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2008
https://doi.org/10.25145/j.pasos.2008.06.031
www.pasosonline.org
Resumen: El creciente impulso del Community-based tourism (CBT) como vía para un turismo sosteni-
ble y estrategia para el desarrollo social nos obliga a profundizar en su comprensión. En este artículo
proponemos como táctica teórico-metodológica la focalización analítica en la comunidad. El referente
empírico de la investigación es el turismo comunitario (TC) en Ecuador, donde se han seleccionado
cinco comunidades para llevar a cabo un estudio etnográfico en profundidad. Como conclusión plantea-
mos un marco comprensivo del TC que tiene tres pilares básicos: la centralidad analítica de las comuni-
dades, la consideración del TC como ‘traducción’ antes que como ‘adaptación’ al mercado, y el carácter
fortalecedor —antes que debilitador— del TC para las comunidades. De aquí se derivan una serie de
indicadores cualitativos que sirven para encarar, desde el punto de vista teórico, la comprensión general
del CBT y asimismo son útiles para la evaluación de la sostenibilidad de proyectos y experiencias de
CBT.
Abstract: The growing impetus of community-based tourism (CBT) as a means of achieving sustainable
tourism and a strategy for social development forces us to seek a deeper understanding of this phenome-
non. This paper proposes an analytical focus on the community as a theoretical/methodological tactic.
The empirical reference point in this research paper is the concept of turismo comunitario (TC) in Ecua-
dor, where five communities were chosen to conduct an in-depth ethnographic study. By means of a
conclusion, a comprehensive framework is put forward for TC, founded on three main pillars: the analy-
tical centrality of the communities; the consideration of TC as a ‘translation’ rather than an ‘adaptation’
to the market; and the fortifying - rather than debilitating - nature of TC for the communities involved.
This provides a series of factors that can be used to gain a general understanding of CBT, from a theore-
tical point of view, and which can also be used to evaluate the social viability of CBT projects and expe-
riments.
ii
• Esteban Ruiz, Macarena Hernández, Agustín Coca, Pedro Cantero, Alberto del Campo son miembros del Grupo
de Investigación Social y Acción Participativa (GISAP). Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Pablo de
Olavide, Sevilla (España). Email: eruibal@upo.es
consecuencia de ello— (2) apuntar indica- interno, propio de los procesos de conjuga-
dores para evaluar la sostenibilidad de ción creativa de intereses individuales,
proyectos y experiencias de CBT. parentales y colectivos enmarcados en la
comunidad (Belsky, 1999; Gascón, 1996),
Comunidad y community-based tourism así como de desigualdades en razón de
género, edad y estatus. La existencia de un
La comunidad —como concepto socio- sentido territorial muy acusado que no tie-
antropológico—tiene al menos dos caras. ne que estar marcado exclusivamente por
Una refiere casi exclusivamente a contextos criterios de ancestralidad, pero sí de ges-
simbólicos apoyados en discursos y prácti- tión, lucha y mantenimiento del territorio y
cas de identificación colectiva en los que los recursos (Chamoux y Contreras, 1996).
pesan más las adscripciones personales que En el seno de las comunidades se desarro-
las relaciones y redes propiamente dichas llan modelos de intercambio capitalista que
(las comunidades simbólicas). La otra evi- conviven con modelos de reciprocidad
dencia que la comunidad constituye princi- (Temple, 2003), asimismo no podemos olvi-
palmente un contexto organizativo, de con- dar la importancia que adquieren las for-
trol y gestión social, en el que los individuos mas de trabajo colectivo, como la minga en
se encuentran integrados y desde el cual se el área andina. Y, como no, la comunidad es
gobierna gran parte de sus vidas (las co- un marco simbólico-identitario que articula
munidades tradicionales). En realidad, la a sus miembros en torno a universos de
vertiente simbólica y la vertiente socio- sentido (Cohen, 1985). La comunidad, si-
organizativa conforman un continuum que guiendo a Willmott (1986) (citado en Crow
debe integrarse convenientemente para & Allan, 1994:3), viene a significar ‘tener
comprender qué es una comunidad. Desde algo en común’ y ese común se ancla en tres
la perspectiva que nos interesa aquí, la elementos principales: place, interest and
comunidad debe ser entendida más bien attachment (lugar, interés y apego). Desde
como una trama organizativa de las rela- esta perspectiva, la comunidad conforma
ciones sociales con lógica propia. Este es un tanto un mundo particular como un enten-
tema ampliamente debatido en las ciencias dimiento compartido, conformándose así el
sociales —debate en el que no podemos “fundamento epistemológico de la experien-
entrar ahora (ver Crow & Allan, 1994)— cia comunitaria” que nos apunta Bauman
con postulados extremos: del rechazo a una (2001).
