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ft:AN-LUC MARJON
que me convencí de que yo no tenía ni sentidos ni, por ende, cuer·· ritu ... " (VII, 25,4) 1• El motivo de este af1adid\) es
obvio -si admito
po. Esta negación presupone, sin embargo, que ser, para mí, equi- también que no hay en el mundo ningún espíritu, entonces mi cuer-
vale a ser un cuerpo dotado de sentidos--" ... sensus et [ .... ] cor- po dotado de sentidos se encontrará también descalificado. Pero su
pus". En consecuencia vacilo con razón en negar que yo sea un arbitrariedad también es obvia --Descartes no ha establecido mm-
"aliquid" bajo el simple pretexto de que no soy --lo que admí·· ca a,.~tes. q~1e la dud~, incluso hi?(:rbólica (por recurso a la omnipo-
to-· un cuerpo dotado de sentidos, porque tal vez no estoy tan tencia d1vma), cuest10ne los espmtus, que son los únicos que sien·
ligado a él (alligat us, rnás fuerte que dependiente) que no pueda ten: la conclusión de la Meditatio I no concierne en efecto, sino al
ser algo distinto de hecho me voy a definir como una cosa " ... coelum, aerem, colores, fuguras, semos cunctaque externa ... " (VU,
diferente, una res cogitans. 22,26-28).··- De este modo, Descartes introduce sin motivo, en la
Meditat~o II, las "mente~" jamás puestas en duda por la Medítatio I,
A partir de ahí la cuestión se convierte en ésta: Descartes en el numero de los ob¡etos del mundo físico, los únicos sometidos
excluye, al menos en apariencia y según todas las interpretacio- a la duda hiperbólica (con las naturalezas simples materiales, sus
nes de este texto, que yo sea un x ligado indisolublemente a un condiciones de inteligibilidad).
cuerpo, dotado de sentidos (" ... ullos sensus et ullum corpus ...
corpori sensibusque ... ") Si, entonces, debo ser algo, no será ex- .. Este añadido ilegítimo introduce evidentemente una grave
tensión (punto ya establecido) sino pensamiento (punto aquí to- dlflcultad en el orden de las razones: puesto que, estrictamente ha-
davía por establecer). Y de hecho mi cuerpo se encuentra refuta-- blando, la existencia del yo como sentiente, es decir, como mens
do por su asimilación a lo que resulta extenso, el mundo: " ... ni·· " ... dubitans ... et sentiens" (VII, 27, 21-22) nunca fue puesta en
hil plane esse in mundo, nullum coelum, nullam terram, nullas duda, no había necesidad de que se la restableciera como cierta. A me-
mentes, nulla corp::>ra ... " (VII, 25,4). Pero este argumento eviden- no~ que el no haber visto de entrada que la mens es una excepción a los
temente presupone que mi cuerpo, dotado de sentidos, pueda ob¡etos de la duda sea un efecto de la confusión en que la duda sL1mer··
sufrir la misma descalificación que lo que se encuentra en el al filósofo. Pero este añadido revela también un punto decisivo. Por·
mundo, es decir, que se pueda inscribir entre el cielo, la tierra, q~~ ¿qué es lo que ese suplemento de contrabando quiere poner en duda?
