.
Sólo por conjeturas unimos á Lucas y á su
216 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Evangelio con la sociedad cristiana de Roma Lucas haya tenido á la vista, al trabajar todos,
en los
tiempos de los Flavios. Es cierto, sin los escritos
"numerosos", de los cuales atesti¬
embargo, que el carácter general de la obra gua la existencia. La lectura del libro no deja
de Lucas responde bien á lo que exige tal hi¬ ninguna duda sobre este punto. Las coinciden¬
pótesis. Lucas, ya lo hemos notado, tiene una cias verbales del texto de Lucas con el de Mar¬
especie de espíritu romano. Ama el orden, la eos y, por consecuencia, con Mateo, son muy
jerarquía; siente profundo respeto por los
un frecuentes. Nadie dudaLucas tuvo á la
que
centuriones, por los funcionarios romanos y se vista un texto de Marcos que difería poco del
complace en mostrarlos favorables al cristia¬ nuestro. Se puede decir que se lo asimila ente¬
nismo. Por una transición hábil resuelve no de¬ ro, exceptuando una pequeña parte y el relato
cir que Jesús ha sido crucificado é insultado de la Pasión, para el cual ha preferido una tra¬
por los romanos. Entre él
Clemente Romano
y dición antigua. En el resto, la coincidencia es
hay sensibles analogías. Clemente cita con fre¬ literal, y cuando hay variación, se ve fácilmen¬
cuencia las palabras de Jesús según Lucas ó te el motivo que ha determinado á Lucas á co¬
una tradición semejante
á la de Lucas. El es¬ rregir, exigencias de su público, el original
por
tilo de Lucas, por sus expresiones latinas, su que tenía entre las manos. En los pasajes pa¬
giro general, sus hebraismos, es de un judío ralelos de los tres textos, los detalles que Ma¬
de Roma. El nombre mismo de Lucanus es Po- teo añade á Marcos, no los tiene Lucas. Lo que
mano puede unirse por un lazo de clientela
y Lucas parece añadir á Mateo, Marcos lo tiene
ó de exención, á un Anneus Lucanus, pariente siempre. En otros términos, en las partes co¬
del célebre poeta; lo que establecería una re¬ munes á los tres
Evangelios, Lucas no ofrece
lación más con esta familia Annea, que se en¬ un acuerdo sensible en los términos con el de
cuentra por todas partes cuando se remueve el Mateo, más que cuando éste presenta un acuer¬
viejo polvo de Roma cristiana. Los capítu¬ do sensible con Marcos. Lucas no tiene algunos
los XXV y XXVI de los Hechos hasta pueden pasajes de Mateo, sin que se pueda concebir
hacer creer que el autor tuvo relaciones, como por qué les ha olvidado. Los sermones de Jesús
Josefo, con Agrippa II, Berenize y la pequeña son fragmentarios en Lucas como en Mareos.
corte judía de Roma. ¿No puede encontrarse, Sería incomprensible que Lucas, si conoció á
en fin,
una práctica romana en esta dedicato¬ Mateo, hubiese destrozado los grandes sermo¬
ria á Theófilo, que recuerda las de Josefo á Epa- nes
que éste nos da. Lucas, es cierto, recuerda
una multitud de
frodito, y parece hecha fuera de los hábitos si¬ logia que no se leen en Mar¬
rios y palestinos en el siglo I de nuestra Era? cos; pero estos logia no habían venido á su co¬
Se ve, además, como esta situación recuerda la nocimiento en el arreglo que nosotros encontra¬
de Josefo. Lucas y Josefo escriben casi al mis¬ mos en Mateo. Añadiremos
que las leyendas de
mo tiempo, cuentan, el uno los orígenes del cris¬ la infancia y las genealogías, no tienen en los
tianismo, y el otro la revolución judía, con un dos Evangelios nada de común.
sentimiento muy parecido, moderación, antipa¬ Al ládo del libro de Marcos, Lucas tenía se¬
tía contra los partidos extremos, tono oficial, guramente sobre su mesa otros relatos del mis¬
implicando más cuidado las posiciones que de¬ mo género, de los cuáles también sé apodera.
fender la verdad, respeto mezclado de temor Lucas compone más cuando no signe la tradi¬
hacia la autoridad romana, de la cual se es¬ ción oral. Se ha calculado que uii tercio del tex¬
fuerza en presentar hasta los mismos rigores to de
Lucas, no se en.chentra ni en Mareos ni
como necesidades excusables, afectando haber en Mateo.
Algunos de los Evangelios perdidos
sido varias veces protegidos. Esto nos obliga á para nosotros, y qüe Lucas conoció, contenían
creer que el mundo donde vivía Lucas y el que rasgos muy preciosos. Varios de estos docu¬
vivió Josefo, eran muy cercanos el uno al otro mentos eran los remanentes del Evangelio he¬
liantes en relatos deliciosos. El arte del arre- nes á sus elegidos. Jesús es el príncipe por ve¬
glador no ha sido nunca llevado tan lejos. Na¬ nir. Participar de los bienes del mundo diabó¬
turalmente e'sta manera de componer origina lico equivale á excluirse del otro. Satanás es el
en Lucas, como en Mateo y en general en todos enemigo jurado de los cristianos y de Jesús. El
los Evangelios de segunda mano, redactados ar¬ mundo, los príncipes, los ricos, son sus aliados
tificialmente según documentos escritos con en la obra de oposición al reinado de Jesús.
La doctrina de Lucas es, como se ve, el ebjo- de esos bellos relatos, que han sido una de las
nismo puro, la glorificación de la pobreza. Se¬ principales fuentes del arte cristiano. En efec¬
gún los ebionitas, Satanás, rey del mundo, es to, el estilo de las infancias de Lucas recortado,
el gran propietario de la tierra; él da los bie¬ cargado de hebraísmos, apenas se parece al del
14
218 NOVISIMA HISTORIA- UNIVERSAL
prologo. Un rasgo notable, es que el papel de lio. Todo sonríe, todo llora, todo canta; por
María, nulo en Marcos, se agranda poco á poco, todas partes las lágrimas y las alegrías; es el
á medida que se aleja de la Judea, y que Jo¬ himno de un
pueblo nuevo, el hosanna de ios
sé pierde su papel paternal. La leyenda tiene
pequeños y de los humildes introducido en el
necesidad de hablar mucho tiempo de ella. ISTo reino de Dios. Es un espíritu infantil, de ale¬
se puede imaginar que la mujer elegida por gría, de fervor, el sentimiento evangélico que
Dios para ser fecundada por el Espíritu, sea en su originalidad primitiva derrama sobre to¬
una mujer ordinaria. Ella sirve de da leyenda un tinte de incomparable dulzura.
garantía á
partes enteras de la historia evangélica, y se Nunca se fué menos sectario. Ni un reproche,
crea én la Iglesia un ni una palabra dura para el viejo pueblo ex¬
papel eada día más im¬
portante. cluido. ¿Su exclusión no le castiga bastante?
Muy bellos, aunque también poco históricos, Es un bello libro y el placer que el autor debió
son los relatos del tercer Evangelio sobre la pa¬ sentir al escribirlo no será nunca bien com¬
grandes y los jefes, la conversión de uno de los parece uno de los frutos del clima de Roma, el
ladrones, la oración de Jesús por sus-verdugos, sentimiento de verse ridiculizado por su nuli¬
sacada de Isaías, son adiciones dad militar y por los triunfos mentidos que se
-
reflejadas. El
sublime grito de desesperación: Elohi,
Elohi atribuía, le llenaron de un.odio implacable con¬
larhma sabaethani, que no estaba en consonan¬ tra todo hombre honrado y sensato. Se hubie¬
cia con las ideas que
tenían de la divinidad de ra creído un vampiro encarnizándose sobre el
Jesús, lo sustituye con un texto más tranquilo: cadáver de la humanidad expirante. Una gue¬
"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". rra cruel era declarada á toda virtud. Hacer la
la naturaleza misma de la parábola y forman no consentir la vida bajo una forma más re¬
su encanto. Mateo redondea los contornos un signada. El nombre de filósofo significa desde
poco secos de Marcos,
Lucas hace mucho
pero entonces una profesión de prácticas ascéticas,
más: escribe y muestra una exacta inteligencia un género de vida particular, un hábito. Esta
sarismo. La filosofía, digámoslo en su -gloria, dido por esto su sentido religioso. El amor al
no basó su opinión en la bajeza de la humani¬ emperador, en efecto, constituía la adopción res¬
dad ni en las tristes consecuencias que esta petuosa de toda una retórica sagrada, que nin¬
bajeza entraña en la política. Herederos del es¬ gún espíritu sensato podía tomar en serio. Se
píritu liberal de la Grecia, los estoicos de la era revolucionario, no inclinándose ante esos
época romana llegaron á ser demócratas vir¬ absurdos de los que se había hecho una rutina
tuosos, en. un tiempo que dominaba la tiranía. de Estado; y él revolucionario era el impío. El
Los políticos, que tienen por principio encerrar¬ imperio se transforma así en una especie de or¬
se en los límites de lo todoxia y tiene una pedagogía oficial como en la
posible, sentían natural¬
mente una fuerte antipatía contra esa secta. China. Admitir lo que quiere el emperador con
Tiberia mostró ya, aversión á los filósofos. Ne¬ una forma de lealismo, semejante al que los in¬
rón echó á estos importunos cuya presencia era gleses demuestran hacia su soberano y su Igle¬
para su vida un perpetuo reproche. Vespasiano sia establecida, esto era lo que se llamaba reli¬
(en 74) tuvo mejores razones para obrar lo gioso, lo que valía el título de pius.
mismo. Su joven dinastía era minada cada día En tal estado del lenguaje y de los espíritus,
por el espíritu republicano que el estoicismo fo¬ el monoteísmo judío y cristiano llegó á parecer
mentaba y no hizo más que defenderse tomando la suprema impiedad. La religión del judío y
precauciones contra sus más mortales enemigos. del cristiano se unía á un dios supremo, cuyo
Domiciano, para decidirse á perseguir á los culto era unaespecie de robo al dios profano.
sabios, no tuvo necesidad más que de su propia Adorar á Dios, era dar un rival al emperador;
maldad. Desde el principio sentía odio por la adorar á los otros dioses distintos
de aquellos
gente de letras. Todo pensamiento era una con¬ que legalmente patrocinaba el emperador, era
denación tácita de sus crímenes y de su me¬ todavía mayor injuria. Los cristianos, ó más
diocridad. Un decreto del Senado echó á los filó¬ bien los judíos piadosos, se creían obligados á ha¬
sofos de Roma y de Italia. cer un signo de protesta más ó menos aparente
Epieteto, Dion Cri-
sóstomo y Artemidoro salieron desterrados. La al pasar delante de los templos. A lo menos se
valerosa Sulpicia, osó. elevar la
voz por los des¬ abstenía en absoluto del beso que los paganos
terrados y dirigir á Domiciano amenazas profé- piadosos enviaban al edificio sagrado cuando
ticas. Plinio él joven escapó por milagro al su¬ pasaban delante de él. El cristianismo, por un
plicio que merecían su distinción y su virtud. principio cosmopolita y revolucionario, era "el
La pieza de Octavio, compuesta por este tiem¬ enemigo de los dioses, de los emperadores, de
po, encierra crueles acentos de desesperación: las leyes, de las costumbres, de la naturaleza
entera." Los mejores Césares no supieron nun¬
Urbe est riostra mitior Aulis
ca distinguir ese sofisma, y sin pensarlo, casi
Et Taurorum barbara tellus
sin quererlo, fueron perseguidores. Un espíri¬
Hospitis illit ccede litatur estrecho y perverso
Numen
tu como el de Domiciano
superum: civis gaudet debía perseguir con pedantería y hasta con una
Roma crúore.
especie de voluptuosidad.
No es sorprendente los judíos La política romana hizo siempre en la legis¬
que y los cris¬
tianos sufrieran de rechazo el golpe de estos lación religiosa, una diferencia fundamental.
terribles furores. Lina circunstancia hacía la Que el provinciano practicase su religión en su
guerra inevitable. Domiciano, imitando la lo¬ país, sin espíritu de proselitismo, los hombres
cura de Calígula, quería recibir los honores di¬ de Estado veían esto
romano 110 en ningún mal.
vinos. El camino del Capitolio se llenaba de re¬ Pero cuando ese mismo provinciano quería ejer¬
baños conducidos á su estatua para ser inmola¬ cer su culto en Italia, y sobre todo en Roma,
dos. El formulario de las cartas de su chanci- la cosa más delicada. Los ojos del
era verda¬
llería comenzaba por: Dominus et Deus noster. dero romano se ofendían del espectáculo de ce¬
Es preciso leer eLmonstruoso prefacio remonias extrañas, de tiempo
que po¬ y tiempo laen
ne al frente de uno de sus
volúmenes, uñó de policía se encargaba de barrer lo que los aris¬
los mejores espíritus de aquel tocráticos consideraban como ignominias. Las
tiempo, Quinti-
liano, al día siguiente de encargarle Domicia¬ religiones extranjeras tenían, por otra parte,
no la educación de sus herederos un gran atractivo para la población baja, y se
adoptivos,' los
hijos de Flavio Clemente... miraba como una necesidad del Estado oponer¬
Domiciano, como tocios los soberanos hipó¬ las diques. Pero lo que se tenía por un hecho
critas, se mostraba severo conservador de los grave, es que los ciudadanos romanos, los per¬
cultos antiguos. La palabra impietas, sobre sonajes notables, abandonasen la religión de
todo en su
reinado, tuvo en general una signifi¬ Roma por esas supersticiones orientales. Había
cación política y fué sinónima de lesa majestad. en esto un crimen de Estado. El romano era
La indiferencia religiosa y la tiranía habían todavía la base del imperio, y no estaba com¬
llegado á tal punto, que el emperador era el pleto más que con la religión romana. Para él,
único dios cuya majestad je temía. Amar al pasar á un culto extranjero era una traición
emperador, era la devoción: ser sospechoso de á la patria. Así un ciudadano romano 110 podía
hostilidad ó solamente ele frialdad, era impío. ser iniciado en el druidismo. Domiciano que as¬
No se crea por esto que la palabra hubiese per¬ piraba á pasar por un restaurador del culto de
220 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
los dioses latinos, no debía desaprovechar una El año 95 no fué seguramente para el cris¬
ocasión tan oportuna de entregarse á su ale¬ tianismo tan solemne como el año 64, pero
gría suprema, que era la de castigar. tuvo, sin embargo, su importancia. Este fué
Sabemos con certidumbre que gran númeio como una segunda consagración de Roma. Con-
de personajes que habían abrazado las costum¬ treinta y un años de intervalo, los más locos ó»
bres judías (los cristianos estaban frecuente¬ los más malos de los hombres parecían enten¬
mente incluidos en esta categoría), fueron pues¬ derse para destruir á la Iglesia de Jesús, y en-
tos en juicio bajo la acusación de impiedad 5 realidad la fortificaron, de tal modo que Ios-
de ateísmo. Lo mismo que bajo Nerón fueron apologistas pudieron hacer este argumento es¬
las calumnias, procedentes tai vez de falsos pecioso: "Todos los monstruos nos han odiado-
hermanos, las que produjeron todo el daño.. A porqué nosotros somos la verdad".
unos se les condenaba á muerte, otros eran Fueron probablemente las noticias que Do¬
desterrados ó privados de sus bienes. No fal¬ miciano tuvo sobre el judeo cristianismo, las
taron las apostasías. En el año 95, F'lavio Cle¬ que le hicieron conocer los rumores que circu¬
mente era cónsul. En los últimos días de su con¬ laban sobre la existencia de los descendientes
sulado, Domiciano le mandó matar, por ligeras de la antigua monarquía de Judá. La imagina¬
sospechas que procedían de bajas delaciones. ción de los
agadistas se preocupaba poco de
Estas sospechas, eran puramente políticas, pe¬ este y la atención que durante siglos
asunto,
ro el pretexto fué la religión. Clemente había no se había apenas fijado sobre la familia de
sin duda mostrado poco celo por las formas David, mostróse ahora muy interesada en esta
paganas que revestía entre los romanos todo parte. Domiciano ordenó que sufriesen pena de¬
acto civil. Tal vez se había abstenido de algu¬ muerte. todos los que fueran designados; pero-
na ceremonia juzgada capital. No se esperó más bien pronto se le señaló entre tales descendien¬
tiempo para lanzar contra él y contra Flavia tes supuestos de la antigua raza real de Jeru-
Domitilla la acusación de impiedad. Clemente salén, á gentes que, ¡DÓr su carácter inofensi¬
fué ajusticiado. En cuanto á Flavia Domitilla vo, debían estar fuera de toda sospecha. Eran
se la relegó á la isla Paudatoria que había ya éstos los hijos pequeños de Judá, hermano de
presenciado el destierro de Julia, la hija de Jesús, pacíficamente retirados en Batanea. El
Augusto, de Agripina, mujer de Germánico, y desconfiado emperador había oído hablar tam¬
de Octavia, mujer de Nerón. Este fué el cri¬ bién de la venida triunfante de Cristo, y todo-
men que Domiciano pagó más caro. Domitilla, esto le inquietaba. Un evocatus fué á buscar en
cualquiera que fuese el grado de su iniciación Siria á las santas gentes: eran dos, y se los
en el cristianismo, era una romana. Yengar á trajo al emperador; Domiciano les preguntó
su marido y salvar á sus hijos, comprometidos si era cierto que descendían de David. Ellos
por los caprichos de un monstruo fantástico,^ respondieron que sí. El emperador les interro¬
le pareció un deber. En Paudataria, continúa gó en seguida sobre sus medios de existencia.
sosteniendo relaciones con el numeroso perso¬ "Entre los dos dijeron — poseemos sólo
—
nal de esclavos y de libertos que había dejado nueve mil dineros, pues cada uno tiene la mi¬
en Roma y que parecían serle muy devotos. tad, y este valor no lo poseemos en plata, sino
De todas las víctimas de la persecución de en tierras, sobre las cuales pagamos nuestros
Domiciano, sólo conocemos una por su nombre. impuestos y vivimos de nuestro trabajo". Des¬
Es Flavio Clemente. Las disposiciones del go¬ pués, mostrando sus manos llenas de callosida¬
bierno parece que se dirigieron más contra los des, y con la joiel rugosa, atestiguaron sus há¬
jirosélitos romanos del judaismo ó del cristia¬ bitos de trabajo. Domiciano les preguntó sobre
nismo, que contra los judíos y los cristianos el Cristo y su reino, sobre su futura aparición,
orientales establecidos en Roma. No parece sobre los tiempos y los lugares de esta apari¬
que ninguno de los presbyteri ó episcopi de la ción. Respondieron que el reino de que se tra¬
Iglesia sufriese entonces el martirio. Entre los taba no era de este mundo, que era celeste, an¬
cristianos que lo sufrieron, ninguno parece ha¬ gélico, y que se revelaría al fin de los siglos,
ber sido arrojado á las fieras en el anfiteatro, cuando Cristo viniese en su gloria á juzgar á
pues casi todos pertenecían á clases relativa¬ los vivos y á los muertos, dando á cada uno se¬
mente elevadas de la sociedad. Lo mismo que gún sus obras. Domiciano no tuvo más que des¬
bajo Nerón, Roma fué el lugar principal de precio para esta sencillez, é hizo poner en liber¬
estas violencias; pei'o hubo, sin embargo, veja¬ tad á los dos parientes de Jesús. Parece que
ciones en las provincias. Algunos cristianos este idealismo inocente le desengañó sobre los
flaquearon abandonando la Iglesia, donde ha¬ peligros políticos del cristianismo, y dió orden
bían encontrado un momento consuelo para el de que cesara la persecución contra los soña¬
alma, pero donde era demasiado duro perma¬ dores.
necer. Otros, por el contrario, fueron héroes de Algunos indicios, en efecto, inclinan á creer
la caridad, gastaron sus bienes para alimentar que Domiciano, hacia el fin de su vida, se arre¬
á los confesos y en un alarde de modestia, en¬ pintió de sus rigores. No sé puede decir nada
traron en las prisiones para librar á los cauti¬ de exacto en este punto, pues otros testimonios
vos que consideraban más preciosos para la hacen pensar que la situación de la Iglesia no
Iglesia. se mejoró hasta él advenimiento de Nerva.
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 221
te á los judíos y á los cristianos. La casa flavia- á la de Josefo y á los judíos filósofos. Por la
:na puso así el colmo á sus crímenes, y vino á cólera que estalla en cada página contra los ti¬
■ser para las dos ramas de Israel la más odiosa ranos, por las imágenes de tormentos que ob¬
representación de la impiedad. No es imposible sesionan el espíritu del autor, el libro se une
que Josefo fuera víctima de los últimos furo¬ al instante más agudo de los furores de Domi¬
res de la dinastía, que tanto había adulado. eiano. No vemos, imposible que la composición
Pasado el año 93 á 94 nadie habla de él. Las de este escrito haya sido el consuelo de los úl¬
■
obras que en 93 contaba publicar, no las es¬ timos días de Josefo, cuando próximo á morir
cribe. A principios del 93 tuvo su vida én peli¬ en el suplicio, trataba de recoger todas las ra¬
gro por el azote del tiempo, los delatores; pero zones que el sabio puede imaginar para no te¬
la costumbre abominable de Domieiano era, en mer á la muerte. El libro fué adoptado por los
semejantes casos, volver sobre sus acuerdos, y cristianos con el título de Cuarto libro de los
-después de haber castigado al delator, hacer Macabeos, casi entró en el cánon. Muchos
y
que pereciera el acusado. La espantosa rabia de manuscritos griegos del Antiguo Testamento lo
asesinatos que Domieiano muestra en 95 y 96 contienen. Menos afortunado, sin embargo, que
contra todo lo que procedía del mundo judío y el libro de'Judith, no supo guardar su sitio. Lo
de su familia permite apenas sospechar que que tiene para nosotros de más interesante es
haya dejado sin herir á habló
un hombre que que se puede ver en él un primer tipo de un
de Tito con el tono del panegírico (crimen, á género de literatura más tarde cultivada, las
sus ojos, el peor de todos) y que no le había exhortaciones al martirio, donde el orador hace
elogiado á él más que de paso. El favor de Do- valer, para excitar al sufrimiento, el ejemplo
mitia á quien detestaba habiendo resuelto ha¬ de seres débiles que se mostraron heroicos.
cerla morir, era por agravio su¬
otra parte un Un eco distinto de todos esos acontecimien¬
ficiente. Josefo,
en 96, no tenía más que cin¬ tos se encuentra en las tradiciones judías. En
cuenta y nueve años. Si hubiese vivido bajo el el mes de
Septiembre ó de Octubre, cuatro an¬
'reinado tolerante de Nerva, habría continuado cianos de Judea, Rabbi Gamaliel, patriarca del
sus escritos y seguramente explicado algunas tribunal de Yabné, Rabbi Eleazar ben Azaria,
de las vaguedades que el temor al tirano le ha¬ Rabbi Josué y Rabbi Aquiba, más tarde tan
bía impuesto. célebre, hacen un viaje á Roma. El viaje está
Es un momento de esos sombríos meses de descrito en detalles. Por la noche, á causa de la
terror, donde todos los adoradores del verda¬ estación, se descansa en algún puerto. El día
dero Dios no soñaron más que en el martirio, de la fiesta de los tabernáculos, los rabinos ha¬
ese discurso "Sobre el imperio de la razón", llan el medio de colocar en el puente del buque
que lleva en los manuscritos el nombre de Jo¬ unas hojas verdes que el viento se lleva al día
sefo. Los pensamientos por lo menos son del siguiente. El tiempo de la navegación se pasa
tiempo que atravesamos. Un alma fuerte, no se en discusiones sobre la manera de pagar el diez¬
deja vencer por los más crueles suplicios. El mo de suplantar el loulab (1) en un país don¬
y
autor prueba su tesis por los ejemplos de Elea- de no hay palmeras. A ciento nueve millas de
zar, y de la madre, que en tiempo de Antioco Roma, los viajeros oyen un ruido sordo. Es el
Epifano, desafía valerosamente la muerte con rumor del Cajiitolio que llega hasta ello^. To¬
sus siete hijos, historias contadas también en dos, entonces, vierten lágrimas; Aquiba soló
los capítulos VI y VII de los Macabeos. rompe á reir. "¿Cómo no llorar — dicen los
A pesar del giro declamatorio y de algunas rabinos, — viendo felices y contentos á los
■salidas de tono, que recuerdan demasiado la idólatras que sacrifican á los falsos dioses,
lección de filosofía, el libro contiene bellas doc¬ mientras que el santuario de nuestro Dios ha
trinas. Dios se confunde con el orden eterno 'sido destruido por el fuego y sirve de guarida
que se manifiesta
el hombre por la razón: es
en á las fieras del campo?" "Y bien, — dice Aqui¬
la ley
de la vida y el deber consiste en prefe¬ ba, — eso mismo es lo que me hace reir. Si
rirla á las pasipnes. Como en el segundo libro le ofen¬
Dios concede i aptos beneficios á los que
■
de los Macabeos, las ideas de la recompensa fu¬ den ¿qué destina entonees para los que hacen
tura son de un orden espiritualista. Los jus¬ su volüntad y pertenecen á su reino?"
tos á quienes mata la justicia viven en Dios, Mientras los cuatro ancianos están en Roma,
para Dios, á la vista de Dios. el Senado del emperador decreta haya que no
Dios para el autor es al mismo tiempo el más judíos en el mundo. Un senador piadoso
Dios absoluto de la filosofía y el Dios nacional
(¿Clemente?), revela á Gamaliel este terrible
de Israel. El judío debe morir por su ley; aho¬ secreto. La mujer del senador, más piadosa
ra porque es la ley de sus aún que él (¿Domitilla?), le aconseja que se
padres, después por¬
que es divina y verdadera. Las viandas prohibi¬ mate sorbiendo un veneno que guarda en su
das por la ley lo han sido porque eran perju¬
sortija, lo que salva á los judíos (no se ve có-
diciales al hombre. En todo caso, violar las le¬
yes en las pequeñas cosas es tan culpable como
violarlas en las grandes, puesto que en los dos (1) Palma rodeada de ramas de mirto, que se
lleva enla mano el dfa de la fiesta de los Taber¬
■casos la autoridad de la razón está
igualmente náculos.
222 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
sión figurada "que el barco no había abando¬ suponen una educación cuidadosa. Se admite que
nado el puerto sin pagar el tributo." Según es¬ había estado en relación con los apóstoles, sobre
te relato, el César enemigo de los judíos dice á todo con Pedro, sin que haya en este punto una.
los grandes de su imperio: "Si se tiene una ul¬ prueba decisiva. Lo que está fuera de duda, es el
cera en el pie, se debe amputar el pie ó conser¬ alto rango que tuvo en la jerarquía espiritual de
varlo á pesar de los sufrimientos." Todos opi¬ la Iglesia de su tiempo y el crédito sin igual que
nan por la
amputación, excepto Katia ben se le concedía. Su
aprobación es ley. Todos los
Schalom (í). Este último fue sentenciado á partidos lo disputaban y querían cubrirse con
se
su autoridad. Un velo
muerte por orden del emperador, y dijo al mo¬ espeso nos oculta sus opi¬
rir: "Yo soy un barco que ha pagudo su tribu¬ niones particulares. Su Epístola es un bello
to, puedo ponerme en caminó»" fragmento neutral, con la que los discípulos de
Pedro y los de ,Pablo, debieron conformarse
igualmente. Es probable que fuese uno ele los
CAPITULO XY
agentes más enérgicos de la grande obra á pun¬
to de realizarse; quiero decir, de la reconcilia¬
Clemente Romano. — Progresos del presbi¬
ción postuma de Pedro y de Pablo y la fusión
terado.
de los dos partidos, sin la unión de los cuales, la
obra de Cristo tenía que perecer.
Las listas más
completas de los obispos de La extrema importancia que Clemente consi¬
Roma violentan poco la significación de la
un
guió, depende, sobre todo, de la vasta literatura
palabra obispo en tiempos tan remotos, colo¬
cando después de Anacleto á un cierto Clemen¬ apócrifa que se le atribuye. Cuando hacia el año
140, se pretendió reunir en un cuerpo de escritu¬
te, que la semejanza de nombre y la proximi¬
dad de tiempo lo ha confundido numerosas ve¬ ra, revestidas de un carácter eclesiástico, las tra¬
ces con Flavio Clemente. diciones judeo cristianas sobre Pedro y su apos¬
Este nombre el mundo tolado, se eligió á Clemente
autor supuesto
por
no era raro en ju- de la obra. Cuando se quisieron codificar los an¬
deo cristiano. Se puede' en rigor suponer
una. relación de clientela entre nuestro Cle¬ tiguos usos eclesiásticos y hacer pasar la colec¬
ción así formada por un de "constitucio¬
Corpus
mente y Flavio Clemente. Pero preciso bo¬ es
rrar esta
nes apostólicas", es Clemente quien sale garante
sospecha de la imaginación de algu¬ de esta obra apócrifa. Otros escritos más ó me¬
nos críticos modernos, que no quieren ver en
nos relativos al establecimiento de un derecho
el obispo Clemente más que un
personaje fic¬ canónico le fueron igualmente atribuidos. El
ticio, una especie de desdoblamiento de Flavio
Clemente, error, que en diversas ocasiones in¬ forjador de apócrifos trata de dar importancia
á los escritos que fabrica y el nombi'e que coloca
curre la tradición eclesiástica, según la cual,
al frente de sus composiciones es siempre una
el obispo Clemente había pertenecido á la fa¬
celebridad. La sanción de Clemente aparece así
milia flaviana. Clemente Romano no fué sólo un
como la más elevada que se imaginó en el si¬
personaje real, sino un personaje de primer or¬
glo II para recomendar un libro. También en
den, un verdadero jefe de la Iglesia, un obispo, el Pastor del falso
antes de que el episcopado estuviese Hermas, Clemente tiene por
por comple¬ función especial enviar los libros nuevamente
to constituido, y
hasta me atrevería á decir un publicados en Roma á las otras Iglesias y hacer¬
papa, si esta palabra no resultase aquí un ana¬
los aceptar. Su literatura supuesta, aunque
cronismo. Su autoridad pasa como la
mayor de
él no
sea personalmente
todas en Italia, en Grecia y en responsable, es una literatu¬
du¬ Maeedonia, ra autoritaria, inculcando en cada
rante los diez últimos años del siglo I. En el lí¬ página la je¬
mite de la edad apostólica/fué como un apóstol, rarquía, la obediencia á los sacerdotes, á los obis¬
pos. Toda frase que se le atribuye es una ley, una
un epígono de la gran_generación de discípulos decretal. Se le concede plenamente el derecho de
deJesús, una de las columnas de esta Iglesia de hablar á la Iglesia Universal. Es el primer tipo
Roma, que, desde la destrucción de Jerusalén, de papa que presenta la historia eclesiástica. Su
era cada vez más el centro del cristianismo.
alta personalidad, aumentada por la leyenda,
Todo induce á creer que Clemente era de ori¬
fué, después de la de Pedro, la más santa ima¬
gen judío. Su familiaridad con la Biblia, los gi¬
ros dé estilo de
gen de la primitiva Roma cristiana. Su faz vene¬
algunos pasajes de su Epístola, rable fué para los siglos siguientes la de ira le¬
el uso que hace del libro de Judith y
los apócri¬
gislador dulce y grave, una sucesión perpetua
fos, tales como la Asunción de Moisés, no con¬ de sumisión y
vienen á un pagano convertido. En otras partes respeto.
Clemente atraviesa la persecución de Domicia-
se considera poco inclinado el hebraísmo.
Parece, no sin sufrirla. Cuando los
pues, que había nacido en Roma de una de esas
rigores se apaciguan,
la Iglesia de Roma reanuda sus relaciones con
familias judías que habitaban la capital del
el exterior. Ya la idea de cierta
una
primacía en
esta iglesia comenzaba á propagarse. Se le con¬
f 1)
cede el derecho de aconsejar á lás otras Iglesias,,
Esta palabra parece significar "curtus
fiiius íntegri". de arreglar sus diferencias. Semejantes privile-
LOS EVANGELIOS Y ' LA SEGUNDA GENERACION' CRISTIANA 223
gios (asíse creía al menos), habían sido conce¬ para él "el hijo amado de Dios", "el gran
didos á Pedro entre los discípulos. Un lazo cada sacerdote, el jefe de los cristianos". Lejos de
vez más estrecho se establecía entre Pedro y Ro¬ romper con el judaismo, conserva en su inteli¬
ma. Las disensiones graves desgarraban la Igle¬ gencia el privilegio de Israel. Todas las pres¬
sia de Corinto. Esta Iglesia apenas había cam¬ cripciones antiguas conservan su fuerza, aun¬
biado desde San Pablo. Era el espíritu de orgu¬ que variadas en su Sentido primitivo. Mientras
llo, de disputa, de ligereza. Se nota que la prin¬ Pablo extracta, Clemente conserva y ti-ansfor-
cipal oposición contra la jerarquía reside en ese ma. Lo que quiere, ante todo, es la concordia,
espíritu griego, siempre en agitación, frivolo, in¬ la uniformidad, la disciplina, el orden en la
disciplinado, 110 sabiendo reducir una multitud al Iglesia como en la naturaleza y en el imperio
estado de rebaño. Las mujeres y los niños esta¬ romano. El ejército le parece el modelo de la
ban en plena rebeldía. Los "doctores transcenden¬ Iglesia. Obedecer cada uno en su rango, es la
tales se imaginaban poseer el sentido profundo ley del mundo. Los pequeños no pueden exis¬
de todas las cosas, y conocer todos los secretos tir sin los
grandes, ni los grandes sin los pe¬
místicos.Los que se creían honrados con estos queños. La vida del cuerpo es el resultado de
dones sobrenaturales despreciaban á los ancia¬ la acción común de todos los miembros. La obe¬
nos y aspiraban
á reemplazarlos. Corinto tenía diencia es, pues,el resumen, el sinónimo de la
un presbiterado respetable, palabra deber. La desigualdad de los hombres,
pero que no caía en
el alto misticismo. Los iluminados pretendieron la subordinación de los unos á los otros, es una
arrojarlo en la sombra y sustituirlo: algunos an¬ ley de Dios.
cianos fueron reemplazados. La lucha de la je¬ La historia de la jerarquía eclesiástica es la
-
rarquía establecida y de las revelaciones per¬ historia de una triple abdicación: la comuni¬
sonales comienza, y esta lucha llenará toda dad de los fieles colocando todos sus poderes
la historia de la Iglesia. El alma privilegiada en las manos de los presbyteri: el cuerpo pres-
encuentra malo clérigo grosero, ex¬
que, un biterial llegando á reunirse en un solo perso¬
traño á la vidaespiritual, la domine oficial¬ naje que es el
episcopos', después, los episcopos
mente. No sin analogías con el protestantismo, de la Iglesia latina anulándose ante uno de
los rebeldes de Corinto hacían Iglesias aparte, ellos, que es el papa. Este último progreso, si
ó al menos distribuían la eucaristía fuera de se puede
llamar así, no se ha realizado hasta
los lugares consagrados. La eucaristía había nuestros días.
La creación del episcopado es
sido siempre el escollo de la Iglesia de Corinto. un hechocumplido á fines del siglo I. En la
Esta Iglesia tenía ricos y pobres; y difícil¬ epístola de Clemente Romano, no es aún el epis¬
mente se acomodaba al misterio de la igualdad copado y el presbiteriado quien habla. No se
por excelencia. En fin, los innovadores, orgullo¬ encuentra huella de un presbyteros superior á
sos hasta el exceso de su alta virtud,
exaltaban los otros. Pero el autor proclama en voz alta
la castidad al punto de despreciar el casamien¬ que el presbiteriado, el clero, es anterior al
to. Era la herejía del misticismo individual, sos¬ pueblo. Los apóstoles, estableciendo las Iglesias,
teniendo los derechos del espíritu contra la au¬ han elegido, por la inspiración del espíritu, '"los
toridad, pretendiendo elevarse por encima del obispos y diáconos de los futuros creyentes".
común de los fieles y de los clérigos ordinarios, Los poderes emanados de los apóstoles han sido
en nombre de las relaciones directas con la di¬ transmitidos por una sucesión regular. Ninguna
vinidad. Iglesia tiene, el derecho de destituir á los
pues,
La
Iglesia romana, consultada sobre estos dis¬ ancianos. El privilegio de los ricos es nulo en
turbios interiores, respondió con un sentido ad¬ la Iglesia. Semejantes á los que se hallan favo¬
mirable. La Iglesia romana fué entonces la Igle¬ recidos de dones místicos, lejos de creerse por
sia del orden, de la subordinación, de la discipli¬ encima de la jerarquía, deben ser los más some¬
na. Su principio fundamental era tidos.
que la humil¬
dad, la sumisión, valen más que los dones más Se tocaba el granproblema: 1.quién existe en
sublimes. La epístola dirigida á la Iglesia de Co¬ la Iglesia 1 ¿Es él pueblo? ¿Es el clero? ¿Es el
rinto era anónima; pero una tradición de las inspirado? Esta pregunta había sido "formula¬
más antiguas pretende que Clemente fué el da en tiempo de Pablo, quien la resuelve de la
autor. Se encargó á tres ancianos de los más verdadera manera, por la caridad mutua. Nues¬
prestigiosos, Claudiusj Eplebus, Velerius, Bi- tra epístola resuelve las cuestiones en el sentido
ton y Fortunatus, la conducción de la carta y del catolicismo puro. El título "apostólico lo es
se les dió plenos poderes de la Iglesia de Roma todo; el derecho del pueblo se reduce á nada.
para llevar á cabo la reconciliación. Se puede, pues, decir, que el catolicismo tuvo
Gracias á estas gestiones, Pedro y Pablo apa¬ origen en Roma, puesto que la Iglesia de Roma
recen cada vez más ha trazado la primera, disciplina. El primer lu¬
reconciliados; los dos han
tenido razón ; el debate de la ley y de las prác¬ gar no pertenece á los. dones espirituales, á la
ticas se ha pacificado; la expresión vaga "nues¬ ciencia, á la distinción; pertenece á la jerarquía,
tros apóstoles", "nuestras columnas", enmas¬ á los poderes transmitidos por el conducto de la
cara el recuerdo de las luchas pasadas. Aun¬ ordenación canónica, la cual se une á los após¬
que muy admirador de Pablo, el autor de la toles por una cadena no interrumpida. Se ob¬
carta es profundamente judío. Jesús es sólo serva que la Iglesia libre, como la había con
ce-
224 NOVISIMA HIST RIA UNIVERSAL
%
bido Jesús, y como San Pablo la admitía aún, otros. Ordenó que matasen á Epaphrodito, que
era una utopia anárquica, de la cual nada ha¬ había ayudado á matarse á Nerón, para demos¬
bía que esperar para el porvenir. Con la liber¬ trar el crimen que comete el esclavo que se atre¬
tad evangélica vendría el desorden. No se veía ve á poner la mano sobre su amo, aunque sea
con. buena intención, y que matasen igualmente,
que la jerarquía era al fin la uniformidad y la
muerte. á Domicia su mujer; estos dos tiemblan y resuel¬
Desde el punto de vista literario, la epístola ven prevenir él golpe que les amenaza. A ellos
de Clemente tiene algo de débil y de pesada. se une Estéfano, liberto de Domitilla y adminis¬
Es el
primer momento de ese estilo prolijo, trador de sus bienes. Como era muy robusto, se
cargado de superlativos, que ha quedado hasta ofrece para el ataque eueigto á cuerpo. El 18 de
nuestros días en las bulas papales. ' Septiembre, hacia las once de la mañana, Esté¬
La epístola de Clemente, consiguió el objeto fano, con el brazo en cabestrillo, se presenta
que éste se había propuesto. El orden se resta¬ para entregar al emperador una memoria sobre
bleció en la Iglesia de Corinto. Las altas pre¬ una supuesta conspiración que decía haber des¬
tensiones de los doctores espirituales se humi¬ cubierto. El chambelán Phartemius, que era del
llan. Tal era la fe ardiente de esos
pequeños complot, lo introduce y cierra todas las puertas.
conventículos que sufrían las mayores vejacio¬ Mientras Domiciano lee con atención, Estéfano
nes antes que abandonar la Iglesia. Pero la saca'un puñal de su vendaje, hiriendo al empe¬
obra tuvo un éxito que traspasó los límites de rador en la ingle. Domiciano tuvo tiempo de
la Iglesia de Corinto. No hubo escrito más gritar á un paje que corriese al altar de los La¬
imitado, más citado. res, y le trajera la cuchilla que tenía bajo él.
La huella dejada en Roma por el obispo Cle¬ El niño corre, pero no encuentra el puñal. Par-
mente fué profunda. Desde los tiempos más themius lo había previsto todo interceptando las
antiguos se consagró
Iglesia á su memoria.
una salidas. La lucha fué bastante larga. Domiciano
En el valle que existe entreCoolius y el Esqui¬ se defendía furioso, y sus dedos medio cortados,
lmo hay un lugar donde la tradición pretende arrancaban los ojos del asesino. Consigue aún
que estuvo situada su casa paterna. Nosotros arrojarlo en tierra, pero queda bajo él. Parthe-
le verémos más tarde, siendo el héroe de una mius hace entonces entrar á todos los conjura¬
novela de sorpresas, muy popular en Roma, in¬ dos, que remataron al miserable. Ya era tiempo.
titulada "Los Reconocimientos", porque su pa¬ Los guardas llegan un momento después y ma¬
dre, su madre y - sus hermanos llorados por tan á Estéfano.
muertos, se encuentran Se le
y se reconocen. Los soldados que Domiciano había cubierto
asocia una cierta Grapté, encargada con él de de vergüenza, pero á los cuales había ' aumen¬
la educación y de la enseñanza dé las viudas y tado la paga, quisieron vengarle y le proclama¬
de los huérfanos. En la penumbra donde queda ron Divus., El senado fué bastante fuerte para
envuelto y como perdido, entre el polvo lumi¬ impedir esta última ignominia. Mandó romper\ó
noso de una bella lejanía histórica, Clemente fundir todas sus estatuas; borró su nombre en
es de las
grandes figuras del ciistianismo' las
una
inscripciones, y derribó sus arcos de triunfo.
naciente. Algunos rayos surjen solos del mis¬ Se decidió que sería enterrado como un gladia¬
terio que le rodea. Se diría que es una cabeza
dor, pero su nodriza consiguió robar el cuerpo,
santa de un antiguo fresco borroso de Gioto, reuniendo clandestinamente sus cenizas á las de
identificada aún por su aureola de oro y por otros individuos de la familia en él templo de
algunos ligeros rasgos ele un brillo puro y dulce. la gens Flavia.
Esta casa, elevada por el azar de las revolu¬
cimientos, relaciones que 110 podemos precisar. glo II, no se oye hablar de un Flavio. Domitilla
"Impunemente, — dice Juvenal, en una de sus acaba su vida en la obscuridad. Se ignora el des¬
sátiras pudo privar á Roma de sus más ilus¬
— tino de sus dos hijos, que Domiciano tenía re¬
tres armas, pero muere cuando se decide á ser servados para el imperio. Un indicio inclina á
terrible con los zapateros". Lo que parece proba¬ creer que la posteridad de Domitilla se continuó
ble es que Domitilla
y los servidores de Flavio hasta el siglo III. Esta casa conservó siempre,
Clemente, entraron en el complot. Domitilla pu¬ á lo que parece, sus relaciones con el cristianis¬
do haber regresado de Pandataria en los últimos mo. Su sepultura de familia, situada en la vía
meses de Domiciano. Había, por otra parte, al¬ Ardentina, llegó á ser una de las más antiguas
rededor del monstruo, una conspiración univer¬ catacumbas cristianas. Se distingue de todas las
sal. Domiciano lo notaba y como todos los egoís¬ otras por sus corredores espaciosos, su vestíbu¬
tas, era muy exigente sobre la fidelidad de los lo de estilo clásico, abierto en pleno sobre la vía
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 225
pública, la longitud de su principal corredor, lo que era demasiado para el papel que1 se de¬
•destinado á recibir lossarcófagos, y la elegancia seaba atribuirle. Pero la imaginación razona
y el carácter profano de las pinturas decora¬ jdoco. Nerón, el Anticristo, se transformó en
tivas. un personaje ideal colocado fuera de las condi¬
Las circunstancias que llevaron al imperio al ciones naturales de la vida. Se continuó mucho
viejo Nerva obscuras. Los conjurados que
son tiempo hablando de su vuelta, cuando ya era
mataron al tirano, tuvieron sin duda en esta evidenteque no hubiera podido vivir.
«elección un papel preponderante. Una reacción En cuanto á los judíos, eran más ardientes y
contra las abominaciones del reinado precedente más sombríos que nunca. Parece que fué una
era inevitable. Los conjurados, sin embargo, que ley de la conciencia religiosa de este pueblo pu¬
habían tomado parte en los actos principales de blicar, en cada una de las grandes crisis que
«ese reinado, 110
querían una reacción demasiado desgarraban el imperio romano, una de esas
fuerte. Nerva era un hombre excelente, pero re¬ composiciones alegóricas donde se daba pábulo
servado, tímido, llevando la moderación y el á las preocupaciones del porvenir. La situación
.gusto de las medidas ambiguas casi hasta el ex¬ de'l año 97 se parecía por muchos conceptos á
ceso. El ejército quería el castigo de los asesi¬ la del año G8. Los prodigios naturales redobla¬
nos de Domiciano y la parte honrada del Sena¬ ban. La caída de los Flavios hizo casi tanta im¬
do quería el castigo de los que habían sido mi¬ presión la desaparición de la casa de los
como
nistros de los crímenes del último gobierno. Julios. Los
judíos creyeron que la existencia
¡Mezclado entre estas dos e'xigencias opuestas, del imperio era de nuevo puesta en litigio. Las
Nerva aparece con frecuencia débil. Un día, en dos caídas habían sido precedidas de sangrientas
su mesa, se encuentran reunidos Junius Mauri- locuras y fueron seguidas de tumultos civiles
cus, que había arriesgado'su vida por la liber¬ que hicieron dudar de la estabilidad de un Es¬
tad, yel innoble Yeiento, uno de los hombres tado tan revuelto. Durante este nuevo eclipse del
«que habían hecho más daño bajo Domiciano. poder romano, la imaginación de los mesianis-
La conversación recae sobre Catulo Messalinus, tas se puso en campaña y las hipótesis extra¬
«el más aborrecido ele' los delatores: "¿Qué haría ñas sobre el fin del imperio y el fin de los tiem¬
.ahora ese Catulo si viviera? pregunta Ner¬
—
pos volvieron á circular.
va. —¡ Por mi fe — responde Mauricus, — al¬ El Apocalipsis del reinado de Nerva aparece,
morzaría con nosotros." según la costumbre de esta clase de composicio¬
Nerva hace todo el bien que puede hace'rse nes, bajo un nombre supuesto, el de Esdras. Es¬
sin romper con el mal. No se ama nunca since¬ te escriba comenzaba á ser muy célebre. Se le
ramente el progreso. Un espíritu notable de' hu¬ atribuía un papel exagerado en la reconstitución
manidad, de dulzura, se introduce en el gobier¬ de los libros sagrados. El falsario, para su ob¬
noy aun en la legislación, y el senado recobra jeto, tenía necesidad de un personaje que hubie¬
su autoridad. Los buenos espíritus creyeron re¬ se sido contemporáneo de una situación del pue¬
pestad, una calma relativa. Durante algunos' desterrado en Babilonia y el ángel Uriel. Pero
años, la Iglesia de Roma fué más dichosa y es fácil ver, detrás del personaje bíblico, el ju¬
más floreciente que nunca. Las ideas dío ardiente de la época F1 avian a, lleno de. ra¬
apocalíp¬
ticas siguieron su camino. Creíase que Dios ha¬ bia á causa de la destrucción del templo por
bía fijado el tiempo de su venida á la tierra Tito. El recuerdo ele esos días sombríos del
para el instante en que el número ele los elegi¬ año 70, sube en su alma como el humo del abis¬
dos llegase á cierta cifra, y cada día se veía cre¬ mo y la llena de santos furores. ¡ Cuán lejos
cer este número con gran consuelo. La creencia estamos con este zelote fogoso de un Jose'fo,
■de la vuelta de Nerón no desaparecía. tratando de malvados á los defensores de Jeru-
Nerón, si
hubiese vivido entonces, alcanzaría sesenta años, salén! Este es un judío verdadero, que se la-
226 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
menta de no haber estado con los que perecie¬ gulos del trono de Dios, y por consecuencia á
ron en el incendio del templo. La revolución k>s cuatro puntos cardinales, sus guardias res¬
de no ha sido una locura. Los
Judea, según él, pectivas. El Concilio- de Trento, excluyendo del
que defendieron á Jerusalén hasta el último ex¬ canon latino un libro tan admirado por los an¬
tremo, los asesinos que los moderados crucifi¬ tiguos Padres, no impidió que se reimprimiera
caban y acusaban como únicos responsables de á continuación de las ediciones de la Vulgata,
las desgracias de la nación, esos asesinos han con un carácter diferente.
sido los santos. Su muerte fué digna de envi¬ Las escenas de desorden que se sucedían en
dia. Ellos serán los grandes hombres del por¬ el imperio, daban demasiada razón á las som¬
venir. brías predicciones del pseudo Esdras y del
pre¬
La fortuna del de Esdras, fué
Apocalipsis tendido Bernabé. El reinado del débil anciano
tan extraña como la obra misma. Igual que el Nérv'a, á quien todos los partidos estuvieron de
libro de Judith y el discurso sobre el Impe¬ acuerdo para colocar en el poder en las horas de
rio de la razón, fué olvidada por los judíos, á sorpresa que siguieron á la muerte de Domicia-
íos ojos de los cuales, todo libro escrito en grie¬ 110, era una agonía. La timidez que se le repro¬
go llegaba á ser pronto un libro extranjero; chaba, no era más que prudencia. Nerva veía
pero desde su aparición, se adopta con entu¬ que el ejército recordaba siempre á Domiciano
siasmo por los cristianos, considerándose como un y soportaba impacientemente la dominación del
libro del Antiguo Testamento, escrito realmente elemento civil. Las gentes honradas estaban en
por Esdras. La Iglesia griega, alejándose cada el poder; pero el reinado de las gentes honra¬
vez más del judeo cristianismo, lo abandona y das, cuando no se apoya en el ejército, es siem¬
deja perder el original. La Iglesia latina está pre débil. Un terrible incidente, mostró la pro¬
dividida. Los doctores instruidos, tales como fundidad del alma. Hacia el 7 de Octubre del año
San Jerónimo, observan el carácter apócrifo 97, los pretorianos habían nombrado su jefe á.
de toda la composición y la rechazan con des¬ Cásperio EElianus, que asalta el palacio pidien¬
precio, mientras San Ambrosio hace de ella do á grandes gritos el castigo de los que habían
tanto uso como de cualquier libro santo y no matado á Domiciano. El temperamento un poco-
la distingue en nada de las escrituras revela¬ débil de Nerva no estas escenas. Se
era para
das. Vigilan ció, recoge en ella el germen de su ofrece virtuosamente á la muerte, pero no puede
herejía sobre la inutilidad de la oración por los impedir el asesinato de Parthemius y de los que
muertos. Rogelio Baeon la alega con respeto. le habían hecho emperador. Este día fué deci¬
Cristóbal Colón (1) halla en ella argumentos sivo ysalvó á la nación. Nerva, verdaderamente
para la existencia de otra tierra. Los entusias¬ prudente, comprendió que debía asociarse á un
tas del siglo XVI la leen con avidez. La ilu¬ joven cuya energía supliese la que á él le falta¬
minada Antonieta Bourignon, la consideraba ba. Tenía parientes, pero atento sólo al bien dél
como el más bello de los libros santos. Estado, busca al más digno. El partido liberal
En realidad, pocos libros han proporcionado poseía en su seno un admirable hombre de gue¬
tantos elementos á la teología
cristiana como rra, el español Trajano, que mandaba entonces
esta obra anticristiana. Los limbos, el pecado sobre el Rhin, en Colonia. Nerva lo eligió. Este
original, el pequeño número de elegidos, la eter¬ gran acto de virtud política aseguró la victoria
nidad de las penas del infierno, el suplicio del de los liberales, que había quedado dudosa des¬
fuego, las preferencias libres de Dios, han en¬ pués de la muerte de Domiciano. La verdadera
contrado en él su expresión menos mitigada. ley del cesarismo, la adopción se nabía encon¬
Los terrores de la muerte, muy agravados por trado. La soldadesca es refrenada. La lógica iba
el cristianismo, proceden en parte de este libro. á hacer que un Septimio Severo, con su máxi¬
Ese sombrío Oficio, tan lleno de sueños grandio¬ ma detestable: "Contenta al soldado y
mófate,
sos, que la Iglesia recita sobre los ataúdes, pa¬ de los demás", sucediese á Domiciano. Gracias
rece
inspirado en las visiones, ó, si se quiere, á Trajano, la fatalidad de la historia fué limita¬
•en las pesadillas del pseudo Esdras. La icono¬ da y retardada un siglo. El mal estaba vencido,,
grafía cristiana misma pide mucho prestado á no por mil años, como creía Juan, ni aun por
estas páginas extrañas, para todo lo que se re-- cuatrocientos años, como soñaba el pseudo Es¬
fiere al estado de los muertos. Los mosaicos bi¬ dras, sino por cien años, lo que es mucho.
zantinos y las miniaturas que presentan la ima¬
gen de la resurrección del último juicio pare¬
calcar la CAPITULO XVII
cen descripción que hace nuestro autor
de los depósitos de almas. De sus aserciones de¬ Trajano. -r- Los grandes emperadores.
riva principalmente la idea de que Esdras re¬
compuso las escrituras perdidas. El ángel Uriel La elección de Trajano aseguró á la humani¬
le debe su derecho de figurar en el arte cristia¬ dad entera, después^cle crueles pruebas, un siglo
no. Se une este nuevo de ventura. El
personaje celeste á Mi¬ imperio estaba salvado. Las odio¬
guel, Gabriel y Rafael, dando á los cuatro án- sas predicciones de los falsificadores del Apoca¬
antigüedad griega, dulce y paternal, poco pa¬ sentativas: el estado del mundo no consentía
recida á la verdadera (la cual fué resplande¬ nada semejante. La opinión de los políticos
ciente de belleza, de libertad y de genio), pero de la época es que el poder pertenece, por una
más acomodada que la verdadera á las necesi¬ especie de delegación natural, á los hombres
dades de la educación. Epicteto, con palabras honrados, sensatos y considerados. Esta desig¬
de la eternidad, tomaba sitio al lado de Jesús, nación se hace por la fatalidad. Una vez veri¬
no sobre las montañas de oro de Galilea ilumi¬ ficada, el emperador gobierna el imperio, como
nadas por el sol del reinado de Dios, sino por el pastor conduce á su rebaño. Y junto á todo
el mundo ideal de la virtud perfecta. Sin reT esto un lenguaje republicano. Con la mejor fe
surrección, sin Thabor quimérico, sin reinado del mundo, estos excelentes soberanos creían
de Dios, predica el sacrificio, el renunciamien¬ tener un Estado de cuyo fundamento era la
to, la abnegación. Fué la cima de nieve subli¬ igualdad natural de todos los ciudadanos, una
me que la humanidad contempla con uña es¬ realeza, teniendo por base el respeto á la liber¬
pecie de terror en su horizonte. Jesús tuvo en¬ tad. Justicia, libertad, respeto á la oposición
tonces un papel más amable de Dios entre los eran sus máximas principales. Pero estas pala¬
La literatura vino á ser de pronto grave y ciedad' real de su tiempo. La igualdad cívica
digna, atestiguando inmenso no existía. La diferencia entre el rico
un progreso en y el po¬
las costumbres de la alta sociedad. Ya Quinti-, bre estaba escrita en la ley, y la aristocracia
liano, en los días peores del reinado de Domi- romana conservaba todos sus privilegios. El
ciano, había trazado el código de la probidad senado, restablecido por Nerva en sus derechos
oratoria, que se ha encontrado en tan perfecto y su dignidad, quedaba más inaccesible que
acuerdo con nuestros mejores espíritus de los nunca. El cursus lionorum era el privilegio ex¬
siglos XYII y XVIII. Pero la literatura hon¬ clusivo de los nobles. Las buenas familias ro¬
rada nunca va sola; sólo los siglos serios pue¬ manas han conquistado su predominio absolu¬
den tener una literatura seria. Tácito escribía to en la política, y fuera de ellas nadie llegaba.
la historia con un elevado sentimiento de aris¬ La victoria de estas familias fué seguramen¬
tocracia, que no le impide caer en errores de te una victoria
justa. Bajo los reinados odiosos
•detalle, pero que le inspira esas cóleras virtuo¬ de Nerón y de Domiciano, ellas fueron el asilo
sas que hacen de
él, para la eternidad, el espec¬ donde se refugian la virtud, el respeto de sí
tro de los tiranos. Suetonio se preparaba para mismo, el instinto de mando razonable, la bue¬
los trabajos de erudición en su papel de exacto é na educación literaria y filosófica. Pero esas
imparcial biógrafo. Plinio, hombre bien educado, mismas familias, como sucede de ordinario, for¬
humano, caritativo, delicado, funda las escuelas, maban un mundo muy limitado. La obra de un
las bibliotecas públicas. Se diría un fr-aneés de la partido conservador liberal y aristocrático, y al
más amable sociedad del siglo XVIII. Juve- advenimiento de Nerva y de Trajano, puso
nal, sincero en la declamación y moral en la fin á dos cosas: á los motines de cuartel y á la
pintura del vicio, tiene bellos acentos de hu¬ importancia de los orientales, domésticos y fa¬
manidad y conserva, á pesar de las manchas de voritos de los emperadores. No podrían ya los
su vida, un sentimiento de nobleza romana. libertos, las gentes de Egipto y de Siria, ha¬
Era como una reflorescencia tardía de la bella cer temblar á cuanto había de selecto en Roma.
cultura intelectual creada por la colaboración Esos miserables que se habían hecho dueños,,
del genio griego y del genio italiano. Esta cul¬ con culpables complacencias, de los reina¬
sus
tierra y señalando su paso con beneficios. Tal siones, en el siglo I, bajo Nerón y bajo los Fla¬
régimen no se diferenciaba mucho de lo que vios, á los judíos y cristianos, aproximarse á
nosotros consideramos como la esencia de un la casa del emperador y ejercer una influencia
gobierno liberal. Se buscaría en vano alguna importante. De Nerva á Cómodo quedan sepa¬
huella de instituciones parlamentarias ó repre¬ rados á mil leguas. Por una parte los judíos
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 229
no pertenecen á la nobleza. Los judíos munda¬ jiara los extranjeros, paralos sirios, para to¬
nos, tales como los lierodianos, los Tiberio Ale¬ das las gentes que Augusto llamaba desdeñosa¬
jandro, han muerto. Todo israelita es un fanᬠmente "los griegos" y á quienes permitía las
tico separado de la sociedad por un abismo de adulaciones prohibidas á los italiotas. Estos
desprecio, un monstruo de impurezas, de inep¬ desdeñados tomaron su venganza mostrando
cias, de absurdos. He aquí lo que representa el que'ellos tienen también su nobleza y son ca¬
mosaísmo para los hombres más inteligentes de paces de virtud.
la época. Los judíos parecen á la vez supersti¬ La cuestión de libertad se disponía como no
ciosos é irreligiosos, ateos y devotos de las más lo había estado
ninguna de las repúblicas
en
groseras creencias. Su culto se considera como antiguas. La ciudad antigua, que sólo era la fa¬
un mundo invertido, un desafío a la razón, milia aumentada, no podía tener más que una
una pretensión de contrariar en todo las cos¬ religión, la de la ciudad misma; esta religión
tumbres de los demás pueblos. Disfrazada de era casi siempre un culto de los fundadores
una manera groteca, su historia sirve de tema místicos, de la misma ciudad. El que no la prac¬
á caricaturas de todas clases. Una acusación ticaba, quedaba excluido. Tal religión tenía ló¬
sobre todo, la de odiar á todo lo que no fuese gica al manifestarse intolerante. Hemos visto
de ellos era mortal, pues descansaba en moti¬ á Domiciano ejercer una gran protección ei\
vos especiales y de naturaleza para ganar la favor del culto latino y ensayar la unión del
opinión. Más peligrosa aún era la idea, según "trono y del altar". Todo esto se hacía por un
la cual, el prosélito que se unía al mosaísmo sentimiento análogo al que une en nuestros días
recibía como primera lección el desprecio de de catolicismo á una multitud de personas
los dioses, el despojarse de todo sentimiento pa¬ poco creyentes, pero persuadidas de que este
triótico y olvidar á sus padres, á sus hijos y á culto es la religión de Francia. Marcial y Sta-
sus hermanos. Su bondad — decían — no es más cio, gacetilleros de la crónica escandalosa del
que el egoísmo; su moralidad es sólo aparente; tiempo, que recordaban en el fondo los bellos
entre ellos todo está permitido. días de Nerón,convirtieron en serios y reli¬
se
Trajano, Adriano, Antonino y Marco Aure¬ giosos, aplaudiendo la censura de las costum¬
lio, se mantuvieron por esto con respecto al ju¬ bres, predicando el respeto á las autoridades.
daismo y al cristianismo, en una especie de ale¬ Las crisis sociales y políticas tienen de ordina¬
jamiento odioso. No le conocen, no se cuidan de rio, por efecto, provocar esta clase de reunio¬
estudiarlo. Tácito, que escribe para el gran nes. Una sociedad en peligro, se une á lo pri¬
piam (1) sólo se permiten en las ciudades que una capacidad para poder' (salvo en caso de
tienen en este asunto privilegios particulares. cisma), compartir la propiedad entre sus aso¬
En esto seguía Trajano la tradición de todos ciados, en proporción al número de adherentes
los grandes emperadores después de César. Es de cada partido. Este último extremo hubiese
imposible que tales medidas pareciesen necesa¬ bastado para disipar todos los peligros.
rias á tan grandes hombres, no estando justifica¬ El sistema liberal es el más seguro disolven¬
das por algún concepto. Pero el espíritu admi¬ te ele asociaciones muy poderosas. Numerosas ex¬
nistrativo del siglo II llega hasta el exceso. En periencias nos lo han enseñado. Pero Trajano
vez de practicar la beneficencia pública, como y Marco. Aurelio no podían saber esto. Su error
empezaba á hacer el Estado, ¡ cuánto más hubiese como tantos otros donde encontramos defectuo¬
valido dejar á las asociaciones libres que la ejer¬ sa suobra legislativa, era de aquellos que sólo
cieran! Estas aspiraban á nacer en todas partes los siglos podían corregir.
y el Estado fue para ellas duro é injusto. La persecución en estado permanente, tal es
Pretendía el reposo á todo precio; pero el re¬ el resumen de la era que se abre para el cristia¬
poso, cuando la autoridad lo funda en la su¬ nismo. Se ha dicho que hubo un edicto impe¬
presión de los esfuerzos privados, es más per¬ rial así concebido: Non licet esse christianos,
judicial á una sociedad que las mismas rebelio¬ el cual hubiera servido de base á todas las per¬
nes, á las cuales se pretende atajar por el sacri¬ secuciones"contra los cristianos. Esto es posi¬
ficio de toda libertad. ble, pero no se necesita suponerlo. Los cristia¬
De aquí procede la fenómeno,
causa de un nos estaban, por el solo hecho de su existencia,
en apariencia singular, á saber: que el cris¬ en contravención con las leyes de asociaciones.
tianismo se encuentra peor con la prudente Eran culpables de sacrilegio, de lesa majestad,
administración de los
grandes emperadores de reuniones nocturnas. No podían rendir al
del siglo II, los golpes furiosos de los
que con emperador los honores que le debía un súbdito
malvados del siglo I. Las violencias de Nerón leal. Ahora bien, el crimen de lesa majestad
y de Domiciano duraron algunas semanas, ó era
castigado con los más crueles suplicios y
algunos meses; fueron actos de brutalidad pa¬ ninguna persona acusada de este crimen que¬
sajeros, fruto de una política fantástica y daba exenta de la tortura. Después había esa
sombría. En el intervalo que existe entre la negra clasificación de los flagitia nomini eolice-
aparición del cristianismo y el advenimiento rtntia, crímenes que no tenían necesidad de ser-
de Trajano, no se ve una sola vez invocar probados, ■ que el nombre sólo de cristiano ha¬
contra los cristianos una cía suponer á priori y que llevaba consigo la
ley que les dé el es¬
tado de delincuentes. La legislación sobre los calificación de liostis publicus. Contra seme¬
colegios ilícitos existía ya en parte, pero no jantes delitos la persecución se hacía de oficio.
se la aplicó todo el rigor hasta mucho más Tal era la acusación de incendio, sin cesar rea¬
tarde. Al contrario el régimen vivada por los recuerdos del año 64 y también
muy legal, muy
gubernamental (como decimos hoy) de los por la insistencia con que los Apocalipsis soña¬
Trajanos y de los Antoninos, será más agre¬ ban en la idea de catástrofes finales. Juntábase
sivo para el cristianismo que la ferocidad y á esto la sospecha constante de infamias secretas,
maldad de los tiranos. Estos grandes conser¬ de reuniones nocturnas, de seducciones culpa¬
vadores del espíritu romano, observan, no bles sobre mujeres, jovencitas y niños. Esto
sin razón, un peligro muy serio en la fe firme dió lugar á creer que los cristianos eran capa¬
en un reinado de Dios, que será distinto de ces de todos los crímenes,
atribuyéndoles todos
la sociedad existente. El elemento de teocracia los desastres. No había más que dar un paso y
que palpita en el fondo del judaismo y del este paso la multitud, más aún que la magis¬
cristianismo les espanta. Ven vagamente, pero tratura, lo franqueaba todos los días.
con
firmeza, lo . que vieron con más claridad Se añade á esto la arbitrariedad terrible que
todos los restauradores del imperio en el si¬ dominaba á los jueces, sobre todo en la elección
glo III; que es preciso elegir entre el imperio de pena. Se comprende así, cómo sin leyes de
y la Iglesia y que la plena libertad de la Igle¬ excepción, sin legislación especial ha podido
sia es el fin del
imperio. Luchan por deber y producirse el desolador espectáculo que nos
dejan aplicar ley dura que es la condición
una presenta la historia del imperio romano en sus
de existencia de la sociedad de su tiempo. Los mejores épocas. Cada renacimiento de espíritu
políticos habían notado el peligro y se ponían romano será una recrudescencia de persecución.
en guardia. El estoicismo era seco: el mundo Los emperadores, que en diversas ocasiones
no tenía un alma tierna, llena de sentimientos del siglo III tratan de levantar el imperio, son
femeninos, como Virgilio. perseguidores. Los emperadores tolerantes Ale¬
Según nuestras ideas, Trajano v Marco Au¬ jandro Severo y Filipo, son los que no tienen
,
relio hubieran hecho mejor obrando como libe¬ sangre romana en las venas y sacrifican las tra¬
rales, concediendo plenamente el derecho de diciones latinas al cosmopolitismo del Oriente.
asociación, reconociendo á las corporaciones Todo lo que parecía
susceptible de emocionar
á los hombres, de producir una sensación, era
un crimen
que se prevenía con la muerte ó el
(1) Con fines benéficos. destierro. Así el imperio romano mata la vida
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 231
antigua, mata el alma, mata la ciencia, forma todo ésto ningún reproche para los grandes
esa escuela de
espíritus estrechos y limitados, emperadores obstinados en la misión imposible
de políticos que bajo pretexto de detener la de salvar la civilización antigua. El tiempo les
superstición conduce en realidad al triunfo de falta. Una tarde, después de Iiaber sufrido en
la teocracia. Un gran desfallecimiento intelec¬ la jornada el asalto de los aduladores que le
tual era la consecuencia de esos esfuerzos para prometían una gloria infinita, si convertía el
devolver una fe que
nadie tenía. Los librepen¬ mundo á la filosofía, Marco Aurelio escribió
sadores, innumerables en el siglo I, antes y des¬ estas reflexiones para él sólo: "La causa uni¬
pués de Jesucristo, disminuyen poco á poco y versal es un torrente que se lleva todas las co¬
desaparecen. El tono despejado de la gran li¬ sas. ¡ Qué ingenuos esos pretendidos políticos
teratura latina se pierde para dar paso á una que se imaginan arreglar sus asuntos con las
credulidad pesada. La ciencia se extingue. Des¬ máximas de la filosofía! Son niños que aún
de la muerte de Séneca puede decirse que no tienen el moco en la nariz... No espero que
hay más que un sabio racionalista. Plinio el haya nunca una república de Platón. Conténta¬
Mayor es curioso, pero sin ninguna crítica. Tᬠte con pequeñas mejoras y si logras lo que de¬
cito, Plinio el joven y Suetonio, evitan el opo¬ seas no
ésto es poca cosa. ¿Quién
creas
que
nerse á las más ridiculas imaginaciones. Plinio puede cambiar las disposiciones interiores del
el joven cree en pueriles historias de sueños. hombre? ¿Y sin el cambio del corazón y las
Epieteto quiere que se practique el culto esta¬ opiniones de qué sirve lo demás? Tú no con¬
blecido. Hasta un escritor tan frivolo como seguirás otra cosa que crear esclavos é hipó¬
Apuleyo, se obligado á adaptar, cuando
cree critas... La obra de la filosofía es sencilla y
trata de los dioses, el tono de un conservador modesta. Lejos de nosotros esos galimatías pre¬
rígido. Un solo hombre, hacia la mitad de este tenciosos". ¡Ah! ¡Hombre honrado!
siglo, parece por completo excluido de las En resumen, á pesar de todos sus defectos,
creencias sobrenaturales: es Luciano. El espí¬ esta sociedad del siglo II estaba en progreso.
ritu científico que es la negación de lo sobre¬ Había decadencia intelectual, pero mejora mo¬
natural, noexistía más que entre un pequeño ral. Las ideas de caridad, de asistencia á los
número. La superstición lo invadía todo y pobres y el gusto por los espectáculos, se des¬
enervaba toda razón. arrollaban por todas partes. Mientras que este
Al mismo tiempo que la religión corrompe gran espíritu preside los destinos del imperio,
á la filosofía, ésta buscaba conciliaciones apa¬ es decir, hasta la muerte ele Marco Aurelio, el
rentes con lo sobrenatural. Una
teología tonta cristianismo parece detenido. Se lanza, al con¬
y vacía, mezclada de impostura, se pone á la trario, á un movimiento irresistible cuando,
moda. Apuleyo llamará pronto á los filósofos en el siglo III, las bellas máximas de aquel
"los sacerdotes de todos los dioses". Alejandro fueron olvidadas. Ya lo hemos dicho. Nerva,
de Abonotico fundará un culto juegos
con los Trajano, Adriano, Antonino y Marco Aurelio,
de los titiriteros. El charlatanismo religioso, la. prolongan cien años la vida del imperio; y se
taumaturgia, revestida con un falso barniz de puede decir también que retardaron al mismo
filosofía están á la moda. Apolonio de Tyana tiempo la formación del cristianismo. Los pro¬
daba el primer ejemplo aunque sea difícil de¬ gresos que el cristianismo hizo en los siglos I
cir lo que fué en realidad este singular perso¬ y III, son pasos de gigante, comparados con los
naje. Más tarde se pretendió transformarlo en que hizo en el siglo II. En este siglo el cristia¬
un soñador religioso, una especie de semidiós nismo se había encontrado con una poderosa
filósofo. Tal era la rapidez de la decadencia del concurrencia, la de la filosofía práctica, traba¬
espíritu humano, que una theurgia miserable, jando racionalmente en la mejora de la huma¬
que en la época de Trajano estuvo en boga en nidad. A partir de Cómodo el egoísmo indivi¬
el Asia Menor llega á ser cien años después, dual y lo que se puede llamar el egoísmo del
gracias á escritos desvergonzados, que se apo¬ Estado, no dejan sitio á las aspiraciones ideales
deran de ella para divertir á un público cré¬ más que en la Iglesia. Entonces la Iglesia se
dulo, un personaje de primer orden, una encar¬ convierte en asilo de toda la vida del corazón
nación divina á quien se atreven á comparar
,
deaclo clel respeto de todas las Iglesias de Asia. ciones, y si ías conocía debieron agradar poco
Ireneo afirmando que el viejo apóstol vivió has¬ á su imaginación poética y á su corazón aman¬
ta el reinado de Trajano, nos parece que debe te. Su escuela, no obstante, parecía ganar má&
ser escuchado. El recuerdo del suplicio que terreno. Apolonio no permaneció extraño &
Juan debió sufrir Roma, lo hacía en vida ser
en ella y San Pablo, en los últimos tiempos de su
clasificado entre los mártires y asimilado bajo vida, se preocupó mucho de ésto. El judeo cris¬
este aspecto, á Santiago, su hermano. Recordan¬ tianismo, fiel al espíritu del judaismo ortodoxo^
do las palabras con que Jesús había anunciado sólo dejó entrar en su seno tales ideas en una
que la generación de los que le escuchaban no medida muy restringida. Pero cuando las Igle¬
pasaría sin que él reapareciese sobre una nube, sias fuera de Siria se fueron desprendiendo del
y siendo Juan el apóstol de Jesús, .que en avan¬ judaismo, la invasión de este nuevo espíritu se
zada edad aún vivía, se dedujo lógicamente la acogió con fuerza irresistible. Jesús, que no
idea de que no iba á morir, es decir, que llegaría había sido hasta entonces para la mayor parte
la inauguración del reinado de Dios sin haber de los adeptos más que un profeta, un hijo de
atravesado él la muerte. Juan contaba ó hacía Dios, en quien los más exaltados habían visto
creer
que Jesús, resucitado había tenido sobre al Mesías, ó bien al Hijo del Hombre que el
este asunto una conversación enigmática con Pe¬ pseudo Daniel había mostrado como el centro
dro. De aquí resultaba para Juan, en vida aún, brillante de las apariciones futuras, se convierte
una especie de aureola maravillosa. La leyenda ahora en el logos, la Razón, el Verbo de Dios.
comenzaba para él antes de la tumba. Efeso es el lugar donde esta manera de inter¬
El viejo apóstol, en estos últimos años ro¬ pretar el papel de Jesús se afirma rápidamente^
deados de misterio,
parece haber sido muy aten¬ y de aquí se esparce por el mundo cristiano.
dido. Se le atribuían milagros y hasta resurrec¬ No es sólo el apóstol Juan á quien la tradi¬
ciones de muertos. Un círculo de discípulos le ción atribuye la solemne promulgación de este
era fiel. ¿Qué pasaba en este Cenáculo ín¬
muy dogma nuevo. Alrededor de Jesús, la tradición
timo1?¿Cuáles son las tradiciones que elaboró? nos muestra esta doctrina levantando tempesta¬
¿Qué relatos hacía el anciano? ¿Comentaba en des, turbando las conciencias, provocando cis¬
los últimos momentos la fuerte antipatía que mas y anatemas. Hacia el tiempo en que esta¬
siempre había sentido por los discípulos da mos comienza á manifestarse en. Efeso, proce¬
Pablo? ¿En estos relatos trataba, como le ocu¬ dente de Alejandría, como otro Apolonio, un
rrió más de una vez viviendo Jesús, de atribuir¬ hombre que parece, al través de una generación,
se el primer lugar al lado de su maestro, colo¬ de distancia, haber tenido este último fre¬
con
cándose lo más cerca posible de su corazón? cuentes relaciones. Se trata de Cerinto, á quien
¿Algunas de las doctrinas que surgieron más otros llaman Mérinton, sin que pueda saberse
tarde, se discutían ya entre el maestro achacoso qué juego se oculta bajo esta asonancia. Como-
y fatigado, y los jóvenes espíritus, deseosos de Apolonio, Cerinto había nacido judío, y antes
novedades, tratando de persuadir al anciano de de conocerel cristianismo, se había penetrad»
que siempre se había apropiado las ideas que de la filosofía judeo-aléjandrina. Abrazó la fe
le sugerían? Lo ignoramos; esta es una de las de Jesús de una manera muy diferente á la de
mayores dificultades que se presentan en los los buenos israelitas, que creían el reino de
orígenes del cristianismo. Esta vez, en efecto, Dios realizado en el idilio de Nazareth, y de los
no se puede acusar sólo á la incertidumbre y la paganos piadosos á quienes un instinto secreto
exageración de las leyendas. Hubo probablemen¬ atraía hacia esta forma mitigada del judaismo.
te en el seno de esta engañosa Iglesia de Efeso Su espíritu tuvo poca fijeza y pasó con facilidad
un partido dominado por el disimulo y el frau¬ de un extremo al opuesto. Tan pronto sus con¬
de piadoso, que ha hecho singularmente delica¬ cepciones inclinan á las de los ebionitas como-
se
da la misión del crítico llamado á desembrollar se aproximan al milenarismo ó flotan en pleno-
caldeo mémera) un principio distinto del Padre este Evangelio era el relato del bautismo de-
Eterno. El Egipto y la Fenicia habían ya cono¬ Jesús, según el cual, un espíritu divino, el es¬
cido desdoblamientos semejantes de un mismo píritu profético, descendió en este momento so¬
Dios. Los libros herméticos llegan más tarde á lemne sobre Jesús, elevándolo á una dignidad
convertir la teología de las hipóstasis en una sin precedente. Cerinto pensaba, que hasta su
filosofía paralela á la del cristianismo. Jesús bautismo, Jesús había sido sencillamente un
parece haber quedado fuera de estas especula¬ hombre, él más justo y el más sabio de los hom-
LOS EVANGELIOS V LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 233
bres, que por el bautismo recibió el espíritu de y pretenden que se sacrificó en lugar suyo á otro
Dios Todopoderoso. La misión de Jesús así que se le parecía. El sitio supuesto de la ascen¬
convertido en Cristo, fué la de revelar el Dios sión sobre el monte de las Olivas, es para los-
supremo por su predicación y sus milagros. sclieikhs el verdadero lugar santo de Jerusalén
Pero no era cierto según esta manera de ver, en todo lo que se relaciona con Isa. Es aquí
que el Cristo hubiese sufrido sobre la cruz.; donde el Mesías impasible, nacido del soplo sa¬
antes de la Pasión, el Cristo, insensible por na¬ grado, no de la carne, aparece por pítima vez
turaleza, del hombre Jesús. Este, sólo
se separa unido á la casualidad que había escogido.
fué crucificado, muere y resucita. Cerinto, ade¬ llega á ser en la tradición cristiana
Cerinto
más, niega la resurrección y pretende que Je¬ una especie de Simón el Mago, un personaje
sús resucitará como todo el mundo el día del casi fabuloso, el representante típico del cristia¬
juicio. nismo doceta, hermano del cristianismo ebiohifa
Esta doctrina que ya
hemos encontrado, al y judeo cristianismo. Como Simón el Mago fué
menos en germen, varias familias de
entre un enemigo acérrimo de Pedro, Cerinto era el ad¬
ebionim, cuya propaganda se ejercía en Asia, versario encarnizado de Pablo. Se le igualó con
más allá del Jordán y que, cincuenta años des¬
, Ebion, acostumbrándose pronto á no separar¬
pués Marcion y los gnósticos reconstituyeron los, y como Ebion era la personificación astracta
con más vigor, aparece como una afrenta escan¬ del judeo cristianismo hablando hebreo, Cerinto
dalosa, á la conciencia cristiana. Separando de se convirtió en una palabra genérica, para de¬
Jesús el sér fantástico llamado Christos se lle¬ signar el judéo cristianismo hablando griego.
gaba á escindir la persona de Jesús, quitando Cerinto fué el primer herético, el autor de una
personalidad á una bella parte de áii vida acti¬ doctrina destinada á quedar como rama muerta
va, puesto que el Cristo resultaba 110 haber es¬ en el gran árbol de la doctrina cristiana. Opo¬
tado en él más que como algo impersonal y ex¬ niéndose á él, la Iglesia cristiana dió un gran
traño. paso hacia la constitución de una ortodoxia.
Se concibe, bien, que los amigos de Jesús, los .
Por estas luchas y estas contradicciones, la
que le habían visto niño, joven, mártir y cadᬠteología cristiana se desarrollaba. La persona de
ver, se llenaran de indignación. Sus recuerdos Jesús y las combinaciones singulares del hom¬
presentaban á Jesús amable y Dios en todos los bre y de la Divinidad formaban la base de sus
momentos y querían que se le adoptase, que se especulaciones. Ya veremos nacer el gnosticis¬
le soñara completo. Juan á lo que parece, recha¬ mo de una corriente de ideas semejantes, tratan¬
zó colérico las doctrinas ele Cerinto. Su fideli¬ do, á su vez, de descomponer la unidad del Cris¬
dad puede sólo excusar ciertos rasgos de fa¬ to; pero la Iglesia ortodoxa será constante en
natismo que se le atribuyen, y que no están fue¬ rechazar tales concepciones. La existencia del
ra de su carácter habitual. Un día, cristianismo, fundado sobre la realidad de la
entrando en
un balneario, en Efeso, al ver á Cerinto, gritó: acción personal de Jesús, no las admitía. Juan
"Huyamos, el edificio va á desplomarse porque se consuela de esas aberraciones, frutos de un
está Cerinto, el enemigo de la verdad". Estos espíritu extranjero á la tradición galilea, por la
odios violentos son naturales en el sectario. fidelidad y la afección de que le rodeaban sus
Quien ama mucho odia mucho. discípulos. En primera línea estaba un joven
En todas partes la dificultad de conciliar los nombi'aclo Policarpo, que debía- tener 30 años
dos papeles de Jesús, de juntar en una misma en la extrema vejez de Juan y parece estar con¬
material y sobre todo su vida de sufrimiento, Juan para presidir la Iglesia ya antigua, de
sólo era una apariencia. Estas imaginaciones esta ciudad. Gracias á Policarpo, el recuerdo de
procedían de la opinión, muy propagada en esta Juan queda en Asia, en Lyon y en las Galias
época, de que la materia es una caída, una ma¬ como una tradición viviente. Todo lo que Poli-
nifestación del espíritu y que la manifestación carpo decía del Señor, de su vida, de sus mila¬
material es una decadencia de la idea. gros, lo contaba como habiéndolo recibido de
I.a historia evangélica se volatilizaba así en los testigos oculares de la vida de Jesús.
alguna impalpable. Es curioso que el isla¬
cosa Juan aparece hasta el fin como un judío rí¬
mismo, no es más que una prolongación
que gido, observando la ley en tocio su vigor. Es du¬
árabe del judeo cristianismo, haya adoptado doso que las teorías transcendentales que co¬
esta idea sobre Jesús. En Jerusalén, particular¬ menzaban á propagarse sobre la identidad de
mente, los musulmanes han negado siempre en Jesús y del Logos fueran comprendidas por él;
absoluto que Isa hubiese muerto en el Gólgota pero como sucede en las escuelas donde el maes-
15
234 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
y permitía creer que Juan, como Henoch, Elias parada por algún intervalo. El prefacio del
y Esdras sería tenido en reserva hasta el rei¬ Evangelio 110 supone necesariamente la inten¬
nado de Cristo. Con la muerte de este anciano, ción de componer luego los Hechos. Tal vez
Jesús y los primeros años de la Iglesia de Je- Lucas no añadiese este segundo libro, á su obra
rusalén se pierden en un horizonte obscuro. La hasta pasados algunos años--y á petición de las
importancia desde entonces á los que ha¬
pasa personas entre las cuales el primer libro había,
bían conocido á los
apóstoles, á Marcos y á obtenido tanto éxito.
Lucas, discípulos de Pedro y de Pablo; á los El espíritu de los Hechoses el mismo que el
hijos de Filipo, continuadores de sus dones ma¬ del tercer Evangelio; dulzura, tolerancia, conci¬
ravillosos. Policarpo toda su vida alega las re¬ liación, simpatía por los humildes, aversión por
laciones que había tenido con Juan. Aristión y los soberbios. El autor es ciertamente el mismo
Presbyteros Johannes vivieron de los mismos que ha escrito "Paz á los hombres de buena
recuerdos. Llaber conocido á los apóstoles llega voluntad". Ya hemos expuesto los singulares
á ser el título capital á los ojos de los que que¬ tormentos que estas excelentes intenciones le hi¬
rían saber la verdad sobre la aparición del cieron dar á la exactitud histórica, y como sa
Cristo. Como ya lo hemos dicho veinte veces, libro es primer documento de ese espíritu de
el
contaban pocas cosas; la Tradición oral lo era la Iglesia romana indiferente á la verdad de las
todo. La transmisión de la' doctrina y la trans¬ cosas y dominada en todo por las tendencias
misión de los poderes apostólicos, se concibie¬ oficiales. Lucas es el fundador ele la eterna fic¬
ron como unidos á una espécie de delegación, ción que se llama historia eclesiástica, con su
de ordenación, de consagración, cuya fuente insipidez, su costumbre de suavizar todos los
primera era el colegio apostólico. Pronto cada ángulos y sus giros ingenuamente beatos. El
Iglesia quiso mostrar la sucesión de los hombres dogma á priori de una Iglesia siempre' sabia,
que formaba cadena desde el tiempo en que se siempre moderada en la base de su relato. Lo
vivía hasta los apóstoles. El primer lugar ecle¬ esencial para él es demostrar que los discípulos
siástico fué concebido como una especie de ino¬ de Pablo no.son los discípulos de un intruso,
culación de poderes espirituales que no sufrían sino de 1111 apóstol como los otros, que ha estado
con ellos en comunicación perfecta. Lo demás
interrupción. Las ideas de jerarquía sacerdotal
hacían rápidos progresos; el episcopado se con¬ le importa poco. Todo ha pasado como un idi¬
solida. lio. Pedro, en el fondo, era de la opinión de
La tumba de Juan se enseñaba en Efeso no¬ Pablo; Pablo de la opinión de Pedro. Una asam¬
venta años más tarde. Es probable que sobre blea inspirada ha visto á todos los individuos
este monumento venerado se elevó la basílica, del colegio apostólico reunidos en un mismo
célebre más tarde, y cuyo emplazamiento pare¬ pensamiento. El primer pagano bautizado lo
ce haber sido en el sitio de la ciudad actual de ha sido por Pedro. Pablo se somete á las pres¬
Aia-Solouk. Al lado de la tumba del apóstol se cripciones legales y las observa públicamente
veía, en el siglo III, una segunda tumba que se en Jerusalén. Toda expresión de una opinión
atribuye también á un personaje llamado Juan, absoluta repugna á este prudente narrador. Los
y que debió ser causa de frecuentes confusiones. judíos son tratados ele falsos testigos, porque
recuerdan una palabra auténtica, y atribuyen
al fundador del cristianismo la intención de
producir cambios en el mosaísmo. Según la
oportunidad, el cristianismo se identifica con
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 235
el judaismo ó le es indiferente. Cuando el ju¬ esta obra capital se realizaba. Ya Clemente Ro¬
dío se inclina ante Jesús, su privilegio es alta¬ mano la había
preludiado. Clemente 110 vió ni
mente reconocido. Lucas, entonces, tiene las á Pedro ni á Pablo. Su gran sentido práctico
palabras" más venturosas para estos padres, le muestra que la salvación de la Iglesia cris¬
para estos primogénitos de la familia, á quie¬ tiana exigía la reconciliación de los dos funda¬
nes se trata de reconciliar con Jos hijos. Pero dores. ¿San Lucas, que parece conoció á Cle¬
esto no le impide insistir en las complacencias mente, se inspira en su idea, ó bien, las dos
con los paganos conversos,circuncisos de cora¬ almas piadosas se ponen espontáneamente de
zón, y oponerlos al judío endurecido. Se ve que acuerdo sobre la dirección que convenía impri¬
en el fondo-simpatiza con los paganos. Sus pre¬ mir á la opinión cristiana? Lo ignoramos; nos
ferencias son para los paganos cristianos en faltan documentos.. Lo que hay de seguro, es
espíritu, para los plebeyos que confiesan su hu¬ qüe fué ésta una obra romana.
mildad. Vuelta á Dios, fe en Jesús, esto es lo Tenía Roma dos Iglesias, una procedente de
que iguala todas las diferencias, y extingue to¬ Pedro y la otra procedente ele Pablo. A estos
das las rivalidades. Es la doctrina de Pablo numerosos convertidos que llegaban á Jesús,
desprendida de las rudezas que llenaron la vi¬ unos por el canal de la escuela de Pedro, otros
da del apóstol de amarguras y disgustos. por el canal ele la escuela ele Pablo, daban ganas
Desde el punto de vista del valor histórico, de gritarles: "¡Cómo!. ¿Hay, pues, dos Cristos?"
dos partes absolutamente distintas deben hacer¬ Era preciso poder decirles: "No, Pedro y Pablo
se en los hechos, según que Lucas cuente se entendieron perfectamente. El cristianismo elel
tuvo un conocimiento
personal, ó según que ción se realizase con este motivo en la leyenda
nos presente la teoría convenida en su tiempo evangélica de la pesca milagrosa. Según el relato
sobre los primeros años de la Iglesia de Jeru- de Lucas, las redes de Pedro 110 bastan para con¬
salén. Estos primeros años eran como un hori¬ tener la multitud de peces que quieren dejarse
zonte lejano, lleno de ilusiones. Lucas estaba aprisionar, y Pedro se ve obligado á hacer señas
situado en el peor punto de vista para com¬ á los compañeros que vayan á ayudarle. Una
prender ese mundo desaparecido. Lo ocurrido segunda barca (Pablo y los suyos) se llena como
en los años que la primera, y la pesca del reino de Dios es su¬
siguibrón á la muerte de Jesús,
era mirado como simbólico y misterioso. Al perabundante.
través de ese vapor engañoso, todo se convertía Ocurre algo análogo entonces á lo que ocu¬
en sacramental. Así se formaron entre otros, rrió en Francia en la época de la Revolución.
el mito de la Ascensión, el relato del descenso Entre los héroes de la Revolución, las luchas
del Espíritu Santo, que se recuerda el día de habían sido ardientes, encarnizadas; el odio
la fiesta de
Pentecostés, las ideas exageradas era mortal. Pero veinticinco años después no
sobre la comunidad de los bienes en la primiti¬ quedaba de esto más que un gran resultado ne¬
va Iglesia, la terrible leyenda de Anania y de gativo. Se olvida que los Girondinos, Danton y
Saphira, las invenciones que se hicieron sobre Robespierfe se habían cortado las cabezas unos
el carácter jerárquico del colegio de los Doce, á otros. Ajiarte de algunas rafas excepciones,
los contrasentidos sobre la giossolalia, cuyo no hubo partidarios de los Girondinos, de Dan¬
efecto fué el de transformar en un milagro pú¬ ton y de Robespierre. Lo que hubo fué parti¬
blico un fenómeno espiritual del interior de las darios de lo que todos consideraban su obra
Iglesias. Lo que se refiere á la .institución de común, es decir, de la Revolución. Se coloca¬
los Siete, el martirio de Esteban, la conversión ron en el mismo panteón, como hermanos,
gen¬
de Cornelio, el concilio de Jerusalén y los de¬ tes separadas por abismos de ideas. En los
cretos que se suponen inspirados por un con¬ grandes movimientos históricos, hay momentos
sentimiento común, provienen de la misma ten¬ de exaltación en que los hombres asociados pa¬
dencia. Para nosotros es muy difícil distinguir ra una obra común se distancian ó se matan
en esas curiosas páginas la verdad de la le¬ por una futesa. Después viene el momento de
yenda ó aun del mito. Como el deseo de en¬ reconciliación, y se trata de probar que estos
contrar una base evangélica á todos los dogmas enemigos aparentes se entendían y habían tra¬
y á todas las instituciones hacía salir á luz otras bajado por un mismo fin. Al cabo de algún
nuevas, se cargaba la vida de Jesús de anécdo¬ tiempo, de todas estas discordias, sale la doc¬
tas fabulosas. Así el deseo de encontrar á esas trina única, y un acuerdo perfecto reina entre
mismas instituciones y á esos mismos dogmas, los discípulos de gentes que se han anatemati¬
una base apostólica carga la historia de los zado.
primeros años de la Iglesia de Jerusalén de Otro rasgo de Lucas, esencialmente romano,
una multitud de relatos concebidos á priori. y que le más á Clemente, es su respeto
acerca
Escribir la historia narrando y probando, es por la autoridad imperial y las precauciones
un hecho de curiosidad desinteresada del que que toma para no molestarla. No se encuentra
no
hay ejemplo en las épocas creadoras de la fe. en estos dos escritoi-es el odio sombrío contra
La reunión de todos los
partidos opuestos Roma que caracteriza á los autores del Apoca¬
que dividían á la Iglesia de Jesús, es el objeto lipsisy de poemas sibilistas. El autor de Iqs
principal de Lucas. Roma era el punto donde Hechos evita todo lo que presenta á los roma-
236 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
nos como enemigos del cristianismo. Al contra¬ testimonio. La verdad material sufre, pero Lu¬
rio, trata de probar que en muchas circunstan¬ cas no se preocupa, casi tanto como Ios-
pues
cias los romanos habían defendido á San Pablo Evangelios, los Hechos forman el porvenir. La
son contadas las cosas importa
y á sus discípulos contra los judíos. Nunca una manera como
palabra mortificante para los magistrados ci¬ más para los grandes desarrollos seculares, que
viles. Si detiene su relato á la llegada de Pa¬ la manera como han ocurrido. Los que han for¬
blo á Roma, es tal vez para no tener que con¬ mado la leyenda de Jesús tienen una parte casi
tar las monstruosidades de Nerón. Los malos igual á la. suya en la obra del cristianismo.
procedimientos no le emocionan. Nunca se lia
llevado más lejos la paciencia, el optimismo.
El gusto de la persecución, la alegría de los CAPITULO XX
insultos recibidos por el nombre de Jesús, do¬
minan el alma de Lucas y hacen de su libro el Sectas de Siria. — Elkasai.
manual por excelencia del misionero cristiano.
La perfecta' unidad del libro apenas permite Mientras las Iglesias occidentales, sufrían'
decir si Lucas tenía á la vista documentos es¬ más ó menos la influencia del espíritu romano,
critos anteriores, ó si fué el primero en escribir caminando rápidamente hacia un catolicismo
la historia de los apóstoles sobre las tradicio¬ ortodoxo y aspirando á tener un gobierno cen¬
nes asiáticas. Hubo muchos Hechos de los após¬ tral, excluyendo las variedades de sectas y las
toles, como hubo muchos Evangelios; pero Iglesias de ehionim, en Siria admitían y ampa¬
mientras varios Evangelios han quedado en el raban todo género de aberraciones. La secta no
es la Iglesia; con mucha frecuencia, al contra¬
cánon, sólo se ha conservado un solo libro de
los Hechos. La "Predicación de Pedro", cuyo rio, la secta carcome á la Iglesia y la disuelve.
objeto era presentar á Jerusalén como la fuen¬ Verdadero Proteo, el judeo cristianismo se es¬
te de todo el. cristianismo, y á Pedro como el parce en direcciones opuestas. A pesar del pri¬
centro de ese cristianismo hierosolimitano, no es vilegio que tenían las comunidades de Siria, de
tal vez tan antigua los Hechos; pero cier¬
como poseer á los vástagos de la familia de Jesús y
tamente Lucas no lo conocía. Es muy dudoso de unirse á éste en una tradición más inmedia¬
también que Lucas hubiera completado, en el ta que la de las Iglesias de Asia, de Grecia y
sentido de la reconciliación de los judeo cris¬ de Roma, no es dudoso que, reducidas á sí
tianos y de Pablo, un escrito más antiguo, mismas, estas pequeñas asociaciones se desva¬
compuesto para la mayor gloria de la Iglesia necieron en un sueño al cabo de doscientos ó
de Jerusalén y de los Doce. El deseo de igua¬ trescientos años. El uso exclusivo del siriaco
lar á Pablo con los Doce y sobre todo de unir las evitaba todo contacto fecundo con las obras
á Pedro y á Pablo, se manifiesta otra vez en del genio griego, y una multitud de influencias
nuestro autor; pero no sigue en su relato más orientales llenas de peligros las agitaban, con¬
que un cuadro de exposición oral, mucho tiem¬ duciéndolas á una rápida corrupción. Su falta
po establecida. Los jefes de la Iglesia de Roma de razón las libraba de las seducciones de esas
debían tener una manera consagrada de contar locuras teosóficas, de origen babilonio, egipcio
la historia apostólica. Lucas se conformaba con ó persa, que en cuarenta años produjeron ai
esto, añadiendo una biografía de Pablo bastan¬ cristianismo naciente la grave enfermedad del
te desarrollada, y al final los recuerdos persona¬ gnosticismo sólo comparable á un crup terrible,
les. Como todos los historiadores de la antigüe¬ del cual niño escapa por
un milagro.
dad, no se priva del empleo ele una inocente re¬ La atmósfera donde vivíanesas Iglesias ehio-
tórica. En Roma debía completar su educación nitas de Siria, más allá del Jordán, era de las
helénica y el sentimiento de la composición ora¬ más turbadas. Las sectas judías abundaban en
toria á la manera griega pudo revelarse en él. esos parajes y seguían una dirección distinta
El libro de los Hechos, como el tercer Evan¬ de la de los doctores ortodoxos. Desde la ruina
de Jerusalén, el judaismo, privado del aguijón
gelio, escrito por la sociedad cristiana de Roma,
quedó mucho tiempo arrinconado. Mientras el profético, no tiene más que .dos polos de acti¬
desarrollo de la Iglesia se verificó por tradición vidad religiosa; la casuística, representada por
directa y por necesidades internas, no se le el Talmud, y los sueños místicos de la Cábala
concede más que una importancia secundaria; naciente. Yabné y Lydcla eran los centros de
pero cuando él argumento decisivo en las dis¬ elaboración del Talmud: el país más állá del
cusiones relativas á la organización eclesiásti¬ Jordán, servía ele cuna á la Cábala. Los ese-
ca obliga á remontarse á la Iglesia primitiva, nios no habían muerto. Bajo el nombre de
el libro de los Hechos llega á ser una autori¬ esséens, ele ossénes, ó de osséens, se distinguían
dad capital. Relataba la Ascensión, la Pente¬ poco de los nazarenos ó ebionitas,* y. continua¬
costés, el cenáculo, los milagros de la palabra ban su ascetismo particular, sus abstinencias,
apostólica, el concilio de Jerusalén. Las opinio¬ con tanto más
ardor, cuanto qué la destrucción
nes de Lucas se impusieron á la historia, y has¬ del templo había suprimido el ritualismo de la
ta á las penetrantes observaciones de la crítica Thora. Los galileos de Judas el Gaulonita vivían,
moderna. Los treinta años más fecundos en los á lo que parece, como Iglesia aparte. Apenas
fastos eclesiásticos, sólo .fueron conocidos por su se sabe lo que eran los masboteanos, y mucho
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 237
■menos lo que eran los genistas, los meristas y jo Eufrates; ahora bien, el bautismo era el ras¬
algunos otros heréticos obscuros. go más común entre las sectas judías que tra¬
Los samaritanos se dividían eñ numerosas taban de libertarse del templo y de los sacerdotes
•sectas, que se unían más ó menos á Simón de de Jerusalén. Juan el Bautista tenía aún dis¬
Gitton. Cléobius, Menandro, Los gerotteanos, y cípulos. Los esenios y los ebionitas estaban casi
los sabuceos eran ya gnósticos. El misticismo todos entregados á las abluciones. Después de la
¡cabalístico tenía gran importancia. La ausencia destrucción del templo el bautismo cobra nue¬
de toda autoridad permitía las más graves con¬ vas fuerzas. Los sectarios se sumergen en el
fusiones. Las sectas samaritanas, que pulula¬ tocios los días, con cualquier pretexto.
agua,
ban al lado de la Iglesia, entraban algunas ve¬ Bajo Trajano, la boga del bautismo redobla.
ces en recinto, ó trataban de introducirse á
su Este favor creciente fué debido en gran parte
la fuerza. Se puede recordar en este tiempo el á la influencia de un cierto Elkasai, á quien se
libro de la Gran Exposición atribuido á Simón puede suponer haber sido imitador en muchas
el Mago. Menandro de Cafareteo había sucedi¬ cosas de Juan Bautista y de Jesús.
do á Simón en todas sus ambiciones. Creía, co¬ Este Elkasai, fué, sin duda, un esenio de la
mo su maestro, poseer la virtud suprema, ocul¬ congregación, situada más allá del Jordán. Ha¬
ta al resto de los hombres. Entre Dios y la bía tal vez residido en Babilonia, de donde apa¬
-creación, coloca un mundo de ángeles innume¬ rentaba haber recibido el libro de su revela¬
rables, sobre los cuales la magia tiene, todo su ción. Levantó su bandera profética, en el año 3
poder. Esta magia, pretendía conocer los últi¬ del reinado de Trajano, predicando la peniten¬
mos secretos. Parece que bautizaba en su pro- cia y un nuevo bautismo, más eficaz que cuan¬
jiio nombre. El bautismo concedía el derecho á tos habían precedido, capaz, en una palabra,
la resurrección y á la inmortalidad. Menandro, de borrar los pecados más enormes. Presentaba
•era de Antioquía, donde contaba con más dis¬ como manifiesto de su misión divina un Apoca¬
cípulos. Tales sectarios trataban de usurpar el lipsis extraño, escrito seguramente en siriaco,
nombre de cristianos, pero éstos lo rechazaban y al que trataba de envolver en un misterio
dándoles el nombre de menandrianos. ITabía aún charlatanesco, presentándolo como descendido
otros sectarios de Simón, nombrados ent y distas del cielo á Sera, la capital del país fabuloso de
y sobre los cuales se hicieron pesar las más los Seres, más allá de los Partlios.
graves acusaciones. Un ángel gigantesco de treinta y dos leguas
Otro
samaritano, Dosisteo ó Dosthai, repre¬ de altura, representando al hijo ele Dios, sos¬
sentaba el papel de una especie de Cristo, de tenía el papel de revelador; á su lado había un
hijo de Dios, tratando de hacerse pasar por un ángel hembra, de la misma talla y el Espíritu
gran profeta igual á Moisés, del cual se leía la Santo, aparecía como una estatua en las nubes,
promesa en el Deuteronomio y que en estos tiem¬ entre dos montañas. Elkasai llega á ser deposi¬
pos de fiebre se creía incesantemente que iba á tario del libro y lo transmite á un cierto Sobiai.
llegar. El esenismo, con su tendencia á multi¬ Algunos fragmentos de este raro manuscrito
plicar los ángeles, estaba en el fondo de todas nos son conocidos. Nada hay que
lo eleve por
estas aberraciones. El Mesías mismo no era más encima del tono de un mixtificador vulgar, an¬
que un ángel como otro, y Jesús, en las Iglesias sioso de hacer fortuna con pretendidas fórmu¬
colocadas bajo esta influencia, iba á perder su las de expiación y ridiculas mojigangas. Fór¬
bello título de hijo de Dios para no ser más que mulas, mágicas, compuesto de palabras siria¬
■un gran ángel, un con ele primer rango. cas leídas al revés, pueriles descripciones sobre
La unión íntima queexistía entre los cristia¬ los días festivos y nefastos, numerosas medici¬
nos y la mása ele Israel, y la falta de
direeció^ nas deexorcismos y sortilegios, recetas contra
que caracteriza á las Iglesias transjordánicas los demonios y los perros, predicciones astro¬
hacía que'cada cual de estas sectas tuviese su lógicas; esto era todo lo que contenía el Evan¬
salvaguardia en la Iglesia de Jesús. No com¬ gelio de Elkasai. Como todos los falsificado¬
prendemos bien lo que quiere decir IJegesipo res de Apocalipsis, anunciaba para el imperio
cuando traza para la Iglesia de Jerusalén un romano próximas catástrofes, de las cuales fija¬
ligiones de la alta Asia proporcionan más de los cuales sostuvo relaciones, pues su cristolo-
un elemento á la caldera donde los ingredientes gía es la de Ebión. A su ejemplo, mantiene la
más disparatados fermentan reunidos. El bau¬ ley, la circuncisión, el sábado, rechaza á los an¬
tismo es un culto originario de la región del ba¬ tiguos profetas, odia á San Pablo, se abstiene
238 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
do se juntaba la invocación de los siete testigos Wasith y de Noweyra, no lejos de las confluen¬
místicos, el cielo, el agua, los espíritus santos, cias del Tigris y del Eufrates. En el siglo VII,
los ángeles de la oración, el óleo, la sal y la Mahoma los trató con una consideración parti¬
tierra." De los esenios tomaba Elkasai la absti¬ cular. En el siglo X los polígrafos los llaman
nencia y el horror á los sacrificios sangrientos. los mogtasila, "los que se bañan". Los prime¬
El privilegio de anunciar el porvenir y de cu¬ ros europeos que los conocieron los tomaron
rar las enfermedades por los procedimientos por discípulos de Juan Bautista que habían
mágicos, era también una pretensión de los ese¬ abandonado las orillas del Jordán antes de ha¬
nios. I.a moral de Elkasai se asemeja en todo ber recibido la predicación de Jesús. No se
lo posible á la de estos buenos cenobitas. Re¬ puede dudar de la identidad de estos sectarios
prueba la virginidad y permite para evitar per¬ con los elkasaítas, cuando se les oye llamar á
fué acogido con entusiasmo por los osseenos, de Bassora y á los elkasaítas.
los nazarenos y los ebionitas de Oriente. Toda Cual Elkasai, los mendaítas consideraban el
la región más allá del Jordán, la" Perea, Moab, agua como principio de vida, y el fuego como
la Itürrea, el país de los Nabateanos, las orillas un principio de
tinieblas y de destrucción. Aun¬
del mar Muerto, estaban llenas de estos secta¬ que habitasen lejos del Jordán, este río era
rios. Más tarde se les denominó samsseanos, ex¬ siempre para ellos, el río bautismal por exce¬
presión cuyo sentido
es obscuro. En el siglo IY, lencia. Su antipatía por Jerusalén y el judais¬
el fanatismo de. la secta era tal, que las gentes mo, la malevolencia que demuestran hacia Je¬
se dejaban matar por la familia de Elkasai. Su sús y el crislianismo, no impedía que tuviesen
familia continuaba este charlatanismo grosero. su organización de obispos, de sacerdotes y dé-
Dos mujeres, Marthus y Marthana, que preten¬ fieles, recordando en tocio á la organización
dían descender de él eran casi adoradas. El pol¬ cristiana, y calcada estaba su liturgia sobre la
vo de pies y sus salivas pasaban por reli¬
sus de una Iglesia. Sus libros no parecen antiguos;
quias. En Arabia los* elkasaitas, como los ebio¬ pero se cree que han reemplazado á otros an¬
nitas y los judeo cristianos en general, vivieron teriores. De este número fué, tal vez, el Apo¬
en el aislamiento acabando por confundirse en calipsis ó Penitencia de Adán, libro singular
éste. la teoría de Mahoma sobre Jesús, se dife¬ sobre las liturgias celestes de cada hora del día y
rencia apenas de la de Elkasai. I.a idea de la de la noche y sobre los actos sacramentales.
kibla, ó postura para la oración procede qui¬ El elkasaísmo dura aún en, nuestros días, y
zás de los sectarios transjorclánicos. representa, en las marismas de Bassora, á las
Es preciso insistir sobre el hecho de que an¬ sectas jucleo cristianas que florecieron en otro,
tes del gran cisma de las Iglesias griegas y la¬ tiempo más allá del Jordán.
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 239
< La familia de Jesús, que aún existía en Si¬ mas de los políticos excelentes que estaban al
ria, fué sin duda opuesta á estas malsanas qui¬ frente de los negocios, la humanidad sentíase
meras. En el tiempo que atravesamos, los últi¬ confiada. En esta especie de edad de oro de los
mos sobrinos del gran fundador galileo, se extin¬ liberales, el gobierno de los hombres más sa¬
guen, rodeados del más profundo respeto por bios y más honrados, fué para los cristianos un
las comunidades transjordánicas, pero casi ol¬ régimen duro, peor en cierto sentido que el de
vidados de las otras Iglesias. Desde su compa¬ Nerón y Domieiano. Los hombres de Estado
recencia ante
Domieiano, los nietos de Judas, fríos, correctos, moderados, no conociendo más
vueltos á Batanea, eran considerados como már¬ que la ley, aun aplicándola con indulgencia, no
tires. Se les colocó á la cabeza de las Iglesias, podían dejar de ser perseguidores. La ley lo
y usaron de una autoridad preponderante has¬ era en sí, pues no permitía lo que la Iglesia de
ta su muerte? que ocurrió bajo Trujano. Los Jesús miraba como la esencia misma de su di¬
hijos de Clopás, durante este tiempo parecen vina institución.
haber continuado usando el título de presiden¬ Todo prueba, en efecto, que el buen Trajano
te de la Iglesia de Jerusalén. A Simeón, hijo fué el primer perseguidor sistemático del cris¬
de Glopas, había sucedido su sobrino Juda, hi¬ tianismo. Los procesos contra los cristianos, sin
jo de Santiago, al cual parece haber sucedido ser muy frecuentes, se produjeron varias veces
el mismo tiempo, los pequeños reinos feudata¬ un carácter local. No hubo bajo Trajano lo que
rios del imperio que se habían mantenido en se llardo bajo Dioeleciano, una persecución ge¬
Siria, los soberanos ele Cáleles y Abila, los Se- neral; pero el estado de la Iglesia fué inesta¬
leúciclas de la Comagena, desaparecen. La do¬ ble, difícil. Se dependía de los caprichos, y
minación romana consiguió en Oriente una re¬ cuando estos caprichos procedían de la multi¬
gularidad que no había tenido. tud, eran más de temer que los que procedían
Más allá de sus fronteras no hubo más que de los agentes de la autoridad. Tácito, por
el desierto inaccesible. El mundo transjordáni- ejemplo, y Suetonio, alimentaban contra la "su¬
co, que hasta entonces sólo había entrado en perstición nueva" los prejuicios más arraiga¬
el imperio por su parte occidental, fué englo¬ dos. Tácito recuerda, como el primer deber de
bado entero.-Palmira quedó de hecho bajo la do¬ un buen político, ahogar al mismo tiempo el
minación romana. -El campo entero -del trabajo
judaismo y el cristianismo, "funestos retoños
cristiano fué sometido á Roma, y se disfrutó salidos del mismo tronco".
clel reposo "absoluto dando término á las pre¬ Esto se ve de una sensible, cuando
manera
ocupaciones de patriotismo local. Todo el Orien¬ uno de los hombres más honrados, más rectos,
te adoptó las costumbres romanas. Las pobla¬ más instruidos, más liberal de la época se halla
ciones, hasta las más orientalistas, se edifica¬ por sus funciones en presencia del problema
ron según las reglas del arte
y de la época. Las que comenzaba á perturbar los espíritus. Plinio
profecías de loa Apocalipsis judíos se vieron fué nombrado el año 111 delegado imperial ex¬
en descrédito. El imperio estaba traordinario de las provincias de Bithynia y
en el colmo de
su poder. Un mismo gobierno se extendía de de Ponto, es decir, de todo el Norte del Asia
York á Assouan, de Gibraltar á los Cárpatos Menor. Este -país había sido hasta entonces go¬
y al desierto de Siria. Las locuras de Calígula bernado por procónsules anuales, senadores sa¬
y de Nerón, las maldades de Tiberio y de Do¬ cados á la suerte, que lo administraban con la
mieiano se habían olvidado. En este inmenso mayor negligencia. En algunos asuntos la li¬
espacio elevaba más que una protesta na¬
no se bertad había ganado. Alejados de las altas re¬
cional, la de los judíos. Todos se inclinaban sin giones políticas, estos administradores de un
murmurar ante la fuerza más
grande conocida día, se ' preocupaban menos de lo que era de¬
hasta entonces. bido del porvenir del imperio. La dilapidación
de los negocios públicos se llevaba al extremo.
Las haciendas, los trabajos públicos de la pro¬
CAPITULO NXI vincia situación lamentable,
estaban en una
Persecución cíe Trajano. — Carta de Pliuio. pero mientras ellos ocupaban en divertirse
se
y enriquecerse, dejaban al país que siguiera
En una multitud de hechos, la fuerza del im¬ sus instintos á su capricho. El desorden, como
perio era benéfica. No había varias patrias ni sucede con frecuencia, había aprovechado á la
por consecuencia más guerras. Con las refor¬ libertad.
240 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
La religión oficial sólo tenía para sostenerse Las denuncias se multiplicaban todos los
días,
el apoyo que recibía del imperio. Abandonada y era preciso proceder á las detenciones. El de¬
á sí misma por los caprichos de esos perfectos legado imperial, según los procedimientos su¬
indiferentes, babía caído muy bajo. En algu¬ marios del tiempo, hizo algunos ejemplos. De¬
nos lugares, los templos estaban ruinosos. Las cidió el envío á Roma de dos que eran ciudada¬
asociaciones profesionales y religiosas, los he- nos romanos y sometió á interrogatorio á dos
tatrios, que eran tan del gusto del Asia Menor, diáconos. Todo lo que descubrió le parecía pue¬
se habían desarrollado al infinito. El cristia¬ ril. Quiso cerrar los ojos, pero las leyes del im¬
nismo, aprovechando las facilidades que le de¬ perio eran absolutas. Las delaciones ¡lasaban
jaban los funcionarios encargados de detenerlo, toda medida y se veía en el caso de detener-al
ganaba terreno en todas partes. Hemos visto país entero.
que el Asia y la Galatia eran los países del En Amisus, sobre el mar Negro, en el otoño
mundo donde la religión nueva había encontra¬ del año 112, estas dificultades llegan á ser
para
do más favor. De aquí había hecho progresos él un cuidado dominante. Es probable que los
sorprendentes hacia el mar Negro. Las costum¬ últimos incidentes que le emocionaron ocurrie¬
bres estaban cambiadas. Las víctimas inmola¬ ran en Amastris, ciudad que fué desde el si¬
das á los ídolos que eran una de las fuentes de glo II el centro del cristianismo en el Ponto.
aprovisionamientos de los mercados, no podían Plinio, siguiendo su costumbre escribía al em¬
venderse. El núcleo de los fieles no era quizá perador :
muy numeroso, pero á su alrededor se agrupa¬ "lo cunqilo un deber, señor, al referiros
ban multitudes que simpatizaban, semi inicia¬ todos los asuntos en que tengo duda.
¿Quién,
das, inconstantes, capaces de disimular su fe en efecto, puede
mejor que vos dirigir mis in-
para evitar un peligro, pero en el fondo no se¬ certidumbres ó instruir mi ignorancia? Nunca
parándose de ella jamás. Había en estas con¬ he asistido á ningún proceso contra los cristia¬
versaciones en masa la atracción de la moda, nos; también ignoro lo que es preciso castigar
los golpes de viento, que de relíente conducían •ó buscar, ni hasta qué punto debe llegarse. Por
á la Iglesia y se unían al oleaje de poblaciones ejemplo, 110 se si deben distinguirse las edades
inestables; pero el valor de los jefes desafiaba ó bien si en semejante asunto, no hay
que ha¬
todas las pruebas, y su horror á la idolatría los cer diferencia entre la más tierna
juventud y
hacía valientes para sostener el honor de la fe la edad madura, si es preciso perdonar ó arre-
que habían abrazado. pentir, si el que ha sido cristianó no se beneficia
.
Plinio, hombre honrado, perfecto y escrupu¬ en nada dejando de serlo, si es el nombre mis¬
loso ejecutor, de las órdenes imperiales, empren¬ mo, abstracción hecha de todo crimen, ó los
dió pronto la obra de devolver á las provincias crímenes inseparables del nombre, lo que se
que le habían confiado el oiden y la ley. La ex¬ castiga. Al atacarlos, he aquí la conducta que
periencia le faltaba. Era más bien un letrado 3ro he seguido hacia los que me han sido en¬
amable, que un verdadero administrador. En tregados como cristianos. Les he preguntado si
casi todos los asuntos tomó la costumbre de cou- eran cristianos; á los que lo han confesado, les
sultar directamente al emperador. Trajano le he interrogado una segunda, una tercera vez
respondía carta por carta y esta preciosa co¬ amenazándoles con el suplicio; á los que han
rrespondencia nos ha sido conservada. Sobre persistido he hecho que los llevaran á la muer¬
las órdenes diarias delemperador todo fué vi¬ te. Un punto fuera de duda para mí es que es¬
gilado y reformado. Era preciso autorización ta testarudez, esta inflexible obstinación mere¬
para las cosas más insignificantes. Un edicto cían ser castigadas. Hay algunos otros desgra¬
formal prohibía los helarlos y las más inofen¬ ciados, atacados de la misma locura, que por su
sivas asociaciones fueron disueltas. Era cos¬ título de ciudadanos romanos, los he marcado
tumbre en Bithynia celebrar algunos aconteci¬ para devolverlos á Roma. Después, en la co¬
mientos de familia y las fiestas locales con gran¬ rriente del procedimiento, el crimen, como su¬
des asambleas donde se reunían hasta mil per¬ cede ele ordinario, tomando grandes ramifica¬
sonas, pero Plinio se las suprimió. La libertad ciones, se ha presentado de varias especies. Uu
que lamayor parte del tiempo 110 se insinúa libelo anónimo me ha sido entregado contenien¬
en el mundo más que de una manera subrepti¬ do muchos nombres. A los que han negado que
cia, fué reducida á casi nada. fuesen ó hayan sido cristianos, he creído de¬
Era inevitable que las Iglesias cristianas fue¬ ber dejarlos en libertad, cuando han invocado
sen atacadas por una política meticulosa, que en mi
presencia á los dioses y han suplicado
veía en todas partes el espectro de los hetarios por el incienso y el vino á vuestra imagen, que
y se inquietaba hasta de una sociedad de ciento para esto había hecho colocar en las estatuas
cincuenta obreros instituidos por
la autoridad de las divinidades ó bien han maldecido á Cris¬
para combatir los incendios. Plinio encuentra to, cosas todas las cuales, dicen, no pueden ser
varias veces en su camino á esos inocentes sec¬ arrancadas ni por la fuerza á los que son ver¬
tiempo aún, hasta más de veinte años. Todos masiados Tampoco debe excitarse
culpables.
ellos han venerado vuestra imagen y las esta¬ con la delación, precisa la apostasía,
pero se
tuas de los dioses y han maldecido de Cristo. haciendo gracia á los renegados.
Ahora bien, ellos afirmaban que toda su falta, Lo que resalta con evidencia de esos apre-
todo su error estaba limitado á reunirse habi- ciables documentos, es que los cristianos no son
tualmente en días fijos, antes dé la salida del perseguidos como juebos, cual en él reinado de
sol para cantar entre sí alternativamente un Domiciano: son perseguidos como cristianos.
himno á Cristo como á
dios, y para compro¬
un La confusión no se produce más en el mundo
meterse por juramento, no á tal ó cual crimen, jurídico, ajinque en el vulgar se produzca toda¬
sino á no cometer robos, calumnias adulte¬ vía. El judaismo no era un delito; tenía, fuera
y
rios, á fallar á la fe jurada, á no negar un
no de los días de motín, sus garantías y sus pri¬
(depósito reclamado; que, hecho esto tenían cos¬ vilegios. Cosa singular, el judaismo, que se re¬
tumbre de retirarse reuniéndose después de vela tres veces contra el imperio con un furor
muevo para tomar juntos un desayuno, pero sin nombre, no fué nunca oficialmente perse¬
un desayuno ordinario y perfectamente ino¬ guido. Los malos tratamientos que sufren los
cente; que todo esto habían dejado de hacerlo judíos son, como la crueldad con los raías de los
después del edicto por el cual, conforme á vues¬ países musulmanes, la consecuencia de una po¬
tras órdenes, yo había prohibido los hectarias. sición subordinada; no un castigo legal. Rara
He creído necesario proceder ú la vez en el segundo
investigación y tercer siglo, se ve un judío
de la verdad' dando tormento á los dos cria- martirizado por no querer sacrificar á los ído¬
-dos de los que se llaman diáconos. Sólo he en¬ los ni á la imagen del emperador. Más de una
contrado una mala superstición desmesurada. vez se ve á los judíos
protegidos por la admi¬
Así suspendiendo la instrucción he resuelto con¬ nistración contra los cristianos. Por el contra¬
sultaros. El asunto me ha rio, el cristianismo
parecido que lo me¬ que no se rebela nunca es¬
recía sobre todo á causa del número de los que taba en realidad fuera de la ley. El judaismo,
están peligro. Un gran número de personas,
en tuvo, si
se puede expresar así, su concordato con
en efecto, de todas edades
y condiciones, de am¬ elimperio; el cristianismo, no. La política ro¬
bos sexos, son citadas en justicia. No están sólo mana veía que el cristianismo era el roedor que
en las ciudades, sino minaba interiormente el edificio de la sociedad
en las aldeas y las campi¬
ñas donde ha invadido el contagio de esta su¬ antigua. El judaismo no aspiraba á penetrar
perstición. Creo que se podría detenerla y bus¬ en el imperio; soñaba en la vuelta sobrenatu¬
car el remedio. Ya está comprobado ral del Mesías, en sus horas de desesperación,
que los
templos, hace poco casi abandonados comienzan tomaba las armas, mataba á todos, hasta á cie¬
á frecuentarse; las fiestas gas, como un loco furioso y después clel acceso
solemnes, durante mu¬
cho tiempo interrumpidas, se reanudan se dejaba encadenar, mientras que
expo¬ el cristianis¬
niéndose á la ventana las viandas de las vícti¬ mo continuaba su obra lentamente, dulcemen¬
mas para las cuales se encontraban muy raros te. Humilde y modesto en apariencia tenía una
■compradores." ambición sin límites. Entre él y el imperio la
Trajano responde á todo esto: lucha era de mueide.
"
Has seguido la marcha que debías, mi que¬
La respuesta de Trajano á Plinio no era una
rido Secundus, en el
de las causas de
examen ley, ¡aero suponía leyes y fijaba la interpreta¬
los que han sido entregados á tu tribunal como ción. Los reparos indicados por el sabio empe¬
cristianos. En semejante materia no se puede es¬ rador debían tener pocavconsecueneia. Los pre¬
tablecer una regla fija para todos los casos. No textos eran demasiado fáciles para que la male¬
es preciso buscarlos;
si se les denuncia y ellos volencia de que los cristianos eran objeto no
aparecen convencidos, debe castigárseles de ma¬ fuese acusadora. Bastaba una denuncia firma¬
nera, sin embargo, que quien niegue ser cris¬ da señalando un acto ostensible. La actitud de
tiano y pruebe su dicho con sus un.cristiano al pasar ante templo,
actos, es decir, un sus pre¬
dirigiendo las súplicas á nuestros dioses, obten¬ guntas en el mercado para averiguar la proce¬
ga el perdón como recompensa de su arrepen¬ dencia de los alimentos, su ausencia en las fies¬
timiento, cualquiera que sean las sospechas que tas públicas, lo delataban en todos los momen¬
pesen sobre él por el pasado. En cuanto á las tos. Tampoco cesaron las persecuciones locales.
denuncias anónimas en todos los géneros de Más que los emperadores son los procónsules
acusación, no deben tenerse en cuenta, pues los que persiguen. Todo dependía de la buena
esto es un detestable ejemplo de otros tiem¬ ó mala voluntad de los gobernadores, y la bue¬
pos." na voluntad era rara. Había pasado el tiempo
No hay equívoco. Ser cristiano estar enes en que la aristocracia romana acogió estas no-"
oposición con la ley, es merecer la muerte. A vedades exóticas con una especie de curiosidad
partir de Trajano, el cristianismo es un crimen benévola. Ahora manifiesta un desdén frío pa¬
de Estado. Sólo algunos emperadores toleran¬ ra las locuras cristianas. Por espíritu de mode¬
tes del siglo III consienten en cerrar los ojos ración, piedad para la especie humana,
y por
y sufrir que se sea cristiano. Una buena admi¬ tiende suprimir el martirio. El pueblo, sin
á
nistración, según las ideas más benévolas de los embargo, se mostraba fanático. El que no sacri¬
-emperadores, no debe tratar de encontrar de¬ fica nunca á los dioses ó al pasar ante un edi-
242 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
fieio sagrado, no le envía un beso de adoración, este fragmento, quien quiera que sea, su ex¬
corre
riesgo de perder la vida. presión ínás exaltada.
En la Iglesia, la memoria de Ignacio fué
realzada, sobre todo, porlos partidarios de
CAPITULO XXII
Pablo. Haber conocido á Ignacio fué un favor
casi tan grande como haber conocido á Pablo.
Ignacio Je Antioquía.
La elevada autoridad del martirio fué una de
Antioquía tuvo su parte, y muy violenta, en las razones que más contribuyeron á ganar la
esas crueles medidas, que del grupo paulista, cuyo derecho de exis-
debían ser por com¬ causa
pleto ineficaces. La Iglesia de Antioquía, ó al tenciá en la Iglesia de Jesús, era todavía tan
menos la fracción de esta Iglesia discutido. Hacia el año 170, un discípulo de
que se une á
San Pablo, tenía en este momento por jefe á un San Pablo, celoso por el establecimiento de la
personaje rodeado del más profundox respeto, autoridad episcopal, concibe el proyecto, á imi¬
que se llamaba Ignalius. Este nombre es, pro¬ tación de las epístolas pastorales atribuidas al
bablemente, un equivalente latino del siriaco apóstol, de componer, bajo el nombre de Igna¬
Nourana. La reputación de Ignacio se había cio, una serie de epístolas, destinadas á incul¬
extendido á todas las Iglesias, sobre todo, en el car una concepción antijudía del
cristianismo.
Asia Menor. En circunstancias que ignoramos, Estos escritos, que se pretende fueron coleccio¬
pero, seguramente á consecuencia de algún mo¬ nados por Policarpo, se aceptan en seguida y
vimiento popular, fué detenido, condenado á tuvieron en la constitución de la disciplina y
muerte y, como no era ciudadano romano, arro¬ del dogma una influencia capital.
jado á las fieras en el anfiteatro. Se elegían Al lado de Ignacio vemos figurar en los do¬
para ésto los hombres importantes dignos de cumentos más antiguos dos personajes que se
ser mostrados al pueblo romano. El viaje, de le parecen, Zósimo y Rufos. Ignacio no parece
este valeroso confesor de Antioquía á Roma, haber tenido compañeros de viaje. Quizás Zósi¬
á lo largo de las cogías de Asia, de Macedonia mo y Rufos eran personajes conocidos en el
y de Grecia, fué una especie de triunfo. Las círculo de la Iglesia de Grecia y de Asia y re¬
Iglesias donde hacía escala se agrupaban á su comendables por su abnegación á la Iglesia
alrededor y le pedían consejos. El les escribía del Cristo.
epístolas llenas de enseñanzas, á las cuales, su Hacia el mismo tiempo pudo sufrir otro már¬
posición análoga á la de San Pablo, daba la tir, al cual su título de jefe de la Iglesia de
mayor autoridad. En Smirna, particularmen¬ Jerusalén y su parentesco con Jesús dieron mu¬
te, Ignacio se encontraba en relación con todas cha notoriedad. Llablo ele Simeón, hijo de Clo-
las Iglesias del Asia. Policarpo, obispo de pas. La ojñnión sostenida entre los cristianos
Smirna, consiguió verle, y conservó de su perso¬ y quizá aceptada alrededor de ellos, según la
na un profundo recuerdo. Ignacio sostuvo en cual Jesús había sido de la raza de David, atri¬
este lugar una extensa correspondencia. Sus buye este título á todos sus consanguíneos. Pero
cartas eran acogidas
casi tanto respeto como
con en el estado de efervescencia que dominaba en
los escritos apostólicos. Rodeado de correos de la Palestina, tal título no podía llevarse sin pe¬
un carácter
sagrado que iban y venían, pare¬ ligro. Ya, bajo Domiciano, hemos visto á la
cíase más á un personaje poderoso que á un autoridad romana concebir prevenciones á pro¬
prisionero. pósito de la pretensión confesada por los hijos
Las epístolas auténticas de Ignacio se ele Judá. Bajo Trajaño la misma inquietud se
pier¬
den al poco tiempo. Las que nosotros poseemos manifiesta.
bajo su nombre dirigidas á los efesios, á los Los descendientes de Clopas, que presidían
rcagnesianos, á los traíllenos, á los filadelfos, á en la Iglesia de Jerusalén, eran gentes dema¬
los esmirniotas y á Policarpo son apócrifas. siado modestas para enorgullecerse de una des¬
Estas seis obras son calcos cada vez más débi¬ cendencia que los no cristianos hubieran qui¬
les de un mismo tipo. El genio, el carácter in¬ zás discutido. Pero no podían ocultarla á los
dividual faltan en absoluto. Parece que, entre afiliados á la Iglesia de Jesús y á los heréticos
las 'cartas- que Ignacio escribía de Smirna, ebionitaSj esenios, elkasaítas, que apenas eran
hubo una dirigida á los fieles de Roma, cristianos. Una denuncia dirigió ayu¬
á imi¬ se por
tación de San Pablo. Esta pieza, tal como la nos de estos sectarios á la autoridad romana,
tenemos, ha emocionado á toda la antigüedad y Simeón, hijo de Clopas, fué citado en juicio.
eclesiástica. Ireneo, Orígenes y Eusebio la citan El delegado consular de la Judea era entonces
y la- admiran. El estilo, de un sabor áspero y Tiberio Claudio Atticus, que parece haber sido
pronunciado, tiene algo de enérgico y de popu¬ padre del alegre ITerodes Atticus.
lar. Desde el punto de vista del gusto, algunos Era un ateniense obscuro, á quien el descu¬
rasgos son llevados á una exageración acentua¬ brimiento de un inmenso tesoro había
enrique¬
da; pero la fe más viva, la ardiente sed de la cido súbitamente y que por su fortuna había lle¬
muerte no han inspirado nunca acentos tan gado á obtener el título de cónsul sustituto. Se-
apasionados. El entusiasmo del martirio, que, mostró en estas circunstancias extremadamente
durante doscientos años, fué el espíritu domi¬ cruel. Durante varios días sé atormentó al des¬
nante del cristianismo, recibió del autor de graciado Simeón, sin duda para obligarle á
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 243
revelar supuestos secretos. Atticus y sus suce¬ al de las poblaciones de los galos y germánicos-
sores admiraron su valor. El martirio se termi¬ en Occidente. Por no haberlo comprendido Tra¬
nó llevándolo á la cruz. Hegessippo, por quien jano cavó en un error que puede compararse
sabemos todos estos detalles, asegura que los al de Napoleón I en 1812. Su expedición contra
acusadores de Simeón quedaron convencidos de los Partos fué análoga á la campaña de Rusia.
ser ellos mismos de la raza de David y perecie¬ Admirablemente combinada, la expedición co¬
ron como él. No debemos sorprendernos de seme¬ mienza por una serie de victorias, degenera des¬
jantes denuncias.. Hemos visto ya que, en la per¬ pués en una lucha contra la Naturaleza y ter¬
secución del año 04, ó al menos en la muerte de mina por una retirada que arroja un velo som¬
los apóstoles Pedro y Pablo las rivalidades in¬ brío sobre el fin del reinado más brillante.
teriores de las sectas judías y cristianas tuvie¬ Trajano abandonó á Italia, donde no debía
ron la mayor culpa. volver más, en el mes de Octubre del año 113.
Roma, en esta época, no parece haber tenido Pasó los meses de invierno- en Antioquía, y en
martirios. Entre los presbyteri ó epiacoxji que la primavera de 114 comenzó la campaña de
gobiernan esta Iglesia capital, se cuentan Eva¬ Armenia. El resultado fué prodigioso. En Sep¬
risto, Alejandro y Sixto, que murieron en paz. tiembre, la Armenia era reducida áVprovincia
romana y los límites del imperio alcanzaban
al Cáucaso y al mar Caspio. Trajano descansó
CAPITULO XXIII el invierno siguiente en Antioquía.
Fin de Trajano. Los resultados del año 115 no fueron menos
—- Rebelión de los judíos.
extraordinarios. La Mesopotamia del Norte con
Trajano, vencedor de los dacios, ornado de sus pequeños principados independientes, fué
todos los triunfos en el más alto grado de poder vencida ó sujetada y el Tigris fué invadido. Los
á que había llegado un hombre hasta entonces, judíos eran numerosos en estos parajes. La di¬
meditaba, á pesar de sus sesenta años, proyec¬ nastía de los Izatos y de los Monobazas, siempre
tos ilimitados sobre el Oriente. La frontera vasalla de los Partos, era dueña de Nisibe. Na¬
del imperio Siria y en Asia Menor no era
en die dudó que era preciso esta vez," como en el
aún muy segura. La reciente destrucción del año 70, combatir á los romanos, pero al fin los
reino nabateano alejaba por siglos el peligro judíos acabaron* por inclinarse. Trajano pasa
de los árabes. Pero el reino de Armenia, aunque aún el invierno siguiente en Antioquía; donde
era vasallo de Roma, inclinábase sin cesar ha¬ el 13 de Diciembre estuvo á punto de perecer
cia la alianza con los partos. En la guerra clᬠen el espantoso temblor de tierra que destruyó
sica de Arsacida había sostenido relaciones con á la ciudad, y del cual sólo pudo escapar con
Decébale. El imperio Parto, dueño de la Me- gran trabajo.
sojioíamia, amenazaba á Antioquía y amenaza¬ El año 116 es de milagros. Se cree uno en los
ba á las provincias incapaces de defenderse por tiempos de Alejandro. Trajano conquista la
sí mismas, con un perpetuo peligro. Una expe¬ A diabena, más allá del Tigris, á pesar de una
dición de Oriente, teniendo por objeto la ane¬ viva resistencia, debida en gran parte al ele¬
xión al imperio, de la Armenia, de la Osrhoena, mento judío. Es aquí donde se ve obligado á
la Mygdonia y de los países que á partir de las detenerse. Desafiando toda su fortuna. Trajano
campañas de Lucius Verus y Septimio Severo, penetra en el corazón del imperio Parto. La
pertenecían á los romanos, hubiese sido razona¬ estrategia de los Partos, como la de los rusos
ble. Pero Trajano no se dió cuenta exacta del en 1813, consistió en no presentar por el mo¬
estado del Oriente. No vió que más allá de la mento ninguna resistencia, Trajano marchó sin
Siria, de la Armenia, del Norte de ¡a Mesopo- obstáculo hasta Babilonia, tomó á Ctesiphonr
tamia, donde era fácil hacer un hueco* para la la capital -occidental del imperio, de aquí des¬
civilización occidental1, se extendía el viejo ciende el Tigris hasta el golfo Pérsico, viendo
Oriente, habitado por nómadas, conteniendo al unos mares
lejanos que ararecían á los roma¬
lado de las ciudades poblaciones indóciles, que nos como un sueño, y vuelve á Babilonia. Aquí
hacen imposible de establecer el orden á la ma¬ los puntos negros comienzan á acumularse en
nera europea. Este Oriente no ha sido nunca el horizonte. A fines del año 116 Trajano cono¬
vencido por la civilización de un modo per¬ ce en Babilonia que la rebelión estalla detrás
manente. I a Grecia reinó en él de un modo de él. Nadie duda que los judíos toman en ella
pasajero. Encontrar las provincias romanas en- una gran parte. En Babilonia eran muy nu¬
este mundo por completo diferente en clima merosos. Las relaciones entre los
judíos de Pa¬
y razas, la misma manera de vivir de lo que lestina y los de Babilonia eran continuas.
Roma se había asimilado hasta entonces, era Los doctores pasaban de uno de los países al
una quimera. El imperio, tenía necesidad
que otro con una gran facilidad. Una vasta socie¬
de todas sus fuerzas contra el
empuje germᬠdad secreta, escapando á toda vigilancia, creaba
nico, en el Rhin y el Danubio, iba á preparar un vehículo
político de los más activos. Tra¬
sobre el Tigris una lucha no menos difícil. Pero, jano confía el cuidado de detener este movi¬
aun suponiendo que
el Tigris llegara á ser en to¬ miento peligroso á Lusius Quietus, jefe de ca¬
do su curso un río fronterizo á Roma, le hubiera ballería berebere, que se bahía puesto al servicio
faltado detrás de ese gran foso un apoyo igual de los romanos, habiendo prestado en las gue~
244 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
xras partha's los mejores servicios. Quietus re¬ llo hasta la Tebaida. Trataban ante todo de
cobra Nisibe y Edessa, pero Trajano comienza apoderarse de los funcionarios que intentaban
á ver las imposibilidades de la guerra en que ganar las ciudades de la costa. Appieno, el
estaba comprometido, y sueña con el regreso. futuro historiador, joven entonces, que ejercía
Noticias enojosas le llegaban unas sobre en Alejandría, su patria, las funciones munici¬
otras. Los judíos se presentaban rebeldes en pales, estuvo á punto de caer en mano de esos
todas partes. Horrores sin cuento pesaban so¬ furiosos. El bajo Egipto se inundaba de san¬
bre Cirenaica. La furia judía llegaba á excesos gre. Los paganos fugitivos se veían persegui¬
nunca vistos, sea que se tuviese ya en Africa dos como las bestias feroces. Los desiertos del
el presentimiento del revés de fortuna que en¬ lado del itsmo de Suez estaban llenos de gentes
volvía á Trajano, sea que las juderías de Cire- que se ocultaban, tratando de entenderse con
nea, las más fanáticas de todas, se hubiesen los árabes para escapar á la muerte.
imaginado, sobre la fe de algún profeta, que La posición de Trajano en Babilonia era
liabía llegado el día de venganza contra los pa¬ cada día más crítica. Los árabes nómadas le
ganos, y que era tiempo de preludiar el exter¬ producían serias dificultades. La inexpugnable
minio mesiárico. Todos los judíos se pusieron plaza de Ifatra, habitada por una tribu gue¬
en movimiento, como poseídos de un acceso de¬ rrera, le detiene de hecho. El país que la ro¬
moníaco. Más que una rebelión, era una matan¬ dea está desierto, es malsano, sin madera, sin
za, con detalles de espantosa ferocidad. Tenien¬ agua, desolado por los mosquitos, expuesto á
do al frente un cierto Lucova, que toma el títu¬ espantosas turbaciones atmosféricas. Trajano
lo de rey, los -rabiosos degüellan á los griegos comete, sin duda por orgullo, la falta de que¬
y romanos, comen la carne de loe degollados, rer reducirla y fracasa. El ejército era espan¬
hacen cinturones con sus tripas, se untan de su tosamente diezmado por las enfermedades. La
sangre, los despedazan y se cubren con su piel. ciudad era el centro del gran culto solar y se
Se ve á los furiosos aserrar á los desgraciados creía que el Dios combatía por su templo. Las
de arriba abajo por mitad del cuerpo. Otras tempestades estallan en el momento de los ata¬
veces los insurrectos
entregaban á los paganos ques, llenando á los soldados de furor. Traja-
á las fieras, en memoria de lo que ellos habían no levanta el sitio, herido él mismo del mal
sufrido, obligándoles á luchar'como los gladia¬ que debía arrebatarle algunos meses después.
dores. Se calcula en doscientos veinte mil el La retirada fué difícil y marcada por más de
número de degollados. Era casi toda la pobla¬ un desastre.
ción, y la provincia se convirtió en un desierto. Llacia el mes de Abril de 117, el emperador
Para repoblarla, Adriano se vió obligado á en¬ estaba de regreso en Antioquía, triste, enfermo,
viar colonos de todas partes, pero el país no irritado. El Oriente le había vencido sin comba¬
volvió jamás al estado floreciente que había tir. Todos los que aparecían antes inclinados
debido á los griegos. ante el vencedor se insurreccionan. Los resul¬
He la Cirenaica, la epidemia de la matanza tados de tres años de campaña, llenos de lu¬
se extiende al chas maravillosas contra la Naturaleza, esta¬
Egipto y Chipre. En esta últi¬
ma continúan aún las atrocidades. ban
Bajo la je¬ comprometidos. Trajano piensa recomen¬
fatura de un tal Artemidan, los fanáticos des¬ zar para no perder su reputación de invencible.
truyen la ciudad de Salamina y exterminan á De repente, graves noticias vinieron á probarle
toda la población. Se calcula el número de chi¬ los peligros de la situación creada por sus re¬
priotas degollados en doscientos cuarenta mil. cientes descalabros. La rebelión judía, limitada
El resentimiento por estas crueldades fué á la Cirenáiea y al Egipto, amenaza extender¬
tal,
que los chipriotas pronunciaron la expulsión de se á Palestina, á Siria y á la Mesopotamia.
los judíos de su isla á perpetuidad; hasta el Siempre atentos á los desfallecimientos del im¬
judío arrojado sobi'e las costas por fuerza ma¬ perioromano, los exaltados creen jaor la déci¬
yor, era condenado á muerte. ma vez ver las señales precursoras del fin de
En Egipto, la insurrección judía toma las una dominación aborrecida.
Excitados por li¬
proporciones de una verdadera guerra. Los re¬ bros como los de Judith y
el Apocalipsis de
beldes tuvieron al principio ventaja. Lupus, el Esdrás, creyeron que el día de Edom había lle¬
prefecto de Egipto, hubo de retroceder. l a ex¬ gado. I os gritos de alegría lanzados á la muer¬
pectación fué viva en Alejandría. Los judíos, te de Nerón, y á la muerte de Domiciano son
para fortificarse, destruyeron el templo de Ne- lanzados de nuevo. T a generación que hizo la
mesis, elevado por César en Pompea. La pobla¬ gran revolución, había desaparecido y la nueva
ción griega se refugió con Lupus en la había aprendido nada. Estas duras cabezas
ciudad, no
formando como un gran campo atrincherado. obstinadas y llenas de pasión, eran incapaces
Ya era
tiempo. Los cireneos, conducidos por de romper el estrecho círculo de hierro que una
Lucova, llegan para unirse á sus hermanos de herencia psicológica secular había' remachado
Alejandría y forman con ellos un solo ejército. á su alrededor.
Privados del apoyo de sus correligionarios ale¬ I o que ocurre en Judea es obscuro y no está
jandrinos, todos muertos ó prisioneros, pero probado que ningún acto positivo de guerra ó
aumentados con tribus venidas de otras partes' de matanza tuviera lugar en Antioquía, donde
del Egipto, se desparraman en pillaje y degüe¬ residía Adriano, como gobernador de Siria.
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 245
Este parece haber resuelto mantener el orden. cbia, se convierte en un campo de ruinas y de
tumbas.
Lejos de lanzarse á la rebelióc, los doctores de
Yabné habían mostrado en la observación es¬ CAPITULO XXIY
crupulosa de la ley un camino nuevo para lle¬ Separación definitiva de la Iglesia y de la
gar á la paz del alma. La casuística era entre
sus manos un juguete, que, como todos los ju¬
Sinagoga.
cio de los muertos algunos de sus sombríos blia no excluía la divinidad de Jesucristo. Ar¬
de suplemento de la Biblia. Con frecuencia, practica como Santiago, hermano del Señor,
por su carácter moderno, todas las piezas apó¬ la medicina espiritual y pretende curar una
crifas tenían más boga que la antigua Biblia, mordedura de serpiente con el nombre de Je¬
viéndose aceptados como escrituras santas al sús. Rabbi Eliezer, fué, según se asegura, perse¬
día siguiente de su aparición, al menos por los guido como inclinadojí\ cristianismo. Rabbi Jo¬
cristianos, más fieles en este punto que los ju¬ sué ben Hanania muere preocupado con las ideas
díos. No se publicaron desde entonces esta cla¬ nuevas. Los cristianos le repiten en todos los
se de libros. Las poesías religiosas tonos que Dios está alejado de
que aparecie¬ la nación judía.
ron'más tarde en hebr.eo, parecen escritas con in¬ "No responde, — su mano
—
está aún exten¬
tención en un estilo que
nada tenía de bíblico. dida sobre nosotros".
Es posible que los desórdenes de Palestina Hubo conversiones en su propia familia.
bajo Trajano, hayan sido el pretexto que obli¬ Su sobrino Hanania, viniendo de Cafar-Nahum,
gó á transportar el patriarcado, de Yabné á "fué ensordecido por los minim". Cuando vuel¬
Ouscha. Este, mientras fuera posible, debía fi¬ ve á casa de su tío Josué, éste le cura de la sor-
jarse en Juclea; pero Yabné, ciudad mixta, dora por medio de un ungüento, pero le obli¬
bastante grande, no lejos de Jerusalén, llegó ga á abandonar la tierra de Israel y retirarse á
á ser inhabitable para los judíos después de los Babilonia. Otra vez, el narrador talmudista
horribles excesos cometidos en Egipto y en Chi¬ quiere hacer creer que existen entre los cristia¬
pre. Ouscha era una localidad de Galilea, sin nos infamias como las que se atribuyen á un
importancia. Este nuevo patriarcado tuvo me¬ pretendido Nicolás. Rabbi Iseé de Cesárea en¬
nos brillo que el de Yabné. El patriarca de volvía en misma maldición á los judeo
una
Yabné es príncipe (nasi)) tiene una especie de cristianos que sostenían estas polémicas y á la
corte y goza ele un gran prestigio por las pre¬ población herética de Cafar-Nahum, fuente pri¬
tensiones de la familia de Hillel de descender mera de todo el mal.
de David. El consejo supremo de la nación se Engeneral, los minim, sobre todo los de Ca¬
decide á residir ahora en las pobres ciudades far-Nahum, pasaban por grandes mágicos, y sus
de Galilea. "Las instituciones de Ouscha", es éxitos eran atribuidos á los prestigios y las ilu¬
decir, las órdenes que fueron dictadas por los siones por los ojos. Hasta el siglo III los médi¬
doctores de Ouscha, tuvieron una autoridad de cos judíos continuaron haciendo las curas en
primer orden y ocupan en la historia del Tal¬ nombre de Jesús, pero el Evangelio estaba mal¬
mud un espacio considerable. dito, la lectura se prohibía severamente. Este
Lo que se llamaba la Iglesia de Jerusalén, nombre mismo de Evangelio daba lugar á un
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 247
juego de palabras, cuyo significado era "evi¬ dole hermano del Señor, no puede ser más que
dente iniquidad". Un cierto Elias ben Aboüyah, el célebre Santiago de la epístola á los Gálatas,
sobrenombrado Aher, que profesaba una espe¬ de los Hechos, de Josefo, de Hegesipo, de los
cie de cristianismo gnóstico, fué para sus anti¬ escritos pseudo elementinos. Si este Santiago
guos correligionarios el tipo del perfecto após¬ era "hermano del Señor", Judas, autor verda¬
tata. Poco á poco los judeo cristianos fueron dero ó impuesto de la epístola que forma parte
puestos por los judíos en el mismo rango que del canon, era, pues, también hermano del Se¬
los paganos y muy por debajo de los samarita- ñor. Hegesipo lo entendía de esta forma. Ese
nos. Su pan y su vino, fueron reputados pro¬ Judas, cuyos nietos fueron buscados y presen¬
fanos; proscritos sus medios de curación, sus tados á Domiciano como los últimos represen¬
libros considerados como repertorio de la magia tantes de la de
David, era, por la antigua
raza
más peligrosa. Resulta que las Iglesias de Pa¬ historia de la Iglesia, hermano carnal de Jesús.
blo ofrecieron á los judíos que querían conver¬ Algunas razones inclinaban á sospechar que
tirse una situación más ventajosa que las Igle¬ este Judas fué á su vez jefe de la Iglesia de
sias judeo cristianas, expuestas de parte del Jerusalén. Este es un segundo personaje que
judaismo á todo el odio de que son capaces los encaja bien en la serie de los cuatro nombres
hermanos^ enemigos. dados por los Evangelios sinópticos como de lós
La exactitud de la imagen del Apocalipsis hermanos de Jesús.
aparecía emocionante. Ta mujer protegida de Simón y José no son conocidos como her¬
"Dios, la Iglesia, había recibido dos alas de manos del Señor. Pero nada tiene de singular
águila para huir al desierto, lejos de la crisis que dos individuos de la familia hubieran que¬
del mundo y de sus dramas sangrientos. Aquí dado obscurecidos. Lo que hay de más sorpren¬
aumenta dulcemente, y todo lo que se liace dente, es que reuniendo otras noticias, facili¬
contra ella se torna para ella. Los peligros tadas por los Evangelios, por Hegesipo y por
de la primera infancia han pasado; su desarro¬ las más antiguas tradiciones de la Iglesia de
llo está asegurado. Jerusalén, se forma una familia de primos her¬
manos de Jesús, llevando los nombres mismos
APENDICE
que se han dado por Mateo (XIII, 55) y por
Los hermanos y Marcos (VI, 3), como hermanos de Jesús.
los primos de Jesús.
Entre las mujeres que los sinópticos colocan
La inexactitud de las enseñanzas proporcio¬ al pie de la cruz de Jesús, y que afirmaron la
nadas por los Evangelios sobre las circunstan¬ resurrección, se encuentra una "María, herma¬
cias materiales de la vida de Jesús, la incerti- na de Santiago el menor y de José" (Ma¬
dumbre de las tradiciones, del siglo I recogidas teo, XXVII, 56 ; Marcos, XV, 40, 47; XVI, I;
por Hegesipo, las frecuentes semejanzas de Lucas, XXIV, 10). Esta María es ciertamente la
nombres que originan tantas dificultades en la misma que el cuarto Evangelio (XIX, 25) colo¬
historia de los judíos de todas las épocas, hacen ca también al pie de la cruz, á la que llama "Ma¬
casi insoluble las cuestiones relativas á la fa¬ ría, mujer de Clopas", y la cual resulta una her¬
milia de Jesús. Si nos atenemos al
pasaje de mana de la madre de Jesús. La única dificultad
los Evangelios llamados sinópticos (Mateo, XIII, que se encuentra es que las dos hermanas sean
55, 56, y Marcos, VI, 3), Jesús tuvo cuatro llamadas con el mismo nombre; pero ésto ape¬
hermanos y varias hermanas. nas estorba al cuarto Evangelista, que no da
Sus cuatro hermanos se llamaron
Santiago, ni una sola vez á la madre de Jesús el nombre
Joseph ó José, Simeón y Judas. Dos de estos de María. Hemos visto ya, aun prescindiendo
nombres figuran, en'efecto, en la tradición apos¬ de ésto, á dos primos hermanos de Jesús lla¬
tólica y eclesiástica, como los "hermanos del Se¬ mándose Santiago y José. Encontramos, ade¬
ñor". La personalidad de Santiago, "hermano del más, un Simeón, hijo de Clopas, que Hegesipo
Señor", es después de ia de San Pablo, la más cla¬ y cuantos nos han transmitido el recuerdo de la
ramente dibujada de Ja primera generación cris¬ primitiva Iglesia de Jerusalén presentan como
tiana. -La epístola de San Pablo á los Gálatas, el segundo obispo de Jerusalén, que fué marti¬
los Hechos de los apóstoles, las suscripciones rizado bajo Trajano. En fin, hay huellas de un
de las epístolas, auténticas ó no, atribuidas á cuarto Cleopida en el Judas, hijo de Santiago,
Santiago y á Judas, el historiado;* Josefo, la que parece haber sucedido á Simeón, hijo de
leyenda ebionita de Pedro, el viejo historiador Clopas, en la silla de Jerusalén. La familia de
jucleo cristiano Hegesipo, están de acuerdo para Clopas parece haber retenido de una manera
hacerle jefe de la Iglesia judeo cristiana. El hereditaria el gobierno de la Iglesia de Jerusa¬
más auténtico de estos testimonios, el pasaje lén, desde Tito á Adriano, y no es atrevido
de la epístola á los Gálatas (1.°, 19), le da cla¬ suponer que el Santiago, padre de ese Judas,
ramente este título. era. Santiago el menor, hijo de María Cleofas.
