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I. INTRODUCCIÓN
En síntesis, como señala Reyna Alfaro, podríamos decir que los viáticos consisten en
“la asignación de dinero destinada a permitir que el funcionario o servidor público, en caso de necesidad
de viaje, pueda desarrollar adecuadamente sus funciones públicas (…) 5” Es decir, para efectos del
presente trabajo, consideraremos dentro del concepto de viáticos solo a la asignación
dineraria, no incluyendo la asignación hecha en especie (bienes no fungibles). Creemos
que la asignación de viáticos en bienes no fungibles no genera la problemática (para la
configuración del delito de peculado doloso) que se presenta cuando se otorgan bienes
fungibles como el dinero.
marzo de 2010.
5 REYNA ALFARO, Luís Miguel. Los viáticos como objeto material del delito de peculado. En:
Debe quedar claro que los elementos descritos en el tipo “apropiación” y “utilización”
son elementos normativos-jurídicos. Según la doctrina penal más destacada, los
elementos normativos del tipo penal son aquellos que sólo pueden ser representados y
concebidos bajo el presupuesto lógico de la existencia de una norma (los elementos
descriptivos por su parte existen con independencia de ser definidos por una norma
jurídica)8. Elementos normativos jurídicos son, por un lado, conceptos jurídicos tales
como “cheque”, “depósito”, “funcionario público”, etc., mientras que los que denotan
una valoración empírico-cultural (“obsceno”, “buenas costumbres”, etc.) se reconocen
como elementos normativos sociales, culturales, éticos o ético-sociales9. A diferencia de lo que
suele denominarse en doctrina “ley penal en blanco”, los elementos normativos
suponen una remisión interpretativa a la normatividad extrapenal10, de tal forma que el
juez no se encuentra exclusivamente vinculado a lo estipulado a un bloque normativo
extrapenal para apreciar la conducta típica. En este sentido, será necesario recurrir a la
normativa administrativa, para en algunos casos interpretar cuando un funcionario se
apropió o utilizó, para si o para otro, bienes públicos. En el caso de peculado sobre
viáticos, al juez le servirán estas normas administrativas para dilucidar si ha existido una
ZAFFARONI, Eugenio Raúl. Derecho Penal. Parte General. Ediar: Buenos aires, 2002. p. 461.
10 Véase MARTINEZ-BUJAN PEREZ, Carlos. Derecho Penal Económico y de la empresa. Parte
Ahora bien, regresando al tema que nos ocupa del peculado sobre viáticos, la Corte
Suprema en su recurso de nulidad N° 2665-2008-PIURA sostuvo que “(…) el encausado
(…) incurrió en la comisión del delito de peculado (…) habida cuenta de que efectuó actos de
disponibilidad de un monto de dinero que le fue asignado para determinado fin
[viáticos], sin sustentarlo cuando le correspondía, es decir, realizó actos de libre disposición en su
condición de funcionario público, lo que conllevó a que el Estado pierda la disponibilidad sobre el bien y
que los caudales entregados no cumplan su finalidad propia y legal”11. De este extracto de la
Ejecutoria podemos deducir que la Corte subsume la conducta de dar un uso distinto al
asignado de los viáticos en la modalidad de “apropiación” del peculado. Ello, pues
desvalora penalmente la conducta de disponer del monto dinerario sin observancia de
la finalidad para la cual fue otorgado. Siguiendo la lógica de lo sostenido por la Corte
Suprema en el Acuerdo Plenario antes mencionado, se verifica aquí una “apropiación”
de los caudales públicos (viáticos), en tanto antes de disponer de ellos, evidentemente,
tuvieron que ser colocados previamente por parte del autor en la situación de ser
dispuestos, situación que, según la propia Corte, implica ya una apropiación.
setiembre de 2005.
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caudales públicos al gastar o consumir los viáticos en un fin privado distinto para el
cual fue otorgado en administración13.
En efecto, aquí también es pertinente analizar la finalidad bajo la cual fueron asignados
al funcionario público los caudales. El tipo penal de peculado exige que los caudales
sean confiados al funcionario público para su “percepción”, “administración” o
“custodia”14. Ahora, como sostiene Abanto Vásquez, “administrar significa la facultad de
disponer de los bienes públicos para aplicarlos a las finalidades legalmente
determinadas”15. Partiendo de esta definición, estamos en condiciones de afirmar que
la Corte -en el extremo antes citado del recurso de nulidad N° 2665-2008-PIURA- se
refiere precisamente a la “administración” como la finalidad bajo la cual son asignados
los viáticos a los funcionarios públicos, pues los mismos son entregados para que los
funcionarios estén en condiciones de cumplir con la comisión de servicios
encomendada. En contraste, en el recurso de nulidad N° 260-2009-LORETO, la Sala
Penal Transitoria de Corte sostuvo que “(…) los viáticos tienen naturaleza distinta a
la administración, percepción y custodia, ya que en aquel subsiste autorización al
funcionario o servidor público para disponer del dinero otorgado, que puede ser parcial o del total de la
suma otorgada (…)”16. Desde nuestro punto de vista, esta postura es incorrecta, pues la
Corte ni siquiera argumenta por qué no consideró a la “administración” como la
finalidad con la cual son asignados los viáticos. Si bien el funcionario tiene cierta
discrecionalidad para gastar los viáticos que se le otorgan, esta discrecionalidad no
implica arbitrariedad en el gasto, se deberá gastar sólo lo necesario para que el
funcionario esté en condiciones idóneas para cumplir con su comisión de servicios. De
ello, que, luego, se le exija al funcionario la rendición de cuentas17.