etc. Ahora bien, eEta asimilación aparece inmediataménte insos- ¿Como no ver que apunta en segunda intención a lo que precisamente
tenible. (a) En prirner lugar porque los cuerpos del mundo (cielo, los corpora no englobaban ----a saber, algo que si bien sigue siendo un
tierra, etc.) no se identifican en absoluto con mi cuerpo dotado de cuerpo:. es un ,cuerpo excepcíonal: mi propio cuerpo en tanto que dotado
sentidos. Su diferencia es completamente obvia: 11JS cuerpos del d~- sentidos. As1, Descarte.s reconoce, casi a pesar de sí- mismo, Ja excep-
mundo son objetos de los sentildos, pero ellos mismos no sienten c10n de ese cuerpo sent1ente que yo soy y que no forma parte de los
nada, mientras que mi cuerpo, incluso si se inscribe en el mundo y cuerpos del mundo, porque es necesario, para recusarlo, añadir a
puede, como tal, ser sentido en él como un objeto, tiene como ca-- los objetos de duda un término que se distingue radicalmente de ellos
racterística propia ---según ese mismo texto de Descartes~ sentir y --la mens, que no pertenece_ a los o_bjetos del mundo como tampoco
poder dejarse afectar por lo sensible, precisamente porque está in-- a los cuerpos extensos sentidos. Dicho de otro modo, sería necesa··
disolublemente dolado de sentklo; en resumen, en tanto que sen·· rio reconocer no solamente, como lo ha establecido definitivamente
gmal-,2 smo tamb1en que la esencia sentzente del ego, que piensa en
tiente, mi cuerpo se distingue radicalmente de los cuerpos del mun- ~- H en~y, que la_ ;es cogitans se desplie~a a partir de un sentir ori-
do, solamente sentidos, jamás sen tientes. (b) También se derrumba
el argumento de que yo no sería un cuerpo sentíente, porque puedo l. Sobre este añadido, ver nuestra nota en Questions cartésienncs II, París, 1996,
dudar de la existencia de los cuerpos sentidos y no sentientes. Des- que parece la primera llamada de atención acordada a este hecho que es, sin
cartes mismo debe ;;ospecharlo, porque refuerza su argumento aña· embargo, patente y extraño.
diendo subrepticiamente a la enumeración de los entes del mundo 2. G~néa/ogie de la ps~ch~naly~e, Paris, 1985, p. 35 y ss., confirmado en "Le cogito
s affecte+1l? La generoslte et le demier cogito suivant l'interprétation de Michel
(cielo, tierra, cuerpo) otro término " ... nullas mentes -ningún espí- Henry", Questions cartésiennes, Paris, 1991, p. 153 y ss.
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tanto que [se] siente, aparece, más que implícitamente, desde antes propiedad suplementaria, sino que " ... ella se·'ruelve carne, siente
de su existencia sea probada -en una falla de la argumenta- (empfindet)" 5 • No se pasa del cuerpo a la carne por sino
ción predsame1.te pretende probarla. por oposición, contraste y solución de continuidad
En resumen, antes de que el cogito exista, el ego existiría per- te sentido al sentiente (tampoco se debería hablar de
a título de corpus y sensus. El cuerpo sentiente sería ante·· comd un sinónimo de la carne). Al sen tiente, él rnismo
rio:r y no posterior (como en la recensión de los modos de la res cogitans, mente sentido por sí en tanto que él mismo es sentiente,
al final llamada sen tíens) 3 a la cogítatio. A menos que manifieste su sentíente que siente al mismo tiempo que se siEnte sentido.
figura originaria. Induso para Descartes yo estoy desde el principio ha desarrollado con una virtuosidad inigualad "- tesis
y definitivamente ligado ---..alligatus--- a mi cuerpo sentiente. de qys~ el tocar tiene su privilegio sobre todos los otros sentidos en
que para él solo el medio de la percepción es uno con el
be, de tal modo que ese sentiente no puede nunca sentir sentir··
se. Esos análisis son tan conocidos que no es nE·cesario
2. LA CARNE COMO memos6 . En efecto, nos interesa un sólo punto, ligeramente
"LO MÁS ORIGINARIAMENTE MÍO" - HUSSERL te: toda fenomenalizadón del mundo para mí pasa mi carne.
