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Francis Fukuyama y el fin de la historia: investigación y análisis crítico

Book · January 2010

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Pablo Alonso González


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parnaso

FRANCIS FUKUYAMA
Y EL FIN DE LA HISTORIA
investigación y análisis crítico
Pablo Alonso González

FRANCIS FUKUYAMA
Y EL FIN DE LA HISTORIA
investigación y análisis crítico

Diputación, 279
08007 Barcelona
davinci@davincicontinental.com
Primera edición: octubre 2010 ÍNDICE
Copyright © Pablo Alonso González

ISBN: 978-84-92651-39-9
Depósito Legal: B-XXXX-2010
Maquetación y grafismo: deseña.com
Fotografía de portada: © Luca Incarnati
Fotografía de contraportada: © Pablo Alonso González
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
La posmodernidad y las Ciencias . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Fukuyama en la Postmodernidad.
¿Un lavado de cara al paradigma moderno? . . . . . 25
Teleología y finalismo histórico.
Una novedad tan vieja como la filosofía misma. . . . 39
© Davinci Continental, S.L.
Los orígenes: El mundo clásico . . . . . . . . . . . . . 40
La construcción de la ciudad cristiana . . . . . . . 44
La modernidad: Kant . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
La revolución dialéctica: Hegel-Marx . . . . . . . . 53
El desafío nihilista: Nietzsche.
El ataque continúa: Heidegger, Ortega . . . . . 61
Derechos reservados para todos los países del mundo. Nuevos intérpretes, viejas filosofías: Kojéve . . . 71
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, Francis Fukuyama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
ni la compilación en un sistema informático, ni la transmisión El hombre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, El fin de la Historia
mecánico o por fotocopia, por registro o por otros medios, y el último hombre. Pensamiento . . . . . . . . . 79
ni el préstamo, alquiler o cualquier otra forma de cesión de Crítica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
este ejemplar, sin permiso previo y por escrito de los Samuel P. Huntington . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
propietarios del copyright. Jacques Derrida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Printed in Spain - Impreso en España Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
Impresión: Publidisa Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
INTRODUCCIÓN

El fin de la Historia, pese a que ya se cumplen prácticamente dos


décadas desde el primer artículo sobre el asunto, se ha conver-
tido en un «fenóneno» que ha transcendido el ámbito científico-
filosófico llegando hasta el gran público. Quien más quien menos
ha oído hablar de Fukuyama o le suena su nombre. Esta gran
difusión se ha producido en parte por su seductora y agresiva
propuesta, en parte por lo encarnizado que ha sido el debate
debido a la profundidad del problema planteado.
Se ha generado así un microcosmos dentro del cual parece
que todos debemos decantarnos por uno de los dos lados: la
historia sigue / la historia se acabó. Si a lo radical del debate
le unimos la caótica e ingente cantidad de tinta que ha corrido,
es comprensible que cualquiera que se acerque a él se sienta
abrumado. No se trata solo de lo inabarcable de los escritos
dispersos por el mundo, tanto en formato analógico como di-
gital, de los diversos idiomas en los que se ha publicado, de la
confusión entre unos aspectos y otros y la consecuente crea-
ción de «esferas» de discusión separadas, sino también del
hecho de que Francis Fukuyama se encuentra todavía en ac-
tivo y su capacidad de producción intelectual no es en modo
alguno parca. Parece haber adquirido y aprovechado a su
favor un cierto papel de «hombre-espectáculo», lo que añade
un tono más picante a sus escritos y acentúa de este modo la
polémica y amplía consecuentemente su fama.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Introducción
10 11

Durante gran parte de la historia, los pensadores podían Las críticas que ha recibido –y que casi siempre trata de
ser aceptados o rechazados en su tiempo, pero no solían man- contestar– le han llegado por doquier. Ni una sola parte de su
tener debates como los que la actual sociedad de la informa- obra ha escapado de la duda. El seguimiento de la crítica es to-
ción nos permite, salvo contadas excepciones. La polémica davía más difícil que la del propio Fukuyama. Son tantos los
Sartre-Camus, por ejemplo, pese a ser relativamente reciente, campos en los que ha sido atacado que resulta imposible abar-
jamás alcanzó tan altas cotas de participación, como es lógico. carlos. La búsqueda debería extenderse a todos los idiomas y
De este modo, el debate –y el pensamiento del autor– no formatos. Internet como arma de difusión se convierte en un
puede ser estudiado sino diametralmente, es decir, tratando de gran foro de debate deslocalizado y, muchas veces, desperso-
atravesar analíticamente lo que concierne tanto a la estructura nalizado. La primacía cada vez mayor del artículo frente a la
básica de su pensamiento como a la evolución diacrónica de sus monografía aumenta exponencialmente la información en pe-
planteamientos. Esta tarea resulta ya de por sí avasalladora si se queñas dosis. Esto hace que toda «muestra» que queramos
quiere emprender con profundidad. La cantidad de campos por proponer como ejemplo de crítica es conscientemente aleato-
los que el autor se mueve con soltura van desde la economía, la ria, aunque, eso sí, bajo unos ciertos parámetros. Somos cons-
filosofía, sociología, historia, geoestrategia y política hasta la neu- cientes de que no tiene la misma categoría intelectual –aunque
rofarmacología, la biología o la química. Para fundamentar sus en nuestro mundo posmoderno se crea así en su más radical
argumentaciones recurre en cada uno de ellos a diversas escue- concepción– el comentario aparecido en un blog cualquiera
las de pensamiento y teorías, lo que hace que el rastreo de sus que la contestación a nivel filosófico de un Derrida (quizás la
pasos se convierta en una tarea ardua, labor prácticamente im- más seria que se le ha planteado, y a la que Fukuyama no ha
posible para un ensayo que pretende ofrecer una visión intro- sabido o no ha querido, y ya van muchos años, responder) o,
ductoria, orientativa, principalmente a nivel filosófico. Además, a nivel político-estratégico de un Samuel Huntington. Muchas
su capacidad de generar polémica hace que, cada vez que pisa de las críticas, y aquí debemos concordar con el propio Fuku-
alguno de los terrenos mencionados inmiscuyéndose en alguno yama, pecan de un desconocimiento absoluto acerca del con-
de los distintos debates científicos en curso, la reacción de los tenido de su obra. Avergüenza en ocasiones leer a historiado-
que sienten ocupado su espacio sea rápida y directa. res afirmando que el fin de la Historia no puede darse porque
El debate se compartimenta cada vez más llegando a ser siempre seguirán ocurriendo acontecimientos. Esta afirma-
ininteligible, y las posiciones que tanto él mismo adopta, como ción, de ser filosóficamente fundamentada, sería perfecta-
las de sus críticos, llegan a ser en ocasiones contradictorias y mente legítima y se trataría simplemente de una discordancia
varían con el tiempo. Pese a todo, estamos convencidos de que radical con el autor sometido a crítica. Pero, generalmente, se
no es esto lo que el autor busca con su trabajo. Es obvio que hace este aserto una vez se han aceptado las reglas de juego
su currículum y la particular vinculación con la política que de la Filosofía de la Historia propuestas por Fukuyama, en
ha tenido le marcan pero, ¿qué gran pensador jamás se plan- concreto su concepción hegeliana, dentro de las cuales tal ase-
teó una praxis para su teoría? No creemos, por tanto, y como veración llega a rozar el ridículo.
gran parte de la hermenéutica comtemporánea plantea, que Por supuesto, no es nuestro objetivo mostrar el repertorio
debamos desvincular al Fukuyama «hombre» de su obra, por- más completo de críticas a su obra, ni mucho menos. Cree-
que ambos van indisolublemente unidos. mos más interesante lanzarnos a indagar en las raíces de su
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Introducción
12 13

pensamiento y emitir nuestra propia crítica, desde la cual po- gres el fin de la Historia como la derrota del comunismo miran
dríamos interpretar el lugar en el que se sitúan las otras. Lo ahora compungidos hacia el futuro. Nietzsche, una vez alcanzó
suculento del tema nos ha impedido quedarnos fuera como el culmen de su duda absoluta, de su nihilismo, se convenció
meros espectadores y comentar la partida, dar simplemente de que las personas necesitaban una serie de valores en los
una visión de cómo están las cosas. Para bien o para mal, ire- que creer firmemente para poder vivir y alcanzar elevadas
mos un poco más allá. Por supuesto, no es que nos conside- metas. Esos valores son siempre relativos, obviamente, y de-
remos capaces de situarnos a la altura intelectual del nipón. penden del tiempo y la cultura. Si ya no hay valores, el último
Simplemente la abrumadora cantidad de papel invertido en hombre mira hacia el abismo y solo le quedan dos opciones:
su crítica se nos presenta, por un lado, inabarcable, por otro, lanzarse y reconstruir su proyecto desde la nada o contentarse
desacertado y desinformado en gran parte de las ocasiones. Y con las cosas banales de la vida. El libre mercado será el en-
esto último porque creemos que el debate se ha llenado de cargado de abastecer a los que escojan la segunda opción.
prejuicios, clichés y preconceptos fijados que hacen que la con- ¿Es entonces Fukuyama un pensador posmoderno o es pre-
fusión se apodere de él. Así por ejemplo, el mero hecho de que cisamente todo lo contrario y por eso suscita tanto interés?
Fukuyama use la designación «posthistoria» lleva a algunos a Nos formulamos esta pregunta cuando todavía no estamos en
denominarlo como autor posmoderno sin ni siquiera pregun- situación para contestarla. Queda, por tanto, aplazada la cues-
tarse el porqué ni por el significado intrínseco de esa afirma- tión para más adelante.
ción. Otros confunden el fin de la Historia con el fin de la ne- Consideramos importante la labor de síntesis para un aná-
cesidad de unos estudios superiores de Historia o la necesidad lisis como el que nos ocupa, ya que extendernos demasiado
misma de la Historia como ciencia. Y así sucesivamente po- contribuiría quizás a un oscurecimiento de los factores esen-
dríamos citar varios casos. ciales que son los que pretendemos estudiar. ¿Cuales son, en-
Como se puede apreciar, hemos citado subrepticiamente el tonces, nuestros modestos objetivos de un modo esquemático?
término «mágico»: posmodernidad. Otro concepto que al igual – Arrojar luz sobre la naturaleza de la persona y obra de
que el de fin de la Historia llega al gran público y lo hace par- Francis Fukuyama.
tícipe de un debate del que se niega a formar parte en otros – Centrarnos en su teoría de Filosofía de la Historia, de-
muchos campos de las ciencias sociales tan interesantes o más jando de lado quizás otros aspectos más cercanos a la
que este. Y es que gran parte de nuestro interés en emprender política o la geoestrategia.
este estudio deriva no tanto del atractivo que sobre nosotros – Profundizar ligeramente en la concepción teleológica de
ejercían ambos términos, sino de la curiosidad que nos des- la historia, más conocida como finalismo histórico, de
pertaba el hecho de que ellos mismos resultasen llamativos un modo resumido y diacrónico.
para un gran público generalmente poco receptivo a estas dis- – Conocer las influencias de las distintas tendencias en
cusiones. ¿Búsqueda de referentes de una realidad nihilista Fukuyama.
en sí misma? ¿El propio suicidio de nuestra sociedad al en- – Mostrar sucintamente algunas de las críticas que nues-
contrar como referente precisamente la inexistencia de ellos, tro autor ha recibido, intentando crear una posición
es decir, el posmodernismo? Terror absoluto: no tenemos va- propia al respecto.
lores y ahora tampoco Historia. Muchos de los que veían ale- – Indagar en la relación del autor con la posmodernidad.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Introducción
14 15

Los medios con los que contamos para poder responder a algo inevitable por otra parte, no podemos acomplejarnos por
estas preguntas se pueden dividir en dos grupos principales: ello y sí seguir adelante. Comenzaremos por intentar saber si
– Monografías. De la obra de Fukuyama nos interesa podemos calificar desde nuestra perspectiva a Francis Fuku-
esencialmente la obra El fin de la historia y el último yama como un pensador posmoderno o no. Para ello, expon-
hombre, que es en la que se establecen los preceptos dremos brevemente algunas de las características que pueden
teóricos sobre los que fundamenta toda su argumenta- atribuirse a la posmodernidad y a la construcción de sus dis-
ción posterior. Es su obra más completa, en la que aúna cursos. Veremos después si nuestro hombre se adapta o no a
no solo filosofía, sino sociología, política, economía… La estos paradigmas, tratando de emitir un juicio al respecto.
evolución de su pensamiento puede seguirse principal-
mente a través de artículos, siendo un punto de infle-
xión otra obra de interés: Nuestro futuro post-humano.
El resto de sus obras se pueden encuadrar dentro de
una corriente más política-estratégica con un compo-
nente económico importante.
– Otras monografías de temática filosófica son de obligada
consulta: Kant, Hegel, Marx, Nietzsche, Ortega y Gasset
y los clásicos griegos principalmente.
– Artículos de prensa. Su consulta se lleva a cabo a través
de Internet, algo que nos ha parecido prácticamente
obligado: somos nosotros los que debemos acercarnos al
lugar donde se encuentra el debate y no que nos lo trai-
gan, y este se produce, o como mínimo se difunde, ma-
yoritariamente en medios digitales. Este tipo de consulta
debe hacerse con cautela ya que debemos desconfiar de
gran parte de los recursos (Wikipedia, etc.). Muchos de
los artículos que han sido consultados no aparecerán ci-
tados a pie de página sino en la bibliografía final, no
solo para evitar el recargamiento del texto, sino para fa-
cilitar la construcción del discurso. Los artículos proce-
den tanto de revistas y periódicos como de páginas es-
pecializadas en algún tema.

Somos conscientes de que nuestra capacidad es limitada y


de que, por tanto, gran parte de nuestras interpretaciones se-
rán condicionadas por los recursos que hemos elegido. Siendo
LA POSMODERNIDAD Y LAS CIENCIAS

Intentar hacer una síntesis de lo que significa la posmodernidad


y sus consecuencias en las ciencias debería ser objeto de inves-
tigación individualizada, ya que el campo de estudio es inmenso.
Además, inevitablemente, debemos lidiar con muchas corrien-
tes y teorías que incluso niegan la existencia de la posmoderni-
dad. También se debería dar una definición de modernidad
para poder adentrarnos en lo posmoderno. No podemos em-
prender aquí esa tarea, y debemos ser mucho más concisos,
conscientes de la cantidad de información que dejamos de lado.
Consideramos el paradigma moderno como aquel que bus-
có –y busca– un conocimiento radical y total de la realidad a
través de la razón. Sus orígenes podrían encontrarse en el Re-
nacimiento, particularmente a partir de la formulación carte-
siana. Se cree firmemente en la existencia de un conocimiento
verdadero y este se alcanza a través de las ciencias. A la vez, la
ciencia permite un constante progreso de la humanidad y ga-
rantiza la satisfacción de sus cada vez mayores deseos racio-
nales. Estas convicciones permiten establecer juicios raciona-
les acerca de los hechos que se consideran como «verdaderos».
Estas podrían ser algunas de las características de la ciencia
moderna:
– Capacidad descriptiva, explicativa y predictiva mediante
leyes.
– Carácter crítico.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia La posmodernidad y las ciencias
18 19

– Fundamentación lógica y empírica. Nietzsche fue, sin duda, el principal protagonista. Difundió
– Carácter metódico. una sospecha general acerca de la verdad establecida y tradi-
– Sistematicidad. cional, de la bondad de la verdad. Por ello puso en duda a todos
– Comunicabilidad mediante un lenguaje preciso. aquellos que se hacían proclamar poseedores de ella en cual-
– Pretensión de objetividad. quiera de los ámbitos (filosófico, político, económico…). Abrió
así el campo de estudio de las arqueologías y genealogías que
La ciencia –en su vertiente natural-matemática esencial- abundan hoy en las ciencias sociales y que indagan en la bús-
mente– se convierte en una forma de conocimiento superior a queda del poder. Buen ejemplo de ello es el trabajo de Foucault.
todas las otras, y en particular a la Teología, que venía siendo Marx se dio cuenta de lo alejados de la realidad que se ha-
la forma de conocimiento esencial hasta el momento. Podría- llaban los conceptos de moneda y capital, entre otros, que el ca-
mos mencionar a Kant como máximo exponente filosófico de la pitalismo de la época utilizaba para moverse a su gusto y les
modernidad: confía en una razón universal y total y en la posi- dio una nueva interpretación. Abrió así el camino de la Econo-
bilidad de abarcar la realidad que se encuentra parcelada en mía Política.
áreas de conocimiento. Freud se ocupa de un campo que se escapa a la lógica tra-
Una vez dicho esto, afirmamos en primer lugar nuestra dicional y rompe con muchos de sus paradigmas: el mundo de
creencia en la existencia de algo así como «paradigma posmo- los sueños. Con él nació no sólo el psicoanálisis sino la Psicolo-
derno». Si bien no pensamos que pueda crearse una frontera gía moderna, bien como negación, bien como aceptación.
delimitadora exacta entre lo que es y lo que no es, podemos en- Wittgenstein da inicio, junto con Heidegger, a la tradición
tenderlo como un movimiento general o una corriente masiva hermenéutica que pondrá en el punto de mira al lenguaje y sus
en la que gran parte de las sociedades occidentales más avan- engaños. Ricoeur, Lacan, y otros seguirán sus pasos. Se abre
zadas se encuentra, tanto a nivel intelectual como popular. paso así el giro lingüístico.
Entendemos la posmodernidad no como lo opuesto a la mo- Heidegger incide en la importancia del tiempo, ataca a la
dernidad, sino como lo que la rebasa.1 La modernidad se rea- metafísica y se coloca por encima de ella, anunciando su final.
liza a sí misma en máximo grado y es entonces cuando aparece Inicia la fenomenología y la hermenéutica.
lo posmoderno. Este discurrir hacia un nuevo paradigma tuvo, Toda la epistemología moderna dio un vuelco total y las crí-
como es lógico, ciertos personajes que lo impulsaron.2 Podría- ticas al racionalismo y al positivismo se radicalizaron. La con-
mos destacar entre los principales a Nietzsche, Heidegger, Witt- secuencia inmediata y más importante a nuestro modo de ver
genstein, Freud y Marx. Algo hay en común entre todos ellos de estas afirmaciones es el que la ciencia no puede alcanzar la
pese a que cada uno siguió caminos muy distintos: el hecho de verdad, en primer lugar, porque esta no existe y, en segundo,
haber llegado a un punto de desconfianza total respecto al sis- porque en caso de que existiese cualquier otro discurso podría
tema de valores y de poder establecido. acercarse a ella con la misma legitimidad. Así, no hay un para-
digma «verdadero» o correcto, porque nadie puede establecer
1
Diego Fusaro e Ítalo Eebecchi: Gianni Vattimo. En: www.filosofico.net/vat
timo.htm .
un juicio de valor con más validez que otro. Así, el paradigma
2
Esther Díaz: La posmodernidad y las ciencias. En: www.estherdiaz.com.ar/
posmoderno podría ser la ausencia de paradigmas. Pese a tener
textos/posmodernidad_ciencia.htm . que ver con el neoliberalismo y la globalización, no se puede
Francis Fukuyama y el fin de la Historia La posmodernidad y las ciencias
20 21

colocar en el mismo terreno y ocupa campos distintos que aque- duce a la matemática, única lógica eficaz. También se po-
llos conceptos. dría incluir en ella a la economía. Pero estas ciencias no
Otra serie de aspectos, más relacionados con el mundo «fác- comprenden el mundo, son pequeñas parcelas de la rea-
tico» ayudaron a minar la disposición moderna: lidad. La ciencia solo puede ser empírica en tanto a rela-
– Tendencias irracionalistas en las décadas de los 20, 30 y ciones causales y, como no entendemos el mundo, no lo
40, principalmente, en arte pero también en otros ámbi- podemos cambiar. El hombre debe limitarse a sobrevivir
tos. en el mundo que le ha tocado vivir. Las sociedades que
– Incapacidad de los países desarrollados de cumplir sus mejor se organicen, mejor sobrevivirán a las crisis que
promesas: el hambre persiste, la conflictividad social… puedan aparecer. Las ciencias deben limitarse a conoci-
Es decir, la tecnología (entendida como la encargada de mientos seguros.
aplicar los conocimientos prácticos para su utilidad so- – Posmodernismo neomoderno. Concuerdan con los otros
cial) no resuelve los problemas de la gente. en que existió una ruptura posmoderna, pero creen que
– Tecnicismos que conducen a fenómenos de violencia gra- sigue siendo necesario aplicar los paradigmas modernos
ves: comunismos y fascismos, colonialismos… para la supervivencia. Estos deben ser aplicados de un
– Las guerras son cada vez más grandes y destructivas y modo más lento, con objetivos menos elevados. La cien-
se llevan más vidas por delante. cia no es un conocimiento superior pero es una forma de
– Las tecnologías que aumentan la calidad de vida traen con- conocimiento específica que puede alcanzar objetivos
secuencias: daños ambientales, nuevas enfermedades… parciales, produciendo un conocimiento subjetivo. Con-
sideran que la humanidad no puede vivir sin reglas y que
Para muchos, los mayores responsables de la llegada de lo es la ciencia la que debe establecerlas.
posmoderno han sido:
– Arte anti-estético. Esta es una división posible pero hay otra más, como por
– Arquitectura. ejemplo la que se establece entre posmodernistas afirmativos y
– Filosofía. escépticos.4
Resulta imposible resumir de un modo satisfactorio las con-
Podemos hacer una división entre las varias corrientes de secuencias de la posmodernidad. Cuanto más se intenta inda-
posmodernismo:3 gar en los pequeños detalles, mayor es el margen de error, por
– Posmodernismo radical. Cree en el subjetivismo absoluto: eso preferimos quedarnos con una serie de afirmaciones gené-
los juicios se establecen según la aceptación de las per- ricas con las que concordamos:
sonas. No se estructura ningún nuevo paradigma. Suelen 1) Caída de los ideales de conocimiento de la modernidad.
dar lugar a los populismos. En la cultura actual no hay verdades universales, nece-
– Posmodernismo neoempirista. La ciencia no es superior
a los otros modos de conocimiento, toda la ciencia se re- 4
Rosenau, J. N.: «Turbulent Change», in Viotti, P. R. and Kauppi, M. V. (eds.):
International Relations Theory: Realism, Pluralism, Globalism. Second edi-
3
Ryan Bishop, Encyclopedia of Cultural Anthropology, 1996. tion, 1993.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia La posmodernidad y las ciencias
22 23