noción que confunde más que ayuda para la La comprensión del desarrollo de la ac-
comprensión de la vida social, a una con- tividad turística en las comunidades debe
ceptualización romántica, esencialista de estar mediada por una consideración ade-
las comunidades como paraísos de la ar- cuada de todo lo anteriormente expuesto.
monía y la ausencia de conflicto. La comu- No todo agregado humano puede ser consi-
nidad precisa ser desmitificada pero asi- derado comunidad; un colectivo, la sociedad
mismo hemos de reconocer su evidente civil, un grupo, una ciudad, no son comuni-
existencia y funcionalidad. dades en el sentido que aquí requerimos.
¿Qué concepto de comunidad sería ope- La comunidad es una estructura de funcio-
rativo para encarar el CBT? Comunidad es namiento con entidad en sí misma, sin que
un marco organizativo y de sentido con ello quiera decir autónoma del exterior.
implicaciones múltiples. Entraña una for- Para los efectos que nos ocupan el nivel de
ma de regulación política que incluye tanto relaciones sociales, así como la capacidad
acusados liderazgos internos como foros de autoorganización y acción colectivas
asamblearios, así como instituciones de deben ser los elementos principales a con-
gobierno (juntas, consejos, cabildos, directi- siderar. Comunidad no es una cosa, sino
vas) a los que se accede por vías variadas una forma.
(edad, prestigio, elección). Una trama de Desde los estudios de CBT se reconoce
relaciones sociales en las que el parentesco ampliamente la centralidad de las comuni-
juega un papel destacado, y en el que las dades (Afama, 1996; Cusack & Dixon, 2006;
relaciones cara a cara marcan la pauta Scheyvens, 1999), pero escasamente se
general conformándose una densa red so- investigan desde dentro. Además, en mu-
cial. Es notoria la presencia del conflicto chos casos la consideración de comunidad
es demasiado laxa, imprecisa o versátil, analítica puede entenderse como una limi-
hasta el punto de que se convierte en una tación (todo trabajo tiene limitaciones ob-
noción tan amplia que ni siquiera refiere a vias en el tratamiento de su objeto de estu-
realidades sociales mínimamente homolo- dio). En este caso la limitación es al mismo
gables, estableciéndose analogías —no tiempo una opción de investigación —
siempre reconocidas— con sociedades loca- consciente y estratégica— porque hemos
les, sociedad civil, o localidades (cfr. Blacks- querido centrarnos en el turismo comunita-
tock, 2005; Nepal, 2004; Southgate, 2006): rio principalmente desde la perspectiva de
comunidad no es igual a gente. La perti- las sociedades locales que lo protagonizan.
nencia de la apuesta analítica por la comu-
nidad busca priorizar la comprensión del Comunidad, turismo y turismo comunitario
hecho turístico desde la comunidad, enten- en Ecuador
dida ésta como un ámbito social heterogé-
neo de intereses contrapuestos y en conflic- En Ecuador, ‘comunidad’ es un término
to ante el desarrollo del turismo (Belsky, con una acusada dimensión histórica, jurí-
1999; Southgate, 2006). Pero esa heteroge- dica, socio-organizativa, de gestión de re-
neidad y los intereses consiguientes se en- cursos y de reivindicación política indígena-
cauzan desde las formas comunitarias de campesina que encardina la vida cotidiana
resolución de conflictos y toma de decisio- de muchos ecuatorianos. Así el debate
nes, que no siempre son adecuadamente académico sobre qué sea comunidad se su-
analizadas en los estudios sobre CBT, que- pera —irónicamente— por vía jurídico-
dando incomprendidas. La comunidad no es administrativa: las comunidades están
un marco en el que ‘todos son iguales’, o en determinadas legalmente. Esta circunstan-
el que las cosas se hacen necesariamente cia facilita el desarrollo del CBT y asimis-
entre todos, sino que hay que enfocarla mo su investigación ya que demarca clara-
como un contexto de vida social con sus mente los propios ámbitos comunitarios. No
propias lógicas desde el que se decide qué obstante, el funcionamiento comunitario y
se hace —colectiva o individualmente— la existencia de realidades comunitarias
entre los que tienen capacidad de decisión. van más allá de la mera denominación
Es por tanto una forma de gestionar la in- jurídico-administrativa, y no pueden ser
herente diversidad de intereses y situacio- reducidas a ésta.