Sin ella, el mundo desaparecería para mí primer lugar es la
Lo que Des.:artes piensa solamente por hendíadis (corpus et carne la que es el medio [Miitel, por ende tamblén el ámbito] .toda
sensus), corresponde a Husserl (evidentemente después de Aristóte- percepción k. .. ]. Y así toda cosa que aparece tiene eo una
les) haberlo pensado en su unidad, como la carne obtenida por opo·· ción de orientación hacia la carne" 7. La carne ::10 tiene de
sición estricta al cuErpo (siempre físico, del mundo) "Entre los cuer- cultativo ---sólo ella convierte el rnundo en aparición, en otros tér··
pos peculiares de esta naturaleza, encuentro mi carne con un rasgo minos, en el fenómeno dado. Fuera de mi carne, no hay
característico, a saber: [es] la única que no es simplemente un cuer- no para mL Así, no sólo se debe hablar de "carne
po físico (Korper), sino precisamente carne (Leib), el único objeto en (Baudelaíre) 8, sino que se debe comprender que sólo la carne
mi estrato abstracto del mundo al cual adjudico campos de sensa .. ritualiza --a saber, vuelve visibles los cuerpos del mundo, que
ciones". Mi carne se distingue de todo objeto del mundo y, por ende, manecerían, sin ella, en la noche de lo no vist•J. Mi carne me
de todo cuerpo, por el hecho de que antes de poder percibirse, per- la única boca hacia la sombra.
cibe, por el hecho de que antes incluso de hacerse sentir, hace sen-
tir, me hace sentir(me). En efecto: "Si reduzco los otros hombres a 5. Ideas ... JI, §36, Hua, IV, p. 145; tr. es, de Antonio Ziríón, México, Universidad
lo suyo propio, obtimgo propiamente cuerpos físicos (Korper); pero Autónoma, 1997, p. 184 (ver §37, p. 151; tr. es. cit. p. 190).
si yo me reduzco como hombre, obtengo mi carne (Leib) y [por ende] 6. Su origen está desde luego en Aristóteles, De anima, 11, 1 J, en particular 423b23:
mí alma o unidad psicosomática, en ella mi Yo personal, que actúa en "Por lo cual es también evidente que el sentiente (el órgano del sentir) está.
en el interior de lo tangible" --·y que, en consecuencia, no se sentir Io
esa carne y por su intermedio en el mundo exterior, y lo sufre" 4 • Lo tangible sino sintiendo también el órgano del tocar mismo
propio de mi carne consiste en su sufrimiento, su pasividad y su re- po" (423b16 y ss.).
ceptividad, que no son del mundo, puesto que, al contrario, nada 7. ldeas ... Il, §18, a, p. 56; tr. es. cit p. 126; Ver " ... míttels ... ": Meditaciones cartesimius,.
del mundo aparecería sin ella. Volverse carne no consiste en otra V, §44 (loe. cit., nota 4), Ideas ... , 11, p. 128, §36, ibídem, p. 144.; !r. es. cit. p. 167
cosa que percibir --cuando tiendo mi mano para tocar una cosa, y p. 184, ..
8. Baudelaire, Les fleurs du mal, "Spleen et idéal" XLII, ed. Y.··G. Le Dantec/L.
no extiendo una cosa física que se enriquecería después con una Pichois, "Pléiade", París, 1966, p. 41. en otros términos: "La carne es la con di ..
ción de posibilidad de la cosa, mejor: la constitución de la carne está presupuesta
3. AT VII, 28,22 = 34,21. por toda constitución de la cosa, es decir, por toda mnstitución de trnnscen·
4. Meditaciones cartesian.1s, V, §44, Hua. I, p. 128; tr. es. de José Caos, México, Fon- dencia mundana en general" (D. Franck, Chair et corps. Sur la phénorné11olog1e
do de Cultura Económica, 1986 2, p. 158. de Husserl, Paris, 1981, p. 95).
