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Deconstrucción de la pulsión

Alfredo Eidelsztein

Lacan deconstruyó sistemáticamente el concepto de Trieb tal como lo


planteó Freud, pero esta operación todavía resulta muy desconocida.
La noción de deconstrucción -término originado en la “Destruktion” de M.
Heidegger y plateada en su forma neológica por J. Derrida- la utilizo en este
artículo para tipificar al conjunto de operaciones de lectura que Lacan realizó a
todo lo largo de su enseñanza con el fin de: a) someter a una profunda crítica a
la concepción del TRIEB tal como Freud la postuló para el psicoanálisis y b)
sustituir la base argumentativa freudiana conservando el término tradicional.
Por la limitación del espacio disponible sólo presentaré un conjunto mínimo
de críticas y otro de las propuestas alternativas, intentando en la selección
preservar el espíritu general de la subversión realizada por Lacan. De cada
tópico sólo citaré unas pocas de las múltiples apariciones de los temas en su
obra.
1) Sustitución de la lógica biologicista y vitalista del Wiederholungszwang
por el lingüístico, discursivo y cibernético “Automatismo de repetición”.
Presento sólo la siguiente cita:

Nuestra investigación nos ha llevado al punto de reconocer que el


automatismo de repetición (Wiederholungszwang) toma su principio en lo
que hemos llamado la insistencia de la cadena significante. Esta noción, a
su vez, la hemos puesto de manifiesto como correlativa de la ex-sistencia
(o sea: el lugar excéntrico) donde debemos situar al sujeto del
inconsciente, si hemos de tomar en serio el descubrimiento de Freud.
Como es sabido, es en la experiencia inaugurada por el psicoanálisis
donde puede captarse por qué sesgo de lo imaginario viene a ejercerse,
hasta lo más íntimo del organismo humano, ese asimiento de lo simbólico.1

Quiero destacar que el término freudiano plantea el funcionamiento de una


fuerza que ejerce una coerción irresistible que proviene de la sustancia viva del
interior del individuo biológico, mientras que la expresión propuesta por Lacan
introduce la idea de un simulacro de un organismo viviente (como un autómata)
que repite una acción o movimiento. Esta “máquina” es para Lacan la propia
cadena significante que establece los recorridos repetitivos. Se trata de la
insistencia del significante,2 que se ejerce hasta lo más íntimo del organismo
humano.
2) Rechazo de las pulsiones de vida y de muerte tal como las plantea
Freud.

1 Lacan, J. (2008). Escritos 1. El seminario sobre “La carta robada”. Buenos Aires: Siglo
Veintiuno. p. 23. (subrayado personal).
2 Cf. Citado por Lacan para este problema. Wiener, N. (1988). Cibernética y sociedad. Buenos

Aires: Sudamericana.

1
Sobre la pulsión de muerte propongo dos breves y muy contundentes citas:

Freud comete un error al concebir que la vida puede aspirar a retornar a la


inercia de las partículas imaginadas como materiales.3

La crítica de Lacan radica en que, para el psicoanálisis tal como él lo


concibe, se trata de elementos significantes, no partículas materiales (las de la
sustancia viva supuesta por Freud).
La otra cita dice:

Freud confunde el mundo inanimado con la muerte.4

Siempre para Lacan, la muerte, y en especial en los últimos años de su


enseñanza, es simbólica; quizá lo simbólico por excelencia; en la lógica del
nudo borromeo esto es muy evidente a la simple vista de su escritura.
Respecto de la pulsión de vida freudiana, el Eros, Lacan afirma:

Encontramos bajo la pluma de Freud la idea de que el Eros se funde […] al


hacer Uno con los dos. Extraña idea de la cual procede la idea
absolutamente exorbitante que se encama en el sermoneo del amor
universal que sin embargo el querido Freud rechaza con todo su ser. […] Y
no obstante, la fuerza fundadora de la vida, según él se expresa, estaría
íntegramente en ese Eros que sería el principio de unión. No solo por
razones didácticas quisiera producir ante ustedes lo que puede decirse
para contrarrestar esa mitología grosera, además de que quizás esto nos
permita no sólo exorcizar al Eros -me refiero al Eros de la doctrina
freudiana-, sino también a la querida Tánatos con la cual nos joroban
desde hace bastante tiempo.5

Lacan propuso contrarrestar y exorcizar la mitología grosera que propone


que existe en la naturaleza material o sustancial de mujeres y hombres una
fuerza de unión y otra de destrucción de los cuerpos biológicos. Efectivamente,
tal como se deduce leyendo la propuesta de Lacan y estudiando, historia,
sociología, antropología y los estudios foucaultianos modernos se demuestra lo
contrario. La sexualidad heterosexual y homosexual, el privilegio del amor infiel,
la histeria, el inconsciente, el dolor, el sujeto pensante y la clínica, entre otros
hechos del campo del psicoanálisis, son sociales, culturales e históricos.6

3 Lacan, J. (1974). Response a une question de Catherine Millot – Improvisation: Desir de mort,
Reve et reveil. Le non-sens du reel. Disponible en: www.ecolelacanniene.net. p. 1489.
(traducción personal).
4 Lacan, J. (1974). Seminario 21. Clase del 19 de febrero de 1974. Disponible en:

staferla.free.fr. p. 139. (traducción personal).