nes que encierra. Debemos pensar la comu- La conformación actual de las comuni-
nidad como un ámbito más racional que dades ecuatorianas se asocia a las figuras
romántico, de ahí su funcionalidad y vigen- de la encomienda y el huasipungo como
cia, por ejemplo para el mundo turístico. formas de articular el territorio y la mano
Las peculiaridades del sector turístico de obra indígena en la época colonial, agru-
están obviamente presentes, pero no son los pando geográficamente a los indígenas en
factores más relevantes para comprender el virtud de la lógica de la explotación agraria
CBT. La demanda en el mercado y el marco capitalista. Posteriormente, se constituyó el
normativo e institucional, son condiciones régimen de las haciendas que reeditaba
necesarias pero no suficientes para el desa- prácticamente los mismos intereses y que
rrollo y la sostenibilidad del CBT. Sin co- fue en cierta medida desactivado con la
munidad no hay CBT. Y aunque es cierto Reforma Agraria de 1964. Las comunidades
que oferta y demanda no caminan nunca ecuatorianas se constituyen formalmente a
solas, en nuestra investigación el énfasis en partir de finales de los años treinta como
la demanda —que hemos tenido en cuen- forma de restituir la vinculación originaria
ta— arroja menos claves interpretativas entre los pueblos indígenas y sus territorios
que el análisis de la oferta. La particulari- una vez que el régimen de haciendas había
dad de dicha oferta radica en unas formas perdido gran parte de su sentido económico.
socio-culturales, unos grupos humanos, Las comunidades, están reguladas desde
unas maneras de relacionarse (con el Esta- la Ley de Comunas de 1937, con diferentes
do, con el Mercado, con los turistas, con los revisiones que llegan hasta la Ley de Orga-
otros, así como entre ellos mismos) que es nización y Régimen de Comunas de 2004
imprescindible conocer. Primar la oferta que define la organización, el gobierno y las
sobre la demanda desde una perspectiva facultades de las comunidades (Estrella,
abiertos a las contradicciones y las sorpre- der, 1996) y nos ayudan a situar nuestro
sas. Esta es la esencia de los estudios de análisis más allá de las perspectivas que
caso etnográficos que presentamos aquí. ellos, muy oportunamente, han desarrolla-
Posteriormente ha venido la confrontación do ya.
de nuestros resultados con otros trabajos. Los estudios de caso, basados en la es-
Los estudios de caso obedecen a la nece- tancia de los investigadores en las comuni-
sidad de conocimiento empírico para abor- dades, se han desarrollado siguiendo un
dar un fenómeno aún incierto a nivel teóri- mismo diseño etnográfico y análogas
co. Para la selección de los casos (comuni- herramientas técnicas (ver tablas 2 y 3)
dades) se han tenido en cuenta tanto crite- entre marzo de 2006 y junio de 2007, con
rios geográfico-culturales como criterios periodos de estancia que oscilan entre tres
directamente relacionados con el desarrollo y cuatro meses en cada comunidad. Esta
estrategia de investigación nos ha permiti-
y las tipologías del turismo comunitario en
do reconstruir desde dentro el proceso a
Ecuador. Así las cinco comunidades estu-
través del cual las comunidades encaran la
diadas (Tunibamba, Huertas, Machacuya- actividad turística, así como comprobar su
cu, Caguanapamba y Agua Blanca) se re- funcionamiento en la actualidad. El método
parten por las tres grandes áreas del Ecua- etnográfico posibilita el estudio del hecho
dor continental —amazonía, sierra y cos- turístico inserto en el conjunto de la vida y
ta— (ver figura 1). Asimismo, los casos el funcionamiento comunitario a todos los
ejemplifican las distintas tipologías de pro- niveles (ideológico, familiar, colectivo, polí-
ducto turístico comunitario, sea éste de tico, económico…), así como desde la pers-
carácter más cultural, étnico, natural o pectiva de la acción de agentes externos a
vivencial. Aunque en la mayoría de los ca- la propia comunidad (instancias estatales,
sos el TC en Ecuador es practicado por co- organizaciones no gubernamentales…). Las
munidades indígenas también se ha inclui- herramientas técnicas utilizadas han sido
do una comunidad mestiza (Huertas). orientadas en virtud de las condiciones,
Además, las comunidades ilustran distintas tamaños y tipos de turismo en cada comu-
situaciones de madurez en cuanto al turis- nidad lo que otorga la necesaria flexibilidad
mo. En tres de ellas la actividad turística y operatividad en cada caso de estudio. Fue
alcanza ya un notable éxito y relevancia, en capital desde un principio disponer de un
las otras dos se está intentando implantar claro guión de información que se convirtie-
ra, a su vez, en la forma de reportar el re-
el turismo como parte de la estrategia de
sultado de cada monografía con fines com-
desarrollo local. Así no sólo hemos introdu-
parativos-analíticos (tabla 2). El diario de
cido variabilidad en torno a lo geográfico, campo, la grabadora y la cámara fueron los
cultural, turístico…, sino que hemos consi- instrumentos principales con los que regis-
derado tanto comunidades que ya trabajan trar la información obtenida.
