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Acerca de la donación

ft:AN-LUC MARJON

de otro tipo --los del evento, de la paradoja o del fenómeno satura-


do, etc.? 23 ¿Se debe ampliar el campo de la fenomenalidad hasta
aquí conocido o admitido? ¿Se deben admitir los fenómenos 'no vi--
sibles? y, en ese caso, ¿lo son provisoriamente, pareialmente o defi-·
nitivamente? Todas esas cuestiones, aunque no se pueden formular
sino en el campo de la teología revelada pertenecen, sin embargo,
también y de pleno derecho, a la fenomenología --puesto que tam-
bién la revelación pretende desplegar un figura particular de la .fe- III. LA. ENC:llRNA.CIÓ.N
nomenalidad.
COMO DONA(~IÓN SÍ MISMO
Esta situación permite plantear dos cuestiones. La primera
viene de la fenomenología y se dirige a los teólogos: ¿por qué estos
últimos no emprenden o emprenden en tan poca medida (H. U. von "Tangere enirn et tangi, nisi corpus, nulla potest res"
Balthasar es aquí excepción) la lectura fenomenológica de los a.con-· Lucrecio, De rerum natura, I, 304
tecimientos de la revelación consignados en las Escrituras, en parti ..
cular en el Nuevo Testamento, en lugar de privilegiar siempre las
hermenéuticas óntica, histórica o semiótica? La segunda procede de l. LA UGADURA AL CUERPO SENTIENTE ~ DESCARTES
la teología y va a los fenomenólogos: si el aparecer se ordena siem-
pre a la donación según el principio: "Cuanto de reducción, tanto Para entender tal encarnación, comenzaremos por quien
de donación", si nada se muestra que no se de y nada se da que no -·en una cierta medida a justo título-- parece haberla ignorado y
se muestre, ¿qué significa en último análisis darse? ¿Por qué la fe· prohibido, Descartes. Sin embargo, no vamos a argumentar a par--
nomenología ha practicado siempre la donación como algo sin pro- tir del demasiado famoso y tan fn~gil reproche de dualismo. Consi ..
blemas y ha estudiado sin cesar la reducción como problemática, deraremos, yendo río bien arriba, uno de los momentos de la de ..
siendo que la donación como más esencial podría resultar también
mostración de la existencia del ego, todavía en dificultades con su
la más enigmática?
propia cogitatio: "Numquid ergo ~~altem ego aliquid csse? Sed jarn
De este modo la donación redefine radicalmente las relado·· negavi me habére ullos sensus et ullum corpus. Haereo tarnen: nam
nes posibles entre fenomenología y teologías (filosofía y revelación). quid inde? Surnne ita corpori sensibusque alligatus, ut sine illis esse
Este trastoque es consecuencia natural del hecho de que la dona- non possim?" (AT VII, 24,25--26,2). Lo cual el Duque de Luynes tra-
·ción asumía y destruía a la vez el proyecto de una "filosofía prime- duce así: "¿Yo al menos no soy algo? Pero ya negué que tuviese
ra". Estas paradojas pueden sorprender, pero corresponden sin em·· sentidos o cuerpo; vacilo no obstante, porque ¿qué se sigue de esto?
bargo, según Heidegger, a la pregunta por la excelencia de la feno- ¿Soy tan dependiente del cuerpo y de los sentidos que no puedo ser
menología: "¿Qué quiere decir 'dado', 'donación' (Gegebenheit), esa sin ellos?" (AT IX-1, '18, 23-30).
palabra mágica de la fenomenología y 'piedra de escándalo' para
los otros?" 24 Ésta es nuestra reconstrucción del pensamiento de Desear ..
tes: admito ya la hipótesis de que un x (Dios o quien sea) me enga-
ña al enviarme ideas falsas: en ese caso ¿no soy yo entonces ya ne-
23. Ver nuestro estudio sobre "Le phénomene saturé" en J. F. Courtine, Phénoménologie
et théologie, Paris, 1992. cesariamente algo, puesto que ese ''aliquis" (VIT, 24,2) tiene necesi-
24. Heidegger, "Was heisst 'gegeben', 'Gegebenheit'-dieses Zauberwort der dad de un "aliquid" -·-yo---- para engañarlo? Sin embargo, debo ne ..
Phanomenologie und der 'Stein des Anstosses' bei den anderen", Grundprobleme garlo: porgue ¿qué "aliquid" podría ser yo, desde el momento en
der Phanomenologie, WS 1919-1920, C.A. t. 50, p. 5.
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que me convencí de que yo no tenía ni sentidos ni, por ende, cuer·· ritu ... " (VII, 25,4) 1• El motivo de este af1adid\) es
obvio -si admito
po. Esta negación presupone, sin embargo, que ser, para mí, equi- también que no hay en el mundo ningún espíritu, entonces mi cuer-
vale a ser un cuerpo dotado de sentidos--" ... sensus et [ .... ] cor- po dotado de sentidos se encontrará también descalificado. Pero su
pus". En consecuencia vacilo con razón en negar que yo sea un arbitrariedad también es obvia --Descartes no ha establecido mm-
"aliquid" bajo el simple pretexto de que no soy --lo que admí·· ca a,.~tes. q~1e la dud~, incluso hi?(:rbólica (por recurso a la omnipo-
to-· un cuerpo dotado de sentidos, porque tal vez no estoy tan tencia d1vma), cuest10ne los espmtus, que son los únicos que sien·
ligado a él (alligat us, rnás fuerte que dependiente) que no pueda ten: la conclusión de la Meditatio I no concierne en efecto, sino al
ser algo distinto de hecho me voy a definir como una cosa " ... coelum, aerem, colores, fuguras, semos cunctaque externa ... " (VU,
diferente, una res cogitans. 22,26-28).··- De este modo, Descartes introduce sin motivo, en la
Meditat~o II, las "mente~" jamás puestas en duda por la Medítatio I,
A partir de ahí la cuestión se convierte en ésta: Descartes en el numero de los ob¡etos del mundo físico, los únicos sometidos
excluye, al menos en apariencia y según todas las interpretacio- a la duda hiperbólica (con las naturalezas simples materiales, sus
nes de este texto, que yo sea un x ligado indisolublemente a un condiciones de inteligibilidad).
cuerpo, dotado de sentidos (" ... ullos sensus et ullum corpus ...