Un Judas parece también tener derecho á Tenemos así tres hijos de Clopas, llamados
este título. El Judas, del cual poseemos una Santiago, José y Simeón, exactamente como los
epístola, se lo da efectivamente. Un personaje hermanos de Jesús, señalados por los sinópti¬
llamado Santiago, bastante importante para cos, sin hablar de un nieto hipotético, para el
que se le distinga y se le dé autoridad llamán¬ cual sería renovada la misma identidad del
248 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
nombre. Dos hermanas con el mismo nómbre manos y de los primos de Jesús. Jesús, fruto
es más extraño. ¿ Qué decir en el caso de único y tardío de la unión de una mujer joven
ya
que dos hermanas tuvieran tres hijos llevando con un hombre
maduro, ofrece una rara con¬
el mismo nombre? Ninguna crítica admite la veniencia las opiniones según las cuales
para
su concepción fué
posibilidad de semejante coincidencia. Es pre¬ algo sobrenatural. En seme¬
ciso buscar una solución para librarse de esta jante caso la acción divina tenía que brillar
anomalía. Los ortodoxos, desde San
doctores tanto más cuanto que la naturaleza del
padre
Jerónimo, eliminar la dificultad supo¬
creen había de aparecer impotente. Agradaba mucho
niendo que los cuatro personajes enumerados' que los niños destinados á las grandes vocaciones
por Marcos y Mateo como hermanos de Jesús, profétieas como Samuel,- Juan Bautista y Ma¬
eran en realidad sus primos hermanos, hijos de ría misma naciesen de ancianos ó de
mujeres
María Cleofas. Pero ésto es inadmisible. Otros mucho tiempo estériles. También el autor del
muchos pasajes indicaban que Jesús tuvo ver¬ Proto-Evangelio de Santiago, San Epifanio,
daderos hermanos y, verdaderas hermanas. El insistía vivamente sobre la
vejez de José, por
arreglo de la pequeña escena contada por Ma¬ motivos á priori, sin duda, pero
guiado en ésto
teo (XIII, 54 y siguientes) y Marcos (VI, 2 y por un sentimiento justo de las circunstancias
siguientes) es muy significativo. Los "hermanos" en que nació Jesús.
se han unido inmediatamente á la "madre".. Las dificultades se combinan bastante bien
La anécdota (Marcos III, 41 y siguientes) Ma¬ suponiendo primer casamiento de José, del
un
teo (XII, 46 y siguientes) se presta todavía que tuvo varones y hembras, en particular á
menos al equívoco. En fin, toda la tradición Santiago y á Judas. Estos dos personajes, San¬
hierosilimitana distingue perfectamente los tiago al menos, parecen haber sido de más edad
"hermanos del Señor" de la familia de Clopas. que Jesús. El papel de hostilidad, atribuido
Notoriamente Santiago, hermano del Señor, no por el Evangelio á los hermanos de Jesús, el
era hijo de Clopas. Si lo hubiese sido, sería singular contraste que forman los princijiios y
hermano de Simeón Hegesipo no eJ género de vida de Santiago
su sucesor; y y de Judas con
lo creía. Los que lean los capítu¬
duden, que los de Jesús, son en tal hipótesis, menos inexpli¬
los XI, XXXII del tercer libro de la Historia cables que en las otras suposiciones
que se han
eclesiástica de Eusebio, y se convencerán. La hecho para salir de tanta contradicción.
cronología no permite suponerlo. Simeón mue¬ ¿Cómo los hijos de Clopas eran primos her¬
re muy viejo bajo Trajano; Santiago muere manos de Jesús? Tal vez por su madre, María
en el año 62, también de edad avanzada. La Cleofas, lo pretende el cuarto Evangelio;
como
diferencia de edad entre los dos hermanos, se¬ ó por su padre Clopas, del cual, Hegesipo hace
ría alrededor de cuarenta años. Añadiremos -un hermano de José; ó por las dos
partes al
mismo tiempo; porque en
que, en el Evangelio de los Llebreos, que tiene rigor es posible que
tan frecuente superioridad sobre los otros tex¬ las dos hermanas casasen con los dos hermanos.
tos sinópticos, Jesús llama directamente á San¬ De estas tres hipótesis, la segunda es'la más
tiago "mi hermano", expresión excepcional que probable. La hipótesis de los dos hermanos
no la hubiese empleado seguramente para con el mismo nombre, es de una
un suprema inve¬
primo hermano. rosimilitud.
Jesús tuvo verdaderos hermanos y verdade¬ ¿Pero cómo admiíir que los dos hermanos,
ras hermanas. Sólo es posible que estos herma¬ José y Clopas, tuviesen tres ó cuatro hijos con
nos
y estas hermanas fuesen semi hermanos y iguales nombres? Examinemos la lista de los
semi hermanas. ¿Eran también hijos é hijas cuatro hermanos de Jesús, dada por los sinóp¬
de María-? Esto no es probable. Los hermanos ticos: Santiago, Judas, Simón y José. Los dos
parecen haber sido de más edad que Jesús. Se¬ pu-imeros tienen títulos bien auténticos para
gún todos los indicios, Jesús fué el primer hijo llamarse hermanos del Señor; los dos últimos,,
de no tienen, fuera de los
María, y en su juventud
se le designa en pasajes sinópticos, nin¬
Nazareth con el nombre de
"hijo de María". guna referencia que hacer valer. Como los dos
Tenemos en este punto el testimonio del más nombres de Simón ó Simeón, José ó Joseph,
histórico de los Evangelios (Marcos, VI, 3). se encuentran en la lista de los hijos de
Clopas,
Esto supone que -fué mucho tiempo .conocido caemos en la hipótesis siguiente: que
los pasa¬
como hijo único de viuda. Semejante apelativo, jes de Marcos y Mateo, donde están enumera¬
en efecto, no se establece más que cuando el dos los cuatro hermanos de Jesús, encierran
padre no existe y la viuda no tiene otros hijos. una inadvertencia; que
de los cuatro persona¬
En fin, el mito de la virginidad de María (sin jes nombrados por los sinópticos, Santiago y Ju¬
excluir en absoluto la idea de que María haya das sólo eran hermanos de Jesús é hijos de
en seguida tenido otros hijos ó volviera á ca¬ José, pero que Simón y José han sido puestos
sarse), se combina mejor con la hipótesis de que aquí por error. El redactor de este pequeño
no tuvo más que un hijo. relato, como todos los agadistas, se cuidaba
La leyenda sabe" hacer en la realidad toda poco de la exactitud de los detalles materiales,
clase de violencias. Es
preciso pensar, sin em¬ y, como todos los narradores evangélicos (salvo
bargo, que la leyenda de que tratamos ahora el cuarto), estaba dominado por la armonía del
fué elaborada en el círculo mismo de los her¬ paralelismo semítico. La necesidad de la frase
LOS EVANGELIOS Y LA SEGUNDA GENERACION CRISTIANA 249
W
le llevaba á una enumeración cuyo giro pedía que el de Joseph. Es natural que se llamase
cuatro nombres propios. Como
conocía más no Santiago, teniendo en la familia la costumbre
que dos verdaderos hermanos de Jesús, se ve de llamarle "el pequeño", para distinguirle de
obligado á asociarles dos de sus primos herma¬ su primo hermano del mismo nombre. Simeón
nos. Parece, en efecto, que Jesús tenía más de podía tener una quincena de años menos que Je¬
dos hermanos. "¿Por ventura, no tendré yo sús. y, en rigor, pudo morir bajo Trajano. Sin em¬
derecho de poseer una, mujer, dice San Pablo, bargo, preferimos creer que Cleópida, martiriza¬
así como los otros apóstoles, y los hermanos do bajo Trajano, pertenecía á otra generación.
del Señor y de Cephas?" (Epístola á los Co- Los ciatos sobre la edad de Santiago y de
rinthios, IX, 5). Simeón son inciertos. Santiago había muerto
Según la tradición, Santiago, hermano del k los noventa y seis años; Simeón á los ciento
Señor, no se casó. Judas estaba casado, pero veinticinco. Esta última aserción es inadmisi¬
esto no basta para justificar el plural de San ble por sí misma. Por otra parte, si Santiago
Pablo. Es preciso que haya suficiente número de tenía noventa y seis años, como se pretende, el
hermanos para que la excepción de Santiago año 62, había nacido treinta y cuatro años an¬
no impida á San Pablo considerar en general tes que Jesús, lo que es poco probable.
á los hermanos del Señor como casados. Según lo que procede, se puede formu'ar el
Ciopas parece haber sido más joven que Jo- cuadro genealógico de la familia de Jesús tal
seph. Su hijo primogénito debió ser más joven como se ve á continuación:
(Juan, XIX, 25; HegesiooJ r asado con una mujer Ihmada Ma*
rftiMateo, XXVII. 56, 6 ; XXV II 1; Marcos, XV 40, 47; XVI, 11
de su primer casamiento á re su casa¬
Lucas, XXIV, 10; Ju n, XiX, 25). tiene de este asamle^to
-
miento
con María á
SANTIAGO JUDAS JESÚS SANTIAGO JOSÉ SIMEÓN
.
''Hermano del (Mateo, XIII, Otros hijos y Sob-enombrado el (Mat., XXVIT, Segundo obis¬
Señor" sobre¬ 55; Marcos, VI, otras hija, des¬ Menor, para distin¬ 56; Marcos XV, po ue Jerusalén,
nombrado tam¬ 3; Ju as, I 1, He¬ conocidos (Ma¬ guirlo de su primo 40, 47) p jesto mártir s gún la
bién el Justo ó gesipo, en Euse- teo, XIII, 56; hermano del mismo por error entre opinión común
Obliam, primer bio, H. III, 19 Marcos, VI, 3; I nombre nacido antes los hermanos de ( Hegesipo , e n
obispo de Jeru- 20, 32.1 Cor., IX, 5.) que él.(Mateo XXVIi, Jesús: aleo, Eus. H. E, 11 r
salén, m á r ir; 56; arcos. XV, 40; XI11,55; Marcos 11, 22, 32. iv, 5,
me donado e n XVI, 1; Lucas, XXIV, VI, 3; descono 22 Constit.
Mateo, XII. 55;
Hijos desconoci¬
10). Desconocido e I cldos los demás. apoit., Vil, 46,
y Marcos, VI, 3, resto.' etc.) puesto por
dos.
Gal, I, 19; II, 9, er or ntre lo i
Quedaríapor investigar si alguno de estos En suma, 110 parece que un solo individuo
hermanos ó primos hermanos de Jesús no figu- de la familia de Jesús haya formado parte del
en la lista de los apóstoles que nos han con¬ colegio de los Doce. Santiago mismo no se con¬
servado los sinópticos y el autor de los Hechos. taba entre ellos. Los dos únicos hermanos del
Aunque el colegio de los apóstoles y el de los Señor, de los cuales conocemos los nombres
hermanos de Jesús fuesen grupos distintos, se con certeza, son
Santiago y Judas. Santiago no
ha mirado como posible que alguno formase Judas tuvo dos hijos
se casa, pero y dos nietos.
parte de los dos. Los nombres de Santiago, de Estos últimos comparecen ante Domiciano co¬
Judas y de Simón se encuentran en las listas de mo descendientes de David
y fueron presiden¬
losapóstoles. Santiago, hijo de Zebedeo, nada tes ele Iglesias en Siria.
tiene que ver en esta discusión, como tampoco En cuanto á los hijos de Ciopas, conocemos
Judas Iscariote. ¿Pero qué pensar de ese San¬ tres, de los cuales uno parece haber tenido tres
tiago, hijo de Alteo, que las cuatro listas de los hijos. Esta familia de Clo¡ as estuvo en po¬
apóstoles cuentan en el número de los Doce? sesión, después de la guerra cíe Tito, de la pree¬
En realidad, Santiago, hijo de Alteo, no tie¬ minencia en la Iglesia de Jerusalén.
ne el menor título para figurar entre los pri¬ Un individuo ele la familia Chopas fué mar¬
mos hermanos de Jesús. El personal tirizado bajo Trajano. Pasado esto no se vuel¬
evangélico
posee en realidad cuatro Santiagos: uno hijo ve á oir hablar más de los descendientes de los
de José y hermano de Jesús, otro hijo de Cio¬ hermanos del Señor ni de descendientes de
pas, otro hijo de Zebedeo y otro hijo de Alfeo. Clopas.
16
'250 . NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL ^
SEXTA PARTE
LA IGLESIA CRISTIANA
Z- s " J
CAPITULO PRIMERO es
suprimido. El carácter personal del empera¬
dor responde á lo que había de excelente en
Adriano.
estas reformas. Adriano se mostraba con los
La salud deTrajano se agravaba por días y humildes de una afabilidad encantadora, y no
al fin partió para Roma, dejando el mando del podía sufrir que, bajo pretexto de majestad,
ejército de Antioquía á Adriano, su primo y se le prohibiese su placer supremo, el derecho
sobrino alianza. Una hidropesía le obliga
por de ser amable.
á detenerse Selinunte (1), en la costa de Ci-
en
Era, á pesar de todos sus defectos, un espíritu
licia. Murió el 11 de Agosto del año 117, á la vivo, abierto, original. Gusta de Epicteto y le
edad de sesenta y cuatro años. La situación comprende, sin
era aunque creerse obligado á seguir
triste: el Oriente rebelaba por completo; los máximas. Nada le escapa; quiere
se sus se saber¬
haauritanios, los bretones, los sármatas, apare¬ lo todo. Desprendido de esa severidad y de ese
cían amenazadores. La Judea, reducida, pero prejuicio que Hacían al verdadero romano des¬
Estremeciéndose, anunciaba nuevos furores. Una conocer el resto del mundo, Adriano amaba las
intriga muy obscura dirigida por Plotina y cosas exóticas; ^se divertía y se burlaba de ellas
Matiaia, da, en estas circunstancias críticas, el con gracia. El Oriente particularmente le atraía.
Administró sin duda, demasiado, pero lo hizo pero su gusto no era puro. Tenía sus autores
bien. Fué el organizador definitivo del gobier¬ favoritos y preferencias singulares. En suma,
no imperial, y marca una época suprema en la un pequeño literato y un arquitecto teatral.
Historia del derecho romano. Hasta entonces, No adopta ninguna religión ni filosofía, pero
íá casa del
príncipe había sido la del primer tampoco niega nada. Su espíritu superior gira
personaje del Estado, una casa como otra cual¬ siempre como una veleta á todos los vientos.
quiera, compuesta de domésticos, libertos y se¬ El elegante adiós á la vida que murmura al¬
cretarios privados. Adriano organiza el palacio. gunos momentos antes de su muerte:
Para llegar á los empleos palatinos, hay que ser,
cuando menos, caballero; los criados de la casa
Animula, vagula, blandula...
de César se convierten en funcionarios. Un con¬ da la medida de su inteligencia. Toda investi¬
sejo permanente del príncipe, compuesto sobre gación tiene para él una alegría, toda curiosi¬
todo de jurisconsultos, toma atribuciones defi¬ dad una sonrisa. La soberanía no~ consigue ha¬
nidas. Los senadores especialmente agregados cerle más que medio serio. Su traje tenía el
al gobierno, son ya los comités (condes); todo desgaire y el abandono del hombre más ''ondu¬
se hace por registros, en la formación de los lante variable" que haya nunca existido.
y
cuales el senado toma su parte, y no por la Se distinguió por su tolerancia. No deroga
voluntad directa del príncipe. Es siempre el las leyes restrictivas que combatían indirecta¬
consejos, las audiencias y los magistrados in¬ personalmente procura atenuar el efecto. En
dependientes. Un brillante espíritu de verda¬ este punto fué superior á Trajano, que, sin
dero liberalismo y de humanidad, se manifies¬ ser fiilósofo, tenía una doctrina de Estado de
El primer cuidado de Adriano fué liquidar Cartago con un barrio nuevo. En todas par¬
la difícil sucesión que le dejaba Trajano. tes las ciudades caídas en decadencia, salían
Adriano era un escritor militar distinguido, de sus ruinas y tomaban el nombre de Colonia
'
sin duda, una hora solemne aquella en que por que dura cerca de cuatro años y medio, y con¬
primera vez las águilas retrocedían y el impe¬ sigue ver todo el Oriente. Este viaje fué aún
rio declaraba haber excedido su programa; más brillante que el primero. Se hubiese di¬
pero esto resultaba sabio y prudente. La Per- cho que el viejo mundo resucitaba bajo los pa¬
sia, como la Germania, era para Roma lo inacce¬ sos de un Dios bienhechor. Maravillosamente
sible. Las grandes expediciones dirigidas á penetrado de la historia antigua, Adriano quie¬
esta parte, como las de Craso, Trajano y Ju¬ re verlo todo, se interesa por todo, y desea que
liano, fueron descalabros, mientras que las ex¬ se restaure todo cuanto había existido. Para
pediciones de un deseo más limitado como las agradarle, se trata de hacer revivir las artes
¿e Lucius Verus y Septimio Severo, cuyo ob¬ perdidas. En estilo neoegipeio se pone de mo¬
jeto era no atacar á fondo al imperio partho, da y lo mismo ocurre con el neofenicio. A su
sino apoderarse de las provincias feudales alrededor pululan los filósofos, los moralistas,
próximas al imperio romano, realizaron sus los críticos. Era Nerón sin la locura. Una mul¬
propósitos. La dificultad de un abandono tan titud de viejas civilizaciones desaparecidas as¬
humillante para el orgullo romano era doble piran á renacer, si 110 materialmente cuando
por la incertidumbre que había sobre la adop¬ menos en les escritos de los arqueólogos y los
ción de Adriano por Trajano. Lucius Quietus historiadores. Así se ve á Herennius Filón de
y Marcius Turbo deducían de la importancia Byblos, tal vez bajo la inspiración directa del
de las últimas comisiones que habían realiza¬ emperador, que intenta restaurar la Fenicia
do, un título casi igual al de Adrianol Quietus antigua. Las fiestas nuevas, los juegos hadria-
fué asesinado, y se puede suponer que, siem¬ nienos renovados de los griegos, recordaban,
pre atentos á expiar la muerte de sus enemi¬ por última vez, el brillo de la vida helénica.
gos, para encontrar una señal de la venganza Era como un renacimiento universal del mun¬
celeste, los judíos vieron en este fin trágico un do antiguo,. renacimiento brillante, pero poco
castigo del mal que el feroz berebere les había sincero, un poco teatral. Cada país, en el seno
hecho. de la gran patria romana, volvía á encontrar
Adriano tardó un año en volver á Roma, sus títulos de nobleza y se los apropiaba. Se
inaugurando la costumbre de los viajes, que piensa, estudiando este singular espectáculo en
hacen de su. reinado una perpetua carrera al la especie de resurrección de los muertos, de
través de las
provincias de su imperio. Des¬ que nuestro siglo ha sido testigo, cuando, en un
pués consagra otro año á los cuidados más momento de universal benevolencia, se quiso
graves de la administración y atiende con es¬ restaurar todo, reedificando las Iglesias góti¬
pecial solicitud á las reformas constituciona¬ cas, restableciendo las peregrinaciones olvi¬
les. En seguida hace un largo recorrido, visi¬ dadas, poniendo en boga las fiestas, las costum¬
tando sucesivamente la Galia, las orillas del bres antiguas.
Rhin, la Bretaña, España, la Mauritania y Adriano, más griego que romano, por la cul¬
Cartago. Su vanidad y sus gustos de anticua¬ tura de su espíritu, favorecía este movimiento
rio le hacían soñar en el papel de fundador ecléctico, contribuyendo poderosamente á él. Lo
de pueblos y restaurador de los recuerdos an¬ que hizo en el Asia Menor fué, en realidad,
tiguos. No le agradaba la ociosidad de los sol¬ prodigioso. Cyziquia, Nicea, Nieomedia, se yer-
dados en los cuarteles y veía en los grandes guen de nuevo. Los templos de la más rica ar¬
trabajos públicos una manera de ocuparlos. quitectura, eternizan por todas partes la me¬
Esta es la causa de las innumerables construc¬ moria del soberano literato, que parece querer
ciones que datan del reinado de Adriano; ca¬ que un mundo rejuvenecido recuerde su nom¬
minos, puentes, puertos, teatros templos. Esta¬ y bre. La Siria no fué menos favorecida. Antio-
ba rodeado de una nube de arquitectos, de inge¬ quía y Dafné
se convirtieron en el rincón más
nieros y de artistas, reglamentados como una le¬ delicioso del mundo. Las combinaciones de la
gión. Todo parecía renacer en las provincias arquitectura pintoresca, las fantasías del pai¬
donde encaminaba sus pasos; todo era vuelto sajista, las obras maestras de la hidráulica, fue¬
á hacer de nuevo. A excitación del emperador ron prodigadas. Palmira misma fué, en parte,
se
formaban, para los grandes trabajos, pode¬ renovada por el gran arquitecto imperial, y
252 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
toma de él, como otras numerosas ciudades, el de estas fieras saltó del mismo sitio donde ha¬
nombre de íladrianópolis. bía estado el Santísimo. Los peregrinos, ane¬
El mundo no había tenido nunca tanta ale¬ gados en lágrimas, dijeron: "¡Cómo! ¿Es aquí
gría, tanta Los bárbaros, más allá
esperanza. el lugar para el cual fué escrito: "El profano
del Rhin y del Danubio, eran apenas presenti¬ que se aproxime, caerá muerto", y ahí están
dos. El espíritu liberal del emperador repartía los chacales paseándose en libertad?"
en todas partes una especie de conformidad. Estas ruinas inspiraron á Adriano el pensa¬
Los judíos mismos se manifestaban divididos. miento que le inspiraban todas las ruinas: el
Todos los que se habían reunido en Bétlier y en deseo de reedificar la ciudad destruida, de co¬
las ciudades del Sur de Jerusalén, parecían po¬ lonizarla, ele darle su nombre ó el de su fa¬
seídos de una rabia sombría. No tenían más milia. La Judea volvería así á la cultura. Je¬
que una idea: levantar por la fuerza la ciu¬ rusalén, elevada á la categoría de plaza fuerte,
dad cuyo acceso les estaba prohibido y devol¬ entre las manos de los romanos, debía servir
ver á la colina elegida de Dios sus antiguos ho¬ para tener á raya las poblaciones judías. Todas
nores. En cuanto á los partidos moderados, en las ciudades de Siria, Gerasa, Damasco, Gaza,
particular los supervivientes, semicristianos y Petra, se reedificarían á la romana, inaugurando
esenios, de las catástrofes egipcias bajo Traja- eras nuevas ó tomando el nombre del dios viaje¬
no, no les causaba á Adriano un efecto desagra¬ ro. Jerusalén era demasiado célebre para consti¬
dable. Hasta pudieron imaginar que el empera¬ tuir una excepción en este movimiento de dile-
dor había ordenado la muerte de Quietus para ttantismo histórico y de universal renovación.
castigar sus crueldades con los judíos. Conci¬ Es probable que, si los judíos hubiesen sido
ben tal vez un momento la esperanza ele ver al menos intransigentes en sus ideas, si algún Fi¬
ecléctico emperador emprender la resurrección lón de Byblos hubiese existido entre ellos para
de Israel como uno de sus numerosos caprichos presentar el pasado judío como una variedad
de artista. Un piadoso alejandrino repite, para simplemente gloriosa entre las diversas litera¬
inculcar estas ideas, la forma ya consagrada turas, religiones y filosofías de la humanidad, el
por el éxito, y supone qúé una sibila, hermana curioso é inteligente Adriano, hubiese ordena¬
de Isis, había tenido la visión- desordenada de do la reedificación del templo, no como querían
las pruebas reservadas á los últimos siglos. los doctores, sino de un modo ecléctico, como
Había bajo Adriano, en Egipto, un grupo de lo que él era, un gran amateur de cultos anti¬
piadosos monoteístas para quien los hebreos guos. El Talmud está lleno de las conversacio¬
eran todavía el pueblo justo y santo por exce¬ nes de Adriano con los rabinos célebres, con¬
lencia, á los ojos de los cuales la destrucción versaciones ficticias, de
seguro, pero que respon¬
del templo de Jerusalén era el crimen irredi¬ den bien al carácter de este emperador, espíri¬
mible, verdadera causa de la ruina de Roma y tu delicado, que gustaba hablar con todo el
que fomentaba las calumnias contra los Flavios. mundo, discutidor, curioso por las cosas extra¬
Estos esperaban la resurrección del templo y ñas, ávido de saberlo todo para burlarse en
de Jerusalén y concebían al Mesías como un seguida. Pero la peor injuria que puede hacerse
hombre elegido de Dios, creyendo que éste fue¬ á los partidos absolutos, es ser tolerante con
ra Jesús, y leían el Apocalipsis de Juan. El ellos. Los judíos se asemejaban mucho bajo este
Egipto estaba habituado desde -hacía tiempo á aspecto á los católicos exaliados de nuestros
singularidades en lo que se refiere á la histo¬ días. Tales convicciones no admiten razonamien¬
ria judía y cristiana. Su desarrollo religioso
no tos; lo quieren todo. Verse tratada como una
era sincrónico al del resto del mundo. Venera¬ secta entre otras muchas, es j ara la reli¬
ban á
Adriano, pero la Judea no hubiese con¬ gión que se cree la única verdadera, una so¬
sentido, aunque fuese por un momento, en con¬ berana injuria. Prefiere estar fuera de la ley y
siderar á este emperador como el mejor de los verse perseguida. Esia situación violenta pare¬
corto interregno. las costumbres que suponían en la cual, ciertamente, no pensó Adriano. Los
al templo, como si existiese, se habían conser¬ trabajos- avanzaban con mucha lentitud, y cuan¬
vado. El diezmo se continuaba pagando á los do Adriano, dos años después, emprendió de
sacerdotes y ios preceptos de purismo levítieo nuevo el camino de Occidente, la nueva Colonia
se guardaban estrictamente. Pero la reconstruc¬ JElia Capitalina, era más bien un proyecto que
ción sólo podían hacerla los judíos. la menor una realidad.
falta á las prescripciones legales hubiese bas¬ Circuló mucho
tiempo entre los cristianos un
tado para hacer creer en el sacrilegio. Más va¬ relato singular. Un griego ele ¡Siuope, nombra¬
lía, á los ojos del ¡ iadoso israelita, ver el san¬ do Aquila, recibió de Adriano el cargo de in¬
tuario habitado por las fieras de la noche, que tendente de los trabajos para la reconstrucción
agradecer su restauración á un burlón profano de LElia, y había conocido en Jerusaíén á los
que, después de haberlo edificado, no dejaría discípulos de los apóstoles. Herido por su pie¬
de hacer algún epigrama sobre los dioses ex¬ dad y sus milagros, se hizo bautizar. Pero el
traños de los cuales restablecía los altares. cambio de las costumbres no siguió al de la fe.
Jerusaíén
era para los judíos algo tan santo Aquila, aficionado á las locuras de la astrono¬
como el
templo. A decir verdad, no hacían dis¬ mía judiciaria, sacaba cada día su horóscopo,
tinción entre" lo uno y lo otro. El sentimiento pasando por un sabio de primer orden en estas
que expresaron los hasidim cuando supieron materias. Los cristianos veían tales prácticas
que la ciudad de Dios iba á reedificarse, fué conrecelo y los jefes de la Iglesia dirigían sus
de rabia. Estaba latente el recuerdo de los ex¬ amonestaciones al nuevo hermano, que no hacía
terminios ele de Turbo. Un terror ex¬
Quietus y caso y se rebelaba contra la opinión de la Igle¬
traordinario pesaba sobre Judea; pero podía sia. La astrología le condujo á graves errores
preverse para el porvenir una revolución más sobre el destino y la fatalidad. Este espíritu
terrible que las precedentes. incoherente quería asociar cosas opuestas que
Desde el año 122, probablemente, Adriano nunca podían marchar unidas. La Iglesia lo
dió sus órdenes, comenzando la reconstrucción. declaró impropio para la salvación, y lo recha¬
La población se compuso, sobre tocio, de vete¬ zó conservándole profundo. Sus re¬
un rencor
acompañadas de juegos, terminaban, casi siem¬ nas, ocupaba un ala especial. Sobre un arco,.,
pre, enejecuciones. Como coronamiento de la que ha llegado á nuestros días, Adriano fué
fiesta, la multitud pedía el suplicio de algunos igualado á Theseo. Un barrio de Atenas reci¬
desgraciados. La terrible aclamación "¡Los cris¬ bió el nombre de Adrianópolis.
tianos á los leones!" se escuchaba de ordinario La actividad intelectual de Adriano era sin¬
en los teatros y era la autoridad no
raro que cera, pero le faltaba el espíritu científico. En
se prestase á tales aclamaciones del pueblo re¬ sus reuniones de sofistas, todos los asuntos di¬
unido. El emperador, acabamos de verlo, se opu¬ vinos y humanos -fueron discutidos; pero nin¬
so cuanto pudo á esas infamias. El verdadero guno se resolvía. No parece que se llegase has¬
culpable era las leyes del imperio que el capri¬ ta el racionalismo completo. El emperador ha¬
cho de la muchedumbre interpretaba á su gusto. cía en Grecia el efecto de un hombre muy
reli¬
Adriano pasó el invierno de 125-126 en Ate¬ gioso, y aún supersticioso. Quería iniciarse en
nas. En este punto de cita de todos los hom¬ los misterios de Eleusis. En suma, lo que se
bres cultos sintió vivas satisfacciones. La Gre¬ beneficiaba con todo este movimiento era el
cia había llegado á ser como un juguete, con paganismo. La libertad de examen constituía
el que se divertían los romanos letrados. Sin también un progreso efectivo. Phlegon, secreta¬
miedo á las consecuencias políticas, se entre¬ rio de Adriano, pudo tener algunos conocimien¬
gaban al liberalismo, á las asambleas del.pue¬ tos de la leyenda de Jesús. Esta amplitud del
blo y el Areópago; á elevar estatuas á los gran¬ espíritu de controversia, bajo Adriano, dió na¬
des hombres del pasado y rehacer el panhc- cimiento á un género de literatura cristiana
llcnio, la confederación de pretendidas ciuda¬ llena de novedad; la literatura apologética, que
des libres. Atenas era el centro de este movi¬ brilló después tanto durante el siglo de los An-
miento nuevo. Los Mecenas esclarecidos tenían toninos.
en ella su domicilio, en particular Llerodes Atti- El cristianismo, predicado en Atenas setenta
cus, uno de los esjDÍritus más notables de la años antes, había fructificado. La Iglesia de
época, y los Philopappus, últimos descendien¬ Atenas no tuvo nunca .la estrechez de algunas
tes de los reyes Seleucidas, que. elevaron, hacía otras. Su carácter particular fué el de produ¬
tiempo, sobre la colina del Museo, un monu¬ cir pensadores cristianos individuales. La apo¬
mento que aún existe. logética debía nacer y nació en su seno.
Este mundo de profesores, de filósofos
y de Algunos de los individuos que se llamaban es¬
liieratos, el verdadero elemento de Adriano.
era pecialmente "filósofos" se habían adherido á-
Su vanidad, su talento, su gusto por la conver¬ la doctrina de Jesús. Este nombre de filósofo
sación brillante, se encontraban satisfechos en requería costumbres graves y un traje aparte,
medio de compañeros á quienes honraba igua¬ especie de manto, que distinguía al que lo lle¬
lándose con ellos, sin abdicar nada en el fondo vaba, algunas veces para la burla y con más
de su prerrogativa. Era hábil polemista y se frecuencia para el respeto de los transeúntes.
figuraba no deber las ventajas, que siempre ob¬ Al abrazar el cristianismo los filósofos no re¬
ciados los que le hiriesen ó le derrotaran en la tegoría de cristianos hasta entonces desconoci¬
discusión! El Nerón, hábilmente disimulado, da. Escritores y oradores de profesión, estos
que había en él, se revelaba entonces. Lo que filósofos convertidos llegaron á ser pronto los
fundó de cargos nuevos, lo que dió en pensio¬ doctores y polemistas de la secta. Iniciados en
nes literarias, no puede calcularse. Tomaba en la cultura griega, poseían más dialéctica y ap¬
serio sus títulos de arconte y de agonotheto. titud para la controversia que los predicadores
Hizo él mismo una constitución para Atenas, puramente apostólicos. ¡Momento solemne que
'combinando á dosis iguales las leyes de Solon señala la llegada á la plenitud de la conciencia!
y las de Dracon, y quiso experimentar su fun¬ El cristianismo, á partir de esta hora, tuvo sus
cionamiento. La ciudad fué por completo reno¬ abogados. Discutían y se discutía con ellos. A
vada. El templo de Júpiter Olímpico, cerca de los ojos del gobierno eran gentes más suscep¬
Illisus, comenzado por Pisistrato, una de las tibles de tomadas en serio que los adeptos
ser
maravillas del mundo, fué concluido y el em¬ humildes sin educación, orientales- supersti¬
y
perador tomó el título de Olímpico. En el inte¬ ciosos. Nunca, hasta entonces, se había atrevi¬
rior de la ciudad, levantó un vasto recinto de do el cristianismo á dirigirse á la autoridad ro¬
templos, de pórticos, de gimnasios, de estableci¬ mana para pedir que fuese rectificada la falsa
mientos de instrucción pública. Todo estaba muy posición en que se encontraba. El carácter de
lejos de la perfección del Acrópolis, pero estas los anteriores emperadores no invitaba cierta¬
construcciones superaban á cuanto se había vis¬ mente á tales explicaciones. La petición hu¬
to hasta entonces, por la rareza de los mármo¬ biese sido, sin duda, rechazada sin ser leída si¬
les y la riqueza de los adornos. Un Pantheón quiera. La curiosidad de Adriano, la ductilidad
central contenía él catálogo de los templos de su espíritu, el pensamiento de que se le
que el emperador había edificado, reparado ó agradaba presentándole algún argumento nue¬
adornado, y de los que hizo donación á las ciu¬ vo, fueron causa principal de la osadía de
dades tanto griegas como bárbaras. Una bi¬ los cristianos. Comenzando la política que se¬
blioteca, abierta á todos los ciudadanos de Ate¬ guirá constantemente á partir del siglo IV, el
LA IGLEJSIA CRISTIANA 255
cristianismo se decide por resolver sus cuestio¬ de derrotar. La Iglesia triunfa. El momento' de
nes con los soberanos sin hacer caso de los pue¬ Adriano fué más tarde considerado como la
blos. "Con vosotros queremos discutir; pero la sima luminosa de una época de esplendor don¬
multitud no vale la pena de que se le den ra¬ de la verdad cristiana brilla sin obstáculo. á
zones", dice uno de sus escritos. todas las miradas. No se olvidan la inmorali¬
El primer ensayo de eiste género fué la obra dad del soberano, sus supersticiones, su inicia¬
de un cierto
Quadratus, personaje importante ción vana en misterios impuros; pero, á pesar
de la tercera generación cristiana, que se dice de todo, Adriano queda,- al menos para una
había sido discípulo de los apóstoles. Quadra¬ parte de la opinión cristiana, como un hombre
tus entregó al emperador una apología del cris¬ serio, dotado de raras virtudes y que da al
tianismo que se ha perdido, pero que fué muy mundo sus últimos días de belleza.
estimada, durante los primeros siglos. Se que¬
jaba de las supercherías que las gentes malig¬
CAPITULO IV
nas suscitaban entre los fieles para
despertar
la antipatía contra la fe cristianá. Hasta tra¬ Los escritos Juánicos.
taba de convertir á Adriano con el argumento
de los milagros de Jesús. Quadratus pretendía A lo que parece fué por este tiempo cuando
que había conocido algunos de los resucitados se oye hablar por primera vez de un libro mis¬
ó curados por el Salvador. Adriano se hubiese terioso, adeptos constituían un caso ex¬
cuyos
divertido, seguramente, viendo á uno de esos traordinario. Era un nuevo Evangelio muy su¬
venerables centenarios, pero ésto no le hubiese perior, decían, á los hasta entonces conocidos;
convencido. ¡ Había sido testigo de tantos mi¬ un
Evangelio espiritual, tan superior á los de
lagros! Sólo había sacado al verlos una conclu¬ Marcos y de Mateo, como el alma lo es á la
sión, y es que el número de las cosas increíbles materia. Este Evangelio procedía del apóstol
de este mundo, es infinito. más amado de Jesús, de Juan que, habiendo
Otra apología, cuyo autor era un cierto Arís- disfrutado de su intimidad, conocía, natural¬
tides, filósofo ateniense, convertido al cristia¬ mente, muchos detalles ignorados por los otros,
nismo, fué presentada á Adriano. No sabemos y aún rectificaba en diversos asuntos la-forma
más, sino que obtuvo entre los cristianos una en que
ellos habían jiresentado los hechos. El
estimación igual á la del escrito de Quadratus. texto en cuestión, difería bastante de la senci¬
Los que pudieron leerla admiraban la elocuen¬ llez de los primeros relatos evangélicos. Sus
cia, la gracia del autor y el uso acertado que pretensiones eran más elevadas y, seguramente,
había hecho de los pasajes de los filósofos pa¬ la intención de los que le propagaron era des¬
ganos para probar la veracidad de la doctri¬ tinarlo á reemplazar las humildes vidas de Je¬
na de Jesús. sús que hasta entonces habían circulado. El his¬
Esos escritos, emocionantes por su novedad, toriador, del cual se hablaba con tanto miste¬
pudieron causar efecto en el emperador. Ideas rio, había reposado sobre el pecho del maestro,
singulares en cuestiones religiosas dominaban y sólo él conoció los secretos divinos.
su espíritu. Parece que más de una vez dió al El nuevo libro procedía de Efeso, es decir,
cristianismo pruebas de verdadero respeto. Hizo de uno dé los principales focos de elaboración
edificar gran número de templos ó basílicas sin dogmática de la religión cristiana. Ya hemos
inscripción ni destino bien determinado. La ma¬ admitido como posible la hipótesis de que Juan
yor parte quedaron sin concluir ó no dedicadas; había pasado su vejez en esta ciudad, y en ella
y se las llamó las adrianadas. Estos templos terminó sus días. Es cierto, cuando menos, que
vaeíos, sin estatuas, hicieron creer que Adria¬ tuvo un partido en Efeso que hizo cuanto pudo
no los había mandado construir así expresamen¬ por engrandecer su nombre. Pablo tenía sus Igle¬
te. En el
siglo III, cuando Alejandro Severo sias, y Pedro y Santiago disponían también de
trató de levantar un templo á Cristo, los cris¬ una familia de adopción espiritual. Se quiso
tianos esparcieron la idea de que Adriano había que fuese lo mismo para Juan: deseaban igua¬
pretendido hacer otro tanto, y que las adriana¬ larlo á Pedro y hasta llegó á decirse, con detri¬
das debían servir de instalación al nuevo culto. mento de este
último, que en muchos casos
Adriano, aseguraban, se había detenido
porque Juan había ocupado el primer puesto en la his¬
al consultar los oráculos éstos le contestaron que toria evangélica. Como los Evangelios existen¬
si templo semejante se edificaba, todo el
un tes no apoyaban esta pretensión, hubo que re¬
mundo- se haría cristiano, abandonando los otros currir á de fraudes
uno esos piadosos que en¬
templos. Varias de estas adrianadas fueron Igle¬ tonces no causaban
escrúpulos á nadie. Así se
sias en el siglo IV. explica que de Efeso se vea elevarse obscura¬
Hasta las locuras de Adriano con su mance¬ mente, hacia el fin de la edad apostólica, una
bo Antinóo fueron un elemento
apolo¬ de la clase de libros destinados á obtener más tarde,
gética cristiana. Semejante monstruosidad pa¬ en la teología cristiana, un rango superior á
reció el punto culminante del reinado del de¬ todas las otras páginas inspiradas.
monio. Este dios reciente, que todo el mundo Que Juan haya escrito él mismo sus obras,
conocía, fué muy explotado para combatir á es inadmisible. Que
fueran escritas*á su vejez y
los otros dioses, más antiguos y menos fáciles con su asentimiento, es aún muy dudoso. Lo que
25(j NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
parece más probable, es que un discípulo del trata de sorprender á su lector con afirmacio¬
apóstol, depositario de muchos de sus recuer¬ nes enfáticas.
dos, se creyó autorizado para hablar en su nom¬ Insistiendo mucho sobre su cualidad de testi¬
bre y escribir veinticinco ó treinta años des¬ go ocular y sobre el valor de su propio testi¬
pués de su muerte, lo que recordaba como iné¬ monio, el narrador del cuarto Evangelio no dice
dito de su vida. Efeso, en todo caso, tenía tra¬ nunca: "yo, Juan". El nombre de Juan, no fi¬
diciones particulares' sobre la vida de Jesús, y gura ni una vez en la obra; sólo está en el tí¬
aún me atrevo á decir que una vida de Jesús tulo, pero nadie duda de que Juan sea el dis¬
á su manera. Estas tradiciones residían, sobre cípulo anónimo ó designado con ciertas reser¬
todo, en la memoria de dos personas de la ma¬ vas en algunos pasajes del libro. Tampoco se
yor autoridad en la historia evangélica, á saber: duda que la intención del falsificador es hacer
un homónimo del apóstol Juan que se llamaba creer que este personaje misterioso era el autor
Nos inclinamos á creer que el cuarto Evan¬ píritu de este sectario, tan pronto lo aproxima¬
gelio representa las tradiciones de ese Presby¬ ba como lo alejaba de las ideas predominantes
téros y de Aristion, las cuales podían remontar¬ en el círculo efesio. Así es, indistintamente
se al apóstol Juan. Parece, por otra parte, que,
para uno, el adversario que los escritos juáni¬
para preparar el fraude piadoso, se lanzó pre¬ cos quieren combatir, y para otros el verdadero
viamente unaepístola atribuida á Juan que autor de estos escritos. Tal es la obscuridad que
debía habituar al público de Asia á un estado gravita sobre la cuestión juánica, que 110 se
cuya adopción se intentaba como procedente puede considerar imposible esta última hipóte¬
del apóstol. Se atacaba á los docetas ó fanta- sis. Ella explicaría bien lo que sabemos de Ce¬
siastas, que eran entonces el gran peligro del rinto, cuya costumbre era proteger sus sueños
cristianismo en Asia. Con mucha vehemencia y con el nombre de un apóstol, y aclararía el
afectación se insistía sobre el valor del testimo¬ misterio en que estuvo el libro cerca de cin¬
nio del apóstol, testigo ocular de los hechos cuenta años y la oposición viva que se le hizo.
evangélicos. El furor con que Epifanio combatió esta opi¬
El estilo de los escritos pseudo juánicos, cons¬ nión induce á que no estaba falla de fun¬
creer
tituye algo aparte, y ningún modelo había exis¬ damento. Todo posible en estas épocas te¬
es
tido antes del Presbytéros. Sin embargo, se ie nebrosas; y si la Iglesia, venerando el cuarto
ha demostrado demasiada admiración. Hay fue¬ Evangelio como la obra de Juan, fué engañada
go, pasión, á veces cierta sublimidad en estos por uno de los que consideraba como sus ma¬
escritos^ pero tienen algo de soberbios, de fal¬ yores enemigos, ésto no sería, en suma, más
sos, de obscuros. La ingenuidad falta en abso¬ extraño que tantas otras equivocaciones que
luto. El autor no cuenta; demuestra. Nada más componen la trama de la historia religiosa de
fatigoso que esos extensos relatos de milagros la humanidad.
y sus discusiones, donde los maliciosos ó los ad¬ Lo que hay de seguro es, que el autor es, á
versarios ele Jesús juegan el papel de idiotas. la vez, el padre y el adversario <lel gnosticis¬
A esa confusión de verbosidad, preferimos el mo, el enemigo de los que dejaban evaporarse
dulce estilo, hebraico aún, del Sermón de la en un docetismo tenebroso la humanidad real
Montaña, y la limpidez de narración que cons¬ de Jesús y el cómplice de los que le relegaban
tituye el encanto ele los evangelistas primitivos. en la abstracción divina. Los espíritus dogmá¬
Estos no tienen necesidad de repetir sin cesar ticos nunca son más severos que con aquellos
qüe ellos han visto lo que cuentan, y que cuan¬ de los cuales sólo les separa una modificación.
to dicen es verdadero. Su sinceridad, incons¬ El Evangelio de Juan fué una vida de Je¬
ciente de la objeción, no es esa sed febril de las sús, que se aparta de la contada en los escritos
citas repetidas, poniendo de relieve que la in¬ de Marcos, de Lucas y del pseudo Mateo. Es
credulidad y la duda, han comenzado. Por el evidente que estos tres Evangelios y otros del
tono ligeramente excitado del nuevo narrador, mismo género, eran poco conocidos en Asia, ó
se diría que tiene miedo de no ser creído, y que al menos, tenían escasa autoridad. Juan se ha-
LA IGLESIA CRISTIANA 257
bía, sin duela, acostumbrado á contar la vida vación exagerada que el autor concede á Jesús.
de Jesús de una manera distinta á la del pe¬ Semejante altura excluía lo natural. Jesús se
queño círculo galileo,
que los tradieionistas de proclama la Verdad y la Vida; se declara Dios;
la Batanea habían creado, había que una gran no se llega al Padre más que por él. De tales
parte de la actividad de Jesús se desarrolló en afirmaciones pesadas y solemnes, tenía que re¬
Jerusalén. Conocía las personas y los detalles sultar una notable presunción. En los Evan¬
que los primeros narradores ignoraban ó habían gelios sinópticos, el Dios no se afirma; se re¬
olvidado. En cuanto á los sermones de Jesús, vela por el encanto de sus discursos imperso¬
tales como la tradición
galilea los redactaba, nales. Aquí, el Dios argumenta, para demos-
si los conoció, la Iglesia de Efeso debió echarlos tras su divinidad. Es la rosa disputando para
en olvido. probar que tiene perfume. El autor, en seme¬
Así nace el cuarto Evangelio, escrito de nulo jante caso, se preocupa tan, poco de la verosi¬
valor, si se trata de saber cómo hablaba Jesús, militud, que algunas veces no se sabe dónde
pero superior á los Evangelios sinópticos, en ac-aban los sermones de Jesús y comienzan las
lo que se refiere al orden de los hechos. Los via¬ disertaciones del narrador. Otras veces cuenta
jes de Jesús á Jerusalén, la institución de la conversaciones á las cuales nadie pudo asistir.
Eucaristía, que nuestro autor da como resulta¬ Se nota que su verdadero deseo no es recordar
do de una costumbre de Jesús y no de una pa¬ las pal-abras han sido realmente dichas,
que
labra pronunciada en el instante preciso, la sino que pretende, sobre todo, dar autoridad á
agonía anticipada de Jesús, una multitud de las icleas que le son queridas, atribuyéndolas
circunstancias relativas á la pasión, á la resu¬ al divino maestro.
rrección y á la vida de ultratumba del Salvador;
■ciertas particularidades, por ejemplo, lo que se
CAPITULO V
refiere á Cana, al apóstol Filipo, á los herma¬
nos de Jesús, la mención de
Clopas, como miem¬ Principio de una filosofía cristiana.
bro de la 'familia de Jesús, son otros tantos ras¬
gos que aseguran á pseudo Juan una superiori¬ La filosofía
religiosa que sirve de base á to¬
dad histórica sobre Marcos y sobre pseudo Ma¬ das amplificaciones, tan alejadas del
estas
teo. Gran número de estas particularidades po¬ pensamiento de Jesús, es poco original. Filón
dían provenir de los relatos mismos del apóstol la había en conjunto, y por conse¬
expuesto
Juan, cuyo recuerdo se conservaba. Otros tenían cuencia en principios esenciales. Para
sus
su fuente en una tradición que Marcos, ni el que Filón, como para el autor del cuarto Evange¬
-
lo completa bajo el nombre de Mateo, cono¬ lio, el mesianismo y las creencias apocalípti¬
cieron. cas no tienen casi ninguna importancia. Todas
Lo que en el cuarto Evangelio es, sin duda, las imaginaciones del judaismo popular han
.-artificioso, sin base tradicional, son los sermo¬ sido reemplazadas por una metafísica, á cuya
nes colocados en boca de Jesús. La crítica debe- construcción la teología egipcia y la filosofía
igualar estos sermones con los diálogos de que griega han contribuido en gran parte.
Platón liace honor á Sócrates. Dos omisiones La publicidad de un libro se producía en¬
son notables; no se encuentra ni una parábola, tonces en condiciones tan diferentes de las de
ni un solo discurso apocalíptico sobre el fin hoj*, que no se deben extrañar singularidades
del mundo y la aparición mesiánica. Se nota que, en nuestros días, serían inexplicables.
que las esperanzas de un próximo estallido en Nada más absurdo, que imaginarse los escri¬
las nubes habían decaído. El autor se refugia tos de aquel tiempo como un libro impreso,
en la metafísica, las esperanzas mate¬
porque ofrecido á la lectura de todos, cual los de aho¬
riales le parecen ya quiméricas. El gusto de la ra, y como los diarios que acogen las adhesiones
abstracción hacía que se concediese poca esti¬ ó las protestas provocadas por el escrito nue¬
ma á lo que nosotros encontramos de más divi¬ vo. Todos los Evangelios fueron escritos \ ara
no en Jesús. En fino sentimiento
lugar de ese círculos restringidos de personas; ningún Evan¬
de la poesía de la tierra, qué llena los Evange¬ gelio aspiraba á ser la redacción última y
lios galileos, nos encontramos aquí con una me¬ absoluta. Era género de literatura que se
un
tafísica seca, una dialéctica vagando sobre el ejercía libremente, como sucede hoy, entre los
equívoco del sentido literal y del sentido figu¬ persas, con las leyendas del martirio de Has-
rado. Jesús, en el cuarto Evangelio, habla ver¬ san y de Iíossein. El cuarto Evangelio fué una
daderamente para él solo. Se sirve de un len¬ composición del mismo orden. El autof pudo
guaje que nadie debía comprender, jmesto que escribirla para él y para algunos amigos. Era
toma á intención las palabras fuera del sentido su modo de concebir la vida de Jesús. No co¬
vulgar, y se indigna, después de ésto, de no munica, sin duda, esta obra, más que con mu¬
ser comprendido. Esta falsa situación
produce chas reservas, á los que sabían que no podía
al cabo una impresión fatigosa, y se acaba ser de Juan. ITasta el final del siglo II, el libro
por encontrar á los judíos excusables en su no encuentra más que la indiferencia ó la opo¬
ininteligencia ele los misterios nuevos, que se sición. Durante todo ese tiempo, el cuadro de
les presentaban de un modo tan obscuro. la vida de Jesús, es el cuadro de los Evangelios
Estos defectos eran la consecuencia de la ele¬ que nosotros llamamos sinópticos: el tono de
258 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
las al abras que se atribuyen á Jesús, es el de sido un judío, no quieren oir hablar del judeo
los sermones de Mateo y de Lucas. A fines cristianismo, ni de milenarismo, y arrojarían
del siglo II, por el contrario, la idea de un con gusto al suelo el Apocalipsis. El cuarto
cuarto Evangelio e& aceptada, y se encuentran Evangelio realiza así la gran operación de se¬
para apoyarla leyendas piadosas y razones parar el cristianismo del judaismo, excediendo
místicas. al mismo San Pablo en esta obra. Pablo pre¬
En resumen, lo que parece más probable en tende Jesús derogó la ley; pero no niega
que
este delicado problema es, quevarios años des¬ nunca que Jesús haya vivido bajo la ley.
pués de la muerte del apóstol Juan, alguien Lucas, su discípulo, pone una especie de refi¬
tomó la pluma para escribir en su nombre y namiento devoto en mostrar á Jesús cumplien¬
en su honor un Evangelio que representaba ó do todos los preceptos. Para Pablo, los israe¬
quería representar su tradición. Los comien¬ litas tienen aún grandes prerrogativas. El cuar¬
zos del libro habían sido obscuros, pero el éxi¬ to Evangelio, por el contrario, descubre una
to definitivo fué, en cambio, brillante. Este viva antipatía contra los judíos, considerados
cuarto Evangelio, nacido el último, adulterado como nación y como sociedad religiosa. Jesús,
en tantos puntos y donde las divagaciones fi- dirigiéndose á ellos, dice: "Vuestra ley". No
lonianas sustituían á los verdaderos sermones se trata de la justificación por la fe ni por las
de Jesús, tardó más de medio siglo en hacerse obras. El problema está ahora planteado en
un sitio; pero después triunfa en toda la línea. otros términos menos sencillos. El conocimien¬
¡Era tan cómodo, para las necesidades de la to de la verdad, esto es lo esencial. Se ha entra¬
teología y de la apologética del tiempo, en lu¬ do en la gnosis, en la iniciación de ciertos mis¬
gar de una pequeña historia humana de un terios secretos. El cristianismo se ha converti¬
profeta judío de Galilea, tener una especie de do en especie de filosofía oculta, la cual
una
gelio. Este será el Evangelio querido por todos ria de la humanidad, realizado por un anóni¬
aquellos que, humillados de que Jesús haya mo. Los redactores de la Thora,
la mayor par-
LA IGLESIA CRISTIANA 259
te de los psalmistas, el autor del libro de Da¬ ra queestaba obligada á ser una ciudad per¬
niel, el primer redactor del Evangelio hebreo, manente, una verdadera sociedad.
el autor de las epístolas atribuidas á Pablo, á La evolución más singular que se haya pro¬
Tito y á Timoteo, han dado al mundo textos ducido en una democracia, se operaba en su
de primera importancia conservando el anóni¬ seno. La ecelesia, ó sea la reunión libre de per¬
mo. Si se admite que el Evangelio y la epísto¬ sonas sobre un mismo pie de igualdad, es la
la que está unida á él, son obra del Presbytéros democracia por excelencia; pero la ecelesia casi
Joannes, se puede pensar que la aceptación de igual á un club, tenía el defecto ►supremo que
los dos escritos como obras de Juan no era hace que toda asociación de este género se des¬
muy difícil, puesto él mismo se llamaba
que^. truya al cabo de poco tiempo. Este defecto es
Juan, y á lo que parece era frecuentemente la anarquía, la facilidad de los cismas. Más
confundido con el apóstol. Se le designaba por mortales aún son las luchas de preferencias en
el simple título de Presbytéros. Precisamente, á el seno de las pequeñas congregaciones funda¬
continuación de la epístola pseudo juánica, das por una vocación espontánea. La ocupa¬
hay dos cartas pequeñas de un personaje que ción del primer sitio era el mal por excelencia
él mismo se designa con estas palabras: el de las Iglesias cristianas, lo que causaba á los
Presbytéros. El estilo, los pensamientos, la sencillos fieles más enojo. Se creyó prevenir el
doctrina, son los mismos de los del Evangelio peligro suponiendo que Jesús, en semejantes
atribuido á Juan. Creemos que el Presbytéros circunstancias, presentaría un niño, diciendo á
es también el autor; pero esta vez no ha que¬ los contendientes: "Este es el mayor". En di¬
rido que sus opúsculos pasen por obras de versas ocasiones, aseguraban, el maestro había
Juan. opuesto la primacía eclesiástica, toda frater¬
A fines del siglo III se hablaba de dos tum¬ nal, á la de los depositarios de la autoridad
bas veneradas en Efeso, uniéndose á las dos el profana, habituados á tomar el tono de amos.
nombre de Juan. En el siglo IV, cuando se re¬ Pero esto no bastaba, y la asociación cristiana
construye con el pasaje de Papías, el sistema estaba amenazada de un gran peligro, si una
de la del Presbytéros Joannes, se
existencia institución salvadora no venía á librarla de sus
la esencia clel cristianismo se transporta con tiempo y á las atribuciones; pero resulta de
el Evangelio de Juan al terreno del dogma. La aquí algo precario, por lo que-ningún club ha
gnosis lo es todo. Conocer á Jesús, y conocerlo durado más tiempo de las circunstancias que
de cierto modo,, es la salvación. Lo que ha lo crearon. Las sinagogas tienen mucha más
salido del cuarto Evangelio, es la teología, es continuidad, quizás porque su personal no La-
decir, una malsana aplicación del espíritu, don¬ llegado nunca á formar una clerecía. Esto se
de se ha consumido el mundo bizantino, á par¬ debe á la situación subordinada que el judais¬
tir del siglo IV,
y que hubiera tenido para el mo tuvo durante
siglos. La presión de fuera
Occidente consecuencias no menos
funestas, si combatía los efectos deletéreos de las divisio¬
el demonio de la sutilidad no se hubiese mezcla¬ nes interiores. Entregada á la misma falta de
do á los cerebros más toscos. dirección, la Iglesia cristiana hubiera, sin du¬
da, dejado de realizar sus destinos. Si hubiese
continuado con poderes eclesiásticos emanados
CAPITULO VI
de la Iglesia misma, ésta pierde, de seguro, su
cir: "Yo solo soy el club". Los presbyteri (an¬ facultades estériles. En otro sentido,, sin em¬
cianos) los episcopi (oficiales, vigilantes), lle¬
y bargo, esta transformación era el elemento esen¬
garon á ser muy pronto los únicos represen¬ cial de la fuerza del cristianismo. La concen¬
tantes ele la Iglesia y casi á continuación otra tración de poderes había llegado á ser necesa¬
revolución más importante se realiza. Entre ria desde el instante en que las Iglesias eran
los presbyteri 6 episcopi hubo uno que, por la numerosas. Las relaciones entre esas
pequeñas
costumbre ele sentarse el
primer lugar, ab¬
en sociedades piadosas no fueron posibles, hasta
sorbió los inóeleres ele los otros y llegó á ser el que tuvieron un representante titulado, con el
episcopos ó el presbyleros por excelencia. El encargo de obrar para ellas. Es indudable que
culto contribuye poelerosameníe á establecer sin el episcopado, las Iglesias reunidas un mo¬
esta unidad. El acto eucarístico no era celebra¬ mento por el recuerdo de Jesús, se hubiesen
do más que por uno solo y elaba al celebrante dispersado. Las divergencias de doctrinas, la
una extrema importancia. Este episcopos, con diferencia imaginativa, y sobre todo las rivali¬
una rapidez sorprendente, se convierte en el dades, el amor propio no satisfecho, hubiesen
jefe del presbiterado, y, por consecuencia, de realizado hasta el infinito sus efectos de des¬
la Iglesia entera. Su catheclra estaba colocada unión y desmembramiento. El cristianismo hu¬
fuera de fila y tenía la forma de un sillón, lle¬ biese, acabado al cabo de trescientos ó cuatro¬
gando á ser un asiento de lionor, el signo de la cientos años, como el mithriacismo y tantas
primacía. Cada Iglesia no tuvo entonces más otras sectas, que no han conseguido vencer el
que un presbyteros en jefe, que se llamaba con tiempo. La democracia resulta algunas veces
exclusión de los otros episcopo. Al lado de este eminentemente creadora; pero es á condición
obispo se ven los diáconos, un consejo de pres¬ que de la democracia broten instituciones con¬
byteri. Pero el paso estaba dado: el obispo os servadoras y aristocráticas que impidan á la
único sucesor de los apóstoles, y el adepto ha fiebre revolucionaria prolongarse indefinida¬
desaparecido totalmente. La autoridad apos¬ mente.
tólica ahoga la autoridad de la comunidad. Este es el verdadero
milagro del cristianis¬
Después, los obispos de las diferentes Iglesias mo naciente. Crea el
orden, la jerarquía, la au¬
se pondrán en relación los unos con los otros, toridad, la obediencia del libre, sujetando las
constituyendo la Iglesia universal en una es¬ voluntades. Organiza la multitud y disciplina
pecie de oligarquía, la cual tendrá sus asam¬ la anarquía. ¿Quién hace este milagro que pa¬
bleas, decidirá las cuestiones de fe y ella sola rece tan extraordinario como las pretendidas
formará un verdadero poder soberano. derogaciones' de las leyes de la naturaleza fí¬
En cien años, el cambio estaba casi realiza¬ sica? El espíritu de Jesíis, fuertemente inocu¬
do. Cuando Iiegésipo hizo su viaje á través de lado en sus discípulos, epe espíritu de dulzura,
toda la
cristiandad, en la segunda mitad del de abnegación, de olvido del presente, esa úni¬
siglo II, sólo vió á los obispos. Todo es para ca pretensión de las alegrías interiores, que ma¬
él una cuestión de sucesión canónica; el sen¬ ta la ambición, esa preferencia dada á la in¬
timiento viviente de las Iglesias no existe. Nos¬ fancia, esas palabras, sin cesar repetidas, como
otros probaremos que esta revolución no se de Jesús: "Que el primero de entre vosotros
cumplió sin protesta y que el autor del Pas¬ sea como el servidor de todos", La impresión
tor, por ejemplo, intentó aún mantener, con¬ dejada por lqs apóstoles 110 contribuye menos.
tra la autoridad creciente de los prelados, la Los apóstoles y sus vicarios inmediatos, tenían
igualdad primitiva de los presbyteri. Pero la en todaslas Iglesias un poder indiscutible.
tendencia aristocrática acaba por triunfar. l)e Ahora bien; el episcopado se atribuyó la he¬
una liarte, los pastores; de otra, el rebaño. La rencia de los poderes apostólicos. Los apósto¬
igualdad primitiva 110 existe; la Iglesia 110 es, les quedaban viviendo, gobernando, después
en
adelante, más que un instrumento entre las de muertos. La idea de que el presidente de la
manos de los que la dirigen, y éstos reciben su
Iglesia obtiene su poder de los miembros de la
poder, no de la comunidad, sino de una heren¬ misma que lo han nombrado, 110 se manifiesta
cia espiritual, de una transmisión que preten¬ ni una vez en la literatura de este tiempo. La
de remontarse á los apóstoles en línea conti¬ Iglesia escapa así, por el origen sobrenatural
nua. Se observa que el sistema representativo de su poder, á lo que hay de caduco en toda
no será nunca, en ningún grado, la ley de la autoridad delegada. Una autoridad legislati¬
Iglesia cristiana. va y ejecutiva puede proceder de la
multitud;
Puede decirse en un sentido que esto fué en¬ pero los sacramentos, las dispensas de gracias
tonces decadencia, una disminución de la
una celestes, nada tienen que ver con el sufragio
espontaneidad que hasta aquel momento ha¬ universal. Tales privilegios vienen del cielo, ó,
bía sido eminentemente creadora. Era eviden¬ según la fórmula cristiana, de Jesucristo, fuen¬
te que las formas eclesiásticas iban á ahogar te de toda gracia y de todo bien.
la obra de Jesús, y que todas las manifesta¬ Jamás, hablando propiamente, el obispo ha¬
ciones libres de la vida cristiana quedarían de¬ bía sido nombrado por la comunidad entera.
tenidas. Bajo la censura del episcopado, la La designación del Espíritu Santo, es decir, ol
glosolalia, la profecía, la creación de leyendas, empleo secreto de maniobras electorales, que
la producción de nuevos libros sagrados, serán acusaba una extrema ingenuidad, era suficien-
LA IGLESIA CRISTIANA 261
peyó ésta bastaba para conservar el recuerdo gar día y noche bajo el golpe de la persecución,
del ideal evangélico, según el cual, el espíritu los elegidos acabarían por obtener justicia, co¬
de Jesús residía, principalmente, en la comu¬ mo una viuda que triunfa de la negligencia de
nidad. La elección ele los diáconos era igualmen¬ un juez inicuo, á fuerza de importunidad. La ge¬
inferior no ha nombrado nunca á su superior. tecimientos, que debían preceder solo un poco
Esto da aún hoy á la Iglesia, en medio de la á la realización de las profecías de Jesús. To¬
tendencia contraria de la democracia moderna, das las ciudades de Israel, habían escuchado
una poderosa
fuerza de reacción. la predicación cristiana. Las gentes maliciosas
Es en las Iglesias de Pablo donde este mo¬ lo aprovechaban para sus burlas. Los buenos
vimiento hacia la jerarquía y el episcopado se creyentes respondían, que la primera regla del
hizo particularmente sensible. Las Iglesias ju- verdadero creyente, era no computar las fe¬
deo cristianas, restos de las sinagogas, no daban chas. "Vendrá como un ladrón, cuando menos
pasos tan firmes hacia el clericalismo. Por los se piense", decían los sabios cristianos. "Ven¬
escritos atribuidos á Pablo, se crean argumen¬ drá á su tiempo", dice el autor de las epísto¬
tos para la doctrina que se trata de inculcar. las á Timoteo.
Una epístola de San Pablo era una autoridad Unpiadoso escritor tuvo entonces la idea,
indiscutible. Varios fragmentos de cartas au¬ para borrar todas las dudas, de repartir en los
ténticas del apóstol, predicaban ya la jerarquía, círculos de creyentes una epístola atribuida á
el respeto á la autoridad de los ancianos. Para Pedro. Las Iglesias de Pablo acababan de co¬
tener ai'gumentos todavía más decisivos, se su¬ leccionar la obra de su maestro, haciéndole adi¬
ponen tres pequeñas epístolas, escritas por Pa¬ ciones importantes. Parece que un cristiano de
blo á
discípulos Tito y Timoteo. El autor
sus
Roma, perteneciente al grupo que deseaba á
de estos escritosapócrifos, no tuvo en sus ma¬ todo precio reconciliar á Pedro y á Pablo, qui¬
nos los Hechos de los Apóstoles; conocía de un so aumentar la herencia literaria del apóstol
modo vago, y no por el detalle, los viajes apos¬ galileo. Circulaba ya una epístola bajo el nom¬
tólicos de Pablo. Como muy pocas personas bre del jefe de los apóstoles. Apoyándose en
tenían nociones más precisas, no se comprome¬ este pequeño escrito, y mezclando las frases
tía mucho con esto, y además, el sentido críti¬ extraídas de diversas
se hizo una pre¬
partes,
era entonces nulo y la idea de comparación tendida
co
"segunda epístola de Pedro", con la es¬
de textos debate contradictoria, no interesa¬
en
peranza de que circularía lo mismo que la pri¬
ba á nadie. Algunos pasajes de estas tres epís¬ mera.
tolas son tan bellos, que se puede preguntar si No se olvida nada, componiendo la segunda
el falsario tuvo en su poder algunos escritos epístola, igualar á la primera en autori¬
para
auiéníicos de Pablo, que hizo encajar en su com¬ dad. El autor, mientras redactaba su pequeña
posición apócrifa. obra, tuvo á la vista la carta del apóstol Judas,
Esos tres pequeños escritos, salidos eviden¬ V suponiéndole, sin duela, poco conocido, 110
temente de la misma pluma, y sin duda com¬ tuvo escrúpulo
trasladarla casi entera á su
en
puestos en Roma, forman ya una especie de escrito. Estaba
penetrado de las epístolas de
tratado sobre los deberes eclesiásticos, un pri¬ San Pablo, del cual poseía la edición completa.
mer ensayo de falsas decretales, un código al Hizo también uso del Apocalipsis de Esdras
uso del hombre de Iglesia. ó de Barueh. Confortar á los fieles sobre los
largos retrasos del advenimiento mesiánico,
CAPITULO VII mostrar á Pedro y á Pablo de acuerdo sobre
este misterio fundamental de la fe" cristiana,
Falsos escritos apostólicos. — La Biblia cris¬
combatir los errores del
gnosticismo naciente,
tiana.
tal era el objeto de nuestro piadoso falsario.
El
mundo, sin embargo, se obstinaba en con¬ Su obra encuentra en varias Iglesias una aco¬
tinuar. Era precisa la dosis poderosa de pacien¬ gida favorable, pero suscita, sin embargo, pro-
262 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
testas, que la adopción de un cánon ortodoxo arameo de la Palestina, ese griego popular que
no liizo callar hasta bien tarde. la conquista macedónica introdujo en Oriente
Con "la segunda epístola de Pedro" quedó y que los traductores alejandrinos de la Biblia
cerrado, de cien años después de la muer¬
cerca elevaron á la altura de una lengua sagrada, no
te de Jesús, el ciclo de escritos que se llamó podía servir de órgano á las obras maestras li¬
más tarde el Nuevo Testamento, por oposición terarias; pero, á falta de genio, la nueva Bi¬
al Antiguo. Esta segunda Biblia, de la que blia tuvo la bondad; y á falta de escritores, hom¬
Jesús fué el inspirador, aunque no se encuen¬ bres llenos de Jesús, que nos entregaron su es¬
tre en ella, ni estaba muy lejos
una línea suya, píritu. El Nuevo Testamento ha introducido en
de ofrecer un cánon completo. Muchos opúscu¬ el mundo una idea nueva, la de la belleza po¬
los, más ó menos ¡íseudo-epigráfícos, eran ad¬ pular. Es, en todo caso, el libro que ha sacado
mitidos por los unos, rechazados por los otros. más lágrimas y dignificado más corazones.
Los escritos nuevos estaban todavía poco repar¬ No se puede hablar, de un modo general, del
tidos. La lista 110 sehabía cerrado, y veremos estilo del Nuevo Testamento, puesto que sus
diversas obras, tales como El Pastor, de Ller- escritos se dividen en cuatro ó cinco estilos di¬
mas, tomando sitio junto á los escritos ya con¬ ferentes. Todos estos fragmentos tienen, sin em¬
sagrados, bajo un pie de igualdad. La idea de bargo, algo de común, y esto es, precisamente,
una revelación nueva, era plenamente acepta¬ lo que constituye su fuerza y su éxito. Se ha¬
da. En la pretendida "segunda epístola de Pe¬ llan escritos en griego y concebidos en semita.
dro", las epístolas de San Pablo son colocadas Sus giros absolutos, rígidos, sin variaciones, su
entre las "Escrituras", y no era esta la primera lengua, donde todo es blanco ó negro, sol ó ti¬
vez que tal expresión se empleaba. El cristia¬ nieblas, y que por decir: "Yo amo más á Jacob
nismo tenía, así, su libro sagrado, colección ad¬ que á Esaú", dice: "Yo amo á Jacob y odio á
mirable que debía hacer su fortuna en si¬ Esaú", seduce al mundo por su áspera gran¬
glos remotos, cuando habiendo desaparecido el deza. Nuestras razas no estaban habituadas á
recuerdo directo de los orígenes, las religiones esta amplitud oriental, á estas enérgicas opi¬
no valen más que por sus textos escritos. niones, á esta manera de proceder de una vez
La Biblia judía conservaba toda su autori¬ y como por saltos. Aún en nuestros días, ese
dad, continuando creyéndosela como revelación estilo es la gran fuerza del cristianismo, lo que
directa de Dios. Este
antiguo cánon y los es¬ fascina las almas y las gana á Jesús.
critos apócrifos que se le habían anexionado El cánon de los libros del Antiguo Testamen¬
(tales como el libro de Llenoch, la Asunción de to admitido de los cristianos era, naturalmen¬
Moisés, etc.), que se consideraban como la com¬ te, para las obras esenciales, el mismo que el
pilación de la palabra divina. No se admitía de los judíos. Los cristianos ignorantes del he¬
nada más, mientras que para los escritos nue¬ breo leían esos mismos escritos en la versión
vos se autorizaban las adiciones, y los retoques alejandrina, llamada de los Setenta, que consi¬
arbitrarios. Nadie sentía escrúpulo de atribuir deraban casi igual al texto hebreo. Cuando la
á los apóstoles y á Cristo mismo palabras y versión galega añade algo, el texto, sus adicio¬
escritos que se juzgaban buenos, útiles, dignos nes son aceptadas.
Guardado con menos severi¬
de este santo origen. Si ellos no habían dicho dad que el cánon judío, el cánon cristiano ad¬
tan bellas cosas, se admitía la posibilidad y esto mitía, además, libros como el de Judith, el de
bastaba. Una costumbre eclesiástica inducía á Tobías, el de Baruch, el Apocalipsis de Esdras,
ciertos fraudes y los hacía casi necesarios. Era la Asunción de Moisés, Henoch, y el Psalterio
la costumbre de las lecturas en las Iglesias. La de Salomón, que los rabinos judíos excluyeron
lectura de losescritos apostólicos y proféticos del volumen sagrado y aun destruyeron siste¬
debía ocupar, en las reuniones, todo el tiempo máticamente. En cambio, libros como Job, el
que dejaban libre los misterios y los sacramen¬ Cantar, los Proverbios y sobre todo el Ecle-
tos. Los profetas hebreos
y los escritos autén¬ siastes, á causa de su carácter atrevido y pro¬
ticos de los apóstoles, eran bien pronto agota¬ fano, eran poco leídos de las personas devotas.
dos, y hacía falta algo nuevo. Para atender á Los diversos libros de los Macabeos fueron con¬
las exigencias de esta lectura, se acogía con ra¬ servados más bien como instructivos y piado¬
pidez todo escrito edificante que se presentaba sos
que como fuentes de inspiración verdadera.
con la más ligera apariencia de apostolieidad El Antiguo Testamento, interpretado con
ó con un aire de familia, aunque lejano, con los toda la amplitud
permite un texto priva¬
que
escritos de los profetas antiguos. do de vocales,
el arsenal de los argumen¬
era
El cristianismo había realizado así el primer tos ele la apologética cristiana y de la polé¬
deber de una religión, que es introducir en el mica judía. Estas disputas ocurrían con fre¬
mundo un nuevo libro sagrado. Una segunda cuencia en Grecia. Las versiones alejandrinas
Biblia se añadía á la antigua, inferior como be¬ servían, pero cada vez eran consideradas más
lleza clásica, pero dotada de una gran eficacia insuficientes. Las ventajas que de ellas sacaban
para convertir al mundo. La vieja lengua he¬ los cristianos, las hacían sospechosas á los ju¬
braica, instrumento aristocrático tan maravillo¬ díos. Estos comparaban el día en que se hizo
so para
expresar la poesía, los sentimientos del la versión de los Setenta con el que se fun¬
alma, la pasión, había muerto. El pataa mitad dó el becerro de oro, pretendiendo que esíe
LA IGLESIA CRISTIANA 263
día fué seguido de otros tres de tinieblas. Los cundidad de la nueva conciencia que surgía en
cristianos, por el contrario, admitían las le¬ el seno de la
humanidad, pero creando al mis¬
mo tiempo para la institución naciente un in¬
yendas que presentan á esta versión como mi¬
menso peligro. 'Millares de brazos descuartiza¬
lagrosamente revelada. Rabbi Aquiba y su es¬
cuela habían introducido el principio absurdo ban ; era por así decirlo, la religión nueva, no que¬
de que nada en la Biblia es insignificante, y de riendo unos que saliese del círculo judío, mien¬
que toda letra ha sido escrita con intención ó tras otros trataban de romper todo lazo entre
influida sobre su sentido. Desde entonces los ella y el judaismo que la había engendrado. La
traductores alejandrinos, que habían traducido reaparición de Jesús y la idea del reinado de
humanamente, como filólogos, no como cabalis¬ mil años, coronamiento de los Apocalipsis ju¬
tas, parecían insuficientes para las controver¬ díos, eran las dos cuestiones donde se notaban
sias de la época. Se discutían las particularida¬ claramente dos espíritus opuestos. Los gnósti¬
des gramaticales dudosas; se querían traduccio¬ cos, y hasta cierto punto el autor del Evange¬
nes de la Biblia que sustituyesen á cada pala¬ lio juánico, no piensan más en el dogma fun¬
bra hebrea, ó más bien á cada raíz hebráica, damental del primer siglo. El fin del mundo
con una palabra griega; así, la
traducción, ca¬ apenas les preocupa; es relegado á último tér¬
recía de sentido. mino como una cosa sin sentido. Era preciso
Aquila fué el más célebre de estos nuevos que esos grandes sueños fuesen por completo
traductores, dedicados á una literatura insen¬ olvidados. En Asia Menor, la mayor parte de
sata. Su trabajo está fechado desde el año XII los cristianos vivientes no
querían que se alte¬
de Adriano. Aunque simple prosélito, pudo ser rase la verdad-del
pensamiento de Jesús. A dos
alumno de Aquiba, y en efecto, su exégesis está pasos de la escuela donde se elaboraban los es¬
en correspondencia
exacta con la casuística del critos juánicos, un hombre que pudo tener re¬
rabino. A cada palabra hebrea responde una laciones con los autores de estos escritos, tra¬
palabra griega, aunque resulten absurdos de bajó en un orden de ideas distintas, ó por me¬
esta superposición. jor decir, opuestas.
La traducción de Aquila fué pronto cono¬ Hablamos de Papías, obispo de Hierápolis,
cida de los cristianos, contrariándoles mucho. la personalidad más interesante en un tiempo
.
Habituados á sacar sus textos de los -Setenta, donde dos cristianos podían diferir el uno del
veían en esta nueva traducción la inversa de otro hasta punto del que no tenemos idea.
un
sus métodos
y de toda su apologética. Ufi pasaje, Se ha supuesto que Papías fué discípulo de
sobre todo, les turbaba. Las Iglesias querían a Juan. Esto es seguramente un error. Papías no
todo precio leer el anuncio profético del naci¬ vió á ningún apóstol; pertenecía á la tercera
miento virginal de Jesús en un pasaje de Isaías generación cristiana, consultando á los que ha¬
(VII, 14) que significa otra "cosa. Los cristia¬ bían tratado á los apóstoles. Era un hombre
nos vieron en la traducción de Aquila una mal¬ cuidadoso, conociendo á fondo las Escrituras,
dad, inventándose todo un sistema de piado¬ investigador á su manera. Recoger con solici¬
sas calumniasexplicar cómo, habiendo
para tud, algunos puntos con crítica, las pala¬
y en
sido cristiano, aprendió el hebreo y se entregó bras de Jesús, comentar estas palabras en el
á ese inmenso trabajo únicamente sentido más literal, clasificarlas metódicamen¬
para contra¬
decir á los Setenta y hacer te por orden de materias, reunir, en fin, las
que desaparecieran
los pasajes demostrativos del mesianismo de tradiciones de la edad apostólica ya desapare¬
Jesús. cida, esta fué su obra. Instituyó para ello, una
Los judíos, encantados de la aparente exac¬ amplia investigación, y, descontento de los pe¬
titud de la versión nueva, la prefirieron á la de queños libros que se presentaban como un cua¬
los Setenta. Los ebionitas ó nazarenos la utili¬ dro exacto de la vida de Jesús, creyó que haría
zaron también con frecuencia. La forma en mejor vasto conjunto de
que un sus enseñanzas. No
Aquiba había interpretado el pasaje de Isaías, quiso dar crédito más que á los conocimientos
les sirvió para probar, contra los exaltados dé originales. Así emplea su vida en interrogar á
las Iglesias griegas, que Jesús era sencillamen¬ los que podían saber algo de la tradición primi¬
te hijo de José. tiva.
Aquila no fué el único traductor del hebreo Ningún apóstol existía cuando concibió Pa¬
según el método de Rabbi Aquiba. La versión pías este proyecto, pero aún quedaban algunas
griega del Eelesiastes que forma parte de ia personas que conocieron á los individuos del
Yulgata griega ofrece la particularidad esen¬ cenáculo primitivo. Los hijos de Felipe, llega¬
cial que Rabbi Aquiba hace dos -á una extrema vejez, y con el espíritu con¬
adoptar á los tra¬
ductores de su escuela, y por tanto esta versión fuso, habían llenado Hierápolis de relatos ma¬
no es de Aquila. ravillosos. Papías los había visto. En Efeso y
en Smirna, Presbytéros Joannes y Aristión
CAPITULO VIII
pretendían igualmente ser depositarios de pre¬
El inilenarismo. ciosas tradiciones, á lo que parece, asegu¬
que,
—
Papías.
raban proceder del apóstol Juan. Papías no
Las tendencias más diversas se manifestaban era de la escuela
que toma el nombre de Juan,
en la Iglesia de Jesús, mostrando la extraña fe¬ y de donde salió, según dicen, el cuarto Evange-
2C4 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
lio. Es probable, sin embargo, que conociese á menos, de los tres primeros, saben evitar. Los
Aristión y á Presbytcros. Su libro estaba com¬ milagros que atribuye á Felipe, por la autori¬
puesto, en gran parte, de citas recogidas en las dad de sus hijos, eran exagerados; los que atri¬
conversaciones de estos dos personajes, que, sin buye á Justus Barsabbas, estaban fuera de la
duda, eran á sus ojos los mejores representan¬ tradición. Contaba la muerte de Juan y, sobre
tes de la cadena apostólica y de la auténtica todo, la de Judas, de un modo del que nadie
doctrina de Jesús-. Inútil añadir que, el judeo había oído hablar. Caía hasta en los sueños
cristiano Papías, menciona ni directa ni in¬
no gnósticos, á lo cuando pretende que Dios
menos
directamente al apóstol San Pablo. había dado el gobierno de la tierra á los ánge¬
Esta tentativa de reconstruir la enseñanza de les mal cumplidores do sus deberes.
Jesús por la tradición oral, cien años después Pero lo que contribuyó, sobre todo, á que Pa¬
de su muerte, hubiese sido una paradoja si Pa¬ pías perdiese prestigio en la opinión ortodoxa,
puas no usara los testos escritos. Su método, en fué un niilenarismo desenfrenado. Su culpa era .
este punto, no fué exclusivo. Aunque prefiere interpretar el Apocalipsis del año (8, en el sen¬
la tradición oral y no concede á los textos en tido que lo había entendido su autor. Admitía,
circulación un valor absoluto, lee las copias de con el vidente de Palmos, que después de la
los Evangelios que llegaron á sus manos. primera resurrección de los muertos vendría un
Este hombre taninstruido, tan al corriente de reino corporal del Cristo sobre la tierra, que
las Escrituras, que había frecuentado el trato duraría mil años.
de los discípulos de Juan, no conocía aún el Según el autor, Judas se negaba- á creer en
Evangelio de Juan, obra que nació, á lo que pa¬ tan bellas promesas, y á partir de ese día fué
rece, á pocas leguas de la ciudad que él habita¬ cuando el maestro lo trató como á incrédulo.
ba. Lo singular es que Papías, que 110 conoce el' la Iglesia ortodoxa observó bien pronto el
Evangelio de Juan, había visto la epístola atri¬ peligro de tales quimeras. El milenium, parti¬
buida á Juan, y en cierto modo, destinada á cularmente, llegó á ser para todo cristiano sen¬
preparar el Evangelio. Tal vez los falsarios le sato, un verdadero objeto de antipatía. Oríge¬
comunicaron la carta, ocultándole el Evangelio nes, Dionisio ele Alejandría, Eusebio y los Pa¬
por temor á su severa crítica. Quizá hubo un dres helenitas, no vieron en la doctrina de-
intervalo entre la composición de la epístola Jesús más que una filosofía revelada. Se trató,,
juánica y la del Evangelio. No se toca nunca por todos los medios p.osibles, de suprimir el
esla cuestión de los escritos atribuidos á Juan, Apocalipsis. En cuanto á Papías, que era de
sin caer en las contradicciones y en las anoma¬ todos los escritores eclesiásticos el más penetra¬
lías. do del pensamiento primitivo, su fidelidad á la
De este conjunto de escrupulosas investiga¬ tradición le fué funesta. Se intentó hacerle ol¬
ciones,. Papías compuso cinco libros que intitu¬ vidar; dejaron de copiarle y sólo lo leyeron los
ló: Excgcsis ó "Exposiciones de las palabras curiosos. Eusebio, aun respetándolo, declara
del Señor", y que consideró como' la perfecta que es un hombre sin juicio.
imagen de las enseñanzas de Jesús. I a desapa¬ La culpa de Papías fué, la de ser demasiado
rición de este escrito, es la pérdida más lamen¬ conservador. A fuerza de amigo de la tradi¬
ser
table que se haya sufrido en el campo de la pri¬ ción,parece retrógrado. El progreso del cristia¬
mitiva literatura cristiana. Un gran número de nismo debía hacer de él un hombre molesto, un
las dificultades que nos detienen en esta obscu¬ testigo que suprimir. En su tiempo respondió,
ra historia, •desaparecerían si poseyéramos ese seguramente, al estado de los espíritus. Los mi¬
libro. Tal vez por eso no lo tenemos, y sólo lo lenarios le consideraron su principal au¬
como
todos los meses ó todos los años, los santos, y sólo dirigían á la memoria y á la imagina¬
se
los patriarcas los profetas de mil años de
y ción. La cosmología, la psicología y aun la alta
edad, en medio de un sábado perpetuo, en un especulación teológica, fueron para ellos una
perfecto acuerdo con el Cristo, que les devol¬ página en blanco, y tal vez tuvieran razón. El
verá el céntuplo dé lo que dieran para él: tal cristianismo no venía á satisfacer ninguna vana
era el paraíso, esencialmente judío, que muchos curiosidad; su objeto era consolar á los que su¬
soñaban aún en los tiempos de San Jerónimo y fren, tocar las fibras del sentido moral, poner al
de San Agustín. La ortodoxia combatía estas hombre piadoso en relación, no con un logos abs¬
ideas; sin embargo, estaban expresadas en tan tracto, sino con un Padre celeste, lleno de in¬
gran número de pasajes de los Padres, que no dulgencia, autor de todas las armonías y alegrías
se atrevieron nunca á considerarlas como una del Universo. El cristianismo primitivo no tuvo,
herejía estiáctamente calificada. San Epifanio, de esta suerte, ni ciencia, ni filosofía. San Pa¬
riguroso inquisidor, que busca todos los recur¬ blo, sobre todo, al fin de su vida siente ya la
sos para
enriquecer su catálogo de herejías, ha¬ necesidad de una teología especulativa, y re¬
ciendo dos y tres sectas de una sola, no tiene cuerda á Filón, que, cien años antes, había in¬
capítulo especial para los milenarios. Hubiera tentado dar al judaismo un giro racionalista.
sido preciso, para esto, borrar 'por anticipado Las Iglesias de Asia Menor, hacia el mismo
el Apocalipsis del canon. tiempo, se lanzaban en una especie de eábala,
que unía el papel de Jesús á una ontología
quimérica y á una serie indefinida de avatares.
CAPITULO IX '
los Diálogos ele Platón: la mayor parte inter¬ licos y protestantes, deseosos de no aparecer
pretaban obscuramente esas encantadas fanta¬ reñidos con el siglo, adoptar una multitud de
sías filosóficas. Tal disciplina, más satisfacto- ideas filosóficas, que creían compatibles con su
* ria para la imaginación que para la razón, de¬ teología.
bía agradar al Oriente. El germen de misti¬ Los Padres de la Iglesia pretenden, en abso¬
cismo que encierra, liizo su fortuna entre las luto, que toda aquella vegetación envenenada,
razas, á las cuales 110 convenía el racionalismo. tuvo su principio en las sectas samaritanas
El cristianismo seguía la moda universal. Ya errantes de Simón el
Mago. Efectivamente,
Filón había querido hacer del platonismo la Simón parece haber presentado la mayor par¬
filosofía del judaismo. Todos los Padres de la te de los rasgos que caracterizan el gnosticis¬
Iglesia que tuvieron alguna notoriedad fueron mo. La Grande Exposición, que, sin eluda, no
liroclama ya que el cuerpo es la prisión del ligión. Hacia el mismo tiempo en que Basilio,
alma, que el mundo real es una decadencia Valentino y Saturnino desarrollaban sus sue¬
del mundo divino, se dividían las enseñanzas ños, de los retóricos pensionados de Adria¬
uno
en esotéricas y
exotéricas, y á los hombres en no, Filón de Biblos, presentaba las antiguas
espirituales, animales y materiales. La costum¬ teogonias de la Fenicia, mezcladas con la cú¬
bre de revestir las enseñanzas con la forma bala hebraica, bajo la forma de genealogías
mítica, á la manera de Platón y de explicar divinas muy análogas á las de los primeros
alegóricamente los antiguos textos, á la mane¬ gnósticos. La religión egipcia, muy floreciente
ra de Filón, llega á generalizarse. La dicha su¬ todavía, con sus ceremonias misteriosas y sus
prema era estar iniciado en los pretendidos símbolos extraños; los misteiios griegos y el
secretos, en una gnosis superior. Estas ideas politeísmo clásico, interpretados en un senti¬
de una quimérica aristocracia intelectual, ga¬ do alegórico; el orfismo y sus rápidas fórma¬
naban cada día más terreno. Se
imaginaba la las; el brahmanismo convertido en una teoría
verdad como un privilegio reservado á un pe¬ de emanaciones sin término; el budhismo, opri¬
queño número de adeptos. Cada maestro se mido por el sueño de las existencias expiato¬
convierte en un charlatán, tratando de aumen¬ rias y por sus miríadas de budhas; el dualis¬
tar su clientela, vendiendo lo absoluto. mo persa, tan contagioso, y al cual el mesia-
El campo de propaganda de la gnosis y el nismo y el milenarismo judío debían, quizá su
del cristianismo eran, en Alejandría, casi ve¬ primera existencia, aparecían como dogmas
cinos. Gnósticos y cristianos, se parecían por el profundos y seductores á las imaginaciones en¬
extraordinario deseo de penetrar el misterio loquecidas de esperanzas y de terror. La India,
religioso sin la ciencia positiva, en la cual los y, sobre todo, el budhismo, eran conocidos ; n
dos eran igualmente extranjeros. Por esto se Alejandría. Sé les copia la metempsícosis, la
produce la sublime amalgama. Por una parte, manera de considerar la vida como el aprisio¬
dioses de las naciones como eones divinos, in¬ pia el dogma de los dos principios indepen¬
feriores al Dios supremo, querían conocer el dientes el uno clel otro, la identificación de la
cristianismo tomando á Jesús con entusiasmo materia y del mal, la creencia de que las pa¬
como un eón encarnado, para colocarlo junto siones que corrompen el alma son emanadas
á los otros, dándole un lugar distinguido en de los cuerpos, la división del mundo en minis¬
sus fórmulas de filosofía de la historia. Por terios ó administraciones confiadas á los ge¬
otro lado, los cristianos tenían algunas ne¬
que nios. El judaismo
el cristianismo se mezclan
y
cesidades intelectuales, y que deseaban unir el en este galimatías. Más de un adepto de Jesús
hacía falta. Ocurre, entonces, algo análogo ti de decir algunas cosas y sin explicar nada en
lo que sucedió hace cincuenta años, cuando se realidad. Más de un israelita preludiaba ya
creó una filosofía cuyo programa (como el las locuras de la cúbala, que no es más que el
gnosticismo) era comprenderlo y explicarlo todo; gnosticismo de los judíos.
viéndose al mismo tiempo á los teólogos cató¬ La Iglesia de Alejandría, como hemos dicho,
LA IGLESIA CRISTIANA 267
fué atacada por estas quimeras. Filón y Pla¬ recido la muerte y que estaban ocultos. Lejos
tón tenían ya muclios lectores entre los fieles de rechazarla, debían bendecir la ley, que trans¬
instruidos. Algunos entraban en la Iglesia sa¬ forma en acto de heroísmo el suplicio sufrido
turados de filosofía, hallando la enseñanza cris¬ en justicia. Si había algunos casos raros de
y pobre. La Biblia
tiana, débil judía les parecía mártires inocentes, se consideraban como caso
aún más débil. A imitación de Platón, sólo bus¬ análogo al de un niño que sufre, y de esto no se
caban lo alegórico, aplicando el mismo método puede acusar más que al destino.
al Evangelio. Moldeable y sin fijeza, la mate¬ Las fuentes de la piedad no e^an, sin embar¬
ria evangélica se prestaba á las transformacio¬ go, agotadas por un racionalismo orgulloso, que
nes. Todas las particularidades de la vida de Je¬ de ordinario se eximía de las prácticas materia¬
sús encumbren, según los Evangelios nuevos, les. Una liturgia envuelta en el secreto, ofrecía
alguna cosa sublime; todos los milagros se con¬ á los fieles de estas singulares Iglesias los con¬
vierten en simbólicos; las locuras de la gema- suelos sacramentales en abundancia. La vida
tría judía fueron reveladas y agravadas. Como era como un misterio, en todos los actos sa¬
Cerinto, los nuevos doctores tratan al Antiguo grados. El bautismo tenía mucho de solemne y
Testamento de revelación secundaria, y no com¬ recordaba el culto de Mithra. La fórmula pro¬
prenden que el cristiano conserve un lazo cual¬ nunciada por el iniciador era en hebreo, y des¬
quiera con el Dios particular, Jehováh, que no pués de la inmersión venían las unciones de
es en nada el sér absoluto. ¿Había mejor prue¬ bálsamo, que fueron más tarde adoptadas pol¬
ba de la debilidad de ese Dios que el estado de la Iglesia. La extremaunción para los moribun¬
ruina y de abandono en que dejaba á su ciu¬ dos, era también administrada de una manera
dad, Jerusalén? que debía hacer viva impresión y que la Iglesia
El cristianismo de estos hombres era el que católica ha imitado. El culto entre estos sec¬
hemos visto en Cerinto y entre los ebionitas. tarios el dogma mismo, más alejado
era, como
Su Evangelio concordaba con el Evangelio de la sencillez judía que en las Iglesias de Pe¬
hebreo. Creían, lo mismo que todos los docetas, dro y de Pablo. Los gnósticos admitían varios
que Jesús no había sido un hombre más que en ritos paganos, los cantos, los himnos, las imá¬
la apariencia. Los relatos de Galilea les parecían genes del Cristo, pintadas ó esculpidas.
inocentadas, indignas de la divinidad, y que de¬ Bajo esta relación, influencia en la histo¬
su
bían explicarse alegóricamente. Él hombre Je¬ ria del cristianismo fué de primer orden. Cons¬
sús, para estos sectarios, no era nada. El eon truyeron el puente por el cual entraron en la
Christos lo significaba todo, y su vida terrestre, Iglesia una multitud de prácticas paganas. Re¬
lejos de ser la base de la doctrina, no represen¬ presentaron. en la propaganda cristiana un pa¬
taba más que una dificultad, de la que era ne¬ pel capital. Por los gnósticos, él cristianismo se
cesario librarse á cualquier precio. proclama entonces como una religión nueva,
Las ideas de los
primeros cristianos sobre la destinada á permanecer/teniendo un culto, sa¬
aparición mesiánica en las nubes, sobre la re¬ cramentos, y iludiendo producir un arte. Por
surrección, y el juicio final, eran también te¬ el gnosticismo, la Iglesia verifica su unión con
nidas por atrasadas. La resurrección se cumplía los misterios antiguos y se apropia lo que és¬
liara cada uno en el instante en que se con¬ tos tenían de satisfactorio para el pueblo. Gra¬
vertía en gnóstico. Cierta desmoralización de cias á él, en el siglo IY el mundo puede pasar
las costumbres era la consecuencia de estas ideas del paganismo al cristianismo, sin notarlo, y,
falsamente aristocráticas. El misticismo ha si¬ sobre todo, sin sospechar que se hacía judío.
do siempre un gran peligro moral, pues con El eclecticismo y la ingratitud de la Iglesia ca¬
demasiada facilidad deja entender que la ini¬ tólica se manifiestan aquí de un modo admira¬
ciación dispensa de los deberes ordinarios. "El ble. Rechazando las quimeras de los gnósticos
oro — decían estos falsos cristianos —
puede y anatematizándolas, la ortodoxia recibe de ellos
arrastrar en la basura sin ensuciarse". Sonreían al mismo multitud de ideas afortu¬
tiempo una
cuando se les hablaba de los escrúpulos relati¬ nadas de devoción
popular. Del teúrgico, ,a
vos á las viandas inmoladas á los ídolos: asis¬
Iglesia toma lo sacramental. Sus fiestas, sus
tían á los espectáculos y á los juegos de gladia¬ sacramentos, su arte, proceden, en gran parte,
dores. Se les acusaba de hablar ligeramente de de Jas sectas que condena. El cristianismo puro
los crímenes contra el pudor y decir: "A la car¬ no ha
dejado ningún objeto material. La pri¬
ne lo que es de la carne; al alma lo que es del mera arqueología
cristiana es gnóstica. La vi¬
alma". Por último, expresaban su antipatía por da, en estas pequeñas sectas libres é invento¬
el martirio, en términos que debían herir pro¬ ras, se manifiesta desordenada, pero poderosa.
fundamente á los verdaderos cristianos. ¿Ha¬ Su metafísica misma se impone en una amplia
biendo sufrido el Cristo, jiara qué sufrir por medida y la fe se ve obligada á hacerse razo¬
él? "El verdadero testimonio que se rinde á nable. Al lado de la Iglesia, hubo en adelante
Dios decían
— es conocerlo tal como es.
— la escuela y junto al anciano, el doctor.
Confesar á Dios por la muerte, es un acto de Algunos hombres de raro talento se hacían
suicidio". Según ellos, los mártires eran casi los órganos de estas doctrinas, hasta entonces
siempre injustos. Las penas que sufrían eran sin autoridad, las sacaban del estado" de espe¬
el justo castigo de crímenes que habían me¬ culaciones individuales en que hubieran podido
268 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
quedar indefinidamente, y las elevaron á la al¬ Jehováh, han creado la tierra, que es el más me¬
tura de un verdadero acontecimiento en la his¬ diocre de los mundos, el más manchado de ma¬
toria de la humanidad. teria, sobre el modelo proporcionado por Bo-
phia (una de las siete perfecciones), pero bajo
el imperio de necesidades que forman un com¬
CAPITULO X
puesto de bien y mal. Jehováh y los demiur¬
Basilio, Valentino, Saturnino y Carpocrato. gos se han dividido el gobierno de este mundo,
distribuyéndose entre sí las provincias y los pue¬
Basilio, que "parece proceder de Siria, habi¬ blos. Estos son los dioses locales de los diferen¬
tando en el bajo Egipto, en Alejandría y en tes países. Jehováh ha elegido á los judíos y es
las vecinas, fué el primero de estos dog¬
liornas un dios invasor, conquistador. La ley, su obra,
matizad ores extraños, á los cualefe se titubea es una mezcla de vistas materiales y vistas es¬
en dar el nombre de cristianos. Fué, según di¬ pirituales. Los otros dioses locales han debido
cen, discípulo de Menandro, recibiendo dos en¬ coaligarse contra su vecino agresivo que, bur¬
señanzas; una, destinada á los iniciados que se lando la participación convenida, quería some¬
mantenía en las regiones de la metafísica abs¬ ter todas las naciones á la suya.
tracta, más análoga á la de Aristóteles que á Para poner fin á esta guerra de dioses, el
la doctrina de Cristo: la otraespecie
era una- Dios supremo ha enviado al príncipe de los eo¬
de mitología, fundada, como la cábala judía, nes, Nous, su primer hijo,' con misión de librar
sobre abstracciones tomadas jior realidades. La á los hombres del poder de los ángeles demiur¬
metafísica de Basilio, por su grandeza enfermi¬ gos. Nous no está, precisamente, encarnado. En
za, recuerda á la de Hegel. Ella debía mucho el momento del bautismo, Nous se ha unido á
á la cosmología estoica. La vida universal es el la persona del hombre Jesús, no abandonán¬
desarrollo de una panspermie. Lo mismo que dole hasta el momento de la Pasión. Según cier¬
la simiente contiene el tronco, las raíces, las tos discípulos de Basilio, una sustitución se hizo
flores y los frutos de la planta futura, lo mismo en este último momento, y Simón de Cyreneo
el porvenir del Universo, 110 es más que una fué crucificado en lugar de Jesús. Las persecu¬
evolución. La filiación es el secreto de todas ciones, á las cuales Jesús y los apóstoles se vie¬
las cosas; ron sometidos por parte de los judíos, proce¬
la especiehija de'l género. La su¬
es
ma de las aspiraciones de las criaturas se ejer¬ dían de la cólera de Jehováh, que, viendo su
ce en el sentido del bien. El progreso se reali¬ reino amenazado, hacía un último esfuerzo para
za por "el espíritu limítrofe" que, teniendo en conjurar los peligros del porvenir.
cierto modo un pie en el mundo ideal y el otro El sitio que Basilio concede á Jesús en la his¬
en el mundo material, hace circular la idea en toria del mundo, no difiere, esencialmente, del
la materia y la eleva sin cesar. que se le atribuye en la epístola á los Colosie-
"La buena nueva" del progreso ha sido traí¬ nos y en el Evangelio
pseudo juánico. Basilio
da al mundo por Jesús, hijo de María. Ya, an¬ sabía algunas palabras de hebreo, y había apren¬
tes de él," una aristocracia de paganos y de ju¬ dido seguramente, su cristianismo de los ebioni-
díos había hecho triunfar el elemento pneumᬠias. Nombra como su maestro á un pretendido
tico sobre el elemento somático; pero Jesús ha Glaucias, intérprete de .San Pedro. Se servía
sabido cumplir de un modo completo la separa¬ del Nuevo Testamento, tal como el consenti¬
ción de los dos elementos, no quedando más que miento general lo había hecho, excluyendo cier¬
el elemento pneumático. De este modo, la muer¬ tos libros, en particular las epístolas á los he¬
te 110 puede arrancarle nada. Todos los hombres breos, á Tito, á Timoteo, y admitiendo el Evan¬
deben imitarle para conseguir igual resultado y gelio de Juan. Escribió veinticuatro libros de
lo realizarán acogiendo con entusiasmo "la bue¬ exposiciones alegóricas sobre el Evangelio, sin
na nueva", es decir, la gnosis transcep dental. que se pueda decir con exactitud de qué textos
Para hacer estas ideas más accesibles, Basi¬ se servía. A ejemplo de todas las sectas que
lio les da una forma cosmogónica, análoga á las rodean á la Iglesia ortodoxa, Basilio fabrica li¬
que eran familiares á las religiones de Fenicia, bros apócrifos, con las revelaciones de persona¬
Persia y Asiría. Era una especie de epopeya di¬ jes quiméricos, como Barcabban y Barcoph y
vina, teniendo por héroes los atributos divinos de las profecías de Chara. Su hijo Isidoro con¬
personificados, y cuyos diversos episodios repre¬ tinúa su enseñanza, comenta sus profetas apó¬
sentan la lucha del bien y del mal. El bien es crifos y desarrolla sus mitos. Los cristianos dé¬
el Dios supremo, inefable, pendido en sí mismo. biles- se dejan fácilmente seducir por estos so¬
Su nombre es Abraxas. Este ser eterno se des¬ ñadores. Un escritoj eclesiástico, docto
y esti¬
arrolla en siete perfecciones, que forman con el mado, Agrippa Castor, se hizo, desde su apa¬
Ser mismo la divina ogdoade. Las siete per¬ rición, ardiente adversario.
fecciones se unen, produciendo los órdenes de La teurgia es, de ordinario, la compañera de
ángeles inferiores (eones, mundo), en número de las intemperancias religiosas. Los partidarios
trescientos setenta y cinco. Este número es el de Basilio no inventan, pero adoptan las vir¬
que dan las letras del nombre Abraxas, adicio¬ tudes mágicas de la palabra abraxas. Se les re¬
nadas según su valor numérico. procha también una moral muy relajada. Es
Los ángeles del último cielo, cuyo príncipe es cierto que, cuando se concede tanta importan-
LA IGLESIA CRISTIANA 269
cia á las fórmulas metafísicas, la sencilla y bue¬ el conocimiento de la verdad, sólo el alma pue¬
na moral parece cosa humilde y casi indiferen¬ de salvarse.
te. El hombre que llega á ser perfecto por la Si Valentino se hubiese limitado á alimentar
gnosis puede permitírselo todo. Parece que Ba¬ interiormente sus pensamientos, á conservar con
silio no dijo esto, pero se hace que lo diga, y sus amigos, á frecuentar la Iglesia más que
no
además, esto era, hasta cierto punto, la conse¬ en la medida que ésta satisfacía sus senti¬
en
cuencia de su teosofía. La frase que se le atri¬ mientos, su situación habría sido correcta. Pero
buye: "Los hombres somos nosotros; los demás quería más; deseaba, con sus ideas, conseguir
no son más que puercos y perros", no era más importancia en la Iglesia. El objeto de la Igle¬
•que la traducción brutal de otra frase suya más sia era la mejora de las costumbres y la dismi¬
aceptable: "Yo hablo por uno sobre mil". nución de los sufrimientos del pueblo; no la
Las aficiones al misterio cpie tenía la secta, ciencia, ni la filosofía. Valentino hubiera debi¬
su costumbre ele huir la luz y de ocultarse á los do contentarse con ser un filósofo. Lejos de es¬
ojos de la muchedumbre, él silencio exigido á to, trataba, como los eclesiásticos, ele captarse
los adeptos, daba lugar á las murmufaciones. discípulos. Cuando se había insinuado en la
Se mezcla á todo esto muchas calumnias. Así confianza de alguno, le proponía diversas cues¬
se acusa á Basilio de haber sostenido, como to¬ tiones para mostrarle lo absurdo de la ortodo¬
dos los gnósticos, que podían sin crimen renun¬ xia. Ensayaba al mismo tiempo persuadirle de
ciar aparentemente á las creencias por las cua¬ que existía algo mejor que esto; y esta verdad
les se era perseguido, asistiendo á los actos que superior la exponía cor. misterio. Si se le hacían
la ley civil exigía, y llegando hasta á maldecir objeciones, suspendía la discusión con un gesto
á Cristo, á condición de distinguir entre el eón significativo, diciendo: "Tú no serás nunca más
Nolis y el hombre Jesús. Poseemos el texto ori¬ que un simple fiel". Sus discípulos se mostra¬
ginal de Basilio, pudiendo hacer una crítica de ban igualmente irascibles.
él, más moderada que la hecha por sus adver¬ La esencia del cristianismo entonces era 110
seemos, parece haber sido obscuro y pretencioso. fieles se dejaban conquistar y murmuraban de
Valen tino le superó, sin duda. Algo de tris¬ que los obispos arrojasen de la comunión á tan
teza, una melancólica y glacial resignación, ha¬ buenos cristianos. ¡Simpatía inútil! pues ya
cen del sistema de Basilio una especie de mal el episcopado había cerrado la Iglesia en to¬
sueño. Valentino está penetrado de amor y de das partes. Valentino quedó así en situación
misericordia. La redención del Cristo tiene para de pretendiente clesgiaciado al misterio pasto¬
él un sentido de alegría. Su doctrina fué un con¬ ral. Escribió cartas, homilias, himnos de un
suelo para muchos, y los verdaderos cristianos elevado tono. Los fragmentos que se conservan
la adoptaron, ó cuando menos, la admiraron. tienen fuerza y brillantez; pero la fraseología
Este célebre
iluminado, nacido, á lo que pa¬ es extraña. Recuerda la manía de los modernos
rece, en el bajo Egipto, se forma en las escue¬ sansimonianos, de edificar grandes teorías en
las de Alejandría y recibe aquí su primera en¬ lenguaje abstracto, para expresar realidades
señanza. Parece que Chipre le vió también dog¬ mezquinas. Su sistema general no tenía esa apa¬
matizar. Sus mismos enemigos le conceden ge¬ riencia de buen sentido, que hace resaltar entre
nio, un vasto saber, y una rara elocuencia. Con¬ la multitud. El pretendido Evangelio de Juan,
quistado por las grandes seducciones del cris¬ con sus combinaciones mucho más sencillas del
tianismo, y unido á la Iglesia, pero nutrido de Logos y el Paracleto, era llamado á conseguir
Platón y saturado con los recuerdos de la eru¬ otros éxitos.
dición profana, 110 se contenta con el alimento Valentino parte, como todos los gnósticos, de
espiritual los pastores dan á los sencillos y
epte una metafísica, principio fundamental es,
cuyo
quiere algo más elevado. Concibe una especie que Dios se manifiesta por emanaciones suce¬
de racionalismo cristiano, un sistema general del
sivas, de las cuales el mundo es la más humil¬
mundo, donde el cristianismo tuviera un puesto de. El mundo es una obra demasiado imperfec¬
de primer orden. Esclarecido,
tolerante, admitía ta para un obrero infinito; es la copia misera¬
una revelación para
ios paganos como para los ble de un modelo divino.
judíos. Una multitud de cosas de la enseñanza Paradesprenderse de la cadena apostólica,
de la Iglesia le parecían groseras,- inadmisibles
pretendía saber las tradiciones secretas, una en¬
á los ojos de un espíritu cultivado. Llama á los señanza esotérica, que Jesús no había comuni¬
ortodoxos "galileos", sin marcada ironía. cado á
no sus
discípulos más espiritualistas. Va¬
'Con casi todos los gnósticos niega la resurrec- lentino decía haber recibido esta doctrina ocul¬
■cióil de los cuerpos,ó, más bien, sostiene que, ta de un supuesto Theodas, discípulo de San
en lo
que se refiere á ios perfectos, la resurrec¬ Pablo. Esto es á lo que él llamaba
el Evange¬
ción está realizada, puesto que consintierfdo c-n lio de 1$ verdad. El Evangelio de Valentino se
270 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
aproxima mucho al de los ebionitas. La dura¬ que llevaba á todos los órdenes las exageracio¬
ción del período de las apariciones de Jesús nes de un supernaturalismo intemperante, con¬
resucitado era fijada en dieciocho meses. duciendo al hombre del ascetismo á la inmora¬
Estos esfuerzos desesperados para acomodar lidad, dejándole el justo medio de
rara vez en
en Jesús el Dios y el hombre, ofrecían las mis¬ la razón. Carpocrato hijo Epifanio no re¬
y su
mas dificultades inherentes á la naturaleza del trocedieron ante ninguno de los excesos del mis¬
cristianismo. El trabajo, que agitaba la concien¬ ticismo sensual, proclamando la indiferencia de
cia cristiana en Egipto, se producía también en los actos, la comunidad de las mujeres, la san¬
Siria. El gnosticismo hacía su aparición en An- tidad de todas las perversiones, como distintas
Estos eones (Jehováh es uno de ellos) se divi¬ la libertad. Xo está de ningún modo prohibido
den el gobierno de su obra y se apropian cada aspirar á igualarle y aun superarle en santi¬
uno un planeta. Xo conocen al inaccesible dad. Su resurrección es imposible. Sólo su alma
Bvthos; pero éste les es favorable y se revela á ha sido recibida en el cielo y su cuerpo quedó
ellos por un rayo de su bondad, ocultándose des¬ sobre la tierra. Los apóstoles Pedi*o, Pablo y
pués á la admiración. La imagen divina se les otros, no fueron inferiores á Jesús. Pero se po¬
aparece sin cesar en la memoria, y según esta dría llegar á más perfecto desprecio por el
imagen crean al hombre. mundo de los demiurgos, es decir, por la reali¬
El hombre salido de la mano de los demiur¬ dad, superándolos. Este poder, los carpoeracia-
gos no era más que materia. Se arrastra en la nos pretendían ejercerlo por las operaciones
tierra cómo un gusano. Una exhalación proce¬ mágicas, los filtros y los maleficios. Es claro
dente del pleromo lo devuelve á la verdadera que no eran verdaderos miembros de la Iglesia
vida. 'Piensa y anda con sus pies. Satanás, en¬ de Jesús. Estos sectarios se daban á veces el
tonces, lleno de cólera, sólo piensa en oponerse nombre de cristianos, los ortodoxos se enfure¬
y
á este hombre regenerado, obra mixta de los de¬ cían. La usurpación de nombre servía para
miurgos y de Dios. Al lado de la humanidad arraigar en la multitud los más deplorables
divina habrá en adelante la humanidad satáni¬ prejuicios.
ca. Para colmo de desgracia, los demiurgos se Lejos de mostrar complacencia hacia esos
rebelan contra
Dios, y separan la creación del culpables misterios, la Iglesia no sentía por
principio superior donde debía vivir. El rayo ellos más que horror. Les aplicaba los mayores
divino no circula más del
pleromo á la humani¬ anatemas que podía encontrar en sus textos
dad y de la humanidad al pleromo. El hombre sagrados.
es consagrado al mal y al error. Christos lo sal¬ Muchas aberraciones se producían en todas
va, anulando, la acción del dios de los judíos; partes. Xo había paradoja que no tuviese sus
pero la ltieha de los hombres del bien y de los defensores. Se encontraban gentes para tomar
hombres del mal continúa. Los hombres del bien la defensa de Caín, de Esaú, de los sodomitas,
son los
gnósticos; el alma está en todos ellos, y, de Judas mismo. Jehováh era el mal, un tirano
por consecuencia, viven eternamente. El cuerpo, lleno de odio y había sido
bien destruir sus
un
al contrario, 110 sabría resucitar; se halla desti¬ leyes. Eran unas especies de paradojas litera¬
nado á perecer. Lo que propaga el cuerpo pro¬ rias, semejantes á las de nuestros tiempos. La
paga el imperio de Satanás. El casamiento es, moda era presentar ó los- criminales como hé¬
por tanto, una mala obra, pues debilita el prin¬ roes, porque se les suponía en ^rebelión contra
cipio divino en el hombre, subdividiendo este un defectuoso orden social. Hubo un Evangelio
maba á estos singulares cristianos Cainitas. En¬ un año, y consagra los edificios
cuya construc¬
señaban, Carpoerato, que, para ser sal¬
como ción había ordenado primer viaje. La
en su
vado, es preciso haber hecho toda clase de ac¬ Grecia estuvo en fiesta y vivió de él. Los re¬
ciones y de experiencias de la vida. Cada ac¬ cuerdos clásicos revivían en todas partes; Adria¬
ción'tiene un ángel que las preside y ellos in¬ no los fijaba en monumentos fundando templos,
vocan este ángel al cometerla. Sus libros eran cátedras y bibliotecas. Él viejo mundo, antes
dignos de sus costumbres. Tenían el Evangelio de morir, hacía su peregrinación á los lugares
de Judas y algunos otros escritos hechos para de origen y parecía celebrar sus últimas pane-
exhortar á destruir la obra del.Creador, y un gerias. El emperador presidía, como un pontí¬
libro, en particular, intitulado La Ascensión fice, estas solemnidades inofensivas.
de San Pablo, donde parece habían puesto abo¬ El augusto viajero continuó en seguida, al
minaciones. través del Oriente; visitó Armenia, Asia Menor,
Estas aberraciones, los gnósticos serios las Siria y Judea. En todas partes era acogido co¬
rechazaban tanto como los ortodoxos. Lo que mo una
providencia. Se acuñaban monedas ex¬
había de realmente grave, era la destrucción del presamente jDara darle la bienvenida en cada
cristianismo, que estaba en el fondo de todas provincia. Las hay hasta de Judea. ¡ Qué false¬
estas especulaciones. Se suprimía, en realidad, dad ! Debajo de la leyenda se ve al emperador,
á Jesús viviente; no se dejaba más que un Je¬ en una noble y digna actitud, recibiendo con
sús fantasma, sin eficacia para la conversión bondad á Judea, que le presenta sus hijos. El
de las almas. Se reemplazaba el esfuerzo mo¬ emperador tiene ya el bello y dulce semblante
ral por una pretendida ciencia, .y se colocaba filosófico de los Antoninos y parece la personi¬
el sueño en el sitio de la realidades cristianas. ficación de la civilización serena conteniendo al
Cada uno
arrogaba el derecho de tallarse á
se fanatismo. Los niños marchan delante d« él, lle¬
su capricho cristianismo de fantasía en los
un vando palmas. En medio, un altar pagano y un
dogmas y libros anteriores. No era el cristia¬ toro, simbolizan la reconciliación religiosa. La
nismo; era un parásito extraño, que trataba de Judea, pátera en la mano, parece par¬
con una
hacerse pasar como una rama del árbol de la ticipar en el sacrificio que se prepara. Así era
vida. Jesús era una de tantas apariciones del como el
optimismo oficial enseñaba á sus sobe¬
ranos. En el fondo, la oposición de Oriente y
espíritu divino. El docetismo, reduciendo á una
apariencia toda la vida humana de Jesús, era del Occidente, no hacia más que acentuarse, y
el fondo de todos estos errores. los signos evidentes no consentían que el empe¬
La ortodoxia supo resistir á estas peligrosas rador dudase. Su eclecticismo benévolo se veía,
imaginaciones, dejándose arrastrar algu¬
pero á veces, singularmente quebrantado.
nas veces por lo que tenían de seductor. Los De Siria, Adriano vuelve á Egipto por Petra.
Evangelios se divulgaban, profundamente im¬ Su descontento, su antipatía contra los orienta¬
pregnados dé las ideas nuevas. El "Evangelio de les, aumentaban á cada paso. El Egipto había
Pedro", era la expresión del docetismo puro. El sido poco menos perturbado. El renacimiento
"Evangelio según los egipcios", era una colec¬ de los antiguos cultos oue se realizaba en todas
ción hecha según las ideas de la teosofía alejan¬ partes, produjo alguna fermentación. Hacía
drina. La unión de los sexos se condenaba. El mucho tiempo que 110 se veía un Apis y se co¬
Señor, interrogado por Satanás, cuándo llegaría menzaba á olvidar esas viejas quimeras, cuan¬
su reino,
responde: "Cuando vosotras arrojéis á do de repente, un clamor se levanta. Se había
los pies el vestido del encontrado el animal milagroso, todo el
pudor, cuando dos hagan y mun¬
uno, cuando lo que es exterior sea semejante á do quería verlo. El cristianismo no tenía en
lo que es interior, y el macho, unido con la Egipto un traje tan severo como en otras par¬
hembra, no sea ni macho ni hembra". Interpre¬ tes, y se le mezclaban muchas supersticiones ¡la¬
tadas, según las reglas de'l vocabulario de Filón, gañas. Adriano se divierte con todas estas lo¬
estas singulares
palabras significan que, al curas.
término de la humanidad, el cuerpo será De
espi¬ Egipto, Adriano vuelve á Siria: la en¬
ritualizado y entrará en el alma, cuentra
para que el sediciosa, y se impacienta. Antioquía
hombre no sea más que un puro espíritu. Las le recibe mal, y se traslada de nuevo á Atenas,
"túnicas de piel" de que Dios cubrió á donde era adorado. Aquí le notifican graves
Adán,
serán entonces inútiles, pues la inocencia acontecimientos. Los
pri¬ judíos se llamaban, por
mera reinará de nuevo. tercera vez, á las armas. El acceso de locura
furiosa del año 117, parecía recomenzar. Israel
repugna con más viveza que nunca á la policía
CAPITULO XI
■
Algunos legistas opinaban que la circuncisión Los cristianos resistieron mejor á la tentación.
era, como la castración, una sevicia punible y Aunque la rebelión podía excitar las pasiones
se consiguió prohibirla. En la tradición judía, de algunos contra el imperio romano, una des¬
todo lo odioso de estas medidas pesa sobre confianza instintiva hacia el fanático Israel, los
Tineius Rufus, que era entonces delegado de detuvo en pendiente peligrosa. El partido de
la
la provincia de Judea,
y al cual los desconten¬ los cristianos estaba ya decidido. La forma de
tos cambiaron el nombre en Tyrannus Rufus. su resistencia al imperio, no era la rebelión, si¬
Estas disposiciones, á las cuales era fácil es¬ no el martirio. Eran muy numerosos en Judea,
capar mientras sólo atacasen á las familias pero á diferencia de los judíos ortodoxos, se
piadosas, no fueron la principal causa de la permitían habitar en LElia. Naturalmente, los
guerra. Lo que realmente puso las armas en judíos trataron de conquistar á sus casi com¬
manos de los israelitas, fué el horror que les
patriotas, pero los discípulos de Jesús no que¬
producía la transformación de Jerusalén, ó, en rían mezclarse en la política, terrestre: Jesús
otros términos, los progresos de la construcción había enterrado para siempre las esperanzas
de LElia Capitolina. La vista de una ciudad pa¬ de un patriotismo y de un mesianismo mate¬
gana, elevándose sobre las ruinas de la ciudad riales. El reinado de Adriano 110 era desfavo¬
santa, los cimientos del templo profanados, los rable á las Iglesias. En ellas se elevaron voces
sacrificios paganos, los teatros levantados con para predecir á los judíos las consecuencias de
las mismas piedras del edificio santo, los extran¬ su obstinación y el exterminio que les esperaba.
jeros habitando la ciudad amada de Dios, todo Todas las rebeliones judías se habían ligado
esto les parecía el eoimo del sacrilegio y el úl¬ más ó menos á las esperanzas mesiánicas, pero
timo límite á que se podía llevar c-1 reto. nunca se había visto á un personaje que se atri¬
Lejos de querer entrar en esta nueva Jeru¬ buyese el papel de Mesías. Esto se vió en esta
salén profana, huyan de ella como de una abo¬ ocasión. Sin duda, bajo la influencia de las
minación. El Sur de ia Judea era, por el con¬ ideas cristianas, y á imitación de Jesús, un per¬
que nunca, una tierra judía. Estaba
trario, más sonaje se presentó como el enviado celeste tan
formada de una multitud de aldeas y poblacio¬ esperado y resolvió seducir al pueblo. La his¬
nes
que podían defenderse, por la especial dis¬ toria de este singular episodio sólo nos aparece
posición de las las cuales se habían estre¬
casas, al través de una penumbra. Los judíos, que hu¬
chado en masa compacta sobre la cima de las bieran podido decirnos algo, fueron justamen¬
colinas. Béther había llegado á ser para los is¬ te el pensamiento íntimo y el móvil secreto de
raelitas de estos parajes, como una segunda ciu¬ los agitadores. Sólo han dejado de este asunto
dad santa, un equivalente ele Sión. Los fanáti¬ imágenes confusas, como los recuerdos de" un
cos se procuraban las armas por una singular es¬ hombre que haya atravesado la demencia. Ya
tratagema. Tenían obligación de entregar á los no existía Josefo. Barcoquebas, como á aquel
romanos una pieria cantidad de utensilios de impostor llamaban los cristianos, es un proble¬
guerra, y los fabricaban mal, intencionadamen¬ ma insoluble y sobre el cual la misma imagina¬
te, para que las armas, rechazadas, quedaran á ción no puede ejercer ningún dominio.
su disposición. No
pudiendo construir fortifica¬ El nombre de su padre ó el sitio donde había
ciones aparentes, hacían inmensos subterráneos. nacido era Coziba, y no se le llamaba más que
Las defensas de Béther se completaban con trin¬ "el hijo de Coziba" (Bar ó Ben-Coziba). Su
cheras de piedra. Todos los judíos que queda¬ verdadero nombre propio es desconocido. Tal
ban en Egipto y en Libia, acudieron para au¬ vez sus partidarios se vieran obligados á disi¬
y otros á Grecia, para evitar la tempestad que está fuera ele duda; pero la escasez de noticias
se aproximaba.
Algunos no ocultaron su fide¬ históricas no permite otras deducciones. ¿Tuvo
lidad al imperio. Rabbi Josué ben Hanania en él algo serio el entusiasmo religioso? ¿Fué
parece haberse inspirado, hasta en su extrema un mesiánico tardío, pero sincero? ¿O, pqr
el
vejez, en el sentido de la conciliación. Después contrario, sólo debemos ver en este personaje
de él, dicen los talmudistas, se perdieron el equívoco charlatán, un imitador de Jesús,
un
consejo y la prudencia. Se nota en esta circuns¬ un grosero impostor, un degenerado, como pre¬
tancia, lo mismo que se había visto desde hacía tenden Eusebio y San Jerónimo? Lo ignora¬
cien años: el pueblo, fácil de engañar al menor mos. la única circunstancia que puede citarse
soplo do esperanzas mesiánicas, marchaba ade¬ en ru favor, es que obtuvo la adhesión clel prin¬
lante, á pesar de los doctores. Estos sólo pen¬ cipal doctor judío de la época, del que más ale¬
saban en su casuística, y si morían, no era com¬ jado debía estar, de las quimeras de un impos¬
batiendo, sirio como supremo recurso para no tor. Hablamos de Rabbi Aquiba.
faltar á la*ley. Desde hacía muchos años era Rabbi Aquiba
LA IGLESIA CRISTIANA 273
]a primera autoridad de los judíos. Se le com¬ á lo que parece, circular el rumor de que el em¬
paraba á Esdras y aun á Moisés. En general, perador se hallaba enfermo y atacado de lepra.
los doctores se inclinaban poco hacia los agita¬ jElia, con su colonia romana, era muy vigilada.
dores popúlales. Ocupados en sus discusiones La legión Décima Fretensis continuaba ele
asumían en la observancia de la ley todo el des¬ guarnición, y sin duda, el camino entre TElia
tino de Israel. Los sueños mesiánicos se limita¬
y Cesárea, centro de la dominación romana, es¬
ban jiara ellos al ideal mosaico realizado por taba también libre. AElia, de este modo, no fué
escrupulosos devotos. ¿Cómo pudo Aquiba en¬ nunca cercada por los insurrectos. El sosteni¬
gañar al pueblo, mostrando confianza en un ver¬ miento de las comunicaciones era fácil, gracias
dadero acto de locura? Tal vez su origen popu¬ á una cintura de colonias establecidas al Oeste
lar y su tendencia democrática de contradecir y al Norte de la ciudad, y, sobre todo, por las
la ti adición saducea, contribuyeron á extraviar¬ plazas de Nicópolis y cíe Lydda, aseguradas á
le. Quizá, también el absurdo de su exégesis le los romanos.
apartó de toda rectitud práctica. No se juega Es, por tanto, probable que la rebelión, en
nunca impunemente con el buen sentido, ni se su marcha liaeia el Norte, no pasase de Béther,
ponen áqprueba los resortes del espíritu sin ries¬ y no llegase á Jerusalén. Pero tocias las ciuda¬
go de romperlos. El hecho, en todo caso, parece des de Judea, que no tenían guarnición, pro¬
exacto. Aunque cueste trabajo concebirlo, Aqui¬ clamaron la independencia de Israel. Bétlier,
ba reconoció el mesianismo de Bar-Coziba. Le en particular, vino á ser una especie de peque¬
entregó la investidura ante el pueblo, dándole ña capital, una Jerusalén en expectativa, al
solemnemente el bastón de mando y sostenién¬ lado de la grande, que se esperaba conquistar
dole el estribo cuando montó sobre el caballo bien pronto. La situación de Béther era de
de guerra para inaugurar su reinado de Me¬ las más fuertes. Enormes trabajos, cuyos res-
sías. Este nombre de Bar-Coziba era desgracia¬ dos aún se ven en nuestros días, la habían he¬
do, pues se prestaba á alusiones .enojosas (1). cho casi inconquistable.
Atendiendo á lo que le atribuía como el salva¬ El primer cuidado de los insurrectos fué la
dor predestinado de Israel, Aquiba le aplicó el cuestión monetaria. Uno ele los suplicios de los
versículo de los Números. "Una estrella (Ko- obligados á
judíos fieles, era verse usar una
bab) se elevará de Jacob", versículo al cual se moneda, sobre la cual se hallaba la efigie del
concedía sentido mesiánico. El nombre de las imágenes idólatras. Para las
un
emperador y
Bar-Coziba se encuentra de este modo cam¬ ofrendas religiosas, en particular, se buscaban
biado en Bar-Kokaba "el hijo de la estrella". las piezas de los príncipes asmoneos, aún co¬
Bar-Coziba, así reconocido por el hombre rrientes en el país, ó las de la primera insu¬
que, sin título oficial, pero en virtud de una rrección, que las había imitado. La nueva rebe¬
especie de aceptación general, pasaba por el lión era demasiado pobre para, emitir monedas
guía religioso del pueblo israelita, se convierte nuevas. Se conformó con retirar de la circula¬
en el jefe de la revolución, y la guerra
queda ción las piezas del tipo de los Flavios y de Tru¬
declarada. Los romanos despreciaron estas locas jano, reconociendo sólo los tipos ortodoxos, que
agitaciones. Bétlier, en una posición apartada, le¬ tenían para él un sentido nacional. Tal vez «e
jos de los grandes caminos, atraía poco su aten¬ encontraron algunos antiguos troqueles y esto
ción; pero cuando el movimiento invadió á facilitó la operación. Se eligieron, sobre todo,
toda la Judea, y los judíos comenzaron á for¬ las bellas monedas de Simón Maeabeo, el pri¬
mar en todas partes grujios amenazadores, fué mer príncipe judío que haya batido moneda.
preciso abrir los ojos á la realidad. Los ata¬ Por época, que era la de "la libertad de Is¬
su
ques, las emboscadas, contra la fuerza romana, rael" ó "de Jerusalén", esas piezas parecían
se multiplicaron y llegaron á convertirse en hechas para las circunstancias. Más apropia¬
matanzas. Además, el movimiento, como ocurrió das todavía eran aquellas donde se veía el tem¬
en el 68 y en 117,
tendía á comunicarse á todo plo coronado por una estrella, y otras, que pre¬
el Oriente. Los ladrones árabes, vecinos del sentaban la sencilla imagen de las dos trompe¬
Jordán y del mar Muerto, entregados á la anar¬ tas, destinadas, según la ley, á convocar Israel
quía por la destrucción del reino nabateano -Te á la guerra santa. La reacuñación se hizo gro¬
Petra, entrevieron la perspectiva del pillaje de seramente. En gran número de monedas, el tipo
la Siria y del Egipto. La insurrección era ge¬ romano era todavía visible. Esta mo¬
primitivo
neral. Los que habían practicado el epispasmo neda se llamó "el dinero de Coziba" ó "el di¬
para escapar al tributo, se sometieron de nue¬ nero de la revolución". Como era en parte fic¬
vo á la operación clolorosa de la circuncisión ticia, perdió más tarde casi todo su valor.
para no ser excluidos de las esperanzas de Is¬ La guerra fué larga y terrible. Duró más de
rael .
dos los mejores generales se vieron apu¬
años, y
Mientras Adriano estuvo en
Egipto y en Si¬ rados. Tineió Kufus, creyéndose perdido, pi¬
ria, los rebeldes disimularon, pero apenas hubo dió socorros: su colega Publicus Mareellus, de¬
marchado á Atenas, la rebelión estalló. Se
hizo, legado de Siria, acudió y los dos fueron derro¬
tados. Era preciso, para sofocar la rebelión,
hacer venir de Bretaña, al primer capitán del
(I) La raíz "Kzb",—en todas las lenguas se¬
míticas quiere decir '•mentira". tiempo, Sexto Julio Severo. Este fué revestido
274 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
del título de legado do la provincia de Judea, número de los que perecieron por el hambre, ti
en lugar de Tineio Rufus. Quinto Lolio Urbicus fuego y la enfermedad, no puede calcularse. Se
le secundó en calidad de legado de Adriano. degollaba, con sangre fría, á las mujeres y
Los rebeldes no aparecían nunca en campo los niños. La Judea se convirtió en un desierto:
raso. Eran dueños de las alturas, construían los lobos y las hienas entraban en las casas. Mu¬
fortificacionesy cruzaban entre sus ciudades chas poblaciones quedaron arruinadas para
caminos cubiertos, comunicaciones subterráneas, siempre, y el aspecto desolado que ofrece hoy el
con claraboyas, que daban aire y luz. Estos co¬ país es todavía el signo de la catástrofe sufri¬
rredores secretos servían de refugio, cuando da hace diecisiete siglos y medio.
eran derrotados, y les permitían marchar á de¬ Severo fué recompensado, por esta campaña
fender otro punto. ¡Pobre raza! Arrojados del tan bien conducida. El senado, á propuesta de
suelo, parecían querer hundirse en sus entra¬ Adriano, lo elevó á la dignidad de legado de
ñas, más bien que abandonarlo ó dejarlo pro¬ Siria. El ejército de Judea fué colmado de re¬
fanar. Esta guerra de topos fué en extremo compensas. El emperador recibió por segunda
mortífera. El fanatismo superaba en intensi¬ vez la salutación imperial.
dad al del año 70. Julio Severos no se atrevió Los judíos vivos aún fueron vendidos al mis¬
en ninguna parte, á concertar un arreglo con sus mo precio que los caballos en la feria anual de
adversarios. Viendo su número y su desespera¬ Tei-ebintho, cerca de Hebrón. Era éste el sitio
ción, temía exponer las pesadas masas romanas, donde se supone que Abraham acampó cuando
á los peligros de una guerra de barricadas y de fueron á visitarle los tres personajes divinos. El
"alturas fortificadas. Atacaba á los rebeldes se¬ campo de la feria, limitado por un recinto rec¬
paradamente, gracias al número de sus sol¬
y tangular, existe aún. Un recuerdo funesto se
dados y á la habilidad de sus oficiales conseguía, unió en adelante para los judíos á este sitio,
casi siempre, cercarlos y reducirlos en sus trin¬ hasta entonces sagrado. No hablan más que ho¬
cheras. rrorizados de la feria de Terebinto. Los que no
Bar-Coziba, luchando lo imposible, era
con encontraron compradores en este sitio fueron
cada día más violento. Su dominación parecía conducidos á Gaza y expuestos en otra feria
la de un rey. Asolaba todos los países de los que Adriano había establecido. En cuanto á los
alrededores. En cuanto á su papel de Mesías, desgraciados que no pudieron venderse en Pa¬
parece que, para sostenerlo, no retrocedió an+e lestina, fueron transportados á Egipto. Muchos
groseras imposturas. La negativa de los cris¬ naufragaron; otros murieron de hambre; la ma¬
tianos, á reconocer su carácter mesiánico y .ha- yoría fueron matados por los egipcios, que no
cer con él causa común, le irritaba iniciando olvidaban las atrocidades cometidas por los ju¬
contra ellos las más crueles persecuciones. El díos, en estos mismos parajes, dieciocho años an¬
mesianismo de Jesús era la negación del suyo y tes. Dos hermanos, que continuaban todavía la
un obstáculo capital á sus planes. Los que rehu¬ resistencia en Kaíarkaroüba, fueron aniquilados
eran sentenciados á muerte, flagelados, ator¬ Los subterráneos de la Judea, sin embargo,
mentados. Juda, que parece haber sido enton¬ contenían una multitud de desgraciados, que no
ces obispo de Jerusalén, fué tal vez del número osaban salir, temerosos de encontrar la muerte.
de las víctimas. La indiferencia política de los Su vida era espantosa. Cada ruido insólito les
cristianos, su adhesión leal al imperio, eran con¬ parecía la aproximación del enemigo, y enlo¬
sideradas por los exaltados como faltas de pa¬ quecidos huían, matándose unos á otros. No te¬
triotismo. • Los judíos sensatos, demostraban nían para aplacar el hambre más que los cadá¬
también, con franqueza, su descontento. Un veres ele sus prójimos, y se los ccfmían. Parece
día queAquiba, á la vista de Bar-Coziba, grita: que la autoridad romana impidió en algunos ca¬
"¡Ahí está el Mesías!", otro le responde: "Rabbi sos el enterramiento de los cadáveres, para ha¬
Johanan ben Torta, la hierba retoñará entre cer más intensa la impresión del castigo. La Ju¬
tus mandíbulas, antes de que venga el hijo de dea era como un vasto osario. Los desgraciados
David". que conseguían llegar al desierto, se considera¬
Roma, como siempre, acababa por tener ra¬ ban favorecidos de Dios.
zón. Cada centro de resistencia tenía que ce¬ Ciertamente, que todos no habían merecido
der. Cincuenta de las fortalezas improvisadas esos castigos severos. Esta vez, como ocurre con
que los rebeldes habían edificado y novecientas frecuencia, Jos prudentes pagaron por los locos.
cincuenta y cinco poblaciones, fueron tomadas Una nación es una solidaridad. El individuo
y arrasadas. Beth-Rimmon, sobre la frontera que no ba contribuido en nada á las faltas de
de Idumea, guarda el recuerdo de una espanto¬ sus compatriotas, es castigado, sin embargo, co¬
sa matanza de fugitivos. El sitio de Béther Jos otros. El
fué, mo primer deber de una comunidad
particularmente, largo y difícil. Llegaron á es mantener sujetos á los elementos absurdos:
los últimos extremos del hambre y de la sed. y el pensamiento de apartarse de la gran con¬
Bar-Coziba pereció allí sin que se sepa nada de federación mediterránea que Roma había crea¬
las circunstancias de su muerte. do, era el absurdo mismo. Mientras los judíos pa¬
La matanza fué horrible. Ciento ochenta mil cíficos, que sólo pedían la libertad de meditar
judíos murieron en los diversos encuentros. El sobre la ley, nos parecen dignos de la sim-
LA IGLESIA CRISTIANA avo
patía de la historia, nuestros principios nos El mártir judío no tiene las mismas claridades:
obligan á ser severos "con un Bar-Coziba, pre¬ "Dónde está ahora tú Dios", es la pregunta
cipitando á su patria en un abismo, y con un irónica que cree siempre escuchar de la boca de
Aquiba, apoyando con su autoridad las locu¬ los paganos. Llasta en su último instante, el ra¬
ras populares. El respeto se debe á quien vier¬ bino Ismael ben Elischa, no cesa de combatir los
te su sangre por una causa que cree buena; pensamientos que se agitan en su alma y en las
pero no puede dársele por esto la aprobación. de compañeros contra la justicia divina.
sus
y ellos
se negaron. Toda esperanza de ver reedificar el templo
Lo que hacía singularmente cruel la situación fué perdida desde entonces. Hasta al consuelo
de estos mártires, era la gran duda sobre la Pro¬ de vivir en las proximidades de los lugares san¬
videncia obsesionaba á los judíos desde
que tos, hubo que renunciar. La especie de culto que
que no se veían triunfantes. El cristiano, pen¬ el pueblo judío había dedicado á la tierra
que
diente por completo de la vida consideraba herencia de Dios, fué el mal que
futura, no está
seguro de su fe más que cuando se le persigue. la autoridad romana
quiso curar á cualquier
276 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
precio, corlando de este modo en el porvenir la del emperador fueron, como de ordinario, pro-
raíz de las guerras judaicas. Un edicto arrojó digadas y una de ellas, era ecuestre. Las esta¬
á los judíos de Jerusalén y de sus alrededores, tuas de Júpiter y de Venus, se irguieron igual¬
bajo penade muerte. La vista misma de Jeru¬ mente, cerca del Gólgota. Cuando, más tarde,
salén les fué negada. Un solo día por año, el se fijó la topografía cristiana, produjo escán¬
aniversario de la toma de la ciudad, obtenían dalo esta proximidad y se la creyó un ultraje.
autorización para venir á llorar sobre las rui¬ Se imaginó que el emperador había tenido in¬
nas del templo, y ungir de aceite una piedra tención ele profanar Belén, instalando el culto
perforada, que miraban como señal del sagra¬ de Adonis.
rio. Aun este permiso era comprado muy caro. Antonino, Marco Aurelio y Verus se ocupa¬
"Ese día — dice San
Jerónimo, — podrás ver ron de embellecer la ciudad y mejorar los ca¬
una muchedumbre lúgubre, un pueblo misera¬ minos que á ella conducen. Estos trabajos pú¬
ble, sin que trate de obtener piedad, reunirse, blicos excitaban á los verdaderos judíos. "Las
aproximarse. Las mujeres decrépitas, los ancia¬ obras de esta nación son todas admirables, —
nos... todos lloran. Y mientras las lágrimas decía Juda bar Ilai á dos de sus amigos.que es¬
inundan sus ojos, levantan sus brazos lívidos taban sentados con él. — Establecen foros, cons¬
y retuercen sus cabellos esparcidos, el soldado truyen puentes, elevan termas." — "¡Gran mé¬
se aproxima y les pide que paguen,
para tener rito!, — resjionde Simeón ben Jochar, — es por
el derecho de llorar un poco todavía." El resto su utilidad por lo que hacen todo eso. Los fo¬
de Judea fué también prohibido á los israelitas, ros, ¡lara colocar lupanares; los baños, para
con menos rigor, sin embargo, pues algunas lo¬
divertirse; los puentes, para facilitar sus pea¬
calidades, tales como Lydda, conservaron siem- jes." El odio á la vida griega, siempre vivo en¬
2)re sus barrios judíos. tre los judíos, se redobla á la vista de un reno-
Los samaritanos, que no habían tomado par¬ vamiento material que parecía un triunfo bri¬
te en la rebelión, no sufrieron menos que los llante.
judíos. El Garizim tuvo como el monte Moria,
, Así acaba la última tentativa del pueblo ju¬
su tenqilo de Júpiter. La prohibición de circun¬
dío,para recobrar su nacionalidad. Con mucha
cidarse les atacaba en el libre ejercicio del culto, razón la guerra de Bar-Coziba se denomina en
y la memoria de Bar-Coziba ¡carece haber sido el Talmud "la guerra del exterminio". Movi¬
entre ellos cubierta de maldiciones. mientos como chispazos del incendio, se produ¬
La construcción de .ZElia Cajiitolina continuó cen todavía en los primeros años de Antonino;
activamente. Se hizo todo jior borrar el recuer¬ pero fueron fácilmente reprimidos. A partir
do de un pasado lleno de El antiguo
amenazas. de este momento, Israel no tiene patria, y co¬
nombre de Jerusalén, fué casi olvidado. .ZEiia mienza la vida errante que, durante siglos, le
lo reemplaza en todo el Oliente,. y ciento cin¬ distingue á la admiración del mundo. En el im¬
cuenta anos más tarde, Jerusalén era un nom¬
perio romano,' la situación civil del judío se
bre de geografía antigua, que nadie conoce. La
pierde. Si la Palestina hubiese querido, habría
ciudad se llena de ediíicios profanos; foros, llegado á ser una provincia como la Siria; pero
baños, templos, teatros, tetraninfos, etc. Las es¬ su suerte no hubiese sido ni mejor, ni peor que
tatuas se iH'odigan en todas partes. El espíritu las otras provincias. En el siglo I, algunos ju¬
sutil de los judíos busca intenciones burlescas, díos habían conquistado puestos de extraordi¬
que, ciertamente, no tuvieron los ingenieros de naria impoi'tancia. En adelante todo ha ter¬
Adriano. Así, el remate de la ¡luerta que coa¬ minado : parece que ios judíos desaparecen ba¬
ducía á Bethleem, era una escultura de mármol,
jo tierra; no se oye hablar de ellos más que
donde se creía distinguir un puerco; y vióse en como mendigos refugiados en las calles de
ello una sangrienta ironía contra el pueblo ven¬
Roma, sentados á las puertas de sus barrios,
cido. Se olvidaba que el jabalí era un emblema asaltando los vehículos y recorriendo las calles
romano y íiguraba en los estandartes de las le¬
para obtener algo de la piedad del viajero. Son
giones. El ]jerímetro de la ciudad cambia li¬ un lébaño de raías, teniendo, es cierto, su es¬
geramente, ]ior la parte del Sur, siendo casi lo tatuto y su magistrado personal, pero fuera
mismo qué es hoy. El monte Sión del derecho común, no formando parte del Es¬
queda fuera
del recinto y se cubre de jardines escalonados.
tado; algo análogo á lo que son en Eurojia los
Las jmrtes de la ciudad que no se reedifican,
gitanos. No hubo ningún judió rico, notable,
presentan masas de piedras dislocadas, que sir¬ considerado, alternando con las gentes del mun¬
ven de cimientos para construcciones nuevas. do. Las grandes fortunas judías no reapare¬
El temjilo de ILerodes (el haram actual) produ¬ cen hasta el siglo VI, sobre todo entre los vi¬
cía extrañeza, por su solidez. Los cristianos sigodos de España, á consecuencia de falsas
pretendieron entonces que sus cimientos colo¬ ideas esjiarcidas por el cristianismo, sobre la
sales serían arrancados hasta la usura y el comercio. El judío se convierte en¬
no
aparición
del Anticristo. tonces, y fué, durante una gran paute de la
Sobre el emplazamiento del templo, como ya Edad Media, un ¡personaje necesario, sin fl
hemos dicho, se elevó el de Júpiter Capitoli- cual el mundo no podía realizar las más sen¬
no.
Baco, Serapis, Astarté, los Dióscuros, esta¬ cillas transacciones. El liberalismo moderno es
ban asociados al dios princqial. Las estatuas el que únicamente debía iioner término á esta
..-A" - —
■
LA IGLESIA CRISTIANA 2/7
situación excepcional. El decreto de la Asam¬ los pecados de sus padres. Por haber sido cul¬
blea constituyente francesa de 1791 los liizo in¬ pables los antecesores de la generación actual,
dividuos de una nación y ciudadanos. ésta se ha dispersado, infamada. Tobías no pi¬
En ese mundo quemado por una especie de de más que un favor, morir en seguida, "para
fuego volcánico interior, hubo también oasis. volver á la tierra y pasar, al lugar eterno".
Algunos supervivientes del saduceísmo, trata¬ Ahora bien, el mismo día, en Ecbatana, otra
dos de apóstatas por sus correligionarios, con¬ criatura afligida pedía también á Dios la muer¬
servan en medio de sus sueños místicos, la sana te. Era Sara, hija de Raguel, que, casada siete
filosofía del Eclesiástico. Los judíos de las pro¬ veces, y absolutamente pura, había visto á sus
vincias sometidas á los Arsacidas, vivían bastan¬ siete maridos estrangulados, la noche misma
te dichosos y observaban la ley serenamente. de las nupcias, por el demonio Aesehmadaeva,.
Se puede suponer en esas provincias, por ejem¬ que celoso de ella, mata á cuantos van á tocar¬
plo, en A diabena, la composición de un libro en¬ la. Las dos oraciones son presentadas á la mis¬
cantador, cuya fecha es incierta, y que no fuá ma hora en el trono de Dios por
Rafael, uno
traducido al griego hasta fines del siglo II. Era de ios siete tienen derecho á pe¬
ángeles que
una pequeña novela llena de frescura, como los netrar hasta el santuario de la gloria divina,
judíos acostumbraban á hacerlas, el idilio por para conducir las oraciones de los santos, y
excelencia de la piedad judía y de las alegrías Dios atiende la súplica de los dos justos pro¬
del hogar. bados, y encarga á Rafael de reparar el mal.
Un cierto Tobías, hijo de Tobiel, originario Es conocido el encantador idilio que sigue.
del país de Cades de Nephtali, es conducido Con mucha razón, se le coloca entre las fábulas
cautivo á Nínive por Salmanasar. Desde su in¬ consagradas, que, reproducidas en todas for¬
fancia había sido .un modelo de sabiduría. Le¬ mas, no se olvidan nunca. La moralidad dulce,
jos de participar de la idolatría de las tribus el espíritu de familia, la piedad filial, el amor
del Norte, iba á Jerusalén, único lugar elegido y la unión eterna de los esposos, la caridad para
por Dios para el culto, y ofrecía el diezmo á el .pobre, la abnegación de Israel, no han sido
los sacerdotes descendientes de Aarón, según jamás expresadas con rasgos más deliciosos.
las reglas del Teruma y del Maeser schéni. Era Benevolencia para estricta honradez,
todos,
caritativo, amable para todos, y se abstenía templanza, cuidado de no hacer á otro lo que
de comer el pan de los paganos. En recompen¬ no se
quiere para sí mismo, buena elección de
sa Dios le proporciona el favor de Salmanasar, compañías, no frecuentando más que á las gen¬
que le hace su repostero. Muere Salmanasar, y tes honradas, espíritu de orden, regmlaridad en
le sucede Sennachérib, que vuelve furioso de los negocios, juiciosos arreglos de familia; tal
su expedición contra Jerusalén, y persigue á era esta excelente moral judía, que no es, pre¬
los judíos. Sus cadáveres aparecen insepultos cisamente, la del aristócrata, ni la del hombre
en todas partes, viéndose á montones fuera de de mundo, pero se convierte en el código de i a
los muros de Nínive. Tobías los enterraba fur¬ burguesía cristiana. Ese mismo Tobías, que vi¬
tivamente. El rey, sorprendido de la desapari¬ ve en la domesticidad de los perseguidores de
ción de los cuerpos, pregunta qué ha ocurrido. sus compatriotas, porque la plaza es ventajo¬
Se persigue á Tobías, que se oculta y pierde sa, tiene por principio, que la felicidad con¬
sus bienes. El asesinato de Sennachérib le sal¬ siste en la modestia de la fortuna, junto á ta
va. Continúa su obra piadosa de enterrar á tos justicia. Sabe soportar alegremente la pobre¬
israelitas y susvecinos se mofan de él. "¿Dónde za, y proclama que la alegría es dar y no ate¬
encontrarás la recompensa?", le dicen. Una no¬ sorar.
che, vuelve lleno de fatiga. No iludiendo entrar Es, sobre todo, la idea del casamiento, la que
en su casa á causa del estado de. impureza en se manifiesta aquí particularmente casta, sen¬
que le ha puesto el contacto de los cadáveres, sata, delicada. El judío tiene siempre el re¬
se arroja al pie de un muro, en el patio de su cuerdo fijo de sus antecesores, los profetas y
casa, y se duerme; un accidente le deja ciego. los patriarcas, y asegurado de que su raza po¬
Este es el problema igual al del libro de Job. seerá la tierra, no se casa más que con una ju¬
Un justo no sólo mal recompensado, sino he¬ día de buena familia, emparentada con gentes
rido á consecuencia ele su misma virtud. Una honradas y conocidas por tales. La belleza fio
virtud seguida de la desgracia. ¿Cómo preten¬ es cosa indiferente; pero es preciso consultar,
der que elservidor de Jehováh, espere siempre ante las costunibres, las con¬
todo, las leyes y
el premio de su fidelidad? "¿Dónde están tus veniencias de familia, para que la fortuna no
limosnqs? ¿Dónde están tus buenas acciones? cambie de mano."El hombre y la mujer están
—
le dice su mujer. — ¡Ya se ve el provecho reseñados el uno para el otro por toda una
que has sacado de ellas!" eternidad. Los casamientos fundados en el.