5 Lacan, J. (2012). El seminario. Libro 19. Cuestión de Unos. Buenos Aires: Paidós. p. 155.
6 Cf. los trabajos bien documentados de: Davidson, A. (2003). La aparición de la sexualidad;

Didí-Huberman, G. (2007). La invención de la histeria; Laqueur, Th. (1994). La construcción del


sexo; Morris, D. (1993). La cultura del dolor; Tin, L.-G. (2012). La invención de la cultura
heterosexual; Vaysse, J.-M. (1999). L’inconscient des modernes; de Rougemont, D. (2010). El

2
3) Desmantelamiento de la pulsión. La siguiente cita es muy elocuente:

Es pues ciertamente hacia el sostén significante hacia donde nos dirigen


las proposiciones de Freud, y desde la primera. ¿Será necesario subrayar
que los retornos en que se enmaraña la segunda marcan por los puntos de
referencia siempre gramaticales que Freud da a sus recurrencias que se
trata efectivamente de un orden de discurso?
A partir de aquí no dejará de impresionarnos la indiferencia combinatoria,
que se demuestra de hecho por el desmontaje de la pulsión según su
fuente, su dirección, su meta y su objeto. ¿Es tanto como decir que todo es
allí significante? Sin duda que no, sino estructura. Por eso dejamos ahora
de lado su estatuto energético.7

La indiferencia combinatoria se deriva del hecho de considerar a los cuatro


componentes de la pulsión como términos significantes operando con la
estructura de la cadena significante planteada por Lacan con un
funcionamiento circular -fundamental para los fenómenos pulsionales-, que
incluso permite plantear “anillos de anillos”, primero concebidos por Lacan
como un enlace Hopf (de 2 cadenas interpenetradas) y luego, rectificándose a
sí mismo, como un encadenamiento Brunniano (de 3 sin ningún
entrelazamiento de a 2).
Consecuentemente, aunque parezca mentira para el sentido común
psicoanalítico, la pulsión puede perfectamente adquirir el siguiente formato
propuesto por Lacan:

Si reunimos las paradojas que acabamos de definir […] creo que la imagen
adecuada sería la de una dínamo enchufada a la toma de gas, de la que
sale una pluma de pavo real que le hace cosquillas al vientre de una
hermosa mujer […]8

Esa máquina artificial, a su vez, habilita a plantear su reversión así:

[…] se desenrollan los hilos de la dínamo que se convierten en la pluma


del pavo real, la toma de gas pasa a la boca de la dama y del medio sale
una rabadilla.9

Recordemos que una dínamo (como la represa hidroeléctrica del Seminario


2) es un generador eléctrico que transforma un flujo magnético en electricidad,
nada natural.

amor y occidente; Dodds, E.R. (1994). Los griegos y lo irracional; Foucault, M. (1999). Historia
de la sexualidad 1, La voluntad de saber; de Libera, A. (2007). Archéologie du sujet –
Naissance du sujet. I.
7 Lacan, J. (2010). Escritos 2. Observación sobre el informe de Daniel Lagache: “Psicoanálisis y

estructura de la personalidad”. Buenos Aires: Siglo Veintiuno. p. 627. (subrayado personal).


8 Lacan, J. (1986). El seminario. Libro 11. Desmontaje de la pulsión. Buenos Aires: Paidós. pp.

176-177.
9 Lacan, J. (1986). Ídem. p. 177.