sarias ni definitivas, sino más bien verdades provisorias que no entraremos en esas cuestiones al detalle, sino que nos
y contingentes. quedaremos solo con la idea general de una corriente o ten-
2) Crítica y rechazo de los ideales éticos y del progreso so- dencia. Exponemos aquí algunas de las contradicciones que se
cial inherente a la modernidad. Esto equivale al fin de las han argumentado en contra del pensamiento postmoderno:
utopías. Las sociedades están teñidas por el desencanto. 1. Its anti-theoretical position is essentially a theoretical
3) Se cuestiona a la ciencia y al cientificismo. El desarrollo stand.
de la investigación científica no debería ser considerado 2. While Postmodernism stresses the irrational, instruments
un fin en sí mismo, sino un bien cuyo valor ha de ser me- of reason are freely employed to advance its perspective.
dido sobre las bases de criterios de impacto social. 3. The Postmodern prescription to focus on the marginal is
4) Se reconocen otras formas de racionalidad además de la itself an evaluative emphasis of precisely the sort that it
científica.5 otherwise attacks.
Añadimos una serie de cuadros que pueden ayudar a la 4. Postmodernism stress intertextuality but oñen treats text
comprensión del fenómeno (Anexos). in isolation.
5. By adamently rejecting modern criteria for assessing the-
En cuanto a los personajes que pueden ser incluidos dentro ory, Postmodernists cannot argüe that there are no valid
del fenómeno, la situación es la misma: nos encontramos ante criteria for judgement.
un intenso debate. Los propios protagonistas no suelen gustar 6. Postmodernism criticizes the inconsistency of modernism,
en autodenominarse a sí mismos en modo alguno y por ello lu- but refuses to be held to norms of consistency itself.
chan contra todo encasillamiento. Nancy Scheper-Hughes, Jac- 7. Postmodernists contradict themselves by relinquishing
ques Derrida, Michel Foucault, Gianni Vattimo, Jean-François truth claims in their own writings.7
Lyotard y Jean Baudrillard han sido citados en algún momento
como posibles cabezas visibles del posmodernismo. Somos Como vemos, la mayor parte de las críticas van dirigidas no
conscientes de que la inclusión de muchos de ellos es harto du- a la esencia de la existencia del posmodernismo sino a la cohe-
dosa. Derrida y Foucault son, por ejemplo, situados en muchas rencia y contradicciones de los autores a los que se pueden en-
ocasiones en un «postestructuralismo» que se supone previo al cuadrar. Aceptada por lo tanto la existencia de algo que se puede
posmodernismo y se condena a su calificación como tal.6 Otros calificar como «posmodernismo», término que tanto se usa hoy
muchos, como es el caso de Fukuyama, se suelen ver envueltos día para calificar a teorías y personajes, intentaremos discernir
en tal aluvión de críticas y calificaciones que al final no se extrae si el pensamiento de Francis Fukuyama puede tener algún tipo
otra cosa que confusión. de relación con él.
Por supuesto, la concepción del paradigma posmoderno
como tal no está exenta de críticas. Pero ya hemos comentado
5
Gisela Lambruschini: Ciencia y Postmodernidad. En: www.monografias.com/
trabajos36/ciencia-postmodernidad/ciencia-postmodernidad.shtml .
6
Vicente Serrano Marín: El fin de la posmodernidad. Universidad Europea de
Madrid. En: www.ifs.csic.es/foro/Serrano.pdf .
FUKUYAMA EN LA POSTMODERNIDAD.
¿UN LAVADO DE CARA
AL PARADIGMA MODERNO?

¿Es Francis Fukuyama un pensador posmoderno, como tan


alegremente se viene diciendo en gran parte de los distintos
medios de difusión?
El hecho de plantearnos esta pregunta precisa de una jus-
tificación. No tratamos aquí de encasillar o encuadrar al autor
en uno o varios paradigmas intentando definir sus esferas de
actuación al máximo. Además de que en el caso de Fukuyama
la cuestión no sería baladí, no creemos que el romperse la ca-
beza tratando de dar una definición «per se» pueda condu-
cirnos a algún sitio. No hacemos un juicio moral, si es pos-
tmoderno es bueno, si es moderno es malo, o viceversa.
Simplemente creemos que estos juicios son relativos e impo-
sibles de fundamentar de un modo lógico y coherente. Lo que
tratamos de averiguar o sacar a la luz es lo que nos parece
una contradicción –una de tantas– del sistema «finalista», y
creemos necesario exponerlo, no sólo por el mero hecho de la
contradicción, sino porque esta puede servirnos de excusa
para hacer una primera internada –quizás demasiado arries-
gada, ya que todavía no hemos expuesto su pensamiento– en
la construcción teórica de Fukuyama.
Esta contradicción –o lo que a nosotros nos parece– se pro-
duce cuando nos plantea, por un lado, su aceptación del esen-
cial relativismo de nuestra época y cómo todo valor depende
de la perspectiva histórica que tomemos y, por otro, una teo-
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Fukuyama en la posmodernidad
26 27

ría filosófica cimentada en su práctica totalidad en autores que nimos viviendo, es la dominante. Somos hegelianos sin sa-
podríamos considerar como expresiones máximas del espíritu berlo. A este paradigma, abrumadoramente dominador, se
moderno (Kant o Hegel, por ejemplo). Quizás esta contradic- opone el marxismo. Su total vocación pragmática llevó a que
ción sale a relucir todavía con más claridad cuando intenta desde un primer momento sus teorías tendiesen a buscar un
conjugar a Nietzsche con su recio sistema filosófico (llamé- correlato en la realidad. La tercera corriente, y quizás la que
mosle idealista, con toda la complejidad que el empleo de este más labor de zapa esté ejerciendo al paradigma dominante, es
término acarrea). Lo emplearemos aquí buscando resaltar la el nihilismo, a través de Niezstche o Heidegger. Alguna vez es-
importancia del «espíritu» en contraposición a la «materia», cuchamos como, criticando a Marx, un profesor decía que el
es decir, recalcando la importancia de Hegel como opuesto a filósofo no debía ponerse al frente de movimientos de masas,
Marx en la interpretación de Fukuyama. que la filosofía era más fina, tenía otro carácter, había que de-
Desde nuestra perspectiva, la conjunción hace aguas por jarla actuar «bajo tierra». Esto es lo que el nihilismo ha hecho
todas partes y es obvia la exposición parcial del pensamiento en nuestra sociedad. Anticipa así un hecho significativo: la ne-
Nietzscheano en su obra. Quizás más adelante, ya en Nuestro gación de la posibilidad de las metanarrativas, tan caracterís-
futuro posthumano, podamos encontrarle un poco más de co- tica del posmodernismo, que daban a la Historia moderna un
herencia al discurso, una vez que las citas a Nietzsche son sentido final y hacían que muchos filósofos e historiadores se
constantes y parece que Hegel queda cada vez más lejos para lanzasen a la acción política.9 Nietzsche no actuó así.
el autor. ¿ Es que la plena aceptación de la tesis de Nietzsche En lo que a nosotros nos concierne, es la particular relación
en cuanto a la Historia hace que automáticamente podamos con la obra de Nietzsche lo que llama la atención. Es obvio
calificar a un pensador como posmoderno? La respuesta a esta que nos «oculta» gran parte de su pensamiento y solo nos deja
pregunta es compleja y podría dar lugar a un trabajo aparte. ver lo que a él más le interesa, que suelen ser consideraciones
La influencia de Nietzsche en la eclosión posmoderna es bien sobre la ética-moral y la ciencia. Se podría criticar también su
conocida. Pero tampoco quiere decir que alguien deba acep- calificación del germano como «de derechas»: en todo caso
tar a rajatabla los presupuestos del alemán para ser conside- podría serlo su interpretación del mismo.
rado posmoderno. El nihilismo surgió como un diagnóstico al Parece aceptar a lo largo de El fin de la historia y el último
modernismo y, por lo tanto, respondía a unas condiciones so- hombre el relativismo implícito en la obra de Nietzsche, que de
ciales e históricas particulares. Cómo aplicar el nihilismo al hecho utiliza para apoyar sus argumentos en más de una oca-
posmodernismo requeriría interpretarlo de otro modo, rein- sión. Sin embargo no asume sus consecuencias. La más in-
terpretarlo desde una perspectiva posmoderna para saber que mediata de ellas es que resulta imposible cualquier tipo de co-
es lo que queda y lo que no queda de él.8 Nos parece posible, nocimiento firme sobre algo y menos sobre la Historia. Esto lo
generalizando al máximo, concebir el mundo en tres tradicio- saben perfectamente tanto sus más recientes intérpretes,10
nes filosóficas dominantes. La de Hegel, que sería en la que ve- como algunos ya clásicos y con especial interés en la temática

8
Ashley Woodward: Nihilism and the postmodern in Vattimo’s Nietzsche. In:
9
www.ul.ie/%7Ephilos/vol6/nihilism.html . Appignanesi, R.: Posmodernismo para principiantes. Era Naciente, 2004.
10
Vattimo, G.: «The End of (Hi)story», in: Chicago Review, 30 (4): 20-30, 1986.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Fukuyama en la posmodernidad
28 29

histórica.11 Otro error bastante común al que se ha tendido es Y eso por no hablar de Heidegger, del que también mues-
a equiparar el fin de la Historia en sentido nihilista con el de tra un sobrado conocimiento. En su pensamiento, el tiempo
Fukuyama. Gianni Vattimo también cree que se ha llegado al juega un papel todavía más importante que el de la Historia.
fin de la Historia pero en un sentido bien diferente: habla de El Dasein del individuo viene más forjado por el tiempo que
la misma Historia que Nietzsche, de una metanarrativa unili- por la Historia, ya que aquel determina a esta. En una con-
near que no puede alcanzar ningún tipo de conocimiento fia- cepción del tiempo como la de Heidegger, la esencia humana,
ble. Debido a la fragmentación de la realidad en miles de pe- su composición, se torna todavía mucho más relativa e in-
queñas células, la sociedad de la información y su ingente constante. Más irracional en el sentido de la imposibilidad de
cantidad de datos a manejar hacen imposible el discurso his- ser conocida de un modo ahistórico y, por lo tanto universal,
tórico.12 La Historia, y sobre todo la Filosofía de la Historia, de- y atemporal. Estas concepciones sobre el tiempo serán toma-
pendía siempre de fines políticos y narraba una historia no das por Derrida y lanzadas directamente al corazón del sis-
solo linear, sino del hombre europeo y blanco.13 La idea de tema de Fukuyama en un sólido intento de deconstrucción.15
buscar un sentido a ese caos irracional queda todavía más Quizás por eso no responde a las críticas que provienen del
lejos; en esa lejanía se encuentra Fukuyama. francés. Además la cubierta marxista que Derrida da a sus
La búsqueda de una racionalidad y de un sentido en la his- planteamientos permiten al estadounidense esquivar un en-
toria se encuentran en el polo opuesto al interés de Nietzsche, frentamiento directo. Seguramente no contesta porque ya sabe.
como veremos con detalle posteriormente. Dada la claridad Deberíamos comenzar ahora a horadar la montaña desde
intelectual demostrada por Fukuyama a lo largo de su obra, y el lado opuesto. Hemos preguntado por lo que no es, por el
su sobrado conocimiento de la obra de Nietzsche, nos parece lado negativo, nihilista, por lo que no se construyó. Hemos
obvio su consciencia acerca de este hecho. La consecuencia concluido que quizás no construyó su sistema de otro modo,
lógica de esta afirmación es que la teoría de Fukuyama se es- pese a ser conocedor de sus problemas internos, debido a in-
tructura directamente para la consecución de unos fines pre- tereses ajenos a la reflexión filosófica y seguramente vincula-
vios y no como una construcción intelectual «libre». Es decir, dos a la actividad política. Por supuesto, esto es imposible de
que su voluntad de enaltecer las bondades del libre mercado demostrar, pero recordemos que nuestro objetivo no era otro
y de la democracia liberal superaron a las de llevar a cabo una sino encontrar en la situación de juzgarle como autor posmo-
construcción filosófica más potente y creíble. Podría ser que derno o no.
simplemente no concordase con las tesis de Nietzsche respecto Mostramos ahora la cara positiva de Fukuyama, la parte
a la Historia, pero, ¿ cómo utilizar constantemente su relati- constructiva. No vamos a desentrañar su sistema al com-
vismo como arma arrojadiza sin después aceptar la conse- pleto –eso vendrá después– sino comentar los cimientos sobre
cuencia lógica –destructiva– para la Historia como ciencia y
como discurso racional?
14
Heidegger, M. Ser y tiempo, Ediciones del Departamento de Estudios Histó-
11
Ortega y Gasset: Historia como sistema, La rebelión de las masas. ricos y Filosóficos, Universidad de Chile, Sede de Valparaíso, Viña del Mar
12
Diego Fusaro e Ítalo Eebecchi: Gianni Vattimo. En: www.filosofico.net/vat (Chile), 1975.
15
timo.htm . Derrida, J.: Specters of Marx, the state of the debt, the Work of Mourning, &
13
Vattimo, G: La fine della modernitá. Garzanti, Milano, 1985. the New International, Routledge, 1994.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Fukuyama en la posmodernidad
30 31

los que éste se apoya para rastrear elementos que aporten algo conocido, pero con una teoría histórica potente: Giamvattista
a nuestra pesquisa sobre el carácter posmoderno. Vico. En él, la Historia es una continua «ida y retorno», en la
No hace falta ser demasiado hábil para saber que los prin- cual cada vez la humanidad avanza un poco guiada por Dios.17
cipios filosóficos esenciales que sigue provienen del sistema he- No anda Hegel lejos de eso aunque el carácter que adquiere su
geliano a través de la interpretación del francés Kojéve. Ade- Dios es otro bien diferente: Dios es la imagen de la libertad
más, se fundamenta en una idea de naturaleza –y de que los hombres crean y a la que ellos mismos se someten; es
moralidad– kantiana, que es lo que le permite asegurar la po- una idea irrealizable que da esperanza al hombre para conti-
sibilidad de un sentido en la historia. Es bien conocido el ra- nuar y que, por tanto, da un sentido a la Historia.
ciocinio kantiano: si todos tenemos la misma naturaleza todos También la ciencia contribuye al progreso, ya que se en-
buscamos las mismas cosas y, en condiciones semejantes, carga de satisfacer las cada vez más grandes necesidades del
nuestros juicios morales serán los mismos. Esta interpretación ser humano, pero no es ella el motor de la Historia. Este papel
puede entenderse como fundamento de los organismos inter- de la ciencia va a ser tomado por Fukuyama como funda-
nacionales y, a la vez, como una justificación de la preponde- mental, hasta el punto de que lo considera uno de los dos ejes
rancia occidental y sus instituciones, que deben «abrir los ojos» fundamentales de su teoría histórica junto a la necesidad de
al resto del mundo acerca de su verdadera raigambre moral. La reconocimiento. Y esto es algo que ni siquiera Hegel hizo.
concepción kantiana está cargada de confianza en la ciencia y Llegados a este punto debemos preguntarnos directamente:
de un claro optimismo histórico, confiado en el progreso a tra- ¿Es Fukuyama un pensador posmoderno?
vés de la educación y la acumulación de conocimiento.16 Pode- En un análisis inicial cabría responder con otra pregunta,
mos afirmar que la filosofía de la historia de Kant es el primero ¿es Hegel un pensador posmoderno? Creemos que ante esta
de los puntos álgidos de la modernidad. Es la culminación del pregunta no habría problema en encontrar un no rotundo ge-
sistema científico cartesiano en su aplicación a la Historia. neralizado. Hegel también proclamó el fin de la Historia en
El segundo punto cumbre se alcanza con Hegel-Marx, aun- dos ocasiones, con ocasión de la batalla de Jena y, posterior-
que debemos reconocer que la originalidad del planteamiento mente, con la institución del Estado prusiano de la primera
recae en el primero. La idea de Historia es bastante más com- mitad del siglo XIX. Y todavía no habían llegado Marx ni Lenin,
pleja en Hegel que en Kant, pudiendo afirmar que es él el pri- Hitler, Mussolini o Stalin. ¿Es que los acontecimientos por ellos
mero en crear un verdadero sistema que intenta integrar ra- provocados no pudieron virar el signo de la Historia? Cree-
cionalmente la realidad dándole un sentido a la Historia. El mos obvio responder que sí. Es fácil escribir «otro» fin de la
progreso existe también aquí en un sentido dialéctico: la rea- Historia cuando la caída de la URSS resulta inminente, pero no
lidad es contraposición y, de cada desmoronamiento de una lo era tanto en la década de los 60-70 cuando la economía
realidad, surge otra más perfecta que a su vez tiene sus pro- rusa crecía vertiginosamente. Se puede afirmar, como Kojéve,
pias contradicciones. Podemos encontrar alguna semejanza que el advenimiento de estos personajes sólo sirvió para ace-
con el pensamiento de un filósofo italiano relativamente des- lerar la llegada del fin de la Historia en Occidente: la existen-

16 17
Kant, I.: Ideas para una Historia Universal en clave cosmopolita y otros es- Vico, G.: Principios de una Ciencia Nueva en torno a la naturaleza común de
critos sobre Filosofía de la Historia. Editorial Tecnos, 2006. las naciones. Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 1978.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Fukuyama en la posmodernidad
32 33

cia de la URSS llevó a los Estados del mundo «libre» a adop- pasa con el hombre prehistórico? Hegel argumenta clara-
tar políticas sociales identificables como «estado del bienes- mente que su sistema es sólo válido para el periodo histórico,
tar» y con ello a la desaparición de las clases y el fin de la His- y lo mismo afirma Fukuyama. Debemos pensar entonces que
toria.18 Creemos que esta afirmación de Kojéve es demasiado en la prehistoria no había ni contradicciones ni Dios que die-
enrevesada y excesiva; ¿debemos pensar que los revoluciona- ran un sentido. Sin entrar en los problemas que esto plantea
rios de Octubre en Rusia actuaron –y murieron– así llamados sobre el inicio de la Historia, seguiremos adelante. En reali-
de algún modo por ese sentido final de la humanidad, y no dad, con esta afirmación no se toca la línea de flotación del
por las razones socioeconómicas y políticas que todos cono- argumento hegeliano, ya que él mismo es consciente de que la
cemos? Resulta difícil, y hasta macabro, poder aceptar esa idea de Dios no es más que un reflejo del ideal de libertad den-
aseveración. Aunque, por supuesto, es totalmente lógica y tro de los seres humanos. Dios es una imagen que el hombre
aceptable dentro del sistema ideológico. Siguiendo esa vía po- crea y a la que se somete –del mismo modo que se somete al
dríamos afirmar que el holocausto nazi ayudó a fortalecer la amo vencedor de la primera lucha a muerte por el reconoci-
legitimidad judía para seguir con la construcción de un Israel miento–19 iniciando a partir de ese momento una peregrina-
rico y próspero… Y así sucesivamente. ción hacia la perfección, hacia ese ideal de libertad que ya
Fukuyama acepta esto por completo: para él nada ha cam- Kant había colocado en la cúspide de los fines del hombre. En
biado sustancialmente desde la victoria de Jena por parte del Hegel, el hombre camina hacia Dios, pero no hacia un Dios
ejército napoleónico. De ahí la crítica de Derrida apoyado en teológico, sino hacia una representación de la libertad.
Heidegger: ¿cómo es posible afirmar que una verdad de Hasta aquí, todo bien. En términos metafísicos todo cua-
«nuestro» tiempo sea válida universalmente? Derrida afirma dra perfectamente. Pero si vamos a la praxis, a la realidad de
que la propuesta mesiánica de Fukuyama es neoevangelista y ese planteamiento, lo que por derivación lógica se extrae es
cristiana, por mucho que él intente alejarse de ese paradigma. que alguien, en algún momento, tuvo que crear ese ideal de li-
Debemos aceptar que nos resulta especialmente dificultosa bertad y darle un nombre: Dios. Ese ideal de libertad no puede
la comprensión de Derrida, no sólo por su lenguaje, sino por su estar en la naturaleza humana ya que el hombre prehistórico
forma metafórica y sintética de escribir. Nos permitiremos una no lo posee. Podría argumentarse que sí lo posee pero que es
pequeña elipse para intentar darle un sentido a la afirmación incapaz de expresarlo. En tal caso se puede argüir que alguien
derridiana, a través de un discurso con el que podemos pecar tuvo que descubrir ese ideal, expresarlo y darle un nombre.
de excesiva simplicidad, pero que a nosotros nos sirve para Toda esta tarea a la que nos venimos refiriendo no puede re-
crear un contexto interpretativo a través de un –seguramente caer en otra comunidad que en la cristiana. Es el cristianismo
ingenuo– intento de deconstrucción al estilo del francés. el que crea ese ideal y el que, por tanto, le da un sentido a la
Desde un primer momento, cualquier persona con forma- Historia. Vattimo afirmaba que toda Filosofía de la Historia va
ción en Historia, como es nuestro caso, se pregunta al en- íntimamente ligada al poder establecido.20 Nosotros afirma-
frentarse a las cuestiones de Filosofía de la Historia, ¿y qué
19
Más adelante se aclarará esto.
18 20
Kojéve, A.: Introducción a la lectura de Hegel. Nueva York, Books básico, Vattimo, G.: Más allá del sujeto. Nietzsche, Heidegger y la hermenéutica.
1969. Barcelona, Paidós, 1989.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Fukuyama en la posmodernidad
34 35