Tobías persiste en la afirmación del verda¬ amor sensual, acaban mal. Por el contrario, ¡a
dero israelita: "Dios es justo y bueno." Lleva unión fundada en un sentimiento verdadero,
el heroísmo hasta calumniarse, para justificar es la aglutinación de dos almas. Es bendecida
á Dios. Proclama que ha merecido su suerte; por Dios, cuando se halla santificada por la
primero á causa de sus pecados
de las faltas
y oración de dos aman! es, y se convierte en se¬
cometidas por ignorancia; después, á causa de guida en una amistad llena de encanto, sobre
278 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
tocio, cuando el hombre conserva sobre su com¬ talesprincipios, los judíos de Bar-Gioras y de
pañera lá superioridad que en derecho le co¬ Bar-Coziba, defendían una utopia. La historia
rresponde. Envejecer reunidos, ser enterrados tiene, para ellos, la simpatía que se debe á to¬
en la misma tumba, dejar á sus liijos bien ca¬ dos losvencidos; pero cuando el pacífico cris¬
sados, ver á los nietos y tal vez á los hijos de tiano, y el autor del libro de Tobías, lo hallan
éstos; ¿se quiere más felicidad? todo tan sencillo que no se rebelan contra Sal-
El separado de la composición del
autor, manasar, se adaptan mejor á la tradición de
libro de Job cerca de mil años, no tiene, en el Israel.
fondo, ni una idea más que el autor del antiguo CAPITULO XIII
libro hebreo. Todo acaba bien, puesto que To¬
bías muere á los ciento setenta y ocho años, ha El Talmud.
sido enterrado con distinción, y su mujer re¬
posa á su lado. Su hijo muere á los ciento vein¬ La ley, con la tranquilidad de alma que daba,
tisiete años, en posesión de la fortuna de sus era como un calmante, que hizo recobrar pron¬
abuelos y de la suya propia. Antes de morir, to la serenidad al alma turbada de Israel. Pa¬
sabe que Nínive lia sido conquistada, y se ale¬ rece que las juderías de Occidente no sufrieron
gra de esta buena noticia. ¡Ver el castigo de los mucho las locuras de sus compatriotas de Orien¬
enemigos de Israel! ¿hay nada más dulce? te. Aun Oriente, los israelitas, pacíficos que
en
Dios aparece así, como un padre que casti¬ 110 habían Intervenido en la lucha, se.reconci¬
ga al hijo que ama, y desjmés se apiada de él. liaron pronto con los vencedores. Algunos se
Cuando el justo sufre, es un castigo de sus fal¬ atrevían á pensar que el cielo era favorable á
tas ó de las de sus padres. Pero si se humilla los romanos. El orden se restableció, pues, en
y reza, Dios le perdona y le devuelve la Siria, más pronto de lo que hubiera podido
prosperidad. Pecar es, pues, ser enemigo de sí creeise. Los
fugitivos de Judea se desparrama¬
mismo; la caridad impide morir y la limosna ron Oriente, en Palmira y en Babilo¬
hacia el
salva. nia, ó por e'1 Sur hacia el Yemen y Galilea.
Lo que sucede á Tobías, le ocurrirá á Israel. Este último país, sobre todo, recibió de la emi¬
Después de haberle castigado, Dios reparará sus gración un impulso nuevo, y se convierte por
desastres. El templo será reedificado, pero no siglos en una tierra casi exclusivamente judía.
tal como era. Israel, así reunido, reedificará Después del exterminio del año 67, la Gali¬
Jerusalén y el templo con toda la magnificen¬ lea había sido, durante algún tiempo, perdida
cia, predicba por los profetas, y esta vez para para el judaismo. Después de la derrota de Bar-
la eternidad. Esta será una ciudad de zafiros y Coziba, la población, arrojada del Sur, se re¬
de esmeraldas; murallas y sus torres serán
sus fugia en masa en ella, y repuebla las ciudades.
de oro
plazas parecerán pavimenta¬
puro; sus El bfíth-din llega á ser entonces definitivamente
das de mosaicos; sus calles dirán Aíleluia. To¬ galileo. Este tribunal se refugia en Ousclia,
dos los pueblos se convertirán al verdadero Dios, más tárele en las poblaciones vecinas á Sépho-
rompiendo sus ídolos. ¡Felices los que hayan ris, Schefaram, en Beth-Schearim, y en Sé-
en
amado á Jerusalén y compartido sus sufrimien¬ phoris mismo; por último, se establece en Ti-
tos ! beriades, en donde permanece hasta la conquis¬
Este pequeño libro disfrutó, desde que fué ta musulmana. Mientras el Darom era casi ol¬
traducido, de gran popularidad entre los cris¬ vidado y sus escuelas recluidas, cayendo Lydda
tianos. Más de un rasgo tenía que impresio¬ en la miseria y la ignorancia, la Galilea se con¬
nar á ciertas naturalezas delicadas. El libro vierte en el centro del judaismo. Méiron, Safat,
era, en algunos puntos, demasiado judío, y al¬ Gisehala, Alma, Casioun, Kafr-Baram, Kafr-
gunos pasajes podían ser retocados de un modo Nabarta, Ammonka, fueron las localidades prin¬
más edificante. De aquí una serie de transfor¬ cipales de este desarrollo^ nuevo y se llenaron
maciones que dan nacimiento á la variedad de de monumentos judíos. Estos monumentos, re¬
textos griegos
y latinos. El último de estos re¬ verenciados casi hasta la Edad
Media, como
compuestos, el de Sar. Jerónimo, hecho con un las tumbas de profetas, todavía en me¬
se ven
notable sentimiento literario, da al libro la for¬ dio del país, por cuarta ó quinta vez, desierto
ma presenta boy en el texto latino de la
que y desolado. Tiberiades fué en cierto modo la
Vulgata. Las torpezas, los descuidos del origi¬ capital de este reino de disputas y. de sutilida¬
nal, han desaparecido. El resultado de estas co¬ des, donde se desvanece la última actividad ori¬
rrecciones es una verdadera obra maestra que ginal del pueblo judio.
todos los siglos siguientes lian leído y admi¬ En este tranquilo país, devuelto á su vida
rado. favorita, vida retirada, estudiosa, vida de fami¬
El pueblo judío no tiene semejante cuando lia y de sinagoga, Israel renunció definitiva¬
trata de dar el acento de un ideal de justicia y mente á su quimera terrestre, y buscó el reino
de virludes domésticas. La Thora esel primer de Dios, no como Jesús, en el ideal, sino en la
libro del mundo, considerado como libro de pie¬ rigurosa observancia de la ley. El proselitismo
dad; pero era un código impracticable. Nin¬ desaparece en adelante del seno de este pueblo
guna sociedad habría podido vivir con él y que con más ardor lo había practicado. Una ley
defendiendo una nacionalidad fundada sobre dé Antonino puso fin á las medidas restricti-
LÁ IGLESIA CRISTIANA 279
vas de Adriano ypermitió á los judíos que cir¬ sagrado en sí mismo, se encuentra mejor, á
cuncidaran á liijos; pero el jurisconsulto
sus partir de cierta época, leerlo en los códigos
Modestino hacía notar que este permiso sólo que han sido extraídos de él.
debían aplicarlo á sus hijos, sosteniéndose la El ensayo para codificar la ley oral judía se
pena capital para los que practicasen esta ope¬ hizo en varias partes á la vez. De este modo al
ración en un no judío. Algunos frenéticos, los mismo tiempo que los cristianos, los judíos hi¬
sicarios, seguían las prácticas violentas, colo¬ cieron una Biblia, que dejó un poco cu
nueva
cando al desgraciado á quien sorprendían, en la sombra primera. La Mischna fué su
á la
situación de elegir entre circuncidarse ó el pu¬ Evangelio, su Nuevo Testamento. Del libro ju¬
ñal. La mayoría quedó apartada de estas abe¬ dío al libro cristiano, la distancia^ es enorme.
rraciones : renunció al heroísmo é hizo inútil Es uno de los fenómenos más extraordinarios
el martirio con "hábiles distinciones entre los dé la historia, la aparición simultánea, en la
preceptos pueden quebrantar, á fin de
que se misma raza, del Talmud y del Evangelio, de
salvar la los que obligan á sufrir Li
vida, y una pequeña obra maestra de elegancia, lige¬
muerte. Esto originó un singular espectáculo. reza y finura moral y de un pesado monumen¬
El judaismo, que había sido la fuente del mar¬ to de pedantería, miserable casuística y forma¬
tirio en el mundo, traslada el -monopolio á los lismo religioso. Estos dos gemelos son, segura¬
cristianos, y así se ve en algunas persecuciones, mente, las dos criaturas más desemejantes que
que los cristianos se hacen pasar por judíos hayan podido salir nunca del seno de una mis¬
para disfrutar de las inmunidades del judais¬ ma madre. Algo de bárbaro y de ininteligible,
liace el Talmud. Los antiguos doctores habían to. Leer un libro extranjero fué mi crimen. La
enseñado la ley sin ningún orden lógico, úni- literatura griega parece un juego, un adorno
-
«ámente según los casos que se representaban. de mujer, una distracción que desdeña el hom¬
Después se había seguido en la enseñanza el bre preocupado de la ley, una ciencia de niño.
orden de los libros del Pentateuco. Con Rabbi La Thora fué considerada, como encerrando
Aqniba, introduce una distribución nueva,
se toda la filosofía, toda la ciencia, como dispen¬
una especie de clasificación por orden de ma¬ sando de cualquier otro estudio. El cristianismo
terias, con divisiones y subdivisiones como las fué menos exclusivo y admitió en su seno una
de un Corpus juris. Así, junto á la gran liarte de la tradición helénica. Separado
Thora, se
forma un segundo código, la Mischna (1). Se de esta gran fuente de vida, Israel cae en un
deja de tomar la Escritura por base, y, á decir estado de pobreza, ó más bien de aberración
verdad, con el gusto de las interpretaciones ar¬ intelectual, de donde no sale más que por la in¬
bitrarias, que se habían introducido, la Escri¬ fluencia de la filosofía llamada árabe, es decir,
tura llega á ser casi inútil. No se trataba, real¬ bajo la acción de un rayo de luz griega, sin¬
mente, de comprender bien la voluntad del le¬ gularmente refractado.
gislador; trataba de encontrar á cualquier
se Sin duda, hay en el fárrago del Talmud, má¬
precio, la Biblia, los argumentos para las
en ximas excelentes, más de una perla preciosa,
decisiones tradicionales, los versículos á los del género de las que Jesús idealizaba adop-
que se pudieran aplicar los preceptos acepta¬ -
cunstancias, la fuerza de las cosas, imponiendo extremo al otro del mundo, no tuvo otra na¬
mil necesidades, en las cuales el autor cionalidad que
primi¬ la Thora. Para sostener esa
tivo no había podido pensar. La coincidencia unión esparcida, sin clero, sin obispos, sin papa,
entre los libros sagrados y el estado religioso sin ciudad santa, sin colegio teológico central,
de una
época, no es nunca perfecta. El traje era preciso una cadena de hierro; pero nada
no queda bien a la medida. El comentador y el liga tanto como los deberes comunes. El judío,
tradicionista vienen entonces y proceden al llevando consigo • toda su religión, no tenía
ajuste. Es así, que en lugar de estudiar el libro necesidad para sú culto, ni de templo, ni de clé¬
rigos, disfrutando de una incomparable liber¬
tad en sus emigraciones al fin del mundo. Su
(1) "Mischna" sis-niñea, aproximadamente, "lec¬
idealismo absoluto lo hace indiferente á las co¬
ciones orales', "reproducción de cosas sabidas
de memoria." sas
materiales; la fidelidad al recuerdo de su
280 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
raza, la profesión de fe (el schema), y la prác-, religión: y la piedad no sufre con esto. Estas
tica de laley le bastan. Cuando se asiste á una gentes, sin esperanza de una vida futura, arros¬
ceremonia en una sinagoga, á la primera ojea¬ tran el martirio con valor admirable, y mueren
da, todo parece moderno, prestado, banal. Nun¬ acusándose de crímenes imaginarios, para, que
ca judíos han buscado en la construcción de
los su suplicio no sea una objeción demasiado fuer¬
tólica; las lámparas, los asientos, todo el mo¬ El ritualismo reunió á los correligionarios en¬
biliario están comprados en el mismo almacén tre sí; pero los separó del resto del mundo, y
que suministra á la parroquia vecina. El canto los condenó á una vida secuestrada. Las cade¬
y la música 110 tienen nada que se remonte más nas del Talmud crearon las del Ghetto. El pue¬
allá del siglo XV. Aún ciertas partes del culto, blo judío, hasta entoncespoco supersticioso, se
son imitaciones del culto católico. Pero la ori¬ convierte el
tipo aparente de la superstición.
en
ginalidad, la antigüedad, brillan de repente con Las burlas de Jesús sobre los fariseos, fueron
la profesión de fe: "Escucha, Israel: Adonai, justificadas. La literatura, durante siglos, girar
nuestro dios, es único; santo es su nombre". principalmente, sobre cuestiones de sacristía.
Esta proclamación porfiada, este grito persis¬ La segunda Biblia llega á ser una cárcel donde
tente, que acaba por apoderarse y convertir al el nuevo judaismo continúa su triste vida de
munclo, es todo el judaismo. Ese pueblo ha fun¬ reclusión hasta nuestros días. Encerrados en
dado á Dios, y nunca pueblo alguno se ha ocu¬ esta enciclopedia malsana, el espíritu judío se
pado tanto en disputar sobre Dios. aguza hasta la falsedad.
Un rasgo de gran sentido, fué el haber tomado A partir de este momento, Israel tiene todos
como base de la comunión religiosa la práctica y los defectos de los hombres solitarios: es moro¬
judío por las mismas observancias. Haciendo lle¬ algunas puertas, al menos, de la sinagoga, ha¬
var Ja unión de las almas sobre las verdades bían sido abiertas al converso. Ahora 110 se
ternas de la razón, que todas las leyes divinas otro interés que los de su secta, el judío talmu¬
pueden ser modificadas y que las penas y las dista ha sido con frecuencia un azote para lo&
reconipensas individuales de la vida futura, no países donde el destino le ha conducido. Quien
son más que imágenes. Tal libro, llegando lo dude, que piense en el judío de Oriente y de
á la
celebridad, sin tener ningún anatema, es un las costas berberiscas, lleno de rencor cuando
hecho del que no liaj^ ejemplo en ninguna otra es perseguido, arrogante é insolente cuando le
LA IGLESIA CRISTIANA 281
pagado en su seno. Los cultos idólatras, esta¬ en estas comarcas objeto capital. Los cris¬
un
blecidos-sobre las ruinas del culto judío, adopta¬ tianos juzgaban á éstos más difíciles de con¬
ron complacientemente más de una práctica ju¬ vertir que á los paganos. Se les acusaba de su¬
día. La piscina Probática continuó siendo un lu¬ tileza, de mala fe en las disputas. Se preten¬
gar de cura, aun para los páganos, y haciendo día que, decididos por adelantado á conside¬
milagros, como en el tiempo de los apóstoles y'de rar al adversario sin razón, no despreciaban
Jesús, en nombre del gran Dios impersonal. las minucias ni las pequeñas inexactitudes para
Los cristianos continuaban sus curaciones ma¬ triunfar. Lo que
les decían de la vida de Je¬
ravillosas con el aceite y las lociones sagradas, sús les irritaba, y esta es, sin duda, la antipa¬
excitando entre los buenos veteranos que for¬ tía que demuestran por los relatos del naci¬
maban la colonia piadosa admiración. Las
una miento virginal del pretendido Mesías y que les
tradiciones de esta Iglesia de Jerusalén se dis¬ inspira la fábula del soldado Panthero y de la
tinguen por un carácter especial de supersti¬ alegre María que, según ellos, habían sido los
ción y de taumaturgia grosera. Los lugares verdaderos autores de un nacimiento que se con¬
zamiento del templo, y junto á éste se reveren¬ una materia muerta. Cada frase, separada de
cia la stela de Santiago, hermano del Señor y su sentido, era aplicada sin escrúpulo á la pro¬
XCYI (versículo 10), donde nunca había figu¬ de los judíos y no atribuyendo á Jesús más que
rado y el descenso á los infiernos en Jeremías. un nacimiento ordinario; los otros, reconcilia¬
Cuando los judíos gritan, protestando de que dos con San Pablo, admitiendo sólo la necesi¬
no hay nada semejante en sus textos, se les dad de las observancias para los isrealitas de
contesta que los habían mutilado por pura mal¬ sangre, y reconociendo á Jesús un nacimiento
dad y mala fe; y que, por ejemplo, habían bo¬ sobrenatural como el que se cuenta en el pri¬
rrado del libro de Isaías el relato donde este mer capítulo de Mateo. Los dogmas de la es¬
profeta es aserrado con una sierra de madera, cuela ebionita siguieron la misma línea de des¬
porque este pasaje recordaba el crimen que arrollo que los de la Iglesia católica.
ellos habían cometido contra Jesús. A todo re¬
Aunque excluidos de Jerusalén en calidad
curre apologética, convencida y apasiona¬
una de circuncisos, los ebionitas de Oriente creíún
da. Se hizo apelación á los registros oficia¬ poder habitar la ciudad santa. Los ebionitas
les del empadronamiento de Quirinius, que del resto del mundo concebían aún á la Iglesia
nunca habían existido, y á una pretendida re¬ de Jerusalén tal como era en tiempos de Pedro
lación de Pilatos á Tiberio, que se había fabri¬ y de Santiago, como la capital pacífica de la
cado. cristiandad. Jerusalén es la universal Kibla del
A
partir de la mitad del siglo II, el odio en¬ judeo cristianismo. Los elkaisitas, que observan
tre las regiones estalla. Los tranquilos discípu¬ esta Kibla á la letra, no hacen más que sim¬
los de Jesús y los judíos, desterrados por su bolizar los sentimientos de todos. Pero tal lu¬
fanatismo político, están cada día más furiosos cha contra la evidencia no pjuede durar mucho
los unos contra los otros. Según los cristianos, tiempo. Bien pronto el judeo cristianismo no
un pueblo nuevo ha sustituido al antiguo. Los tuvo más Iglesia madre, y las tradiciones na¬
judíos acusan á los cristianos de apostasía y zarenas ó ebionitas no vivieron más que entre
les hacen sufrir una verdadera persecución. Las los sectariosesparcidos en la Siria.
mujeres que pretendían convertirse, eran azo¬ Odiados de los
judíos, casi extranjeros en las
tada^ en las sinagogas, muertas á pedradas. Los Iglesias de San Pablo, los judeo cristianos dis¬
judíos reprochaban á los cristianos no compar¬ minuían cada día. A la inversa de las otras
tir las cóleras y los dolores de Israel. Los cris¬ Iglesias, todas colocadas en las grandes ciuda¬
tianos comenzaban á hacer caer sobre la na¬ des y participando de la civilización general,
ción judíareproche que seguramente Pedro,
un los judeo cristianos estaban esparcidos en po¬
Santiago y el autor del Apocalipsis, 110 pensaron blaciones ignoradas, adonde no llegaba ningún
en dirigirle: el de haber crucificado á Jesús. ruido del mundo. El episcopado fué el fruto
La muerte de Jesús había sido considerada, de las grandes ciudades. No teniendo ninguna
hasta entonces, como el crimen de Pilatos, de jerarquía organizada, privados del lastre de la
los grandes sacerdotes y de algunos fariseos, ortodoxia católica, mecidos por todos los vien¬
pero no como el crimen de Israel entero. Ahora tos, se confundían más ó menos con el esenismo
los judíos aparecían como un pueblo deicida, y el elkaisismo. Las creencias mesiánicas se
un pueblo asesino de los enviados de Dios, re¬ redujeron entre ellos á las teorías de ángeles
belde á las más evidentes profecías. Los cristia¬ sin fin. La teosofía y el ascetismo de los ese-
nos hacen, de la no reconstrucción del templo, nios hicieron olvidar los méritos de Jesús. La
una especie de dogma, abstinencia de la carne y los antiguos precep¬
y miran como á sus más
monales enemigos, á los que pretendían infligir tos de los nazirs, tomaron exagerada importan¬
en este punto un mentís á las cia. Lá literatura de los ebionitas, toda en he¬
profecías. Efec¬
tivamente, el templo no se levanta hasta la breo, parece haber sido pobre. Una falsa posi¬
conquista del árabe Ornar, es decir, á la hora ción condenaba al ebionismo á morir. "Que¬
misma en que el cristianismo fué á su vez ven¬ riendo sostener una situación intermediaria —
cido Jerusalén. Cuando Ornar dice con acierto Epifanio,'— Ebion no ha sido
en
quiso que
se le mostrase el lugar sagrado, lo halló, con¬ nada, y en ha realizado esta palabra: "No
él se
vertido por los cristianos, depósito de
en un es extraño quesufra todas las desgracias, por¬
inmundicias, por odio contra los judíos. que estoy colocado entre la Iglesia y la sina¬
Los ebionitas ó nazarenos, retirados en su goga". Ocurre con este cristianismo naciente
mayor parte más allá del Jordán, no compar¬ lo que en casi todos los movimientos religiosos.
tían, naturalmente, esos sentimientos. Eran nu¬ Los creadores de movimientos de este género
merosos, y ganaron paso á paso Paneas, todo son, de ordinario, absorbidos y suprimidos por
el país de los Nabateanos, el Hauran y Moab. los que les suceden. El primer siglo de la hé-
Seguían comunicándose con los judíos y Aqui- gira vió el exterminio de los compañeros, de los
ba y los más célebres doctores, fueron conoci¬ parientes, de los amigos de Mahoma, de los que,
dos de ellos. Aquila era su traductor favorito; en una palabra, querían confiscar en su prove¬
pero la forma en que se engañaron sobre la cho la revolución, de la cual eran autores. En
época en que florecieron estos dos maestros, el movimiento franciscano, los verdaderos dis¬
prueba que no habían recibido más que un eco cípulos de Francisco de Asís se encontraban,
vago de su celebridad. Además, los escritores al cabo de una generación, heréticos peligrosos,
de la Tglesia católica nos hablan de dos clases perseguidos por la ortodoxia y entregados á
de ebionitas; unos, conservando todas las ideas centenares á la hoguera.
284 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Es que la idea, en los primeros días de una la aristocracia romana desaparecían cada día.
actividad creadora, procede á pasos de gigan¬ Los jefes de la sociedad creían en el progreso
te. El iniciador llega á ser pronto un retrógra¬ y trabajaban. Eran los filósofos, los filántro¬
do, un herético en su propia secta, un obstácu¬ pos, ios que querían sin utopia la mayor apli¬
lo á su idea, que quiere marchar á pesar suyo, cación posible de la razón á las cosas humanas.
y con frecuencia le injuria y le mata. Mientras Esto valía más que la fanática é inaplicable
él no se mueve todo se mueve á su alrededor. Thora, buena, á lo sumo, para un pueblo muy
Los ebionim, que habían sido la primera beati¬ pequeño. Se pretendía estar contento de la vida,
tud (¡bienaventurados los ebionim!), son aho¬ y detrás de esta bella generación de hombres de
ra para la Iglesia un escándalo. Su pura doc¬ Estado, se vislumbraba otra más sabia, más
trina pasa como una blasfemia. Las burlas de seria, más honrada aún.
Orígenes y las injurias de Epifanio contra los Adriano se divertía, y estaba en su derecho.
verdaderos fundadores del cristianismo, tienen Su espíritu, curioso y activo, soñaba, á la vez,
algo de extraordinario. en todas las quimeras; pero su juicio no estaba
y las máximas más suaves de gobierno introdu¬ pobre y vacío; nada le sostenía.
cidas y practicadas. Trajano tuvo, definitiva¬ Tal vez se deba atribuir á los caprichos y á
mente razón, creyendo que se puede gobernar los desórdenes de los últimos meses, algunos
á los hombres tratándolos con cortesía. La idea martirios que ocurrieron bajo su reinado, y de
del Estado, no sólo tutelar, sino benévolo, se los cuales no se sabe la causa. Telesforo era
arraigaba con fuerza. La conducta privada de entonces jefe de la Iglesia de Roma. Murió con¬
Adriano, daba lugar á graves reproches. Su ca¬ fesando el Cristo, y pasó al número de las glo¬
rácter se pervertía, á medida que se le altera¬ rias de la fe.
ba la salud; pero los pueblos apenas lo nota¬ La muerte del César amateur, fué triste y
ban. Un esplendor y un bienestar sin ejemplo, sin dignidad, pues ningún sentimiento moral
lo envolvía todo, como de una brillante aureola, verdaderamente elevado le animaba. El mundo,
disimulando las partes defectuosas de la orga¬ quizá perdía con él un poderoso sostén. Sólo
nización social. A decir verdad, estas partes de¬ los judíos triunfaron de las angustias de sus
fectuosas eran susceptibles de ser corregidas. últimos momentos. Fué costumbre entre ellos
La puerta estaba abierta á todos los progresos. no nombrarle más que añadiendo á su nombre:
La filosofía estoica penetraba la legislación é "¡Que Dios le rompa la pierna!" Amó since¬
introducía la idea de los derechos del hombre, ramente la civilización, comprendiendo bien lo
de la igualdad civil, de la uniformidad de la que podía ser en su tiempo. La literatura y el
administración provincial. Los privilegios de arte antiguos acaban con su vida. Fué el últi-
la iglesia cristiana 285
mo emperador que creyó en la gloria, como Como sucede siempre, las ideas socialistas
YEilus Verus fué el último hombre que supo aprovechaban esta liberalidad de ideas y ha¬
disfrutar los placeres delicados. Las -¿osas hu¬ cían su aparición; pero el buen sentido gene¬
manas son tan frivolas, que es preciso dar una ral y la fuerza del orden establecido, impedían
.arte de Adriano, aunque llevando dentro su demoledor al que había necesidad de combatir.
gusano roedor, tiene todavía principios, es un .Siempre pesimista, inagotable en lúgubres pro¬
arte hábil y sabio. Después la decadencia se fecías, el cristianismo, lejos de servir al progre¬
so racional, se mostraba desdeñoso. Los docto¬
produce con una fuerza irresistible. La socie¬
dad antigua observa que todo es vanidad; pero res católicos miraban casi todos como necesaria
hace este descubrimiento cuando se halla pró¬ la guerra entre el imperio y la Iglesia, algo así
xima su muerte. Los dos sabios completos que como el último acto de la lucha de Dios y Sata¬
van á reinar, son dos ascetas á su manera. Lu¬ nás. Afirmaban, atrevidamente, que la perse¬
cí us Verus y Faustino serán los supervivientes cución duraría hasta el fin de los tiempos. La
de la elegancia antigua. Es, ciertamente, en idea de un imperio cristiano, aunque se presen¬
esta fecha, cuando el mundo dice adiós á la tase algunas veces á su espíritu, les parecía una
alegría, trata á las musas de seductoras, no contradicción y un imposible.
quiere oir hablar más que de lo que entreten¬ Mientras el mundo se preparaba á vivir, los
ga su melancolía y se convierte eir un vasto judíos y los cristianosobstinaban más que
se
hospital. nunca en querer que fuese su última hora.
Antonino fué un San Luis por el corazón y Ya hemos visto al falso Baruch, perdiéndose
la honradez, con y serenidad de es¬
más juicio en anuncios vagos. La sibila jucleo cristiana,
píritu. Es el más perfecto soberano que haya durante todo este tiempo, no cesa de tronar.
jamás existido. Aún fué superior á Marco El esplendor siempre creciente de Roma era un
Aurelio, porque los cargos de debilidad que sangriénto ultraje á la verdad divina, á los pro¬
pudieran hacerse á este último, no se le pueden fetas, á los santos. Aplíeause también en negar
aplicar á él. Enumerar sus virtudes, es enume¬ fríamente la felicidad del siglo. Todos los azo¬
rar las cualidades de que es susceptible el hom¬ tes naturales, que continuaban siendo bastante
bre completo. Todo el mundo le saluda como numerosos, eran presentados como signos de
una encarnación del mítico Numa Pompilius. una cólera implacable. Los temblores de tierra
Fué el más constitucional de los soberanos; y, de Asia, pasados y actuales, eran explotados en
además, sencillo, económico, ocupado de las el sentido de los más siniestros terrores. Estas
buenas obras y de trabajos públicos, alejado calamidades, al decir de los fanáticos, 110 tenían
de los excesos, exento de retórica y toda afec¬ más (¡ue una causa: la destrucción del templo
tación de espíritu. Por él, la filosofía llega ver¬ de Jerusalén. Roma, cortesana, se entrega á mil
daderamente al poder. Los filósofos fueron en amantes que le han embriagado y á su vez, ella
todas partes pensionados con esplendidez; su será esclava. La Italia, ensangrentada de gue¬
eorte era toda compuesta de ascetas, y la di¬ rras
civiles, se convertirá en refugio de las bes¬
rección general de la educación de Marco Aure¬ tias feroces. Los nuevos profetas empleaban,
lio fué su obra. para expresar la ruina de Roma, casi las
Así, el ideal del mundo, parece cumplido. La mismas imágenes que habían servido al viden¬
sabiduría reinaba: el mundo, durante veintitrés te del año G9 para pintar su sombrío furor.
años, fué gobernado por un padre. La afec¬ Era difícil á una sociedad soportar sin res¬
tación, el gusto falso de la literatura, caían; puesta tales ataques. Los libros sibilinos que los
la instrucción pública fué objeto de una viva
contenían, los que se atribuían al pretendido
solicitud. Todo el mundo se mejora; se dictan
Iiistaspo y que anunciaban la destrucción del
leyes excelentes, sobre todo, en favor de los es¬ imperio, fueron condenados por la autoridad
clavos y el cuidado de los que sufren llega á romana, y hubo pena de muerte contra los que
ser universal. Los predicadores de moral filo¬ los poseyeran ó los leyesen. La predicción fa¬
sófica superaban el éxito de Dion Crisóstomo: talista del porvenir, en la época imperial, era
la conquista de aplausos frivolos era lo único delito. Casi
un
siempre, en efecto, bajo estas va¬
que habían de evitar. A la cruel aristocracia nas curiosidades se ocultaban deseos de revolu¬
romana
sustituye una aristocracia provincial, ciones y excitaciones al asesinato.
de gentes honradas, amantes del bien. La fuer¬ Hubiese sido digno del sabio emperador que
za y la elevación del mundo antiguo se perdían. introducía tantas reformas liumanitaiias, des¬
Se llega á ser bueno, dulce, paciente, humano. preciar estas destemplanzas de imaginación sin
286 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
inclinación verdadera y derogar las duras le¬ tra los cristianos que, aun bajo este reinado, se
yes que el despotismo romano hacía pesar sobre encuentran muchos mártires. Poliearpo y Jus¬
la libertad de los cultos y la libertad de asocia¬ tino son los más ilustres y no fueron los úni¬
ción; pero nadie pensaba
en ésto á su alrede¬ cos. El Asia Menor se ensangrentó con nume¬
dor. Sólo el libre pensamiento puede ser tole¬ rosos asesinatos jurídicos y ya veremos al mon¬
rante, y Antóninó observaba y mantenía escru¬ tañismo naciendo como una alucinación de esta
pulosamente las ceremonias del culto romano. embriaguez del martirio. En Roma, el libro del
La política de sus predecesores había sido cons¬ falso Hermas aparece como saliendo de un baño
tante en este punto. Habían visto en el cristia¬ de sangre. La preocupación del martirio, las
nismo una secta secreta, antisocial, soñando la cuestiones relativas á los renegados ó de los
destrucción del imperio y como todos los hom¬ que habían demostrado alguna debilidad, lle¬
bres agregados á los viejos principios romanos, nan el libro. Justino nos describe en cada pá¬
creyeron en la necesidad de reprimirla. No ha¬ gina á los cristianos como víctimas que sólo es¬
cían falta edictos especiales. Las leyes contra peran la muerte. Nada más que el nombre, como-
los ccetus illicite, los illicita collegia eran nu¬ eñ tiempos de Plinio, es un crimen.
merosas. Los cristianos
quedaban bajo el impe¬
rio de la ley. Es preciso observar que el verda¬
CAPITULO XVI
dero espíritu de libertad, como nosotros lo en¬
Los cristianos y la opinión pública.
tendemos, no era entonecs comprendido por na¬
die, y que el cristianismo, cuando fué el amo, Para ser justos,
necesario imaginarse los
es
no lo practicaba menos
que los emperadores ¡Da- prejuicios en que vivía, fatalmente, el público
ganos. En segundo lugar, que la derogación de de entonces. Se conocía muy mal el cristianis¬
la ley de las sociedades ilícitas hubiese sido, mo. El bajo pueblo no ama al que se distingue,,
probablemente, la ruina del imperio, fundada al que vive aparte de él,, al que es más purita¬
esencialmente sobre ese principio que el Esta¬ no, y se abstiene de sus fiestas, de «sus costum¬
do no debe admitir en su seno ninguna sociedad bres. Cuando se oculta, puede sospecharse que
diferente á la suya. El principio era malo, se¬ tiene algo que ocultar. En todos tiempos, los
gún nuestras ideas; pero era la piedra angular cultos secretos han provocado ciertas calumnias,,
de la construcción romana. Se hubieran creído siempre las mismas. El misterio de que se ro¬
quebrantadas las bases del imperio, de supri¬ dean hace -creer en desarreglos contra natura,
mirse tales leyes represivas, consideradas como en infanticidios, en incestos, hasta en la antro¬
condiciones esenciales de la solidez del Estado. pofagia. Se intentaba una conspiración organi¬
Los cristianos parecieron comprenderlo. Lejos zada contra las leyes y la delación tenía enton¬
dé enemistarse con Antonino, le miraban como ces, á pesar de los esfuerzos de los buenos em¬
habiendo endulzado su suerte. Un hecho muy peradores, una importancia- que, afortunada¬
honroso para este soberano es que el principal mente, ya no tuvo más. De aquí, un tipo de li¬
abogado del cristianismo se atrevió á dirigirse belos, de algún modo redactados con anticipa¬
á él, con ¡llena confianza, para obtener el afian¬ ción, á los cuales ningún cristiano escapaba.
zamiento de
una situación legal que hallaba Todo era falso, seguramente, en estos rumo¬
con razóninjusta é indecorosa en un reinado res populares; pero los hechos, mal compren¬
tan dichoso. Se fué más lejos, y, en los prime¬ didos, parecían darles cuerpo. Algunas investi¬
ros años de Marco gaciones se habían vuelto en perjuicio de los
Aurelio, se fabricaron, bajo
el nombre de Antonino, diferentes rescriptos inculpados. Los apologistas no lo niegan. El
que se atribuyen como dirigidos á los- larise- respeto de la cosa juzgada les detiene; pero
nos, thessalocienos, á los atenienses, á todos los arrojan la culpa sobre las sectas disidentes, y
griegos, á los Estados de Asia, y tan favora¬ piden que no se extienda á todos el delito de
bles á la Iglesia, que si Antonino los hubiese algunos. Las reuniones nocturnas, los signos de
realmente autorizado, sería una inconsecuencia reconocimiento, ciertos símbolos extraños, todo
que no se hiciera cristiano después de ello. Esas lo que tenía de misterio la Eucaristía, las fra¬
piezas sólo prueban la opinión que los cristia¬ ses sacramentales sobre la carne y la sangre
nos conservaban del excelente del Cristo, excitaban la sospecha. Ese pan, que
emperador. Para
los judíos, Antonino se muestra con igual be¬ la mujer cristiana gustaba ocultamente en cada
nevolencia. Las leyes prohibiendo la circunci¬ desayuno, debía parecer un sortilegio. Una mul-
sión, que habían sido la consecuencia de la re¬ titud de prácticas parecían indicios del crimen
belión de Bar-Coziba, fueron derogadas en lo dé magia el cual se castigaba con la muerte.
que tenían de vejatorias. El judío pudo libremen¬ La costumbre de los fieles de llamarse entre sí
te circuncidar á sus hijos, pero si practicaba hermanos y hermanas, y, sobre todo, el beso-
la operación sobre un no judío, sufría la pena sagrado, el beso de paz que se daban, sin dis¬
de castración, es decir, la pena de muerte. En tinción de sexo, en el momento más solemne
cuanto á la jurisdicción civil en el interior de de la asamblea, debían provocar las más eno¬
la comunidad, parece que no se dió á los israe¬ josas interpretaciones en el espíritu de un pú¬
litas hasta más tarde. blico incapaz de comprender esta edad de oro
Pero tan grande era el rigor de orden legal de pureza. La idea de conciliábulos, donde to¬
establecido y tal la efervescencia popular con¬ dos los vicios, todas las promiscuidades eran
LA IGLESIA CRISTIANA 287
ni un temblor de tierra, del que no se les hicie¬ lado Las trapacerías sin velos, donde ridiculi¬
se responsables. Todos los sacrilegios y los in¬ za agradablemente como una impostura, la su¬
cendios de templos, se les atribuían. Los cris¬ perstición que un momento le había seducido.
tianos y los epicúreos estaban en este punto Este libro se acogió con entusiasmo por los
confundidos, y su presencia secreta en una ciu¬ cristianos y por los judíos. Eusebio lo inserta
dad era un espanto, suficiente para mover á la íntegro en su Preparación evangélica, y los ju¬
multitud. El populacho era, pues, el foco del díos parecen haber puesto al autor al nivel de
odio contra los cristianos. Lo que las actas Balaam, en la clase de apologistas involunta¬
auténticas de los mártires tratan con más des¬ rios de Israel y de les apóstoles entre los pa¬
precio, como el enemigo de los santos, es
peor ganos.
la canalla de las grandes ciudades. Los fieles Los cristianos y los estoicos, en realidad más
no se consideran nunca como gentes del pueblo semejantes entre sí que los cristianos y los epi¬
y parecen formar en las ciudades una pequeña cúreos, nunca soncomparados ni confundidos.
burguesía honrada, muy respetuosa con la auto¬ Los estoicos no demostraban desprecio por el
ridad y dispuesta á entenderse con ella. Defen¬ culto público. El valor de los mártires cristia¬
derse ante el pueblo, parece á los obispos una nos les parecía una loca obstinación, un afecta¬
vergüenza: es sólo con las autoridades con quie¬ do heroísmo, una preocupación decidida por
nes quieren razonar. ¡ Cómo se observa que, el día morir, que sólo merecía el anatema. Estos re¬
en que el gobierno suavice
sus rigores, el cris¬ baños de locos de Asia'que venían á pedir la
tianismo y éste se entenderán! ¡ Cómo es visi¬ muerte, les irritaban. Los confundían con los
ble que el cristianismo se complacerá en ser la cínicos, vanos y orgullosos, que buscaban muer¬
religión del gobierno!... tes teatrales y se quemaban vivos para que ha¬
¡ Cosa singular! La única parte de la socie¬ blasen de ellos.
dad pagana, con la cual los cristianos• tuvieron Sin duda, había más de una semejanza exte¬
alguna analogía de opinión, fué el grupo de rior entre el filósofo cristiano y el cínico; ves¬
los epicúreos. El nombre de ateos se concedía, tido austero, perpetua declamación contra el
igualmente, á los discípulos de Jesús y á los siglo, vidagenerosa,resistencia tenaz á las auto¬
de Epicuro. Tenían, en efecto, como rasgo co¬ ridades. Los cínicos,además de un traje análo¬
mún, el negar (aunque por razones muy dife¬ go al de los monjes mendicantes de la Edad
rentes), lo sobrenatural y pueril, las maravi¬ Medía, tenían cierta organización de novicios y
llas ridiculas, en las cuales creía el pueblo. Los superiores. Eran los profesores públicos de la
eiDicúreos veían las supercherías de los sacer¬ virtud, los censores, "los ángeles de los dio¬
dotes y los cristianos, las supercherías del de¬ ses", á su manera. Se les atribuye una vocación
monio. Lo que agravaba el caso de los cristia¬ pastoral* una misión celeste para predicar y dar
nos, es que se les suponía capaces, por sus exor¬ consejos, misión exigiendo el celibato y un per¬
cismos, de hacer prodigios locales, de imponer fecto renunciamiento. Cristianos y cínicos exci¬
silencio á los oráculos, que constituían la for¬ taban entre los espíritus moderados la misma
tuna y la celebridad de una ciudad, de un país. antipatía, á causa de su común desprecio de
Cuando Alejandró de Abonotique, ve fracasar la muerte. Celso reprocha á Jesús, como Lucia¬
estos fraudes en pleno día. "No es sorjirendeu- no reprocha á Peregrinus, hdber propagado
te —
dice, — el Ponto está lleno de ateos y de ese error funesto: " ¡ Qué sería de la sociedad
cristianos". Esto espanta á la multitud, y da —
algún ateo, algún cristiano,- algún epicúreo, que que gentes de baja estofa.
salga". El mismo, decía: "¡A la puerta, los No es dudoso que, en gran número de casos,
cristianos!" La multitud responde: "¡A la la provocación procediera de los mártires. Pero
puerta, los epicúreos!" El nombre de epicú¬ la legislación civil no necesita extremar los ri¬
reo, en los países supersticiosos, era sinónimo gores con aquéllos que parecen solicitarlos. La
de maldito. Como el de
cristiano, hacía peli¬ atroz crueldad del código romano crea el mar"
grar la vida, ó, cuando menos, colocaba á un tirologio, fuente, á su vez, de una vasta litera¬
hombre fuera de la sociedad. tura legendaria, llena de inverosimilitudes y
Los .cristianos se servían de los mismos argu¬ de exagei*ación.
288 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Seguramente, si estuviésemos reducidos, para bres más importantes de Persia. Yo, que os
conocer las persecuciones, á los Hechos de los hablo, me he visto obligado á deshacer mi le¬
mártires, el escepticismo podría dar rienda yenda, que se formaba ante mis ojos, impidien¬
suelta. La composición de los Hechos de los do á las gentes que se hicieran matar por mí..."
mártires llegó á ser, en cierta época, un género El martirio no prueba, indudablemente, la
de literatura religiosa, para el cual se consul¬ verdad de una doctrina, pero prueba la impre¬
taba más la imaginación y una exaltación pia¬ sión que hace sobre las almas, y ésto es todo lo
dosa, que los documentos auténticos. Si se ex¬ que importa para el éxito. Las más bellas con¬
ceptúan algunos relatos de carácter serio, es quistas del cristianismo, la conversión de un
preciso confesar que las piezas de este género, Justino ó de un Tertuliano, fueron conseguidas
con demasiada facilidad calificadas de since¬ por el espectáculo del valor de los mártires, de
ras, no son más que novelas piadosas. Reco¬ su alegría en los suplicios de la especie de rabia
nocemos también que los historiadores del im¬ infernal que impulsa al mundo á perseguirlos.
perio, en lo resjiecta á los cristianos, como
que
en otros asuntos, son singularmente pobres de
detalles. CAPITULO XVII
Sin embargo, de Nerón á Cómodo, salvo cor¬
tos intervalos, se diría que el
Las sectas en Roma. — Los "Cérygmes". —
cristiano vive
teniendo siempre ante su vista la perspectiva La novela cristiana. — Reconciliación de¬
del suplicio. El martirio es la base de la apolo¬ finitiva de Pedro y de Pablo.
gética cristiana. Oyendo a los controversistas de
la época, el martirio es el signo de verdad del Roma estaba en el más alto
período de su
cristianismo. La Iglesia ortodoxa sólo tiene
grandeza; su reinado sobre el mundo parecía
mártires; las sectas disidentes, por ejemplo, los indiscutible: ninguna nube se veía en el hori¬
montañistas, hacen ardientes esfuerzos para zonte. Lejos de disminuir el movimiento que
probar que ellas no están exentas tampoco de excitaba á las provincias, sobre todo al Oriente,
ese criterium supremo de verdad. Los gnósti¬ á venir á la capital, aumentaba en intensidad.
cos son rechazados
por todas las Iglesias, sobre El grceculus, insinuante, bueno para todos los
todo porque jirofesan la inutilidad del marti¬
oficios, echaba al italiano de la domesticidad de
rio. La persecución era entonces, como preten¬ las grandes casas. La literatura latina decaía;
de Tertuliano, el estado natural del cristiano. el griego llegaba á ser la lengua literaria, reli¬
Los detalles de los Hechos de los mártires giosa, filosófica, de las clases distinguidas, como
pueden enojosos para la mayoría, pero el
ser era H lengua de una parte del pueblo. La impor¬
espantoso cuadro que desarrollan ant.e nosotros tancia de la Iglesia de Roma se medía por la
no es menos una realidad. Está formado, con de la ciudad misma. Esta Iglesia, toda griega
frecuencia, de engañosas imágenes de esta lu¬ aún, tenía sobre las otras una superioridad in¬
cha terrible, ha rodeado los orígenes cris¬
que dudable. Higinio, su jefe, obtenía el respeto
tianos ele una brillante aureola é
impreso en los del mundo cristiano. Roma era entonces para
más bellos siglos del imperio una odiosa mancha las provincias, lo que París en sus brillantes
de sangre. Las persecuciones lian sido un ele¬ días: la ciudad de todos los contactos, de todas
mento de primer orden en la formación de esa las fecundaciones. El que deseaba abrirse ca¬
gran asociación de hombres, que hizo triunfar mino, llegaba hasta ella. Nada era consagrado
su derecho contra las pretensiones tiránicas del sin que pasara á prueba por esta universal ex¬
Estado. posición de los productos del Universo entero.
Se muere, en efecto, por las opiniones, no El gnosticismo, con su ambición de crear la
por las certidumbres; se muere por lo que se moda, cedió en la oratoria
cristiana, sobre todo,
cree y no por lq que se sabe. El sabio que ha á esta tendencia. Ninguna de las escuelas gnós-
encontrado teorema, no tiene necesidad de
un ticas nace en Roma, pero casi todas vinieron á
morir para atestiguar la verdad de su teorema. ella á discutir. Valentino fué el primero que
Da su demostración y ésto le basta. Al contra¬ intentó la aventura. Este audaz sectario tal vez
rio, desde que se trata de creencias, el gran sig¬ tuvo la idea de sentarse en la silla episcopal de
no y la más eficaz demostración es morir por la ciudad famosa. Se presentó con .todas las apa¬
ellas. Esta es la explicación de los éxitos extra¬ riencias del catolicismo y predicó en el estilo ex¬
ordinarios que han obtenido algunas de las ten¬ traño que había inventado. El éxito fué media¬
tativas religiosas de Oriente. "Vosotros, los no : esta filosofía pretenciosa, esta curiosi¬
europeos, no entenderéis nunca las religiones dad inquieta, escandalizaron á los fieles. Hi¬
decía un inteligente asiático, — pues
me
ginio- arrojó al novador de la cátedra cristiana.
—
nunca se han hecho entre vosotros. Por el con¬ Desde entonces la Iglesia romana indica la ten¬
trario, nosotros creerlas todos los días.
vemos dencia pinamente práctica que debía siempre
Yo be visto á las gentes partidas á pedazos,
distinguirla, y se manifiesta propicia á sacri¬
quemadas, sufriendo días enteros suplicios ho¬ ficar la ciencia y el talento por la edificación
rribles, y danzaban, saltando de alegría por de los fieles.
morir, afirmando á un hombre que nunca ha¬ Otro doctor heterodoxo, Cerdon, aparece en
bían conocido (el Bab); y eran éstos los hom¬ Roma por este tiempo. Era originario de Siria
LA IGLESIA CRISTIANA 289
y predicaba doctrinas que diferían poco de las sidida por Santiago, hermano del Señor. Nin¬
gnóstieas de este país. Sus maneras de distin¬ gún apostolado era verdadero, si no presentaba
guir al Dios creador, de colocar, por encima del cartas emitidas por este colegio central. Pablo
Dios padre de Jesús, otro Dios desconocido, no las tenía; era, pues, un intruso. Era "el
de presentar á uno de estos dioses como justo y - hombre enemigo" que venía por detrás á sem¬
al otro como bueno, parecieron malsonantes en brar la cizaña, siguiendo los pasos del verda¬
buen derecho. La unidad de la Iglesia era de¬ dero sembrador-
masiado fuerte en Roma, para que Cerdon pu¬ En cambio de Pedro se hacían los relatos más
diera pensar en formarse una congregación novelescos, explicando sus victorias sobre Simeón
aparte, como lo hubiera conseguido en Siria. el Mago.
Ejercía su influencia sobre algunas personas Estas extravagancias de sectarios hubiesen
aisladas, á quienes seducían la aparente pro¬ quedado sin consecuencias en cualquier otra par¬
fundidad de su lenguaje y ,las doctrinas en toda te; pero todo cuanto se refería á Pedro toma¬
su novedad. Se cita en
particular, entre sus dis¬ ba en Roma proporciones considerables. La pri¬
cípulos, á un cierto Lucano ó Luciano, sin ha¬ macía de Pedro se proclamaba. San Pablo era
blar del célebre Marcion que, como veremos, injuriado en el libro de los Cérygmes, destinado
surgió de sus predicaciones. á la glorificación de Pedro, y en el que se hacían
El gnosticismo abstracto de Alejandría y de los mencionados re-
para la ceremonia del bautismo. El neófito, pre¬ tarlo á las exigen¬ retrato DE JESÚS. (Pintura
sentado á la orilla de corriente de agua, cristiana del sigli III.)
una cias de los católicos.
tomaba como testigo al cielo, la tierra, el agua Estas maneras de
y el aire, de su firme propósito de no pecar. volver los libros en sentido de la secta que los
Pedro y Santiago eran, para estos sectarios ori¬ hacía, estaban á la orden del día. Poco á poco,
ginarios de Judea, los dos ángulos de la Igle¬ la fuerza de las cosas se impuso y los hombres
sia de Jesús. Roma, lo hemos dicho varias veces, sensatos vieron que sólo se salvaba la obra de
fué el foco principal del judeo cristianismo. El Jesús con la perfecta reconciliación de los dos je¬
espíritu nuevo, representado por la escuela de fes de la predicación cristiana. Pablo conser¬
Pablo, estaba contenido por un propósito emi¬ vó durante mucho tiempo enemigos encarniza¬
nentemente conservador. A jiesar ele los esfuer¬ dos, los nazarenos, y tuvo igualmente, discípulos
zos de los hombres conciliadores, el apóstol de
exagerados, como Marcion. Fuera de esta iz¬
los gentiles tenía aún adversarios obstinados. Pe¬ quierda y de esta derecha obstinada, se hizo
dro y Pablo libraban su última batalla, antes de una fusión de las masas moderadas, reconocién¬
La vida de los apóstoles comienza á ser igno¬ daismo absoluto, fué sacrificado. Aunque había
rada. Hacía próximamente setenta y siete años sido el verdadero jefe de los cristianos de la
que habían muerto y todos los que los vieron, circuncisión, se prefería á Pedro, que se mostró
también desaparecían, la mayor parte sin de¬ mucho menos hostil para los discípulos de Pa¬
jar escritos. Teníase, pues, libertad completa blo. Santiago no conserva partidarios fogosos
para bordar sobre este cañamazo virgen to¬ más que entre los judeo cristianos.
davía. Una leyenda ebionita se forma en Roma Es difícil decir quién ganó más en esta reconci¬
por esta época. Los viajes y las predicaciones liación. Las concesiones vinieron, sobre todo, del
de Pedro eran su objeto principal. Se cuenta lado de Pablo. Todos los discípulos de este úl¬
la peregrinación del jefe de los apóstoles, prin¬ timo admitían á Pedro sin dificultad, mientras
cipalmente á lo largo de la costa fenicia, las que la mayor parte de los ciistianos de Pedro
conversiones que había realizado, sus luchas, rechazaban á Pablo. Pero las concesiones se
sobre todo, contra el gran Anticristo, que era presentaron cada vez con más empuje. En rea¬
en esta época el
espectro de la conciencia cris¬ lidad, el tiempo iba dando la victoria á Pablo.
tiana, Simón de Gitton ó el Mago. Pero con Cada gentil que se convertía, hacía inclinar la
palabras veladas bajo este nombre aborrecido se balanza á su lado. Fuera de Siria, los judeo
oculta otro personaje. Era Pablo, el falso após¬ cristianos eran arrollados por el empuje de los
tol, el enemigo ele la ley, el destructor de la nuevos convertidos. Las Iglesias de Pablo pros¬
verdadera Iglesia. Esta era la de Jerusalén, pre¬ peraban; tenían un buen sentido, sobriedad de
290 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
espíritu y recursos pecuniarios de que las otras consecuencia del mismo acontecimiento. Los lu¬
carecían. Las Iglesias ebionitas se empobrecían gares que se creen haber sido santificados por
todos los días. El dinero de las Iglesias de "Pa¬ este drama sangriento, fueron fijados al instan¬
blo ayudaba á vivir á los pobres gloriosos, in¬ te consagrados por
y las memorias. En seme¬
capaces de ganar nada, pero que poseían la jante caso, lo que el pueblo quiere, acaba por
tradición viviente del espíritu primitivo. Lo interesarle. La asociación "Yoltaire y Rou¬
que había entre estos últimos de piedad eleva¬ sseau" se hizo por necesidades análogas. La
da, de severidad de costumbres, las comunida¬ Edad Media, en diversas ocasiones, trató igual¬
des de cristianos de origen pagano, lo admira¬ mente, para apaciguar los odios de los domini¬
cos y franciscanos, de probar que los fundado¬
ban, lo imitaban y se Lo asimilaban. Bien pron¬
to, las personas más eminentes de la Iglesia res de estas dos órdenes habían sido dos her¬
de Roma, no pudieron hacer distinciones. El manos, viviendo en relaciones afectuosas, que
espíritu dulce y conciliador, que había sido ya sus reglas no formaron más que una, que Santo
representado por Clemente Romano y San Lu¬ Domingo se ceñía la cuerda de San Francis¬
cas, prevaleció. El contrato de paz fué sellado. co, etc.
Se convino, según el sistema del autor de los El relato de la muerte de los dos apóstoles,
Hechos, que Pedro había convertido las pri¬ como el relato depredicación y de sus viajes,
su
micias de los gentiles y que había sido el pri¬ fué entregado así al capricho, cuando menos
mero en desligarlos del yugo de la ley.
Eué ad¬ en la forma. Lo que asegura la fortuna eter¬
mitido que Pedro y Pablo habían sido los dos na de un texto narrativo, la sencillez del esti¬
jefes, los dos fundadores de la Iglesia de Roma. lo, algo de firmeza en el contorno que hacen
Pedro y Pablo se convirtieron en las dos mita¬ creer al lector que las cosas no han podido
des de una unión inseparable, en dos lumina¬ pasar de otra manera, todas esas cualidades que
res como el sol y la luna. Lo que el uno ha en¬ constituyen la belleza de los Evangelios y ele los
señado, el otro lo ha enseñado también; siem¬ Hechos canónicos, faltan á la leyenda de la
pre marcharon de acuerdo, combatiendo á los muerte de Pedro y de Pablo. Pero el trabajo
mismos enemigos. En Roma han vivido como de la leyenda fué rico y rápido. Roma y todos
dos hermanos; la Iglesia de Roma es su obra sus alrededores, sobre todo la vía de Ostia, se
común. La supremacía de esta Iglesia fué de llenaron de recuerdos que se pretendían remon¬
tal modo fundada para el porvenir. tar á los últimos días de los dos apóstoles. Una
Así, de la reconciliación de los partidos y de multitud de. circunstancias sensacionales, la hui¬
la desaparición de las luchas primitivas, surge da de con la cruz, el
Pedro, la visión de Jesús
una gran unidad, la Iglesia católica, la Iglesia iterum crücifigi, el último adiós de Pedro y
á la vez de Pedro y de Pablo, extraña á las ri¬ Pablo, el encuentro de Pedro y de su mujer,
validades que habían marcado el primer siglo Pablo en las aguas Salvienas, Plantilla, envian¬
del cristianismo. Eran las Iglesias de Pablo las do el pañuelo que retenía sus cabellos, para
que demostraron más espíritu conciliador; y vendar los ojos de Pablo, todo ésto hace una
por ésto triunfaron. Los ebionitas obstinados hermosa novela á la cual no falta más qpe un
inmovilidad. Roma fue el punto donde se ope¬ masiado tarde. La vena de la primera literatu¬
ró esta gran transformación. Ya el alto destino ra cristiana estaba
agotada; la serenidad del
cristiano de esta ciudad extraordinaria, se es¬ narrador de los Hechos se había perdido y
el
cribía con rasgos luminosos. La traslación de tono no se eleva ya del cuento y de la novela.
la Pascua al día de la resurrección, que era, en No se sabe elegir entre una multitud de redac¬
cierto modo, proclamar la autonomía del cris¬ ciones igualmente apócrifas. En vano tratan
tianismo, estaba realizada, al menos desde los de cubrirse estos débiles relatos, con nombres
tiempos de Adriano. venerables (pseudo Lino, pseudo Marcelo); la
Ni Pedro ni Pablo podrían ya resultar sepa¬ leyenda de Pedro y Pablo queda siem¬
romana
radamente. Pedro era la conservación, y Pablo pre en el estado esporádico. Fué un asunto pu¬
la revolución. Los dos eran necesarios. ramente local. Ningún texto se vio consagrado
La, muerte de los dos apóstoles preocupabaá "por la lectura en las Iglesias, ni constituyó
los partidos, dando lugar á las combinaciones autoridad.
más diversas. El tejido de la leyenda se forma En el mismo tiempo parece que se fabrica¬
en este punto por un trabajo instintivo, casi ron las supuestas piezas oficiales de la adminis¬
tan imperioso como el que había presididó á la tración de Pon ció Pilatos, relativas á Jesús.
confección de la leyenda de Jesús. El fin de la Era una gran fuerza, en la controversia con los
vida de Pedro y Pablo era compuesto á priori. paganos y con los judíos, poder citar estas pre¬
Se sostiene que Cristo había anunciado el tendidas relaciones contenidas en los archivos
martirio de Pedro, como predijo la muerte de del Estado. Tal fué el origen de las Actas de
los hijos de Zebedeo. Se nota la necesidad de Pilatos, alegan ya San Justino y Tertulia¬
que
asociar en la muerte á los dos
personajes, que no, y que tuvieron bastante importancia, para
se habían reconciliado á la fuerza. Se quiso, que el emperador Maximino II, á principios
y tal vez en ésto no se hallasen muy lejos de la del siglo IV, mirase como un acto hostil el
verdad, que murieran juntos, ó, al menos, á comprobar su falsedad, para que cayera sobre
LA IGLESIA CRISTIANA 291
cho de una religión nueva, saliendo de otra re¬ dar crédito á las torpes calumnias, con las cua¬
ligión, y llegando á ser, poco á poco, la negación les, los escritores eclesiásticos intentan demos¬
de la que le ha precedido, no podía dejar de trar que todo jefe de secta ha obedecido, al se¬
ocasionar, hasta la completa separación ele los pararse de la mayoría de los fieles, á los moti¬
dos cultos, los fenómenos más opuestos. Dos vos más bajos.
géneros de reacción debían producirse entre La teología de
Marcion no difiere de la de los
ellos,que no se mantienen estrictamente en equi¬ gnósticos de Egipto y de Siria, más que por su
librio sobre la rama estrecha de la ortodoxia. sencillez. La distinción del Dios bueno y del
Unos, excediéndose á los principios de Pablo, Dios justo, del Dios invisible y del demiurgo,
se imaginaron del Dios de los judíos y del Dios de los cristia¬
que la religión de Jesús no tenía
ningún lazo con el mosaísmo. Otros, los judeo nos, forma la base del sistema. La materia era
cristianos, miraban el cristianismo como una el mal eterno. La antigua ley, obra de Jehováh,
sencilla continuación de la religión judía. En. obra esencialmente material, interesada, severa,
general, eran los gnósticos quien es se inclina¬ cruel, falta de amor, no tenía más que un ob¬
ban el primer
en
sentido; pero estos soñadores jeto, que era, sujetar á los demás pueblos, egip¬
parecían atacados de una especie de incapaci¬ cios, canaheos, etc„ al pueblo de Jehováh. Pero
dad práctica. Un hombre ardiente, inteligente, ésto no resuelve la felicidad de tal pueblo,
aparece para dar á los elementos opuestos la puesto que Jehováh se veía obligado á conso¬
cohesión que les faltaba, y para formar una larlo sin cesar con la promesa de enviarle á su
Iglesia duradera, junto á la que ya se llamaba hijo. Se hubiese vanamente esperado esta sal¬
'Ta Iglesia universal, la gran vación por Jehováh, si el Dios supremo, bueno
Iglesia" de Jesús.
_
Marcion, era de Sinope, ciudad llena de acti¬ é invisible, extranjero hasta entonces en el mun¬
vidad, que había dado á las luchas religiosas de do, no hubiese enviado á su hijo Jesús, es de¬
la época los dos Aquila, y que iba á dar á cir, la dulzura misma, bajo la forma aparente
Teodoxion. Era hijo del obispo de esta ciudad, de un hombre, para combatir la influencia del
y parece haber ejercido la profesión de marine¬ demiurgo, introduciendo la ley de caridad. Los
ro.
Aunque nacido cristiano, había examinado judíos tuvieron su Mesías, hijo de su Dios, es
292 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
decir, del Dios demiurgo. Jesús 110 es ese Me¬ traviados, interesantes como todos los rebeldes
sías; su misión ha sido, al contrario, abolir la de antiguo régimen caído, vienen ante él y
un
ción), más confesores de la fe. El martirio era, esfuerzo hacia el bien, surge de ese cristianis¬
según los marcionitas, la libertación completa mo espiritualista y nacionalista. Según el autor
del cristiano, la más bella forma de la libertad de los escritos pseudo-juánicos, Marcion fué el
de la vida, de esta vida que es un mal. Los más original de los maestros cristianos del si¬
cuerpos no resucitan; sólo las almas de los ver¬ glo II. Pero, que el colosal error histórico que
daderos cristianos son devueltas á la existencia. bacía presentar como contraria al judaismo
Las almas 110 son y sólo llegan á la
iguales, una religión salida del
judaismo, era un vicio
perfección por serie de transmigraciones.
una profundo que no podía permitir á tal doctri¬
Marcion compuso una obra intitulada Anti- na ser aceptada por los católicos.
thesis, donde los dos Testamentos aparecían en El éxito fué entonces extraordinario. Las doc¬
flagrante contradicción. Apelle, su discípulo, es¬ trinas de Marcion se propagaron muy pronto
cribió un libro para demostrar que Moisés no en todo el mundo cristiano; pei*o la oposición
liabía escrito nada de Dios que no fuese falso é fué enérgica. Justino, entonces en Roma, com¬
indecoroso. bate al novador en escritos que no poseemos.
Una objeción contra esta teoría procede de Policarpo acoge las nuevas ideas con la mayor
los Evangelios diversos entonces en circulación indignación. Melitón, á lo que parece, escribe
y más ó menos conformes con lo que nosotros contra ellas. Algunos sacerdotes anónimos, de
llamamos el tipo sinóptico. El cuarto Evange¬ Asia, las atacan, y proporcionan á Ireneo las
lio estaba todavía poco repartido, y Marcion no armas que debió utilizar más tarde. La situa¬
que la verdad ha descendido entera del cielo las imita. Justino fué de este modo el primer"-
con el Logos, admite que el verdadero Israel doctor cristiano en el sentido clásico de la pa¬
tuvo su misión, y que el mundo, lejos de ser la labra, cuyas producciones relativamente com¬
obra de un demiurgo hostil á Dios, ha sido pletas nos han sido conservadas.
creado para el Logos. Los gnósticos, hundiendo Jüstino, ya lo hemos dicho, era un espíritu
el Evangelio en la metafísica, eliminaron todo débil; pero era noble y de buen corazón. Su
elemento judío, dejando descontentos hasta á gran demostración en favor del cristianismo fué-
los deístas, y como consecuencia, se anularon la persecución de que esta doctrina era objeto.
todo porvenir. Marcio fué más sobrio de espe¬ El ]íeclio de que las otras sectas, los judíos en
culaciones : pero el cristianismo estaba ya he¬ particular, no fueran tan perseguidas, la ale¬
cho, sus textos eran demasiado rígidos y sus gría que manifiestan los cristianos en los supli¬
Evangelios, demasiado completos para que la cios, las calamidades esparcidas á cuenta de los;
opinión católica pudiese ser quebrantada. Mar¬ fieles, el número de los delatores, el odio par¬
cion, no fué, pues, más que un jefe de secta. Su ticular que todos los príncipes atestiguan hacia
secta, es cierto, fué la más numerosa antes de la religión de Jesús, odio que Justino sólo po¬
la de Arrío. La rabia con que la persiguió la día explicarse por la cólera de los malos espí¬
ortodoxia, es la mejor prueba de la profunda ritus, todo esto le parecía constituir en favor
impresión que produjo en el alma de sus con¬ de Ja un signo brillante de la verdad
Iglesia
temporáneos. divina. Esta preocupación le inspiró un nota¬
CAPITULO XIX ble atrevimiento, que debió serle sugerido por
el ejemplo anterior de Anadratus y de Arísli¬
La apología católica. — San Justino.
des. Fué este atrevimiento dirigirse al empera¬
En medio de esas olas agitadas, hay una es¬ dor Antonino y á sus dos asociados, Marco Au¬
pecie de roca inmutable, que resiste á los ata¬ relio y Lucius Verus, para obtener el final de
ques más diversos, á las exageraciones gnósti- una situación que juzgaba inicua, y en contra¬
cas, á las exageraciones judeo cristianas, y cons¬ dicción con los principios liberales del gobier¬
tituye una ortodoxia central, destinada á triun¬ no. La sabiduría del emperador, las aficiones
far de todas las sectas. Esta doctrina univer¬ filosóficas %de uno al menos de sus asociados,
sal, cuya pi'etensión anterior á todas las
es ser Marco Aurelio, entonces de veintinueve años de
doctrinas particulares y remontarse á los após¬ edad, le daban la esperanza de que tan gran¬
toles, constituye la Iglesia católica, en oposi¬ de injusticia sería reparada.
ción con las herejías. El gnosticismo, sobre to¬ Su famosa apología dirigida al emperador
do, encuentra en esta especie de tribunal ecle¬ fué acompañada de otras apologías apócrifas,
siástico un obstáculo invencible. Había en esto, imaginándose que habían de ejercer sobre el al¬
para la religión cristiana, una cuestión de vida ma de los Césares una influencia decisiva. Su
ó muerte. Las tendencias desordenadas de los esperanza iba todavía más lejos; pedía que su
novadores, hubiesen sido el aniquilamiento de queja fuese comunicada al senado y al pueblo
toda unidad. Esta vez, como sucede casi siem¬ romano, y en particular que se reconociera la
pre, es la anarquía quien crea la autoridad. Se falsedad de Simón el Mago y que la estatua que
puede decir asi que, en la formación de la Igle¬ tenía en Roma (sin duda confundiéndola con un
sia católica, el gnosticismo y el marcionismo antiguo cipo), fuese oficialmente derribada.
jugaron por antítesis el papel principal. La ardiente convicción de Justino no le de¬
Un hombre muy estimado por sus estudios ja un punto de reposo. Se imagina ser el res-
294 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
ponsable de todos los errores que no combate. tes; pero la sinceridad del autor hace que se
Los judíos que persistían en no hacerse cris¬ manifieste con soltura.
tianos, eran el objeto perpetuo de sus preocu¬
paciones. Escribe contra ellos en forma de diᬠCAPITULO XX
logo, tal vez imitando á Aristón de Pella, una
obra de polémica, que se puede contar entre los
Los abusos y la penitencia. — Profecías
más curiosos monumentos del cristianismo na¬
nuevas.
ciente.
Los judíos tenían razón en quejarse de su
inexactitud, pues no hubo nunca más débil in¬ La Iglesia era ya como fué el piadoso Israel,
térprete del Antiguo Testamento. No sólo Jus¬ en el tiempo que edificaba su nuevo templo. Con
tino ignora el hebreo, sino que carece de senti¬ una mano combatía y con la otra edificaba. Las
miento crítico y admite las interpolaciones más preocupaciones filosóficas dominaban en redu¬
evidentes. Sus aplicaciones mesiánicas de los cido número. La gran obra cristiana era moral
textos de la Biblia son por completo arbitra¬ y popular. La Iglesia de Roma, particular¬
rias y fundadas en los errores de los Setenta. mente, se manifiesta cada día más indiferente á
Su libro, seguramente, no convirtió á ningún estas especulaciones, á que se entregaban los
judío; pero en el sentido del catolicismo fundó espíritus llenos de actividad intelectual de los
la exogesis* apologética. Casi todos los razona¬ griegos, influidos por los sueños orientales. La
mientos de este orden han sido inventados por organización disciplinaria era en Roma el tra¬
San Justino. Después sólo se hizo imitarle. bajo principal. Esta ciudad extraordinaria apli¬
Inútil es decir que la separación entre el ju¬ caba su genio práctíeo y su poderos energía
daismo y el cristianismo aparecía en este libro moral.
como absoluta. El judaismo y el cristianismo La penitencia había sido siempre una ins¬
son ya dos enemigos ocupados en hacerse todo titución fundamental del cristianismo. El ele¬
el mal posible. La ley es rechazada como im- gido de la futura ciudad de Dios, debía ser
potente para producir la justificación. La cir¬ de una pureza absoluta. Evitar las faltas era
cuncisión, el sábado, son no sólo cosas aboli¬ imposible. Es preciso, pues, que haya medios
das, sino que nunca fueron buenas. La circun¬ de recobrar la gracia perdida. La Iglesia se
cisión ha sido impuesta por Dios á los judíos erige en tribunal y transforma el arrepenti¬
en previsión de sus crímenes contra el Cristo y miento en penitencia públit-a, impuesta por
los cristianos: "Ese signo se os ha dado para la autoridad y- aceptada por el delincuente.
que quedéis separados de las otras naciones y Una multitud de cuestiones, que turban á 'a
de nosotros mismos, para que vuestro país que¬ Iglesia durante siglo y medio, se suscitan des¬
de desierto, vuestras ciudades sean entregadas de- entonces. ¿Podíase, después de haber caí¬
á las llamas, los extranjeros coman vuestros do varias veces,, volver á la enmienda? ¿Los
frutos vuestra presencia, y que ninguno de
en pro«edimiento9 de reconciliación se aplicaban
vosotros pueda entrar en Jerusalén". Esta á todos los crímenes? La hipótesis del asesi¬
pretendida marca de honor se convierte así nato no preocupa. Las costumbres dulces y
para los judíos en un azote, un carácter visible tímidas de la secta apartaban hasta la supo¬
que ios distingue en el castigo. La ley y las sición de un cristiano asesino; pero el adul¬
prescrijiciones mosaicas han sido instituidas á terio en una pequeña congregación de herma¬
causa de las iniquidades y de la maldad del nos y de hermanas, viviendo casi siempre re¬
pueblo. El sábado y los sacrificios no tienen unidos, era bastante común. La apostasía, en
otra causa. La imposiblidad que tenía un ju¬ fin, cuando arreciaban las persecuciones, no era
dío, ateniéndose á sus antiguas Escrituras, de rara. Unos, para evitar el suplicio, llegan hasta
admitir que Dios haya podido nacer y hacerse á maldecir el Cristo. Algunos se hacían los de¬
hombre, no es comprendida de Justino. nunciadores de sus hermanos. Otros se conten¬
Justino vivió aún años
disputando siempre taban con una sencilla negativa: "Yo no soy
contra los judíos, contra los heréticos, contra cristiano". Se avergonzaban del Cristo, sin blas¬
los paganos, escribiendo obras de polémica in¬ femarle.
terminables. Un acto de severidad jurídica de Era esta última categoría de personas la
Lollius Urbicus, prefecto de Roma, le pone en que produce mayores dificultades. La Iglesia-
la mano la pluma de abogado eclesiástico, en era una fuente de tales dulzuras, que, al día si¬
los últimos años del reinado de Antonino. Como guiente de eaída, los apóstatas, los denun¬
su
casi todos los apologistas, no fué miembro de ciadores de sus hermanos, sentían crueles re¬
jerarquía. Esta situación sin responsabilidad, mordimientos. Hubiesen querido volver á la
convenía más á los voluntarios de la fe, y, de asamblea que habían traicionado. La situación
ser preciso, permitía á la Iglesia desautorizar¬ de estos desgraciados era desgarradora. Deses¬
los. Justino fué siempre querido entre los ca¬ perados de su salvación, sufrían espantosos
tólicos. Su alejamiento de las sectas le preser¬ terrores. Ninguna relación entre ellos y los jo-
va de las aberraciones
que no supieron evitar fes. Con una severidad que Jesús no hubiera
Taticno y Tertuliano. Su teología está lejos Je aprobado, pero que la gravedad de las circuns¬
ser la teología ortodoxa de los siglos siguien¬ tancias excusaba, se les trata de sarnosos, se les-
LÁ IGLESIA CRISTIANA 295
nombra con una amargura cruel "los. salvajes, grave era que algunos doctores sectarios flage¬
los solitarios". laban á los pecadores por interés personal. Les
Algunos iban á ver á los confesos prisione¬ vendían, en'cierto modo, el arrepentimiento, y
ros, y hallaban una especie de alegría austera, en la esperanza de ser recompensados de su
en las duras palabras que aquéllos les dirigían. casuística, les decían que no necesitaban pe¬
La mayor parte de los fieles los consideraban nitencia, y que los pastores eran gentes de una
como totalmente muertos en la Iglesia, y no severidad exagerada.
admitían que pudiese haber penitencia para El hecho es que en semejante asamblea de
ellos. Algunos, menos severos, ,distinguían en¬ santos, había, apenas, sitio para la tibieza.
no
tre ellos á los que habían blasfemado de Cristo Una piedad exaltada inclinaba á creerlo todo.
ó denunciado á sus hermanos y á los que sólo La profecía y las revelaciones florecían como en
habían renegado de su fe. Estos podían admi¬ los mejores días. Pero los profetas individuales
tirse al arrepentimiento. Otros, más indulgen¬ se convierten en el azote de la Iglesia. Se llegó
tes, concedían la penitencia á los que habían á inierrogar al porvenir hasta para los negocios
renegado de boca y no de corazón. Se peligra¬ temporales. Estas gentes recibían dinero y da¬
ba, llevando muy lejos el rigor, porque los ju¬ ban ia respuesta que se deseaba obtener de ellos.
díos trataban de ganar en la sinagoga á los Los ortodoxos admitían que los demonios reve¬
que la Iglesia expulsaba. laban algunas veces á los impostores las verda¬
Junto á los grandes culpables, había los dé¬ des, para mejor tentar á los justos; pero soste¬
biles, losinseguros, los mundanos, cristianos nían que se podía distinguir siempre á los pro¬
vergonzosos en cierto modo, que disimulan ra fetas de Dios de los profetas frivolos. Esto pro¬
estado y marchan sin cesar entre semiaposta- dujo graves dificultades, pues lo que el uno lla¬
'
sías. La profesión cristiana era tan estrecha, maba frivolo, el otro lo creía dictado por "id
dejar la compañía de los santos, y bien pronto pronto los lectores se arrojaban
recorrida, y
loá despreciaban. Casi muertos para la vida es¬ apresuradamente sobre los libros nuevos que
piritual, caíanen la duda. Los que se hacen aparecían, aun cuando sus títulos no se hallasen
ricos formaban grupo aparte, en virtud del prin¬ en regla. De aquí resultaron unas especies de
cipio, deque el hombre es arrastrado casi ne¬ modas, que hacían los úxitos de die'z y veinte
cesariamente á constituir sociedad con los que años. A veces, cuando el libro no gustaba, se
tienen su misma,fortuna. Evitaban encontrar á limitaba á la lectura á un día fijo por año.
los servidores de Dios, temiendo que les pidie¬
sen una limosna. La
compañía de los fieles pa¬ CAPITULO XXI
recía humilde y se les abandonaba para hacer
con los
gentiles una vida más brillante. Estos El i'ietismo romano. — El "Pastor" do
mundanos, no abandonaban á Dios, pero deser¬ Hermas.
taban de la Iglesia; conservaban la fe, pero de¬
jaban de practicarla. Algunos haeían peniten¬ Un libro tuvo en este género un éxito durade¬
cia y se entregaban á las obras de caridad; ro ysirvió durante algunos siglos de alimento á
otros, ai-rastrados á las compañías de los pa¬ la piedad cristiana. Fué su autor un hermano
ganos, se abandonaban á los placeres. Este me¬ de Pius, el obispo de Roma. Este personaje, que,
dio equívoco no era apropiado sin duda, ocupaba en la Iglesia un puesto im¬
para el marti¬
rio. Al menor ruido de persecución, fingían portante, concibió el proyecto de dar un golpe
volver á los ídolos, para evitar el ser inquie¬ de resonancia, para despertar á los santos. Fin¬
tados.
gió una revelación tenida, cincuenta ó sesenta
¡ En el seno mismo de la Iglesia, cuántas im¬ años antes, en los tiempos de la iiersecución de
perfecciones! Muchos frecuentaban asiduamen¬ Domiciano, por un tal Hermas, anciano de la
te la asamblea, sin
dejar de ser maldicientes, Iglesia de Roma. Clemente, el garantizador de
envidiosos, murmuradores, atrevidos, presuntuo¬ todos los fraudes piadosos del ebionismo roma¬
sos. Las disputas sobre preferencias eran fre¬
no, cubre el libro con su autoridad, y se atri¬
cuentes. El manejo de los fondos de la
Iglesia buye el haberlo dirigido á las Iglesias del mun¬
•daba lugar á abusos; algunos diáconos toma¬ do entero.
ban pasa sí los bienes de las viudas y de los Según dicho libro, Hermas, niño encontrado ó
huérfanos. Los maestrosdoctrinas extrañas
de nacido en la esclavitud, fué vendido, por el pro¬
pululaban y seducían á los fieles. Colocados co¬ pietario de los esclavos que le habían alimentado,
mo Jos jueces, en medio de todas estas mise¬ á dama nombrada Rhodé. Al
una xomana princi¬
rias, los santos se inclinaban, unas veces á la pio de la obra aparece muy contrariado por los
indulgencia y otras al rigor. Lo que había de disgustos que le causan su mujer, sus hijos, y
296 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
también sus negocios, que, á consecuencia del Porque ella ha sido creada ía primera y el mun¬
desarrollo de su familia, van muy mal. Sus hijos do se hizo para ella." La anciana ruega á Her¬
habían cometido el mayor crimen de que un cris¬ mas que remita dos ejemplares del libro, uno
tiano puede hacerse culpable; habían blasfemado á Clemente, y otro á la diaeonisa Gracia. "Cle¬
de Cristo para escapar á las persecuciones y de¬ mente, — dice — enviará el libro á las otras ciu¬
nunciado á sus padres. En medio de estas tris¬ dades, pues esta es su misión. Gracia advertirá
tezas, el pobre Hermas encuentra á Rhodé, á á las viudas y á los huérfanos, y tú lo leerás en
quien no veía hacía tiempo. Los recuerdos que la ciudad á los ancianos que presiden la Igle¬
conservaba le hacen el corazón sensible, y ama sia." Este pequeño libro es la obra del preten¬
á su antigua dueña hermana. Un día,
como una dido Hermas; el origen celeste queda así ates¬
viéndola bañarse en el Tíber, le presenta la ma¬ tiguado.
no y la ayuda á salir del río: "¡Cuan dichoso La tercera visión es más misteriosa. Nueva¬
sería dice
— si tuviese una mujer tan bella
— mente se la anciana. Se dan cita en la
aparece
y bien educada!" Su pensamiento va más lejos campiña. Hermas llega primero, y con extrañe-
y tal reflexión es muy excusable, puesto que su za, se encuentra ante un banco, sobre el cual
mujer era agria, desagradable, llena de defec¬ hay una almohada de lino, cubierta de una gasa
tos. Pero la severidad de las costumbres cristia¬ muy fina. Ruega y confiesa sus pecados. La
nas es tan grande, platónico de
que el amor anciana llega acompañada de seis jóvenes. Ha¬
Hermas fué anotado en el cielo por el vigilan¬ ce sentar á Hermas á su izquierda (la derecha
te celoso de las almas puras y le será reprendi¬ está reservada á los que han sufrido por Dios
do como una falta. el látigo, la prisión, las angustias, la cruz, las
Algún tiemjDO después, en efecto, como mar¬ fieras), y Hermas ve entonces á los seis jóvenes
chara á la campiña, situada cerca de Cumas, á edificar una torre cuadrada, que emerge de las
diez estadios de la vía Campaniana, donde ad¬ aguas. Millares de hombres acarrean las pie¬
miraba la belleza de las obras de Dios, se duer¬ dras. De estas piedras, unas eran sacadas del
me en el camino. Atraviesa en espíritu los ríos, fondo de las aguas, ya en talla, y eran las más
los mares, Jas altas montañas, y se encuentra perfectas, y se juntaban tan. bien, que la torre
en una llanura, donde se pone á rogar al Señor parecía un monolito. De las otras, los jóvenes
y á confesar sus pecados. hacían su elección; alrededor de la torre se for¬
Cuando estaba sumido en estas reflexiones, maba un montón de materiales rechazados, sea
una mujer de edad, ricamente vestida, tenien¬ poroue tenían defectos ó porque les faltara el
do un libro en la mano, se sienta á su lado, y . corte debido. "La torre — clice la anciana, —
después de saludarle, dice: "¿Por qué estás tris¬ es la Iglesia, soy yo, que te he aparecido y
que
te, Hermas, tú de ordinario tan paciente, tan volveré á verificarlo... Los seis
jóvenes son los
igual, tú siempre sonriendo? — Estoy, — dice ánge.ies, creados los primeros, á los cuales el
Hermas, — bajo la impresión de los reproches Señor ha confiado la misión de desarrollar y go¬
de una mujer muy virtuosa, que me dice que he bernar la creación; los que conducen las pie¬
pecacio hacia ella. — ¡ Ah, hijo! — le contesta; — dras son ángeles inferiores. Las bellas piedras
eso sería grave de parte de un servidor de Dios, blancas que se unen bien, son los apóstoles, los
de un hombre respetable, y ya probado, pero obispos, los doctores, los diáconos, vivos ó muer¬
del casto, sencillo é inocente Hermas! Tal vez tos,, que han sido castos y que vivieron en bue¬
hubiera algún sentimiento en tu corazón. Pero na
inteligencia con los fieles. Las piedras que
no es á causa de ello por lo que han sacado del fondo del agua representan á
Dios se ha irri¬
tado contra tí..." El piadoso Hermas respira los que sufrieron la muerte por el nombre del
cuando la anciana le dice que la verdadera cau¬ Señor. Las que han desechado y quedan fue¬
sa de la cólera de Dios, es su debilidad como ra de la torre, figuran á los
pecadores que de¬
padre de familia. No tiene con su mujer y sus sean hacer penitencia."
hijos bastante severidad, no les predica lo con¬ Hermas interroga á su interlocutora sobre
veniente; son ellos la causa de la ruina de sus la proximidad de la consumación de los tiem¬
negocios temporales. La vieja lee en seguida pos. "Insensato, — le responde la anciana, —
en el libro las palabras terribles,
de las cuales ¿no ves que la torre se halla todavía en cons¬
-Hermas no se acuerda, y acaba trucción? Cuando se halle terminada, ese será
muy agrade¬
cido. el fin; ella avanza á su término. No
pregun¬
Al año
siguiente, por la misma época, vuelve tes otra cosa."
á la campiña de Cumas, y halla á la misma an¬ La cuarta visión tiene lugar sobre la vía
ciana, marchando y leyendo un pequeño libro. Campaniana. La Iglesia, que cada vez se apare-
La vieja le explica el objeto del rece más
libro, que es rejuvenecida, se presenta ahora con
exhortar á todo el mundo á la penitencia, pues el brillo de una joven maravillosamente com¬
se hallan próximos los tiempos de la puesta. Un monstruo espantoso (tal
persecu¬ vez Nerón),
ción. Un bello joven ajmrece: "¿Quién crees la hubiera devorado, sin el socorro del ángel
que es esa anciana de la que has recibido el Thegri, que preside á las bestias feroces. Este
libro? La Sibila, quizá, — responde Her¬
— monstruo es el presagio de una espantosa per¬
mas, preocupado de la vecindad de Cumas. — secución que se prepara. Se atravesarán an¬
No, es la Iglesia. — ¿Por qué es anciana? — gustias á las cuales no habrá medio de escapar
LA IGLESIA CRISTIANA 297
Todo esto no es más que una preparación va,mezclada á los desvelos de un sacristán pre¬
preliminar. La parte esencial del libro comien¬ ocupado de las gasas, los cojines y todo lo que
za con la aparición de un personaje venerable, sirve para endomingar su Iglesia. Hermas, á
en traje de pastor, vestido con una piel de bes¬ pesar de sus tentaciones y sus pecadillos, es,
tia blanca, con un zurrón suspendido de sus seguramente, la castidad misma, aunque la for¬
espaldas y un cayado en la mano. Es el ángel ma en insiste sobre este asunto, nos haga
que
guardián de Hermas, enviado por el ángel ve¬ un pocosonreir. A las terribles imágenes de
nerable, para ser compañero el resto de sus los antiguos Apocalipsis, á las sombrías imá¬
días. Este "pastor", que en adelante -lleva la genes de Juan y del pseudo Esdras, suceden las
dulzuras imaginativas de un pequeño romano
palabra en la continuación del libro, recita m
pequeño tratado de moral cristiana, adornado devoro, cuyo estilo infantil no está exento de
de símbolos y apólogos. La castidad es la vir¬ pesadez.
tud preferida del autor. Pensar en otra mujer
CAPITULO XXII
que la suya, es un crimen. El hombre debe to¬
mar á su mujer después de un primer adulte¬ El Asia ortodoxa. — Policarpo.
rio, expiado por la penitencia, no después de
un segundo. Las segundas nupcias son permiti¬ Aunque quebrantada por el espíritu sectario,
das; pero es mejor no concertarlas. La honrada el Asia continuaba siendo, después de Roma,
conciencia de Hermas brilla en su afición por la provincia donde el cristianismo era más
la alegría. La alegría es una virtud; la triste¬ floreciente.Era este el país más piadoso del
za aflige al Espíritu Santo, pues el Espíritu mundo; el país donde la credulidad ofrecía á
ha dado la alegría al hombre.' La oración del los inventores de religiones nuevas el campo-
hombre siempre triste no sube hasta Dios. La mejer preparado. Llegar á ser dios era aquí
tristeza es como la gota de vinagre, que desfi¬ cosa muy fácil. Las encarnaciones, los viajéá"
gura al mejor vino. Dios es bueno y los man¬ terrestres de los inmortales, pasaban como
datos, imposibles sin él, llegan á ser fáciles con acomecimientos ordinarios, y todos los impos¬
él. El diablo es poderoso, pero no tiene poder tores triunfaban. Aún vivían los recuerdos de
sobre el verdadero creyente. Apolonio de Tiana. ou leyenda aumentaba to¬
Un perfume de castidad algo enfermizo «e dos los días. Un autor, que toma el nombre de
exhala en este libro de la visión de la montaña Mserageno, escribe relatos maravillosos. Des-
de Arcadia y de las doce vírgenes. Se creería ]iués, un cierto Máximo de .ZEges hace un libro
las fiestas soñadas por la imaginación de un únicamente sobre las cosas extraordinarias que
pobre abstinente. Apolonio había relizado en Híges, en Cilicia.
El autor de Hermas es un puro ebion. F1 Más tarde, hacia el año 200, Filostrato escribe,
único buen puede dar la fortuna,
ejemplo que á petición de la siriaca Julia Domna, esa no¬
es el rescatar esclavos y
cautivos. El cristiano, vela insípida, de la vida de Apolonio, que pasa
para él, es esencialmente un pobre; practica por un libro exquisito, y que, según un pagano
la hospitalidad hacia los pobres y los servido¬ muy serio, debió intitularse Viaje de un dios
res de Dios, y esto es lo que borra hasta los entre los hombres. El éxito fué inmenso. Apo¬
grandes crímenes. lonio vino á ser considerado
como el primero
Algunas Iglesias tuvieron este libro por ca¬ de los sabios, verdadero amigo de los
como un
nónico, concediéndole los honores de la lectura dioses, como un dios. Su imagen se veía en los
en cátedra. Los hombres eminentes, Ireneo, Cle¬
santuarios, y hasta tuvo templos. Sus milagros,
mente de Alejandría, le dan un sitio en su Bi- sus bellas
palabras, edificaban á todos. Fué una
blia; después de los escritos apostólicos. Los especie de Cristo del paganismo, y seguramen¬
más reservados le concedían una revelación an¬
te, la intención de oponer un ideal de santidad
gélica y una autoridad eclesiástica de primer bienhechora á los cristianos, no fué extraña á
orden. Hubo siempre, sin embargo, dudas y esta apoteosis. En los últimos días de la lucha
protestas y algunos llegaron hasta el despre¬ del cristianismo y del paganismo, se le com¬
cio. A partir del siglo IV, 110 se mira El Pastor
para á Jesús, y se prefiere su vida, escrita por
más que como un libro de edificación muy útil literatos,, á los Evangelios, obra de espíritus
para la enseñanza elemental. La piedad y el groseros.
arte se apoderaron de sus ideas. El concilio ro¬ Un charlatán paflagonieno, Alejandro de Abo-
mano de 494, bajo
Gelasio, le coloca entre los notique, llegó firmeza á éxitos no menos
por su
apócrifos, pero no le retira de las manos de ^s asombrosos. Era un hermoso
hombre, de supe¬
fieles, que encuentran un entretenimiento á su rior presencia, voz muy dulce, luenga cabellera,
piedad. y que se decía descendiente de Perseo, y pre¬
La obra tiene
algunos momentos de encanto; dicando el porvenir con los accesos frenéticos
pero nota falta de gusto y de talento. El
se de los antiguos adivinos. Encierra una pequeña
simbolismo, tan -enérgico y tan exacto en los serpiente en un huevo de pato, oculta el huevo
antiguos Apocalipsis, está aquí maltrecho, sin ante la multitud, y hace creer que estaba allí
adaptación precisa. La vena del profetismo una encarnación de
Esculapio, que le había ela-
TOMO III 19
298 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
gido para socorrer á la ciudad de Abonotique. nombre de ateo peligro. Colocaba al que
era un
beza humana, espléndidamente vestida, abrien¬ Se concibe que tal medio debía ser favorable
do y cerrando la boca, y blandiendo su lengua de á la propagación del cristianismo. En ciertas
dardo. Era Alejandro que estaba así transforma¬ ciudades, como Hierápolis, la profesión del cris¬
do, arrollando sobre su pecho y alrededor de su tianismo era pública. Las inscripciones que to¬
cuello una serpiente domesticada, cuya cola pen¬ davía pueden leerse, atestiguan las fundacio¬
día por delante. Se había hecho una cabe'za de nes benéficas, cuya distribución debía hacerse
tela embadurnada con bastante arte, y por me¬ "en Pascuas y en Pentecostés". Las asociacio¬
dio de crines, daba movimiento á las mandíbu¬ nes cooperativas de obreros, las sociedades de
las y al dardo. El nuevo dios fué llamado Gly- socorros mutuos, estaban sabiamente organiza¬
con, y de todo el imperio vinieron á consultar¬ das. Las ciudades manufactureras que tenían
le. Abonotique se convierte en el centro de una desde hacía tiempo colonias de judíos, las cua¬
taumaturgia desenfrenada. El resultado fué una les habían llevado tal vez las industrias del
fabricación abundante de imágenes pintadas, Oriente, acogían todas las ideas sociales. Las
de talismanes, de ídolos de plata y de bronce, obras de caridad se habían desarrollado mu¬
que el nombre de Abonotique se cambiase en había vivido ó vivía aún todo un mundo cris¬
Ionopolis. Pidió también que la moneda de esta tiano, ignoraba San Pablo: Papías, el más
que
ciudad llevase, en adelante, de un lado, la efigie rígido de los Padres de su tiempo, Melitón, casi
de Glieon, y del otro, la suya, con los atributos tan materialista como él, el ultraconservador
de Perseo y de Esculapio. Efectivamente, las Polu-arpo, los presbyleri que enseñaron á Ire-
monedas de Abonotique, del tiempo de Antoni- neo su grosero dualismo, los jefes del movimien¬
voto pagano, especie de obispo ó de santo, lle¬ cución es el privilegio de la verdad; lo que era
vando el materialismo piadoso y la credulidad discutible, puesto que todas las sectas han te¬
hasta los últimos límites; lo que no le impide ser nido mártires. Los" marcionistas y los montañis¬
uno de los hombres más admirados y más tas tuvieron más que los ortodoxos. Ninguna
hon¬
rados de su siglo. Sólo los epicúreos rechaza¬ calumnia era evitada para rebajar el martirio
ban absoluto sutilezas. Había aún de los rivales. Las divisiones se manifiestan
en sus
algu¬
hombres de talento para hasva la muerte. Se veía á muchos confesos ex¬
nos burlarse de estos
falsarios, como Celso, Luciano, Demonax. Pero pirando por el mismo Cristo, volverse la es¬
pronto no habrá ninguno y la credulidad reina¬ palda, evitando cuanto pudiera parecer una
rá como señora de un mundo envilecido. El comunión. Dos mártires nacidos en Eumenia,
LA IGLESIA CRISTIANA 299
Cayo y Alejandro, que sufrieron el suplicio en cia, el orgullo de ortodoxo, que no disimula ni
Aparnee Kibotos, tornaron hasta el final pre¬ cuando comunica con sus discípulos, herían
cauciones minuciosas para que no se creyese profundamente á los judíos y á los paganos.
que se adherían á las inspiraciones de Montan Estos notaban que el desdeñoso anciano los te¬
nía por miserables.
y de sus mujeres. Esto nos extraña, pero es
preciso recordar que, según las opiniones de Policarpo tenía las manías de la vejez, cier¬
la época, las últimas palabras y los últimos ac¬ tas maneras de obrar y de hablar que emocio¬
tos de los mártires tenían mucho alcance. Se naban á su joven auditorio. Su conversación
les consultaba sobre las cuestiones de ortodoxia era fácil, y cuando se sentaba en el sitio pre¬
y del fondo de sus calabozos, reconciliaban á dilecto, sin duda sobre una de las terrazas de
los disidentes y daban esquelas de absolución. la pendiente del monte Pagus, de donde se des¬
Se les miraba como encargados en la Iglesia cubre el golfo centelleante y su bella cintura
de un papel de pacificadores y de una especie de montañas, se sabía por anticipado lo que iba
de misión doctrinal. á hablar. "Juan y los otros que habían visto
Lejos de afectar estas divisiones á la propa¬ al Señor": esto lo recordaba siempre. Contaba
ganda, la servían. Las Iglesias eran ricas, nu¬ la familiaridad que tuvo con ellos, lo que había
merosas. El episcopado, diseminado en todas oído decir sobre Jsús y su predicación. Un eco
partes, contaba con hombres capaces, modera¬ de la Galilea se escuchaba así, á ciento veinte
dos y valerosos. Se citaba á Thraseas, obispo años de distancia, sobre las orillas del otro mar.
de Enmenia; Sagaris, obispo de Laoclicea; Pa- Repetía que estaban allá los testigos oculares, y
pirius, del cual se ignora la patria; Apolinario que él los había visto. A tantas otras tradicio¬
de Hierápolis, destinado á jugar, en las con¬ nes obscuras sobre los orígenes del cristianismo,
troversias que iban á dividir las Iglesias leí una nueva fuente, más turbia que las otras, vino
bía querido que su castidad fuese de algún mo¬ ria. En el círculo de los discípulos estaba un
do materialmente comprobada, para lo cual se joven griego de quince años, destinado á re¬
castró. Su erudición oirece mucha analogía con presentar un papel de primer orden en la his¬
la de Justino y de Tatieno. Su teología tenía toria eclesiástica. Era Ireneo, que debía trans¬
también algo de la pesadez, un poco materia¬ mitirnos la imagen con frecuencia falseada, pero
lista, que caracteriza á estos dos doctores, pues en algunos asuntos, muy viva, del último mun¬
pensaba que Dios tiene un cuerpo. Por las do apostólico, del que había visto, en cierto
ideas apocalípticas se aproxima á Papías. Mil- modo, el sol poniente. Ireneo había nacido cris¬
tiacle fué un laborioso escritor, un polemis+a tiano, lo que no le impedía frecuentar las es¬
celoso, que lucha contra los paganos, contra los cuelas de Asia, donde adquirió un conocimien¬
judíos, contra los montañistas, contra las pro¬ to extenso de los poetas y de los filósofos pa¬
fecías de los extáticos, y hace una apología de ganos, sobre todo, de Homero y de Platón. Te¬
la filosofía cristiana, dirigida á las autoridades nía por amigo de la infancia, y condiscípulo,
romanas. si puede decirse así, en las reuniones del
El anciano Policarpo disfrutaba en Smirna anciano, á un cierto Florin, que, más tarde,
de una autoridad. Era más que octogena¬
gran en Roma, abrazó las ideas gnóstieas. de Valen¬
rio, y parece que se le consideraba como here¬ tino
dero de la longevidad del
apóstol Juan. Se le Policarpo pasa á los ojos de todos por el tipo
concedía el don de profecía; se pretende que perfecto de la ortodoxia. Su doctrina era el mi-
toda palabra intencionada. El mismo lenarismo materialista de la
suya era antigua escuela
vivía en la creencia de que el mundo está lleno
apostólica. Lejos de haber roto con el judaismo,
de visiones y de presagios. Noche conformaba con las prácticas de los judeo
y día oraba, se
abarcando en su oración las necesidades del cristianos moderados. Rechazó los adornos pro¬
mundo entero. Como todos admitían fundos que los gnósticos habían introducido en
que había
vivido varios anos con el apóstol Juan, se la enseñanza cristiana, y parece haber igno¬
creyó
poseer en él un último testigo de la edad apos¬ rado el Evangelio que circulaba ya en su tiem¬
tólica. Se le mimaba tratando de agradarle.
po bajo el nombre de Juan. Se atenía á la for¬
Una señal suya de estimación era considerada ma sencilla del
catequista apostólico, y no que¬
como un alto favor. Su persona tenía un en¬ ría que se añadiese nada á lo que fué. Todo lo
canto extremado. Los cristianos dóciles le ado¬ que se pareciese á una idea nueva le irritaba.
raban. Una compañía de discípulos y Su odio de los heréticos era muy vivo, y algu¬
de admi¬
radores se estrechaba á su alrededor, nas de las anécdotas
presuro¬ que se complacía en con¬
sa por hacerle todos los servicios. Sin embar¬ tar sobre Juan, estaban destinadas á hacer re¬
go, no era popular en la ciudad. Su intoleran¬ saltar la intolerancia violenta que, según su opi-
300 Ü6VÍSÍMA HiSfÓRiA UNIVERSAL
nión, liabía constituido el fondo Qfel carácter pero había muerto el día mismo de la Pascuá
del apóstol. Guando se atrevían á éinitir á su di- judía, sustituyendo así al Cordero Pascual.
rededor alguna doctrina análoga á las de los Además, esta fiesta puramente judía, no era
gnósticos, alguna teoría destinada á introducir apropiada á la conciencia cristiana, sobre todo,
un poco de racionalismo en la teología cristia¬ en las Iglesias de Pablo. La gran fiesta de los
na, se levantaba, tapándose las orejas, y huía cristianos era la resurrección de Jesús, ocurri¬
gritando: "Oh, buen Dios, á qué tiempos me da el domingo después de la Pascua judía. Se¬
has reservado, para que tenga que soportar ta¬ gún esta idea, se celebra dicha fiesta el domin¬
les discursos." Ireneo se penetró de este mismo go que seguía después del 14 riisan.
espíritu, que la dulzura de su carácter debía En Roma, esta práctica prevaleció, al menos,
corregir en la práctica. La pretensión de sos¬ desde los pontificados de Sixto y de Telesforo
tener la enseñanza apostólica llega á ser la base (hacia 120). En Asia había más división. Los
de la ortodoxia, en oposición con el deseo de conservadores como Policarpo, Melitón y toda
los gnósticos y los montañistas, que pretendían la antigua escuela, se inclinaban por la vieja
hallar el pensamiento verdadero de Jesús al¬ práctica judía, conforme á los primeros Evan¬
terado, según ellos, por sus discípulos inmedia¬ gelios y á la costumbre de los apóstoles Juan y
tos. Felipe. Sólo una veintena de años bastará para
Aejemplo de Pablo, Ignacio y otros ¡aasto- que esta controversia alcance en Asia las pro¬
res célebres, Policarpo escribe muchas cartas á porciones de un cisma. En la época que atra¬
las Iglesias vecinas y á los particulares, para vesamos 110 hacía más que nacer, y, sin duda, era
instruirlos y exhortarlos. Una sola de estas car¬ una de las menos importantes entre las cuestio¬
tas nos ha sido conservada. Está
dirigida á los nes sobre las cuales Policarpo se creía obliga¬
fieles de Filipos, á propósito de los confesores do á conferenciar en Roma con el papa Anice¬
destinados al martirio, que pasarán entre ellos, to. Tal vez Florin acompañaran al an¬
Irineo y
yendo de Asia á Roma. Como todos los escritos ciano en viaje que, emprendido durante el
este
apostólicos ó pseudo apostólicos, es un pequeño verano, según las costumbres de la navegación
tratado de los deberes de cada una de las clases de aquella época, no tenía nada de fatigoso.
de fieles que componen la Iglesia. Dudas serias La entrevista de Policarpo y de Aniceto fué
se elevarían contra la autenticidad de esta epís¬
muy cordial. La discusión sobre algunos asun¬
tola, si estuviese comprobado que Irineo la
no tos parece que fué muy viva, pero se entendie¬
ha conocido y
la tuvo por obra de Policarpo. ron. La cuestión de la Pascua no había llegado
Sin esta autoridad, se colocaría el opúsculo, todavía á la madurez. Desde hacía tiempo, la
con las epístolas de San Ignacio, en esa clase Iglesia de Roma tenía principio mostrar
por
de escritos de fines del siglo II, por los cuales en este asunto unatolerancia. Los conser¬
gran
se trataba de cubrir con los nombres más reve¬ vadores de la regla judía, cuando iban á Roma,
renciados las doctrinas antignósticas y favora¬ practicaban su rito, sin que se les rechazara.
bles al episcopado. Los obispos de Roma enviaban la eucaristía á
Policarpo, en esos años de extrema vejez, los obispos que seguían en este punto otra re¬
fué el xaresidente ele la Iglesia de Asia.
como
gla. Policarpo y Aniceto guardaron entre sí la
Las graves cuestiones, que apenas se habían misma medida. Policarpo no puede persuadir
abordado, comenzaban á agitar las Iglesias. á Aniceto para que renunciase á una práctica
Con sus ideas de jerarquía y unidad eclesiás¬ que había sido la de los obispos anteriores de
tica. Policarpo debía pensar en volver hacía Roma. Aniceto, por otra parte, se detiene cuan¬
el obispo de Roma, al cual casi todo el mundo, do Policarpo le dice que seguía su regla de Juan
por este tiempo, reconocía una cierta autori¬ y de los otros apóstoles, con los cuales había
dad para reunir á las Iglesias divididas. Los vivido familiarmente. Los dos jefes religiosos
puntos controvertidos eran numerosos; parece, quedaron en plena comunión el uno con el otro,
además, que los dos jefes de Iglesias, Policar¬ y Aniceto hizo á Policarpo un honor sin prece¬
po y Aniceto tenían algunos pequeños resen¬ dente. Quiso que Policarpo, en la asamblea de
timientos. Una de las disensiones se refería á los fieles de Roma, pronunciase en su lugar y
la celebración de la Pascua. En los primeros á su presencia las palabras de la consagración
tiempos, todos los cristianos continuaban ha¬ eucarística. Estos hombres ardientes estaban
ciendo de la Pascua su fiesta principal. Esta llenos de un sentimiento muy apasionado, para
fiesta la celebraban el mismo día que
los judíos, que hicieran descansar la unidad de las almas
el II de nisan. Persuadidos, según todos los an¬ sobre la uniformidad de los ritos y las obser¬
tiguos Evangelios, que Jesús, la víspera de su vancias exteriores. Más tarde Roma pondrá
muerte, había comí cío la Pascua con sus discí¬ una gran obstinación en hacer que prevalezca
pulos, miraban tal solemnidad, más bien como su rito. A decir verdad, no se trata, sencilla¬
unaconmemoración de la cena, que como un mente, en esta cuestión de la Pascua, de una
memorial de la resurrección. Cuando el cristia¬ simple diferencia del calendario. El rito ro¬
nismo se separó más del judaismo, tal manera mano, tomando por base de la gran fiesta cris¬
de ver se halló muy
quebrantada. Entonces so tiana los aniversarios de la muerte y la resu¬
esparce una nueva tradición, según la cual, Je¬ rrección de Jesús, crea la Semana Santa,' es
sús, antes de morir, 110 había comido la Pascua, decir, todo un ciclo de días consagrados á las
LA IGLESIA CRISTIANA COI
«conmemoraciones misteriosas, durante las cua¬ nunciarse ellos mismos, provocando el suplicio.
les el ayuno continúa. En el rito asiático, por Las gentes sabias los condenaban, diciendo, con
el contrario, el ayuno terminaba en la noche razón, que el Evangelio no ordena nada seme¬
del 14 de nisan, y el Viernes Santo no era un día jante. Otros fanáticos, varios smirnitas cris¬
de duelo. Si esta costumbre hubiese triunfado, tianos, fueron reducidos á prisión. Entre ellos
el sistema de las fiestas cristianas se hubiese se hallaban algunos filadelfienos, sea que la ca¬
de ver del adversario, hay alguna parte de ver¬ desafío á Dios. Se admitió que el valor del már-^
dad que deba asimilarse. tir procede del cielo, y que á Dios, para de-0
Pero ese tono de seguridad tiene sobre las mostrar que es la fuente de toda fuerza, leJ
gentes de mediana cultura una gran eficacia. agrada manifestar los mayores ejemplos de he-^
Muchos valentinianos y marcionitas vieron á roísmo, en los que, ante la prueba, han sid
Policarpo en Roma y volvieron á la Iglesia or¬ desconfiados de sí mismos y casi tímidos.
todoxa. Policarpo deja así en la capital del Se admiró, sobre todo, á un joven nombrado
mundo un nombre
venerado. Irineo- y Florin Germanicus. Este dió á sus compañeros de ago¬
quedaron tal vez, en Roma, después de su maes¬ nía el ejemplo de un valor sobrehumano. Su
tro. Estos dos espíritus, muy diferentes el uno lucha contra las fieras fué admirable. El pro¬
alotro, estaban reservados á seguir caminos cónsul Tito Statius Quadratus, hombre filósofo
muy opuestos. y moderado, amigo de FElius Arístide, le exhor¬
ta á arrepentirse, compadecido de su juventud.
El excita á las fieras, las llama, las hostiga para
CAPITULO XXIII
que le saquen más pronto de un mundo per¬
Malhirió de vertido. Este heroísmo, lejos de emocionar á la
Policarpo.
multitud, la irrita. "¡A muerte, los ateos! ¡Que
Policarpo volvió á Siria, según parece, en el se busque á Policarpo!", gritan de todas pai'tes-
■«otoño de 154. Una muerte digna de él le espe¬ Policarpo, aunque condenando el acto de lo¬
raba. Policarpo había profesado siempre la cura del frigio Quintus, no había querido huir.
doctrina de que no sedebe buscar el martirio; Cediendo á vivas instancias, consintió, sin em¬
pero muchas gentes no tenían su virtud ni su bargo, en retirarse á una pequeña casa de cam¬
prudencia. La vecindad de los sombríos entu¬ po, situada cerca'de la ciudad, donde pasa va¬
siastas deFrigia era peligrosa. Un frigio, nom¬ rios días. Pero vienen á detenerle, abandona
brado Quintus, montañista, vino á Smirna con¬ precipitadamente la casa, y se refugia en otra;
duciendo á varios exaltados que llegaron á de¬ pero un joven esclavo, puesto en el tormento,
302 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
sirvo y no me ha hecho ningún mal, dice Po¬ perfumes (tal vez los sarmientos y maderas
licarpo. Yo soy cristiano... Si tú quieres saber quemadas entraron en algo). Ellos aseguran
lo que es un cristiano, añade, concédeme el pla¬ más tarde que Policarpo no había sido quema¬
zo de un día,
y préstame atención. — Persuade do, que el confector tuvo que darle una puñala¬
de ello al pueblo; responde Quadratus. da, saliendo tanta sangre de la herida que el
— Con¬
tigo vale la pena de discutir, responde Policar¬ fuego se extinguió.
po. Nosotros tenemos por precepto rendir á los Los cristianos consideraban como la mayor-
poderosos y á las autoridades establecidas por gloria el cuerpo del mártir. La autori¬
poseer
Dios los honores que le son debidos, puesto dad se negó á entregarlo, temiendo ver al ator¬
que esas señales de respeto en nada mortificar, mentado convertido en objeto de un nuevo cul¬
á nuestra fe. En cuanto á esas gentes, yo no to. "Serán capaces — decían riendo, — de
me dignaré nunca á descender, para hacerles abandonar por él al crucificado". Los judíos
mi apología". montaban la guardia cerca de la hoguera, para
El procónsul le amenaza, en vano, con las expiar lo que iba á hacerse. El centurión de.
fieras y el fuego. Era preciso anunciar al pue¬ servicio se mostró favorable á los cristia¬
blo que Policarpo confesaba obstinadamente su nos, ylos dejó que tomasen los huesos, "más
fe. Judíos y paganos lanzan gritos de muerte: preciosos que las piedras preciosas y que el
"¡Ese es el doctor del Asia, el padre de los oro más puro". Estaban
calcinados; para con¬
cristianos!", decían los primeros. "¡Ese es el ciliar este hecho con el relato maravilloso, se
destructor de nuestros dioses, el que enseña á pretendió que era el centurión quien había que-
LA IGLESIA CRISTIANA 303
mado el cuerpo. Después se colocan las ceni¬ dido que ellos son todos hermanos los unos de
zas en un lugar consagrado, donde se viene los otros desde el momento que reniegan de los
cada año á celebrar el aniversario del marti¬ dioses helénicos, adoran al crucificado, su so¬
rio, excitando á seguir las huellas del santo fista, y viven según sus leyes. Sólo tienen des¬
anciano. precio por los bienes terrenales y los consideran
El valor de
Policarpo emociona á los mismos como pertenecientes á todos. Inútil es decir que
paganos. La autoridad, no queriendo que se¬ no tienen una razón seria para creer en todo
mejantes escenas se renovasen, suspendió los eso. Si
algún impostor, algún hombre astuto,
suplicios. El nombre de Policarpo quedó céle¬ capaz de sacar partido de la situación, se acer¬
bre en Smirna, mientras se olvidó bien pronto ca á ellos, al
momento se enriquece"•
á los once ó doce smirnitas y filadelfienos, que Peregrinus, agotados sus recursos, trata, por
habían sufrido antes que el obispo. Las Iglesias una muerte teatral en los
juegos olímpicos, de
de Asia y de Galacia, á la noticia de la, muerte satisfacer la insaciable necesidad que tiene de
de este gran pastor, pidieron á los smirnitas hacer hablar de él. Un suicidio pomposo y de¬
detalles de lo que había ocurrido. La Iglesia seado era, como se sabe, el gran reproche que
de Smirna hizo redactar por uno de sus ancia¬ los filósofos dirigían á los cristianos.
nos el
relato del martirio, bajo la forma de
una epístola circular que fué dirigida á las di¬ CAPITULO XXIY
ferentes Iglesias. Los fieles de Filomelium, pun¬
to bastante lejano, eran los encargados de trans¬ El cristianismo en las Galias. — La Iglesia
mitir la carta. de Lyon.
Por este tiempo vivía un tal Peregrinus, filó¬
sofo cínico, de Parium, sobre el Helesponto, que Se creyó un momento que la muerte de Poli-
se llamaba á sí mismo Proteo, y el cual se alaba¬ carpo había puesto fin á la persecución, y pa¬
ba de la facilidad de tomar todos los rostros y rece que ésta tuvo, en efecto, un intervalo de
jefe de sinagoga. Interpreta los libros sagrados impulso vigoroso al Evangelio en comarcas le¬
y los compone; pasa por un oráculo, por una janas, donde el nombre de Jesús no había aún
suprema autoridad en los hechos de reglas ecle¬ penetrado. Un anciano de setenta años, Pothin,
siásticas. Se le detiene por este delito y se le tal vez smirnita y discípulo de Policarpo, era,
encadena. Es el comienzo de su apoteosis. A á lo que parece, el jefe de la colonia.
partir de esta hora, es adorado y se remueve el Desde hacía tiempo, una corriente de comuni¬
cielo y la tierra, para hacerle escapar. Por la caciones recíprocas se había establecido entre
mañana, á la puerta de la prisión, las viudas, los puertos de Asia Menor y las orillas medi¬
los huérfanos, esperan para verle. Los nota¬ terráneas de la Galia. Las antiguas estelas de
bles obtienen, á precio de plata, el pasar la no¬ los focios no se habían borrado por completo
che en su compañía. Es una continuidad de en el mar. A las poblaciones de Asia y de Si¬
comidas, de festines sagrados. Se celebran cer¬ ria, transportadas por la emigración hacia el
ca de él los misterios Occidente, les gustaba remontar el Ródano y
y no se le llama más que
"este excelente Peregrinus". Se le califica de el Saona, yendo con ellos un bazar portátil de
nuevo Sócrates. mercancías diversas, ó deteniéndose sobre las
Todo ésto ocurre en Siria. Tales escándalos orillas de los grandes ríos propicios á la vida.
públicos constituyen la afegría de los cristia¬ Yiena (la Yiena actual del Delfinado) y Lyon,
nos, que no respetan nada para hacer una las dosprincipales ciudades de la comarca,
brillante manifestación. De todas las ciudades eran, en cierto modo, el objetivo de estos emi¬
de Asia llegan enviados con el encargo de grantes, que llegaban á la Galia en calidad de
po¬
nerse al servicio del preso
y de consolarle. El mercaderes, domésticos, obreros y aun de mé¬
dinero afluye á su alrededor. Pero el goberna¬ dicos, que los ald«anos allobrogenos no tenían,
dor de Siria es un filósofo; penetra el secreto sin duda, en el mismo grado. La población la¬
de la locura de nuestro hombre, ve que no boriosa ó industrial de las grandes ciudades de
tie¬
ne más
que una idea, la de morir, para hacer las orillas del Ródano estaba, en gran parte,
su nombre célebre, y le da libertad, sin casti¬ compuesta de estos orientales, más dulces, más
garlo. inteligentes, menos supersticiosos que la pobla¬
Por todas partes, en sus viajes, Peregrinus ción indígena, susceptibles, por sus maneras in¬
nada en la abundancia; los cristianos le rodean sinuantes y amables, de ejercer sobre ellos una
y le hacen una escolta de honor. gran influencia. El imperio romano había he¬
"Esos imbéciles añade cho caer las barreras del espíritu nacional que
—
Luciano, — están
persuadidos que son en absoluto inmortales, que impedían el contacto de los diferentes pueblos.
vivirán eternamente; lo que hace que despre¬ Las propagandas que antiguas instituciones de
cien la muerte y que muchos se ofrezcan los galos hubiesen detenido desde el primer día,
por
sí mismos. Su primer legislador les ha eran ya posibles. Roma perseguía, pero no em-
persua¬
304 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
pleaba medios preventivos, y así, lejos de opo¬ rio Evangélico se ejercía á veces en lengua cél¬
nerse al desarrollo de una opinión que aspira¬ tica. Es notable que entre los recién converti¬
ba á ser universal, la servía. Los siriacos, los dos hubiese un gran número de ciudadanos ro¬
asiáticos, llegaban á Occidente no sabiendo más manos.
que el griego. Seguían comunicándose con este Una de las más importantes conquistas fué
idioma, lo utilizaban en sus escritos y en todas la de un cierto Vettius Epagathus, joven no¬
sus relaciones, pero aprendían pronto el latín ble lyonés que, apenas afiliado á la Iglesia, su¬
y aun el céltico. peró á todo el mundo en piedad, en caridad, y
Oriundos de una región muy limitada, el llegó á ser uno de los espíritus más distingui¬
Asia y la Frigia, todos casi compatriotas, ali¬ dos. Hacía una vida tan casta, tan austera, que
mentados de los mismos libros y de iguales en¬ se le
comparó, á pesar de su juventud, con el
señanzas, los cristianos de Lyon y de Yiena anciano Zacarías, asceta visitado sin cesar por
ofrecen una rara unidad. Sus relaciones con las el Espíritu Santo. Dedicado á las obras de mi¬
Iglesias de Asia y de Frigia eranfrecuentes, y sericordia, se hizo el servidor de todos y em¬
en las circunstancias graves consultaban con pleaba la vida en el cuidado del prójimo, con
ellas. Eran pietistas ardientes, como en gene¬ un celo y fervor admirables. Se creía que esta¬
ral los frigios; pero no tenían la preocupación ba poseído del Parácleto, y que obraba en to¬
sectaria que iba pronto á hacer de los monta¬ das las circunstancias bajo la inspiración del
ñistas un peligro, casi un azote para la Iglesia. Espíritu Santo. El recuerdo dejado por las vir¬
Pothin, reconocido entonces como jefe de la tudes de Vettius queda en la tradición popu¬
Iglesia de Lyon, fué un anciano respetable y lar, que pretende unir á su familia la evange-
moderado en su misma exaltación. Attajo de lización de los países vecinos. Fué, realmente,
Pérgamo, de tanta edad como él, parece liaber las primicias de la Galia cristiana. El diácono
ocupado el segundo lugar en su Iglesia y la Sanetus, de Viena, y sobre todo la buena sir¬
principal autoridad. Era un ciudadano roma¬ viente Blandina, que le era muy inferior en
no, un personaje importante; sabía el latín, dignidad social, le igualan en voluntad. Blan¬
y toda la ciudad lo conocía como el superior dina, sobre todo, hacía milagros. Era tan dé¬
representante de la pequeña comunidad. Un bil de cuerpo, que se temía le faltara la fuer¬
frigio, nombrado Alejandro, que ejercía ¡a pro¬ za física para confesar á Cristo. Pero demues¬
fesión médica, era conocido y amado de todos. tra él día del combate una fuerza nerviosa
Afiliado á los piadosos secretos de los sautos inaudita y fatiga á los verdugos un día ente¬
do Frigia, tomaba parte en los ro. Se hubiese dicho que á cada tormento sen¬
eharismos, es
decir, en los dones sobrenaturales de la edad tía una recrudescencia de, fe y de vida.
apostólica que su patria hacía renacer. Como Tal era esta Iglesia, que desde el primer mo¬
Policarpo, había ascendido á los más altos esta¬ mento consiguió los privilegios más elevados de
dos de la oración interior. Era, las Iglesias cristianas de Asia, y dirigió el cen¬
pues, como se
ve, rincón de la Frigia que la casualidad
un tro de un país semibárbaro, como un faro lu¬
había transportado en plena Galia. Las relacio¬ minoso. Embriagados con el Evangelio de Juan
nes continuas procedentes de
Asia, entretenían y el Apocalipsis, los cristianos de Lyon, sin ne¬
el primer fondo y conservaban el cesitar las escuelas de balbuceo que el cristia¬
espíritu mís¬
tico que constituye el carácter primitivo. Lo nismo había atravesado, fueron llevadas de re¬
más pronto que pudo, Ireneo, fatigado quizá pente á la cima de la perfección. En ninguna
de sus luchas con Florín y con Blasus, aban¬ parte la vida era más austera, el entusiasmo
donó á Roma, esta Iglesia, compuesta en
por más serio, la voluntad de creer en el reinado
su totalidad de
compatriotas, de discípulos, de de Dios, más intensa. El chiliasmo, que tenía
amigos de Policarpo. su foco en Asia Menor, también era proclama¬
Las comunicaciones entre Lyon y Yiena eran do en Lyon.
•continuas; las dos Iglesias casi formaban una. Marselia, Arlés y los alrededores pudieron
En ambas, el griego domina, pero en las dos recibir igualmente, bajo Antonino, una predi¬
también existía, entre los emigrados de Asia y cación cristiana. Nimes, por el contrario, pare¬
la población indígena, hablando latín ó céltico, ce que permaneció cerrado todo el tiempo que
estrechas relaciones. El efecto de esta predica¬ pudo al culto del Oriente.
ción íntima en la casa y en el trabajo, fué rᬠAl mismo tiempo, Africa veía formarse só¬
pido y profundo. Las mujeres, sobre todo, se lidas Iglesias, que llegaron á constituir una de
sintieron atraídas. Sencilla y religiosa la natu¬ las partes más originales del nuevo mundo re¬
raleza de los galos, acogía rápidamente las nue¬ ligioso. Entre los primeros fundadores del cris¬
vas ideas llevadas tianismo africano, en tono místico, que á los pocos
por los extranjeros. Su re¬
ligión, á la vez muy idealista y muy materia¬ años, se llamará montañista, no es menos intenso
lista, su creencia en perpetuas visiones, su cos¬ que entre los cristianos de Lyon. Es probable, sia
tumbre de transformar las sensaciones vivas y embargo, que el despertar del reinado de Dios
finas en una institución sobrenatural, eran ele¬ fuese aquí traído de Roma y no de Asia. Los
mentos apropiados de la raza, inclinada al en¬ Hechos de San Perpetuo, y en general los He¬
sueño religioso que las religiones de la Galia chos de los mártires de
Africa, Tertuliano y
y de Roma no podían satisfacer. El ministe¬ los otros tipos del cristianismo africano, frater-
LA IGLESIA CRISTIANA 305
«izan con el Pastor de Hermas. Seguramente, jeres, jovencitosque, vencidos por los tormen¬
los primeros portadores de la buena nueva ba¬ tos, dijeron todo cuanto se quiso y prestaron
ldaban griego en Cartago, como en los restan- un' fundamento jurídico á las invenciones
Ies lugares. El griego estaba casi tan esparci¬ odiosas.
do en esta ciudad como el latín; la comunidad Las calumnias eran recíprocas y los cristia¬
cristiana se servía entonces de los dos idiomas, nos devolvían contra sus adversarios las menti¬
pero pronto dominó el romano. Africa da así ras inventadas contra ellos. Esas comidas san¬
el primer ejemplo de una Iglesia latina. En grientas, esas orgías, eran los paganos quienes
algunos años, una brillante literatura cristiana, las practicaban. ¿Sus dioses no les habían dado
se producirá en ese extraño idioma
que el rudo el ejemplo de todos los vicios? ¿En algunos de
genio púnico había extraído, bajo la doble in¬ los ritos más solemnes del culto romano, en los
fluencia de la barbarie y de la retórica, de la sacrificios á Júpiter Latiaris, no se hacían as¬
lengua de Cicerón y de Tácito. Una traducción persiones de sangre humana? El hecho era in¬
de los escritos del Antiguo y del Nuevo Testa¬ exacto, pero no por ésto dejó de ser una de
mento en ese dialecfe enérgico, respondía á las bases de la apologética cristiana. La inmo¬
las necesidades de los nuevos fieles, y se convir¬ ralidad de los dioses del viejo Olimpo ofrecía
tió, por mucho tiempo, en la Biblia del Occi¬ á los controversistas un fácil triunfo. Cuando
dente. Júpiter resplandecía en el cielo azul, era in¬
CAPITULO XXV moral como la Naturaleza, y esta inmoralidad
no tenía consecuencias. Pero ahora la moral se
la lucha en Roma. — Martirio de San Justi¬ había convertido en la esencia de la religión;
no. — Frontón. se pedía á los dioses lecciones de honradez bur¬
guesa y los ejemplos de que la mitología esta¬
Escenas desoladoras ocurrían en todas partes, ba llena, parecían escándalos y objeciones irre¬
á consecuencia de
legislación cruel, bajo
una futables.
el reinado del mejor de los ^soberanos. Las con¬ Eran, sobre todo, las discusiones públicas
denas á muerte se multiplicaban. Los cristia¬ entre los filósofos y los apologistas las que agi¬
nos eran con frecuencia atormentados. La se¬ taban los espíritus y producían graves incon¬
veridad, el ardiente amor del bien que les ani¬ venientes. Se insultaban en lucha desigual. Los
maba, les ponía muchas veces fuera de los lí¬ filósofos ocupaban una especie de posición ofi¬
mites de la moderación, haciéndoles odiosos á cial y do función de Estado. Gozaban sueldos,
los mismos que censuraban. El padre, el hijo, una sabiduría que no predicaban siempre con
el marido, el esposo, el vecino, irritados con¬ el ejemplo. No corrían ningún peligro, y po¬
tra estos vigilantes austeros, se vengaban con dían atormentar á sus adversarios, insinuándo¬
denuncias. les que con una palabra podían perderlos. Los
La consecuencia de los odios acumulados eran cristianos se burlaban de los filósofos por sus
atroces calumnias. En este tiempo las murmu¬ pagas. Eran sátiras molestas, análogas á las
raciones, hasta entonces vagas, toman cuerpo que se han visto reproducidas en nuestros días
y constituyen una opinión arraigada. El mis¬ contra los filósofos asalariados. "No pueden
terio de las reuniones cristianas, la mutua afec- ellos, decían, llevar la barba gratis". Se afec¬
oión que reina en la Iglesia, da nacimiento á taba creer que amontonaban el oro, tratándo¬
las sospechas más locas. Se creyó en una so¬ los de avaros, de parásitos.
ciedad secreta, en misterios sólo conocidos de El ardiente Justino estaba á la cabeza de
los adeptos, en una vergonzosa promiscuidad, esasbrillantes batallas, donde le vemos secun¬
en amores contra natura. Unos hablaban de la dado al fin de su vida por un discípulo más
adoración de un dios cabeza
desasno, otros
con violento que él: el asirio Tatianus, alma som¬
de ignominiosos homenajes rendidos al sacer¬ bría, llena de odio contra el helenismo. Nacido
dote. Un relato que había circulado mucho era pagano, hizo estudios literarios bastante exten¬
el siguiente: "Se presenta al que se inicia un sos, y tuvo escuela pública de filosofía, no sin
niño cubierto de pasta. El novicio hiere, la obtener cierta reputación. Dotado de una ima¬
sangre corre, todos beben ávidamente, se dis¬ ginación enfermiza, Tatiano quiere obtener
tribuyen los miembros palpitantes, cimentan ideas claras sobre las cosas que el destino del
así su alianza por la complicidad y se compro¬ hombre no puede saber. Recorre, como su maes¬
meten á un silencio absoluto. Después se em¬ troJustino, el círculo de las religiones y de las fi¬
borrachan, las luces se apagan, y en las tinie¬ losofías existentes, hace viajes, quiere estar inicia¬
blas todos se entregan á odiosos abrazos". Roma do en todos los pretendidos secretos religiosos y
era una ciudad muy murmuradora; una multi¬ escucha á las diversas escuelas. El helenismo le
tud de noveleros y de desocupados eran los in¬ contraría por su aparente ligereza moral. Des¬
ventores de noticias
estupendas. Estos cuentos nudo de todo sentimiento literario, era incapaz
se repetían, pasaban á la notoriedad pública, de comprender la divina belleza. Las Escritu¬
se traducían en ultrajes y en caricaturas. de los hebreos tuvieron únicamente el pri¬
Lo ras
que hubo de grave, es que en los procesos á los vilegio de satisfacerle. Le ganaron por su se¬
cuales dieron lugar estas acusaciones, se inte¬ vera moralidad, su tono sencillo, firme, por su
rrogaba á esclavos de las casas cristianas, mu¬ carácter monoteísta y por la forma repentina
306 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
con que borran, en mitad del dogma de la crea¬ Roma, no puede protestar; pero cuando se
ción, las curiosidades inquietas de la física y nombra otro, Justino dirige al senado una nue¬
de la metafísica. Convertido en cristiano, en¬ va apología. Su posición misma era difícil.
cuentra en San Justino el doctor capaz de com¬ Comprende el peligro de tener por enemigo á
prender su filosofía apasionada. Se une pro¬ un hombre como Crescento, que con una pala¬
protección del Estado contra sus adversarios. quieran ó 110, son los hermanos y los semejan¬
Pero es preciso confesar que Justino no obra¬ tes de los perseguidos. Los mejores entre los
ba con prudencia. Trata á sus adversarios de paganos han sido perseguidos; ¡pero qué dife¬
mentirosos, de im¡iostores. Se puede ser pen¬ rencia ! Mientras. Sócrates no tuvo un solo dis¬
sionado por el Estado, sin que ésto envuelva cípulo que se hiciera matar por él, Jesús tiene
la idea de un hombre- avaro é interesado. Ün una multitud de adeptos, artesanos, gentes del
hecho que ocurre al mismo tiempo en Roma, pueblo, lo mismo que filósofos y literatos, que
muestra euán
peligroso es oponer la persecu¬ por él se ofrecen á la muerte.
ción al fanatismo, aunque el fanatismo sea Es seguro que algunos de los hombres es¬
agresivo y criminal. clarecidos que componían entonces el senado,
Había en Roma un matrimonio desdichado, meditaron esas bellas páginas. Tal vez queda¬
en el que el marido y la mujer parecían rivali¬ ran desencantados por otros pasajes menos
zar en infamia. La
mujer fué convertida al filosóficos, en particular por la absurda demo¬
cristianismo por un tal Ptolomeo, abandona sus nomanía que brilla en cada página. Justina
desórdenes, hace grandes esfuerzos para con¬ provoca á sus lectores á que se compruebe un
vertir á su marido y, no consiguiéndolo, pien¬ hecho notorio pidiendo que se entreguen á los
sa en el divorcio. Teme ser cristianos los poseídos que los exorcistas no ha¬
cómplice de las im¬
piedades de aquel á quien la sociedad le obliga yan podido curar. /Tiene para ello una prueba
á estar unida en la misma mesa y en el mismo decisiva los
fuegos eternos, donde los demo¬
en
tagioso del martirio. Se confiesa cristiano y fué ó afectaba creer lo que se contaba de sus miste¬
unido para el suplicio con los dos precedentes. rios de sus comidas sangrientas..
nocturnos,
Justino se emociona con este drama sangrien¬ Hombre muy honrado, pero hombre oficial, sen¬
to. Mientras que Lollio Urbieus fué prefecto de tía horror por una secta de desclasificados.
LA IGLESIA CRISTIANA 307
El discurso de Frontón no se dedica más que veces, las palabras de Isaías, de Henoch, se
á los letrados. Frontón no prestó un mal ser¬ alegan como palabras de Jesús. No se distingue
vicio al cristianismo. Al contrario, le hizo un entre la Biblia y el Evangelio, y las palabras
bien exponiendo sus ideas al alumno ilustre de Lucas son citadas con ésto al frente: "Dios
que educaba con tanto cuidado y que debía dijo".
llamarse Mareo Aurelio. Los
Evangelios quedaron así, basta el año 160,.
y aun mucho después, como escritos privados
con destino á pequeñas
CAPITULO XXYI
colecciones. Cada una
tiene el suyo, y durante mucho tiempo no hubo
Los Evangelios apócrifos. escrúpulo de completar, de combinar los tex¬
tos ya aceptados. La redacción no era firme.
Casi todos los escritores .cristianos de aquel Se añade, se rompe, se discute tal ó cual pasa¬
tiempo tenían la pretensión de aumentar la lis¬ je, se amalgaman los Evangelios en circulación,,
ta de las Escrituras sagradas, susceptibles de para formar una sola obra más portátil. La.
ser leídas en la transmisión oral continúa desempeñando su pa¬
Iglesia. Desesperando del éxi¬
to por su autoridad privada, se cubrían con el pel. Una multitud de palabras quedan sin es¬
nombre de algún apóstol ó de algún persona¬ cribirse. Era preciso que toda la tradición se-
je apostólico, y no sentían escrúpulo en atri¬ fijase. Muchos elementos evangélicos eran toda¬
buirse la inspiración de que gozaron indistin¬ vía esporádicos. Así, la bella anécdota de la.
tamente los discípulos inmediatos de Jesús. Esta mujer adúltera flotaba aún y se une como se
vena de literatura apócrifa iba á puede al cuarto Evangelio.
extinguirse.
El pseudo Hermas sólo alcanzó un triunfo me¬ Más graves eran ciertos cambios que amena¬
diano. Los numerosos Hechos de los apóstoles, zaban producirse. El bello versículo de Lucas
que nacen en todas partes, no tenían más que donde Jesús llora sobre Jerusalén, era condena¬
éxitos parciales. Ningún Apocalipsis consigue do por los sectarios del mal gusto, quienes pre¬
emocionar seriamente á las masas. El éxito en tendían que llorar es un signo de debilidad. El
la lectura pública, había sido basta entonces el ángel consolador el sudor de sangre del huer¬
y
único* criterio de los cánones. Una Iglesia ad¬ to de las Olivas, provocaban objeciones y mu¬
mitía tal escrito supuesto de un apóstol ó de tilaciones análogas. Pero la ortodoxia ya rei¬
un
personaje apostólico á la lectura en común. nante impedía á esas fantasías individuales que-
Los fieles salían edificados. Se propagaba á las comprometieran seriamente la integridad de Ios-
Iglesias vecinas el ruido de que una comunica¬ textos sagrados.
ción muy bella se había leído tal día en una En realidad, al través de todo este caos se-
comunidad y se deseaba ver el escrito nuevo. bacía el orden. Lo mismo que en medio de las-
Así, de predicación en predicación, el escrito doctrinas opuestas se dibuja una ortodoxia,,
se hacía aceptar; á menos de
que no fuese una así, en medio de la multitud de los Evangelios,,
piedra de escándalo. Pero, con el tiempo, ésto cuatro textos tienden, cada vez más, á conver¬
mismo llegó á ser difícil, y éxitos como los que tirse en canónicos, con exclusión de los otros..
tuvieron las epístolas á Tito y á Timoteo y la Marcos, pseudo Mateo, Lucas y pseudo Juan,,
segunda epístola de Pablo, no se renovaron. marchaban hacia una consagración oficial. El
La fecundidad evangélica estaba, en reali¬ Evangelio de los hebreos, que les igualaba en¬
dad, agotada. La edad de la gran creación le¬ tonces en valor, pero del cual los nazarenos y
gendaria había pasado y no se inventa ya nada los ebionitas hacían un uso peligroso, comen¬
importante. Los éxitos de pseudo Juan fueron zaba á relegarse. Los Evangelios de Pedro, y los
los últimos. Pero la libertad de las modificacio¬ doce apóstoles, parecieron variedades defectuo¬
nes eramuy amplia todavía, al menos fuera sas y fueron suprimidos por los obispos. ¿Que¬
de la Iglesia de San Pablo. Aunque los cuatro ríase ir más lejos y hubo intención de reducir
textos, convertidos más tarde en canónicos, tu¬ los cuatro Evangelios á uno solo, sea supri¬
viesen ya una circulación especial, estaban muy miendo tres, sea haciendo una armonía de los
lejos de excluir á los textos paralelos. El Evan¬ cuatro, á la manera del Diatessaron de Tatieno
gelio de los hebreos conservaba toda su autori¬ ó haciendo una especie de Evangelio á priorit
dad. El autor de las epístolas de San Ignacio como Marcion? Nunca se vió mejor la honra¬
lo cita como texto canónico y aceptado. Ningún dez de la Iglesia como en esta circunstancia.
texto, en realidad, agota la tradición ni suprime Atravesó las mayores dificultades. Prefirió ex¬
á sus lávales. Los libros eran raros y mal con¬ ponerse en el porvenir á las más mortificantes
servados. Dionisio de Corinto, al fin del se¬ objeciones, que condenar los escritos con¬
gundo siglo, habla de los falsificadores de las siderados como inspirados por tantas per¬
"Escrituras del Señor", lo que supone que los sonas. Cada uno de los cuatro Evangelios tie¬
retoques continuaron más de cien años después ne su clientela, si puede decirse así. Arrancarlos
de la redacción de nuestro Mateo. De de las manos de los que los amaban, hubiera sida
aquí esa
forma indecisa de las palabras de Jesús que se un imposible. Se hubiera conseguido con ésta
nota entre los Padres apostólicos. La fuente condenar al olvido una multitud de bellos tra¬
está siempre indicada con vaguedad y muchas tados donde se reconocía á Jesús, aunque exis¬
variaciones se producen en las citas. Algunas tieran diversos arreglos del relato.
308 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
lato al cual se ha dado el título pretencioso de ventado, y los que la hayan escrito, demostra¬
Protoevangelio de Santiago. Un libro gnóstico, ron tan poco talento, que ni aun puede suponer¬
Virgen, Ana y Joaquín, la Presentación de la sin cesar ele él. Todo lo que hace de la vida de
Virgen en el templo y la idea de que había sido Jesús una vida humana, se convierte en in¬
educada como en un convento, el casamiento de oportuno.
la Virgen, el concurso de las viudas, de los La Pasión de Jesús tendía también á des¬
cuales la pintura ha sacado tanto partido, todo arrollarse en un ciclo de leyendas. Los preten¬
ello procede de ese curioso escrito. La Iglesia didos Hechos de Pilatos fueron el cuadro del
griega lo considera cási inspirado, y lo admi¬ cual se sirvieron para agrupar este orden de
te á la lectura pública en las Iglesias, en las imaginaciones, á las cuales se asociaban con
fiestas de San Joaquín, de Santa Ana, de la facilidad laspolémicas amargas contra los ju-
LÁ IGLESIA CRISTIANA 309
dios. Fué en el siglo IY cuando los episodios, singularmente ingenuas y plásticas, algunos de
de un carácter casi épico, que se suponía ocu¬ güs más bellos asuntos. La iconografía, sea bi¬
rridos en el viaje de Jesús á los infiernos, fue¬ zantina, sea latina, tiene en ella todas sus raí¬
ron puestos por escrito. Más tarde, esas leyen¬ ces. La escuela perugina no tendría ningún
das sobre la vida subterránea de Jesús se re- Sposalizio; la escuela veneciana, ninguna Asun¬
unen á los falsos Hechos de Pilatos, y forman ción y ninguna Presentación; la escuela bi¬
la célebre obra llamada Evangelio de Nicodemo. zantina, ningún descenso de Jesús al limbo,,
Esta baja literatura cristiana, impregnada sin los Evangelios apócrifos. Su ventaja esta¬
de espíritu popular, fué, en .general, la obra
un ba en su misma inferioridad. Los Evangelios
de las sectas judaizantes y gnósticas. Los discí¬ canónicos eran una literatura demasiado fuer¬
pulos de San Pablo no tomaron ninguna par¬ te para el pueblo. Los relatos vulgares estaban
te. Nació, según todas las apariencias, en Siria. más al alcance de la multitud que el Sermón
Los apócrifos de origen egipcio, por ejemplo, de la montaña ó los discursos del cuarto Evan¬
la Historia de José el carpintero, son más re¬ gelio.
cientes. Aunque de humilde origen y tachados El éxito de estos escritos fraudulentos fue
de una ignorancia sórdida, los Evangelios apó¬ inmenso. Desde el siglo IV, los Padres griegos
crifos adquieren pronto una importancia de más instruidos, Epifanio, Gregorio Niseno, los;
primer orden. Agradan á las muchedumbres, adoptan sin reserva. La Iglesia latina hace
ofrecen ricos temas á la predicación, ensan¬ grandes esfuerzos para quitarlos de las manos;
chan de un modo considerable el círculo del de los fieles, pero no lo consigue. En la Edad
personal evangélico. Santa Ana, San Joaquín, Media, los Evangelios apócrifos tienen una cir¬
la Verónica, San Longino, proceden de esta culación extraordinaria. Llevan una ventaja so¬
fuente un poco turbia. Las más bellas fiestas bre los canónicos, y es, que no siendo Escritura
cristianas, la Asunción, la Presentación de la Sagrada, pueden ser traducidos en lengua vul¬
Virgen, no tienen apoyo en los Evangelios ca¬ gar. Mientras, que la Biblia puede decirse que
nónicos y proceden de los apócrifos. La rica se halla bajo llave, los apócrifos están en to¬
cinceladura de leyendas, que hacen de la Navi¬ das las manos. Los miniaturistas los aceptan
dad la joya del año cristiano, ha sido tallada, con entusiasmo; los rimadores se apoderan de
en gran parte, por los
apócrifos. Esta misma ellos, y sus misterios, convertidos en dramas,
literatura creó la infancia de Jesús. La devoción se representan en las Iglesias. Sin pretensión
á la Virgen encuentra en ellos casi todos sus teológica, estos Evangelios populares querían
argumentos. La importancia de San José pro¬ suprimir en cierto modo, á los Evangelios canó¬
viene de ellos casi por completo. El arte cris¬ nicos. El protestantismo les declara una viva
tiano, en fin, debe á esas composiciones, muy guerra y los considera como obras del de¬
débiles, desde el punto de vista literario, pero monio.
310 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
SÉPTIMA PARTE
/AARCO AURELIO
Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO
ple particular, sus asuntos de familia y orde¬ tos á todas las seducciones del placer y de la
nó transportar á la estancia de su hijo adopti¬ vanidad. El trono odia, á veces, á la virtud;
vo, Marco Aurelio, la estatua de oro de la For¬ pero Marco Aurelio ha sido, lo que fué porque
tuna, que debía hallarse siempre en el depar¬ ejerció el poder supremo. Es una de las fa¬
tamento del emperador. Al tribuno de servicio cultades que esta > posición excepcional pone
le dió como consigna la palabra JEquanimi- sola en ejercicio; son lados de la realidad que
tas; después, volvióse al otro lado y se durmió ella hace ver mejor. Se hallaba en la imposi¬
n1 parecer. Todas las clases del Estado rivali¬ bilidad de conseguir la gloria, puesto que el
zaron en homenajes á su memoria. Se institu¬ que gobierna á un pueblo, siendo servidor de
yeron en honor suyo sacerdotes, jueces y her¬ todos, no puede dejar libre expansión á su
mandades. Su piedad, su clemencia, su santi¬ originalidad propia, y tal estado, cuando se
dad, fueron objeto de unánimes elogios; Se ha¬ posee un alma elevada, es muy favorable al
cía notar que durante su reinado no había he¬ desarrollo del género particular de talento que
cho verter una sola gota de sangre romana .ni constituye al moralista. El soberano verdadera¬
extranjera. Se le comparaba con Ruma por su mente digno de este nombre, observa á la hu¬
piedad, por la religiosa observancia de las ce¬ manidad desde lo alto y de una manera muy
remonias y, de igual modo, por la dicha y la completa. Su punto de vista es casi el del his¬
seguridad de que supo dotar á su imperio. toriador filósofo. Lo que resulta de estas ojea¬
Antonino no hubiera tenido competidor en das sintéticas, cuando se lanzan sobre nuestra
su reputación el mejor de los soberanos,
como pobre especie, es que engendran un sentimien¬
si no hubiese designado para su heredero un to dulce, lleno de resignación, de piedad, de es¬
hombre comparable con él por la bondad y la peranza. La frialdad del artista no puede apo¬
modestia, uniendo á estas cualidades el esplen¬ derarse del corazón del jefe de un Estado. La
dor, el talento y el encanto que dan vida á una condición del arte es la libertad, y el soberano,
imagen en el recuerdo de la humanidad. Sen¬ sometido como está á los prejuicios de la me-
cillo, amable, lleno de una dulce alegría, An- socracia, es el menos libre de los hombres. No
'tonino fué lilósofo sin decirlo, casi sin saberlo. tiene derecho sobre sus opiniones y apenas si
Marco Aurelio lo fué sinceramente,
con una le tiene sobre sus gustos. Un Goethe coronado
naturalidad admirable, pero de un modo re¬ no podría profesar su real desdén hacia las
flexivo. Ante la consideración de algunos, An- ideas burguesas, la alta indiferencia hacia los
tonii'o fué más grande. Su bondad le hizo no resultados positivos, que son el rasgo esencial
cometer faltas; no fué atormentado por el mal del artista. Pero puede imaginarse el alma de
interno que roía sin descanso el corazón de su un buen soberano, como la de
un Goethe enter¬
hijo adoptivo. Este mal extraño, este estudio necido; de un Goethe convertido al bien, que
inquieto de sí mismo, este demonio del escrú¬ logra ver que existe algo más grande que el
pulo, esta fiebre de perfección son los signos arte, que es llegar á la estimación de los hom¬
de una naturaleza menos fuerte que bres por la nobleza habitual de sus
distingui¬ pensamien¬
da. Los más bellos pensamientos son los que no tos y por el sentimiento de su propia bondad.
se escriben nunca; pero añadamos que ignora¬ Así contempló la humanidad, á la cabeza
ríamos á Antonino, si Marco Aurelio no nos del más grande imperio
que ha existido á estos
hubiese transmitido aquel exquisito retrato de dos admirables soberanos, Antonino Pío
y Mar¬
su padre adoptivo, en que se dedica, por hu¬ co Aurelio. La historia no ofrece más que otro
mildad, á pintar la imagen de un hombre aún ejemplo de esta herencia de la sabiduría sobre
mejor que él. Antonino es como un Cristo que el trono, en las personas de tres grandes empe-
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 311
radorés mogoles, Baber, Humaionn y Akbar, to, pierde una parte del misterio que la hace
presentando el último rasgos muy vivos de se¬ tan peligrosa. Se liega al trono tal vez sin ha¬
mejanza con Marco Aurelio. El saludable prin¬ berlo merecido, pero también sin deberlo al na¬
cipio de la adopción había hecho de la corte im¬ cimiento ni á especie de derecho abstracto.
una
■durante cerca de cien años y dió al mundo el tuna, sin que se pensase en adelantarla. Marco
más hermoso siglo de progreso de que se con¬ Aurelio fué designado siendo tan joven, que
serva memoria. la idea de reinar no tuvo mucho tiempo para
Es Mareo Aurelio mismo quien nos ha traza¬ desarrollarse en él y no ejerció sobre su espí¬
do, en el primer libro de sus Pensamientos, este ritu la más pequeña seducción. A los ocho años
cuadro el que se mueven, alum¬
admirable, en cuando era yaprcesul de los sacerdotes de Mar¬
brados por una luz celeste, las nobles y puras te en Roma, Adriano distinguía la dulzura. de
imágenes de su padre, de su madre, de su abue¬ este niño triste y le amó por su buen natural,
lo y de sus preceptores. Gracias á él hemos lle¬ por su docilidad y por su incapacidad para
gado á comprender lo que las viejas familias ro¬ mentir. A los dieciocho años tenía asegurado
manas, que habían visto el reinado de empera¬ el imperio, y lo esperó pacientemente durante
dores funestos, guardaban aún en lo que se re¬ veintidós años. El día en que Antonino se sin¬
fiere á honestidad, dignidad, justicia, espíritu tió morir, hizo llevar á las habitaciones de su
civil, y si se me permite decirlo, á republica¬ heredero 'la estatua de la Fortuna, sin que á
nismo. Se vivía entonces admirando á Catón, á éste le causara sorpresa ni alegría. Estaba has-^
Bruto, á Thraseas y á los grandes estoicos, cu¬ tiado de todos los placeres desde'hacía mucho
yas almas no se sometieron jamás á. la tiranía. tiempo, sin haberlos gustado, porque había vis¬
Se abominaba del reinado de Domiciano. Los sa¬ to, desde lo hondo de su filosofía, la absoluta
bios que lo sufrieron sin humillarse eran colma¬ vanidad de las cosas.
dos de honores como los héroes. El advenimien¬ Su juventud fué tranquila y dulce, compar¬
to de los Antoninos no fué más que la subida tía el tiempo entre los placeres de la vida del
al poder de la sociedad cuyas justas cóleras nos campo, los ejercicios de retórica latina á la ma¬
transmitió. Tácito; sociedad de sabios, formada nera, su maestro Frontón y las
algo frivola, de
por todos aquellos que se habían rebelado con¬ meditaciones de la filosofía. La pedagogía grie¬
tra el
despotismo de los primeros Césares. ga había llegado á su perfeccionamiento abso¬
Ni el fausto pueril de las realezas orientales, luto, y, como sucede siempre en estas cosas, !a
fundadas sobre la bajeza y la estupidez de los perfección la aproximaba á su decadencia. Los
hombres, ni el orgullo pedantesco de las dinas¬ letrados y los filósofos se repartían las opinio¬
tías de los tiempos medioevales, basadas en un nes y trababan ardientes combates. Los orado¬
infantil de las razas germánicas respecto á los afectada del discurso, y los filósofos aconseja¬
derechos de la sangre, nos pueden dar una idea ban casi la sequedad y el descuido en la expre¬
de esta soberanía, completamente republicana sión. No obstante su amistad con Frontón y las
de Nerva, Trajano, Adriano, Antonino y Marco abjuraciones de este último, Marco Aurelio fué
Aurelio. Nada del principio hereditario ó dere¬ bien pronto un adepto de la filosofía. Jumo
cho divino; nada de jefaturas militantes: era Rústico vino á ser su maestro favorito y !e
una especie de gran magistratura civil convirtió totalmente á la severa disciplina que
que en
nada se asemeje á una corte, sin que ostente oponía á la ostentación de los oradores. Rús¬
•el emperador más que el carácter de un parti¬ tico era siempre el consejero íntimo y el con¬
cular. Es de notar que Marco Aurelio no fué fidente del augusto discípulo, que reconocía ha¬
ni poco, ni mucho, un rey en el sentido propio ber recibido ele él su gusto por un estilo sen¬
-de estapalabra. Su fortuna era inmensa, pero cillo, cuidadoso, digno y serio. "A él le debo
toda patrimonial. Su aversión á los Césares (1), —
á quienes consideraba como una especie de Sar- Epicteto, que me prestó de su propia bibliote¬
danápalos, magníficos, libertinos y crueles, res¬ ca." Claudio Severo, el peripatético, trabajó -m
plandecía á cada instante. La cultura de sus el mismo sentido, y logró decidir definitivamen¬
costumbres era extremada. Devolvió al senado te al joven Marco al estudio de la filosofía.
toda su se halla¬
antigua importancia. Cuando Marco tenía la costumbre de llamarle su her¬
ba en Roma no terminaba
ocupaciones hasta
sus mano y parecía profesarle un profundo afecto.
que el cónsul pronunciaba la fórmula: Nihil La filosofía
era entonces una especie de pro¬
vos moramur, Patres conscripti. fesión religiosa que implicaba mortificaciones
La soberanía así posible en común por un y reglas casi monásticas. Desde la edad de doce
grupo de hombres superiores que se la legan ó años, Marco usaba el manto filosófico, se acos¬
se la dividen, según las necesidades del momen- tumbró á dormir sobre un lecho duro y á prac¬
ticar tocias las austeridades del ascetismo estoi¬
co. Eran necesarias las súplicas de su madre
(1) Los emperadores anteriores á Nerva.
