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Ritmo de inyección.

El ritmo al que un fármaco se inyecta es un factor muy importante en la génesis o prevención de


las reacciones por sobredosis, el ritmo de inyección es el factor simple más importante. Mientras
que la inyección intravascular puede o no producir síntomas y signos de sobredosis.

Vascularización del lugar de inyección.

Cuanto mayor sea la vascularización en el lugar de inyección, más rápidamente se absorberá el


fármaco desde esa zona al interior de la circulación. Por desgracia (en lo que se refiere a la
sobredosis por anestésicos locales) para la odontología, la cavidad oral es uno de los lugares más
vascularizados de todo el organismo.

Presencia de vasoconstrictores.

La adición de vasoconstrictores a un anestésico local produce una disminución en la perfusión de


un área y un menor ritmo de absorción sistémica del fármaco. Esto, a su vez, disminuye la
toxicidad clínica del anestésico local.

Biotransformación y eliminación.

Los anestésicos locales de tipo éster, como grupo, sufren una biotransformación más rápida en el
hígado y en la sangre que las amidas.

Dosis excesiva total.

Todos los fármacos, administrados en exceso, son capaces de producir síntomas y signos de
sobredosis. Es imposible predecir la dosificación precisa en miligramos o los valores sanguíneos a
los que se notan los efectos clínicos.

La DMR de los fármacos administrados (inyectados) por vía parenteral se calcula habitualmente
tras la consideración de una serie de factores, entre los que se incluyen:

Edad del paciente. Las personas que se hallan en los extremos del espectro vital pueden ser
incapaces de tolerar dosis normales, por lo que éstas deberían reducirse de forma proporcional.

Situación física del paciente. En las personas con compromiso médico (ASA 3, 4 y 5) debería
disminuirse la DMR calculada.

Peso del paciente. Cuanto mayor sea el paciente (dentro de los límites), mayor será el volumen de
distribución del fármaco. Con una dosis normal, la concentración sanguínea del medicamento es
más baja en el paciente de mayor tamaño, por lo que puede administrarse con seguridad una
dosis mayor en miligramos.

Absorción rápida hacia la circulación. Los fármacos vasoconstrictores se consideran un


componente integral de todos los anestésicos locales, siempre que la profundidad y la duración de
la anestesia sean importantes.
SOBREDOSIS

En caso de sobredosis, los anestésicos tópicos de tipo amida, cuando se aplican sobre zonas
amplias de mucosas, presentan un riesgo aumentado de reacciones graves.

Inyección intravascular.

Puede producirse una inyección intravascular con cualquier tipo de bloqueo nervioso intraoral,
aunque es más frecuente con los siguientes:

Tanto las inyecciones i.v. como las intraarteriales son capaces de provocar una sobredosis. Aldrete
demostró que una inyección intraarterial administrada rápidamente puede producir un flujo
sanguíneo retrógrado a la arteria mientras se deposita el anestésico

Prevención.

Para prevenir una inyección intravascular se debe usar una jeringa de aspiración. En un estudio de
vigilancia no publicado que llevó a cabo el autor, un 23% de los odontólogos a los que se les
preguntó afirmaron que utilizaban de forma rutinaria jeringas sin aspiración para cualquier técnica
de inyección intraoral.

No se debe utilizar una jeringa menor del calibre 25G cuando el riesgo de aspiración sea alto.
Aunque es posible la aspiración de sangre a través de agujas de un calibre más fino, aumenta la
resistencia al retorno de sangre en el interior de la luz en las agujas de calibre menor, lo que
conlleva una mayor probabilidad de que la prueba de aspiración no sea fiable.

Por tanto, las técnicas de inyección en las que exista una mayor probabilidad de aspiración positiva
obligan al uso de una aguja de calibre 25G.

Hay que aspirar al menos en dos planos antes de la inyección. puede ser negativa una prueba de
aspiración, incluso aunque la punta de la aguja se sitúe en el interior de la luz de un vaso
sanguíneo. Este posible problema puede obviarse mediante la realización de múltiples pruebas de
aspiración antes de inyectar la solución.

La inyección lenta es el factor más importante en la prevención de reacciones adversas a


fármacos, incluso más que la aspiración.

El ritmo ideal de administración de un anestésico local es de 1,0 ml/min. Dado que muchos
odontólogos administran el anestésico local a un ritmo mayor que este ideal, el ritmo de
administración recomendado para un cartucho de 1,8 ml no debe ser menor de 60 segundos.

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