corpori sensibusque ... ") Si, entonces, debo ser algo, no será ex- .. Este añadido ilegítimo introduce evidentemente una grave
tensión (punto ya establecido) sino pensamiento (punto aquí to- dlflcultad en el orden de las razones: puesto que, estrictamente ha-
davía por establecer). Y de hecho mi cuerpo se encuentra refuta-- blando, la existencia del yo como sentiente, es decir, como mens
do por su asimilación a lo que resulta extenso, el mundo: " ... ni·· " ... dubitans ... et sentiens" (VII, 27, 21-22) nunca fue puesta en
hil plane esse in mundo, nullum coelum, nullam terram, nullas duda, no había necesidad de que se la restableciera como cierta. A me-
mentes, nulla corp::>ra ... " (VII, 25,4). Pero este argumento eviden- no~ que el no haber visto de entrada que la mens es una excepción a los
temente presupone que mi cuerpo, dotado de sentidos, pueda ob¡etos de la duda sea un efecto de la confusión en que la duda sL1mer··
sufrir la misma descalificación que lo que se encuentra en el al filósofo. Pero este añadido revela también un punto decisivo. Por·
mundo, es decir, que se pueda inscribir entre el cielo, la tierra, q~~ ¿qué es lo que ese suplemento de contrabando quiere poner en duda?
etc. Ahora bien, eEta asimilación aparece inmediataménte insos- ¿Como no ver que apunta en segunda intención a lo que precisamente
tenible. (a) En prirner lugar porque los cuerpos del mundo (cielo, los corpora no englobaban ----a saber, algo que si bien sigue siendo un
tierra, etc.) no se identifican en absoluto con mi cuerpo dotado de cuerpo:. es un ,cuerpo excepcíonal: mi propio cuerpo en tanto que dotado
sentidos. Su diferencia es completamente obvia: 11JS cuerpos del d~- sentidos. As1, Descarte.s reconoce, casi a pesar de sí- mismo, Ja excep-
mundo son objetos de los sentildos, pero ellos mismos no sienten c10n de ese cuerpo sent1ente que yo soy y que no forma parte de los
nada, mientras que mi cuerpo, incluso si se inscribe en el mundo y cuerpos del mundo, porque es necesario, para recusarlo, añadir a
puede, como tal, ser sentido en él como un objeto, tiene como ca-- los objetos de duda un término que se distingue radicalmente de ellos
racterística propia ---según ese mismo texto de Descartes~ sentir y --la mens, que no pertenece_ a los o_bjetos del mundo como tampoco
poder dejarse afectar por lo sensible, precisamente porque está in-- a los cuerpos extensos sentidos. Dicho de otro modo, sería necesa··
disolublemente dolado de sentklo; en resumen, en tanto que sen·· rio reconocer no solamente, como lo ha establecido definitivamente

gmal-,2 smo tamb1en que la esencia sentzente del ego, que piensa en
tiente, mi cuerpo se distingue radicalmente de los cuerpos del mun- ~- H en~y, que la_ ;es cogitans se desplie~a a partir de un sentir ori-
do, solamente sentidos, jamás sen tientes. (b) También se derrumba
el argumento de que yo no sería un cuerpo sentíente, porque puedo l. Sobre este añadido, ver nuestra nota en Questions cartésienncs II, París, 1996,
dudar de la existencia de los cuerpos sentidos y no sentientes. Des- que parece la primera llamada de atención acordada a este hecho que es, sin
cartes mismo debe ;;ospecharlo, porque refuerza su argumento aña· embargo, patente y extraño.
diendo subrepticiamente a la enumeración de los entes del mundo 2. G~néa/ogie de la ps~ch~naly~e, Paris, 1985, p. 35 y ss., confirmado en "Le cogito
s affecte+1l? La generoslte et le demier cogito suivant l'interprétation de Michel
(cielo, tierra, cuerpo) otro término " ... nullas mentes -ningún espí- Henry", Questions cartésiennes, Paris, 1991, p. 153 y ss.
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Acerca de la donación
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tanto que [se] siente, aparece, más que implícitamente, desde antes propiedad suplementaria, sino que " ... ella se·'ruelve carne, siente
de su existencia sea probada -en una falla de la argumenta- (empfindet)" 5 • No se pasa del cuerpo a la carne por sino
ción predsame1.te pretende probarla. por oposición, contraste y solución de continuidad
En resumen, antes de que el cogito exista, el ego existiría per- te sentido al sentiente (tampoco se debería hablar de
a título de corpus y sensus. El cuerpo sentiente sería ante·· comd un sinónimo de la carne). Al sen tiente, él rnismo
rio:r y no posterior (como en la recensión de los modos de la res cogitans, mente sentido por sí en tanto que él mismo es sentiente,
al final llamada sen tíens) 3 a la cogítatio. A menos que manifieste su sentíente que siente al mismo tiempo que se siEnte sentido.
figura originaria. Induso para Descartes yo estoy desde el principio ha desarrollado con una virtuosidad inigualad "- tesis
y definitivamente ligado ---..alligatus--- a mi cuerpo sentiente. de qys~ el tocar tiene su privilegio sobre todos los otros sentidos en
que para él solo el medio de la percepción es uno con el
be, de tal modo que ese sentiente no puede nunca sentir sentir··
se. Esos análisis son tan conocidos que no es nE·cesario
2. LA CARNE COMO memos6 . En efecto, nos interesa un sólo punto, ligeramente
"LO MÁS ORIGINARIAMENTE MÍO" - HUSSERL te: toda fenomenalizadón del mundo para mí pasa mi carne.