("Pensamientos"). para decidirse á extender algunas pieles sobre
NOYÍÉSÍMA HíSfOElA UNIVERSAL
bu cama, y su salud estuvo más de una vez com¬ te ; reverencia á los dioses y vela por la con- •
prometida por este exceso de rigor. Sin embar¬ 'servación de los hombres. La vida es corta; el'
go, presidía las fiestas y cumplía sus deberes sólo punto de la vida terrestre es mantener el.
de príncipe, en su juventud, con una afabili¬ alma en una santa disposición y realizar ac¬
dad que poseía como resultado del más alto des- ciones útiles á la sociedad. Obra siempre como
apasionamiento. un discípulo de-Antonino; acuérdate de svi
Ocupaba sus horas con el mismo método que constancia en el cumplimiento de las prescrip- '
un religioso. A pesar de su delicada salud, pudo, ciones de la razón, de la igualdad, de su acti¬
gracias á la sobriedad de su régimen y á sus tud en todas las situaciones, de la serenidad de
arregladas costumbres, sostener una vida de su rostro, de su dulzura extrema, de su despre¬
trabajo y de fatiga. No tenía cierto don de cio por la vanagloria, de su aplicación para.
gentes y alimentaba muy pocas pasiones. Este penetrar el sentido de las cosas; dé cómo no
don de gentes se encuentra rara vez sin alguna dejónunca pasar nada sin antes de haberlo exa¬
malignidad, sin el hábito de ver las cosas me¬ minado bien, de haberlo comprendido perfecta¬
diante rodeos que no son propios de la per¬ mente; de cómo soportaba injustos reproches
fecta bondad ni del genio. Marco Aurelio sólo sin recriminar á nadie; de cómo no hacía nada
comprendía perfectamente el deber. Lo que le precipitadamente; de cómo no escuchaba á los t
faltó en su nacimiento fué el beso de una hada. delatores; de cómo estudiaba con cuidado los
Eu todas las artes tuvo por maestros á los caracteres y las acciones; ni maldiciente, ni me¬
profesores más eminentes: Claudio Severo le ticuloso, ni superior, ni sofista, se ocupaba poco
enseñó la doctrina peripatética; Apolonio de de sí en lo que se refiere á su habitación, á su
Caléis, que Antonino hizo venir de Oriente ex¬ sueño, á sus vestidos, á su alimento y á su ser¬
presamente para confiarle á su hijo adoptivo, vicio; laborioso, paciente y sobrio hasta el ex¬
y que debió ser un perfecto preceptor; Sexto tremo de que solía estar ocupado en un asunto
de Queronea, sobrino de Plutarco, estoico con¬ hasta que llegaba la noche sin tener deseos de.
sumado; DiogneteSj que le hizo amar el asce¬ satisfacer sus necesidades, más que á la hora
tismo; Claudio Máximo, siempre lleno de her¬ acostumbrada."
mosas sentencias; Alejandro de Cotya, de quien Las consecuencias de esta filosofía austera,,
aprendió el griego, y Herodes Atico, que le re¬ hubieran podido ser la tenacidad y la dureza,,
citaba las viejas arengas atenienses. Su exte¬ pero la rara bondad de Marco Aurelio resplan¬
rior era él de sus mismos maestros; costum¬ dece en todos sus días. Su severidad no es mas¬
bres sencillas y modestas, barba poco cuidada, que para él, y el fruto de esta gran tensión del
cuerpo extenuado y ojos abatidos por el tra¬ alma fué una benevolencia infinita. Pasó toda,
bajo. Muchos estudios, como el de la pintura, su vida estudiando el modo de devolver el bien
no le eran extraños; el
griego le era familiar, por el mal. Después de una triste experiencia
y cuando reflexionaba sobre asuntos filosóficos, de la perversidad humana, no encontraba, á
pensaba en esta lengua, pero su espíritu sólido sola?, otra cosa que pensar que lo siguientes
veía la frivolidad de los ejercicios literarios en "Si puedes, corrígeles. En el caso contrario, re¬
que la educación técnica se perdía. Su estilo cuerda que has sido dotado de la benevolencia-
griego, aunque correcto, tenía siempre algo ar¬ Los dioses mismos son benévolos con los demás-
tificial que se reflejaba en el tema. La moral era seres; les ayudan á darles salud, riquezas y
para él la última palabra de la existencia y por gloria. A tí te es permitido hacer lo que los dio¬
eso Je rendía constante aplicación. ses." En otra ocasión, la perversidad de Ios-
¿Cómo estos pedagogos respetables, pero algo hombres, sin duda, le hizo escribir sobre sus
pagados de sí mismos, lograron formar tal hom¬ tablas: "Tal es el orden de la naturaleza; las'
bre? Juzgando sólo por las analogías ordina¬ gentes de esta especie, deben, necesariamente,,
rias, las apariencias hacen pensar en que una obrar así. Querer que esto ocurra de otra suer¬
educación, tan extremadamente rigurosa, pro¬ te, es querer que la higuera no produzca higos-
duciría un resultado contrario. Es verdad que Acuérdate, en una palabra, de esto: "En tiem¬
hay que hacer constar que sobre todos estos pos no remotos, tú y él moriréis: poco después,,
maestros del mundo, Marco Aurelio tuvo un vuestros nombres 110 sobrevivirán." Estas re¬
maestro único, que lo preveía todo. Este fué flexiones de perdón universal
un
repetían in¬
se
Antonino. El valor moral del hombre está en cesantemente. La pena producía, á veces, en
proporción de su facultad de admirar. Por ha¬ esta asombrosa bondad, una imperceptible son¬
berle visto á su lado y comprendido con amor risa. "La
mejor manera de vengarse de los
el más hermoso modelo de la vida maleados, es no hacerse semejante á ellos." Un
perfecta,
Marco Aurelio fué lo que ha sido. día tuvo un reproche que hacerse: "Te has ol¬
"Ten cuidado de cesarizarte, — le decía An¬ vidado decía de
— —
aquel parentesco
tonino, de desfallecer: hay que llegar. Con¬
— santo que une á cada hombre con el género
sérvate sencillo, bueno, puro, serio, enemigo del humano; parentesco no de sangre ni de naci¬
fausto, amigo de la justicia, religioso, benévo¬ miento, sino de participación de la misma in¬
lo, humano y firme en la práctica de tus debe¬ teligencia. Te has olvidado de que el alma ra¬
res. Haz todos los esfuerzos cional de' cada uno
posibles por per¬ es un dios, una derivación
manecer tal como la filosofía ha del Sér Supremo."
querido hacer¬
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 313
MARCO AURELIO.
En el comercio de i a vida debía ser exquisito, se la confesaba. Este modo de no ver las fal¬
aunque un poco infantil, como lo son de ordi¬ tas de los demás, es el defecto de los corazones
nario los hombres muy buenos. Era sinceramen¬ generosos. El mundo no está tal como. quisie¬
te humilde, sin hipocresía, ni fioción, ni reser¬ ran y se mienten á ellos mismos, para ver otra
vas internas. Una de las máximas de tan exce¬ cosa de lo que es. De aquí que haya un poco
lente emperador era que los malvados son des¬ de convencionalismo en sus juicios. Respecto á
dichados y que no se es perverso más que á des¬ Marco Aurelio, este convencionalismo nos cau¬
pecho de sí propio y por ignorancia. Compade¬ sa, á veces, cierto desagrado. Si quisiéramos
cía á los que no eran como él y no se creía con creerle, sus maestros, que muchos fueron bas¬
derecho á imponerse á ellos. tante mediocres, habrían sido, sin excepción,
Veía bien la bajeza de los hombres, pero no hombres superiores. Se diría que todo el
TOMO III
mundo,
20
314 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
en torno suyo era virtuoso; y esto llega hasta bienes del Estado. Nada de lujos'inútiles; es¬
el punto de que se puede preguntar si el her¬ tricta economía, caridad verdadera, infatiga¬
mano hizo tan grande elogio en su ac¬
de que ble, fácil acceso, afables palabras, y perseguir
ción de gracias á los dioses, era realmente su en todas las cosas el bien público y no los
-
do sin Dios y
sin Providencia, pero lo que no so y próspero. El progreso de las costumbres
podemos comprender es que hable seriamente fué muy sensible; muchas de las miras secre¬
de dioses interviniendo en las cosas humanas tas que el cristianismo perseguía, fueron legal¬
sean las revoluciones religiosas y filosóficas del pre con gratitud, hasta cuando haya sido ex¬
porvenir, su grandeza no sufriría detrimento cesivo), este principio, digo, fué proclamado
en el mundo por la primera vez en el siglo II.
alguno;- porque descansa, completamente, sobre
La educación de los hijos de condición libre
lo que no perecerá jamás, sobre la excelencia
del corazón. vino á ser, vista la deficiencia de las costum¬
bres y por la serie de principios económicos
CAPITULO II defectuosos sobre que descansaba la sociedad,
una de las mayores preocupaciones de los hom¬
Progreso y reformas. — El derecho romano.
bres de Estado, previniéndose, después de Tra¬
Considerado como soberano, Marco Aurelio jano. por medio de sumas cargadas sobre hi¬
realizó la perfección de la política liberal. potecas, cuyos réditos se giraban por los pro¬
El respeto á los hombres fué la base de su con¬ curadores. Marco Aurelio hizo á estos procu¬
ducta. Sabía que, en interés del mismo bien, radores funcionarios de primen orden, distin¬
no es necesario imponerlo de un modo dema¬ guiéndolos con grandes atenciones entre los
siado abholuto y que el libre juego de la liber¬ cónsules y los pretores y extendiendo sus po¬
tad es condición de la vida humana. Deseó me¬ deres. Su gran fortuna le hacía fáciles estos
bres. El edicto perpetuo de Salvio Juliano fué clava, vendida bajo la condición de ne prosti-
la primera expresión completa de este nuevo tuaUir, está preservada del lupanar. Existe lo
derecho destinado á comprender el derecho uni¬ que se llama favor libertatis, y en caso de duda,
versal. Este es el triunfo del espíritu griego la 'interpretación más favorable á la libertad
sobre el espíritu latino. El derecho estricto es la
que prospera. Se juzga por humanidad
cede á la equidad, la dulzura se enseñorea de contra el rigor de la ley y frecuentemente con¬
la severidad, y la justicia parece inseparable tra la letra del testamento. En el fondo, á par¬
de la benevolencia. Los grandes jurisconsultos tir de Antonino, los jurisconsultos, penetrados
del tiempo de Antonino, Salvio Yalens, Ulpio del estoicismo, consideran al esclavo como una
Marcellus, Javolenus y Volusius Macianus con¬ violación de los derechos naturales, y se valen
tinuaron la misma obra. El último fué maes¬ de rodeos para restringirla. La manumisión de
tro de Marco jurisprudencia y, á
Aurelio en un esclavo se favorece de todas maneras. Marco
decir verdad, la obra de los dos buenos empe¬ Aurelio fué más lejoe aún, reconociendo, den¬
radores no podría separarse de la suya. De tro de ciertos límites, derechos á los esclavos
ellos proceden la mayoría de las leyes humanas sobre los bienes del dueño. Si nadie se presea-
y justas que templaron el rigor del derecho an¬ taba para recoger la herencia del testador, los
tiguo, é hicieron de una legislación tradieional- esclavos estaban autorizados para hacerse ad¬
mente estrecha é implacable, un código suscep¬ judicar los bienes. Que uno solo ó varios fue¬
tible de ser adoptado por todos los pueblos sen admitidos á la adjudicación, tenía para
cultos (1). todos el mismo resultado. La manumisión es¬
El sér débil, en las sociedades antiguas, era taba igualmente protegida por las leyes más
poco protegido. Marco Aurelio se hizo, del seriascontra la esclavitud, que tendía de mil
modo que hemos indicado, el tutor de todos modos diversos á resistirla.
aquellos que no lo tenían. El niño pobre, el Los hijos, la mujer y e.l menor fueron objeto
niño enfermo, tuvieron seguros sus cuidados. de una legislación á la vez inteligente y huma¬
La pretura tutelar fué creada para dar garan¬ na. El hijo queda obligado á su padre, pero de¬
tías á la orfandad. Comenzaron en el estado ja de ser una cosa de su propiedad. Los exce¬
civil los registros de los nacimientos. Gran mul¬ sos más odiosos que el antiguo derecho encon¬
titud de ordenanzas llenas de justicia exten¬ traba naturales en la autoridad paterna, fueron
dieron por toda la administración un notable abolidos ó restringidos. El padre tuvo deberes
espíritu de dulzura y de humanidad. Se dis- hacia sus hijos y no pudo reclamar nada por
minuj^eron los abusos de los curiales. Gracias haberlos cumplidos. El hijo, por su parte, dió á
á un aprovisionamiento mejor reglamentado, sus padres socorros
alimenticios, en proporción
las hambres de Italia se hicieron imposibles, y á su fortuna.
en el orden judicial, muchas reformas de un Lasleyes sobre la tutela habían sido hasta
espíritu excelente, elevaron de igual modo el entonces muy deficientes. Marco Aurelio hizo
reinado de Marco. La policía de las costumbres, modelos de prevención administrativa. En el
particularmente en lo que se refiere á los baños derecho tradicional, apenas si formaba parte la
mixtos, se hizo más seria. madre de la familia de su marido y de sus
hijos.
Antonino y Marco se mostraron como bien¬ El senado-consulto tertuliano (año 158) y el se¬
hechores, sobre todo para los esclavos. Algunas nado-consulto de los huérfanos (año 178), esta¬
de las más grandes monstruosidades de esta bleen-ron el derecho de suceder de la madre á
institución, fueron corregidas; se admitía ante¬ los hijos y de los hijos á la madre. Los senti¬
riormente que el señor cometiese injusticias con mientos y el derecho natural se elevan. Leyes
su esclavo, pero después de la nueva legisla¬ excelentes sobre los bancos, sobre la venta de
ción, los castigos corporales se reglamentan. esclavos, sobre los delatores y calumniadores,
Matar á un esclavo es un crimen, y tratarlo con pusieron fin á una multitud de abusos. El fisco
excesiva crueldad, un delito que entraña para siempre fué duro y exigente; pero, más ade¬
él señor la necesidad ele vender al esclavo mal¬ lante, estableció en principio que, en caso «Je
se
tratado. El esclavo, en fin, surge ante los tri¬ duda, se decidiera siempre en su contra. Se su¬
bunales, viene á ser una persona, un miembro primieron varios impuestos, cuya percepción
era vejatoria; la duración de los
procesos se dis¬
(1) Se ha pretendido descubrir cierta influen¬ minuyó; el derecho penal se hizo menos cruel
cia cristiana en el gran progreso del derecho ro¬
mano. Nada más incierto. Las ideas de los cris¬ y el inculpado recibió muy estimables garan¬
tianos y las ideas de los jurisconsultos eran dos tías de justicia. Aún tenía costumbre Marco
polos opuestos. No existe relación entre ambas Aurelio de rebajar, en la aplicación, las penali¬
escuelas, á no ser relaciones de malquerencia.
Nunca una aproximación seria. dades establecidas. Fueron previstos los casos
316 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
de locura, y el gran principio estoico de que la nos á filosofar." Los aficionados al anfiteatro
culpabilidad reside en la voluntad y no en ra fueron las únicas personas que no le amaron
acción, vino á ser el alma del derecho. nunca. Precisado á ceder ante una opinión más
Así se constituyó el maravilloso derecho ro¬ fuerte que él, Marco Aurelio, protestaba, ai
mano, especie de revelación, á su manera, cuyo menos, de todas las maneras. Templó todo lo
honor atribuye la ignorancia á los compilado¬ que pudo un mal que estaba en su mano des¬
no
res de Justiniano, pero que fué en realidad terrar, ¡jorque no es posible batirse con armas
obra de los emperadores del siglo II, admira¬ sin tilo. El emperador iba á los espectáculos las
blemente interpretada y continuada por los ju¬ menos posibles y solamente por compla¬
veces
risconsultos eminentes del siglo III. El triun¬ cencia. Solía, durante la representación, leer,
fo del derecho romano será menos brillante que dar audiencias y firmar expedientes, sin preocu¬
el del cristianismo, pero en cierto sentido es parse de las distracciones públicas. Cierto día,
más estable. Olvidado en un principio por la un Icón que un esclavo había adiestrado pava
barbarie, resucita hacia el fin de la Edad Me¬ devorar á los hombres, hizo tanto honor á su
dia en que fué la ley del mundo que renace, y maestro, que de todos lados se pidió por el pú¬
volverá á ser, con escasas modificaciones, la ley blico la manumisión del siervo. El emperador
de los pueblos modernos. La gran escuela es¬ que, durante este tiempo, había vuelto hacia
toica que en el siglo II ensayó la reforma de otra parte la cabeza, respondió con desagrado:
la humanidad, después de haber abortado mi¬ "Este hombre 110 ha hecho nada digno de la
serablemente, en apariencia, consigue en reali¬ libertad". Dictó muchos edictos para impedir
dad una completa victoria. Recogidos por los las manumisiones precipitadas, pronunciadas
jurisconsultos clásicos del tiempo de los Seve¬ entre el ruido de los aplausos populares, lo que
ros, mutilados y alterados por Triboniano, los le parecían una prima otorgada á la crueldad.
textos sobrevivientes, fueron más tarde el códi¬
tableció un fondo para las exequias de los ciu¬ te iba á sacrificar sobre sus tumbas, que siempre
dadanos pobres; los colegios funerarios tuvie¬ tenía adornadas de flores. El consulado reser¬
ron capacidad
para recibir legados y vinierou vado hasta
aquellos tiempos á la aristocracia
á ser personas civiles, con el derecho de poseer romana, se veía invadido por oradores y filó¬
propiedades y esclavos á quienes podían manu¬ sofos. Herodes Atico, Frontón,- Junio Rústico,
mitir. Séneca dijo: "Todos los hombres, si nos Claudio Severo y Próculo, llegaron á ser cónsu¬
remontamos á sus orígenes, tienen á los dioses les y procónsules. Marco Aurelio profesaba á
por padres"» Mañana dirá Ulpiano: "Por de¬ Rústico, en particular,„el más tierno afecto: le
recho natural todos los hombres nacen libres hizo cónsul dos veces, y siempre le abrazaba
é iguales." antes que al prefecto del pretorio. Las impor¬
Marco Aurelio hubiera deseado suprimir las tantes funciones del prefecto de Roma estuvie¬
odiosas escenascelebran en los anfitea¬
que se ron durante varios años como paralizadas en
tros, verdaderos lugares de borror para cual¬ sus manos.
quiera que tuviese sentido moral, pero no pudo Era inevitable que este favor repentino, con¬
oponerse á ellas. Estas abominables representa¬ cedido por el emperador á hombres que perte¬
ciones eran una parte de la vida del pueblo. necían á una clase en que se mezclaba lo exce¬
Cuando Marco Aureiio armó á los gladiadores lente y lo despreciable, introdujese muchos aba¬
para la gran germánica, sufrió hasta
guerra sos. Marco Aurelio hacía venir renombrados
una sedición: " filósofos de todas parles
Quiere destruir nuestras diver¬ del mundo, pero en¬
siones, — gritaba la multitud — para obligar¬ tre ios orgullosos mendigos, vestidos con lar-
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 317
gas túnicas abiertas, úe burda,trama, que aque¬ necidas é injustamente elevadas, á quienes estos
lla .eran convocatoria puso en movimiento, «e honores, tal vez exagerados, hicieron imperti¬
encontraron algunos hombres mediocres y más nentes.
Alejandría le vió marchar por sus ca¬
de un charlatán. La ostentación exterior de una lles, sin corte, sin guardias, vestido con el man¬
procesión cualquiera, provoca siempre la com¬ to de los filósofos y viviendo como uno de ellos.
paración entre las verdaderas costumbres del En Atenas instituyó cátedras para todas las
que hace tales alardes y las que el traje supo¬ ciencias, concediéndole honrosos títulos y logró
ne. Se acusaba á estos recién venidos de avi¬ dar á lo que podía llamarse la universidad de
dez, de avaricia, de glotonería, de impertinen¬ esta ciudad, un esplendor más grande aún del
cia y de rencorosos, sonriéndose, á veces, mali¬ que tenía en los tiempos de Adriano.
ciosamente, por las ílaquezas que podían abo¬ Era natural que los representantes de lo que
gar tales hábitos. Sus cabellos mal peinados, todavía quedaba firme, duro y fuerte en el an¬
sus barbas y sus uñas, fueron objeto de las tiguo espíritu romano, se impacientasen alguna
befas mayores. "Su barba le vale diez mil sex- vez ante esta invasión de los altos cargos de la
tercios, — se decía. — Será pi-eciso también república por gentes sin ascendencia conocida,
asalariar á los carneros". La vanidad ele aque¬ sin audacia militar, pertenecientes, en su mayo¬
llos hombres hizo que se justificasen, frecuen¬ ría, á razas orientales que el- verdadero romano
temente, tales burlas. Peregrino, al quemarse despreciaba. Tal fué la posición en que se en¬
en la hoguera del Olimpo, en 166, demostró contró,por su desdicha, Avidio Casio, verda¬
hasta dónde puede llegar el deseo de lo trági¬ dero caudillo y hombre de Estado; hombre de
co en un necio, infatuado de su papel y ávido experiencia y lleno de simpatía hacia Marco
de popularidad. Aurelio, pero persuadido de que la ciencia de
Sus pretensiones se prestaban á las más vi¬ gobernar exige otra cosa más que la filosofía.
vas criticas. Se contaba la frase atribuida á A fuerza de llamar al emperador. sonriendo
Demonax acerca de
Apolonio de Caléis, que "una buena mujer filósofa", se dejó llevar por
partía hacia Roma con toda una legión: "Ya el más funesto de todos los pensamientos; por
vienen Apolonio y sus Argonautas". Estos grie¬ el de la -revolución. El gran reproche que hacía
gos, estos sirios, corriendo al asalto de Roma, á Marco Aurelio era el de confiar los primeros
parecían partir á la conquista de un nuevo ve¬ empleos á hombres ofrecían garantías
que no
llocino de oro. Las pensiones y las exenciones ni por su fortuna, ni antecedentes, ni
por sus
de que gozaban, dieron lugar á que se murmu¬ algunas veces por su educación, tales como Ba-
rase que eran una carga para la república, y seo y Pompeyano. El buen emperador llevó, en
Marco Aurelio tuvo que sincerar su conducta efecto, su ingenuidad hasta á querer que Pom¬
respecto á este asunto. Se deploraba, sobre to¬ peyano se desposase con su hija Lucila, viuda
do, que maltratasen á los particulares, y las de Lucio Yero, y pretender que Lucila amaba
insolencias de los cínicos justificaban dema¬ á Pompeyano, porque era el hombre más vir¬
siado estas acusaciones, porque aquellos mise¬ tuoso del imperio. Esta desdichada idea fué una
rables, 110 teniendo' vergüenza ni respeto algu¬ de las principales causas que le emponzoñaron
no, eran demasiado numerosos. interiormente, porque Faustina apoyó la resis¬
Marco Aurelio no dejaba de conocer los de¬ tencia de su hija, y éste fué uno de los motivos
fectos de sus amigos; perfecta sabi¬
pero, por su que la llevaron á indisponerse con su marido.
duría distinguió la doctrina de las flaquezas Si Marco Aurelio no hubiera unido á su bon¬
de- los que la enseñaban. Sabía que muy pocos dad una extraordinaria dosis de sentido prácti ¬
de los filósofos llamados por él, ó ninguno, co, su predilección por una clase de personas
practicaban verdaderamente lo que aconseja¬ que no valían siempre lo que su posición hacía
ban. La experiencia le dió á conocer que la suponer, le hubiera inducido á cometer muchas
mayoría eran ávidos, descontentadizos, vanos faltas. La religión ha tenido sus ridículos, y la
é insolentes; que no buscaban más filosofía tuvo los suyos. Estas gentes que llena¬
que la dis¬
cusión y que tenían un espíritu ban las plazas públicas, armadas de garrotes,
orgulloso, de
malignidad y envidia: pero tuvo suficiente ostentando sus luengas barbas, su miseria
y sus
buen juicio para no buscar la perfección en mantos raídos, estos zapateros, estos artesanos
los hombres. De igual modo
que San Luis per¬ que abandonaban sus tenduchos para llevar la
maneció firme en su fe, no obstante los des¬ vida ociosa del cínico mendicante, excitaban en¬
órdenes del clero, Marco Aurelio no se divorció tre las gentes distinguidas la misma antipatía
jamás de la. filosofía, cualquiera que fuesen los que excitó más tarde entre los burgueses eleva¬
vicios de los filósofos. "Estima para verda¬
los dos, el capuchino vagabundo. Pero, en general,
deros filósofos, é indulgencia, exenta de re¬ no obstante el respeto un poco exagerado
que
prensión para los filósofos pretendidos, sin de¬ se mostraba á priori
hacia las costumbres de los
jarse engañar jamás", fué lo que le enseñó An- filósofos, Marco Aurelio tenía, en lo que se re¬
tonino y la regla que observaba siempre. Iba fiere á apreciar debidamente el mérito de los
á escuchar á escuelas á
sus
Apolonio y á Sexto hombres, un tacto exquisito. Todo el grupo de
de Queronea y no se enfadaba porque sabios que rodeaban al poder, presentaba un
se riesen
de él. Como Antonino. tenía la bondad de so¬ aspecto muy venei'able. El emperador los con¬
portar contestaciones enojosas de gentes enva¬ sideraba más que como maestros ó amigos, como
318 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
hermanos que le estaban asociados para gober¬ Fué, sobre todo, la conciencia de los sobera¬
nar. Los filósofos, como aconsejó Séneca, habían nos la que los filósofos (como hicieron más tar¬
llegado á ser un poder del Estado, una insti- • de las jesuítas), quisieron ganar. "El soberano
tución constitucional, en cierto modo un con¬ justo y sabio hace tanto bien como harían mu¬
sejo privado cuya influencia en los asuntos pú¬ chos millares como él". Mejorándole, el filósofo-
blicos era indiscutible. logra más que si consiguiera hacer sabios á cen¬
Este curioso fenómeno, que no se ha visto tenares de hombres aisladamente. Areo fué cer¬
nir, á legislar. Como jueces de los casos de con¬ príncipe, su amigo más íntimo, el que recibía
ciencia, los filósofos tenían un papel, en ciérto á todas horas. Diríase que eran una especie de
modo, legal. Transcurridos algunos siglos, la fi¬ sacerdotes agregados á los personajes^ que te¬
losofía griega tomó la educación de la alta so- -
nían unas funciones y un tratamiento regula¬
siedad romana. Casi todos los preceptores eran res. Dionisio Crisóstomo escribió para Trajano-
griegos y la educación se bacía toda en la len¬ su discurso sobre la realeza y Adriano se mues-
gua helénica. La Grecia no cuenta una victoria ~tra ante nosotros rodeado de sofistas.
tan hermosa como la que obtuvo, por medio de El
pueblo, tenía, como los príncipes, sus lec¬
sus pedagogos y profesores. La filosofía fué to¬ ciones regulares de filosofía. Se estableció en
mando sucesivamente él carácter de una reli¬ las ciudades importantes una enseñanza eclécti¬
gión ; tenía sus predicadores, sus misioneros, ca oficial, lecciones y conferencias. Todas las
sus directores espmtuales y sus casuistas. Los antiguas denominaciones de escuelas, subsis¬
grandes personajes alimentaban cerca de ellos tían. Aún se llamaban platonianos, pitagóricos,,
un filósofo familiar, cínicos, epicúreos y peripatéticos, percibiendo
que era al mismo tiempo
su amigo íntimo, su secretario y el
guardián de todos iguales sueldos, con la sola condición de
su alma. De probar cada uno que su enseñanza estaba de
aquí que esta profesión tuviese sus
espinas y que la primera condición que se re¬ acuerdo en todos sus puntos con los de Platón,
quería para ejercerla fuese un exterior vene¬ Pitágoras, Diógenes, Ejñcuro ó Aristóteles. Los
rable, una hermosa barba y una manera digna burladores pretendían también demostrar que-
de llevar el manto. Rubelio Plauto tuvo cerca ciertos profesores enseñaban á la vez muchas
de él, según dice, "dos doctores en sabidu¬
se filosofías y se hacían pagar para desempeñar
ría", Cerano y Musonio, el uno griego y e'1 otro diversos papeles.
etrusco, para que le enseñasen lo bastante ¡Dara Se olvida, frecuentemente, que el siglo II tu¬
esperar la muerte con valor. Antes de morir, vo una verdadera predicación
pagana paralela-
seconversaba con un sabio, como entre nosotros á la del cristianismo, y de acuerdo, bajo muchos
cuando se llama á un sacerdote, á fin de que el puntos de vista, con ésta. No era raro en el cir¬
último suspiro tenga un carácter moral y reli¬ co, en el teatro, en las asambleas, ver á un so¬
gioso. Cano Julio marchó al suplicio acompa¬ fista levantarse, como un mensajero divino, en
ñado de "su filósofo". Thraseas murió asisti¬ el nombre de las verdades eternas. Dionisio Cri¬
do por el cínico Demetrio. sóstomo había dado ya el modelo de estas ho¬
Se asignaba, como primer deber, al filósofo milías impregnadas de un politeísmo muy miti¬
instruir á los grandes hombres, sostenerlos y gado por la filosofía y. que recuerdan las ense¬
dirigirlos. En los grandes pesares se llamaba á ñanzas de los Padres de la Iglesia. El cínico
un filósofo,
para que consolase, y frecuentemen¬ Teógenes, en Roma, atrajo á la multitud jeon
te el filósofo como entre nosotros el sacerdote, el curso que explicaba en el gimnasio de Tra-
advertido in extremis, se condolía de que se le jano. Máximo de Tyro, en sus Sermones, nos-
buscara en horas tan tristes y tan tarde. "No presenta una teología, en el fondo monoteísta-
se compran las medicinas más que cuando se Todos los cultos, según este pensador, son un
está enfermo gravemente — dice Dionisio Cri- esfuerzo que nos impulsa hacia un ideal único-
sóstomo y se descuida la filosofía hasta que
— Las variedades que presentan son insignifican¬
se es desdichado. He tes y no sabría determinarlas el verdadero ora¬
aquí un hombre rico, que
goza de una buena salud, y teniendo una mujer dor.
y varios hijos muy hermosos, no ha recurrido Así se realizó
un verdadero milagro históri¬
nunca á la
filosofía; pero, que pierda su fortu¬ co ; lopuede' llamarse el reinado de los filó¬
que
na, su salud; que su mujer, ó su hijo, ó su her¬ sofos. Sirvió maravillosamente para el progre¬
mano estén heridos de muerte... entonces, él so social y moral y la humanidad
y la dulzura
llamará al filósofo; le hará venir para encon¬ de las costumbres adelantaron prodigiosamente-
trar algún consuelo, para aprender de él como La idea de un Estado gobernado por la sabi¬
se pueden sobrellevar tantas desdichas".
duría, la benevolencia y la razón, se fundó para
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 319
siempre. Por el contrario, la fuerza militar, el tado. Se le consideraba como el buen genio de
arte y la literatura, sufrieron cierta decadencia. las inmediaciones y se le consultaba desde to¬
Los filósofos y los literatos están muy lejos de das partes.
ser la misma cosa. Los filósofos miraban con La ridicula religión de Alejandro de Abonó-
desprecio la frivolidad de las letras, y su satis¬ tica, que hemos visto nacer en la bajeza de la
facción por el aplauso. Los literatos sonreían simplicidad papíágoniana, encontró adictos en
con desdén al contemplar la barbarie del estilo las más altas esferas de la sociedad de Roma,
de los filósofos, su falta de modales delicados, en torno de Mareo Aurelio. Severiano, legado
sus barbas.y sus mantos. Marco Aurelio, des¬ de Capadocia, dejó atraer por sus charlata¬
se
pués de haber dudado entre ambas direcciones, nerías. Un personaje
qim correspondía al con¬
se decidió de lleno por los filósofos. Descuidó sulado, Publio Munnio Rutiliano, se hizo su
el latín, cesó de encarecer el esmero de escri¬ apóstol, y, á los sesenta años, se creyó honrado
bir en esta lengua y dió la preferencia al grie¬ al desposarse con una hija que este embauca¬
go, que erá el idioma de sus autores favoritos. dor de baja estofa pretendió haber tenido con
La ruina completa de la literatura latina se la luna.
Alejandro estableció en Roma miste¬
decidió entonces. El Occidente decayó de un rios que duraban tres días; el primero celebra¬
modo rápido, mientras el Oriente, progresando ba el nacimiento de Apolo y de Esculapio; el
de día en día, llegó á ser esplendoroso. Se anun¬ segundo la epifanía de Glycon, y el tercero la
ciaba ya Constantino. Las artes plásticas, tan natividad de Alejandro. Estos tres días se con¬
amadas por Adriano, debían parecer á Marco sagraban con pomposas procesiones y danzas
Aurelio casi vanidades. Lo que queda de su con antorchas encendidas. Tenían lugar escenas
arco de triunfo es bastante débil. Todo el mun¬ de indigna moralidad. Cuando la peste del
una
do, hasta los bárbaros, tienen en esta obra un 166, las tablas talismánicas de Alejandro, gra¬
aire magnánimo: hasta los caballos tienen los badas sobre las puertas de las casas, pasaron á
ojos atentos y compasivos. La columna de An- los ojos de la multitud supersticiosa, como pre¬
tonino es una obra curiosa, pero sin delicadeza servativos de la enfermedad. Durante la gran
en la ejecución y muy
inferior al templo de campaña dé Panonia (169-171) Alejandro hizo
Antonino y de Justina, levantado en tiempos hablar á su serpiente, y por sus órdenes fueron
del precedente emperador. La estatua ecuestre arrojados al Danubio dos leones vivos, cele¬
del Capitolio nos encanta por la imagen sin¬ brándose la ceremonia con sacrificios solemnes.
cera que nos presenta de
aquel emperador ex¬ Mareo Aurelio mismo
presidió la fiesta como
celente; pero el artista no tiene derecho para pontífice, rodeado de personajes vestidos de
abdicar su independencia hasta tal punto. Se luengas túnicas. Hicieron salir á los dos leones
observa que la total ruina de las artes del di¬ á la ribera opuesta y los romanos destinados al
bujo, que se llevó á efecto en un período de sacrificio fueron destrozados. Estas extrava¬
cincuenta años, tiene causas profundas: el gancias hicieron perder nada al impostor
no
cristianismo y la filosofía trabajaban igualmen¬ que, protegido por Rutiliano, supo defenderse
te en contra de e'llas. El mundo se aparta dema¬ de todos les que abogando por el buen sentido
siado de la forma y de la belleza; no quiere público, ensayaron desautorizarle. Murió en
más que mejorar la suerte de los débiles y en¬ plena gloria: sus estatuas, hacia el 178, eran
dulzar las costumbres de los fuertes. objeto de un culto público, sobre todo, en Pa-
La filosofía dominante era moral en el más rium, en donde su tumba decoraba la plaza
alto grado; pero poco científica: no se dedica¬ pública. Nicotnedia puso á Glycon en sus mo¬
ba á las investigaciones de las cosas. Esta filo¬ nedas, y Pérgamo también le honró. Inscripcio¬
sofía 110 tuvo nada que oponer para que se nes latinas encontradas en la Dacia y en la
es¬
tableciese la incompatibilidad entre ella y los Mesia superior, atestiguan que Glycon tuvo,
cultos tan poco dogmáticos que entonces se pro¬ con el tiempo, numerosos devotos y que Ale¬
fesaban. Los filósofos fueron revestidos con fre¬ jandro fué considerado como un dios.
cuencia de las funciones sacerdotales en sus Esta teología barroca tuvo su desenvolvimien¬
ciudades respectivas; así el estoicismo, que con¬ to. Se dió á la serpiente (cuyo nombre es mas¬
tribuyó tan poderosamente al mejoramiento de culino en latín), una hembra, la dracena, y se
las almas, fué flaco contra la superstición. la asoció á Glycon, al agathómedon Cnubis y
Supo
elevar los corazones, pero no los espíritus. El al místico Jao. Nicomedia conservó la serpien¬
número de los verdaderos sabios era escasísimo. te con la cabeza humana casi hasta el 240. En
Galiano mismo, no era un espíritu positivo; el252, la religión de Glycon florecía aún eil
admitía los sueños medicinales y muchas de las Yonópolis. El nombre con que subsistió el im¬
supersticiones de su tiempo. A pesar de las le¬ postor de Abonótico, ha durado más que mil
yes, los mágicos predecían el porvenir. El cambios justificados. Subsiste entre nosotros
Oriente, con su cortejo de quimeras, se desbor¬ con el nombre aparentemente turco de Inéboli.
daba, y en las provincias todas las locuras en¬ El
impostor Peregrino, poco después de su
contraban sus adeptos. La Aeocia tenía un se¬ extraño suicidio en Olimpia, obtuvo también
midiós, un individuo llamado Sóstrato, espe¬ en Parium varias estatuas
y un culto. Se le de¬
cie de coloso idiota que llevaba una vida salva- dicaron oráculos y se curaron muchas enferme¬
je, y en el cual todos veían á Hércules resuci¬ dades por su intervención.
320 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Así, pues, el progreso intelectual no respon¬ cristianos. Los tenía entresus criados, cerca ele
dió en nada al progreso social. Los ataques á la él, y les profesaba estimación. El genero
poca
religión del Estado no hacían más qug conser¬ de sobrenatural que constituía el fondo del cris¬
var las supersticiones impidiendo el estableci¬ tianismo, le era antipático y tenía contra los
miento de una buena instrucción pública. Pero judíos el mismo sentimiento que los romanos.
esta falta dependía del emperador. Hizo lo
no Parece también que alguna redacción de los
que pudo, pues su objeto, la regeneración de textos evangélicos pasó por su vista. El nom¬
los hombres, necesitaba varios siglos. Estos si¬ bre de Jesús, quizás le fué desconocido; lo que
glos se bailaban ante el cristianismo, no ante le admiró, como estoico que era, fué el valor
el imperio. de los mártires. Pero una cosa le sorprendió de
un modo desagradable: su manera de ir es¬
CAPITULO IV
pontáneamente á la muerte. Esta bravata con¬
Persecuciones contra los cristianos. tra la ley no le pareció.buena, y como jefe del
prácticos más bien que filósofos ú oradores, supersticiosas se aplicaba más bien á las pro¬
mostraban menos parcialidad y elogiaban sin fecías políticas ó á los farsantes que explota¬
reservas la castidad, la austeridad y las bue¬ ban la credulidad pública, que á los cultos es¬
nas costumbres de los inofensivos sectarios que tablecidos. No obstante, no profundizó hasta la
la calumnia había convertido en odiosos mal- raíz; no abolió por completo las leyes contra
beebores. los collegia illicita, y resultaron en las provin¬
El emperador tenía por principio mantener cias algunas aplicaciones extremadamente des¬
las antiguas máximas toda su in¬
romanas en agradables. El reproche que se le puede hacer
tegridad. Esto era lo que faltaba para que el es el mismo que merecen los soberanos de nues¬
nuevo reinado fuese poco favorable á la Igle¬ tros días que no suprimen de una plumada to¬
sia. La tradición romana era un dogma para das las leyes restrictivas de las libertades de
Marco Aurelio. Se excitaba á ser.virtuoso "como reunión, de asociación y de la prensa. A la dis¬
hombre y como-romano". Los prejuicios del es¬ tancia enque nos encontramos, vemos bien que
toicismo se unieron de este modo con los del Marco Aurelio, siendo más liberal, se le hubie¬
patriota. Estaba escrito,que el mejor de los se considerado como más sabio. Puede ser que
hombres cometería la más grosera de las faltas, el cristianismo, en plena libertad, hubiese desen¬
por exceso de seriedad, de aplicación y de es¬ vuelto de un modo menos desastroso el princi¬
píritu conservador... ¡Ah! ¡Si hubiese tenido pio teocrático y absoluto que en él se encierra.
•algo del aturdimiento de Adriano ó de la risa Pero no se puede acusar á un hombre de Esta¬
■de Luciano!... do por no haber provocado una revolución ra¬
Mareo Aurelio conoció ciertamente á muchos dical en previsión de los acontecimientos que
GRIEGOS
debían sobrevenir mucho tiempo después de cada inundación, á cada epidemia, el grito de:
su muerte. Trajano, Adriano y Marco Aurelio "los cristianos á los leones" resonaba como una
ventud testigo ocular de esta lucha funesta. repugnancia, como para librarse de una cosa
"Consultad vuestros anales, decía á los ma¬ impura, ó hacían la señal de la cruz. No era extra¬
gistrados romanos, y veréis que los príncipes ño ver á un cristiano llegar ante una estatua de
que nos han castigado más severamente son los Júpiter ó de Apolo, interpelarla y herirla con
el bastón, diciendo á los fieles: "¡Y bien; ya
que se^honran con que se les haya tenido por
perseguidores. Al contrario de todos los prínci¬ vés cómo vuestro Dios no se venga!" Entonces
pes que han conocido las leyes divinas y huma¬ era muy grande la tentación de coger al sacri¬
nas, nombrad uno solo que haya perseguido á lego, crucificarle y decirle: "Y tu Dios, ¿se
los cristianos. Nosotros podemos citar uno que venga?" Los filósofos epicúreos 110 eran menos
se declaró su protector, el sabio Marco Aurelio. hostiles á las supersticiones vulgares, y sin em¬
Si no hubiera revocado abiertamente los edic¬ bargo, 110 se les persiguió. Jamás se vió que for¬
tos contra nuestros hermanos, hubiera destruí- zasen á mi filósofo á sacrificar, á jurar por el
do también-el efecto ele ellos por las penas seve¬ emperador ó á llevar antorchas. El filósofo con¬
ras con que castigó á sus acusadores". El to¬ sentía en estas vanas formalidades y ésto fué
rrente de admiración hacia Marco Aurelio inun¬ suficiente para que 110 se le exigiera más.
dó hasta á los mismos cristianos. "Grande y Todos los ancianos, todos los hombres graves,
bueno", tales son las dos palabras con que un intentaban disuadir á los fieles de ofrecerse
cristiano del siglo III reasume el carácter de ellos mismos al martirio; pero no sepodía con¬
este dulce perseguidor. trarrestar un fanatismo que veía en la conde¬
Es preciso recordar el imperio romano
que na el más hermoso de los triunfos y en los su¬
era diez ó doce veces mayor que Francia y que plicios una especie de voluptuosidad. En Asia,
,
la responsabilidad del emperador en los juicios esta sed de muerte era contagiosa. Un día, el
que se celebraban en provincias era muy débil. procónsul de Asia, Arrio Antonino, ordenó ri¬
Es necesario recordar, sobre todo, que el cris¬ gurosas persecuciones contralos cristianos; to¬
tianismo no reclamaba solamente la libertad de dos los fieles de la ciudad se presentaron en
cultos. Todos los cultos que tolerasen á los de¬ masa ante su correr la mis¬
tribunal, pidiendo
más, eran aceptadosel imperio. Lo que puso
en ma suerte que sus correligionarios elegidos para
al cristianismo y, por lo tanto, al judaismo, en el martirio. Arrio Antonino, furioso, hizo con¬
una situación distinta, fué su intolerancia, su ducir al suplicio á un corto número, y enca¬
espíritu de exclusión. La libertad de pensar era rándose con los demás, les dijo: "¡Idos, mise¬
absoluta. Desde Nerón á Constantino, ni un rables! Si tenéis tal afán por morir, buscad los
jeros de la calumnia predispusieron en su con¬ jurar los peligros de su patria, los cristianos
tra á los espíritus más moderados y más sin¬ triunfaban con los enemigos de Roma. Los mon¬
ceros. El pueblo, atento tañistas, ó sea toda la Frigia, llegaban hasta la
á sus supersticiones, se
irritaba contra los que las atacaron por medio locura en sus rencorosas profecías contra el
del sarcasmo. lias la gentes esclarecidas, como Cel¬ imperio. Se podía creer que se había vuelto á
so y Apuleyo creyeron que las complacencias po¬ los tiempos del gran Apocalipsis del 69. Esta
líticas hacían progresar la incredulidad contra la especie de profecías era un crimen previsto por
religión nacional. La posición de los cristianos la ley. La sociedad romana sentía instintivamen¬
era parecida á la de un misionero protestante te que se debilitaba, aunque sólo entrevio va¬
que se estableciera en una ciudad muy católica gamente esta debilidad: por eso temió, no sin
de España y que predicara contra los santos, razón, al cristianismo. Se figuraba que su vuel¬
contra la Virgen y contra las procesiones. Los ta á los antiguos dioses, traería nuevamente la
más tristes episodios de la persecución bajo el fortuna: estos dioses fueron los que engrande¬
reinado de Marco Aurelio, procedieron del odio cieron á Roma, y se les suponía irritados por
que el pueblo les profesaba. A cada hambre, á las blasfemias de los cristianos. El procedimien-
322 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
to para apaciguarles, ¿no era natural que fue¬ decreto de muerte. El terror llegó á constituir
se matar á los cristianos? Sin duda, aquéllos el estado habitual de la vida cristiana. Las de¬
prohibían las burlas acerca de la inutilidad de nuncias llovían de todas partes; sobre todo de
los sacrificios y
de los medios que se empleaban losesclavos, de los judíos y de los maridos pa¬
para conjurar las grandes calamidades. ¡Imagi¬ ganos. La policía, conociendo los lugares y los
némonos, en Inglaterra, á un libertino riéndo¬ díasen que se
celebrabanlas reuniones, verifi¬
se con toda su fuerza en público, en un día de caban súbita irrupción en el local. El interro¬
ayuno y de oración, ordenado por la reina!... gatorio de los inculpados daba ocasión á los
Atroces calumnias, bujías sangrientas, eran fanáticos para deslumhrar al público. Las actas
el desquite que tomaban los paganos. La más de estos procedimientos fueron recogidas por
abominable de las falsedades que respecto á los fieles como documentos triunfales; se leían
ellos se propalaron, fué la de que adoraban á ávidamente, y se convirtieron en un género de
los sacerdotes con infames humillaciones. La ac¬ literatura. La comparecencia ante el juez consti¬
titud de los penitentes ante el confesonario de¬ tuyó una preocupación, preparándose á ella
bió ser de este innoble
causa rumor. Odiosas con cierta coquetería. La lectura de estos proce¬
caricaturas circulaban entre el público y se di¬ sos, en que siempre el mejor papel pertenece al
bujaban en los muros. La absurda fábula de acusado, exaltaba las imaginaciones, provocaba
que los judíos adoraban á un asno, hacía su¬ imitadores, inspiraba odio hacia la sociedad ci¬
poner que pasaba lo mismo entre los cristianos. vil y producía un estado de cosas en que los
De aquí que creyesen que era la imagen de un buenos podían ser tratados de igual modo que
crucificado, con cabeza de asno, quien adora¬ los malos. Los horribles suplicios del derecho
ban. Otros creían que era un personaje de luen¬ romano eran
aplicados en todo su rigor. El
ga toga y grandes orejas, los pies hendidos, cristianismo, como humilior y también como
como pezuñas, que con
un aire de compunción infame, era castigado con la cruz, con las fieras,
sostenía un libro, con este epígrafe: DEVS con el fuego y con los vergajos. La pena de
CHRISTIANORVM ONOKOITHC. Un judío muerte reemplazaba algunas veces por la
se
La preferencia de los catequistas por las mu¬ Era un espectáculo desolador. Nadie lo sufrió
jeres y los niños, dió también lugar á muchas tanto como el verdadero amigo de la filosofía,
burlas. Opuesta á la sequedad del paganismo, pero ¿qué podía hacer? No se es, al mismo
la Iglesia hacía el efecto de un conventículo de tiempo, dos contradictorias. Marco Aurelio
cosas
afeminados. El sentimiento tierno de todo para era romano, y cuando perseguía obraba como
todos, hecho más interesante por los espasmos romano. Sesenta años después, un emperador
y exaltado por el martirio, creaba en derredor tan bueno de corazón, pero de un talento no
una atmósfera de molicie, llena de atractivo menos esclarecido que el de Marco Aurelio, Ale¬
para las almas dulces, y de peligro para otros jandro Severo, cumplirá, sin respeto alguno á
muchos. Este movimiento de buenas mujeres, las máximas romanas, el programa del verdade¬
en torno á la
Iglesia, produjo la costumbre de ro liberalismo, establecerá la libertad completa
llamarse hermanos y hermanas. El respeto ha¬ de conciencia y derogará las leyes restrictivas
cia el obispo llevaba á arrodillarse delante de de la libertad de asociación, cosa que aproba¬
él frecuentemente, actos que tenían algo de ex¬ mos sin reservas. Pero Alejandro Severo hizo
traño y provocativo ante las interpretaciones de ésto porque era sirio, extraño á la tradición im¬
los ineptos. El grave preceptor, que veía cómo perial. Todos los grandes restauradores del es¬
se dejaban llevar sus
discípulos de este atracti¬ píritu romano que aparecieron después de él,
vo femenil, concebía un odio
profundo por los Decio, Aureliano y Diocleciano, volvieron á los
secuaces del Cristo, y creía servir al Estado principios establecidos y seguidos por Trajano,
procurando vengarse. Los niños, en efecto, se Antonino y Marco Aurelio. La absoluta paz de
dejaban fácilmente atraer por las palabras de conciencia de estos grandes hombres no debe
misticismo tierno que les deslizaban furtivamen¬ sorprendernos. Es evidente, pues, que con una
te y, á veces, esta inclinación era,- por parte de perfecta serenidad de corazón, Marco, en par¬
sus padres, objeto de severas ticular, dedicó en el Capitolio un templo á su
penas.
Así las persecuciones alcanzaron un grado de diosa favorita; la Bondad.
intensidad que no habían tenido hasta entonces.
La distinción entre el simple hecho de ser cris¬
CAPITULO Y
tiano y los crímenes que se les imputaban se
olvidó. Decir: "Soy cristiano" era como firmar Grandeza creciente de la Iglesia de Roma. —
una
obligación cuya consecuencia podía ser un Escritos pseudo-clementinos.
como centro religioso de la humanidad. ¡Civitas Hegesipo, aunque judaizante y hasta ebionita,
sacrosanta! Esta ciudad extraordinaria se ha¬ se complacía las Iglesias de Pablo, y ésto
con
llaba en el puntoculminante de su grandeza. era mucho más meritorio, porque su espíritu
No era posible los acontecimientos que,
prever sutil le llevaba á ver herejías en todas partes.
en el siglo III, la habían de reducir y limitar Se fijó en Roma, como Justino, y permaneció
á no ser más que la capital de Occidente. El allí más de veinte años, enérgico ante los de¬
griego se empleaba aún, al menos tanto como el más, no obstante la sorpresa que su cristianis¬
latín, y la gran escisión de Oriente no se deja¬ mo oriental y su espíritu fantástico excitaron.
ba adivinar. El griego era exclusivamente la Como Papías, quedaba, en medio de las rápi¬
lengua de la Iglesia: la liturgia, la predicación das transformaciones de la Iglesia, producien¬
y la propaganda, se hacían en griego. do el efecto de un "hombre antiguo", de una
Aniceto presidía la Iglesia con alta autoridad, especie de sobreviviente de la edad apostólica.
y se le consultaba por todo el mundo cristiano. Una causa material contribuyó mucho á la
Se admitía, como indiscutible, que la Iglesia de preeminencia que todas las Iglesias reconocie¬
Roma había sido fundada por Pedro. Se creía ron en la de Roma. Esta Iglesia era extrema¬
que este apóstol transmitió á su Iglesia la pri¬ damente rica: sus bienes, hábilmente adminis¬
macía de que Jesús le revistiera y se aplicaban trados, servían de fondos de socorro y de pro¬
á esta Iglesia aquellas firmes palabras por las paganda á las demás. Los confesores condena¬
cuales se creía que Jesús confirió á Pedro el tí¬ dos á trabajar en las minas recibían de ella un
tulo depiedra angular del edificio. Por un es¬ subsidio. El tesoro común del cristianismo,
pues,
fuerzo sinigual, la Iglesia de Roma se había se hallaba en cierto modo en Roma. La colecta
honrado con llamarse al mismo tiempo la Igle¬ del domingo, practicada constantemente en la
sia de Pablo. Pedro y Pablo, reconciliados, fue¬ Iglesia romana, estaba ya probablemente esta¬
ron los que fundaron la supremacía eclesiásti¬ blecida. Un maravilloso espíritu de dirección
ca de Roma en el porvenir. Una nueva dualidad animaba á esta pequeña comunidad, en que
mítica reemplazó á la de Rómulo y Remo. He¬ Judea, Grecia y el Lacio parecían haber con¬
mos examinado ya la cuestión de la pascua; he¬ fundido, en vista de un jirodigioso porvenir,
mos visto las luchas del gnosticismo, las de sus dones más diversos. Mientras el monoteís¬
Justino y Taciano, hervir en Roma. Todas las mo judío robustecía la base inquebrantable de
controversias atormentaron la conciencia
que la nueva formación, la Grecia proseguía por
cristiana, á seguir la misma senda. Hasta
van el gnosticismo su obra libre y especulativa, y
Constantino, los disidentes vinieron siempre á Roma se preparaba, con una constancia que
pedir á la Iglesia de Roma un arbitraje, cuando sorprende, para la obra de organización y de
no una solución. Los célebres doctores mira¬ gobierno. Todas las autoridades, todos los arti¬
ban como un deber
visitar, para su instrucción, ficios eran buenos para el fin. La política no
esta Iglesia, en la que, después de desaparecer retrocedía ante el fraude; pues la política tuvo
la primera de Jerusalén, todos reconocían el ya un domicilio en los consejos más secretos de
prestigio de la ancianidad. la Iglesia de Roma. Se producía, desde algún
Entre los orientales que vinieron á Roma, tiempo, una nueva vena de literatura apócrifa,
bajo el pontificado de Aniceto, fué preciso em¬ por la cual la piedad romana buscó una vez más
plear á un judío convertido, llamado José ó imponerse al mundo cristiano.
Hegesipo, originario, sin duda, de Palestina. El nombre de Clemente fué la garantía fic¬
Este había recibido una educación rabínica es¬ ticia que buscaron los falsarios para que sirvie¬
merada; hablaba el hebreo y el sirio, y era muy se de cubierta á sus piadosos designios. La gran
versado en las tradiciones no escritas de los reputación logró conquistarse el viejo pas¬
que
judíos, pero conoció la crítica. Como la
no tor romano, el derecho que se le reconoció de
mayor parte de los judíos convertidos, se servía cierta manera, los libros que merecían la circu¬
del Evangelio de los hebreos. Su celo por la lación, lo autorizaban para ejercer este papel.
pureza de la fe le llevó á hacer largos viajes Sobre la base de las Cerygmata y de las nove¬
y á ejercer una especie de apostolado. Iba de las acerca de Pedro, un autor desconocido, for¬
Iglesia en Iglesia, conferenciando con los obis¬ mó una novela en la cual Clemente fué consi¬
pos é informándose de su fe. La conformidad derado á la vez autor y como héroe. Este
como
dogmática que encontró entre los obispos le precioso libro, titulado Los Reconocimientos, á
colmó de alegría; todas las pequeñas Iglesias causa de lo extraño de su desenvolvimiento,
de las orillas del Mediterráneo se desarrollaban ha llegado hasta nosotros con dos redacciones
con unainteligencia perfecta. En Corinto, en bastante diferentes la una de la otra, y, proba¬
particular, Hegesipo fué singularmente- conso¬ blemente, ni la ni la otra será la primiti¬
una
lado por sus conversaciones con el obispo Primo va. Las dos parece que provienen de un libro
y con los fieles que encontró, dirigidos por la perdido que hizo, hacia el tiempo á que nos
más pura ortodoxia. Se embarcó desde allí para referimos, su primera aparición.
Roma, donde se puso en relaciones con Anice¬ El autor parte de la hipótesis de que Cle¬
to y apuntó cuidadosamente el estado de la mente fué el sucesor inmediato de Pedro en la
tradición. Aniceto tenía por diácono á Eleute- presidencia de la Iglesia de Roma y recibió del
rio, que á su vez, llegó á ser obispo de Roma. príncipe de los apóstoles las órdenes episcopales.
324 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
El espíritu ebionita, hostil á Pablo, que for¬ Pedro no vuelve á ser el apóstol galileo que
maba el fondo de los primeros Cerygmata, se conocemos por las cartas de Pablo
las y por
encuentra: en esta obra muy
debilitado, pues á Actas. polemista hábil, un filósofo, un
Es un
Pablo, ni siquiera se le nombra. No dejará de maestro que recurre á todas las callejuelas y re¬
tener, seguramente, alguna razón el autor para cursos del oficio de sofista, poniéndolos á mer¬
afectar que no conoce, de hecho, más apóstoles ced de la verdad. La vida aseéLica que lleva, sus
que los doce presididos por' Pedro y Santiago rigurosos ayunos, recuerdan á los esenios. Su
y que él atribuya á Pedro solo el honor de haber mujer viaja con él como una diaconisa. Las
extendido el cristianismo por el mundo pagano. ideas que se formaban acerca del estado social
En una multitud de lugares las injurias judeo en cuyo medio vivieron Jesús y sus apóstoles,
cristianas se dejan aún entrever, pero siempre eran ya completamente erróneas. Los ciatos más
por la mayor parte de los fieles. Las alusiones centemente. Entre los personajes de esta no¬
contra San Pablo eran demasiado obscuras. Si¬ vela, Simón el Mago, sólo fué sacrificado por
món el Mago se encargó de
que desapareciera completo. Sus discípulos Apión y Anubión,
todo lo odioso de
aquellos escritos; se olvida¬ representan, el primero, el esfuerzo para des¬
ron las alusiones con que se había velado su cartar de la mitología todo lo que huela á re¬
nombre, y no se vio en él más que una especie ligioso; el segundo, la sinceridad temerosa, que
de Nerón en el papel infernal del Anticristo. será un día recompensado por el conocimiento
La obra está compuerta según todas las re¬ de la verdad. Simón y Pedro hablan de Meta¬
gias de la novela antigua. Nada le falta: viajes, física; Clemente y Apión disputan sobre mo¬
episodios de amor, naufragios, hermanos-geme¬ ral. Un conmovedor matiz de simpatía y de
los que se parecen, gente aprisionada por los piedad hacia los espíritus errantes, difunde
piratas, reconocimiento de personas á quienes cierto encanto sobre estas páginas, que se han
una larga serie de aventuras había separado. escrito por alguien que atravesó las angustias
Clemente, después de una confusión que se pro¬ del escepticismo y que sabe, mejor que todos,
dujo en época muy lejana, está considerado lo que se puede sufrir, y los méritos que se ad¬
como jierteneciente á la familia imperial. Ma-
quieren cuando se busca la verdad. Clemente,
ttidia,su madre, es una dama romana, perfec¬ como Justino de Neápolis, ha ensayado todas
tamente casta, casada con el noble Fausto. Per¬ las filosofías; los altos problemas de la inmor¬
seguida por el amor ciiminal de su cuñado, que¬ talidad del alma, las recompensas y las penas
riendo á la vez salvar honor y
la reputación
su
futuras,, la Providencia y las relaciones del
de su familia, se marchó de Roma con permiso hombre con Dios, le obsesionan. Ninguna escue¬
de su marido y partió para Atenas, con el fin la le satisface, é iba ya, desesperado de no ha¬
de hacer educar á sus hijos Faustino y Fausti- llar la causa, á afiliarse á las más groseras su¬
niano. Transcurridos cuatro años sin recibir persticiones, cuando llegó á él la voz de Cristo;
nuevas algunas de ella, Faustoembarca con se y encontró en la doctrina que se le enseñó, la
su tercer hijo Clemente, para buscar á su mu- respuesta á todas sus dudas. Era cristiano.
jer'y á sus otros dos hijos. Después de mil aventu¬ La novela pseudo-clementina se separa por
ras, el padre, la madre y los tres hijos se en¬ completo de los demás escritos verdaderamente
cuentran. Aún no era ninguno de ellos cristia¬ auténticos de la primera inspiración cristiana
no, pero todos merecían serlo, y lo llegarían á por su prolijidad, por su retórica, por su filo¬
ser; porque, como paganos, sus costumbres fue¬ sofía abstracta, recibida, en su mayor parte, de
ron honradas, y la castidad tiene el privilegio las escuelas griegas. No es más que un libro
de que Dios debe salvar á los que la practican semítico, sin matices, como los escritos pura¬
por instinto natural. Los infieles que se con¬ mente judeo cristianos. Gran admirador del ju¬
vierten son aquellos que lo han merecido por sus daismo, el autor tiene el espíritu greco-italiano,
costumbres ordenadas; Clemente, en efecto, en¬ el espíritu político, preocupado, ante todo, de
cuentra á 1 oh apóstoles Pedro y Bernabé, se la necesidad social, de la moral del pueblo. Su
hace su compañero, nos cuenta sus predicacio¬ cultura es toda helénica. Del helenismo sólo le
nes, sus luchas contra Simón y viene á ser, res¬ separa una co§a: la religión. El autor se mues¬
pecto á todos los miembros de su familia, la tra á todas las miradas muy superior á San
ocasión de una conversión, para la que todos Justino. Una fracción considerable de la Igle¬
estaban tan bien prepai'ados. sia adoptó la obra y le hizo lugar junto á los
Este cuadro novelesco no es más que un pre¬ libros más respetados en la edad apostólica, ha¬
texto para hacer la apología de la religión cris¬ cia el final del Nuevo Testamento. Los crasos
tiana y demostrar que es superior á las opinio¬ eirores que se propagaron acerca de la divini¬
nes filosóficas y teúrgicas de su tiempo. San dad de Jesucristo y de los libros santos, se
MAECO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 325
opusieron á que éste permaneciese allí, pero completamente imposible. Se les prohibía to¬
se continuó leyendo. Los ortodoxos respondían mar parte en los regocijos de los paganos, co¬
á todos diciendo que Clemente escribió su li¬ mer y divertirse con ellos, asistir á sus espec¬
bro sin defecto alguno, pero que los herejes lo táculos, á sus juegos, á todas las grandes re¬
habían alterado. Se hicieron resúmenes en que uniones profanas. Llasta asistir á los mercados
los pasajes malsonantes eran omitidos. Hemos públicos estaba prohibido, á no ser que se tra¬
visto y veremos otros ejemplos de novelas in¬ tase de comprar cosas necesarias. Por el con¬
ventadas por los herejes, forzando las puertas trario, los cristianos debían, mientras fuese po¬
de lá Iglesia ortodoxa y haciéndose aceptar sible, comer juntos, vivir juntos, formar una
de ella porque eran edificantes y susceptibles pequeña reunión de santos. En el siglo III, este
de servir de alimento á la piedad. espíritu de reclusión tuvo sus consecuencias.
Roma fundó la disciplina, ésto es, el catoli¬ La sociedad humana moría por consunción:
cismo. una causa secreta le alargaba la vida. Cuando
primera vez la palabra "Iglesia católica". Obis¬ bando separado y cesa de trabajar por la obra
po, sacerdote, laico, todas estas palabras to¬ común, este Estado está muy próximo á morir.
maron en esta Iglesia jerárquica un sentido de¬ La asistencia mutua era la función capital
terminado. La Iglesia es una nave en que cada en esta sociedad de pobres, administrada por
dignatario tiene su función propia para la sus obispos, sus diáconos y sus viudas. La si¬
salvación de los pasajeros. La moral es severa tuación del rico, en medio de pequeños burgue¬
y se deja ya adivinar el claustro. El simple dis-~ ses y de pequeños mercaderes honrados, juzgan¬
frute de las riquezas es condenado; el embe¬ do sus asuntosellos, escrupulosos sobre
entre
llecimiento de las mujeres no es más que una sus medidas, era difícil, embarazo¬
pesas y sus
invitación á pecar, y la mujer es responsable de sa. La vida cristiana no se había hecho para él.
los pecados que haga cometer con el pensami¬ Un hermano moría dejando huérfanos y huér¬
ento. Vivir modestamente, ocupada en su ofi¬ fanas; otro hermano adoptaba á los huérfanos
cio, ir por su camino, sin tomar parte en las y casaba á la huérfana con su hijo si la edad
comadrerías de la calle, enseñar bien á sus hi¬ ele ambos lo consentía. Esto parecía perfecta¬
jos, suministrarles frecuentes correcciones, pro¬ mente simple. Los ricos se prestaban difícilmen¬
hibirles comer á escote con otras personas de te á un sistema tan fraternal; se les amenaza¬
su eclacl, casarlos en el tiempo oportuno, no ba entonces con verse arrancar los bienes de
dejarles leer libros paganos (la Biblia basta, que no sabían hacer buen uso; se les aplicaba
pues lo contiene todo), no tomar más baños que la frase: "Lo que los santos no se comen, se
los menos que se puedan y con grandes pre¬ lo comen los sirios". El dinero de los pobres
cauciones, tales son las reglas de los laicos. El pasaba por cosa sagrada: los que se hallaban
obispo, los sacerdotes, los diáconos y las viu¬ en la abundancia, pagaban una cuota tan gran¬
das, tienen deberes más complicados. Además de como podían, y á ésto es á lo que llamaban
de la santidad, es preciso llevar á estas funcio¬ "las contribuciones del Señor".
nes la sabiduría y la capacidad. Estas son ver¬ Llegaba la delicadeza hasta no aceptar para
daderas magistraturas, muy superiores á las la caja de la Iglesia el dinero de todo el mun¬
magistraturas profanas. Los cristianos, llevando do. Se rehusaban las ofrendas de los taberne¬
todas sus causas al tribunal del obispo, le ad¬ ros y de las gentes que practicaban oficios infa¬
judicaban, en efcto, una jurisdicción civil, que mes, sobre todo, el de los excomulgados que bus¬
tenía sus reglamentos y sus leyes. La casa del caban con sus generosidades volver á la gracia.
obispo era ya considerable; debía ser abaste¬ "Más vale morir de hambre — decía el ebión
cida de todo lo necesario por los fieles en co¬ fanático, — que hallarse obligados á los ene¬
mún. Las ideas de la antigua ley sobre el diez¬ migos de Dios por dones que son una afrenta
mo y las ofrendas enviadas á los sacerdotes, á los ojos de sus amigos. Las buenas ofrendas
iban fijándose poco á poco. Se tendía á esta¬ son las que el obrero hace sobre el fruto de su
blecer una gran teocracia. trabajo; no cuando el sacerdote se ve obligado
En efecto; la Iglesia lo absorbía todo; la á recibir el dinero de los impíos, empleándolo
sociedad civil estaba envilecida y menosprecia¬ en comprar hacer el carbón, para
la leña y en
da. Al emperador se le debían los censos y las que la viuda y el huérfano no estén condenados
salutaciones oficiales :• ésto era todo. El cristia¬ á vivir de un dinero abyecto. Los presentes de
no, acostumbrado á ejecutar los actos expues¬ los impíos son el pasto del fuego, no el alimen¬
tos, no podía vivir más que con los cristianos. to de los fieles". Se ve, pues, en qué estrechos
Le recomendaba atraerse á los paganos con el moldes se encerraba la vida cristiana. Tal abis¬
encanto de maneras afables, cuando no era po¬ mo separaba, en el alma de estos buenos secta¬
sible esperar que se convirtieran; pero, en de¬ rios, el bien y el mal, que la concepción de una
fecto de esta esperanza, en la práctica, las re¬ sociedad libre, donde cada cual obrase según
laciones con los infieles estaban rodeadas de ta¬ su voluntad, bajo la tutela de las leyes civiles,
les precauciones é implicaban tanto desprecio, sin dar cuenta á naclie ni ejercer vigilancia al¬
que venían á ser muy raras. Una sociedad mix¬ guna sobre nadie, les hubiera parecido el col¬
ta, compuesta de paganos y de cristianos, era mo de la impiedad.
326 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
dos, entre los que se hallaban el asiático Rho- por su unión con el Espíritu Santo viene á ser
don, escritor fecundo que más tarde llegó á luminosa é inmortal. Después, su carácter fa¬
ser uno de los sostenes de la ortodoxia contra nático le arrastra á los
excesos de un rigorismo
hombres y mujeres, habían sido gentes de mala El cristianismo, en el momento que lo exa¬
vida. Los honores del anfiteatro le indignaban, minamos, había llegado ya, si se puede expresar
pero confundía
injustamente con las cruel¬ así, al completo desenvolvimiento de su juven¬
dades romanas los
juegos nacionales y el tea¬ tud. La vida que posee se desborda, es supera¬
tro de los griegos. Eurípides y Menandro le bundante; ninguna contradicción le interrum¬
parecían maestros de la embriaguez, y deseaba - pe. Tiene representantes para todas las tenden¬
que todas sus obras fuesen destruidas. cias, abogados para todas las causas. El nudo
Justino y Taciano, aun cuando fueron ami¬ de la Iglesia católica y ortodoxa es ya tan fuer¬
gos durante su vida, representan de la manera te, que toda clase de fantasías pueden rodear¬
más característica las dos aptitudes opuestas la sin dificultar su desarrollo. En apariencia,
que tomaron los apologistas cristianos bajo el las sectas devoran la Iglesia de Jesús, pero es¬
punto de vista filosófico. Los unos, helenos en tas sectas
quedan aisladas, sin consistencia, y
el fondo, reprebando en todo á la sociedad pa¬ desaparecen la mayor parte, después de haber
gana, le copiaron sus costumbres, admitieron satisfecho un momento al pequeño grupo que
sus artes,
su cultura general y su filosofía. Los creyó en ellas. No quiere decir ésto que su ac¬
otros, sirios y africanos, no vieron en el hele¬ ción sea estéril. Las enseñanzas secretas, casi
nismo más que un amasijo de infamias y de individuales, se hallaban en el momento de su
absurdos, prefiriendo, sin vacilación alguna, á mayor auge. Las herejías triunfaban, casi siem¬
la sabiduría griega, la sabiduría "bárbara". El pre,, por condenación misma. El gnosticis¬
su
insulto y el sarcasmo, fueron sus armas habi¬ mo, en particular, había invadido la Iglesia y
tuales. estaba en todas partes. La Iglesia ortodoxa, cas¬
Las pesadas paradojas de Taciano contra la tigándole con anatemas, se impregnaba en su
antigua civilización, debían forzosamente triun¬ espíritu. Entre los judeo cristianos, ebionitas y
far. Esta civilización tuvo una gran falta que esenios, corría propio cauce.
como por su
consistió en haber descuidado la educación in¬ Cuando religión comienza á contar un
una
telectual del pueblo. El pueblo, privado de la gran número de partidarios, pierde por algún
instrucción primera, se halló propicio á las tiempo muchas de las ventajas que habían con¬
sorpresas todas de la ignorancia y creyó, con tribuido á fundarla, jiorque el hombre encuen¬
seguridad y convicción, todas las quimeras que tra más consuelos y se satisface más en una
se le dijeron. reunión pequeña, que en la Iglesia numerosa,
En lo que concierne á Taciano, el buen sen¬ donde no le
conoce. Como el poder público
se
tido logró, al menos, el desquite. La exaltación no ponía fuerza al servicio de la Iglesia
su
de espíritu la especie de salvajismo que tan¬
y ortodoxa, la situación religiosa era la que pre¬
to nos sorprende
en sus discursos, le lanzaron sentan actualmente Inglaterra y el Norte de
de la Iglesia ortodoxa. Estos apologistas exage¬ América. Las capillas, si pueden llamarse así,
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 327
se multiplicaban por todas partes. Los jefes de te santidad, á practicar la verdadera piedad, que
las sectas luchaban por atraerse mayor núme¬ es la abnegación.
ro de fieles, como liacen en nuestros días los Los tres grandes sistemas de filosofía cristia¬
predicadores metodistas, los innumerables de¬ na que aparecían bajo Adriano, el de Valen¬
cidores de los países libres. Los fieles eran una tín, el de Basilio y el de Saturnino, se desenvol¬
especie de botín que se arrancaban ávidos sec¬ vían sin mejorar mucho. Los jefes de estas en¬
tarios, más parecidos á perros hambrientos que señanzas vivían aún ó encontraron sucesox'es.
á pastores de almas. Las mujeres, sobre todo, Valentín, aunque tres veces se escapó de la
eran la presa más sabrosa y disputada. Cuando Iglesia, era muy atendido. Se marchó de Roma
eran viudas y en posesión de sus bienes, 110 de¬ para volver á Oriente, pero su secta continua¬
jaban nunca de estar rodeadas de jóvenes y ba floreciendo en la capital. Murió hacia el año
hábiles directores, que halagaban su molicie y 160 en la isla de Chipre. Sus discípulos reco¬
su complacencia para acaparar curas de almas rrían el mundo. Se distinguía la doctrina de
fructuosas y dulces á la vez. Oriente y la de Italia. Los jefes de aquélla
Los doctores gnósticos procuraban en estos fueron Ptolomeo y Herácleo: Axionico y Bar-
casos grandes ventajas á las almas. Afec¬ clesano rama denominada orien¬
dirigieron la
tando mayor cultura intelectual y costumbres tal. La escuela valentiniana era con gran dife¬
menos rígidas, encontraban su clientela asegu¬ rencia, la más seria y la más cristiana de todas
rada entre las clases ricas, que hallaban de este las que se comprendían en el nombre general
modo el medio de distinguirse y escapar á la de gnósticos. Herácleo y Ptolomeo, fueron sa¬
disciplina común, hecha para los pobres. Las bios exégetas de las epístolas de Pablo y del
relaciones con los paganos y las perpetuas con¬ Evangelio llamado de Juan. Herácleo, en par¬
travención qs de policía que un miembro de la ticular, fué un verdadero doctor cristiano.
Iglesia estaba acostumbrado á cometer, contra¬ Por muchos conceptos los valentinianos po¬
venciones que le exponían sin cesar al martirio, dían pasar por cristianos esclarecidos y mode¬
»eran las dificultades principales con que trope¬
rados, pero había en el fondo de su moderación
zaba un cristiano que ocupara cierta posición un principio de orgullo. La Iglesia no era á sus
abstrusas cuyo sentido se reserva. Sólo un li¬ acerca de estos festines, en donde con las lu¬
bro valentiniano ha llegado hasta nosotros. "La ces apagadas, los convidados se entregaban á
sabiduría", y muestra el grado de extrava¬
fiel una odiosa promiscuidad, es difícil no admitir
gancia á que llegaron aquellas especulaciones, que se cometieran, en parte, extrañas locuras.
bastante hermosas en el pensamiento de sus Una mujer llamada Marcelina, que vino á Roma,,
autores, pero no cuando caían en espíritus pue¬ ^ajo el obispado de Aniceto, adoraba las imá¬
riles. Las formas misteriosas de la secta, des¬ genes de Jesucristo, de Pitágoras, de Platón y
cansando ante todo sobre la enseñanza oral y de Aristóteles, ofreciéndoles un culto. Pródigo-
sus grados sucesivos de iniciación, fascinaban y sus discípulos, ñamados también adamitas,.
las imaginaciones, predisponiéndolas hasta el pretendían renovar las alegrías del Paraíso te¬
más alto grado, á las revelaciones que se obte¬ rrestre con prácticas muy alejadas de la ino¬
nían á continuación de tantas pruebas. Después cencia primitiva. Su Iglesia se llamaba el Pa¬
de Marciano y Valentín, los colegios más fre¬ raíso. La calentaban hasta que su interior se
cuentados eran los heréticos. Bardesano, en hallaba á una temperatura agradable, y enton¬
Edesa, fundó con gran éxito, inspirándose en ces entraban los fieles desnudos. Con todo, se
las referidas teorías, una escuela libre y dura¬ daban el nombre de continentes, y tenían la pre¬
dera de enseñanza cristiana, como 110 se había tensión de vivir qji una completa virginidad.
visto hasta entonces. En nombre de una especie de derecho natural
Saturnino contaba
siempre con numerosos y divino, todas estas sectas, prodicianos, entí-
discípulos. Basilio tuvo por continuador á su quitas y adamitas, negaban el valor de las le¬
hijo Isidoro. En lo que se refiere á las demás yes establecidas, que calificaban de reglas arbi¬
escuelas, seguían creándose, en este mundo de trarias y de pretendidas leyes.
sectas, fusiones y separaciones que frecuente¬ Las numerosas conversiones paganas reali¬
mente sólo tenían móvil la vanidad de los.
por zadas,eran causa de estos escándalos. Entra¬
jefes. Lejos de depurar y de prestarse á las exi¬ ban en la Iglesia atraídos por cierto perfume
gencias de la vida práctica, los sistemas gnós¬ de purezamoral, pero no por eso se convertían
ticos venían á ser diariamente más crecidos, más en Un pintor de cierto talento, llamado
santos.
complicados, más quiméricos. Cada uno quería Hermógenes, se hizo también cristiano, pero
ser fundador de una escuela, tener una Iglesia sin renunciar á pinceles, ni á su predilec¬
sus
con sus prosélitos. Por ésto una nube de doc¬ ción por las mujeres, ni
á sus recuerdos de filo¬
tores, los ménos cristianos de los hombres, bus¬ sofía griega, que se avenían mal con el
caban el medio de sobreponerse los unos á los dogma cristiano. Admitía una materia prima,
otros, y añadir algún atrevimiento á las extra¬ sirviendo de substractum á todas las obras de
vagancias de sus antecesores. Dios y siendo causa de todas las deficiencias
La escuela de Carpócrates ofreció una increí¬ inherentes á la creación. Se entregó á todos los
ble mezcla de aberraciones y de fina crítica. Se - caprichos, y los rigoristas de la índole de Ter¬
hablaba como de un milagro del saber y de la tuliano, le trataron con una brutalidad extrema.
elocuencia del hijo de Carpócrates, llamado Epi- Todas las herejías de que venimos hablando
fanio, especie de prodigio infantil que murió á eran helénicas. Fué la filosofía
griega, sobre
los diecisiete años, después de haber asombrado todo la de Platón, la les dió origen/
que
á los que le conocieron, por su ciencia en las Marcos, cuyos discípulos se llamaban marco-
letras griegas y por su conocimiento de la filo¬ sianos, salió, por el contrario, de la escuela de
sofía de Platón. Se le alzó un templo y altares Basilio. Las fórmulas sobre la tétrada, que pre¬
en Sanios y en la isla de Cefalonia. Se erigió tendía que le habían sido reveladas por una mu¬
una academia en su nombre, y se celebraba su jer celestial,que no era otra cosa que Sig'é mis¬
fiesta como la
apoteosis de un dios, con sacri¬ ma, hubieran sido inofensivas si no se le hubie¬
ficios, festines é himnos. Su libro "Sobre la ran unido la magia, sus prestigios de taumatur¬
justicia" fué muy ensalzado. Lo que se ha con¬ go, los filtros y las artes culpables para sedu¬
servado hasta nosotros, es de una dialéctica so¬ cir mujeres. Inventó sacramentos particulares,
fística y concisa, que recuerda á Proudhon y á ritos, unciones y sobre todo, una esjmcie de
los socialistas de nuestros días. misa á su modo, que podía ser bastante impo¬
Epifanio, á decir verdad, es menos cristiano nente, pues se mezcló en ella una prestidigitación
que utopista. La idea de la justicia absoluta le análoga á los milagros de San Javier. Preten¬
anonada. Respecto al mundo inferior, sueña día, por la virtud de cierta fórmula, cambiar
con un mundo
perfecto, verdadero mundo de realmente en sangre el agua del cáliz. Por me¬
Dios, mundo fundado sobre la doctrina de
un dio de unos polvos daba al agua un color roji¬
los sabios Pitágoras, Platón y Jesús, en que zo, hacía que realizaba la consagración una
reinaría la igualdad, y por consiguiente la co¬ mujer sobre un pequeño cáliz, y después vertía
munidad en todas Su equivocación
las cosas. el agua del cáliz menor en uno más grande que
fué que tal mundo
creer podía existir en rea- tenía á prevención, pronunciando estas pala¬
lidad. Asombrado por la República de Platón, bras: "Que la gracia infinita é inefable, que
que tomaba en serio, fué á parar á los más tris¬ fué antes que todas las cosas, llene tu ser inte¬
tes sofismas, y, aunque hay, sin duda, mucho rior y aumente en tí su gnosis, sembrando el
que rebajar en las calumnias que se contabap grano de mostaza en buena tierra." El líquido
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 329
queísmo. Ya desde el siglo II los antitactos de Gran Diosa de Frigia, que á las puras asam¬
Alejandría eran verdaderos dualistas que atribu¬ bleas de los fieles de Jesús. Lo más singular de
yen los orígenes del bien y del mal á dos dioses todo esto, tenían su literatura cristiana,
es que
diferentes. El maniqueísmo fué más lejos. Tres¬ sus Evangelios y sus tradiciones apócrifas, que
cientos cincuenta años antes de Máhomet, el ge¬ atribuyeron á Santiago. Se servían, principal¬
nio de la Persia realizó ya lo que había de reali¬ mente, del Evangelio de los egipcios y del de
zar mucho más
poderosamente el genio de la Tomás. Su cristología era la de todos los gnós¬
Arabia: religión que aspiraba á ser uni¬
una ticos.
versal, á'reemplazar la obra de Jesús, presen¬ Jesucristo se componía, para ellos, de dos
tada como imperfecta ó como corrompida por personas: Jesús y Cristo. Jesús, hijo de María,
sus discípulos. el más justo, el más sabio y el más puro de los
La inmensa confusión de ideas que reinába hombres, que fué crucificado. Cristo eón celeste
én Oriente, trajo consigo un sincretismo gene¬ que vino á unirse con Jesús, le dejó antes de la
ral de los más extraños.
Pequeñas sectas mís¬ Pasión y envió del cielo una virtud que hizo
ticas de Egipto, de Siria, de Frigia y de Ba¬ resucitar á Jesús con un cuerpo espiritual, en
bilonia, prescindiendo de aparentes diferen¬ el cual residieron dieciocho meses ambos, dan¬
cias, pretendían reunirse al cuerpo de la Igle¬ do á un escaso número de discípulos elegidos
sia y á veces eran acogidas. Todas las religio¬ enseñanza
una superior.
nes de la antigüedad ¡carecían resucitar para En estosperdidos confines del cristianismo,
llegar basta Jesús y contarle entre sus adeptos. los dogmas má^ diversos se mezclaban. La tole¬
Las cosmogonías de Asiría, de Fenicia y del rancia de los gnósticos y su proselitismo abrían
Egipto, las doctrinas de los misterios de Ado¬ tan grandes puertas á la Iglesia, que todo
nis, de Osiris, de Isis, de la gran diosa de Fri¬ podía pasar. Religiones que jamás tuvieron
gia, invadieron la Iglesia y continuaron lo que nada de común con el cristianismo, cultos babi¬
se puede llama», la rama oriental, apenas cris¬ lónicos, tal vez hasta ramificaciones del budhis-
tiana del gnosticismo. En poco tiempo el Dios mo, fueron clasificadas y numeradas por los
lie los judíos fué identificado con el demiurgo heresiólogos entre las Sectas cristianas. Tales
.■asirío-fenicio Ialdebaoth, "el hijo del caos'-'. fueron los bautistas ó sabíanos, después desig¬
'Otras veces, el viejo Lao asirio, qiie ofrece cou nados con el nombre de mendaitos, los peratos,
•Jehová extraños signos de parentesco, se ponía partidarios de una cosmogonía, mitad fenicia,
*en voga y se aproximaba á su casi-homónimo mitad asiría, verdadero galimatías más digno
de tal manera, que no era fácil distinguir la de Biblos, de Mabug ó de Babilonia que de la
ilusión de la realidad. Iglesia de Cristo, y, sobre todo, los semianos,
Las. sectas ofiólatras, tan numerosas en la secta, en realidad asiría, que también floreció
antigüedad, prestaban, sobre todo, á estas
se en Egipto. Atribuía su origen, por semejanza
locas asociaciones. Bajo el nombre de nahasia- fonética de palabras, al patriarca Seth,' padre
nos ó de ofitas, se agruparon algunos paganos supuesto de una vasta literatura y por momen¬
adoradores de la serpiente, á quienes convino, tos identificado con Jesucristo. Los semianos
en cierto día, llamarse cristianos. Al parecer, combinaban arbitrariamente el orfismo, el neo-
vino de Asiría el germen de esta Iglesia fan¬ fenicismo, las antiguas cosmogonías semíticas
tástica, pero el Egipto, la Frigia, la Fenicia y todo lo hallaban en la Biblia. Decían que la
y los misterios órficos, también tuvieron parte genealogía del Génesis encerraba visiones su¬
en ella. Como Alejandro de Abonótica, en¬ blimes, que los espíritus vulgares habían redu¬
salzador de su diosa-serpiente Glyeon, los ofi¬ cido á simples narraciones familiares.
tas tuvieron serpientes domesticadas (agatho- Un tal Justino, por el mismo tiempo, en un
demons) que conservaban en jaulas. En el mo¬ libro intitulado Baruch, transformaba el judais¬
mento de celebrar los misterios, abrían la puei*- mo en una mitología y no dejaba más que un
nías de Filón de Biblos y los símbolos comunes to cristiano, no se hablaba de él más que con
á todos los misterios del Oriente. Sus ritos eran respeto. El maniqueísmo babilónico que repre¬
bastante más análogos á los misterios de la sentaba en el siglo III una continuación del
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 331
budhismo. Pero la tentativa de introducir toda ta las otras literaturas cristianas del Orien¬
y
esta mitología panteísta en el cuadro de una te. Mientras que la mayor parte de las obras
religión semítica, fué condenada más adelante. judeo cristianas se encuentran en sirio, en ára¬
Pilón el judío, las cartas á los colosianos y á be, en etiópico ó en armenio, el copto no mues¬
los efesios y los escritos pseudo-joánicos, fue¬ tra más que un pequeño fondo gnóstico, sin
ron en este sentido tan íejos como les era po¬ mezcla de otra cosa. El Egipto también pasó
sible. Los gnósticos, dislocaban, el recto sentido sin intermediario del iluminismo pagano al ilu-
de todas las pálabras, pretendiendo ser cristia¬ minismo cristiano.
Alejandría casi por com¬
nos. La esencia de la obra de Jesús, era el me¬ pleto fué convertida por los gnósticos. Clemen¬
joramiento del corazón humano. Estas profun¬ te de Alejandría es lo que se puede llamar un
das especulaciones agradaban á todo el mundo, gnóstico moderado. Cita con respeto á Herácleo
menos al buen sentido y á la sana moral. Hasta como un doctor de autoridad
bajo muchos pun¬
teniendo por calumnias, lo que se cuenta de sus tos de vista.
Emplea en muchas ocasiones la
promiscuidades y de sus hábitos licenciosos, no palabra gnóstico y la hace sinónima de cristia¬
se puede dudar de que todas estas sectas sólo no. En todo cago, está lejos de tener contra las
han tenido'de común una importuna tendencia ideas nuevas el odio de Irineo, de Tertuliano,
á la indiferencia moral, un quietismo peligro¬ y del autor de Philosopliumena. Se puede de¬
so y una falta de generosidad que les hacía cir que Clemente de Alejandría y Orígenes in¬
proclamar la inutilidad del martirio. Su doce- trodujeron en la ciencia cristiana lo que la ten¬
tismo obstinado, su sistema sobre la atribución tativa demasiado atrevida de Herácleo y Ba¬
de los dos testamentos á dos dioses diferentes, siliotenía de aceptable. Mezclado íntimamente
su oposición al matrimonio y su negación de á todo el movimiento intelectual de Alejandría,
la resurrección y del juicio final, cerraban la gnosis tuvo influencia decisiva en el cer¬
una
igualmente, ante ellos, las puertas de una Igle¬ co que puso enel siglo III la filosofía especu¬
sia en
la regla de los jefes fué siempre una
que lativa á esta ciudad, que era entonces el centro
especie de moderación y de oposición á los exce¬ del espíritu humano. La consecuencia de estas
sos. La disciplina eclesiástica, representada por disputas interminables fué la constitución de
el episcopado, fué siempre una roca contra la una especie de academia cristiana, de una ver¬
cual estas tentativas desordenadas venían á es¬ dadera escuela de letras santas y de exégesis,
trellarse. que ilustraron en poco tiempo Panteno, Cle¬
Si hablásemos más extensamente de semejan¬ mente y Orígenes. Alejandría fué, cada vez
tes sectas, podría creerse que intentábamos to¬ con mayor motivo, la capital de la teología
marlas rqás en serio de lo que merecen. ¿Qué cristiana.
eran, pues, los fibionitas, los barbelonitas ó EL efecto de lagnosis sobre la escuela paga¬
borborianos, los estratríticos ó militares, los de Alejandría,
no fué menor.
na
Ammonio,
levíticos y los' coddianos? Los Padres de la Saecas, hijo de padres cristianos, y Plotino su
Iglesia están unánimes en tratar todas estas discíiiulo, están saturados perfectamente de
herejías con un ridículo á que se hicieron acree¬ ella. Los espíritus más abiertos, tales como Nu-
doras, sin. duda, y con un odio que tal vez no * menio de Apamea, llegaron por medio de esta
merecían, jmes entrañaba todo esto más char¬ vía, al conocimiento de las doctrinas cristianas
latanismo que maldad. Con sus palabras he¬ y hebreas, hasta entonces tan raro en el seno
breas, frecuentemente tomadas en .un contra¬ del mundo pagano. La filosofía alejandrina del
sentido, con sus fórmulas. mágicas • y más tarde siglo III, del IV y del V, está perfectamente
sus amuletos y sus abraxas, los gnósticos de imbuida ,por lo que se puede llamar espíritu
baja condición no merecían más que el despre¬ gnóstico, y legó á la filosofía árabe un germen
cio. Pero este desprecio no debía recaer sobre -de misticismo, que desarrollará después. El ju¬
los grandes hombres que buscaron en este nar¬ daismo, por su parte,' debía sufrir las mismas
cótico ¡poderoso el descanso, ó si se influencias. La Cábala no es otra cosa que el
quiere, el
aturdimiento de su mente. Valentín fué á su gnosticismo de los judíos. Los sepliirotli no son
manera, un genio. Carpócrates y su hijo Epi- más que las "perfecciones" de Valentín. El mo¬
fanio, fueron brillantes escritores gastados por noteísmo, para crearse una mitología, no tiene
la utopia y la paradoja, más que un procedimiento, que es el de animar
pero, a veces satura¬
dos de profundidad. El gnosticismo represen¬ las abstracciones que tiene costumbre de consi¬
tó un papel considerable en la obra de la pro¬ derar como
atributos, en derredor del trono del
paganda cristiana. Frecuentemente, era la tran¬ eterno.
sición para pasar desde el paganismo al cris¬ El mundo, fatigado de su politeísmo empo¬
tianismo. Los prosélitos así adquiridos acaba¬ brecido, pidió al Oriente, y sobre todo á Judea,
ban por "ser casi siempre ortodoxos, pues nunca nombres divinos menos usados que los de la
volvían al paganismo. mitología corriente. Estos nombres orientales
Entre todos los países, ninguno como el Egip¬ eran más enfáticos
que los nombres griegos y
to supo guardar estos ritos extraños con tan in¬ se daba una razón
muy singular respecto" á su
fatigable empeño. El Egipto no había pasado superioridad teúrgica. Esta era que la divini¬
por el judeo cristianismo. Un hecho de consi¬ dad, habiendo sido más antiguamente invocada
332 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
por los orientales que por los griegos, los nom¬ po fué la más alta visión sobre el mundo, ac¬
bres de la teología oriental respondían mejor tualmente nos hace sonreir. La frase en que-
que los nombres helénicos á la naturaleza de los creemos resumir el
Universo, parecerá un día>.
dioses y á su complacencia desde mucho tiempo insubstancial. Es
preciso ser indulgentes para,
antes. Los nombres de Abraham, de Isaac, de todos los viajeros que naufragan en el mar del.
Jacob y de Salomón pasaban en Egipto por infinito. El buen sentido, que parecía, al pri¬
talismanes de primera fuerza. Amuletos extra¬ mer golpe de vista, inconciliable con las qui¬
ños respondían á este sincretismo desenfrena¬ meras de los gnósticos, faltó después tanto,,
do, que cubría todo el mundo. En el período que se pudo llegar á creerlas. No combatieron,
que examinamos, los cristianos de todas las á la sociedad civil; no se procuraron el marti¬
sectas permanecían indiferentes ante estos pe¬ rio y miraron con aversión el exceso de celo.
queños talismanes, pero á partir de la conver¬ Tuvieron la suprema sabiduría y la tolerancia
sión en masa de los paganos; en el siglo IV y á la vez; el escepticismo discreto. Como todas
en el V, se introdujeron los amuletos en la Igle¬ las formas religiosas, el gnosticismo mejoró^
sia y las palabras y símbolos, decididamente consoló y emocionó á las almas.
cristianos, comenzaron á encontrarse.
La ortodoxia fué,
ingrata, no recono¬
pues,
ciendo los servicios que CAPITULO IX
le habían prestado es¬
tas sectas indisciplinadas. Es cierto que en el Continuación del marcionismo. —
Apeles.
dogma no provocaron más que la reacción; pero
su papel fué una de las más considerables en la Excelente para el consuelo y la edificación-
literatura cristiana y en las instituciones litúr¬ individuales, el gnosticismo era muy frágil como-
gicas. El primer cristiano, completamente ju¬ Iglesia. No podía triunfar ni episcopal ni pres-
dío todavía, era excesivamente sencillo. Los biteralmente. Ideas tan desordenadas no po¬
gnósticos fueron, en realidad, los que formaron dían producir más que conciliábulos de dogma-
la religión. Los sacramentos, eñ gran parte, fue¬ tizadores. Marcion fué el único que consiguió
ron creación suya. Sus unciones, sobre todo, en elevar un edificio sólido con tan deleznables
el lecho de muerte de los enfermos, producían cimientos. Tuvo Iglesia marcionita firme¬
una
una impresión muy grande. El santo óleo, la mente organizada. Seguramente á esta Iglesia
confirmación se le
(parte integrante del bautismo, atribuyó algún grave defecto, siendo amo¬
desde nestada con tal motivo por la Iglesia de Cris¬
entonces), la atribución de una fuerza
sobrenatural á la señal de la cruz y otros mu¬ to. Esta fué la razón de que todos los funda¬
chos elementos de la mística cristiana, se in¬ dores del episcopado se unieran en un senti¬
trodujeron por ellos. Siendo la parte joven y miento común de aversión hacia Marcion. La\
activa del crisitanismo, los gnósticos escribían metafísica no dominaba bastante á estos espí¬
mucho, y se lanzaban temerariamente en lo apó¬ ritus para que no le tuviera cada una por su
crifo. Sus libros, al principio desacreditados, parte cierto odio teológico, el tiempo es
pero
acabaron por aceptarse entre la familia orto¬ un gran juez, y el
marcionismo dura todavía,
doxa. en diversas formas. Fué, como el arrianismo,
La una de las grandes fracciones del
Iglesia admitió pronto lo que maldijo pri¬ cristianismo,
meramente. Una multitud de creencias, de fies¬ y no como tantas otras sectas, un meteoro des¬
tas, de símbolos de origen gnóstico, se convir¬ lumbrante y pasajero.
tieron después en creencias, fiestas y símbolos Marcion, aunque permaneció siempre fiel á
católicos. María, madre de Jesús, en particular, algunos principios que constituían para él la
de quien la Iglesia ortodoxa se preocupaba muy esencia del cristianismo, varió más de una vez
poco, debió á estos innovadores los primeros en su teología. Al parecer, no impuso á sus
desenvolvimientos de su jDapel casi divino. Los discípulos ningún símbolo muy determinado.
Evangelios apócrifos en más de la mitad,
son, Después de su muerte, las divisiones interiores
obra de los gnósticos,
los Evangelios apócri¬
y de la secta fueron extremas. Potito y Basifico
fos han sido el manantial de un gran número quedaron fieles al dualismo. Sineros admite
de fiestas y lian proporcionado los objetos y ma¬ tres naturalezas, sin que se logren llegar á co¬
yores afecciones del arte cristiano. Las prime¬ nocer justamente sus manifestaciones; Apeles
ras imágenes cristianas, los primeros retratos se decidió completamente por la monarquía.
del Cristo fueron gnósticos. La Iglesia, estric¬ Fué primeramente discípulo de Marcion, pero-
tamente ortodoxa,, hubiera sido siempre icono¬ dotado de un espíritu demasiado independien¬
clasta, si la herejía no hubiese penetrado en te para no ser más que discípulo, rompió con
ella. su maestro y se
marchó de la Iglesia. Estas rup¬
Rodando, alternativamente, del genio á la turas eran entonces muy naturales en la reli¬
locura, el gnosticismo afronta todos los juicios gión católica, accidentes que ocurrían á dia¬
absolutos. La aparente frivolidad de algunas rio. Los enemigos de Apeles ensayaron hacer¬
de sus teorías no deben hacernos retrocede!'. le creer que había sido arrojado de la Iglesia,
Toda ley que no es la pura expresión de la y que la causa de su excomunión era una liber¬
ciencia positiva, sufre los caprichos de la tad de maneras que contrastaba con la severi¬
moda. Tal fórmula de Hegel que, en su tiem¬ dad de su maestro. Se habló mucho de una vir-
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 333
gen Filomena, á quien, con seducciones, habían superior poblado de ángeles. El primero de es¬
¡sometido á todos los engaños, y que había ju¬ tos ángeles es el ángel glorioso, especie de de¬
gado junto á él el papel de una Priscilia ó de miurgos, ó de Logos, creador á su vez del
iuna Maximilia. No hay nada más incierto. Ro¬ mundo visible, que no es más que una imita¬
ndón, su adversario ortodoxo, que le conocía, ción defectuosa del mundo superior. Apeles
le presenta como un anciano venerable por la evitó de este modo el dualismo de Marcion y
norma ascética de su vida. Rodón habla de Fi¬ se complació creando una situación intermedia¬
lomena y la presenta virgen poseída,
como una ria entre el catolicismo y la gnosis. Corregía
-^cuyas aspiraciones admite Apeles realmente realmente el sistema de Marcion y le daba cier¬
«orno divinas. Iguales accidentes de credulidad ta consecuencia, pero cayó también en otras
padecieron los más austeros doctores, y en dificultades. Las almas humanas, según Ape¬
particular Tertuliano. les, formaban parte de la creación superior, de
El lenguaje simbólico de las doctrinas gnós- donde habían salido. Para elevarlas hasta él,
ticas se prestaba, desde luego, á graves y fal¬ Dios envió á su Cristo. Cristo vino, pues, á
sas interpretaciones, y dió frecuentemente lu¬ mejorar la obra defectuosa y tiránica del de¬
gar al desprecio por parte de los ortodoxos, miurgo. Apeles entraba desde aquí en la doc¬
interesados en calumniar á tan peligrosos ene¬ trina clásica del marcionismo y del gnosticis¬
migos. Este fué, sin duda, el papel que Simón mo, según la cual, la obra esencial del Cristo
el Mago desempeñó impunemente en la alego¬ ha sido destruir el culto del demiurgo, es de¬
ría de Helena-Enoia, y Marcion fué, tal vez, cir, del judaismo. El Antiguo Testamento y el
víctima de un quid pro quo del mismo orden. Nuevo le parece que son enemigos entre sí. El
La imaginación filosófica algo soñadora de Ape¬ Dios de los judíos, como el Dios de los católi¬
les pudo también dar ocasión á decir que, per¬ cos (á los ojos de Apeles, estos eran judaizan¬
siguiendo un amante voluble, Filomena se ale¬ tes), es un Dios perverso, autor del pecado y
jó de la verdad para correr peligrosas aventu¬ de la carne. La historia judía es la historia
ras. Está permitido suponer que daba por mar- del mal, los profetas mismos están inspirados
'<50 de sus enseñanzas las revelaciones de un per¬ por el espíritu malo. El Dios del bien no se
sonaje simbólico á quien llamaba Filomena ha revelado antes de la venida de Jesús. Ape¬
(amante de la verdad). Es seguro, á lo menos, les atribuye á Jesús un cuerpo celeste en con¬
que las palabras que dedica Rodón á nuestro tra de las leyes ordinarias de la física, aunque
desfilaron ante sus ojos, y volvió en seguida á ta su misma idea fundamental de la unidad di¬
Roma. No cesó de reformar durante toda su vina vaciló ante él y le llevó, sin duda, á la
vida la teología de su maestro, y parece que perfecta sabiduría, ésto es, al desprecio de los
terminó por caer en una gran laxitud de teorías sistemas y del buen sentido. Rodón, su adver¬
metafísicas, que, á nuestro modo de ver, le ale¬ sario, nos ha contado una conversación que
jaba mucho de la verdadera filosofía. tuvo con él en Roma hacia el año 180. "El
Los dos
grandes errores de Marcion, como viejo Apeles — estaba conferencian¬
decía, —
■de la mayor parte de los primeros gnósticos, do con nosotros, que le demostramos que se
era el dualismo
y el docetismo. Por el prime¬ engañaba en muchas cosas, por lo que se vió
ro, venía á darse la mano con el maniqueís- obligado á decir que no creía de una necesidad
mo, y por el segundo con el Islam. Los docto¬ muy grande examinar los asuntos de la reli¬
res marcionitas
y gnósticos de fines del siglo II gión, que cada uno debía seguir con su creen¬
■ensayaron, en general, el medio de atenuar ^s- cia y que sin duda, se salvarían los que cre¬
tos Los últimos basilidianos llegaron yesen en el crucificado, contando con que fue¬
errores.
:á un panteísmo puro. El autor de la novela sen hombres de bien. El punto más obscuro
pseudo-clementina, no obstante su teología ex¬ que encontraba es todo aquello que concierne
travagante, es un deísta. Hermógenes se defen¬ á Dios. No admitía, como nosotros, más que
día difícilmente en medio de las insolubles cues¬ un solo principio... "¿Dónde está la prueba de
tiones provocadas la doctrina de la en¬
por todo ésto, le preguntaba yo, y qué fundamen¬
carnación. Apeles, cuyas ideas se reconcilian to te permite afirmar que no existe más que
.muchas veces con las del falso solo principio?" Entonces me confesó que
Clemente, buscó un
también escaparse de las sutilezas de la gnosis, las profecías no nos pueden enseñar nada ver¬
manteniendo con fuerza los principios que pue¬
dadero, puesto que se contradicen y desmien¬
den llamarse la teología del buen sentido. ten entre sí, y que este aserto: "No hay más
La unidad absoluta de Dios es el
dogma fun¬ que un principio", es más bien efecto del ins¬
damental de Apeles. Dios es la bondad perfec¬ tinto que de un conocimiento positivo. Habién¬
ta, y si el mundo no refleja suficientemente esta dole pedido por juramento que me dijese la
'bondad, el mundo no sabe ser su obra. El ver¬ verdad, me juró que hablaba sinceramente, que
dadero mundo creado sabía cómo existía solo
por Dios es un mundo no un Dios, no engen-
334 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
drado, pero que lo creía así. Yo le acusé rien¬ rigurosos ayunos, absteniéndose de todos Ios-
do de darse el título de maestro, sin poder ale¬ placeres de la vida. "Son como las avispas, que-
gar ninguna prueba en favor de su doctrina'7. imitan los panales de las abejas", decían los
¡Pobre Rodón! El herético Apeles, aquel día, ortodoxos. "Estos lobos
se cubren con la piel
le daba una lección de buen gusto, de tacto y de las ovejas matan", dijeron los demás.
que
de verdadero cristianismo. El discípulo de Mar- Como los montañistas, los marcionistas se
eion estaba realmente curado, puesto que á fabricaban falsos escritos apostólicos y falsos
una dudosa gnosis prefería la fe, el instinto salmos. Inútil es decir que esta literatura he¬
secreto de la verdad, el amor al bien, la espe¬ rética ha perecido por completo.
ranza en el crucificado. En el
siglo IV y en el Y, la secta, viva to¬
Lo que daba cierta fuerza á ideas como la de davía, fué combatida enérgicamente como una.
Apeles, es que, bajo muchos aspectos, eran una calamidad de la época, por Juan Crisóstomo,
vuelta á San Pablo. No es dudoso que San San Basilio, San Epifanio, Teodoreto, el arme¬
Pablo, resucitando en los tiempos á que hemos nio Eznig y el sirio Boud el Periodenta. Pero
llegado, hubiese visto que el catolicismo hacía las exageraciones la perdieron. Su horror ge¬
demasiadas concesiones al Antiguo Testamen¬ neral hacia las obras del Creador, llevaba á
to. El protestó y sostuvo que se volvía al ju¬ los marcionistas á las abstinencias más absur¬
daismo, que se vertía el vino nuevo en odres das. Eran, bajo muchos puntos de vista, de pu¬
viejos y que se suprimía la diferencia entre el ras costumbres; prohibían el vino hasta en los
liano, no obstante, se creyó obligado á refutar¬ cación y permitían á las mujeres oficiar en las
la. Un tal Lucano ó Luciano, formó, como Ape¬ Iglesias. Poco firmes contra la superstición,
les, secta aparte en la Iglesia mareionita. Pa¬ cayeron en la magia y en la astrología, llegan¬
rece que admitía, como Sineros, tres princi¬ do á confundírseles poco á poco con los mani-
pios, el del bien, el del mal y el de la justicia. queos.
El principio estrictamente justo estaba repre¬
sentado por el demiurgo ó creador. En su odio
CAPITULO X
contra este último, Luciano suprimía el matri¬ Taciano herético. — Los encratitas.
monio. Por sus blasfemias contra la creación,
les pareció á los demás que se aproximaba á •
ne que en el año 15 del reinado de Tiberio, cia el mismo lado, sin que sus antecedentes pue¬
Jesús descendió del cielo en la figura de un dan hacerlo prever. Tal fué, en particular, el
hombre formado por • completo. porvenir que le estaba reservado al discípulo
El marcionismo, como el gnosticismo no tu¬ del tolerante Justino, al apologista que jugó
vieron ya más ningún doctor ilustre. Todas las veinte veces la vida por su fe, á Taciano. En
grandes fantasías que surgieron bajo Adriano una fecha que no puede fijarse con precisión,
se han desvanecido como sueños. Los Taciano, que en 'el fondo 'fué siempre asirio de
náufragos
de estas Iglesias minúsculas y aventureras lle¬ corazón y que prefería por muchos conceptos
garon ávidamente á las orillas de la Iglesia el Oriente á Roma, regresó á su Adiabene, en
católica y entraron en ella á pie firme. Los es¬ donde el número de judíos y de cristianos era
critores eclesiásticos tenían la ventaja, sobre considerable. Allí se alteró su doctrina cada
aquéllos, de- que formaban parte de la multi¬ vez más. Desechado de todas las Iglesias, se
tud, de la vulgaridad, de los que no buscan estableció en su país, siendo lo que fué en Ita¬
nada ni dudan jamás. lia, una especie de cristiano solitario que no-
Aunque herida de muerte la Iglesia de Mar- pertenecía á ninguna secta, aproxi¬
aunque se
cion formó largo tiempo, en efecto, una co¬ maba á los marcionistas por la doctrina y la
munidad distinta respecto á la Iglesia católica. exégesis y á los montañistas por el ascetismo..
Durante varios siglos hubo en todas las provin¬ Su ardor para el trabajo era prodigioso; su
cias de Oriente comunidades cristianas que se cabeza ardiente no podía reposar; la Biblia,,
honraron en llamarse marcionistas y que es¬ que sin descanso leía, le inspiraba las ideas
cribieron el nombre del fundador sobre el fron¬ más contradictorias, con este motivo escribió
tispicio de templos. Estas Iglesias mostra¬
sus infinidad de libros.
ban sucesiones deobispos, comparables á las Después de apología, admirador
ser, en su
listas de que se glorificaba la Iglesia católica. fanático de los hebreos contra losgriegos, ca¬
Tenían- sus mártires, sus vírgenes, todo lo que yó en el extremo opuesto. La exageración der
constituía la santidad. Los fieles llevaban una las ideas de San Pablo, que había conducido
vida austera, afrontaban la muerte con valor, á Marcion á maldecir la Biblia judía, llevó á
vistieron el hábito monástico y se imponían Taciano á sacrificar enteramente el Antiguo
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 335
Testamento por el Nuevo. Como Apeles y la que agua. Pasó también por jefe de las nume¬
mayoría de los gnósticos, Taciano admitía un rosas sectas de encratitas ó
abstinentes, prohi¬
Dios Creador subordinado al Dios Supremo. biendo el matrimonio, el vino y la carne, con
En el acto de la creación, al pronunciar frases la pretensión de reducir así la importancia ri¬
semejantes á la de: Jíque se baga la luz", el gurosa de íbs principios cristianos. Desde la
creador, según él procedió, no por un manda¬ Mesopotamia estas ideas se repartieron por
to, sino por vía de ruego. La Ley fué la obra Antioquía, Seleucia, Pisidia, por toda el Asia
del Dios creador, sólo el Evangelio fué obra Menor llegando á Roma y á las Galias. En el
del Dios supremo. Un deseo exagerado de per¬ Asia Menor y sobre todo en la Galacia, residía
fección moral hacía que después de haber re¬ el centro. Las mismas tendencias se produje¬
chazado impura á la antigüedad heléni¬
como ron en muchos puntos á la vez. El paganismo, ,
ca, rechazara también la antigüedad bíblica. ¿no tuvo, por su parte, las maceraeiones de los
De aquí nació su exégesis y su crítica, poco cínicos? Un conjunto de ideas falsas, muy ex¬
diferentes de la de los marcionistas. Sus tendidas, llevaba á creer que el mal venía de la
Problemas, como las Antítesis de Marcion y concupiscencia y que, la vuelta á la virtud im¬
los Silogismos de Apeles, tenían sin duda por plicaba la renuncia á los más legítimos deseos.
objeto probar las inconsecuencias, de la ley La distinción entre los preceptos y los conse¬
antigua y la superioridad de la nueva. Presen¬ jos estaba aún indecisa. La Iglesia era cono¬
taba, con un buen sentido bastante lúcido, las cida como una asamblea de santos que espera- ,
que Taciano, los cuales habían reconocido pru¬ dicantes de la Edad Media existieron en estos
dentemente no saber los resultados de las cues¬ tiempos remotos. Hubo, desde los primeros
tiones propuestas. siglos, sacóforos ó hermanos portasacos; apos¬
La fe de Taciano variaba como su exégesis. tólicos, que pretendían reproducir la vida de
El gnosticismo, casi vencido en Occidente, flo¬ los apóstoles; angélicos, catharon ó puros, y
recía aún en el Oriente. De acuerdo con Va¬
apotactites ó renunciantes, los cuales rehusa¬
lentín, Saturnino y Marcion, el discípulo de San ban la comunión á todos los que estaban casa¬
Justino, olvidado de su maestro, cayó en las dos y á los que poseían algo. El Evangelio de
extravagancias que probablemente refutó en los egipcios, las Actas de San Andrés, de San
Roma. Llegó á ser heresiarca. Horrorizado de Juan y de Santo Tomás fueron sus libros favor
la materia, Taciano no podía sufrir la idea de ritos. Los ortodoxos pretendían que su casti¬
que Cristo había tenido con ella el menor con¬ dad no era más que aparente, porque atraían
tacto. Las relaciones sexuales del hombre y la á las mujeres á su secta por toda clase de me¬
mujer eran para él un mal. En el Diatessaron dios, y por que estaban con ellas de continuo,
Jesús no tenía ninguna genealogía Formaban especies de comunidades en que
terrestre.
El mismo llegó á sostener, que la carne del personas de los dos sexos vivían juntos, las
Cristo no fué más que una apariencia. Por el mujeres sirviendo á los hombres y siguiéndoles
uso de la carne
y del vino, clasificaba á un en sus
viajes á título de compañeras. Este gé¬
hombre entre los impuros. En la celebración nero de vida estaba muy lejos de debilitarles,
de los misterios quería puesto que abastecían las luchas del martirio
que no sirviese más
336 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
de atletas que asombraron á los verdugos. Roma, el teatro de los principales aconteci¬
El ardor de la fe era tal, que basta contra mientos de la creencia cristiana. Corinto po¬
los excesos de santidad hubo que tomar medidas seía en su Dionisio uno -de los hombres más
por el abuso de celo. Las palabras que sólo sig¬ respetados de aquel tiempo. La caridad de este
nifican elogio, como las de abstinente y apos¬ obispo no se concretaba sólo á su Iglesia. De
tólico, llegaron á ser notas de herejía. El cris¬ todas partes se le consultaba, y sus cartas te¬
tianismo había creado tal ideal de desprendi¬ nían la misma autoridad casi que los escritos
miento y de ¡Dureza, que retrocedía ante su sagrados. Se les llemaba "católicas" porque
obra diciendo á fieles: estaban escritas, no á particulares, sino á las
sus
"¡No me toméis
tan fuerte, ni tan en serio, por que me váis á Iglesias en corporación. Siete de estos fragmen¬
destruir!" Estaba horrorizado del incendio tos fueron recogidos y honrados, por lo me¬
que
él mismo produjo. El amor de los dos sexos nos, tanto como las epístolas .de Clemente Ro¬
fué tan terriblemente maltratado por los doc¬ mano. Estaban dirigidas á los fieles de Lace-
tores más
irreprochables, que los critianos que demonia, de Atenas, de Nicomedia, de Cnossia,
querían llegar basta el fondo de de Gortina y de las otras Iglesias de Creta, de
sus principios,
debían tener el Amastris y de las demás del Ponto. Sotero, se¬
amor
por culpable y desterrar¬
lo absoluto.
en gún la costumbre de la Iglesia de Roma,
A fuerza de frugalidad se habiendo enviado á la Iglesia de Corinto limos¬
desaprovechaba la
creación de Dios y se hacían inútiles casi todos nas, acompañadas de una carta llena de ins¬
sus dones. La trucciones piadosas, recibió las gracias de Dio¬
persecución producía, y, hasta
cierto punto, disculpab a estas exaltaciones nisio por este favor.
malsanas, si se piensa en la rudeza de los tiem¬ La Iglesia de Corinto cedía á la tendencia
pos, esta preparación al martirio que
en de todas las Iglesias; quería, como la Iglesia
•completaba la vida del cristiano y entrañaba de Roma, haber tenido por fundadores á los
una especie de
preparación análoga á la de los dos apóstoles, cuya unión pasaba por base
gladiadores. del cristianismo. Pretendía que Pedro y Pablo,
después de haber pasado en Corinto el momen¬
to más brillante de sus vidas apostólicas, par¬
CAPITULO XI
tieran juntos Italia. La falta de confor¬
para
Los grandes midad que reinaba acerca de la vida de los dos
obispos de Grecia y Asia. — Me_
apóstoles, hacía posibles parecidas suposicio¬
litón.
nes contrarias á toda verdad.
Los escritos de Dionisio se consideraban como
Al lado del moral, fruto de un sen¬
exceso modelos de talento literario y de celo. Comba¬
timiento mal reglamentado y de una tía
exube¬ enéi'gicamente á Marcion. En una carta á
rante producción de
leyendas, bijas de la ima¬ una piadosa hermana llamada Crisófora, tra¬
ginación oriental, se hallaba afortunadamente zó de mano maestra los deberes de la vida con¬
el episcopado. Sobre
todo, esta institución flo¬ sagrada á Dios. Tampoco fué menos opuesto
recía en las regiones puramente á las groseras exageraciones del montañismo.
griegas de la
Iglesiá. Opuesto á todas las aberraciones, clᬠEn su carta á los amastrianos, les instruía lar¬
sico, en cierto y modo y con moderación en sus gamente acerca del matrimonio y de la virgi¬
tendencias, ¡preocupado del camino humil¬
mas nidad, y les mandaba recibir con dulzura á to¬
de de los
simples fieles
que de las pretensio¬ dos aquellos que fuesen á hacer penitencia, ya
nes transcendentales de los
ascetas y de los es¬ hnbiesen caído en la herejía, ya hubiesen come¬
peculativos, el episcopado elevaba cada vez más tido otra falta.
á la Iglesia misma y salvaba la obra de Jesús La Iglesia de Atenas, caracterizada siempre
del inevitable
naufragio que hubiera sufrido en por una especie de ligereza frivola, estaba le¬
manos de los gnósticos, de
los montañistas y jos de tener una base tan segura como la de
de los mismos
judaizantes. Lo que aumentaba Corinto. Por otra parte, allí ocurrían cosas
•doblemente la fuerza del
episcopado es que que no estaban nunca en relación con su tiem¬
esta especie de oligarquía federativa
tenía un po. El obispo Publio había sufrido valerosa¬
centro, y este centro era Roma. Aniceto había mente el martirio, y después tuvo una aposta-
visto, durante los diez o doce años de su pre¬ sía casi general, una especie de abandono de
sidencia, casi todo el movimiento del cristia¬ la religión. Un" tal Cuadratus, distinto, sin
nismo venir á concentrarse en torno
suyo. Su duda, del apologista, reconstituyó la Iglesia y
sucesorSotero (probablemente verificó una resurrección de la fe. Dionisio
judío converti¬ se
do, que traducía en griego su nombre de escribió á esta Iglesia ligeramente, no sin al¬
vió este movimiento
Jesús),
engrandecerse más. La guna amargura, procurando llevarla á la pure¬
vasta correspondencia que, después de largo za de la creencia 'y á la sociedad de la vida
tiempo, se había entablado entre Roma y las evangélica. La Iglesia de Atenas, como la de
Iglesias, adquirió una extensión más conside¬ Corinto, tenía su leyenda. Era dependiente de
rable que nunca. Un tribunal
central de contro- Dionisio, llamado Areopagita, de quien se ha¬
veisias tendía visiblemente á establecerse. bla las
en Actas, habiéndole hecho primer obis¬
La Grecia y el Asia continuaban
siendo, con po, pues el episcopado era ya una forma sin
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 337
dosas, bienhechoras y generosas. Las herejías co yde los Profetas que se refieren á Jesu-
gnósticas y sobre todo el marcionismo, las ase¬ cristto y á los demás artículos de la fe cristia¬
diaban inútilmente. Felipe, obispo de Gortina, na, trabajando sobre las versiones griegas, que
escribió un hermoso libro contra Marcion y fué comparaba con la mayor diligencia posible.
.uno de los prelados que gozaron de más estima Entre las Escrituras del Nuevo Testamento,
en los tiempos de Marco Aurelio. Melitón no parece que comentó más que el
ElAsia proconsular continuaba siendo la Apocalipsis. Amaba las imágenes sombrías,
primera provincia del movimiento cristiano. La porque á él mismo se le ve anunciar que la
;gran batalla, las grandes persecuciones, y los conflagración final está próxima, que después
grandes mártires, eran de allí. Casi todos los del diluvio del viento y del diluvio del agua,
obispos de las ciudades de importancia eran vendrá el diluvio del fuego, que consumirá
á
hombres santos, elocuentes y relativamente sen¬ la tierra, á los ídolos y á los idólatras. Sólo
satos, habiendo recibido una buena cultura los justos se salvarán como se salvaron en otro
helénica, y si se les puede llamar así, muy hᬠtiempo en el arca. Estas creencias extravagan¬
biles políticos religiosos. Los obispos se habían tes no fueron obstáculo para que Melitón fue¬
.multiplicado mucho, pero algunas familias se, á su espíritu cultivado.
manera, un
importantes tenían una especie de privilegio Bien pronto veremos la parte
que tomó Me¬
-sobre el episcopado de las pequeñas ciudades. litón en la controversia de la Pascua
y en la
Polícrates de Efeso, que, durante treinta años especie de moda que llevó á tantas inteligencias
defendió tan enérgicamente contra el obispo distinguidas á presentar escritos apologéticos
•de Roma las tradiciones de las Iglesias de Asia, á Marco Aurelio. Su tumba se enseñaba en
fué el octavo obispo de su familia. Los obispos Sardes como la de uno de los justos más se¬
•de las grandes ciudades tenían cierta prima¬ guros de resucitar al llamamiento del cielo. Su
cía sobre los otros. Eran los presidentes de las nombre fué muy respetado entre los católicos,
reuniones provinciales de obispos. El arzobis¬ que le consideraron
como una de las primeras
po comienza á surgir, aunque la palabra, al autoridades de siglo. Su elocuencia, sobre
su
emitirse .por primera vez, fué, sin duda, recha- todo, fué muy ensalzada, y los trozos que de
.zada con horror. él hemos leído, son, en efecto, muy brillantes.
simo, hizo un viaje por Palestina para infor¬ traordinaria de buen sentido y de literatura, de
marse del verdadero estado del cánon. Trajo fanatismo y moderación, caracterizaban á es¬
un catálogo de los escritos umversalmente re¬ tos hombres extraños, verdaderos
antecesores
cibidos, que no eran más que pura y simple¬ del obispado letrado, políticos hábiles, todos
mente el cánon judío, compuesto de veintidós teniendo el aspecto de no escuchar más que la
libros, con exclusión del de Esther. Los apó¬ inspiración del cielo, opuestos á las violencias
crifos, como el libro de Henoch, el Apocalipsis y siendo ellos mismos violentos. Gracias á las
de Esdras, Judith, Tobías, etc., que no eran dulces mentiras de lenguaje liberal, seme¬
un
aceptados por los judíos, estaban igualmente jante al de algunos obispos modernos, proba¬
.excluidos de la lista de Melitón, que, sin ser ron
que los cálculos mundanos más refinados
338 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
no
excluyen el iluminismo más absurdo, y que extraño, efecto, que ver á tal Iglesia abru¬
en
una perfecta honestidad, se puede reunir
con mada por el dolor, extenuada por el ayuno,
en una persona todas las apariencias del hom¬ mientras que otra navega ya por las alegrías
bre razonable y todos los desenfrenos de la de la resurrección? Los ayunos que precedían
exaltación. á la Pascua, de donde ha tomado su origen la
Milciades, como Apolinario, gran enemigo cuaresma, se practicaban también del modo más
de losmontañistas, fué también un escritor fe¬ diverso.
cundo. Compuso dos libros contra los paga¬ Era el Asia el centro más agitado por es¬
nos, otros dos contra los judíos, y no se olvidó tás controversias. Ya hemos visto tratada la
de su Apología dirigida á las autoridades ro¬ cuestión hace diez ó doce años, entre Policarpo
manas. Musano combatió á los encratitas, dis¬ y Aniceto. Casi todas las Iglesias cristianas,
cípulos de Taciano. Modesto se dedicó, sobre teniendo á su cabeza la Iglesia de Roma, habían
todo, á revelar los artificios y los errores de cambiado la Pascua, celebrándola el domingo
Mareion. Polícrates, que más tarde debía pre¬ inmediato al 14 de nisan y la identificaban
sidir, en cierto modo, la Iglesia del Asia, brilla¬ con la fiesta de resurrección. El Asia no había
ba ya por sus escritos. Una multitud de libros seguido el movimiento, sobre .este punto que¬
y
se engendraba por todas partes. Jamás, ha dó retrasada. La mayoría de los obispos de
producido el cristianismo tanto como duran¬ Asia, fiel á la tradición de los antiguos Evan¬
te el siglo II en Asia. La cultura literaria esta¬ gelios y alegando sobre todo el de Mateo,, que¬
ba sumamente repartida en esta provincia. El ría que Jesús, antes de morir, hubiese celebra¬
arte de escribir era muy común y el cristianis¬ do la Pascua con sus discípulos el 14 de nisan,
mo lo fomentaba. La literatura de los Padres dedicando como consecuencia á esta fiesta,
de la Iglesia comenzaba. Los siglos siguientes igual que los judíos, cualquier día de la sema¬
no fueron más allá de estos primeros cayera aquella. Como testimonio en
ensayos de na en que
elocuencia cristiana, pero, bajo el punto de favor de su opinión, tenían el Evangelio, la
vista de la ortodoxia, los libros de estos Padres autoridad de sus predecesores, las prescripcio¬
d'el siglo II ofrecían más de una piedra como nes de la ley, el cánon ele la fe y sobre todo,
obstáculo. Su lectura llegó á despreciarse; se la autoridad de los apóstoles Juan y Felipe
reprodujeron cada vez menos, y así casi todos que habían vivido entre ellos, sin encontrar,
éstos fueron desapareciendo para dar lugar á particularmente en lo que se refiere á Juan,
los escritores clásicos, posteriores al concilio de contradicción alguna. Es más que probable, en
Nicea, escritores más correctos como doctrina, efecto, que el apóstol Juan celebrara durante
pero, en general, mucho menos originales que toda su vida la Pascua el 14 de nisan ; pero en
los del siglo II. el Evangelio que se le atribuye, parece enseñar
una doctrina contraria. Trata desdeñosamente
CAPITULO XII la vieja Pascua de la fiesta judía, y hace morir
La cuestión de la Pascua. á Jesús el mismo día en que se sacrificaba el
cordero, como para indicar de este modo la
Quiso la suerte que la ejecución del martirio sustitución del antiguo con un nuevo cordero
del Sagaris obispo de Laodicea coincidiera con pascual.
la fiesta de las Pascuas, porque la determina¬ Policarpo, según se ha visto, siguió la tradi¬
ción de esta fiesta daba lugar á dificultades ción de Juan y de Felipe, que era la misma de
sin fin. Privada de su pastor, la Iglesia de Traseas, de Sagaris, de Papirio y de Melitón.
Laodicea cayó en controversias insolubles que Los montañistas, sin duda, opinaban de igual
tenían la misma esencia del desenvolvimiento manera, pero la idea de la Iglesia universal
del cristianismo y no podían evitarse. A fuerza venía á ser cada día más imperiosa y más em¬
de caridad recíproca, se había acordado tender barazosa para estos obstáculos. Apolinario de
un velo sobre la profunda diferencia de los dos Hierápolis estaba, al parecer, convertido á la
cristianismos: de una parte el que se miraba práctica romana, y hacía retrasar la Pascua
como continuador del judaismo y de la otra después del 14 de nisan, como un resto del ju¬
el cristianismo destructor del judaismo. Pero la daismo, remitiéndose, para sostener su opinión,
realidad es menos flexible que el espíritu, y el al Evangelio de Juan. Melitón, viendo las di¬
día de la Pascua era entre las Iglesias cristianas ficultades de los fieles de Laodicea, privados de
ca.usa de un profundo desacuerdo. No se rogaba su pastor, les escribió su obra sobre la Pascua
memoria ejemplos de sus predecesores. la Iglesia á toda fracción que mantenga sus
Este acto, de extraño buen sentido, que tan tradiciones particulares. Desde el año 196, este
gloriosamente abre los anales de la Iglesia gali¬ exagerado deseo de unificarla, trajo los cismas
cana, evitó que el cisma de Oriente y de Occiden¬ que se produjeron más tarde. Un gran o'.ispo,
te se produjera en el siglo II. Ireneo escribió á animado del verdadero espíritu de Jesús, lo
los obispos de todas partes, y las Iglesias de enfrenó entonces. Ireneo, protestando, lomó
Asia quedaron libres respecto á la cuestión. Na¬ una misión de paz é intentó corregir
el mal que
turalmente, Roma continuó su propaganda con¬ había hecho la -ambición romana. Aún se estaba
tra la Pascua del 14 de nisan. Un sacerdote ro¬ muy lejos de la infalibilidad del obispo
creer en
mano, Blasto, que pretendía establecer el uso de Roma, porque Eusebio declara haber leído
asiático cartasen las
en
Roma, fué excomulgdo; Ireneo le que los obispos reprobaban enér¬
defendió; pero la práctica romana ganaba de gicamente la conducta ele Víctor.
día en día.
La cuestión no fué resuelta, hasta el conci¬
CAPITULO XIII
lio de Nicea. Desde entonces, es hereje todo
el que Ultimo recrudecimiento del milanerismo del
siga la tradición de Juan, de Felipe, de y
Policarpo y de Melitón. Llegó lo que tantas profetismo. — Los montañistas.
veces debía llegar. Los defensores de la vieja
tradición, se encontraron por su fidelidad mis¬ A pesar de las afirmaciones de Jesús y de los
ma, arrojados de la Iglesia, y no fueron más profetas él inspirados, el gran día se nega¬
por
que heréticos. ba á llegar. El Cristo tardaba en mostrarse. La
El calendario judío ofrecía dificultades y piedad ardiente de los primeros momentos, que
hubo muchos tropiezos que salvar, para decidir había tenido por móvil la creencia en esta pró¬
cuál era el 14 de nisan. Se convino en que el xima aparición, se enfrió muchos. Ya no se
en
domingo de resurrección sería el que corres¬ hacían cristianos como en los
primeros tiempos,
pondiese ó sucediese á la primera luna llena bajo el golpe de una fuerte impresión personal;
340 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
muchos nacían cristianos. El contraste era cada cursores del gnosticismo y los excesos de un
•día menos distinto entre la Iglesia y el mundo ascetismo mal entendido parecen mezclarse. Por
.que la rodeaba. casi todas partes, el cristianismo fué una re¬
Ya liemos visto al piadoso autor de Hermas, ligión de grandes poblaciones; pero en Frigia
llorar por la decadencia de su tiempo y pedir como en Siria ó al otro lado del
Jordán, fué
á voces una reforma que hizo ele la Iglesia, una#rreligión ele aldeanos y ele campesinos. Ciei--
,un convento de santos y de santas. En efecto, to Montano, del pueblo ele Ardabay, en Mesia,
¡era algo inconsecuente, la especie de quietud en sobre los confines de la Frigia, supo dar á es¬
que dormía la Iglesia ortodoxa, la moral tran¬ tas piadosas locuras un carácter contagioso
quila á que se iba reduciendo cada vez más la que no habían tenido basta entonces.
obra de Jesús. Se descuidaban las predicciones, Sin duda, la imitación de los profetas judíos
tan precisas del fundador, sobre el fin del mun¬ y de los que habían producido la nueva ley,
do presente y sobre el reinado mesiánico que al presentarse la eclacl apostólica, fué el ele¬
•debía venir en seguida. Su pública aparición mento principal de este renacimiento del pro-
entre nubes, casi se había olvidado. fetismo. Se mezcló en ésto tal vez, un elemen¬
El deseo del martirio y la predilección por to orgiástico coribántico propio del país
y
el celibato, se debilitaban: se aceptaron las y enteramente fuera de las prácticas regla¬
relaciones con un mundo impuro, condenado mentadas de la profecía eclesiástica, ya some¬
k aniquilarse muy pronto: se pactaba con los tida á una tradición. Todo este mundo crédu¬
perseguidores y se intentaba escapar mediante lo era de raza frigia
hablaba el idioma fri¬
y
una determinada suma de dinero. Era inevita¬ gio. En las partes más ortodoxas del cristia¬
ble que las ideas que formaron la esencia del nismo, desde el principio, lo milagroso pasa¬
cristianismo naciente, reapareciesen de tiempo ba como una cosa muy sencilla. La revelación
no estaba terminada y era
en
tiempo, en medio de este indiferentismo ge¬ la vida de la Igle¬
neral, con sus severidades y penitencias. El sia. Los dones espirituales, continuaban en mu¬
fanatismo, que mitigaba el buen sentido orto¬ chas comunidades, y se alegaban como prue¬
doxo, tenía sus erupciones, como un volcán bas de la verdad. Se citaba á Agab, á Judas,
en ignición. á Silas, á las bijas de Felipe, á Ammias de
La más notable de estas revoluciones, de re¬ Filadelfia y á Quadratus, como favorecidos por
troceso hacia el espíritu apostólico, fué la que el espíritu profético. Se admitió también en
se produjo en Frigia, reinando Marco
Aurelio. principio, que el don profético duraría en la
Esta fué, en muchas cosas, semejante á la que Iglesia por una sucesión no interrumpida has¬
liemos visto ocurrir en nuestro tiempo, en In¬ ta queviniese nuevamente Cristo. La creencia'
glaterra y en América, entre los irvingianos y en el
Paracleto, conocida como un manantial
los santos de los últimos días. Espíritus senci¬ de inspiración permanente para los fieles, en¬
llos y llenos de exaltación, se creyeron llamados trañaba estas ideas. ¿Cómo no ver que tal
á renovar los prodigios de la inspiración indivi¬ creencia estaba llena de peligros? Por eso, el
dual, aparte de las cadenas ya pesadas de la espíritu de sabiduría que rigió á la Iglesia,
Iglesia y del episcopado. Una doctrina extendi¬ tendió cada vez con más fuerza á subordinar
da, después de largo tiempo, por el Asia Me¬ el ejercicio de los dones sobrenaturales á la
nor, la de un tal Paracleto, que debía venir á autoridad del presbiterado. Los obispos se atri¬
completar la obra de Jesús, restablecerla en su buyen el discernimiento ele las almas, ó sea el
verdad y purgarla de las alteraciones que los derecho de aprobar á unos y de exorcisar á
apóstoles y los obispos le habían introducido, otros. En esta ocasión
un existía
profetismo
abrió la puerta á todas las innovaciones. La perfectamente popular, alzaba sin per¬
que se
Iglesia de los santos era conocida como una miso del clero, intentando gobernar la Iglesia
institución progresiva y destinada á descubrir fuera de la jerarquía. La cuestión de la autori¬
los grados súcesivos de ¡Derfección. El profe- dad eclesiástica y de la inspiración individual,
tismo pasaba por la cosa más natural del mun¬ que satura toda la historia de la Iglesia, sobre
do. Los sibilistas, los profetas de todos oríge¬ todo después del siglo XYI, se presentó
ya en¬
nes, cruzaban las calles, y á pesar de sus gro¬ tonces con absoluta claridad. Entre el fiel y
seros artificios, encontraban creyentes y bue¬ Dios, ¿existe ó no un intermediario? Montano
na acogida. respondía que no, sin vacilar. "El hombre, —
Algunas pequeñas ciudades de las más po¬ dijo el Paracleto en un oráculo de Montano, —
bres de la Frigia, Brulea, Tymio y Pepucia, es la lira, y yo me muevo como el arco que la
cuya situación hasta es desconocida, fueron el tañe: el hombre duerme, y yo, yo velo."
teatro de esta efervescencia tardía. Era la Montano justificaba, sin duda, por alguna
Frigia de los países más entusiastas pol¬
uno superioridad, esta pretensión de ser el elegido
las extravagancias religiosas. Los frigios pasa¬ del Espíritu. Queremos admitir que, como di¬
ban, en general, por sencillos y candorosos, y cen sus adversarios, fuese un creyente nuevo,
■el cristianismo tuvo entre ellos, desde su ori¬ y que el deseo de la primacía no fué extraño
gen, un carácter esencialmente místico y ascé¬ á sus singularidades. En cuanto á los defectos
tico. Ya en la epístola á los colosianos, Pablo y al fin vergonzoso que se le atribuye, son
combate errores en los cuales los signos pre¬ sin duda, calumnias ordinarias que no faltan
MARCO AURELIO Y EL EÍNAL DEL MUNDO ANTIGUO 341
jemás en ias plumas de los escritores ortodo¬ vendría á posarse. Maximilia predicaba en el
xos cuando se trata de diafamar á los disi¬ mismo sentido, anunciando atroces guerras, ca¬
dentes. La admiración que excitó en Frigia tástrofes y persecuciones. Sobrevivió á Pris¬
fué extraordinaria. Alguno de sus discípulos cilia y murió sosteniendo que en lo sucesivo
pretendió haber aprendido más en sus libros, no habría ninguna otra profecía hasta el fin
que en la ley, en los profetas y en los Evan¬ de los tiempos.
gelios reunidos. Se creía que recibió la pleni¬ No era sólo la profecía, eran todas las fun¬
tud del Paracleto. A veces se le tomaba por ciones del clero lo que esta cristiana alucinada
el el Paracleto mismo, es decir, por el Mesías, pretendió atribuir á las mujeres. El presbite¬
hallando en él cosas superiores á las de Jesús. rado, el episcopado, las cargas de la Iglesia,
Se llegó hasta decir: "El Paracleto ha revela¬ en todos sus grados, debían estar al alcance de
do cosas más grandes por medio de Montano, su sexo. Para justificar esta pretensión se ale¬
que el Cristo mediante los Evangelios''. La ley gaban como testimonios á María, á la hermana
y los profetasse consideraron como la infan¬ de Moisés, á las cuatro hijas de Felipe y á la
cia de la religión. El Evangelio fué la juven¬ misma Eva, cuya defensa se hizo apelando á
tud, y la venida del Paracleto se tuvo como el todas las circunstancias atenuantes y hasta
signo de su madurez. se la consideró como santa. Lo más extraño en
Montano, como todos los profetas de la nue¬ el culto de esta secta, era la ceremonia de las
va alianza, maldecía incesantemente al siglo y lloronas óvírgenes lampadóforas, á las que re¬
al imperio de Roma. Excedió hasta al mismo vi¬ cuerdan, bajo muchos aspectos, los "veladores"
dente del 69. Jamás el odio contra el mundo y protestantes de América. Siete vírgenes vesti¬
el deseo de aniquilarse la sociedad pagana
ver das de blanco, llevando antorchas encendidas,
se han expresado con tan pueril furia. El ob¬ entraban en la Iglesia, lanzando gemidos de¬
jeto único de las profecías frigias eran el pró¬ arrepentimiento, vertiendo torrentes de lágri¬
ximo juicio de Dios, el castigo de los perse¬ mas y deplorando por medio de gestos expre¬
guidores, la destrucción del mundo pagano, el sivos la miseria de la vida humana. Después
reinado de los mil años y sus delicias. El mar¬ comenzaban las escenas de iluminismo. En
tirio se recomendaba como la más alta per¬ medio del pueblo, las vírgenes, presas del ma¬
fección, y morir en su lecho pasaba por indig¬ yor entusiasmo, rezaban, profetizaban y caían-
no de uncristiano. Los
encratitas, condenando en éxtasis. Los asistentes estallaban en sollozos-
las relaciones sexuales,
reconocían, al menos, y salían penetrados de una perfecta compun¬
su importancia bajo el punto de vista de la ción.
Naturaleza. Montano no se tomó la pena de Elconvencimiento que estas mujeres lleva¬
prohibir un acto que era absolutamente insig¬ ron á las multitudes y hasta el influjo que ejer¬
nificante desde el momento en que la humani¬ cieron sobre una parte del clero, fué extraor¬
dad se hallaba en su último día. La puerta se dinaria. Se llegó hasta preferir las profetisas
encontró abierta, de este modo, al libertinaje de Pejmeia á los apóstoles y al mismo Cristo..
y cerrada, al mismo tiempo, á los deberes más Los más moderados vieron en ellas á los profe¬
dulces. tas predichos
por Jesús, para antes de que aca¬
Al lado de Montano aparecieron dos muje¬ base su obra. De los países vecinos se acudía á
res : la una llamadaveces
Prisca, otras
unas ver estos fenómenos extáticos formándose una
Priscilia y otras Quintilia, y la otra Maximiba. opinión del nuevo profetismo. La emoción era
Estas dos mujeres que, al parecer, habían debi¬ tanto mayor cuanto que nadie negaba á priori
do despreciar el estado de matrimonio para la posibilidad de la profecía. Se trataba sola¬
abrazar la carrera profética, entraron en su mente de saber si era real aquélla. Las Igle¬
papel con un valor extremado sobe¬ y con un sias más lejanas, como las de Lyon y de Viena,.
rano desdén hacia la jerarquía. No obstante escribieron al Asia para informarse bien.
las sabias prohibiciones de Pablo, respecto á Muchos obispos, en particular Elio Publio,
la participación de las mujeres en los ejerci¬ Julio de Bebelto y Sotas de Anquiala, en Tra-
cios proféticos y extáticos de la Iglesia, Pris¬ cia, vinieron para ser testigos de aquellas ma¬
cilia y Maximilia no retrocedieron ante el bri¬ ravillas. Toda la cristiandad fué puesta en
llo de un ministerio público. Parece que la movimiento por estos milagros que parecían
inspiración individual tuvo esta vez por com¬ volver al cristianismo después de ciento treinta
pañeras la licencia la audacia. Priscilia tuvo
y años á los días de su primera aparición.
dos calcos que la reprodujeron; Santa Catalina La mayoría de los obispos, rehusaron tomar
de Siena y María de Alacoque. Un día, en Pe- en serio á las iluminadas de Pepucia. Casi to¬
pucia, se durmió y vió á Cristo venir hacia dos declararon la profecía individual subver¬
ella, vestido con un hábito resplandeciente y siva dentro de la Iglesia y trataron á Priscilia
con la de
apariencia de una mujer. Cristo se dur¬ poseída. Algunos obispos ortodoxos, en par¬
mió á su lado y en este abrazo misterioso le ticular Sotas de Anquiala y Zótico de Comana,
comunicó toda la sabiduría, revelándole, en quisieron exorcisarla, pero los frigios se lo im¬
particular, la santidad de la ciudad de Pepu- pidieron. Teodoto, Aleibiades y Proelo cedie¬
cia. Este sitio privilegiado sería el lugar don¬ ron al entusiasmo
general y se pusieron á. pro¬
de la Jerusalén celeste descendiendo del cielo, fetizar por su parte. Teodoto, sobre todo, fué
342 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
como el
jefe de la secta, después de Montano, para el reinado mesiánico. La Iglesia del resto
del mundo, no valía, según ellos, más que la
y principal celador. En cuanto á aquellas
su
sencillas gentes, estaban maravilladas. Los sociedad pagana. Se trataba de formar, dentro
sombrjos oráculos de las profetisas eran trans¬ de la Iglesia general, una Iglesia espiritual,
una almáciga de santos, de la que Pepucia se¬
portados y comentados desde lejos. Una ver¬
dadera Iglesia se formó en torno de ellos, y ría el centro. Los elegidos se mostraban altivos
todos los dones de la edad apostólica, y en con los simples fieles. Temison declara que la
particular el de lenguas los éxtasis se reno¬
y Iglesia católica había perdido toda su gloria y
varon. Se llegaba muy fácilmente á este razo¬ obedecía á Satanás. Una Iglesia de santos, este
namiento peligroso: "¿Por qué lo que antes era el ideal, muy semejante al de pseudo Her¬
lia' ocurido no ha de suceder ahora? La gene¬ mas. El que no es santo no pertenece á la
ración actual no está más desheredada que las Iglesia. "La Iglesia, —decían ellos, — es la to¬
anteriores. ElParacleto, representante de Cris¬ talidad de los santos, no el número de los
to, ¿no es un manantial eterno de revelación?'.' obispos."
Innumerables libritos llevaban á tierras lejanas Nada máslejos de la idea del catolicismo que
estas las buenas gentes que los leían
quimeras y tendía á prevalecer y cuya esencia consistía en
los hallaban más hermosos que la Biblia. Los abrir las puertas á todos. Los católicos toma¬
nuevos ejercicios les parecieron superiores á ban la Igíésia tal como era, con sus imperfec¬
las clarividencias de los apóstoles y muchos ciones. Se puede desde luego, ser pecador sin
osaban decir que algo más grande que Jesús dejar de ser cristiano. Para los montañistas
había aparecido. Toda la Erigía se volvía loca estos dos términos eran inconciliables. La Igle¬
y la vida eclesiástica ordinaria estuvo como sia debía ser tan casta como una virgen. El
suspensa. pecador es excluido por su pecado mismo y
Una vida de alto ascetismo era la consecuen¬ pierde desde entonces toda esperanza de volver
cia de esta fe brillante en la próxima vuelta de á entrar en ella. La absolución de la Iglesia
Dios sobre la tierra. Los ruegos de los santos de no tiene valor alguno; las cosas santas deben
Erigía eran continuos; afectaban un aire tris¬ ser administradas por los santos. Los obispos
te y cierto beaterio. Su práctica de tener apo¬ no tienen ningún privilegio en lo que concier¬
yada la del índice sobre la nuez mientras
yema ne á los dones espirituales, y sólo los profetas,
oraban, para tener un aire contrito, les valió órganos del Espíritu, pueden asegurar que Dios
el sobrenombre de "nueces clavijas" (en fri¬ perdona.
gio, trascodrugites). Ayunos, austeridades, je- Gracias á las manifestaciones extraordina¬
rofagia rigurosa, abstinencia del vino y reprd- rias de piedad exterior y poco discreta,
una
bación absoluta del matrimonio, tal era la mo¬ Pepucia y Tymium, vinieron á ser, en efec¬
ral que debían imponerse lógicamente las gen¬ to, ciudades santas. Se las llamaba Jerusalén,
tes piadosas en la esperanza del último día. y los sectarios intentaron hacerlas el centro del
Para la cena, tampoco se sirvieron, como cier¬ mundo. Allí llegaban gentes de todas partes,
tos ebionitas, más que de pan, agua, queso y y muchos sostenían que, conforme á la predic¬
sal. Las disciplinas austeras son siempre conta¬ ción de Priscilia, la Sión ideal ya se había
giosas en la multitud, incapaz de sentir una creado. ¿No era el éxtasis la realización pro¬
elevada espiritualidad, porque garantizan la visional del reinado de Dios, comenzado por
salvación con precio fijo y son fáciles de Jesús? Las mujeres se separaban de sus ma¬
eje¬
cutar por las gentes sencillas, ridos, si hubiese llegado el fin de la hu¬
que no tienen como
más que buena voluntad. Por todas partes se manidad. En cada momento era de esperar que
extendieron estas prácticas penetrando hasta se abriesen las nubes y dejaran ver á la nueva
las Galias con los asiáticos, que remontaron Jerusalén dibujarse en el azul del cielo.
en número muy considerable el valle del Róda¬ Los ortodoxos, y sobre todo el clero, busca¬
Uno de los mártires de ban naturalmente los medios para probar que
no.
Lyon en el año 177,
se sintió atacado del mal semejante hasta en su el atractivo que aproximaba estos puritanos
prisión y fué preciso el buen sentido galo ó, á las cosas eternas, no los alejaba enteramente
como se decía entonces, una revelación direc- de las de la tierra. La secta tenía una caja cen¬
tta de Dios, para hacerle' renunciar á él. tral de propaganda; los cuestores iban por
Lo más enojoso, en los excesos de celo de todas partes recogiendo y estimulando las ofren¬
estos ardientes ascetas, era que se mostraban das; los predicadores recibían un salario; las
intratables con todos los que no participaban profetisas, al concluir las sesiones que daban ó
de sus
afectaciones; y no hablaban más que las audiencias que concedían, recogieron dine¬
del relajamiento general. Como los flagelado¬ ro, trajes ó regalos valiosos. Por eso los orto¬
res de la Edad Media, encontraban en sus doxos se apresuraron á obrar contra los pre¬
prác¬
ticas exteriores un motivo de loco orgullo tendidos perfectos. Estos tenían sus confesores
y de
protesta eontra. el clero. Osaban decir que, si no y sus santos, cosa que enojaba á los ortodoxos,
después de Jesús, al menos después de los que hubiesen querido que el martirio fuese un
apóstoles, la Iglesia había perdido su época y privilegio de la verdadera Iglesia. Así no se
que no faltaba más que aguardar una hora economizaba la maledicencia paral disminuir
para santificar á la humanidad y prepararla el mérito de estos mártires sectarios. Temison,
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 343
que fué preso, escapó, según decían, de sus unos impostores, y sobre todo para establecer
perseguidores, mediante un precio. Cierto Ale¬ que los autores de la secta habían perecido
jandro también fué aprisionado, y los ortodo¬ miserablemente por el suicidio, furiosos fue¬
xos no descansaron basta que lo pudieron pre¬ ra de sí, siendo víctimas del engaño del de¬
sentar como un ladrón, que merecía perfecta¬ monio.
mente'su suerte, y que fué objeto de un proceso La extraordinaria admiración de ciertas
judicial, existente en los archivos de la pro¬ > ciudades del Asia Menor por estas locuras pia¬
vincia de Asia. dosas, no tenía límites. La Iglesia de Aneira
en ciertos momentos, fué totalmente empuja¬
da, con sus ancianos, hacia aquellas peligrosas
CAPITULO XIV
novedades. Se hizo necesaria la argumentación
cerrada de obispo anónimo y de Zótico de
un
Resistencia de la Iglesia ortodoxa.
Otra, abrirles los ojos, y aun así, la con¬
para
La lucha duró más de medio siglo, pero la versión no -fué muy duradera. - Ancira en el
victoria no fué dudosa jamás. Los frigastes, siglo IV, continuaba siendo el foco de las mis¬
como se les llamaba, no tenían más que un mas aberraciones. La Iglesia de Thyatira se
mal, aunque muy grave. Consistía en hacer lo infestó todavía ele un modo más profundo.