mos que toda Filosofía de la Historia es, además, de raigam- de religiones entendidas al modo corriente: subcultura
bre cristiana. Aristóteles o Platón ni siquiera se planteaban y cultura de masas en lugar de la cultura popular tradi-
esto, ya que el pensamiento griego era altamente ahistórico. Sí cional. Desde este punto de vista el autor es totalmente
poseían el concepto de «telos», de finalismo, pero ni siquiera moderno: se mantiene en la dualidad ciencia-religión
se planteaban el hecho de poder aplicarlo a la Historia.21 Para propia de esa época.
Aristóteles se podía, como mucho, dar sentido a un ciclo his- – Sistema filosófico. La construcción de su sistema se basa
tórico.22 por completo en la aceptación de una naturaleza hu-
Algo nos debe quedar en claro después de toda esta argu- mana común a todos los hombres, como ya Kant esta-
mentación. En una primera impresión creemos poder afirmar bleció. La existencia de un Dios ayuda a garantizar esta
que Fukuyama no es en absoluto un pensador posmodemo, universalidad. El sistema hegeliano no es más que la ex-
sino todo lo contrario, y de ahí el interés que suscita. Y es que presión cumbre del paradigma moderno. Estamos com-
precisamente la sociedad posmoderna necesita de referentes pletamente de acuerdo cuando afirma que, sin darnos
a los que aferrarse, aunque estos sean clavos ardiendo. Nos cuenta, somos todos hegelianos y que desde la batalla de
basamos para ello en varias afirmaciones: Jena su filosofía se ha –se nos ha– impuesto. Partiendo
– Confianza total y absoluta en la ciencia natural, cuya de esta afirmación, añadimos que las vías alternativas
raigambre se encuentra en el sistema cartesiano y por han sido, por un lado, el marxismo y, por otro, el nihi-
lo tanto en la plena modernidad. En el libro Nuestro fu- lismo, cuya consecuencia última es el posmodernismo.
turo posthumano se refuerza todavía más esta postura:
no puede haber fin de la historia mientras exista la cien- Partiendo de otro punto de vista, implementaremos las ra-
cia, en especial la ciencia biológica nos traerá gran can- zones por las que se podría pensar en Fukuyama como pen-
tidad de sorpresas en este siglo. Fue ésta la única crítica sador postmodemo. Estas son bastante más complejas.
que aceptó a su obra El fin de la historia y el último Si tenemos en cuenta que el posmodernismo «abre» el es-
hombre, y resulta completamente lógico. pectro de construcción discursiva posible hasta el infinito, po-
– Base cristiana. No nos referimos al cristianismo como demos interpretar la creación de Fukuyama como consciente-
tal, a una relación con la Iglesia o algo por el estilo, sino mente acientífica e ilógica. De este modo su obra respondería
a una forma de pensamiento. En general la fiebre de totalmente al intento de consecución del mejor modo posible
hacer Filosofía de la Historia cayó por completo tras la de unos objetivos: ensalzar la democracia liberal y la economía
II Guerra Mundial y la llegada del paradigma posmo- de mercado. Podríamos comparar esto con, por ejemplo, el
demo. Otra característica del posmodernismo es el «es- museo posmoderno quem a través de recreaciones de piezas
capismo», la búsqueda de valores exóticos y la ausencia varias, crea un discurso aparentemente científico pero cuya
única finalidad última y real es la de inculcar una serie de de-
21
Collingwood, R. G.: La historiografía grecorromana. Idea de la Historia. terminados valores, como por ejemplo el Museo de la Historia
Fondo de Cultura Económica, México, 1965. También ver Guthrie, W. K. C.:
Historia de la filosofía griega, vol. I, Madrid, 1982.
de Cataluña. Otro ejemplo podría ser la novela histórica: po-
22
Luis Fernández-Castañeda: El concepto de Naturaleza en Aristóteles. En: la
demos tomar un determinado personaje y, a partir del mismo,
cavernadeplaton.com/histofilobis/luishisto0304/aristolu0304.htm . exponer lo que queremos intentando darle una dimensión his-
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Fukuyama en la posmodernidad
36 37

tórica. No emitimos un juicio moral con esta exposición, no neficios. En un producto como este, que busca crear una co-
decimos si es bueno o malo, simplemente tratamos de mostrar rriente de opinión y un vuelco ideológico, lo que más cuenta es
una interpretación de las muchas posibles. la generación de una importante repercusión mediática y el
Otra forma de considerar que Francis Fukuyama es un llegar al gran público. El hecho de que nos encontremos aquí,
autor posmoderno vendría dada por su integración en una de escribiendo sobre él, es buena muestra de su éxito en este as-
las corrientes del posmodernismo que, pese a ser consciente pecto.
de la crisis de valores en la que nos hallamos sumergidos, ¿Es Fukuyama un pensador posmoderno? Para nuestro
asume como única posibilidad de pervivencia de nuestras con- desaliento, después de todo el trabajo desarrollado, no pode-
diciones socioeconómicas actuales el mantenimiento de la ac- mos responder a esta pregunta con un rotundo sí o no. Quizás
tividad científica y una cierta confianza en ella. Apuntamos la retórica nos consiga sacar del apuro: si bien no podemos
esta segunda posibilidad sin confiar excesivamente en que sea afirmar una cosa o la otra, nos atrevemos a decir que su pen-
este el caso... En ningún momento pone en duda Fukuyama la samiento, y también su gran repercusión mediática, es con-
validez de la ciencia ni su eficacia como elemento de ordena- secuencia del posmodernismo de nuestra sociedad de masas.
ción social.
¿Con cuál de las dos tendencias nos debemos quedar? Res-
ponder una u otra nos resulta imposible. Si bien los indicado-
res que apuntan a su modernidad parecen más directos y evi-
dentes que los posmodernos, debemos tener en cuenta un
factor. Ya hemos mencionado cómo podría ser que la elabo-
ración del escrito de Fukuyama responda más a intereses
prácticos que filosóficos. Si adoptamos ese punto de vista re-
sulta lógico que el autor oculte todo posible rastro de posmo-
dernidad. Es decir, cuanto más sólido parezca el mensaje que
lanza mejor cumplirá sus objetivos, y la forma de dar más co-
hesión a un discurso es darle un aire científico (moderno). Pa-
rece ser que la trayectoria posterior a la publicación de El fin
de la Historia y el último hombre apunta en esa dirección. En
muy pocas ocasiones vuelve a ocuparse Fukuyama de cues-
tiones filosóficas. Por otro lado, este modo de actuación, que
sería en cierto modo maquiavélico –no importan los medios
sino los fines–, respondería a esquemas posmodernos del
mismo modo: si no hay forma de establecer juicios ciertos
sobre la calidad o la veracidad de una afirmación, su validez
solo se puede establecer a través de sus resultados. Estos re-
sultados serían, en un producto comercial, la cantidad de be-
TELEOLOGÍA Y FINALISMO HISTÓRICO.
UNA NOVEDAD TAN VIEJA COMO
LA FILOSOFÍA MISMA

Muchos de los que han elogiado los escritos de Francis Fuku-


yama han hecho hincapié en lo «novedoso» y renovador de
su planteamiento. Este capítulo pretende, con su mera exis-
tencia, rebatir este planteamiento y, sobre todo, exponer de la
forma más sintética posible la evolución del pensamiento «fi-
nalista» y las críticas de los que a él se oponen. Esto nos per-
mitirá tener una visión mucho más amplia del significado que
posee la obra del autor objeto de nuestro análisis, al poder en-
cuadrarla en una corriente y no contemplándola como un algo
aislado. Somos conscientes de que un trabajo que pretenda
abarcar este tema en profundidad requeriría un enorme es-
fuerzo. El pensamiento sobre la Historia de la mayor parte de
las autores es, salvo excepciones, una mera extensión de sus
reflexiones al campo histórico. Por ello, todo conocimiento
sobre el pensamiento filosófico-histórico de un autor implica
un cierto manejo de su sistema a nivel genérico. No es nues-
tro objetivo, por tanto, un análisis en profundidad del telos,
sino más bien dar una serie de pinceladas que nos puedan dar
una idea de la evolución y la importancia de este concepto a
lo largo de la Historia.
Por supuesto, la negación del finalismo histórico debe en-
trar dentro de nuestro campo de visión. Lo hará de un modo
bastante más simple que el pensamiento positivo, construc-
tivo, ya que es también mucho más reducido y se limita prin-
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
40 41

cipalmente al siglo XX. Cada una de nuestras afirmaciones aquí Los orígenes de la teleología y del finalismo histórico, como
expuestas podría ser objeto de polémica, ya que cada una de no podía ser de otra manera, también pueden rastrearse en la
ellas puede tener una serie infinita de derivaciones lógicas Grecia clásica. Debemos plantearnos la definición de los tér-
desde un punto de vista filosófico. Somos conscientes de al- minos teleología y finalismo, realmente bastante cercanos y a
gunas de las problemáticas que plantea la asunción de ciertos priori semejantes.
paradigmas, e intentaremos emprender interpretaciones lo La teleología es una doctrina filosófica que considera ne-
más eclécticas que nos sea posible. Aún así, es seguro que que- cesario conocer los fines por los que actúan las cosas para
darán de lado muchas ideas y debates de los que posiblemente poder comprender la realidad. Su etimología lo dice todo:
no tengamos ni siquiera una mínima noción. Pero es necesa- logos (razón, explicación) telos (fin, final).23
rio seguir adelante para poder, como mínimo, encuadrar el La esencia de este pensamiento viene de Aristóteles, que
pensamiento de nuestro autor en alguna corriente y conocer hereda muchos conceptos de Platón. Según la teleología, para
hasta qué punto podemos considerarle como innovador y has- comprender la naturaleza, el cambio, pueden existir dos tipos
ta que punto un mero continuador y reintérprete de las ideas de explicaciones. La mecanicista considera que el cambio se
del pasado. produce por una causa eficiente. Para la teleología es también
necesaria una causa final, ya que es imposible explicar todo
por las causas eficientes. Todos los cambios que el ser humano
Los orígenes: El mundo clásico
y la naturaleza realizan han de tener, según Aristóteles, una
Como siempre, debemos remontarnos al mundo clásico para esencia finalista. Solo los cambios producidos por azar esca-
encontrar los orígenes de la práctica totalidad de las líneas de pan a esta determinación. Los seres artificiales –y no solo los
pensamiento occidentales. Desde nuestro punto de vista es el humanos– han sido construidos para algo y, por lo tanto,
mundo griego el que fornece a Occidente de su cimiento fun- deben de cumplir su función en el mundo. Esto se extiende
damental, con una única presencia que se le pueda comparar hasta a los seres inorgánicos, así, las piedras caerían para co-
en importancia: el cristianismo. Quizás el mayor problema de locarse en su lugar. Este texto de Aristóteles puede sernos de
ello es que los filósofos clásicos, esencialmente Platón y Aris- utilidad:
tóteles han sido interpretados hasta la saciedad y han sido vis-
tos de diversas formas, como influencias mutuas, continuado- «Así pues, ya que se piensa que las cosas suceden o por
res y opuestos –esta parece ser la visión de Fukuyama según coincidencia o por un fin, y puesto que no es posible
podemos leer en El fin de la Historia y el último hombre. que sucedan por coincidencia ni que se deban a la ca-
Hasta la aparición de Nietzsche, muy pocas personas desde sualidad, sucederán entonces por un fin. [...] Además,
el pensamiento filosófico oficial habían tenido en cuenta la im- en todo lo que hay un fin, cuanto se hace en las etapas
portancia de la filosofía presocrática. Hoy sabemos que la sucesivamente anteriores se cumple en función de tal
mayor parte de las problemáticas que trataban de resolver fin. Pues las cosas están hechas de la manera en que su
tanto Aristóteles como Platón fueron planteadas por aquellos
y que sus momentos de mayor lucidez se produjeron precisa- 23
Torre de Babel Ediciones. Aristóteles. Teleología. En: www.e-torredebabel.
mente al intentar contradecir a sus predecesores. com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiagriega/Aristoteles/Teleologia.htm .
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
42 43

naturaleza dispuso que fuesen hechas, y su naturaleza sitúa en las cosas mismas, es inmanente. Y, puesto que está en
dispuso que fuesen hechas de la manera en que están la cosa misma, es diferente según cada cosa. Sigue conser-
hechas, si nada lo impide. Pero están hechas para algo. vando de Platón que el fin es el bien, solo que para él es el
Luego han sido hechas por la naturaleza para ser tales bien de cada cosa. Pero ya incluso antes de Platón podemos
como son. 24 ver intuiciones ideológicas: En Anaxágoras es el Nous el que
se encarga de regular las metas de los seres.
Esta idea ya estaba implícita, a su modo, en Platón. Para El finalismo, por su parte, puede considerarse práctica-
Platón todo deriva hacia la idea del Bien, la naturaleza con los mente sinónimo de la teleología aunque suele tener una con-
seres humanos incluidos. De este modo, quien alcanza la idea notación en cierto sentido más «universalista». En ese sen-
total del Bien puede comprender todas las metas de todos los tido, se considera que si los seres tienen una conducta final es
seres que pueblan el mundo. porque existe una «mente» que controla ese proceso. La acep-
tación de ese proceso suele acabar en la implementación de
—Del sol dirás, creo yo, que no solo proporciona a las una «mente» superior que asegura y ordena a los seres para
cosas que son vistas la facultad de serlo, sino también que se realicen de un modo óptimo en referencia a su «final
la generación, el crecimiento y la alimentación, sin em- predeterminado». En este sentido, la teleología acaba por con-
bargo, él no es generación. vertirse en teología.
—¿Cómo había de serlo? Pero si bien es cierto que fue en el mundo clásico grie-
—Del mismo modo puedes afirmar que a las cosas in- go –pocas aportaciones hizo Roma al respecto– el que cons-
teligibles no solo les adviene por obra del bien su cua- truyó esta realidad, es erróneo pensar que la trasposición al
lidad de inteligibles, sino también se les añaden, por campo Histórico tenga algo que ver con la que hacen filósofos
obra también de aquél, el ser y la esencia, sin embargo, modernos o contemporáneos como Kant, Hegel o Fukuyama.
el bien no es esencia, sino algo que está todavía por en- Para los griegos el azar era el más importante vector que apa-
cima de aquella en cuanto a dignidad y poder. 25 recía en la Historia. Además de su ya mencionado pensa-
miento antihistórico, los griegos no creían en absoluto que el
Aristóteles traspone este concepto, dándole un toque más hombre pudiese dar un sentido a su Historia como conjunto,
«material» para alcanzar su concepción ideológica. De este y menos aún un sentido racional. Es decir, para los griegos el
modo, no acepta la idea del «bien» pero la traspone a que cada discurso histórico era completamente insatisfactorio y el hacer
ser tiende a realizar «su propio bien». Si la teleología de Pla- Historia no era tan bien visto como dedicarse a cualquiera de
tón es trascendente, la de Aristóteles es inmanente. Esto las otras áreas de sabiduría. Solo aspiraban a conocer hechos
quiere decir que el telos (fin) no se sitúa más allá de las cosas, pasados en tanto en cuanto pudiesen encontrarse ellos mis-
en un mundo distinto y superior, trascendente, sino que se mos como individuos o comunidades reflejados en ellos, o por
la participación de parientes. De esta manera, eran principal-
24
Aristóteles: Física. Gredos, Madrid, 1995.
mente las historias orales las que tenían un mínimo de valor.
25
Platón: «Diálogos», en República. Obra completa en 9 volúmenes, vol. IV:
Aristóteles no aspiraba, en Historia, a más que comprender
Editorial Gredos, Madrid, 2003. ciertos ciclos o momentos con una mínima posibilidad de ra-
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
44 45

cionalidad, ya que no veían posible un control del devenir his- Para muchos es obvio que la Filosofía de la Historia como
tórico, ni por la humanidad ni por ningún otro ente. Se preo- tal carece de sentido. Los intentos más recientes de darle al-
cupaban por algo más plausible: la salud social. Platón obser- guna coherencia, como los de Camus y Sartre, acabaron por
vaba que, si el sabio no conseguía imponer sus designios a calificarla como un ente irracional. Sólo una perspectiva teo-
una comunidad, debía aislarse y mantenerse puro en su sabi- lógica puede darle un mínimo de coherencia.
duría, dejando en la irracionalidad al decurso histórico. Desde «Para poder responder con seriedad a la pregunta- ¿cual es
esta perspectiva, la interpretación de Fukuyama con un ca- el sentido de la historia, sería necesario poder abarcar con
rácter tan optimista sobre el pensamiento platónico nos pa- una sola mirada la totalidad de lo que ha pasado, de lo que
rece fuera de lugar. Menos aún su insinuación –en esa oposi- pasa y de lo que pasará. Haría falta ser Dios.»26 Este ha sido
ción que cree encontrar entre Aristóteles y Platón– de Platón el error de la filosofía occidental posclásica, la creencia en la
como un posible antecedente del Hegel historiador. posibilidad de una mirada racional sobre todas las cosas. Los
griegos nunca se plantearon eso y solo quien volvió a entornar
la mirada con otra perspectiva hacia ellos –Nietzsche– se dio
La construcción de la ciudad cristiana
cuenta del problema esencial que subyacía.27
La filosofía cristiana tendrá un impacto decisivo en el con- Será San Agustín quien en su obra más insigne antropice
cepto ideológico. Sin grandes construcciones filosóficas revo- la teleología, situando al hombre en el centro de los aconteci-
lucionarias, el cristianismo se apoderará del finalismo como mientos. La naturaleza ya no importa tanto, es el hombre el
uno de sus grandes pilares de apoyo doctrinal. No profundi- que sigue una dirección trazada por Dios, un destino, cuya
zaremos excesivamente en este aspecto ya que no trastoca la eclosión definitiva será el juicio final. San Agustín trata de ex-
base de la esencia ideológica que no mudará decisivamente plicar a través de una metahistoria la vida del hombre en la
hasta, en primer lugar, la duda de Kant y, en segundo lugar, tierra desde la revelación hasta el juicio. San Agustín divide el
la revolución hegeliana. Solo cabe destacar un aspecto esen- mundo entre «los que viven según el hombre» y los que «viven
cial y que es la clave y mayor aportación de toda la tradición según Dios». Afirma la presencia del mal en el desarrollo his-
filosófica cristiana medieval: la antropización de la teleología. tórico.28
Es decir, se toma una propuesta muy semejante a la de Pla- Quizás la mejor forma de comprender la idea histórica de
tón –todo discurre hacia el Bien– y se convierte la idea plató- San Agustín es a través de su concepción de la temporalidad.
nica en Dios. Sin embargo, los problemas de la tradición cris- Critica la idea del tiempo cíclico griego y a los estetas que bus-
tiana fueron siempre muy grandes. Debemos pensar que can la perfección en la eternidad. Cree que debemos orientar
desde sus orígenes hasta comienzos del primer milenio no el tiempo hacia la eternidad y la única forma de hacer eso es
tiene una verdadera y sólida fundamentación filosófica, sino poseyendo el conocimiento sobre el inicio y el fin de ese tiem-
que se extiende gracias a su carácter ecléctico y a su gran ca-
pacidad de adaptación a situaciones adversas. De este modo, 26
www.mercaba.org/FICHAS/e-cristians/sentido_de_la_historia_en_san_ag.htm .
hasta la llegada de San Agustín, nada hay en el cristianismo 27
Marrou, H.I.: Théologie de l'histoire. Editions du Seuil, París, 1968.
que se parezca a una teoría filosófica como se concebía en el 28
San Agustín: Obras completas. 41 volúmenes. Biblioteca de Autores Cris-
mundo clásico. tianos, Madrid 2007.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
46 47