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so, porque mantiene la distancia de una representación; que esa
Ahora esta función fenomenológica excepcional implica distancia juegue entre el ego y él mismo no la reabsorbe, sino que,
otra consecuencia: no me puedo separar de mi carne. Husserl lo al contr"ario, la subraya. También se ha propuesto (en particular
subraya a porfía: "La carne no puede ser suprimida"; cualquier M. Henry) concebir la cogítatio, como la única capaz de realizar
cosa que me ocurra, me aparecerá a través de la interpretación u,na cqgitatio sui, según el modo más original de sentir. Este sen··
de mi carne o no me aparecerá en absoluto; entonces, al contra- tir, Descartes no logra eliminarlo nunca, porque exceptúa de la
rio del cuerpo físico, para el cual hay siempre en el mundo un duda el corpus et sensus cuerpo sentiente, definido como
allá para corregir un aqúí eventualmente insoportable, mi carne mens. Si entonces un cogito puede alguna vez, esto
me clava definitivamente a su aquí, el único posible para mí, debería ocurrir a través del modo del sentir, concebido como la
porque es el único medio de toda fenornenalización. En suma, no afección de sí por sí, anterior a toda distancia representativa o
tengo nunca " ... la posibilidad de alejarme (enlfernen) de mi car- intencional. Ahora bien, parecé con razón que llega al
ne o de alejar mi carne de mí" 9 . Mi carne me asigna a sí misma mismo resultado por una vía más y radical ·-al asignar
porque ella me asigna a mí mismo, fijando para mí " ... lo más el ego a la carne o, más bien, al permitirle alcanzarse a sí mismo
originalmente mío (das ursprünglichst- Meine)". Y en 1935 preci- mediante la inevitable donación de un sentir fenomenológicamen··
saba: "Mi carne es, entre todas las cosas, lo más cercano (das te originario·- de los fenómenos del mundo por cierto, pero en
Niichste) para la percepción, lo más cercano de mi sentimiento y primer lugar del sí mismo. El cogito se cumple carnalmente o no
de mi voluntad". Nada es más original que ella, porque me da se cumple ;--porque en la misma medida en que el ojo no se ve
mi solo origen posible como Yo que fenomenaliza el mundo: "Mi
carne, es decir esta cosa originalmente dada (original gegebene
(ni el oído seescucha), el entendimiento no se experimenta. El sí
mismo no se alcanza él mismo sino sintiéndose. De ahí esta in-
Díng), que yo moví originalmente, que modifico originalmente, evitable paradoja --formulada en la lengua todavía demasiado
que en todos esos "movimientos" y cambios suyos subsiste corno metafísica de Husserl-- de que " ... un sujeto animado puede por
la unidad existente original para mí (original für mich seiende cierto ser pensado tranquilamente sin una carne material [por
Einheit) y tiene para mí el carácter de una autodonación en per- ejemplo un fantasma], pero sin carne no puede ser pensado en
sona (Selbstgegebenheit) ... " 1º. Conceptos tales como entfernen y
absoluto (keinesweg ohne Leib überhaupt)" 12 • La mens sin sensus ori-·
daseiende Einheít superan decididamente la temática trascenden-
ginal no sería tal. Un desplazamiento así del cogito conlleva tam-·
tal del ego como puro y simple pensamiento representativo, para
bién ·-y sobre todo para nosotros--- otro resultado: si el sentir ad--
sin duda unirse más bien a los que había propuesto poco antes
quiere tal privilegio, es porque asigna finalmente el ego a él mis-
la analítica del Dasein. No necesitarnos subrayarlo aquí porque
mo; pero no puede hacerlo sino porque la carne le sigue siendo
lo esencial, para nuestra investigación, se encuentra todavía en
otra parte. original, porque nunca puede alejarse de ella, en resumen, por-
que se encuentra tomado en ella. La toma de carne por el ego tie·
El ego del cogito se cerciora, en principio, de sí mismo me- ne un precio: la toma del ego en su carne. El ego se consolida (fr.
nos por la identidad consigo (incluso para Descartes) 11 que por prends), cuando toma (fr. prends) su carne, como un cernento o
un acceso inmediato y, por ende, innegable a sí mismo. Ahora un yeso se consolida una vez que el agua lo ha tomado fi-
bien, la cogitatio por el modo del entendimiento no abre ese acce- jarse.
9. Ideas ... II, §21, p. 94 (ver p. 95; tr. es. cit. p. 130) y §41, p. 159; tr. es. cit. p. 129
y 199.
