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BAILE FOLCLORICO

La danza folclórica es un término utilizado para describir a un gran número de


danzantes, que tienden a compartir los atributos similares:

Originalmente bailado aproximadamente en el siglo XIX o antes (en cualquier


caso, no están protegidos por derechos de autor);

Su práctica se realiza por una tradición heredada, más que por la innovación;

Bailado por la gente común y no exclusivamente por la aristocracia;

Se realiza espontáneamente y no existe un órgano rector que tiene la última


palabra sobre lo que es "la danza" o la autorización para enseñarlo. Esto también
significa que nadie tiene la última palabra sobre la definición de bailes folclóricos o
la edad mínima para tales danzas.

Las danzas folclóricas tradicionalmente se realizan durante los acontecimientos


sociales. Los nuevos bailarines a menudo aprenden esta danza informalmente
mediante la observación hacia otras personas y/o la ayuda de otros como amigos,
familiares etc. La danza folclórica es vista más como una actividad social en lugar
de competencia, aunque hay grupos profesionales y semiprofesionales de danza
folclórica, que en ocasiones realizan competiciones de bailes folclóricos.

MENSAJE SOBRE DISCRIMINACION

En la actualidad nos encontramos con problemáticas relacionadas con el lazo


social, todo es ya, cambia constantemente, es superficial, me vinculo si me es útil,
es fugaz, existe una cultura de la negación del otro, se privilegia la imagen, lo
joven y bello…

"Quisiera rescatar principalmente el desamparo discursivo, el valor que ha perdido


la palabra, y esto da cuenta de las caídas de los modelos sociales, la declinación
de las mediaciones como reguladoras del lazo social, la degradación de la
autoridad. Siguiendo a Bauman, vivimos en una sociedad de producción de
"residuos humanos", los fuera de lugar, los excluidos, los indeseables, los que
están fuera de los parámetros "normales" (construidos por la sociedad). Muchas
veces hablamos de lo diferente y considero que la diferencia no es el problema,
sino la exclusión"; reflexionó Khin.

Para continuar: "cada grupo humano se construye y se sostiene por la diferencia,


algunos pertenecen a esta religión, a esta elección sexual, a esta forma de pensar,
y otros quedan por fuera lo que no tienen nada de malo. Pero esto no quiere decir
que hablemos de exclusión y/o estigmatización. Frente a lo distinto es como que
existen dos opciones o se lo convierte en invisible o se lo tolera (tolerare: sufrir,
llevar con paciencia, permitir algo que no se tiene por lícito).

Frente a esta situación aparece la idea de integración, que posee muchas


definiciones y en muchos casos son contradictorias. Es necesario respetar al
diferente (respectus: tener atención, consideración), es decir, relacionarse con él,
partiendo de la idea que al ser distinto tiene algo nuevo y útil para enseñarnos. Se
trata de entender la diferencia como riqueza y no como defecto"; opinó.

Por otro lado la profesional se interrogó ¿qué hay en ese otro para excluirlo?
¿Acaso hay algo de mí que intento poner afuera, por qué me desagrada?. Y aquí
no puedo dejar de pensar en la frase que dice: "Nosotros somos los otros de los
otros" de Juan Manuel Serrat.

MENSAJE SOBRE BULLYING

Sabemos que la violencia en las escuelas suele ser un problema multifactorial,


relacionado con drogas, violencia intrafamiliar, desintegración familiar, etcétera.
Por lo tanto debe reconocerse que el problema de la violencia es complejo y
genera polémicas no exentas de fuertes cargas ideológicas y políticas.

Sin pretender polemizar, en este artículo se presentan algunas reflexiones sobre la


educación familiar y el contexto sociocultural en el que crecen los niños, y que
influye en el desarrollo de conductas violentas, lo anterior porque se ha
“comprobado documentalmente que un menor que proviene de un hogar en el que
hay violencia tiende a reproducir comportamientos agresivos; por otra parte, las
escuelas y las comunidades en las que éstas se hallan también constituyen
espacios en los que se producen relaciones violentas. Estudios recientes procuran
establecer el vínculo entre el maltrato en el hogar y su expresión en el ámbito
escolar. Erling Roland y sus colegas (2004) han demostrado que las víctimas de
padres agresivos en cuyos hogares prevalece la desatención, y en los que existe
un ambiente de escaso apoyo, son proclives a recurrir a expresiones de violencia
reactiva o proactiva, que pueden derivar en la victimización de otros menores con
los que están en contacto cotidiano en la escuela. Christina Salmivalli (2004)
argumenta que los menores que han sufrido maltrato suelen ser violentos con sus
pares”.

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