po: el fin de la historia es nuestra incorporación a Cristo. El fin no obran al azar, sino intencionadamente. Las
último es, por tanto, la llegada a Dios y la historia profana, lo cosas que no tienen conocimiento no tienden al
que envejece y muere, no es más que un medio por el cual fin sin ser dirigidas por alguien con conocimien-
vamos alcanzando cada vez una mayor perfección que nos to e inteligencia, como la flecha por el arquero.
acerca a la «Ciudad de Dios».29 Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que
El neoplatonismo había conseguido, criticándolo y preten- todas las cosas son dirigidas al fin. Le llamamos
diendo superarlo, una parte del pensamiento griego. Sin em- Dios.30
bargo, San Agustín no se había enfrentado a un Aristóteles
para el que el movimiento de las cosas, su causa final, no es- Hasta la llegada del nihilismo, el argumento a la existencia
taba en el exterior sino que era inmanente a cada uno: cada de inteligencia en el hombre será de los más recurrentes para
objeto lleva en sí su propio fin. Y esto no cuadra con un sen- demostrar la necesidad de un Dios. Santo Tomás considera
tido universal hacia una Ciudad de Dios. Será Santo Tomás de que es esencial la existencia de un juicio final universal como
Aquino quien procurará, muchos siglos después de la exis- fin de la Historia que pueda colocar a cada uno en su sitio de-
tencia de Aristóteles y del inicio del cristianismo, integrar el pendiendo de sus acciones a lo largo del devenir «profano».
pensamiento cristiano con el aristotélico. Pero lo que diferencia a Tomás de Agustín, y lo que le permite
La filosofía tomista es ciertamente mucho más elaborada y integrar el pensamiento aristotélico, es una «personalización»
compleja que la agustiniana. Se puede entender su elabora- e «individualización» del juicio y de la actividad de los seres.
ción teórica como una labor de compromiso, un «toma de esto Para poder justificar esta tarea recurre a un principio neo-
y deja aquello», en la que puedan reconocerse planteamientos platónico: las criaturas, como efectos de Dios, vuelven a él, ya
tan distantes como el aristotélico y el cristiano. que según una ley metafísica universal todo efecto retorna a su
Podemos partir de una de las etapas que será seguramente causa. Todas las cosas tienen una inclinación natural a la per-
de las más conocidas de su pensamiento: las vías para la de- fección y esa perfección va llevándoles hacia Dios. El progreso
mostración a posteriori de la existencia de Dios, en este caso es entonces el camino de lo imperfecto a lo más perfecto, guia-
la quinta: dos los seres por su propia naturaleza.31 Ya tenemos entonces
Respondo: La existencia de Dios puede ser probada de cinco un sentido de la Historia y un fin de la Historia universal in-
maneras distintas (...): serto en cada ser.
5) La quinta se deduce a partir del ordenamiento Podemos considerar a Santo Tomás el culmen de la filoso-
de las cosas. Pues vemos que hay cosas que no fía cristiana de la Historia, al haber conseguido integrar la tra-
tienen conocimiento, como son los cuerpos na- dición neoplatónica con la aristotélica. Sin embargo, sus fun-
turales, y que obran por un fin. Esto se puede
comprobar observando cómo siempre o a me- 30
Santo Tomás de Aquino: Suma de Teología I. Escola Superior de Teologia
nudo obran igual para conseguir lo mejor. De São Lourenço de Brindes. Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Ca-
xias do Sul. Rio Grande do Sul, 1980.
donde se deduce que, para alcanzar su objetivo,
31
Elders, Leo J., svd: 0 sentido da historia segundo São Tomás de Aquino.
Major Seminary Rolduc (Holanda). En: www.aquinate.net/revista/edicao at
29
www.leonardopolo.net/docs/QuintanillaPablo.pdf . ual/Artigos-pdf/Artigos-4-edicao/aquinate-artigos4edicao.htm .
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
48 49

damentaciones tan estrechamente ligadas al mundo teológico humana permite pensar que todos los hombres tienden a de-
comenzarán a ser puestas en duda ante la visión racionaliza- sear lo mismo en todos los lugares independientemente de su
dora de la modernidad. cultura. Se encuentra ante el problema de la insociable socia-
bilidad del hombre que le coloca en serias dificultades para
mantener su ética universal. Considera que pese a ello, una
La modernidad: Kant
serie de juicios pueden ser considerados éticamente univer-
El surgimiento del sistema cartesiano ligado al Renacimiento y sales. Son los imperativos categóricos, como por ejemplo:
la búsqueda de referentes en la Antigüedad clásica trajo con- «Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo
sigo la convicción de la posibilidad de un conocimiento abso- tiempo que se torne ley universal».33
luto de la realidad a través de la razón. Pese a no haber tratado Una vez apoyado sólidamente en su ética es cuando el filó-
en exceso el tema de la Historia, será Descartes el que dará su sofo de Kónigsberg se decide a avanzar en la dirección que
sentido a la necesidad de este conocimiento. Por supuesto, no nos interesa y que trataremos de explicar al detalle, basándo-
toda la Modernidad se dirigirá en el mismo sentido, pero los nos en la lectura de su obra clave en este sentido: Ideas para
otros caminos recorridos no nos interesan tanto en este mo- una Historia Universal en sentido cosmopolita.34 Kant, poco
mento, aunque podemos citar como ejemplo de este pensa- predispuesto en su primera etapa filosófica precrítica a hacer
miento minoritario a Giambattista Vico, el cual en su obra más consideraciones en torno al concepto de Historia, se ve final-
importante hace un alegato por una Historia con una orienta- mente necesitado del apoyo de una Filosofía de la Historia,
ción dada por Dios, pero con ciclos –avances y retornos– que por varios motivos que ahora pasamos a enumerar:
son completamente imprevisibles. La fundamentación de esta – En primer lugar, se produce en Kant una recepción de
teoría histórica está en su rechazo de los principios de conoci- influencias ilustradas que le incitan, animan, y prácti-
miento cartesianos. El le da mucha más importancia al factum, camente obligan, a establecer un correlato práctico de
al hecho de «hacer». El hombre se realiza haciendo y, como paradigmas como emancipación, libertad o autonomía.
las realizaciones humanas son imprevisibles, no podemos co- – Su firme creencia en el progreso –progreso moral y cul-
nocer todo mediante la racionalidad.32 Por ello podemos con- tural– constante de la humanidad le aboca a una idea de
siderar –siempre con cautela– a Vico como un antecesor en Historia: el progreso necesita desarrollarse en el tiempo.
cierta medida del pensamiento marxista y, por otro lado, de la – Se encuentra ante la imposibilidad de cimentar una idea
crítica radical que protagonizará Nietzsche. de hombre sin una idea de Historia. Esto nos permite
El culmen del pensamiento moderno en filosofía lo pode- advertir un aumento de la importancia de la historicidad
mos encontrar en Inmanuel Kant. Creemos necesario profun- en el hombre dentro del pensamiento Kantiano, lo que
dizar en su pensamiento ya que en él se sustenta gran parte pudo producirse en parte por la crítica de algunos de
de la teoría de Fukuyama. En primer lugar, cabe destacar que sus contemporáneos.
su idea de una moral universal inmanente en la naturaleza
33
Kant, I.: Crítica de la razón práctica. Sigúeme, Salamanca, 1994.
32 34
Vico, G.: Principios de una Ciencia Nueva en torno a la naturaleza común Kant, I.: Ideas para una Historia Universal en clave cosmopolita y otros es-
de las naciones. Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 1978. critos sobre Filosofía de la Historia. Editorial Tecnos, 2006.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
50 51

– Se percibe paralelamente una voluntad de pragmatismo, tivo y lo racional. Sin embargo, el hombre sin ser consciente
de aplicar su ideario teórico a situaciones históricas con- de ello persigue los fines de la naturaleza a la vez que trata de
cretas, con un fin: encauzar la voluntad de los jefes de consumar los suyos propios.
Estado hacia el bien común. Con esta afirmación intenta Kant unificar lo particular con
– Como consecuencia de sus dificultades en la consecu- lo universal: una característica humana –el egoísmo– hace que
ción de su «razón práctica», se ve necesitado de una el hombre siga los designios de la naturaleza, progresando sin
universalidad moral, la cual va a ser fundamentada en darse cuenta hacia lo mejor para toda la comunidad.
una Historia universal.35 Esta comunidad de todos los individuos, la especie huma-
na, va a ser la que alcance el desarrollo completo de sus dis-
La esencia de la teoría en torno a la historia que Kant ela- posiciones racionales, desarrollo total al que el individuo es
bora es la doctrina teleológica según la cual la Historia tiene incapaz de llegar por sí solo. Los individuos que, como ya
un fin. Este fin viene dado por la naturaleza, la cual, a través hemos mencionado, se caracterizan por su egoísmo, a tenor
de un «plan oculto» guía el devenir humano. A su vez, la na- de lo que nos dice Kant van a entrar en contradicciones y an-
turaleza estaría sometida a sus propias leyes, por lo que po- tagonismos. Estas serían las herramientas que la naturaleza
dríamos establecer unas ciertas concomitancias con el pensa- utiliza para llevar a cabo sus fines. Gracias a esta competen-
miento estoico y su concepción de la divinidad.36 cia, el hombre se supera, se hace mejor y progresa; a falta de
Esa finalidad a la que la naturaleza empuja a la humanidad competencia, a todas luces el individuo no tendría motivacio-
es cosmopolita, es decir, de ciudadanos del mundo. Unos ciu- nes y se haría pasivo. Para explicarlo, Kant nos muestra el
dadanos caracterizados por ser autónomos, racionales y li- ejemplo de un bosque, donde los árboles han de luchar para
bres, es decir, ilustrados. Además, se regirían por una consti- conseguir llegar a la luz y por ello crecen fuertes y esbeltos,
tución civil perfecta tanto interior como exteriormente. Sobre frente al árbol solitario que crece sin orden y se debilita.
estos planteamientos se construye la idea de progreso, ci- Esta doctrina la traspone a nivel estatal y afirma que la ex-
mentada en la historicidad y la teleología. Esta es la posthis- presión de las contradicciones entre Estados es la guerra. La
toria a la que Fukuyama nos remite, un momento de indivi- actividad bélica, que tanta repulsa causaba a Kant porque ab-
dualismo, libertad y progreso.37 El concepto de igualdad queda sorbía la mayor parte de los recursos estatales que podrían
siempre fuera. dedicarse a la educación, se convierte en su Filosofía de la His-
Convencido de la existencia de esta finalidad natural, sus- toria en parte esencial de su ideario.
trae al hombre la capacidad de seguir sus designios, conside- Los Estados, al luchar entre ellos, al competir, mejoran
rándolo un ser sin desarrollar, a medio camino entre lo instin- para no quedar retrasados respecto al resto, progresan. Cree
que sería más sencillo llegar racionalmente a la finalidad de la
naturaleza, pero el hombre, mezquino, llegará de otro modo:
35
Ídem
a través de constantes enfrentamientos y destrucciones.
36
Ferrater Mora, J.: El hombre y su obra. Colección Telos. Universidad San-
tiago de Compostela, Santiago de Compostela, 1994.
Para Kant, el mero hecho de formular su Filosofía de la
37
Fukuyama, F.: El fin de la historia y el último hombre, Planeta, Barcelona
Historia estaría creando un efecto autopropulsor. Cree en cier-
1992. to modo en lo profético, exponiéndonos varios ejemplos de có-
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
52 53

mo los que anuncian la decadencia colaboran e impulsan su – Su obtusa teleología lleva a un callejón sin salida, ha-
llegada. ciendo en cierto modo prescindible la existencia de una
Las estructuras morales subyacentes en todos los hombres ética: si estamos dirigidos por un secreto plan de la na-
son las mismas, son por tanto universales, y pueden ser co- turaleza para qué necesitamos plantearnos la pregunta:
nocidas con el uso de la razón. Todos los hombres actúan del ¿Qué debo hacer?
mismo modo y por semejantes motivos sea cual sea su filiación
cultural, sus condicionantes geográficos o climáticos. Esta ase- Quizás estas últimas cuestiones resulten demasiado finas
veración ética kantiana parece quedar un tanto desnuda si no y centradas en la propia problemática Kantiana. Sin embargo,
se fundamenta en la teleología de la historia: si todos los hom- debemos tener en cuenta que todas las dificultades ante las
bres tienen un fin compartido –vivir en una sociedad cosmo- que se pueda encontrar Kant al plantear su sistema pueden
polita ilustrada– es lógico que actúen de modo similar. ser también achacadas al sistema de Fukuyama. Y es que si
Podemos afirmar, a tenor de lo expuesto, que la preocupa- bien su construcción teórica parece estar completamente ci-
ción kantiana por la historia es algo coyuntural y que probable- mentada en el pensamiento Hegeliano, su estructura primaria,
mente no hubiese estudiado jamás de no haber sido por la pro- su armazón, se halla directamente ligada a Kant. Podemos
blemática a la que su ética lo estaba conduciendo. Parece estar afirmar que Kant –que nunca se preocupó excesivamente por
buscando una relación de los paradigmas de autonomía y eman- la Historia, todo hay que decirlo– fue el encargado de sentar
cipación, un pragmatismo que adapte sus concepciones teóricas las bases y dificultades esenciales dejando el camino abierto
a situaciones históricas concretas. Esto es más plausible todavía para la realización de un proyecto más complejo y adecuado
teniendo en cuenta que Kant fue un filósofo consciente de su de una Filosofía de la Historia. A fin de cuentas, Hegel tomará
tiempo y preocupado por los acontecimientos del momento. como suyos dos principios esenciales de la modernidad de
En el fondo sus escritos acerca de la Filosofía de la Histo- Kant: la moral universal y el concepto de progreso.
ria son una búsqueda de completar su ética, de cerrar el cír-
culo perfecto de su ética. Los problemas que podemos detec-
La revolución dialéctica: Hegel-Marx
tar en la exposición de Kant son varios:
– Tiene claras dificultades en pasar de lo particular –el in- Quizás sea este el punto de nuestro camino de más difícil sín-
dividuo– a lo universal –la especie. tesis. No solo por la abundancia de material escrito al res-
– Contradicción en la que se ve inmerso al conjugar los pecto, sino por lo vasto de la filosofía escrita por ambos y en
valores ilustrados de emancipación, libertad o autono- concreto acerca de la Historia. Nos parece claro que es mucho
mía con su concepción teleológica de un devenir hu- más conocida la filosofía marxista que la hegeliana y por ello
mano guiado por la naturaleza. daremos más importancia a esta última ya que es, además,
- Dificultades para entender cómo el hombre, incapaz de base de aquella. También porque –no nos olvidamos–- el autor
completar sus disposiciones a nivel individual, podrá al que analizamos se reconoce más en Hegel que en Marx.
desarrollarlas como un todo. Consecuentemente, cabe Uno de los problemas con los que nos encontramos a la
preguntarse qué será del individuo cuando la especie en hora de hablar de Hegel es, además de su dilatada producción
su conjunto haya alcanzado sus fines últimos. escrita, la gran variedad de interpretaciones a las que ha sido
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
54 55

sometido. La primera de ellas, y la más radical, fue el mar- Hegel aspira, así, a una comprensión total y racional de la
xismo. Pero a lo largo de todo el siglo XX ha seguido siendo in- Historia. Es decir, su modo de indagar en la Historia será el
terpretado y reinterpretado, hasta el punto de que, por ejem- que le permita extraer de diversos hechos en distintas épocas,
plo, Fukuyama se dedica a interpretar a sus intérpretes, los resortes necesarios para comprender cual es el motor que
Alexander Kojéve en este caso. Intentaremos presentar una ha movido durante tanto tiempo nuestra Historia. En términos
síntesis de algunos aspectos en los que creemos se puede lle- hegelianos, se trataría de conocer la evolución del Espíritu
gar a un consenso entre las diversas interpretaciones. Debe- hacia su meta.
mos decir a nuestro pesar, en primer lugar, que la clave del Hegel atribuye un relativamente pequeño papel a la activi-
pensamiento hegeliano respecto a la historia no se encuentra dad humana en la Historia. En este punto hemos podido per-
tanto en las Lecciones sobre la Filosofía de la Historia como en cibir una dislocación respecto al pensamiento de Kojéve y Fu-
la Fenomenología del Espíritu. Si no comprendemos ese «Es- kuyama, para quienes el hombre se realiza a través del trabajo
píritu» del que tanto se habla en la Filosofía de la Historia, no para salir del enfrentamiento amo/esclavo. En ocasiones, Fu-
podremos alcanzar un esbozo general del pensamiento hege- kuyama sin quererlo se encuentra más cerca de Marx que de
liano. Y decíamos a nuestro pesar porque nos ha resultado im- Hegel, aunque obviamente esto sería una aberración para él y
posible abarcar la lectura de la Fenomenología y debimos re- nunca lo aceptaría. En Hegel, la cosa no es tan sencilla. El Es-
currir a referencias indirectas, quedando coja la lectura de la píritu, que es Espíritu de Dios, se va realizando eternamente en
Filosofía de la Historia. el tiempo a medida que va asumiendo las distintas realidades
Ante la abrumadora cantidad de material, nos parece con- dialécticas ante las que se enfrenta y que lo van cambiando
veniente comenzar con una cita del propio autor para situar- hacia una presumible perfección. No debemos entender a Dios
nos y despojar ideas equívocas sobre su idea de Historia (las como el Dios cristiano, sino como un Dios creado por el hom-
mismas que han llevado a muchos a criticar sin fundamento bre como reflejo de su ideal de libertad. El propio hombre ha
a Fukuyama): establecido una relación de servidumbre ante ese Dios a la es-
pera de poder realizarse en él. El camino del Espíritu es en-
La historia solo es, a primera vista, una sucesión de
tonces el de la realización en Dios, es decir, en la libertad.
acaecimientos fortuitos en la que cada hecho ocupa un
El reconocimiento humano de Hegel se basa en que tanto
lugar aislado y para sí, sin que haya entre ellos otro
amo como esclavo se saben iguales ante la idea de Dios. En ese
nexo de unión que el tiempo. Pero esta concepción no
sentido, la realización de su idea no puede alcanzarse solo a
puede satisfacernos [...] Los hechos históricos solo tie-
través del trabajo y del progreso económico como pretenden
nen un relieve, una significación, cuando se los pone
Kojéve y Fukuyama.
en relación con un algo general y a través de su en-
Las acciones revolucionarias interpretadas como «marxis-
tronque con ello, «tener ante los ojos este algo general
tas» por Kojéve no se concebían en tiempos de Hegel y son
es, por tanto, comprenderla significación de los hechos
entonces muy distintas a las acciones negadoras/superadoras
en la historia».38
según las cuales el Espíritu va progresando en el tiempo.
38
Hegel, G. W. F.: Lecciones de Filosofía de la Historia. Ed. de José Mª Quin-
Este progreso a nivel pragmático se produce a través de la
tana Cabanas, PPU, Barcelona, 1989. dialéctica, palabra sumamente manida y que a base de su uti-
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
56 57

lización para todo ha ido perdiendo su valor original. En rea- hecho de proclamar dos fines de la Historia carece de sentido
lidad la dialéctica es una nueva forma de hacer lógica, reba- mismo, pero ello no tiene porque interferir en la funcionali-
sando a la lógica aristotélica basada en el principio de identi- dad del sistema dialéctico.
dad. El inicio de esta dialéctica se produce con la primera bata-
Se trata de que, en un proceso de tres fases, se afirme la lla por el reconocimiento entre el amo y el esclavo. Será éste
existencia del ser como sí mismo y su negación. Es decir, afir- el aspecto que tanto Kojéve como Fukuyáma más realzarán,
mamos la existencia de Z, o la negamos, –Z; por lo tanto Z ha mientras que en Hegel no es tan importante. Una vez estable-
de ser Z ó –Z, quedando los tres elementos integrados. Z es su cida esa dicotomía, el hombre actúa teleológicamente dentro
existencia y su negación.39 de la dialéctica a través del trabajo y de la voluntad de reco-
Desde esta perspectiva todo existe como tal, como su afir- nocimiento.
mación o como su negación, y todo puede ser abarcado de un
modo lógico. El principio aristotélico de la identidad es prin- En relación a esto es iluminador el pasaje de la Feno-
cipio de la estaticidad: solo lo que está en contradicción cam- menología sobre la dialéctica del amo y el esclavo
bia, se mueve. Desde esta perspectiva, también la Historia se donde se pone de manifiesto que el verdadero fin del
mueve debido a la contradicción, al fenómeno de la contra- trabajo es el reconocimiento, esto es, la elevación al es-
dicción.40 Las sociedades chocan dialécticamente, se contra- píritu que supera la inmediatez natural. Ya lo hemos
dicen y de su colisión resulta el perfeccionamiento. Se supone dicho, el actuar teleológico del hombre es esfuerzo por
que el hombre progresa ya que cada vez las contradicciones superar lo natural, y éste y no otro es el fin de la razón.
son menores. Pero este sistema dialéctico no tiene porque fre- [...] Si el hombre actúa teleológicamente, y no mera-
narse, él mismo considera que: mente según el principio de la causalidad eficiente, es
precisamente por ser en sí mismo espíritu, y, a la in-
El plazo de tiempo es algo enteramente relativo, y el versa, la búsqueda de sí por parte del espíritu solo
elemento del espíritu es la eternidad. La duración...!] puede ser (en) el actuar humano.42
no puede ser dicho pertenecer a.41
Podemos ver desde este momento como hay varios ele-
Desde este punto de vista interpretativo que creemos el más mentos en Hegel que, con su traspaso a Fukuyama, desapa-
adecuado, el fin de la Historia como tal no tiene sentido. Po- recen. El más importante de ellos, y el que ejerce como eje
demos considerar que las dos veces que Hegel afirmó el fin de central de todo el pensamiento histórico hegeliano, es la dia-
la Historia (Batalla de Jena y la consecución del Estado pru- léctica. La dialéctica como principio fundamentador del cam-
siano) derivan de situaciones políticas concretas. El mismo bio histórico no significa nada en Fukuyama, ya que este
tiende a asociarla a Marx. Por otro lado, hace que la impor-
39
Hegel, G. W. F.: Ciencia de la Lógica. Solar, Buenos Aires, 1956.
tancia de la lucha por el reconocimiento (el thymós) se exa-
40
dialectica.idoneos.com/index.php/343351
gere indefinidamente en su obra como factor de desenvolvi-
41
Hegel, G. W. F.: Lecciones de Filosofía de la Historia, ed. José Ma Quintana
42
Cabanas, PPU, Barcelona, 1989. Ídem.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
58 59