10. Respectivamente Hua. XIV, p. 58 y Hua. XV, p. 567. '
11. Consideramos este punto, si no como establecido, al menos como verosímil
hasta la refutación de nuestro análisis sobre "L'altérité originaire de !'ego", 12. Ideas ... II, §21, p. 95 (ver p. 96 y §20, p. 93) tr. es. cit. p. 130 (ver p. 131 y p.
Questions cartésiennes II, op. cit., c.J. 128).
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fEAN-LUC MAIUON Acerca de la donación
3. SUFRIMIENTO, PLACER, ENVI;JECIMIENTO si no me alcanzara en mi obra viva,. por ende si rio
me clavara a mi
carne --si no me tomara por la carne (como se torna por el cuello).
El ego no se fija sino cuando toma carne. No se consolida Lévinas lo ha analizado perfectamente: º ... el sufrimiento físico, en
sino cuando toma ::arne ---cuando se consolida en su carne. Por- todos sus grados, es una imposibilidad de separarse del instante de
que, desde el momento en que su carne lo toma, no lo deja más. la existencia. Es la irremisibilidad misma del ser. El contenido del
¿Cómo describir esta situación? No basta con afir111ar que (la segun- sufrimiento se confunde con la imposibilidad de separarse del su-
da) reducción a lo propio entrega la carne como la instancia más frimiento ... hay en el sufrimiento una aust;ncía todo refugio. Es
originalmente mía. Es necesario mostrar cómo ella me entrega a mí el hecho de encontrarse directamente expuesto al ser. Está hecho
a mí mismo, sin escapatoria ni evasión posible. Desde que el ego toma de la irnposibilidad de huir y de retroceder. Toda la agudeza del
carne, se encuentra clavado a él mismo como a su suelo, a su tierra sufrimiento está en esta imposibilidad de retroceso. Es el hecho
fenomenológica (la que no se mueve): la torna de carne como toma estar acorralado contra la vida y el ser" 13 . ¿Estoy, sin embargo, aco-·
de tierras, asigna definitivamente el ego a él mismo y a él solo. O rralado contra el ser? No, solamente contra el hecho de ser ser
más bien, al asignado a un lugar que no puede negar, ni sacudirse sufriente, ante la imposibilidad de retardar la descarga de este su-
de encima, ni escapar, la carne y su toma de tierras lo identifican al frimiento sobre mí; debo entregarme a él sin condición, ni
fin como un sí-mismo, como un ipse. Deberíamos poder confirmarlo ni distancia: el sufrimiento me asigna a mí mismo como no
por la vía de una experiencia crucial de la carne: para establecer su puedo nunca poner en suspenso.
inseparabilidad de mí, debo medir si puedo sustraerme a ella, es
decir, aparecer -··aunque más no sea aparecerme a mí mismo--· sin Por ~ha parte, incluso cuando Pascal analiza el
ella. Ahora bien, es necesario constatar, mediante al menos tres ar- to a título de prueba espiritual temporaria, lee en él, en
gumentos, que no puedo despedirme, ni djstanciarrne de mi carne gar, la experiencia de mi carne: "Está bien probado que uno no se
porque no la tengo sino que la sigo. La sigo por la huella porque separa jamás sin dolor. Uno no siente su ligadura cuando se
sólo ella inscribe la huella de mi ipseidad. voluntariamente al que tira, como dice San Ap.tstín; pero
uno comienza a resistir y a marchar alejándose él, se
Veamos primero el sufrimiento. Desde que sufro, yo n1e forma: la ligadura se extiende y resiste toda violencia; y esa
sufro. No sufro el foego o el hierro como veo la espada o la llama, ra es nuestro propio cuerpo, que no se rompe sino con la
sus formas, sus colores, sus dimensiones, etc. -en resu.men: a dis- puede discutir aquí --teológicamente--- si lo que me