recepcionar los bienes, “administrar” es ejercer funciones activas de manejo y conducción de los
bienes, y “custodiar” implica la protección conservación y vigilancia de los mismos.
15 ABANTO VASQUEZ, Manuel. Delitos contra la administración pública. Palestra editores,
2003. p. 353.
16 Vid. 3.
17 Compartimos en este punto la opinión de PROYECTO ANTICORRUPCIÓN (IDEH-PUCP).
Los viáticos como objeto de la acción del delito de peculado. Boletín N° 8. Diciembre 2011. p.5.
En:
http://idehpucp.pucp.edu.pe/images/documentos/anticorrupcion/boletin/diciembre_2011_n08.
pdf. Visitado el 16 de agosto de 2012.
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dinero otorgado por la administración pública para que cumpla una comisión de
servicios. Desde nuestro punto de vista, esta seria una conducta de peculado por
“apropiación” de caudales confiados para su “administración”. Así, el delito de
peculado en la modalidad de apropiación indebida de viáticos se consuma en el
momento mismo de la disposición de los viáticos (desvalor de acción) que pone en
peligro los intereses patrimoniales del Estado (desvalor de resultado) 18.
Por último, cabe añadir que, a nuestro juicio, el juez penal, en uso de su facultad
constitucional de aplicar control difuso a las normas legales19, en el caso concreto,
tendría que recurrir al principio constitucional de proporcionalidad (en específico el
sub-principio de proporcionalidad en sentido estricto)20 para dilucidar si la cuantía del
monto indebidamente apropiado, supone una puesta en peligro del bien jurídico
(desvalor de resultado) suficiente como para ser merecedora de sanción penal21.
18 Desde nuestro punto de vista tendría que ser un peligro “hipotético”, “de aptitud” o “potencial”,
lo cual requiere de un análisis de las circunstancias ex ante y ex post, caso por caso, para saber si la
conducta (desvalor de acción) puso en peligro efectivo el bien jurídico (desvalor de resultado).
Sobre el particular ver TORIO citado por FEIJOO SANCHEZ, Bernardo. Seguridad colectiva y
peligro abstracto. Sobre la normativización del peligro. p. 312 y 313 En: http://www.molins-
silva.com/madrid/pubs/FEIJOO_5.pdf. Visitado el 16 de julio de 2012.
19 Artículo 138° de la Constitución Política del Perú.
20 Este principio ha sido utilizado por el propio Tribunal Constitucional para evaluar la
bien jurídico o lesión de deber? Apuntes sobre el concepto material del delito, Atelier: Barcelona,
2003. Capítulo III y IV. p. 126.
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peculado. En dichos pronunciamientos la Corte no analiza la naturaleza de la rendición
de cuentas de cara a la configuración del delito de peculado; sin embargo, la valora
como indicio de la comisión del delito. En efecto, nosotros creemos que la rendición de
cuentas, lejos de ser un elemento constitutivo del injusto penal del peculado, constituye
sólo un indicio (de naturaleza procesal) de la comisión del mismo22.
22 Esta opinión es compartida también por REYNA ALFARO, Luis Miguel. loc. cit.
23 SANCHEZ VELARDE, Pablo. El nuevo proceso penal. Idemsa: Lima, 2009. p. 274.
24 Sobre estas características de la prueba indiciaria ver la ejecutoria Suprema recaída en el recurso
diciembre de 2006.
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o del total de la suma asignada, pues el trabajador, en puridad, está autorizado a utilizar el íntegro del
“viático” que se le asignó, aspecto diferente es que con posterioridad no haya rendido
cuentas o los haya efectuado de manera defectuosa, que constituyen aspectos,
que en todo caso deben dilucidarse administrativamente (…) que siendo así, y
habiéndose establecido que el cargo atribuido no se adecúa al supuesto típico al que
alude el delito de peculado, deviene en inoficioso determinar la infracción de deber (…)” 26
Aquí la Corte cae en el error de valorar solamente la no rendición de cuentas como
elemento decisivo para la configuración del injusto penal del peculado, obviando la
valoración de la conducta misma de apropiación indebida de viáticos. Coincidimos con
la Corte en el punto de que la verificación de la adecuada rendición de cuentas es un
tema que debe tratarse en sede administrativa; sin embargo, ello no excluye la
precedente comisión del delito de peculado. Como se dijo, el delito de peculado sobre
viáticos se consuma en el momento del consumo de los viáticos para un fin privado,
que pone por lo menos hipotéticamente en peligro los intereses patrimoniales del
Estado.