Sin ella, el mundo desaparecería para mí primer lugar es la
Lo que Des.:artes piensa solamente por hendíadis (corpus et carne la que es el medio [Miitel, por ende tamblén el ámbito] .toda
sensus), corresponde a Husserl (evidentemente después de Aristóte- percepción k. .. ]. Y así toda cosa que aparece tiene eo una
les) haberlo pensado en su unidad, como la carne obtenida por opo·· ción de orientación hacia la carne" 7. La carne ::10 tiene de
sición estricta al cuErpo (siempre físico, del mundo) "Entre los cuer- cultativo ---sólo ella convierte el rnundo en aparición, en otros tér··
pos peculiares de esta naturaleza, encuentro mi carne con un rasgo minos, en el fenómeno dado. Fuera de mi carne, no hay
característico, a saber: [es] la única que no es simplemente un cuer- no para mL Así, no sólo se debe hablar de "carne
po físico (Korper), sino precisamente carne (Leib), el único objeto en (Baudelaíre) 8, sino que se debe comprender que sólo la carne
mi estrato abstracto del mundo al cual adjudico campos de sensa .. ritualiza --a saber, vuelve visibles los cuerpos del mundo, que
ciones". Mi carne se distingue de todo objeto del mundo y, por ende, manecerían, sin ella, en la noche de lo no vist•J. Mi carne me
de todo cuerpo, por el hecho de que antes de poder percibirse, per- la única boca hacia la sombra.
cibe, por el hecho de que antes incluso de hacerse sentir, hace sen-
tir, me hace sentir(me). En efecto: "Si reduzco los otros hombres a 5. Ideas ... JI, §36, Hua, IV, p. 145; tr. es, de Antonio Ziríón, México, Universidad
lo suyo propio, obtimgo propiamente cuerpos físicos (Korper); pero Autónoma, 1997, p. 184 (ver §37, p. 151; tr. es. cit. p. 190).
si yo me reduzco como hombre, obtengo mi carne (Leib) y [por ende] 6. Su origen está desde luego en Aristóteles, De anima, 11, 1 J, en particular 423b23:
mí alma o unidad psicosomática, en ella mi Yo personal, que actúa en "Por lo cual es también evidente que el sentiente (el órgano del sentir) está.
en el interior de lo tangible" --·y que, en consecuencia, no se sentir Io
esa carne y por su intermedio en el mundo exterior, y lo sufre" 4 • Lo tangible sino sintiendo también el órgano del tocar mismo
propio de mi carne consiste en su sufrimiento, su pasividad y su re- po" (423b16 y ss.).
ceptividad, que no son del mundo, puesto que, al contrario, nada 7. ldeas ... Il, §18, a, p. 56; tr. es. cit p. 126; Ver " ... míttels ... ": Meditaciones cartesimius,.
del mundo aparecería sin ella. Volverse carne no consiste en otra V, §44 (loe. cit., nota 4), Ideas ... , 11, p. 128, §36, ibídem, p. 144.; !r. es. cit. p. 167
cosa que percibir --cuando tiendo mi mano para tocar una cosa, y p. 184, ..
8. Baudelaire, Les fleurs du mal, "Spleen et idéal" XLII, ed. Y.··G. Le Dantec/L.
no extiendo una cosa física que se enriquecería después con una Pichois, "Pléiade", París, 1966, p. 41. en otros términos: "La carne es la con di ..
ción de posibilidad de la cosa, mejor: la constitución de la carne está presupuesta
3. AT VII, 28,22 = 34,21. por toda constitución de la cosa, es decir, por toda mnstitución de trnnscen·
4. Meditaciones cartesian.1s, V, §44, Hua. I, p. 128; tr. es. de José Caos, México, Fon- dencia mundana en general" (D. Franck, Chair et corps. Sur la phénorné11olog1e
do de Cultura Económica, 1986 2, p. 158. de Husserl, Paris, 1981, p. 95).
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Acerca de la donación
]EAN-Luc MARlON
so, porque mantiene la distancia de una representación; que esa
Ahora esta función fenomenológica excepcional implica distancia juegue entre el ego y él mismo no la reabsorbe, sino que,
otra consecuencia: no me puedo separar de mi carne. Husserl lo al contr"ario, la subraya. También se ha propuesto (en particular
subraya a porfía: "La carne no puede ser suprimida"; cualquier M. Henry) concebir la cogítatio, como la única capaz de realizar
cosa que me ocurra, me aparecerá a través de la interpretación u,na cqgitatio sui, según el modo más original de sentir. Este sen··
de mi carne o no me aparecerá en absoluto; entonces, al contra- tir, Descartes no logra eliminarlo nunca, porque exceptúa de la
rio del cuerpo físico, para el cual hay siempre en el mundo un duda el corpus et sensus cuerpo sentiente, definido como
allá para corregir un aqúí eventualmente insoportable, mi carne mens. Si entonces un cogito puede alguna vez, esto
me clava definitivamente a su aquí, el único posible para mí, debería ocurrir a través del modo del sentir, concebido como la
porque es el único medio de toda fenornenalización. En suma, no afección de sí por sí, anterior a toda distancia representativa o
tengo nunca " ... la posibilidad de alejarme (enlfernen) de mi car- intencional. Ahora bien, parecé con razón que llega al
ne o de alejar mi carne de mí" 9 . Mi carne me asigna a sí misma mismo resultado por una vía más y radical ·-al asignar
porque ella me asigna a mí mismo, fijando para mí " ... lo más el ego a la carne o, más bien, al permitirle alcanzarse a sí mismo
originalmente mío (das ursprünglichst- Meine)". Y en 1935 preci- mediante la inevitable donación de un sentir fenomenológicamen··
saba: "Mi carne es, entre todas las cosas, lo más cercano (das te originario·- de los fenómenos del mundo por cierto, pero en
Niichste) para la percepción, lo más cercano de mi sentimiento y primer lugar del sí mismo. El cogito se cumple carnalmente o no
de mi voluntad". Nada es más original que ella, porque me da se cumple ;--porque en la misma medida en que el ojo no se ve
mi solo origen posible como Yo que fenomenaliza el mundo: "Mi
carne, es decir esta cosa originalmente dada (original gegebene
(ni el oído seescucha), el entendimiento no se experimenta. El sí
mismo no se alcanza él mismo sino sintiéndose. De ahí esta in-
Díng), que yo moví originalmente, que modifico originalmente, evitable paradoja --formulada en la lengua todavía demasiado
que en todos esos "movimientos" y cambios suyos subsiste corno metafísica de Husserl-- de que " ... un sujeto animado puede por
la unidad existente original para mí (original für mich seiende cierto ser pensado tranquilamente sin una carne material [por
Einheit) y tiene para mí el carácter de una autodonación en per- ejemplo un fantasma], pero sin carne no puede ser pensado en
sona (Selbstgegebenheit) ... " 1º. Conceptos tales como entfernen y
absoluto (keinesweg ohne Leib überhaupt)" 12 • La mens sin sensus ori-·
daseiende Einheít superan decididamente la temática trascenden-
ginal no sería tal. Un desplazamiento así del cogito conlleva tam-·
tal del ego como puro y simple pensamiento representativo, para
bién ·-y sobre todo para nosotros--- otro resultado: si el sentir ad--
sin duda unirse más bien a los que había propuesto poco antes
quiere tal privilegio, es porque asigna finalmente el ego a él mis-
la analítica del Dasein. No necesitarnos subrayarlo aquí porque
mo; pero no puede hacerlo sino porque la carne le sigue siendo
lo esencial, para nuestra investigación, se encuentra todavía en
otra parte. original, porque nunca puede alejarse de ella, en resumen, por-
que se encuentra tomado en ella. La toma de carne por el ego tie·
El ego del cogito se cerciora, en principio, de sí mismo me- ne un precio: la toma del ego en su carne. El ego se consolida (fr.
nos por la identidad consigo (incluso para Descartes) 11 que por prends), cuando toma (fr. prends) su carne, como un cernento o
un acceso inmediato y, por ende, innegable a sí mismo. Ahora un yeso se consolida una vez que el agua lo ha tomado fi-
bien, la cogitatio por el modo del entendimiento no abre ese acce- jarse.