El frigismo estableció allí su fortaleza y largo
que hicieron los apóstoles, y esto, después de
cien años, cuando el abuso de las profecías tiempo, se consideró á esta antigua Iglesia,
no era más que un inconveniente. La Iglesia como perdida para el cristianismo. Los con¬
.estaba ya muy fuertemente constituida para cilios de leona y de Sinada, hacia el año 231,
que la indisciplina de los exaltados de Frigia combatieron el mal sin lograr desterrarlo. La
pudiera quebrantarla. Admirando á los santos extrema credulidad de estas sencillas poblacio¬
nes del centro del Asia Menor, frigios
que producía esta gran escuela de ascetismo, gálatas,
la. mayoría inmensa de los fieles, rehusaban etcétera, fué la causa de las rápidas conversiones
abandonar á sus pastores para seguir á maes¬ al cristianismo que se realizaron; pero esta
tros errantes. Montano, Priscilia y Maximilia misma credulidad les ponía á la merced de
murieron sin dejar sucesores, pero, lo que ase¬ todas las imaginaciones. Frigio venía á ser
guró el triunfo de la Iglesia ortodoxa, fué el casi sinónimo de herético. Hacia el año 235,
talento de sus polemistas. Apolinario de Hie- una nueva profetisa sublevó las campiñas de
rápolis, recogió todo lo que no había "ocultado la Capadocia. Iba descalza por las montañas,
el fanatismo. Milciades desenvolvió la tesis de anunciando el fin del mundo, administrando
que "un pi'ofeta debe hablar en éxtasis",
no los sacramentos y queriendo empujar á sus
en un libro que pasa por unade las bases de discípulos hacia Jerusalén. Bajo el reinado
la teología cristiana. Serapio de Antioquía re¬ de Decio, los montañistas tuvieron un contin¬
cogió, hacia el año 195, los testimonios que gente muy considerable de mártires.
condenaban á los innovadores, y Clemente de El Africa, por su ardor y su rudeza, debía
Alejandría se propuso refutar á los últimos. caer en esta seducción. Montañistas, novacio-
La más completa, entre las obras que apa¬ nistas, donatistas y circuncilianos son los nom¬
recieron respecto á la controversia, es la de bres diversos que autorizaban el espíritu de
cierto Apolonio, desconocido hasta entonces, indisciplina, el ardor malsano del martirio,
que fué escrita cuarenta años después de la la aversión hacia el episcopado y las rarezas
aparición de Montano (es decir, entre el 200 milenarias que siempre tuvieron su centro
y el 210). Por los resúmenes que ha conserva¬ clásico entre las razas bereberes. Estos rigo¬
do Eusebio, conocemos los orígenes de la secta. ristas, que se indignaban de ser considerados
Otro obispo, cuyo nombre no se ha conserva¬ como una secta, pero
que, en cada Iglesia, se
do, compuso una especie de historia de este tenían por lo más selecto, por los únicos cris-
movimiento singular, quince años después de tinos dignos de este nombre, estos puritanos
la muerte de Maximilia, implacables, debían ser la peor calamidad del
bajo el reinado de los
Severos. A la misma literatura tal vez perte¬ cristianismo. Tertuliano trató á la Iglesia en
nezca el escrito de que forma parte el frag¬ general de caverna de adúlteros y de prosti¬
mento conocido con el nombre de canon de tutas. Los obispos que no tenían el don de la
Maratori, dirigido al mismo tiempo, según pa¬ profecía, ni el de los milagros, fueron, ante
rece, contra el pseudo-profetismo montañista los ojos de los entusiastas, inferiores á los
y contra las quimeras gnóstieas. pneumáticos. A aquéllos y no á la jerarquía
Grande era la animosidad, y por una par¬ oficial, se deben la transmisión de las gracias
te y otra, se excomulgaban recíprocamente. sacramentales, el movimiento y el progreso de
Cuando los confesores de los dos partidos eran la Iglesia. El verdadero cristiano, viviendo
conducidos juntos al martirio, hacían lo posi¬ sólo en perspectiva del juicio final y del mar¬
ble por separarse, sin querer tener nada de tirio, pasaba el tiempo dedicado á la contem¬
común. Los ortodoxos renovaban los sofismas plación. No solamente no debía huir de las
y calumnias, para probar que los márti¬ persecuciones, sino que se le ordenaba bus¬
res montañistas (y ninguna Iglesia contaba carlas. Debía prepararse sin descanso al mar¬
.mayor número) eran todos unos canallas ó tirio, como á un complemento necesario de la
344 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
vida cristiana, pues su fin natural era morir gilar y someter á los laicos y hacer triunfar"
en medio de torturas. Una credulidad desen¬ el principio de que los obispos, solamente,,
frenada, una fe, á toda prueba, en las clari¬ deben ocuparse de la teología y son jueces,
videncias del espíritu, acababan de hacer del de las revelaciones. El cristianismo hubiese
montañismo uno de los tipos de fanatismo muerto la destrucción del episcopado, que'
por
más raros que menciona la historia de la hu¬ aquellos buenos locos de Frigia preparaban.
manidad. Si la inspiración individual y la doctrina de la
Lo más grave éel caso fué, que esta horri¬ revelación permanente se hubieran introduci¬
ble confusión de sueños, sedujo la imaginación do en el cristianismo éste hubiese perecido,
del único hombre de gran talento literario que dividiéndose en pequeños conventículos de epi¬
la Iglesia tuvo en su seno durante tres siglos. lépticos. Estas pueriles maceraciones, que no
Escritor incorrecto, pero de una tenebrosa podían convenir á todo el mundo, retrasaron la
energía, ardiente sofista, manejando alterna¬ propaganda. Si todos los fieles tuvieran dere¬
tivamente la ironía, la injuria, la baja trivia¬ cho al
sacerdocio, á los dones espirituales y
lidad, y llevando una convicción ardiente hasta á administrar los sacramentos, se hubiera caí¬
en sus más manifiestas contradicciones, Ter¬ do en una completa anarquía. La visión sobre¬
tuliano, encontró el medio de dar nuevos mo¬ natural quiso negar al sacramento y el sacra¬
delos á la lengua latina, medio muerta, apli¬ mento la mató. La piedra fundamental del ca¬
cando á su salvaje ideal, una elocuencia que tolicismo, quedó irrevocablemente fija.
siempre fué desconocida por los ascetas ex¬ En definitiva,
el triunfo de la jerarquía
travagantes de la Frigia. eclesiástica fué completo. Bajo Calixto (años
La victoria del episcopado fué, en estas 217-222) las máximas moderadas prevalecie¬
circunstancias, la victoria de la indulgencia y ron en la Iglesia de Roma, con gran escánda¬
de la humanidad. Con un extraño buen senti¬ lo de los rigoristas, que se vengaron por medio-
do, la Iglesia general consideró las abstinen¬ de atroces calumnias. El concilio de leona,
cias exageradas, como una especie de anate¬ decidió el debate en favor de la
Iglesia, sin
ma parcial sobre la creación y como una in¬ género de dudas. La secta de que nos hemos-
juria á la obra de Dios. La cuestión de la ad¬ ocupado murió más tarde. Continuó hasta el
misión de las mujeres, en las funciones ecle¬ siglo VI en el estado de democracia cristiana,,
siásticas y en la administración de los sacra¬ sobre todo en el Asia Menor, bajo los nombres-
mentos, cuestión que ciertos precedentes de de frigios, frigastes, catafrigios, pepucianos,
la historia dejaban indecisa, fué resuelta tascodrugitas, quintilianos, priscilianos y ar-
por completo. La audaz pretensión de los sec¬ totiritas. Ellos mismos se llamaban los puros
tarios de Frigia á insertar las nuevas profe¬ ó los
pneumáticos. Durante varios siglos, la
cías en el cánon bíblico, obligó á la Iglesia Frigia y la Galacia estuvieron devaradas-
á establecer más claramente que hasta enton¬ por herejías piadosas y gnóstieas, confundien¬
ces lo había hecho, que la Biblia estaba ter¬ do nubes, ángeles y eones. Pepucia fué des¬
minada enteramente. En fin, la solicitud teme¬ truida, no se sabe en qué época, ni en qué:
raria del martirio, llegó á ser una especie de circunstancias; pero el lugar en que estuvo-
delito y al lado de la leyenda que ensalzaba situada era sagrada. Este desierto vino á ser
al verdadero mártir, existió otra leyenda des¬ uno ele los puntos de peregrinación. Los inicia¬
tinada á demostrar la culpabilidad y la pre¬ dos concurrían allí desde toda el Asia Menorr
sunción del que llega ante el suplicio, entre¬ y celebraban cultos secretos, sobre los cuales,
gándose sin que lo fuercen las leyes del país. el rumor popular tuvo un hermoso campo' en
El rebaño de los fieles, como era de media¬ qué ejercitarse. Afirmaban enérgicamente que
na virtud, siguió á los pastores. La mediocri¬ en aquel sitio se había de revelar la visión ce¬
dad fundó la autoridad. Comienza el catoli¬ leste; y allí pasaban días y noches con grande-
cismo : suyo es el porvenir. El principio de atención mística, y al cabo de algún tiempo,
una especie de egotismo cristiano se sofocó veían á Cristo en persona venir á responder-
por algún tiempo. Esta fué la primera victo¬ al ardor que les consumía.
ria del episcopado, y tal vez la más importan¬
te, porque condujo á una sincera piedad. Los CAPITULO XV
éxtasis, la profecía, la glosología, eran para
ellos los textos Triunfo completo del episcopado. Conse¬
históricos, pero trajeron un pe¬ —
ciones. Lo que parecía destinado á no ser más que hay que hacer es fundar pequeños reinados
que una multitud de fanáticos, se convirtió en de Dios, especie de islas en un océano irreme¬
una religión estable. Para ser cristiano (aun¬ diablemente perverso, en las cuales la aplicación *
que lo sostuvieran Hermás y los montañis¬ del Evangelio se haga á la letra y en Jas que se -'
tas) no es indispensable ser santo. La obedien¬ ignore la distinción ole preceptos y consejos que'
cia á la autoridad eclesiástica es ahora lo que sirven en la Iglesia mundana, de escapatoria
hace al cristiano, más bien que 1q§ dones espi¬ para esquivar dificultades. La vida religiosa es,
rituales. Lstos uónés espirituales fueron tam¬ en cierto modo, de necesidad lógica en el cris¬
bién, más tarde, sospechosos, y expusieron fre¬ tianismo. Un organismo extenso encuentra el
cuentemente á los más favorecidos por la gra¬ medio de desenvolver todo lo que existe en
cia á heréticos.
degenerar en, germen en su seno. El ideal de perfección que
El cisma es el crimen eclesiástico por exce¬ constituye el fondo de las predicaciones gali¬
lencia. Por el dog'üia, la Iglesia cristiana poseía leas de Jesús, y que, algunos verdaderos discí¬
y de igual modo se formó un medio moral ase¬ que este ideal sea realizable, mundos cerrados,
quible á todo el mundo y que no entrañaba por monasterios donde la pobreza, la abnegación, la
pecesidad; como la de los abstinentes, el fin del vigilancia y la corrección recíprocas, la obe¬
Universo. Rechazados los gnósticos;, la Iglesia diencia y la castidad se practiquen rigurosa¬
rechazó los refinamientos del dogffia, y dese¬ mente. El Evangelio es, en realidad, más bien el
chando á los montañistas, desechó los refina¬ Enchiridion de un convento, que un código de
mientos de santidad. Los excesos de los que moral: es la regla esencial de toda orden mo¬
imaginaban una Iglesia espiritual, una per¬ nástica. El perfecto cristiano es un monje; el
fección transcendental, vinieron á estrellarse con¬ monje es un cristiano consecuente. El convento
tra el buen sentido de la Iglesia establecida. esel lugar donde el Evangelio que para todo lo
Las masas, ya considerables, que entraban en demás es utopía, puede convertirse en realidad.
la Iglesia, formaban la mayoría de los fieles El libro que ha pretendido enseñar la imitación
y rebajaron la temperatura moral al nivel de Cristo es un libro de claustro. Satisfecho de
posible. saber la moral predicada por Jesús se
que
En política, la cuestión se presentó de la practica en alguna parte, el láico se consolará
misma manera. Las exageraciones de los mon¬ de sus mundanos ataques y se habituará fácil¬
tañistas, sus furibundas^ declaraciones contra mente á creer que tan altas máximas de per¬
el imperio romano y su odio contra la sociedad fección no se esciibieron para él. El budismo
pagana 110 podían ser satisfactorios para ha resuelto la cuestión de otra manera. Allí
todos. El imperio de Marco Aurelio era muy di¬ todo el mundo es monje durante una parte de
ferente del de Nerón. Con éste 110 era posible su vida. El cristianismo se conforma con que
esperar reconciliarse; con aquél se podía llegar existan lugares en donde se practique la verda¬
á una inteligencia. La Iglesia y Mareo Aurelio dera vida cristiana. El budista está satisfecho
perseguían, bajo muchos puntos de vista, el con saber momento de su vida, ha
que en un
mismo objeto, y es claro que los obispos hubie¬ sido un perfecto budista.
ran abandonado al brazo secular á todos los El montañismo fué una exageración y debíá
santos de
Frigia, si semejante sacrificio hubie¬ _
perecer; pero, como todas las exageraciones,
ra sido el precio de una alianza que pusiera dejó huellas. La novela cristiana
profundas
entre sus manos la dirección espiritual del tuvo parte en la obra. Los dos grandes entu¬
mundo. siasmos, la castidad y el martirio, quedaron
Losejercicios sobrenaturales, excelentes para como los dos elementos fundamentales de la li¬
sostener el fervor en pequeñas congregaciones teratura cristiana. Es el montañismo quien in¬
de iluminados, eran impracticables en las gran¬ venta esta extraña asociación de ideas, crea la
des Iglesias. La severidad extremada respecto á virgen mártir, é introduciendo el encanto feme¬
las reglas de la penitencia, era un absurdo y nino en las más sombrías narraciones de supli¬
una falta de sentido, si se aspiraba á ser algo cios, inaugura esta fantástica literatura de
más que un conciliábulo de los que se califieau que la imaginación cristiana, á partir del si¬
puros á sí propios. Un pueblo jamás se compo¬ glo I, no se separó nunca. Las Actas montañis¬
ne de tas de San Perpetuo y de los márties de Africa,
inmaculados, y el fiel sencillo tiene nece¬
sidad de ser admitido, si se arrepiente. La Igle¬ llenas de un rigorismo extremo y de brillantes
sia romana aceptó que se puede ser miembro ardores, saturadas de un fuerte perfume de
de ella, no siendo héroe ni asceta, y que oculto, mezclando las más sutiles imágenes
basta amor
con someterse al de estética científica las más fanáticas
obispo. una con
Al lado de la Iglesia de todos, estará la Igle¬ quimeras, ihaguraron la serie de estas obras de
sia de los santos; al lado del siglo estará el voluptuosa austeridad. La obsesión de propor¬
convento; al lado del simple fiel, estará el re¬ cionarse el martirio, llegó á ser una fiebre im¬
ligioso. El reinado de Dios, como Jesús lo ha posible de dominar. Los circuncelianos recorrían
predicado, es imposible en el mundo tal cual es, el país en locas multitudes para buscar la
y como el hombre se obstina en no cambiar, lo muerte obligando al pueblo á que les martiriza-
TOMO III 22
346 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
se, traduciéndose en actos epidémicos estos ac¬ prevalecido, el carácter de lá Iglesia Sé habría
cesos de sombrío histerismo. alterado. Lo que, en efecto, distingue á la Igle¬
La castidad en el matrimonio era una de las sia de la mezquita y hasta de la sinagoga, es
bases de más interés entre los cristianos de Ro¬
que la mujer entra en la. primera libremente
ma. También en este punto se introdujo una y está en la misma forma que el hombre, aun¬
idea montañista. Como el falso Hermas, los que velada, ó sea, cubierta la cabeza. Para sa¬
montañistas removían sin cesar la ceniza pe¬ ber si el cristianismo, como lo fué más tarde
ligrosa que se pudo dejar durmiese con sus
que el islamismo, debía ser una religión de hom¬
brasas ocultas fué imprudente esparcir
y que bres, de donde se excluiría poco después á la
con violencia. Las
precauciones tomadas con mujer, hay que tener en cuenta que la Igle¬
relación á este
particular, atestiguan cierta .
sia católica no podía cometer esta falta. La
preocupación, más lasciva en el fondo que las mujer ejerció las funciones propias de la dia-
libertades del hombre de mundo. Estas precau¬ conía en la Iglesia, y aunque en ciertas condi¬
ciones fueron tales, que agravan el mal, ó al ciones de subordinación, se relacionó frecuen¬
menos lo descubren
y lo ponen' á la vista. Una temente con ella. El bautismo, la comunión
ternura excesiva hacia la tentación la
es conse¬ eucarística, las obras de caridad, entrañaban
cuencia de este miedo exagerado á la hermosu¬ perpetuas derogaciones de las costumbres de
ra, de las prohibiciones contra el adorno de Oriente. Hasta en esta ocasión la Iglesia en¬
las mujeres y sobre todo, contra los artificios contró el punto medio entre las exageraciones
de sus cabellos, que se encuentran á cada de las diversas sectas, con un raro tino.
pá¬
gina en los escritos montañistas. La mujer que, Así se explica esta mezcla singular de pu¬
por el trenzado más inocente dado á su cabelle¬ dor tímido y de femenil abandono que carac¬
ra, busca agradar y se hace la sencilla refle¬ teriza los sentimientos morales en las Iglesias
xión de que tiene buen
aspecto, viene á ser, al primitivas. ¡Lejos de aquí las viles suposicio¬
decir de estos ásperos sectarios, tan culpable nes de los pecadores vulgares, incapaces de
como la
que excita al pecado. El demonio de los comprender tanta inocencia! ¡ Todo era puro
cabellos se encarga de castigarla. La pretendida en estas santas libertades! La leyenda nos pre¬
castidad de los encratitas no era frecuentemen¬ senta á los paganos envidiosos del privilegio
te más que un inconsciente fraude. que tiene el clérigo de mirar un momento en
tina novela seguramente de origen montañis¬ su desnudez bautismal á la que, por la santa
ta, puesto que contiene argumentos para pro¬ inmersión, será su hermana espiritual.
bar que las mujeres están autorizadas para
enseñar y administrar los sacramentos, tiene iiu CAPITULO XVI
asunto que gira por completo sobre este equí¬
Marco Aurelio los cuados. El libro de
voco, medianamente peligroso. Hablamos de y —
han prevalecido en el Oriente musulmán (3). á no ser por los fornidos y fieles guardias de
Es fácil de comprender, en lo que se refiere corps (los suizos de aquel tiempo), de que cier¬
á este punto, que si tal pensamiento hubiera tos emperadores quisieron rodearse, ó por los
soberbios gladiadores que, descubrieron de pron¬
to en el anfiteatro la belleza de sus desnudas
(1) Los últimos estudios han demostrado que
el acceso histérico da á la mujer una belleza
formas, hacían estallar la admiración de la con¬
pasajera, y que este estado puede inspirar una currencia. Conquistar paso á paso este mundo
castidad relativa.
(2)
He visto en Oriente á una muchacha bai¬
impenetrable, avanzar línea por línea hacia los
lar las danzas más voluptuosas, y quería ha¬ últimos confines de la civilización, para llegar
cer vida religiosa. Después supe que se volvió á establecerse de un modo firme en Bohemia,
loca la primera noche de su matrimonio.
(3) Esto esparticularmente siente el
lo que
en vasto cuadrilátero central de Europa,
el
autor del Testamento de los doce patriarcas, donde aún debía existir un número considera¬
muy judío de espíritu. Véase Tertuliano "De vir-
ble de antiquísimos pueblos celtas; desde allí
ginibus velandis."
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 347
adelantarse como los civilizadores americanos, mano. La línea del Danubio se rompió. Los
-destruir árbol por árbol la selva Erciniana, vándalos y mareomanos se establecieron en la
sustituir con colonias á las tribus que jamás se Panonia; la Dacia fué asolada por veinte pue¬
sometieron, fijar y civilizar aquellas razas que blos distintos; los costobocos llegaron hasta
•eran dueñas del porvenir, beneficiar al impe¬ Grecia; la Rethia y la Nóriea se vieron invadi¬
rio con sus raras cualidades, con su solidez, con das; los mareomanos pasaron los Alpes Julia¬
su fuerza corporal y su energía; llevar las ver¬ nos, se aposentaron en Aquiba y lo saquearou
daderas fronteras romanas por un lado sobre todo hasta el Piave. Ante este espantoso choque,
el Oder 6 el Vístula, y por el otro, sobre el Prut las armas romanas cedieron; ePntunero de los
•ó Dniéster, y dar de este modo á la parte
el cautivos llevados por los bárbaros fué enorme,
latina del imperio una preponderancia decidi¬ la alarma muy viva en Italia, y se declaró que
da, que hubiera impedido el cisma de la parte después de las guerras púnicas, Roma no ha¬
griega oriental; en vez de levantar á aquella
y bía tenido que sostener un ataque tan furioso.
funesta Constantinopla, poner la segunda capi¬ Es una verdad muy probada que el jirogreso
tal en Basilea ó en Constanza y asegurar así, filosófico de las leyes no siempre responde á un
por el mayor bien del imperio, entre los pue¬ progreso en la fuerza del Estado. La guerra
blos celto germanos la hegemonía política que es una cosa brutal, y necesita brutos. Frecuen¬
ellos debían adquirir más tarde sobre las ruinas temente sucede también que se llega á este tér¬
del imperio, debió ser el programa de los ro¬ mino porque los adelantos morales y sociales
manos experimentados, si se hubiesen informado traen consigo el debilitamiento militar. Las ar¬
mejor del estado de Europa y de Asia, por la mas son un resto de barbarie que el hombre
geografía y la etnografía comparadas. progresivo conserva como un mal del que no
La mal concertada expedición de Varo (año puede librarse. Es muy raro que resulte bien
10 de J. C.) y la absoluta inutilidad de sus aquello que se hace pensando en que saldrá
numerosas legiones, fueron el espantajo que mal. Antonino tenía una gran aversión al em¬
.apartó el pensamiento romano de la gran Ger- pleo de.las bajo su reinado las cos¬
armas y
mania. Sólo Tácito vió la importancia de esta tumbres del campo las debilitaron mucho. No
región para el equilibrio del mundo. Pero el se puede negar que las huestes romanas per¬
•estado de división en que se hallaban las tri¬ dieron bajo Marco Aurelio una parte de su
bus germánicas acallaba las inquietudes que los disciplina y de su vigor. El reclutamiento se
más sagaces espíritus debieron concebir. Mien¬ hizo difícilmente; el reemplazo y el alistamien¬
tras estos poblados se indinaron más hacia la to de los bárbaros habían cambiando jior com¬
independencia local que hacia la centralización, pleto el carácter de la legión, y sin duda, el
y no formaron una agrupación militar, daban cristianismo resistía ya á la fuerza del Estado.
poco que temer. Pero sus confederaciones eran Cuando se piensa en que, al lado de esta de¬
impotentes. Se sabía las consecuencias que tu¬ crepitud, se agitaban los bárbaros, gentes sin
vo la
que se formó en el siglo III, sobre la ri¬ patria, perezosas para el trabajo de las tierras,
bera derecha del Rhin, bajo el nombre de fran¬ ansiosas de sangre, que no buscaban más que
cos. Hacia el año 166 se constituyó en Bohe¬ las batallas aunque fuese con sus congéneres, se
mia una liga poderosa que se extendió por la ve claro que una gran sustitución de. razas ha¬
Moravia y por el Norte de la Hungría actual. bía de verificarse. La humanidad civilizada no
Los nombres de una multitud de pueblos que dominaba aún bastante el mal para poder aban¬
más tarde debían llenar el mundo, se oyeron donarse á la ilusión del progreso por medio do
por primera vez. La gran invasión de los bár¬ la paz y de la moralidad.
baros comenzaba; los germanos, hasta enton¬ Marco Aurelio ante este asalto colosal de la
ces inatacables, atacaban. El obstáculo se ma¬ barbarie fué verdaderamente digno de admira¬
nifestaba json todo su poder asombroso en la ción. Ni amaba la guerra, ni la hizo nunca más
región del Austria y de la Hungría, sobre el que á pesar; pero cuando las circunstan¬
su
Danubio, hacia Presbourg, Comom y Grau. cias le empujaron hacia ella, la hizo bien. Por
Todos los pueblos germanos y eslavos, desde el deber, fué un gran ca¡DÍtán. Una peste ho¬
la Galia hasta el
Don, mareomanos, cuados, rrorosa seañadió á la guerra. Probada de este
nariscos, herm un duros, suevos, sármatas, vie- modo la sociedad romana, recurrió á sus tra¬
tovalos, rojolanos, bastarnos, costobocos, ala¬ diciones todas y á todos sus ritos, ocurriendq
nos, pisenos, vándalos y yacigos, parecía que lo que sucede de ordinario después de las
se hallaban de acuerdo para romper la fron¬ grandes calamidades; una reacción en favor
tera ó inundar el imperio. La presiónvenía de de la religión nacional. Marco Aurelio se pres¬
más lejos. Empujados por los bárbaros septen¬ tó á ella. Se vió al buen emperador jiresidir
trionales, probablemente por los godos, toda él mismo, en calidad de gran pontífice, los sa¬
la masa de razas eslavas
y germánicas estaba crificios, tomar una jabalina de hierro en el
en movimiento. Estos bárbaros templo de Marte, sumergirla en sangre y lan¬
con sus muje¬
res y sus hijos querían que se les recibiese en zarla hacia el punto del horizonte en que se
el imperio,
que se les diesen tierras ó dinero, hallaba el enemigo. Todos se armaron, escla¬
ofreciendo en cambio sus brazos vos, gladiadores, bandidos y diogmites (agen¬
para el servi¬
cio militar. Fué un verdadero cataclismo hu¬ tes de policía). Se pusieron á sueldo los ban-
348 NOVISIMA HISTOEIA UNIVEBSAIi
dos germánicos contra los germanos y se hizo sardina; tal otro, al dar muerte al jabalí; tal
dinero de losobjetos preciosos del palacio im¬ otro (que es el hombre), al dársela á los sár-
perial para evitarse establecer nuevos impues¬ matas. Bajo el punto de vista de los principios,
tos. todos son malvados." Los Diálogos de Epicte-
Marco Aureliopasó casi su vida entera, desde to, por Arriano, eran el libro preferido del em¬
entonces, en la región del Danubio, en Carnon- perador; los leía delicia, y sin querer, aca¬
con
te, cerca de Viena, en Yiena misma, en las baba por imitarlos. Tal fué el origen de estos
márgenes del Grau, en Hungría y, á veces, pensamientos elegidos, .que forman doce cua¬
en Sirmiiun. Su, tristeza era inmensa, pero su¬ dernos, reunidos, después de su muerte, bajo
po vencer su tristeza. Estas insípidas campa¬ el título de Con motivo de sí mismo.
ñas contra los cuados y los marcomanos fue¬ Es probable que Marco Aurelio llevase un
ron muy bien conducidas: el disgusto que le diario íntimo de su estado interior. Escribía
causaban no le impidió poner en aplicación ep griego las máximas á que recurría para for¬
su deber de conciencia. Las tropas le amaban tificarse, las reminiscencias de sus autores fa¬
y cumplió perfectamente con ellas. Moderado voritos, los pasajes de los moralistas que más
basta con los enemigos, prefirió
un plan de le decían, los principios sostenidos durante el
campaña largo, á golpes formi¬
pero seguro, día, y, á veces, hasta los reproches que su con¬
dables. Despojó de bárbaros la Panonia, les ciencia escrupulosa le ordenaba hacerse.
hizo pasar á la orilla izquierda del Danubio, "Buscas retiros solitarios, chozas rústicas,
sobre el cual tendió grandes puentes, y prac¬ orillas de mares, montañas. Como los demás,
ticó prudentemente la táctica, de que se abusó quieres tú meditar en todo esto. ¡ Qué nimie¬
más tarde, de oponer bárbaros á los bárbaros. dad! ¿No te está permitido, á cada instante,
Paternal y filósofo con estas bordas semi- retirarte dentro de tu alma? Nada para el
salvajes, se obstinaba, por su propio respeto, hombre puede ser un retiro más tranquilo, so¬
en conservar hacia ellas cuidados que no com¬ bre todo, si posee en él mismo esas cosas cuya
prendían : que si un gentilhombre trata¬
igual contemjDÍación basta para producir la calma.
se á lospieles rojas como á gentes de la más Sabe, pues, gozar de este retiro y renueva en
exquisita educación. Les predicaba candorosa¬ él tus fuerzas. Verás allí máximas precisas,
mente acerca de la razón y de la justicia, y fundamentales, desde
que un principio llevarán
acabó por inspirarles respeto. Tal vez sin la la tranquilidad á tu alma, y te conducirán á un
revolución de Avidio Casio, hubiera renuncia¬ estado capaz con resignación el
de soportar
do á hacer una provincia romana de la Mar- mundo á que debes volver."
comania (Bohemia) y otra de la Sarmacia (Ga¬ Durante los tristes inviernos del Norte, este
licia), y á salvar el porvenir. Admitía después consuelo le fué todavía más necesario. Una
de largas experiencias al soldado germano en tarde, todas las imágenes de su piadosa juven¬
las legiones; repartió tierras en Dacia, en Pa¬ tud, se presagiaron en sus recuerdos, y pasó
nonia, en Mesia y en la Gemianía romana en¬ algunas horaS deliciosas, al sospechar, lo que
tre los que voluntariamente quisieran traba¬ debía á cada uno de los buenos seres que le
jarlas, pero manteniendo con firmeza los lími¬ habían rodeado.
tes militares, estableció una rigurosa policía "Ejemplos de mi abuelo Vero: dulzura de
sobre el Danubio y no dejó una sola vez que modales, paciencia inalterable.
el prestigio del imperio sufriera concesiones "Cualidades que se notaban en mi padre: re¬
arrancadas por la política y la humanidad. cuerdo que me ha dejado: modestia, carácter
En el curso de una de las expediciones, viril.
acampando sobre las márgenes del Grau, en "Recuerdos de mi madre: piedad, su be¬ su
su tienda, á solas,, consigo mismo. Allí se des¬ los usos de la disciplina helénica; á Junio Rús¬
embarazaba de la carga que sus deberes le im¬ tico, que le enseñó á evitar toda afectación de
pusieron, hacía su examen de conciencia y elegancia en el estilo y le prestó los Diálogos de
pensaba en la inutilidad de la lucha que soste¬ Epiicteto; á Apolonio de Calcis, que realizaba
nía valerosamente. Escéptico sobre la guerra, ideal estoico de la extrema firmeza y la perfec¬
hasta cuando la estaba
haciendo, se sumergía ta dulzura; á Sexto de Queronea, tan serio y
en la contemplación de la vanidad tan bueno; á Alejandro de Cotia, que repren¬
universal, y
dudaba de la legitimidad de sus victorias: "La día con una política tan refinada; á Frontón,
araña es cruel al cazar á la mosca: otro animal "que le enseñó los deseos, la doblez y la hipo¬
lo es al cazar al lebrato; otro, al pescar una cresía de los tiranos y hasta dónde puede llegar
MARCO AURELIO T EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 349
■la dureza del corazón- ele un patricio"; á su mo fué profundamente moral sin las creencias
hermano Severo, "que le hizo conocer á Thra- que hoy se consideran como fundamentos de la
moral? ¿Cómo fué eminentemente religioso sin
seas, Helviclio, Catón y Bruto; que le la dió
idea de lo que es un Estado libre, cuya regla haber profesado ninguno de los dogmas de lo
es la igualdad natural de los ciudadanos y la que se llama religión natural? Esto es lo que
igualdad de sus derechos; de una monarquía importa descubrir.
que respeta, ante todo, á los ciudadanos"; y, Las dudas que, bajo el punto de vista de la
■
dominando á todos los demás con su grandeza razón especulativa, se plantean sobre las ver¬
inmaculada; á Antonino, su padre adoptivo, de dades de la religión natural, no son como Kant
lo ha demostrado admirablemente, las dudas ac¬
quien nos traza el retrato, con un doble esfuer¬
zo de reconocimiento y de amor. cidentales, susceptibles de ser resueltas, aten¬
Jamás se escribió más sencillamente, para sí diendo á ciertos estados del espíritu humano.
mismo, con el único fin de descargar su cora¬ Tales dudas son inherentes á la n aturaleza mis¬
zón sin más testigo que Dios. No hay una som¬ ma de estas verdades y se puede decir sin pa¬
bra de sistema. Marco Aurelio, propiamente radoja, que si están resueltas las verdades por
hablando, no poseyó filosofía determinada. ellas atacadas, desaparecen .al mismo tiempo.
Aunque casi todo se lo. debe al estoicismo trans¬ Supongamos, en efecto, una prueba directa, po¬
formado por el espíritu romano, 110 pertenece sitiva, evidente para todos, de las penas y de
á ninguna escuela. Es cierto que no sabe todo las recompensas futuras. ¿Dónde estará enton¬
lo que debía saber un contemporáneo de To- ces el mérito de hacer bien? En tal caso serían
lomeo y de Galiano, teniendo sobre el sistema unos locos los que, deliberadamente, corriesen
■
del mundo algunas ideas que no corresponden hacia su condenación eterna. Una multitud de
al más alto nivel de las ciencias de su tiempo, almas mezquinas harían su jugada con las car¬
jiero su pensamiento moral, descartado en toda tas á la vista, y forzarían de este modo la mano
ocasión del sistema, ganó una singular altura. de la Divinidad. ¿ Quién no ve que con tal sis¬
El libro de Marco Aurelio, no teniendo base tema no existe moral ni religión? En el orden
algna dogmática, conserva eternamente su fres¬ moral y religioso es indispensable creer sin de¬
cura. Todos, desde el ateo, ó que se cree tal, mostración. No se trata de certidumbre, se tra¬
hasta el hombre más encadenado por las creen¬ ta de fe. Esto es lo que olvida cierto deísmo con
cias particulares de cada culto, pueden encon¬ sus prácticas de afirmación intemperante. Ol¬
trar allí motivo de edificación. Es este libro el vida que las creencias demasiado precisas sobre
más lluramente humano que existe. No decide el destino humano acaban con todo el mérito
ninguna cuestión controvertida. En teología, rhoral. En cuanto á nosotros, si se nos anun¬
.Marco Aurelio flota entre el deísmo puro, el ciara un argumento decisivo en este orden, ha¬
politeísmo interpretado en un sentido físico, á ríamos San Luis, cuando se le habló de
como
deros sabios y lo habremos sido del único modo la grosera vulgaridad. Lo que queremos no es
conviene; es decir, sin mira alguna in¬ ver el castigo del culpable,
que nos y recoger los inte¬
teresada, sin haber contado con una remunera¬ reses
que devengue nuestra virtud. Lo que am¬
ción de ultratumba. bicionamos no tiene nada de egoísta; es sim¬
Marco Aurelio 110 es, pues, un libre pensa¬ plemente ser, quedar en relación con la luz,
dor; apenas filósofo
es un en el sentido propio continuar nuestro interrumpido pensamiento,
de la palabra. Como saber, en adelante, gozar un día de esta verdad
Jesús, tiene filosofía es¬
no
peculativa; su teología es completamente con¬ que buscamos con tanto trabajo; ver el triun¬
tradictoria. No tuvo ninguna idea reglamenta¬ fo del bien que ansiamos. Nada es más
legítimo.
ba sobre el'alma ni sobre su inmortalidad. Así lo sentía también dice el digno em-
¿Có¬ — —
350 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
perador. "¡Cómo! La luz de una lámpara bri¬ fía de Carnonte se salvó. Así salió este libro»
lla hasta el momento en que se extingue y no incomparable del que Epitecto estaba asombra¬
pierde nada de su esplendor; y la verdad, la do; este manual de la existencia resignada, esto
justicia, la templanza, que se hallan en tí, se ex¬ Evangelio de los que no creen en la vida sobre¬
tinguirán contigo;" Toda la vida pasó para él natural y que no han podido comprenderse bien
en esta noble indecisión. Si pecó fué por dema¬ hasta nuestros días. Verdadera Evangelio eter¬
siada piedad. Menos resignado, hubiera sido no, el libro de los Pensamientos, no envejecerá
más justo; porque, seguramente, pedir que ten¬ jamás, porque no afirma ningún dogma. El
gamos un espectador íntimo y simpático en las Evangelio ha envejecido en ciertas partes; la
luchas que sostenemos por el bien y la verdad, ciencia no permite que_ se admita la candorosa
no es mucho pedir. concepción de lo sobrenatural en que se basa.
Es que si su filosofía fuese
posible también Lo sobrenatural no es en los Pensamientos más
menos exclusivamente moral, si hubiese impli¬ que una leve falta que no atenta á la maravillo¬
cado un estudio más curioso de la historia y sa hermosura del fondo. La ciencia podrá des¬
del Universo, hubiera evitadox ciertos excesos de truir á Dios yal alma, pero el libro de los
rigor. Como los ascetas cristianos, Marco Aure¬ Pensamientos quedará siempre joven, lleno de
lio, se esfuerza algunas veces por renunciar bas¬ vida y de verdad. La religión de Marco Aure¬
ta á la aridez y á la sutileza. Esta calma que no lio, como en determinados momentos fué la de
se confunde nunca, se ve que se ha obtenido Jesús, es la religión absoluta, la que resulta del
por medio de un inmenso esfuerzo. Desde luego, simple hecho de una alta conciencia moral ad¬
el mal no tuvo jamás para él algún atractivo. quirida en presencia del Universo. No es ni de
No tuvo que combatir pasión alguna: "Cual¬ una raza ni de un país. Ninguna religión, nin¬
quier cosa que haga, ó que se diga — escribía gún progreso, ningún descubrimiento pueden
es necesario que demuestre que es la de un cambiarla.
—
él todo deseo. En ocasiones, aparece con cierto sión de agua. El ejército estaba devorado por la
dejo de acritud y de tristeza. La lectura de Mar¬ sed, rendido ele fatiga, perdido en un paso en
co Aurelio fortifica, pero no consuela, deja en
que los bárbaros le atacaron con todas las ven¬
el alma un sedimento á la vez cruel y delicioso tajas. Los romanos respondieron débilmente á
que no se cambiaría por la satisfacción com¬ los golpes del enemigo y era de temer un desas¬
pleta. La humildad, el desprendimiento, la se¬ tre, cuando, de pronto, un terrible huracán se
veridad para sí mismo, jamás llegaron tan le¬ desató. Cayó una lluvia copiosa sobre los ro¬
jos. La gloria, esta última ilusión de las almas manos y los refrescó. También se pretende que
grandes, se reduce á la nada. Es preciso hacer los rayos y el granizo, descendiendo sobre los
el. bien sininquietai'se de que nadie lo sepa. Co¬ criados los aterraron, hasta el punto de que una
noció que la historia se ocuparía de el, pero parte del ejército quedó perdida entre las filas
¡cuántas indignidades le han atribuido! La de los í'omanos.
Arnufis, que seguía las tropas y hasta se supuso ■ tores. No solamente el hecho de tal carta es
que eu virtud de sus mágicos conjuros había he¬ inadmisible, sino que es muy probable que Mar¬
cho intervenir á los dioses, en particular á Her- co Aurelio ignorara la pretensión que los cris¬
Una legión, la duodécima, que, después del sitio este y como, desde luego, la legión de
título,
de Jerusalén, en .que tomó parte, se fijó en Mi- Mitilene brilló bien pronto por su ardor cris¬
tilene, pasado el Eufrates, en la Pequeña Ar¬ tiano, hubo una confusión que dió lugar á que
menia, llevó tal título desde el tiempo de Au¬ se supusiera que fué esta última legión la que
gusto, sin duda inmediatamente después de un transportada, contra toda probabilidad de éxi¬
accidente físico que Je hizo sustituir con este to, dél Eufrates al Danubio, hizo el milagro, y
sobrenombre el de Antigua, que llevó hasta recibió, por tal causa, el nombre de Fulminato
entonces. olvidándose la que había llevado este sobrenom¬
Había muchos cristianos en torno de Mareo bre doscientos años antes.
Aurelio, y talvez en la legión empeñada contra Lo que hay de seguro, en todo caso, es que .
los cuados. Este prodigio, que todos admitie¬ la conducta de Marco Aurelio hacia los cris¬
ron, los emocionó. Un milagro bienhechor no tianos no se modificó en nada. Se ha supuesto
podía ser obra más que del Dios verdadero. que la revuelta de Avidio Casio, apoyada por
¡ Qué triunfo sería este argumento para hacer la simpatía de toda la Siria, especialmente de
cesar la persecución si se persuadiese al empeT
Antioquía, indispuso al emperador con los cris¬
rador de que aquel milagro era debido á los tianos, muy numerosos en estos parajes, cosa
fieles! Desde los mismos días que siguieron al que es muy probable. La revolución de Avidio
suceso, comenzó á circular la versión de que se realizó en el año 172 y la recrudescencia de
la tempestad favorable á Roma, fué el fruto las persecuciones se señala sobre todo, hacia el
de los ruegos de los cristianos, que, arrodi¬ 176. Los cristianos se consideraban fuera de
llándose, según el de la Iglesia, habían ob¬
uso toda política. En un principio, respecto á Avi¬
tenido del cielo esta señal especialísima de pro¬ dio, el perdón se desbordó del corazón aman¬
tección. Tal versión favorecía bajo dos plintos te de Marco Aurelio. El número de los márti¬
de vista las pretensiones cristianas; primero res, sin embargo, no hizo más que aumentar.
mostrando lo que podía sobre el cielo un pu¬ En tres ó cuatro años la persecución llegó has¬
ñado de creyentes, y después atestiguando que- ta el más alto grado de furor que se había co¬
el Dios de los cristianos tenía cierta debilidad nocido antes de Decio. En Africa, Yigelio Sa¬
por el imperio Que el imperio cese de
romano. turnino desenvainó la espada y Dios sólo sabe
perseguir á los santos, cuando vino á volverla á su sitio. La Cerdeña
verá lo que éstos
y se
obtendrán del cielo en su favor. Dios, para se llenó de deportados que sólo volvieron á
llegar á ser protector del imperio contra los Roma en tiempos de Cómodo, por la influencia
bárbaros, no espera más que una sola cosa, y de Marcia. Bizancio vió horrores. Casi toda la
es que el imperio cese de mostrarse implaca¬ comunidad fué prisionera y conducida á la
ble hacia un principio que es en el mundo el muerte. Cuando fué arruinada Bizancio, algu¬
fundamento de todo bien. nos años después, por Séptimo Severo, su go¬
Esta manera de presentar los hechos fué muy bernador, Cecilio Capela, exclamó: "¡Qué her¬
extendida y aceptada, circulando por todas .
moso día para los cristianos!" ■ '
las Iglesias. A cada proceso, á cada tormento, Aún fué más grave en Asia la cuestión. Era
se tenía esta excelente contestación para las esta provincia el lugar en donde el cristianis¬
autoridades: "Nosotros os hemos salvado." Esta mo atacaba más profundamente el orden so¬
respuesta obtuvo una nueva forma, cuando, cial. Los procónsules de Asia eran, entre todos
terminada la campaña, Marco Aurelio recibió los gobernadores de provincia, los más crueles
su séptima salutación imperial, y cuando la en la persecución. Sin que el emperador les
hu¬
columna que aún se ve en Roma se levantó, por biese enviado edictos, ellos alegaban ins¬
nuevos
orden del senado y del pueblo, llevando entre trucciones por las
estaban obligados á pro¬
que
sus relieves la imagen del milagro. Se tuvo ceder con severidad. Aplicaban, sin misericor¬
también ocasión de fabricar la historia de una dia, una ley que, según su interpretación,
carta oficial de Marco Aurelio al
senado, por podía ser atroz ó inofensiva. Estos suplicios
la cual prohibía
perseguir de oficio á los cris¬ repetidos eran un sangriento" mentís á aquel
tianos y se castigaba con "la muerte á sus dela¬ siglo de humanidad. Los fanáticos á quienes os-
352 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
tas violencias confirmaban en sus sombríos de¬ hacia el imperio. Por política, sin duda, pero
seos, no protestaban; al contrario, se satisfa¬ también por una consecuencia, muy justa, de
cían: pero los obispos moderados ansiaban que sus principios, Melitón 110 admite que un em¬
hubiese posibilidad de obtener del emperador perador pueda dar una orden injusta. Estaba
el fin de tanta injusticia. Marcó Aurelio escu¬ muy satisfecho con dejar creer que ciertos em¬
chaba todas las súplicas y estaba cansado de peradores 110 tuvieron absolutamente ninguna
leerlas. Su reputación como filósofo y como he¬ hostilidad hacia el cristianismo. Gustaban de
lenista invitaba á aquellos que tenían alguna fa¬ contar que Tiberio había propuesto al senado
cilidad para escribirle en griego ó dirigirse elevar á Jesús al rango de los dioses y que el
á él. El accidente de la guerra do !o? cuados senado no quiso. La preferencia decidida de
ofrecía un rodeo para aclarar la cuestión de que el cristianismo hará mérito, en el porve¬
mejor modo que el empleado por Arístides, nir, cuando pueda esperar que se le favorezca,
se deja ya adivinar por adelantado. Se esfor¬
Quadratus y San Justino.
Así se produjo una serie de apologías nue¬ zaban en demostrar, contra toda verdad, que
vas, compuestas por los obispos ó los escrito¬ Adriano y Antonino intentaron reparar el mal
res de Asia que desdichadamente no se han causado por Nerón y Domiciano. Tertuliano y
conservado. Claudio Apolinario, de obispo su generación, dirán, más adelante, lo mismo
Hierápolis, brilló en primer término en esta de Marco Aurelio. Tertuliano dudará cierta¬
campaña. El milagro de Júpiter Lluvioso tuvo mente de que se jiueda ser á la vez César y cris¬
tanta publicidad, que Apolinario se atrevió á tiano; pero esta incompatibilidad, no la verá
recordárselo al emperador, atribuyendo la in¬ nadie después de un siglo, y Constantino se mi-
tervención divina á las plegarias de los cristia¬ cargará de probar que Melitón de Sardes fué
nos. Milciades se dirigió también á las autori¬ un hombre muy sabio el día en que concibió,
dades romanas, sin duda á los procónsules de ciento treinta y dos años antes, á través de las
Asia, para defender "su filosofía" de los in¬ persecuciones proeonsulares, la posibilidad ele
justos reproches de que se la colmaba. Los que un imperio cristiano.
lograron leer su apología no tienen más que Un viaje á Grecia, Asia y Oriente que el em¬
elogios para el talento y el saber que demostró. perador hizo. por este tiempo,
no modificó en
La obra sumamente notable que se produjo nada sus ideas. Atravesó
sonriendo, piero no sin
en este movimiento literario, fué la Apología alguna ironía anterior, este mundo de sofistas
de Melitón. El autor se dirigió á Marco Aure¬ de Atenas y de Smirna; oyó á todos los pro¬
lio en la lengua que más amaba el emperador. fesores célebres; fundó un gran número de
Hemos visto á Melitón hacer al imperio las nuevas cátedras en Atenas y vió particularmen¬
más singulares insinuaciones para el caso de te á Hetodes Atico; Elio Arístides y Adriano
que quisiera venir á ser el protector de la ver¬ de Tiro. Entró solo á los más ocultos departa-
dad. En la Apología, estos avances están más mentos del santuario de Eleusis. En Palestina,
acentuados aún. Melitón se esfuerza por de¬ los restos de las poblaciones judía y samarita-
mostrar que el cristianismo se conforma con el na, caídas en la mayor abyección por las úl¬
derecho común, y que tiene que captarse las timas revueltas, le acogieron con las aclamacio¬
simpatías de verdadero romano.
un nes más ruidosas, sin duda por la fuerza de
El sistema de los apologistas, tan calurosa¬ sus lamentos. Un olor fétido de miseria reina¬
mente sostenido por Tertuliano, según el que ba en todo el
país. Multitudes desordenadas,
los buenos emperadores han favorecido al cris¬ que exhalaban un hedor insoportable, pusieron
tianismo y los malos le han perseguido, había á prueba su paciencia. En un momento lo lle¬
surgido ya completamente. Según él, nacidos varon hasta el punto de exclamar: "¡Oh, mal¬
bautizada, pero el eunuco Jacinto le había ins¬ gran filosofía libertadora, que ha salvado al
pirado un tierno sentimiento por la fe. Conti¬ hombre de los fantasmas de la superstición y
nuaba cerca de ella
conseguía los más gran¬
y que le preserva de todas las vanas creencias y
des favores, en particular para los confesores de todos los errores. Los dos amigos, exacta¬
condenados á' las minas. Después, rechazada mente como
Lucrecio, tuvieron á Epieuro por
al fin por el monstruo, Marcia fué la cabeza un santo, por un héroe, por un bienhechor del
del complot que libró al imperio de Cómodo. género humano, por un genio divino, por el
Jacinto se halló también á su lado en tales único que ha visto la verdad y ha osado decír¬
instantes. Por una singular coincidencia, el nosla. Luciano, por otra parte, habla de su ami¬
cristianismo asistió desde muy c.erca á la tra¬ go como de un hombre perfecto; ensalza su sa¬
gedia final de la casa de los Antoninos, como biduría, su justicia, su amor á la verdad, la
cien años antes fué en un medio también cris¬ suavidad de sus costumbres y el encanto de su
tiano donde se formó el complot que puso fin trato. Sus escritos le parecían los más útiles,
á la tiranía del último de los Flavios. , los más hermosos del siglo, capaces de deslum¬
hrar los ojos de todos aquellos que tienen inte¬
CAPITULO XVIII ligencia. En efecto, Celso tuvo como especiali¬
dad la investigación de los engaños á que la
Celso y Luciano. — Libros contra el cristia¬ pobre humanidad está sujeta. Le eran suma¬
nismo. mente antipáticos los magos y los introducto¬
res de falsos dioses, como Alejandro de Abo¬
El apasionamiento de los romanos contra los nótica. En cuanto á los principios generales,
cristianos produjo los no parecía poseerlos con igual firmeza
famosos martirios de que Lu¬
Lyon, de los cuales no es necesario hablar ciano. Escribió contra la magia, más bien por
aquí. destruir el charlatanismo de los magos que para
El obstinado conservador que al parar junto demostrar la absoluta inutilidad de su arte. Su
á los cadáveres mutilados de los mártires de crítica, en lo que- se
refiere á lo sobrenatural,
Lyon se decía: " j Han sido demasiado débiles es idéntica á la de los
epicúreos. Trató de igual
los castigos : sei'á preciso inventar'para el por¬ modo á la astrología, á la música, á la histo¬
venir otros doblemente severos!", no era más ria natural, á la magia y á la adivinación. Con¬
necio que los políticos que, en todas las eda¬ sideró á la mayor parte de los prestigios como
des, han creído reprimir los movimientos reli¬ obra de impostores, pero admitió algunos. No
giosos ó sociales por medio de suplicios. Los creía en las leyendas del paganismo, pero las
movimientos religiosos y sociales se combaten encontraba grandes, maravillosas y útiles á los
13or medio del tiempo y del progreso de la ra¬ hombres. Los profetas, én general, le parecie¬
zón. Si Marco Aurelio, en vez de emplear los ron charlatanes
y, por lo tanto, no trató de es¬
leones y la silla ardiente, hubiese empleado la tudiar el arte de predecir el porvenir. Es eléc-
escuela primaria y la enseñanza de un Estado tico, deísta, ó si se quiere, platónico. Su reli¬
racionalista, hubiese prevenido mejor la seduc¬ gión se parece mucho á la de Marco Aurelio,
ción del mundo por el sobrenatural cristiano. Máximo de Tiro y á la que fué más tarde la
Desgraciadamente, no se colocó en el verdadero del emperador Juliano.
terreno. Combatir las religiones en sus comien¬ Celso fué eminentemente un devoto del em¬
llevar de las calumnias. Reconoce que las cos¬ toria judeo cristiana, teniendo por base la im¬
tumbres de los sectarios son dulces y están bien portancia exagerada que los hombres, y en par¬
reglamentadas, siendo éstos los motivos de cre¬ ticular los judíos, se atribuyen en el Universo,
dulidad de la quiso discutir. Celso
secta que se refuta de mano maestra. ¿Por
qué Dios des¬
hizo con este objeto una verdadera investiga¬ cendería á la tierra? ¿Sería para averiguar lo
ción, leyendo los libros de los cristianos y de que sucede entre los hombres? ¿Pues no sabe
los judíos. Resultado de sus estudios fué una todas las cosas? ¿Su poder es tan ilimitado
obra titulada Discurso verdadero que, natural¬ que no puede corregir nada sin venir él mismo
mente, ha llegado hasta nosotros, pero que
110 al mundo ó enviar á alguien? ¿Será para dar¬
es posible reconstituir con las citas y los anᬠse á conocer? Pensar en ésto es atribuirle un
critos sibilinos, examinó sus mentiras y tampo¬ liendo de sus agujeros, ó de ranas estableci¬
co se le escapó la inutilidad de las tentativas das cerca de un pantano, ó de lombrices que
de exégesis alegórica que se habían hecho. En¬ celebran sus sesiones al lado de un cenagal...
tre los escritos del Nuevo Testamento, conoció y se dicen unos á otros: "Dios
revela y nos
los cuatro Evangelios canónicos y muchos otros; anuncia el progreso de todas las cosas; no hay
tal vez las Actas de Pilatos. Prefiriendo siem¬ para qué cuidarse del resto del mundo; deja á
pre á Mateo, se dió perfecta cuenta de las di¬ los cielos y á la tierra rodar á su capricho, para
ferentes reformas que los textos evangélicos no ocuparse más que de nosotros. Somos los
habían sufrido, sobre todo respecto á la apo¬ únicos seres con quienes se comunica por medio
logía. Es dudoso que pasasen por sus manos de mensajeros; los únicos con quienes de¬
sus
los escritos de San Pablo. Como San Justino, sea mantener relaciones sociales, porque nos
él no lo nombró jamás, pero, sin embargo, re¬ hizo semejantes á él. Todo nos está subordina¬
cuerda alguna de sus máximas y no ignora sus do, la tierra, el agua, el aire y los astros; todo
doctrinas. En cuanto á la literatura eclesiástica, se ha hecho para nosotros y destinado á nues¬
leyó el Diálogo ele Jason y Papisco, numero¬ tro servicio, y ésto es por lo que, seguro de
sos escritos
gnósticos y marcionistas, y en par¬ nuestros pecados, Dios mismo vendrá ó envia¬
ticular el Diálogo celeste. Parece no haber ma¬ rá á pro ¡lio á.los malva¬
su hijo para quemar
nejado los escritos de San Justino, aunque del dos y hacernos gozar con él de la vida eterna".
modo cómo concibe la teología cristiana, la La discusión de la vida de Jesús se hace
cristología y el cánon, está exactamente de exactamente por Celso conforme al método de
acuerdo con la teología, la cristología y el cᬠReimarus ó de Strauss. Las* imposibilidades
non de Justino. La
leyenda judía de Jesús le del relato evangélico considerado como histo¬
es familiar. La madre de Jesús ha cometido, ria, jamás fueron tan bien demostradas. La
según él, un adulterio con el soldado Panter, aparición de Dios en Jesús, es á los ojos de
siendo sorprendida por su marido el carpintero. nuestro filósofo, indecorosa é inútil. Los mi¬
Después, Jesús hace sus milagros valiéndose lagros evangélicos son mezquinos; los mágicos
de las ciencias secretas que había aprendido ambulantes hacen otro tanto sin que por ésto
en Egipto. se les mire como á hijos de Dios. La vida de
Sobre todo,
en .exégesis, Celso nos admira Jesús es la de un miserable hechicero, odioso
por su penetración. Voltaire no triunfó mejor á Dios. Su carácter es irritable; su manera de
que el de la historia bíblica, ele las imposibili¬ hablai-, decisiva, indica hombre difí¬
que eS un
dades del Génesis y de lo que existe candorosa¬ cil de persuadir conviene á un hombre
y no
mente infantil en los relatos de la creación, de buen sentido, cuanto menos á un Dios. Jesús
del diluvio y del arca. El carácter debió ser bello, fuerte, majestuoso y elocuente,
sangriento,
dui'o y hegoísta de la historia judía y la qui¬ pero sus discípulos dicen que era pequeño, de¬
mera de la
elección divina, llevada á tal pue¬ forme y sin nobleza exterior. ¿Por qué si Dios
blo hacerle el pueblo de Dios, es objeto
para quería salvar al género humano no ha envia¬
de una justa apreciación. La actitud de tas do á su hijo más que á un rincón del mundo?
ironías hebreas contra las otras sectas, está vi¬ Debió introducir su alma en muchos cuerpos
vamente revelada como un acto de injusticia y mandar á estos emisarios celestes á diversas
y de orgullo. Todo el plan mesiánico de la his¬ partes, puesto que sabía que al enviado que
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 355
destinaba á los judíos le darían muerte. ¿Por Entonces ¿por qué no os acordáis de Epicteto?
qué también hizo dos revelaciones tan opues¬ Cuando su señor le retorcía las piernas, él tran¬
tas, la de Moisés y la de Jesús? "¿Resucitó Je¬ quilo sonriente: "Me las váis á romper",,
y
sús?", pregunta. dijo, efecto, le quebró la pierna: "¡Ya os-
y en
"Será necesario, tal vez, examinar desde el dije que me la romperíais!", prosiguió. ¿Qué-
principio si alguna vez un hombre realmente ha dicho semejante á esto vuestro dios en sus.
muerto ha resucitado con el mismo cuerpo. torturas? Y la- Sibila, cuya autoridad aducen
¡Porque considerar las aventuras de los demás muchos de los vuestros, ¿por qué no la habéis
como fábulas sin verosimilitud, como si la con¬ deificado? Tendríais más razón para llamarla
clusión de vuestra tragedia, estuviese mejor hija de Dios. Estáis satisfechos al introducir
dispuesta y fuese más creíble el grito que injustamente y á capricho, de un modo frau¬
vuestro Jesús lanzó desde lo alto del madero, dulento, innumerables blasfemias en sus libros
al expirar, el temblor de tierra y las tinieblas! y queréis darnos por dios á un personaje que
Cuando vivía no pudo hacer nada por sí mis¬ acabó con una muerte miserable una vida de
mo. Muerto, decís vosotros que resucitó y en¬ infamias. Esperad, sería mucho mejor preferir
señó como pruebas de sus suplicios, las llagas á Jonás, que salió
salvo del vientre de
sano y
de sus manos. Pero ¿quién ha visto ésto? Una un gran pez, ó á Daniel,
escapó de las
que se
mujer visionaria como decís vosotros mismos ó fieras, ó á cualquiera otro de los que nos contáis
algún otro endiablado de^la misma especie; ya cosas más fantásticas aún".
sea que el pretendido "testigo haya revelado lo En juicios sobre la Iglesia, tal como se
sus
que le sugirió su confuso espíritu, ya sea que hallaba sus tiempos, Celso se muestra sin¬
en
su imaginación exaltada diera cuerpo á sus gularmente contrario á ella. Aparte ele algunos
deseos, cosa que tan frecuentemente ocurre, ya hombres buenos y amables, la Iglesia le parecía
sea más bien que haya como una confusión de sectarios, injuriándose
querido deslumhrar el
espíritu de los hombres con un relato maravi¬ los unos á los otros. Existía una nueva raza
lloso, y al calor de esta impostura, dar qué de¬ de hombres nacidos ayer (los
cristianos), sin
cir á los charlatanes... En su tumba se pre¬ patria ni tradiciones antiguas, coligados con¬
sentan, dicen que un ángel, otros que dos
unos tra las instituciones civiles y religiosas, perse¬
ángeles, para anunciar á las mujeres que había guidos por la justicia, acusados de infamia y
resucitado; porque el hijo de Dios, según pa¬ que se gloriaban de la execración común. Sus
rece, no tenía fuerza para abrirse él solo la reuniones eran clandestinas é ilícitas. Se obli¬
tumba; era preciso que alguien viniese á le¬ gaban por juramento á violar las leyes y á su¬
vantar la piedra... Si Jesús quiso que resplan¬ frirlo todo por una doctrina bárbara, que en
deciera, en verdad, su virtud divina, le faltó todo caso, tenía que ser perfeccionada y puri¬
mostrarse á sus enemigos, al juez que le ha¬ ficada por la razón griega. ¡ Doctrina secreta y
bía condenado y á todo el mundo. Porque si peligrosa! El valor que demuestran al sostener¬
estaba muerto y además era Dios, como preten¬ la es loable. Está bien morir para no adjurar
déis, no tenía que temer nada de nadie. Y si no ó simular que se abjura la fe abrazada, pero
lo era aparentemente, ¿.por qué quedó oculto" también es indispensable que la fe se funde
que había sido el enviado del cielo? Por la ne¬ en la razón y no tenga por base única tomar
cesidad misma de elevar su divinidad á la luz el partido ele no examinar nacía. Los primeros
plena, debió desaparecer de pronto, despren¬ cristianos no han inventado el martirio. Toda
diéndose de la cruz... Cuando vivía, se prodi¬ creencia ha dado estos ejemplos de ardiente
gó. Muerto hizo ver más que en secreto,
no se convicción. Los cristianos se burlaban de los
de una mujercilla
y de süs comparsas. Su su¬ dioses impotentes, que no saben vengar sus
plicio tuvo innumerables testigos, pero su re¬ injurias, pero, el Dios supremo de los cristia¬
surrección tuvo uno solo. Es lo contrario nos, ¿ha vengado á su hijo que murió cruci¬
de lo que debía haber sucedido. ficado? Todo lo bueno que tiene la doctrina,
"Si tenéis tan grandes deseos de hacer algo Platón y los demás filósofos lo habían dicho de
nuevo, ¡cuánto mejor no sería deificar á algu¬ mejor manera antes que ella. Las Escrituras
no de los no son más que una tradición en grosero estilo,
que han muerto virilmente y que son
dignos del mito divino! Si no os satisface to¬ de la que los filósofos y paidicularmente Platón,
mar á Hércules, á Asclepio ó alguno de los han dicho en un estilo hermoso.
antiguos héroes que ya se honran con un culto, Cels'o penetró de las divisiones del cris¬
se
ahí tenéis á Orfeo, hombre inspirado, que na¬ tianismo y de los anatemas que las diversas
die lo rechazará- y que pereció de muerte vio¬ Iglesias se dirigían recíprocamente. En Roma,
lenta. Tal vez diréis que no le mataron por su donde según la opinión más verosímil, escribió
voluntad. Sea; pero entonces recurrid á Ana- su libro, todas las sectas florecían. Celso cono¬
xarco
que, al meterle un día en un mortero, ció á los marcionitas y á los gnósticos. Sin em¬
cuando se le majaba cruelmente, se burlaba de bargo, vió también que en medio de este déda¬
su verdugo.
"¡Majad, majad el estuche de Ana- lo de sectas existía la Iglesia ortodoxa, "la
xarco, decía, porque al propio Anaxarco no le grande Iglesia", que no tenía más nombre que-
tocaréis!, frase llena de un espíritu divino. el de cristiana. Las extravagancias montañis¬
También diréis que había estado prevenido... tas, las imposturas sibilinas 110 le inspiraban^.
NOVISIMA HISTORIA ÜNÍVERSAL
naturalmente, más que desprecio. Ciertamente, á la tierra para salvar á los pecadores, indig¬
si hubiera conocido mejor el episcopado letra¬ naba á Celso. No quería salvación: no quería
do de Asia, hombres como Melitón, por ejem¬ más que la justicia. El privilegio del hijo pró¬
plo, que buscaba concordatos entre el cristia¬ digo era para él incomprensible.
nismo y el imperio, su juicio no sería tan se¬ Celso no quiso ver desde el principio más
vero. Lo que le disgustaba más ora la extrema que la falsa humildad, la importunidad de las
bajeza social de los cristianos y lo poco inte¬ ruines plegarias. Su Dios es el Dios de las al¬
ligente del medio en que ejercían su propagan¬ mas valerosas y rectas, no el Dios del perdón,
da. Aquellos á quienes querían ganarse, eran el consolador de los afligidos,el patrono de los
gentes sencillas, esclavos, mujeres y niños. Como miserables. Yió, indudablemente, un gran peli¬
los charlatanes, evitaban siempre que podían á gro, en el aspecto político y en el de su pro¬
las gentes ilustradas, que no se dejan engañar, fesión de maestro de instrucción pública, en de¬
para buscar ordinariamente á los ignorantes jar decir que para ser amable á los ojos de
y á los tontos, pasto ordinario de la farsa. Dios, es bueno haber sido culpable, y que los
"¿Qué mal hay en ser instruido, amar los humildes, los pobres y los espíritus sin cultu¬
conocimientos útiles, ser sabio y pasar por ra tienen, por esta razón, ventajas especiales.
tal? ¿Es ésto un obstáculo para conocer á "Escuchad sus profesores: "Los sabios re¬
Dios? ¿No son más bien los medios para lle¬ trasan nuestra enseñanza, extraviados y endu¬
gar á la verdad? ¿Qué hacen los corredores recidos como están sabiduría". ¿Qué
por su
del mercado? ¿Qué hacen los embaucadores? hombre de juicio puede,
efectivamente, ser
¿Se dirigen á los hombres discretos para reci¬ partidario de una doctrina tan ridicula? Bas¬
tarles sus anuncios? No; sólo cuando ven en ta mirar la multitud que la acoge para desjire-
cualquier parte un grupo de niños, de gana¬ ciarla. Sus maestros no buscan ni encuentran
panes ó de gentes groseras, ponen de mani¬ más discípulos que hombres sin inteligencia y
fiesto industria y
su se hacen admirar. Lo mis¬ de un espíritu Estos maestros se pa¬
grosero.
mo sucede en el interior de las familias. Los recen bastante á los empíricos que prometen
cardadores de lana, los zapateros, los batidores dar la salud á un enfermo, con la condición de
del paño, las gentes más ignorantes y despro¬ que no se llame á los médicos que podían sa¬
vistas de educación, que se dedican á ser cris¬ narle, de miedo de ignoran¬
que se reconozca su
tianos ante los señores, hombres de experien¬ cia. Se esfuerzan en que sea sospechosa la cien¬
cia y de juicio no osan abrir la boca, pero sor¬ cia: "Dejadme hacer, dicen, yo sólo os sanaré;
prende en particular á los niños de la casa ó los médicos ordinarios matan á aquellos á quie-
á las mujeres, que no tienen más inteligencia iies se vanaglorian de curar". Es como si los
que ellos y se ponen á contarles maravillas. beodos, entre ellos, acusaran á los hombr,es so¬
Pues bien; á éstos solos es á quien hay que brios de beber vino, ó como si los miopes qui¬
creer. El padre y los preceptores son locos que sieran persuadir á" otros miopes de que aque¬
ignoran el verdadero bien y, por lo tanto, no llos que tienen buenos ojos no ven nada".
pueden enseñarles. Estos habladores son los Sobre todo, como patriota y como amigo del
únicos que saben cómo se debe vivir. Los niños Estado, es como Celso se muestra enemigo del
se hallan bien al seguirles y por ello la dicha cristianismo. La idea de una religión absolu¬
se extenderá sobre toda la familia. Si mien¬ ta, sin distinción de naciones, le parece una
tras ellos
peroran llega de improviso alguna quimera. Toda es, á sus ojos, nacional, y sólo
persona seria, los más tímidos se callan. Los en tal concepto tiene razón de ser. Desde lue¬
la verdad no tienen más que abandonar al pa¬ padres, como hacen los demás pueblos, aunque
dre y los preceptores para ir con las mujeres los poderes divinos á quienes está confiada la
y la chiquillería al gineceo, ó á la tienda del Judea, sean inferiores á los dioses de los ro¬
zapatero ó al taller del batidor de paños, á manos, que son los vencedores. Se es judío por
fin de aprender lo absoluto. Este es el siste¬ el nacimiento, y se es cristiano por elección.
ma que siguen para ganarse prosélitos... Cual¬ Este es el motivo de que Roma jamás pensó
quier pecador, cualquier tonto, cualquier po¬ seriamente en abolir el judaismo ni aun inme¬
bre de espíritu, en una palabra, cualquier mise¬ diatamente después de las atroces guerras de
rable que se les aproxima, recibe en cambio Tito y de Adriano. En cuanto al cristianismo,
el reino de Dios". no es religión nacional de nadie. Es la reli¬
Se concibe que semejante confusión de la gión que se adopta como protesta contra la re¬
autoridad de la familia en la educación, debía ligión nacional, por espíritu de escuela y de
ser odiosa á un hombre que, tal vez, ejerció corporación.
las fúnciones de preceptor. La idea completa¬ "Rehusan observar las ceremonias públicas
mente cristiana de que Dios ha sido enviado y prestar homenaje á los que la presiden. En-
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 357
tonces, renuncian también á llevar la toga vi¬ emperador. Este era una simple adhesión al or¬
ril, á casarse, á ser pad/es y á llenar las fun¬ den establecido, orden era io mismo que
que
ciones de la vida. ¡ Que se vayan todos juntos la defensa de la civilización contra la barbarie,
lejos de aquí, sin dejar la menor simiente y y sin el cual ésta hubiera barrido al cristia¬
que la tierra se desembarace de esta ralea! Pero nismo, como á todo lo existente. Celso nos pa¬
si quieren casarse, tener hijos, comer de los rece poco generoso cuando mezcla la amenaza
frutos de la tierra, participar de las cosas de la á los razonamientos. "¿Pretendéis, sin duda —
vida, tanto en los bienes como en los males, decía, — que los romanos abandonen, para
es necesario que
rindan, á los que están encar¬ abrazar vuestras creencias, sus tradiciones re¬
gados de administrarlo todo, los honores con¬ ligiosas civiles, que dejen á sus dioses para
y
venientes... Debemos, de un modo constante, ponerse bajo la protección de vuestro Muy
en nuestras palabras y en nuestras acciones, Alto, que no ha sabido defender á su pueblo?
lo mismo cuando hablamos que cuando hacemos, Los judíos no han vuelto á poseer un pahua
dirigir nuestra alma hacia Dios. Sentado ésto, de tierra, y vosotros, echados de todas partes,
¿qué mal puede haber en jirocurar la benevo¬ errantes, vagabundos, reducidos á un numera
lencia de los que han recibido de Dios el po¬ escaso, os buscáis para destruiros".
der y en particular la de los reyes y poderosos Lo que hay de singular aquí, es que, des-
de la tierra?. En efecto, sin la intervención de qmés de haber combatido á muerte al eristia--
una fuerza divina, no han sido elevados al nismo, Celso, por momentos se halla muy dis-
puesto que ocupan". jjuesto á aproximársele. Se ve que, en el fbn-.
En buena lógica, Celso estaba engañado. No do, el politeísmo 110 es para él más que una di¬
se satisfizo eon pedir á los cristianos la con¬ ficultad, y que envidia á la Iglesia su Dios úui-
fraternidad política, quiso también la confra¬ co. La idea de que
algún día será el cristia¬
ternidad religiosa. No se contentó con decirles: nismo la religión del imperio y del emperador,
"Guardóos vuestras creencias; servid con nos¬ pasa ante su vista, como ante los ojos de Meli-
otros á la misma patria, que 110 os pide nada tón, pero Celso se aparta horrorizado de tal
contrario á vuestros principios". No. El quiso perspectiva. Sería la peor manera ele morir.
que los cristianos tomasen parte en las ceremo¬ "Un poder esclarecido, y que vea más — les
nias opuestas á sus ideas, haciéndoles falsos dijo, — os destruirá desde el primero hasta el
razonamientos para demostrarles que el culto último, antes que perecer él á vuestras manos".
politeísta debía causarles repugnancia.
no Después, su patriotismo y ,su buen sentido le
"Sin duda, dice, si se quisiera obligar á un presentan las imposibilidades de tal política re¬
hombre piadoso á cometer alguna acción impía, ligiosa. El libro que comienza por las más
ó á pronunciar alguna palabra desembarazada, agrias refutaciones, termina eon proposiciones
tendría razón para arrostrar todos los supli¬ de CQneiliación. El Estado corta los mayores pe¬
cios más bien que ceder; pero no es lo mismo ligros; se trata de salvar la civilización; los bár¬
ésto que si se os manda celebrar al Sol ó á baros se desbordan por todas partes; se alistan
cantar himno hermoso en honor de Atenea.
un los gladiadores y los esclavos
la guerra. El
para
Estas fórmulas de piedad, y no es posible
son -cristianismo perderá la sociedad
tanto como
tener demasiada piedad. Admitís los ángeles: establecida, eon el triunfo de los bárbaros.
¿por qué 110 admitís los demonios ó dioses se¬ "Sostened al emperador con todas vuestras
cundarios? Si los ídolos 110 son nada, ¿qué fuerzas, partid con él la defensa del derecho;
mal hay en tomar parte en las fiestas públicas? combatid por él -si las circunstancias lo exi¬
Si existen los demonios como ministros del Dios gen : ayudadle en la dirección de sus tropas.
Todopoderoso, necesario que los hom¬
¿no es Para ésto, cesad de sustraeros á los derechos
bres piadosos les rindan homenaje? Parecerá, civiles y al servicio militar; tomad parte en
en efecto, que honráis tanto al gran Dios, cuan¬ las funciones públicas si es preciso para la
to mejor glorifiquéis estas divinidades secun¬ salvación de las leyes y para la causa de la
darias. Aplicándose así, á todas las cosas, la piedad".
piedad sería más perfecta". Esto era fácil de decir. Celso olvidaba que
A lo que los cristianos tenían el derecho de aquellos á quienes quería atraer estaban siem¬
responder: "Esto pertenece á ntiestra concien¬ pre amenazados con los más crueles suplicios.
cia, y el Estado no puede razonar con nosotros Olvidaba, sobre todo, que el culto establecido
acerca de este punto. Habitadnos de deberes ci¬ demandaba á los cristianos admitir absurdos
viles y militares, que no tengan carácter algu¬ mayores que los
él combatía en ellos. A
que
no religioso, y nosotros los cumpliremos". En este llamamiento patriótico 110 podía responder
otros términos: nada de lo que se refiere al más que el silencio. Tertuliano exclamaba fe¬
Estado, debe tener un carácter religioso. Esta rozmente: "Para destruir vuestro imperio 110
solución nos parece más sencilla; pero ¿cómo tendríamos más qúe retirarnos. Sin nosotros
no tendría más
reprochar á los políticos del siglo II no haber¬ que la inercia-y la muerte". La
la puesto en práctica, cuando en nuestros días abstención fué siempre la venganza de ios con¬
encuentra tantas dificultades? Seguramente es servadores vencidos. Los conservadores saben
más admisible el razonamiento de nuestro autor que son como la animación de la tierra; que
en lo que se refiere al juramento en nombre del sin ellos no hay sociedad posible ni se puedeq
358 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
cumplir las funciones de mayor importancia. Es gente hacia ellos. Como los cristianos, Luciano
natural que en sus momentos ele despecho, di¬ es un demoledor del paganismo, un súbdito re¬
jeran sencillamente: "Pasad sin nosotros". A signado, pero 110 afecto á Roma. Jamás tuvo
decir verdad, nadie, en los tiempos de que ha¬ anteriormente una inquietud patriótica, uno
blamos, estaba preparado en el mundo roma¬ de cuidados de hombre de
esos
Estado, que de¬
no para la libertad. El principio de la reli¬ voraban á su amigo Celso. Su risa la mis¬
es
gión del Estado era el de casi todos. El plan ma que la de los Padres, su diasgrmos tiene
de los cristianos es convertir, hacer que su re¬ puntos de contacto con el de ILermias. Llabla
ligión sea la del imperio. Mentón presentó á de la inmortalidad ele los dioses y de las con¬
Marco Aurelio el estableeiifiienio del culto re¬ tradicciones de la filosofía casi como Taciano.
velado como el más hermoso empleo de su Su ciudadideal se asemeja singularmente á
autoridad. una Iglesia. Los cristianos y él se alian en la
El libro de Celso se leyó muy poco cuando misma guerra, la guerra contra lar. supersti¬
apareció. Transcurridos setenta años antes de ciones locales, contra las magias, contra los
que el cristianismo se diese cuenta de su exis¬ oráculos y los taumaturgos.
tencia. Ambrosio, aquel alejandrino bibliófilo El lado quimérico y utópico de los cristia¬
nos no podía menos de disgustarle. Es de
y sabio que favoreció los estudios de Oríge¬ pre¬
nes, fué el que descubrió el libro impío, lo leyó, sumir que pensara en ello muchas veces cuan¬
lo envió á su amigo y le rogó que lo refutara. do trazó, en Los fugitivos, aquella pintura de
Se extendieron muy poco los efectos del libro. un mundo de bohemios impúdicos, ignorantes
En el siglo IV, Hierocles y Juliano se sirvie¬ é insolentes, levantando verdaderos tributos
ron de 61
y casi lo copiaron, pero era dema¬ con el
pretexto de la limosna, austeros en pa¬
siado tarde. Celso no consiguió quitarle ni un labras el fondo libertinos, seductores de
y en
discípulo á Jesús. Tenía razón bajo el punto mujeres, enemigos de las Musas, gentes de
del buen sentido natural; pero el simple buen rostro pálido
de cabeza rasurada, y partida¬
y
sentido, cuando se halla en oposición con las rios de infames orgías. La pintura eslá menos
necesidades del misticismo, se atiende muy poco. recargada de sombra,_pero la alusión es, tal
No estaba preparado para ser un buen minis¬ vez, más desdeñosa en Peregrinus. Ciertamente
tro de Instrucción Pública. Es preciso recor¬ Luciano 110 ve, como Celso, un peligro para el
dar que el emperador tampoco estaba exento Estado en estas candideces sectarias, que nos
de toda creencia en lo sobrenatural. Las mejo¬ presenta viviendo como hermanos y animados
res inteligencias del siglo admitían los sueños los unos para los otros, de la más ardiente ca¬
medicinales y las curaciones milagi osas en los ridad. No es, pues, él quien solicitara su per¬
templos de los dioses. El número de los racio¬ secución. ¡Hay tanto loco en el mundo! Estos
nalistas puros, tan considerable en el siglo I, no son, sin duda, los más malvados.
estaba ya muy reducido. Los espíritus que, como Luciano se formaba seguramente una extra¬
el de Celso ó el de Minucio Félix,. reconocen ña idea del "sofista crucificado (Jesús) que
una
especie de ateísmo, no tienen fuerza para introduje» estos nuevos misterios, y procuró
defender enérgicamente el culto establecido. Eu persuadir á sus adeptos á no aderar á nadie
la última mitad del siglo II, no vemos realmen¬ más que á él." Tiene compasión
de tanta cre¬
te más que á un solo hombre que, superior á dulidad. Los desventurados á quienes se les ha
toda superstición, adquirió de metido en la cabeza ser inmortales, ¿cómo
una manera dig¬ no
na el derecho de reirse de todas las locuras hu¬ han-de estar expuestos á toda clase de obser¬
manas de compadecerlas de igual modo. Es<e
y vaciones? El cínico que se evaporó en Olimpia
hombre, á la vez el espíritu más firme .y de más y -el mártir cristiano que busca la muerte para
atractivos dé su tiempo, fué Luciano. estar con Cristo, le parecían dos locos de la
Aquí no hubo equivocación. Luciano recha¬ misma índole. Ante estas muertes
pomposas,
zó en absoluto lo sobrenatural. Celso admitía rebuscadas voluntariamente, su reflexión es la
todas las religiones; Luciano las niega todae. misma de Arrio Antonino: "Si tenéis en tanto
Celso se creyó concienzudamente obligado á es¬ vuestros tormentos, proporcionároslos entre
tudiar el cristianismo en sus fuentes; Luciano, vosotros, á vuestro gusto y sin ostentación tea¬
qué antes de tal investigación, sabía á qué ate¬ tral." El cuidado de recoger los restos de los
nerse, no tomó más que una noción superficial. mártires, de elevarlo á los altares, la preten¬
Su ideal es Demonax, que, á la inversa de sión de obtener de él milagros curativos, de eri¬
Celso, no hizo sacrificios ni se inició en nin¬ gir su ara en un santuario de profecías, eran
gún misterio, ni tuvo otra religión que un buen locuras comunes á todos los sectarios. Luciano
humor y una benevolencia universales. es de opinión que se deben contentar con reir¬
Esta completa diferenciá de puntos ele parti¬ se ios que los observen, siempre que la mala fe
da, hizo que Luciano estuviese mucho menos no se mezcle en estos engaños. Sólo le satis¬
alejado de los cristianos que Celso. El, que-tenía facen las víctimas porque á los ver¬
provocan
mejor que nadie el derecho de ser severo con dugos.
lo sobrenatural de los Fué Luciano la primera aparición de esta
sectarios, porque
nuevos
no admitía ningún sobrenatural, se presenta, forma del genio humano de que Voltaire ha
al contrario, por momentos, bastante indul¬ sido la perfecta encarnación, y que, considera-
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 359
remedio i'adical el de
Epicuro, que corta de
es burdos bastante insípidos. Los desdichados
y
un solo golpe la religión, su objeto y los ma¬ ensa3ros que se han hecho en nuestro tiempo,
les que entraña. Luciano se nos aparece tam¬ dentro del catolicismo, para emplear la ironía
bién como un sabio arrojado á un mundo de de Voltaire en provecho de la buena causa, y
locos. No odia nada y se ríe de todo menos de liara hacer la apología de la religión en el to¬
la virtud real. no de- un Tertuliano de buen humor, recuer¬
Pero en los tiempos á que se refiere nuestra dan la obra de que hablamos. Los sarcasmos
historia, los hombres de este género eran es¬ de Hermias, hieren solamente las
no exagera¬
casos; se podían contar. El muy espiritual das pretensiones de la filosofía, sino que in-
Apuleyo de Madora, es, ó al menos afecta ser, siiltan las tentativas científicas más legítimas
enemigo de los espíritus vigorosos. Ha sido re¬ y el deseo de conocer las cosas que hoy están
vestido de Un sacerdocio; detesta á los cristia¬ perfectamente descubiertas y son del dominio
nos por impíos; rechaza la acusación de
magia, público. La ciencia, según el autor, tiene por
no como quimérica,
sino como un hecho sin origen la apostasía de los ángeles. Estos son
fundamento, y todo está lleno para él de dio¬ seres desventurados y perversos que han en¬
ses y demonios. El libre pensador era una es¬ señado á los hombres la filosofía con todas sus
pecie de sér aislado, mal visto, por lo que le contradicciones. El conocimiento que el autor
fué necesario disimular sus ideas. Se suscitaba posee de las viejas escuelas es extenso, pero
con horror la historia de cierto profundo. En cuanto al espíritu filosófico,
Eufronio, epi¬ poco
cúreo endurecido, que cayó enfermo y que sus jamás se ha hecho nada más extravagante.
padres llevaron á un templo de Esculapio.- Allí, La clemencia del emperador, y su conocido
un oráculo divino, le á la verdad, provocaban de año en año
propinó la receta siguien¬ amor
Nuevas apologías. — Atenágoras, Teófilo de tentasen c-on llevarse sus bienes y sus vidas!
Pero lo más insoportable es que se les colma
Antioquía, Minucio Félix.
de calumnias oficialmente, acusándoles ele
Jamás la lucha fué tan ardiente como en los ateos, de comedores de carne humana y de in¬
últimos años de Marco Aurelio. La persecu¬ cestuosos. Si los cristianos son culpables de
ción esíaba en su período álgido. Los ataques ateísmo, los filósofos deben purgar también el
y las respuestas se cruzaban. Los partidos es- mismo crimen. Los cristianos admiten esta in¬
.
grimían, cada uno á su vez, las armas de la teligencia suprema, invisible, impasible, in-
360 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
milagros curativos que se realizan, en los tem¬ veces. Cicerón, Séneca Salustio fueron sus>
y
tutores preferidos. Entre sus contemporáneos
plos son obras de los demonios.
nadie escribió el latín mejor que él. El libro de
Atenágoras 110 se tomó el cuidado de demos¬
trar que los crímenes contra la naruraJeza que su compatriota Frontón le impresionó mal
les imputaban, no tienen verosimilitud alguna. Quiso responder al ataque, y lo hizo calcando»,
Afirmaba la pureza de sus costumbres, no obs¬ al parecer, el estilo un poco agrio del ilustre
tante las objeciones que se le hacían acerca del retórico y supo defenderse. Quizá leería la obra
beso de paz. de Celso y se refiera á ella más de una vez sin
El dogma de la resurrección de los muertos nombrarla.
era el ocasionaba más dificultades á los
que Minucio Félix dió bastante mejor que los
espíritus que habían recibido la educación grie¬ apologistas griegos el tono que prevalecería
ga, y Atenágoras le consagró una conferencia entre los defensores del cristianismo en todo»
especial, ensayando responder á las objeciones los tiempos. Fué un hábil abogado, dirigiéndo¬
que se le hacen respecto al caso de que el cuer¬ se á gentes menos versadas en la dialéctica que
po pierda su identidad. los griegos del Egipto ó de Asia, disimulando
No obstante todos sus razonamientos, los pa¬ las tres cuartas partes del dogma para llevar la
ganos se obstinaban en decir: "Mostradnos un- adhesión al conjunto, sin discusión de detalle,-
resucitado de entre los muertos y cuando le tomando el aspecto del letrado para convertir
hayamos visto, creeremos". á los letrados y persuadirles de que
el cristianis¬
Teófilo, obispo de Antioquía, hacia el año 170, mo no les obliga á renunciar á los filósofos ni
fué como Atenágoras un convertido del helenis¬ á los escritores que admiran. Minucio Félix
mo que,
al verificar la conversión, no creyó ha¬ fué como uno de esos predicadores mundanos
cosa más que
otra y elegantes que hablan á gentes aristocráticas
cer
cambiar una filosofía por
otra mejor. Era un doctor muy fecundo, un ca¬ fáciles de contentar, haciéndolo todo para to¬
tequista dotado de gran talento expositivo y un dos, estudiando las flaquezas, las manías de las-
hábil polemista conforme á las ideas de su personas á quienes quiere convencer, afectan¬
tiempo. Escribió contra el dualismo de Marcion do, bajo su losa de plomo, los modales del hom¬
y contra Iíermógenes que negaba la creación y bre libre, falseando su símbolo para hacerlo
admitía una materia eterna. Comentó los Evan¬ aceptable. Hacei-se cristianos por la fe de este
gelios é hizo, segrí n se dice, una Concordia ó piadoso sofista, es lo mejor; pero recordad que
Harmonía. La principal obra suya que ha lle¬ todo esto es un gran pastel. Mañana, lo que
gado hasta nosotros es un tratado en tres libros, hoy se presenta como accesorio, vendrá á sel¬
dedicado á un tal Antólieo, personaje proba¬ lo principal; la corteza amarga que se os ha.
blemente ficticio, bajo cuyo nombre Teófilo re- querido hacer tragar en un pequeño volumen y
pi'esenta al pagano instruido, que sigue en p! reducida á su más mínima expresión, os hará
error por los prejuicios existertes contra el gustar luego toda su amargura.
cristianismo. Según Teófilo, se es cristiano por
el corazón. Las pasiones y los vicios son los
CAPITULO XX
que impiden ver á Dios. Dios es inmaterial; sin
forma; pero sus obras le revelan á nosotros. Progreso de la organización de la Iglesia.
Los dioses de los paganos son hombres que se
hacen adorar, y los peores de los hombres. En medio de circunstancias tan difíciles en
Teófilo
habla ya de una trinidad; pero su apariencia, la organización de la Iglesia se
trinidad no tiene el aspecto de la de Nicea. Se completaba con sorprendente rapidez. En el
compone de tres personas: Dios, el Yerbo y la tiempo á que ahora nos referimos, la Iglesia de
Sabiduría. Su confianza la lectura de los Jesús bastante sólida y
en es
consistente. El gran
profetas medio de conversión de los pa¬
como peligro del gnosticismo, que hubo de dividir al
ganos, puede parecer exagerada. Su erudición cristianismo en innumerables sectas, estaba con¬
es
abundante, pero la crítica le hace totalmen¬ jurado. El nombre de "Iglesia católica" suena
te defectuoso y la exégesis en que dió los en todas partes como el de un gran
pri¬ cuerpo, des¬
meros capítulos del tinado á atravesar los siglos sucesivos sin des¬
Génesis, es muy falsa.
La perla de esta literatura apologética de truirse. Ya se deja ver bien el carácter ele esta
los últimos años de Marco Aurelio, es el diᬠcatolicidad. Los montañistas son considerados
logo compuesto por el africano Minucio Félix. como
sectarios; los marcionistas, convencidos de
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 361
falsear la doctrina apostólica, y las diversas es¬ cristianismo. Un paso más y el obispo lo será
todo en la Iglesia. La obediencia hacia ella y
cuelas de gnósticos, están cada vez más aleja¬
das del seno de la Iglesia general. Hay, pues, después hacia el obispo, es considerada como el
algo que no es el montañismo, ni el mareionis- primero de los deberes. La innovación es el
mo, ni el gnosticismo, que es el cristianismo no
sello de la falsedad. El cisma será mañana para
sectario, el cristianismo de la mayoría de los el cristiano el peor de -los crímenes.
obispos, resistentes á las herejías, aunque las Así la Iglesia priínitiva tuvo á la vez el or¬
usen todas, no teniendo, si se quiere, más que den y el exceso de libertad. El pedantismo de
caracteres negativos, pero preservado por éstos, la filosofía escolástica era aún desconocido. La
de aberraciones piadosas y del disolvente ra¬ Iglesia católica aceptaba con viveza las ideas
cionalismo. El cristianismo, como todos los par¬ fecundas que nacían entre los heréticos, des¬
tidos que quieren vivir, se disciplinó á sí mis¬ echando lo que era demasiado sectario. La es¬
mo, y reprimió sus propios excesos. Unió á !a pontaneidad de la teología traspasó los lími¬
exaltación mística un fondo de buen sentido y tes de todo cuanto se ha visto más tarde. Sin
de moderación, que mató al milenarismo, al vi- hablar de los gnósticos, que llevaron la fanta¬
sionarismo, á la glosolalia y á todos los fenó¬ sía donde no llegó nunca, San Justino, el autor
menos espirituales primitivos. Un puñado de de los Reconocimientos, el pseudo Hermas,
exaltados, como los montañistas, corriendo ha¬ Marcion y otros que aparecían en todas par¬
cia el martirio, desvirtuando la penitencia y tes, cortaron por donde quisieron, por decirlo
condenando al matrimonio, no es la Iglésia. El así. Cada uno se hizo una cristología á medida.
justo medio triunfa. No podrán los radicales, Pero, en medk» de la enorme variedad de opi¬
de ningún modo, destruir la obra de Jesús. La niones que llena la primera edad del cristianis¬
Iglesia es siempre de una opinión media; per¬ mo, se constituyó un punto fijo, la opinión de
tenece á todo el mundo, y no es el privilegio de la catolicidad. Para convencer al herético no es
pretensiones. Hay en la Iglesia perfectos é im¬ sucesión de obispos hasta á los apóstoles. Quod
perfectos, y todos pueden ingresar en ella. El semper quod ubique fué la regla absoluta de
martirio, el ayuno y el celibato son, sin duda, verdad. El argumento de la prescripción, al
excelentes; pero se puede, sin heroísmo, ser cual dió Tertuliano tan elocuente forma, rea¬
cristiano y de los buenos. sume toda la controversia católica. Probar á
El episcopado fué quien, sin el auxilio del alguno que es un innovador, y que llegó tarde
poder civil, sin ningún apoyo de los agentes para la teología, es probarle que su doctrina
de orden público ni de los tribunales, estable¬ es mala. ¡ Regia insuficiente; pues, por una sin¬
gilo III, el flámine duunviro ocupó en la ciudad obispos de Italia y nombrarles sucesores. Roma
el puesto que, ciento ó ciento cincuenta años era también la autoridad central de las Igle¬
des¡iués, tuvo el obispo en la diócesis. Juliano sias de Africa. Aureliano, en el 272, dijo que
ensayó, más tarde, oponer estos flámines á los el verdadero obispo de Antioquía es el que está
obispos cristianos y hacer curas á los augusta- en relación con el obispo de Roma. ¿Cuándo
les. Así, la geografía eclesiástica de un país sufrió un eclipse esta superioridad de la Igle¬
corresponde, sobre poco más ó menos, á la geo¬ sia de Roma? Cuando dejó de ser, en realidad,
grafía del mismo país en la época romana. La la única capital del imperio, á fines del siglo III,
lista de los obispados y de los arzobispados, es cuando el centro de los grandes acontecimien¬
la de las civitates antiguas, conforme á sus lí¬ tos se trasladó á Nicea y á Nicomedia, y, so¬
neas de subordinación. El
imperio fué como el bre todo, cuando el emperador Constantino creó
molde en que se coaguló la nueva una nueva Roma sobre el Bosforo. La Iglesia
religión. Su
constitución interior, sus divisiones jerárquicas, de Roma, desde Constantino hasta Carlomagno,
fueron las del imperio. Las antiguas listas de fué despojada de la importancia que en reali¬
la administración romana y los registros de la dad tuvo durante el II y el III siglos"; pero se
Iglesia, en la Edad Media, y aun en nuestros reveló más poderosa que nunca, cuando, por su
-días, no difieren casi nada. alianza con la casa carlovingia, fué por espa¬
Roma era el punto donde se elaboraba esta cio de ocho siglos el centro de todos los gran¬
gran idea de catolicidad. Su Iglesia gozaba de des asuntos del Occidente.
una primacía indudable, cuyo reconocimiento de¬ Puede decirse que la organización de las
bió, en parte, á su santidad y á su excelente Iglesias ha tenido cinco grados de adelanto, de
reputación. Todo el mundo confesaba, desde el los cuales, cuatro se atravesaron en el período
principio, que esta Iglesia se fundó por los que abraza esta obra. En los primeros tiempos,
apóstoles Pedro y Pablo, que ambos sufrieron la ecclesia primitiva, cuyos miembros están
el martirio en Roma, y que Juan mismo fué igualmente inspirados por el Espíritu. Después
sumergido allí en aceite hirviendo. Se mostra¬ los ancianos, ó presbyteri, adquieren en la eccle¬
ban los lugares santificados por las Actas apos¬ sia un derecho de vigilancia considerable y
tólicas, en parte verdaderas y en parte falsas. llegan á absorberla. Después, el presidente de
Todo esto rodeaba á la Iglesia romana de una los ancianos, el episcopos, asume á su vez los
aureola sin rival. Las cuestiones dudosas se poderes de los ancianos, y por consecuencia los
sometían al obispo de Roma, no para que sir¬ de la ecclesia. Más tarde, los episcopos de las
viese de árbitro, sino para que diese una solu¬ diferentes Iglesias, correspondiéndose entre
ción. Se hacía el razonamiento de que, puesto ellos, forman la Iglesia católica. Luego entre los
que Cristo hizo de Pedro la piedra angular de episcopi, hay uno que está llamado á tener un
su Iglesia, tal privilegio debía extenderse á sus gran porvenir. El papa, la Iglesia de Jesús
sucesores. El obispo de Roma fué, pues, el obis¬ transformada en monarquía, con Roma por ca¬
po de los obispos, el que dirigía á los demás. pital, se divisan apenas en una obscura lonta¬
El papa Víctor (189-199), expuso esta preten¬ nanza; pero el principio de esta transforma¬
sión. Roma proclamó su derecho (¡ derecho pe¬ ción es ya sencillo al final del siglo II. Hay que
ligroso !) de excomulgar á aquellos que no mar¬ añadir que esta transformación no ha tenido,
chasen perfectamente de acuerdo con ella. Los como las demás, el carácter de universal. La
pobres artemonitas (especie de arríanos antici¬ Iglesia latina sólo se atribuyó la dirección, y
pados) se quejaron con razón de las injusticias hasta en el seno de esta Iglesia, la tentativa
de la suerte, que los hizo heréticos, mientras del papado acabó por llevar la revolución y la
que, menos Víctor, toda la Iglesia romana pen¬ protesta.
saba como ellos. La Iglesia de Roma, desde en¬ Así los grandes organismos que todavía for¬
tonces, se puso sobre la historia. El espíritu man una parte esencial de la vida moral y po¬
que en 1870 hizo proclamar la infalibilidad del lítica de los pueblos europeos, fueron creados
papa, se reconoce desde fines del siglo II, por por estos hombres candorosos y sinceros, cuya
signos ya ciertos. La obra de que fué parte el fe inséparable de la cultura moral de la hu¬
era
fragmento conocido con el nombre de Canon de manidad. Al final del siglo II el episcopado
Muratori, escrito hacia el año 180, nos muestra está completamente en sazón y el papado existe
ya á Roma reglamentando el Cánon de las en germen. Los concilios ecuménicos eran im¬
Iglesias, dando por base de la catolicidad la posibles. Un imperio cristiano podía solamente
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 3G3
permitir estas grandes asambleas, pero el síno¬ nosotros un valor inestimable, y su pérdida no
do provincial se practicó en los asuntos referen¬ es menos sensible que la de los escritos de Pa-
tes á los montañistas y á la Pascua. La presi- pías. Era todo el tesoro de las tradiciones ebio-
denc-ia del obispo de la capital de provincia se nitas en forma acejitable para los católicos y
admitió sin protesta. Un comercio epistolar ex¬ presentadas con un espíritu de viva oposición
tremadamente activo era, como en los tiempos á la gnosis. Lo que se refiere á las sectas ju¬
señanza aparte, más fija que la de los fieles. ta, y no se destruirá hasta el fin de los
Orígenes era catequista -y predicador, autoriza¬ tiempos.
do por el obispo de Cesárea, sin ocupar pues¬ El Oriente, por su liarte, siempre inclinado
to definido en el clericato. San Jerónimo guar¬ al sincretismo, estaba predispuesto á simpati¬
dó una situación análoga que, ya en su tiempo, zar con todo lo que tuviese el carácter de la es¬
ras que el gnosticismo -encerraba casi siempre. sículo "Que la luz sea y la luz fué" entre los
Desde luego, se agruparon en torno suyo algu¬ más hermosos trozos, que había conocido.
nos adolescentes, á la vez letrados y
cristianos, El másoriginal entre estos espíritus muda¬
en particular el joven converso Clemente, de bles y sinceros á quienes la ley cristiana encan¬
cerca de veinte años de edad, y Alejandro, que tó, pero no de un modo tan exclusivo que les
fué más tarde obispo de Jerusalén, y desem¬ obligara á despreciar todo lo demás, fué Bar-
peñó, en la ¡numera mitad del siglo III, un desano de Edesa. Era, si se quiere, un hombre
papel muy considerable. La vocación de Pate- de mundo, rico, amable, liberal, instruido, bien¬
110, era, sobre todo, la enseñanza oral. Su pala¬ quisto en la corte, versado á la vez en la cien¬
bra tenía uñ extremado encanto, inculcando en cia caldea y en la cultura helénica; una espe¬
sus
discípulos, más célebres que él, un sentimien¬ cie de Numenio, al corriente en todas las filo¬
to profundo. No favorable que Justino
menos sofías, en todas las religiones y en todas las sec¬
hacia la filosofía, concibió el cristianismo como tas. Fué sinceramente cristiano y un predica¬
el culto de todo lo que es bello. Genio dichoso, dor ardiente de sus doctrinas, casi un misione¬
brillante, espléndido, benevolente para todo, fué ro, pero todas las escuelas cristianas por que
en su época el espíritu más liberal y más am¬ atravesó, dejaron algo en su espíritu y ningu¬
plio que la Iglesia poseyó hasta entonces, y se¬ na le retuvo
en su seno. Sólo Marcion, con su
ñaló la aurora de un notable movimiento inte¬ austero ascetismo, le disgustó por completo. El
lectual, superior, tal vez, á todos los ensayos valentinianismo, por el contrario, con su forma
de racionalismo, que han germinado en el seno oriental, fué la doctrina á que volvía siempre.
de la cristiandad. Orígenes, en la fecha á que Después de haber admirado á su generación
nos referimos, no había nacido aún, pero su por una predicación brillante, por su ardiente
padre, Leónidas, nutría en su corazón el ar¬ idealismo y por»cierto encanto personal, fué
diente idealismo que le llevó al martirio y le colmado de anatemas. Se le clasificó entre los
hizo el primer maestro de su hijo, cuyo pecho gnósticos, cuando jamás quiso ser clasificado.
había de besar durante su sueño, como si fuese Uno solo de todos los tratados de Bardesanó
el templo del Espíritu Santo. halló gracia entre los lectores ortodoxos; fué
El Oriente pagano no inspiró siempre á los el diálogo en que combate el peor de los errores
cristianos la misma antipatía que la Grecia. El del Oriente, el error caldeo, el fatalismo astro¬
politeísmo egipcio, por ejemplo, fué tratado lógico. La forma de los pasatiempos de Sócra¬
por aquéllos con menos severidad que el poli- .
tes era muy agradable á Bardesanó. Le gusta¬
teísmo helénico. El poeta sibilino del siglo II ba apai-ecer ante el público, rodeado de sus
MARCO AURELIO Y EL R ÍAL DEL MUNDO ANTIGUO 365
.amigos y discutiendo con ellos los más arduos tracción. Las buenas gentes de Siria se des¬
lumhraron. La suerte de Bardesano parecía
problemas de la filosofía. se
Bardesano fué, sin género alguno de duda, mucho á la de Pablo de Samosata. Se le trató
el creador de la literatura sirio cristiana.El de encantador
peligroso, de mujer seductora-,
sirio era su lengua, pues aunque sabía el griego irresistible privado. Sus himnos, como la
en
á lo que parece, eduéado en compañía de Ab- alguna persona distinguida, con independencia
de criterio y con un gran conocimiento de las
gar VIII bar Manu, que fué un ferviente cris¬
tiano, contribuyó poderosamente á extirpar las Escrituras, se decía con terror: "Este será un
costumbres paganas y desempeñó un papel so¬ Bardesano".
cial y literario de los más importantes. La poe¬ No se olvidaron, sin embargo, su talento y
sía faltó siempre en Siria. Los antiguos idio¬ los servicios que había prestado. El día de su
mas árameos no habían conocido más que el nacimiento se señaló en la Crónica de Edesa,
entre los grandes aniversarios de la ciudad. Su
viejo paralelismo semítico, y no supieron dese¬
char gran cosa. Bardesano compuso, á imita¬ escuela prosiguió existiendo durante todo el
ción de Valentín, ciento cincuenta himnos, cuyo siglo III, pero no produjo ningún hombre cé¬
ritmo lebre. Más tarde, el germen de dualismo que
cadencioso, en parte imitado de los grie¬
gos, sorprendió á todo el mundo, particular¬ apai'ecía en la doctrina del maestro, la apro¬
mente á los ximó á la escuela de los maniqueos. Los cro¬
jóvenes. Eran á la vez fílosóficos,
nistas bizantinos y sus discípulos los polígrafos
poéticos y cristianos. La estrofa se componía
de once versos de cinco sílabas, marca¬
ó doce árabes, constituyeron una especie de trinidad
das por del mal, compuesta de Marcion, Ibn-Daisan y
el acento. Se cantaban los himnos en
Manes. El nombre de daisanitas vino á ser si¬
coro, al son de la cítara, con aires griegos. La
influencia civilizadora de este bella música fué nónimo de ateo, de zendik. Estos daisanitas se
considerable. Casi toda la Osrhoenia se hizo contaron, por los musulmanes, entre las sec¬
cristiana. tas secretas afiliadas al parsismo, tronco maldi¬
Desgraciadamente Abgar IX, hijo de
to de todas las herejías.
Adgar VIII, fué destronado en el 216 por Ca-
racalla. Este fenómeno efímero de un pequeño
principado fundado sobre los principios de un CAPITULO XXII
cristianismo liberal, desapareció; el cristianis¬
Estadística y extensión geográfica del cris¬
mo continuó haciendo progresos en Siria, pero
en la dirección ortodoxa y descartándose cada tianismo.
día más de las libertades especulativas que se
En ciento cincuenta años, la profecía de Je¬
le permitieron en un principio. •
sús se cumplió. El grano de simiente se había
Las relaciones de Bardesano con el imperio convertido en un árbol que comenzaba á cu¬
de Roma son obscuras. Según ciertas aparien¬ brir el mundo. En el lenguaje hiperbólico, tan
cias, la persecución de los últimos años de Mar¬ usado semejantes materias, el cristianismo
en
co
Aurelio, le habían hecho concebir la idea de estaba extendido "por todo". San Justino afir¬
dirigir una apología á este emperador. Pudiera maba ya, hacia él 150, que no existía un rin.-
ser
que estuviese en relación con Caracalla ó cón en la tierra, hasta entre los pueblos bár¬
con Heliogábalo, y es muy fácil que hayan con¬
fundido los textos á cualquiera
baros, donde no se rezase en nombre de Jesús
en
de los dos crucificado. San Ireneo se expresa del mismo
con Marco Aurelio. Parece que compuso un modo.
diálogo sostenido con un tal Apolonio, consi¬ "Avanzan y se esparcen como
derado como amigo del emperador, en el cual
la mala hier¬
ba; sus lugares de reunión multiplican por
se
aquél le instaba á renegar del nombre de cris¬ todas partes", decían sus enemigos. Tertulia¬
tiano. Bardesano respondía valerosamente co¬
no, por otro lado, escribió también, pasados
mo Demetrio el cínico: "La obediencia á las
veinte años: "Somos de ayer y ya llenamos
órdenes del emperador no me desembarazarán
vuestras provincias, vuestras ciudades, vues¬
de la necesidad de morir."
tras plazas fuertes, vuestros consejos, vuestros
Bardesano dejó un hijo llamado Harmonio
campos, vuestras tribus, vuestras decurias, el
á quien envió á estudiar á Atenas, y que conti¬
nuó su escuela, haciéndola inclinarse aún más
palacio, el senado, el foro; no os dejamos más
que vuestros templos. Sin recurrir á las armas,
hacia el lado del helenismo. A imitación de su á las cuales somos poco aficionados, pudiéramos
padre expresó las ideas más elevadas de la filo¬ combatiros si nos separásemos de vosotros;
sofía griega en himnos sirios. El resultado de
os espantaríais de vuestra soledad; de un si¬
todo ésto fué una disciplina demasiado distin¬ lencio que parecería el estupor de un mundo
guida. Se necesitaba, para ser miembro de esta muerto".
Iglesia, un gran entendimiento y bastante ins- Hasta los tiempos de Adriano, el conocimien-
366 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
to del cristianismo sólo era patrimonio de se¬ hablaban latín ó en galo. En el mundo galo-
en
jos de encerrarse en el círculo judío, la reli¬ La condición de los creyentes era en general
gión nueva recoge del mundo pagano el mayor muy humilde. Aparte de algunas excepciones
número de sus prpsélitos, y al menos en Poma, (todas puestas en duda), no se vió ninguna gran
excede en cantidad numérica á la Iglesia judía, familia romana pasar al cristianismo con sus-
de donde ha salido. No es el judaismo ni el esclavos y su clientela untes de Cómodo. Un
paganismo; es una religión definitiva, desti¬ hombre de mundo, un caballero, un funciona¬
nada á reemjdazar á todas las que le han pre¬ rio llamando á la Iglesia,,era algo imposible.-
cedido. Los ricos se hallaban en ella fuera de su ele¬
Las cifras son, en semejante materia, impo¬ mento. La vida común
en con gentes que no te¬
sibles de precisar, pero, ciertamente, diferían nían ni su fortuna ni su posición social, esta¬
mucho según las provincias. El Asia Menor con¬ ba llena de asperezas. Los matrimonios, sobre
tinuaba" siendo el país en que la población cris¬ todo, presentaron enormes dificultades. Muchos-
tiana era más densa. Allí estaba también el cristianos se desposaban con paganos antes que-
hogar de la piedad. El montañismo parecía que resignarse á contraer matrimonio con un pobre.
era donde fermentaba el universal ardor en Porque se encuentren en muchos cementerios
que brilló el cuerpo espiritual de la Iglesia. cristianos de la época de Marco Aurelio y los
Hasta cuando se le
combatía, el enemigo se Severos los nombres de h s Cornelio, de los Po¡n-
animaba con su llama
sagrada. En ILierápolis ponii y de los Ccecilii, es aventurado determi¬
y en muchas ciudades de Frigia, los cristianos nar que hubo fieles que Uevasen tan grandes
formaban la mayoría de la población. Después nombres por derecho de su sangre. La cliente¬
del reinado de Séptimo Severo, Apameo de la y la servidumbre Aebieron ser el origen de¬
Frigia estampó en sus monedas un emblema bí¬ es! ambiciosas reproducciones de nombres. Pm
as
blico, el arca de Noé, por alusión á su nombre lo mismo, el nivel intelectual del cristianismo-
de Kibotos. En el Ponto se vieron, desde la fué al principio bastante bajo. Esta gran cultu¬
mitad del siglo III, ciudades enteras destruir ra de la razón que la Grecia había inaugurado,-
sus antiguos
templos y convertirse en masa al se dejó seulir generalmente muy poco en las
cristianismo. Toda la región vecina á la Pro- dos primeras generaciones. Con Justino, Minu-
póntida participaba de este movimiento. La eio Félix y el autor de la carta á Dirgnet-es, la
Grecia, propiamente dicha, se aferraba por el cultura media se elevó. Luego con
.^Clemente de
pontrario, á sus viejos cultos, que sólo debía Alejandría y Orígenes se elevó más aún. A par¬
abandonar en plena Edad Media, casi en con¬ tir del siglo III, el cristianismo poseyó hombres
tra de su voluntad. que fueron considerados al nivel de los más es¬
En Siria, hacia el • 240, Orígenes encontró clarecidos de su época.
que, en relación con el conjunto de la pobla¬ El griego era todavía esencialmente la len¬
ción, los cristianos eran "poco numerosos", algo gua cristiana. Las más viejas catacumbas sólo
más de lo que se diría actualmente de los pro¬ tienen letreros
griegos. Hacia la mitad del si¬
testantes ó de los israelitas en París. Cuando glo III las sepulturas de los papas tienen sus
Tertuliano dijo: Fiunt non nascuntur christia- epitafios en griego. El papa Cornelio escribió
ni, indicó, por esto mismo, que la generación á las Iglesias en griego. La liturgia remana se
cristiana anterior contaba con pocas almas. La halla en lengua helénica. Hasta después de pre-
Iglesia de Roma, en el 251, poseía cuarenta y *. aiecer el latín, se escribió frecúeino.-nente con-
seis sacerdotes, siete diáconos, siete subdiáconos, caracteres griegos. Palabras griegas pronuncia¬
cuarenta dos acólitos, cincuenta y dos exor-
y das á la manera iotacista, que era la del pue¬
cistas, lectores y porteros y alimentaba á más blo en Oriente, quedan como sellos de origen.
de mil quinientas viudas é indigentes, lo cual Sólo en un país existía realmente una Iglesia
hace suponer cerca de treinta ó cuai'enta mil que hablaba el latín: en Africa. Hemos visto
fieles. En Cartago, hacia el año 212, los cris¬ á Minucio Félix comenzar la literatura latina
tianos son la décima paide de
habitantes. sus cristiana con una obra modelo. Tertuliano, al
Todo el territorio griego del imperio' contaba cabo de veinticinco años, después de haber du¬
con cristiandades florecientes. No había una ciu¬ dado entró la lengua griega y la latina para la
dad que fuese algo importante que no tuviese composición de sus escritos, preferirá afortuna¬
su Iglesia y su obispo. En Italia existieron damente la segunda y presentará e! fenómeno
más de sesenta obispos; hasta en pequeñas ciu¬ literario más extraño: una mezcla desconocida
dades casi incomunicadas los hubo. La Dalma- de talento, de flaqueza de espíritu, de elocuen¬
cia fué evangelizada. Lyon y Viena tenían co¬ cia y de mal gusto. En fin, el África dió al
lonias cristianas, compuestas de asiáticos inundo un libro fundamental, la Biblia latina..
y si¬
rios, que se sirvieron del griego, pero ejercien¬ Al menos, una de las primeras traducciones la¬
do su apostolado en las poblaciones vecinas, tinas del Antiguo y del Nuevo Testamento, se-
MARCO AURELIO T EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 367
hizo en Af-íca. El texto latino de la misa, las Jesucristo á Abgar, en donde se afirmaba que
partes principales de la liturgia, parecen igual¬ Edesa debía ser, más tarde, una ciudad so¬
mente de origen africano. La lingua volgaia de berbia.
Africa contribuyó también en gran parte á la Así fundó, al lado de la literatura latina
se
formación de la lengua eclesiástica del Occi¬ de las Iglesias de Africa, una nueva rama de
dente, y, de igual manera, ejerció una influen¬ la literatura cristiana: la literata r* curia. Dos
cia decisiva sobre nuestras lenguas modernas. causas la crearon; id genio de Bardesanc y la
Pero resultó de todo esto otra consecuencia, á necesidad de poseer una versión aramea de los
saber: que los textos fundamentales de la lite¬ librossagrados. La escritura aramea se empleó
ratura latino cristiana se escribieron en una durante largo tiempo en estos países, pero no
lengua los letrados ele Italia encontraron
que había servicio aún para fijar un verdadero tra¬
bárbara y corrompida; la que más tarde dió bajo literario. Los jadeo cristianos establecie¬
ocasión por parte de los retóricos, á objeciones ron la base de una literatura aramea, tradu¬
y á epigramas infinitos. ciendo el Antiguo Testamento en sirio. Luego
Desde Cartago, el cristianismo se internó po¬ vino la traducción de los escritos del Nuevo, y
derosamente en Numidia y en la Mauritania. después se compusieron narraciones apócrifas.
Curta produjo los-adversarios y los defensores .Aquella IgPsia siria, destinada más larde á
más ardientes de la fe en Jesucristo. L'na ciu¬ tener un va n desenvolvimiento, pareció haber
dad perdida en el fondo de la provincia de Afri¬ encerrado en esta época las mayores varieda¬
ca, Scilium, á cincuenta leguas de Cartago, pre¬ des; desde el judío-cristiano hasta filósofos
sentó, tiempo después de la muerte de
poco como Bardesano y Harmonio.
Mareo Aurelio, un grupo de doce mártires, con¬ Los progresosele la Iglesia fuera del imperio
ducidos por un tal Esperato, que demostró una romano eran mucho menos rápidos. La impor¬
firmeza inquebrantable, hizo frente al procón¬ tante Iglesia de Bosra, tuvo, tal vez, Iglesias
sul y abrió gloriosamente la serie de los már¬ sufragáneas entre los árabes independientes.
tires africanos. Palmira contaba ya, sin duda, con cristianos.
,
Edesa era de día en día un centro cristiano Las numerosas poblaciones arameas sometidas
de mayor importancia. Sometida hasta enton¬ á los partos, abrazaron el cristianismo con igual
ces al vasallaje de lospartos, después de la empeño que la raza siria demostró siempre por
campaña de Lució Vero (165), cayó bajo el el culto ele Jesús. La Armenia recibió,- liaeia el
poder ele los romanos, pero guaidó su dinastía mismo tiempo, los primeros gérmenes del cris¬
de Abgares y de Manus hasta la mitad del si¬ tianismo, á los cuales es posible que no fuese
glo III. Esta dinastía, dependiente de los Iza¬ extraño Bardesano. Se habla de mártires en la
les, judíos de la Adiabena, se mostró en extre¬ Armenia persa desde el siglo III.
mo favorable al cri-danismo. En el 202, una Tradiciones fabulosas, ávidamente acogidas,
Iglesia de Eclesa fué destruida poi una inun¬ á partir del siglo IV, atribuyeron al cristianis¬
dación. La Osrhoenia poseía numerosas coran-, mo las conquistas más lejanas. Se consideró que
nidades cristianas al final del siglo II. Un til cada apóstol había elegido una parte del mun¬
I'alut, obVpo ele Ldesa, ordenado por Serapio do para convertirla á la fe cristiana. La India,
de Antioquía (años 190-210), se trizo, célebre sobre todo, por su indecisión geográfica y por
por sus luchas con'ra Jos herejes. En fin, Ab- la analogía que existe entre el budismo y el
gar VIII bar Manu (176-213), abrazó definiti¬ cristianismo, fué objeto de las más singulares
vamente el cristianismo en tiempos de Barde-
quimeras. Se pretendió que San Bíutolomé llp-
sáno, y de acuerdo e n este grande hombre vó allí el cristianismo, dejando un ejemplar es¬
hizo una ruda gue, ra á las costumbres paga¬ crito en lengua judaica, del Evangelio de San
nas, sobre todo, á la práctica de la emascala- Mateo. El célebre doctor alejandrino, Pateno,
cióri, vicio profundamente arraigado en los volvió por las mismas huellas del apóstol y en¬
cultos sirios. Aquellos que continuaren honran¬ contró el referido Evangelio. Todo esto es du¬
do á Targátha de este extraño modo fueron doso. El empleo de la palabra India era extre¬
condenados á que les cortasen la mano. Barde- madamente vago. El que se embarcaba en
sano, para combatir la teoría de los climas CJysma y hacía la navegación del Mar Rojo,
puso ele manifiesto que los cristianos extendidos se consideraba como que había estado en la.
por la Uartia, la Media) el llatria v por los India. El Yemen se designaba, frecuentemente,
pueblos más atrasados, no se conformaban con con este ni mbre. Todo lo que los maniqueos
ninguna de las leyes de estos países. El pri¬ contaron acerca de las misiones de
Santo To¬
mer ejemplo de un reino cristiano, un dinas¬ más en la India es fabúloso, y artificiosamente
tía cristiana, fué « ¡ ele Edesa. Tal estado de fué como después se atribuyó á esta leyenda la
cosas, que proelujo muchos descontentos, sol-re fundación de las cristiandades sirias que se en¬
toelo entre los grandes, fué normalizado contraron, en la Edad Media, establecidas so¬
por
Caracalla en el 216, pero la fe cristiana no su bre la costa de Malabar. La cuestión de la in¬
fiio mucho. Entonces ee comenzaron proba¬ fluencia que pudo ejercer el cristianismo sobre
blemente á componer los escritos apócrifos, la India bramánica, y en particular en el culto
destinados á probar la santidad de la ciudad de Krichna, está fuera de los límites á que de¬
de Edesa, y sobre todo, la pretendida carta'de bemos sujetarnos.
368 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
nado á la suerte que la Naturaleza le destinaba, para la conservación del sér viviente, perfecto,
le hizo cumplir diariamente sus deberes, tenien¬ bueno, justo, bello, que para todos es produc¬
do sin cesar ante el espíritu la imagen de la tivo, que todo lo aprende, que encierra y com¬
muerte. Su sabiduría era absoluta; es decir, su prende todas las cosas particinares, que no se
tristeza no tuvo límites. La guerra, la corte, el disuelven más que para formar novedades se¬
teatro, le fatigaban igualmente, y por lo tanto mejantes á las primeras? ¿Cuándo serás tú de
hizo el bien en todo lo que hizo, porque cum¬ . tal modo, oh alma mía, que puedas vivir, en
plía con su deber. En el momento en que se fin, en la ciudad de los dioses y de los hom¬
encuentran el placer y el dolor, el amor de los bres, de modo que no tengas jamás que diri¬
hombres y su aborrecimiento, todo es una sola girles una querella, ni jamás tengas necesidad
y misma cosa. La gloria es la última de las ilu¬ de perdón?"
su
siones; por lo mismo... ¡qué vana es! El re¬ Esta resignación le era cada día más nece¬
cuerdo del más grande hombre ¡desaparece tan saria, porque el mal que se pudo creer un mo¬
pronto! Las más brillantes cortes, la corte de mento contenido por el gobierno de los filósofos,
y los Pacomios proclamaron la renuncia y des¬ leyes habían mejorado. Lo que reinaba por
agrados por las cosas como la ley suprema de todas partes era una profunda tristeza. Marco
la vida. Estos maestros de la Tebaida no igua¬ Aurelio, en cierto sentido, había realizado de¬
laron en perfecto desprendimiento á su com¬ masiado.. bien esta transformación. El mundo
pañero coronado. Se hicieron métodos de asce¬ antiguo tomaba el capuchón del monje, como
tismo, recetas, como las de los padres de la muchos siglos después los descendientes de la
vida espiritual, á fin de convencerse, por de¬ nobleza de Yersalles se hicieron trapistas ó
ducciones invencibles, de la vanidad universal. cartujos. ¡Desdicha de las viejas aristocracias,
Marco Aurelio escribía así: que, después de los excesos de una loca juven¬
"Para menospreciar el canto, la danza y el tud, de pronto se convierten en virtuosas, hu¬
gimnasio es preciso dividirlos en sus elemen¬ manas y reglamentadas! Este es un síntoma
tos. Para la música, por ejemplo, si divides de muerte.
ceda uno de los acordes en sonidos y te pre¬ La santidad del emperador había obteñido,
guntas cada sonido, "¿es .esto lo que me
por en lo que se relaciona con la opinión, un resul¬
encanta?" ya no existe el encanto. Igualmente tado superior al que se pudo esperar. Era en
para la danza, divide el movimiento en actitu¬ cierto modo como sagrado ante los ojos del
des. Lo mismo para la gimnasia. En pueblo. Este es un hecho honroso de la natura¬
una pala¬
bra, para todo lo la virtud, reduce
que no sea leza humana, que la historia no debe
omitir,
el objeto á lo que le compone en último análi¬ como 110 lo hace con otras tristes acciones.
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 369
Marco Aurelio fué extremadamente querido. no fué desmentido jamás por él. En vano osan
La popularidad, tan sujeta á equivocarse acer¬ colocarle sobre lar escena del mundo como un
ca del valor de los hombres, fué justa, una vez marido engañado y los comediantes tuvieron
por lo menos. El mejor de los soberanos ba el cuidado de señalar al público los amantes de
sido el más apreciado, pero la malevolencia del Eaustina. El no consintió oir nada: no salía
siglo tomó por otros lados el desquite. Tres ó de suimplacable dulzura. Faustina fué siem¬
cuatro veces la bondad de Mareo Aurelio es¬ pre "su muy buena y muy fiel esposa". No fué
tuvo ó punto de terminar. El gran inconvenien¬ posible, hasta después de la muerte de aquella
te de la vida real y lo que la hace insoportable mujer, hacerle abandonar esta piadosa ficción.
al hombresuperior, es que si se transporta á En un bajorrelieve que se ve actualmente en
los principios del ideal, las cualidades se con¬ Roma, en el Museo del Capitolio, mientras que
vierten en defectos, si bien muy frecuentemen¬ Faustina es elevada al cielo, el excelente empe¬
te el hombre de bien los rechaza menos que rador la sigue desde la tierra con una mirada
.aquél tiene por móviles el egoísmo ó la ru¬
que amorosa. Lo más extraordinario de todo esto
tina vulgar. La honestidad concienzuda del es hermosa plegaria íntima á los dio¬
que, en su
•emperador le había hecho cometer una falta ses, que escribió en las orillas del Grau, les dió
primordial, al asociar á su imperio á Lucio gracias por haberle, concedido "una mujer tan
Yero, hacia quien no tenía obligación alguna. complaciente, tan afectuosa y tan sencilla".
Yero era un hombre frivolo y sin valor. Nece¬ Llegó en sus últimos tiempos á hacerse él mis¬
sitó el emperador hacer prodigios de bondad y mo la ilusión de que lo había olvidado todo.
de delicadeza para impedir que cometiese locu¬ ¡ Pero qué lucha debió sostener para llegar has¬
ras desastrosas. El sabio emperador, serio y ta este punto! Durante largos años una enfer¬
.aplicado, llevaba con él en su litera al estúpido medad interior le consumía lentamente. El es¬
colega que se había dado, tomándole siempre fuerzo desesperado que hizo la esencia de su
obstinadamente enserio, y ni una vez se revol¬ filosofía, este frenesí de desprendimiento, lle¬
vió contra este pesado compañerismo. Como vado muchas veces hasta el sofisma, disimulaba
las personas que están muy bien educadas, en el fondo una inmensa herida. ¡Es necesario
Marco Aurelio se contrariaba sin cesar. Sus haber dado el último adiós á la felicidad para
maneras procedían de haber tomado, en gene¬ llegar á tal extremo! No se comprenderá ja-
ral, el partido de la delicadeza y de la digni¬ más tocio lo que sufrió este pobre corazón mar¬
dad. I as almas de esta especie, sea por no mo¬ chito, la amargura que disimulaba aquella cara
lestar á los demás, sea por respeto á la natu¬ pálida, siempre serena y casi sonriente. Es ver¬
raleza humana, no se resignan á defender lo dad que el adiós á la felicidad es el principio
que encuentran mal hecho. Su existencia es por de la sabiduría y el medio más seguro para
esto un peiqoetuo disimulo. encontrar la dicha. No hay nada tan dulce como
Eaustina fué en vida del piadoso emperador el regreso de la alegría que sigue á la renuncia
también otro abundante manantial de tristeza. de la alegría: nacía tan vivo, tan profundo, tan
La Providencia, que vela por la educación de encantador, como el encanto del desencanto.
las almas grandes y trabaja sin cesar por su Otro martirio aún mucho más duro sufrió
perfección, preparó al sabio Marco la más pe¬ Marco Aurelio en la persona de su hijo Có¬
nosa de las pruebas: una mujer que modo. La Naturaleza, por un azar cruel, ha¬
no le com¬
prendía. Comenzó, al parecer, por amarle. Qui¬ bía dado por hijo al mejor de los hombres
zás también encontró ella en un principio al¬ una especie de atleta estúpido, sólo á propósito
gunas satisfacciones en aquella ciudad de para los ejercicios corporales, un soberbio mu¬
Lorium ó en el hermoso retiro de Lanuvium, chacho, carnicero y feroz, que no gozaba más
«obre las últimas
pendientes de los montes de que derramando sangre. Su nulidad espiritual
Albania, que Mareo Aurelio describió á Fron¬ le inspiraba odio hacia el mundo inteligente
tón, como una residencia llena de-las más puras de que se rodeaba su padre. Cayó entre las
alegrías. Después se fatigó de saber tanto. manos de gentes groseras, de baja estofa,
que
Digámoslo de una vez: las bellas sentencias de hicieron de él uno de los monstruos más odio¬
Marco Aurelio, su virtud austera, su perpetua sos
jamás existieron. Marco Aurelio veía
que
melancolía, su aversión hacia todo lo que pa¬ mejor que nadie la imposibilidad de sacar par¬
reciese una corte, pudieron parecer
impotencias tido de
este sér limitado, y no escaseó nada
á una mujer joven, caprichosa, de un tempera¬ para educarle bien. Los mejores filósofos diser¬
mento ardiente y de una maravillosa belleza. taron ante el adolescente. El los escuchaba, sin
Investigaciones atentas han reducido á poca darse cuenta, como haría un león cilio á quien
cosa los hechos que la calumnia urdió contra se quisiera adoctrinar y que dejara hablar á
la esposa de Marco Aurelio. Lo que
queda, sin sus maestros, rugiendo y mostrándoles sus agu¬
embargo, es bastante grave todavía. No amó á dos dientes. Marco Aurelio se equivocó en
los amigos de su marido, ni hizo su vida y este asunto por su falta de sagacidad para la
tuvo todos sus goces alejada de él. vida. No salía de sus frases habituales sobre la
El buen emperador lo comprendió, sufrien¬ benevolencia que era necesario tener en los jui¬
do y enfermando. Su principio absoluto de cios y sobre las consideraciones que deben tener¬
ver las cosas tal deben se con los
como ser
y no como son, que son peores que nosotros. Los misp
370 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
cidió por la herencia directa, en la que veía la consejos de las personas notables de que su pa¬
ventaja de prevenir las luchas de los pretendien¬ dre le había rodeado.
tes. Desde que Cómodo nació en el 164, le pre¬ Creemos, pues, que no se debe juzgar con li¬
sentó sólo á las legiones, aunque fué un geme¬ la conducta de Marco Aurelio en estas
gereza
lo. Frecuentemente ponía todos los niños
en sus circunstancias. Moralmente tuvo razón, pero los
brazos y renovaba este acto que era una especie hechos demostraron lo contrario. Al ver á aquel
de proclamación. Marco Aurelio fué un exce¬ miserable perdiendo el imperio por su vida
lente padre: "He visto tu pequeña pollada — crapulosa, arrastrando vergonzosamente entre
le escribía Frontón
»— y nada me dió jamás los ayudantes del circo y del anfiteatro un hom¬
tanto placer. Te parecen de tal modo, que ja¬ bre consagrado por la virtud, se maldecía la
más se vió en el mundo tal semejanza. Te veía bondad de Marco Aurelio y se considei-aba que
doblemente, por decirlo así; á derecha é iz¬ el optimismo exagerado que le llevó á hacer á
quierda era á tí á quien creía ver. Tienen, Vero su colega, y que, tal vez, no le permitid
gracias á los dioses, el color de la salud y una nunca conocer todos los defectos de Faustina,
buena manera de criarse. Uno de ellos tenía un le hizo cometer una falta mucho más grave.
pedazo de pan muy blanco, como un niño real; Según la voz pública, podía facili¬
con gran
el otro, un pedazo de pan más económico, en dad desheredar á Cómodo, formó una
porque se
verdad, como un hijo de la filosofía. Su voce- leyenda, mediante la cual, Maíco Aurelio podía
cita me ha parecido tan dulce y tan gentil, que descargarse de todo deber paternal hacia aquél.
he creído reconocer en su charla el sonido cla¬ Por un sentimiento de piadosa indignación, no
ro y encantador de tu palabra". Estos senti¬ se quiso admitir que Cómodo fuese hijo de
mientos eran entonces los de todo el mundo. En Marco Aurelio. Pai'a absolver á la Providencia
el 166 es Lucio Yero mismo quien pide de tal absurdo,
que se calumnió á la madre. Cuan¬
los dos hijos de Marco Aurelio, Cómodo An- do veía al hijo indigno del mejor de los
se
y
nio Yero, tomen la investidura de Césares. En hombres combatir en el anfiteatro y convertir¬
el 172, Cómodo partió padre el título de histrión de
con su se en baja estofa: "Este no es un
MARCO AURELIO T EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 371
llegar puro, como es necesario, ante el altar. y del caso que debe hacerse de la muer¬
poco
Todos los motivos que pueden buscarse para te. Como vertieran abundantes lágrimas: "¿Por
persuadirse de que la muerte no es una sobe¬ qué llorar por mí? — les dijo. — Pensad en
rana injusticia cometida con el "hombre vir¬ salvar al ejército. No hago más que precederos;
tuoso, se las da. Llega hasta el sofisma, á fin ¡adiós!" Le preguntaron que á quién recomen¬
de absolver á la Providencia y probar que el daba á su hijo: "A vosotros — contestó, — si
hombre, con morir, debe darse por satisfecho. él es digno, y á los dioses inmortales'-. las trom¬
A fuerza de analizar la vida, la disolvía, ha¬ pas estaban inconsolables, porque adoraban á
ciéndola poco diversa de la muerte. I-legó á la Marco Aurelio, y veían demasiado bien el abis¬
perfecta bondad, á la absoluta indulgencia, á mo de maldad en que caerían después de su
la indiferencia, atemperada por la piedad y el muerte. El emperador tuvo aún bastante alien¬
desdén. "Pasar su vida resignado en medio de to para presentar á Cómodo á sus soldados.
hombres falsos é injustos", fué el programa Su arte de conservar la tranquilidad en medio
del sabio, y tenía razón. La más sólida bondad de los más grandes dolores, le hacían tener en
es la
que se funda sobre el cansancio de la vida, este momento cruel, un aspecto sereno.
sobre la clara visión del hecho de que El séptimo día sintió aproximaba
todo en que se su
372 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
.fin. No recibió más que á su hijo y le ordenó alta virtud y el ardor más vivo por el bien y
retirarse pasados unos instantes, por miedo á qué actitud guardaría un pensador de esta es¬
que contrajese el mal que á él le postraba. Qui¬ cuela ante los problemas sociales del siglo, por
záspretextó esta causa para librarse de su odio¬ qué arte llegaría á preferirlos, á adormecerlos,
sa presencia. .Después reclinó la cabeza para á eludirlos ó á resolverlos. Lo que hay de se¬
dormir y á la noche siguiente expiró. guro es que el hombre llamado á gobernar á
Se llevó su cuerpo á Roma, encerrando sus sus semejantes debe siempre meditar sobre este
cenizas en el mausoleo de Adriano. La efusión exquisito modelo de soberanos que Roma ofre¬
de piedad popular fué enteroecedora. Era tal ció en sus mejores días. Si realmente es posi¬
el afecto con que se le consideraba, que jamás se ble hoy exceder en ciertas' partes de la ciencia
le designó por su nombre ó por sus títulos. Cada de gobernar, que no han sido conocidas hasta
uno conforme á su edad le llamaba "mi padre los tiempos modernos, el hijo de Annio Yero
Marco, mi hermano Marco ó mi hijo Marco". será siempre inimitable por la fuerza de su alma,
El día de sus exequias, casi 110 severtieron lᬠpor su cumplida nobleza y por la perfección de
grimas; todos estaban seguros de que no había su bondad.
-hecho más que volver al seno de los dioses, que El día de la muerte de Mareo Aurelio pue¬
lo enviaron un momento á la tierra. Durante de tomarse como el momento preciso en que se
la misma ceremonia de los funerales se le pro¬ decidió la ruina
de la vieja civilización. En
clamó "dios
propicio" con una espontaneidad filosofía, el
gran emperador elevó tanto el ideal
sin ejemplo. Se declaró sacrilego al que no tu¬ de la virtud que nadie podía seguirle. En polí¬
viese, si sus medios se lo permitían, su imagen tica, su falta fué haber separado tan profun¬
en su casa; y en ésto paró este culto, como el damente los deberes del padre de los del César,
de tantas otras apoteosis efímeras, Cien años reanudando, sin querer, la era de los tiranos
después, la estatua de Mareo Aurelio se vió y la de la anarquía. En religión, por haberse
en un gran número de lararios, entre los dio¬ sometido con exceso á una religión del Estado,
ses penates. El emperador Diocleciano, le dedicó cuya flaqueza conoció bien, prepai'ó el triunfo
un culto aparte. El nombre de Antonino fué violento del culto no oficial y "dejó que se ex¬
desde entonces sagrado. Yino á ser lo que el tendiese sobre su memoria un cargo injusto,
de Cesar y el de Augusto, una especie de atri¬ es verdad, pero cuya sombra misma no debería
buto del imperio, un signo de la soberanía hu¬ encontrarse en una vida tan pura.
En todo,
mana y civil. El numen Antonium fué la estre¬ excepto en las leyes, la debilidad era sensible.
lla bienhechora del imperio. Su programa ad¬ Veinte años de bondad habían relajado la ad¬
mirable fué para el siglo sucesivo un reproche, ministración y favorecido los abusos. Cierta
una esperanza, y un recuerdo. Hasta Constan¬ reacción en- el sentido de Avidio Casio era
tino se inclinó ante esta divinidad clemente y indispensable, lugar hubo un completo
y en su
quiso que la estatua de oro de los Antoninos derrumbamiento. ¡Horrible decepción para las
se contase entre las de sus ascendientes y tuto¬ gentes de bien! ¡ Tanta virtud, tanto amor no
res de su porvenir. dió otro resultado que el de poner el mundo
Justísimo fué este culto. Muchos llevamos aún en manos de un deseuartizador de fieras, de
•en el corazón la tristeza de Marco Aurelio, como un gladiador! ¡Después de esta aparición her¬
•si hubiese muerto ayer. Con él reinó la filosofía. mosa del Elíseo en la tierra, caer de nuevo en
Un momento, gracias á ella, estuvo gobernado el infierno de los Césares, que se creía cerrado
el mundo por el hombre mejor
más grande y para siempre!...La fe en el bien se perdió en¬
de su siglo. Es un hecho de
importancia gran tonces. Después de Calígula, después de Ne¬
esta experiencia. ¿Se repetirá alguna vez? ¿La rón, después de Domiciano, no era posible es¬
filosofía moderna, como la antigua, llegará á perar mayores tiranos. Y, sin embargo, des¬
reinar en alguna ocasión? ¿Tendrá su Marco pués de ochenta años de un régimen excelente,
Aurelio rodeado de Frontones y de Junios Rús¬ después de Nerva, Trajano, Adriano, Antoni¬
ticos? El gobierno de las cosas humanas, ¿per¬ no y Mareo Aurelio, el reinado del mal se rea¬
tenecerá aún á los más sabios? ¿Pero qué im¬ nuda peor que nunca.
porta, puesto que su reinado sólo será de un Adiós, virtud; adiós, razón. Puesto que Mar¬
día y el reinado de los locos se sucederá sin eo Aurelio no pudo salvar al mundo, ¿quién le
duda muchas veces? Habituada á contemplar salvará? ¡Vivan, pues, los locos! ¡Viva el ab¬
con mirada sonriente el eterno espejismo de surdo ! ¡ Vivan el sirio y sus dioses equívocos!
las ilusiones humanas, la filosofía moderna co¬ Los médicos seiáos no han podido hacer nada:
noce la ley de los entusiasmos la enfermedad se ha agravado como nunca:
pasajeros de la
opinión; pero sería curioso investigar lo que haced venir, pues, á los empíricos; ellos saben
saldría de tales principios, si alguna vez lle¬ mejor que los prácticos honrados lo que nece¬
garan al poder. Sería satisfactorio construir sita el pueblo.
á prior-i un Marcó Aurelio de los tiempos mo¬ Fué muy triste que el día de la muerte de
dernos, por ver qué mezcla de fuerza y de fla¬ Marco Aurelio, tan lúgubre para la filosofía y
queza crearía en un alma de alientos, llamada pará la civilización, amaneciese para el cristianis¬
á ejercer la acción más grande. Sería interesan¬ mo un día hermoso. Cómodo, habiendo tomado
te ver cómo la crítica sabe combinar la más á destajo hacer todo lo contrario de lo que ha-
MARCO AURELIO Y EL EINAL DEL MUNDO ANTIGUO 373
bíavisto, se mostró mucho menos desfavorable el despotismo militar pudo tener larga vida. AI
al cristianismo que su ilustre padre. Mareo lado de los espectáculos odiosos que ofrecen es¬
Aurelio es el cumplido romano, con sus tradi¬ tos emperadores sirios desdeñados, ¡ cuántas re¬
ciones y sus prejuicios. Cómodo no es de su formas ! ¡ Qué progreso en la legislación! ¡ Qué
raza. Amaba los cultos egipcios. El mismo, hermoso día aquel en que (bajo el reinado de
con la cabeza rasurada, presidía las procesio¬ Caracalla) todo hombre libre, habitante del im¬
nes, llevaba el Anubis y cumplía todas las ce¬ perio, logró la igualdad de sus derechos! Loe
remonias en que se complacían las mujerzuelas. filósofos de la escuela de Marco Aurelio habían
Se hizo representar en esta actitud en los mo¬ desaparecido, pero los jurisconsultos les reem¬
saicos de los pórticos circulares de sus jardines. plazaban. Papiniano, Ulpiano, Paulo, Gayo,
Tenía cristianos en su servidumbre. Su concu¬ Modestino, Florentino y Marciano, durante
bina Mareia era casi cristiana y se sirvió del años execrables, hicieron verdaderos modelos y
crédito que le daba el amor para mejorar la crearon, en realidad, el derecho del porvenir.
suerte de los confesores condenados á las minas Muy inferiores á Trajano y á los Antoninos, en
de Cerdeña. El martirio de los escilitanos, que las tradiciones políticas, los emperadores sirios,,
tuvo lugar el 17 de Julio del 180, cuatro meses por lo mismo que no eran romanos y no tenían
después del advenimiento ele Cómodo, fué sin los prejuicios romanos, demostraron frecuen¬
eluda, á consecuencia de órdenes dadas con an¬ temente una amplitud de espíritu que no pu¬
terioridad á la muerte de Marco Aurelio, y que dieron tener los grandes emperadores del si¬
el nuevo gobernador no tuvo tiempo bastante glo II, todos los cuales fueron profundamente
para poderlas retirar. El número de las vícti¬ conservadores. Permitían, y, hasta animaban á
mas, en el tiempo de Cómodo, parece ser menos los colegios ó sindicatos; se dejaron llevar en
considerable que bajo los reinados de Antonino este terreno hasta el exceso, deseando la forma¬
y Marco Aurelio. Y es que entre las máximas ción de cuerpos de artesanos, organizados en
romanas y el cristianismo existía una verdadera castas, por oficios, con costumbres distintas.
guerra á muerte. Decio, Valeriano, Aureliano Abrieron de par en par las puertas del impe¬
y Diocleciano, que intentaron extender las mᬠrio. Uno de ellos, el hijo de Mamea, el bueno,,
ximas del imperio, se vieron obligados á man¬ el tierno de corazón, Alejandro Severo, iguala
tener ardientemente las pei'secuciones, mientras casi, por su bondad plebeya, las virtudes pa¬
que los emperadores extraños al patriotismo ro¬ tricias de los de los siglos de oro. Los más altos
mano como Alejandro Severo, Filipo el Arabe pensamientos palidecían ante las rectas efusio¬
y los Césares de Palmira, se-mostraron tole¬ nes de su corazón.
rantes. Sobre todo,
en religión fué donde los empe¬
Con principio menos desastroso que el de
un radores llamados sirios, inauguraron una larga
un despotismo militar desenfrenado, el imperio serie de ideas y una tolerancia desconocidas
hubiera podido vivir aún, ponerse en paz con hasta entonces. Las sirianas, bellas, inteligen¬
el cristianismo un siglo antes de lo que lo hizo, tes, temerarias hasta la utopia, Julia Domna,
y evitar las olas de sangre que vertieron inútil¬ Julia Maesa, Julia Mammsea y Julia Soemia,
mente Decio y Diocleciano. Es cierto que el pa¬ no respetaron tradición alguna ni convenien¬
pel de la aristocracia romana había terminado. cia social. Osaron hacer lo que jamás osó ro¬
Pero las fuerzas ocultas de la gran confedera¬ mano alguno; entraron en el senado, delibera¬
ción mediterránea no se habían debilitado aún. ron y gobernaron efectivamente el imperio,
Así como después del derrumbamiento del edi¬ émulas de Semíramis y Nitocris. Esto es lo que
ficio político en tiempo de la familia de Augus¬ no hubiera hecho una Faustina, á pesar de su
to, se encontró una dinastía provincial, los ligereza. Se lo hubiera impedido cierto tacto,
Flavios, jiara realzar el imperio, lo mismo des¬ el sentimiento del ridículo, y las reglas de la
pués del .derrumbamiento del edificio destruido buena sociedad romana. Las sirianas no retro¬
por las adopciones de la alta familia reinante, cedían ante ningún obstáculo. Tuvieron un
se halló á los provinciales, á los orientales, á los senado de mujeres que decidió todas las extra¬
sirios, para sostener la gran asociación de que vagancias. El culto romano les pareció frío é
todos sacaban paz y provecho. Septimio Severo insignificante. No estando sometidas á ningún
rehizo, sin elevación moral, pero no sin gloria, lazo de familia, y encontrándose su imagina¬
lo que edificara Vespasiano. ción más en armonía con el cristianismo que
Ciertamente, los hombres do esta nueva di¬ con el paganismo italiano, estas mujeres se com¬
nastía no comparables con los grandes em¬
son
placían, sin embargo, con las narraciones de
peradores del siglo II. Hasta Alejandro Severo, los viajes de los dioses á la tierra. Filóstrato
que igualó en bondad á Antonino y á Mar¬ las encantó con su Apolonio, y quizás tuvie¬
co, fué bastante inferior en inteligencia y ron con el cristianismo una secreta filiación.
en nobleza. Su Durante este
principio de gobierno era detes¬ tiempo, las últimas damas res-
table. Fué el ofrecimiento de mayor complacen¬ jietables de la antigua sociedad, como aquella
cia hacia las legiones, la revolución puesta á
vieja hija de Marco Aurelio honrada por todos,
precio. No se encontraba un soldado más que que Caracalla hizo matar, asistían á desconoci¬
con el dinero en la mano. El das orgías que formaban con los recuerdos de
despotismo militar
jamás revistió forma más desvergonzada; pero su juventud un extraño contraste.
374 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Las provincias, y sobre todo la"s provincias da. El cristianismo se asimiló lo que en ella
y mucho más había aún bueno, y aprovechó, por lo tanto, el
de Oriente, mucho más activas
orden civil. El ejército moría, falto de un buen
vivas que las de Occidente, ejercieron definiti¬
vamente la dirección. Es verdad que Heliogá- reclutamiento de oficiales. La Iglesia lo atrajo
balo era un insensato; pero no obstante su todo. Los elementos religiosos y morales de un
Estado tienen una manera muy sencilla de cas¬
quimérica religión monoteísta central, estable¬
cida en Roma y absorbiendo los demás cultos, tigarle cuando no les da la protección á que se
demostró que el estrecho círculo de las ideas creen con derecho. Es retirarse á sus tiendas
antoninas se había roto con justicia. Mammea porque el Estado no puede sin ellos. La
pasar
y Alejandro Severo fueron más lejos. Mien¬ sociedad civil no tiene, desde entonces, más que
tras los jurisconsultos continuaban transcri¬ el desecho de
las almas. La religión absorbe
biendo la todo lo mejoix Se desembaraza de una patria
quietud de la rutina sus viejas
con
y feroces máximas contra la libertad de con¬ que no representa más que un principio de
ciencia, el emperador sirio y su madre se ins¬ fuerza material y escoge su patria ideal, ó más
truyeron en el cristianismo y le testimoniaron bien, la instituciónen que tiene sus afecciones,
sus simpatías. No contento con acordar la se¬ la de la ciudad ó la patria decaída. La Iglesia
guridad de los cristianos, Alejandro introdujo vino á ser, exclusivamente, el lazo de las al¬
á Jesús en su lazario, con un eclecticismo en- mas, y como se engrandeció por las desventu¬
ternecedor. La paz parecía hecha, no como bajo ras mismas de la sociedad civil, se consoló fá¬
Constantino, por el abatimiento de uno de los cilmente de estos males, en los que era muy
sencillo del Cristo y de sus
partidos, sino como una verdadera reconcilia¬ ver una venganza
ción. santos.
Realmente, había en todo esto una audaz "Si fuese permitido hacer el mal por el
nos
tentativa de reforma, racionalmente inferior á mal, —dijo Tertuliano, — una sola noche y
la de los Antoninos, pero más capaz de persis¬ algunas antorchas, serían bastante para nues¬
tir, porque era mucho más popular y les tenía tra venganza". Era paciente el cristianismo por¬
más cuenta á las provincias y al Oriente. En que estaba seguro del porvenir. Actualmente,
esta obra democrática, gentes sin antecesores el mundo mata á los santos, 'pero mañana los
conocidos, aquellos africanos y aquellos
como santos juzgarán al mundo. "Mirad bien á todos
sirios, eran más considerados que lo fueron los la cara para podernos reconocer en el juicio
emperadores aristócratas. Pero el vicio profun¬ final", decía á los paganos uno de los már¬
—
do del sistema imperial, se reveló por la dé¬ tires de Cartago. — "Nuestra paciencia — ex¬
cima vez. Alejandro Severo fué asesinado por clamaban los más moderados procede de la —
los soldados el 19 de Marzo del 235. El ejér¬ certidumbre de que se nos vengará; se están
cito no podía sufrir más que á los tiranos. El encendiendo los carbones que han de caer so¬
imperio cayó sucesivamente desde la alta no¬ bre la cabeza de nuestros enemigos. ¡ Qué día
bleza romana hasta á los oficiales de
provin¬ aquel en que el Muy Alto contará á sus fieles,
cias; después pasó á los suboficiales y hasta á enviará á los culpables al castigo y hará arder
los soldados asesinos. Mientras que, hasta Có¬ á nuestros perseguidores en las brasas de los
modo, los emperadores asesinados eran mons¬ fuegos eternales! ¡Qué espectáculo tan inmen¬
truos intolerables, la época á que nos refe¬
en so; cuáles serán mis transportes, mi admira¬
rimos, el buen emperador, que quiso discipli¬ ción y mi gozo! ¡ Cómo saltaré de alegría,
oyen¬
nar algo el
ejército y que reprimió sus críme¬ do gemir en el fondo de las tinieblas, con Jú¬
nes, estuvo designado para morir á sus manos. piter y sus adoradores, tantos príncipes de
Entonces se abrió este infierno de medio si¬ quienes se dice que fueron recibidos en el cielo
glo (235-284), sobra toda filosofía, toda
en que después de su muerte! ¡Qué placer, ver á los
civilización toda delicadeza. El poder se su¬
y magistrados, perseguidores del nombre del Se¬
basta, la soldadesca es dueña de todo, en oeasio- ñor, consumidos por llamas más devoradoras
siones mandan diez tiranos á la vez, el bárbaro que las de las hogueras encendidas para los
penetra por todas las rendijas de un mundo cristianos!"
cuarteado, y Atenas demuele sus monumentos
antiguos para rodearse de frágiles muros que CAPITULO XNV
la libren del terror de los godos. Si alguna cosa
puede probar la necesidad del imperio roma¬ El cristianismo al final del siglo II. — El
no, por razones intrínsecas, es que no se dis¬
dogma.
locó totalmente en medio de esta
anarquía y
que guardó alientos bastantes para resucitar En elespacio de tiempo transcurrido desdo
bajo la poderosa acción de Diocleciano, y pro¬ la muerte de Augusto hasta la de Marco Aure¬
seguir existiendo todavía durante dos siglos. lio, una nueva religión se produce en el mun¬
En todos los órdenes, la decadencia era espan¬ do; se llama el cristianismo. La esencia de esta
tosa. En cincuenta años se olvidó la
escultura; religión consiste en creer que fué una grande
la literatura latina terminó por manifestación
completo; pa¬ celeste la persona de Jesús de
recía que un mal genio tendió sus alas negras Nazareth, ser divino, que después de una vida
sobre esta sociedad y bebió su sangre y su vi¬ completamente sobrenatural, fué por los judíos,
MARCO AURELIO T EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 375
sus compatriotas, resucitando al tercer día. Así, el germen de todo existe. Casi ninguna idea
vencedor de la muerte, espera á la derecha de apareció que no se funde en autoridades del I
su padre, Dios, la hora propicia para aparecer ó del II siglos. Se escribió demasiado, existien¬
■entre las nubes, presidir la resurrección gene¬ do muchas contradicciones. El trabajo teológi¬
ral, de la que la suya no ha sido más que el co consiste además, más bien en enmendar y
preludio, é inaugurar sobre una tierra purifica¬ descartar cosas
superfluas, que en inventar
da, el reinado de Dios; el reino de los santos re¬ nuevas. Iglesia dejó olvidar una multitud
La
sucitados. Aguardando la reunión de los fieles, de cosas mal comenzadas, procurando eludir
la Iglesia representa una especie de pueblo de los callejones sin salida. Aún tiene dos corazo¬
santos que viven en-la actualidad, siempre go¬ nes, por decirlo así, y muchas cabezas. Estas
bernados por Jesús. Se admitía, en efecto, que anomalías cayeron, pero ningún dogma, ver¬
Jesús delegó sus poderes en los apóstoles, los daderamente original, se formó en lo suce¬
cuales establecieron toda la jerarquía eclesiás¬ sivo.
tica. La Iglesia renueva su comunión con Jesús, La Trinidad de los doctores del año 180, por
mediante el pan y el misterio de la copa, rito ejemplo, está indecisa. Logos, Paracleto, Espí¬
establecido por Jesús mismo, en cuya virtud ritu Santo, Cristo, Hijo, son palabras emplea¬
Jesús desciende de nuevo, momentáneamente das confusamente para designar la entidad di¬
en realidad, presentándose ante los suyos. Como vina encarnada en Jesús. Aún no están las tres
consuelo á su esperanza, en medio de las perse¬ personas contadas, numeradas, por decirlo así;
cuciones del mundo perverso, los fieles tienen pero el Padre, el Llijo y el Espíritu Santo es¬
los dones sobrenaturales del Espíritu de Dios, tán ya bien designados por estos tres términos
este Espíritu que animó otras veces á los que era necesario mantener distintos y sin di¬
profetas y que aún no ha dejado de visitar 'a vidir, sin embargo, del indivisible Jehová. Se
tierra. Tienen, sobre todo, la lectura de los li¬ engrandeció al Hijo inmensamente. Esta es¬
bros revelados por el Espíritu, es decir, la Bi¬ pecie de vicario que el monoteísmo, á partir
blia, los Evangelios, las cartas de los apóstoles de cierta época, se ha acostumbrado á dar al
y todos los escritos de los nuevos profetas que Sér Supremo, obscurecerá singularmente al Pa¬
la Iglesia ha adoptado para leerlos en las re¬ dre. Las fantásticas fórmulas de Nieea estable¬
uniones públicas. La vida de los fieles debe ser cieron igualdades contra la Naturaleza. El Cris¬
una vida de plegarias, de ascetismos, de despren¬ to, la única persona activa de la Trinidad, se
dimiento, de separación del mundo, puesto que encargó de toda la obra de la creación y de la
el mundo presente está gobernado por el prín¬ Providencia, viniendo á ser Dios mismo. María,
cipe del mal, Satanás, y que la idolatría no es madre de Jesús, está también destinada á ser
otra cosa que el culto de los demonios. engrandecida colosalmente, pues, de hecho, vie¬
Tal fué la religión que, desde el principio, ne á ser una de las personas de la Trinidad.
apareció como habiendo salido del judaismo. Ya los gnósticos adivinaron este porvenir <3
El mesianismo judío fué su cuna. El primer inauguraron un culto llamado á obtener una
título de Jesús, título que se hizo inseparable desmesurada importancia.
de su nombre, es Christos, traducción de la pa¬ El
dogma de la divinidad de Jesús existe ya
labra hebrea Mesih. El gran libro sagrado del concluido; solamente no se está de acuerdo en
nuevo culto es la Biblia judía. Sus fiestas, al las fórmulas que sirven para expresarlo. La
menos, en cuanto al nombre, son fiestas judías; cristología del judeo cristiano de Siria y la del
su pro|étismó es autor de Hermas ó de los
la continuación del profetis- Reconocimientos, di¬
mo
judío, pero la separación entre la madre y fieren considerablemente. El trabajo de la teolo¬
el hijo es completa. Los judíos y los cristianos gía es elegir, no crear. El milenarismo de los
se detestan generalmente; la nueva religión primeros cristianos era cada vez más antipáti¬
tiende á olvidar cada vez más su origen, ó sea co á los helenos
que abrazaban el cristianismo."
lo que debe al pueblo hebreo. El cristianismo La filosofía griega ejercía una especie de opo¬
-está considerado por sus partidarios como una sición violenta para sustituir su
dogma sobre
religión enteramente nueva,, sin lazo de unión la inmortalidad del alma con las
viejas ideas
con la que la ha
precedido. judías (ó persas, si se quiere), de la resurrección
'Si comparamos ahora al cristianismo tal co¬ y del paraíso sobre la tierra. Las dos fórmulas,
mo existía hacia él año 180, con el cristianismo por lo tanto, coexistían aún. El cristianismo tu¬
de los siglos IV V, con el cristianismo de' la vo que subordinar la aparición
y del Cj isto en¬
Edad Media y. con el de nuestros días, encon¬ tre nubes y la resurrección del cuerpo á la in¬
tramos que en realidad no se han aumentado mortalidad del alma, y este viejo dogma pri¬
muchas cosas en los siglos posteriores á la mitivo del cristianismo fué casi olvidado y re¬
pri¬
mera fecha. En el 180, el Nuevo Testamento legado, como una pieza teatral pasada de mo¬
está concluido, y no se le añadirá más que un da, al definitivo plan de un juicio final, que no
solo libro nuevo. tiene justificación alguna, puesto que la suerte
Lentamente, las epístolas de
Pablo han conquistado su lugar, inmediata¬ de cada uno está ya decidida desde el momento
mente después de los Evangelios, en el de su muerte. Muchos admiten que las penas de
código
sagrado y en la liturgia. En cuanto á los dog¬ los condenados son eternas y que estas penas
mas, nada hay determinado por completo; pero serán un aliciente de la alegría de los justos.