miento histórico. Esto se debe a la interpretación Kojéviana, cibe el mundo como un conjunto de procesos que son dialéc-
que fue la que «limpió» al hegelianismo de su dialéctica y de ticos. Elabora los tres pasos de Hegel para completar su ló-
la alienación humana, como intentaremos exponer más tarde. gica dialéctica pero la invierte, es decir, los procesos y las ex-
Este rápido y superficial repaso por algunos de los aspec- presiones que se producen en el mundo no son manifestaciones
tos de la filosofía hegeliana nos dejan en el lugar adecuado del Espíritu, sino que son de la propia materia.
para dar una todavía más resumida visión de uno de sus se-
Mi método dialéctico no solo es fundamentalmente dis-
guidores y críticos desde la izquierda: Karl Marx. Somos cons-
tinto al método de Hegel, sino que es, en todo y por todo,
cientes también de que la mayor parte de la filosofía propia del
la antítesis de él. Para Hegel, el proceso de pensamiento,
marxismo fue desarrollada por Engels y no tanto por Marx.
al que el conviene incluso, bajo el nombre de Idea, en
Intentamos dar una visión de conjunto de ambos pensadores
sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo real y lo real
ya que ellos mismos sabían estar trabajando en la misma di-
constituye únicamente la forma externa en que la idea
rección y la Historia así parece haberlo reconocido y asociado.
toma cuerpo. En cambio, para mí, lo ideal no es más
Un hecho interesante es la ya mencionada ausencia de la
que lo material transferido y traducido en el cerebro de
dialéctica hegeliana en Fukuyama. Una forma más de com-
los hombres (...). El hecho de que la dialéctica sufra en
probar esta omisión es la ausencia total de menciones a En-
manos de Hegel una mistificacion no obsta para que
gels, responsable del materialismo dialéctico y de una crítica
haya sido él quien primero supiera exponer de un modo
profunda a Hegel que, de haber sido este aspecto tenido en
amplio y consciente sus formas generales de movi-
cuenta por Fukuyama, tendría que haber enfrentado.
miento. Lo que ocurre es que en la dialéctica aparece
El materialismo dialéctico es otra muestra de cómo el sis-
en él invertida, puesta de cabeza. No hay más que darle
tema filosófico de la dialéctica carece, por sí mismo, de la po-
la vuelta, mejor dicho, ponerla de pie, y en seguida se
sibilidad de un fin. Los aspectos teóricos son tratados por se-
descubre bajo la corteza mística la semilla racional. La
parado en la construcción marxista, para después darle una
dialéctica mistificada llegó a ponerse de moda en Ale-
finalidad que podemos llamar «ideológica»: el fin de la Histo-
mania porque parecía transfigurar lo existente. Pero en
ria es la sociedad sin clases, el triunfo del proletariado.
su forma racional provoca la cólera de la burguesía (...),
Trabajado principalmente en la obra La transformación de
ya que en la comprensión y explicación positiva de lo
las ciencias por el Sr. Dühring y La dialéctica de la Naturaleza
existente incluye la inteligencia de su negación y muerte
de Engels, el materialismo dialéctico surge como reacción al
forzosa –al ser esencialmente crítica y revolucionaria,
materialismo mecanicista y metafísico que venía siendo desa-
capta las formas actuales en pleno movimiento sin omi-
rrollado por las ciencias naturales desde la revolución carte-
tir su carácter perecedero. 44
siana.43 Aquellos materialismos veían el mundo como algo
inerte en el que se producían ciertos contactos entre diversas Así, a nivel fáctico o pragmático, los problemas y contra-
materias que, combinados, daban nuevos resultados. Engels dicciones que se producen en nuestras sociedades se encuen-
acepta en cierta medida la dialéctica hegeliana, ya que con-
44
Marx, K.: El Capital. Crítica de la economía política. Siglo XXI, Madrid,
43
Diccionario soviético de filosofía: www.filosofia.org/enc/ros/dia.htm . 1980.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
60 61

tran dentro de ellas mismas, son resultado de su propia con- rio obtenga en cifras. Sin embargo no creemos que la crítica
cretización histórica y, por lo tanto, deben resolverse dentro de de Fukuyama al marxismo merezca una mayor atención: su
ella misma. El hombre tiene así un papel mucho más sustan- criterio deriva principalmente de criterios externos a la cons-
cial que en el universo de Hegel. Debe llegar, a través del co- trucción filosófica como son la política y la economía.
munismo, a una sociedad sin clases en la que se realice la li-
bertad. Una libertad real y no meramente nominal como
El desafío nihilista: Nietzsche.
ocurría en otros sistemas. Y es que, como es bien sabido, el
El ataque continúa: Ortega, Heidegger...
materialismo marxista hace hincapié en que las distintas con-
diciones económicas –materiales– del ser humano hacen que La Filosofía de la Historia había alcanzado su punto álgido en
su libertad se vea coartada. Aunque pueda votar, no es tan las filosofías de Hegel y Marx, que incluso intentó llevar sus
libre el vagabundo como el empresario. En la práctica, por lo postulados a la praxis. La llegada de la crítica de Nietzsche
tanto, se mantiene el armazón del sistema dialéctico pero cam- acabará con este optimismo filosófico sacando a la luz todos
bia el criterio ideológico. La democracia liberal no garantiza el los problemas y contradicciones de la tradición filosófica oc-
fin de la Historia porque sigue existiendo una contradicción cidental. No podía iniciar su crítica de otro modo que con un
fundamental: la propiedad privada de los medios de produc- conocimiento profundo del sentir griego clásico y apercibién-
ción. La única salida es la colectivización de los medios de pro- dose de cómo hemos ido trastocando durante siglos y según
ducción para que se produzca el fin de la contradicción.45 nuestros intereses sus postulados, abandonando, además,
Una vez que se alcanza la sociedad sin clases no existe la toda la tradición filosófica previa a Platón. El interés que
contradicción y, por lo tanto, hemos alcanzado el fin de la His- Nietzsche tuvo por la Historia fue bastante reducido y el
toria, ya que no pueden acontecer cambios que vayan más tiempo que le dedicó fue precisamente para criticarla en el
allá. Como es lógico, la visión que hemos proporcionado es ex- modo en el que se venía haciendo en la tradición occidental.
cesivamente simplista y deja de lado la mayor parte de los Las principales obras de consulta han de ser Las considera-
planteamientos del gran economista que fue Karl Marx. Sin ciones intempestivas y, especialmente, la segunda. Aun así,
embargo consideramos que, para lo que nos interesa, la ex- es necesario un conocimiento más o menos amplio del pensa-
posición debería haber cumplido sus objetivos. miento nietzscheano para poder comprender su postura hacia
Fukuyama rechaza esta forma de ver la Historia en varios la Historia. Daremos una especial importancia al pensamiento
periodos –damos por conocido el diagrama de progreso his- de Nietzsche en este sentido ya que, si bien la tarea –de una u
tórico de Marx: sistema esclavista, feudal, burgués…– ya que otra forma– de algunos de sus continuadores como Heidegger
considera que es mucho más importante el reconocimiento so- u Ortega es muy importante, la base y la crítica última se en-
cial que la condición material en sí misma para el desenvolvi- cuentra sustentada en la crítica nietzscheana a la línea de flo-
miento histórico. Que es más importante para el ser humano tación del pensamiento occidental. También debemos tener en
el hecho de ser «el mejor» en su trabajo dentro de su empresa cuenta que Fukuyama recurre en incontables ocasiones al tes-
y ser reconocido y admirado por ello que ser el que más sala- timonio del alemán. Parece obvio que toda opinión de Nietzs-
che va en contra de prácticamente todo lo que postula el es-
45
Ídem. tadounidense. ¿Es la voluntad de poder el objeto de interés de
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
62 63

Fukuyama? ¿Se puede utilizar el argumento de la voluntad de siaca que se ha minusvalorado a favor de lo reflexivo, la cien-
poder dejando de lado a la otra inmensa parte del pensamien- cia. La conclusión a la que llega es que la Historia, por tanto,
to de Nietzsche? ¿Es que Nietzsche pensó en alguna ocasión debe estar supeditada a la vida y no al contrario. Afrontar la
que la voluntad de poder pudiese ejercerse en una sociedad Historia desde la vida lleva consigo la aceptación del sufri-
democrática y con fines económicos? Cada vez más nos parece miento. Hasta ahora esto se ha tratado de evitar, dado que la
que Fukuyama comenzó a construir la casa por el tejado… Historia ha tenido un carácter cobarde al ir de la mano del
El interés de Nietzsche por las «ciencias humanas» está re- cristianismo.46
flejado en la primera etapa –El origen de la tragedia en el es- Nietzsche hace una crítica a la Historia, pero no pretende
píritu de la música (1872), La filosofía en la época trágica de eliminarla, puesto que la capacidad del hombre de recordar,
los griegos (1874), y Las consideraciones intempestivas (1873- la memoria y la Historia misma es lo que nos distingue de los
1876)– y a partir de esta reflexión elabora la crítica a toda la animales. Con esta idea, Nietzsche pretende exponer que la
cultura occidental y a aspectos claves como la historiografía. Historia es necesaria porque no es algo artificial, sino que el
Su primera obra, El nacimiento de la tragedia, es el análisis hombre es un ser histórico, por lo tanto, la Historia es nece-
de la cultura occidental a través de la tragedia. La irrupción de saria y útil en cuanto nos sitúa en un horizonte o en una pers-
la tragedia, como género literario, en el mundo griego es para pectiva hacia el futuro.
Nietzsche como una metáfora de lo que va a pasar con el pen- El modo de afrontar la Historia entre la mayoría de los his-
samiento de Occidente. Es decir, en este momento se sientan toriadores consistía en el análisis de los distintos hechos del
las bases para lo que él denomina el gran error en el que se pasado con el objetivo de unirlos, hilvanarlos. De este modo,
funda esta cultura. En el mundo arcaico griego convivían dos el historiador quiere llegar a descubrir el sentido de los he-
manifestaciones de la vida: lo apolíneo y lo dionisiaco. Lo pri- chos mediante la interpretación del conjunto e incluso aplicar
mero representaba la reflexión, el arte, el pensamiento, lo for- los ideales de justicia histórica y de objetividad. Esto es lo que
mal; mientras que lo segundo representaba la música, lo crea- Nietzsche definiría como «Historia reificadora», hecha desde
tivo, lo frenético y lo sentimental. Cuando estos dos tipos de un punto de vista suprahistórico. Esta pretensión de objetivi-
comportamiento no conviven, aparece la tragedia. Estas dos dad y de hacer historias universales es rechazada desde el
tendencias se van a enfrentar y lo apolíneo va a quedar por en- perspectivismo, que reconoce que cuando se le está dando a
cima de lo dionisiaco. Esto se plasma a partir del pensamiento un conjunto de hechos, o a uno en concreto, el calificativo de
socrático-platónico. Esta nueva moral apolínea revaloriza lo «hecho histórico», no es más que un punto de vista que no
reflexivo y lo pensante contra los instintos de la vida, es una puede pretender ofrecer el único sentido que se le pueden dar
moral «contra-naturaleza». Aquí encuentra el filósofo el sín- a esos acontecimientos, ya que, en realidad, son hechos aisla-
toma de la decadencia de Occidente: una tradición que se ha dos y solo se convierten en históricos cuando alguien aplica
constituido en un sistema moral que no tiene en cuenta los va- sobre ellos una interpretación. Nietzsche por su parte rechaza
lores vitales. totalmente estos «hilvanes» y considera inútiles estas preten-
En Nietzsche es esencial la recuperación del concepto de
«vida». Entendemos por vida todo aquello que la filosofía o 46
Nietzsche, F.: Segunda consideración intempestiva. Libros del zorzal, Bue-
tradición occidental ha rechazado. Se trata de la faceta dioni- nos Aires 2006.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
64 65

siones de universalidad y, como veremos más adelante, pro- dad solo podría ser alcanzada en la medida en que el hombre
pone que la utilidad de la Historia es la comprensión de los no gravitase en torno a una conciencia histórica extrema y
hechos por cada ser humano, para que no pierda de vista su aprendiese a sentir de forma a-histórica. Esta sería la única
situación en el tiempo y en el espacio, de manera que sea cons- forma en la que el ser humano activa su capacidad creativa
ciente del devenir histórico al que él también está sujeto. hacia el futuro. En este caso, la concepción que Nietzsche ex-
Trataremos ahora los aspectos que Nietzsche enfoca prin- pone de la Historia sería esa que reprime la vida y venera lo
cipalmente en la Segunda intempestiva. En ella va a exponer que ya está muerto, en el sentido en el que nos sitúa constan-
su tesis acerca del valor y del no-valor de la Historia. Es decir, temente en el pasado sin posibilidad de abrirnos a lo nuevo.
en qué sentido puede ser útil para el hombre y en qué sentido El que el hombre conciba la Historia como un proceso que nos
no. El criterio que va a utilizar para valorar la Historia es si la encamina a un fin sería el intento de dar significado al mundo,
relación entre esta y la vida respeta a esta última. pero al hacer esto el hombre no entiende que el único signifi-
Los seres humanos somos «temporales» por naturaleza y cado posible solo viene dado a través de la capacidad crea-
la relación que establecemos con los acontecimientos y hechos tiva.
del pasado se divide en dos opciones: recordar u olvidar. Es Mediante un análisis de la sociedad y la cultura de su
decir, sentir el pasado de forma histórica o ahistórica. Para época, Nietzsche diagnostica que la Historia se ha vuelto da-
que esta relación del hombre con el pasado sea útil para la ñina para la vida debido a una sobresaturación de la misma.
vida es necesario combinar ambas formas de manera equili- El problema es que un exceso de conocimientos del pasado
brada. acaba por anular la creatividad y la capacidad de producir
El hecho de recordar es inherente al ser humano, pero se nuevos elementos, es decir, de hacer historia. Porque la histo-
da en distintas modalidades según la capacidad de asimilar el ria se hace de modo a-histórico, elevándose por encima del
pasado, lo que Nietzsche llama «fuerza plástica». Existen na- proceso.48
turalezas excesivamente débiles a las que los recuerdos y los Los historiadores que se encargan de componer una His-
hechos pasados les afectan en exceso, y naturalezas excesiva- toria universal han ido conformando este modelo llamado su-
mente fuertes, para las que su sentir se podría describir como prahistórico. Su labor consiste en hilvanar hechos históricos
ahistórico, ya que los recuerdos les son en cierto modo indi- aislados bajo el criterio de determinadas interpretaciones. En-
ferentes. tienden los hechos históricos aislados como el conjunto de la
Por lo tanto, el animal viviría en modo ahistórico, debido a Historia y dan una interpretación o un sentido a los hechos
su condición. El hombre envidia la felicidad del rebaño que que otros han considerado relevantes para convertirlos en His-
pasta tranquilamente, porque él no ha aprendido a olvidar, no toria universal. Nietzsche considera lo suprahistórico como un
ha aprendido a salir de su conciencia histórica, continúa atado error porque se olvida de que un mismo hecho puede tener
a un pasado y, por muy lejos que corra, «la cadena corre siem- varios puntos de vista y puede ser interpretado de muchas for-
pre con él».47 El hombre vive con la carga cada vez más pe- mas.
sada de un pasado que lo encadena. Para Nietzsche, la felici-
48
Vattimo, G.: Diálogo con Nietzsche. Ensayos 1961-2000. Paidós, Buenos
47
Ídem. Aires, 2002, pp. 31-62.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
66 67

El problema se refleja muy bien en la sociedad actual ana- hombre occidental hasta ahora, y lo seguirá siendo si no se
lizando el tipo de información que ofrecen los medios de co- produce un cambio radical (que Fukuyama rechaza y teme),
municación. Su selección de noticias pretende ser también un ser cargado de historia, ¿cómo va a ser ese hombre tam-
«universal». bién un ser con voluntad de poder? La contradicción nos pa-
El objetivo de estos historiadores es hacer ciencia con los rece demasiado radical, demasiado profunda, para que se le
hechos históricos. Debido a la intromisión de la ciencia se ha pueda dar una salida coherente. Fukuyama considera, por
perdido la relación de la historia y la vida. Esta idea se sinte- otro lado, que es el reconocimiento universal lo que permite a
tiza con la expresión fiat veritas, pereat vita.49 Por lo tanto, los individuos ser responsables de sí mismos. Para Nietzsche,
este proceder nos lleva a una acumulación de conocimientos precisamente este reconocimiento universal es el que incapa-
que no son asimilados, sino tan solo «coleccionados». cita al hombre a crear, a avanzar y alcanzar altas cimas. La
El resultado de esta saturación de Historia, que se ha iden- utilización interesada que Fukuyama hace del último hombre
tificado con «cultura», es una sociedad «cultísima», pero «bár- de Nietzsche no soporta ni el más superficial análisis. El nuevo
bara». El fallo es que estos conocimientos que se transmiten hombre de Nietzsche, el superhombre transmutador de todos
están desligados por completo de las necesidades vitales y pro- los valores, debería surgir una vez que, llegado el último hom-
duce que se desestabilice la balanza entre lo histórico y lo ahis- bre al abismo nihilista, se lanza y decide recomenzar desde
tórico a favor en exceso del recuerdo. El producto de la supra- cero. Ese último hombre era ya incapaz de querer y de luchar
historia es una sociedad que es consciente de su temporalidad por nada, como mucho era capaz de desear (función que hoy
pero que carece de creatividad para enfrentar el presente y lan- día podríamos asociar al consumo banalizado). Fukuyama nos
zarse al futuro. propone que sea precisamente ese último hombre, pero que no
Es importante tener en cuenta que Nietzsche no pretende se lanza al abismo, el encargado de mantener y además ex-
una eliminación de la Historia, pues es necesaria, pero solo tender los valores que Nieztsche pretende destruir. Ese hom-
sería útil en la medida en que sirve a la vida y no la encierra bre es defensor de la globalización y de las instituciones in-
en un pasado sin posibilidad de abrirse a lo nuevo. Por tanto, ternacionales encargadas de imponer por la fuerza esos
la Historia es necesaria, pero un exceso de ella destruye la valores universales de Kant supuestamente inmanentes en
propia vida arrastrando también a la Historia misma. La His- nuestra naturaleza. El tecnicismo capitalista de Fukuyama no
toria que paraliza la acción, que nos ata al pasado, que nos se libra de la crítica ni siquiera desde sectores católicos:
hace venerar lo que ya no está, no sería otra cosa que un mal
o una enfermedad del hombre moderno, sujeto a una concien- El hombre democrático descrito por Fukuyama, aquel
cia histórica que le hace perder toda su capacidad creativa. que eligió por el esfuerzo y la disciplina ser amo de su
Entonces, ¿cómo pretende Fukuyama dejar impoluta la rea- situación, deberá ahora ser amo de sí mismo, y la vo-
lización «histórica» de su sistema si acepta de algún modo la luntad de poder será esta vez la mediadora. Aunque
visión de Nietzsche? Si se acepta que el hombre resultante de para Nietzsche la voluntad de poder nunca tuvo por
la construcción del sistema de Fukuyama va a ser, como es el meta el tener en cuenta «al otro», en Fukuyama se
transforma mágicamente en el esfuerzo por ejercer los
49
Que triunfe la verdad aunque perezca la vida. valores cívicos correctos. ¿Cuáles? Aquí hay como un
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
68 69

círculo vicioso encubierto: porque los valores del futuro poder en nuestra sociedad,54 Derrida desconstruirá toda na-
se basarán, para Fukuyama, en ser capaz de seguir to- rrativa rompiendo los vínculos entre lenguaje y realidad...
mando riesgos en la vida para así, nuevamente, ci- A lo largo de la obra de Francis Fukuyama se percibe como
mentar su autoestima (lo que hizo llegar a donde está). las citas a Heidegger se hacen mucho más abundantes, siendo
Entre los «riesgos» Fukuyama menciona las inver- de las pocas que acompañan a las referencias a Nietzsche en
siones en las que valientemente elegirá poner su capi- Nuestro futuro posthumano. Heidegger se consideró el des-
tal o el riesgo que exigen los (costosos) deportes de tructor definitivo de la metafísica occidental y se consideró por
aventura y máxima exigencia y, por supuesto, el riesgo encima de ella. Sus trabajos más profundos versaron sobre lo
ineludible de la defensa militar de las sociedades abier- esencial del ser y el tiempo, haciendo patente la importancia
tas. Pero el hombre ya no tendrá que desgastarse en la esencial de la historicidad en el ser humano. Sin embargo, con-
lucha por la que sus antepasados sometieron la natu- siderando que la Historia está inclusa en el tiempo, el tiempo es
raleza, puesto que esta ya estará dominada. Este héroe la condición que más valor tiene en la constitución humana. La
«nietzscheano» será duro consigo mismo y no se de- consideración del tiempo heideggeriana hace ridicula cualquier
jará seducir por un exceso de satisfacción personal. Los proposición que pretenda dar un sentido a la Historia, ya que
deportes, los emprendimientos de excelencia con capi- siempre va a ser producto de su propio tiempo. La idea del fin
tales propios y la defensa de los otros (y sus capitales), de la Historia de Heidegger tiene otro sentido: se trata de la cul-
llenarán sus aspiraciones. Todo esto cumplirá también minación, en la realización, de la metafísica occidental. Con ella
la exigencia tanto del reconocimiento de los demás, acaba toda una tradición filosófica y queda abierto el camino a
como de su propia autoestima.50 una época de supertecnificación, lo que él llama la «furia de la
técnica».55 En este momento puede considerarse abierto un
La huella que dejó Nietzsche en el pensamiento occidental nuevo periodo en el que todo puede acontecer, incluso los pos-
tardó tiempo en calar y ser comprendida. Sin embargo, eclo- tulados de Nietzsche del superhombre y de la voluntad de poder.
sionará definitivamente en una corriente de pensadores que se Ortega y Gasset, por su parte, también contribuyó al rela-
dedicarán, desde nuestro punto de vista, a aplicar los poten- tivismo y a la superación del punto de vista científico moderno.
tes principios disolventes del alemán a los diferentes campos El campo de su trabajo que nos podría interesar es la suplan-
tradicionales de la cultura occidental. Heidegger se ocupará tación de la razón físico-matemática de comprensión del mun-
de acabar de enterrar la metafísica,51 Ortega y Gasset la Filo- do por la razón histórica y vital.
sofía de la Historia,52 Wittgenstein o Ricoeur sacarán a la luz
las trampas del lenguaje,53 Foucault hará arqueología del Hasta ahora, la filosofía ha sido siempre utópica. Por eso
pretendía cada sistema valer para todos los tiempos y
50
www.kairos.org.ar/articuloderevistaiym.php?ID=1292 .
51
Reiner Schürmann, ¿Qué hacer en el fin de la metafísica? Cahier de l'Herne rada historiográfica», en Scielo, Revista de Filosofía. Disponible en: www.
n° 45, "Heidegger", Paris, 1983. scielo.org.ve/scielo.php?pid=S0798-11712004000300002&script=sci_ar
52
Ortega y Gasset, J.: Historia como sistema. Revista de Occidente, 1964; La ttext .
54
rebelión de las masas. Revista de Occidente, 1959. Foucault, M.: Saber y verdad. Piqueta, Madrid, 1991.
53 55
Balza García, R.: «De Wittgenstein a Ricoeur. La visión de aspectos y la mi- www.ejercito.mil.ar/cee/Resumenes/eticapoder.htm .
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
70 71