en turismo como aquellas que tienen el Un estudio de estas características —
proyecto de hacerlo. La comprensión del que comporta diferentes casos, contempla
CBT no puede venir sólo de los casos exito- un enfoque etnográfico y busca la compara-
sos, o en funcionamiento, sino también de ción— debe basarse en un consistente tra-
aquellos en los que una comunidad se está bajo de campo y analítico en equipo (Erik-
planteando la oportunidad y sus posibilida- son and Stull, 1998; Ezzy, 2002), sólo así es
des para introducirse en la actividad turís- posible una articulación consistente entre
tica (casos de Caguanapamba y Huertas). los datos de cada caso investigado para
Los datos ofrecidos como caracterización producir resultados conjuntos. El análisis
general de las comunidades (tabla 1) obe- en equipo se ha sucedido en diferentes mo-
decen en cierta medida a los indicadores, mentos de la investigación, así el propio
factores y sugerencias desarrollados por trabajo de campo se ha ido reorientando en
distintos autores (Belsky, 1999; Causak y virtud de los análisis colectivos que se han
Dixon, 2006; Fuller, Buultjens & Cum- llevado a cabo a lo largo de los 15 meses
que ha durado el proyecto. Sin lugar a du-
mings, 2005; Hiwasaky, 2006; Jones, 2005;
das esta forma de trabajar ha sido funda-
Mitchell and Eagles, 2001; Mitchell and
mental para alcanzar unos resultados mo-
Reid, 2001; Salafsky et al. 2001; Tsaur, Lin nográfico-comparativos sólidos.
& Lin, 2006; Timothy & White 1999; Wun-
El turismo comunitario desde las comuni- dad y recursos, lo que significa en algún
dades grado la existencia de un espacio de organi-
zación autónoma, desde el que vincularse al
Parecería casi tautológico afirmar que Mercado y a otros actores (ONGs, organiza-
en las comunidades la organización comu- ciones, Estado). Lo comunitario en Ecuador
nitaria se convierte en un factor imprescin- se concreta en instituciones (es decir, órga-
dible para comprender el hecho turístico nos político-administraivos) cuyos objetivos
comunitario. Pero no lo es. No todas las son regular la gestión de derechos y obliga-
comunidades gozan del mismo nivel organi- ciones, bajo el desideratum de simetría e
zativo y político, poseen prácticas colectivas igualdad.
consolidadas, ni tienen igual capacidad de El caso de Machacuyacu es paradigmá-
creación, movilización, acción y eficacia tico, pero en modo alguno único. Allí indivi-
colectivas. La propia definición de turismo duos diferentes entre sí, organizados en
comunitario subraya una forma de gestión unidades domésticas y grupos familiares,
diferente —comunitaria— sobre una activi- donde la propiedad privada de la tierra y la
producción agraria se convierten en la base vidad turística trae consigo una ampliación
de sus economías, se dotan de una organi- de los intereses comunes: formalización de
zación política desde la que autogestionar tierras en propiedad colectiva, los fondos
recursos y tomar decisiones en una esfera destinados a las necesidades colectivas de
donde prima la propiedad y el sentido colec- la comunidad se consolidan y agrandan con
tivo: el turismo. El éxito del turismo comu- el aporte del turismo, la participación en
nitario en Machacuyacu, pero también en las asambleas y las mingas son más fre-
Agua Blanca por ejemplo, se vincula de cuentes, etc. Así los procesos de fortaleci-
forma directa con los procesos de participa- miento de la comunidad a través de la acti-
ción, de gestión y de repartos colectivos de vidad turística sólo son comprensibles des-
beneficios que proporciona esta estructura de la existencia de una organización que
organizativa que garantiza el control efec- permite traducir al “lenguaje” comunitario
tivo del grupo sobre el turismo, lo cual ge- el hecho turístico y viceversa, insertándose
nera un efectivo empoderamiento colectivo así en el Mercado de forma específica y
sobre recursos y territorios. De ahí que sea diferenciada. Todo ello bajo el control co-
crucial entender este particular funciona- munitario de la actividad turística, coordi-
miento, donde la minga y la asamblea jue- nados desde una operadora indígena de la
gan un papel tan importante. No es casua- zona (RICANCIE).