37G NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Otros creen que tendrán fin ó que serán miti¬ do al sábado, lo cual no impide que ciertos fie¬
nado á presidir el renovamiento completo del orgánica de un sér que se prepara á existir, el
cielo y de la tierra. embrión, monstruoso aún, pero dotado de un
El hecho, en semejante materia, es la señal principio de unidad, de un tipo bastante pode¬
del derecho. El suceso es el gran criterio. En roso para desechar las imposibilidades, para
religión y en moral, la invención no es nada. adquirir los órganos que constituyan su esen¬
Las máximas del sermón de la montaña son cia. ¿Qué son todos los esfuerzos de los siglos
viejas como el mundo, y nadie tiene su propie¬ conscientes, si se les compara con las tenden¬
dad literaria. Lo esencial es realizar estas mᬠcias espontáneas de la edad embrionaria, edad
ximas y dárselas por base á una sociedad. Por misteriosa en que el sér, en trámite de forma¬
esto es por lo que, en el fundador religioso, el ción, se despoja de un apéndice inútil, se crea
un sistema nervioso, se provee de un miembro?
encanto personal es indispensable. El trabajo
de Jesús fué hacerse amar de una veintena de Estamos en el momento en que el Espíritu San¬
personas, ó más bien, haber hecho amar la idea to cobija bajo sus alas su obra y en que el gru¬
en él, hasta el punto de triunfar de la muerte. po que trabaja por la humanidad, puede decir
Lo mismo que con los apóstoles, sucedió con realmente:
la segunda y tercera generación cristiana. Los Est Deus in nobis, agitante calescimus illo.
fundadores son siempre obscuros, pero á los
ojos de la filosofía, la gloria de estos innomi¬
CAPITULO XNVI
nados es la verdadera gloria. No fueron gran¬
des hombres estos contemporáneos de Trajano El culto y la disciplina.
y de Antonino, que .decidieron la fe del mundo.
Comparados con ellos, los célebres personajes La historia deuna religión no es la historia
de la Iglesia del III y del IV siglos hacen me¬ de unateología. Las sutilezas sin valor que se
jor figura; y sin embargo, estos últimos han edi¬ infatúan con este nombre, son el parásito que
ficado sobre los cimientos que los primeros le¬ devora á las religiones, más bien que la cons¬
vantaron. Clemente de
Alejandría y Orígenes titución de su alma. Jesús no tuvo teología, sino
no son más que semicristianos. Son gnósticos, el sentimiento más vivo que se ha tenido de las
helenistas, espiritualistas que se avergüenzan cosas divinas y ele la comunión filial del hombre
del Apocalipsis y del reino terrestre de Jesu¬ con Dios. Así no instituyó culto propiamente
cristo, asentando la esencia del cristianismo en dicho, fuera del que se encontró establecido por
la especulación metafísica, no en la aplicación el judaismo. La "fracción de pan", acompañada
de los méritos de Jesús, ni en la revelación bí¬ de la acción de gracias, ó eucaristía, fué el úni¬
blica. Orígenes confesaba que si la ley de Moi¬ co rito, algo simbólico que adoptó, y tampoco
criben en la actualidad los sectarios comunistas misa; y la misa relegó siempre las demás cosas
y anarquistas más desdeñados. Santiago y Ju¬ del culto cristiano á un orden accesorio y á una
das recuerdan á Cabet ó á Babick, fanáticos práctica secundaria.
ele 1848 ó de 1871, convencidos, jiero no sabien¬ Hacia el tiempo de Marco Aurelio ya se es¬
do ni su lengua, expresando á bastonazos, de taba lejos de la primitiva reunión cristiana,
un modo contundente, su candorosa aspiración en que dos ó tres profetas, frecuentemente mu¬
á la conciencia. Y, sin embai-go, he aquí los bal¬ jeres, caían en éxtasis, hablando al mismo tiem¬
buceos de la gente clel pueblo, que han venido po y preguntándose los unos á los otros, des¬
á ser la segunda Biblia del género humano. El pués del Receso, por las maravillas que habían
tapicero Pablo escribía el griego tan mal como dicho. Esto ya no se veía más que entre los
Babick el francés. El retórico dominado por la montañistas. En la inmensa mayoría de las
consideración literaria, para quien la literatura Iglesias, los ancianos y el obispo presiden la
francesa comienza en Villón; el historiador doc¬ asamblea, ordenan las lecturas y hablan ellos
trinario, que no estima más que los desenvol¬ solos. Las mujeres asisten separadamente, si¬
vimientos reflejos,
y para quien la Constitución lenciosas y cubiertas con un velo. El orden
francesa .comienza en las pretendidas Constitu¬ reina por todas partes, gracias á un número
ciones de San Luis, no pueden comprender es¬ considerable de empleados secundarios, que tie¬
tas aparentes imaginaciones. nen funciones distintas. Poco á poco las sillas
La edad de los orígenes es el caos; pero un de los obispos y las sillas de los presbíteros, cons-
TOMO III '24
378 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
tituyen un hemiciclo central, un coro, la eucaristía ños, y era el gran signo de la comunión y de
exige una mesa, ante la cual el celebrante pro¬ la fraternidad. La agapa ó comida de las pri¬
nuncia las plegarias y palabras misteriosas. meras horas de 1a
noche, en común, que no se
Muy pronto se estableció una tribuna para las distinguía de la cena en un principio, se se¬
lecturas y los sermones, y después una cance¬ paró cada vez más, degenerando en abuso. La
la de separación entre el. presbyterium y el cena, por el contrario, vino á ser esencialmen¬
resto de la sala. Dos reminiscencias dominan te un oficio de la mañana. La distribución del
toda esta
gestación de la arquitectura cristiana: pan y del vino se hacía por los ancianos j
en primer lugar un vago recuerdo del templo por los diáconos. Los fieles los recibían de pie.
de Jerusalén, en el cual, una parte estaba des¬ En ciertos países, sobre todo en
Africa, se llegó
tinada á los sacerdotes solamente, y en segundo á creer, con motivo del ruego: "Danos hoy el
término una preocupación acerca de la gran li¬ pan nuestro de cada día", que se debía comul¬
turgia celeste por que comienza el Apocalipsis. gar diariamente. Con este objeto, el domingo
La influencia de este libro sobre la liturgia fué llevaban un pedazo de pan bendito, que luego
de primer orden. Se quiso hacer sobre la tie¬ se comían en sus casas y con los
suyos, des-
rra lo
que los veinticuatro ancianos y los can¬ púés de la oración de la mañana.
toreszoomorfos hacen ante el trono de Dios. Se acostumbró, á imitación de los misterios,
El servicio de la Iglesia también fué calcado á rodear este acto supremo de un profundo se¬
sobre el del cielo. El uso del incienso tuvo, sin creto, tomándose precauciones para que sola¬
duda, por origen la misma inspiración. Las mente los iniciados se hallasen asistiendo á la
lámparas y los cirios se emplearon, sobre todo, Iglesia en el momento en que se celebraba.
en los funerales. Esta fué casi la única falta
cometió la que
El gran acto litúrgico del domingo era un Iglesia naciente. Se creyó por ésto, que si
modelo de misticidad y de obstinación de senti¬ buscaba la sombra era porque tenía necesidad
mientos populares. Ya era la misa, pero la misa de ella, y tal costumbre, unida á otros indicios
completa, no la misa uniforme, por decirlo así, semejantes, proporcionaron las apariencias su¬
reducida como en nuestros días. Era la misa ficientes para que se les acusara de magos. El
viviente todas
sus partes, conservando cada
en beso sagrado era también un gran manantial
una deía significación primitiva que,
éstas de edificación y de peligros. Los sabios docto¬
más tarde, debía perder de tan extraño modo. resrecomendaban no darlos dobles si se sentía
Este conjunto, hábilmente compuesto de sal¬ placer, no recibirlos dos veces y no abrir los
mos, oraciones, lecturas, profesiones de fe, este labios. Pero no se pasó mucho tiempo sin su¬
diálogo sagrado entre el obispo y el pueblo, primir el peligro, introduciendo en la Iglesia
preparaba las almas á pensar y á sentir en la separación de los dos sexos.
.común. La homilia del obispo, la lectura de la La Iglesia no tenía nada de templo, porque
.correspondencia de los obispos de otras provin¬ se sostenía, como un principio absoluto, que
cias y de las Iglesias perseguidas, daban Dios no tiene necesidad de templo y que su
vida
actualidad á la reunión. Después venía el verdadero templo es el corazón del hombre jus¬
y
prefacio solemne del misterio, anuncio lleno to. No ninguna arquitec¬
tuvo, seguramente,
de gravedad, llamando á las almas al recogi¬ tura que la hiciera Sin embargo,
reconocer.
miento; luego el misterio mismo, un cánon se¬ era ya un edificio aislado. Se le llamaba "la
creto de oraciones más santas aún que las que casa del Señor", y los sentimientos más tier¬
le precedieron; más tarde, el acto de fraterni¬ nos de la piedad cristiana comenzaron á des¬
dad suprema, la participación de todos en el arrollarse allí. Las reuniones de noche, justa¬
mismo pan, en la misma copa. Una especie de mente estar prohibidas por la ley, tenían
por
silencio solemne se extiende por la Iglesia en un grande encanto para la imaginación. En el
este momento; y, cuando el misterio se acaba, fondo, aunque el verdadero cristiano tuviese
la vida renace, los cantos se reanudan, las ac¬ aversión á los templos, la Iglesia aspiraba se¬
ciones de gracias se multiplican. Una larga ple¬ cretamente á convertirse en templo. Vino á
garia abraza todos los órdenes de la Iglesia, realizarse esta total conversión en la Edad
todas las situaciones de la humanidad, todos Media. La capilla y la Iglesia de la actualidad
son mucho más
los poderes establecidos. El presidente, después parecidas á los templos anterio¬
de haber cambiado con los fieles sus piadosos res á la religión cristiana que las Iglesias del
lio, á los confesores que estaban prisioneros, ta de sacrificios. De este modo, la mesa eucarís-
y de una Iglesia á otra, sobre todo hacia el tica se transformó en un altar, y fué objeto
tiempo de las Pascuas. Se les daba á los ni¬ de ofrendas y oblaciones. Estas oblaciones fue-
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 379
ron las mismas especies del pan y del vino que grande importancia en la vida cristiana. Poco
los fieles reunidos llevaban con ellos para no falta ya para llegar á que se diga la misa por los
El aniversario de la Pasión estaba consagrado también en una de las bases de la teología cris¬
al ayuno, y este día se abstenían del santo beso. tiana. En el siglo III, se estableció una espe¬
El culto de los mártires tomaba tanto cie de noviciado para el bautismo. El fiel no
ya
incremento, que paganos y judíos hacían obje¬ llegaba al seno de la Iglesia, hasta después de
ciones á los cristianos, sosteniéndoles que ve¬ haber atravesado varias órdenes sucesivas de
neraban más á los mártires que iniciación. El bautismo de los niños comienza á
al mismo
Cristo. Teniendo en cuenta la resurrección, ves¬ aparecer hacia el fin del siglo II, encontrando
tían los cadáveres de los mártires, enterrándo¬ hasta en el siglo IV, adversarios decididos.
les con tales refinamientos de lujo, La penitencia estaba ya reglamentada en
que contras¬
taban con la simplicidad de las costumbres Roma hacia los tiempos del falso Hermas. Esta
cristianas. Casi adoraban sus huesos. En el ani¬ institución, que supone una sociedad fuerte¬
versario de sus muertes, se dirigían hacia sus mente organizada, se desenvolvió de un modo
tumbas, se leía el relato de sus martirios y se sorprendente. Es maravilloso que no hiciese
celebraba el misterio eucarístieo en su honor. resplandecer á la Iglesia que nacía. Si algo
Esto era una extensión de la conmemoración existe que pruebe el amor que se profesaba á
de los difuntos, piadosa costumbre la Iglesia y la intensidad de las alegrías que
que tuvo
380 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
proporcionaba, es ver las rudas pruebas á que batió las clarividencias supuestas, y en el si¬
se someten los bailar de nuevo
cristianos, para glo III, aunque sin desaparecer por completo,,
la gracia y volver á conquistar entre los san¬ eran mucho más raras. Estos dones fueron fa¬
tos el lugar que se había perdido. La confe¬ vores excepcionales sólo los presuntuo¬
con que
sión ó la publicación de la falta, practicada sos se honrados. Se condenó el éxta¬
creyeron
ya por los judíos, era la primera condición de sis. El obispo fué el depositario de la facultad
la penitencia cristiana. de relacionarse con Dios, ó más bien, estas re¬
Jamás se vió un material de culto tan sen¬ laciones se sustituyeron por el Sacramento,
cillo. Los vasos de la cena no se hicieron sa¬ que es administrado porel clérigo, mientras
grados más mucha lentitud. Los platos
que con que la inspiración es una cosa individual; un
de vidrio en colocaban las copas de que
que se asunto entre el hombre y Dios. Los sínodos
se servían, fueron los primeros objetos en que heredaron la revelación permanente. Los pri¬
se fijó cierta atención. La adoración de la cruz meros sínodos se celebraron en el Asia Menor
era un respeto más bien que un culto. El sim¬ contra los profetas frigios. Transportado á la
bolismo era de una extremada sencillez. La Iglesia el principio de la inspiración por el
lialma, la paloma con el ramo, la manzana, el Espíritu Santo, llegó á ser un principio de
áncora, el fénix, la T para designar la cruz y orden y de autoridad.
quizás ya el chrismon para designar el Cristo; El clero era ya un cuerpo muy distinto
estas fueron, con diferencia, las
una escasa del pueblo. Una gran Iglesia completa, al lado
únicas imágenes recogidas. La misma cruz ja¬ del obispo y de los ancianos, tenía cierto nú¬
más estuvo representada ni en las casas. En mero de diáconos y subdiáconos sometidos al
cambio, el signo de la cruz hecho con la mano obispo y ejecutores de sus órdenes. Poseía, por
en la frente era muy repetido, pero- es posi¬ otra parte, una serie de pequeños funcionarios,
ble que este uso fuese más particularmente pro¬ anagnostes ó lectores, exorcistas, porteros, sal¬
pio de los montañistas. mistas ó cantores, acólitos, que servían al mi¬
El culto de corazón, en defecto del externo, se nisterio del altar, llenaban las copas de agua ó
desenvolvió como nunca. Aunque la libertad de de vino y llevaban la Eucaristía á los enfermos.
los clarividentesprimitivos fué muy restringi¬ Los pobres y las viudas, alimentados por la
da por el episcopado, los dones espirituales, Iglesia, que en ella permanecían más ó menos
los milagros y la inspiración directa, continua¬ tiempo, eran considerados como de la casa é
ban en la Iglesia haciendo su negocio. inscritos en sus matrículas (matriculara). Lle¬
La medicina sobrenatural era el primero de naban los más bajos oficios, como barrer, y más
estos dones, que se consideraban como heren¬ tarde tocar la campanilla, y vivían con los clé¬
cia de Jesús. El'aceite santo era el instrumento. rigos, alimentándose con lo que sobraba de las
Muchos paganos fueron, frecuentemente, cura¬ ofrendas de pan y vino. Para las órdenes eleva¬
dos con el aceite de los' cristianos. En cuanto das del clero, el celibato tendió cada vez más
al arte de ahuyentar los demonios, todo el mun¬ á establecerse. Al menos, las segundas nupcias
do reconoce
los exorcistas cristianos te¬
que estaban prohibidas. Los montañistas llegaron
nían una gran superioridad. De todas partes casi á pretender que los sacramentos adminis¬
se les llevaban poseídos para que los librasen trados por un sacerdote casado eran nulos. La
del poder infernal; lo mismo, en absoluto, que castración no fué más que una exageración de
sucede en la actualidad en Oriente. Hasta gen¬ celo religioso, que se condenó muy pronto. Las
tes jamás fueron cristianas, llegaron á
que hermanas compañeras de los apóstoles, cuya
exorcisar en nombre de Jesús. Algunos cris¬ existencia está demostrada por textos notorios,
tianos se llenaban de indignación con tales co¬ se encuentran entre esta gente como una espe¬
sas, pero la mayoría se regocijaba, viendo en cie de diaeonisas sirvientes, que fueron el ori¬
ésto un homenaje á la verdad. Ño se retrocedía gen del concubinato alegado por los clérigos
paso en tal camino. Como los falsos dio¬ en la Edad Media. Los rigoristas
un exigían que
ses 110 eran más que demonios, el poder de fuesen violadas, para prevenir los sentimien¬
desahuciar á los demonios, implicaba el de des¬ tos excesivamente tiernos que podía engendrar
enmascarar á los falsos dioses. El exorcista entre los hermanos su ministerio de caridad.
atrajo sobre sí la acusación de ejercer la magia, Lassepulturas se convirtieron desde fines
acusación que resonaba en toda la Iglesia. La del siglo II en un anejo de la Iglesia, siendo
Iglesia ortodoxa vió el peligro de estos dones objeto de una diaconí'a eclesiástica. La moda de
espirituales, restos de una poderosa ebullición la sepultura cristiana fué siempre igual á la de
primitiva, que ella debía disciplinar, so pena los judíos, la inhumación, consistente en depo¬
de concluir con su propia existencia. Los doc¬ sitar el cuerpo envuelto con un sudario en un
tores y los obispos sensatos se opusieron á sarcófago, ele forma rectangular, cubierto co¬
éstas maravillas, que entusiasmaban al absurdo munmente por un arcosolium. La cremación
Tertuliano, y á las cuales San Cipriano conce¬ inspiró siempre á los fieles una gran repugnan¬
dió también tanta importancia. Daban lugar á cia. Los mithriastas y otras sectas orientales
rumores perjudiciales, y se mezclaban con fan¬ participaban de las mismas ideas y practicaban
tasías individuales que la ortodoxia tenía que en Roma lo que puede llamarse moda siria de
«dad del alma tuvo por consecuencia las inci¬ dos. Las catacumbas se convirtieron pronto en
neraciones. La creencia oriental en la resurrec¬ lugares santos. La organización del servicio de
ción conduce á enterrar los cadáveres. Muchos las sepulturas estaba completa en los tiempos
indicios llevan á buscar las más antiguas se¬ de Alejandro Severo. Hacia la época de Fabián
pulturas cristianas de Roma hacia San Sebas¬ y de Cornelio, este servicio es una de las prin¬
tián, sobre la vía Apiá. Allí se hallan los ce¬ cipales preocupaciones dev la piedad romana.
menterios judíos y mithriacos. Se' creía que Una mujer consagrada á la Iglesia, llamada En¬
los cuerposde los apóstoles Pedro y Pablo per¬ cina, cedió á las santas tumbas su fortuna y
manecieron allí durante algún tiempo y por su actividad. Reposar al lado de los mártires,
ésto fué por lo que se les llamaba catacumbas, ad sanctos, ad martyres, fué un favor, vinién¬
"á las Tumbas" (1). dose á celebrar misterios anualmente sobre es¬
Hacia el tiempo de Marco Aurelio se produ¬ tas tumbas sagradas. De aquí nación la cutícu¬
jo un grave cambio. La cuestión que preocupa la, ó cámara sepulcral, que se convertía en
á las ciudades modernas, surgió entonces impe¬ Iglesia subterránea, donde se reunían en tiem¬
riosamente. Mientras el sistema de cremación po de persecuciones. En el exterior se añadie¬
economizaba el espacio consagrado á los muer¬ ron, en algunas ocasiones, scholce que servían
tos, la inhumación á la manera judía, cristiana de triclinium para las agapas. Las asambleas
en tales condiciones, tenían la ventaja de que
y mithriaca inutilizaba la superficie. Era nece¬
sario ser bastante rico para comprar en vida un se les
podía tomar por reuniones funerarias,
loculus en el terreno más caro del mundo, ó sea las cuales estaban protegidas por las leyes. El
•
en las puertas de Roma. Cuando las grandes cementerio, ya fuese subterráneo, ya en pleno
masas de población, de mediana fortuna, que¬ ambiente, era también un lugar esencialmente
rían ser enterradas de esta manera, era preciso eclesiástico. El fossor, en algunas Iglesias, fué
hacerlas sepultar en subterráneos. Se profundi¬ un clérigo de segundo orden, como el anagnos-
zó desde el principio hasta cierto sitio, para en¬ te y el portero. La autoridad romana, que obra¬
contrar capas de arena que fuesen bastante ba con gran tolerancia, en lo que se refiere á
consistentes y al llegar á ellas se prosiguió la las sepulturas, rara vez intervenía en lo que pu¬
excavación horizontalmente, algunas veces for¬ diera suceder en estos subterráneos. Admitió,
mando muchos pisos. En las paredes verticales salvo en los ^omentos de furiosa persecución,
de estos laberintos de galerías, se abrieron los que la propiedad de las arece consagradas, per¬
■
loculi. Los judíos, los sabacianos, los mithriastás tenecía á la comunidad, es decir, al obispo. La
y los cristianos, adoptaron simultáneamente es¬ entrada á los cementerios, estaba casi siempre
te género de sepulturas, que convenía perfecta¬ señalada en el exterior por alguna sepultura de
mente con el espíritu de congregación y con la familia, cuyo derecho era indudable.
inclinación al misterio que les distinguía. Pero Así, el principio de las sepulturas por cofra¬
los cristianos, que continuaron con esta especie días, quedó perfectamente establecido en el si¬
<le sepulturas durante todo el siglo III, el IV y glo III. Cada secta se constituyó su embudo sub¬
parte del Y, llegaron á formar el conjunto de terráneo, y por él desaparecía. La separación
catacumbas que rodean á Roma, siendo casi la de los muertos llegó á ser de derecho común.
totalidad de ellas debidas ásu trabajo. Nece¬ Se clasificó por religiones en las tumbas. Des¬
sidades análogas á las que hicieron cruzar en cansar después de la muerte con los correligio¬
torno de Roma estas vastas hipogeas, produje¬ narios, era una necesidad. Hasta entonces, las
ron las mismas consecuencias en Nápoles, en sepulturas fueron cosa individual ó de familia;
Milán, en Siraeusa y en Alejandría. pero se hicieron religiosas, colectivas, suponien¬
Desde los primeros años del siglo III, vemos do una comunidad de. opiniones sobre los asun¬
al papa Ceferino confiar á su diácono Calixto tos divinos. Esta no es una de las menores di¬
el cuidado de estos grandes depósitos mortuo¬ ficultades que el cristianismo legó al porvenir.
rios. Esto es lo que se llamaban cementerios ó Por su origen, el cristianismo fué tan con¬
""dormitorios"; porque se imaginaba que los trario al desenvolvimiento de las artes plásti¬
muertos estaban dormidos esperando el día de la cas como lo ha sido el Islam. Si el cristianis¬
resurrección. Muchos mártires fueron enterra¬ mo hubiera reducido su esfera de acción á los
dos allí. Desde entonces, el respeto con que se judíos, sólo la arquitectura se hubiera desarro¬
miró á los
cuerpos de los mártires, se aplicó llado, como sucede entre los musulmanes. La
también á los lugares en que estaban deposita- Iglesia sería hoy como la mezquita, una gran
casa de oración solamente,
pero las religiones
(1) Las inscripciones cristianas de las cata¬ son lo mismo que las razas que las adoptan.
cumbas no se remontan más allá del principio
del siglo III. Las más viejas inscripciones que
Transportado á pueblos amigos del arte, el cris¬
se encuentran no son cristianas. Se lmn llevado tianismo llegó á ser una religión tan artística
allí en el siglo IV con otros materiales extra¬ como hubiera dejado de serlo de
ños para encerrar los "loculi". La inscripción
quedar en po¬
considerarla del 71 es de un cristianismo dudoso. der de los judeo cristianos. También son los
Desde aquí se salta hasta *el año 214, y aún esto
no es seguro. En suma, el interés de las cata¬
herejes quienes fundan el arte cristiano. Hemos
cumbas se halla, sobre todo, en lo que se refiere visto á los gnósticos emprender este sendero
•al siglo III. Se puede hacer una excepción con la con una audacia que escandalizó á los verdade¬
•catacumba de Domitila, pero el carácter primi¬
tivo de este monumento es muy incierto. ros creyentes.
Era muy pronto aún, y todo lo
382 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
que recordaba la idolatría fué sospechoso. Los fuerzo para introducir en las escenas represen¬
pintores que se convertían eran mirados con tadas un nuevo sentimiento, pero les faltan en¬
recelo, como si hubiesen sido causa de que las teramente los medios materiales. Los artistas
imágenes talladas arrebatasen al Creador los de las catacumbas, por el contrario, son pinto¬
honores debidos. Las imágenes de Dios y de res del género pompeyano, convertidos por ra¬
Cristo, es decir, las imágenes que pudiesen pa¬ zones completamente extrañas al arte, y que-
recer ídolos, excitaban cierto temor, y los car- aplican su práctica á lo que conviene á los aus¬
poeratianos que poseían bustos de Jesús, diri¬ teros lugares que decoran.
giéndoles honores idólatras, se consideraron La historia evangélica no fué tratada por
como profanos. Se observaban á la letra, al me¬ los primeros pintores cristianos, más que par¬
nos en las Iglesias, los preceptos mosaicos con¬ cial y tardíamente. Por esto es, sobre todo, por
tra las representaciones figuradas. La idea de lo que el origen gnóstico de estas imágenes
la deformidad de Jesús, contraria á un arte se nota con toda evidencia. La vida de Jesús
cristiano, se hallaba generalmente extendida. que presentan las antiguas pinturas cristianas,,
Existían pinturas conocidas, como retratos de es exactamente igual á la que se figuraban los
Jesús, de San Pedro y de San Pablo, pero se gnósticos y los docetas; es decir, que la Pasión
adviritió que su uso ofrecería ciertos inconve¬ no figura. Desde el pretorio á la resurrección se
nientes. El hecho de la mujer que hallándose suprimen todos los detalles; el Cristo, bajo es¬
enferma de un flujo de sangre, fué curada so¬ te punto de vista, no había podido sufrir mu¬
lamente con tocar las vestiduras de una estatua cho en realidad. Se le desembarazó también de
de Jesús, le pafecía á Eusebio excusable. Esta la ignominia de la.cruz, que era un grande es¬
excusa consistía en que la mujer que testimonió cándalo para los paganos. En esta época son
de este modo reconocimiento á Cristo, lo
su los paganos quienes muestran por irrisión al
hizo en virtud de un resto de costumbre paga¬ dios de los cristianos crucificado; los cristianos
na ypor una confusión de ideas dignas de casi lo niegan. Temían que si presentaban un
perdón. Por lo demás, Eusebio rechazó, como crucifijo iban á provocar las blasfemias de los
perfectamente profano, el deseo de tener retra¬ enemigos y aparecer como dándoles la razón.
tos de Jesús. El arte cristiano nació herético, y guardó
Los arco solía de las tumbas requerían algu¬ durante mucho tiempo este carácter; la icono¬
nas pinturas. En un principio se hicieron pu¬ grafía cristiana se sacudió lentamente de los
ramente decorativas, desnudas de toda signi¬ prejuicios en que había nacido. No surgió más
ficación religiosa; viñetas, ramajes, jarrones, que para sufrir la dominación de los apócrifos,
frutos y pájaros. Después se mezclaron los sím¬ de los mitos nacidos bajo una influencia gnós-
bolos cristianos; más tarde se pintaron algunas tica en mayor ó menor grado; lo cual trajo
sencillas esGenas tomadas de la Biblia, en las consigo una situación falsa, que duró largo
cuales hallaban un sabor particular, en el esta¬ tiempo. Plasta en plena Edad Media, en los
do de persecución por que atravesaban: Jonás concilios, doctores autorizados condenaron el
en la boca del pez ó Daniel en el foso de los arte. El arte, en lo que á él se refiere, hasta
leones, Noé con su paloma, Siqueo, Moisés ha¬ sometido á la ortodoxia, se permitía extrañas
ciendo manar el agua de la roca, Orfeo encan¬ libertades. Sus objetos favoritos han salido, la
tando á las fieras con su lira, y sobre todo, el mayor parte, de los libros condenados. Así las
Buen Pastor, el cual no se hizo otra cosa
para representaciones fuerzan las puertas de la Igle¬
que copiar uno dé los tipos más extendidos en sia, cuando los libros que las explican hace mu¬
el mundo pagano. Los personajes históricos del cho tiempo que fueron expulsados de ella. En
Antiguo ó del Nuevo Testamento no aparecie¬ el Occidente no se emancipó el arte hasta el
ron más que en épocas más recientes. La siglo XIII, pero no sucedió lo mismo con el
mesa,
los panes sagrados, las escenas de pecados, las cristianismo oriental. En la Iglesia griega y en
manzanas místicas y el simbolismo de la Cena, las orientales jamás se triunfó por completo de
se representaron desde el siglo III. esta antipatía por las imágenes, llevada al col¬
Toda esta reducida pintura de oi-namenta- mo en el judaismo y en el islamismo. Conde¬
eión, excluida todavía de las Iglesias y que nan la escultura y se encierran en una fantasía^
sólo se toleraba porque no pareciese falta de hierática, de donde el arte serio saldrá con gran
consecuencia, no tuvo originalidad alguna. Con trabajo. .
grandes dificultades puede verse en estos ensa¬ En la vida privada, los primeros cristianos
yos el principio de un arte nuevo. La expresión no tuvieron escrúpulo en servirse de productos
na de taller, y es muy superior, en todo caso, los antiguos ornamentos por imágenes apropia¬
á la que se encuentra en la verdadera pintura das al gusto de la secta (el buen pastor, la pa¬
cristiana que nació más tarde. ¡Pero qué dife¬ loma, la manzana, el navio, la lira y el ancla)..
rencia en la expresión! Entre los artistas del Una orfebrería, una vidriería sagrada, se forma¬
siglo VII y VIII se observa un poderoso es¬ ron en particular para las necesidades de la Ce-
MARCO AURELIO T EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 383
na. Casi tocias las lámparas ordinarias llevaban que, entre los antiguos pueblos arios, presenta¬
emblemas paganos, y bien pronto hubo en el co¬ ba la virgen como un sér sagrado. La sinago¬
mercio lámparas con el tipo del buen pastor, ga siempre tuvo el matrimonio como obligato¬
que probablemente saldrían del mismo taller rio. A sus ojos, el celibato es culpable de ho¬
que las lámparas del tipo Baco ó del tipo Sera- micidio, y el célibe no es de la raza de Adán,
pis. Los sarcófagos esculpidos, representando porque el hombre sólo está completo cuando se
escenas sagradas, aparecieron hacia el final del halla unido á la mujer. El matrimonio no debía
siglo III. Los pintores cristianos, no se descar¬ diferirse mucho, después de cumplir los dieci¬
taron todavía (salvo lo que se refiere al sujeto), ocho años. No se hacía más excepción que la
de las actitudes del arte pagano del mismo de los que se dedicaban al estudio de la ley y
tiempo. la de los que temían que la precisión de subve¬
nir á las necesidades de una familia le sustra¬
CAPITULO XXVII
jesen del trabajo. "Que los que no están, como
Las costumbres cristianas. yo, absorbidos por la ley, pueblen la tierra",
decía flabi ben Azai.
Las costumbres cristianas eran la mejor pre¬ Las sectas cristianas que quedaron más apro¬
dicación del cristianismo. Una palabra las re¬ ximadas al judaismo, aconsejaron, como la si¬
sumía : la
piedad. Era la vida de buenas y sen¬ nagoga, los matrimonios hasta qui¬
precoces, y
cillas gentes,sin prejuicios mundanos, pero de sieron que viejos,
los pastores vigilasen á los
una
perfecta honradez. La esperanza mesiáni- porque importaba sustraerlos de los peligros
ca se debilitaba diariamente: se pasaba de la del adulterio. Desde un principio, sin embargo,
moral un poco severa, que convenía á aquel el cristianismo en el sentido de Ben
se dirigía
estado de crisis, á la moral permanente de un Azai. Jesús, aunque llegó á cumplir más de
mundo establecido. El matrimonio revestía un treinta años, no se había casado. La esperanza
carácter religioso. Fué necesario abolir la po¬ de un fin próximo del mundo, hacía inútil el
ligamia. Las costumbres ó la ley judías poco á cuidado de la generación, y se. estableció la idea
poco la habían suprimido de hecho. El harén no de que no se era perfecto cristiano más que
fué, á decir verdad, entre los antiguos judíos, conservando la virginidad. "Los patriarcas
más que un abuso excepcional, un privilegio obraron justamente— dice cristiano — ve¬
un
de la realeza. Los profetas se mostraron siem¬ lando por la multiplicación de su posteridad;
pre hostiles á él. Las prácticas de Salomón y el mundo era joven entonces; actualmente, por
de sus imitadores fueron
objeto de murmuracio¬ el contrario, todas las cosas declinan y tien¬
nes
y de escándalo. En los primeros siglos de den á su fin". Las sectas gnósticas y maniqueas
nuestra Era, los casos de poligamia fueron no hicieron otra cosa que ser muy consecuen¬
muy raros entre los judíos. Ni los cristianos ni tes al prohibir el matrimonio y al abominar del
los paganos les hacen reproches por ello. Pol¬ acto generador. La Iglesia ortodoxa, siempre
la doble influencia del matrimonio romano y templada, evitó este exceso, pero la continen¬
del matrimonio judío, nació también esta alta cia, y hasta la castidad, fueron recomendadas en
idea de la familia, que, aun en nuestros días, el matrimonio. Una vergüenza excesiva se une
la base de la civilización europea, si bien ha á la
es
ejecución de las voluntades de la Natu¬
•llegado á formar como una parte esencial del raleza. La mujer adquiere un horror loco hacia
derecho natural. Es preciso reconocer, sin em¬ el matrimonio. La timidez extraña de la Igle¬
bargo, que, sobre este punto, la influencia ro¬ sia todo lo que se refiere á las relaciones le¬
en
ha sido superior á la influencia judía,
mana
gítimas de los dos sexos, provocó después más
puesto que solamente fué por la influencia del de una chanza fundada.
derecho romano, en los códigos modernos, Como consecuencia de este mismo curso de
por
lo que la poligamia ha desaparecido. ideas, el estado de viudez se consideraba como
La influencia romana, ó si se quiere aria, es sagrado: las viudas constituían un orden ecle¬
tanto más sensible que la influencia judía, en siástico. La mujer debe* estar siempre subor¬
el concepto poco favorable en que
se tienen las dinada á alguien. Cuando no tuvo ya que obe¬
segundas nupcias. Se las consideraba como un decer al marido, servía á la Iglesia. La modes¬
adulterio convenientemente autorizado. En la tia de las damas cristianas respondió á estos
cuestión del divorcio, en la que ciertas escuelas severos
principios muchas comunidades,
y, en
judías habían traído un relajamiento censura¬ no debían salir más que
veladas. Con un poco
ble, no se mostraba menos rigorista. El matri¬ más, el uso del velo, cubriendo toda la figura,
monio sólo podía romperse por el adulterio de á la manera de Oriente, hubiera sido univer¬
la mujer. "No separar lo que Dios ha unido", sal para todas las mujeres jóvenes que no hu¬
vino á ser la base del derecho cristiano. biesen contraído lazoS matrimoniales. Los mon¬
Enfin, el cristianismo se puso en plena con¬ tañistas consideraban este uso como obligato¬
tradicción con el judaismo, por el hecho de con¬
rio, y si no prevaleció fué por la continua opo¬
siderar el celibato y la virginidad como estados sición que provocaron los excesos de los secta¬
más perfectos que el del matrimonio. rios frigios ó africanos, y sobre todo, por la
Aquí, el
cristianismo, precedido en esto por los tera¬ influencia de los países griegos y latinos, que
peutas, se aproximaba sin vacilación á las ideas no tenían necesidad para implantar una ver-
384 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
dadera reforma de costumbres, de este odioso un lugar peligroso. El horror hacia las termas,
signo de debilidad física y moral. los gimnasios, los baños y los xistos, no era
Los adornos, al menos, fueron completamen¬ menor, á causa de las desnudeces que allí se
te prohibidos. La belleza es una tentación de exhibían. El cristianismo heredó en esto un sen¬
Satanás; ¿por qué ayudar á la tentación? El timiento judío. Estos lugares públicos eran re¬
uso de alhajas, afeites, pinturas para los ca¬ chazados por los judíos á causa de la circunci¬
bellos y vestidos transparentes, fué una ofeu- sión, que les exponía á toda clase de^ disgustos.
sa al pudor. Usar cabellos postizos es un pe¬ Si los juegos y los concursos, que hacían por
cado aún más grave, pues extravían la ben¬ un un mortal el igual de los dioses, y cu¬
día de
dición del sacerdote, que, cayendo sobre unos yas inscripciones nos han conservado el recuer¬
cabellos desprendidos de otra cabeza, no sabe do, decaen por completo en el III siglo, el cris¬
dónde posarse. El más modesto peinado fué tianismo fué la causa. Se hizo el vacío en torno
tenido por peligroso. San Jerónimo, partiendo de estas antiguas instituciones; se las 'calificó
de esta base, considera los cabellos de las mu¬ de vanidades, y esto era razonable. Pero la vida
jeres como simples nidos de miseria, y reco¬ humana se acaba cuando se lia probado excesiva¬
mienda cortarlos. mente bien que todo es vanidad.
El defecto del cristianismo aparece ahora La sobriedad de los cristianos igualaba
á su
claro. Es excesivamente moral. La belleza para modestia. Las
prescripciones relativas al em¬
él ha de sacrificarse por completo, cuando á pleo de la carne en las comidas fueron supri¬
los ojos de filosofía perfecta, la belleza, lejos
una midas casi todas. El principio "todo es puro
de ser ventaja superficial, un peligro, un
una para los puros" prevaleció. Muchos, sin em¬
inconveniente, es un don de Dios, como la vir¬ bargo, se impusieron la abstinencia de las co¬
tud. Es amiga de la virtud, pues, la mujer her¬ sas que habían tenido vida. Los ayunos eran
mosa expresa tan bien un aspecto de la divini¬ frecuentes y provocaban en muchos ese esta¬
dad, uno de los fines de Dios, como el hombre do de debilidad nerviosa que hace verter abun¬
de genio ó la mujer virtuosa. Ella lo sabe, y de dantes lágrimas. La facilidad de llorar fué
ahí viene su firmeza. Siente como por instinto, considerada como un favor celeste, el don de
el infinito tesoro que lleva en su cuerpo, sabe las lágrimas. Los cristianos lloraban sin cesar;
bien que sin otros atractivos, sin talento, sin una especie de dulce tristeza era su estado
una gran virtud, se cuenta entre las mejores constante. En las Iglesias la mansedumbre, la
manifestaciones de Dios. ¿Por qué prohibirle piedad y el amor se pintaban en su aspecto.
realzar el don que se le ha concedido, pulir el Los rigoristas se lamentaban de que, frecuente¬
diamante que la Naturaleza le ha destinado? mente, al salir del santo lugar, esta actitud
La mujer, adornándose, cumple un deber; prac¬ recogida se disipase; pero, en general, se re¬
tica un arte, un arte exquisito, el más encanta¬ conocía á los cristianos nada más que en su
dor de los artes. No nos dejemos deslumhrar pol¬ aire piadoso. Eran, en cierto modo, figuras
la sonrisa que ciertas palabras provocan entre aparte, buenas figuras bañadas por una calma
la gente frivola. Se concede la palma del ge¬ que no excluía una sonrisa de amable satisfAc¬
nio al artista griego que ha resuelto el más de- N
ción. Esto formaba un contraste sensible con
ejemplo del Egipto, donde la vida monástica gran día en que llegará su triunfo, é inaugura¬
había existido siempre, pudo contribuir á este rá sobre la tierra el reinado de los santos, esto
resultado; pero el monacato estaba en la esen¬ es, el cristianismo naciente. La dicha de que se
cia misma del cristianismo. Desde que la Igle- gozaba en estos pequeños cenáculos, vino á ser
■sia se abrió á todos, era inevitable que se for¬ una poderosa atracción. Las poblaciones se pre¬
masen pequeñas Iglesias para aquellos que pre¬ cipitaron, por una especie de movimiento ins¬
tendían vivir como Jesús y los apóstoles vivie¬ tintivo, hacia una secta que satisfacía sus as¬
ron en Jerusalén. piraciones más íntimas y abría esperanzas
Una gran indicaba para- ei porve¬
lucha se infinitas.
nir. La piedad cristiana y el honor mundano Las exigencias intelectuales del tiempo eran
serán dos antagonistas que han de librar rudos muy cortas, y las necesidades de ternuras del
combates. Al despertar el espíritu mundano, corazón, imperiosas. Los espíritus no se
muy
despertó la incredulidad. El honor se revolvió esclarecían, pero las costumbres se endulzaban.
y sostuvo que es mejor la moral que permite Se deseaba una religión que enseñase la piedad,
ser un santo, sin dejar de ser un hombre galan¬ mitos que ofreciesen buenos ejemplos, dignos
te. Hubo voces de sirenas para
rehabilitar todas de ser imitados, una especie de moral en acción,
las cosas exquisitas que la Iglesia había decla¬ procedente de ios dioses. Se quería una religión
rado profanas al primer encuentro. Siempre honrada y el paganismo no lo era. La predi¬
queda algo de aquello que se fué en un princi¬ cación moral supone el deísmo ó el monoteísmo.
pio. La Iglesia, asociación de gentes santas, El politeísmo jamás tuvo un culto moralizador.
guardó este carácter, á pesar de todas sus trans¬ Se deseaban, Sobre todo, seguridades de una
formaciones. El mundano será su peor enemigo. vida ulterior en que se reparasen las injusti¬
Yoltaire demostrará que las frivolidades dia¬ cias de ésta. La religión que promete la in¬
bólicas, tan severamente excluidas de una so¬ mortalidad y asegura que volveremos á encon¬
ciedad piadosa, son, á su manera, buenas y ne¬ trar en alguna otra parte á los que hemos
cesarias. El Padre Canaye procurará también amado, triunfa siempre. "Los que 110 tienen
demostrar que nada es más galante que el cris¬ esperanza" son convencidos pronto. Una mul¬
tianismo y que no hay mayor gentilhombre que titud de cofradías que profesaban estas conso¬
un
jesuíta, pero no convencerá á nadie. En ladoras creencias, se atrajeron numerosos adep¬
todo caso, las gentes de la buena sociedad serán tos. Tales eran los misterios sabaeianos y ór-
inconvertibles. No se conseguirá jamás llevar á ficos en Macedonia, y en Traeia los misterios
Ninón de Léñelos, á Saint Evremond, á Voltai- de Dionisio. Hacia el siglo II, los símbolos de
ó á Mérimée á que sientan la religión lo mis¬
re
Siqueo tomaron un aspecto funerario y forma¬
mo que Tertuliano, Clemente de Alejandría y ron una pequeña religión de inmortalidad que
el bueno de Hermas. los cristianos adoptaron con grande empeño.
Las ideas sobre la otra vida, como todo lo que
se refiere á la satisfacción y al sentimiento, son
CAPITULO XXVIII
las que sufren más fácilmente los caprichos de
Razones de la victoria del cristianismo. la moda. Las imágenes que, en este concepto,
han satisfecho un momento nuestra sed, pasan
El cristianismo ha vencido por la nueva dis¬ pronto; tratándose de cosas del otro mun¬
muy
ciplina de la vida
que introdujo en el mundo. do, hay siempre algo nuevo, porque nada re¬
El mundo tenía necesidad de una reforma mo¬ siste largo tiempo el examen.
ral y la filosofía no se la daba. Las religiones La
religión antigua de Grecia y Roma no
establecidas en los países ..griegos y latinos es¬ daba satisfacción alguna á las profundas nece¬
taban quebrantadas é incapacitadas para inten¬ sidades del siglo. El dios antiguo no es bueno
tar el mejoramiento de los hombres. Entre todas ni malo; es una fuerza. Con el tiempo, las aven¬
las instituciones religiosas del mundo antiguo, turas que se contaron de estas pretendidas di¬
el judaismo sólo lanzó contra la corrupción de vinidades se convirtieron en inmorales. El culto
los tiempos un grito desesperado. ¡ Gloria eter¬ daba por resultado la idolatría más grosera, y,
na y
única, que debe hacer olvidar por completo á veces, la más ridicula. No era raro que los
todas las locuras y todas las violencias! Los ju¬ filósofos, en público, sostuviesen ataques con¬
díos son los revolucionarios del I siglo y del II tra la religión oficial y se escuchasen aplausos
de nuestra Era. ¡ Respetemos su fiebre! Poseí¬ de los auditores. El gobierno, queriendo mez¬
dos de un alto ideal de justicia, convencidos de clarse en este asunto, no hizo más que des¬
que este ideal debe realizarse sobre la tie¬ prestigiar más á los dioses. Las divinidades
rra, no admitiendo los acomodamientos que de la Grecia, después de haberse identificado
aceptan tan fácilmente los que creen en el pa¬ largo tiempo con las de Roma, tuvieron un lu¬
raíso y en el infierno, tienen sed del bien y le gar en el Panteón. Las divinidades bárbaras
conciben bajo la forma de una corta vida sina- sufrieron identificaciones análogas, llegando á
gogal, de la que la vida cristiana no es más ser Júpiter, Apolo ó Esculapio. En cuanto á
386 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
las divinidades locales, se salvaron por el culto hay sacrificio más que para lo que se cree, y
de los dioses Lares. Augusto había introducido fo que se cree es siempre lo incierto, lo irracio¬
en la religión uno de los cambios más conside¬ nal. Se sufre lo razonable, pero no se cree en
rables, ensalzando y reglamentando el culto de él. Por esto la razón no llega á la acción: más
los dioses Lares, sobre todo, el de los Lares de bien da por resultado la abstención.
No se pro¬
encrucijada, y permitiendo el uso de un tercer ducen grandes revoluciones en la humanidad
Lar, el genio del emperador. Los Lares gana¬ sin ideas muy arrebatadas, sin prejuicios, sin
ron en esta asociación el título de augustos (La¬ dogmatismos. No se es fuerte más que con la
res augusti), y como los dioses locales conser¬ condición de engañarse con todo el mundo. El
vaban, para la mayoría, su aptitud legal para estoicismo, desde el principio, implicó un error
adquirir el título de Lares, casi todos fueron que le obscureció mucho ante el pueblo. A sus
también calificados de Augustos (ilumina au¬ ojos, la virtud y el sentimiento moral eran cosas
gusta). Para este culto complejo se formó un idénticas. El cristianismo supo separar ambas
clero, compuesto del flámine, especie de arzo- nociones. Jesús al hijo pródigo y á la cor¬
ama
bisjio, representante del Estado, y de sevires tesana, buenas almas en el fondo, aunque pe¬
augustales, corporaciones de obreros y de pe¬ cadoras. Para los estoicos, todos los pecadores
queños burgueses, particularmente enlazados son igualesel pecado es irremisible. El cris¬
y
con los Lares ó divinidades locales. Pero el ge¬ tianismo tiene el perdón para todos los crimi¬
nio del emperador empequeñecía naturalmente nales. Cuanto más han pecado, más le perte¬
á sus compañeros. La verdadera religión del necen. Constantino se hizo cristiano porque cre¬
Estado fué el culto de Roma, del emperador yó sólo los cristianos tenían expiaciones bas¬
que
y de la administración. "Los Lares quedaron tantes para salvar al" padre que da muerte á
siendo unos pequeños personajes. Jehová, el su hijo. El éxito que tuvieron á partir del si¬
solo dios local que resistió obstinadamente á glo II los odiosos tauríbolos, de donde se salía
la asociación cubierto de sangre, prueba cómo en la imagina¬
""
consuelo á sus miembros que la filosofía más amorosas. Los ídolos de esta especie de capillas
sana. Una multitud, de gentes encuentran la estaban adornados
como las vírgenes de los
dicha en estas quimeras y enlaza con ellas su altares. Las mujeres tenían una parte en el
vida moral. En aquel tiempo, ya remoto, el ministerio de la diosa y llevaban títulos sa¬
abracadabra se procuró sus regocijos religio¬ grados. Todo inspiraba devoción y contribuía á
sos, y con una poca buena voluntad, se pudo excitar los sentidos: llantos, canciones apasio¬
encontrar en él teología.
una sublime nadas, danzas al son de la flauta y representa¬
El culto de Isis tuvo entrada
regular en la ciones conmemorativas de la muerte y de la
Grecia en el siglo IV, antes de Jesucristo. In¬ resurrección de un dios. La disciplina moral,
mediatamente, todo el mundo griego y romano sin ser seria, tenía estas apariencias. Hubo
fué invadido. Este culto, tal como lo vemos ayunos, austeridades y días de continencias.
representado en las pinturas de Pompeya y Ovidio y Tíbulo se dolieron del mal. que estas
de Plerculano, con sus sacerdotes tonsurados é fiestas causaban á sus placeres en un tono que
imberbes, vestidos con una especie de alba, se demuestra que la diosa no exigía á estas bellas
parece mucho al de nuestros oficiantes. Cada devotas más que mortificaciones limitadísimas.
mañana, el sistro, como la campana de nues¬ Otra multitud de dioses se hallaban acogidos
tras parroquias, llamaba á los devotos á una por el pueblo romano sin oposición, y hasta
especie de misa, acompañada de una plática, con benevolencia. La Juno celeste, la Belona
de oraciones por el emperador y el imperio, asiática, Sabacius, Adonis y la diosa de Siria
de aspersiones de agua del Nilo
de Ite missa
y tenían sus fieles. Los soldados eran el vehículo
est. Por la noche tenía lugar el saludo. Se le de estos cultos diversos, gracias á la costumbre
deseaban las buenas noches á la diosa y se observada de abrazar sucesivamente las reli¬
le besaban los
pies. Tenían pompas fantásti¬ giones de los países por donde pasaban. De re¬
cas y procesiones burlescas por las calles, en greso á su patria, consagraban un templo, un
las que los cofrades llevaban á sus dioses sobre altar á sus recuerdos de guarnición. De aquí
las espaldas. Otras veces, mendigaban con una esas dedicatorias al Júpiter de Baalbek y al
ridiculez exótica, que hacía reir á los romanos de que se encuentran en todo el terri¬
Dolica,
verdaderos. Esto asemejaba bastante á las
se torio del imperio.
cofradías de penitentes de los países meridio¬ Un dios oriental, más que ningún otro, com¬
nales. Los isiastas ostentaban la cabeza rasu¬
prometió un momento la fortuna del cristianis¬
rada y se vistieron con una túnica de lino, en mo y pareció que sería objeto de uno de
estos
la que querían ser amortajados. Ejecutaban cultos de propaganda universal que ocupan par¬
milagros en pequeñas reuniones, tenían sus ser¬ tes enteras de la humanidad. Mitra es en la mi¬
mones, sus tomas de hábito, sus ruegos ardien¬ tología aria primitiva, uno de los nombres del
tes, sus bautismos, confesiones y sus pe¬
sus sol. Este nombre fué entre los persas de los
nitencias sangrientas. Después de las iniciacio¬ tiempos á referimos, un dios de primer
que nos
nes, se probaba si era viva su devoción, como orden. Se oyó hablar de él por vez primera en
la de la Edad Media hacia la Virgen y se sen¬ el mundo greco-romano hacia el año 70 antes
tían llenos de voluptuosidad, nada más que al de Jesucristo. La popularidad suya llegó len¬
ver la imagen de la diosa. Las tamente. Sólo en el siglo II y en el III, fué
purificaciones y
las expiaciones mantenían el alma en expecta¬ cuando el culto de Mitra, sabiamente organi¬
ción constante. Se estableció, sobre todo, entre zado sobre el tipo de los misterios, que ya había
los comparsas de estas piadosas comedias, un emocionado tan profundamente á la antigua
sentimiento tierno de confraternidad; se conver¬ Grecia, obtuvo un éxito extraordinario.
tían en padres, hijos, hermanos y hermanas los Sus semejanzas con el cristianismo eran tan
unos de los otros. Estas
pequeñas fracmasone- poderosas, que San Justino y Tertuliano veían
rías, con palabras de paso, como las de los en él un plagio satánico. El mitriacismo tuvo
cristianos, dejaron surcos secretos y profundos. al bautismo, la eucaristía, las agapas, la peni¬
Osiris, Serapis y Anubis compartieron el tencia, las expiaciones y las unciones. Sus ca¬
favor con Isis. Serapis en particular, identi¬
pillas se parecen mucho á pequeñas Iglesias.
ficado con Júpiter, vino á ser uno de los nom¬ Creaba un lazo de fraternidad entre los inicia¬
bres divinos que afectaron más á los que as¬ dos. Lo hemos dicho veinte veces: la fraterni¬
piraban á cierto monoteísmo y sobre todo, á dad era la gran
necesidad del tiempo. Se que¬
tener relaciones íntimas con el cielo. El dios ría tener congregaciones donde pudiesen amar¬
egipcio tenía la presencia real. Se le veía in¬ se, sostenerse, observarse los unos á los otros;
cesantemente; se comunicaba por sueños y por cofradías que ofreciesen un campo abonado
apariciones continuas. Una religión que se en¬ (porque el hombre no es perfecto) para toda
tiende de esta suerte, es un perpetuo beso sa¬ clase de pequeñas satisfacciones vanidosas,
grado entre el fiel y su divinidad. Las muje¬ para el desenvolvimiento inofensivo de infan¬
res, sobre todo, eran las que gustaban más de tiles ambiciones de sinagoga.
estos cultos extraños. El culto nacional las de¬ Bajo el mitriacismo se
muchos conceptos,
jaba frías. Las cortesanas, particularmente, eran semejaba á la francmasonería. Tenía sus gra¬
casi todas, devotas de Isis
y de Serapis y los dos, sus órdenes de iniciación, poniéndose nom¬
templos de Isis pasaban por ser lugares de citas bres sonoros, sufriendo pruebas sucesivas, un
388 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
ayuno de cincuenta días, terrores y flagelacio¬ de Occidente. Los sacerdotes no tenían más im¬
nes. Una viva piedad se desarrollaba inmedia¬ portancia el culto latino: formaban un
que en
tamente después de estos ejercicios. Se creía clero con órdenes diversas, una santa milicia,
•enla inmortalidad de los iniciados, en un pa¬ retirada del mundo, con sus reglas. Estos sacer¬
raíso donde iban las almas puras.
El misterio dotes ostentaban tm aspecto grave, y, como se
de la copa, tan semejante á la cena cristiana, diría ahora, eclesiástico; tenían la tonsura, mi¬
las reuniones de la nocbe, análogas á las de tras y costumbres aparte.
nuestras congregaciones piadosas, los "antros" Una religión fundada, como la de Apolonio
ó pequeños oratorios, el clero numeroso en el de Tyana, sobre la creencia en el viaje de
que se admitían las mujeres, y las expiaciones Dios so^re la tierra, tuvo probabilidades parti¬
tauríbolas, afrentosas, pero sorprendentes, res¬ culares de éxito. La humanidad busca el ideal,
pondieron bien á las aspiraciones del mundo ro¬ pero quiere que el ideal sea una persona, cuan¬
mano hacia una especie de religiosidad mate¬ do no ama más que una abstracción. Un hom¬
rialista. La inmoralidad de las antiguas sabac-ias bre encarnación del ideal y cuya biografía pu¬
frigias no desapareció, pero estaba marcada por diera servir de cuadro á todas las aspiraciones
una especie de tinte panteísta y de misticidad, del tiempo, es lo que pedía la opinión religio¬
y á veces por un escepticismo tranquilo, á la sa. El Evangelio de Apolonio de Tyana no tuvo
manera del Eclesiastés. más que una mediana acogida: el de Jesús
Puede decirse que si el cristianismo hubiese triunfó completamente. Las necesidades de la
sido atacado en su crecimiento por alguna en¬ imaginación y del corazón que hervían en las
fermedad mortal, el mundo sería mitriasta. Mi¬ poblaciones, justamente, aquellas que el
eran,
tra se prestaba á todas las confusiones, con cristianismo satisfizo
por completo. Las ob¬
Attis, con Adonis, con Sabacius y con Man, jeciones que presenta la creencia cristiana á
que estaba ya establecido, después de hacer co¬ los espíritus educados por una cultura racio¬
rrer, durante largo tiempo, las lágrimas de las nal, en lo que se refiere á la imposibilidad de
mujeres. Los soldados también seguían este admitir sobrenatural, no existían entonces.
lo
culto. Al volver á sus hogares lo llevaban á Es más fácil impedir al hombre que crea, que
las provincias fronterizas, sobre el Rhin y sobre hacerle creer. Jamás siglo alguno fué tan cré¬
el Danubio. Así el mitracismo resistió al cris¬ dulo como el siglo II. Todo el mundo admitió
tianismo más que los cultos restantes. Fué ne¬ los más absurdos milagros. La mitología co¬
cesario^ para abatirle, los terribles golpes que rriente, habiendo perdido su primitivo sentido,
le dió el imperio cristiano. Desde los años 376 tocaba en los últimos límites de la ineptitud.
y 377 es desde cuando se encuentra el número La suma de sacrificios que el cristianismo exi¬
más considerable de monumentos elevados por gía á la razón, era menor que la que supuso el
los adoradores de la Gran Diosa y de Mitra. paganismo. Convertirse al cristianismo no era
Familias senatoriales muy respetables quedaron un acto de credulidad; era casi un acto de re¬
sujetas á él, reedificaron á sus expensas los lativo buen sentido. Hasta desde el punto de
antros destruidos, y á fuerza de legados y de vista del racionalismo, la religión cristiana po¬
fundaciones, ensayaron el medio de dar eter¬ día considerarse como un progreso; así hubo
nidad á un culto herido de muerte. hombres, religiosamente esclarecidos, que la
Los misterios eran la forma más ordinaria adoptaron. El que permaneció fiel á los anti¬
de estos cultos exóticos y la causa principal de guos dioses, fué el paganus, el campesino, siem¬
sus éxitos. La impresión que dejaban las ini¬ pre refractario al progreso, siempre detrás de
ciaciones era muy honda, lo mismo que las de su siglo. Tal vez, un día, en los siglos venide¬
la francmasonería actual. Bien que enteramente ros, los últimos cristianos serán á su vez llama¬
hueca, servía esta religión para alimentar á dos pagani, "los rurales".
muchas almas. Era especie de primera co¬
una Sobre dos puntos esenciales, el culto de los
munión. Cierto día se actuaba de ser puro, pri¬ ídolos y los sacrificios sangrientos, el cristia¬
vilegiado, presentándose al público piadoso como nismo respondió á las ideas más avanzadas de
un bienaventurado, como un santo, con la cabe¬
aquella época, teniendo una especie de unión
za coronada y un cirio en la mano. con el estoicismo. La ausencia de imágenes, que
Espectácu¬
los extraños, apariciones de mascaradas gigan¬ servía al culto cristiano, por parte del pueblo,
tescas, alternativas de luz y de tinieblas, visio¬ pai'a que le acusasen de ateísmo, satisfacía á
nes de la otra vida los
que se creían reales, inspi¬ espíritus más cultos*, indignados por la ido¬
raban un fervor de
devoción, cuyo recuerdo no latría oficial. Los sacrificios sangrientos impli¬
se borraba
jamás. Allí se mezclaba más de un caban también las ideas más ofensivas para la
sentimiento equívoco, de los que abusaron las divinidad.
malas costumbres de la antigüedad. Como en Los esenios, los elkasaítas, los ebionitas, los
las cofradías católicas, se creían ligados por un cristianos de todas las sectas, herederos de los
juramento, que se respetaba, aun cuando se antiguos profetas, tuvieron, sobre este punto,
creyese muy poco en él, porque reaceutaba la un admirable sentido de progreso. I a carne se
idea de un favor especial, de un carácter que vió excluida hasta del festín pascual. Así se
los separaba de la vulgaridad. Todos estos cul¬ fundó el culto puro. El lado inferior de la re¬
tos orientales disponían de más dinero ligión las prácticas, obligadas á operar
que los son
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 389
en las manos del que la favoreciese. El poder no tiene necesidad de atacar á viva fuerza; no
político del obispo no data de los tiempos de hace más que encerrarse en sus Iglesias. Se ven¬
Constantino. Desde el siglo III, el obispo de ga 110 sirviendo al Estado, porque guarda para
las grandes ciudades de Oriente se presenta sí aquellos principios sin los cuales no puede
como un personaje
análogo á lo que es, en la prosperar el Estado. Es la gran guerra que ve¬
actualidad, el obispo en Turquía, entre los cris¬ mos actualmente hecha al Estado por los con¬
tianos griegos, armenios, etc. Los depósitos de servadores. El ejército, la magistratura, los
los fieles, los testamentos, la tutela cíe los pu¬ servicios públicos, tienen necesidad de cierta
pilos, los procesos,, toda la administración, en suma de seriedad y de honradez. Cuando las
una palabra, de la
comunidad, se le entregaba. clases que pudieran proporcionar esta seriedad
Es un magistrado junto á la magistratura pú¬ y esta honradez se mantienen en la abstención,
blica, beneficiándose de todas las faltas de ésta. todo el cuerpo sufre.
La Iglesia en el siglo III es ya una vasta agen¬ La Iglesia,el siglo III, acaparando la
en
cia de intereses populares, que suple todo lo vida, despoja á la sociedad civil, la sangra y la
390 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
hace el vacío. Las pequeñas sociedades matan á dre ni una madre. No debe nada al imperio y
la sociedad. La vida antigua, vida com¬
gran el imperio se lo debe todo, porque la presencia
pletamente exterior y civil, vida de gloria, de de los fieles diseminados por el mundo romano
heroísmo, de civismo, vida de foro, de teatro, aleja las iras del cielo salva al Estado de su
y
de gimnasio, fué vencida por la vida judía, ruina. El cristiano no se regocija con las vic¬
vida antimilitar, amiga de las sombras, vida de torias del imperio. Los desastres públicos le
gentes pálidas, enclaustradas. La política no parecen una confirmación de las profecías que
supone á los hombres demasiado alejados de condenan al mundo á perecer por los bárbaros
la tierra. Cuando el hombre se decide á no as¬ y por el fuego. El cosmopolitismo de los estoi¬
cos tenía también sus peligros, pero un ardien¬
pirar más al cielo, no tiene patria aquí
que
abajo. No se hace una nación con monjes y te amor á la civilización y á la cultura griega
ascetas: la aversión y el desprecio del mundo les servía de contrapeso en su excesivo des¬
no preparan á la lucha por la vida. La India, prendimiento.
que de todos los países del mundo, es la que Ciertamente, bajo muflios aspectos, los cris¬
más tiende al ascetismo, no es, desde tiempo tianos eran sujetos leales'. No se rebelaban ja¬
inmemorial, más que una tierra abierta á to¬ más y rogaban por sus perseguidores. A pesar
dos los conquistadores. Lo mismo sucede, bajo de su disgusto con Marco Aurelio, no tomaron
muchos aspectos, con el Egipto. La consecuencia parte en la sublevación de Avidio Casio. Afec¬
inevitable del ascetismo es hacer considerar á taban los principios del legitimisrño más absolu¬
todo lo que no es religioso, como frivolo é in¬ to. Dios daba el poder á quien le placía y era
ferior. El soberano, comparados
el guerrero, necesario aceptar sin examen al que lo posee
con sacerdote, no son más que unos seres
el oficialmente. Pero esta aparente ortodoxia polí¬
rústicos, brutales. El orden civil se mira como tica no erael fondo más que el culto al
en
una tiranía embarazosa. El cristianismo mejoró éxito. "Jamás han existido entre nosotros par¬
las costumbres del mundo antiguo, pero bajo tidarios de Albino ó partidarios de Niger",
el punto de vista militar y patriótico destruyó dijo con ostentación Tertuliano bajo el reina¬
al viejo mundo. La ciudad y el Estado se aco¬ do de Septimio Severo. Pero, en realidad, ¿es
modaron más tarde con el cristianismo, que les que Septimio Severo era más legítimo que Al¬
hizo sufrir las más profundas modificaciones. bino y que Pescenio Niger? Supo triunfar me¬
"Habitan sobre la tierra — dice el autor de jor que aquéllos, he aquí todo. El principio
la epístola á Diognetes, — pero, en realidad, cristiano: "Es preciso acatar al que ejerce el
tienen su patria enel cielo". Efectivamente, poder", debía contribuir á establecer el culto
cuando se pregunta al mártir por su patria, del hecho cumplido, es decir, el culto de la
"Soy cristiano", responde. La patria y las le¬ fuerza. La política liberal no debe nada, ni
yes civiles, el padre, la madre, deben despreciar¬ deberá nada jamás al cristianismo. La idea del
se por el verdadero gnóstico —
según Clemente gobierno representativo es contraria á la que
de Alejandría, — para sentarse á la derecha profesaron Jesús, San Pablo, San Pedro y
de Dios. El cristiano, sujeto de tal modo, es in¬ Clemente Romano.
capaz cuando se trata de los asuntos de la tie¬ El más importante de los deberes cívicos, el
rra. El cristianismo hace fieles, pero no ciuda¬ servicio militar, no podían cumplirlo los cristia¬
danos. Lo mismo sucede con el islamismo y
el nos. Este servicio implicaba la necesidad de ver¬
budismo. El advenimiento de estas grandes re¬ ter la sangre, que parecía criminal á los exalta¬
ligiones universales dió fin á la antigua idea dos. Hubo, sin duda, muchos soldados cristianos
de la patria. Ya no se fué romano ni atenien¬ en el siglo II; pero, con frecuencia la incompati¬
se; se fué cristiano, musulmán ó budista. Los bilidad de las dos profesiones se revelaba, y en¬
hombres, desde aquel momento, serán conduci¬ tonces, el soldado, entregando el ciñ turón y la
dos por su culto, no por su patria, dividiéndo¬ espada, se convertía en mártir. La antipatía era
se por cuestiones de herejía, no por cuestiones absoluta: al hacerse cristiano, se abandonaba
de nacionalidad. el ejército. "No se sirve á dos señores", era el
Esto fué lo que vió perfectamente Marco principio que se repetía sin cesar. La represen¬
Aurelio y lo
le hizo presentarse de un modo
que tación de una espada ó de un arco, en un ani¬
tan poco favorable al cristianismo. La Iglesia llo, estaba prohibida. "Hacemos bastante más
le pareció un Estado dentro del Estado. "El que combatir por el emperador; rogamos por
campo de la piedad", este nuevo "sistema de él". El gran decaimiento que se señala en el
patria fundado sobre el logos divino", no tie¬ ejército romano al final del siglo II, y que
ne nada que ver con el campo romano, el cual sorprende, sobre todo, en el siglo III, tuvo
no pretendió formar súbditos del cielo.
nunca por causa el cristianismo. Celso se penetró, de
La Iglesia se constituyó como una sociedad esta verdad con una sagacidad maravillosa. El
completa, muy superior á la sociedad civil; el valor militar, que según el germano, abre, sin
pastor valía más que el magistrado. La Iglesia otro auxilio, el Walhalla, no es ya para él una
es la
patria del cristiano, como la sinagoga es virtud, desde el momento en que lo mira como
la patria del judío. El cristiano y el judío vi¬ cristiano. Si se emplea en una justa causa, en
ven en el país donde se han establecido como buena hora; pero si no, es una barbarie. Real¬
extranjeros. Apenas si el cristiano tiene un pa¬ mente, un hombre muy bravo en la guerra,
MASCO AUEELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 391
puede ser de una mediana moralidad; pero una sangre y aumentando, por el contrario, las ven¬
sociedad toda de es demasiado débil.
perfectos, tajas de la fortuna. Lejos de establecer la igual¬
Por haber sido extremo consecuente, el dad efectiva entre los ciudadanos, el imperio
"
en
Oriente cristiano perdió todo su valor militar. romano, abriendo de par en par las puertas de
El Islam se ha fortificado dando al mundo el la ciudadanía romana, creó una diferencia pro¬
triste espectáculo del cristiano de Oriente, siem¬ funda, la de los honestiores (los notables, los
pre abatido, siempre perezoso, incapaz de mirar ricos) y la de los humiliores ó ternuiores (los
frente á frente á un guerrero, ofreciendo per¬ pobres). Ai proclamarse la igualdad política de
petuamente su cuello al sable, víctima poco todos, se introdujo el privilegio en la ley, so¬
interesante, porque 110 se revuelve y no sabe bre todo, en la ley penal. La pobreza hacía casi
empuñar un arma ni aun cuando se la pongan ilusorio el título de ciudadano romano, y el
en la mano. mayor número era pobre. El error de la Grecia,
El cristiano huía también de las magistra¬ que fué el menosprecio del obrero y del cam¬
turas, de los cargos públicos y de los honores pesino, no había desaparecido aún. El cristia¬
civiles. Perseguir estos honores, ambicionar es- nismo, desde los primeros momentos, no hizo
tan funciones ó solamente aceptarlas, era dar nada por el labrador. Procuró que no se esta¬
señal de adhesión á un mundo, que se declaraba bleciese, en las poblaciones rurales, la institu¬
condenado y corrompido por la idolatría. Una ción del episcopado, de cuyas influencias y be¬
ley de Septimio Severo permitió á los "adep¬ neficios sólo-las ciudades tuvieron participación,
tos de lasuperstición judía" obtener honores aunque sí ejerció una influencia de primer or¬
con dispensa de las obligaciones contrarias á den en la rehabilitación del obrero. Una de las
su creencia. Seguramente, los cristianos podían recomendaciones que la Iglesia hace al arte¬
aprovechar estas dispensas, pero no lo hicie¬ sano, es adquirir un oficio en que trabaje con
ron. Coronar la puerta de sus casas al anun¬ gusto y aplicación. La palabra operarius se
ciarse los días de fiesta, tomar parte en 'las di¬ enaltece. En sus epitafios, se dedican, al
versiones, en los regocijos públicos, era una obrero y á la. obrera cristianos, alabanzas por
apostasía. Hasta recurrir á los tribunales les haber sido buenos trabajadores.
estaba prohibido; debían atenerse al arbitraje El obrero, ganando honradamente su vida,
de sus pastores. La imposibilidad de los matri¬ todos los días, era, en efecto, el ideal cristia¬
monios mixtos acabó de levantar un mundo in¬ no. La avaricia fué para la Iglesia primitiva
franqueable entre la Iglesia la sociedad. Se
y el crimen supremo, hasta el punto de conside¬
vedaba á los fieles pasearse por las calles, mez¬ rarse como avaricia la
simple economía. La li¬
clarse en las conversaciones públicas: no de¬ mosna se tenía como un deber estricto: ya el
bían verse más que entre ellos. Ni aun los, al¬ judaismo la había hecho precepto. En los Sal¬
bergues pudieron ser comunes. Cuando los cris¬ mos y en los libros proféticos, el ebion es el
tianos viajaban, entraban en las Iglesias y allí amigo de Dios, y dar al ebion es dar á Dios.
participaban de las agapas y de las distribucio¬ Limosna en hebreo, es sinónimo de justicia
nes de los restos de las ofrendas sagradas. (sedaka). Era necesario limitar el ardor de las
Una multitud de artes y de oficios, cuya pro¬ gentes piadosas, y uno de los preceptos de
fesión entrañaba relaciones con la idolatría, Ouscha prohibe dar al pobre más del quinto de
estaban prohibidas á los cristianos. La escul¬ sus bienes. El cristianismo, que fué en su ori¬
tura y la pintura, en particular, casi no tenían gen una sociedad de ebionim, aceptó plena¬
objeto entre ellos. Se las trataba como enemigas. mente la idea de que el rico, si no da lo super-
Esto explica uno de los hechos más singulares fluo, es un detentador de los bienes de otro.
de la historia; me refiero á la desaparición de Dios da toda su creación á todos. "Imitad la
la escultura en la primera mitad del siglo III. igualdad de Dios y nadie será pobre", se lee
Lo que desde un principio mató el cristianismo en un texto que fué durante mucho tiempo con¬
en la civilización antigua, fué el arte. Más len¬ siderado como sagrado. La misma Iglesia esta¬
tamente, mató también la riqueza; pero en lo ba convertida en un establecimiento de caridad.
que con ella se relaciona, su acción fué menos Las agapas y las distribuciones hechas con el
decisiva. El cristianismo fué, ante todo, una sobrante de las ofrendas, nutrían á los pobres
inmensa revolución económica. Los primeros lle¬ y á los viajeros.
garon á ser los últimos y los últimos los pri¬ El rico era sacrificado en toda la línea. En¬
meros. Verdaderamente, se realizó el reinado traban pocos ricos en la Iglesia, y su posición,
de Dios, según los judíos. Un día Rab José, respecto á ella, era de las más difíciles. Los po¬
hijo de Rab Josué ben Leví, cayó en un letar¬ bres, llenos de promesas evangélicas, los tra¬
go, y su padre le preguntó después de volver taban con cierto aire de arrogancia. El rico de¬
en sí: bía hacerse perdonar su fortuna, como una de¬
"¿Qué has visto en el cielo"? — He vis¬
to —
respondió José, — el mundo al revés; los rogación al espíritu del cristianismo. En dere¬
más poderosos estaban en el último lugar y los cho, el reino de Dios estaba cerrado para él, á
más humildes en el
primero. — Es el mundo menos
que no purificase su fortuna por la li¬
moral lo que tú has visto, hijo mío". mosna, ó la expiase en el martirio. Se le tenía
En el imperio romano rebosaba la nobleza, por un egoísta que prosperaba á costa del su¬
reduciéndose á casi nada el privilegio de la dor de los demás. La comunidad de bienes, no
392 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
había existido antes, ni existió entonces, ni ha nen á anunciarle también su dicha sin trabajo.
existido nunca. Lo que se llamaba la "vida El mendigo á quien digáis que el mundo va 4
apostólica", es decir, el ideal de la primitiva ser pasando la vida sin hacer nada,,
suyo y que
Iglesia de Jerusalén, era un fantasma perdido será un la Iglesia y sus plegarías las
noble en
en la lejanía. Pero la propiedad del fiel no era, más eficaces, este mendigo tal vez llegue á ser
sin embargo, más que una semipropiedad. Po¬ peligroso. Como en Galilea, como en la Umbría
seyó poco, y la Iglesia participaba de ello, del tiempo de Francisco de Asís, el pueblo se
realmente, tanto como él. imaginó conquistar el cielo por la pobreza. Des¬
En el siglo IV fué cuando la lucha se hizo pués de tales imaginaciones, no se resignaba 4
grande y encarnizada. Las clases ricas, casi to¬ volver á sufrir el yugo. Se hacían postóles más-
das unidas al culto antiguo, lucharon enérgica¬ bien que reanudar la cadena que creyeron rota,.
mente, pero los pobres vencieron. En Oriente, ¡ Es tan duro encorvarse el día entero en una
'donde la acción del cristianismo fué más com¬ labor humillante é ingrata!
pleta, ó, por mejor decir, menos contrariada El fin del cristianismo no era el perfecciona¬
miento de la sociedad
que en Occidente, no hubo casi ninguna perso¬ humana, ni aumentar el
na rica á partir de la mitad del siglo Y. La número de satisfacciones de los individuos. El
Siria y principalmente el Egipto fueron paí¬ hombre trata de vivir lo menos mal que puede
ses completamente eclesiásticos y monásticos. sobre la tierra, cuando toma en serio la tierra
La Iglesia y el monasterio, es decir, las dos y los pocos días que
aquí pasa. Pero cuando-
formas de la comunidad, eran solamente los ri¬ se le dice que la tierra
está á punto de acabar,,
cos. La conquista árabe, precipitándose sobre que la vida no es más que la prueba de un día,
estos países, desptiés de sostener algunas ba¬ el insignificante prefacio de un ideal eterno,
tallas en la frontera, no encontró más que un ¿á qué embellecerla? Nadie se aplica á decorar
rebano que conducir. Una vez que se les ase¬ ni á hacer cómoda la estancia donde sólo per¬
guró la libertad de culto, los cristianos de Orien¬ manecerá un instante. Sobre todo, en la re¬
te se sometieron á todas las tiranías. En Oc¬ lación del cristianismo con la esclavitud es don¬
cidente, las invasiones germánicas, y otras cau¬ de aparece esto con evidencia. El cristianismo
pobres: "Enriquecéos con los despojos del po, se hacía sentir en las leyes y en las cos¬
rico", pues, les dijo: "La riqueza no es nada". tumbres.
Cortó el capital por la raíz; prohibió la cosa El cristianismo
primitivo fué un movimien¬
más legítima, el interés del dinero. Aparentan¬ to esencialmente
religioso. Todo lo que en la
do garantizar al rico su riqueza, le arranca los organización social del tiempo no estaba liga¬
frutos y la deja improductiva. El funesto te¬ do con la idolatría, lo consideró como bueno.
rror esparcido en la sociedad de la Edad Media Jamás los doctores cristianos tuvieron la idea
hacia el pretendido crimen de la usura, fué el de protestar contra el hecho establecido de la.
obstáculo que se opuso durante más de diez si¬ esclavitud. Esto hubiera sido un modo de obrar
glos al progreso de la civilización. revolucionario, enteramente opuesto á su espí¬
La suma de trabajo en el mundo disminuyó ritu. Los derechos del hombre no fueron una
considerablemente. Países como la Siria, donde cosa que se relacionase con el cristianismo. San
las comodidades no pueden producir tantas sa¬ Pablo reconocía, por completo, la legitimidad
tisfacciones que lleguen á compensar los traba¬ de la posesión del dueño sobre el esclavo. No hay
jos y donde la esclavitud es como una condi¬ una palabra, en toda la
antigua literatura cris¬
ción de la civilización material, bajaron más de' tiana, para predicar la revolución al esclavo,
un tramo en la escala humana. Las ruinas an¬ ni para aconsejar al dueño la manumisión, ni
tiguas quedaron allí vestigios de un mun¬
como siquiera para agitar el problema de derecho
do que ha desaparecido éin que podamos com¬ público que hizo nacer entre nosotros la escla¬
prenderlo. Los goces de la otra vida, no adquiri¬ vitud. Los ortodoxos admiten la propiedad
dos por el trabajo, fueron tanto más estimados, absoluta, cuando tiene
como
por objeto un
cuanto que no conducen al hombre á la acción. hombre ó una cosa. La afrentosa suerte del
El pájaro del cielo, los lirios no labran ni siem¬ esclavo no les conmueve. Por algunas horas
bran, y sin embargo, ocupan por su belleza un que dura la vida, ¿qué importa la condición
lugar preferente en la jerarquía de las criatu¬ del hombre? "Te llaman esclavo; no te inquie¬
ras. Grande es la
alegría del pobre cuando vie¬ tes; si }i>uedes librarte, procúralo... El escla-
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 393
vo es el liberto del Señor; el hombre libre es clavo, era suprimir la esclavitud. Las reunio¬
el esclavo de Cristo... Para Cristo no existen nes en la Iglesia, solamente, hubieran sido bas¬
que los libertase. No prohibió más que los cas¬ femince clarisimce.
tigos corporales, que son la consecuencia, casi Como es natural suponer, el señor cristiano
inevitable, de la esclavitud. Bajo Constantino, llevaba frecuentemente sus esclavos á la fe,
la tendencia á la libertad pareció retroceder. sin entender, qué era una indiscreción que es¬
Si el movimiento que se realizó por parte de tuviese la Iglesia poblada de sujetos indignos.
los Antoninos hubiese continuado en la segun¬ Era una buena acción ir al mercado de escla¬
da mitad del siglo III y en el siglo IV, la su¬ vos y, dejándose guiar
por la gracia, elegir al¬
presión de la esclavitud hubiera impuesto
se gún pobre comprarlo y asegurarle Ja
cuerpo,
como medida legal y con garantías. La ruina libertad. " Comprar un esclavo, es ganar un
de la política liberal y las desgracias de los alma", era un proverbio corriente. Una espe¬
tiempos, hicieron que se perdiese todo el te¬ cie de proselitismo, más ordinario y más legí¬
rreno conquistado. Los padres de la Iglesia timo aún,. consistía en recoger los niños perdi¬
hablan de laignominia de la esclavitud y de la dos, que desde entonces se llamaban alumnis
bajeza de Jos esclavosen los mismos términos cristianos. A veces, ciertas Iglesias, compraban
á de miembros de
que los paganos. Juan Crisóstomo, en el si¬ sus expensas uno sus con¬
glo IV, es casi el único doctor que aconseja dición servil. Esto excitaba los deseos de los
formalmente al dueño la manumisión de su desdichados que aún seguían en su esclavi¬
esclavo, buena acción. Más tarde, la
como una tud. Los doctores ortodoxos se enardecían ante
Iglesia poseyó esclavos y los trató como todo sus
peligrosaspretensiones: "Que continúen
el mundo, es decir, con bastante dureza. La sirviendo para la gloria de Dios, á fin de que
condición del esclavo de la- Iglesia fué hasta obtengan de Dios una libertad mucho mejor".
peor, por una circunstancia, á saber: la impo¬ El esclavo, ó más bien, el liberto, llegaba á
sibilidad de enajenar los bienes de la Iglesia. desempeñar las más importantes funciones ecle¬
¿Quién era su propietario? ¿quién podía li¬ siásticas, siempre que su señor ó su patrono no
bertarles? La dificultad de resolver la cuestión se opusiesen
eternizó la esclavitud eclesiástica, y dió por re¬ Lo que el cristianismo ha^ fundado es la
sultado la singular anomalía de que la Iglesia, igualdad ante Dios. Clemente de Alejandría, y
que en realidad tanto ha hecho por la esclavi¬ Juan Crisóstomo, 110 dejaron jamás ni en nin¬
tud, fué la última que persistió en poseer es¬ guna ocasión, de consolar al esclavo, de procla¬
clavos. Las manumisiones se
hacían, en gene¬ marle hermano del hombre libre, y tan noble
ral,por testamento, y la Iglesia tenía tes¬ como él si acepta su estado
110 y sirve con volun¬
tamento que hacer. El liberto eclesiástico que¬ tad y corazón. En su liturgia la Iglesia tiene
daba bajo el patronato de una dueña que no una plegaria "para aquellos que padecen en
moría nunca. la amarga esclavitud". Ya el judaismo había
Sólo de una manera indirecta y por vía de establecido, con el mismo objeto, máximas re¬
consecuencia, fué como el ciistianismo contri¬ lativamente humanas. También abrió tanto co¬
buyó poderosamente á cambiar la situación mo le fué
posible, la puerta á las manumisio¬
del esclavo y á precipitar el fin de la esclavi¬ nes. La esclavitud entre los hebreos estaba
muy
tud. El papel del cristianismo, en la esclavi¬ suavizada. Los esenios y los terapeutas fueron
tud, que fué semejante al de un conservador 7nás lejos; declararon la servidumbre contraria
ilustre, que sirviese al radicalismo con sus princi¬ al derecho natural y prescindieron completamen¬
pios, guardando al mismo tiempo un lenguaje te del trabajo servil. El cristianismo, menos
muy" reaccionario. Mostrándose el esclavo ca¬ radical, no suprimió los esclavos, pero supri¬
paz de virtudes, heroicoel martirio, igual á
en mió las costumbres de. la esclavitud. La escla¬
su dueño
y tal vez superior desde el punto de vitud estaba fundada en la ausencia de frater¬
vista del reino de Dios, la nueva fe hacía la es¬ nidad de todos los hombres y la idea de la frater
clavitud imposible. Dar un valor moral al es- nidad la disolvió. A partir del siglo V la manu-
TOMO ni 25
'394 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
misión, el rescate ele cautivos fueron los actos el que se opone á los poderes resiste al orden
de caridad más recomendados por la Iglesia. establecido por Dios". Algunos años después,
Los que han pretendido ver en el cristianis¬ Pedro ó el que escribió en su nombre la carta
mo la doctrina revolucionaria de los derechos conocido con el nombre de Prima Petri, se ex¬
del hombre, y en un precursor de Tou-
Jesús presa de un modo casi idéntico. Clemente fué
ssaint Louverture
(1), se han engañado com¬ igualmente un súbdito devotísimo del imperio
pletamente. El cristianismo no ha inspirado á romano. En fin, en uno de los fragmentos de San
ningún Espartaco: el verdadero cristiano no Lucas hemos visto su respeto hacia la autori¬
se revuelve jamás. Pero apresurémonos á decir dad imperial y las precauciones que toma para
que no fué Espartaco quien suprimió la escla¬ no faltar á ella.
vitud, sino los mártires. Esto fué, sobre todo, Es verdad
existían cristianos exaltados
que
la ruina del mundo La esclavi¬
grecoromano. que compartían completo la cólera judía y
por
tud antigua, no ha sido, en realidad, abolida no deseaban más que la destrucción de Ja ciu¬
nunca; cayó; ó más bien, se transformó. La dad idólatra, identificada por ellos con Babilo¬
inercia que se apoderó del Oriente, á partir del nia. Tales fueron los autores de Apocalipsis y
triunfo completo de la Iglesia, en el siglo V, de escritos sibilinos. Para ellos Cristo y César
hizo al esclavo inútil. Las invasiones bárbaras eran dos términos inconciliables. Pero los fieles
de Occidente produjeron un efecto análogo. La ele las graneles Iglesias tenían ideas distintas.
especie de desprendimiento general que se in¬ En el año 70 la Iglesia de Jerusalén, con un
fundió en la humanidad á raíz de la caída sentimiento más cristiano que patriótico, aban¬
del imperio romano, trajo consigo innumerables donó la ciudad revolucionaria y fué á buscar
manumisiones. El esclavo fué una víctima so¬ la paz más allá del Jordán. En la rebelión de
breviviente de la antigua civilización pagana, Bar-Coziba la separación estuvo aún más carac¬
jresto casi inútil de un mundo de lujo y de des¬ terizada. Ni un solo cristiano quiso tomar par¬
canso. Se creía rescatar el alma de los terrores te en ciega tentativa de desesperación. San
esta
de la otra vida libertando al hermano que su¬ Justino, Apologías, jamás combatió el
en sus
fría aquí abajo. El esclavo, desde entonces se principio del imperio. Quiere que el imperio
Übízo rural sobre todo, é implicó un lazo enire examine la doctrina cristiana, la apruebe, la
el hombre y la tierra, que debía llegar á ser la autorice en cierto modo y condene á los que ¡a
propiedad. En cuanto al principio filosófico, de calumnian. Hemos visto al primer doctor del
que el hombre sólo á sí mismo debe pertenecer- tiempo de Mareo Aurelio, Melitón, obispo de
se, fué probablemente más tarde cuando apare¬ Sardes, hacer ofrecimientos de servicios muchos
ció como un dogma social. Séneca y Ulpiano más caracterizados aún, y presentar el cristia¬
lo habían proclamado de un modo teórico. Yol- nismo como la base de un imperio hereditario
taire, Rousseau y la Revolución francesa lo y de derecho divino. En su tratado de la Ver¬
lucieron base de la nueva fe de la humanidad, dad, conservado en sirio, Melitón se expresa
á la manera de un obispo del siglo IV, expo¬
niendo á un tal Teoclosio que su primer deber
CAPITULO XXX es procurar el triunfo de la verdad (sin decir¬
El imperio cristiano.
nos en qué signo puede reconocerse á la ver¬
dad). Todos los apologistas alaban la idea
Existían antiguas y favorita de los emperadores, la de la herencia
profundas razones, no
obstante las contrarias en línea recta, y les aseguran que el efecto dé
apariencias, el
para que
los ruegos cristianos será que sus hijos reinen
imperio se hiciese cristiano. La doctrina cristia¬
na acerca del origen del poder semejaba después de ellos.
hecha El odio del cristianismo y del imperio es el
expresamente para llegar á conver¬
tirse en la doctrina del Estado romano. La odio de personas que han de amarse en alguna
autoridad ocasión. Bajo los Severos, el lenguaje de la
quiere la autoridad. Hombres tan
conservadores como los obispos debían te¬ Iglesia fué como bajo los Antoninos, plañide¬
ner una terrible tentación de reconciliarse ro tierno. Los apologistas afectaron, con una
y
con la fuerza pública, cuya acción recono¬ especie de legitimismo, la pretensión de que la
cían que puede ejercerse frecuentemente para Iglesia había saludado siempre desde su origen
el bien de todos. Jesús había trazado la al emperador. El principio de San Pablo pro¬
regla.
La efigie de la moneda era para él el criterio dujo sus frutos: "Todo poder viene de Dios; el
supremo de la legitimidad, más allá del cual no que tiene la espada, la tiene por Dios para el
había que buscar nada. En pleno reinado de bien."
Esta actitud correcta respecto al poder, na¬
Xei-ón, San Pablo escribía: "Que cada uno se
someta á los poderes reinantes; porque no hay cía de necesidades exteriores, lo mismo que los
citados principios que la Iglesia recibió de sus
poder que no proceda de Dios. Los poderes que
existen están ordenados por Dios, de modo que fundadores. La Iglesia era ya una grande aso¬
ciación, esencialmente conservadora y con ne¬
cesidad de orden y ele garantías legales. Todo
(1) Caudillo de I03 negros de Haití que esto se ve admirablemente el hecho de Pa¬
en
emancipó la isla de la dominación francesa y
proclamó la libertad de los suyos. blo de Samosata, obisjjo de Antioquía, bajo el
MARCO AURELIO Y EL F1 ll del mundo antiguo 395
%
reinado de Aureliano. El obispo de Antioquía, ta del Occidente, nos extraña; porque aquí los
cristianos aún más que una Jébil mino¬
ya en esta época, alto perso¬
podía pasar por no eran
naje. Los bienes de la Iglesia estaban en sil ría. Pero en Oriente la política - le Constantino,
mano, y una multitud de gentes vivían con sus no fi é solamente natural, sino uere.-.aría.
favores. Pablo era hombre brillante, poco mís¬ La reacción de Juliano fué un capricho sin
tico, lo quisieron destituir, pero Pablo rehusó yo marco esencial era la Iglesia, y que, hasta
abandonar episcopal. La cuestión fué
la casa después de ser destruido por los bárbaros, dejó
diferida al emperador, que estaba en aquellos la idea eternal de la conciencia cristiana, al me¬
momentos en Antioquía, y se vió el espectáculo nos en los países romanos. Muchos creyeron, en
original de un soberano infiel y perseguidor del efecto, que con Teodosio el fin del cristianismo
cristianismo, encargado de decidir quién era había llegado. El imperio y el cristianismo se
el verdadero obispo. Aureliano demostró en ta¬ identificaron hasta tal extremo, el uno con el
les circunstancias un buen sentido laico, bas¬ otro, que muchos doctores concibieron el fin del
tante notable. Se hizo llevar la corresponden¬ imperio como, el fin del mundo, y aplicaron á
cia de los dos obispos, se fijó en el que estaba este acontecimiento las ideas apocalípticas de
en relaciones con Roma é Italia y concluyó de¬ la catástrofe suprema. La Iglesia oriental, que
cidiendo que este era el obispo de Antioquía. no fué hostilizada en su desenvolvimiento pol¬
El razonamiento teológico que hizo Aure¬ los bárbaros, desprendió jamás de este
no se
liano en estas circunstancias, se prestaba á va¬ ideal. Constantino y Teodosio fueron sus dos
rias objeciones, pero había una cosa evidente, polos, y los conservan aún, al menos en Rusia
la gran debilidad social, consecuencia- necesa¬
y es que el cristianismo no viviría sin el im¬
ria de tal régimen, se manifestó muy pronto.
perio y que el imperio, por otra parte, lo me¬
jor que podía hacer era adoptar el cristianis¬ Devorado por el monaquisino y la teocracia, el
mo como su religión.. El mundo ansiaba una re¬ imperio de Oriente fué como una presa ofreci¬
ligión de congregaciones, de Iglesias ó de si¬ da al Islam. El cristiano en Oriente llegó á ser
nagogas, de capillas, una religión cuya esen¬ una criatura de un orden inferior. La suerte
cia del cuito fuese la reunión, la asociación y ha hecho que se produzca este resultado singu¬
la fraternidad. El cristianismo llenaba todas lar; los países que han creado el cristianismo,
condiciones. Su culto admirable, su m>>- han sido víctimas de su obra.
estas Palestina, Siria,
ral pura, su clero, sabiamente organizado, le Egipto, Chipre, el Asia Menor y la Macedonia,
aseguraban el porvenir. son
hoy países, perdidos para la civilización y
Muchas veces en el siglo III, esta necesidad sometidos al duro yugo de una raza que no es
histórica pareció realizarse. Se vió, sobre todo, cristiana.
en tiempos de los emperadores sirios á los cua¬ Afortunadamente, las cosas sucedieron en Oc¬
les su cualidad de extranjeros y la bajeza de cidente de muy distinto modo. El imperio cris¬
su origen, ponía al abrigo de prejuicios, y que, tiano de Occidente pereció pronto. lia ciudad
obstante, sus vicios, inauguraron una larga de Roma recibió de Constantino el
no
golpe mayor
serie de ideas y de tolerancias desconocidas has¬ con la había castigado. Con Constantino,
que se
ta entonces. Lo mismo ocurrió bajo Filipo el lo que se engrandeció fué, sin duda, el cristia¬
del imperio, las invasiones de los bárbaros que, un hecho terminado y duradero en la historia:
estrechados por Constantinopla, dejaron caer de la. humanidad;
todo su peso
sobre Roma, redujeron la antigua
capital del mundo á un papel ilimitado y en CAPÍTULO XXXI
ocasiones, excesivamente humilde. Esta prima¬
cía eclesiástica de Roma que se presenta con tan¬ Transformaciones ulteriores.
ta evidencia en el siglo II y en el III, no exis¬
tió desde que el Oriente tuvo una vida y una Así, una religión creada por el consuelo in¬
capital separada. El imperio cristiano, es el terior de un pequeño número de elegidos, fué
imperio de Oriente, con sus concilios ecuméni¬ por una fortuna sin ejemplo, la religión de
cos, sus emperadores ortodoxos, su clero de cor¬ millones de hombres que constituían la parte
te. Esto duró hasta el siglo VII. Roma en este más activa de la humanidad. Sobre todo, en las
tiempo tomó la revancha por lo serio y lo pro¬ victorias de orden religioso, puede decirse real¬
fundo de su espíritu de organización. ¡ Qué mente que los vencidos impusieron la ley á los
hombres, San Dámaso, San Leóu y Gregorio el vencedores. Las multitudes, penetrando en las
Grande! Con valor extraordinario, el papado pequeñas Iglesias, introducen sus imperfeccio¬
trabaja en la conversión de los bárbaros, los nes y á veces sus pecados. Una raza, abrazan¬
atrae, los hace sus clientes y sus subditos. do un culto que no se hizo para ella, lo trans¬
Lo mejor de su política fué su alianza con la forma de acuerdo con su fantasía y con su co¬
casa Carlovingia el golpe audaz con que res¬
y razón.
tableció en esta casa el imperio de Occidente, En primitiva concepción cristiana, un
la
324 años después de su desaparición. El impe¬ cristiano perfecto. El pecador, por el sola
era
rio de Occidente no se hallaba destruido más hecho de ser pecador, dejaba de ser cristiano.
que en la apariencia. Sus secretos vivían en el Cuando ciudades enteras llegaron, en masa, á
alto clero romano. La Iglesia de Roma guarda¬ convertirse, todo cambió. Los preceptos de des¬
ba en cierto modo el sello del viejo imperio y prendimiento y de abnegación evangélicos se
se sirvió de él para autentificar subrepticiamen¬ hicieron inaplicables, y se daban solamente con¬
te el acto, sin ejemplo, del día de Navidad del sejos á los que aspiraban á la perfección. ¿Po¬
año 800. La historia del imperio cristiano se día realizarse esta perfección 1 El mundo, tal
reanuda. El poder espiritual necesita un brazo como fué hecho, la excluye en absoluto; aquel
secular, un vicario temporal. No teniendo el cris¬ que, en el mundo, practicase el Evangelio al pie
tianismo en su naturaleza este espíritu militar de la letra, desempeñaría el papel de un tonto
que es inherente, por ejemplo, al islamismo, no y de un idiota. Queda el monasterio. La lógica
podía arrojar de su seno á una milicia. Debía bus¬ recoge sus derechos. La moral cristiana, moral
carla fuera de él en el impeiio, en los bárbaros, de pequeña Iglesia y de gentes alejadas del
ensun reinado constituido por los obispos. Has¬ mundo, se creaba el medio que le era necesario.
ta en la Edad Media, cuando el papado admite El Evangelio debía conducir al convento. Una
y proclama la idea de una cristiandad armada, cristiandad que tenga sus organismos perfectos
ni el papa ni sus legados llegan á ser nunca je¬ no puede pasar sin la vida conventual, es de¬
fes militares. Un santo imperio con un Teodo- cir, sin lugares donde la vida evangélica, im¬
sio bárbaro, que tenga su espada para prote¬ posible de realizarse en otra parte, se pueda
ger á la Iglesia de Cristo, esel ideal del papa¬ practicar. El convento es la Iglesia perfecta,
do latino. El Occidente sólo escapó de esta ti¬ y el monje el verdadero cristiano. Así las obras
ranía gracias á la indocilidad germánica y al más eficaces del cristianismo no son ejecutadas
genio paradojal de Gregorio VII. El papa y más que las órdenes monásticas. Estas
por
el emperador eran enemigos mortales; las na¬ órdenes, lejos de ser una lepra que hubiera ve¬
cionalidades que el imperio cristiano de Cons¬ nido á atacar, por fuera, la obra de Jesús, fue¬
ron la consecuencia íntima, inevitable, de la obra
tantinopla había sofocado, pudieron desenvol¬
verse en Occidente, que
fué una puerta abierta de Jesús. En Occidente tuvieron más ventajas
á la libertad. que inconvenientes, porque la conquista germá¬
En esta libertad no influyó casi nada la obra nica mantuvo, en oposición al monacato, una po¬
del cristianismo. El reinado cristiano procede derosa casta militar. El Oriente, por el contra¬
de Dios. El rey consagrado por los sacerdotes, rio, fué realmente arrollado por el monacato,
es el ungido del Señor. Y este rey, por derecho que no tenía de la perfección cristiana más que
divino, debe tener al mismo tiempo buen cuida¬ la apariencia más engañosa.
do de ser un rey constitucional. El trono y el Una moralidad mediocre y una inclinación
altar fueron, de este modo, dos términos inse¬ natural con tendencias á la idolatría, tales fue¬
parables. I a teocracia es un virus que jamás se ron las tristes disposiciones que llevaban á
la
desecha. El protestantismo y la Revolución fue¬ Iglesia unas masas á las que hizo entrar, en
ron necesarios para que se llegase á
concebir la parte, por la fuerza, después del final del si¬
posibilidad de un cristianismo liberal y este glo IV. El hombre no cambia en un día; el
cristianismo liberal, sin papa ni rey, no ha pro¬ bautismo no produce efectos milagrosos é ins¬
bado aún suficientemente su existencia, para tantáneos. Estas multitudes paganas, apenas
que se tenga el derecho de hablar de él como de evangelizadas, se hallaban en la víspera de la
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 397
«conversión. En Oriente eran malvadas, egoístas sinos no abandonaron uno solo de sus peque¬
y corrompidas; en Ocidente groseras y supers¬ ños dioses galos. El culto de los santos ha sido
ticiosas. En lo que respecta á la moral, la Igle¬ el escudo bajo el cual se restableció el politeís¬
sia no tenía más que mantener sus reglas, ya mo. Esta intrusión del espíritu idólatra ha des¬
casi todas escritas en libros considerados como honrado tristemente al catolicismo moderno. Las
canónicos. En lo que se refiere á la supersti¬ locuras de Lourdes y de la Saletta, la multipli¬
era mucho más delicada. Los cam¬
ción, la falta cación de imágenes milagrosas, el Sagrado Co¬
bios de
religión no son, en general, más que razón, los votos, las peregrinaciones, hacen del
aparentes. El hombre, cualesquiera que sean sus catolicismo contemporáneo, al menos en cier¬
conversiones ó sus apostasías, permanece fiel tos países, religión tan material como aquel
una
al primer culto que lia practicado, amándolo culto de Siria, combatido por Juan Crisóstomo,
más ó menos. Una multitud de idólatras, sin ó suprimido por los edictos de los emperadores.
que ninguno cambiase en el fondo, y transmi- La Iglesia tuvo, en efecto, dos actitudes, res¬
liendo los mismos instintos á sus hijos, entra¬ pecto á los cultos paganos; unas veces luchó á
ron en la Iglesia. La superstición se desbordó muerte, como en Aphaca y en Fenicia, y jotras,
en la comunidad religiosa, que hasta entonces la antigua creencia, comprometida, aceptó con
había sido la más pura. más ó menos complacencia, un ligero baño
Si exceptúan algunas sectas orientales,
se los cristiano. Todo idólatra que abraza el cristia¬
cristianos son los menos supersticiosos de los nismo en los siglos II y III, siente horror ha¬
hombres. El cristiano y el judío podían ser fa¬ cia su vieja religión; quien le bautiza le exi¬
náticos, pero no supersticiosos como lo eran los ge que deteste á sus antiguos dioses. No suce¬
galos ó los pafiagonianos. Entre ellos no exis¬ de lo mismo con el campesino galo, con el gue¬
tían amuletos, imágenes santas, ni objetos de rrero franco ó anglo-sajón: su vieja religión,
culto, fuera de las hipóstasis divinas. Los pa¬ es tan insignificante, que no vale la pena de
turgia desenfrenada. Las razas célticas é Italio- Crisóstomo, y en general todos los padres que
ias, que forman la base de la población de Oc¬ recibieron una educación muy helénica, ignoran
cidente, son las más supersticiosas de todas. los verdaderos orígenes del cristianismo, y no
Una serie de creencias que el primer cristia¬
quieren reconocerlos. Desechan toda la litera¬
nismo consideró como tura judeo cristiana y milenaria; la Iglesia
sacrilegas, pasaron á la
Iglesia. Esta hizo lo que pudo; sus esfuerzos ortodoxa persigue sus obras; los libros de este
para mejorar y educar á groseros catecúmenos, género no se salvan más que cuando se han
son una de las más bellas traducido al latín ó á las lenguas orientales. El
páginas de la historia
humana; durante cinco ó seis siglos, los con¬ Apocalipsis de Juan sólo escapó porque tiene
cilios se ocupan de combatir las raíces el mismo corazón del cánon. Ensa¬
antiguas su¬ sus en
persticiones naturalistas; pero la pureza se des¬ yos de cristianismo unitario, sin metafísica ni
bordó. San Gregorio el
Grande, tomó su parti¬ mitología, de un cristianismo que difiere poco
do y aconsejó á los misioneros no del judaismo racional, como fué la tentativa
suprimir los
ritos y los lugares santos de los ang'lo-sajones, de Zenobia y de Pablo de Samosata, son des¬
•sino solamente truidos por su base. Estas tentativas hubieran
consagrarlos al nuevo culto.
Así ocurrió un fenómeno singular. La
vege¬ producido un cristianismo sencillo, continua¬
tación poblada de fábulas y de creencias ción del judaismo, algo semejante á lo que fué
pa¬
ganas que el cristianismo primitivo se creía lla¬ el Islam. Si hubiesen prevalecido, hubieran evi¬
mado devastar,
a
se conservó en gran parte. tado, sin duda, el éxito de Mahoma entre los
I jejos de triunfar, como el Islam, suprimiendo árabes y sirios. ¡ Cuánto fanatismo también
'Jos tiempos de la ignorancia", es hubiera desaparecido! El cristianismo es una
decir, los re¬
cuerdos anteriores, ^1 cristianismo dejó que vi¬ edición del judaismo, acomodada al gusto indo¬
vieran todos estos
recuerdos, disimulándolos con europeo. El Islam es una edición del judaismo,
un ligero barniz cristiano. Gregorio de Tours acomodada al gusto de los árabes. Mahoma no
es tan
supersticioso como Elio ó iElius Arísti- hizo otra cosa, que volver al judeo cristianis¬
de. El mundo, del siglo VI al X, es más gro¬ mo de Zenobia, por reacción contra el politeís¬
seramente pagano que nunca. Hasta mo metafísico del concilio de Nieea y de los
que pro-
grasó la instrucción primaria nuestros campe¬ concilios que le siguieron.
398 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
La separación, cada vez mayor, entre el cle¬ teriormente en el Antiguo Testamento, median¬
ro y el pueblo, fué otra de las consecuencias de te la exégesis más falsa del mundo. El cristia¬
las conversiones en masa que se verificaron en nismo fué la ruptura con el judaismo y la
los siglos IV y V. Estas muchedumbres igno¬ abrogación de la Thora. San Bernardo, Fran¬
rantes no podían hacer más que escuchar. La cisco de Asís, santa Isabel, sania Teresa, Fran¬
Iglesia llegó muy pronto á no ser más que el cisco de Sales, Vicente ele Paúl, Fenelón, Chan-
clero, y, lejos de que esta transformación con¬ ning, no son judíos en nada. Son gentes de
tribuyera á elevar el nivel intelectual del cris¬ nuestra raza, sintiendo con nuestras visceras,
tianismo, contribuyó á su descenso. I a expe¬ y pensando con nuestros cerebros. El cristia¬
riencia demostró que las pequeñas Iglesias, sin nismo ha sido como un héroe tradicional que
clero, son más liberales que las grandes. En sirvió para bordar su poema, pero el genio
Inglaterra, los cuákeros y los metodistas han es propio de ellos. San Bernardo interpretan¬
hecho más por el liberalismo eclesiástico que la do los Salmos, es el más romántico de los hom¬
Iglesia establecida. Al contrario de lo que su¬ bres. Cada raza, refiriéndose á las disciplinas
cedió en el siglo II, en que encontramos esta del pasado, se las atribuye, las hace suyas. 1 a
hermosa y razonable autoridad de los episcopi Biblia también ha producido frutos que no son
y de los presbyteri reprimiendo los excesos y los suyos. El judaismo no fué más que la jTan¬
las extravagancias, más tarde fué ta en que se injertó, para florecer, la raza aria.
ley en el
clero, las necesidades de la parte más baja. I os En Inglaterra y en Escocia, la Biblia se ha
conciliosobedecen á turbas monacales, á fa¬ convertido en el libro nacional de la rama aria
natismos ínfimos. El dogma más supersticioso que se parece menos á los hebreos. Véase, pues,
es el que produce los cómo el cristianismo,
concilios. El arrianismo, tan notoriamente judío
que tuvo el extraño mérito de convertir á los de origen, pudo hacerse la religión nacional de
germanos antes de su entrada en el imperio, y las razas Europeas que le han sacrificado su
que habría podido dar al mundo un cristianis¬ antigua mitología.
mo susceptible de llegar á ser racional, fué l a renuncia de nuestras viejas tradiciones
desechado por la estulticia de un clero que pre¬ étnicas ante la santidad cristiana, renuncia
firió el absurdo. En la Edad Media este clero pbco seria, en el fondo, ha sido al parecer tan
fué un feudalismo. El libro democrático por absoluta que se han necesitado cerca de mil
excelencia, el Evangelio, fué confiscado por los quinientos años para que el hecho realizado
que pretendieron interpretarle, disimulando, pueda juzgarse.,El gran toque de atención dado
prudentemente, sus insolencias. por los espíritus nacionales que se han produci¬
La suerte del cristianismo ha sido escapar do en el siglo XIX. Esta especie de resurrec¬
casi victorioso, como un navio que estuviera ción de las razas muertas, de que somos testi¬
próximo á hundirse por el exceso de pasaje¬ gos, no podía menos de traer el recuerdo de
ros inútiles nuestra abdicación ante los hijos de Sem y de
que se multiplicasen en él. Jamás
fundador alguno tuvo sectarios que menos se provocar, en lo que al caso se refiere, certa
parezcan al del cristianismo. Jesús fué, más reacción. Aunque seguramente nadie, fuera .de
que un grande hombre, un gran judío: sus dis¬ los estudios de mitología comparada, puede
cípulos han hecho de él lo que es más antijudío, soñar en despierten las mitologías germá¬
que
un hombre-Dios. Las adiciones
que la supers¬ nicas, pelásgicas, célticas y eslavas, le hubiese
tición llevó á su obra, la metafísica y la polí¬ valido más al cristianismo suprimir comp'eia-
tica, han enmascarado por completo al gran mente estas imágenes peligrosas, como hicieron
profela. Pero el error más grande que puede los árabes a.1 establecer el islamismo. Razas
cometerse en historia
religiosa, es creer que que aspiran á la nobleza y á la originalidad en
las religiones valen por sí mismas, de una ma¬ todas las cosas, se perjudican con ser en reli¬
nera absoluta. las
religiones tienen el valor gión vasallas de una familia despreciada. l os
que les da el pueblo que las acepta. El isla¬ germanistas fogosos no han ocultado sus resen¬
mismo fué útil ó funesto, segiín la raza timientos; algunos celtómanos han manifestado
que lo
adoptó. Entre los pueblos abatidos del Oriente, también su disgusto. Los griegos, hallando su
el cristianismo es una religión importancia en el mundo por los recuerdos
muy mediana,
que inspira muy poca virtud. Entre nuestras del antiguo helenismo, no disimulan tampoco
razas
occidentales, celtas, germanas é italiotas, que el cristianismo fué para ellos una aposta-
eí cristianismo ha sido realmente fecundo. sía. Griegos, germanos y celtas se han conso¬
Producto completamente judío, lado diciéndose que si bien aceptaron el cris¬
en su origen,
el cristianismo de tal índole que tianismo, fué transformándolo y haciéndolo su
es
llegó á des¬
pojarse, el tiempo, de casi todo lo que con¬
con propiedad nacional. No es menos verdad que
servaba de su raza, si bien la tesis ele los que el principio moderno de las razas ha sido da¬
le consideran como la religión aria por exce¬ ñoso para el cristianismo. I a acción religiosa del
lencia, es verdadera bajo muchos conceptos. judaismo aparece colosal. Se han visto los_de¬
Durante siglos le hemos prestado todas nues¬ fectos de Israel al mismo tiempo que su gran¬
tras maneras de sentir, todas nuestras aspi¬ deza; se ha tenido vergüenza de ser judío, lo
raciones, todas nuestras cualidades y todos nues¬ mismo que los patriotas germanos exaltados
tros defectos. El cristianismo la obligación de tratar á los fran-
se esculpió in¬ se creen en
MARCO AURELIO Y EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO 399
ceses de los siglos XYII y XVIII con tanto dido extenderse á todo el cristianismo; ha sido
más encarnizamiento, cuanto mayor progreso vencida en vivacidad por el racionalismo, que,
les han proporcionado. probablemente, suprimirá la materia que ha
Otra causamina profundamente en nuestros de reformarse antes de que se verifique la re¬
días la religión que nuestros abuelos practica¬ forma. El protestantismo no salvará al cris¬
ron eon tanto regocijo. La negación de lo sobre¬ tianismo más que en el caso de que llegue al
natural es ya un dogma absoluto para todo es¬ racionalismo completo.
píritu cultivado. La historia del mundo físico Pero el catolicismo continúa sumergiéndose,
y del mundo moral aparece con un desenvolvi¬ con una especie de rabia desesperada, en su fe
las leyes esenciales de la vida perfecta. La aso¬ se amortajase en vida. La patria y la familia
ciación de los débiles es la solución legítima son las dos grandes formas naturales de la
de la mayor parte de los problemas que entra¬ asociación humana. Las dos son necesarias,
ña la organización de la humanidad. El cris¬ pero 110 llegan á satisfacer. Es preciso mante¬
tianismo puede dar sobre este punto lecciones ner á lado un sitio para una institución ca¬
su
á todos los siglos. El martirio cristiano será paz de prestar el alimento del alma, el consue¬
hasta la conclusión de los tiempos, el ejemplo lo, los consejos; una institución que organice
del defensor de los derechos de la conciencia. la caridad; donde se encuentren maestros es¬
En fin, el arte difícil y peligroso de gobernar pirituales; donde se halle un director. Esta
las almas, si se nos revela algún día, será institución es la Iglesia, sin ella no se vivirá
conforme á los modelos que presentaron los nunca, á no ser reduciendo la vida á una este¬
primeros doctores cristianos. Tuvieron secretos rilidad desesperante, sobre todo para las mu¬
que no se aprenden más que en su escuela. Ha¬ jeres. Lo que importa es que la sociedad ecle¬
brán existido profesores de virtudes más aus¬ siástica no debilite á la sociedad civil, que no
teras, tal vez más sólidas, pero jamás contó sea más que la libertad, que no disponga de
la humanidad con maestros parecidos en la ningún poder temporal y que el Estado no se
ciencia de la felicidad. La voluptuosidad de ocupe de ella ni para contrariarla ni para pa¬
las almas es el gran arte cristiano, hasta el trocinarla. Durante sus primeros doscientos
punto de que la sociedad civil se vió obligada cincuenta años el cristianismo dió modelos per¬
á tomar precauciones para que el hombre no fectos de estas pequeñas reuniones libres.
DE LOS GRIEGOS
por VÍCTOR DURUY
precisar lo que hay de realidad y de certeza en brillantes y efímeras ¿qué restará de todo
ella? Al proponernos la reconstrucción de su ello?
vida, en la mayoría de los pueblos tenemos ade¬ Creer que la mitología es únicamente ficción
más de la leyenda testimoniosacreditan has¬
que en la superficie, pero verdad enel fondo: que es
ta dónde podemos estimar su verosimilitud: He- un hermoso telón que
basta levantar para con¬
rodoto para la de Persia; Tácito, Jornandés y templar acción real, sería desconocer pro¬
una
Gregorio de Tours para los germanos; Béde y fundamente á dónde llega el poder creador de
Alfredo el Grande para los escandinavos. Frente la imaginación popular. Hay una edad en la
á la tradición nacional podemos en estos casos vida de las naciones la que
todo se convierte
en
colocar los relatos de losextranjeros, muchas ve¬ en sentimiento y en imagen, en la que todo se
ces
contemporáneos de los hechos referidos, para anima y personifica; luego llega otra edad en la
402 NOVISIMA HIST RIA UNIVERSAL
que todo es reflexión y examen, en la que todo dos. Tucídides me ha dado el ejemplo y el con¬
se descompone. La primera es la época
analiza y sejo.
de la fe en los fenómenos, el tiempo de las le¬ los grandes mo¬
El retorno de los Heráclidas y
yendas que pueblan de divinidades el Olimpo y vimientos de pueblos que á continuación se suce¬
el Walhalla, que colman de aventuras la histo¬ den, cierran el período legendario. Súbitamente
ria de ios héroes, lo mismo la de Aquiles que la la tradición calla: las musas cesan en su canto;
de Rolando, igual la de Tlieseo que la de Arthur. el luminoso esplendor que Homero ha proyecta¬
La segunda es la época de la duda para todo do sobre la edad heroica, se extingue, y entra¬
cuanto parece salirse de las leyes naturales; ei mos enperíodo de cuatro siglos en que la
un
tiempo de la investigación científica de las cau¬ obscuridad es absoluta. Aquella noche que en¬
sas y de sus efectos; la época, en una palabra, vuelve á Grecia es el tránsito de la leyenda á
que mata á los dioses y á los héroes, dejando ver la historia, del mundo de la ficción al mundo de
detrás de éstos la sociedad que constituía la mi¬ la realidad.
tad de su fuerza; y detrás de aquéllos una sola La épica teme lo presente, en el que
musa
inteligencia suprema, de igual suerte que no se todo es preciso y cierto. Sólo se ex¬
demasiado
encuentra más que una causa primera á todos playa en medio de lo que ya pasó: con nuestros
los fenómenos que tienen por teatro el Universo. ainepasados habita y en su vida busca la inspi¬
De estas dos edades, la primera dura hasta el ración. Ignorante de los más grandes aconteci¬
siglo VI antes de nuestra era, incluso para jos mientos que se realizan á
alrededor, es como
su
más eminentes genios de Grecia: la segunda co¬ el divino ciego de Chíosaquel otro ciego
y como
mienza apenas con Anaxágoras y Tucídides. He- inmortal que cantó la primera edad del mundo:
rodoto sufrió aún el yugo de la vieja fe, pues la musa épica no ve, pero adivina, y recuerda.
salvo algunas interpretaciones tímidas, admite Junto á Augusto, Virgilio no celebra la grande¬
todos los relatos de la antigua musa. Tucídides, za inaudita de la Roma imperial sino las fabu¬
más libre, analiza audazmente los hombres y las losas hazañas de Turno y Eneas. Frente á Late¬
cosas del tiempo pasado, pero cuida de no aven¬ ro triunfa, junto á Roma que se tambalea, el
que
turarse en las
imposibilidades mitológicas. Sólo Tasso cierra los ojos ante la gigantesca lucha
se detiene ante los hechos capitales; quita de entablada alrededor del santuario espiritual y
ellos lo maravilloso y pone las razones políticas retrocede cinco siglos para cantar otra lucha,
en acción : entonces no tiene más que ofrecer de trabada en torno de un santuario material (1).
aquellos tiempos, tan llenos de tinieblas para la El pueblo sólo tiene todavía poetas: de aquí esa
crítica, tan deslumbradores para la fe, un sobrio exuberante riqueza de narraciones sobre la edad
cuadro que en sus líneas generales es probable¬ que les precede y esta obscuridad y este silencio
mente una pintura muy aproximada de la para el tiempo mismo en que han vivido y can¬
verdad. tado. Pero cuando las sociedades están ya bas¬
Lln otro libro he rehusado penetrar en el dé¬ tante cimentadas-y los espíritus bastante instruí-
dalo de los orígenes de Roma: con mayor razón dos para pretender conocerse seriamente á sí
me he guardado ahora de esforzarme en deducir mismos, entonces nacen la prosa y la historia.
una historia de aquellos poéticos vestigios, que En Grecia los primeros escritores en prosa y
cubren y ocultan, bajo flores, la cuna de Grecia: los primeros logógrafos aparecen en el siglo VI.
como 110 pediría á la Leyenda dorada, á las Cró¬ La historia verdadera alcanza tiempos más re¬
nicas del arzobispo Turpino ó á nuestros libros motos, pero ésto es porque aquellos escritores
de caballería,
una historia de la Edad Media, pudieron recoger tradiciones auténticas que
aunque 110 tuviese otros materiales para recons¬ reposaban sobre hechos fáciles de aquilatar, ya
truirla. Lie hecho, pues, en la historia de Gre¬ que estos hechos ó sus consecuencias duraban to¬
cia, lo mismo que hice en la de Roma: contar davía. Desde la fundación de la era de las Olim¬
brevemente las leyendas, dejando las antiguas piadas, el año 776, había también, merced á
en
tradiciones á los mitógrafos, á quienes corres¬ ésto, un medio exacto de fijar la cronología. Pero
ponden, y tras algunas palabras acerca de las á pesar de ello ¡ cuántas lagunas existen antes de
la eclad de Herodoto! ¡ Y cuántas veces, como en mienlo de los pueblos agricultores. Pero el que
las guerras de los masenios, toma la poesía el no tiene más que vino y aceite se moriría de
lugar de la historia! hambre si no cambiase sus géneros; y ésto le
No tenemos, por lo tanto, nada que relatar en¬ fuerza á vivir en relaciones continuas con sus
razas, de ideas y de intereses. tas que la Naturaleza había abierto ante ellos,
Desde el siglo XI hasta el YII se produce un una revolución interior iba sustituyendo lenta¬
hecho de capital importancia para la historia de mente los reyes de la edad heroica, hijos de los
Grecia y para la del mundo: la difusión de la dioses, por los nobles, que aún pretendían ser
raza helénica por todas las costas del Medite¬ de descendencia divina. Cuando estos nobles no
apacentando un día sus rebaños junto á la orilla paces de administrar por sí mismos sus asuntos
del mar, vió surgir de entre la espuma de las y realizaron con la oligarquía lo que la oligar¬
olas á una hermosa doncella que le sonreía y le quía había hecho con los reyes. Para entablar
llamaba. El pastor vaciló al principio, pero lue¬ esta lucha el pueblo tuvo necesidad de nombrar
go cedió al encanto y se arrojó á las olas. ¡ Cuán¬ jefes que se convirtieron en tiranos; en unas na¬
tas sirenas encantadoras como
aquella aparecían ciones por la fuerza ó la sorpresa, en otras por
en torno de las hermosas costas helénicas, inci¬ el consentimiento del pueblo, que les otorgaba el
tando á sus habitantes á surcar las azuladas on¬ poder para que ellos le diesen el orden y la
das ! Los griegos cedieron como el pastor á la igualdad.
atracción irresistible y corrieron de isla en isla, Estos tiranos también pasaron. Los abusos, las
ocupando aquel archipiélago que parecía aproxi¬ violencias trajeron como consecuencia una nueva
mar entre sí tres continentes. revolución, que tuvo otra vez carácter democrá¬
La Naturaleza lesimponía de dos maneras Ja tico. Tal es la vida interior de Grecia hasta las
obligación de ser navegantes: por la situación guerras médicas: al principio los reyes, luego
de su país, enclavado en medio del Mediterrᬠla aristocracia, después los tiranos, apoyados
neo, y por su configuración en islas, cabos y por la clase opiimida ó por los mercenarios, úl¬
montañas, desde las que se columbraba por todas timamente la ciudad gobernándose á sí misma,
partes el mar; y aún más por los productos de ya otorgando mayor predominio al pueblo que
su suelo.
Este, poco fértil para el cultivo de los vive de la industria y el comercio, ya á los ricos,
cereales, es inmejorable para el de la vid y el poseedores del suelo. Esta era la forma de go¬
olivo, cuyos frutos son principalmente industria¬ bierno que prevalecía en el momento en que Gre¬
les y comerciales. Un cia fué invadida por los persas, y, como dice He¬
pueblo que produce trigo y
cría ganados puede pasarse sin auxilio ajeno y rodoto, fueron sus libres instituciones quienes la
no pedir á nadie más que á la tierra que le sus¬ salvaron.
tenta; esta es la principal causa del lento creei- Durante esta larga y penosa labor de trans-
404 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
formación interior, la vida intelectual de Grecia sus instituciones, las más humanas y más libres
aparece como en suspenso. En las colonias asiᬠque tuvo la antigüedad (1).
ticas comienza ya el genio á desjolegar sus alas: Sí; ello es preciso, confieso mi simpatía ca¬
el arte y la ciencia nacen allí: la poesía aumen¬ lurosa por esta gloriosa república que tuvo par¬
ta la herencia de Homero, y el mundo griego se tidos y revoluciones, pero que no fué ensangren¬
ilumina en su periferia con el más vivo fulgor. tada por guerras civiles ni por insurrecciones de
Al terminar el sexto siglo una dominación ene¬ los esclavos (2); por esta ciudad, no de Cleón,
miga se extiende sobre estas cultas ciudades: la sino de Pericles; por la patria de Demóstenes
mano del
extranjero hiela las fuentes de la no de Dénades; á quien ni siquiera sus más
vida. La civilización iba á perecer,
ahogada en grandes enemigos, Filipo y Alejandro, pudie¬
su germen: la salvaron Maratón y Salamina. ron nunca odiar; por este pueblo que atribuía
nombres gloriosos que repetirá siempre recono¬ á uno de sus más antiguos héroes indígenas el
cida la humanidad. sublime preeejito: "Haz á los demás lo que
Grecia, con sps golfos por fosos y sus monta¬ quisieras que te hiciesen" (3); y cuya historia
ñas por bastiones, es como una enorme fortale¬ se abre en Maratón y se cierra en Queronea
za que se levanta entre Asia y este grito elocuentísimo de Demóstenes:
Europa. En vano con
la asaltaron los millones de hombres de Jerjes: "No, no, atenienses, no os habéis equivoca¬
el inmenso imperio oriental se estrelló en aque¬ do, defendiendo hasta la muerte la libertad
llos muros. Aquellas victorias fueron ganadas de Grecia". Hubiera podido decir la civiliza¬
comercio, que siembra el bienestar y excita á la ba al culpable, pero no le torturaba (5); asegu¬
inteligencia, constituye el momento más feliz de raba su subsistencia á los viejos, á los débiles,
Grecia y el más brillante de la vida de la huma¬ á los soldados inválidos y daba á los niños á
nidad. Atenas no es Ja única nación de la Héla- quienes la guerra había dejado huérfanos, una
de: todas trabajan y piensan, pero todo afluye madre: la patria (6). El único pueblo que, según
hacia ella, lo mismo el genio que la fortuna y Pausanias, elevó enmedio de la plaza pública uu
el poder. Es el foco que recibe y concentra los altar á la Piedad.
rayos dispersos, para volver á enviarlos al mun¬ Era, merecidamente, el pueblo favorito de la
do en ráfagas de luz resplandeciente. diosa caritativa que se mezclaba entre los com¬
Por encima de todos los grandes hombres que batientes, pero con el propósito de moderar su fo-
guardan sobresale la noble figura de
sus muros,
Pericles. Sus enemigos le llamaban el Olímpico. (1) En ellas se encontraba, aparte del prin¬
cipio de la igualdad ante la ley (riovofj[i), una
Tenían razón: él dirigía y contenía con su ta¬ verdadera ley de "babeas corpus". Demóstenes
lento soberano aquel pueblo inteligente, apasio¬ ("Contra Timocr." § 144) dice que un ciudada¬
no, aunque hubiese sido dictada legalmente la
nado ó inquieto, que supo tener la constancia autorización para ser detenido y preso, debía
ser puesto en libertad si tres de sus conciuda¬
romana cuando necesitó de ella: que cometió fal¬ danos de su misma condición, respondían por
él. En el caso de acusársele de crimen de Esta¬
tas, sin duda, pero que supo redimirlas con sus do, era precisa la decisión de la Asamblea ge¬
-obras maestras y sus neral para que prosperase la acusación (Hype-
grandes ejemplos. Multitud ridés "Pour Euxénippos", 6; edic. Didot).
elegante espiritual, curiosa de las artes y de
y (2) Una sola insurrección de esclavos hubo
y fué puramente local: sólo estalló una guerra
las ciencias y de la poesía; en la que la fortuna civil; la que provocó Trasybulo. Pero aun ésta
¿fué una guerra civil ó una guerra nacional?
establecía apenas diferencias: en donde la edu¬ ¿Detrás de los Treinta, acaso no existía ya La-
cedemonia?
cación, igual para todos, no las consentía; con (3) Hesychius, v° Bo^ÚY'fp
un carácter de aristocracia
popular más que de (4) Ulpiano, "ad Demosth., adv Androtion,
p. 725.
pueblo, supo elevarse á la extrema grandeza (5) El mayor castigo en Atenas fué la pri¬
vación de la vida, empleando para la ejecución
que alcanzó merced á su propio genio, resultado el medio menos terrible y aparatoso: la cicuta.
-de su posición geográfica y de su historia, y (6) Véase el "Menexene", de Platón, "ad
por flnem".
PREFACIO 405
la Naturaleza, pues ella era la sabiduría misma, gión positiva: destronó á los dioses del Olimpo,
nacida del cerebro de Júpiter (1). único poder moral, á pesar de sus imperfeccio¬
A tal dios, tal pueblo: ó para hablar con más nes
y de sus debilidades, que conocían los pue¬
justicia: á tal pueblo tal divinidad. La más in¬ blos, y como se salía del estrecho círculo de las
teligente, la mejor de las ciudades griegas de¬ creencias vulgares, transpuso también el estrecho
bía tener por diosa la más respetable de las di¬ recinto de la ciudad. Por encima del hombre
vinidades del Olimpo helénico. verá á la humanidad; por encima del Estado, al
El día en que el joven ateniense, al cumplir mundo. Y quizás ha ayudado también á la rui¬
dieciocho años, recibía las armas que debía lle¬ na del
patriotismo, como á la de los dioses, por
var consigo para la defensa de la
patria, presta¬ lo mismo que se elevaba á tan altos conceptos
grande y más justa. Obedeceré á los magistra¬ sarcasmos, Esquilo, con su titánica audacia en su
dos y á las leyes; y si alguien destruye esas le¬ Prometheo hicieron oir por vez primera aquel
yes ó no las cumple, yo las vengaré, solo ó con grito que Lucrecio recogió en Roma: "¡Los dio¬
mis conciudadanos; y honraré la religión de mis ses morirán!" Y merced al espanto que causan
padres. Tomo á los dioses por testigos de este á los pueblos el vacío, el silencio de los cielos
juramento". y esas espesas tinieblas que los sofistas acumulan
El gran siglo de Atenas, es el que, rindiendo sobie cuestiones en otro
tiempo tan sencillas,
justo homenaje á Pericles, lleva el nombre dé hirieron también á los que poseían la antorcha
éste. Aquella edad de oro del espíritu humano que alumbraba lo porvenir. Atenas expulsa á
había producido en las inteligencias una conmo¬ Anaxágoras y obliga á Sócrates á beber la ci¬
ción que las llevaba hacia regiones desconocidas. cuta. ¡Cruel y estéril victoria de la intolerancia!
Sobre el camino de los grandes pensamientos, La predicción se realiza: los dioses se van, y
Grecia encontró inspiraciones inmortales; pero por desgracia el Dios nuevo no ha llegado toda¬
al propio tiempo aparecía una potencia nueva vía. Un gran espíritu parece ya columbrarle:
Platón anuncia algunas verdades de la fe futu¬
(1) Cuantío se publicó la primera edición de ra; pero sólo corto número de inteligencias
un
este libro el trabajo de los sabios que intenta¬ le
ban renovar la ciencia de la antigüedad no ha¬ comprende y la multitud no escucha ni en¬
bía llegado todavía al gran público y en el que tiende sino á los que le hablan y aconsejan que
causaron extrañeza mis apreciaciones, al mostrar
por el pueblo de Pericles un respeto inusitado, dude de todo, del cielo, de la patria y de la
así como una severidad que no pareció legíti¬
ma, por la vida estéril de Lacedemonia y las virtud, y quesólo tengan fe en la fortuna y en
agitaciones sin objeto de los
últimos días de el
Grecia. El tiempo ha ido pasando y haciendo su placer, Y entonces el patriotismo se desploma
labor: "Es un gran maestro" dijo Esquilo. No
tendré la inmodestia de decir que muchos han
y la moralidad se desvanece, las ciudades se
venido á mí: pero sí puedo afirmar que en esta abaten al pesode la corrupción, y Grecia, agota¬
obra de reivindicación histórica se han pasado al
terreno adonde me habían llevado largos estudios da, moribunda, se extingue sin ruido bajo una
y que hoy me encuentro casi de acuerdo con todo
el dominación extranjera.
mundo. En un tomo de la gran obra de
M. Grote, publicada un año después que mi li¬
Pero ¿quiénes fueron los instrumentos de esta
bro, dice así: "The Athenian empire which,
with all its defects, I believe to have been much inmensa ruina?
better for the subject-citiés than universel auto-
nomy would have been..." (T. IX, p. 270). Cur- Esparta y Macedonia. Cuando Roma llegó, ya
tius es. de igual modo, partidario de la democra¬
cia ateniense. no había allí más que un cadáver.
400 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
El
siglo XVIII dedicó á Lacedemonia toda su •
Como la, avispa que deja su aguijón en la he¬
admiración. Era la paradoja de Rousseau rela¬ rida y muere, Tebas no sobrevivió á su triunfo.
tiva al hombre de la Naturaleza, aplicada á la Y entonces todo acabó. De ese vastó campo de
sociedad. carnicería en el que la muerte siega abundante
^
Es evidente que
hay cosas admirables en Es¬ cosecha durante tres cuartos de siglo se despren¬
parta. Nos ha dejado un ejemplo inmortal de de y eleva
miasma pútrido que toma cuerpo
un
k
-sobriedad, de disciplina y de menosprecio hacia y cpie yo llamaría el condottierismo. Los tuerce-,
las pasiones, el dolor y la muerte. Los esparta¬ narios lo invaden todo y todo lo corrompen. Y
nos sabían obedecer y sabían morir. Emplean¬ ellos hacen depender el éxito de una guerra, la
do la magnífica expresión de Píndaro, que debie¬ suerte de un Estado, de un aumento mayor ó
ra grabarse en el frontispicio de todos nuestros menor en s'ü sueldo, y para til tima miseria, cons¬
monumentos, la ley era para los espartanos "la tituyen un vivero de tiranos. Grecia se asemeja
reina y la emperatriz del mundo". También les entonces al palacio de Ulises: los pretendientes
nosotros: el respeto hacia todos aquellos á quie¬ vidores fieles. Penélope, llorando en su duelo y
nes los años han colocado sobre la cabeza una en su abandono, espera
á Ulises, pero Clises ya
corona de blancos cabellos. Si ha un pueblo no no vendrá. El arco sonoro no tornará á vibrar
de cumplir otro deber que el de vivir al día, sin bajo su mano poderosa cazando á sus persegui¬
preocuparse del mañana ni del mundo exterior, dores. Estos son los que triunfan: primero Fili-
en la adoración de sí mismos y en la práctica de po que compra á Grecia en tanta parte como la
ciertas virtudes, Esparta cumplió su misión. vence:
después Alejandro que la arroja al
Pero si todos los pueblos son responsables ante inmenso Oriente en donde se pierde: luego sus
la historia, los mortales ante Dios, de los
como indignos sucesores que la desgarran: al fin
esfuerzos hechos para aportar su piedra al in¬ Roma, que jugó algún tiempo con ella y la acabó
menso edificio
que la humanidad construye, Es¬ en un día.
parta, simple máquina de guerra, instrumento de Pero ¿porqué cajú Grecia? Es la pregunta
destrucción que acabó por destruirse á sí mismo que se hace frente á toda nación que se derrum¬
¿qué podrá responder cuando se le pregunte ba. Grecia cayó por dos causas: en primer lu¬
cuál ha sido su parte en la labor común? gar, por la depreciación á que habían llegado las
Grecia, tranquila y próspera, florecía bajo una ideas morales y políticas: en Grecia ya no exis¬
dominación que ninguna violencia había holla¬ tían ciudadanos, ni hombres, casi: según !a
do todavía cuando Lacedemonia comenzó la fa¬ enérgica palabra de Polibio, la Hélade murió
tal guerra del Peloponeso. Victoriosa, gracias á por falta de hombres, óhyAv9¡pí<f. En segundo lu¬
la loca expedición de Sicilia, gracias al oro de los gar, porque en el fondo del espíritu griego hubo
medas y al azar de un día, arruina á la ciudad siempre un irreductible instinto de aislamiento
que había sido durante un siglo el honor de la municipal, que tenía por origen el fracciona¬
Ilélade, su escudo y su espada. Y entonces ¡cuán miento del suelo de la península y que se opo¬
mal uso hace de su fortuna! ¡Cuánta violencia, nía á la formación de un gran Estado helénico.
cuánta sangre derramada! ¡Y finalmente, cuán¬ De existir este gran
Estado no se hubieran
ta vergüenza, en el tratado de Antalcidas que producido tantas guerras intestinas con sus
muestra á los descendientes de Leónidas reci¬ deplorables consecuencias políticas y morales y
biendo de rodillas las órdenes del descendiente de Grecia hubiera sido invencible. Pero era tan
consecuencia la miseria, la vergüenza y la muer¬ bre su absoluta libertad de acción. Lucha con
te. Para la unión y el patriotismo fueron la vic¬ energía disputar_el alimento escaso á las
para
toria, la grandeza y la triple corona de las arles, bestias feroces, en tiempo de los héroes. Ataca
las letras y las ciencias. después á las tribus vecinas; entabla luego ruda
Pero ¿cuál es, eu la historia general de la pelea para arranear á la tierra sus frutos y sus
Humanidad, el lugar que corresponde á este no¬ riquezas al mar y todo lo logra tras largos y pe¬
ble pueblo? El primero, indudablemente. nosos esfuerzos. Pero
obligada constantemente
En las dilatadas llanuras que el sol de los tró¬ á hacer uso de su fuerza y
de su inteligen lia,
picos fecunda y riegan los caudalosos ríos, el éstas adquieren un desarrollo extraordinario y
hombre encuentra sin esfuerzo, y abundante¬ puede enorgullecerse de lo que merced á ellas
mente, cuanto necesita para su sustento. Pero su consigue. Lejos de identificarse con la Naturale¬
sol abrasa y enerva; ríos, al desbordarse,
sus za, lejos de creerse como el habitante de las zo¬
destruyen y arrasan bosques y ciudades, y la Na¬ nas abundosas, un accidente, una emanación efí¬
turaleza, que las ha dotado por tan espléndido mera del dios mundo que prontoirá á perderse
modo, las agita á veces también en tremendas en el foco de la
vida, de donde salió un instante,
convulsiones. Allí todo es extremo; lo mismo el el griego se coloca frente á la creación y si con¬
bien que el mal; el hombre, reducido á interva¬
y siente en guardar algún respeto á las fuerzas de
los por el encanto, horrorizado otras veces por la Naturaleza es con la condición de que se con¬
la catástrofe, abandona á las delicias como á
se viertan en hombres
él, para combatirlas en
como
los terrores que le rodean y se deja llevar sin re¬ caso de necesidad. En
Homero, Diómedes hiere á
sistencia. Dominado por la fatalidad física, in¬ Venus y Ayax se atreve á luchar con Marte.
capaz de reaccionar victoriosamente contra el En aquel pueblo que cantaba, con el poeta,
mundo exterior, que ejerce sobre él tan poderosa estas audacias de los héroes, el sentimiento re¬
influencia, el hombre reconoce su debilidad y la ligioso perdía, sin duda, una buena parte de su
confisca: y aquellas formidables fuerzas natu¬ poder, pero era en provecho de otro sentimien¬
rales llegan á él divinidades imperiosas
ser para to que el Oriente no ha conocido, el de la liber¬
en que él ha hecho cambiar, en el orden moral, graciadamente el carácter revolucionario que Es¬
los polos del mundo. Oriente fué también cuna parta tomó hizo necesario el concurso de Mace-
de muchos sabios, pero bajo ellos, los pueblos donia, y esta intervención sirvió de pretexto á
lío constituyeron sino rebaños dóciles á la voz la de los romanos.
del amo. En Grecia, la humanidad tuvo, por vez En la antigüedad la primera preocupación del
primera, conciencia de sí misma: allí tomó el legislador y del ciudadano fué el Estado. Esto
hombre plena posesión de las facultades con que era justo, si la servidumbre del individuo*
pues
el Creador le favoreció y de los sentimientos de hacia la comunidad resultaba excesiva, era indis¬
su dignidad personal: allí, en fin, se encendió la pensable, ante todo, constituir la ciudad. En la
hoguera que alumbra todavía á Europa, y que Edad Media >esta preocupación fué exclusiva¬
Europa, á su vez, ha llevado al Nuevo Mundo y mente para la materia religiosa, lo cual también
hace veinticuatro siglos: "Los dioses nos venden interés privado, y ésto ya es lamentable. Así, á
todos los bienes: el precio es el trabajo". Grecia pesar de las profundas diferencias que separan
hizo lo que el poeta decía: alrededor de ella aflu¬ al mundo moderno del antiguo, es bueno para
yeron' todos los dones del cielo. nosotros, que vivimos como perdidos en el seno-
Pero precisemos aún más. de vastos Estados, estudiar la historia de aque¬
En materia religiosa, Grecia es á la vez esté¬ llas ciudades griegas, en las cuales el primero y
ril y fecunda. Heredera, no del genio sobrio y más importante asunto del ciudadano era el cui¬
severo que una parte
de la raza semítica ad¬ dado de la cosa pública. En ella aprenderemos á
quirió en sus desiertos, pero sí del amor á lo ma¬ amar con mayor fuerza á esa gran familia que
una imaginación infatigable, Grecia vió dioses milia reposaban sobre más sólidas bases que en
en todas partes. En este politeísmo helénico, la Oriente j pero las constituciones helénicas, ins¬
forma ocupa el lugar de la idea: ésta aparece piradas casi todas únicamente en la grandeza é
pobre y confusa, aquélla elegante y graciosa. independencia del Estado, sólo garantizaban,
i Qué quedaría de toda la mitología griega si se de un modo imperfecto, la seguridad de los
hiciese caer el espléndido ropaje que la cubre? bienes y de las personas.
Sólo la poesía y el arte ganaron con este sistema De ello resultaban dos consecuencias. Siéndo¬
que hablaba á los ojos, pero sin influir en el lo todo el Estado, los ciudadanos dieron inmorta¬
alma con acción poderosa. les ejemplos de patriotismo, pero mostraron
En política filosofía Grecia es la escuela
y en también un horror invencible hacia todo lazo
del mundo. Todos los sistemas políticos se ensa¬ federativo que les ligase á otros Estados, teme¬
caron allí, excepto el de la Europa moderna; el rosos de que la ciudad perdiese con esta unión
siempre directamente, sin delegación. Monarquía ricos profesaron animosidad contra aquellas ins¬
despótica ó moderada, tiranía violenta ó popu¬ tituciones que hacían su condición intolerable,
lar, aristocracia amplia ó estricta, democracia especialmente cuando las guerras no eran afor¬
prudentemente contenida ó demagogia desenfre¬ tunadas. En Chíos, siempre que la ciudad te¬
nada, Grecia lo vió todo y todo lo practicó. nía necesidad de dinero, se decretaba que todas
Adoptó, finalmente, el único sistema que hubiera las deudas privadas fuesen donadas al Es¬
podido salvarla: una democracia moderada que tado (1).
A este mal se añadía otro. Con el objeto de ciencia, ni una aristocracia, en fin, que limitase
el campo del pensamiento, Grecia pudo dejar al
que el ciudadano 110 distrajese su actividad de
la vida pública dedicándola á trabajos privados, espíritu de sus hijos el más libre desenvolvimien¬
los esclavos trabajaban por é!. Aristóteles dice to. Esta independencia de los griegos dió por
que así debe hacerse en toda ciudad bien organi¬ fruto la filosofía, que separaron de la religión,
zada. No be de nombrar siquiera el desprecio en haciéndola del dominio de todos y no asignándo¬
que cae el trabajo libre frente al forzado. Sólo le más objeto que el de llegar al conocimiento
haré observar que la ley y las costumbres, al de¬ de la verdad. Fué aquel un inmenso horizonte
jar la industria en manos de los esclavos, impe¬ abierto á lainteligencia humana. Lo que el sen¬
dían la formación de una clase media bastante timiento, sí solo, podía apenas alcanzar va¬
por
fuerte para paz entre los partidos y
imponer la gamente, la razón logró estudiarlo y analizarlo.
conservar el
equilibrio de la ciudad. El Ira- ¡Y cuán poco se ha logrado añadir á los descu¬
bajo voluntario, don precioso que nos hizo Dios, brimientos filosóficos de los helenos durante
salva á los Estados como salva á los individuos. veinte siglos! Tal fué la fecundidad de aquel
Ahí está el ejemplo de Esparta, en donde la es¬ pueblo genial que sobre las ruinas de la socie¬
téril ociosidad de los ciudadanos dió por resul¬ dad griega, aún pudo colocar esa bella moral del
tado la más extrema desigualdad. Y consecuen¬ estoicismo, que combinado con el espíritu cristia¬
cia de esto, fué la inestabilidad de las constitu¬ no, y modificado por éste, logra todavía formar
ciones, los complots, las violencias, las revolucio¬ grandes caracteres.
nes, y el inmenso número de desterrados que Respecto á las ciencias, los griegos comenza¬
merodeaban armados- por los alrededores de la ron á medir la tierra y á contar las estrellas.
que hubiesen sido fructíferas dedicándolas á los griegos debemos los principios y los métodos, es
trabajos bienhechores de la paz. Pero si la civi¬ decir, fas bases verdaderas y el progreso funda¬
lización no es la flor de las ruinas ni de los tras¬ mentado de las ciencias. Por desgracia no siguie¬
tornos, tampoco se abre siempre entre la calma y ron con paso firme y continuado por la amplia_y
el silencio: la lucha de intereses y de pasiones magnífica vía Hipócrates les abrió y á la
que
desenvuelve los caracteres. De la fragua en que que Aristóteles les llamaba: la de la observación
los cíclopes golpean el hierro, entre el fuego y el análisis filosófico de la Naturaleza.
y el polvo, allí donde sólo se oyen gemidos y Y en las letras ¡qué esplendor! ¡Qué de gé-
estrépito, salen muchas veces los más delica¬ úeros creados y llevados hasta la perfección más
dos productos del trabajo humano. De igual ma¬ acabada!... La epopeya, la elegía, la oda, la tra¬
nera, de cada una de aquellas pequeñas ciuda¬ gedia, la_ comedia, la historia, la elocuencia tri¬
des, tormentosas é inquietas, salieron maravillas bunicia, la oratoria frase... ¡Y cuán verdadera
del arte ó del pensamiento. su grandeza y
su imperio! Europa, desde que ha
Como 110 había entre los
griegos ni libros nacido á la vida intelectual, absorbe toda su sa¬
santos, ni cuerpo de doctrina que atajase, ni car¬ via del rico manantial heleno. Las literaturas
ta sacerdotal que
monopolizara el dogma y ¡a germánicas cayeron en el olvido. Excepto Sha-
fl) Rs hecho diurno de observarse la avan¬
un
cho, cuyo origen es la ocupación y hasta la zada edad
que alcanzan, en toda la plenitud dp
fuerza. La hace derivar de la ley, de la agri¬ sus facultades, ia mayoría de los grandes hom¬
cultura 6 incluso pillaje: bres de Grecia: exceptuando, como es natural,
del uou.aoix.0i, yswpiy- á los hom'bros de armas que la guerra diezma:
xóí, XhOTpi ,óí, "Pol." lib. I, ch, III, § 5. Con ello tales como Milciades, Cimón, Alcihiades,
no lesiona ninguna idea de su tiempo. S'o- Rpami-
nondas, Alejandro. Tras una larga vida de glo¬
lón aceptaba también varias medidas que boy ria mueren Pitágoras Solón, Anaereonte, Sófo¬
consideraríamos como un atentado al derecho de cles. Rurfpldes, Hipócrates. Sócrates. Platón, Xe-
propiedad. nofonte, Lisias, Isócrate», Cleanto, Demócrito, efe.
(1) Isócrates decía á Filipo que encontra¬ La Naturaleza parece complacerse en otorgarles
ría en Grecia, para realizar su expedición al Uno de sus más preciados dones: el tiempo.
Pero,
Asia, todos ios soldados que deseara, porque ¿no ayudaron ellos también un poco á la Natuf
había tantos desterrados que era más fácil raleza con su sabia higiene, con su
temperan¬
cia. con su vida metódica? Véase en la "Repó-
organizar un ejército con ellos que con los blica". libro III, la importancia que Platón con¬
ciudadanos "Fhilippo" 8 96, ed. Didot. p. 65. cede á. la gimnasia.
TOMO III
26
410 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
kespeare y Milton, que no son muy antiguos, dia nos ha dado la arquitectura gótica y ára¬
salvo Golthe, tan helénico muchas veces, y Selii- be; los tiempos modernos la música, y — pre¬
11er, que no es siempre alemán en su obra, las ciso 'es decirlo, á pesar de Zeuxis y de Apeles —
literaturas eslavas están por nacer. Y las del la pintura (1).,
Mediodía, las más brillantes hasta ahora, han te¬ Llay que hacer numerosas reservas, induda¬
nido por únicos maestros á los escritores lla¬ blemente, en los elogios que se tributan á esta
mados clásicos; esos escritores que en su inmen¬ civilización. Como políticos teóricos fueron
sa
mayoría, hablan la lengua de Homero; pues realmente admirables los
griegos, sobre todo
los romanos más ilustres no fueron más que sus Aristóteles: pero no supieron organizar, en la
discípulos. Las musas latinas son también hijas práctica, más que ciudades.
de Zeus y hermanas de Apolo de Delfos (1). Les era antipática la idea de un gran Esta¬
Por consiguiente, puede decirse que casi toda do. Mientras fuese
no
para un momento en
la literatura laica sale de
Grecia, como la lite¬ que la unión se imponía como en las gue¬
ratura religiosa sale de Palestina. De ésos dos rras médicas, ó, ya demasiado tarde,
en el tiem¬
países descienden los dos inmensos ríos que po de la liga aquea, nunca consintieron los
han fecundado á la Europa bárbara. griegos en unir fraternalmente sus fuerzas y
Y en lo que respecta á las artes, los griegos sus destinos. Por eso perdieroii su
independen¬
han hecho más aún; han sabido apoderarse del cia el día en que, junto á sus puertas y aprove¬
momento fugitivo de la belleza, y la han lie- chando los de
su propia civilización,
recursos
lle¬
Mi o eterna, fijándola en mármoles y en bron- gó á formarse la
monarquía militar, semi¬
>ees. Las grandiosas produtíciones del Egipto, bárbara y semihelénica, de los maeedonios. A
vde la Asiria y de la India fueron reducidas en Roma aún la costó menos esfuerzo dominarles.
nantial abundantísimo y valioso para sus con¬ el incesto, el adulterio, sintiendo los impulsos
del odio y de la la religión obscure¬
cepciones, y en las instituciones políticas, ins¬ venganza,
cía toda noción de lo justo y legitimaba el mal
piración y terreno adecuado para los más
ante el ejemplo que á los humanos ofrecían
enérgicos atrevimientos.