para todos los hombres. Exenta de la dimensión vital, la Historia, sino que se realiza la idea autoconsciente de la im-
histórica, perspectivista, hacía una y otra vez vana- posibilidad de afirmar la posibilidad de un fin de la Historia tal
mente su gesto definitivo. La doctrina del punto de vista como se viene entendiendo en la tradición occidental.
exige, en cambio, que dentro del sistema vaya articu-
lada la perspectiva vital de que ha emanado, permi-
Nuevos intérpretes, viejas filosofías: Kojéve
tiendo así su articulación con otros sistemas futuros o
exóticos. La razón pura tiene que ser sustituida por una Kojéve va a ser el espejo que Fukuyama use para mirar las
razón vital, donde aquella se localice y adquiera movi- propuestas hegelianas. Va a ser a través de Kojéve como en-
lidad y fuerza de transformación.56 tran en Fukuyama muchas ideas que no cuadran dentro del
pensamiento hegeliano y sí en ideas marxistas y nihilistas.
Ortega cree que la decadencia de la filosofía-ciencia mo- Dado que parece obvio que Kojéve es la influencia más directa
derna se ha producido por el intento de aplicar los esquemas de nuestro autor, procuraremos hacer una reflexión con un
que se aplican para el mundo de la substancia, de la materia, cierto grado de profundidad.
al ser humano. El ser humano no puede ser cosificado, no Filosofo francés de principios de siglo XX, hace una rein-
tiene substancia ni naturaleza, tiene Historia. Una Historia sin terpretación de Hegel y utiliza la óptica de Marx y Heidegger.
un sentido marcado, una Historia que el propio hombre cons- De Hegel toma la noción de un proceso histórico universal
truye a lo largo de su vida pero que, sin embargo, puede ser dentro del cual la reconciliación se revela con una dialéctica
estudiada para comprenderla. Comprenderla, no en el sentido intersubjetiva, entendida como la del sentido común, dando
científico moderno que buscaría explicarla a través del cono- por resultado la unidad de la realidad perceptible. De Marx
cimiento de sus leyes, sino entenderla, conocer el sentido de toma la secularización y la antropología filosófica del produc-
la vida de los hombres: el mundo es un cosmos de sentidos. Su tivismo, que coloca la actividad de transformación en el cen-
posición puede colocarse en una cierta cercanía al pensa- tro del proceso histórico. De Heidegger toma la interpretación
miento de Husserl, aunque esté mucho más focalizado hacia existencialista del humano como libre y radicalmente tempo-
la preocupación histórica. Obviamente, para Ortega la Histo- ral. Conjugando los tres, presenta una visión de la Historia hu-
ria con mayúscula no existe y, aunque existiese, sería incom- mana en la cual el hombre hace uso de su libertad para pro-
prensible. Como mucho podríamos permitirnos abarcar el es- ducir y moldear su mundo en búsqueda de lo que desea y, al
tudio de varias generaciones, de sus conflictos y sus fines, pero hacer eso, conduce la Historia hacia su extremo o final.
no ir más allá.57 Influenció a varios autores, entre ellos a Sartre, Merleau-
A través de la exposición de estos autores nos encontramos Ponty, Lacan, Bataille, Althusser, Queneau, Aron, Bretón. Tam-
con que, desde su punto de vista, no solo existen otros fines de bién los postestructuralistas Foucault y Derrida tienen alguna
conexión con él. Y en América, a Leo Strauss y, posterior-
mente, a Fukuyama.
56
Ortega y Gasset, J.: El tema de nuestro tiempo. La doctrina del punto de
vista. Obras Completas, vol. III. Alianza Editorial, Madrid, 1986.
Kojéve sigue los términos del «materialismo» de Marx: «He-
57
www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiacontempora
gelianismo invertido» entendiendo el desarrollo histórico de
nea/Ortega/Ortega-RazonHistorica.htm . forma amplia. Este desarrollo ocurre a través de la apropia-
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
72 73

ción y transformación de su mundo material para satisfacer y utiliza al esclavo subordinado para ese extremo. Esto signi-
sus propias necesidades. Mientras que el idealismo de Hegel fica que el amo es dependiente del esclavo y así se invierte la
da prioridad a las formas de sentido que producen el mundo relación de la dominación. En segundo lugar, porque para Ko-
según lo experimentado, Kojéve sigue a Marx en dar una mayor jéve (en cuanto a Marx) «es el esclavo el que trabaja» y por ello
importancia a la producción material y a la satisfacción de los es suya la llave del progreso histórico. Es él y no el amo quién
deseos del ser humano. Mientras que la reconciliación Hege- ejercita su negatividad al transformar el mundo conforme a
liana es, en última instancia, la reconciliación del hombre con como ser humano desea. Así pues, en el nivel material, el es-
el Dios (totalidad o absoluto), para Kojéve se trata de superar clavo posee la llave de su propia liberación, a saber: su maes-
la división del hombre en términos humanistas. Si Hegel ve el tría activa de la naturaleza. Por otra parte, el amo no tiene nin-
final de la Historia como el momento final de la reconciliación gún deseo de transformar el mundo, mientras que el esclavo,
con el Dios o el Espritu, Kojéve (como Marx) lo ve como la tras- insatisfecho con su condición, se imagina un mundo ideal, in-
cendencia de una ilusión en la cual el hombre reclama a Dios. tentando realizar un mundo de la libertad en el cual su valor fi-
Quizás la llave conceptual para la comprensión de Kojéve es la nalmente sea reconocido y sus propios deseos sean satisfechos.
historia universal del deseo. Desear como el motor de la histo- La lucha ideológica del esclavo es superar su propio miedo a la
ria: es la búsqueda de la realización de sus deseos lo que con- muerte y a la lucha de la compensación contra el amo, exi-
duce a las luchas entre los hombres. El deseo para el «recono- giendo el reconocimiento de su valor y su libertad.
cimiento», la validación de humano digno de y la satisfacción Si Marx equipa parte de las ideas en la relectura que Kojéve
de necesidades, propulsa las luchas y los procesos que con- hace a Hegel, Heidegger proporciona la otra parte. De Hei-
vergen para la progresión histórica. La Historia se mueve con degger Kojéve toma el carácter radicalmente temporal, la po-
una serie de configuraciones determinadas, culminando en el sibilidad del ser humano en el tiempo y en el espacio –Dasein.
final de la Historia: un estado en el cual una humanidad común Esta posición puede ser considerada como la aceptación de
y universal finalmente se alcance. una parte de la crítica de Heidegger a la trascendentalidad del
Kojéve sigue la presentación famosa de Hegel de la dialéc- pensamiento occidental.
tica «amo-esclavo» para deducir la superación necesaria de la Para Kojéve, la reconciliación histórica culminará en el re-
desigualdad, de la división y de la subordinación.58 La lucha conocimiento igual de todos los individuos. La Historia, ha-
del amo y del esclavo es bastante destacada por Kojéve. En ella, blando políticamente, culmina en un orden (global) universal
una clase dominante arriesga su vida para conseguir satisfacer sin clases o distinciones –en términos Hegelianos, no hay nin-
sus deseos, sus necesidades. Estos son los amos, mientras que gún «dominador» o «esclavo», solo los seres humanos libres
los esclavos son subyugados y deben satisfacer a los otros. Sin que reconocen y afirman mutuamente a los otros, satisfa-
embargo, esta relación estaría condenada a fallar por dos ra- ciendo a su vez el deseo de reconocimiento igualitario y uni-
zones fundamentales. En primer lugar, el amo desea el reco- versal del género humano.59 Este momento político toma la
nocimiento y la afirmación de su humanidad y valor completos,
59
Fernández Leost, J. A.: «Tras los fines de la historia», en www.nodulo.org/
58
Kojéve, A.: Introducción a la lectura de Hegel. Nueva York, Books básico, ec/2006/n053p19.htm . Reseña del libro de Perry Anderson: Los fines de la
1969. Historia. Anagrama, Barcelona, 1996.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Teleología y finalismo histórico
74 75

forma de ley, que confiere reconocimiento universal a todos La disposición de Kojéve a la culminación de la historia uni-
los individuos, de tal modo que se satisface el deseo del indi- versal es radicalmente ambivalente. Por un lado, sigue a Marx
viduo particular de ser afirmado como igual entre los otros. viendo en términos idílicos el mundo posthistórico, de la li-
Este texto puede servirnos de resumen: bertad universal, emancipación de la guerra y deseo, dejando
espacio para el «arte, el amor, el juego... en fin, todo lo que
L’attenta combinazione dei tre ci fornisce una visione hace al hombre feliz». Sin embargo, Kojéve es sitiado simul-
della storia in cui l'uomo ben stretto alia sua liberta da táneamente por el pesimismo. En su antropología filosófica
forma a se stesso e al suo mondo nella continua identiñ- define al hombre como una voluntad de superarse y su natu-
cazione e realizzazione dei suoi desideri («L’histoire hu- raleza como la lucha y la contestación. El final de la Historia
maine est l’histoire des Désirs désirés», dirá Kojéve nella marca el final de esta lucha, de tal modo que el hombre agota
sua Introduzione ad Hegel), e cosi facendo indirizza la la actividad que había definido su esencia. El final de la His-
Storia verso la sua ñne (intesa sia come culmine od esau- toria lleva consigo la «muerte del hombre». Paradójico, ya que
rimento, sia come obiettivo o completamento). La ricerca se roba al hombre la base definitoria de su existencia en el
del reciproco riconoscimento, la dialettica del signore e momento de su triunfo. Así el hombre de la «Posthistoria» no
del servo, la trasformazione e il soggiogamento dell’am- será no «hombre» como lo entendemos, sino que será «rea-
biente naturale, la lotta per il riconoscimento univérsale nimalizado». Tal es que el final de la Historia que marca la
dei diritti, la dicotomía proletariato/capitalismo, pur tut- «aniquilación definitiva del hombre correctamente enten-
tavia il traguardo assegnato all’umanitá é uno Stato bo- dida».
mogéne universel in cui tutte le contraddizioni vengono Quizás el factor en el que más incide Kojéve respecto a
risolte e tuttiibisogni umanisonó soddisfatti.60 Hegel es en el valor del trabajo. El trabajo es el medio que uti-
lizan los esclavos para crear el mundo «a su imagen y seme-
La culminación económica de las capacidades productivas janza» y alcanzar sus fines de reconocimiento social y polí-
humanas encuentra su apoteosis no en el comunismo, sino en tico. Se trata de un finalismo autosatisfactorio que en poco se
el capitalismo. Por otra parte, como Marx, él creyó que la ex- distingue del motor histórico de Fukuyama: la lucha por el re-
tensión del capitalismo era una fuerza de homogeneización, conocimiento social.
produciendo un estándar cultural globalizado. Kojéve sale del Después de sus extravagantes bandazos políticos, parece
marxismo (y de sus variantes tales como leninismo) recha- que finalmente Kojéve se decantó por la democracia liberal y
zando la noción de que el capitalismo contiene las contradic- por la globalización, rechazando sus previas filiaciones esta-
ciones inherentes que causarán su inevitable fallecimiento. linistas –aunque todavía se discute la veracidad de éstas–. Se
Kojéve creyó que había encontrado una salida a esas contra- dio a partir de ese momento a la construcción de una Europa
dicciones, buscando maneras de unir el sistema del mercado a la que consideraba el producto último de la evolución uni-
a una forma redistributiva que permitiese una distribución versal del hombre. Acepta de este modo la idea hegeliana de
más o menos equitativa de los beneficios producidos. que la historia termina con Napoleón. Estas palabras del pro-
pio Kojéve nos pueden servir de conclusión:
60
Stefanelli, S.: «Alexandre Kojéve», en: www.filosofico.net/kojeve.htm .
Francis Fukuyama y el fin de la Historia
76