3
Esta formulación de la pulsión como collage artificial, como una máquina,
de elementos significantes, habilita a desarrollar para la pulsión de muerte el
siguiente apólogo:

Pero de lo que se trata en Freud es de otra cosa, que es ciertamente un


saber, pero un saber que no comporta al menor conocimiento [como
sucede en el instinto biológico], en cuanto que inscrito en un discurso del
cual, a la manera del esclavo-mensajero del uso antiguo, el sujeto que
lleva bajo su cabellera su codicilo que lo condena a muerte, no sabe ni su
sentido ni su texto, ni en qué lengua está escrito, ni siquiera que lo han
tatuado en su cuero cabelludo rasurado mientras dormía.10

Como vemos, para Lacan, la pulsión de muerte es algo de la índole de un


saber ya escrito, pero un saber no sabido ni conocido que siendo discursivo se
inscribe en el cuerpo al modo de texto testamentario, sin que el portador sepa
casi nada de ello, en especial que se trata de algo de la índole del saber y no
de lo corporal.
4) Sustitución de “pulsión” por (  D), en el grafo del deseo, por ejemplo,
Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano, Lacan
ubica en el punto de entrecruzamiento de arriba y a la derecha en relación al
elemento del mismo lado pero abajo, el “A”.11
“A” es definido por Lacan en ese contexto tanto como batería como tesoro
del significante en la sincronía. Esto es entonces: el conjunto de los
significantes con las dos características de: no puede ser completo, aunque no
le falte ningún término necesario al discurso para que sea dicho lo que debe
serlo. Su tiempo específico es “desde siempre”, o sea, no es evolutivo.12
(  D) será el tesoro del significante pero en la diacronía; así serán los
significantes articulados y en determinada articulación gramatical en cadenas
de discurso, las que operarán como dotación pulsional. Lacan lo presenta así:

Pero si nuestro grafo completo nos permite situar a la pulsión como tesoro
de los significantes, su notación como (  D) mantiene su estructura
ligándola a la diacronía. Es lo que adviene de la demanda [D] cuando el
sujeto se desvanece en ella []. Que la demanda desaparece también es
cosa que se sobreentiende [por estar localizada en el piso superior], con la
salvedad de que queda el corte [], pues éste permanece presente en lo
que distingue a la pulsión de la función orgánica que habita: a saber, su

10 Lacan, J. (2010). Op. cit. Escritos 2. Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el
inconsciente freudiano. p. 764.
11 Ídem. p. 328.
12 Eidelsztein, Alfredo. (2012). El Rey está desnudo. Nº 5. Del Big Bang del lenguaje y el

discurso en la causación del sujeto. Buenos Aires: Letra Viva.

4
artificio gramatical, tan manifiesto en las reversiones de su articulación con
la fuente tanto como con el objeto (Freud en este punto es inagotable).13

Destaquemos: la pulsión habita en una función orgánica, pero ella es lo que


resta de la demanda, que al tener estructura circular es proclive a habitar los
agujeros corporales, que, a su vez, sólo existen como tales si los habilita la
función del significante.
5) El gran engaño moderno y occidental: para finalizar estas líneas,
presentaré lo que podría ser el diagnóstico de Lacan respecto de los motivos
por los cuales Freud teorizó a la pulsión tal como lo hizo, de una forma que
resulta muy convincente en Occidente: una fuerza o fuerzas que desde el
interior del cuerpo biológico individual empujan o presionan al aparato psíquico
para obtener sus satisfacciones específicas; tal diagnóstico es expresado por
Lacan de la siguiente forma:

[…] las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho que hay un decir […]14

El eco -el fenómeno acústico producido cuando una onda se refleja al


chocar con una sustancia y regresa hacia el punto de origen de la emisión-,
hace “sentir” que es la montaña la que habla. Para Lacan la batería del
significante en la diacronía o las cadenas significantes del discurso con sus
artificios gramaticales, parecen proceder del cuerpo biológico, pero en realidad
el fenómeno es un decir que ha “rebotado” sobre el cuerpo tridimensional y da
la apariencia de que es este el que habla o dice. Al respecto cabe agregar,
para concluir, que los cuerpos biológicos se muestran muy sensibles al
significante en su estructura, al dicho y al discurso, lo que facilita el engaño.
Los siguientes tópicos son otras importantes articulaciones realizadas por
Lacan como parte de su deconstrucción del Trieb de Freud.

1) la propuesta del circuito pulsional como un circuito de ida y vuelta (en


Freud sólo aparece la ida);
2) la articulación de este recorrido circular en torno a un corte con el
teorema de Stokes;
3) el remplazo de Eros por el gozo del Otro, j A;
4) la articulación de la pulsión de muerte con la entropía;
5) la libido no es planteada como una energía sino como una superficie
bidimensional que inviste y asocia los cuerpos anatómicos y;
6) la sustitución tradicional como “pulsión” de la traducción al TRIEB, por
deriva (dérive y drive).

13 Lacan, J. (2010). Op. cit. Escritos 2. Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en
inconsciente freudiano. p. 777.
14 Lacan, J. (1975). Seminario 23. Clase del 18 de noviembre de 1975. Disponible: en

staferla.free.fr. (traducción personal).

5
El tratamiento de todos estos temas será motivo de una futura publicación.

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