tancia, pudiéndolas describir a título de objetos. No sufro tampoco la voluntad divina se identifica con mi propio
como si pudiera escuchar mis gemidos o gritos, o los crujidos o los puede sino aprobar ---.fenomenológicamente-- que sea
choques, a título otra vez de objetos. Porgue de la misma manera asignado sin vueltas a "nuestro propio cuerpo", es decir, a nuestro
que no es el cuerpo el que siente sino el alma (Descartes), desde que cuerpo propio, por ende a nuestra carne. Pascal nos introduce tam-
sufro, es en mí, por mí y de mí que sufro. El hierro y el fuego no bién al segundo argumento, que pone en acción no ya el
pertenecen ya más al mundo sino que aparecen en mí mismo; yo to sino el placer. En una primera lectura el análisis de
soy su medio de manifestación. Entonces no los sufro sino sufrien- ce oponer el sufrimiento, involuntario, al placer, voluntario
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do [deJ su fenomenalidad. No sufro el fuego o el hierro -·-sino que, dumbre querida, por ende no absolutamente pasiva: ¿De dónde
porque me hacen daño inmediatamente a mí, yo me sufro a través viene entonces que es glorioso para la razón su::umbir bajo la fuer-
de ellos. Entre el hierro y el fuego y yo que los sufro la distancía za del dolor y que es vergonzoso sucumbir bajo la fuerza del pla-
desaparece. No puedo ejecutar una retirada a una torre más aleja- cer? Ocurre que el dolor no nos tienta ni nos atrae; nosotros lo el e-
da, una vez que la muralla está ocupada: estoy definitivamente 13. Lévinas, Le temps et /'au/re, París 1979?, pp. 55-56.
invadido, tomado, prísionero. El sufrimiento no sólo me hace daño: 14. Pascal, Seconde lettre aux Roannez, II, 24 septembre 16'.i6, éd. L. La fuma, Par.is,
sobre todo me asigna a mí mismo como carne. No podría dañarme 1963.
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]EAN-·Luc MARJON
más bien en la carne de mis miembros, músculos 'y huesos,
gimos voluntariamente y queremos que domine sobre nosotros; de curvan y pierden sus capacidades anteriores; pero sobre todo se
tal modo que somos dueños de la cosa; y en este aspecto el hombre ahí donde mi carne se vuelve superficie [fr. surface] mi ro:3·
sucumbe a sí mismo. Pero, en el placer, es el hombre quien su'cum- tro [fr. face]. En efecto, sobre mi cara, el tiempo deja huellas, sus
be al placer. Ahora bien, sólo el dominio y el imperio producen la huellas. Mejor: son las huellas del tiempo las que la marcan oor ex··
gloria y sólo la servidumbre produce la vergüenza" 15 . Pero este ar- celenda, la dibujan y la modelan sin cesar, haciéndola
gumento se puede revertir inmediatamente. Porque si el dolor le evita tantos bosquejos insensiblemente desalineados, cada uno
a la razón toda vergüenza, porque ésta puede enfrentar vo.lunta- cido a los que lo enmarcan, pero, en los extreinos, casí
riamente a aquél, o al menos, no sustraérsele voluntariamente: ("Mi mente irreconocibles. No se ve nunca dos veces la misma cara
vida, nadie la toma, soy yo quien la da"), porque " .. Jo elegimos vo·· que el tiempo, al apilarse en ella, la deforma en la medida que la
luntariamente ... ", " ... quedamos dueños de la cosa ... " y no sucum- forma. Sólo el tiempo puede sacar el retrato de una cara,
bimos finalmente sino a nosotros mismos, hay que concluir lógica- sólo él la dibuja. Sólo el tiempo nota [fr. remarque] la cara
mente que el dolor da todavía lugar a una voluntad, a un poder de sólo el tiempo la marca [fr. marque] ·'-narra su toma de carne.
retroceder o de avanzar, en resumen, a una actividad. Por ende, que hay más: el tiempo, como pasado cumplido, no debería .