lidad que estas dos instituciones, la prime- …el turismo comunitario es la unión de
ra de acción colectiva y la otra de tomas de todas las gentes (…) la diferencia es que
decisión colectiva (con distintos nombres las empresas grandes se benefician sólo
según el lugar: asamblea, comité, etc.) go- ellos y las empresas chicas, a través del
cen, allí donde han surgido proyectos de ecoturismo familiar, se benefician tam-
turismo comunitario, de una estupenda bién sólo ellas A través de la RICANCIE
salud. no se benefician los intereses individua-
“Cuando nos reunimos nosotros tenemos les sino la comunidad. Toda la comuni-
nuestro pensamiento cada uno. Pero ese dad. No sólo una o dos familias, sino el
no vale. Tenemos que construir un pen- conjunto de la comunidad….Tenemos
samiento colectivo, que sea la suma de como objetivo alcanzar el ingreso de los
los distintos pensamientos individuales, turistas y conservar nuestras riquezas
porque el único pensamiento correcto es culturales y nuestra identidad. Porque
aquel con el que todos estemos de acuer- nosotros somos indígenas de la Amazon-
do. Aquel pensamiento asambleario, ía. (Gerente RICANCIE)
aquella decisión que se haya construido Similar dinámica es la que está en el
por todos.” (Líder de Machacuyacu) origen en Huertas del nacimiento de un
El caso de Machacuyacu alumbra algo proyecto de turismo comunitario que allí,
más. Allí el turismo fortalece unas institu- dada la particular relevancia de los lide-
ciones que se consolidan y refuerzan desde razgos, se articula en una singular simbio-
el campo de actuación colectiva en un pro- sis de iniciativa individual y plasmación
ceso de feedback que también observamos colectiva. El liderazgo articula en esta co-
en otros contextos. El turismo no deja de munidad andina lo que en otros contextos
ser una actividad complementaria a las se entiende como categorías opuestas (tra-
economías kichwas, basadas en las produc- dición-novedad, individuo-colectivo, inicia-
ciones agrarias que se orientan al Mercado tiva-consenso, etc.). Liderazgo y comunidad
pero sobre todo en el autoconsumo que pro- no sólo no se excluyen, sino que conviven en
porciona el cultivo de la chacra. Esto tam- una singular armonía tensionada, concre-
bién ocurre en Tunibamba o Agua Blanca, tada en un ethos (Bateson, 1958) y un habi-
donde el turismo no es la actividad princi- tus (Bourdieu, 2000) que resultan adap-
pal. Pero aún así, es lo suficientemente tantes para el turismo.
relevante como para constituir un acicate El estudio en Huertas demuestra que el
del proceso comunitario. Es en este sentido liderazgo —como táctica de articulación y
en el que cabe afirmar que el turismo cons- compenetración de los niveles individual,
truye comunidad (a la vez que la comuni- familiar, comunitario y global— es parte
dad construye el turismo). En Machacuyacu esencial en el funcionamiento del día a día.
