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4 consejos para ganar más confianza frente a una audiencia

CONSEJO 1 – Presta atención al contexto físico: antes de iniciar la presentación o exposición,


tienes que asegurarte que el contexto exterior no perturbará tu concentración interior.
Interrupciones, equipos informáticos que no funcionan, falta de sillas (o por el contrario exceso de
sillas que da la impresión de que “no vino mucha gente”) sólo colaborarán en subir tu nivel de
nervios y de inseguridad. Familiarízate con el contexto al menos un día antes del gran día. Si
puedes, practica allí. Prueba el sonido, la pantalla, los efectos, luces, todo lo que tengas preparado.
Y ese día intenta llegar mucho tiempo antes y estar listo para arrancar antes de la hora pautada,
así tienes la posibilidad de cruzar algunas palabras y darle la bienvenida a tu público. Esto te hará
liberar estrés y ganar terreno (porque ya no son totalmente desconocidos, al menos conoces sus
nombres o los has saludado) y te será mucho más sencillo luego hacer contacto visual con ellos y
generar un ida y vuelta de reconfirmación que te dará mayor seguridad.

CONSEJO 2 – Busca generar interés e impactar: pregúntate, ¿cuál es el mensaje que quiero que se
lleve mi público? Y trabaja sobre ese impacto. Ofrece tu discurso en forma de relato. Las personas
entendemos mucho más a través de imágenes y representaciones (como ejemplos o anécdotas)
que con conceptos abstractos descriptos en una secuencia de palabras y frases. Busca “contar un
cuento”. Utiliza una introducción, nudo y desenlace para poder ofrecerle una correcta secuencia a
tu exposición. Busca generar efectos (emociones, sensaciones) para que las experiencias queden
mucho más arraigadas a la memoria de tu público.

CONSEJO 3 – Cuida tu estado emocional: cuando enseñas, expones o transmites tus


conocimientos, además estás inspirando a tu público emociones y sensaciones. Si tu estado
emocional no es del todo propicio, probablemente termines generando reacciones que no sean las
que esperas. Es importante que demuestres cuando estás entusiasmado y contento porque de esa
forma transmites tu naturalidad al público y le das vida a tu relato. ¿Auditorio difícil? Defiende tu
estado mirando a quienes te refuerzan y no a quienes están contrariados con tus palabras.

CONSEJO 4 – Imprímele tu personalidad: dale tu toque personal, se tu mejor versión, se tú


mismo. Lo importante es que el público pueda verte con naturalidad. A veces quieres tomar
determinadas posturas con las manos, o con el cuerpo y esto te genera más rigideces y muestras
que no estás siendo fiel a tu estilo. Es preferible que lo que expongas no sea impecable y perfecto
como imaginabas, a que quede como una manipulación o que muestres algo que en verdad no
refleja lo que eres.

Consejo adicional: habla desde tu zona de confort. No hay nada mejor para ganar confianza en la
exposición que rápidamente introducir experiencias propias que ofrezcan valor al auditorio desde
tu aprendizaje propio y tu reflexión. No sólo estarás dándoles ideas prácticas de lo que tratas de
explicar, sino que te sentirás cómodo con lo que expones (porque son tus experiencias y vivencias
propias, no estás armando en tu mente un discurso, sino que simplemente cuentas lo que pasó) y
fortaleces tu seguridad y confianza en el camino.

Cómo agradar a la audiencia – Métodos para hablar en público


técnicas para hablar en público Hay 3 razones u objetivos principales a la hora de hablar en
público: informar, persuadir o entretener.

Sin embargo, en cualquier caso, ya sea que presentes un informe técnico ante la junta directiva,
impartas un seminario de capacitación a nuevos empleados, realices una presentación de ventas o
tengas un discurso en la boda de uno de tus mejores amigos, tu exposición deberá ser agradable y
entretenida para el público, ¿cierto?

Ahora, ¿qué métodos para hablar en público podrías implementar para que tanto tú como el
público puedan sentirse confortables?

Pues bien, por un momento imagínate que estás de cumpleaños, y tus amigos y familiares te han
preparado una fiesta.

La gente te felicita, a la vez que te van entregando regalos. ¿Cuáles regalos te animas a abrir
primero, los que están cuidadosamente envueltos o los que parecen una caja vieja?

La impresión que tienes es que los mejores regalos están bien envueltos, tienen una buena
presentación, y por eso los abres primero.

De igual manera, al hablar en público, puedes tener un buen mensaje, una correcta dicción,
sólidos argumentos e, incluso, hablar de ciertos aspectos que sean de interés para las personas,
pero si el papel con el que envuelves tu presentación está arrugado, nada de esto lo recibirán con
agrado.

Si tu rostro expresa nerviosismo, miedo, molestia o ansiedad, ¿honestamente crees que tu


presentación sería agradable, atrayente o gratificante?

1. Exprésate con sencillez

La gente que te escuche captará una o dos de las principales ideas que expongas. Si no puedes
expresar en un par de enunciados el punto que propones comunicar, entonces tu alocución no
está bien definida. Y si no sabes con previsión lo que quieres decir, mucho menos lo sabrás decir
en público.