9. Ideas ... II, §21, p. 94 (ver p. 95; tr. es. cit. p. 130) y §41, p. 159; tr. es. cit. p. 129
y 199.
10. Respectivamente Hua. XIV, p. 58 y Hua. XV, p. 567. '
11. Consideramos este punto, si no como establecido, al menos como verosímil
hasta la refutación de nuestro análisis sobre "L'altérité originaire de !'ego", 12. Ideas ... II, §21, p. 95 (ver p. 96 y §20, p. 93) tr. es. cit. p. 130 (ver p. 131 y p.
Questions cartésiennes II, op. cit., c.J. 128).
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fEAN-LUC MAIUON Acerca de la donación
3. SUFRIMIENTO, PLACER, ENVI;JECIMIENTO si no me alcanzara en mi obra viva,. por ende si rio
me clavara a mi
carne --si no me tomara por la carne (como se torna por el cuello).
El ego no se fija sino cuando toma carne. No se consolida Lévinas lo ha analizado perfectamente: º ... el sufrimiento físico, en
sino cuando toma ::arne ---cuando se consolida en su carne. Por- todos sus grados, es una imposibilidad de separarse del instante de
que, desde el momento en que su carne lo toma, no lo deja más. la existencia. Es la irremisibilidad misma del ser. El contenido del
¿Cómo describir esta situación? No basta con afir111ar que (la segun- sufrimiento se confunde con la imposibilidad de separarse del su-
da) reducción a lo propio entrega la carne como la instancia más frimiento ... hay en el sufrimiento una aust;ncía todo refugio. Es
originalmente mía. Es necesario mostrar cómo ella me entrega a mí el hecho de encontrarse directamente expuesto al ser. Está hecho
a mí mismo, sin escapatoria ni evasión posible. Desde que el ego toma de la irnposibilidad de huir y de retroceder. Toda la agudeza del
carne, se encuentra clavado a él mismo como a su suelo, a su tierra sufrimiento está en esta imposibilidad de retroceso. Es el hecho
fenomenológica (la que no se mueve): la torna de carne como toma estar acorralado contra la vida y el ser" 13 . ¿Estoy, sin embargo, aco-·
de tierras, asigna definitivamente el ego a él mismo y a él solo. O rralado contra el ser? No, solamente contra el hecho de ser ser
más bien, al asignado a un lugar que no puede negar, ni sacudirse sufriente, ante la imposibilidad de retardar la descarga de este su-
de encima, ni escapar, la carne y su toma de tierras lo identifican al frimiento sobre mí; debo entregarme a él sin condición, ni
fin como un sí-mismo, como un ipse. Deberíamos poder confirmarlo ni distancia: el sufrimiento me asigna a mí mismo como no
por la vía de una experiencia crucial de la carne: para establecer su puedo nunca poner en suspenso.
inseparabilidad de mí, debo medir si puedo sustraerme a ella, es
decir, aparecer -··aunque más no sea aparecerme a mí mismo--· sin Por ~ha parte, incluso cuando Pascal analiza el
ella. Ahora bien, es necesario constatar, mediante al menos tres ar- to a título de prueba espiritual temporaria, lee en él, en
gumentos, que no puedo despedirme, ni djstanciarrne de mi carne gar, la experiencia de mi carne: "Está bien probado que uno no se
porque no la tengo sino que la sigo. La sigo por la huella porque separa jamás sin dolor. Uno no siente su ligadura cuando se
sólo ella inscribe la huella de mi ipseidad. voluntariamente al que tira, como dice San Ap.tstín; pero
uno comienza a resistir y a marchar alejándose él, se
Veamos primero el sufrimiento. Desde que sufro, yo n1e forma: la ligadura se extiende y resiste toda violencia; y esa
sufro. No sufro el foego o el hierro como veo la espada o la llama, ra es nuestro propio cuerpo, que no se rompe sino con la
sus formas, sus colores, sus dimensiones, etc. -en resu.men: a dis- puede discutir aquí --teológicamente--- si lo que me
tancia, pudiéndolas describir a título de objetos. No sufro tampoco la voluntad divina se identifica con mi propio
como si pudiera escuchar mis gemidos o gritos, o los crujidos o los puede sino aprobar ---.fenomenológicamente-- que sea
choques, a título otra vez de objetos. Porgue de la misma manera asignado sin vueltas a "nuestro propio cuerpo", es decir, a nuestro
que no es el cuerpo el que siente sino el alma (Descartes), desde que cuerpo propio, por ende a nuestra carne. Pascal nos introduce tam-
sufro, es en mí, por mí y de mí que sufro. El hierro y el fuego no bién al segundo argumento, que pone en acción no ya el
pertenecen ya más al mundo sino que aparecen en mí mismo; yo to sino el placer. En una primera lectura el análisis de
soy su medio de manifestación. Entonces no los sufro sino sufrien- ce oponer el sufrimiento, involuntario, al placer, voluntario
/1

do [deJ su fenomenalidad. No sufro el fuego o el hierro -·-sino que, dumbre querida, por ende no absolutamente pasiva: ¿De dónde
porque me hacen daño inmediatamente a mí, yo me sufro a través viene entonces que es glorioso para la razón su::umbir bajo la fuer-
de ellos. Entre el hierro y el fuego y yo que los sufro la distancía za del dolor y que es vergonzoso sucumbir bajo la fuerza del pla-
desaparece. No puedo ejecutar una retirada a una torre más aleja- cer? Ocurre que el dolor no nos tienta ni nos atrae; nosotros lo el e-
da, una vez que la muralla está ocupada: estoy definitivamente 13. Lévinas, Le temps et /'au/re, París 1979?, pp. 55-56.
invadido, tomado, prísionero. El sufrimiento no sólo me hace daño: 14. Pascal, Seconde lettre aux Roannez, II, 24 septembre 16'.i6, éd. L. La fuma, Par.is,
sobre todo me asigna a mí mismo como carne. No podría dañarme 1963.