esto queda demostrado por cuanto la acti- La comunidad, tanto en su génesis como en
que hemos trabajado han entendido lo que dad interesados y los promotores externos
su lugar en el mundo (un lugar marginal) están empezando a entenderse de manera
puede proporcionarles, incluso en el sentido consistente. La participación —como forma
más utilitarista. La capacidad para captar, plural de comunicación y toma de decisio-
gestionar y articular intervenciones exter- nes— es el medio, y el empoderamiento
nas está en la base del éxito de muchas de debe ser el objetivo último, que sirve para
las experiencias de TC que conocemos, no evaluar el efecto de las intervenciones ex-
sólo las cinco aquí estudiadas con más pro- ternas y la sostenibilidad de las experien-
fusión. La comunidad no es un ente aislado, cias de CBT (Scheyvens, 1999). En Cagua-
ninguna es ajena al proceso de globaliza- napamba la intervención es entendida como
ción y sus distintas caras, entre las que se relación y por ello la estrategia participati-
encuentran las posibilidades de ser objeto va supone, ante todo, poner los medios para
de intervención externa. el entendimiento mutuo —no sólo la comu-
Toda intervención desata procesos y es nidad debe entender a los agentes de la
una forma de relación, pero dentro del con- intervención, sino también a la inversa: los
texto de una comunidad que funciona antes técnicos deben entender a la comunidad—,
de la intervención y que debe seguir funcio- conformándose un auténtico espacio de
nando una vez que el proyecto termine, lo comunicación habermasiana (Wallace &
más relevante no es ya la intervención ex- Rusell, 2004:250). En este sentido el caso
terna en sí, sino sus formas, cauces y con- de Caguanapamba es sólo un botón de
tenidos, que serán los que incidan de forma muestra. La intervención externa no es
más aguda en la propia comunidad. No es menos relevante en Huertas, Machacuyacu,
el establecimiento del turismo como activi- Tunibamba o Agua Blanca. En todas ellas,
dad (recordemos, complementaria) lo que a pesar de encontrase en distintas fases de
implica un impacto mayor en las comuni- desarrollo turístico, ha sido el tipo de inter-
dades, sino la incidencia social de su desa- vención (más que la intervención en sí
rrollo a nivel comunitario. Por tanto la for- misma) el elemento clave para la multipli-
ma de la intervención es la clave. El abani- cación y aceleración de ideas, prácticas,
co de intervenciones en el TC va desde las formas de organización y gestión, que bajo
hegemónicas (monitorizadas y patrocinadas la etiqueta de “comunitario” venían gestán-
exclusivamente por agentes externos) a las dose en esos contextos. En todos los casos la
participativas (Ruiz, 2005) lo cual condicio- comunidad consideró la “oportunidad” de
na notablemente su desarrollo y sostenibi- incorporar la intervención externa como
lidad. parte del proceso comunitario1. A veces el
En Caguanapamba hemos investigado turismo encaja en los modos y contenidos
en torno a un largo proceso de intervención comunitarios ajustándose a las formas or-
externa en el que tanto la ausencia mani- ganizativas y de representación simbólica
fiesta del estado, como la acción de ong´s y preexistentes de las comunidades. Pero hay
organismos internacionales para el desarro- también casos en que sin existir determi-
llo, han venido marcando parte del rumbo nados ámbitos o estructuras comunitarias
del pueblo Cañari. Principalmente se ha afines a las necesidades de la gestión turís-
asistido a intervenciones hegemónicas y tica, éstas han sido creadas desde la lógica
excluyentes, marcadas —en el mejor de los comunitaria (el comité arqueológico en
casos— por el paternalismo. Curiosamente Agua Blanca, o las formas de decisión en
ha sido la implementación reciente de es- materia turística en Machacuyacu, por
trategias para el desarrollo del TC el que ejemplo).
ha venido a inaugurar intervenciones de Hemos visto que aquellos liderazgos más
corte más participativo, patrocinadas con eficaces para la comunidad son también los
desiguales resultados por una ONG, una que no se entienden sin su enmarcación
universidad y una agencia de cooperación comunitaria. Por ello esos líderes —
internacional al desarrollo. Es en estos gestados precisamente en interacción con
momentos que el proyecto de TC en Cagua- los “otros”— vehiculan y filtran la interven-
napamba está adquiriendo una maduración ción externa acorde no ya con las necesida-
suficiente para su puesta en marcha. Los des sino sobre todo con los recursos que
lideres locales, los miembros de la comuni- supone una organización comunitaria efi-
caz. Conviene por lo tanto no perder de 2000), lo que configura una manera de per-
vista que la intervención es tanto más idó- cibir sobre la que se construye el TC.