Dans un passage de l’Introduction a la lecture de Hegel FRANCIS FUKUYAMA


qui correspond au cours donnél'annéeprecedente, en
1936-1937, on trouve ceci:
L’Homme pense du Monde ce que le Monde est, le
Monde est ce que l’Homme en pense / l’Homme lui-
meme est reellement conforme a l'idée qu’il se fait de
lui-meme /l’Etat est un Savoir, un Wissen ¡l’Homme est
devenu Dieu... De plus, l’Homme (Napoleón) se con-
forme á l’Etat qu’il a creé ¡ il est Citoyen –il sert lui-
meme son ceuvre, il sait ce qu’il fait et ne fait que ce
qu’il sait ¡ il y a done coincidehee absolue entre le Vou-
loir et le Savoir... Napoleón est l’bomme absolument
El hombre
libre et parfaitement satisfait / il sait qu’il est libre / il
le prouve á lui-meme et aux autres. Mais... Napoleón Francis Fukuyama nace el 27 de octubre de 1952 en Hyde
ne sait pas que la Satisfaction vient en ñn de compte Park, Chicago. Hijo de un japonés americano de segunda ge-
du Savoir et non de l’Action (quoique le Savoir présup- neración, Yoshio Fukuyama, que ejerció un papel relevante en
pose l’Action). C’est Hegel done qui est absolument sa- la Iglesia Congregacional y recibió el doctorado en Sociología
tisfait. La Warheit a deux aspeets réel, idéel. La Befrie- por la Universidad de Chicago. Su madre, Toshiko Kawata Fu-
digung est contenue non dans l’Etre qui se revele, mais kuyama fue la hija de Shiro Kawata, fundador del departa-
dans la Révélation de l'Etre. La Warheit, –c’est Napo- mento económico de la Universidad de Kyoto. Pasó su juven-
león revelé par Hegel, c’est Hegel révélant Napoleón.61 tud en la ciudad de Nueva York y realizó su enseñanza
secundaria posteriormente en el State College, Pennsylvania.
Licenciado en Clásicas en 1974 por la Cornell University, fue
formado por Alian Bloom. Será a través de él que Fukuyama
reciba, indirectamente, las ideas de Alexander Kojéve. Des-
pués de pasar un año en la Yale University, en el departamento
de Literatura Comparada, consiguió su posdoctorado en Cien-
cias Políticas por la Universidad de Harvard en 1981 con una
disertación sobre la política externa Soviética.
Perteneció también al departamento de Ciencia Política de
la Corporación RAND, una de los más antiguos think-tanks
americanos, entre 1979 y 1980 y entre 1983 y 1989. Investigó
61
allí varios aspectos sobre defensa y política externa, sobre todo
Pierre Machere. Grupo de estudios La philosophie au sens large. En: stl.re
cherche.univ-lille3.fr/seminaires/philosophie/macherey/mache
en lo que concierne al Este de Asia. Durante este periodo es-
rey20072008/machereyl7102007.html . cribió bastante sobre política soviética y seguridad regional.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Francis Fukuyama
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En 1981 y 1982 fue miembro del Policy Planning Staff del El fin de la Historia y el último hombre. Pensamiento
Departamento de Estado de los EEUU, donde trabajó en as-
pectos de Oriente Medio, siendo también miembro de la dele- El origen de la polémica en torno a esta noción fue la publi-
gación estadounidense en las conversaciones entre Israel y cación en 1989 del artículo «The end of History?», publicado
Egipto acerca de la autonomía palestina. Volvió al Policy Plan- en la revista en la que mantiene un especial control: The Na-
ning Staff en 1989, a la vez que dirigía los asuntos político- tional Interest. El artículo recibió un aluvión de críticas pero
militares europeos. Mientras trabajaba en ello publicó su fa- por eso mismo debemos decir que tuvo enorme repercusión.
moso ensayo llamado «The end of History?» que tanto revuelo Quizás los hechos claves hayan sido el momento de la publi-
causó.62 A partir de ahí su carrera salió a la luz y ha sido im- cación –cuando parecía que la URSS iba a caer en breve– y lo
parable, a la vez que vez más conocida y criticada. Entre atractivo del título de la obra. Tras publicar algún que otro ar-
1996-2000 fue profesor Omer L. And Nancy Hirst de Política tículo respondiendo a sus críticas, se decidió a ampliar y fun-
Pública en la School of Public Policy en la Gerge Mason Uni- damentar más profundamente su trabajo. El resultado fue The
versity. Fue miembro del Consejo de Bioética entre 2001 y end of History and the last man, publicado en 1992. Se trata
2005. Pertenece a diversas asociaciones y grupos de presión.63 de una obra relativamente sencilla asequible al gran público.
Principalmente, ha sido destacada su filiación al neocon- El contenido filosófico es un recurso de apoyo para la elabo-
servadurismo durante la mayor parte de su trayectoria polí- ración de un discurso sociopolítico claro.
tica. Fue de los principales personajes que presionaron para Nos resulta imposible dejar de reflexionar acerca de las
el ataque de EEUU a Irak buscando el derrocamiento de cronologías en la que nos estamos moviendo. El primer artí-
Saddam Hussein. Recientemente su posición ha cambiado li- culo aparece, quizás más tímidamente con una interrogación,
geramente y se pueden encontrar en sus últimos artículos crí- durante la decadencia de la URSS, el libro nace como una po-
ticas a la posición del gobierno Bush y a la gestión en Irak.64 tente autoafirmación después de la caída de la URSS. Una pri-
También ha escrito un libro en el que trata el tema del neo- mera especulación que tiene en cuenta solo fechas y palabras
conservadurismo dándolo por superado. Existen numerosos nos puede llevar a una simple, pero importante conclusión:
sitios en Internet que sintetizan toda su producción bibliográ- ¿Hubiese sido posible este tipo de consideraciones en la dé-
fica.65 cada de los 70? La importante «máquina» analítica estadou-
nidense produjo una enorme documentación sobre política in-
ternacional, pero jamás se hubiese planteado un «fin de la
Historia». Decimos entonces que el escrito de Fukuyama es, en
62
www.sais-jhu.edu/faculty/fukuyama/Biography.html . primer lugar, producto de su tiempo en un sentido amplio de
63
www.bookrags.com/biography/francis-fukuyama . la palabra. ¿Puede entonces alguien consciente de su tempo-
64
en.wikipedia.org/wiki/Francis_Fukuyama . En la Wikipedia se puede en- ralidad afirmar la universalidad de su propio pensamiento?
contrar una buena síntesis del contenido de las cartas enviadas a los dis- Fukuyama lo hace. Y en segundo lugar, ¿por qué volver a
tintos presidentes de los EEUU y del pensamiento de Fukuyama en sus úl-
timos artículos.
anunciar el fin de la Historia tan repetitivamente? ¿No es cada
65
fukuyama.lindosblog.com — wd.hudson.org/learn/index.cfm?fuseaction
una de las afirmaciones, de nuevo, una consecuencia de sus
=staff_bio&eid=FukuyamaF propias circunstancias? Si, según Fukuyama, nada ha cam-
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biado radicalmente desde el fin de la Historia de Hegel (1806), térprete de Hegel que toma elementos de Marx y Heidegger, la
¿por qué apoya el fin de la historia de Kojéve y él mismo re- cosa no es fácil. Menos aún si se da el caso, del que estamos
lanza la idea? ¿No será que ha existido en todos ellos un cierto ya a estas alturas prácticamente convencidos, de que la expo-
temor, una desconfianza, que les haya llevado a pensar que la sición filosófica tiene solo una función de eje de apoyo para
Historia ha sido así pero podía haber sido de un modo com- otro tipo de discurso. A partir de ese momento, «todo vale», es
pletamente distinto? Podríamos considerar el fin de la Histo- decir, se puede tomar de cada cual lo que interesa. Y desde
ria cuando es lanzado a grandes gritos al escrutinio público, esa perspectiva la crítica «racional» a los argumentos carece
como una expresión del poder dominante ante posibles des- de sentido y funcionalidad, por lo menos desde el punto de
víos del camino señalado por él. O considerarlo como el re- vista filosófico. Otros campos de la obra se integran en el
lanzamiento de ciertos valores del espectro dominante ante mundo de la ciencia y, desde ese punto de vista, son discuti-
momentos de crisis de valores en la sociedad que controlan: bles racionalmente; sin embargo, el gran número de aspectos
los fines de la Historia suelen proferirse en momentos cumbres que abarca nos hace imposible la tarea. Habría que llevar el
de civilizaciones justo antes de que comience su declive. discurso, desde nuestro punto de vista, a los siguientes as-
Puede aceptarse o no la teleología o el finalismo histórico, pectos:
pero lo que se debe tener siempre en cuenta es el carácter ideo- – Economía de mercado.
lógico de toda aplicación de un sistema teleológico a la reali- – Neoliberalismo.
dad empírica. Este es la temporalidad que tan bien describía – Análisis de la naturaleza del triunfo liberal (acumula-
Heidegger. En esa temporalidad, y ya conscientes de la ideo- ción capitalista).
logía del fin de la Historia, podemos pasar a describirla. Para – Relaciones democracia-capitalismo.
el marxismo se trata de una ideología de una clase social par- – Epistemología de las ciencias (la importancia de esta vía
ticular, en Hegel, la burguesía triunfante, con su culminación queda demostrada por la trayectoria futura del autor,
neoliberal en Fukuyama.66 Para otros, se trata simplemente véase Nuestro futuro posthumano).
de una expresión más del paradigma posmoderno. Los más – Sociología-Antropología.
atentos a la realidad geopolítica dirán que se trata de una sim-
ple justificación del imperialismo norteamericano en el mun- A lo largo del libro se desarrollará –con varias idas y veni-
do. das, saltos y vaivenes– la idea principal de que se ha llegado
Sea como fuere, creemos necesario, después de todo el ca- al fin de la Historia, a una sociedad sin clases, que es el estado
mino recorrido, llevar a cabo una exposición lo más ajustada democrático liberal. Se apoyará para ello en varios ejes que
posible del pensamiento de Fukuyama expuesto en su obra El serán repetitivos a lo largo del discurso del estadounidense:66
fin de la Historia y el último hombre. Intentaremos realizar la – La imposibilidad de una vuelta del marxismo y de su in-
tarea lo más ordenadamente posible, aunque la disposición adaptabilidad a la economía y sociedad abierta actuales.
del texto, con constantes cambios de dirección y alusiones
varias, no ayuda demasiado. No intentaremos dilucidar el por- 66
Videla, J. M.: Contra Fukuyama: Modernidad, globalización y fin de la his-
qué de cada uno de los asertos del autor, sino solo los más des- toria. Universidad Nacional de San Juan. En: www.oei.org.ar/edumedia/
tacables. Y es que, si su lectura más influyente es la de un in- pdfs/T09_Docu2_ContraFukuyama_Videla.pdf .
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Solo queda el viraje al mercado y, como mucho, la so- Fukuyama comienza su obra intentando recuperar la vali-
cialdemocracia. dez de la idea ideológica y la confianza en la democracia de
– Un argumento histórico fundamentado que habla de mercado. Achaca el pesimismo histórico del hombre, su des-
una tendencia general hacia la democracia liberal, hacia crédito respecto a su propia misión en el mundo, a los acon-
la que todo el mundo se dirige inexcusablemente. Una tecimientos del siglo XX: dictaduras de izquierdas y de dere-
democracia caracterizada por garantizar unos derechos, chas. Es decir, hace lo que él precisamente cuestiona de sus
mantener la representatividad y ejercer una gestión eco- críticos: responder a una crítica filosófica con acontecimientos
nómica neoliberal. El fin de los autoritarismos peninsu- históricos.
lares y sudamericanos podrían ser el bucle que permite Gran parte de la primera sección del libro va destinada al
este nuevo terreno histórico. intento de llevar al hombre hacia un pensamiento «positivo»
– Una base filosófica en Hegel y Kojéve que pretende ser y «constructor» de sí mismo. Para ello nos dice que debemos
el cimiento legitimador del resto del discurso, junto con confiar en la ciencia natural para satisfacer nuestros deseos.
una esencial creencia en la moral universal kantiana. Y es que la ciencia crea progreso porque:
Los motores de la Historia son: – Otorga ventajas militares a quien la posee.
· La ciencia natural moderna. – Es acumulativa y direccional.
· El deseo de reconocimiento. – Establece un horizonte uniforme de posibilidades de
producción económica.
Otros han sintetizado así los significados del fin de la His- – La tecnología permite la creación infinita de riqueza y la
toria: satisfacción de las aspiraciones humanas.
1. Como profecía: no pasa de ser una expresión de un de-
seo y es imposible de justificar. Una vez clarificadas las ventajas de la ciencia debemos so-
2. Como constatación del fracaso histórico de las socieda- meternos a ellas, ya que la ciencia es la que determina una
des antiliberales o preliberales. organización social óptima basada en la funcionalidad y la efi-
3. Como hipótesis psicológica según la cual la necesidad ciencia. Este tipo de organización no puede traer otra conse-
de reconocimiento que todo humano se gestiona mejor cuencia que el capitalismo: Fukuyama trata de demostrar
en una sociedad liberal donde la competencia y la di- como el socialismo no se adaptó a la revolución de la infor-
versidad que genera el libre mercado dan más opciones mación y la informática, ya que solo los sistemas abiertos pue-
al libre desarrollo de la personalidad. den hacerlo. Pero reconoce que la existencia y evolución de la
4. Como hipótesis según la cual la sociedad evolucionará ciencia moderna no puede explicar por sí sola el advenimiento
hacia la extensión del liberalismo de manera irreversible. de la democracia. Por ello debe recurrir a la lucha por el re-
5. Como observación del hecho que hay un vocabulario conocimiento. Trata de dejar claro, por tanto, que el análisis
que ya no sirve para explicar la Historia.67 marxista de la realidad no es óptimo [ver COMENTARIO I en pág.
111].
67
Alcoberro, R.: «Francis Fukuyama: una presentación». Filosofia i pensa-
La lucha por el reconocimiento se produce cuando el hom-
ment. En: www.alcoberro.info/planes/fukuyama.htm . bre vence sus instintos primarios alcanzando metas más ele-
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vadas. El instinto primario es el de autopreservación, pero lo bre que nace con la Revolución tiene espíritu de esclavo, solo
deja de lado por una lucha a muerte que no tiene otra razón posee el instinto de autopreservación y entonces no luchará
de ser que el reconocimiento. En la primera lucha a muerte para alcanzar altas metas.
por el reconocimiento se produce la sumisión de uno de los Una vez situados con esta introducción, pasamos a los por-
dos luchadores que, ante el temor de la muerte, sucumbe al menores que Fukuyama irá analizando en cada uno de los ca-
deseo de autopreservación antes que al de hacerse valer. Esta pítulos del libro.
idea viene obviamente heredada de Hegel a través de Kojéve. Fukuyama nos habla en primer lugar del pesimismo, un
Alude Fukuyama a las tres partes del alma en Platón y al pesimismo que achaca a la crisis política del siglo XX y a la cri-
thymós, este último capaz de crear una especie de justicia in- sis intelectual de la ciencia moderna. Piensa que este pesi-
terna: mismo es irreal y que debería replantearse teniendo en cuenta
– Si eres tratado como crees que debería ser: orgullo. la debilidad demostrada por los Estados «fuertes» como Ale-
– Si vives por debajo: vergüenza. mania o Rusia. A la vez, el raciocinio de las sociedades hace
– Si no te tratan como crees que debería ser: ira. que caigan las dictaduras: Europa del sur (España, Portugal,
Turquía…) por falta de legitimidad interna y preparación del
La Revolución Francesa habría acabado con la dicotomía se- pueblo para la democracia.
ñor/esclavo; cada uno es reconocido en su dignidad y garan- Por la misma razón cae la URSS, que, si bien tiene una base
tizados sus derechos por el Estado. Deja entrever que es este causal económica, su gran fallo fue su imposibilidad de con-
factor el que se olvida en el pensamiento anglosajón, básica- trolar el pensamiento, algo totalmente necesario para su sis-
mente en Locke y Hobbes, ya que estos ponen todo su interés tema. Una vez planteadas las carencias de la URSS, inicia un
en lo material. Cree haber conseguido explicar la industriali- enaltecimiento de los progresos de la democracia liberal tanto
zación con la unión de estos dos factores: ciencia natural más en Europa occidental como en América del Sur y en Asia.
deseo de reconocimiento. La industrialización conduce a la Estos grandes triunfos liberales dejan claro que hoy día el ser
democracia liberal, que es el culmen del desarrollo histórico, humano no se plantea otra realidad que la democracia liberal,
pues reconoce universal y recíprocamente a todos sus partici- asumiendo, eso sí, sus problemáticas. La Historia universal se
pantes [ver COMENTARIO II en pág. 112]. La ética de trabajo sirve dirige así a una revolución liberal.
para canalizar el deseo de reconocimiento y crear un hori- En cuanto a la idea para una Historia universal –para lo
zonte común en el que los hombres puedan vivir. También cual sigue los pasos de Hegel– hace un repaso como el que
aplica esto a la geoestrategia: entre Estados, las democracias nosotros hemos llevado a cabo. Habla del mundo clásico y de
liberales no suelen entrar en guerra porque se reconocen por cómo para ellos era imposible establecer una Historia racional
igual. e inteligible. Se trata así de una voluntad cristiana, de generar
Afronta las críticas que le llegan, según él, desde la iz- un destino para el hombre dándole una posibilidad de reden-
quierda y desde la derecha. Las de la izquierda no son muy te- ción. Se crea un límite: el juicio final. La modernidad, con su
nidas en cuenta, ya que dicen que no se llega al fin de la His- idea de progreso, hace que se creen escalas. La acumulación
toria por la desigualdad económica. La derecha (en la que él de conocimiento lleva indisociablemente al progreso. Será
introduce a Nietzsche) hace una crítica más profunda: el hom- Kant quien intente crear una idea universal para la Historia.
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Según él, para Kant, la Historia se dirigía hacia una república Analiza otra serie de teorías como la positivista (Compte) la
total de democracias liberales. Esta idea es harto criticable darwinista (Spencer) y la culturalista (Spengler y Toynbee), a
como veremos más adelante [ver COMENTARIO III en pág. 112]. las que otorga poca importancia. Le parece reseñable la teo-
Además, Kant dejó su trabajo a medio hacer en relación a la ría de la modernización, según la cual –cómo no– de da una
idea histórica. tendencia general hacia el liberalismo ya que está demostrado
Será Hegel el encargado de elaborar una Historia universal. que los países más atrasados acaban por parecerse a los más
El progreso ya no viene dado por las ciencias, sino por la dia- avanzados. Esto ocurre por el mecanismo del deseo: ninguna
léctica. Cree que Hegel toma de Platón la idea de los debates sociedad involuciona porque no quiere perder los bienes a los
en los que vence quien menos contradicciones tiene y la tras- que está acostumbrado. Las leyes por las que sabemos que las
pone a los Estados y a las civilizaciones. En ese sentido, se sociedades no vuelven atrás fueron descubiertas por la cien-
produciría una continua mejora de individuos y Estados que cia natural, que es en sí acumulativa y direccional. Es ella la
siempre genera nuevas contradicciones. El fin de la Historia que da el dinamismo a la Historia, ya que, quien la posee,
solo llega cuando se alcanza la libertad del hombre, un hom- puede vencer las guerras de las que solo sobreviven los más
bre que no es universal por naturaleza, sino que se construye eficaces. Así ocurre en el caso de Japón o del Imperio Oto-
con su Historia. Esta idea de Hegel, aunque citada, parece que mano, obligados a modernizarse o morir…
no es asumida por Fukuyama porque no le conviene. Se queda ¿Cómo consigue la ciencia direccionar la Historia? Por la
así con la idea de la ética universal kantiana. competencia entre países y por la progresiva conquista de la
Llegado a este punto cree necesario intentar responder a la naturaleza por el hombre.
cuestión de si es posible escribir una Historia universal en sen- El problema es que la ciencia es amoral, el hombre la per-
tido cosmopolita. Quizás sea posible poder responder que sí, sigue porque de ella obtiene una satisfacción, pero el uso que
ya que nadie escapa a la influencia de la cultura contemporá- hace de ella no depende de sí misma. Expone algunas de las
nea. Acontecimientos como la existencia del bloque soviético propuestas alternativas a la evolución científica direccional,
son necesarios para la conformación de la democracia en Oc- como el ecologismo con base en Rousseau. Este criticaba la
cidente. El holocausto y barbaridades similares son hiatos en vanidad infinita del hombre y su capacidad de consumo cons-
la Historia que se producen por causas especiales y concre- tante, incapaz de convivir con la naturaleza en lugar de do-
tas. No todo lo que se produce en la Historia tiene referencia minarla. Para Fukuyama, una sociedad consumista jamás po-
a un final, pero en conjunto sí [ver COMENTARIO IV en pág. 112]. dría volver atrás tecnológicamente, sus integrantes no lo
Kojéve es el gran intérprete de Hegel en nuestro siglo, algo soportarían. Y eso por no hablar de las consecuencias de un
muy importante ya que lo hace después de Marx, al que, según Estado desprotegido a nivel internacional, que sería invadido
Fukuyama, Kojéve da muy poca importancia. Según Kojéve, la rápidamente.
teoría hegeliana se encuentra totalmente vigente. Las revolu- La ciencia natural da continuidad al progreso y hace dis-
ciones rusa y china no hacen otra cosa que obligar al resto de currir linealmente la Historia con transformaciones que van
Estados a olvidar su esencia preliberal y contribuir ellos mis- siendo semejantes en todas las zonas del mundo. Y es que, al
mos a la extensión de sus principios. Es decir, las revoluciones crear más deseos, empuja constantemente al hombre para
obligan a culminar en otra parte del mundo el ideal capitalista. conseguirlos. Intenta establecer los lazos existentes entre la
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industrialización y la democracia. Cree que la industrializa- mico y por ello surgen «hiatos» en la Historia que también
ción lleva al capitalismo, pero no tiene por qué llevar a la de- deben ser explicados e incluidos en ella.
mocracia. Sin embargo, también opina que los Estados cen- Y es que la ciencia existe desde hace cuatro siglos y antes
tralizados no pueden encarar la revolución informática y en ya había Historia que debe ser explicada sin Ciencia. Debe-
general adaptarse a nuevos contextos (los problemas de China mos preguntarnos entonces cómo es que se llegó a ella más
con Internet, etc.). El número de productos en el mercado se allá de una mirada económica. La pregunta de fondo es si la
hace inabarcable para ser controlado centralizadamente. democracia liberal da al hombre lo que este quiere y si habría
Compara la evolución de América del Sur, cuyo desarrollo un régimen que le satisficiese mejor. Se trata no de economía
fracasó por las medidas proteccionistas –y como bien dice Fu- o sociedad, sino de filosofía, y hay que retrotraerse a la natu-
kuyama, por la preocupación por el trabajador–, con los tigres raleza humana. Debemos analizar el primer hombre, el que
asiáticos, que crecieron enormemente gracias a seguir las pau- lucha por el reconocimiento, y preguntarnos si nuestra socie-
tas liberales de apertura. La teoría de la dependencia no tiene dad tiene contradicciones no materiales, sino ideales, que la
sentido para él, más bien apoya todo lo contrario: los países en puedan hacer estallar.
desarrollo tienen ventajas respecto a los que ya están desa- Uno de ellos –el más importante– es la lucha por el reco-
rrollados al poder importar la tecnología más avanzada di- nocimiento. El hombre puede ir en contra de su instinto ele-
rectamente. mental de autopreservación y de este modo autoconcienciarse
Volviendo al hilo central que interesa a Fukuyama, la rela- como hombre, es decir, a aceptar su propia naturaleza. Esto
ción ciencia-democracia. Afirma estar convencido de que la permite dejar una isla fuera de la explicación de la ciencia na-
Ciencia lleva a la democracia por una serie de razones: tural. El hombre no busca solo materiales, sino respeto y re-
La democracia puede mediar en el conjunto de intereses conocimiento. La libertad comienza entonces donde acaba la
creados por una economía moderna: A más dinero más plu- naturaleza, libertad es poder desprenderse de la naturaleza.
ralidad (Europa del Sur), degeneración de los totalitarismos, Esta visión, que es la que según Fukuyama nos da Hegel del
industrialización que produce clases medias (Japón es un hombre, llega a unas conclusiones semejantes que las de los
ejemplo evidente) [ver COMENTARIO V en pág. 113]. pensadores anglosajones Locke y Hobbes, aunque la concep-
Considera, pese a ello, que no existe un vínculo directo ción humana de estos últimos sea radicalmente distinta. De-
entre economía y política. Considera obvio que los regímenes dica bastante esfuerzo a hacer notar las diferencias entre los
autoritarios pueden crecer mucho más rápido que los demo- pensamientos de estos autores. Concluye que podemos dividir
cráticos y que, por lo tanto, la democracia es una opción cívica al hombre en tres aspectos:
y no económica (¿no afirmaba que un Estado centralizado o – Deseo: naturaleza humana.
autoritario no podía crecer en una economía como la actual?). – Razón: sobreposición a la naturaleza, actividad racio-
Acepta que su interpretación económica de la realidad puede nal.
ser hasta cierto punto marxista, pero llega a otras conclusio- – Thymós: amor propio, voluntad de reconocimiento.
nes. ¿Es eso posible? El marxismo podía satisfacer las nece-
sidades económicas de la población, sus deseos, pero no otras Si no somos reconocidos como creemos necesario se ge-
facetas del hombre. El individuo no es exclusivamente econó- nera en nosotros la ira, que se sobrepone al deseo y a la razón.
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El comunismo no permitía la realización thymica del hombre gresivamente. Fukuyama trata de explicar el porqué de la no
y por ello las personas se revelaban contra él. El reconoci- transición general al sistema democrático liberal [ver COMEN-
miento universal comunista hizo que precisamente nadie se TARIO VI en pág. 113]. Apunta varios problemas: desigualdad,
sintiese reconocido. Las revoluciones que transforman todo religión, raza, experiencia histórica, propensión a la sociedad
no vienen tanto del deseo o de las necesidades económicas civil. Otras causas del freno del crecimiento liberal son: el
como del thymós, que da el coraje para arriesgar la propia Islam, la antiglobalización-antiliberalismo o el fracaso de las
vida. Esto puede ser visto de un modo positivo o negativo. Va- medidas liberales.
rias fueron las formas de entender el thymós y tratarlo: Se introduce posteriormente en temas de geoestrategia y
– Platón: ataca la megalothymia de los príncipes, exceso política que se salen quizás de nuestro interés y se entroncan
de voluntad de ser reconocidos. más con obras posteriores del autor. Comenta la política «rea-
– Maquiavelo creía que se debía canalizar ese thymós con- lista» americana de tradición kissingerista, con bases amora-
traponiéndolo a otro, es decir, canalizar la maldad para les de lucha por el poder militar, en la cual solo existen ami-
fines positivos. gos o enemigos. Cree que es un modo de ver las relaciones
– Hobbes-Locke erradican el thymós de la política. mundiales influido por el Leviatán de Hobbes, aunque reco-
– Nietzsche critica la idea de un mundo de burgueses que noce que el globo ya no funciona así. Las guerras se producen
solo buscan la autopreservación. también entre Estados por el deseo de reconocimiento. Una
modernización de la política puede evitar esto. Así, Japón ha-
El sistema democrático permite la realización thymótica bría trocado su poder político-militar en Asia por el control
de todos los individuos a través de una isothymia: recurre de económico, satisfaciendo su thymós sin provocar problemas
nuevo a Hegel. Una vez que nos encontramos con unos indi- [ver COMENTARIO VII en pág. 114].
viduos que han aceptado la servidumbre para que unos seño- Cree que los países que alcanzan la democracia liberal se
res tengan la vida resuelta, se dedican a trabajar y a progre- hallan en la Posthistoria. Sin embargo, seguirán teniendo re-
sar. Producen y tienen algo contra lo que luchar, su trabajo se laciones con la «Historia» por cuestiones de petróleo e inmi-
va convirtiendo en un elemento humanizador. Se crea así una gración básicamente. Los estados posthistóricos seguirán doc-
ética de trabajo y tecnología propias para imponerse a la na- trinas prescriptivas en política exterior entre ellos y realistas
turaleza. El siervo comienza a concebir la libertad en abs- con los históricos, mientras estos se relacionarán siempre con
tracto, cosa que el señor no puede hacer. El siervo se «auto- doctrinas realistas.
educa» y en esa educación se gestan los principios de igualdad En este punto, da por sentada ya la demostración de que la
y libertad. Un momento clave para esa educación será el cris- democracia liberal es la única opción posible en nuestro fu-
tianismo, Dios como abstracción de libertad, y un mundo de turo. Acepta solo la crítica de la derecha de que el reconoci-
esclavos que mueven la Historia y se realizan thymicamente a miento no es oportuno dentro de esta sociedad, ya que se su-
través de su esfuerzo en el trabajo. pone que todos somos iguales. Ha triunfado el ideal cristiano
La Revolución Francesa plasma los principios cristianos que tanto criticaba Nietzsche. El hombre democrático es capaz
instaurando el dominio de la ciencia natural y del reconoci- de satisfacer necesidades triviales con cálculos a largo plazo,
miento igualitario, que se irán transmitiendo al mundo pro- es solo deseo y razón. El hombre deja de tener valor propio y
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autoestima. Considera que los protagonistas de la Revolución La democracia es así la culminación de una Historia di-
Rusa eran personajes superiores y carismáticos y por ello eran reccional en la que se reconocen tanto la razón como el deseo
alabados, sin embargo crearon una sociedad donde personas y el thymós. Esta idea final y clave del libro no la cambiará
como ellos no podían destacar. Y es la conciencia histórica la Fukuyama a lo largo de su obra. La utilizará, de hecho, como
que según Fukuyama nos impide crear unos valores para el fu- base legitimadora para lanzar discursos sobre otras materias,
turo, ya que somos conscientes de que hubo muchos y siem- sea geoestrategia, política o sociología. Tampoco admitirá las
pre fracasaron. El último hombre no puede crear nuevos ho- réplicas de sus críticos y solo cambiará de opinión a través de
rizontes, es relativista. Fukuyama elabora aquí una crítica al la autocrítica –que no es propiamente tal– en su obra Nuestro
utilitarista modo de vida y moralidad de la sociedad ameri- futuro posthumano.
cana. Llega a afirmar que es triste que, debido a la autopre- En ella ocurre lo que resultaba obvio: deja de lado su base
servación, en EEUU se llegue a discutir por el hecho de fumar filosófica y se deja caer completamente en manos del discurso
pero no por creencias o ideas políticas. Finalmente, lleva al tecnológico-cientifista. La Historia no termina hasta que la
final del arte, de las creencias y de la propia filosofía; nada ciencia no termine. En especial los avances de la biotecnolo-
nuevo se puede decir. Solo cuando hay injusticia hay lucha por gía nos hacen pensar que la Historia pueda volver a comenzar.
el reconocimiento. Podremos manejar nuestros desequilibrios, dejaremos de sen-
Acepta que no puede apoyar las teorías de Nietzsche pero tir (sufrir, sentir dolor o tristeza, puede ser combatido me-
dice que es cierto que la democracia no puede englobar todos diante drogas o genética). Es algo muy parecido al Brave new
los deseos de reconocimiento del hombre [ver COMENTARIO VIII world de Aldous Huxley. La base del argumento es que él afir-
en pág. 114]. Existen varias formas de dar salida al thymós: maba que la Historia tenía un sentido porque el ser humano
– A través de la actividad económica-empresarial. A modo tenía una naturaleza común. Si esa naturaleza varía, tendre-
maquiavélico, se canaliza esa voluntad para el bien ge- mos cambios en los derechos y en el desarrollo social que tras-
neral. tocarán la Historia. En el fondo el escrito tiene más que ver
– A través de la política. con la política y la reglamentación que con la argumentación
– Con pasos al mundo histórico: por eso es bueno que filosófica.
exista el Tercer Mundo, para dar salida a la voluntad de
reconocimiento de los miembros del primero, que, por
lo que se intuye, tienen más valor.
– El fútbol sustituye a la guerra y los deportes de riesgo al
riesgo diario. Es necesario que los hombres tengan algo
por lo que luchar, formas de dar salida a su megalothy-
mia, ya que si no acabarían por destruir ellos mismos la
democracia liberal. La I Guerra Mundial y la Francia del
68 son ejemplos de explosiones de sociedades sin desa-
fíos.
CRÍTICA