el dolor no llega hasta el límite de la pasividad, al contrario del pla- der aparecer si se limitara a pasar; como la rm:erte, que el
cer, que es el único que hasta ahí llega. Porque el placer se impone instante está ahí, ya no lo está para mí. Si pasara [fr. passait], por
por una delectación invencible (Malebranche), puesto que obliga no definición, d tiempo perecería [fr. trépasserait] de suyo él
sólo a mi cuerpo físico, sino incluso a mi voluntad, no sólo a mi cuer- primero. Sin'embargo, aparece porque pretendemos, a justo título,
po, sino al alrna de mi cuerpo --mi carne. A partir de ahí, la "ser· verlo pasar. Aparece entonces en el apilamiento de sus marcas, que
vidumbre" del placer produce sin lugar a dudas "vergüenza" a la permiten que sus huellas deshagan los cuerpos físicos (la de
razón, porque la despoja de toda independencia respecto de la car- las ruinas), pero sobre todo las carnes vivas y, más que ninguna, la
ne y la traslada completamente y sin miramientos hada ella. El aná- carne de mi cara. tiempo cumplido se ma.nifiei;ta en lo que quita,
lisis de Pascal termina entonces por reforzar fenomenológicamente destruye y deshace ---fenomenalidad de las minas de piedra, pero
lo que intenta debilitar teológicamente ----el cumplimiento ejemplar también de las ruinas de carne. Así, el tiempo cumplido no se rna"'
de la carne en el placer. No porque el placer se sustituya al sufri- nifiesta sino al tomar carne en la mía que él deshace, afecta, rnarca.
miento, sino porgue -·-extrañamente-- lo lleva más lejos: incluso la Se encarna en mí.
voluntad "sucumbe" (con la razón) a la toma de la carne. La carne
y la pasividad última (por ende el sufrimiento) se manifiestan en el Así, tres argumentos permiten hacer la
placer. Y así, sufrimiento y placer, a veces, casi no se distinguen. de la encarnación del ego. El ego se fenomenaliza cuando se
él mismo, es decir, cuando toma carne y se deja tomar en
Queda un tercer argumento en favor de la inseparabilidad encarnación, por más pasiva, involuntaria y factual. que sea, no
de la carne: la edad, o más bien, el envejecimiento. Su fuerza pro- indica ninguna decadencia, ni alienación del ego, sino como su
viene de que pone en juego el principio mismo de la finitud, la tem- mera toma de sí, como su entrada en posesión de sí sí mismo
poralidad (Kant, Heidegger). Uno puede sorprenderse de que la se posa (y se reposa) en sí al tomar carne. La carne me asigna a
analítica del Dasein describa los éxtasis del tiempo, en particular el mismo sin ninguna devolución posible ·-lo cual designa el tiempo,
"aquello ante lo cual" del estado de yecto (Geworfenheit), sin seña-
lar que el tiempo, sobre todo según el haber-sido, no pasa, sino que,
1
hl
:f:
la carne en tanto que definitivamente dada, no reembolsable (sin
consigna, ni devolución ni reposición). En la toma de la carne, yo
por así decirlo, se apila. Porque el tiempo no pasa; si pasara, no soy dado sin devolución a mí mismo, como un puro dado, dado a
dejaría ninguna huella y, así, no destruiría nada. El pasado se apila fondo a mí mismo porque dado en fondo vitalicio. puede hacer
15. Pascal, Pensées, Br. §160/ L. §795; tr. es de Osear Andrieu, Buenos Aires, Sud- justicia a una observacíón, por más que sea sorprendente, de Des-
americana, 1971, p. 139. 67
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]EAN-Luc MARION Acerca de la donación
cartes, que identifica la alegría como la primera de las pasiones que y lo semiconversado; el secreto de este deporte exquisito pero peli-
hace posible la unión del alma y del cuerpo (ese otro nombre para groso (Proust) deriva de esta impersonalidad del espíritu, incluso en
la encarnación): " ... no resulta creíble que el alma haya sido puesta sus expresiones más finas. El esprit de finesse no diverge del esprit de
en el cuerpo, sino cuando ha estado bien dispuesto y que, cuando géométrie por la universalidad de las significaciones y de los pensa-
está así bien dispuesto, nos produce naturalmente alegría" 16 • Hay mientos, sino solamente por la conceptualidad y la evidencia de
que imaginar la encarnación feliz: yo finalmente soy (dado a) mí ambos. Reencontramos aquí la hipótesis de la unidad del intelecto
mismo. agente, que hace pasar en acto a los intelectos potenciales, los úni-
cos consignados en los individuos. Encontramos de este modo un
eco contemporáneo bastante exacto de esta idea en el mito de la com-
4. LA FACTICIDAD INDIVIDUALJZADORA putadora universal, común a todas las redes, que conecta todos los
archivos, que operaría en todas las terminales, que constituirían los
únicos seres individuales.