nea si, por un lado, se da cierto grado de Reivindicación territorial, derechos indí-
identificación de la comunidad con el pro- genas, lucha campesina, culturas del traba-
yecto y, por otro, si además de intervenir en jo, procesos de identificación colectiva, mar-
su diseño y en la definición de los objetivos cos simbólicos…, son todos ellos ámbitos
estratégicos, la comunidad —o el grupo que que confluyen en torno a la apropiación tal
la “encarne”— se implica desde el inicio en como aquí la hemos entendido. Como pro-
la toma de decisiones operativas, hasta yección/identificación, la apropiación —sus
construir el proceso, evaluarlo y conducirlo. niveles— indicarán mejores o peores cir-
Huertas y Agua Blanca representan los dos cunstancias para el desarrollo y la sosteni-
polos del inicio y la consolidación de un bilidad del TC. Nuestra investigación
proyecto de intervención participativa, en muestra que si no se dan niveles mínimos
el que no están ausentes las diferenciacio- de apropiación difícilmente se podrán arti-
nes y conflictos internos. El primero de cular ofertas turísticas razonables, y mucho
ellos apoyado desde una universidad ecua- menos mantenerlas con eficacia a lo largo
toriana, y el segundo desde un equipo de del tiempo. Esa apropiación es la que hace
arqueólogos firmes creyentes en la necesi- posible que la actividad turística contribu-
dad de implicación comunitaria en las ex- ya a la conservación ambiental o al control
cavaciones. En ambos casos la eficacia de sobre la vida propia, amén de los conteni-
las formas de la intervención residen tanto dos de autenticidad que los turistas puedan
en la capacidad para nutrir, consolidar y experimentar en su visita. Asimismo la
potenciar el sistema organizativo comuni- apropiación explica las bases de un modelo
tario como en catalizar eso que llamamos organizativo del turismo que —en mayor o
“apropiación”. menor grado— muestra un marcado carác-
“Apropiación” es la noción que mejor se ter colectivo.
ajusta a la forma particular de relación de Las cosas se apropian cuando nos rela-
las comunidades con su producto turístico. cionamos con ellas de manera tan intensa
Es un concepto que tiene que ver tanto con que pasan a formar parte de la definición
la dimensión simbólica como material (si es de nosotros mismos. Así la apropiación se
que ambas pudieran separarse); tanto con identifica en los discursos y en las prácti-
sensación de formar parte de un medio y cas, es tan cotidiana como excepcional, y
una cultura como con la actitud de que el constituye tanto un sentimiento como un
territorio y las costumbres se poseen; con interés. La relevancia de la apropiación
proyectarse tanto como con identificarse en para el turismo reside en el potencial que
rasgos, paisajes y peculiaridades. Cuando los objetos así aprehendidos adquieren
en el contexto del turismo comunitario se cuando se muestran-comparten con los
muestran rasgos culturales o espacios na- turistas, así como por la forma en la que
turales, la apropiación (sus formas y cau- consecuentemente debe organizarse su
ces) constituye un elemento analítico cen- explotación turística. En Agua Blanca
tral para comprender cómo esa actividad hemos podido comprobar cómo el nivel de
turística se produce y en qué medida está apropiación colectiva sobre elementos tan
anclada a la cotidianeidad comunitaria. dispares como el bosque seco, las ruinas
La apropiación es un proceso que influye arqueológicas o la laguna de agua sulfurosa
poderosamente en la misma esfera percep- en la que turistas y nativos de bañan, se
tiva del ser humano. Supone hacer suyo o evidencian en el diálogo que los productos
hacerse partícipe de un tiempo o un espa- turísticos mantienen con la historia y terri-
cio, y es desde aquí que se mira y ve el torialización de la comunidad, en la inser-
mundo. La apropiación hace que la comu- ción de la actividad turística en la cotidia-
nidad se confunda con el entorno cultu- nidad, en el control comunitario de los re-
ral/ambiental a partir de un proceso selec- cursos (más allá de la propiedad estricta-
tivo de proyección-identificación colectiva. mente jurídica), en la construcción del sen-
Es de esta forma que el medio, la comuni- tido comunitario y en la posesión simbólica
dad y su cultura se funden desde la pers- del entorno. Esa apropiación es la que ex-
pectiva de la “ecología de la vida” (Ingold, plica que el producto turístico sea al mismo
quier forma de asociación de las comu- nitarias. Es fácil concluir que el turismo
nidades con empresas privadas o insti- comunitario —a diferencia de otras ver-
tuciones públicas, sólo queremos resal- siones de CBT— se erige no tanto en
tar una apuesta metodológica comple- una vía de transformación o disolución
mentaria, nunca reduccionista. Se preci- de las comunidades, sino que más se
sa entender el funcionamiento de la co- asemeja a una táctica que afianza a las
munidad para desentrañar su capacidad comunidades al proporcionarles mayores
de acción colectiva, base del CBT. Es recursos comunitarios y les dota de una
muy arriesgado usar un marco de causa- actividad en la que pueden gozar de ma-
lidades y factores en gran parte ajenos a yor autonomía en la gestión. Esto no
la dinámica comunitaria o técnicas de significa que se aíslen del medio político,
investigación que obstaculizan la com- económico y social en el que se insertan,
prensión del funcionamiento comunita- ni que todas las experiencias obedezcan
rio. El trabajo de Jones (2005) aplicando a este patrón. La participación en el TC
al CBT el concepto de “capital social” es abre a las comunidades al exterior tanto
una buena muestra de la limitación de en lo íntimo (quizá el caso más notable
estos enfoques a pesar del indudable in- sea a través del turismo vivencial) como
terés de sus resultados y de evitar acer- a nivel macro (dependencia del Mercado
tadamente cualquier “romanticized no- y de las regulaciones estatales); pero lo
tion of community” (Jones, 2003:307). hace a la manera comunitaria, es decir,
2. Una lectura extendida entre las propias enfatizando una presencia activa del co-
instituciones involucradas en el CBT ve lectivo, que es el principal recurso tam-
en él o bien un fenómeno de adaptación bién de sus propuestas turísticas. La di-
en términos de cambio-transformación ferencia fundamental con otros sectores
de las comunidades en virtud de interfe- económicos es que el turismo desarrolla-
rencias externas, o bien —de manera un do comunitariamente permite que la
tanto esencialista— una forma de resis- comunidad en vez de diluirse en el Mer-
tencia derivada de una natural y arcaica cado-Estado en el que se asienta, se re-
cosmovisión colectivista. No nos parece afirme en virtud de sus márgenes de
que ninguna de estas dos perspectivas control sobre la actividad turística, del
sean esclarecedoras de la realidad empí- que además no depende en exclusividad.