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Acerca de la donación
]EAN-·Luc MARJON
más bien en la carne de mis miembros, músculos 'y huesos,
gimos voluntariamente y queremos que domine sobre nosotros; de curvan y pierden sus capacidades anteriores; pero sobre todo se
tal modo que somos dueños de la cosa; y en este aspecto el hombre ahí donde mi carne se vuelve superficie [fr. surface] mi ro:3·
sucumbe a sí mismo. Pero, en el placer, es el hombre quien su'cum- tro [fr. face]. En efecto, sobre mi cara, el tiempo deja huellas, sus
be al placer. Ahora bien, sólo el dominio y el imperio producen la huellas. Mejor: son las huellas del tiempo las que la marcan oor ex··
gloria y sólo la servidumbre produce la vergüenza" 15 . Pero este ar- celenda, la dibujan y la modelan sin cesar, haciéndola
gumento se puede revertir inmediatamente. Porque si el dolor le evita tantos bosquejos insensiblemente desalineados, cada uno
a la razón toda vergüenza, porque ésta puede enfrentar vo.lunta- cido a los que lo enmarcan, pero, en los extreinos, casí
riamente a aquél, o al menos, no sustraérsele voluntariamente: ("Mi mente irreconocibles. No se ve nunca dos veces la misma cara
vida, nadie la toma, soy yo quien la da"), porque " .. Jo elegimos vo·· que el tiempo, al apilarse en ella, la deforma en la medida que la
luntariamente ... ", " ... quedamos dueños de la cosa ... " y no sucum- forma. Sólo el tiempo puede sacar el retrato de una cara,
bimos finalmente sino a nosotros mismos, hay que concluir lógica- sólo él la dibuja. Sólo el tiempo nota [fr. remarque] la cara
mente que el dolor da todavía lugar a una voluntad, a un poder de sólo el tiempo la marca [fr. marque] ·'-narra su toma de carne.
retroceder o de avanzar, en resumen, a una actividad. Por ende, que hay más: el tiempo, como pasado cumplido, no debería .
el dolor no llega hasta el límite de la pasividad, al contrario del pla- der aparecer si se limitara a pasar; como la rm:erte, que el
cer, que es el único que hasta ahí llega. Porque el placer se impone instante está ahí, ya no lo está para mí. Si pasara [fr. passait], por
por una delectación invencible (Malebranche), puesto que obliga no definición, d tiempo perecería [fr. trépasserait] de suyo él
sólo a mi cuerpo físico, sino incluso a mi voluntad, no sólo a mi cuer- primero. Sin'embargo, aparece porque pretendemos, a justo título,
po, sino al alrna de mi cuerpo --mi carne. A partir de ahí, la "ser· verlo pasar. Aparece entonces en el apilamiento de sus marcas, que
vidumbre" del placer produce sin lugar a dudas "vergüenza" a la permiten que sus huellas deshagan los cuerpos físicos (la de
razón, porque la despoja de toda independencia respecto de la car- las ruinas), pero sobre todo las carnes vivas y, más que ninguna, la
ne y la traslada completamente y sin miramientos hada ella. El aná- carne de mi cara. tiempo cumplido se ma.nifiei;ta en lo que quita,
lisis de Pascal termina entonces por reforzar fenomenológicamente destruye y deshace ---fenomenalidad de las minas de piedra, pero
lo que intenta debilitar teológicamente ----el cumplimiento ejemplar también de las ruinas de carne. Así, el tiempo cumplido no se rna"'
de la carne en el placer. No porque el placer se sustituya al sufri- nifiesta sino al tomar carne en la mía que él deshace, afecta, rnarca.
miento, sino porgue -·-extrañamente-- lo lleva más lejos: incluso la Se encarna en mí.
voluntad "sucumbe" (con la razón) a la toma de la carne. La carne
y la pasividad última (por ende el sufrimiento) se manifiestan en el Así, tres argumentos permiten hacer la
placer. Y así, sufrimiento y placer, a veces, casi no se distinguen. de la encarnación del ego. El ego se fenomenaliza cuando se
él mismo, es decir, cuando toma carne y se deja tomar en
Queda un tercer argumento en favor de la inseparabilidad encarnación, por más pasiva, involuntaria y factual. que sea, no
de la carne: la edad, o más bien, el envejecimiento. Su fuerza pro- indica ninguna decadencia, ni alienación del ego, sino como su
viene de que pone en juego el principio mismo de la finitud, la tem- mera toma de sí, como su entrada en posesión de sí sí mismo
poralidad (Kant, Heidegger). Uno puede sorprenderse de que la se posa (y se reposa) en sí al tomar carne. La carne me asigna a
analítica del Dasein describa los éxtasis del tiempo, en particular el mismo sin ninguna devolución posible ·-lo cual designa el tiempo,
"aquello ante lo cual" del estado de yecto (Geworfenheit), sin seña-
lar que el tiempo, sobre todo según el haber-sido, no pasa, sino que,
1
hl
:f:
la carne en tanto que definitivamente dada, no reembolsable (sin
consigna, ni devolución ni reposición). En la toma de la carne, yo
por así decirlo, se apila. Porque el tiempo no pasa; si pasara, no soy dado sin devolución a mí mismo, como un puro dado, dado a
dejaría ninguna huella y, así, no destruiría nada. El pasado se apila fondo a mí mismo porque dado en fondo vitalicio. puede hacer
15. Pascal, Pensées, Br. §160/ L. §795; tr. es de Osear Andrieu, Buenos Aires, Sud- justicia a una observacíón, por más que sea sorprendente, de Des-
americana, 1971, p. 139. 67
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]EAN-Luc MARION Acerca de la donación

cartes, que identifica la alegría como la primera de las pasiones que y lo semiconversado; el secreto de este deporte exquisito pero peli-
hace posible la unión del alma y del cuerpo (ese otro nombre para groso (Proust) deriva de esta impersonalidad del espíritu, incluso en
la encarnación): " ... no resulta creíble que el alma haya sido puesta sus expresiones más finas. El esprit de finesse no diverge del esprit de
en el cuerpo, sino cuando ha estado bien dispuesto y que, cuando géométrie por la universalidad de las significaciones y de los pensa-
está así bien dispuesto, nos produce naturalmente alegría" 16 • Hay mientos, sino solamente por la conceptualidad y la evidencia de
que imaginar la encarnación feliz: yo finalmente soy (dado a) mí ambos. Reencontramos aquí la hipótesis de la unidad del intelecto
mismo. agente, que hace pasar en acto a los intelectos potenciales, los úni-
cos consignados en los individuos. Encontramos de este modo un
eco contemporáneo bastante exacto de esta idea en el mito de la com-
4. LA FACTICIDAD INDIVIDUALJZADORA putadora universal, común a todas las redes, que conecta todos los
archivos, que operaría en todas las terminales, que constituirían los
únicos seres individuales.