2. Organízate

Sea larga o corta tu disertación, es importante ordenar los elementos de la misma. Hay que prever
la introducción, los puntos principales que se van a exponer y la conclusión.

A veces, una buena forma de comenzar resulta ser la frase final. Una vez que sabes a dónde te
diriges, puedes escoger el camino que más te plazca para llegar allí. Es decisivo tener un final
poderoso y contundente, pues en la mayoría de los casos es lo que la gente mejor recuerda.

3. Sé breve

La duración de los números en los espectáculos de variedades suele ser, como máximo, de 12 a 15
minutos. Si una cuadrilla de bailarines y cantantes que ponen toda el alma en su trabajo no logran
entretener al público por más tiempo, ¿qué le hace pensar que tú sí podrás? Evita los discursos
demasiado largos y rolleros.

4. Sé sincero

Si tratas de ser distinto a como eres (poco natural), probablemente no vas a convencer a nadie. Si
no te parece graciosa una anécdota, no esperes que el público se ría con ella. Si la información que
pretendes transmitir no te despierta un verdadero interés, tampoco lo despertará en los demás.

Si tomas la palabra es porque has tenido una experiencia que los oyentes desconocen; compártela
con ellos. Trata de que sientan lo mismo que tú sentiste: una profunda emoción, o indiferencia;
miedo, o tristeza; fastidio, o perplejidad.

La primera persona del singular (yo) puede ser un arma eficaz, pero debes ser cauto y ubicarte
correctamente en el espacio, tiempo y tipo de público que te escucha.

5. Aduéñate de la situación

En los primeros momentos de un discurso se establece el vínculo entre el público y el expositor.


Sonríe, agradece a la persona que te presentó y luego espera un momento.

No empieces hasta que hayas captado la atención de todos los presentes. Cada una de esas
personas comprenderá inmediatamente que el orador le está hablando a ella, y su cerebro se
dispondrá a prestarle atención. Eso es precisamente lo que quieres.

Cuando el público se haya puesto atento, establece contacto visual. Escoge tres caras amigables:
una a la derecha, una a la izquierda, y una al centro. Dirígete entonces a una, luego a otra, y así
lograrás abarcar a todo el auditorio.

6. No leas, habla

Leer ante un auditorio no resulta tan eficaz como hablar directamente y con el corazón; la
expresión espontánea quizá no sea tan pulida, pero definitivamente es mejor.

No es recomendable redactar discursos, pero sí lo es llevar notas para recordar lo que quieres
decir, y saber en qué parte va uno. Una buena idea es hacer bullets con los puntos principales o
con datos importantes que quieras dar a conocer.

7. Relájate

Cuando estamos sometidos a tensión nerviosa, a menudo olvidamos cómo respirar


correctamente. Toda persona que acostumbra presentarse o actuar en público conoce la
importancia de la respiración.

No inhales profunda y forzadamente, ni respires con mayor rapidez que de lo normal; te puedes
hiperventilar. Para relajarte, sólo tienes que mover el diafragma suave y rítmicamente y dar
inhalaciones largas y profundas.
CONSEJOS PARA HABLAR EN PUBLICO

1. Admitir nuestro nerviosismo ante nuestra audiencia. Si usted se siente nervioso de hablar en
público dígalo al momento de empezar su presentación, usted se sentirá más relajado y el público
será más condescendiente si luego lo ve a usted cometer algún error. Comience tal vez con una
broma acerca de su propio nerviosismo.

2. Reinvente quién es su Audiencia. Imagínese que el público que lo está escuchando no son
personas de negocios o tal vez su jefe sino que tal vez son sus alumnos o colegas de la escuela. De
esa manera no sentirá que está siendo evaluado sino que está hablando de igual a igual con sus
amigos. No trate de imaginarse que no hay nadie por que eso es muy difícil o imposible.

4. Cometa Errores Intencionalmente. Cometa algunos errores intencionales y controlados que


sean percibidos así por su audiencia que se sentirá confundida si llegase a suceder algún error real.
Usted además se ganará a su público con esos pequeños errores que serán percibidos como
bromas.

5. Hable a una Sola Persona a la Vez. Centre su atención a sólo una persona y piense que sólo le
está hablando a ella, obviamente trate de cambiar de persona de vez en cuando, pero sin dejar de
dirigirse a una sola persona a la vez. Usted se sentirá así más aliviado al fijarse sólo en una persona
que a toda una audiencia.

6. Exponga sus Opiniones Personales. No dude en dar sus opiniones personales para que la
presentación sea más confortable con su manera de ser y pensar y así pueda sentirse más cómodo
en la misma. El dar una opinión personal tiene como resultado además lograr una conexión con su
audiencia también de carácter personal. Sus opiniones deberán ser previamente preparadas.

7. Haga Experimentos que lo Diviertan. En cada presentación trate de innovar como se puede
usted divertir en su presentación y hacerla más divertida para su audiencia. Acuérdese que la idea
en la vida es siempre pasar ratos agradables.

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