La toma de carne sucede ahí donde yo soy tomado. Soy en
tanto que tomado ---pero no prisionero, ni confinado en residencia. La individuación del ego no se realiza entonces por la for·-
Porque no soy tomado (fr. pris) sino porque, corno carne, yo me ma (el entendimiento, demasiado universal), ni tampoco por la
ve
concreto prends); no soy donde soy, sino lo que, y por consiguiente, materia (el cuerpo físico, demasiado indiferenciado), si.no por el
el que soy por la primera vez. La encarnación lleva a cabo la facti- "conflicto .unánime y blanco" de la una con la otra ---precisamente
cidad, más radicalmente sin duda, más económicamente con segu-- por la encarrtación. Porque la carne tiene corno propio justamente
ridad que lo que la existencia le permite al Dasein, puesto que nin-- la propiedad individual, a saber, la apropiación del individuo a si
guna resolución es aquí exigida. Pero con la facticidad se lleva a cabo mismo. Nunca dos ípse son la misma carne, ni tienen la misma car-
también -y es una lección positiva de la analítica del Dasein- la ne. El mandato de que "no serán sino una misma carne" sería un
individuación. El entendimiento no individualiza, sólo puede hacerlo deseo piadoso, desmentido sin cesar, si no se entendiera de la carne
la encarnación porque, al contrario de la carne, lo que mi entendi- del niño pronta a nacer, efectivamente común. Pero lo que a veces
miento piensa, no sólo puede pensarlo otro entendimiento, sino que se llama "unión carnal" se caracteriza precisamente por el hecho
el comercio racional exige que todo entendimiento lo pueda. Tanto de que nos provee la prueba más indiscutible de que la carne del
la razón demostrativa como la ciudad científica implican, para fun- otro me es absolutamente inaccesible, como la mía, para él. El pla-
cionar, que cada uno de los argumentadores entienda m~ívocamente cer no se comparte, sobre todo si dos placeres se activan recíproca·
(en la medida de lo posible) lo que quiere signíficar, por ende, lo que mente y se cumplen simultáneamente. En la medida en que se tra-
piensa cada uno de los otros: la impersonalidad del argumento hace ta de mi carne, sólo yo estoy tomado en ella ·-y es la mía. Desqe
su f;)ola fuerza coaccionante. El ideal político de una sociedad per- que no estoy tomado en ella, comienza la carne que concierne a otro
fectamente democrática (Habennas) implica que los pensamientos ipse. No hay mónada sino la carnal.
racionales puedan y deban ser compartidos entre todos, por ~onsi
guiente, entre cualesquiera; y la unanimidad tangencial exige un ano- La individuación por la facticidad deriva de la carne por
nimato estricto de los pensamientos de entendimiento. Esta no in·" un último rasgo. Según mi facticidad, alcanzo mi individualidad:
dividualización no vale sólo respecto del public square sino también en esta carne lo que vale soy yo y sólo yo. Y yo no valgo sino en
y sobre todo respecto de la conversación privada, que supone la co- esta carne y en ella sola. Pero esta ípseidad no me individualiza al
munidad de entendimiento hasta en lo no dicho, lo sobreentendido final sino por un 'mío' siempre ya cumplido: ahora bien, corresponde
a mi carne tornarme antes de que yo la elija, o que yo me resuelva
16. De~~an7il,J febrero 1647, AT IV, 604 y ss.; tr. es. de Ezequiel de
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6. TOMAR CARNE
LA ENCA.RNACIÓN COMO PASO LÍMITE