La toma de carne sucede ahí donde yo soy tomado. Soy en
tanto que tomado ---pero no prisionero, ni confinado en residencia. La individuación del ego no se realiza entonces por la for·-
Porque no soy tomado (fr. pris) sino porque, corno carne, yo me ma (el entendimiento, demasiado universal), ni tampoco por la
ve
concreto prends); no soy donde soy, sino lo que, y por consiguiente, materia (el cuerpo físico, demasiado indiferenciado), si.no por el
el que soy por la primera vez. La encarnación lleva a cabo la facti- "conflicto .unánime y blanco" de la una con la otra ---precisamente
cidad, más radicalmente sin duda, más económicamente con segu-- por la encarrtación. Porque la carne tiene corno propio justamente
ridad que lo que la existencia le permite al Dasein, puesto que nin-- la propiedad individual, a saber, la apropiación del individuo a si
guna resolución es aquí exigida. Pero con la facticidad se lleva a cabo mismo. Nunca dos ípse son la misma carne, ni tienen la misma car-
también -y es una lección positiva de la analítica del Dasein- la ne. El mandato de que "no serán sino una misma carne" sería un
individuación. El entendimiento no individualiza, sólo puede hacerlo deseo piadoso, desmentido sin cesar, si no se entendiera de la carne
la encarnación porque, al contrario de la carne, lo que mi entendi- del niño pronta a nacer, efectivamente común. Pero lo que a veces
miento piensa, no sólo puede pensarlo otro entendimiento, sino que se llama "unión carnal" se caracteriza precisamente por el hecho
el comercio racional exige que todo entendimiento lo pueda. Tanto de que nos provee la prueba más indiscutible de que la carne del
la razón demostrativa como la ciudad científica implican, para fun- otro me es absolutamente inaccesible, como la mía, para él. El pla-
cionar, que cada uno de los argumentadores entienda m~ívocamente cer no se comparte, sobre todo si dos placeres se activan recíproca·
(en la medida de lo posible) lo que quiere signíficar, por ende, lo que mente y se cumplen simultáneamente. En la medida en que se tra-
piensa cada uno de los otros: la impersonalidad del argumento hace ta de mi carne, sólo yo estoy tomado en ella ·-y es la mía. Desqe
su f;)ola fuerza coaccionante. El ideal político de una sociedad per- que no estoy tomado en ella, comienza la carne que concierne a otro
fectamente democrática (Habennas) implica que los pensamientos ipse. No hay mónada sino la carnal.
racionales puedan y deban ser compartidos entre todos, por ~onsi­
guiente, entre cualesquiera; y la unanimidad tangencial exige un ano- La individuación por la facticidad deriva de la carne por
nimato estricto de los pensamientos de entendimiento. Esta no in·" un último rasgo. Según mi facticidad, alcanzo mi individualidad:
dividualización no vale sólo respecto del public square sino también en esta carne lo que vale soy yo y sólo yo. Y yo no valgo sino en
y sobre todo respecto de la conversación privada, que supone la co- esta carne y en ella sola. Pero esta ípseidad no me individualiza al
munidad de entendimiento hasta en lo no dicho, lo sobreentendido final sino por un 'mío' siempre ya cumplido: ahora bien, corresponde
a mi carne tornarme antes de que yo la elija, o que yo me resuelva
16. De~~an7il,J febrero 1647, AT IV, 604 y ss.; tr. es. de Ezequiel de
0

a elegirla. Este ípse carnal vale para mí precisamente porque no soy


Olaso y Tomás Zwanck, en Descartes, Obras escogidas, Buenos Aíres, Sudame- yo quien lo ha elegido aunque nunca he sido sin él. Hay sin ningu-
ricana, 1980, p. 455.
na duda femeinigkeit, no, sin embargo, porque yo lo haya decidido,
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fEAN-LUC MARION Acerca de la donacíón
sino porque m.e acaece, me afecta y me determina, en resumen, por- cual su evento lleva siempre la firma de su facÚcidad
una carne me toma por ella misma y siempre ya. Yo no me doy tingencia. Y, en la hipótesis de una fonomenalidad
mi carne, es ella la que me da a mí mismo. Al recibir mi carne, me carne se vuelve el caso más simple y apremiante de lo
a mí mismo --así estoy donado a ella. mos en otra parte un fenómeno saturado o paradoja: carnalmente
yo s0y afectado por una intuición --por ejemplo el dolor··-·
Lo propio del hombre no consiste en tener lagos, sino en
me invade completamente sin que yo sepa su significación:
tomar carne. A menos, sin duda, que el logos, en tanto que relación
viene de una mala disposición de mi psiquismo
y relación consigo, se cumpla originariamente según la carne. El
de mi cuerpo físico (enfermedad), o de un ob}2to del
nacimiento, toma de carne originaC no tiene entonces un estatuto
cidente, choque, etc.), induso de otra subjetividad
biológico sino fenomenológico. Y si debe haber una eternidad, sólo
tro aleatorio, enemigo declarado)? Sin duda,
una res u rrecnón de los cuerpos.