rica estudiada. Es más pertinente en- Por otra parte, al hacerse necesario más
tender el CBT como la “traducción de que nunca lo propio, lo comunitario, la
una oportunidad”: surge un nuevo re- actividad turística fortalece al grupo, no
curso al que se le aplica la lógica comu- sólo en el sentido de rentabilizar las es-
nitaria para su gestión. Por una de esas tructuras políticas y las prácticas comu-
paradojas que brindan las prácticas de nitarias, sino en el de la valoración y el
consumo turístico en la era de la globali- redescubrimiento de lo comunitario e
zación —que tanto homogeneiza como indígena. Por eso es comprensible que el
demanda nuevos, imaginativos y dife- TC nos muestre también una cara políti-
renciados productos— “lo comunitario” ca como medio de reivindicación.
en sí se convierte en un recurso que pro- Desde una perspectiva más general, los
porciona singularidad y distinción al resultados nos invitan a pensar en otros
producto turístico, lo que a su vez aporta ámbitos geográficos y culturales, tanto des-
sostenibilidad a formas de organización de el punto de vista metodológico como teó-
política-económicas tradicionales entre rico. Diferentes estudios y modelos de eva-
las comunidades y por tanto a la comu- luación de la sostenibilidad abogan por la
nidad en sí. centralidad de la comunidad en los análisis
3. El turismo comunitario en Ecuador es de CBT (Belsky, 1999; Cusak and Dixon,
una forma madura de CBT en tanto en 2006), indicandose de forma explícita que la
cuanto se alcanzan unos niveles máxi- “community organizacional structure and
mos de autonomía comunitaria en la sense of self-identity have a fundamental
gestión turística. Toda la operación influence on the sustainability of ecotou-
turística esta tintada de los cauces y rism projects” (Cusak and Dixon,
formas de organización y gestión comu- 2006:161). Este trabajo viene a profundizar
68.
Wood, M.E.
1998 Meeting the global challenge of com-
munity participation in ecotourism: ca-
se study and lessons from Ecuador. Ar-
lington: The Nature Conservancy.
World Tourism Organization
2006 Poverty alleviation through tourism.
A compilation of good practices. Ma-
drid:WTO.
Wunder, S.
1996 Ecoturismo, ingresos locales y conser-
vación. El caso de Cuyabeno, Ecuador.
Quito: Abya-Yala / UICN.
2000 Ecotourism and economic incentives
—an empirical approach, Ecological
economics 32, 465-479.
WWF Internacional
2001 Directrices para el desarrollo del tu-
rismo comunitario. WWF.
NOTA
1
Nos parece que la dicotomía desarrollo endóge-
no/desarrollo exógeno es poco operativa para
analizar estos procesos de turismo comunitario ya
que los que alcanzan una cierta relevancia son
precisamente los que son capaces de articular
tanto la intervención externa como el impulso
interno. El turismo comunitario en Ecuador no es
quizá un buen ejemplo de “etnodesarrollo endó-
geno” tal como se entiende de forma ortodoxa,
sino más bien una forma creativa y fructífera de
conjugar lo endógeno con lo exógeno; al menos
eso se desprende de los casos que hemos estudia-
do, sin que podamos dejar de lado en alguno de
ellos el componente de reivindicación étnica.