"La época de la libertad republicana — dice aquellos que hubieran debido ser la represen¬
tación del bien. Entonces, merced á un des¬
Winckelman, — fué también la edad de oro
de las bellas artes". Para la belleza plástica envolvimiento paralelo, pero en sentido con-
6 mutiladas, de las cuales tres cuartas partes de triunfo, ni acueductos de monumental aspec¬
son de autores griegos. Cuatrocientas cincuenta to. Los anfiteatros, cuyas colosales ruinas ad¬
de ellas son anteriores á Livio^Andrónico, el miramos, olvidando cuánta sangre hán bebido
más remoto de los escritores romanos. sus arenas, son también todos romanos.
PREFACIO 411
trario, de las leyendas divinas y de la razón sus consecuencias naturales: el destierro, la con¬
humana se dió el caso, mortal para un culto, fiscación y la corriendo en .oleadas. En
sangre
de que el politeísmo griego marchase pop un lado los días luctuosos siguió á esto una depravación
y la moral por otro. Esta atacó á la religión repugnante que nuestra lengua, felizmente, no
justamente: los dioses cayeron del Olimpo y tiene palabras con que describirla. Y siempre
la hierba creció en los atrios de los templos. y en todas partes la sangrienta llaga de la es¬
Quizás se hubiese operado una reacción benefi¬ clavitud con todas las miserias que forman su
ciosa, si á los dioses destronados hubiese suce¬ séquito. Estos fueron los males sufridos por
dido una viril doctrina que esclareciese y puri¬ Grecia y que encuentra la historia. Pero á me¬
ficase la razón humana, pero esta enseñanza sólo- dida que el tiempo nos aleja de esos días, á me¬
se encontraba en las palabras de los poetas y de dida que se profundiza en el estudio de aquel
los filósofos, sus beneficios sólo eran patrimonio pueblo, estas sombras desaparecen ante un ful¬
del menor número, y la multitud no las escu¬ gor que deslumhra. Desmades se borra, Demós-
chaba. Entregada á las vergonzosas supersti¬ tenes queda; Pericles desvanece á Alcibíades;
ciones en donde terminan para los débiles las la Atenas de Sófocles á la de Aléxis y los dio-
.grandes creencias, se vió indefensa cuando las genistas; la ciudad de Leónidas á la de Nabis.
malas tentaciones 'despertaron en ella con la co¬ Ya no se ven los males con que de un modo tan
mos, el culto de la belleza y de la verdad que Rafael quiso día pintar á Grecia, y en
un
había forjado tan buenos ciudadanos y realiza¬ lugar de trazar Parrhasios, un retrato
como
do tantas obras maestras. Y aún entonces pro¬ enigmático, supo componer la obra inmortal
duce Grecia algunos hombres superiores, como que se llama la Escuela de Atenas. Bajo aque¬
tierra que habiendo sido fecunda durante largos llos pórticos que levantara la mano de Ietinos
años, ya agotada, da todavía algún sabroso ó la de F'idias, están Sócrates que funda el
fruto. Pero, falta la multitud de lo que es dogma de la moral humana; Platón y Aristóte¬
sostén de un pueblo, s,e abatió. Sólo tuvo un les que abren á la filosofía sus dos. grandes ca¬
dios: el placer, y puso en este infame culto to¬ minos; Pitágoras, que revela las ¡impiedades
das las bajezas y todos los servilismos de su ele los números; Arquímedes, que las aplica;
cortejo. "La patria — decía un poeta de aquella y aquella rnjiltitud ilustre que rodea á los maes¬
triste etajiá — está donde el placer". Y los que tros para recibir sus palabras y transmitír¬
no
podían vivir bien con una fortuna recogida noslas. Dadle vida á esta obra maestra del más
entre el lodo ó la sangre, se aplicaron á vivir á grande pintor que ha tenido la humanidad y,
expensas ajenas. En los mejores tiempos del como la
historia, admiraréis á aquellos héroes
imperio romano los herederos de Arístides, de del pensamiento, escucharéis absorto sus voces
Pericles y de Foción ejercieron todas las in¬ armoniosas y austeras y diréis de Grecia lo que
dustrias indignas, y en el bajo imperio, el gran Chenier decía de su poeta:
espíritu griego acabó por aquel que fué precur¬ "Tres mil años hanpasado sobre las cenizas
sor de las últimas de
ruinas, el espíritu bizantino. Plomero; tres mil años, y Homero permanece
En los más hermosos días, la falta de segu¬ intangible, joven todavía, con la juventud de la
ridad, las perfidias y las guerras, produjeron gloria y de la inmortalidad".
Helios, ul sol, en su curro. (Me'topa del templo de Atena, en Ilion.)
i
414 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
tantas islas, golfos, penínsulas y puertos, y Rodas y de la costa asiática. Dos días de na¬
clonde, por lo tanto, se verifique mejor esa vegación, llevan de Creta á Cirene, y se nece¬
unión de la tierra y las aguas, que es para la sitan tres ó cuatro para llegar á Egipto.
Naturaleza la belleza suprema y para el hom¬ No es de extrañar, pues, que Grecia haya
bre la mejor condición del desarrollo social. irradiado mucho más allá de sus fronteras
Por eso el mar lia sido marítimas su comercio, sus colonias y su civiliza¬
siempre el gran cami¬ ción, cuando tantos caminos se le abrían.
no de los griegos, que Gaudry ha recogido en Pikermi, cerca de Ate¬
apenas conocieron nas, osamentas de elefantes, rinocerontes, antí¬
otro. La robusta ex¬ lopes y girafas. Estos restos de animales afri¬
presión latina struere canos estaban empotrados en arcilla rojiza que
viarn, que recuer d a se encuentra todavía en las riberas de Africa,,
una de las glorias de prueba de que existió un tiempo en que Grecia
Roma, sus vías milita¬ estaba unida á este 'continente, como con el Asia
'h° a/ res, 110 podría aplicar¬ Menor.
se en Grecia. Este so¬ Las muchas islas del Mediterráneo oriental son
bio, uno de los caminos que llevó la emigra¬ Milo, Cimolo, Termio y Délos, salieron
ción asiática en Europa. Por eso estas inva¬ del abismo, al mismo tiempo que el Taigeto des-
siones pasaron cerca de Grecia sin to¬
carla, así como ella tampoco llevó por
aquel lado ni sus colonias, ni su civi¬
lización, ni su idioma. Grecia, por su
configuración, mira al Sur. Se sumer¬
ge por tres puntos en el Mediterráneo,
casi á la latitud de Gibraltar y frente
á una de las regiones más fértiles de
Africa. Separada por el mar de Asia,
de Africa y de Italia, se acerca á ellas
por sus islas. Las Cicladas, que empie¬
Yasos primitivos. Imitas* en ellos, toscamente, nn rostro y el pecho. Desde
zan cerca del cabo Sunión,
se enlazan comienzos, la industria griega tiende á copiar la figura humana.
sus
con las
Espóradas, que tocan en Asia.
Si el cielo está despejado, un buque siempre garraba las entrañas del Peloponeso y el cabo
tiene tierra á la vista. Desde Corcira se ve Ten aro elevaba por encima de las olas su fren¬
te arrugada, que hoy azota y desgarra la tem¬
Italia, desde el cabo Maleo las cimas nevadas
de Creta, y desde esta isla las montañas de pestad.
EL SUELO 415
llas montañas entreabiertas y de laderas des¬ manantiales del Peneo, en aquella cordillera,
garradas, aquellas peñas amontonadas al acaso, central, y corren directamente al Este, hacia las
orillas del golfo Termaico, donde se levantan
aquellas islas, donde aún se ve la lmella del
fuego que las formó, les recordaban la lucha para formar la masa colosal del Olimpo. Esta,
de los titanes contra
Júpiter, los combates ele montaña de 3.000 metros de altura, presenta en¡
las potencias infernales contra las muchos sitios, el aspecto de una
fuerzas celestes, y al celebrar las muralla tajada. Al Mediodía su
hazañas ele sus elioses relataban la pie se baña el Peneo. Al otro,
en
historia ele Oigamos la
su tierra. lado del río levanta el Ossa,
se
Teogonia ele Hesiodo. (versos 678 rival del Olimpo, y que como éste
y siguientes). "Ved á los titanos, conserva en verano las nieves del
ras continuas. Lo que el Apenino es para Italia, el único paso que llevaba desde Grecia á Mace¬
es el Pindó para Grecia. Se donia.
desprende de los
Alpes Orientales, como el Apenino de los Alpes Como los montes Cambunianos cierran la Te¬
marítimos, y baja al Sur separando á Liria de salia por el Norte, el monte Oeta la cierra por
Macedonia, al E¡Aro de la Tesalia y cubriendo el Sur y acaba también junto al golfo Maliaco,
en el famoso desfiladero de las Termopilas.
valle fácil de anegar si se le cerrase á las aguas una poderosa rama que forma una segunda pe¬
la única salida que nínsula ai extremo de la^ primera,
extiende
tienen, el valle de Tempe. y se
Las Musas "habían encontrado en esta región al¬ circula miente, de modo que el Peloponeso tiene
casi la figura de un cono truncado cuya cima
gunas de las leyendas más gratas ó más terribles,
está á cinco ó seis mil pies sobre el nivel del
y de ella había salido la mitad de la poesía ho¬
mar (1). Por esta
mérica. Este valle de Tempe lo había abierto el disposición de sus montañas,
brazo del hijo de Alemena ó el tridente de Nep- Grecia es, si se me permite decirlo, una trampa
tuno. Sobre la cima del Olimpo y sus nieves con tres fondos. Los montes Cambunianos y el
casi eternas, en medio de las nubes que lo en¬ Olimpo.se elevan al Norte, como una primera
vuelven y que el rayo desgarra, se elevaban los barrera. Si este difícil obstáculo se vence ó se
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ANTIGUA
lícea de las montañas han absorbido poco y no de aguas, 110 lo es suficientemente para servir
■devuelven nada, los manantiales se agotan y el de demarcación de hombres. La vida fué mu¬
torrente furioso poco antes, 110 es más que un cho más activa á orillas de los golfos Maliaco y
arroyo oculto bajo los cañaverales y las adel¬ Pagaseo, abiertos sobre Grecia, que en la cuen -
fas. ca solitaria del Peneo-. Las ciudades se agrupa¬
Al ver el gran número de divisiones políticas ron allí como las
leyendas.
hechas en un país tan pequeño, se las creería Las. dos Lócridas opunciana y epicnemidiana
arbitrarias. Casi todas las ha dibujado en el cubreii las pendientes que bajan al mar Euboo
suelo la Naturaleza. Montañas que corrían en y la Beocia las que se inclinan en el interior ha¬
sentido contrario, llegan á soldarse, y al re¬ cia el lago Copáis. Pero Beocia tiene salida a
El valle de Tempe.
•Corintia, Argólida, Laeonia y Mantinea. Así se La Fócida más elevada envolvía á Beocia, y
-explica la división del pueblo griego en tantos como ésta, tocaba los dos mares. La Dórida,
en
Estados pequeños. De ahí el ardiente patriotis¬ valle alto y frío entre el Oeta y el Parnaso,
mo que animaba á cada ciudad y el odio contra pudo no ser más que el comienzo de la Fócida.
la vecina, que situada en otro valle, parecía es- El distrito montañoso de los Locrios Ozoles ofre¬
lar en otro mundo. La geología formó la Cons¬ cía á este pueblo inexpugnables retiros. Pausa-
titución política de la antigua Grecia. nias saca dicho nombre del olor de sus vestidos
Recorramos algunas de estas regiones natu¬ hechos de pieles sin curtir y uno de sus poetas,
rales. lo atribuye á las flores que embalsamaban el
La Tesalia formó á veces un solo Estado, á aire de sus montañas. Temo que esté equivocado
pesar del Otliris que la divide en dos. Esta mon¬ el poeta. La vida grosera de aquellas gentes,
Sus vecinos del Oeste, los etolios, habitaban tumbres de la Edad heroica; mirar á Acar¬
con
nania bastaba para ver cómo eran los héroes de
en un
país salvaje, donde los pueblos edifica¬
dos en la pendiente de las rocas se quedaban Homero.
incomunicados durante el invierno. Estas altu¬ Hasta el presente no han cambiado gran co¬
ras, son las últimas ramificaciones del Pin- sa ; algunos se alimentan todavía con la amarga
bellota de los encinares.
El Noreste de la Acarnania, de di¬ acceso muy
fícil, fué no las tribus del
obstante invadido por
Epiro. Los anfiloquios que la habitaban, eran
semigriegos y semibárbaros. Al Oeste se. esta¬
blecieron los colonos de Corinto. Por aquella
llevan una larga percha. obscuro riachuelo. Más hay que hacer en el Eu-
ripo.
do y del Oeta, que mueren por un lado á ori¬ Al extremo opuesto de la Grecia "central se
llasdel*Aqueloo y por otro en las del golfo de extiende una península mejor dibujada, el Ati¬
Üorinto, en el punto más estrecho de este mar, ca, que el Giterón y el Parnés separan de la
donde la costa del Peloponeso no está más que Beocia, y el Pentélico y el Himeto separan en-
á 1.600 metros de distancia. Por allí irán Jos dos vertientes, y que se inclina hacia el mar. A
etolios en los últimos
tiempos á asolar frecuen¬ pesar de estas direcciones divergentes, es una de
temente la península, como pasarán por entre las comarcas mejor formadas de Grecia, y donde
el Pindó y el Oeta para saquear á la Tesaba. era más fácil la unidad. Tuvo muchos
pueblos,
Sólo aquellas dos puertas se les abrirán para ir pero una sola ciudad fué asilo común, mercado y
á Grecia. fortaleza del país; Atenas, entre el Ilisos y el
El Aqueloo, cuyo delta crece sin cesar con los Cefiso al pie de rocas escarpadas que sustenta¬
aluviones trae el río, los separaba de la
que ban su cindadela, á ocho kilómetros del Piren
Acamania, otra región montañosa, pero com¬ que en sus tres puertos podía recibir 400 naves.
puesta de una caliza porosa que no conserva el Toda la vida del Atica había de ir á parar allí y
agua. Por eso se la llama boy Xeromeros ó país allí se concentró, todos los
seco. No corre ni un río por su superficie. Aun¬ ecos del Asia resonaron
que el mar la envía por tres lados nubes lluvio¬ en ella, todos los asuntos
sas, los torrentes, apenas formados por una del mundo se
trataron, ¡\
tempestad, desaparecen en simas profundas. El todas las doctrinas y ar¬
suelo lo absorbe todo y nada devuelve, excepto tes purificaron y en¬
se
varse, de modo que el lado por el cual podía Ja ta de Ceres, á Eleusis, que Atenas atrajo y con¬
Acarnania recibir más fácilmente el influjo de servó bajo su influjo, y entre dos peñascos á
Grecia, se vió cerrado herméticamente. Megara que, protegida por sus montañas, se li-
¿Cómo asombrarse de que baya vivido apar¬ bi'ó de aquella atracción. Megara es la puerta
te? En tiempo de Pericles conservaba las cos¬ del istmo. Píndaro compara este istmo con ua
EL SUELO 419
puente echado por la Naturaleza en medio de los las simas de Mantinea y Tegea á 630, el lago Es-
mares juntar las dos partes principales de
para tinfajo á 620.
Grecia. Pero las cercanías del puente El resto del Peloponeso, es decir, el litoral del
están tan
erizadas de montañas, que su paso es muy difí¬ Norte es una serie de cañadas cortas que bajan
cil; en mil sitios, algunos hombres resueltos po¬ al mar, cada una con una ciudad que formaba
drían hacer frente á un ejército. Es.ta posición un Estado apar¬
de Megará y sus dos puertos en los golfos de Sa¬ te. Los antiguos
lónica y de Corinto constituían toda su importan¬ distinguían, s i n
cia. Desgraciadamente para ella, en uno de aque¬ embargo, en él,
llos mares encontraba á la marina rival de Co¬ tres regiones
rinto, en otro á la de Atenas; aquella competen¬ más grandes: la
cia formidable tenía que matarla. Elida, la comar¬
Entre Squenos y Lequeón, en el territorio co¬ ca más fértil de
la península, la
rintio, el istmo 110 tiene más de cuatro ó cinco ki¬
lómetros de anchura, y el punto culminante está Acaya y la Ar-
bastante bajo para que se hayan podido trans¬ g ó 1 ida. Excep¬
portar por tierra las naves de un puerto á otro, tuaban general¬
para evitar los retrasos y peligros de una nave¬ mente en esta
sus habitantes
consiguieron la unión política mo ésta, otra rival de Esparta y Atenas, la glo¬
muy tarde y por muy poco tiempo. También era ria resplandeciente de Leuctres y Mantinea como
el mejor regado; tenía lagos á alturas de 600 á indemnización de su larga obscuridad.
800 metros sobre el nivel del mar, de lo cual re¬ Las montañas de Grecia cubren las nueve dé¬
sultaba singular fenómeno geológico. Aque¬
un cimas de su superficie, y sólo dejan al descu¬
llos lagos servían de depósitos á las aguas del bierto un escaso número de llanuras, de las cua¬
Peloponeso; alimentados por los arroyos bajados les están en Tesalia las mayores. Resultó de esto
de las altas cumbres se descargaban por los con¬ que aquella provincia fué la única que produjo
ductos subterráneos ó kalavothra que existían raza caballar buena y robusta. Aquellas monta¬
naturales. El Alfeo, el Estigia y el Estinfalo, ñas, privadas hoy de sus antiguas selvas, no son
marchan también en parte por bajo tierra. En la más ricas que las de Italia en metales preciosos.
Arcadia hay más de 30 katavothra. El lago Su- Sin embargo, se sacaba cobre y amianto de Eu-
dena está á 800 metros de altura; el Feneos á bea, hierro de Beocia, el Taigeto y las islas de
754: las lagunas de Oreomene y Cañes á 643; Melos, Scrifos y Eubea; Caléis fabricaba con él
armas excelentes y sus obreros se jactaban de
(1) Yo he atravesado el istmo en coche, muy haber sido los primeros en trabajar el cobre..
cómodamente, en unos 40 minutos.
420 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Había plata en Epiro, Chipre, Sifnos y Atica, á constituir un proverbio, aunque contara en¬
20.000 hombres en sus minas del Laurión (1). elevadas do la Arcadia tenían por habitantes á
En el Hemus y el Orbelos, en la Tesalia, en el una raza de hombres que se parecían algo á los
monte Pangeo, entre Macedonia y Tracia y en suizos en sus costumbres sencillas y pastorales,
las islas de Sifnos y Tasos, se encontraba oro. su espíritu belicoso, su amor á la ganancia y su
El Hebro en Tracia, lo llevaba entre sus ondas. dispersión en numerosas aldeas.
Atica y las islas, sobre todo Paros, tenían már¬ Al
Sur, la vegetación africana empieza á. apa¬
moles famosos. El más célebre de los mármoles recer. La palmera
que balancea encima de las
antiguos era el blanco de Paros, con que está Cicladas su gracioso penacho de verdor, apare¬
cubrían aquellas islas numerosas sembradas al¬ La Grecia antigua habría sido lo que los
rededor de ellos por las olas, como para ser emperadores y los sultanes han hecho de la
dominio suyo ó llevarlos sin peligro á las cos¬ Grecia moderna, una tierra desolada. Pero el
tas de Traeia, Asia y Egipto. Cada mañana genio de la libertad se asentó en el hogar de
se levantaba el viento del Norte que llevaba aquel pueblo pequeño y victorioso, elevó el alma
suavemente sus naves hasta las Cicladas y cada de los griegos, que la servidumbre habría degra¬
noche soplaba el viento contrario que en pocas dado ; les ayudó á sacar de su suelo y por sí
horas los volvía á llevar al puerto, bajo un cie¬ mismos todos los tesoros que allí había depo¬
lo sembrado de fuegos centelleantes que nun¬ sitado la Naturaleza y que habrían esterili¬
ca vela la bruma espesa de nuestros mares. zado instituciones malas y circunstancias ad¬
Grecia era, pues, un
magnífico escenario pre¬ versas. Como fuerza
esa procede del te¬
parado para la actividad humana. Si el despo¬ rreno, él está todavía. No es necesario ser
en
tismo se hubiese acercado á aquella tierra y á profeta para decir que la Grecia moderna, como
aquellos hombres, si Darío ó Jerjes hubieran la de los antiguos héroes, es tal vez "una gran
vencido en Maratón ó Salamina, se habrían neu¬ cosa que comienza".
La cólera de Aquiles. Dibujo de Fiaxman.
PRIMER PERÍODO
Historia legendaria
Desde los tiempos primitivos fyasfa la vuelta de los Heráclidas (2000=1104?)
A las primeras claridades, muy vacilantes to¬ montaña inaccesible; de Apolo, cuyo laurel cre¬
davía, de la historia, aparece, perdido en la cía en el valle deTempe; de Baco, que siempre
noche de los tiempos, un gran pueblo, los .pe- tuvo en Tracia y Macedonia sus más fieles de¬
las'gos, que al parecer, cubrió el Asia Menor, votos. Se hacía nacer también entre ellos á los
'Grecia y una parte de Italia. Según las tradi¬ poetas antiguos Orfeo, Museo y Eumolpos. Plo¬
ciones antiguas, estos pelasgos se dividen en conoce á
mero no esos
primeros cantores de
multitud de tribus, que formaban quizá al Sur
del Danubio entre el Adriático y el Mar Ne¬
Oriente de los ilirios y cu á su hija Proenea con Tereo, rey de* Tracia. Fi¬
aquéllos, á quienes poco á poco expulsan, exter¬ Como juega el mar á lo largo de las riberas
minan 6 absorben, de modo que se quedan como con las rocas que le arroja el acantilado; como
únicos dueños del país. Revolución lenta que las mece incesantemente en sus olas, las gasta
aún no había acabado completamente en tiempo y las rompe, ó las transforma cubriéndolas de
de Homero. todas las riquezas de la doble vida á que puede
Los griegos designaban con la denominación dar origen, así la imaginación de los pueblos y
la fantasía de los poetas juegan con los nombres
también tenían para cada uno de ellos nombres permanece en la incertidumbre; considerando
el conjunto, se puede descubrir una verdad ge¬
particulares Uriopos ú hombres de los bos¬
como
neral y suficiente.
ques; Lelegos ó tribus mezcladas, cancones que
La revelada por los relatos sobre los tiempos
dejaron su nombre á una parte de la Elida,
más antiguos de Grecia, habla de la exis¬
lápidas, perrebos, que tenían una Dodona
con sus encinas sagradas en el Olimpo, flc- tencia de un período pelasgo-jónico que vió la
formación de las primeras ciudades, así eomo la
gianos, aonos, hiantos, etc.
de los primeros cultos, estando ya unidos
Según las tradiciones y las probabilidades
con lazos estrechos el
griego ycontinente
históricas, pero sin certeza alguna, puede decir¬
se que
los pelasgos bajaron de las regiones del aquella costa asiática, entre los cuales las islas
Norte á Grecia. Después de haber atravesado del mar Egeo se elevaban como los ojos rotos
por los poetas ó recogidas por escritores de épo¬ Las cosías de la Elida y la Mesenia son mucho
cas posteriores. ¿Qué confianza puede más fértiles y,
otorgár¬ sin embargo, en las de Argos y
seles? Atenas encuentran las
se
leyendas más antiguas;
LOS PELASGOS Y LOS JONIOS 425
prueba cierta de que la vida se despertó antes piolar las minas y de fundir los metales. Sus
allí. Losgriegos de edades posteriores, al encon¬ descendientes fueron célebres por sus desgra¬
trar en sus tradiciones este liecbo, reemplazaron cias: Penteo fué hecho pedazos por las bacan¬
y cilicios) y de Europa, á la cual robó Júpiter tes. Aeteón, rival de Diana en la caza, se
y llevó á Creta, donde empieza Europa frente atrevió á mirarla un día bañándose en una
á Asia. Cadmo persiguió á su hermana, y para fuente y fué convertido en ciervo por la
encontrarla viajó mucho tiempo y visitó muchos diosa irritada, y después devorado por sus
países. Llegado á Grecia, consultó al oráculo perros. Semelé fué amada por Júpiter, quiso
de Delfos. "No busques más á tu
hermana, res- ver al dios en el
esplendor de su majestad en
p o n dió Apolo, medio de relámpagos y truenos, pero el fuego
sigue á la pri¬ celeste la consumió. El niño que llevaba en el.
mera vaca
que seno no pereció; lo cogió Júpiter y se lo colo¬
eneuen tres y có en un muslo, basta el momento fijado pava
funda una ciu- su nacimiento: era Baco. Lieos, Anfión el de la
d a d donde se lira armoniosa, 1 ayo y Edipo se nombran entre
f pare". La vaca los sucesores de
Cadmo, los cuales pagaron con
le condujo á frecuencia tributo á la poderosa ciudad de Orco-
Beocia, cerca de ruenes.
la fuente Arcia.
Argos, á orillas de su golfo hospitalario, fué
'Un dragón tal vez la ciudad más antigua de Grecia, el pun¬
guardaba aque¬ to donde se encontraron los indígenas y los ex¬
llas aguas sa¬ tranjeros. Cuenta llerodnto que los fenicios rap¬
gradas. Cadmo taron allí á lo. represalias del rapto de Euro¬
en
ve en la Argólida á Tretos que llama á los cíclo¬ Ceerops había edificado, á 8 kilómetros del mar
plia é inventor de los pesos, medidas, las letras ra por la parte del Oeste, la inexpugnable
y el cálculo (1). Este pueblo asiático de los cí¬ fortaleza que llevó su nombre, Ceeropia, y á
clopes no era más que un mito. Para Hesiodo cuyo pie se formó poco á poco la ciudad de
eran los cíclopes la personificación del rayo y Atenas. Entre 16 sucesores, se
sus
cuentan An-
del fuego subterráneo. Más adelante se hizo de fietión, que reunió todos los pueblos vecinos de
ellos los obreros las Termopilas
de V u 1 e a n o. en una liga, á
Después, se los la cual dió su
organizaron en sociedad, á fin de estrechar más parte de los personajes de estas viejas leyen¬
los lazos del nuevo Estado. Ceerops instituyó las das, más que alegorías personificadas, ideas
leyes del matrimonio, los ritos funerarios que
de que la poesía ha hecho reyes, héroes ó
consagraron la memoria de los muertos, y el
dioses. cigarra, que parece nacer de la
La
tribunal del Areópago que residía en la colina tierra, era el símbolo de la Autoctonía; Ceerops
es una transposición de su nombre griego. Los
de Marte (Ares), y hubo de evitar las violen¬
cias con juicios equitativos. Antes de morir, atenienses, en señal de que eran autóctonos, lle¬
vaban en la cabellera adornos en forma de ciga¬
(1) Las pesas de lava encontradas en Santo- rra. (Tucid., I, 6. Aristófanes. Las nubes
rln son de 250, 750 y 3.000 gramos. Había, pues,
entre ellas una correlación sistemática. Los hom¬ v. 978). Erictonio, hijo de Yulcano y la Tierra,
bres que de ellas se servían eran, no obstante,
se representaba mitad hombre y mitad serpiente.
muy anteriores á la época homérica.
LOS PELASGOS Y LOS JONIOS 427
Ereeteo era un sobrenombre de Neptuño. Su ron expulsados de ella sin haber podido fundar
templo se alzaba en el lugar donde se dice que las dinastías duraderas y poderosas que la tra¬
Neptuno había golpeado la tierra con su triden¬ dición común les atribuye. Añadamos que las
te. Tríptolerao significa moledor de grano. Dá- ruinas más antiguas de Grecia, no revelan tam¬
guna de las lenguas semíticas, resulta que los dieron, en momentos de revolución, dejar aque¬
semitas, si fueron alguna vez á la Hélade, fue¬ llos países perturbados é ir á fijarse en la Grecia
428 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
pelásgica, en medio de pueblos del mismo idio¬ jóvenes cretenses, exentos de los trabajos mate¬
ma, llevándoles sus sobrenombres de egipcios ó riales, estaban sometidos á una educación severa,
fenicios y los conocimientos que habían adqui¬ cuyo objeto era desarrollar sus fuerzas é ins¬
rido en su comercio con estas naciones. Mil eo- pirarles las virtudes que hacen útiles á los ciu¬
dadanos. Minos fué también conquistador; creó
unían á ambos continentes. La historia más an¬ Más adelante, estorbando todas las aventuras-
tigua de los griegos lleva sin cesar á Asia,
nos atribuidas á Minos, por un procedimiento habi¬
de donde tomó la mayor parte de sus dioses la tual en los escritores que querían dar á la leyen¬
pueden considerarse como imitaciones orienta¬ personaje y se hizo aparecer en una generación
les. La puerta de los leones, de Micenas, recuer¬ después del legislador de Creta, á un segundo-
da el guardián simbólico de la ciudadela de Minos, • en cuyo tiempo vivió el industrioso Dé¬
Sardes y del palacio de Nínive, mientras los dalo, constructor del laberinto para encerrar ai
Tesoros de Minyas y Atreo, parecen un recuerdo Minotaaro, que Teseo mató con ayuda de Ariad-
de los edificios semisubterráneos de Frigia. na. En tiempo de Minos II, era Creta la mayor
Sábese que el alfabeto primitivo de los helenos potencia de Grecia, pero después de él decayó
estaba tomado de los fenicios, lo mismo que su aquel dominio. En tiempo de la guerra de Troya,
sistema métrico.
Otraleyenda, la de Minos, tomada también
en conjunto, confiima el hecho de estas anti¬
guas relaciones entre Grecia y Asia.
Dice la leyenda que aquel sabio rey, el más
por los cretenses. Añadamos que esta domina¬ era tan precaria) sin mujeres, lo cual les
y,
ción marítima é insular que se estableció antes obliga á tomar las del ¡país. Primero saquean,
que todas las demás, era casi inevitable. Se lia raptan y matan; luego, poco á poco, se esta¬
distinguido en la historia de la formación de blecen en las costas orientales, á donde nos guían
nuestro globo el período insular que precedió todas las tradiciones de la edad primitiva. Se
á aquel en que aparecieron los grandes con¬ mezclan con los pelasgos, rama separada de su
tinentes. En la historia de Grecia hubo también raza desde hacía varios siglos y dan origen á
tiempo en que la vida más activa estaba en la ¡primera civilización del país.
tas islas y costas del mar Egeo. Creta, colocada Los lugares que la vieron desarrollarse fueron
en el centro de aquel movimiento, lo dominó y en Epiro los alrededores clel templo de Dodona,
le dio su mayor fuerza. El reinado de Minos fué que con sus encinas fatídicas y sus palomas
un esfuerzo hecho desde lo alto de esta tierra sagradas, fué, al parecer, para los pelasgos, lo
que domina el mar Egeo, como una ciudadela que Belfos para los helenos, el santuario y
para organizar aquel mundo movible y violen¬ oráculo más venerado. La Tesalia, cuyas llanuras
to, reprimir la piratería, reemplazarla con el fueron fecundas antes de los primeros esfuerzos
comercio y recorrer los mares de Grecia hasta de la agricultura y que se adelantó tanto á las
Sicilia, la gran isla de Occidente, que era .enton¬ demás provincias que una parte de la poesía
ces la última Thule. homérica nació allí, como de allí habían salido
Herodoto está de acuerdo en el fondo con las Musas. Y Beocia, donde se elevó cerca del
esta interpretación de las cosas antiguas de lago Copáis la poderosa ciudad de Orcomem-s
Grecia, puesto que hace á los jonios descendien¬ cuyos habitantes los minyenes, según cuentan,
tes de los pelasgos. abrieron, á través de una montaña, canales de
Siempre hay que tener muy en cuenta las ¡pa¬ desagüe para librarse de las inundaciones del
labras del antiguo historiador que con. tanta cu¬ Copáis; obra inmensa y que acusaría cono¬
riosidad recogía las tradiciones populares. Y cimientos ya muy avanzados si la Naturaleza
este parentesco se explica por lo que hubiera hecho todo el gasto. El Atica,
acabamos, no
de exponer. Los pelasgos son los primeros que poblada muy pronto, no ha conservado, sin em¬
-ocupan á Grecia: los jonios de Asia llegan en bargo, nada de los tiempos pelásgicos, más que
^seguida por mar, en escaso número (como ha¬ una parte de los muros de su acrópolis. Los ar-
430 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
eadios pretendían que Licosura era la ciudad dra, emplearon pocas veces en sus murallas el
más antigua del mundo; verdad es que sostenían ladrillo y el mortero. Las formaban con piedras-
que ellos habían nacido antes que la Luna en¬ ir uestas unas sobre otras, sostenidas en equili¬
viara á la tierra sus pálidos rayos. Pero la co¬ brio por su colocación y su peso.
marca que parece haber hecho entonces el papel Estos
monumentos, que tienen el mismo ca¬
más importante es la de Argólida, donde sub¬ rácter general, •señalan, sin embargo, en algunos-
sisten tantas huellas de aquellas edades remotas detalles, épocas diferentes. Se ha creído poder
y donde quedan tantos recuerdos de antiguas atribuir á los Pelópidas el tesoro de Atreo, ó-
clopes, raza de gigantes. Todavía hay restos de mento conocido por aquellos pueblos? Construc¬
estas construcciones ciclópeas en Micenas, Ar¬ ciones que exigieron tal gasto de fuerza muscu¬
gos, Tirinto, Atenas, Orcomenes, Licosura y tal lar y, por consiguiente, tantos hombres, deben de
vez en otras cien ciudades helénicas. Son enor¬ pertenecer á una época de servidumbre pública,
mes sillares de roca, á veces en bruto, á veces con
jefes militares ó bajo una casta dominante
de Sacerdotes, que las tradiciones dejan entrever.-
Los pelasgos fueron indudablemente condenados
estilo ciclópeo ó poligonal, cuyo uso seguramen¬ padre de Deucalión. Reinaba éste en Tesalia,
te duró mucho en esta provincia. Los
griegos, cuando Júpiter, irritado por los crímenes de los
que en todas partes encontraban á mano la pie¬ hombres, mandó un diluvio que les hizo perecer á-
LOS EOLIOS T LOS AQUEOS 431
todos. Deucalión fué el único que se salvó con Este Deucalión fué elpadre de la raza helé¬
su mujer Pirra, habían cons¬
en una nave que nica por ser padre de Heleno, el cual engendró
truido por consejo de Prometeo. Al cabo de á Doros, que poseyó la Grecia central, á Eolos,
nueve días, detúvose el arca en la cima del Par-
que poseyó la Tesalia, y á Xuthos, padre de Ion
y de Aqueos, á quien tocó el Peloponeso.
Las tribus, nuevas, cuyo dominio iba á ser la
Grecia pelásgica, estaban animadas de un espí¬
abuela, tapándose la cara. Deucalión compren¬ trueno, y que romperá en la mano de Neptuno el
dió la significación del oráculo. Recogieron las tridente que levanta el Océano y hace saltar la
piedras de la tierra y las tiraron por encima de tierra.
sus hombros. Las de Pirra convirtieron Pero si el mito está de acuerdo el
se en mu¬ con genio
jeres las de Deucalión
y en hombres, y pudo nacional, no lo está con los hechos.
repoblarse Grecia. Homero no cita esta tradición A pesar de esta genealogía tan bien trazada,
ni nombra á Deucalión
de quien habla Pínd'a-
ro, pero dicha leyenda
era
muy antigua é in¬
dudablemente formaba
parte de la tradición
general que conserva»
ron todos los pueblos
del tronco ario sobre
un cataclismo, y que
pudo revivir en Grecia
algunos hechos parti¬
culares, como en cuan¬
to á Ogiges un desbor¬
damiento del lado Co¬
páis y en cuanto á
Deucalión, un movi¬
miento de las aguas Interior del Tesoro de Aireo.
tiempos antiguos el primer lugar á las tribus marítimos y su historia también mira á Oriente.
eolo-aqueas. ¡Si los jonios son entonces uno de Teucer, uno de sus héroes, tiene el mismo nom¬
ios elementos más considerables de la población bre que un rey de Troada, y se encuentran
helénica, no tieneu misión distinta ni particular aqueos en Chipre y en Creta. Pero se elevaron á
renombre. Los dorios también permanecen en la más alto grado de poderío, y por ellos empezó
sombra; las otras dos tribus aparecen solas en realmente la historia de Grecia.
medio de las vislumbres engañosas de la época Su primer morada fué acaso la Phtiótida,
legendaria. rico valle entre el Otris y el Oeta, fecundada
¿Qué
eran los eolios? No sabemos si, como in¬ por el Sperquios y cuya capital, sujeta como
dica nombre, hemos de ver en ellos una mez¬
su un nido de águila á las rocas, tenía un nombre
cla de pelasgos y helenos hecha en épocas des¬ pelásgico: Larisa "la colgante". Allí había vivi¬
conocidas, en diversos lugares y en proporcio¬ do Péleo, héroe querido de los dioses y amado
nes diferentes. En efecto, los llamados porlos por Tétis, la diosa de los pies de plata. Su hijo
antiguos con aquel nombre, no parecen haber fué Aquiles, criado en las montañas por el sabio
sido una sola y misma tribu, así como el dialecto centauro Quirón. Gran corazón, fuerza invenci¬
llamado eolio más que una rama distinta ble, valor indomable, amigo fiel, atravesó
de la lengua griega, parece la mezcla de todas las
formas del idioma helénico que no eran jónicas,
ni dóricas. Además, se ha conocido de manera
cierta que las afinidades mayores del latín y del
griego, se en el dialecto eolio, que
encuentran
mucho más los otros, se acerca á su tipo
que
común y encierra sin duda los elementos de la
da, la Elida y la Mesenia. Podaliro. Macaón, Fi- helénica. Rochette dice, que así como se ha hecho
loctetes, Ulises, Néstor y Ayax, hijo de Oileo, un libro con sólo la indicación de los pasajes de
LOS EOLIOS Y LOS AQUEOS 433
'escritores griegos y latinos, poetas y prosistas, la cabeza: las lágrimas de Aquiles por aquel
relativos á Aquiles se podría hacer otro, recons- triunfo funesto; las burlas del cobarde Tersite á
trayendo su historia con sólo el catálogo de sus quien mata el héroe de un puñetazo; por últi-
monumentos. Estas circunstancias de la vida del mo, sus desposorios con Polixenes, hija de Pría-
héroe son, principalmente, la purificación de mo; la traición de París que le hiere por la es-
Aquiles por su madre Tetis que trata de hacer¬ palda y la inmolación expiatoria de Polixenes,
le invulnerable sumergiéndole en las aguas de pedida á los griegos por la sombra de Aquiles.
la Estigia. Las aguas le bañan todo el cuerpo, Los aqueos del Sur se vanagloriaban, no de
excepto el talón por el cual Tetis lo sostiene, y un jefe tan famoso entre los hombres, sino de
donde le herirá la flecha de París, Tetis colócale dos héroes que habían llevado á cabo con auxi¬
también en medio de las llamas después de ha¬ lio de los dioses hazañas más maravillosas, Be-
berle bañado en ambrosía para destruir cuanto lerofonte y Perseo.
mortal tuviere. La educación de Aquiles por el Era el primero nieto de Sísifo, rey de Corin-
centauro Quirón le alimentó en medio de
que to, el más astuto de los mortales. Un asesinato
los bosques del Pelión con tuétanos de leones y obligó á Belerofonte á salir de Corinto. Marchó
jabalíes. Su estancia en la isla de Esciros, don¬ á Tirinto junto al rey Pretos, descendiente de
de su madre lo había ocultado entre las hijas Dánao, que le purificó de la sangre vertida. La
de Licomedes. Allí la astucia de Ulises lo des¬ reina se enamoró de él, y ofendida por su resis¬
cubre mezclando con los presentes
que ofrece á tencia, le acusó ante su esposo. Pretos no quiso
las jóvenes armas que Aquiles coge en seguida. mancharse las manos con la sangre de su hués¬
Su llegada á Aulide, donde no puede evitar el ped. Lo envió á su suegro Jobato rey de Licia,
sacrificio de Ifigenia; sus hazañas y su ira junto con un mensaje secreto en que
encargaba á este
á los muros de Troya; la venganza que toma so¬
príncipe que se deshiciera de Belerofonte. El
bre el cadáver de Héctor; su victoria contra rey recibió con magnificencia al extranjero. Du¬
Pentesileh, reina de las Amazonas, cuyo casco rante nueve días le dió festines, y cada día in¬
descubre su maravillosa hermosura al caérsele de moló á los dioses im toro para darles gracias
434 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
por su llegada. Hasta el décimo día no le pidió En cuanto supo su nacimiento, lo encerró
su mensaje y después de haberse enterado, le con su madre en un arca que arrojó en medio-
mandó que matase á la Quimera, monstruo que de las olas. Estas les llevaron á la isla de Seri-
tenía cabeza de león, cola de dragón, cuerpo de fos, cuyo rey los libertó de su prisión. Perseo-
cabra, y cuya boca abierta lanzaba torbellinos ganó pronto fuerza y valor. Su primera em¬
de llamas. El héroe mató al monstruo con ayu¬ presa se dirigió contra las Gorgonas, que
da de Minerva, que le dió el caballo alado Pe¬ llevaban serpientes entre la cabellera y conver¬
gaso, hijo de Neptuno y de Medusa. Jobato le tían en piedra á cuantos encontraban su mira¬
ordenó luego que combatiera á las sobinas y á da; pero Plutón dió al joven héroe un casco
las amazonas (1), las venció también y el rey, que le hizo invisible. Minerva le cedió su es¬
cudo. Mercurio sus alas y su espada de diaman¬
tes. Perseo sorpi^ndió. á las Gorgonas dormidas
formó la vía láctea. La infancia de Hércules, car á su madre la Tierra. Exterminó á los cen-
pasó entre los rudos ejercicios de los pastores tauros, libró á Aleestes de manos de la Muerte,
del Citerón. Empezó sus gloriosos trabajos Ji- y á Prometeo del águila que le roía el hígado;
brando á los campos de Tespies de un enorme ayudó á Atlas á sostener el cielo y abrió el es-
león que los asolaba;
plir imprudente
un
juramento del Dios, ya
en expiación de un ho¬
Filoetetes. Aquella fué la última prueba. Los obligaba á luchar con él y los mataba después
•dioses recibieron en el Olimpo al héroe purifica- de vencerlos; Procusto que los sujetaba á un
lecho de hierro, cortan¬
do las extremidades á
los que pasaban de la
medida y largando con
correas á aquellos cuyos
miembros eran demasia¬
do cortos. Teseo los ma¬
En el Atica el héroe
encontró más ocasiones
de demostrar su fueraa
y valor; venció á los
su
al salir. Egeo, al ver aquella señal de lutu. Pocopuede tomar la historia de las leyendas
creyó muerto á su hijo y se precipitó al mar que de Belerofonte yde Perseo, como 110 sea un.
lleva su nombre. Teseo heredó su poder y dió eco de antiguas relaciones entre la
Argólida y
sabias leyes al Atica. Instituyó fiestas en honor los países al Sur y al Oriente de Grecia. En la
de Minerva y Apolo,
cada año llevaba ofren¬
y de Hércules hay seguramente hechos históricos,
das á Délos, el barco
le había traído de Cre¬
que pero no es posible separarlos de lo maravilloso
ta. Conservado aquel barco con religiosa solici¬ que los envuelve ni ver lo que corresponde á los
tud, siempre recompuesto y siempre el mismo, tiempos y á los pueblos que han dado su
vivió siglos. Mil años después transportaba á tributo para acrecentar la gloria y los trabajos
Délos la teoría sagrada. del héroe por excelencia. Homero le conoce mal,
Entre tanto, la afición á las aventuras volvió pero los poetas cíclicos saben mucho de él. Hay
á llevar á Teseo á la vida errante. Tomó parte que empezar por distinguir varios Hércules: el
en la caza del
jabalí de Calidón y en la con¬ héroe griego el dios fenicio. Este hizo los via¬
y
quista del vellocino de oro; combatió á las Ama¬ jes alrededor del Mediterráneo, y es el misma
zonas á orillas del Termodonte, robó á Elena y sol, el que representa al pueblo de navegantes
quiso ayudar'á su amigo Piritcs á robar á Pro- cuyas factorías cubrieron las costas de Africa,
serpina. Pero el Cancerbero hizo trizas á Piri- España y la Galia. En el héroe griego hay
tos, y Teseo quedó aprisionado en el infierno varios personajes: uno el que rompe las peñas,
hasta que Hércules le libertó. De vuelta en Ate¬ desvía los ríos, hiende las montañas para que
nas, después de dos años de ausencia, oyó las corran las aguas y destruye las fieras, pertenece
quejas de Fedra contra Plipólito, y lanzó contra á los tiempos de la civilización primitiva, á los
su hijo inocente, maldiciones que
escuchó Nep- primeros esfuerzos de una sociedad naciente
tuno. Un monstruo marino, salido de las ondas, contra el mundo material. Se debe á la ima¬
asustó á los caballos del príncipe, que, caído del ginación de todos los pueblos que en sus teogo¬
carro y envuelto entre las riendas, expiró destro¬ nias siempre han tenido un dios exterminador
zado entre las rocas á que le arrastraron los cor¬ de monstruos. El otro, que á la cabeza de compa¬
celes enfurecidos. Desde entonces todo se volvió ñeros fieles defiende al débil contra el fuerte,
contra Teseo. A pesar de sus servicios, perdió el castiga á los tiranos, derriba á los opresores y
héroe el afecto del pueblo; los atenienses lo regala sus reinos á los valerosos, es de edad me¬
expulsaron, una tormenta lo lanzó de Creta á la nos remota,
de la época en que las tribus helé¬
isla de Esciros, y el rey de ésta lo mandó matar nicas se disputaban la posesión de Grecia. Fi¬
á traición. Cimón recogió más adelante sus ce¬ nalmente, se podrá distinguir al Hércules tebano
nizas, y los atenienses le honraron como á un se¬ que aparece cual un jefe poderoso, como con¬
midiós. quistador invencible, y al Hércules de Mieenas,
438 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
jo de Alcmenes pronto á empezar su vida activa, compañeras á orillas del Ilisos. En la Etolia, á
de dos mujeres, una majestuosa y severa (la vir¬ Meleagro que mató al jabalí de Calidonia en¬
viado por Diana para asolar el país y á Tideo
tud), otra dulce y risueña (la voluptuosidad),
cada una se esfuerza en atraerlo á su camino. padre de Diomedes; en Tesalia, á Pintos y la
Hércules lucha tantas veces reproducida por los artistas
se decide por la primera.
Teseo es siempre un hombre, un héroe. griegos de lapitas y centauros; en Phthiótida á
A pesar de su nacimiento en Trezena y su ju¬ Peleo, con su hijo Aquiles, nacido de Tétís, una
ventud de las Oceánidas, y al centauro Quirón, que
pasada en la Argólida, en medio de los
conocía todos los secretos de las montañas y
aqueos, parece personificar una época de pode-
sabía leer el destino de los hombres en las es¬
(1) Sus doce trabajos recordaban la marcha
del sol á través de los doce signos del Zodíaco. trellas, en medio de las cuales, al morir, fué á
LOS EOLIOS Y LOS AQUEOS 430
formar la constelación del Sagitario; y en fin su madre, y hermano de sus hijos. Instrumento
á Admeto que tuvo quee ofrecer á su suegro inocente de una fatalidad implacable fué tam¬
Pelias como regalo de boda, un carro tirado por bién su víctima.
un león y un jabalí montaraz, y cuya mujer Una epidemia diezmó la ciudad; Edipo, con-
de su camino; se trabó
una riña, y el viejo
cayó
mortalmente herido. Edi¬
Hórcules vence á la Hidra. (Cuadro de Guido Reni).
po llegó á Tebas. Un
monstruo y pechos de mujer, cuerpo de
con cara sultán do á los dioses, trató de saber cuál era ei
león y alas de águila, la Esfinge, estaba á las medio de aplacar su cólera y salvar á su pueblo.
puertas de la ciudad, proponiendo á los cami¬ Averiguó espanto que por causa de sus crí¬
con
nantes enigmas indescifrables y destrozando á
menes, que hasta entonces no conocía, se casti¬
quienes no los podían adivinar. Creonte había gaba á los tebanos. Yocasta no quiso sobrevivir
prometido la mano de su hermana Yocasta, viuda á la terrible revelación; se estranguló,
el que y
de Layo, á quien librara á la ciudad de tan te¬ á
-era su tiempo hijo condenó
y esposo suyo, se
rrible huésped. Edipo intentó la aventura, acer- á no ver más la luz, se sacó los ojos y luego
, | ;
tó el enigma el monstruo vencido se precipitó
y abandonó el palacio mancillado. Acompañado
desde lo alto de las rocas y murió. de su hija Antígona, que guiaba piadosamente
Edipo se casó
con Yocasta, y al mismo
tiempo que rey de Te¬ sus
pasos, anduvo errante mucho tiempo por
bas llegó á ser matador de su diversos países, siendo objeto de espanto para
padre; esposo de
440 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
cuantos le
encontraban, y rechazado en todas de ellos, se había atrevido á desafiar á Júpiter,,
partes en cuanto le conocían. Llegó al cabo, des¬ y este dios le hirió con el rayo; su mujer Evad-
pués de mil angustias, á Colona, cerca de Ate- né, para no sobrevivirle, se arrojó á la hoguera,
donde ardía el cuerpo de su esposo.
Etorcles y Polinice sehabían matado en sin¬
gular combate: la corona recayó tío Crean¬
en su
te, que prohibió sepultar sus cadáveres. La pia¬
dosa Antígona osó infringir aquella orden bár¬
bara y el tirano la mandó matar, pero Teseo,.
custodio y vengador
de las leyes morales,
le declaró la guerra ylo mató. Más adelante los
epigones hijos de los siete jefes, fueron contra
Tebas (¿1197?), y la tomaron después de san¬
grientos combates.
Laodamas, hijo de Eteocles, fué muerto; huyó
á Tesalia con pane de los
tebanos, y Tu andró,
hijo de Polinice, reinó en Tebas desolada. La te¬
rrible leyenda termina aquí. Tiresias, que había
vaticinado su? espantosos incidentes, acabó al
mismo tiempo, después de haber vivido "siete
edades de hombre".
Edipo y la esfinge. (Pintura de un vaso).
La
expedición de ios Argonautas, nos lleva á
ñas, "única ciudad que es caritativa para el ex¬ los confines, no sólo de Grecia, sino del mundo
que que se les había consagrado. Penetró Edi¬ de oro consagrado á Marte y guardado por un
po á pesar del llanto de su hija en el formidable dragón. Era la piel del carnero dado por Jú¬
recinto; en seguida estalló el rayo, y él desapa¬ piter á Frixo y á Helle para salvarse de la ira
reció. de su padre
Atamas. Al tener que atravesar el
Entre tanto, sus dos hijos, Eteocles y Po¬ estrecho que separa á Europa de Asia, Helle se
linice, se disputaban su trono. El segundo, ex¬ dejó caer al mar que lleva su nombre. Frixo
pulsado por su hermano, se
retiró junto á Adrasto, rey
de Argos, que lo casó con
una hija suya, y lo llevó
junto á los muros de Tebas
con un ejército mandado
por otros cinco jefes ilus¬
tres (¿12.14?). Meneceo, hijo
e n t r.egándose voluntaria¬
mente á la muerte para
ofrecer á Marte la sangre
regia que el adivino Tiresias Monumento de las Arpías. Tumba licia de Xantos.
rra, golpeándola con el tridente. Capaneo, uno grandeza. Jasón, hijo del rey de Yolcos, Eson, á
quien su hermano Pelias había quitado el trono,
(1) "Edipo en Colona",
(Sófocles 261). v.
LOS EOLIOS Y LOS AQUEOS 441
se propusoreconquistar el previ oso vellocino. disco de la tierra, y por el Nilo volvieron al Me¬
Construyó la nave Argos, cuyo mástil hecho de diterráneo.
una encina fatídica de Dodona, daba oráculos. Otros relatos nevaban á los osados navegantes
Cincuenta guerreros la tripularon, y los más al Norte y al Oeste, á la región afortunada don¬
ilustres Hércules, que abandonó la expedi¬
eran de los macrobios vivían 1.200 siglos sin enfer¬
ción después de haber libertado, en las costas de
un carro tirado por dragones alados, se refu¬ la invasión germánica cuando los primeros
gió en Atica, donde casó con Egeo.
se Carlovingios. Algunas de las circunstancias que
En esta leyenda, que encierra dos, mal fundi¬ se
atribuyen á esta guerra tienen mayor carácter
das una en otra, la gran maga de costumbre que los de la expedición de los ar¬
eclipsa á los héroes que lla¬ gonautas ó de la guerra de Tebas. Pero la poe¬
maban al principio la aten¬ sía ha cubierto todos los incidentes con detalles
ción. Al contar la lejana expe¬ maravillosos, que el genio de Homero consagró
dición de éstos, los poetas ha¬ para siempre en su Iliada.
bían querido resumir las va¬ Resulta delconjunto de las tradiciones, que
rias empresas de los griegos se elevaba un reino
poderoso frente á Grecia, en
hacia el Mar Negro, como las las costas opuestas del mar Egeo. Una parte del
del Hércules de Tiro resumían Asia Menor pertenecía á sus príncipes, y eran
todos los viajes de los fenicios sus aliados los
pueblos independientes de aquella
hacia el Oeste. En cuanto á los
península. Allí reinaba entonces Príamo, y su
detalles del regreso, se multi¬
plicaron según se extendieron
los conocimientos y las hipó¬
tesis de los griegos sobre las
Apolo arcaico, regiones del Norte y del Occi¬
dente. Cizica enseñó mucho
tiempo una piedra que, según se decía, les
había servido de ancla.
Es de notar que los griegos tuvieron dos ciclos
de leyendas nacionales sobre las comarcas leja¬
nas : la Odisea y las Argonáuticas. Los romanos
nunca demostraron tan ardiente curiosidad. Le¬
horizonte, los griegos trataron de ensancharlos, Ulises y Polifemo. Cilix arcáico. (Gabinete de Francia.)
y sondearon sin descanso sus profundidades des¬
conocidas. Esta pasión es la del pueblo viajero capital, Troya ó Ilion, construida al pie del mon¬
por excelencia, que buscó te Ida, era célebre por la fuerza de sus mura¬
en las olas del mar Jóni¬ llas, por la riqueza y el lujo de sus habitantes,
co las huellas
Ulises, de cuyas costumbres, religión é idioma eran los mis¬
mos de los helenos, pero en grado superior de ci¬
y en las ondas del Euxino
las de Jasón, y cuyas co¬ vilización. Un odio nacional, hondo, inveterado,
lonias se encuentran en separaba á ambos pueblos y acabó por armarlos
todas las riberas. La gue¬ á uno contra otro.
los de Pelope, que protege la virgen de Argos, plazando en la Argólida á la raza regia de los
Hera, cuyoculto nunca fué popular la costa
en hijos de Perseo. Atreo, Tiestes y Agamenón rei¬
de Asia. Este odio era muy antiguo, de la épo- naron sucesivamente en Micenas, capital enton¬
•ca en
que los dos reinos de Troada y Frigia, se ces del país y Menelao en
Esparta y en Laconia
disputaban la preponderancia en el Asia por su boda con Elena, hija de Tíndaro. Su
Menor. influencia se extendió por toda la península
Reinaba Frigia Tántalo; un día que comie¬
en Apia, á la cual dieron su nombre, Peloponeso
ron en su casa, quiso poner á prueba
los dioses (ó isla de Pelops), y se les sometieron muchas
su poderío; inmoló á su hijo, cuyos miembros les islas. Eran grandes jefes en mar y tierra.
sirvió. Júpiter vió el crimen y precipitó al cul¬ París, hijo de Príamo, llegado á Grecia para
pable en los infiernos (donde había de sufrir hacer sacrificios á Apolo Dafneo, se detuvo
en Esparta; vió á Elena,
eternamente, en medio de la abundancia, una
sed y un hambre crueles), y reanimó á Pelops. una de aquellas "vícti¬
tido aquel manjar detestable. Júpiter dió á Pe¬ tó. Una fábula posterior
por Tros, rey de Ilion, tan completamente, que jer más hermosa, cuando
tuvo que huir á Frigia, pero llevándose inmensos él le adjudicó la manzana
cerlos con sus caballos rápidos, y los mataba compartir á la Grecia en¬
después de haberlos vencido. Pelops sobornó al tera y desde Creta á Ma-
carrero de Enomaos que cedonia todos los jefes
quitó la clavija de las
ruedas; el carro volcó, murió Enomaos y le su¬ Hera de Samos. se armaron y se reunie¬
dado un carro de oro y caballos alados. dregosa" que sustentaba la pequeña ciudad
Pero aquel favorito de los dioses tuvo una beocia de Aulide; 1.186 naves, salidas de aquel
posteridad abominable; Tiestes, que profanó el puerto, llevaron á Asia más de 100.000 guerre¬
lecho de su hermano; Atreo, que reprodujo el ros. Apenas pudo Príamo oponerles la mitad de
con su
hija Peí opea, degolló á Agamenón, y pe¬ que da Erastótenes, 407 años antes de la prime¬
reció á manos de Orestes, que mató también á ra Olimpiada, ó 1193-1184 antes de J. C. Die¬
su madre Clitemnestra. Aquella familia ciocho tradiciones había sobre la fecha del
de los na¬
Atridas, dió muchos asuntos ú la poesía y al cimiento de Homero, que varía entre 24 y 400
arte con sus crímenes y desdichas. Después de años después de la toma de Troya.
haber conquistado ú obtenido el poder en las Los griegos habían aceptado por jefe al Atil¬
costas occidentales del Peloponeso, los pelópi- da Agamenón. Con él iban su hermano Menelao,
das, á consecuencia de acontecimientos que ig¬ rey de Esparta, agraviado esposo de Elena;
noramos y que la tradición presenta como con¬
Aquiles y su amigo Patroclo al frente de los
venios pacíficos, habían transportado á las cos¬ mirmidones; Diómedes, los dos Ayax, uno rey de
tas orientales la residencia de su poderío, reem¬ los locrios, otro rey de Salamina, y después de
444 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
De la á Aquilea,
iliada.—Los ríos intentan detener sido amada compañera tín, ha
Júpiter atiende á sus súplicas; Ios-
Aquiles, el más bello y valiente de los griegos, griegos son derrotados y rechazados al campa¬
el sabio Néstor; Ulises, astuto rey de Itaca; Fi- mento que se ven obligados á fortificar con sa¬
loctetes, que poseía las flechas de Hércules; el muro y su foso para resguardar de Héctor sus
etolio Tersites, tan cobarde como burlón é in¬ naves. Entonces tratan de apaciguar á Aquiles
solente. Entre los troyanos el valiente Héctor y le mandan diputados para reclamar el auxi-
eclipsaba á todos los jefes; Eneas
era el segundo.
Los dioses habían decidido que pe¬
reciera el primer griego que pusie¬
ra el el suelo troyano. Pro-
pie en
tesilao, para que cesara la indeci¬
sión de los jefes, se lanzó el prime¬
ro á la playa. Cumplióse el destino,
tiendas que surgieron más de una Los dioses enemigos de los griegos, comba¬
vez, per¬
ten por los troyanos, que franquean el foso y
mitieron á los troyanos hacer una resistencia
el muro, invaden el campamento y
matan á muchos jefes. Los griegos
buscan refugio" en sus naves, y Héc¬
tor quiere incendiarlas.
Enfurécese al verlo Aquiles. Pa-
troclo, amigo más querido, le su¬
su
plica á los aqueos, ó al
que socorra
menos, que le preste sus armas. No
accede más que á la última súplica,
pero después de varias proezas, Pa-
troclo encuentra al que no tiene
más rival que Aquiles, y muere á
sus manos.
Lucha de griegos y troyanos sobre el cadáver de Patrocl .
LOS EOLIOS Y LOS AQUEOS 445
se mura¬
Neptuno le salva envolviéndolo en una nube. Había jurado dejar á los perros y á las aves
de rapiña los restos de Héctor,
empezar.
Héctor quiere cubrir la retirada
-
de los troyanos.
los aqueos, 19 nacidos del mismo vientre; otras dadela de la población, y los troyanos, para que
mujeres me habían dado los demás en mis pala¬ no se les
pudiera robar, habían hecho de él va¬
cios. El impetuoso Marte les ha roto las rodillas. rias copias. Ulises, disfrazado de mendigo, pe¬
Al que defendía la ciudad y á nosotros, tú lo netró en la ciudad, y á pesar de todos los obs¬
/ has matado. táculos, llevó al campamento de los griegos la
Ahora vengo estatua fatal.
hijo de Aquiles, venció su resistencia. Macaón tiempo después, debelada por los frigios.
le curó y Paris pereció herido por una de aque¬ Entonces, para siempre, hasta sus ruinas des¬
llas flechas, que siempre daban en el blanco. aparecieron y el viajero, al buscarlas en va¬
Pero el Paladión estaba encerrado en la ciu- no, pudo llenar más fácilmente aquella soledad
LOS EOLIOS y LOS AQUEOS 447
con las grandes escenas que presenta el poema sagra el afecto que tuvo siempre á su padre, y
inmortal. Las ciudades más poderosas desapa¬ le aconseja que reúna al pueblo, le denuncie las
recen de la superficie de la tierra y la voz de un indignidades que cometen los pretendientes, y
pobre poeta ciego y mendigo desafía á los si¬ luego que vaya á Pilos y Lacedemonia, junto á
glos. Pero expiaciones te¬
rribles aguardaban á los
vencedores de Troya. Uli-
ses anduvo errante diez años
abismo. Teucrio, rechazado por la maldición su patria consigue por fin, con ayuda de los
paterna, por no haber vengado la muerte de su dioses, que rompa el encanto. Construye una
hermano Ayax, fué á fundar una nueva Sala- balsa y se lanza sobre las ondas engañosas. Pero
mina. La tradición llevaba también á Filoctetes, delante de Troya ha matado á un hijo de Nep¬
Idomeneo y Epeíos á las costas de Italia, que tuno ; el dios lo recuerda y desencadena una
ofreció asimismo asilo al troyano Antenor y al tempestad que sumerge la balsa. Ulises es arro¬
hijo de Anquises. Los poetas habían cantado jado, moribundo de hambre y cansancio, á la
aquellas desgracias de los héroes, y sus relatos isla de los feaeios, donde encuentra, cerca de
formaban todo un ciclo épico, del cual no queda una fuente á la hermosa Nausicaa, rodeada de
más que la Odisea que no parece de la misma sus compañeras. Es la hija de Alcinos, rico y
época, ni de la misma mano que la Iliada. poderoso rey de los feaeios. Acoge al héroe que
Véase su análisis sucinto. la fortuna le envía. Ulises le cuenta sus largas
Mucho tiempo hacía que ha¬ desdichas. Cómo, perseguido por la cólera de
bía caído Troya, y Ulises, rey Neptuno, ha sido empujado sucesivamente á las
de Itaca, no había podido costas inhospitalarias de los lotófagos y los cí¬
ver aún el humo de su isla clopes. Uno de éstos, Polifemo, ha encerrado al
natal. Penélope, que no ha héroe y á sus compañeros en el antro que le
dejado un día de llorar á sirve de morada, y se los come uno tras otro.
su esposo, no sabe cómo Ulises le emborracha con vino, le salta el único
resistir al asedio de los pre¬ ojo con una estaca endurecida al fuego, y se
tendientes que le piden im¬ escapa atándose á la lana del vientre de los
periosamente que elija entre enormes carneros que
cada día lleva á pacer el
ellos al que
ha de reinar en ella gigante á la montaña. Llega junto á Eolo, dios
ulises. (Camafeo.) y Itaca, y que en 11 e ele ios vientos, que le da, encerrados en odres,
tanto han venido á establecerse aquellos que serían contrarios á su navegación.
en el palacio de Ulises y devoran sus ri¬ Sus compañeros quieren saber lo que hay den¬
quezas. tro de aquellos odres preciados, y los abren.
Penélope tiene un hijo, llamado Telémaco, De ellos salen espantosas tempestades que des¬
que llega á la edad de hombre. Minerva le con¬ trozan el navio. Ulises puede salvarse de nuevo,
448 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
pero és para llegar á la isla de Circe, la encan¬ lacio bajó los harapos de un mendigo. Nadie le
tadora que se complace en convertir á los hom¬ conoce, excepto su perro, viejo y moribundo, y
bres en bestias, con ciertos brebajes de los que su nodriza.
se 'preserva Ulises. Entre tantoPenélope ha sometido á los pre¬
En la comarca de las tinieblas, evoca las al¬ tendientes á última prueba: el que pueda
una
mas de los muertos; cerca de las rocas de las tender el arco de Ulises, será su esposo. Nin¬
sirenas, se manda atar al palo de la nave, des¬ guno lo logra. Ulises solicita que so le permita
pués de haber probarlo. Se ríen del mendigo, pero éste da en
cuidado de ta- el blanco y pronto todos los pretendientes son.
largos re¬
esos las tribus helénicas. Antes de aquella guerra, los
latos en que los griegos encontraban todas las aqueos, y entre ellos los pelópidas, dominaban
tradiciones maravillosas que entre éllos circula¬ en Grecia. Pero las trágicas aventuras de los
ban respecto á los países de Occidente, colma al jefes, la dispersión ó la ruina de su gran ejér¬
héroe de presentes y le da una de sus naves rápi¬ cito, permitieron á nuevas tribus apoderarse de
das que, dirigida por sus pilotos, nunca se han la supremacía. Volvieron á empezar los tras¬
desviado de su camino. Los feacios le
dejan dor¬ tornos interiores, desaparecieron en su mayoría
mido en las riberas de Itaca,
alejan. Al des¬
y se las casas reales, y parte de la población emigró
hipado á medias, vuelven á bajar al mundo helé¬ ron el país y los cautivos como botín. Estos ca¬
nico y lo envuelven durante seis siglos. yeron, con el nombre de penestes ó pobres, en la
A través de esta noche de la historia, no se ven condición de esclavos y tributarios.
pasar más que vislumbres vacilantes proyecta¬ Pero una parte del pueblo vencido, prefirió
das por escaso número de sucesos. Demasiado dé¬ el destierro y la servidumbre con amos imperio¬
biles para alumbrarlo todo, bastan, sin embargo, sos. Bajó al Sur, llevándose á sus dioses Nep-
para hacernos distinguir que los pueblos se le¬ tuno y Minerva Itonia, con lo que pudo salvar
vantan y andan, y que una gran revolución se de sus riquezas y de sus rebaños. Atravesado el
de Dodona. Muchas veces, al subir á las cimas nes, ambos debilitados por la guerra reciente de
del Pindó, los hombres de aquel país, habían los epigonos. Los beocios, por buenas ó por ma¬
echado miradas de envidia hacia las risueñas y las, se establecieron entre estas dos ciudades, en
fértiles llanuras que veían extenderse á sus pies la ribera meridional del lago Copáis, donde le¬
á orillas del Esperqueios y el Peneo. El desfila¬ vantaron una nueva Arné, que al poco tiempo
dero de Gonfi les abría fácil camino hacia aque¬
lla tierra de promisión, y muchos lo habían pa¬
sado. Aquellas emigraciones, demostradas por
la autoridad del dios de Dodona en la comarca
los, cuyos hijos, arrojados por la tormenta, al prevaleció sobre sus vecinas. Una inundación del
regresar de la guerra de Troya, á las costas del Copáis destruyó su ciudad, pero las del país les
Epiro, se establecieron en ellas y dieron á sus quedaban ya abiertas y sometidas, excepto Tes-
súbditos el nombre de Tésalos, lo cual quiere pia y Platea. Y aquella región que hasta en¬
decir indudablemente, que uno de aquellos gru¬ tonces había carecido de nombre conocido, se
pos herácleos que habían seguido al dios mítico, llamó por sus nuevos amos Beoeia.
tomó preponderancia en Epiro. Otros desterrados salieron de Hemonia. Los
Mientras los habitantes de Hemonia se entre¬ dorios que habitaban al pie del Olimpo, antes
gaban á la molicie medio de la abundancia,
en que someterse atravesaron valientemente todo el
los tésalos en los ásperos valles del Epiro, vivían país, y convirtiéndose de fugitivos en conquista¬
de caza y guerra con las costumbres violentas dores, quitaron á los dríopes los altos valles que
se extienden del Eta al
que sus vecinos de Etolia conservaron hasta los Parnaso, y que conser¬
últimos días de Grecia. En una época imposible varon liara
siempre. También habían traído del
de determinar, pero que se supone en 1134, valle de Teinpé á su dios nacional, Apolo, que
consideraban como padre del jefe de-su raza,
Doros, y del cual fueron siempre celosos ado¬
radores. El camino santo que llevó más adelau-
te de Delfos á Tempé, pasaba por su territorio.
La Grecia del Norte cambió así de habitantes
Monedas de Egina con el escudo de la tortuga. y constitución política y perdió con aquella re¬
volución la importancia que había tenido en la
•aquellos tésalos atravesaron en gran número el edad heroica. Hemonia había sido uno de los
Pindó y se arrojaron sobre los eolios de Amé, principales focos de la vida helénica, la patria
que tenían por jefe epómino al héroe Boyotos, de los dioses, de los héroes
y de las leyendas más
y se llamaban á sí mismos beocios. Los tésalos antiguas. Casi toda la poesía de Homero salió
los vencieron sin trabajo, y luego se repartie¬ de ella. Con sus nuevos dueños, se separó de la
450 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
cito, y herido él, en medio del istmo de Corinto, tras el grueso de sus fuerzas iba á Naupacta,
por Hilos, hijo mayor de Hércules. Pereció punto donde el golfo no tiene más que 8 ó 10
con todos sus estadios de anchura. Allí
hijos (¿1208*?) y de la raza divina construyeron una es¬
de Perseo no quedaron más que Hilos y los suyos. cuadrilla de balsas, tripulada por 20.000 gue¬
Forzado el paso del istmo, los heráclidas vic¬ rreros. Atravesaron rápidamente á Egialea y
toriosos se esparcieron por la península, pero Arcadia, tomaron posesión, sin combatir, de
los diezmó una peste terrible, y consultado el Laconia y Argólida, de donde se desterró á Ti-
oráculo, contestó que habían vuelto antes de la samenes. Arrojaron de Mesenia á Melantes,
época determinada por los destinos. Según otra descendiente de Néstor y luego confiaron al sor¬
tradición, les cerró el paso un inmenso ejército teo el reparto de su conquista. Témenos obtu¬
de jonios, aqueos y arcadios. Hilos propuso de¬ vo la regia
Argos y sus descendientes domina¬
cidir la contienda con un combate singular, con ron en Trezena, Epidauro, Egina y Flionte.
la condición de que los heráclidas se (alejarían du¬ Kresfonte obtuvo por astucia la hermosa Me-
LOS DORIOS 451
senia y se estableció en Esteniclaos. Eurístenes pañeros de Hércules ó los grupos armados que
y Proeles, hijos de Aristodemos, muerto du¬
se glorificaban con aquel gran nombre y vivían
de aventuras, como el jefe que lo había llevado,
rante la expedición, poseyeron á Laconia. Ale¬
se juntaron en la Driópida con los dorios que
tas, cuarto descendiente de Hércules, reinó más
adelante en Corinto(1075). Sicione fué pa¬
trimonio de otro heráclida. Finalmente, la Eli¬
da recibió sin oposición á Oxilos y sus eto-
su efecto. Los minios, los tirrenos y los gefireos rica donde, á juzgar por las terribles leyendas
de Beocia, buscaron allí su refugio después de la que circulaban acerca de los pelópidas esta casa
invasión eolia; los fugitivos de Trezena pobla¬ real había perdido el afecto de los pueblos. La
ron los demos de Esfetos y Anaflistos. De Egina
conquista no fué tampoco tan fácil como decían
vinieron los eácidas, de quienes descendían Mil- las tradiciones, y varios pueblos no dejaron las
ciades y Cimón. De Mesenia los neleidas, que inexpugnables murallas de sus ciudades sin lar¬
formaron las poderosas familias de los alcmeó- ga resistencia. No tuvieron que combatir en Si¬
nidas, pisistrátidas y peónidas. Atica fué como cione, Epidauro, Cleona, Flionte y Trezena. Pe¬
el asilo de los fugitivos del Peloponeso y de ro Argos y Corinto no cedieron hasta después
la Grecia central. Los dorios, á los pocos años, de ataques repetidos y Micenas y Tirinto no ce¬
quisieron perseguirlos. Entonces se apoderaron dieron nunca. Estas dos ciudades conservaron
de Megara, pero detenidos por la abnegación de con su independencia sus recuerdos; cada año,
Codro, volvieron á su península (1045). En siglos enteros, celebraron una fiesta fúnebre en
medio del istmo que la separaba de la Grecia honor de Agamenón, y en la época de la in¬
centra], se alzó más adelante una columna don¬ vasión persa, suplicaron á los antiguos héroes
de se grabaron las siguientes palabras, en la del país que les ayudaran en la gran guerra de
parte correspondiente al Peloponeso: "Aquí es¬ la independencia.
tán los dorios" y en la que miraba á Atica: En Mesenia los descendientes de Néstor si¬
"Aquí está Jonia". Una larga y desastrosa ri¬ guieron asimismo libres en Pilos. Y si Laeede-
validad, había de probar esta diferencia. monia, ciudad abierta, cayó en poder de los
Tal es la tradición generalmente seguida so¬ conquistadores, parece que tardaron mucho
bre lo que se llama el regreso de los Heráclidas. tiempo en salir del valle superior del Eurotas.
Este relato circunstanciado puede reducirse in¬ Incapaces de tomar una plaza rodeada de bue¬
dudablemente á hechos más sencillos: Los com¬ nas murallas, los dorios se detenían en alguna
452 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
Se la encuentra en Tesalia, entre los beocios y nal elevándose por encima de las rivalidades y
hasta en Atenas. Fué en aquella época un he¬ los odios. En vez de tribus hostiles se ve por
cho general como las conmociones que la habían fin un
pueblo cuyas fracciones ha unido para
producido. Generalmente no se la estudia más siempre, entre sí, la guerra de Troya. Induda¬
•que en Esparta, porque la separación de las blemente, en el primer período prosigue la lu¬
dos razas y la sujeción de una á otra llegó cha de los helenos y pelasgos, ó de las tribus
á ser en la ciudad de Licurgo, el principio mis¬
primitivas; en el segundo, la victoria de los he¬
mo de la constitución. lenos es segura, la unidad de la nación se ha
Una aristocracia pavorosa y un pueblo siervo, establecido aunque no tenga otro nombre ge¬
tal es el punto de partida de la historiade los neral en Homero que el de panaqueos.
be hasta la aristocracia más estrecha; otro que respeto y obediencia. Pero ¿quién puede rei¬
baja hasta la más amplia democracia; cada cual vindicar este origen si no lo demuestra con su
•concibe diversamente el arte, la ciencia y la valor? Enrié el pueblo y los nobles no hay
vida y habla dialecto diferente. valladar infranqueable. Nadie puede vivir pere¬
Pero antes de estudiar esas dos figuras impo¬ zosamente de la gloria de sus abuelos. Como
nentes de la griega, detengámonos todavía
raza
en los tiempos heroicos para ver sus costumbres, (1) Helbig: "DIe Sittlichen Zustsende des
Griech. Heldenalters" 1839. Hunboldt "De Civi-
su religión y su organización social. tate Homérica" 1839, y las obras antes citadas.
COSTUMBRES Y ORGANIZACION SOCIAL 453
entre los antiguos escandinavos, todo pertene¬ más lo hacía respetar en aquellos tiempos, ésto
ce al más intrépido. es: la fuerza. Agamenón era el más valeroso
La supuesta descendencia de los dioses no entre todos y sus soldados los más numero¬
por fuerza tenía que ser inmutable, nada podía más que un jefe es igual á sus compañeros.
variar, como la divinidad misma. Los nobles ó los buenos, los justos, como se
Aquí quien manda es el hambre, y por con¬ les llamaba, eran los descendientes de ciertas
siguiente, todo será movimiento, todo será pa¬ familias que gozaban de la predilección de los
sión, deseos sin límites y esfuerzos audaces. dioses. De de ellos recibían como por de¬
manos
por palacio (donde, en caso necesario, se encie¬ En el intervalo entre los combates se ejereita-
rran con sus tesoros) uno de
aquellos recintos
de piedras enormes, que les legaron los
pelas-
gos, ó que á ejemplo suyo han construido. Pero
esos reyes consultan
á los nobles en todos los
negocios. Si juzgan, lo hacen auxiliados por los
viejos y los sabios. Sus rentas son los donati¬
vos voluntarios, los frutos de sus
dominios, y, la
mayor parte, el botín y los sacrificios, una
porción doble de la carne de las víctimas. Para
darse á conocer, no tienen más insignia que el
lejos de sus hogares y una lucha llena de pe¬ los rapsodas que, como los bardos célticos, re¬
ligros, exigen una mayor concentración del cibían-grandes honores, porque conservando la
mando.
genealogía de los héroes, recordaban la glo¬
Además, Agamenón unía á su título lo que ria de las familias. Pero aquellos guerreros
454 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
tampoco desdeñan los trabajos manuales, como ción religiosa; no había sacerdotes, mejor di¬
hacía Vulcano, hijo del amo de los dioses. Uno cho, había clero constituido aparte, ni libro
no
de ellos, muerto delante de Troya, es celebrado santo, como la Biblia, los Vedas ó el Zend
por Homero, como muy hábil e¡n toda clase de Avesta, es decir, no había cuerpo de doctrinas
trabajos y amado, especialmente por esta razón, consagradas, doble hecho fundamentalísimo en
de Minerva. Ulises se sirve lo mismo del la historia del desarrollo intelectual de los
hacha de la lanza. El se construye su
que helenos. El rey es
el primer pontífice, inmola
cama y buque. Aquiles mismo hace todos
su la víctima, sin creer por eso que está reves¬
los preparativos del festín y los carpinteros tido de un carácter sagrado (1); cuando sacrifica
hábiles son admitidos á la mesa de los reyes, por su pueblo lleva á cabo una función públi¬
ca. Todo jefe de familia es el sacerdote de su
junto á los médicos y á los cantores inspira¬
dos por las Musas. Sin embargo, esta aristo¬ casa.
cracia vivirá siglos. Y es que no sólo tiene á Pero la superstición es uno de los instintos
su favor la fuerza y el respeto tradicional más naturales del
de los hombre, y nunca se ha limi¬
pueblos, sino también la riqueza. La maza de tado el culto á un acto de adoración y recono¬
Hércules y su piel de león no bastan ya á los cimiento al sér supremo. Todos los pueblos
guerreros; necesitan un carro de guerra, caba¬ han querido arrancar al porvenir los secretos
llos fogosos y una armadura completa, tan que ha de guardar siempre, y han tenido bru¬
costosa que se la suele creer donativo de los jos, magos, ó como los griegos, adivinos que
dioses, y tan fuerte que asegure al jefe en la interpretaban los signos celestes, alucinados
pelea, como al caballero de la Edad Media, in¬ que veían el mundo invisible, convulsionarios
mensa ventaja sobre la muchedumbre entrega¬ como la Pitonisa de Delfos que sentían agi¬
da sin defensa á sus golpes. tarse al dios dentro de ellos, y expresaban 3us
Debajo de los nobles, que componen el con¬ voluntades. Los griegos creían á aquellos adi¬
sejo del rey y en la batalla la línea de los ca¬ vinos en relaciones directas con los dioses y los
rros de guerra, está la muchedumbre de los consultaban confiadamente. Así, el templo de
hombres libres y más abajo los esclavos. Los Diana tenía ministros que hacían hablar á sus
primeros forman en todas las ocasiones impor¬ encinas proféticas y á sus palomas sagradas,
tantes una asamblea que se reúne alrededor y los oráculos de Apolo en Delfos los tradu¬
del círculo de piedras pulimentadas donde los cía por la boca de sus sacerdotes. Orfeo acompa¬
jefes se sientan con el rey, en medio de la ñó á los Argonautas con sus cantos, en su largo
plaza pública. Si aún no toman parte en la viaje, pero también les explicaba los signos
deliberación, en cambio oyen discutir ante ellos celestes. Los adivinos más famosos fueron
todos los asuntos importantes, é influyen con sus Anfiaraos cerca de los siete jefes, en la pri¬
murmullos, favorables ó adversos, en la deci¬ mera guerra de Tebas; Tiresias y su hija Man¬
sión que se ha de tomar. "Cuando ha hablado to fueron los de los tebanos, y Calcas que siguió
un rey, la asamblea aparece conmovida como las á los griegos en la
de Troya. guerra
olas del Icario que el Euro y el Noto levantan Ciertas familias pasaban por tener, por de¬
hasta las nubes, ó como el vasto campo de espi¬ recho hereditario, la
inspiración divina y el
gas, agitadas por el viento." Por eso quiere Ho¬
mero que Caliope sea
la compañera asidua de los (1) Hay que exceptuar al gran sacerdote de
los cablres de S'omotracia que era al mismo
reyes para suavizar con la elocuencia los arre¬ tiempo soberano de la isla, como tal vez el de
batos Apolo en Délos. Pero hasta los que tenían sa¬
populares. cerdocios hereditarios no dejaban de ser ciuda¬
danos en todo lo demás. Se les Imponía mayor
Encontramos, pues, por muy alto que nos
pureza de costumbres. Muchos sacerdocios eran
remontemos en la historia de Grecia, la cos¬ desempeñados por mujeres; la sacerdotisa de
Ceres tenía la cabeza coronada de adormideras
tumbre de las asambleas y de la discusión y espigas; la de Minerva en Atenas, llevaba
égida, coraza y casco. El templo de Baco estaba
pública. La necesidad de conocer antes de man¬ servido por catorce vírgenes, á semejanza de las
vestales de Roma. (Demóstenes "in Neoer".)
dar, aguzó el ingenio de este pueblo; todas sus Muchas de estas sacerdotisas estaban obli¬
facultades estaban siempre tirantes y despier¬ gadas al voto de castidad, como lo demues¬
tran los pasajes de Pausanias. Los sacerdotes
tas para llegar á lo más alto. de Diana, en Efeso, eran eunucos. Por lo de¬
más, estas privaciones, como otras abstinencias,
Aquel pueblo, ya tan libre en su constitu¬ no tenían ninguna relación con la idea cristia¬
na de la maceración de la Hubo también
ción política, lo era más aún en su organiza¬ carne.
cofradías religiosas. V. Maury, t. II, ca*. XII.
costumbres y organizacion social 455
•que tenía entre sus abuelos á un adivino ya- sacerdotes que ejercían, con exclusión de los
mida, cuenta cómo recibió su raza el don de laicos, ciertos sacerdocios, como los de Júpiter
prever lo porvenir. "Evadne, joven de cabellos en Dodona y Apolo en Delfos, no formaron
de color de violeta, vivía á orillas del Alfeo. una corporación separada del resto de los ciu¬
Allí, amada por Apolo, disfrutó por primera dadanos, y nunca hicieron como tales un papel
vez la dulzura del amor. Allí
también, un día político. En una palabra, los griegos no tuvie¬
que había ido á sacar agua, se vió obligada á ron casta
sacerdotal, como no tenían casta mi¬
soltar el cinturón de púrpura y la vasija de litar.
plata. En seguida el dios de la rubia cabellera Las costumbres eran sencillas y sin fausto,
le envió á Ilicia que calma los sufrimientos y porque la gente era pobre y con libertad desco¬
nació el hijo de sus entrañas y de sus queri¬ nocida en Oriente, pues se necesitaba á todo
dos dolores, Jamos. Quebrantada por el pade¬ el mundo. En Grecia, apenas existió la clase
cer lo
dejó en el suelo, pero por orden del dios, servil; los comprados ó los cautivos en la gue¬
alimentáronlo dos serpientes de ojos verdes con rra eran más servidores que esclavos. Eumeo,
el jugo de las abejas. Cuando la hermosa el
juven¬ viejo pastor, esperaba que Ulises, de regre¬
tud le puso en la frente la corona de oro, so en Itaca, le diera una casa, un campo y
bajó en medio del Alfeo é invocó á su abuelo, una mujer, y cuando encuentra
al hijo de bu
al poderoso Neptuno, así como al dios del arco amo, le besa en la frente y en los ojos. Alcestes,
456 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
moribunda, alarga la mano á sus esclavos para roe sinsudario, cuando la Parca cruel le entre¬
la suprema despedida. gue á la muerte?"
La condición del esclavo es suave, la de la Sin embargo, en aquella época en que se hon¬
pueblos orientales (excepto los judíos), mues¬ ble (1). Elena, de regreso á Esparta y en la
tra cierta de que la sociedad política tendrá morada de Menelao, es tratada como esposa y
también una constitución mejor, más justa y como reina. Si Andrómaca y Penélope son
más libre. La poligamia está prohibida y si modelos de piedad conyugal, si Alcestes, Laodorí
todavía se compra á la mujer griega ya no nda y Evadné, mueren por su esposo y no quie¬
está condenada á la obscuridad y á la sole¬ ren
sobrevivirle, Clitemnestra, Antea, Fedra,.
dad del harém. Vive á la luz del día, á lo me¬ Alcmenes y todas las mujeres raptadas ó se¬
nos en los primeros tiempos. Más adelante su ducidas por los héroes y por los dioses, demues¬
tran la indulgencia de los hombres de aquel
Ara de sacrificios
víctima se niegan á recibirlo, el asesino no
y trípodes.
tiene más que huir ante la venganza conjura¬
existencia parecerá más
severa; en Atenas, la da de la familia ó de la tribu, porque todos los
encerrarían en el
gineceo (1). Pero hasta en¬ miembros son solidarios de la ofensa.
tonces había progresado, porque el dote, que Aquellos odios sólo la muerte aplaca,
que
será propiedad suya, asegurará sú porvenir. En nos llevan al fondo de losbosques de Germania
la época que estudiamos algunas tienen ya la y del Nuevo Mundo. Pero los guerreros fero¬
ces de Odin
dignidad severa de la matrona romana y no to¬ y del Gran Espíritu nada tienen
leran rivales. Laertes compra á Euriclea al que ver con los héroes de Homero, con aquel
precio de veinte bueyes, pero según dice Ho¬ pueblo griego que se hace querer siempre á pe¬
mero, "aunque fuera muy joven, no la tomó sar de sus defectos, sus
astucias y sus violen¬
por compañera, teniendo á su esposa". Como cias, ya que ninguno ha dado mayor desarro¬
el héroe no desdeña los trabajos manuales, á llo á los sentimientos tiernos y poéticos de
la mujer corresponden los cuidados domésticos. nuestra Naturaleza. Con aquella viva imagina¬
Las hijas de los reyes van en persona á sacar ción que les hizo crear tan pronto una poesía
agua de la fuente, como la hermosa Nausicaa. encantadora, con aquel corazón abierto á todos
Andrómaca da de comer á los caballos de Héc¬ los nobles arranques, los griegos parecen do¬
tor. Elena trabaja en bordados maravillosos y tados de juventud eterna. Como cada uno de
Penélope sólo doma la impaciencia de los pre¬ nosotros en ese momento de la existencia, aman
que se desbordan por la Naturaleza entera y la de respeto, era llevad» por los parientes al lu¬
animan. gar de su sepultura; delante iban tañedores
Nada de largas eomidas y groseros placeres, de flauta, que tocaban música lúgubre al modo
eomo entre los pueblos del Norte, nada de em¬ frigio. Detrás iban lai plañideras voluntarias
ó pagadas.
briaguez. Apenas ha dado el griego, a!
cuerpo un sobrio alimento, quiere juegos, ejer¬ El uso de enterrar á los muertos precedió
cicio, danzas, bardos que le canten las glorias á la incineración, que 1 icurgo prohibió en Es¬
de los héroes como los nuevos vates les cantan parta, y que por ser más costosa, nunca se'.ge-
hoy las hazañas de los Kleftas. Si el extran¬
jero se presenta á la puerta, se le festejará
sin curiosidad indiscreta como enviado de los
dioses, hasta el desterrado, hasta el homicida
fugitivo, al huésped y al mendigo los
porque
envía Júpiter. Su cólera es terrible. En el
agradables del carácter helénico: la venalidad funerales de los muertos ilustres, solía haber
y la astucia. En todo Aquiles hará un Sinón; juegos fúnebres. :
pero no un Tersites. Con auxilio de nesiodo y Homero, podría¬
En los funerales se colocaba un óbolo entre mos trazar también el cuadro de los conocimien¬
los dientes del muerto, para que pudiera pagar¬ tos y las artes que poseían los griegos en aque¬
le el pasaje á Caronte, sombrío navegante de llos tiempos. No tenían más que un
remotos
la Estigia, y á veces en las manos una torta arado de madera para abrir el seno de la tierra,
de miel para apaciguar al Cancerbero. Al cuer¬ y no pedían á ésta más que abundante cosecha
po, bien lavado y untado con perfumes, se le de cebada, algunas legumbres, un poco de trigo,
vestía su mejor traje, se le coronaba de dores vino y aceite. El grano se molía á mano entre
y se le exponía en un lecho de respeto. Delan¬ dos piedras planas; los racimos de uvas se se¬
te de la puerta, que quedaba abierta, se ponía caban al sol después de haberlos cortado, y lue¬
un vaso lleno de
agua lustral, con el cual se go se pisaban en el lagar. El aceité no servía
echaba una aspersión á cuantos salían, uso que más que para la comida ó para ungir el cuerpio.
hemos conservado, como tantos otros ritos anti¬ El alimento ordinario eran tortas de cebada, le¬
guos que el cristianismo no ha podido, ó que¬ gumbres y pescado fresco ó salado. No se comía
rido, quitar á los pueblos. La mañana del ter¬ pan de trigo ó carne fresca más que los días de
cer
día, el cuerpo, siempre echado en el lecho fiesta y en los sacrificios. Sabían esquilar las
TOMO III 29
458 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
crvejas y tejer la lana, trabajaban el cobre y ape¬ de un héroe, Jasón, Ulises ó Menelao. El rap¬
nas el hierro, cuya explotación es mucho más soda, eco viviente de la Musa popular, recogía
todos los rumores, los aumentaba con sus pro¬
representaban en sus templos hasta al Amor y práctica del brahaman indio que hace consistir
las Gracias. Los cuadros del escudo de Aquilas la dignidad y el poder del hombre, no en las
no son más que sueños del poeta. La música obras, sino en la meditación ociosa y estéril de
nacía. Los tiempos heroicos habían conocido los las perfecciones de la divinidad! Ahí están Orien¬
sonidos armoniosos de la lira de Anfión y Or- te con su misticismo que acaba, y Grecia, con
feo; Aquiles, en su barco, distrae sus largos la civilización moderna que empieza.
ocios con los sones de la lira.
El centauro Quirón había descubierto ó ave¬ CAPITULO VI
riguado las propiedades medicinales de ciertas
Religión de la edad heroica.
plantas, y toda la ciencia de Podaliro y Macaón
consistía en incisiones y medicación externa. Lt No de la religión griega más que si
conocemos
mismo Esculapio creía eficacísimos para suavi¬ última forma, cuando el tiempo y la reflexión
zar el dolor, los cantos armoniosos
y las pala¬ ordenaron el caos de las creaciones primitivas,
bras místicas. Por aquel lado la medicina era cuando los conceptos espontáneos de las prime¬
una parte de la religión, y los médicos una es¬ ras edades quedaron cubiertos
<él á través de ficciones ingeniosas ó bri¬ encontrado la filiación de las lenguas. Gra¬
llantes y á veces irreverentes. La Juno que cias á esta influencia de los recuerdos, el culto
presenta Homero es bien huraña y el castigo
que lé impone Júpiter colgándola de una cadena
de oro con un yunque en cada pie, resulta algo
tritivo; en el Liceo, la cima más alta de Arcadia, Elida, su culto desapareció pronto para acrecen¬
tar el de Demeter. Plutón el rey
de los espa¬
era
y en el monte Dicté, en Creta. Los cretenses no
tenían reparo en contar su nacimiento y en en¬ cios subterráneos, después el dios de los muertos
señar su tumba. que se depositan en la tierra y luego el de las
El culto del cielo estaba asociado con el de riquezas que se encuentran en los abismos. Así
con el dios de la tierra casó Proserpina, hija de
la tierra. Los peleiades de Dodona decían des¬
la diosa de las mieses.
pués de la invocación á Zeus: "La tierra pro¬
duce frutos, hónrala con el nombre de madre". El antropomorfismo sedesprendió muy lenta¬
Se la llamaba, pues, Tierra Madre, nombre mente del naturalismo antiguo: los casamientos
que se convirtió en Demeter y se dió á Ceres. y la generación de los dioses vinieron todavía
En Mantinea se conservaba en su altar fuego más tarde. Hera, en su origen, era la virgen ce¬
leste que reinaba en Argos y no la esposa del
perpetuo, como el de Ves ta en Roma. Los him-
señor de los cielos.
Con las creencias de los
tiempos primitivos, se
enlaza el culto delfuego, Hestia (Vesta), el que
arde en el hogar doméstico, en el altar de los dio¬
Los tres Zeus. (Pintura'de un vaso.) ciones locales del principio de la generación. Her¬
mes era también un dios tracio. A este propósito^
nos cantados
en sus templos la hacían proceder Herodoto dice: "Los tracios no adoran más que
de Creta y venía de más lejos todavía, pues era á Ares, Dionisos y Artemisa, pero los reyes
la diosa viajera que hacía nacer las mieses á honran principalmente á Hermes, del cual se
su paso. En Eleusis se atribuía á los tracios creen descendientes,
y no juran más que por él".
la fundación de sus misterios. Zeus, Apolo, La leyenda mitológica procedía del siguiente
Dionisios, Atenea y Poseidón, y tal vez Artemi¬ modo. Tomábase una de las ideas abarcadas en
sa, entraron también en Grecia por dos partes; el concepto general de un dios, y ella formaba
por el Norte y por el Sur, por mar y por tierra. una divinidad nueva, cuyo elemento primitivo
Los dioses siguieron, naturalmente, el doble al juntarse con otros elementos nuevos, acababa
camino de las naciones. La nube luminosa que por perderse. El espíritu de los griegos fué un
el celoso dios de Israel envió para guiar á su espejo de mil lunas, cada una de las cuales re¬
pueblo, nada alumbró detrás de sí; los hués¬ flejó un aspecto distinto de los infinitos de la
pedes divinos que consigo llevaron los griegos Naturaleza.
por las olas del mar Egeo y por las costas de Esto es cuanto
puede considerar como im¬
se
Tracia, dejaron jalones en el camino con los al¬ portación de los pelasgos á la religión helénica
tares que mandaron alzar y los recuerdos que y los dioses que les debieron el derecho de ciu¬
quedaron. La historia de los dioses llega á ser dadanía en el Olimpo.
aquí como una reproducción de la de los hom¬ Los fenicios de Sidón, propagaron el culto do
bres. su divinidad
protectora, Astarté ó Afrodita, cu¬
En oposición con el dios del cielo hay dos di ya imagen adornaba la proa de sus navios para
vinidades: Saturno (ó Cronos) y Ades (Plutón). protegerlos contra las olas, lo cual expresaron
El primero es el suelo fecundo, y excepto en prácticamente ■ los griegos al decir que Venus
RELIGIÓN DE LA EDAD HEROICA 461
siempre hizo papel muy secundario en Gre¬ á los héroes con su égida en medio de la batalla.
cia, y Atena que tuvo por emblema el Pero era inevitable que la diosa de las agrias
olivo, indígena en las costas asiáticas. Del¬ incorruptibles y del aire impalpable, fuera tam¬
fos, Olimpia y Atenas, parecen haber hon¬ bién la de la castidad y la pureza moral, cuando
rado primitivamente á Poseidón con un culto el politeísmo griego, escapándose del naturalis¬
Moneda con la cabeza y el trono de Zeus. midos, y por último, Ares (Marte) el dios de la
matanza, tal vez la principal divinidad de Tra-
honrado entre los
dorios, excepto en Corinto. cia, son seguramente de origen extranjero.
Las leyendas posteriores hicieron de él natural¬ Pero el más importante de tocios aquellos mo¬
mente^ el esposo de Demeter; el elemento húme¬ vimientos religiosos fué la introducción en Gre¬
do que fecunda^ á la tierra. cia del culto de Apolo. Este dios parece en rela-
462 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
ción conNeptuno. Ambos trabajan para volver ron cerca de la Fócida, rindieron una misma
á levantar los muros de Troya; ambos son tam¬ veneración á los dos santuarios de Delfos y
bién las grandes divinidades de la costa asiática, Tempe, y cada año fué una procesión religio¬
y un insular, el cretense Minos, es quien lleva sa del uno al otro.
consigo á todas partes el culto del hijo de Zeus. gran divinidad de ambas
Apolo resultó así la
En Grecia, el culto de Apolo no era todavía po¬ mitades del mundo helénico, de los jonios en
pular en tiempo de la guerra de Troya, pero tu¬ Délos, de los dorios en Delfos, y fué el dios
vo una doble cuna: el valle de Tempe (donde civilizador de Grecia. Bajo el influjo de las
empezó humildemente, puesto que Apolo, se¬ ideas inherentes á su culto, aparece una ci¬
gún la leyenda tésala, sirvió al principio como vilización más alta, y empieza una edad nueva
pastor á Admeto), y la isla de Ortigia "donde de la vida helénica.
los cantores armoniosos de Febo, los cisnes de La sociedad organiza mejor; se desarrolla
se
Meonia, dejando el Pactólo, dieron siete vueltas la vida urbana y se elevan templos para los
alrededor de la isla santa, para celebrar el na¬ dioses en lugar de los primeros santuarios que
cimiento del hijo de Latona". Los primeros al¬ fueron la cumbre de los montes y la sombra
tares de Apolo en la Ilélade, se elevaron en el de las encinas, en Dodona. Ciertos lugares con¬
Olimpo y en la roca de Delfos. El tercero que sagrados, como un montón de grandes piedras,
borró la fama de los demás, fué el que se supo¬ en el monte Liceo de la Arcadia y grutas como
ne elevado por los cretenses en Crisa, á orillas la de Pan en el Parnaso y la de Zeus en Creta.
del golfo de Corinto, y que se llevó luego en me¬ En esta isla la construcción de los primero»
dio de las rocas del Parnaso, en un lugar ma¬ templos no fué anterior á Epiménides. Home¬
jestuoso más favorable á la seguridad de los sa¬ ro no los menciona en Grecia, y Calímaro dice
los gritos salvajes. Los dioses se acercan al de las Ninfas que viven en los montes de gar¬
hombre y le revelan sus designios con la voz de gantas profundas. Tuvo también, pero sin go¬
los profetas, porque Júpiter había dado á Apo¬ zar los encantos del amor, á Pontos, el mar
lo inspiración divina y le había hecho sentar en estéril de olas liirvientes, y habiendo comparti¬
el trono profético. (Esquilo, Euménicles, .15). do el lecho del Cielo ó Urano, dió á luz al Océa¬
Las costumbres se suavizaban. El culpable no no, que habita en los abismos profundos, á
era condenado á una muerte cierta, y el cri¬
ya Ceos, á Crios, á Hiperión y á Jacet, á Teya y á
men dejaba de ser una mancha hereditaria que Rhea, á Témis y á Nemosina, á Febe, que lleva
se había de castigar hasta en la la corona de oro y á la amable Tetis. Después
posteridad del
culpable. La expiación podía borrar. ^1 pecado, de todos estos, dió á luz al astuto Saturno, el
y el remordimiento quebrantaba el poder ven¬ más terrible de sus hijos, que se convirtió en
gador de las Erinias. El mundo de la armonía, enemigo de su padre vigoroso. Luego tuvo á
de la inteligencia y de la gracia, sustituyó al del los Cíclopes: Brontes (el trueno), Esteropes (el
caos, las tinieblas, la fuerza y el terror. D el¬ rayo), Arges (el relámpago), que sirvieron de
fos es su centro, como el de todo el Universo, ministros á las potencias superiores, á los
y desde allí el dios derrama sobre la raza helé¬ Titanes y Centimanos que reinaron unos bajo
nica la inspiración de los versos, de la música tierra y los otros en las profundidades del
y al pie de sus altares coincidieron en la misma y Saturno se arma con ella para mutilar á su
súplica la misma fe el hombre de sangre
y en padre, pero la herida es fuente de vida;Ta san¬
dórica y el griego de raza jónica. Nada hacía gre del mutilado produce otros dioses; los Gi¬
Esparta sin consultar en Delfos á su oráculo, y gantes, las Erimias y la graciosa Afrodita. El
Atenas como toda la Jonia, le honraba en Délos mismo Saturno se ve obligado por su hermano
con fiestas solemnes. Los milesios establecieron mayor Titán, á devorar á sus hijos Neptuno y
su culto en todas
colonias, desde Naucratis
sus Plutón. Rhea Ies devuelve la vida y salva á
en orillas del
Nilo, hasta la Táurida, en el fondo Júpiter que asediado por los titanes, destrona
del Euxino. Los demás dioses siguieron .siendo á Saturno y se apodera del imperio del mundo.
divinidades secundarias. Sólo Apolo y Zeus fue¬ Para conservarlo, tiene que luchar contra su»
ron los dos grandes dioses nacionales. ant i g uos alia¬
quebrantable morada de los dioses bienaventu¬ ¿Es esta lucha un recuerdo de la oposición
NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
religiosa de los pobladores? Posible Por eso (como los fenómenos que expre¬
no son
es. Se en¬
cuentra un eco de ella hasta en medio de las san), seres necesarios
y eternos. "Moriréis, —
edades recientes. El dualismo les dice Prometeo, —
y un día oirán los pue¬
religioso se conoce
todavía Esquilo. Los nuevos dioses no siem¬
en blos una voz que dirá: ¡ los dioses han muerto!"
pre son para él las divinidades más morales, Aquellos dioses del Olimpo homérico, terri¬
c.omo por ejemplo Júpiter y Prometeo, en el bles á la alegría y al dolor, en comunicación
Prometeo encadenado; Apolo y las Furias, en continua con los habitantes de la tierra, no eran
las Euménides. "Nuevo dios, — dicen éstas á de aspecto ni poderíoterribles. Tenían to¬
muy
dos los defectos de la Naturaleza humana, to¬
A200I0, — ultrajas á diosas antiguas".
Se ha sostenido que se habrán conservado das nuestras pasiones, la
cólera, el odio, la vio¬
en los misterios creencias
pelásgicas, eco de los lencia, hasta nuestras miserias. Apolo y Nep¬
tuno fueron esclavos de Laomedón. Los aloi-
grandes sistemas teológicos de Oriente. Nada de
éso. Los misterios tenían probablemente un ori¬ des, tuvieron durante trece meses á Marte'en¬
cerrado cárcel de bronce. "La servidum¬
gen más reciente y diferían menos por el fondo en una
que pór la forma de la religión popular. Esta bre, exclama el poeta, — Ceres, la sufrió.
—
no encerraba á =11? dioses .en un santuario im¬ También la padecieron el forjador de Lemnos,
Neptuno, Apolo, el del arco de piala, y el terri¬ y de un salto franquean sus corceles tanto es¬
ble Marte". En los combates delante de Trova, pacio como podía abarcar con la mirada en un
Venus, Marte, Plutón y Juno misma, la reina día tranquilo y sereno, un hombre sentado en un
«del Olimpo, fueron heridos por mortales. promontorio sobre la inmensa extensión de la
""Corre su sangre — dice Homero, — pero san¬ llanura azul.
gre como la de los dioses, semejante al rocío, una Tales dioses no podían tener más que un im¬
especie de vapor divino, porque no alimentán¬ perio frágil y limitado. El dios de ciudad una
dose los dioses de los dones de Ceres, ni de los no era el de otra. Minerva reinaba en Atenas,
prásenles de Baco, no tienen sangre terrestre 3r Ceres en Eleusis, Junp en Tebas, Venus en
guerrera como la nuestra, y por eso gozan la in¬ Chipre.
mortalidad". En otras partes no recibían más que hono¬
Homero da á veces á sus dioses aspecto más res
limitados, á
veces no encontraban más que
y
grandioso. Cuando Minerva searma para el indiferencia. "No temo á los dioses de este país,
dice el heraldo
Suplicantes de Esquilo en las
para cubrir los numerosos batallones de su ejér¬ les debo la vida, ni la edad que he
—
porque no
cito que hubieran armado cien ciudades grandes, alcanzado". De ahí aquellas divinidades celo-
Mercurio
mil incidentes, que con las aventuras de sus
Veste.
406 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
héroes, alimentaron durante siglos, á la ima¬ pensamientos prudentes y enseña á las mujeres
ginación popular y al teatro. las labores bellas y las resoluciones cuerdas;.
Sin embargo, aquella mitología que refle¬ Venus, la hermosura; Marte, la guerra; Vulca-
jaba todos los fenómenos del mundo material no, las artes útiles; la casta Vesta, que presidía
y que personificó más adelante todos los del á las virtudes domésticas; Ceres, que hacía ma¬
mundo moral, conservó siempre el rastro de las durar las mieses; Diana, la luna, y Mercurio,
teologías orientales y del naturalismo de donde mensajero de los dioses que protegía el comer¬
había salido. Sus dioses siguieron, hasta cierto cio y daba la elocuencia.
punto, identificados con las potencias de la Na¬ Pero había otros muchos dioses: Plutón, so¬
turaleza. Júpiter no fué solo el dueño del Olim¬ berano de los infiernos é hijo de Saturno; Baco
po, el esposo de Juno, el héroe de diversas y Esculapio, divinidades de origen más recien¬
aventuras, en que el padre de los dioses se dig¬ te (1), y todos los dioses secundarios de los cam¬
naba descender hasta las hijas de la tierra, fué pos, los bosques y las aguas; Pan, los Faunos,
también el aire que envuelve toda la creación. los Sátiros, las Driadas, las Náyades y las Oceá-
Apolo, dios de la poesía y las artes, era también nidas, las Nereidas, los Tritones que, jugando
entre las olas, seguían el carro de Neso y An-
dios supremo, á quien obedecen los demás, sino un temor saludable. Se creía que velaban
y protector de toda la raza de los helenos; Juno
ó Hera, venía del cielo, cuyo símbolo era el pa¬
(1)
En Homero, Esculapio no es más que un
vo real, hombre, 6 á lo menos no es completamente un.
porque los ojos brillantes de su plumaje dios. En
Epidauro se le adoró en forma de ser¬
extendido recordaban el firmamento estrellado; piente que se alimentaba en su templo. Este ex¬
traño símbolo revela, sin duda, una importación
Neptuno, dios de las aguas; Apolo, el sol que extranjera,. probablemente fenicia; al dios semí¬
tico Aschmun se le representaba así. Sobre la»
alumbra y la inteligencia que inspira; Minerva, curas maravillosas verificadas en sus templos,
véase Maury, II,- 455 y sig\ También se hablaba,
la sabiduría y la ciencia, que da á los hombres
como es natural, de muertos resucitados.
RELIGIÓN DE LA EDAD HEROICA 467
por la santidad de los juramentos y sus altares preciando las leyes de Júpiter y su presencia
eran el asilo inviolable de los suplicantes. Som¬ violan la justicia en las plazas públicas, y la
bríos é inexorables ministros de las venganzas hacen esclava de sus pasiones, el dios irritado
celestiales, las Furias perseguían á los pueblos desencadena las tempestades que hacen gemir
vivos ó muertos. Con los cabellos entrelazados á la tierra. Desbórdanse los ríos, ministros de
de serpientes, armada la mano con un látigo de su cólera; los torrentes arrastran montañas,
víboras, y en la otra una antorcha, espantaban árboles y rocas, y los campos del labrador no
el alma y les torturaban el corazón. El impío son más que miseria y desolación". Hesiodo
que penetraba en un templo, se sentía en se¬ dice más todavía: "Oh, Persés, escucha á la
guida sobrecogido de frenesí furioso. justicia: cubierta con una nube sigue á los pue¬
Las Furias, creaciones terribles del pensa¬ blos para castigar á los malos. La ciudad que la
miento, eran tanto más necesarias, como san¬ honra prospera i la paz alimenticia la habita,
ción moral, á aquella religión, cuanto que ésta porque Júpiter que todo lo ve nunca manda la
era bien poco explícita sobre la vida venidera. guerra implacable ni el hambre en medio de los
Sin duda había en los infiernos
suplicios para hombres justos. Para ellos da rica mies la tierra;
los culpables y los justos.
recompensas para
Pero ¡qué estéril es la brillante imaginación de
los griegos, cuando hay que describir esto!
En los Campos Elíseos, enmedio de bosqueci-
llos de frutos y flores, en una primavera per¬
viendo á un pobre labrador, á reinar aquí so¬ en la montaña la encina da sus frutos; las ove¬
bre todas las sombras de los muertos". jas se cubren de pesado vellón las mujeres y
Hesiodo, que tan bien conoce la genealogía de tienen hijos semejantes á sus padres. Pero á
los dioses, no sabe sobre ésto más que Homero. veces una ciudad entera es castigada por un solo
Los héroes inmortales "gozan en paz de la di¬ malvado que falta á la virtud y maquina crimi¬
cha en las islas Afortunadas, á orillas del hon¬ nales proyectos. Desde lo alto del cielo el hijo
do Océano. Cogen tres veces al año frutos dul¬ de Saturno lanza sobre ellos un doble azote, la
ces, como la miel, de árboles siempre floridos", peste y el hambre, y los pueblos perecen, las
y esa inmortalidad no se promete más que á los mujeres quedan estériles, las familias decrecen.
héroes, la muchedumbre no debe contar más que O destruye su vasto ejército, derriba sus mura¬
con los bienes
y males de aquí abajo, que los llas, ó se venga en sus naves que traga el mar.
dioses le dispensan. Pero hay solidaridad ¡ Oh, reyes! Pensad vosotros también en esas
entre todos los miembros de la misma ciudad y venganzas, porque 30.000 genios, ministros de
de la misma familia. Los hijos serán castigados Júpiter, miran las acciones de los hombres y
. ó recompensados hasta la tercera generación por recorren sin cesar la tierra; la justicia, virgen
las faltas ó virtudes de los padres, los pueblos inmortal, está sentada al lado del dueño de los
por los reyes, los reyes por los pueblos. Un cri¬ dioses".
men individual atrae el hambre ó la peste, la El mismopensamiento se encuentra cinco si¬
piedad las aleja; creencia precisa á falta de un glos más en Esquilo y en Herodoto.
tarde
móvil más enérgico y poderoso vínculo de la Consultada la Pitonisa sobre un depósito que uu
familia y la ciudad. espartano quería negar, le dice: "Piensa que del
"Cuando los hombres (dice Homero), menos¬ juramento nace un hijo sin nombre, sin manos
468 NOVISIMA HISTORIA. UNIVERSAL
-antiguos, con sacrificios humanos. Si el olor lebridad con sus hazañas ó sus servicios, y les
y de las víctimas quemadas en los altares era para tributaban un culto sin libacionés ni sacrificios,
bellos delicioso perfume, es que la oblación hecha pei'o con oraciones y honores fúnebres; los Ve¬
por el suplicante de una porción de sus bienes neraban como á genios tutelares que velaban
¡■•demostraba un corazón humilde y arrepentido. por sus adoradores, los auxiliaban en el infor¬
Por otra parte, el di»s permitía á sus adorado- tunio é intercedían por ellos, cerca de las gran¬
res, como un padre bonachón á sus hijos, que des divinidades. Tales eran, no sólo Hércules,
:
; se sentaran al festín que se les servía y compar- Teseo, Jasón, Perseo, etc., sino también jefes
;! tieran con él la víctima. Un sacrificio era una de emigraciones, fundadores de ciudades, pa¬
i- comida sagrada, una especie de comunión reli- tronos de familias ó de corporaciones. Cada ciu¬
giosa entre el dios, los sacerdotes y los fieles. dad, cada pueblo tenía los suyos, como sus di¬
■
»
Estos, para honrar al dios, consumían gran can- vinidades locales. Las diez tribus de Atenas, hon¬
:
tidad de viandas santas, de tortas sagradas y raban á los héroes cuyos nombres llevaban.
de vino utilizado para las libaciones. Hasta en el fondo de la Fócida encontró Pau-
El sacrificio más cumplido, pero el más raro, sanias de estas leyendas maravillosas, á las cua¬
era el holocausto en que la víctima, reservada al les no faltó para llegar hasta nosotros, más que
dios solo, ardía por completo; el más solemne, haber nacido en el seno de ciudades menos obs¬
la hecatombe. El pobre que no tenía víctimas, curas. Era como un culto de los santos. En
ofrecía imágenes pequeñas de pasta, y según los tiempos posteriores, el oráculo de Delfos solía
filósofos de los últimos tiempos, aquel sacrificio estar encargado de pronunciar la canoniza¬
no era el peor acogido. Un tésalo rico inmolaba ción, mandando hacer sacrificios al nuevo dios.
en Delfos cien Cuando dos pueblos pactaban alianza, solía
bueyes de cuernos dorados; un
pobre ciudadano de Hermione, se aproximó al ocurrir que para demostrar su unión fraternal,
altar y echó un puñado de harina. "De los dos cada cual honrara á los santos del otro, asocian¬
sacrificios dijo la Pitonisa, — el último es el
— do á éstos á su culto nacional. (Pausan. Y, XV,
más grato al dios". Antes de acercarse al altar 7). En cambio los patrones de dos ciudades ri¬
era necesario purificarse. A la puerta del tem¬ vales, como ciertos santos de dos aldeas enemi¬
plo había un sacerdote que rociaba con agua gas en la Edad Media, no solían entenderse.
lustral las manos y cabeza de los fieles. Para Herodoto (V, 67), nos ha conservado la curiosa
lograr una purificación más completa, se acu¬ historia de la lucha de un tirano de Sicione
día á una especie de bautizo por inmersión. contra el héroe Adrasto. Este rey de Argos, an¬
Con señales se anunciaban las voluntades ce¬ tiguo jefe de los .confederados contra Tebas, te¬
lestes. Dos ág'uilas, cerniéndose sobre la asam¬ nía en Sicione una capilla donde coros ditirám-
blea convocada por Telémaco en Itaca y desga¬ bicos celebraban anualmente sus hazañas y des¬
rrándose el cuello con las uñas, predijeron á dichas. Aquella fiestade las más brillan¬
era una
los pretendientes la suei'te que les aguardaba. tes de la ciudad. Clisteno resolvió expresarlo
Las entrañas de las víctimas, la dirección de la para afrentar á sus enemigos los argivos, pero
llama y el humo del sacrificio, el vuelo de las la cosa era difícil y grave. Trató de que le au-
RELIGIÓN DE LA EDAD IIERÓICA 469
años, es decir, los ritos de su culto, y habiéndo¬ lino habla de cirios encendidos en su tiempo
los alcanzado, le consagró una capilla en el alrededor de las estatuas de los dioses que los
Pritaneo, y la colocó en el lugar más favorable, devotos adornaban lo mejor que podían.
para que pudiera defenderse mejor. Efectiva¬ El Estado y los particulares solían poner bajo
mente, Melanipos había sido enemigo mortal de la protección del dios, al lado de las riquezas del
Adrasto, á cuyo yerno y hermano había templo, el tesoro público ó
matado. Clisteno dedicó al recién llegado su fortuna privada.
las fiestas y los sacrificios que hasta entonces Entre losobjetos más pre¬
se habían celebrado en honor del rey de Argos, ciosos estaban las reliquias
y restituyó á Baco sus coros, y no dudó de que de los héroes; en Olimpia, el
Adrasto, humillado por su abandono y por los nombre de Pelops, cuyo con¬
honores tributados á su rival, se volvería es¬ tacto curaba ciertas enferme¬
tes, pero sobre los cuales no tendré ocasión de piadoso de Licas, les quedó
hablar. la caballera de Medusa que,
El templo, á lo menos el de las edades pos¬ colocada en sus muros, bas¬
teriores, se componía de un vasto recinto que li¬ taba para poner en fuga el
mitaba el terreno sagrado y que nunca debían ejército enemigo; también Figurita votiva,
invadir aquellos á quienes estaba prohibido par¬ era maravilloso el tobillo de
ticipar de los sacrificios comunes. En el centro Pirro. Las estatuas de los dioses debían de poseer
se elevaba el verdadero santuario que encerra¬ por lo menos tantas virtudes, y tenían otras
ba la imagen del dios, y á veces las de las divi¬ particulares: una curaba el reuma otra la
nidades ó héroes que el dios principal toleraba gota. La imagen de Hércules en Eritrea, había
en su mansión. Así tienen los santos capillas devuelto la vista á ciego, y en Trezena la
un
particulares en nuestras iglesias. Cerca de la maza del héroe, caída al suelo, se había conver¬
puerta estaba la vasija con el agua lustral que tido en magnífico acebuehe. Generalmente los si¬
se conservaba echándola sal; debajo del
pura mulacros se cubrían de
sudor, movían los bra¬
atrio ó al pie de la gradería (Piranesis, Antigüe¬ zos, los ojos y las armas, haciendo grandes se¬
dades de Herculano, t. II, p. 30-31) el altar que ñales. En aquellos templos, focos de la supers¬
en su origen no era más tición popular, todo se animaba y hablaba, y ha¬
que un montón de pie¬
dras, y más adelanto una mesa de mármol ro¬ bía hasta milagros periódicos. En Andros, el
deada de guirnaldas de flores y adornada con día de la fiesta de Baco, el agua se convertía en
fieles muchas ofrendas en objetos preciosos, sino Folvé, jabalíes, corzos y ciervos. En el recinto
también tierras cuyo producto les pertenecía bajo consagrado á Diana había bosques y montes cu¬
la vigilancia de un consejo de fábrica y bajo con¬ biertos de árboles donde podían
dición de emplearlos en conservar el santuario criarse cerdos, cabras, bueyes y
caballos. Alrededor del templo se
plantó huerto de árboles fru¬
un
tales que daban toda clase de ex¬
celentes frutas, según la esta¬
y en los gastos del culto. Jenofonte nos da á co¬ palabras. "Lo primero es sacrificar á los
nocer una de estas fundaciones. Cuando los Diez dioses".
mil llegaron á Cesáronte, fué repartido el botín, Delfos tenía dominios tan grandes como una
reservando el diezmo de Apolo y Diana que los provincia.
generales recibieron en depósito para ofrecérse¬ El ateniense Nicias dió al templo de Délos una
lo á los dioses. Jenofonte repartió el dinero palmera de bron¬
que recibió con tal objeto en dos partes. De ce para el dios y
una hizo ofrenda á Apolo Délfico, y la puso una tierra de
en el Tesoro de los atenienses, y con la otra 10.000 dracmas
compró un campo, cerca de Escillonte que con¬ para los sacerdo¬
sagró á Diana. Allí erigió un templo y un altar, tes, que en cambio
y desde entonces siempre se ofreció á la diosa se obligaron á ce¬
un sacrificio y el diezmo del producto de las lebrar cada año un
rina de cebada, pan, los dioses, que con el diezmo del botín y en algu¬
vino, frutas, parte nos pueblos, con él de los frutos de la
tierra, iban
de las víctimas ce¬ á aumentar el tesoro de los templos; de modo que
badas en «los pastos estos fueron con frecuencia bastante ricos para
sagrados la caza,
y dedicarse á prestar con buenos réditos. No se ve,
eiertas horas y durante cierto tiempo, los bie¬ se encuentran en todas las religiones del
nes seguían agregados al templo con una admi¬ mundo.
nistración seglar, en vez de dominio sagra¬
ser Tal era rasgos generales el politeísmo
en sus
ndo de los sacerdotes y sirvieron de recurso al griego. Ya lie demostrado la poca influencia
Estado en las necesidades
públicas. Sin embar¬ moral de esta religión que presentaba á los dio¬
go, algunos de aquellos sacerdotes recuerdan á ses entregados á las pasiones más vergonzosas,
plicante. El que llevaba las cintas de lana ó las de lo justo, con el mal ejemplo de los
ramas verdes, signos de la desgracia ó de la in¬ que habrían debido ser la personificación del
vocación dirigida á la protección divina, siem¬ bien. Hay que ir más lejos y ver en ello una
causa activa de la desmoralización que se
pre tenía derecho á depositarlas en el altar, cer¬ des¬
ca del cual se sentaba, á la vista del dios. Para arrolló en edades posteriores de tan funesta
él eran también retiro inviolable los bosques manera.
sagrados donde sólo el sacerdote tenía derecho Siendo el fondo del politeísmo la adoración
á entrar. A veces la protección del asilo le se¬ de las fuerzas creadoras de la Naturaleza,
guía fuera del templo y el deudor y el esclavo re¬ siempre hubo en su culto ritos escabrosos é imá¬
fugiados en el recinto sagrado dejaban en él al genes que se hicieion obscenas porque se quiso
salir, el uno su deuda, y el otro su servidumbre. figurar con símbolos materiales los diversos con-
"
Suspendía sus cadenas (di¬
ce Pausanias) en los árboles
del bosque sagrado y queda¬
ba libre". En otras partes el
amo se veía obligado á con¬
tados, las figuras y las tradiciones que de la y del sentimiento: el pudor. Nunca pudieron co¬
antigüedad nos quedan demuestran el poco caso nocer el amor casto los adoradores de Venus, y
que se le hizo. sus poetas sólo cantaron el placer. Ocurrió en¬
Hubo algunos que en el signo exterior no tonces por el desarrollo paralelo, pero en sen¬
veían más que la idea, pero muchos acabaron tido contrario, de las leyendas divinas y' la
por no ver otra representación que la que agra¬ razón humana, que el politeísmo llegó á una
daba á sus sentidos y que á su parecer justifica¬ situación mortal para su culto. La religión fué
ba el desorden, divinizándolo. Aquellas leyendas por un lado y la moral por otro, pues las ideas
de los dioses llenas de sus amores obligaron á la religiosas transitorias y varían
son como todos
á la poesía á fijarse con complacencia los conceptos del espíritu, mientras
los ins¬
piedad y que
en detalles voluptuosos é impuros, cuyo menor tintos morales son inmutables y eternos. La
mal fué privar á los griegos de una de las gra¬ lucha entre ambos es siempre funesta para las-
SEGUNDO PERÍODO
llanura ligeramente inclinada donde empieza También estaba el país admirablemente dispues¬
nna carrera más lenta que le lleva hasta el mar. to para Llevar la guerra á los demás, sin temerla
Un valle oprimido entre abruptas vertien¬ en el
propio, verdadera fortaleza en la cual
tes de montañas, como entre dos murallas, acci¬ no se podía entrar más que al
Noroeste por el
dentado por numerosas colinas, abrasado en valle del Eurotas, facilísimo de defender, y por
verano
por un sol tropical que no templan las el de Selasia, casi impracticable en su extremo
brisas del mar, y arriba, en lo alto, cubiertos de superior. Por la parte de Mesenia no existía
nieve los picos del Taigeto. Tal es la Honda más que un sendero angosto y peligroso á tra¬
Lacedemonia. vés del Taigeto. Todos esos caminos acababan cu
Este país, por su naturaleza y por su clima, un mismo punto, en Esparta. Eurípides, pinta
debía hacer á los hombres enérgicos y duros. No en dos versos la 1 aconia: "País rico en produc¬
deja de ser fértil, pero exige para entregar sus tos, pero difícil de labrar; cercado por todas
dones penosos trabajos. Hay que empujar el ara¬ partes por una barrera de áspeias montañas;
do por la3 laderas de las montañas, porque no casi inaccesible al enemigo.
existe más que una sola llanura, deliciosa en ver- El primer rey de Lacouia fué autóctono. I.la-
TOMO III 30
474 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
mábase Lelex, lo cual quiere decir que un pueblo habitantes de Helos que la rechazaron, fue¬
de este nombre había
dejado allí los más anti¬ ron vencidos y esclavizados. Cuantos los imita¬
guos recuerdos. Ciertos rasgos de la mitología ron sufrieron la misma suerte.
local enlazan á estos lelegos con el Oriente y lo» Tal es el relato corriente. Ya se ha visto que
pueblos navegantes del mar Egeo. los dorios no ocuparon al principio más que el
En el cabo Té 11 aro, reinaba un hijo de Neptu- valle alto del Eurotas por donde habían llegado.
no, el argonauta Eufemos, tan ligero en la ca¬ Pausanias liabla de la larga resistencia de va¬
rrera (pie ai enas rozaba á su 1 aso la cima de las rias ciudades de Gerontrea, de Faris y sobre
olas. En las locas de Ta lames habían nacido los todo de Amiclea, antigua capital de los reyes
Dioseuros, aquellos gemelos que 1 ara guiar á los aqueos, que no fué tomada basta el reinado de
marinos encendían en el cielo sus hogueras pro¬ Telecles, una generación antes de la primera
tectoras, antes de el sol extinguiera sus úl¬
que Olimpiada. Sólo es cierta la posición que toma¬
timos rayos. Eurotas, nieto de I.elex, hizo abrir ron los dorios en Laeonia. Como en sus demás
una especie de canal para llevar al mar el agua conquistas y más que en otras, esta raza domi¬
estancada de la llanura. No teniendo desceu- nadora y opresiva, sembró odios cuya explosión
diente varón, Eurotas dio hija Esparta y su su sólo consiguió reprimir con una continua vigi¬
reino á 1 actdemón, hijo de Taigeta y de Júpi¬ lancia. Tuvieron que estar siempre sobre las
ter. Tal es la fértil imaginación de los pueblos armas, sometidos á una disciplina militar, como
jóvenes, que con pocos nombres les basta para ejército acampado en país enemigo. Sólo ellos
crea i toda una historia y largas genealogías. formaban el Estado, sólo ellos tenían derecho á
£Tno de los sucesores de este Lacedemón fué asistir á las asambleas donde se votaban las le¬
Tíndaro, á quien arrebató el trono su hermano yes, y de aspirar á los cargos públicos. Inferio¬
H i perón. Hércules se lo devolvió con la condi¬ res á ellos eran los súbditos; en las ciudades
ción J? que á su muerte se lo dejara á los IIa- abiertas los laconios, en los campos los hilotas,
láelidas, pero Tíndaro olvidó su promesa y dió esclavos de la gleba, condenados á trabajar eter¬
su hija Elena y Sus Estados al atrida Menelao. namente para sus amos.
Hermior.11. heredera de este príncipe, casó con Los dos primeros reyes, Euristenes y Proeles,
Oreste^. En tiempo de su hijo Tisamenes, 5* vivieron en perpetuo desacuerdo. Nada más á
teráclidas vinieron á reclamar el trono pro¬ propósito para debilitar el poder, y tal vez fué
metido á los sucesores de Hércules. Eaconia eso lo que se propuso la aristocracia doria, es¬
tocó en suerte á Euristenes y Proeles, hijos de tableciendo aquella doble realeza. Pero, á imi¬
Aristodemo, y como eran gemelos, deci¬
se
tación de las dos casas reinantes, todas las fa¬
milias dividieron; desapareció la igualdad
dió que ambos fueran reyes. I a Pitonisa lo ha¬ se
bía mandado así. Fundaron las dos casas reales primitiva en las fortunas como en las condicio¬
de los Agidas de los Euripontidas que reinaron
y nes, y basta entre la raza dominante lnibo opre¬
simultáneamente en Es¡ arta más de 001) años. sores y oprimidos, neos y pobres. De ahí esas sa¬
I.a rama mayor tomó el nombre de Agis, hijo .le cudidas que conmovieron el Estado, y echaron
Fui listen es; la menor el de Euripón, nieto de del país á algunos conquistadores. Terasgnió una
Proeles. colonia á la isla que tomó su nombre; otros
Los nuevos dueños de Laconia, en vez de dis¬ fueron á establecerse al Oeste del Peloponeso en
persarse por los campos, se concentraron en un la Trifilia. Sinembargo, á pesar de estas dis¬
lugar sembrado de colinas fáciles de defender, cordias, Esparta halló en el vigor de la savia
en Esparta, para estar en guardia contra cual¬ bárbara, medio de hacer sus conquistas. Atacó á
quier sorpresa, los cinurios que saqueaban alternativamente á
Al principio habían dejado sus leves á los Argóiida Laeonia y los expulsó de su territo¬
y
rio. Habiendo querido apoderarse los argivos de
antiguos habitantes, y reinando Euristenes goza¬
ron los laconios de la igualdad con los conquis¬ aquella pequeña comarca, se volvió contra ellos
tadores. Agis declaró terminada esta concesión. y les derrotó. Este fué el origen de una con¬
Los dorios ó espartanos fueron los únicos que tienda que duró muchos siglos.
Los disturbios interiores comprometían la
tenían derechos políticos; los laconios, súbditos
fortuna de Esparta, y un hombre trató de im¬
suyos, no los tuvieron más que civiles. La ma¬
yoría aceptó aquel cambio de coudición. Los pedir aquella decadencia prematura. Sobre Li-
ESPARTA Y LICURGO 475
chillada de la za entera y
-cual murió.
por necesida-
S u hermano des políticas
mayor Poli- p r o e e dentes
•d e c tes, tuvo de situacio¬
íamb ién fin nes
análogas.
prematuro, y Licurgo, pues,
Licurgo fué no inventó su
pudiera contar, en caso necesario, con la fuer¬ por cualquier causa habían perdido la cate¬
za para hacer aceptar sus leyes. Carilaos era goría de ciudadanos. Ya se ha visto el origen
anarquía producida por la extremada riqueza tos productos de su industria. Cuando Espar¬
de unos y la extremada pobreza de los otros. ta tuvo escuadras, las tripularon en gran parte
Puestos frente á frente, desgarrábanse á la y este conducto les sirvió muchas veces para al¬
vista de los vencidos, que sin duda esperaban canzar dignidades. Supónese que
el famoso Li-
aprovecharse de aquellas discordias para rom¬ sandro, Calierátidas y Gilipos eran de aquella
per un Aligo aborrecido. El mal que mataba su clase. Lo cierto es que formaban parte-de ella va¬
Estado era la desigualdad; Licurgo quiso cu¬ rios vencedores de Olimpia y algunos artistas..
rarlo con la igualdad. Antefc de la guerra del Peloponeso toda huella
La base de la constitución fué el reparto física de una diferencia original entre periecos
igual de las propiedades. Dividió á Laconia en y espartanos se había borrado. Todos hablaban
39.000 partes, 30.000 para los laconios y 9.000 dorio.
para los espartanos, éstas eran mucho más con¬ Los hilotas eran más que los es¬
numerosos
siderables que aquéllas y alcanzaban las mejores clavos de ninguna otra ciudad griega, y re¬
tierras del país, pero eran casi iguales entre sí, presentaban la esclavitud en su forma más ab¬
si no en extensión, á lo menos por el valor y la soluta. Tal servidumbre era doble; el hilota tenía-
quistadores dorios, y vivían reunidos en Esparta. un límite impuesto al poder del amo. No pue¬
aqueos que no habían huido con Tisamenes ha¬ que siguen agregados á la tierra, como los sier-
cia Egialea, los extranjeros que habían acom¬ yos de la Edad Media. Esta posición fija es para
pañado á los conquistadores y hasta dorios que ellos el origen de cierto bienestar. Como el es-
\
sa, activa, numerosa sobre todo, tenía conti¬ Espadas griegas, cortas.
nuamente alarmados á los espartanos. Es peli¬
Esparta tuvo contra los suyos un código más ley de cubrefuego de tantas como se han dado,
atroz que el nuestro contra los negros. Primero una medida de policía contra vagabundos y
los degradó; un traje que no podían abandonar reuniones nocturnas, pero con una pena atroz.
servía para conocerles. Se les prohibía reunir¬ La explicación es buena. Esparta, en efecto,-
se y cantar los himnos guerreros de los espar¬ como una plaza fuerte sitiada, necesitaba para
tanos. Para embrutecerlos más ó para divertir¬ defenderse rigores más duros que los estableci¬
se co¡n sus vicios y encontrar en ellos una lec¬ dos por ninguna ley militar. Aristóteles, á quien
ción que se consideraba provechosa para los no se echará en cara mucha ternura para
los
niños, se obligaba á los hilotas á emborracharse. esclavos, decía: "Los tratos bárbaros infligidos
Pero, ¡ cosa horrible! Esparta debilitaba á aque¬ á los hilotas hacen de ellos otros tantos -enemi¬
lla gente temible, vertiendo su sangre. Cada año gos y conspiradores". Y por eso conspiraban
se lanzaba contra los hilotas á jóvenes esparta¬ sin cesar. Ya se los verá aprovecharse de todos
nos armados con puñales, para adiestrarlos los
y peligros de Lacedemonia.
acostumbrarlos á la sangre. Todos los desdi- Pero el espartano no está completo sin el hilota.
•
ehados que después de cierta hora eran encon¬ Combate, se ejercita ó delibera, pero en cuanto
trados en los caminos, caían degollados. Aque¬ ha dejado el campamento, el platanista ó el con¬
lla caza de hombres tenía un nombre especial
sejo, se acabó su labor. Así tiene todo el descan¬
y se llamaba criptia. A veces en lugar de hacer¬ so que exigía Aristóteles para el ciudadano
se individualmente, la ejecución se hacía en masa.
perfecto. Para tenerlo siempre á su servicio, la
Tucídides cuenta que en cierta época, "tenien¬ ciudad le prohibe toda ocupación doméstica, de
do Esparta razones para temer una insurrec¬ modo que el hilota ha de trabajar para él y ali¬
ción de los hilotas, invitó, por declaración pú- mentarle, dándole la mitad del producto de sus
"
blica, á cuantos por servicios prestados creyeran tierras. Suprimido el hilota ya no habrá esparta¬
merecer la emancipación. Llamábaseles para que
nos, porque las leyes de Licurgo caerán en cuan¬
reclamaran la recompensa á que tuvieran dere¬ to el hacha y el azadón sustituyan á la lanza en,
cho. Presentáronse los más valientes y ambicio¬ la mano de sus dorios, en cuanto olviden la gue¬
sos de libertad. Se eligió á los dos mil más
dig¬ rra por la agricultura y el comercio. La labor de
nos, que entusiasmados, coronada la cabeza de unos es la consecuencia del descanso de los de¬
flores, se reunieron alrededor de los templos pa¬ más. Así aquella esclavitud fué hasta el último
ira dar gracias á los dioses. Poco día condición necesaria de la existencia de E3-
después los
478 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
parta y se fué agravando á medida que Esparta orador tenía que obtener de los magistrados per¬
al decaer se hacía más recelosa. miso para hablar. También hubo más adelante-
El espartano no consigue una categoría y la asamblea magua y la chica. Esta se re¬
un título más que unía nombrar magistrados y sacerdotes,,
para
con dos condicio¬ y la primera para reglamentar las cuestiones de-
nes: tiene que so- importancia, como la paz y la guerra, los cam¬
m e t erse á la bios en la constitución y la elección al trono va¬
severa discipli¬ cante.
ge él para
de miembros condiciones de nacimiento, ni de for¬
los servicios pu¬ tuna, pero tenía algo de aristocrático, se pedía-
lí 1 i c o s. Si no un censo de años; para entrar en él se necesita¬
Se conservó á los dos reyes. Se aeaba de ver Nada digo de los éforos que se encuentran en
en
qué estrechos límites se encerraba su influen¬ otros pueblos dorios y cuyas atribuciones muy
cia en el senado
y en la asamblea. Limitan¬ obscuras, y limitadas en su origen á la vigilan¬
do así el poder de los reyes, salvó Licurgo la cia de losmercados, habían de acrecentarse con¬
realeza en Esparta, cuando sucumbía en todas siderablemente hasta obligar á los reyes á res¬
partes. Sometidos al mismo régimen, y al mis¬ petarlos como padres, según dice Polibio. Eran
mo traje que los simples ciudadanos, no se dis¬ cinco, y se ele¬
tinguían di éstos más que por prerrogativas, al¬ gían anualmen¬
gunas de la? cuales recuerdan la realeza heroica. te de una ma¬
pan el lugar más honroso. Cada mes renuevan el se abstuvo de conceder á los espartanos todos
juramento de ser fieles á las leyes de la repúbli¬ los derechos que en otras partes da la propie¬
ca. Su muerte produce luto público de tres
un dad. Realmente había
Esparta propieta¬
no en
podía vender ni comprar tierras. Ni el padre Después de esta terrible inspección sobre los
podía dividir su herencia, ni disponer de ella que habían de ser sus miembros, el Estado de¬
por testamento. Tenía que dejársela al hijo ma¬ volvía el hijo á su padre, dejándoselo hasta los
llama en nuestras leyes modernas siete años. Al llegar á esta edad lo volvía á co¬
yor, lo que se
un mayorazgo ó una sustitución de tierra. ger para no soltarlo. La vida del niño era desde
La libertad del ciudadano como propietario, entonces un largo aprendizaje de paciencia y
sufría una gran merma, pero se aseguraba la de dolor. Se le incorporaba á los grupos que,
inmovilidad en el estado de las tierras. maestros, escogidos entre los jóvenes más va¬
Igual seguridad se daba al estado de la pobla¬ lientes, dirigían bajo la vigilancia de un ma¬
ción. Ciertas medidas mantenían al mismo nivel gistrado llamado pedónomo. Ejercitábanse en
el número de ciudadanos. Preocupación cons¬ la palestra, en la carrera, en él manejo de las
tante de los legisladores y políticos fué conser¬ armas, en cuanto podía dar á su cuerpo fuer¬
anciano general se asombra y el joven,le ics- robo. El que se dejaba sorprender era castiga¬
ponde "No tienes hijos que puedan devolverme do, no como culpable, sino por su torpeza. En
mañana el mismo honor." Nadie ¡c oensayó. Más la guerra practicarían para despistar al enemi¬
adelante, concedió el gobierno recompensas á los go, las mismas astucias á que habían recurrido
ciudadanos que tuvieran más hijos, y favoreció cuando niños para buscar su sustento. Uno de
los matrimonios y las adopciones entre los ciu¬ ellos que había robado un zorro pequeño, oyen¬
dadanos pobres y las herederas ricas. Los reyes do que alguien se acercaba, se apresuró á escon¬
que debían sancionar todas las adopciones y dis¬ derlo debajo de las ropas, y se dejó roer el
ponían de la mano de las huérfanas cuando el vientre y las entrañas antes que dar un grito
padre no había manifestado su voluntad, pu¬ que lo denunciase. Para hacerlos fuertes en el
dieron también salvar de la indigencia á un ciu¬ sufrir, se los sometía á duras pruebas, algo de
dadano útil, y evitar la acumulación de riquezas lo que practican todavía los indios del Nuevo
en las mismas manos. Mundo. Se les azotaba con recias varas ante el
Todo ciudadanodebía, pues, sus hijos á la altar de Diana, porfiando quien soportaría más
patria. Sus hijos pertenecían más á la ciudad el dolor. Hubo quien murió sin lanzar un gemi¬
que al padre. El espartano al salir del seno de do que revelase sus sufrimientos.
su madre, caía en manos del Estado. El padre Combinábanse con estos otros ejercicios. Se
tenía que exponerlo en el Lesché, lugar de re¬ les enseñaba á tocar la flauta, á tañer la lira y
unión de los ancianos. Era inútil que pretendie¬ á cantar himnos sagrados ó poesías guerreras.
se salvarle, si los ancianos le encontraban débil Homero, Tirteo y toda la poesía enérgica que
ó ma! constituido. Precipitábanlo desde la cum¬ elevaba y fortalecía el alma, gozaban inmensa
bre del Taigeto y así e'1 pobre niño era conde¬ admiración. Los versos de Aleeo que cantó ver¬
nado á muerte el primer día de su vida, por no gonzosamente su fuga, y el haber dejado su es¬
ofrecer esperanzas de servir para soldado. cudo al enemigo, estaban prohibidos. Después
IMonstruosa y cruel costumbre que filósofos y de la abnegación por la patria, la virtud que
políticos, empezando por Platón y Aristóteles, más se les inculcaba era el respeto á la vejez.
señalaban como necesaria! Nada tan indispensable en una ciudad donde
GRIEGOS
ciñóndose una coraza de cuero.—11. Dama en traje de verano con manto de seda.—12, Dama en
traje de verano.—13. Guerrero griego con escudo y lanza.—14. Rey griego coronado de laurel.—15.
Niño jónico en su cuna.—16. Niño espartano.
ESPARTA Y LICURGO 481
•todos los magistrados eran ancianos y donde 'a na. "Es muy corta esta espada — dice un joven
ley. no escrita, debía expresarse por boca de los soldado á su madre, y ésta le replica: — Avan¬
viejos. Creían acatar á los dioses honrando á za un más." Dando otra un escudo á su
paso
^quienes la divinidad había juzgado dignos da Lijo para una expedición, le dijo: "Vuelve con
■una larga vida. Un día, en el teatro de Atenas, él ó sobre él (esto es: mata ó que te maten),
•un anciano buscaba sitio entre la multitud, y re¬ pero no deshonrado: má> vale morir."
corría lasgradas, rechazado por unos y burlado Licurgo quiso que los espartanos tuviesen
;porlos otros. Advirtiéronlo unos diputados la- austeras costumbres, nada de lujo, y á ello aten¬
eedemonios y levantándose, le hicieron seña de dió con su pesada moneda de hierro, que aun
que se sentara entre ellos. Se les aplaudió, y el en cantidad pequeña, había que llevar en ca¬
anciano dijo: "Bien he visto que los atenienses rros. Como prohibía el lujo, prohibió el co¬
«aben lo que es bello, pero sólo los lacedemonios mercio, que lo lleva consigo. A los extranjeros
do practican." que habrían llevado ideas nuevas, se les prohi¬
A los veinte años, el joven era llevado al ejér¬ bió entrar en Esparta, excepto en ciertos
cito y prestaba su servicio en el interior ó en días. Un espartano no podía viajar sin per¬
el exterior. A los treinta se casaba y ejercía los miso de los magistrados. Se condenaba á muerte
ción de los negocios públicos, y en la instruc¬ de las comidas en comunidad. Todo espartano
ción de los niños. íhasta los reyes), estaba obligado á asistir á
Xa educación de las lacedemonias no era me¬ ellas, bajo pena de perder sus derechos políti¬
nos dura. En vez de acostumbrarlas á una vida cos, á menos que el ausente invocara la disculpa
sedentaria y á hilar lana, Licurgo impuso á las de un sacrificio ó de mía larga cacería que pro¬
esclavas el cuidado de preparar la ropa, y sólo metiera á los comensales un presente para el
pidió á las jóvenes espartanas que dieran e:t festín.Aquellas comidas, llamadas Fidicias, eran
su día robustos hijos al Estado. Estableció para muy sobrias. Advirtamos, no obstante, que los
ellas, como para los hombres, ejercicios corpo¬ espartanos tenían la costumbre de comer mucho.
rales, carreras y luchas. Practicábanlos á la Según las cuentas de Tucídides, la ración de
vista de los ciudadanos, casi sin otro velo que un hóplita lacedemonio, era diariamente 2 li¬
su virtud. Esta educación que las hacía sanas y tros de harina ó 1,620 kilog. que daba 1,626 de
fuertes, elevaba sus sentimientos y su valor. pan, 0,54 litros de vino y un pedazo de carne,
■"Vosotras, las lacedemonias, sois las únicas mu¬ ración bastante mayor que la de nuestros sol¬
jeres que mandáis en los hombres" — decía una dados que no beben vino y sólo comen 750 gra¬
mos de pan. Los espartanos pedían más fuerza
extranjera á la mujer de Leónidas, y ésta con¬
testó: —"Es que somos las únicas que damos al cuerpo y comían más.
hombres al mundo." Para las mesas comunes daba cada uno una
Esparta quería concentrar todo el afecto de parte igual de harina de cebada, vino, trigo, hi¬
sus
hijos y para lograrlo, había destruido en gos y una ligera contribución para los condimen¬
lo posible, con sus leyes, el amor del padre al tos. No le podía añadir más que el producto
se
lujo y el del marido á la mujer. Era vergonzo¬ de la caza ó una parte de las víctimas inmoladas
so para un hombre que le vieran acompañado de á los dioses. Se excluía al que era demasiado po¬
su esposa, ó entrando y saliendo en sus habita¬ bre para dar nada. Su manjar favorito era
ciones. Por eso la diosa de las dulces voluptuo¬ el caldo negro que le supo tan mal á Dionisio de
sidades estaba desterrada de Lacedemonia. Sin Siracusa. "Verdaderamente falta una cosa —
embargo, Afrodita tenía allí un templo. Venus, exclamó el cocinero que se lo había llevado. —
no aparecía allí armada de sus gracias, sino ¿Y qué falta? —Haberte bañado en el Euro-
con una espada.
Estaba sentada, con un velo tas". Los ancianos y los niños asistían á aque¬
en la cabeza y
grillos en los pies. llas comidas. Ponderábase en ellas las grandes
Sin embargo, la mujer espartana era tratada acciones, y condenábanse las malas con una
con respeto y
en los hermosos días de Lacede¬ agradable y mordaz ironía. Así establecíase en¬
monia, demostró tal grandeza de carácter y tan¬ tre los espartanos una confraternidad que asom¬
ta nobleza, que fué rival de la matrona roma¬ braría á nuestros más avanzados utopistas que
482 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
suelen tomar por cosa nueva vejeces muy anti¬ ble, atrevido, lleno de recursos y familiar con el
guas, peí o poco venerables. Todo ciudadano po¬ forastero, que tenían los atenienses. Eran en
día casi.gar á los hijos de otro. En caso necesa¬ exceso supersticiosos, y se apuraban por muy
rio, se le permitía utilizar los esclavos de un poca cosa. Hasta en la guerra se notaba; un si¬
vecino, sus perros de caza y sus caballos, á con¬ tio, el mar, todo aquello á que no estaban acos¬
dición de dejarlos luego en el mismo estado y tumbrados, los ponía en un apuro. En Platea,
tuvieron que aguardar á los atenienses para
tomar las trincheras de Mardonio. Los sitio»
que repugnarían á nuestras ideas sobre la san¬ y estableció treguas sagradas. Cuando menos,
tidad de los lucos familiares, pero en Esparta olióles para la guerra máximas muy sabias. He
existía tan poco la familia como la propiedad. aquí algunas: "No se haga mucho tiempo la
Fuera de la guerra y de los ejercicios con guerra al mismo pueblo"; para no enseñarle á
que para ella se preparaba, las únicas ocupa¬ hacerla bien. "No persigáis demasiado lejos al
ciones en los sitios públicos donde se empleaba vencido"; esto es cobarde y á veces peligroso.
esa breve y sentenciosa manera de hablar que "No despojar á los muertos antes de que termi¬
se llama laconismo. Cumplidos sus deberes con ne el combate. Es imprudente".
la patria, el espartano, despreciando la indus¬ La constitución de Licurgo era para crear hé¬
tria, el comercio y todo trabajo manual, sin cui¬ roes, y los creó. Servir á la patria y morir por
darse de la filosofía, ni de las bella:- artes, ni de ella, fué la mayor ambición de los espartanos.
la literatura, gozaba de aquella preciada ocio¬ "¡Victoria ó muerte!, pedía su grito de guerra.
sidad que le parecía el derecho del hombre El honor era su ley suprema. Lo más admira¬
libre. Cuentan que cierto espartano que estaba ble en Licurgo — dice Jenofonte — es haber
en Atenas, supo que un ciudadano había sido conseguido que se prefiriera una hermosa muer¬
condenado por ocioso. Se asombró mucho, y qui¬ te á una vitla sin honra. Aquel gran legisla¬
se conocer al que eia castigado por portarse dor se cuidó tanto de la dicha del valeroso, co¬
como un hombre, despreciando justamente los mo de la infamia del cobarde. En las otras re¬
infamia ?
lidad en las comidas comunes, ciano de cabeza calva, y barba blanca, que la an¬
los ricos, acostumbrados al lujo tigüedad armaba con una hoz. Los legisladores,,
y al despilfarro, tramaron una como los poetas, no suelen copiar con él. Pre¬
sedición. fieren decir que han construido un edificio más-
ron, saltándole un ojo. Sin em¬ enteros, pero sacrificando la libertad de los
bargo, el patriotismo y el senti¬ ciudadanos, á quienes sujetó con su rígida dis¬
miento del peligro que corría la ciplina. Duró mucho, pero no vivió. En cuan¬
ciudad con estas divisiones, hi¬ to fué quebrantada aquella constitución inmo¬
cieron que se aceptaran las ral é inflexible que hacía cosa común á los ni¬
«ciudad donde fuera mayor la desigualdad en una monstruosidad, herniosa bajo cierto aspec¬
la suerte y en la educación de las mujeres, para ruina que lleve su nombre, porque su muerte
.que las espartanas fueran vigorosas y fuertes, y fué por completo, como había vaticinado Tucí-
Aristóteles censurando su avidez y basta su bra¬ dides.
vura, ve en su licencia una de las causas de la En cambio Atenas, tan calumniada por
•caída de Lacedemonia. los retóricos de todas las edades, ostenta altiva¬
Aterrorizó á los hilotas, y éstos aterroriza- mente la cima y al pie de su Acrópolis las
en
vida, y Esparta acabó por ser una ciudad re¬ de la democracia la elogian. Tueídides, castiga¬
volucionaria. do por Atenas con un destierro merecido; Jeno¬
Desterró las artes, excepto la música, el fonte, tan odiosamente parcial para su patria
baile y la poesía severa y en esto consiguió su adoptiva; Platón, soñador sublime que más quo
propósito. Licurgo colocó su república fuera de la humani¬
Las prohibió á los espartanos, pero éstos dad, y que, no obstante, censura la intención ge¬
solían llamar á artistas extranjeros para neral del legislador; Isócrates, retórico macedo-
construir sus templos ó esculpir las estatuas de nio, etc.
sus dioses. Desde el siglo VIII varios artistas
Quienes creen á Aristóteles partidario
procedentes de Magnesia del Meandro, es¬ suyo, no han leído lo que dice en su Política.
culpieron el trono colosal de Apolo en Ami- Platón mismo es bien severo en la Repú¬
clea. blica contra los panegiristas entusiastas de
Esparta fué una ciudad bárbara en medio Licurgo.