no siempre, podrá llegar a ser posible decidir entre esas
y saber si sufro de una depresión, de una infección, un
o de una agresión. Pero nunca podré anticiparme a la
5. EL FENÓMENO SATURADO SEGÚN LA RELACIÓN plenificadora de mi dolor carnal mediante una
dría preverlo, elegirlo y organizarlo. Nunca lograré un
Entonces yo no me doy mi carne, ella me da a mí mismo al tencional de mi dolor: no sólo porque mi intención
darse a mí -yo soy donado a ella17 . evitarlo y ,no salirle al encuentro, sino sobre todo porque el
guardará la iniciativa de anticípárseme y sorprenderme como un
¿Cómo se puede definir la fenomenalidad de una tal car- accidente, cuya llegada se me irnpone como un destino
ne que me da a mf mismo? Evidentemente no se puede si uno se manejado pero verosímilmente nunca querido por sí misn10.
atiene a una defin icíón común del fenómeno --la adecuación en-
tre el aparecer y lo que aparece, la intuición y la significación, la Esta paradoja o fenómeno saturado escapa a la
nóesis y el nóema,. etc.·---, sin duda no. Pues en la carne esta dis- del fenómeno común, porque se libera de una de las característi·
tinción no puede encontrar cabida, porque en este solo caso lo cas esenciales de la fenomenalidad según Kani: la Mien·
percibido es uno con el que percibe, porque el enfoqué intencio·- tras todo fenómeno de derecho con1.ún debe,
nal se cumple forzosamente en una inmanencia esencial donde kantianos, inscribirse en el curso reglado de la
lo que yo podría enfocar se confunde con la plenificación even-- ende, en el tiempo, al admitir por anticipado una
tual. Jamás una significación contendrá aquí la intuición, porque los fenómenos precedentes (sea de inherencíc sea de
e¡;¡ta intuición precede y hace posible toda intencionalidad, y por causalidad, sea de comunidad) la carne remite siempre a ella
ende, toda significación intencionalmente enfocada. Es necesario misma, en la unidad indisociable de lo sentido y del sentiente; la
entonces pensar la encarnación a partir de la donación, como carne se refiere a sí como se autoafecta. En consecuencia se sus-
determinación de fondo de todo fenómeno. Porque, aunque todo trae a toda relación -mi dolor, mí placer p1:rmanecen
lo que se da no se fenomenaliza, todo lo que se fenomenaliza pri- incomunicables, insustituibles·--· en una absolutez sin '"""'''"'.''"'~r'"
mero se da -··-se despliega según el pliegue de la donación, por el sin igual. Por otro lado esa absolutez, virgen de toda
constituye precisamente el privilegio que la vuelve apta a
17. Ver Etant donné, op cit. pp. 361-366. Nietzsche alcanza el mismo concepto por narme en mi individualidad. Si la carne no a la
otros medios: "Por el hilo conductor del cuerpo, aparece una prodigiosa plu- respecto de toda relación, no sería capaz de cumplir con todo .lo
ralidad; metodológicamente está pennilido utilizar como hilo conductor un fenómeno que ella sola puede cumplir --entregarme a ::ní mismo, afectar-
más rico y más fácil de estudiar para Ja comprensión de un fenómeno pobre" me a mí mismo- en el doble sentido de asignarme mi
(Fragmento 2 (91) 18!)5-1886, Nachgelassene Fragmente VIII/l, ed. Colli-Montanari,
Berlín, 1974, p. 1041. pio y de hacerme sentir en ese lugar su pode'..
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Acerca de la donación
fEAN-Luc MARION

mente le reconoce el título de "unión primitiva", tanto como al


Pero hay más. No se trata solamente de uno de los fenó- alma sola y a la extensión sola; sino que le acuerda un modo de
menos saturados o paradojas, que se agrupa con el evento, que conocimiento propio: mientras que el alma sola se concibe por el
da el mundo en su cantidad imprevisible; con el ídolo, que da el entendimiento solo, y la extensión se concibe por " ... el entendi-
cuadro, lo visto en su intensidad insoportable; o con el ícono, que
miento ayudado por la imaginación, no se conocen sino oscura-
da al otro en su alteridad inmirable. Con la carne, en efecto, un
mente por el entendimiento solo (e) incluso por el entendimiento
fenómeno me da a mí mismo en mi absolutez: sólo y primero 'en
ayudado por la imaginación; pero ambos se conocen muy clara- .
un mundo que no se fenomenaliza en el resto sino por mí, ese
mente por los sentidos" 18 . Lo cual implica muchos resultados
fenómeno me da a mí. Con la carne se da un fenómeno primero
fuera de lo común. Por un lado, que el sentir se convierte enton-
y el único que entrega la subjetividad a ella misma --·que entre·-
ces en el modo originario de la cogitatio y no ya en el último, como
ga el donado a él mismo al aprisionarlo en él. Este fenómeno se
en las definiciones de la res cogitans 19 • Además que la unión del
beneficia entonces de un privilegio inaudito por encima de todas
alma y del cuerpo, que nosotros entendemos aquí como la toma
las otras paradojas. Éstas designan en cada caso lo que el ego no
de carne, tiene rango de noción primitiva, es decir, de naturale-
puede constituir como su objeto, como consecu~ncia del exc~so
za simple (como el pensamiento y la extensión), jamás obtenida
en esos fenómenos de la intuición dadora por encima de toda sig-
por combinación de esas dos primeras sino tan original corno ellas,
nificación intencional anterior, por encima de todo sentido o
incluso más, porque esa unión vino como a coronarlas y reunir··
nóema ya disponible. La carne, al contrario, da el ego a él mismo
las. En fin ,que esa última noción primitiva no puede alcanzarse,
al mismo tiempo que todo dado se da a él; ella fija en él como un
corno los " ..'.pensamientos metafísicos" por el entendimiento puro,
donado -lo que se recibe de aquello mismo que recibe, según una
simultaneidad característica de la carne desde Aristóteles. Si una sino primero por " .. .los que no filosofan nunca". Puesto en cla-
subjetividad debe superar la destrucción del sujeto metafísico, sólo ro: la torna de carne no se puede ni pensar ni cumplir en el cam-
puede venir de la carne, donde se confunden la hetero y la po metafísico de la cogitatio reducida al entendimiento puro, sino
autoafección. únicamente en el campo que nosotros identificaremos aquí como
fenomenológico del sentir originario de los que " ... no dudan que
Descartes habría sido el primero en comprenderlo, no obs- el alma mueve el cuerpo, que el cuerpo actúa sobre el alma" 2 º.
tante las apariencias de la interpretación canónica. Al n;~nos por Así, Descartes mismo, lejos de empantanarse en el dualísmo don-
dos motivos. (a) Por lo menos una vez de manera exphc1ta llega de la interpretación canónica se obstina en mantenerlo, recondu ..
a establecer la certeza de la existencia del ego directamente a dría el ego hasta el sí mismo factual e individualizado último, el
partir del sentir puro, sin remontarse desde ese sentir hasta la de la encarnación. Y con esta reconducción, lleva a cabo la últi··
cogitatio como su modo más derivado: "falsa haec sunt [luz, sol rna reducción posible -la del fenómeno a lo dado, lo que, en el
calor], dormio enim. At certe videor audire, calescere. Hoc esse caso del fenómeno del ego, significa la encarnación del donado.
falsum non potest; hoc est proprie quod in me sentire appellatur;
atque hoc precise sic surnptum nihil aliud est quam cogitare" (A!