26 Vid. 3.
27 ROJAS VARGAS, Fidel. Delitos contra la administración pública. Grijley: Lima, 2007. p. 864.
28 Así como algunos funcionarios públicos tienen la obligación administrativa de presentar una
declaración jurada de bienes y rentas (Ley N° 27482 publicada el 15 de junio de 2001), también
existe una obligación de rendir cuentas para todos aquellos funcionarios públicos que realicen
comisión de servicios.
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Es pertinente señalar sobre este punto que la Corte Suprema, en el recurso de nulidad
N° 2665-2008-PIURA antes citado, se pronuncio sobre la rendición de cuentas tardía
de los viáticos otorgados en comisión de servicios de cara a la configuración del delito
de peculado. En dicha oportunidad, la Corte estableció que la sustentación de gastos
tardía no eximía de la responsabilidad penal al funcionario público que realizó actos de
libre disposición que conllevó a que el Estado pierda la disponibilidad sobre el bien y
que los caudales entregados no cumplan su finalidad legal29. De ello, nosotros
deducimos lo siguiente: tan irrelevante es la rendición de cuentas para la configuración
del injusto penal de peculado sobre viáticos, que la rendición de cuentas tardía, no
exime la responsabilidad penal. El Derecho Penal no puede caer en el formalismo de
apreciar una vulneración del bien jurídico-penal “gestión adecuada del patrimonio
público” o “patrimonio público en sentido funcionarial”30, con el mero incumplimiento
de una rendición de cuentas en el plazo debido 31. No se puede caer en una dependencia
absoluta del Derecho Penal al Derecho Administrativo (accesoriedad absoluta)32, sino
que en tanto la función del Derecho Penal no coincide necesariamente con la función
del Derecho Administrativo, el juez penal puede dar un contenido distinto a los
conceptos que se contemplan en el tipo penal33 (accesoriedad relativa).
Tan es así la relatividad del Derecho Administrativo frente al Derecho Penal, que no
hay obstáculo para apreciar un injusto penal que contiene en la tipicidad objetiva un
elemento normativo-jurídico, cuando no existe una norma administrativa que de una
definición del mismo. Como sostiene el Prof. García Cavero, refiriéndose al ámbito del
derecho penal económico, la regulación jurídico-administrativa será el primer referente
29 Vid 10.
30 Comparte esta identificación del bien jurídico protegido en el delito de peculado ABANTO
VASQUEZ, Manuel A. op. cit. p. 333 y 334. Desde nuestro punto de vista, el patrimonio público
debe ser entendido en sentido funcional. Patrimonio es la potencia económica del sujeto jurídico,
que se basa en el poder de dominio sobre objetos. El objeto de protección del delito de peculado
es el patrimonio público, en su mantenimiento y gestión en orden a salvaguardar su idoneidad para
cumplir los fines patrimoniales previstos. [Ver DE LA MATA BARRANCO, Norberto.
Malversación y lesión del patrimonio públic. Apropiación, distracción y desviación por funcionario,
de caudales públicos.Bosch: Barcelona, 1995 p. 103] En este sentido, los intereses patrimoniales
del Estado estarían siendo protegidos penalmente de manera especial contra su lesión o puesta en
peligro, en la medida de que permiten que el Estado haga llegar a las personas los bienes y servicios
públicos.
31 Dicha interpretación formalista, que fundamenta la intervención penal en una mera
junio de 2004.
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cuentas adecuadamente por parte de los encausados, mas no establece si este hecho es
un indicio del peculado o es parte de la conducta típica. Conforme a lo explicado
anteriormente, recalcamos que estas rendiciones de cuentas sólo serían un indicio de la
comisión del delito, más no un elemento integrante del injusto penal.
VI. CONCLUSIONES
2. Los viáticos que son otorgados al funcionario público para cumplir una
comisión de servicios son entregados para su correcta “administración”; es
decir, el funcionario público recibe el monto dinerario correspondiente a
viáticos para disponer de ellos y aplicarlos a las finalidades correspondientes.
3. El funcionario público que usa los viáticos para fines privados y no para cumplir
los fines propios de la comisión de servicios, se “apropia” indebidamente de los
caudales del Estado poniendo en peligro los intereses patrimoniales del Estado.
De este modo, el funcionario sería autor del delito de peculado doloso (Art.
387° CP).
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