-de Grecia, un punto sombrío entre la luz. Hay que confesar, no obstante, que aquella le¬
Ni siquiera conoció bien el único arte que gislación suya asombró á los demás pueblos y
practicaba, la guerra, ó cuando menos, siempre aseguró á los espartanos un gran renombre,
ignoró algunas de sus partes. hasta entre sus enemigos. "Los lacedemonios —
Había proscrito el oro y la oíala para evitar dijo el enviado de Atenas á Melos — no hacen
la corrupción, y en ninguna parte, desde las en su tierra más que lo que la virtud aconseja."
guerras médicas, fué la venalidad tan general, Dieron efectivamente un gran ejemplo de so¬
mi tan desvergonzada. briedad, disciplina y desprecio á las pasiones y
Aristóteles lo ha dicho: Hecha para la gue¬ á la muerte.
pueblo, desde que salió de su foso de La¬ antiguos tiempos que quisiera ver más generali¬
cedemonia para mezclarse
la vida co¬en dad entre nosotros, el respeto á quienes los años
mún de las naciones; Sólo podía durar como han puesto en la cabeza una corona de cabellos
tuna excepción, como un hecho anormal, como blancos.
CONQUISTAS DE ESPARTA 485
á este carácter, recorriendo las vías naturalmen- demasiado sencillo rava la leyenda. Pata ex¬
te abiertas ante él, es fuerte porque obedece á plicar 'a enemistad de espartanos y niese.iios,
influencias que al unirse armónicamente decíase que después de la conquista realizada
procuran su vida regular y poderosa. Cuando es¬ por ambos países, Cresfontes se había hecho ad¬
tas influencias luchan entre sí, la vida de los judicar, por astucia y en perjuicio de sus so¬
pueblos se perturba y se agota. En este caso brinos Proeles y Euristenes, la Mesenia, mu¬
todo esfuerzo para eliminar los contrarios ele¬ cho más rica y fértil que la Laconia.
mentos y volver al pueblo al antiguo camino, le Se convino en echar dos bolas en un vaso-
qué les tenían los heráclidas de Laeedemonia. Al año siguiente, hubo otra batalla, de éxito
Cinco generaciones después, habiendo ido unas incierto. Ninguno de los dos ejércitos ganó tro¬
jóvenes lacedemonias ' al templo limítrofe de feo. Se enviaron parlamentarios y por mutuo
Diana Limpálida, las violentaron unos mese¬ consentimiento, dejaron sacar y sepultar los
mos, y mataron á Teleclo, rey de Esparta, que cadáveres.
quiso oponerse. Tal era el relato de los lacede- Así s-g ría la guerra, indecisa, pero desastro¬
mouios. Los mesenios sostenían que aquellas sa para los mesenios, porque tenían que soste¬
jóvenes eran mancebos espartanos disfrazados, ner á mucha costa guarniciones en todas las
tera, y mató á todos los lacedemonios que por za, y cuyas pendientes escarpadas son una gran
allí pasaron. Esparta pidió entonces que le en¬ defensa (815» metros). Mandaron, no obstante,
tregaran á Policares y le fué denegado. Ame¬ consultar al oráculo, que contestó: "Escoged
nazó con hacerse justicia con las armas y los por sorteo una virgen pura, de la sangre de
mesenios propusieron que se sometiera la cues¬ Epitos é inmoladla de noche á las divinidades
tión á los anfictiones de Argos ó al areópago inmortales. Si la suerte os sigue siendo adver¬
de Atenas. Los lacedemonios no lo consintieron sa, otra víctima, ofrecida voluntariamente,
y empezaron traidoramente la
Hicieron
guerra. bastará."
Anfea, ciudad limítrofe, propia para servirles epítida poderoso y guerrero ilustre, ofreció
de plaza de armas. Fué tomada sin resistencia voluntariamente á su propia hija, que era pro¬
y muertos sus habitantes (743). metida de un mesenio. Este para salvarla, afir¬
Los -,res
primeros años transcurrieron en es¬ mó que era él y no el padre, quien tenía derecho
caramuzas, porque antes de combatir el rey á disponer de ella, y que además no podía sa¬
mesenio Eufaes quería aguerrir á su pueblo, tisfacer al oráculo, por ser ya esposa y madre.
entumecido por una larga paz. Al cuarto año Aristodemos enfurecido por aquella suposición
dió una gran batalla. El ardor frenético, pero ofensiva, mató á su hija, le abrió las entrañas
irregular, de los ti" sen i os, 110 pudo triunfar del y demostró su virginidad. Aunque aquella muer¬
valor más tranquilo y reglamentado de los es¬ te no estaba en realidad ofrecida al dios, se ase¬
partanos. La victoria estuvo indecisa. Durante guró que se había cumplido el oráculo. El pue¬
el combate, los esclavos de los mesenios habíau blo, convencido de que el horrible sacrificio iba
colocado á retaguardia y á los lados del ejér¬ á aplacar !a cólera divina, celebró con alegres
cito, muralla de estacas que de noche fué
una festines su re-".iciliac-iór, con el cielo. Esta mis¬
ejército á Ttome. Eufaes cometió la iropi-uden- mesenios que la consultaron: "Los dioses darán
cia ele trabar la lacha antes de la
llegada de sus al país meseuio á los primeros que coloquen
«liados. Se combatió basta la noche, y la vic¬ cien trípodes alrededor del altar de Júpiter
toria quedó indecisa. Los jefes se habían distin¬ Itomato". Este templo se hallaba dentro de los
guido en los combates singulares. Eufaes atacó muros y
parecía imposible que los lacedemonios
á Teopompo, pero quedó gravemente herido y pudieran cumplir el oráculo. Un délfieo se lo
•murió á los pocos días, sin dejar herederos. En comunicó todo á los espartanos. Uno de éstos
vano los adivinos Epebolos y Ofioneos advir¬ fabricó, como pudo, cien trípodes de barro, los
tieron al pueblo que desconfiara de un hombre escondió en un saco y provisto de redes como
aguardaban ocasión favorable para unirse con los mesenios adornaban á sus muertos ilustres
él, y ésta no se presentó hasta cinco años des¬ el día de los funerales. Este sueño indicaba una
pués. Los dos pueblos, cansadas de tan larga lu¬ muerte próxima. Aristodemos realizó el presa¬
cha, trataron de acabarla con una acción gene¬ gio, matándose en la turaba de su bija. Había
ral. Llamaron á sus aliade=. y Esparta sólo vió reinado ceiva de siete años. Privados de aquel
llegar en su auxilio á los corintios. Aristodemos gran jefe, "esistieron todavía l*»s mesenios al
apoyó el grueso de sus fuerzas en el monte Ito- enemigo y al hambre, pero por fin tuvieron que
rne, colocó emboscadas en los repliegues de aque¬ ceder (123). Cuantos tenían relaciones en Argos,
lla montaña, tropas ligeras que apareciendo de Sicione ó en alguna ciudad de la Arcadia, se re¬
pronto en lo roas recio del combate, cayeron tiraron á ellas. Los que pertenecían á la raza
sobre el ib. ico de la falange lacedemonia, oca¬ de los sacerdotes y al culto secreto de las gran¬
sionándole pérdidas considerables. des Diosas, fueron á Eleusis. Los lacedemonios
Abatidos los lacedemonios por aquélla san¬ arrasaron á Itome hasta los
cimientos, y se apo¬
grienta derrota, probaron la traición. Cien de deraron de las demás ciudades, exceptuándose,
sus ciudadanos, desterrados
ruidosamente, se re¬ ta! vez, Motone y Pilos. Exigieron á los vencidos
fugiaron en Mesenia. Aristodemos los despidió, que quedaban en el país, juramento de no re¬
diciéndoles: "Los crímenes de los lacedemonios belarse jamás y "enforrados como asnos bajo
son nuevos, pero sus tretas son muy viejas." pesadas cargas, se vieron obligados á dar á sus
Tampoco lograron íomper las alianzas hechas dueños la mitad del producto de los campos."
por los mesenios, pero un oráculo reanimó sus Se les obligó bajo severas penas á ir de Mesenia
esperanzas. La Pitonisa había contestado á los á Esparta para asistir con sus trajes negros á
488 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
los funerales de reye^ y personajes. "Ellos y sus pesaba sobre ellos. Sólo esperaban un jefe y un&
mujeres tenían que llorar cuando la parca cor¬ ocasión.
taba la vida á algunos de sus señores" (Tir- Vi vía entonces
en Andania un joven gue¬
teo). rrero de epítida, llamado Aristómenes. Re¬
raza
Aquella larga guerra modificó en algunos suelto á que recuperara su pueblo el lugar que
puntos la constitución de Esparta. Para llenar había perdido, no dejaba de animar á los des¬
los huecos que los combates habían hecho en la
terrados, excitando la cólera de los oprimidos^
población, el rey Polidoro dió categoría de ciu¬ Logró la adhesión de los antiguos aliados do
dadanos á eierE; número de
laeonios, casándo¬ Mesenia, Algos, Sicione y los arcadios. Los ha¬
los con las viudas de los guerreros muertos. bitantes de Pisátlda y Trifilia prometieron so¬
Es¬
tos nuevos ciudadanos no corros.
Quisieron proclamarle rey, pero Aristó¬
fueron, sin embargo, equi¬ menes no aceptó más
que el título de generaL
parados á los antiguos. La segunda guerra de Mesenia empezó 39 años
F ormaban éstos una después de la toma de Itome.
asamblea aparte que te¬ La primera batalla se dió en la llanura de
nían el exclusivo privile¬ Derea. Nirguno de ambos pueblos estaba con
gio de nombrar los sena¬ sus aliados, ha victoria fué incierta, pero en
dores. Una ley sanciona¬ los combates aislados llevaron la mejor parte
da por el oráculo de Del- los mesenios. Aristómenes demos! raba en estos
buscar lejos una patria que les diera libertad espíritu de los espartanos.
menos escasa. "Nada tan hermoso como caer en las prime¬
ras illas de la batalla, y morir defendiendo á la
Por último, la tradición atribuía al rey rJ>o-
pompo, compañero de Polidoro, la institución patria. No hay peor destino que abandonar la
de los éforos. Cleomenes dice: "Habiendo im¬ ciudad, sus fértiles campos, y mendigar por el
pedido á los reyes la duración de la guerra con¬ mundo, llevando tras sí una madre querida, un,
tra Mesenia, administrar justicia, nombraron padre anciano, á los hijos y á la legítima es¬
para sustituirlos algunos amigos suyos, á quie¬ posa.
nes llamaron éforos." Cicerón compara á los Combatamos valerosamente por esta tierra y
éfo"os con los tribunos de Roma. La semejanza muramos por nuestros hijos, no seáis avaros de
existe en cierto modo. Como éstos, procedían del vuestra sangre, jóvenes guerreros. Tened en el
pueblo, á veces de las últimas
capas, y tenían, pecho ecrazón grande y valiente; y no aban¬
un
según su nombre indica, derecho á velar por la donéis á vuestros mayores, á esos soldados vie¬
constitución y las costumbres. jos cuyas piornas no andan ya ligeias. Es ver¬
Más adelante veremos el poder que alcan¬ gonzoso ver tendido en el suelo, delante de los
zaron. jóvenes, á un guerrero anciano cuya cabeza en¬
Mientras tanto, había crecido en Mesenia una caneció y que exhala en el polvo su alma ge¬
nueva generación. El reeru-rdo de las desdichas nerosa, sujetando con las manos sus entrañas
3 de las famosas hazañas de sus padres, impa¬ sangrientas y sus carnes desgarradas. A la ju¬
cientábales tanto como el vergonzoso yugo que ventud todo le va bien. Mientras el guerrero tie-
CONQUISTAS DE ESPARTA 489
ne esta noble flor ele la edad, se le admira, se le Otro rasgo poético, puesto que contamos una
ama, y es más bello cuando cae en primera fila leyenda más que una historia: Aristómenes cayó
durante el combate." un día en manos de siete cretenses al servicio
parta recibía auxilios enviados por Corinto y joven que la víspera había soñado que liberta¬
los lepreatas enemigos de Elis. Los mesenios ba á un león encadenado por lobos. Asombrada
desterrados habían vuelto á su patria, llevando por la coincidencia, comprendió que Aristóme¬
nes era el león de su sueño, y los lobos sus odio¬
consigo á los sacerdotes refugiados en Eleusis.
Así pues, sos guardianes. Em¬
todo el Peloponeso, excepto los aqueos,
iba á tomar parte en aquella lucha suprema. borrachó á éstos y
Un año después la batalla de Derea, los me¬ desató las cuerdas
senios y los espartanos, sostenidos por todos del héroe, que ma¬
sus aliados, libraron un nuevo combate en la tó á los cretenses
da.-pués de este triunfo que rechazaba al ene¬ vencible Hércules, rostro durante el combate.
migo hasta el valle del Eurotas, Aristómenes le llenaros de valor, Júpiter aún 110 se ha aparta¬
cito, preparaba también una traición Aristó- ció por tercera vez á Júpiter Itomeo el sacrificio
crates, rey de los arcades; sobornado con pre¬ llamado heeatonfonia, reservado al guerrero que
sea les,
prometió su defección eu la primera había matado con su mano cien enemigos. Mien¬
batalla. Fué cerca de un sitio llamado el Huyo tras tanto se acercaba el tiempo señalado para
Grande. Luchábase denodadamente cuando Aris- la toma de Ira. El oráculo había dicho: cuando
tócraies, retirando sus tropas desguarneció la iz¬ un macho cabrío beba en el tortuoso Neda, ya
quierda de los meseiiios. Este movimiento des¬ no defenderé á los mesenios. El Neda es un río
ordenó sus filas. A pesar de su prodigioso va¬ próximo á Ira. Para evitar la amenaza del orácu¬
lor, Aristómenes tuvo que ceder
la causa
y lo, apartaban con cuidado todos los machos
se
mesenia no se recobró jamás de aquel desasta o. cabríos. Pero hay en aquel país una higuera sil¬
Retiráronse al monte 1ra, como al ltoiue en 'a vestre que se llama tragos (macho cabrío), y
guerra anterior, y allí se defendieron once shíos. sucedió que una de esas higueras creció liofizon-
¡Sitiándolos por hambre, los es[ acianos convir¬ talmente en una de las riberas del río, de tal
tieron á Mesenia en un desierto y prohibieron modo que bañaba allí el extremo de las ramas.
á los labradores de los distritos limítrofes cié El Oráculo se había
cumplido: el tragos había
Laconia, cultivar sus campos hasta el fin de la bebido en el Neda. Poco después, en una noche
guerra. Esta prohibición llevó la carestía á la sombría, cayendo la lluvia á torrentes y sin ha¬
misma Esparta y hubo disturbios, pero los ber én las murallas de Ira sitio donde pudieran
calmó Ti í leo con sus himnos á la concordia y resguardarse los centinelas, retiraron todos
se
la obediencia á las leyes. para esperar que pasara la tormenta. Un escla¬
Pero Aristómenes no se dejaba encerrar en vo, tránsfuga de los lacedemonios se enteró, y
jjl'-x. Una noche salió con trescientos hombres, aprovechando aquella ocasión para recuperar
tropa escogida que siempre le acompañaba. Su el favor de sus antiguos amos, corrió á anun¬
marcha fué tan rápida que llegó á Amicíea an¬ ciarlo al campamento de los lacedemonios. Es¬
tes de salir el sol, la saqueó y cuando »e presen¬ tos se pusieron en seguida en marcha. El true¬
una pedrada en la cabeza, cayó desmayado y cles. Llamaron al arma, acudieron los mesenios
fué cogido con 50 compañeros. Eos precipitaron por todas partes, subieron las mujeres encima
en la Cea la, abisL- o al. que se arrojaba á los de las casas, desde las cuales tiraban tejas á los
malhechores. Los demás meseñios /perecieron lacedemonios. Durante tres días se disputó el
del mismo modo. Al ser arrojado Aristómenes, terreno palmo á palmo, en medio de la tempes¬
un águila — dice la leyenda (pie •oiupeiidia- tad, que no cesaba, pero á los espartanos alen¬
mos— lo sostuvo sobre sus alas y así llegó has¬ tábanles los relámpagos que brillaban á su de¬
ta el fondo sin producirse ninguna herida. Du¬ recha, presagio favorable y además tenían la
rante tres días estuvo en la sima, envuelto eu ventaja del número. Cuando ya no hubo espe¬
bu aguardando la muerte. Al cabo de
manto, ranza, Teocles se arrojó entre los enemigos y
aquel tiempo, oyó un leve ruido, se descubrió pereció matando. Aristómenes -advirtió á los
la cabeza, y como su visia estaba acostumbra¬ espartanos de que quería retirarse con los suyos.
da á la obscuridad, vio un zorro (pie se comía Nadie se atrevió á impulsar á la desesperación
los cadáveres. Comprendió (pie aquel animal ha¬ á aquellos héroes. Aristómenes colocó á las mu¬
bía entrado por alguna abertura secreta, le jeres, á los viejoa y á los niños, en medio de los
dejó acercarse, le agarró con una mano, y con guerreros y así salió de Ira, llevando consigo la
la otra, cada vez que el zorro se volvía, le daba fortuna de Mesenia (6G8).
á morder su ma ito. Así le siguió basta llegar á Este hombre infatigable no desesperaba aún.
un agujero (pie dejaba pasar una esca>a cla¬ En su retiro de la Arcadia, propuso á los qui¬
ridad. Soltó en seguida al :<>ito. ensanchó el nientos mesenios que le quedaban, marchar rá¬
agujero con las manos y escapándose, volvió á pidamente á la Laconia y tomar á Esparta ó
3 ra. euand". menos apoderarse de rehenes. Todos aco¬
Inmediatamente reanudó sus excursiones. Des¬ gieron con entusiasmo este audaz proyecto y
trozó un grupo de auxiliares corintios, y ofre¬ trescientos arcades se ofrecieron á acompañar-
CONQUISTAS DE ESPARTA 491
les. Pero Aristócrates, traidor segunda vez, avi¬ minondas, los encontraron dispuestos siempre
eso á los espartanos y deshizo esta última espe¬ y en todas partes á combatir contra el enemi¬
ranza. go eterno y cuando ya no existía Esparta ni
"Cuando los areades hubieron descubier¬ tampoco aquella Grecia, los últimos mesenios
to la perfidia, apedrearon á Aristócrates é invi¬ cantaban todavía, nueve siglos después de la caí-
del griego más valiente, juzgó que nadie podía mar las armas. Atacó entonces á los tegeatas
compararse con Aristómenes en valentía, y le que en otro tiempo le habían hecho sufrir hu¬
pidió su hija. Aristómenes fué con ella á la millantes derrotas. Esta
guerra duró catorce
isla de Rodas. años, conlargas interrupciones, y Esparta al
Allí conservó su odio contra Esparta y toda¬ principio sufrió reveses. Nace entonces una de
vía le buscaba estas tradiciones que tanto gustan á Ilerodoto
enemigos, cuando la muerte le
llevó al reposo eterno. y tan notablemente sabe referir. Consultado el
Su pueblo fué, eomo él, fiel al recuerdo de la oráculo por los espartanos, respondió que ven¬
patria perdida y nunca se reconcilió con quienes cerían cuando volvieran á custodiar los huesos
le habían injustamente arrebatado sus hogares, de Orestes, sepultados allí donde soplan dos
las tumbas de sus antepasados y la liber¬ vientos contrarios, donde el tipo surge frente
tad. al antitipo, y el mal está sobre el mal. Acon¬
Todos los enemigos de Esparta, Atenas, Epa- teció que un laeedemonio llamado Licas fué á
492 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
para que nadie desconfiara de él. Regresó á argivos, llegó hasta los muros de la ciudad,
Tegea, aiquiló el corral del herrero, recogió cuyo bosque sagrado quemó, y la habría ocupa¬
los huesos y se apresuró á llevárselos. Desde do, si niños, ancianos y hasta mujeres, arengados
entonces comenzaron los espartanos á creer en por la poetisa Telesila, no hubieran hecho una
la victoria, medio eficaz para asegurarla, y ven¬ desesperada defensa. El mismo príncipe inva¬
cieron. Tegea conservó su territorio y sus le¬ dió dos veces el Atica; la primera por orden
yes, pero formó parte de los pueblos que Es¬ del oráculo de Delfos, para expulsar á los pisis-
parta arrastraba consigo á la guerra y sólo trátidas; la segunda para establecer en esta
mereció el honor de ocupar una de las alas del ciudad un gobierno oligárquico. Por último,
en 491 la autoridad de
ejército. Esparta, franqueando
Antes de esta guerra y aun durante ella los las orillas de la Península, se extendió hasta
espartanos se anexionaron varios distritos pobla¬ Egina, de cuyos habitantes obtuvo rehenes.
dos de arcadios, teniendo libre acceso en Ar¬ Así era dueña Esparta de las dos quintas
cadia. La preponderancia ejercida en otro tiem¬ partes del Peloponeso, y temida en el resto.
po por los Pelópidas sobre la Península, que¬ Los pueblos respondían á su llamada, cuan¬
que poseían toda la costa oriental de Laconia contra los persas; Platea, que deseaba separar¬
enemigos y se atravesó con su espada para no na, es el Atica, región del mundo más justa¬
sobrevivir á sus compañeros. Al día siguiente mente famosa en la historia del ingenio hu¬
ambos pueblos seconsideraban victoriosos, y mano. Divídenla tres cuencas semicirculares,
hubo que resolver la duda con otra batalla ge¬ las llanuras de Eleusis, Atenas y Maratón, que
ATENAS Y SU CONSTITUCION 493
.
parecen cerradas completamente por las mon¬ proporción, que una tribu sola no habría logra¬
tañas y mar; pero á trechos se abren comu¬
el do esclavizar á las demás. Atenas fué el gran
nicaciones naturales, y las montañas descienden asilo de las razas helénicas, como Roma el de
las italiotas. De ahí que estas dos ciudades sean
para dar paso á los caminos y á los viajeros.
Ofrece, pues, la conformación de Atica, diver¬ cada cual á su modo, la más alta y definitiva
sidad y unidad. Su superficie no llega á la expresión, una de Italia, otra de Grecia, y am¬
mitad de la de
cualquiera de nuestras meno¬ bas del mundo antiguo.
res provincias, y su suelo pedregoso es estéril, Esparta, polo opuesto de la sociedad helé¬
•
salvo en algunos puntos, exceptuando la rica nica, no hizo grandes progresos. En política
vegetación de su vecina Beocia. Escasea el tomó prontamente su forma definitiva, la aris¬
trigo; abundan algo la cebada, higueras, vi¬ tocracia. Atenas, que debía llegar á la demo¬
ñas, olivos, las abejas del Himeto (1), las can¬ cracia, tuvo que recorrer más camino hasta
teras de mármol del
Peutélico, las minas de constituirse tal como lo requería su genio;
gos, aqueos, jonios, tracios, eolios, colonos como metrópoli del Atica.
orientales tal vez, todos se habían encontrado El nombre de Atica quiere decir, tierra de
allí, no como conquistadores, ya que aquella largas riberas. Abiertas por tres lados al mar,
península rocosa, sin tierra ni agua, no mere¬ acogió por ellos y por las montañas beocias,
cía una batalla, sino como fugitivos, y en tal habitantes de orígenes muy diferentes.
Los grandes dioses protectores de Atica re¬
(1) Como los
griegos no conocían el azúcar,
la miel objeto importante de comercio,
era un belan esta
pues la empleaban en la pastelería y hasta en
diferencia; eran el Zeus Pelásgico,
los manjares, además lo consideraban como ali¬ el Neptuno eolio, que del peñasco de la Acró¬
mento necesario á los ancianos y propio
para
prolongar la vida (Atenas, III, 73, III, 25). polis hizo surgir un manantial, y Palas, la
491 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
antigua divinidad de los rudos montañeses dencia de la guerra y la ejecución de las leyes,,
de Palena y de la raza jónica. consideraría iguales en lo demás á todos los.
Cada se instaló aparte, y todos
grupo ciudadanos. Convenció á algunos, y á los-
se á mantener nada común entre sí.
negaron otros les hizo ceder atemorizados. Mandó de¬
Mucho tiempo y no pocos esfuerzos se necesi- rribar cada aldea los pritaneos y las casas;
en
El
Atica, dividida antiguamente en varios-
Estados, como las demás provincias de Grecia,
vió que uno de ellos, gracias á su posición inex¬
les los ó
naucraros
principales
propietarios cobraban el im¬
puesto y reelutaban el contin¬
gente militar del distrito. Re¬
uníanse para tripular una ga¬
lera, y proteger al Atica contra
los piratas. Los pitraneos
de los
naucraros componían en Atenas
un consejo supremo.
Estos naucraros, pertenecien¬
tes á la clase rica, y á la noble¬
za, constituían en la ciudad de
Teseo una aristocracia muy se¬
mejante á la que se encuentra
en la ciudad de Rómulo. Patri¬
cios aquí, allí eupátridas, unos
y otros los señores del pue¬
eran
blo. En Roma, donde la
guerra
El golfo de Egina.
puso un segundo pueblo frente
al primero, los plebeyos no tardaron én ser bas¬ Y no es que esta invasión alcanzara al Ati¬
tante fuertes para obligar á los
patricios á con¬ ca; pues los invasores no llegaron hasta el úl¬
tar con ellos. En
Atenas, donde después de la timo instante á su
frontera, pero desde el primer
derrota, no entraron los vencidos en la ciudad, día fué el asilo de los vencidos.
para acrecentar incesantemente el número y el Después de ia invasión eolia, los minios, tirre-
poderío del pueblo, la aristocracia
permaneció nos y gefireos de Beocia buscaron un refugió
inconmovible durante muchos
siglos. más allá del
Citerón, estableciendo con el cullo
Según las leyendas recogidas por Plutarco, de Demeter el uso de la
escritura, antiguo ya
esta aristocracia fué la que derribó á Teseo. en las cercanías del
"Durante una ausencia del lago Copáis. Los fugitivos
héroe, los tindáridas de Trezena atravesaron el
golfo de Salónica y
Cástor y Pólux invadieron el Atica
para reco¬ poblaron los demos de Esfetos y Anaflistos, al
brar á Elena, que aquél había arrebatado, y en pie del Lamían. De Egina vinieron los eácidas
la misma Atenas hubo una
sublevación contra de quienes descendían Milciádes
él.
Mnesteo,
descendiente de y Cimón; de
Erecteo, procuró Mesenia, la posteridad de Neleo y Néstor.
sublevar á los principales ciudadanos contra el Atica acogió entonces habitantes
hombre que les había despojado del imperio nuevos, so¬
bre todo, familias
que cada cual ejercía antiguas, poderosas por el
aldea, y que ence¬
en su número de
rrándoles en sola
sus
servidores, por sus 'riquezas y
una
ciudad, llegó á convertirles por las tradiciones religiosas y heroicas unidas
en
súbditos, ó mejor dicho, en esclavos. Mnes¬ á susnombres y que bastaron
teo excitaba también á los hombres para apoderarse
del pueblo, vi- lentamente del poder de
acusando á Teseo de haberles
Atenas. Celosos dó
concedido una li¬ encumbrar la vanidad
bertad puramente ficticia
nacional, los atenienses
ya que les privó de relataban de otro modo
su
patria, de sus sacrificios y
aquella revolución; los
en vez de varios
extranjeros se habían establecido como
simples
reyes legítimos, buenos y humanos, les
había particulares
dado por
en Atica; pero después un rey dé
amo un extranjero desconocido." Te¬ Tebas, en guerra con Atenas, retó en corn-f
496 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
bate singular á Ti metes, descendiente de Teseo, se salvó de una uniformidad estéril, con la cual
que se negó al desafío. El mesenio Melanios lo habría perdido el mundo el fértil desarrollo del
aceptó en su lugar, venció con astucia al teba- espíritu ateniense.
no y en recompensa fué aclamado rey por los Envidiosos del poder real que lets enojaba,
atenienses. Lo cierto es que Melantes dejó el aunque desde la elección de Melanio estuviera
trono á su hijo Codro, y que sus hermanos acau¬ en manos de uno de ellos, los eupátridas lo des¬
dillaron á los alcmeónidas, pisistrátidas y peó- lio jaron de sus principales prerrogativas, trans¬
nidas, tres familias que ocuparon el primer lu¬ figurándolo en una magistratura vitalicia y res¬
gar en Atenas. ponsable. Eu vez del pomposo título de rey, no
Reinando aquél Melanios, el Atica recibió quedó más que el de jefe, el de arconte; pero
también de grado ópor fuerza, á los jonios de consintieron en dejar aquel poder debilitado á
la Egialea, expulsados de su país por los aqueos Medon, hijo de Codro y á doce descendientes
y á otros emigrados de Epidauro, Flionte y Co- suyos. Aunque abolido ya el principio de heren¬
rinto. Los recién llegados importaron un sen¬ cia é impuesto el de la Le&ponsabi¡idad, ño ha¬
timiento que arraigó allí; el odio al nombre do¬ bía dique que contuviera á una aristocracia re¬
rio. Codros reinaba en Atenas cuando los
dorios, celosa. En 752, el arcontado no se confiaba más
persiguiendo á los puebl >: que habían expulsa¬ que por diez años. Sucediéronse siete arcontes
do del Peloponeso, invadieron la Megárida y el decenales. En 683, se consumió la lenta descom¬
Atica. También aquí la historia complaciente posición de la realeza. Los eupátridas aspiraron
debe ocultar una derrota bajo una tradi¬ al poder; pero como cada cual quería su parte,
ción heroica, de la cual no se dudaba en Atenas. acordóse que anualmente se elegirían nueve ar¬
Decía un oráculo que si los asaltantes mataban contes.
á un rey de Atenas serían -vencidos. Los dorios Tresde ellos compartían las antiguas pre¬
procuraron evitarlo cuidadosamente. Pero Codro rrogativas de la realeza. El primero, el arconte
conocía el sacrificio
exigido por el dios y lo epónimo, daba su nombre al año; representaba
aceptó. Disfrazado de aldeano fué al campo al Estado; era el protector de viudas y huérfa¬
que ocupaban los enemigos, provocó la cólera nos, guardián de los derechos de las familias y
de de sus soldados, hiriéndole con su hoz,
uno de las fratrias. El segundo, arconte rey, estaba
y se dejó matar. Cuando los doiios lo supieron, encargado de las funciones religiosas, y juzgaba
desesperanzados del buen éxito, regresaron al los crímenes de impiedad y homicidio. Debía
espíritu de las instituciones atribuidas á Teseo, sus atribuciones, la servidumbre civil amenazó
unido á la actividad industrial y mercantil de
juntarse con el pueblo para los efectos políticos,
la población, acabó por quebrantar aquel des¬ ya que acostumbraban á seguirse uno á otro.
potismo. Atenas no fué como Esparta, y Grecia Los nobles poseían toda la riqueza, y elevaron
497
ATENAS Y SU CONSTITUCION
-«1 interés del dinero hasta la usura. Según Plu¬ jefes de las montañeses, regulaiizando la opo¬
sición popular que arrancó en 624, la redacción
tarco "los pobres, abrumados por las deudas
de un código de leyes escritas para librarse de
•que habían contraído con los ricos, se veían obli¬
la arbitrariedad de los tribunales en que los eu¬
gados á cederles el sexto del producto de sus
¡tierras, ó bien reducidos á empeñar su propia pátridas juzgaban las costumbres que conserva¬
ba, la tradición oral y que muchas veces variaban
persona se entregaban á sus acreedores que ios
en su provecho. Dracón fué el encargado de es¬
utilizaban como países
esclavos ó los vendían en
cribirlas. No tocó la constitución política, pero
extranjeros. Algunos vendieron hasta á sus hijos
y hermanas, lo cual no prohibía ninguna ley, ó
reglamentó en todos los detallen la vida del ciu¬
dadano desde su nacimiento hasta su muerte.
huyeron de su patria para sustraerse á la cruel¬
dad de los usureros."
Dícese que á todos los delitos desde el hurto más
¡ Asombrosa analogía entre las situaciones del leve, hasta el asesinato ó el sacrilegio, se les apli¬
caba la pena de muerte. Afirmaba que las me¬
L! pueblo tenía la ventaja de ser muy nume¬ producen un doble mal: ó exasperan á quienes
roso porque algunos eupátridas, no satisfechos las sufren, ó con su rigor excesivo espantan
con lo que su casta hizo por ellos, se pasaron hasta á quienes las aplican y caen pronto en
á él. desuso. Así ocurrió con las de Dracón; fueron
Los alcmeónidas pusiéronse al frente de los abandonadas, y el Atica se vió sometida á los
habitantes de la costa y los pisistrátidas fueron mismos desórdenes. Pero habían producido un
498 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
bien. El derecho y la ley ya no eran un miste¬ Había entonces entre los arcontes un hombre-,
rio; el pueblo había comprendido las ventajas probablemente tan ambicioso é inclinado á 1»
de aquella publicidad y pronto pediría á Solón tiranía como Cilón, porque descendía de los an¬
que continuara con otro criterio y mayor am¬ tiguos príncipes de Atica. Se sabe que sn
plitud la reforma draconiana. hijo se puso en relación íntima con Creso, rey
Los países cercanos al Atica estaban entonces de Lidia, y luego se casó con la hija de Clistenes,
entregados á grandes agitaciones. En Megara, tirano de Sicione. Era Megacles jefe de la gran
roica, había visto elevarse sobre ella con auxi¬ él no había podido conseguir, se puso á la ca¬
lio de la muchedumbre, á jefes populares, á ti¬ beza de los ciudadanos para quitar á los rebel¬
ranos. Aquella fortuna tentó á
Cilón, eupátrida des el santuario nacional. Reconquistada la
Primera civilización. Vasos de Micenas. lego á Megacles, y tal acusación pesó sobre toda
su casa, la de los alcmeónidas, y hasta sobre su
rico y célebre por una victoria en los juegos posteridad. Los partidarios de Cilón ó más bien
olímpicos. Teágenes, tirano de Megara, le había los enemigos de los grandes, eran numerosos,.
dado á su hija y la invitaba á imitarle, querien¬ Reclamaron venganza en nombre de la religión,
do así consolidar su propia usurpación. Cilón violada y en nombre de los dioses que dejarían,
consultó, como cualquier griego de aquel tiem¬ de proteger á una población donde ya no eran
po, al oráculo de Delfos, y el dios le contestó inviolables sus santuarios. Las discordias empe¬
que el día de la fiesta mayor de Júpiter, podría zaron de nuevo á perturbar la ciudad, honda¬
apoderarse de la ciudadela de Atenas. Pidió mente conturbada entre la democracia que as¬
auxilio á Teágenes en la conspiración, y al ce¬ cendía y la aristocracia que no quería retroceder
lebrarse la solemnidad de las fiestas de Olimpia, ni bajar. Los megarenses junto á los cuales se
en el Peloponeso, convencido de que había lle¬ había refugiado tal vez Cilón, aprovecharon la
gado el día, se apoderó de la ciudadela. Tucí- oportunidad para apoderarse de la isla de Sa-
dides, dice: "Se había equivocado, pues el dios lamina, que domina las cercanías de los puertos-
se refería no á la fiesta celebrada por de Megara y Atenas. Los atenienses, no podían
los eleos,
sino á la solemnizada por los atenienses en otra dejarla sin oprobio ni peligro en manos de sus
época del año." enemigos é hicieron grandes esfuerzos por re¬
Apenas propalada la audaz tentativa, acudie¬ cuperarla; pero después de prósperos y adver¬
ron en masa los atenienses del campo y cerraron sos sucesos, como la guerra se prolongaba, des¬
la ciudadela. Pronto faltaron víveres y agua á mayaron hasta tal punto, que para no volver á
los sitiados y Cilón y su hermano lograron es¬ oir hablar de aquello, prohibieron, bajo pena de
capar. Los demás se acogieron como suplicantes muerte, toda proposición de una nueva tentativa,.
junto al altar de Minerva que se levantaba en Había entonces en Atenas un descendiente de
la Acrópolis. Codro, que vivía, sin distinciones públicas, en-
ATENAS Y SU CONSTITUCION 499
fáciles, mezclados con máximas honestas y pro¬ quienes se llamaba sacrilegos, para que se so¬
fundas. Llamábase Solón. metieran al juicio de 300 de los ciudadanos más-
Empezó por hacer un empleo singular de su honrados de la población. Fueron condenados-
talento poético. Como toda la juventud de Ate¬ y desterrados; desenterráronse los huesos de los-
nas, soportaba con impaciencia la vergüenza de que habían muerto, y se arrojaron fuera de Atica.
la última guerra, pero estaba amenazado de Aquel castigo severo extinguió un elemento-
Oyéronle como á un demente; pero sucedió que por consejo del oráculo de Delfos, al cretense
al acabar, la multitud que había acudido estaba Epiménides. Era amigo de los dioses; pasaba
tan loca como él, y no se hablaba más que de por hijo de la ninfa Baltea, y se contaban de él
recobrar á Salamina, "la isla adorable" como la historias misteriosas. Siendo joven, un día que
llamaba el poeta. Nombrado general de la expe¬ lo mandó su padre en busca de una oveja per¬
dición, venció astutamente á los de Megara, des¬ dida, se refugió en un antro apartado para li¬
embarcó en la isla y la puso de nuevo bajo el do¬ brarse del calor, y allí se hundió en un sueñe
minio ateniense (604). Pero aún hubo más: los profundo, que duró 57 años. Todo era extraño
megarienses se obstinaban en recuperar la "isla é imponente en su persona; su larga melena, su
adorable". Después de haberse combatido mirada sombría y profunda, la solemnidad de sus
•ciegamente. Mandó llevar á la colina del Areó- Tres partidos había en la ciudad: los monta¬
pago varias ovejas blancas y negras, y las soltó. ñeses, que soñaban con transformarlo todo;
'Cada una fué inmolada donde se detuvo, consa- los paralianos, que querían pocas reformas; los
.grándose un altar
á los dioses desconocidos. pedieos, que no solicitaban cambio alguno.
Seis siglos después, San Pablo había de evocar Vencidos por la moderación de Solón, acor¬
•con elocuencia aquel recuerdo y revelar á los ate¬ daron todos poner en sus manos los poderes,
nienses su dios mi el dios desconocido de Epi- los cargos, las rentas, facultándole con una ver¬
onénides. Trabajo cuesta decir que aquel sabio dadera dictadura mientras constituía el Es¬
rtan respetado exigió el sacrificio de una víctima tado (595). Sus amigos le encarecieron que
¡humana. Se le brindaron dos: Cratino y conservara la dictadura procurando ser más ti¬
Aristodemo, jóvenes unidos con íntima amistad, rano que legislador. Solón les contestó
con bur¬
cometiéronse al cuchillo sagrado dispuestos á las mordaces y prosiguió su obra.
calvar á su patria. Epiménides mandó construir Antes de pensar en la constitución, había que
.también en la colina de Marte, donde se hallaba remediar el mal presente, las deudas, y detener
«•el Areópago, un templo de las Euménides que su progreso. A ello atendió con su ley de descar¬
¡sirviera para sus reuniones. Introdujo algunas go, que facilitaba el pago de las deudas con un
variaciones en el culto, prohibiendo á las mujeres cambio en el tipo de interés y en el valor no¬
que enviudaban, aquellas bárbaras manifesta¬ minal de las monedas. El valor de la dracma dis¬
ciones de dolor que les dejaban en el cuerpo y minuyó en una cuarta parte; una mina anti¬
la cara largas y espantosas huellas. Cuando hu- gua equivalía á 73; la nueva tuvo 100. Es de¬
t>o establecido semejantes reformas, partió. Aun- cir, que el que debía 73 dracmas y daba 73 nue¬
•que quisieron colmarle de presentes "y riquezas, vas, pagaba en realidad menos de las tres cuar¬
.110 se llevó más que una rama tas parles de lo que debía. Eckhel y Beulé
del olivo de Miner¬
va, y el tratado de alianza entre Atenas y Gno- han hecho notar que estas monedas no pueden
.sa, su patria. compararse desde el punto de vista artístico
La misión de Epiménides había sido fortale¬ con las de Siracusa, porque como la moneda de
cer entre los atenienses el respeto Atenas sel aceptaba en todas partes, tuvo que
á las cosas
santas, abolir en nombre de la religión, ciertos conservar los tipos antiguos que la daban á co¬
ritos crueles, y sobre todo, alejar los temores nocer. El sistema monetario establecido por So¬
.supersticiosos y vagos. Sobre las verdaderas ne¬ lón, prevaleció en todo el mundo griego. He
cesidades de la ciudad le ilustró Solón, que se aquí las principales divisiones de la moneda de
¡asoció á todas susmedidas, y que después fué plata que fué durante mucho tiempo la única
llamado á legislar el país. existente, pues según parece, la moneda de
El genio de Solón y su naturaleza fueron cobré no se acuñó hasta fines de la guerra del
esencialmente humanos, lio consideró al Estado Peloponeso, y la de oro escaseó tanto siempre,
como máquina artificial cuyas piezas eran
una
que Eckhel ha negado su existencia en Atenas.
hombres, que podían combinarse y agenciarse á La decadracma, igual á media estatera de oro,
voluntad para las necesidades del servicio. Es¬ pesaba 43 gramos; la tetadracma, 17,20; la di-
parta eracampamento siempre sobre las
un dracma, 8,60; la dracma, 4,30; el tesóbolo ó me¬
¡armas, frente al enemigo. Solón quiso que Ate¬ dia dracma, 2,27; el óbolo ó 6.a parte de la drac¬
nas sintetizase el ideal de un
país que aspira ma, 0,72. La dracma, según su peso de plata, va¬
A asociar el orden general con la mayor li¬ lía 92 céntimos, pero con el valor real había que
bertad posible del ciudadano. Aqüel respeto á considerar el relativo. En tiempo de Démoste¬
los derechos de la Naturaleza humana, aquella
nos, el dinero valía cinco veces menos que en el
visión clara del objeto que debe perseguir la de Solón.
¡sociedad, introdujeron en la constitución de So¬ Otra ley libertó á cuantos la usura ha¬
lón el principio democrático que latía ya en el bía hecho esclavos, despojando desde enton¬
•corazón de su pueblo y dieron á sus leyes un ces al acreedor de todo derecho sobre la perso¬
carácter más generoso. del deudor.
na Desaparecieron de los cam-
ATENAS Y SU CONSTITUCION 501
pos del Atica los mojones y postes que indica¬ rras producían al año lo menos 260 hectolitros-
ban, según costumbre, las deudas con que esta¬ de trigo, lo cual constituiría hoy según el pre¬
ban grabados. Solón se jactaba de haber eman¬ cio medio del hectolitro en estos 40 últimos años-
cipado el territorio de Atenas. (20 pts.) una renta de 5.200 pesetas. Además, en
Aquella ley suscitó no pocas críticas, pero, las tierras ©retosas y quemadas del Atica el
en definitiva, fué considerada como un acierto. rendimiento medio de la hectárea no debía ex-
Primeramente decretó una ¡amnistía, de la Para los atenienses de Solón aquella tierra de-
cual, sólo fueron excluidos los asesinos y los 26 hectáreas no valía más que un talento, ó sean
traidores, y los alcmeónidas pudieron regresar. 5.500 pesetas. Teniendo en cuenta, que el Ati¬
ciertos principios y suprimió otros. Empezó queñas, no es de extrañar que una renta de
por 'derogar todas las leyes de Dracón, excepto 5.000 pesetas hiciera figurar á su dueño en la
las relativas al homicidio. Se conservaron el ar- primera clase ciudadana.
contado, el areópago y las cuatro tribus con sus La segunda se componía de los caballeros, es
subdivisiones, pero abrió las filas del pueblo á decir, de los que poseían más de 300 medimnos
los extranjeros establecidos con su capital ó de renta, fortuna que se creía necesaria para
en cuatro clases, según su fortuna. La primera renta de 150 á 200 medimnos. Daban la infan¬
medida era completamente democrática; la se¬ tería, pesadamente armada, y se les reservaban'
gunda lo era también porque abolía la nobleza también algunos cargos, aunque inferiores.
hereditaria, y además era aristocrática porque Por último, la cuarta clase comprendía bajo
ponía á los ricos á la cabeza del Estado. el nombre de tetos ó mercenarios, á cuantos te¬
Las cuatro clases se organizaron en esta for¬ nían menos de 150 medimnos. Entre éstos se re-
ma: la primera comprendía á todos los ciuda¬ clutaban las tropas ligeras y las tripulaciones de
danos que poseían una renta mínima anual de la armada. Estaban excluidos de los cargos y ho-
500 medimnos en productos áridos ó Equidos, norés, pero ee los admitía en la asamblea del
y se llamaban por esta razón pentacosio medim¬ pueblo y en los tribunales.
nos. Se les reservaba el areontado, los grandes Semejante desigualdad en el reparto de hono¬
cargos, el mando en jefe del ejército y de la res se
compensaba con la manera de organizar
escuadra. Un medimno era igual á 2 ánforas la contribución territorial. La cuarta clase no
romanas ó 52 litros. Los miembros de la pri¬ pagaba nada, lo cual suponía una justa in¬
mera clase eran ciudadanos á quienes sus tie¬ demnización. Las tres primeras, soportaban to-
502 NOVISIMA ÜISTOR1A UNIVERSAL
á la tercera. De suerte, que una propiedad que de los heliastas, antes de las reformas de Clis-
tenes. Indudablemente difícil
distinguir, lo
es
caballeros, en vez de calcularse en 12 veces 300 asamblea eran irresponsables sus individuos. En
nas, más que en caso de urgente necesidad, actividad de gobierno, entre las resoluciones de
mientras un senado de ancianos, y las de otro, constitui¬
que el impuesto indicado sobre las
mercancías do por hombres en plena aptitud física y espiri¬
importadas, era permanente, y lo
.abonaban lo mismo los pobres que ios li¬ tual. El senado preparaba las leyes que de¬
Los arcontes fueron siempre nueve. Como ciertas multas. Se dividía en doce comisiones
de número igual, llamadas prüanias - que te¬
queda indicado, se repartían el poder ejecuti¬
vo en la misma forma que nuestros ministros. nían sucesivamente cada mes la presidencia del
Conservaron también sus funciones judiciales, Senado y de la Asamblea. I.a pritania en ejer¬
salvo las apelaciones ante los tribunales, cicio, se reunía en el Pritaneo y adoptaba me-
ATENAS Y SU CONSTITUCION 503
Ciclas de interés inmediato. El Estado la soste¬ decreto contrario á las leyes existentes. En
nía con una subvención. este último caso, le formaba causa en nom¬
se
El senado era el consejo perpetuo del pue¬ bre de las antiguas leyes, y al orador se le po¬
blo, aunque éste fuese el único soberano. La día castigar con el destierro ó una multa rui¬
asamblea popular convocada por el senado, se nosa.
ro variaba entre 1.500 y 20.000. A pesar de que hacer válidas las divisiones de la asamblea,
la ciudad se ofrecía hospitalaria á los extran¬ excepto en ciertos casos, en que se necesitaban
jeros, aquél que se hubiera introducido en la 6.000 ciudadanos. Tucídides observó que pocas
asamblea antes de obtener el título de ciudada¬ veces
llegaban á 5.000 los miembros de la Asam¬
nía, habría sido sentenciado á muerte, por haber blea ordinaria, porque los atenienses no cons¬
usurpado el poder soberano. La asamblea em¬ tituían, como los espartanos, una asociación oli¬
pezaba por un sacrificio y una oración; luego gárquica mantenida por los hilotas. En Atica
se leía en alta voz, el asunto objeto de la deli¬ había que ganarse el pan con la agricultura,
beración, y el heraldo invitaba á subir á la tri¬ la industria ó el comercio. Además, la ley que
buna, á quien pudiera dar opinión favorable prohibía la ociosidad y obligaba todos los años
al Estado. Votábase levantando la mano, sin á cada ciudadano á declarar de qué ocupación
distinción de clase ni fortuna. La asamblea vivía era eficacísima para fomentar la costum¬
confirmaba las bre del trabajo. Más adelante fué necesario in¬
leyes, elegía los magistrados
que habían de rendir demnizar al pueblo que asistía á la asamblea.
cuentas al salir del car¬ Pero entonces, el ateniense holgazán se entre¬
los asuntos que le so- pritaneos, con algunos fieles, aguardaban inútil¬
metía el mente el
1
senado; apro- en
Pnyx. Ilabía que lanzar contra
. baba, rechazaba ó mo- aquel olvidadizo á los escitas mantenidos
difieaba. Todo ciudada¬ el Estado y que ejercían funciones de poli¬
■
por
no tenía derecho á Vaso corintio, cía. Entonces corrían todos presurosos para no
que los oradores del Estado, diez ciudadanos quien viene del Pireo, de las riñas de los mari¬
encargados, después de examen público, de de¬ neros, del movimiento de las naves y de la mu¬
fender oralmente los intereses de la república. chedumbre, de los gritos del puerto, del rumor
Era una especie de función pública, de las más del mar? Todavía oídos y ojos recuerdan tan¬
honrosas y decisivas. Todo ciudadano tenía de¬ ta escena distinta, inquieta, animada, tumultuo¬
recho á perseguir judicialmente á un orador, sa. Pero con Solón estamos aún muy lejos de
si su vida no era intachable; si había sido mal la época en que este cuadro ha de se-r comple¬
hijo ó mal soldado y si había propuesto un tamente real abarcando toda aquella vida.
504 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
quizá posterior, abarcaba 6.000 ciudadanos, de año, vivían animados del mismo espíritu del
30 años lo menos, nombrados por sorteo sin pueblo del cual salían y al cual regresaban.
distinción de fortuna, y con la condición única A fin de evitar la aglomeración de los pro¬
de gozar buena fama y no deber nada al Teso¬ cesos, Solón había acordarlo que ciudadanos de-
ro público. Estos heliastas, llamados así por 60 años y aceptados por ambas partes pudie-
Primera civilización. Construcciones de madera. Fachada del palacio de Tirinto, según la restau¬
ración de Mr. Chipiez.
justicia del pueblo. Así era imposible en abso¬ El Areópago era un antiguo tribunal de justi¬
luto que los acusados ricos ó poderosos se im¬ cia, muy respetado, que juzgaba en la colina de
pusieran por venalidad ó intimidación á un Marte al aire libre, los crímenes de asesinato,
tribunal formado por la ciudad casi entera. Las mutilación, envenenamiento y traición. Se com¬
antiguas repúblicas no necesitaron la creación ponía de arcontes jubilados, y por consiguiente
de cuerpos de magistratura ni de fuerza armada de hombres de edad y generalmente prácticos
para proteger al tribunal. Atenas, para tener en los negocios. Solón lo erigió en Tribunal Su¬
una justicia incorruptible y eficaz, hizo admi¬ premo, encargándole de vigilar la ciudad, las
nistrar la justicia casi del mismo modo que se costumbres, la educación y la religión, y aún de
dictaban las leyes. revisar los juicios del pueblo, con poderes para
El juramento que prestaban los heliastas im¬ volver á empezar la instrucción de un asunto ó
plicaba la obligación de juzgar según las le- de un proceso. Sus miembros eran vitalicios.
ATENAS Y SU CONSTITUCION 505
Las formas del procedimiento ante el Areópago, bilmente intereses contrarios. El pueblo ganó
mucho esto, y la nobleza no se opuso poi¬
eran solemnes y severas. Se reunía de noche, con
presidido por el segundo arconte. Los oradores que, poseyendo entonces todos los bienes, no ad¬
no entraban en digresiones, ni invocaban á las virtió el alcance de aquella democrática accióh
de sustituir la riqueza por la cuna, y la fortunh
pasiones ni la piedad; se limitaban á relatar he¬
chos, jjrevio juramento de decir siempre la ver¬ que se pierde ó se gana, por la nobleza heredada
dad. Para votar los areopagitas cogían una pie¬ de los antepasados.
dra del altar colocándola silenciosamente en la En Atenas faltaba una magistratura que bri¬
de la Piedad que era lló mucho Roma: la de los Pero
urna de bronce, ó en la de en censores.
nerva había salvado así á Orestes* La decisión to á las funcionespúblicas estaba sometido á
era inapelable, podía el eulpable desterrar¬
pero un examen podía ser muy severo.
que
se voluntariamente antes de que se dictara la Probablemente algunas de las disposiciones
sentencia. La opinión pública constituía la prin¬ reglamentarias que hemos mencionado se intro¬
cipal fuerza de aquella corporación venerada. dujeron más adelante, sobre todo en tiempo de
Resultó así que pereció su influencia cuando de¬ Clistenes; pero aparte de estos detalles, la le¬
jaron de respetarse en Atenas las antiguas ins¬ gislación de Solón puede apreciarse así conjun¬
tituciones. tamente. Como él mismo dice, había puesto tér¬
asamblea representaba la democracia, es decir, ricos, facilitando á cada partido, no una espa¬
la que hoy se llama la "opinión"; el senado, la da con que atacarse y conseguir una victoria
aristocracia de la riqueza ó la burguesía y la funesta, sino un escudo para cubrirse y defen¬
prudencia del interés; y el Areópago, muy anᬠderse.
pos viejps, puede convertirse en deseo ó necesi¬ aquel verdadero sabio tuvo en mucho , el
dad de estacionamiento. Este régimen templado sentimiento de la dignidad del hombre, reco¬
nociendo que las buenas leyes son aquellas que
y mixto, señala el genio de Solón y las di¬
ficultades que tuvo que vencer. Concilio muy há- realzan al ciudadano, no las que rebajan y de-
TOMO III 32
506 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
gradan. En Atenas no había parias políticos. So¬ trimonio "fuera una sociedad íntima entre el
lón quería que todo ciudadano tuviera opinión marido y la mujer, sin otro fin que el de cons¬
bastante clara acerca de los grandes intereses tituir una nueva familia, y disfrutar juntos
de la ciudad á fin de que pudiese votar perfecta¬ las dulzuras de una ternura mutua." De ahí sus
mente en ia asamblea. Quería además que tuvie¬ reglamentos acerca de las dotes para impedir
se exacto conocimiento de las leyes y de la mo¬ que aquellas uniones degeneraran en tráficos.
ral para juzgar debidamente en los tribunales. La novia no debía llevar á su marido más que
Todos, tanto el pobre como el rico, el libre como tres vestidos y algunos muebles de poco valor.
e¡l esclavo, acudían á las fiestas, que, al mismo Cuidando de la dignidad de las mujeres, que
tiempo que representan y desarrollan el senti¬ entendía ele otro modo que el legislador de las
miento religioso, despiertan el patriotismo y el fanemérides, demarcó su libertad mix-ando por
arte. ¡Admirable educación para un pueblo, este la decencia, y reglamentó sus viajes, su luto,
¿cómo ha de asombrar que así constituidos, lle¬ una luz. Consagró un antiguo derecho de las
garan á ser el pueblo más inteligente del familias. Si una jo^en quedaba huérfana, el
mundo? pariente más próximo por la línea paterna, te¬
En Atenas es menos duro que en Esparta el nía que casarse con ella, ó cuando menos cons¬
círculo que enlaza las instituciones civiles con tituirle una dote calculada por la extensión de
las sus propios bienes y buscarla un marido. Pero
políticas. No es todo de una pieza como en
la ciudad de abolió la ley antinatural que autorizaba á cual¬
Licurgo, donde desaparece el hom¬
bre para que no exista más que el ciudadano quier ciudadano á vender sus hijos ó su her¬
siempre encadenado al Estado. mana, siendo pupila suya, siempre que ésta no
Plutarcol, los atenienses no habían podido tes¬ santuario del hogar doméstico. Así nacen entre
tar; todos los bienes del ciudadano que moría padre é hijo, relaciones y deberes particulares,
sin hijos volvían á sus gene,tas. Solón, que completamente conformes con la naturaleza. En
cambio en Esparta no debía el hijo más respetos
prefería la amistad al parentesco, la elección
libre á la obligación, deseando que cada cual á su padre, que á otro ciudadano de edad ma¬
fuera verdaderamente dueño de lo suyo, per¬ dura; su padre no era más para él que un ancia¬
mitió á quienes tuvieran hijos disponer de
no no miembro del Estado. En Atenas, Solón repi¬
sus bienes como quisieran. Pero no aprobó in¬ te sin conocerlas, las palabras del Decálogo:
distintamente toda especie de donación. Autori¬ "Honra á los dioses y respeta á quienes te lian
zó tan sólo las hechas en completa posesión del dado la vida". Obliga al liijo llegado á la mayor
juicio, no debilitado por enfermedades, ni bre¬ edad, á alimentar al padre impedido, y antes de
bajes ó encantos, ni bajo la acción de la vio¬ dar una elevada magistratura á un ciudadano,
lencia ni por la seducción de las caricias. "Los averiguará la ley si ha sido buen Lijo, y si lia
genelas no heredaban más que en el caso de no honrado á sus padres en vida y en muerte. Esta
existir testamento. Si había hijos, los varones ley debió contribuir tanto como el amor filial,
Ge repartían la para que Cimón rescatara los huesos de Milcia-
herencia por igual, pero tenían
que dar una dote á las hermanas. A falta de des en 50 talentos. Aelian adviertp que había en
Lijo, heredaba la hija." Atenas una ley por la que se disponía que,
El matrimonio en Atenas alcanzó una digni¬ quien encontrara en el camino un cadáver, fue¬
dad más efectiva que en Esparta. Existía una ra de
quien fuese, le diera sepultura.
ley contra el anciano que por codicia se casaba Hasta los 16 años los padres educaban ó sus
con heredera rica.. Solón procuraba que el ma¬ hijos Aristó-
como querían, uso reprobado por
ATENAS Y Sü CONSTITUCION 507
teles, porque esa educación entregada á los pa¬ terreno generalmente estéril, se atendía mucho
dres creía que podía ser á veces débil, capricho¬ á la agricultura, y los griegos decían aue allí
sa y expuesta á disolver la ciudad. Pero á los 16 se había confiado á la tierra el primer grano
años, él joven ateniense se convertía en discí¬ de trigo. -Las leyes de Atenas privaban de la vi¬
pulo del Estado. Pasaba á los gimnasios públi¬ da á quien mataba un buey (Varrou. De Ee
cos, donde basta los 18 años se ejercitaba ante rústica II, 5), y esta prohibición no podía elu¬
los magistrados llamados cosmetas, sofronistas, dirse más que en los sacrificios á Júpiter Poli-
pedotribos, quedando sometido á una disciplina cos. Colocábase cebadaen el altar y se ponía cer¬
A los 18 años cumplidos adquiere mayoría inmolaba, pero el victimario, después de herir,
dejaba caer el hacha y huía. Los concurrentes pa¬
recían no haber visto al matador; recogían el
hacha llevándola á la presencia del juez, quien
civil, se le inscribe en el libro de los efebos y era de las que nacen de los lugares mismos. El
puede posesionarse de su patrimonio. En la Atica tiene poco forraje, es decir, poco ganado;
misma época hace su aprendizaje del servicio de ahí, con la sobriedad que impone el clima, !as
militar en'las fortalezas de la costa y de las
leyes protectoras de los animales. Los griegos
fronteras. modernos comen también poca carne y no les
Lamayoría política se obtiene á los 20 años: son penosos los múltiples ayunos del rito griego.
el jovense hace ciudadano en toda la acepción ¡ Cuántas prescripciones religiosas no son, en de¬
de la palabra, vota en la asamblea general, y
finitiva, más que reglas instintivas de higiene!
hasta puede pedir la palabra. Ya hemos indi¬
Después de Pericles, los trabajos agrícolas y
cado la enorme actividad que estos oradores do la vigilancia del cultivo, constituían aún la ocu¬
veinte años tenían que aportar; pero también
pación principal de todos los ciudadanos, has¬
producían turbulencias y desórdenes en las ta de los ricos. El bueno de Strepsiade en las
asambleas públicas. Entonces es cuando empie¬ Nubes de Aristófanes, es agricultor.
za para él seriamente el servicio militar. A los Solón no tenía, pues, que establecer ninguna
18 años había prestado su juramento, no menos prescripción para favorecer la agricultura. De¬
heroico que en Esparta. El soldado ateniense se seoso de alentar la industria y el comercio, qui¬
Aunque, según he dicho ya, el Atica es un Para que no encareciesen los artículos de pri-
508 NOVÍSÍAÍA HISTORIA UNIVERSAL
mera necesidad, prohibió la exportación de los nes regían para el liberto. El meteco debía es¬
productos del suelo, excepto el aceite de oliva, coger entre los ciudadanos un patrono qüé íes--
con el deseo de alentar la industria. Una ley pondiera de su le sirviera de fiador,-
conducta y
impedía reconvenir á ningún ciudadano por lo Cumplidas aquellas obligaciones, traficaba y
que hubiera ganado en el mercado, pero otra le ejercía libremente su profesión. Pero los me-
prohibía engañar al comprador, con lo cual se teeos no sólo no podían adquirir propiedades
procuraba mantener cierta moralidad en las territoriales sino que había costumbre de impo¬
transacciones. nerles en prestaciones humi¬
las fiestas ciertas
Atenas no podía realizar su comercio terrestre llantes ; por ejemplo, en las Panateneas, lle¬
más que hacia él Norte, con Beocia y Megara, vaban los vasos, los utensilios sagrados, y su&
únicos So¬
puntos por donde 110 la rodea el mar. mujeres resguardaban con el quitasol á las ma¬
lón, conquistador de Salamina, fué uno de los tronas atenienses. Jenofonte deseó más ade¬
primeros en conocer la hermosa posición maríti¬ lante que se abolieran aquellas distinciones
ma del Atica, aunque no se apreciaran todavía irritantes y, efectivamente, á muchos, después
lasventajas del Pire'o. Sentó los cimientos del de largas guerras, se les concedió la categoría
poder marítimo de Atenas, estableciendo 48 nau- de ciudadano, mejorándose algo su situación.
crarias que comprendían á todos los contribuyen¬ El mismo espíritu liberal regía para los es¬
tes, y cada una de las cuales tenía que tripular clavos y por las mismas razones. Solón quise,
una galera. En Lacedemonia, donde todo era que si dueño "los maltrataba pudieran exi¬
su
común, los jóvenes se ejercitaban en el robo, que gir la venta y pasar de este modo á otro que fue¬
era allí como destreza; en Atenas se conde¬ se menosriguroso. La léy les coneedía un.
naba á muerte á aquel que robara en el gim¬ defensor, mientras aguardaban la sentencia,
y
nasio por valor de más de diez dracmas. encontraban asilo inviolable en el templo de
Todo ciudadano tenía completa libertad para Teseo. Nadie tenía facultad para golpearles.
ir y venir. Podía establecerse en el extranjero Su muerte ó cualquier ultraje eran vengados
y llevar allí todos sus bienes, "si nosotros ó la como si la víctima fuera un hombre libre. Se¬
república no le gustamos", — dice Platón. gún Jenofonte, la razón de ésto era la siguiente "
Los pueblos comerciales é industriosos no "si la costumbre autorizase á un hambre libre á.
tratan desdeñosamente al extranjero. Sólo re¬ pegar á un esclavo, á un extranjero ó á un li¬
lacionándose frecuentemente con él aseguran berto, el ciudadano podría ser á menudo víc¬
y desarrollan su prosperidad. Lejos de cerrar tima de una equivocación porque nada hay en
el Atica, Solón mandó acoger á los muchos emi¬ el aspecto, ni en el vestido, que le distinga del
grantes atraídos por la libertad que en ella se extranjero ó del esclavo." Demóstenes no te¬
disfrutaba. Sólo concedía el derecho de ciudada¬ nía esta sequedad espartana y ve en esto una-
nía, á los desterrados perpetuamente de su país, gloriosa ley de humanidad.
juzgando que no había de ser mejor tener dos "La ley y con razón — dice Montesquieit,.
patrias que servir á dos señores. Encarcelaba no quería añadir la pérdida de la seguri¬
—
aún antes del juicio á los que usurpaban este tí¬ dad á la de la libertad". Los esclavos como
tulo, porque la soberanía no había de verse vi¬ los extranjeros, podían entrar y rezar en los
ciada en su origen, con la mezcla confusa de ele¬ templos, de donde la ley sólo expulsaba á la
mentos impuros. Hasta la segunda generación mujer adúltera. Demóstenes afirma que si ésta
no se abrían el arcontado ni el sacerdocio á la entraba, estaba permitido echarla á golpes, siem¬
familia del nuevo ciudadano. pre que no se la hiriera mortalmente.
Alextranjero establecido en Atenas, se le La constitución ateniense favorecía al es¬
llamaba meteco (que vive con). Satisfacía una clavo y Atenas fué recompensada por esta bene¬
contribución personal de doce dracmas como volencia. Nunca, ni aun durante sus épocas
jefe de familia á cambio de la protección que el más críticas, vió estallar contra ella aquellas
Estado le otorgaba, bajo pena, si no lo pagaba, guerras de siervos que tantas veces pidieron á
de ser vendido como esclavo. Esparta y á Roma cuentas terribles de su
La
mujer extranjera abonaba la mitad; el crueldad. La rebelión de los esclavos emplea¬
impuesto del hijo eximía á la madre, como el dos en las minas del Laurión es un hecho aisla¬
del marido á la mujer. Las mismas condicio¬ do, ocurrido muchos siglos después. Sin em-
ATENAS Y SU CONSfÍTÜCíOíf 509
bargo, en la misma Atenas sé prohibía á los ción de un licor puede interrumpirse con una
esclavos así como á los meteeos, la música y la gota de otro" {Espíritu de las leyes, XXI, III).
gimnástica, juzgándolas convenientes sólo pa¬ Añádase que en las repúblicas antiguas, como
ra hombres libres. Los los
libertos, pasaban á la magistrados carecían de fuerza armada que
«lase de los meteeos, pero no podían llegar á los protegiera contra el ataque de un ambicio¬
•ciudadanos. (Dion. Chrysost., Orat. XV). El li¬ so, los amigos de las leyes debían estar siempre
berto convicto de ingratitud por su patrono, dispuestos á defenderlas.
podía ser reducido á su primera condición: Solón, amante entusiasta de la libertad, la
Sé esclavo, le protegió en to¬
dice la ley, ya das sus rnani-
que no sabes fes t a c i o nes.
lev que es peculiar suya: "Todo ciudadano toma¬ na, ó mejor dicho, para eternizarla quiso que
rá las armas en la guerra civil." Ley eficaz en su constitución tolerante
pudiera ceder al tiem¬
una ciudad pequeña y para un pueblo ilustrado, po- sin quebrarse, en vez de saltar rota re¬
porque asegura el triunfo de la verdadera ma¬ sistiéndole. Reconoció á la asamblea general
yoría y acaba antes con las discordias. Buena el derecho de decidir en la primera reunión de
•en todas partes durante los momentos de crisis cada año, si se debía crear una comisión legis¬
en que los problemas deben resolverse pronta¬ lativa para introducir mía ley nueva ó modi¬
mente por un sí ó un no. Mala en un gran Es- ficar las antiguas. Procedíase en estos cambios
lado donde la vida regular puede más con todas las solemnidades
no ser y pruebas de un jui¬
que una serie de concesiones recíprocas, obte¬ cio público. La proposición se exponía en pú¬
nidas por la persuasión, y donde el lugar del blico para que todos la conocieran. Cinco
•ciudadano se encuentra entre las
pasiones de oradores tomaban á su cargo la defensa de la
los partidos extremos. Montesquieu aprueba ley que se trataba de derogar, y la comisión le¬
que Solón quisiera "hacer entrar á un es- gislativa, cuyos miembros eran lieliastas desig¬
•caso número de personas cuerdas y tran¬ nados por sorteo, en número de 500 á 1.000, re¬
quilas entre los codiciosos, como la fermenta¬ solvía. Si mía disposición nuevamente introdu¬
510 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
cida en la ley, alteraba las que regían, los nomo- tirado por un par de bueyes, la yunta faltón
tetas instituidos tal vez más adelante, provoca¬ Sus dos
hijos se uncieron, recorriendo de-
ban de oficio un examen para restablecer el or¬ aquel modo 45 estadios, entre las aclamacio¬
den y claridad primitivos. En tales condiciones, nes del pueblo,
que encomiaba así su amor á los
pérdura una constitución como todas las cosas dioses, y á su madre, y felicitaba á la sacerdo¬
del mundo que van transformándose con aviso y tisa que tenía tales hijos. Esta al ofrecer el
prudencia. Aristóteles afirma que la verdadera sacrificio, rogó á la diosa que otorgara á sus
vida es la acción, el movimiento, la aspiración hijos la ventura mayor que pudiera disfrutar
á lo bueno y á lo mejor. No liay reposo ab¬ un
hombre, y la diosa escuchó su plegaria. Sus
soluto más que en la muerte. hijos se durmieron en el templo y no volvieron
Cuando Solón hubo publicado sus leyes, fue- á despertar. Los argivos entendieron que Juno-
ion grabadas en columnas giratorias de madera, había querido sustraelos con muerte tan dulce,,
en la Acrópolis, para que el pueblo pu¬ á las miserias de la vida, y les erigieron es¬
diese consultarlas siempre que quisiera. Pero tatuas que colocaron en el templo de Delfos,.
se vió asediado por tantas solicitudes y consul¬ consagrando así su memoria eternamente."
tas para interpretar ciertas leyes suyas, que Estos relatos no son exactos: la
rígida
con la venia de' sus conciudadanos, se ausentó ei'onología los rechaza lo mismo quela verosi¬
después de haber exigido á senadores y arcon- militud histórica, puesto que Creso no fué rey
tes el juramento de que conservarían intactas hasta 560, y en esta fecha Solón estaba en
sus instituciones durante diez años. Entonces Atenas, donde murió al año siguiente. Sin
visitó Egipto, cuyos sacerdotes le hablaron embargo, agradaban á la imaginación de los.
de la Atlántida, inmensa isla del Océano, desapa¬ griegos. Creso y Solón representaban para
recida bajo las olas; estuvo en Chipre, cuyo rey ellos las dos civilizaciones contrarias de Asia
quería fundar una ciudad con su nombre, Soli. y Grecia, aquella prosternada ante sus reyes
Recorrió las costas del Asia Menor y la costa y el oro; ésta reservando todo su amor y ge¬
de Lidia. Si hemos de creer una tradición que nerosidad para los dioses
y la patria. Aunque
nos ha transmitido Herodoto, conversó con la entrevista falsa, no puede negarse que los
sea
Creso. El ameno narrador dice que este rey griegos con su ingenio ágil y claro, hicieron de
famoso acogió á Solón con extraordinaria ella en vez de una teoría discutible, una anécdota
pompa aposentándole en palacio. Un día, man¬ determinada. Solón merecía el honor de ser el
dó que le abrieran las habitaciones donde se héroe de ella. Muchas veces de la historia real
guardaban los tesoros, y cuando los hubo visto suele surgir otra fantástica que desde cierto pun¬
el ateniense, le preguntó: "¿Cuál es el hombre to de vista no
deja de parecer tan verdadera co¬
más dichoso que has encontrado?" Creso no mo la otra.
negado á sus deseos, también era suyo el tesoro Los Pisistrátidas y Clistenes (560-500).
que los dioses conceden alguna vez á los más
pobres, la dicha. Solón contestó: "El hombre Como los principios en que se sustentaba la
más feliz que he conocido es Tello, de Atenas; legislación de Solón armonizaban con el carác¬
ha vivido en una ciudad floreciente; ha tenido ter y las necesidades del pueblo ateniense, sus
hijos bellos y virtuosos y ha muerto en una gue¬ leyes estaban destinadas á vivir. Pero se ne¬
rra, después de haber combatido valientemen¬ cesita tiempo para que abdiquen los partidos
te, viendo al enemigo rechazado por su valor. viejos y dejen obrar con regularidad á las ins¬
Atenas le ha tributado grandes honores y el tituciones nuevas. Lo pasado no se borra de
Estado le ha costeado los funerales y la tum¬ una plumada. Aun cuando esté irrevocablemen¬
ba." Creso, asombrado, creyó que Solón le con¬ te condenado á muerte, prolonga mucho tiem¬
cedería el segundo lugar. El ateniense prosi¬ po su influencia y se han visto sociedades, tras¬
guió: "Después de él, colocaría yo á los dos tornadas hasta en sus cimientos, que no han
argivos Cleobis y Bitón, triunfadores en los jue¬ podido arrancarlo de su seno para comenzar
gos públicos. Un día que su madre, sacerdoti¬ libremente una nueva vida. Esta resistencia,
sa de Juno, tenía que
ir al templo en un carro en cierto modo, es legítima porque impide los-
LOS PISISTRATIDAS Y CLISTERES 5.11
pues, que la sabiduría de Solón no pudiera des¬ edad avanzada, acudió á la plaza pública, don¬
los odios y reunir todos los partidos en do por los ricos, se quedó solo entre él tropel
uno: el de la paz pública y la grandeza na¬ amenazador de los pobres. Entonces ifégresó á
cional. su casa, cogió sus armas y las puso á la puer¬
Cuando Solón, al regresar de sus viajes vol¬ ta, diciendo: "He defendido, en cuanto me ha
vió á_Atenas, encontró tres facciones que lucha¬ sido posible, la patria y las leyes". Las defen¬
ban. A la cabeza de los hombres de la lla¬ dió todavía con sus versas, pero en vano. "Si
nura estaba
Licurgo; mandaba á los de la toleráis estos males por vuestra cobardía, no
ribera el alcmeónida Megaeles, y á los monta¬ acuséis á los dioses. Engrandeciendo á esos
ñeses Pisistrato que se titulaba descendiente de hombres os habéis sometido á vergonzosa es¬
Néstor. A estos últimos se había agregado la clavitud".
masa de los tetos, enemigos declarados de los Gracias á la deferencia que le había demos¬
ricos, á quienes Solón defraudó en su errónea trado, Pisistrato logró, no que aprobara su
esperanza de un reparto de tierras. Aún se usurpación, pero sí que le ayudara alguna vez
respetaba la reciente constitución ó por lo me¬ con sus consejos. El sabio consagró sus últi¬
nos no se violaba abiertamente; mos días á las Musas y á la ciencia. Envejezco
pero por to¬
das partes se esperaba una revolución que sir¬ —
viera para apoderarse del gobierno al más "Aún me gustan los dones de Cipris, Baco
fuerte. Afortunadamente la historia y las úl¬ y las Musas". Murió en 559. Su nombre es uno
timas leyes habían unido tan íntimamente á de los más grandes y amados de la historia.
las poblaciones
que aquellas rivalidades podían Reunió acción y pensamiento, política y arte,
conducir á la ruina de las libertades públicas, brillando siempre su dulce sabiduría y su amable
pero no á la aniquilación del Estado. Cada fac¬ virtud.
ción contaba eon su jefe; el único que carecía Con la guardiahabía alcanzado y que
que
de él era el partido de la ley y de la elevó más adelante á 40U
paz. se
hombres, Pisistra¬
Solón tenía que ser naturalmente el que lo to conquistó la ciudad (559). Desde aquel mo¬
mandara. Recibido eon honor
y respeto, se pro¬ mento fué el amo de Atenas, de donde salieron
puso reconciliar á los tres rivales, pero no tar¬ los descontentos para ir á fundar, guiados por
dó en advertir entre ellos á un ambicioso Milciades el Anciano, una colonia en el Querso-
hábil y de peligro para la libertad. Era Pisis¬ neso de Tracia, Usó del poder como político
trato, muy popular por su valentía en las hábil. Contento eon dirigirlo todo á su gusto,
guerras contra Megara y que sabía abrirse ca¬ se portó en lo demás como simple ciudadano
mino apelando á su gTan arte de la seducción. y conservó las leyes de Solón. Acusado de ho¬
Pisistrato, según dice Plutarco, "era de un micidio, compareció ante el Areópago.
carácter amable, insinuante en su conversación, A pesar de esta moderación, no logró con¬
caritativo con los pobres, suave y moderado servar el poder, que perdió y recobró varias
con sus
enemigas. Sabía imitar tan bien las veces. Megaeles y los alemeónidas se habían
cualidades que le había negado la Naturaleza des'errado espontáneamente. Licurgo, que perma¬
que solía pasar por un hombre modesto, reser¬ necía en la ciudad, se reconcilió eon ellos y am¬
vado, partidario celoso de la justicia y la bas facciones reunidas consiguieron expulsar
igualdad y enemigo declarado de quienes que¬ al enemigo común. Se habían convenido para
rían introducir reformas". Cuando creyó lle¬ derribar á Pisistrato,
ocurrió lo mis¬
pero no
gado el momento de reproducir la tentativa mo en cuanto al reparto de los despojos. Los
de Cilón, recurrió á una treta singular. Des¬ aliados lucharon entre sí, surgiendo esta di¬
pués de haberse hecho á sí mismo y á sus caba¬ visión en todas partes, en el país y en la ciu¬
llos unas heridas leves, los lanzó desbocados ha¬ dad. Ya no había seguridad ni comercio. Pisis¬
cia la plaza pública, huyendo, según decía, de trato había retirado á las
se montañas, donde
unos
enemigos que querían matarle. Indignada vivía como jefe independiente. Megaeles le
la multitud, uno de los confidentes de Pisistra¬ ofreció nuevamente el poder si quería casarse
512 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
¿on su hija, 'y aceptó. Era tan grande aún su zo. Los
argivos le permitieron reclutar allí su
influencia en la ciudad, que
sólo hubo un hom¬ cuerpo y el naxiano Ligdamis
de mercenarios,
se le unió con soldados y dinero. Los atenienses
bre, después de su destierro, que se atreviera
á adquirir sus bienes, sacados á subasta. Para salieron desordenadamente para combatirle, y
dar más esplendor á su regreso, organizó Pi¬ 110 fué difícil derrotarles. Pisistrato entró con los
sistrato una ceremonia que se ha interpretado fugitivos Atenas, de donde fueron otra vez
en
mal. "Había en la aldea de Peania
mujer una desterrados los alcmeónidas. Confirmó su poder
de aventajada estatura y hermosas facciones. prometiendo á todos seguridad y amnistía, siem¬
Megaeles y Pisistrato" facilitándole una armadu¬ pre que cada cual se dedicara tranquilamen¬
ra completa la subieron á un cairo y marcharon te á sus asuntos. Pero no se fió más que de
hacia la ciudad, precedidos de heraldos que tropas extranjeras que conservó á sueldo.
gritaban: — "Atenienses, recibid favorablemen¬ Exigió además que le entregasen en rehenes
te á Pisistrato, que es el hombre más honrado á l'os hijos de los principales ciudadanos, rele¬
por Minerva, y á quien ella misma trae á la gándolos á la isla de Naxos, que sometió, y que
ciudadela". gobernaba su amigo Ligdamis. Por último, des¬
Pisistrato, á caballo, seguía al carro. Con¬ pojó de sus anuas á dos atenienses, hacién¬
vencidos los atenienses de que aquélla era ver¬ dolas depositar en el templo de Aglaura.
daderamente la diosa, se prosternaron para Por lo menos su tiranía fué inteligente y
Eretria en Eubea, una de las ciudades entonces deza del Atica. Las colonias que sirvieron en lo
más prósperas de Grecia. exterior de puntos de apoyo á su dominio, y de
Allí estaba cerca de sus antiguos clientes vínculos con las ciudades jónicas para aproxi¬
los diacrios y en medio de una multitud con¬ marlas á Atenas y agruparlas alrededor de la
siderable de mercaderes procedentes de todos metrópoli.
los puntos del mundo helénico. Enriquecido por Conquistó en la Troada la ciudad y el puerto
elproducto de las minas que poseía á orillas del de Sigea, y habiendo pedido un oráculo la pu¬
continente, en las islas y hasta en Italia, estre¬ plir la voluntad de Apolo. En todos los sitios
chas relaciones con ciudades envidiosas de Ate¬ que se divisaban desde lo alto del templo,
nas, como Tebas y Argos, ú otras que ganó se quitaron las tumbas
y se transportaron los
con algunos favores. cadáveres á otra parte.
Llegado el momento, todas le prestaron gran¬ Abrió numerosos
caminos, para unir la ciu¬
des cantidades, ya que todo el mundo aseguraba dad con su puerto de Palera y los distritos ru¬
que lo devolvería centuplicado. rales.
1 á 7. Tocados usados por las griegas en varias épocas. Para sujetar los cabellos usaban cintas
dobles 6 triples. Algunas llevaban redecillas.—£ y 9. Mujeres con sombrero.—10 y 11. Mujeres con
ánforas.—12. Mujer con el epumis ó túnica corta exterior.—13. Bailarina con el xitón abierto.—14.
Bacante flautista—15 y 16. Matronas griegas.—17. Guerrero griego de los tiempos homéricos.
LOS PISISTRATI S Y CLISTENES 513
Empezó á construir varios monumentos que hasta.nosotros. Igual se hizo con los de Hesíodo
'habíande ser la gloria de. Atenas; el Par- y con otros.
tenón para guardar los tesoros de Miner- Cuando renovó la fiesta de las grandes Pa-
va; el temido de Apolo y el de Júpiter nateneas, quiso que se recitaran en ella aquellos
'Olímpico, emprendido en tales proporciones poemas homéricos que aunque no hablaban de
que no se pudo acabar en menos de 700 años, la democracia, de origen más reciente, celebraban
y ningún templo del Universo llegó á igualarle las hazañas de héroes que Pisistrato declaraba
•en extensión. como ascendientes suyos, y de los reyes cuyo po¬
Atenas le debió el
Liceo, hermoso jardín pró¬ der había recogido.
ximo á la ciudad, donde la juventud se ejerci¬ Así, la herencia común de toda la Grecia se
taba en la palestra. Estableció la primera bi¬ convertía en propiedad particular de Atenas y
blioteca que hubo en Grecia, abierta lo mismo Pisistrato hacía consagrar la ciudad en que rei¬
;á los extranjeros que á los ciudadanos. Hizo naba, como capital intelectual del mundo helé¬
también lo que llamaríamos una primera edi¬ nico. Enviaba una galera del Estado en busea
ción de los poemas de Homero, que únicamen¬ de Anacreonte en Teos, y llamaba á Lasos de
te los rapsodas habían conservado hasta enton¬ Hermione y á Simónides de Ceos. También alen¬
ces, transmitiéndoselos de unos á otros. taba á Tespis, uno de sus diácidos, á trans-
514 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
formar los coros <3e Dionisos en una escena aunque como educados en el seno del poder, me¬
dramática, que había de servir de origen á la nos prudentes y reservados que su padre. Pa¬
rece que gobernaron de común
tragedia de Esquilo, y quiso que estos poemas ^e acuerdo, pero Hi¬
recitaran también en la fiesta de las grandes Pa- pias, por su condición de hijo mayor, era consi¬
nateneas. derado soberano. Tucídides, que quizá los trata
Pisistrato no había abolido la última Cons¬ bien por ser de su casa, dice: "aquellos tiranos-
titución; pero no se hacía nada, ni elección, afectaron durante mucho tiempo sabiduría y vir¬
ni ley, ni cosa alguna, más que por su in¬ tud; contentos con cobrar á los atenienses el
fluencia y bajo su dirección. Aparentemente, vigésimo de las rentas, embellecían la ciudad,,
Atenas era una república, y en realidad tenía sostenían la guerra, y en las fiestas costeaban
un amo, pero un amo popular. los sacrificios. La república, en todo lo demás,
Sin embargo, mantuvo severamente las leyes gozaba de sus derechos. Sólo se guardaba á la
sobre policía y las que obligaban al tra¬ familia ele Pisistrato la atención de conferirle
cos, Pisistrato tuvo que imponer un diezmo so¬ tranjero a.l entrar en el Atica, sabía que iba
bre los productos de la tierra. Cuéntase que, pa¬ á pisar una tierra donde estaba perfectamente-
seándose un día, vió á un campesino que traba¬ regulada la sociedad civil y donde se honraba el
jaba penosamente en las laderas del Himeto, y le cultivo del ingenio.
preguntó cuánto le producía su campo. "Mucho Un día, bajando los pisistrátidas con todo el
trabajo — contestó, — pero á Pisistrato no le pueblo hacia el Cerámico, para ofrecer un sacri¬
importa, con tal que saque su renta." El tirano ficio á los doce grandes dioses, vieron á unos su¬
se echó á reir eximiendo al pobre hombre del plicantes sentados en los escalones del altar;
pago del impuesto. Murió Pisistrato en 527, due¬ eran platenses. Iban á implorar su socorro
ño aún del poder hasta el punto ele serle posible contra Tebas, que había querido realizar en Beo-
transmitírselo á su hijo. cia la revolución hecha en Atica en beneficio de
La tiranía se hacía así hereditaria. Atenas ha¬ Atenas y convertirse como ésta en metrópoli y
bía recorrido ya toda la serie de transformacio¬ centro político del país. Los pisistrátidas olvi¬
nes
políticas, cuya teoría expone Aristóteles, y daron sus antiguas relaciones con Tebas pai-a
que suele encontrarse en casi todos los Estados aprovechar la ocasión de extender su influencia
de la antigüedad: monarquía heroica, aristocra¬ más allá del Parnés y ocupar la frontera terres¬
cia, oligarquía, democracia y tiranía. Mientras la tre. El ejército que enviaron venció á los teba-
lenta y cautelosa Lacedemonia se detenía en .el nos y selló entre Atenas y Platea una alianza
primer paso, entre la monarquía heroica y la que duró tanto como ambas ciudades (519).
aristocracia, la impaciente é inquieta Atenas co¬ Sin embargo, de tarde en tarde, aparecía la
rría de un extremo á otro, probaba todas las for¬ tiranía. Cimón, padre de Mileiades, fué asesi¬
mas de
gobierno y llegaba al último período de nado, y habiendo rechazado Haimodio la amis¬
aquella larga evolución, á la tiranía. Pronto sal¬ tad de Hiparco por la de un ciudadano de la
drá de ella gloriosamente para encontrar el ver¬ clase media, llamado Aristogitón, el tirano se
dadero gobierno republicano y democrático. vengó cobardemente. Harmodio tenía una herma¬
Pisistrato había dejado tres hijos, Hipias, na
joven, que fué invitada á llevar el cesto sa¬
Hiparco y Tésalos, muy amantes de las letras, grado en una fiesta, y cuando se presentó se la
LOS PISISTRATIDAS Y CLISTENES 515
expulsó vergonzosamente, afirmando que no la sin lengua, elevaron también estatuas á Harmo¬
habían llamado y que no era digna de desempe¬ dio y Aristogitón,las fiestas cantaban:
y en
ñar una misión reservada á las hijas de las pri¬ "Llevaré la la rama de mirto, como
espada en
meras casas. A Harmodio le irritó grandemente Harmodio y Aristogitón cuando mataron al ti¬
día, Hipias con sus guardias ordenaba la comi¬ como Harmodio y Aristogitón, cuando en las-
tiva en,el Cerámico, fuera de la ciudad. Harmo¬ fiestas de Atenas mataron al tirano Hiparco.
dio y Aristogitón, provistos de puñales, avan¬ "Siempre vivirá vuestro recuerdo en la tie¬
zaban, ocultando sus armas bajo ramas de mir¬ rra, queridos Harmodio y Aristogitón, porque
to. Entonces vieron á un conjurado hablando habéis matado al tirano y establecido la igual¬
con Hipias,
pues éste permitía que se le acercase dad en Atenas."
cualquier ciudadano. Creyéndose delatados qui¬ Desde el asesinato de su hermano (514), pa¬
sieron siquiera vengarse antes de morir. Fran¬ reció cambiar el carácter de
Hipias. Sombrío y
quearon las puertas, penetraron en la ciudad, y receloso, mandó matar á muchos ciudadanos,,
hallando á Hiparco en el lugar llamado Leoeo- abrumó impuestos á.los demás y estrechó sus
con
riéndole mortalmente. Aristogitón logró, en el que poseía á Sigea y con Milciades que le ayuda¬
primer momento, librarse de sus perseguidores, ba en el Quersoneso. También logró la amistad
pero después fué preso. Hipias supo la noticia del tirano de Lampsaca, que disfrutaba gran in¬
en el Cerámico fluencia con el rey de Persia, casándole con su
y en vez de acudir al lugar don¬
de acababa de cometerse el asesinato, como hija. Tucídides indignado ante esto, exclama:
los
ciudadanos armados que acompañaban á la co¬ "¡Un ateniense unirse con un hombre de
mitiva estaban á alguna distancia, se aproximó Lampsaca!" Pero en Hipias la prudencia aca¬
á ellos antes de que averiguasen nada. Aparen¬ llaba al orgullo. Contaba además con la amistad,
tando tranquilidad les dijo que fueran sin armas de Lacedemonio, con la de Amintas, re^ de Ma-
á un sitio que
les señaló. Así lo hicieron, creyen¬ eedonia, y con ia de los tesalios. ¿Qué podía
do que tenía algo que comunicarles. temer ?
Entonces,
ordenó á los guardias que les despojaran de las Los alcmeónidas desterrados por Pisistrato,
armas, y mandó prender á quienes creía sospe¬ habían realizado para volver por las armas a!
chosos, y á aquellos que ocultaban los puñales" Atica, primera tentativa, y como 110 les dió
una
(Tucídides). resultado, buscaron aliados. El templo de Delfos
Aristogitón, según relatos posteriores, antes había sido incendiado en 548 y se recogió dinero-
de que le mataran, fué sometido al tormento "y en toda Grecia para reconstruirlo. A los de
denunció á los amigos más queridos del tirano, Delfos les correspondía pagar una cuarta par¬
que inmediatamente los mandó degollar. ¿Y, te de todo el gasto, evaluado en 300 talentos de
quién más? — preguntó. — "Tú eres el único Egina (cerca de 2 millones de pesetas). Los alc¬
cuya muerte deseo, — contestó Aristogitón; — meónidas contrataron con los anfictiones la cons¬
"pero siquiera te he hecho matar á los que más trucción del templo, realizándola éstos más-
querías". Los atenienses para ennoblecer aquel suntuosamente de lo que se había acordado. En
primer día de su libertad, referían también que vez de edificar el frontis de piedra, lo hicieron
Leena, amiga de Aristogitón, había sido ator¬ "de mármol de Paros. Los de Delfos
quedaron
mentada como él, y que por temor de ceder al entusiasmados ante semejante generosidad, y la-
dolor, y hacer traición involuntariamente á al¬ Pitonisa señaló, en sus respuestas, cuando los la-
gún cómplice, se había partido la lengua con los cedemonios fueron á consultarla, la obligación
dientes, escupiéndola á la cara del tirano. Des¬ de devolver la libertad á Atenas. Los esparta¬
pués de la caída de los pisistrátidas, los atenien¬ nos estaban naturalmente inclinados á favore¬
ses
representaron á Leena en forma de leona cer al partido aristocrático de Atenas, repre-
516 NOVISIMA HISTORÍA ÜNÍVERSÁL
sentado por los alcmeónidas, mostrándose, en provistos de abundantes víveres. Pensaban hasta
en retirarse, después de un bloqueo de
cambio, hostiles al espíritu democrático que ha¬ algunos
bía elevado al poder á los pisistrátidas. Además, días, cuando un suceso imprevisto determinó la
veían con secreta envidia los rápidos adelantos ruina de los pisistrátidas. Hipias, para resguar¬
dar á sus hijos de cualquier eventualidad, quiso
■
siete días el sena¬ ron siendo nueve. Eran nombrados por elección-
do, bajo la direc¬ y no designados por la snerte, como lo fueron
ción de uno de más adelante, al perder las prerrogativas que
sus miembros, lla¬ les había dejado Clistenes.
mado epl s t ata, La organización tuvo carácter militar»
nueva
cuyo cargo se ad¬ Cada tribu contaba sus hoplitas, sus jinetes y
judicaba por sor¬ su general; cada naucraria daba una galera
teo. El epístata y dos jinetes para guardar el país. El tercer
co n s e r v aba las arconte ó pdemarco conservó voto y autoridad
Los demás senadores podían reunirse con los pi- guerra, sino toda la política extranjera.
También se atribuye á Clistenes el estable-
tanos y no era válida la decisión más que euan-
518 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
cimiento del ostracismo. Durante el sexto mes, Moníesquieu ha dicho: "En los Estados que
cada año podía discutirse la siguiente pregun¬ más atienden á la libertad hay leyes que la vio¬
ta en el senado y ante la asamblea: "¿Exige la lan contra uno solo, conservándola para los de¬
seguridad del Estado quehaya un voto de os¬ más. Cicerón quiere su abolición, pero yo declaro
tracismo?" Si se reconocía esta necesidad, el pue¬ que el uso de los pueblos más libres que han
blo votaba. No se le designaba ningún nombre, existido en la tierra, me hace creer que hay
escribía cada cual en una concha cubierta xle ocasiones en que deba echarse un velo sobre la
cera el nombre del ciudadano
que creía útil libertad, como se cubrían las estatuas de los
expulsar de la ciudad, para sostener la igual¬ dioses.
dad común y prevenir toda tentativa de usur¬ Los ingleses tienen algo peor que el ostracismo,
pación. El voto era secreto. Los arcontes hacían el bilí of atlainder que mandó al cadalso á
el censo de los votos que habían de ser lo menos Strafford y á otros varios. Yo soy de la opi¬
G.000. El ciudadano designado por la mayoría nión de Cicerón, pero ¿tenemos derecho para
era desterrado por diez años. No se le guarda¬ ser tan severos contra Atenas, los modernos
ban menos consideraciones, ni se le confiscaban que hemos votado muchas veces leyes de ostra¬
los bienes, cuyo disfrute conservaba. Desde el cismo hasta contra los niños?
el tiempo de Clistenes, diez ciudadanos fueron La aristocrática Lacedemonia, al llevar de
sometidos á esta medida de alta policía. Hi- nuevo á los alcmeónidas á Atenas, había creído
parco, pariente de los pisistrátidas; Alcibiades, derribar un tirano y fundar una oligarquía.
Megaeles y Calias, jefes de casas poderosas y Al burlada, acogió las quejas de Isá-
verse
.ambiciosas. Arístides, Tucídides, el antiguo je¬ goras, y un heraldo, fué á reclamar el destierro
fe de facción, Damón, uno de los maestros de de Clistenes, como miembro de familia manci¬
la acción, cuando los corintios, conociendo que Entre tanto, los beocios, queriendo vengar su
hacían una guerra injusta cambiaron de parecer derrota, pidieron auxilio á los eginetas alegando
y se retiraron. Demarato, segundo rey de el motivo de que Tebas y Egina, hijas del
Esparta, siguió este ejemplo. Su partida obligó río Asopos, que habían dado su nombre á
á la retirada á todas las tropas. Aquella disi¬ ambas ciudades, eran hermanas. A razones tan
dencia originó la ley que prohibía á los dos
. decisivas, los eginetas contestaron en estilo no
reyes de Laeedemonia estar á un tiempo los dos menos mitológico, mandando al campamento
en el ejército." beocio las estatuas de los héroes eácidas. Los
La defección de Corinto nació, más que del beocios fueron derrotados y solicitaron un auxi¬
amor á Atenas de la envidia á Egina, á la que lio más real. Como entre Atenas
y Egina
habría engrandecido aquella guerra. A Demara¬ existía queja antigua, de la cual pronto ha¬
una
to no le importaba tampoco Atenas, sino la am¬ blaremos, los eginetas resolvieron aprovecharse
bición de Cleómenes. De todos modos, el resul¬ de los nuevos apuros de Atenas, y mientras los
tado fué favorable á los atenienses. Libres de tebanos atacaban por el Norte, armaron una es¬
los espartanos, cayeron sobre los beocios, cau¬ cuadra y saquearon las costas, sin previa decla¬
sándoles numerosasbajas y haciendo 700 prisio¬ ración de guerra. Atenas preparó en seguida una
neros. El mismo día desembarcaron en Eubea, gran expedición contra Egina, pero las noticias
obteniendo un triunfo tan completo llegadas del Peloponeso le impidieron seguir
que pudie¬
ron mandar 4.000 colonos á las tierras de los adelante.
habitantes más ricos de Caléis. Esta colonia Laeedemonia, mucho más preocupada de in¬
contiibuyó grandemente á la grandeza de Ate¬ tereses que de principios, acababa de decidirse
nas, por los recursos que le proporcionó en á deshacer lo que había hecho, restaurando á
trigo y en caballos, y por la influencia que le Hipias, después de haberlo derribado. Conocía la
dió en la isla (508). astucia de que se habían valido los alcmeónidas
La democracia inauguraba gloriosamente su para sobornar al oráculo de Delfos y provocar
advenimiento con dos victorias importantes en la expedición de Cleómenes. A Esparta le dolía
-dos días. No habían hecho los atenienses otro haber sido engañada, y "además — dice clara¬
tanto en los 70 años que
había durado la ti¬ mente Herodoto pensaba que el Atica, libre,
—
ranía y por eso se sintieron tan justamente sa¬ sería capaz de equilibrar su poder, mientras que
tisfechos. Habían cogido numerosos prisione¬ encorvada bajo el yugo, necesariamente perma¬
ros que tuvieron encadenados mucho tiempo. necería débil". Hipias fué llamado de Sigea á
Con el diezmo del rescate obtenido, mandaron Esparta y la magistratura propuso á los alia¬
hacer una euádriga de plata que se colocó en dos una gran expedición para llevarlo de nuevo
los Propíleos y fué consagrada á Minerva. Lle¬ á Atica. La asamblea se celebraba en la misma
vaba la inscripción siguiente, que por su alti¬ Esparta. Todos aquellos diputados de Estados
vez anunciaba á los héroes de Maratón: "Los libres oyeron al principio en silencio la extraña
hijos de Atenas han vencido á los pueblos de proposición de socorrer á un tirano. Al fin se
Beocia y de Caléis, humillando con el hierro y levantó el corintio Sosicles para recordar los
la prisión la insolencia de sus enemigos." En males que la tiranía había ocasionado á su pa¬
la Acrópolis se guardaron las cadenas de los pri¬ tria y á otras ciudades, reconviniendo á los es¬
sioneros. Herodoto, que las vió, ha dicho: "Des¬ partanos por atentar á su propia historia y de¬
de aquel acontecimiento, Atenas se fué acrecen¬ clarando enérgicamente, que los corintios nun¬
tando y la posteridad demostró allí como en ca contribuirían á restablecer un gobierno que
todas partes, las ventajas de un Estado donde tanto les había perjudicado. La mayor parte de
52a NOVISIMA HlSfORÍi UNIVERSAL
los aliados fué ele la misma opinión. Lá liga que ner para impedir su desarrollo. Crecerán sufcf
se intentaba quedó disuelta de pronto, é Hipias ramas, que nadie podrá esquilmar, y, como en
volvió tristemente á Sigea. Desde allí pidió sin climas benditos, darán á un tiempo frutos y
cesar á los persas un ejército que le permitie¬ flores.
ra sujetar á su patria al yugo, y poner á Gre¬ Esparta habría persistido en sus odios si
cia á los pies del gran rey. un acontecimiento imprevisto no hubiera obliga¬
Acabamos de ver que Atenas, después de nume¬ do á los griegos á unirse, deponiendo toda riva¬
rosos disturbios y revoluciones, entraba rápida¬ lidad. Hemos llegado á las guerras médicas*.
mente en las vías democráticas, siendo lo que Antes de referirlas, hay que hablar en con¬
Solón quería que fuese; una reunión de ciuda¬ junto de aquel mundo helénico, de aquellos Es¬
danos en la cual ni familias, ni corporaciones, tados pequeños de Grecia, numerosas colonias^
ni castas tenían derechos particulares ni heredi¬ que suscitaron el conflicto entre Asia y Europa
tarios. La equidad ante la ley, la se¬
engrandecido en el exterior, llegando á ser en narquía, pintada por Homero, hasta la democra¬
poco tiempo lo suficiente poderosa para preocu¬ cia que nos describen Tucídides y Herodoto.
par á la aristocrática y omnipotente Laeede- El gobierno de la edad heróiea con sus reyee
monia. descendientes de los dioses, y su senado de no¬
Variospueblos, varias aristocracias, se alia¬ bles, su consejo, la asamblea general de los
ron contra ella para detener su crecimiento. hombres libres que rechaza ó aprueba sin de¬
Esparta apela á los medios más opuestos: ya liberar, continúa en Esparta y en Epiro, hasta eí
expulsa á los tiranos, ya los restaura, pero todo siglo III antes de nuestra Era. En el resto de
es inútil. Atenas triunfará siempre, como árbol Grecia desapareció con las causas que lo ha¬
vigoroso cuya savia se trata en vano de conte¬ bían originado: las guerras continuas, las inva-
ESTADOS SECUNDARIOS DE LA GRECIA CONTINENTAL 521
siones súbitas y los cambios de territorio. La so¬ tallaron las guerras médicas. Tal fué, pues, la
ciedad mejor cimentada, necesitó menos á aque¬ vida interior de Grecia. Primero los reyes, en
llos hijos de los dioses, y en todas las ciudades, seguida la aristocracia, luego los tiranos apo¬
tarde ó temprano, se abolió la monarquía. Sus¬ yados en la clase oprimida ó
los mercenarios;
en
tituyóla una oligarquía que databa de la con¬ y finalmente la ciudad gobernándose á sí misma,
quista, y gobernó con arcontes y pritaneos en ciando más lados á los ricos propieta¬
en unos
y por último, anual. En el siglo VII, esta revo¬ de clases nació aquella emulación y aquella ac¬
lución oligárquica, se verificó completamente en tividad del espíritu que dio origen á la civili¬
que libre de la realeza de los hijos de los dioses, militar, que hizo irrevocable á la primera. Se
no se detuvo Grecia hasta el extremo opuesto: la estableció la igualdad de armas como la de dere¬
democracia. Los nobles que ya no tenían señores chos. A los guerreros de la época homérica que
superiores á ellos, no quisieron ver en los in¬ combatían aisladamente en carros de guerra,
feriores más que súbditos, pero á su vez los les suceden los hoplitas- formados en filas apre¬
subditos hicieron contra la oligarquía, lo que tadas é inmensas. Antes sólo los héroes atacaban
ésta había hecho contra los reyes. Sin embar¬ de cerca, sembrando en torno de ellos el terror y
go, desconfiando demasiado de sí mismos, para la muerte; ahora todo el pueblo empeña y sos¬
fundar un poder popular, pusieron á su fren¬ tiene la acción. Cada ciudadano va completa¬
te á algunos de los grandes que se habían pa¬ mente armado, vez de las maravillosas
y en
sado á su bando, otorgándoles el poder para hazañas de algunos jefes intrépidos, se ofrece
que en cambio les dieran la igualdad. Así llega¬ el gran espectáculo de la ciudad entera que sale
ron á ser tiranos Pisistrato en Atenas, Cipselos tranquila, disciplinada y resuelta á la victoria
en Corinto, Panetios en
Leontini, Pitacos en Mi- ó á la muerte. Esta organización democrática
es la que
tilene, etc.; tiranías brillantes y populares que prevalece en tiempo de la llegada de
daban á las ciudades paz y prosperidad. los medas, y es la que salva á Grecia.
Todas las tiranías no vinieron por el mis¬ Encontraremos algunos incidentes de esas
mo camino ni tuvieron siempre el mismo ca¬ transformaciones sucesivas en la historia de
rácter popular. En Argos, el rey Fidón rompió cada uno de los Estados pequeños.
las trabas que limitaban su poder, y sometió Arcadia, detrás de su cinturón de altos mon¬
á su voluntad á grandes y pequeños. En Mi'cto tes, tiene un suelo pedregoso donde las aguas,
y en toda Jonia, se apoderaron del poder ma¬ exceptuando el valle del Ladón, no han trazado
gistrados instituidos por los nobles. En Sicilia, anchas cuencas, porque corren apresuradas
lo usurpó el agrigentino Falaris, ejerciéndole en todas direcciones, tropezando á cada paso
con tanta más crueldad cuanto que, no represen¬ con alturas cuyo pie socaban ó perforan para
tando á ninguna clase, todas eran enemigas su- abrirse un camino subterráneo. Puillon dice que
Todas estas tiranías pasaron á su vez como su suelo, carece de unidad. Multitud de pue¬
la oligarquía que las había traído, porque el blos, sembrados en estos valles sin nombre, vi¬
uso
prolongado de un poder irresponsable tuvo vían separadamente, pero gracias n su aisla¬
sus consecuencias naturales: los abusos y las miento y pobreza, se libró Arcadia de las re¬
violencias, las cuales originaron una nueva re¬ voluciones que cambiaron tantas veces la po¬
volución. Acababa de desarrollarse cuando es- blación de los demás distritos de Grecia. "Los
TOMO III 33
522 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
como los de Delfos, y ejercían durante cuatro rosas ruinas reveladoras de que en
aquel corlo
años, siendo su función muy laboriosa, pues espacio vivieron ciudades florecientes como Mi-
•"cada mes, según Pausanias, sacrificaban los cenas, Tilinto, Midea, Nauplia, Trezena, Her-
eleos una vez en cada uno de los 70 altares eri¬ mione y Epidauro. Puede deducirse que aquel
gidos á los dioses". país fué durante mucho tiempo teatro de una
En la costa estaba Zacinto, que los marinos lucha entre dos razas diferentes y se explica
llaman lioy, con razón, flor de Oriente (Eior por qué no formó nunca un Estado unido y
•di Levante) y lo merece pues en pleno mes de fuerte, como el Atica y la Laconia. Efectivamen¬
Enero fie visto llenos de flor los campos. Sus te; no había mayor unidad en la población que
en el suelo.
"habitantes afirmaban que descendían de los tro- Trezena, por ejemplo, permaneció
casi del todo jónica. Conservó como divinidades
yanos y fueron los que fundaron á Sagunto en
España. principales á Neptuno y Minerva; señaló sus
Al Este de la Elida está Aeaya. Los descen¬ monedas con un tridente y una cabeza de Ate¬
dientes de Tisamenes reinaron allí hasta un nea
y cuando Jerjes entró en Atica, los ate¬
tal Giges, crueldades hicieron abolir la
cuyas nienses confiaron á Trezena sus
mujeres y sus
monarquía. No se sabe en qué época se estable¬ hijos. Epidauro conservó también un fondo de
ció la democracia en el país, formando una con¬ población jónica y todos los aqueos no siguie¬
federación de doce ciudades. La Acaya no tomó ron á Tisamenes.
parte alguna en los asuntos generales de Gre¬ Por eso la Argólida no fué nunca más que
cia, y vivió tranquila y feliz. Se ponderaba su medio doria, aunque Témenos, jefe de la ca¬
De
Acaya, dando la vuelta por Sicione y en Argos, y
Corinto, pasamos á la Argólida, península ex¬ aunque los
tensa sin unidad geográfica, erizada de monta¬ dorios de es¬
Asina, Nauplia y Hermione — que creía tener los Estados dorios, la población estaba di¬
en sus inmediaciones una de las entradas del in¬ vidida en tres clases: la superior, que go¬
Todos celebraban allí sus sacrificios. Los ar- recordando el primer lugar que había ocupado
en Grecia, miraba con envidia la
givos, guardianes del templo, tenían derecho grandeza cre¬
á emplear la fuerza contra aquellas ciudades ciente de Lacedemonia. A menudo luchó con ella
que no enviaban las víctimas obligatorias, así por cuestión de fronteras y perdió una par¬
como imponían una multa á los miembros de te de la Cinuria. Más adelante, por odio á Es¬
la liga que no cumplían sus deberes. Ha¬ parta, tomó el partido de Atenas y de la
biendo auxiliado Sieione y Egina, en 514, al democracia, pero practicó este gobierno di¬
espartano Cleomenes en su invasión de Argia, fícil sin las sabias templanzas de Atenas. Cice¬
Argos impuso á ambas ciudades una gran mul¬ rón observa que en ninguna parte se menciona
ta, que Sieione reconoció justísima. el nombre de un orador argivo.
La reunión de todos los dorios de la Argólida, Al Este de Argos, en la península Actea, se
bajo la dirección de Argos, dió á esta ciudad elevaba Epidauro en la costa del Golfo Sarúni¬
el primer lugar en el Peloponeso. En tiempo co, frente á Egina, á la cual había colonizado y
de su rey Fidón, el décimo descendiente de Te- cuyo destino encadenó al suyo durante mucho
menos, hacia el año 750, ejerció la influencia tiempo. Como metrópoli, había obligado á los ha¬
que Esparta no pudo adquirir hasta más tarde. bitantes de esta isla á que sustribunales falla¬
Quitó á los eleos la presidencia de los juegos ran pleitos. Cayó en el siglo VIII bajo el
sus
olímpicos, para dársela á los piseos y sometió to¬ poder de Fedón de Argos, recobrando la inde¬
da la costa oriental de la Laoonia hasta el cabo
pendencia después de su muerte. A fines del
Malea, con la isla de Citerea. Fué el primero que siglo VII y á principios del VI se vio some¬
mandó acuñar monedas de plata para sustituir á tida Epidauro á un yugo extranjero. Reinaba,
la pesada é incómoda de hierro y de cobre que entonces Proeles y su yerno Periandro le des¬
conservaba Esparta. El sistema de pesas y me¬ tronó. A consecuencia de este suceso Egina de¬
didas que estableció y que se ha llamado "sis¬ bió de emanciparse. Había en Ephlauro una
tema de Egina", fué adoptado por Indo el Pe¬ clase de esclavos semejantes á los ilotas y á
loponeso, Beocia, Tesalia y Macednnia. Es na¬ los gimnesianos á quienes se llamaba canipodos
tural que aquel príncipe que fué casi contem¬
(hombres de pies polvorientos) otro término des¬
poráneo de Licurgo, tuviese ideas distintas por¬ preciativo que al mismo tiempo indicaba sus ocu¬
que encontraba á su alrededor otras necesida¬ paciones rurales.
des. Impulsaba á pueblo, al comerció á
su y Egina es una de las islas más pequeñas del
la navegación, con tanto afán corno el legislador Mediterráneo. No tiene 83 kilómetros cuadra¬
de Esparta habían empleado sujetar al dos de
para superficie. Su suelo es pobre; sus orillas
suyo en el angosto círculo de sus rígidasy antili¬ de graciosos contornos están erizadas de esco¬
berales instituciones. Esparta Argos no eran,
y llos, excepto en un punto donde existe una
pues, dorias del mismo modo. Cirinto, ciudad rada excelente y en el interior se.eleva el monte
de lujo y molicie, lo era todavía menos. Por eso de San Elias, desde el cual es fácil eon'"r- los
hay que conceder á la influencia de los lugares templos de la Acrópolis de Atenas y contem¬
y «le las circunstancias lo que se atribuía á la de plar Salamina, Eleitsis, Megnra, el Acrocorinto
la raza.
y las primeras islas del Archipiélago. Desde
ESTADOS SECUNDAÉÍÓS DÉ LA GKECIA CONTINENTAL 525
luego podía asegurarse que Egina dominaría el Este odio tenía su causa natural en la
golfo Sarónico y el mar de las Cicladas, el día rivalidad de dos pueblos separados sólo por un
que hubiese en ella hombres de inteligencia y de estrecho mar donde á cada momento se encon¬
á orar á la cima del monte Elias. Poco después da, conservando el recuerdo de las injurias en
se nubló el cielo y
empezó á llover abundante¬ sus ceremonias y hasta en la forma de sus
mente. Los griegos se habían salvado. Su agra¬ vestidos. "En época de escasez, los epidauros
decimiento fué bien triste; colocaron á Eaco en
los infiernos, para juzgar á los muertos con Mi¬
nos y Radamanto. Había tenido dos hijos: Pe¬
vían parasujetarse el vestido, causándole la los juegos olímpicos, los cuales había sido-
en
muerte. A los atenienses les horrorizó aquella vencedor en la carrera de carros,
mandó procla¬
crueldad y para castigar á sus mujeres, las obli¬ mar por un heraldo
que quien se creyera digna
garon á dejar el traje dorio que llevaban y acep- «.
de ser su yerno, fuera á Sicione dentro de sesen¬
tar el de las jonias, ó sea la túnica de lino, ta días y se casaría eon su bija un año después..
para la cual no necesitaban agujas. Desde este De todo el mundo griego acudieron numerosos
momento se estableció entre argivos y eginetas pretendientes. Clistenes se informó de su pa¬
la costumbre, que todavía existe, de hacer las tria y nacimiento, y los tuvo un año consigo..
agujas que sujetan los vestidos, de tamaño do¬ Les agasajó espléndidamente, estudió sus incli-
ble que antes,; y por eso también las ofrendas i] ación es
y costumbres, su ingenio y su cultura,,
de las mujeres consisten, principalmente, en ya en las conversaciones que eon ellos tuvo, ya.
dicha clase de agujas. Una ley prohibe á estos en las fiestas y en los banquetes á que les invita¬
pueblos usar en las ceremonias públicas, nin¬ ba..Luego quiso conocer también su destreza y su
gún utensilio fabricado en Atica, ni emplear fuerza, porque, como todos los griegos, concedía
vasija alguna de aquel país. Hoy mismo, las gran importancia á estas cualidades corporales,
mujeres de Argos y las de Egina, queriendo entonces tan indispensables, al soldado.
insultar á las de Atenas, llevan todavía las Mandó construir expresamente á su ser¬
agujas para sujetar el vestido más grandes vicio un estadio para las carreras y una pales¬
que antes". tra para los demás juegos.
Entre Argólida y Acaya, se elevaban Sieio- De todos los
pretendientes, el ateniense Hi-
ne y Corinto. Sicione, que poseía un territo¬ poclides, era el
que reunía mayores probabili¬
rio muy fértil, era considerada, con Argos, el dades de éxito, basta el último momento. Lle¬
reino más antiguo de Grecia. No vacilaba para gado el día determinado por Clistenes para ele¬
nombrar á los príncipes que, según decía, go¬ gir á su yerno, este príncipe inmoló cien bueyes
bernaron allí diez siglos antes de la guerra de é invitó al festín regio no sólo á los pretendien¬
Troya. En la época de la invasión doria, se tes, sino á todos los habitantes de Sicione. Al
concluir la comida, hablaron los pretendientes •
apoderó de ella un hijo de Témenos. Más ade¬
de música, de arte y de cuanto suele ser objeto •
lante, se abolió la monarquía siendo quebran¬
tada por largos disturbios de conversación, esforzándose cada cual en de¬
que apenas hemos
mostrar ingenio. Hipoclides era entre todos el
podido vislumbrar. Un detalle exacto es que ha¬
bía allí una aristocracia doria, una población que más llamaba 1a. atención, porque ya se había
de otro origen y una clase de siervos llamados adivinado que era el preferido. Dé pronto le di¬
despectivamente catonacóforos (vestidos con pie¬ jo al flautista que tocara una de las piezas que -
les de oveja) y corinéforos (que llevaban bas¬ acompañaban á las danzas; pero en vez de em¬
tón). ' pezar con la pirrica, — baile guerrero inventado -
En C80, Ortágoras, hombre del pueblo, se al parecer por Aquiles y muy usado en Lacede-
sublevó contra esta oligarquía fundando la tira¬ monia, donde lo ejecutaban hombres armados,
nía más temible que se había visto en Grecia, y por ser imagen de los combates — bailó las dan¬
es conocido más que por una victoria en los gurar su triunfo, desplegando toda su gracia y
toda su ligereza, sin ver que el príncipe, indig¬
juegos olímpicos. Su nieto Clistenes secundó
á los anfictiones en la guerra contra Crisa y nado ante aquello, le miraba irritado. Llegó has¬
con los ta ademanes juglarescos. Clistenes, no
hacer
despojos de esta ciudad, llenó su patria •
lo, y después de la caída de los pisistrátidas, Maleo, olvida lo que más quieras". Las dificul¬
tades de una
ejerció la pri-
m e r a autori¬ navegación al-
dad en Ate¬ rededor del
lo, abolió los juegas en que los rapsodas se dis¬ griegas en las artes del dibujo. Más adelante,
putaban el premio cantando los versos de Ho¬ había de dar su nombre á un nuevo orden ar¬
mero, porque este (poeta había celebrado á los quitectónico, el más rico de todos. Pero las
argivos. He relatado ya la lucha singular con frecuentes visitas de sus naves á los mares de
el héroe Adraste, que nos enseña todo un aspee-* Oliente y la afluencia de extranjeros á su puer¬
to de la vida religiosa de los griegos, el culto á to, desarrollaron en su seno con la industria y
los hombres santificados por sus hazañas. Si¬ el lujo, las supersticiones y los vicios vergon¬
reyes. En 777, los Baquiadas de la misma fami¬ partido popular, y fué tirano de Corinto. Im¬
lia, que eran doscientos, se apoderaron, no sólo puso grandes cargas á los ricos, castigó á los
de la
realeza, que oligarcas, y durante los 30 años de su reinado,
abolieron, sino de la conservó de tal modo el del
amor pueblo, que
autoridad, ejercién¬ nunca necesitó escolta.
dola el nombre Acaso debió tan dilatada
con
tranquilidad, á las
de pritanos, magis¬ colonias que fundó. Para disputar á los cor-
trados anuales elegi¬ eíreos el comercio del Epiro, y asegurarse es¬
dos entre ellos. taciones navales en el mar
Jónico, Corinto, fun¬
Iiabía, sin embar¬ dó bajo mando á Anactorion y Ambracia, al¬
su
y de origen lapita. De aquella unión nació un vagante, que destrozaba sus propios bienes.
hijo que los Baquiadas buscaron cuidadosa¬ Periandro comprendió el lenguaje simbólico de
mente para matarle, porque un oráculo, había Trasíbuio, y desde aquel día derribó cuanto se
anunciado que si vivía, les sería funesto. Diez elevaba en el Estado sobre el nivel de la mul¬
de ellos fueron á casa de Labda, la cual, cre¬ titud. Se rodéó de guardias extranjeros; dictó
yendo que aquellos nobles habían ido á visi¬ leyes políticas como la que limitaba el número
tarla para honrar á su padre, les entregó á su de los esclavos, y
para acabar con los recur¬
hijo. sos de los grandes, les
impuso ruinosas ofren¬
Durante el cambio habían resuelto das al templo de
el que Olimpia. El fin de su reinado
primero que lo cogiese lo estrellaría contra el señalóse con la toma de Epidauro, de donde
suelo, pero el niño, puesto en brazos del Ba- expulsó á su suegro Proeles. Pero lo entristeció
quiada, empezó á sonreirle con tal dulzura que el desdichado fin de su
mujer Melisa, á quien
el hombre, conmovido, no se atrevió á matarlo, él mismo mal ó, y el dolor de su hijo Licofronte,
y se lo entregó á otro, éste á un tercero y el ter¬ que le repro¬
cero á un cuarto. El chiquillo seguía siempre chaba su cri¬
sonriendo. Salieron entonces de la casa repro¬ men y se negó
chándose mutuamente su debilidad y acordaron á hered arle.
volver y matarlo todos á un tiempo. Pero como Periandro ha¬
la madre lo había oído todo, escondió á su hijo bía reinado Moneda de Beocia.
en una cesta de
trigo, donde no pudieron encon¬ cuarenta años,
trarle. Después de haberle buscado inútilmente, cuando murió en 585. Su sucesor Psamético, no
resolvieron decir á los que les enviaban, que ya conservó el poder más que cuatro. Después la oli¬
lo habían asesinado. Este niño se llamó Cipselos, garquía, sostenida por las tropas espartanas, abo¬
por el sitio donde estuvo escondido. lió la monarquía, casi al mismo tiempo que el
Siendo mayor, Cipselos se puso al frente del partido dorio triunfaba también en Sicione. Co-
ESTADOS SECUNDARIOS DE LA GRECIA CONTINENTAL 529
blación numerosa y un comercio floreciente. Lu¬ llevara su hijo al magistrado, quien lo vendía á
chó contra Atenas y venció una vez á los que otro ciudadano. Este tenía que criarlo, pero el
iban á ser dueños del mar. Una proa de bronce niño era su esclavo. No les fué posible evitar
colgada en su templo de Júpiter, perpetuó que Tebas viviese, en medio de continuas vio¬
aquel recuerdo glorioso. Envió á Platea 3.000 lencias, entre la oligarquía y una democracia
hoplitas. Plutarco dice: Hoy Grecia entera desenfrenada. Dicearco asegura que los asesina¬
no podría hacer otro tanto. Más adelante, dió tos eran frecuentes en Tebas. Según Pausanias,.
origen á una escuela filosófica. Pero le faltaba permitían el rescate de todo cautivo caído en
la base de una fuerza duradera: no tenía agri¬ sus manos por la suerte de las armas, siempre
cultura. "Los megarienses labran piedras" — que no fuera nacido en Beocia, porque en este
dice Isócrates. — De ahí sus continuas tentativas caso lo mataban. En Tespias el ejercer un ofició¬
para invadir la fértil llanura de Eleusis. se consideraba humillante para el hombre libre,.
De Megárida, pasamos á Beocia. Cercana al Las ciudades de Beocia formaron una liga,,
Atica, de la cual la separaban los desfiladeros á cuya cabeza estaba Tebas, pero esta preemi¬
del Parnés, Beocia ofrece distinto aspecto. Su nencia degeneró en dominio absoluto.
vegetación es más fecunda; la tierra regada por Varias ciudades, entre otras Platea y Tes¬
numerosas corrientes de agua, tiene aparien¬ pias, trataron de rechazarlo, suscitando gue¬
cias de fertilidad y riqueza. Abundan los pas¬ rras que produjeron la destrucción de ambas-
tos, pero en tan próvido distrito se buscarían ciudades por los tebanos. Los negocios del país-
en vano las líneas armoniosas del Atica. Los eran resueltos por cuatro consejos reunidos en
las vistas mucho más limitadas. Densa y vapo¬ Elegían once beotarcas que eran como magis¬
rosa atmósfera induce á recordar la luz que trados supremos, á la cabeza de la confedera¬
inunda él paisaje ateniense, sin velar sus for¬ ción, y tenían el mando de los ejércitos, con la.
mas. Tan grande es. el contraste entre las dos condición de resignar sus poderes á fin de año,,
historias, como entre ambos países. bajo pena de muerte. Tebas solamente nombra¬
La realeza se abolió en Beocia muy pronto, ba dos, uno de los cuales presidía las corpora¬
desde el siglo XII. La comarca se dividió en¬ ciones. Solemnes fiestas reunían á los miembros
tonces en tantos Estados
pequeños como ciuda¬ de la liga en los campos de Coroneo, alrededor-
des había; diez ó doce. Oreomenes, lejos ya de del templo de Minerva. Los beocios, por la ex¬
su antigua
grandeza; Tebas; la heroica Platea; tensión y población de su territorio, hubieran
Tespias, cerca de cuyos muros estaba la aldea de podido ocupar en Grecia el primer puesto, á
Ascra, patria de Hesiodo. Tanagra donde ha¬ no ser por sus malas instituciones y su envi¬
añade, sin embargo: "Cuando el prójimo reco¬ donde se elevaban las dos ciudades principales,
nozca sus faltas, devolvadle vuestra amistad." Eretria y Caléis, edificada esta última en la pen¬
Recomienda constantemente que se proteja al diente de una colina, con un buen puerto á sus
débil, al suplicante, al huésped, al huérfano. pies. En una y otra dominaba una oligarquía de
Júpiter se ha convertido en la justicia; la moral ricos propietarios llamados Hipobotas (que
es su ley y castiga á quienes la violan. Hesiodo crían caballos). Eretria tuvo una época de po¬
promete al justo lo que era la mayor recompen¬ derío, durante la cual mandaba en Andros, Te-
sa hebráica: una vejez prolongada y feliz, nu¬ nos
y Ceos y podía poner en línea 3.000 infantes,.
merosos hijos que se le parezcan, todos los 600 jinetes y 60 carros. Las dos ciudades gue¬
bienes de la tierra, y después de esta vida, las rrearon mucho tiempo, disputándose unas mi¬
islas de los Bienaventurados. El malo irá al Tár¬ nas, y esta lucha, en la que Calcis representa¬
crene. También dice una tradición que Eteo- tados un convenio sin¬
cles fundó en Orcomenes el culto de las Carites, gular y leal; no usar dardos
de modo que las Gracias como las Musas, se¬ ni proyectiles en los comba¬
rían de Beoeia. No puede negarse que se honra¬ tes, evitando así que el cobar¬
ba al arte en aquel país; su escuela de pintura de pudiera matar desde lejos
fión; los flautistas tebanos fueron célebres en Atenas. El contacto con la Espejo griego.
toda Grecia y las cañas más apropósito para fa¬ ciudad de Minerva pudo no
bricar flautas crecían á orillas del Cefiso. No es¬ dar calor á aquellas inteligencias ¡lasadas y-
taba, pues, tan desheredada Beocia como podía Eubea no produjo un filósofo ni un poeta.
hacer creer su mala fama. Muchas veces los países poseedores de riquezas
Enfrente, al otro lado del Euripo, avanza no pueden alcanzar nada más. Dios lleva su
una isla monstruosa
y estrecha, Eubea, tierra compensación á los países pobres, dotándolos de
de numerosos rebaños. Según Girard, el buey valor y de ingenio.
era el tipo Los calcidios fueron tristemente famosos por
ordinario de las antiguas monedas
de la isla. Su población fué una mezcla de cre¬ un vicio que nocomprendemos, pero que Gre¬
tenses (euretas) de fenicios y de griegos proce¬ cia practicó largamente, comunicándolo al im¬
dentes de todos los puntos del continente, pero perio romano y que conservó el Oriente. En su
dominando el elemento jonio. Homero, en la plaza pública habían erigido un monumento sun¬
lliada, pondera sus vinos. Tenía 1.200 estadios tuoso que se refería á una tradición heroica y
de largo y 150 dé ancho. Su costa occidental es testimoniaba al mismo tiempo aquella caballero¬
le manda en un á
monumento crítico que ataque to de los criseos. Con el tiempo y
gracias á la
la caballería enemiga. "¿Presenciarás el comba¬ muchedumbre de peregrinos, Cirra y Delfos,
crecieron y se emanciparon de toda dependen¬
te?" pregunta á un mancebo á quien ama¬
—
la pelea, se echa en sus brazos y luego le pone !a tre los habitantes del puerto y los del santua¬
armadura. Cleomacos se precipita, pone en fuga rio, por ejercer los primeros contra los segun¬
á los jinetes eretrios, aplasta ó dispersa á los dos exacciones y violencias. Aquella rivalidad
hoplitas, pero es herido y muere en medio de la originó la primera guerra sagrada (595), man¬
victoria. dada por los anfíctiones, hecha por los tésalos,
Los ealcidios fundaron la colonia quizá más sicionenses y atenienses, y cuyo resultado fué
aquella unión, y fué secundada por Esparta. Su ocupara el lugar de la destruida, consagraron
gobierno, rigurosamente aristocrático, estaba en sus tierras á Apolo, por lo cual bajo pena de
guamente era una posesión de la ciudad de queño, compuesto de cuatro villorrios adornados
Crisa construida en una cordillera desprendi¬ con el nombre ele ciudades, pero que Lacede-
da del Parnaso, debajo de los peñascos Fedria- monia honraba como á su metrópoli, ni de las
•das, pero dominando el hondo barranco del tres Lócridas, países sin importancia.
Pleistos. Al acercarse al mar, el Pleistos, hasta Al Norte de la Fócida estaba la Tesalia, divi¬
•entonces muy encauzado, atravesaba una vega dida en cuatro distritos: Tesaliótida, Pelasgióti-
•que acababa en Cirra. Esta ciudad era el puer¬ da, Phtiótida é Histieótida. Los tesalios propia-
ESTADOS SECUNDARIOS DE LA GRECIA CONTINENTAL 533.
violento y quizá extraño á la raza helénica, aun¬ Dos generaciones antes de la guerra de los per¬
que hablaban un dialecto parecido al eolio. Su sas, hubo uno que concentró el poder en Larisa,
cabullería era famosa, porque su nobleza servía aunque por poco tiempo. Esta vieja ciudad pe-
á caballo. Su infantería mala;
era no tenían lásgica, la más rica de Tesalia, era famosa por
más que tropas ligeras, mal armadas y poco be¬ sus corridas de toros. Cerca de ella se celebra¬
licosas porque sólo combatían por servir á un ba una fiesta que recordaba las saturnales de
amo. Los tesalios habían hecho subditos suyos Roma; cierto día del año, los dueños servían
á en
los aqueos, phtiótidas, perrebos, magnetas, ma- á los esclavos.
lios, dolopes y hasta más allá de los límites de Mencionaremos, por último, á los lócridos ozo-
Tesalia, á los habitantes de varios distritos do les, los etolios, pueblo de bandidos, medio sal¬
Macedónia y del Epiro. Para defenderse con¬ vaje, cuya lengua no entendía Tucídides y á los;
tra ellos, los focidios habían construido en acarnanios á quienes no pudieron civilizar las;
las Termopilas un muro que encontró Leó¬ colonias de Corinto en Anactorión y
Leucade-
nidas. Después de los tributarios figuraban los Tucídides dice de estos tres
pueblos que conser¬
penestes, antiguos habitantes de la Tesaliótida vaban las costumbres de la edad heroica, la del!
y regiones vecinas. Como los ilotas de Esparta, bandidaje y la de vivir siempre armados. Más.
pastoreaban los innumerables rebaños de los arriba está el Epiro, que por carecer de puer¬
tesalios, cultivaban sus tierras, Ies servían de sé¬ tos dió poco que hacer á la colonización griega;
quito en la ciudad, y les seguían en los comba¬ pero ya salimos del mundo helénico y nos encon¬
tes, pero no podían ser vendidos fuera del país, tramos entre los bárbaros. Según Tucídides, los-
ni despojados sin causa legítima de la granja tesprotas (cuyo territorio encerraba á Dodona
que se les hubiera dado, ni privados del derecho y la caverna del Aqueronte, donde se evocaba á
de casarse y de adquirir. Por eso algunos llegaron los muertos) y los molosos son considerados por
á ser más ricos que sus amos. En la ciudad, ha¬ Herodoto como helenos. Platón da este título á<
bitaban los penestes en un barrio aparte, y la los atamanes. Tucídides y
Estraben dicen que-
Agora, lugar donde se reunían los amos, jamás estos pueblos bárbaros.
eran
podía ser mancillada con la presencia del esclavo. ¿Qué resulta de este cuadro? Por lo pronto el1
Como otras tantas aristocracias militares, tos hecho singular de que la civilización y la pre¬
tesalios eran viciosos y violentos, fastuosos y ponderancia, repartidas casi por igual en todas
vanos, aunque les faltaba la elegancia del inge¬ las provincias de la Grecia de Homero, se acu¬
nio y las costumbres. La poesía les conmovía tan mularon y concretaron en la parte oriental. Los-
poco que Simónides no consiguió qr.e le hicieran pueblos del Norte y el Oeste decaen; algunos es¬
caso. Otro dato de lo grosero
de aquel pueblo es tán separados completamente de la vida común.
el que en Tesalia pululaban las magas, que en El segundo hecho es que nunca hubo país más di¬
Atenas eran condenadas á muerte. vidido que oí de los griegos. Este pueblo vivió
Si los tesalios hubieran estado
unidos, habrían mucho tiempo, pero, sobre todo, vivió mucho.
país de los oeteos estaba compuesto de catorce espíritu y el cuerpo. Por eso, cuando llegaron
distritos y los habitantes de uno podían negarse los persas, aquellos sentimientos poderosos de
ó seguir en la guerra á los de los otros. En al¬ libertad, emulación y amor á la gloria, que ger¬
gunas ciudades, hubo familias que dominaron: minaban en todas partes, aquellos cuerpos sanos
en Cranón, los Escópadas; en La risa, los y vigorosos criados entre cómbales y ejercicios,
Aleñados que se tenían por descendientes de pudieron vencer á las muchedumbres que arras¬
Hércules y para esparcir su nombre por Grecia, traban perezosamente sus largas vestiduras, azu¬
más bien que por afición á la poesía, mandaban zadas por los latigazos de sus dueños.
,e m i g
ración ; sentido inverso el viaje que sus padres ha¬
puntos de apo¬ terior. Desde lo alto del Ida, los recién llega¬
que juega con su padre. El griego es osado y gólida, los jonios permanecían en Atica hacía
los dioses son buenos. Bajo sus auspicios, se más de 50 años, cuando la escasez, inevitable
tierras, y se abandona al soplo del viento. Ade¬ guiarla un jefe, qué fué Neleo, hijo de Codro,
más, el dios le guía, porque como él, apetece quien, después de haber disputado el poder á
esas
expediciones lejanas que multiplican sus su hermano Medón, había sido excluido por un
feompuso solamente de jonios. La reputación de se establecía pronto. Sólo quedaban algunos usos,
los jefes atrajo ó impulsó á seguirles á los aban- como los que cita Herodoto, y que no atestiguan
íes de Eubea, minios de Oreomenes, tebanos, fó¬ rencor en las mujeres,
menos
que altiva dignidad
-«eidios, driopos, molosos, epidaurios y basta pe- en aquellos hombres trataban á las extranje¬
que
lasgos de Arcadia. Por eso Herodoto encontra¬ ras más que como esposas, como esclavas.
ba hasta cuatro dialectos entre los jonios asiᬠLos jonios ocuparon al Sur de las colonias
ticos. Reunidos los colonos bajo los auspicios de eolias toda la costa que se extiende desde el
Diana, salieron del Pritaneo de Atenas que con¬ Hermos hasta más allá del Meandro. Sus doce
sideraban metrópoli suya. La travesía fué lar¬ ciudades, cuya mayor parte existía antes de su
ga porque se detuvieron en las Cicladas para llegada, eran, de Sur á Norte: Samos y Chios,
formar factorías, de lo cual resultó que casi en las islas de este nombre: Mileto con sus
todas estas islas se consideraron en adelante cuatro cegados después por los alu¬
puertos,
jónicas. Hasta entonces los recién llegados á las viones del Meandro, y que se creía fundada por
orillas asiáticas no habían hallado gran resis¬ Neleo; Mionte, Priena, Efeso, construida (se¬
tencia, toda vez que en aquella región no existía gún se decía), por Androclos, hermano de Neleo,
ya potencia grande interesada en prohibirles y donde sus descendientes conservaban grandes
el acceso. Al contrario, había pueblos de san¬
privilegios, como el de ocupar el cargo heredi¬
gre helénica rodeados de bárbaros para quienes tario de sacerdotes de Ceres; Colofón, Lebedos,
los emigrantes eran recurso útil. Pero los que Te os, Eritrea, Clazomene y Focea, que no fué
llegaron hasta la desembocadura del Caistre, tu¬ admitida en el Panionión, según Pausanias,
vieron que sostener largos combates contra cu¬ hasta que se dejó mandar por jefes de la san¬
rios, lelegos y migdones, y no llegaron á ejer¬ gre de Codro; más adelante Esmirna á orillas
cer pacíficamente su dominación hasta que con¬ del magnífico golfo, en el cual desemboca el
siguieron expulsar ó exterminar á toda la po¬ Meleo y donde jonios y eolios, mezclaron su
blación masculina. sangre, sus tradiciones y su genio para engen¬
Herodoto dice "las
carias obligadas
que drar aquella maravilla del idioma y de la poesía
bre, juramento que transmitieron á sus hijas". se mostraron tan díscolos que tuvieron que ex¬
Estas violen¬ pulsarlos, dándoles dos jefes, Polis y Delfos, y
cias eran prometiéndoles considerarlos como colonia suya.
frecuentes en En otras épocas, dorios de Argos, de Trezena y
sado el primer momento de oposición, la unión una relación entre este país y Argos, y se
536 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
eréé éncontrar en él hombres de todas las ra¬ Cuando el impulso dado por la invasión do-
zas; semitas formaron las tribus de los
que
ria en Grecia, acabó de hacerse notar, y este
solimas y cretenses que honraban al héroe Sar- país se vió libre de de hombres, ya no»
su exceso
asiría; ni de Pafos, Salamina y Cilion, en Chi¬ sula de Palena, habían nacido de Eretria. Sané.,.
pre, por las cuales pasó de jonios á griegos, la Acantos, Estay ira y Aryilos en el golfo Estri¬
ma\ror parte de la isla. Estos, al apoderarse moniaco, debían su origen á Andros, colonia
de esta tierra, adquirieron también algunos ritos de Eretria. De Caléis dependían directamente
licenciosas y crueles de la religión fenicia. ocho ciudades de la península Sitonia. Todavía
Las ciudades griegas de Chipre rechazaban to¬ existen los pozos de minas y montones de es¬
do origen posterior á la guerra de Troya, pre¬ corias que prueban la actividad de su industria
tensión común también á muchas ciudades de metalúrgica.
Italia. Sólo Cumas podía con cierta verdad, Sin embargo, las dos ciudades que fueron
proceder del siglo siguiente al regreso de los más célebres de aquella región, la una, Potidea¡,
Heráclidas. Atribuía su fundación á habitan¬ había sido fundada por Corinto, y la otra, OUn-
tes de Caléis, en de Cime, en Eólida,
Eubea, y te, por la tribu tracia de los botines. Más adelan¬
hacia el año 1050. Grande fué su prosperidad te, el influjo griego dominó en aquella ciudad y
desde el siglo VIII al VI. Unida con Poma desapareció el elemento bárbaro. Al Este del Nes- .
contra etruscos y samnitas, rechazó varias veces tos empezaban las colinas de los griegos de
sus ataques. La tiranía de Aristodemos y las Asia, que cubrieron con sus factorías todas
crueles disensiones intestinas, la debilitaron. aquellas riberas, hasta el Bosforo, y desde éste
Venció, sin embargo, en 474, con ayuda del sira- al Danubio. Megara, sin embargo, se abrió cami¬
Las dos islas de la costa de Tracia, Samotra- Sicilia, observó lejos de responder á las
que,
cia y Tasos, fueron arrebatadas, la primera á pinturas terribles de ellos se hacían, los ha¬
que
los pelasgos por los jonios, la segunda á los fe¬ bitantes eran muy débiles y ofrecían fácil pre¬
sa. A la vuelta refirió lo que había visto, encare¬
nicios por los colonos de Paros. Arquiloco llama¬
ba á Tasos un lomo de asno cubierto de bosques ciendo el hermoso cielo, la riqueza y la exube¬
salvajes, pero debajo de estos bosques existían rante fertilidad de aquella isla. Una colonia de
soberbias minas de oro. Más ricas las había en calcidios á quienes se unieron habitantes de Na-
la costa cercana, sobre todo en Scapté-Hyllé. Los xos, se prestó á seguirle. Llegaron á la costa
tasios, á pesar de algunas derrotas, en una de oriental de Sicilia y fundaron la ciudad de Na-
las cuales perdió Arquiloco su escudo, se las xos (735).
El altar de Apolo que erigieron en la
arrebataron á los tracios, obte¬
niendo tales rendimientos que
cada año les quedaban, cubier¬
tos los gastos y pagado el im¬
bre; y á
la entrada ó al¬
rededor del golfo de Ambracia: Leucade, Anac- playa, fué durante varios siglos como un san¬
torión y Ambracia, más al Norte; Apolonia, en tuario para todos los griegos de Sicilia, porque
las bocas del Aous y Epidamna (Dyrrachium) en allí había sido donde Grecia inició la ocupa¬
el territorio de los taulantinos. Estas ciudades ción del mundo occidental.
explotaban el comercio del Epiro é Iliria, obte¬ Había en Sicilia cuatro pueblos diferentes:
niendo de este país lo necesario para sus cons¬ los sicanos, tribu ibera ó céltica; los sículos, pro¬
trucciones navales, madera, metales, brea y tam¬ bablemente de origen pelásgico; los fenicios, que
bién muchos esclavos y ganado. Los productos de ocupaban algunos puntos de la costa, y por úl¬
las montañas de Iliria se convertían en Corinto timo, los elimios, pueblo que se declaraba de ori¬
en esencias
preciosas. Corcira tenía además la gen troyano, pero en el cual dominaba el ele¬
ventaja de ser la ruta de Italia; el estrecho que mento bárbaro. Los elimios eran dueños de la
de ésta le separa es menos ancho que el mar que punta occidental del triángulo siciliano y de las
se extiende de Citerea á Creta; y desde los mon¬ ciudades de Egesta. Ante los griegos, se
Eryx y
tes de Caonia se descubre claramente la cima del retiraron los al interior de la isla, y
sículos
Apenino. Por eso todos los buques que atravesa¬ hacia la costa septentrional; los fenicios, que se
ban el mar Jónico, tocaban en su puerto. Sin em¬ fundieron poco á poco con los cartagineses, ha¬
bargo, no representa un principal papel en la cia la costa occidental, donde ocuparon á Motya,
colonización occidental y de ello se aprovechó la Solous y Panormos (Palermo) el mejor puerto
activa é industriosa Caléis. Las correrías de los de toda la isla. Los calcidios de Naxos, libres
piratas tirrenos, que recorrían los mares de Si¬ para extenderse á su gusto, cubrieron gran par¬
cilia é Italia, y las espantosas tradiciones, popu¬ te de la costa oriental hasta el estrecho de Me-
larizadas por los poemas de Homero, sobre la es¬ sina, y fundaron las ciudades de Leontión y
tatura gigantesca la ferocidad de los habitan¬
y Calania.
tes de Sicilia, alejaron mucho tiempo á los Pronto siguieron los dorios las huellas de
griegos de los países de Occidente. Una casua¬ Teocles. En 734, la peste asolaba á Corinto, y
lidad extinguió aquellos temores. El ateniense la Pitonisa, consultada, ordenó á un descendien¬
Teocles, arrojado por el viento á las costas de te de Témenos, llamado Arquias, que se des-
TOMO III 34
538 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
torrara. Había cometido un acto de brutal vio¬ Mazzara), Agrigento, hoy Girgenti, la rival de
lencia, matando al joven y hermoso Acteón. No Siracusa. Entonces desde el promontorio Pa-
pudiendo ©1 padre alcanzar justicia se había quinos al de Lilibea, se extendió una serie de
suicidado en los juegos ístmicos, encargando á ciudades helénicas. Notemos, sin embargo, que
Neptuno que le vengara. Los Baquiadas temie¬ aquella costa del Sur, abrumada de montañas,
ron las consecuencias de aquella maldición pa¬ surcada por torrentes, donde se encuentran po¬
ternal y obligaron á Arquias á obedecer al cos
puertos, es menos hospitalaria quc las del
oráculo. Partió Arquias llevando una tropa de Norte y el Este. La prosperidad de Selinonte,
corintios, dejó en el camino á varios de sus com¬ Gela y Agrigento fué una excepción que no se
adelante, se la pudo unir á ella por medio de en el extremo occidental presentaron resistencia
un puente. Después manó allí
la fuente Aretu- los cartagineses. Allí únicamente ocupaban á Si¬
sa, de agua abundante y pura, que inspiró á cilia en un extremo, pero de tal modo, que
los poetas hermosos relatos. Este manantial pro¬ sólo los rudos golpes de Roma les expulsaron,
cedía de tierra firme y no hace mucho que después de cuatro siglos. Desde Lilibea se ve
se han encontrado las ruinas del acueducto. Sus la costa africana donde se eleva Cartago, y al
cimientos llegaban á 8,50 metros bajo tierra, y pie de este promontorio pasaban todos los bu¬
el acueducto se elevaba á 5 metros sobre el fon¬ ques que iban á explotar aquella especie de mar
do del mar.
Arquias fundó
en aquel sitio una interior que encierran las riberas opuestas de
ciudad á la cual dió el nombre de un lago veci¬ Africa, de Cerdeña, de Italia y de Sicilia. La
no, Siracusa. Esta llegó á ser en poco tiempo colonización griega tuvo siempre gran dificul¬
por su admirable situación, la ciudad más im¬ tad para atravesar aquel dominio particular de
portante de Sicilia. Apenas habían pasado dos la marina cartaginesa. Unos 50 años después
arrojar á los jonios de aquellas riberas. Grecia. Los aqueos fundaron allí á Sibaris,
Ya estaba dado el impulso. De todas partes Gaulonia, Crotona, que existe aún, y Metapow
acudieron gentes de aquel mundo nuevo. Los te, á donde la tradición llevó después de Tro¬
megarienses edificaron á Megara Hibla que en ya á los compañeros de Néstor. Los loerios, á
028 dió origen á Selinonte "ciudad del perejil"; Locrio epicefiriana; los dorios, á Tarento, en
los rodios y cretenses edificaron á Gela (687) el golfo, en el cual abundaba más y en mejor
que fundó en 582, á orillas del Acragas, en uno calidad que en ningún otro punto de los mares
de los lugares más fértiles de Sicilia (el valle europeos, la concha que da la púrpura.
FUNDACION DE LAS COLONIAS GRIEGAS 539
Los sibaritas no merecieron al principio la tantes costumbres suyas. Para evitar todo des¬
reputación que luego alcanzaron. Su actividad orden, los locrios consultaron al oráculo de
lespondió á la fertilidad del suelo; sometieron Delfos, y éste les contestó que buscaran un
á muchos pueblos, se internaron osadamente en
las profundidades de la Sila, selva temible que
que mientras los espartanos estaban ocupados en Afrodita y los amores. (Vaso del museo de
la primera guerra de Mesenia, lejos de sus ho¬ Berlín.)
De tándole en
sus sueños
leyes, que escribió y pro¬
aquellas uniones ilegítimas, nació una
•generación llamada los partenios y que más ade¬ mulgó en 644, cuarenta años antes que Dracón,
lante, no pudiendo soportar los desaires que se quien no le superó en severidad. Estaban pre¬
cedidas de un preámbulo magnífico acerca de
!les hacían, dejaron á Laconia guiados por
la divinidad, que decía: "El orden del Univer¬
Falontes y fueron á fundar á Tarento (707).
so prueba invariablemente su
Locres, tuvo según la tradición, origen pare¬ existencia", y de¬
mostraba las virtudes necesarias á los ciudada¬
cido, mancillando sus comienzos con una perfi¬
dia.
nos
y magistrados. El jefe de éstos llevaba el
habían jurado á los sí culos, en nombre de Cosmopola, que recordaba á todos
Los locrios
•cuyas tierras desembarcaron, conservar la paz que la vida consiste en el orden y la ar¬
mientras pisaran su suelo y conservaran la ca¬ monía.
Los locrios tan
partidarios de sus anti¬
eran
beza sobre los hombros. Pero cada uno llevaba
guas leyes, que según Demóstenes, el ciudadano
que quería proponer una disposición nueva se
presentaba á la asamblea con una cuerda al
cuello.
Si seaceptaba su proposición, salvaba la vida;
si se rechazaba, le ahorcaban inmediatamente.
Los calcidios habían fundado á Mesina y para
Barco de guerra- ser
completamente dueños del estrecho edificaron
á la otra orilla una ciudad cuyo nombre de¬
Tierra en el calzado y una cabeza de ajos en los muestra que habían conocido la unión de la isla
¡hombros. y del continente: llamáronla Regio, "ciudad
Creyendo haber cumplido mediante aquella del desgarramiento". Ocurría entonces la pri¬
■estratagema, con la buena fe y con los mera guerra de Mesenia. Antiguos compa¬
■dioses, atacaron á los sículos en la prime¬ ñeros de Aristodemo se mezclaron con los colo¬
ra ocasión, y los despojaron. Sin embar- nos de
Regio. Su legislador fué el de Catania,
,-go, muchos sículos fueron admitidos en la Carón das, contemporáneo de Zeleuco, y que
mueva
ciudad, que adquirió y conservó bas- como él puso al frente de sus leyes un preám-
540 NOVISIMA HISTORIA UNIVERSAL
bulo de gran elevación moral. Pero es de creer esposo. Fuese por casualidad, por curiosidad de
que esta declaración de los deberes de ciuda¬ muchacha ó por impulso divino, la joven
dano fuera obra de algún pitagórico de época se detuvo
posterior. frente al
Aquellas factorías de Italia y Sicilia, abrie¬ h u é sped de
ron á los griegos la cuenca occidental del su padre,
Mediterráneo. En 629 una nave samia fué brindándole la
impelida por la tormenta más allá de las colum¬ copa. Nann
nas de Hércules, deteniéndose en las bocas del aceptó como
Betis, en Tartesos, país rico en minas de plata yarno al fó¬
y gran mercado de los fenicios. Los samios cam¬ cense y le dió
biaron sus mercancías tal beneficio, dote el lu¬
con
que del en
del Louvre. r o el oto vivió 120 r.os ocuparon la isla de Tera. Grinos, rey de
esta isla fué á Delfos, ofrecer una beca-
años, invitó prime¬ para
á los focenses "tombe al dios, entre los que le acompañaban
ro
dejar la Jonia para estable- ""
a y
cerse en el
lugar de su país que más les gustara. iba un ciudadano llama-
No pudo do Battos. Cuando la-
convencerlos, pero les dió el dinero ne¬
cesario para rodear su ciudad con fuertes mura¬ Pitonisa contestó á sus
ges. Nann, rey de este pueblo, acogió al extran¬ estos jóvenes, más ap¬
jero invitándole al gran festín que había or¬ to que yo para ejecu¬
ganizado aquel mismo día, para celebrar el ma¬ tarla". — Y mientras-
trimonio de su hija. Al final de la comida, la decía estas palabras
virgen apareció, llevando, según costumbre, la señalaba con la mano á Battos. De regreso en
copa que había de ofrecer al que eligiera por Tera, se olvidó del oráculo, pues los habitan-
FUNDACION DE LAS COLONIAS GKIEGAS 541
tes, no sabían donde estaba Libia, y no se que, para recordar su primera victoria junto
atrevían á mandar una colonia á un lugar des¬ al Nilo, llamaronNaucratis, estableciéndose
conocido. Ocurrió, sin también al Este, á lo largo de la desembo¬
embargo, que durante cadura pelusiaca, por la parte donde era temida
siete años consecutivos una invasión. La gran masa de aguas del Nilo,
Creta, tripularon dos buques mandados centarlo más, Ñecos proyectó un canal entre el
por Battos, que fundó la ciudad de Cire- mar Rojo y el Mediterráneo, haciéndolo des¬
ne
(632), en una de las regiones más fértiles y embocar en el Nilo,
deliciosas de Africa. Otras cuatro se elevaron en medio de los dis¬
pronto: Apolonia, puerto de Cirene; Barcé, tritos griegos. Amasis
Tan chira y Hesperis. Estas ciudades sometie¬ se alarmó ante aquella
ron á su influencia á los nómadas que las ro¬ pote ncia extranjera
deaban en una extensión de tres grados de lon¬ que se acrecentaba en
gitud, desde las fronteras de Egipto á la Gran Egipto, y para con¬
Sirte. tenerla, la reglamentó.
En 650, aventureros de Caria y Jonia, se ha¬ Concedió el monopo¬
bían puesto al servicio de Psammetiko, uno de lio exclusivo del co¬
Samos, Egina y Mileto, demasiado ricas y po¬ ponto se había asegurado el del Norte y de la
derosas para unirse con otras, habían formado Escitia. Los griegos "veían mucho más lejos" de
cada cual una factoría particular, con su tem¬ lo que se acostumbra á creer.
plo y sus jueces. Hemos llegado al término del viaje empren¬
Naucratis fué
entonces, como después Ale¬ dido por los colonos griegos á lo largo de
jandría, una de las ciudades más ricas y más todas las costas del Euxino y del mar inte¬
gran rey, sino también para asegurar el co¬ yos resplandores rasgaron las sombras más
mercio del Sur y la India, como en el Heles- densas!
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