VII, 29,14-18). Afirmación radical y perfectamente fenornenolo-
gica: el sentir no reducido de un objeto en la ~ctitud natura! per-
manece esencialmente dudoso; pero puede siempre reducirse a
un sentir puro -siento al menos que siento-, que lo asegura
como el modo originario de la cogihztío. ~~ ego se re~ibe en~onc~~ 'iS~AETt;~~i;cte 1643, AT III, respectivamente 691,4 et 26· 692,3; tr. es.
de su toma de carne y nunca de la teflex10n que lo igualana a si. cit. en nota 16, pp. 416-417
19. AT VII, 28, 20-22 y 34, 18-21.
(b) Cuando al final de su itinerario quiere destacar la irreductibi-
20. A Elisabeth, 28 junio 1643, AT IU, 692, respectivamente 10,4 y 5-6; tr. es. cit. en
lidad de " .. .la unión que hay entre el alma y el cuerpo", no sola- nota 16.
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]EAN-Luc MARION Acerca de la donación

6. TOMAR CARNE
LA ENCA.RNACIÓN COMO PASO LÍMITE

Llegados a este punto, tal vez podamos dar un paso su-


plementario. Si la encarnación en su acepción estricta fenomenoló-
gica de Einverleiburig debe entenderse como toma de carne, podría
no mantener una simple relación de homonimia (por lo menos en
español) con la Encarnación teológica (Menschewerdung). Primero
IV. EI1 EVEN1"1C), L FENÓMJ~NO
porque el español es aquí más fiel al griego que el alemán Ver- y· LO RE~VELAI)O
bo no vino a la humanidad sino simplemente a la carne. Literalmen··
te ha tomado "carne": "El Verbo se hizo carne" Uuan 1,14), " ... vino
a la carne" (l juan 4,2), al punto que el Padre " ... envió a su propio
1. LO QUE SE MUESTRA Y LO QUE SE DA
hijo para asimilarse a carne de pecado" (Romanos 8,3). Luego por-
que se trata aquí de una auténtka toma de carne, puesto que, con-
formemente a su función fenomenológica, ella autoriza precisamente Tod? fenómeno aparee~, pero aparece sólo en tanto que se
el aparecer del que manifestó (ephaneróthe) en la carne" (l muestra. He~degger ha establecido, y es algo aceptado, que el fenó ..
Tímoteo 3,16). El cuerpo no interviene sino como consecuencia de meno. se .d~fme .como lo que se muestra en sí y a partir de sí. Pero
ser tomado " ... en d cuerpo de su carne" (Colosenses 1,21). Sin la ha de¡ado ~mphamente indeterminada la manera en que se puede.
toma de carne, el Verbo no tendría cuerpo, porque sólo la carne pensar el si mismo que opera en lo que se muestra. ¿Cómo, en efec-
individualiza, al punto que para Pablo se confunde con su último to, un. fenómeno puede pretender desplegarse él mismo y a sí mis,.
ego: " ... en mí, es decir en mi carne" (Romanos 7,18)21 . En fin, la car- 1:r:o, s1 .u:1, Yo trascendental lo constituye como un objeto puesto a
ne tiene en teología su privilegio por el mismo motivo que en feno .. d1spos1c10n para y por el pensamiento que lo penetra exhaustiva-
menología: no puedo escaparle, ni apartarme ni, por ende, hacerla mente? En un mundo tal --el de los objetos técnicos, el nuestro en
sufrir, porque entonces sería yo mismo a quien afectaría con el su·- ~u r~ayor par~e--·, l?s fen~menos alcanzan sólo el rango de objetos,
frimiento ---" ... porque nadie ha jamás odiado su propia carne" ~u fen?mer:ahdad sigue siendo de prestado y como derivada de la
(Efesios 5,29). De la misma manera, el Verbo sólo puede sufrir, si lo mtencwnahdad o de la íntuición que les conferimos. Al contrario
debe, en su carne: ''Es él quien, en los días de su (tonra de) carne, para admitir qu~ un fenómeno se muestra, sería necesario pode;.
habiendo presentado, con violentos clamores y lágrimas, oraciones r~~onocerle un sz mismo, tal que tome la iniciativa de su manifesta-
y súplicas a Aquel que podía salvarlo de la muerte, y habiendo sido cio~; ~ pa:tir de. ahí s~ .Plantea la cuestión de saber sí y cómo una
escuchado en razón de su piedad, aún siendo el Hijo, aprendió en tal m1c1atlva de manifestación puede acaecerle a un fenómeno.
el sufrimiento la obediencia" (Hebreos 5,7-8). Nadie puede oi;liar su Hemos propuesto la respuesta siguiente: un fenómeno no se mues ..
carne porque, en principio, nadie puede odiarse a sí mismo. Por ende tra sino en la medid~ en que primero se da --todo lo que se mues-
es en esa carne, en que él es, donde podrá sufrir. tra, para lograrlo, pnmero debe darse. Sin embargo, como Jo vere-·
i~os, la recíproca no tiene e~actament~ el mismo valor: todo lo que
La toma de carne, comprendida como la última postura fe- se da no se muestra en la mISma medida donación no se feno-
nomenológica del ego, abre entonc~s al menos una posibilidad de men~liza siempre. Pero ¿cómo descubrir lo que se da'? La donación
pensar razonablemente la Encarnadón teológica. de s1 no puede, en efecto, verse directamente, porque se ve lo que
ya se .muestra o, por lo menos, en el caso de los objetos, es mostra-
do. S1 la manifestación tal vez resulta de la donación, la donación
21. Ver 2 Corintios 7,5, donde "yo" se dice º ... mi carne". debe precederla. Ella, por ende, le es anterior, dicho en otras pala ..
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