Si la producción bibliográfica de Fukuyama es de por sí bas-


tante considerable, qué se puede decir de la cantidad de papel
que ha corrido para criticarle. Sería imposible realizar un
elenco razonablemente comprensivo que incluya la mayor
parte de las críticas. Quizás la esencia del aluvión de descali-
ficaciones sufrido por sus escritos estribe en dos factores que
siempre agudizan la tensión: sus claras connotaciones políti-
cas y el intento de legitimación filosófica.
Abarca extensos campos científicos con sus propias indio-
sincrasias y debates internos: Historia, Sociología, Economía,
Antropología, Ciencias Políticas, Biología… son algunas de las
ciencias en las que se apoya.
Tras haber comparado y analizado gran número de críti-
cas y recensiones de obras de Fukuyama, podemos clasificar
las críticas en dos tipos:
– Descalificaciones sin ningún tipo de base analítica. Ge-
neralmente pecan de errores básicos de apreciación que
demuestran no haber leído si quiera al autor, guiándose
tan solo por el «visto y oído». Suelen ir relacionados con
puntos de vista políticos.
– Críticas con una cierta base en algún tipo de conoci-
miento, sea este científico o no.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Crítica
96 97

Veamos algunos ejemplos. tamos hablando de Samuel Huntington y de Derrida. Daremos


Críticas a los fundamentos científicos que emanan de los una sintética visión de cada una de sus posturas.
campos propios de cada una de las ciencias. Podríamos poner
un ejemplo en la Sociología. Fukuyama se apoya principal-
Samuel P. Huntington
mente en sociólogos de una vertiente del conservadurismo ra-
dical, y en ellos fundamenta sus asertos sobre la conveniencia Pensador estadounidense vinculado al grupo «neoconserva-
para tal sociedad de una democracia liberal. Igualmente nos dor» al que perteneció activamente. Esta apreciación nos
da una visión sobre la economía un tanto sesgada. En Histo- habla palmariamente de su perfil y de sus fines. Pero no de-
ria destacan las críticas de Eric Hobsbawm o Josep Fontana. bemos quedarnos en tan superficial consideración y pasare-
Respuestas filosóficas. Lejos de lo que pueda parecer, en mos a ver a fondo sus planteamientos expuestos en su obra
este ámbito, pocas han sido las críticas fundamentadas que más conocida, The Clash of civilizations.69
ha recibido. La más sonada ha sido la lanzada por el filósofo Hay que decir que su labor no se encuentra dentro de un
francés Derrida en Los espectros de Marx. La posición de paradigma filosófico o histórico, sino político y geoestratégico.
Gianni Vattimo sería, desde nuestro punto de vista, la de una Nos encontramos, por tanto, no ante un historiador, sino ante
crítica nihilista a Fukuyama, sin embargo no estamos al co- un político que, como tantos, al pasar a un segundo plano se
rriente de una recensión directa por parte del pensador ita- transforma en una especie de comentarista-orientador. No
liano sobre los escritos de Fukuyama. posee una teoría de la Historia, pero sí una base histórica só-
Respuestas teológicas. Gran cantidad de grupos cristianos lida. Cuando lleva a cabo una mirada retrospectiva para un
han atacado los escritos de Fukuyama considerándolos como análisis diacrónico, bebe de otros autores y pasa los datos por
amorales e interesados. Es lógico teniendo en cuenta que sus- el filtro de sus postulados. Huntington no habla de filosofía.
tituye el final de la Historia divino por uno mundano, que es No debemos situarlo en el mismo plano que Fukuyama ni bus-
además, para el cristianismo, absolutamente banal. car sus raíces en pensadores como Hegel o Marx, a los que
Consideraciones políticas y geoestratégicas. Puede men- ordinariamente no menciona por razones que posteriormente
cionarse la de Samuel Huntington, pero también desde la es- se aclaran.
fera política la de Hugo Chávez o Evo Morales, que rechazan Los fundamentos en los que se apoya son bastante disper-
la visión del estadounidense y todo lo que esta conlleva. Qui- sos y pueden localizarse en autores preocupados por concep-
zás podríamos incluir aquí a Perry Anderson, ya que opone ciones culturalistas o en el desarrollo de las diversas civiliza-
al fin de la Historia el resurgimiento del fundamentalismo, el ciones, como Spengler o Toynbee. También realiza múltiples
nacionalismo y el socialismo.68 alusiones a historiadores pertenecientes a la escuela de los
Ante la imposibilidad de una exposición detallada de cada Annales, como Fernand Braudel o Jacques Le Goff, buscando
una de las posturas aquí mencionadas, nos proponemos ex- apoyo en los «tiempos históricos variables» creados y defen-
poner dos críticas fundamentadas y que –creemos– pueden didos por estos.
dañar la línea de flotación del pensamiento de Fukuyama. Es-

68 69
www.ejercito.mil.ar/cee/Resumenes/fineshist.htm . Huntington, S. P.: El choque de civilizaciones. Barcelona, Paidós, 1997.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Crítica
98 99

Su sólida teoría surge como reacción a las ideas de Fuku- valida todo posible «universalismo» en él y, por lo tanto, toda
yama. Si aquel decía que toda evolución había terminado, que creencia en la necesaria imposición de los valores occidenta-
el triunfo de la democracia liberal era indiscutible e irreversi- les, al contrario de lo que los críticos de izquierda han inten-
ble, Huntington opina que todavía queda mucho por hacer, ya tado hacer ver.
que en el futuro las luchas internacionales no serían motiva- Si en algún momento podemos relacionarlo con un fin de
das por la ideología o la economía, sino por divergencias cul- la Historia, es en su concepción de la cultura occidental: Oc-
turales, y estas siguen existiendo y pueden –de hecho lo están cidente es uno y en su interior no hay divisiones: se han al-
haciendo– acentuarse cada vez más. Prueba de ello serían los canzado la libertad y la igualdad, también en el sentido mar-
fundamentalismos religiosos y las importantes tensiones entre xista, es decir, una sociedad sin clases, y por lo tanto no
regiones culturales. Desde esta perspectiva, el diseño de Fu- debería existir la conflictividad social.
kuyama es considerado como ingenuo y simplista. Mucho se ha debatido sobre si es continuador o no de Fu-
A partir de estos planteamientos, establece una clasifica- kuyama. La comparación es inevitable, ya que los escritos de
ción global por civilizaciones y una serie de probabilidades de Huntington nacieron como una reacción a aquel y por ello
conflicto o tirantez entre las mismas. Estos diversos niveles gozan de tanta popularidad. Este debate puede enfocarse
de tensión los establece a partir de variables básicamente eco- desde diversas perspectivas:
nómicas, estratégicas y demográficas, apartando su postulado – Es continuador tanto en cuanto busca una praxis de su
principal de los conflictos culturales. teoría en la política occidental (estadounidense) de corte
Es consciente de los diversos tiempos y ritmos históricos, neoconservador; podemos considerar a Fukuyama la
marcadamente influido por la corriente annalista. Dentro de «justificación filosófica de la actuación» y a Huntington
estos tiempos, el motor de la historia son las desavenencias la actuación en sí misma o el consejo político con fines
culturales, no la economía. A la vez, una idea se nos presenta pragmáticos.
como pilar de su hipótesis, idea que le hace alejarse de una te- – Es igualmente continuador teniendo en cuenta que deja
leología histórica: la de la recurrencia de la caída de las civi- intacta la tesis fundamental de Fukuyama: la suposición
lizaciones. Todas, pese a parecer inamovibles, finalmente clau- de un triunfo histórico del sistema capitalista anejo a la
dicaron. Y precisamente cuando se encontraban en el ocaso de fachada de la democracia liberal, pues los sucesos se
su poder solían proclamar que se había alcanzado el fin de la enfocan siempre desde la óptica occidental.
Historia bajo su yugo. A consecuencia de su visión cultura- – Cree, como Fukuyama, que las luchas ideológicas han
lista, opina que la llegada de la democracia liberal a Occidente terminado: podríamos considerar al primero como el
es producto del cristianismo, especialmente del protestan- adalid del «fin de la Historia» genérico y a Huntington
tismo, y no consecuencia de un desarrollo económico diferen- como un finalista histórico occidental: Occidente es todo
cial. Por ello, desconfía de unos posibles «valores universales uno y en su seno han acabado las luchas ideológicas.
subyacentes» según los concebía Kant en su ética. Esta con-
cepción «universalista» es frecuentemente aludida en la obra Rompe sin embargo con la idea de que los conflictos que se
de Fukuyama, como base necesaria para un sistema político avecinan serán «fango» histórico, secundarios, situándolos en
único a nivel global. Este recelo por parte de Huntington in- un primer plano del devenir histórico.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Crítica
100 101

Diverge también en un posible fin histórico, la Historia cuerdan a la teleología kantiana. Desde este enfoque, podría-
tiene tiempos variables y la superioridad momentánea de un mos pensar que sigue a Fukuyama, ya que si se llegase a un
programa político no asegura una «posthistoria» en calma punto en el que la «lucha de civilizaciones» se resolviese a
perpetua. favor de Occidente y no hubiese más conflictos armados, Hun-
Tampoco cree en el «universalismo moral» al estilo Kan- tington posiblemente suscribiría las tesis de Fukuyama.
tiano, como sí hace Fukuyama. Promueve por tanto una im- En definitiva, Samuel P. Huntington es un autor a tener en
posición occidental pero con un respeto absoluto a las distin- cuenta desde el punto de vista político y geoestratégico, como
tas culturas y religiones, para evitar fricciones. un posible visionario de la actuación futura del Occidente mun-
Nos encontramos, pues, con dos pensadores de similar ideo- dial. Pero participa en el debate sobre el fin de la Historia de
logía enfrentados a un mismo problema que afrontan desde dos rebote, subsidiaria e indirectamente, y, de hecho, ni entra ni
ópticas divergentes: la que podríamos calificar como idealista en quiere entrar en él. Simplemente lo supera. La interpretación
el de origen nipón y la realista o empírica en Huntington. de la Historia que hace no es más que una base –sólida base–
Como cabía esperar, no ha estado exento de críticas, tanto que, pasada por el tamiz de su teoría sobre el «choque de ci-
desde la izquierda como desde la derecha. Políticamente, se ha vilizaciones», le sirve para explicar y predecir los aconteci-
criticado desde la izquierda el que no sea más que un simple mientos actuales y futuros.
continuador de Fukuyama, supeditado a los fines imperiales
estadounidenses.
Jacques Derrida
Se incide recurrentemente en su difusa concepción de civi-
lización y en su subordinación a los intereses geoestratégicos En Los espectros de Marx, Derrida intenta acabar con la fie-
occidentales (separación de Japón de sus más cercanas cultu- bre –representada por Francis Fukuyama entre otros– que da
ras por ser competidor de EEUU). Del mismo modo no atiende por muerta la figura de Karl Marx, de ahí el título de la obra.
a fracturas internas, considerando al Islam como un todo co- El francés se plantea conversar con los espíritus de Marx, ci-
hesionado, en una clara muestra de asimilacionismo cultural. tando y analizando el Manifiesto comunista en el que se
En cuanto a la metodología y raíces de su trabajo, se alude afirma que el espectro del comunismo se cierne sobre Europa.
al excesivo y pretencioso determinismo cultural y religioso, Dice situarse en la perspectiva de la justicia, una justicia que
cuando a lo largo de su obra, El choque de civilizaciones y la no se expresa ni en los textos internacionales ni en el dere-
reconfiguración del orden mundial, recurre reiteradamente a cho, sino en la conciencia del hombre. Considera a Fukuyama
argumentos económicos y especialmente a determinismos de- un nuevo evangelizador cuyo mensaje es el neoliberalismo y se
mográficos (como el «Youth Bulge»). propone atacarlo. Dice que se encuentra atrapado en su dis-
Se le critica también que parece subordinarse en cierta me- curso por dos realidades bien distintas: por un lado, la ideali-
dida al planteamiento de Fukuyama, dando por sentado que dad del discurso de la democracia liberal y, por otro, sus pro-
la existencia de conflictos (conflictos en este caso armados, no blemas reales, esto es, la guerra económica, los conflictos
de clase o ideológicos) es necesaria como motor de la Historia, internos de la Comunidad Europea, la polarización entre ricos
es decir, vaticinar conflictividad y choque de intereses es como y pobres, la deuda externa y el constante problema de la su-
romper el fin de la Historia, en unos planteamientos que re- perproducción. Resume así los males de nuestro mundo:
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Crítica
102 103

1. El paro forzoso. sión cristiana». Si la «existencia del Estado es la venida


2. La incapacidad de dominar las contradicciones del mer- de Dios al mundo», como dice la Filosofía del Derecho
cado liberal. invocada por Fukuyama, dicha venida tiene el sentido
3. El crecimiento de la deuda externa. de un acontecimiento cristiano. La Revolución Francesa
4. El crecimiento y sofisticación de la industria armamen- habría sido «el acontecimiento que tomó la visión cris-
tista, la extensión del armamento atómico. tiana de una sociedad libre e igualitaria y la hizo des-
5. Las guerras interétnicas. cender a la Tierra». Ese fin de la Historia es, esencial-
6. El poder creciente de estados fantasmas. mente, una escatología cristiana. Está en consonancia
7. El estado presente del derecho internacional dominado con el discurso actual del papa sobre la comunidad eu-
por algunas naciones poderosas. ropea, destinada a llegar a ser un Estado o un Super-
estado cristiano, dicha comunidad procedería, pues,
Derrida, analizando el trabajo de Fukuyama incide en dos también, de alguna Santa Alianza.70
aspectos: la temporalidad y evangelismo de su anuncio, de una
parte, y la distinción que hace entre la evolución ideal de la Pero la clave se encuentra en las palabras finales del capí-
Historia y la empiricidad, de otra. Los acontecimientos reales tulo que dedica al análisis de la lectura de Fukuyama. Nos re-
no tienen nada que ver con la evolución de la humanidad. sulta imposible sintetizar las palabras de Derrida y creemos
Considera importante el hecho de que la «posthistoria» de más oportuno exponerlas tal y como él las expresa:
Fukuyama no es tal, sino que es «ahistoria» ya que nos en-
contramos en su fin, en su realización. Derrida insiste en el Toda contradicción desaparecería desde el momento en
mesianismo y evangelismo retrógrado de Fukuyama: que un Estado pudiera conjugar lo que Fukuyama llama
los dos «pilares», el de la racionalidad económica y el
Si se tiene en cuenta el hecho de que Fukuyama asocia del thymos o del deseo de reconocimiento. Tal sería el
cierto discurso judío sobre la Tierra prometida a la im- caso, y la cosa habría advenido, según Kojéve, al menos
potencia del materialismo economicista o del raciona- tal y como es interpretado –y aprobado– por Fukuyama.
lismo de la ciencia física, si se tiene en cuenta el hecho Este hace acreedor a Kojéve de una «constatación jus-
de que en otro lugar Fukuyama trata como excepción ta» [traducción de la traducción francesa de important
irrelevante el hecho de que lo que él llama tranquila- truth] al afirmar que la América de posguerra o los
mente «el mundo islámico» no tiene cabida en un «con- miembros de la Comunidad Europea constituían la rea-
senso general» que, según dice, parece surgir en torno lización perfecta del Estado universal y homogéneo, el
a la «democracia liberal», puede formularse una hipó- Estado del reconocimiento universal.
tesis, al menos, sobre el ángulo que Fukuyama decide Subrayemos estas palabras («constatación justa»,
privilegiar en el triángulo escatológico. El modelo del important truth). Traducen bastante bien la sofisticada
Estado liberal que explícitamente reivindica no es so-
lamente el de Hegel, el del Hegel de la lucha por el re- 70
Derrida, J.: Specters of Marx: the State of the Debt, the Work of Mourning,
conocimiento, es el de un Hegel que privilegia la «vi- & the New International. New York, Routledge, 1994.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia
104

ingenuidad o el grosero sofisma que confieren su mo- CONCLUSIÓN


vimiento, y también su tono, a semejante libro. Y le pri-
van también de toda credibilidad. Porque Fukuyama
quiere sacar argumentos de todo, de la «buena nueva»
como acontecimiento empírico y presuntamente cons-
tatable (la «constatación justa», la «importante verdad»
de la «realización perfecta del Estado universal»), y/o
de la «buena nueva» como simple anuncio de un ideal
regulador aún inaccesible, que no podría medirse por
ningún acontecimiento histórico ni, sobre todo, por nin-
gún fracaso llamado «empírico».
Por una parte, el evangelio del liberalismo político-
económico necesita del acontecimiento de la buena Después de esta sobredosis de finalismo histórico podemos
nueva que consiste en lo que habría sucedido efectiva- afirmar que hemos podido conseguir –no sabemos si también
mente (lo que ha sucedido en este fin de siglo, en par- expresar– un conocimiento bastante amplio de, como mínimo,
ticular la presunta muerte del marxismo y la presunta las cuestiones fundamentales que giran en torno al revuelo ge-
realización del Estado de la democracia liberal). No nerado por el trabajo de Francis Fukuyama. Si bien este hom-
puede prescindir del recurso al acontecimiento pero bre era en un principio nuestro objetivo de análisis, se ha con-
como, por otro lado, la historia efectiva y tantas otras vertido finalmente en nuestra excusa para poder indagar más
realidades de apariencia empírica contradicen ese ad- profundamente en uno de los vectores más interesantes y pro-
venimiento.71 fundos de nuestra cultura, que es, en realidad, la necesidad
La crítica de Derrida desnuda por completo la construcción de encontrarnos un sentido a nosotros mismos. Darle un sen-
de Fukuyama, situándose en un punto de vista marxista, pero tido a nuestra existencia nos da una razón por la que vivir y
sin olvidar la importancia de sus orígenes «desconstructores» por la que que seguir viviendo igual, es decir, sin alterar nues-
de la filosofía occidental. tra conducta social. La voluntad de trascendencia, metafísica
en sí misma y necesaria para el hombre, prácticamente im-
posible de encontrar en pensadores del siglo XX especialmente
después de la meticulosa labor de zapa de Heidegger, es lo que
pensamos ha llevado a muchos a leer esta obra como la nueva
Biblia. Intuimos un temor generalizado por parte de los doc-
trinarios del sistema dominante a la falta de valores, al nihi-
lismo. Creemos que Derrida da justamente en la diana en su
crítica a Fukuyama, que trasciende a su persona y se dirige al
corazón de nuestro sistema dominante. Pero nadie quiere es-
71
Ídem. cuchar palabras como las de Derrida.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Conclusión
106 107

La obra de Fukuyama es una lucha feroz, aunque no lo pa- Cuando llegó a Europa, el movimiento decaía ya en los EEUU.
rezca a primera vista, contra el vacío. Acepta completamente Desde hace unos años es moda en América Latina). Con ma-
la tesis de Nietzsche de que el hombre necesita vivir bajo una yores o menores problemas, creemos que esta tendencia pue-
serie de valores rígidos y estables a los que poder referirse de ser aceptada. Pero debe ser entendida en su propio con-
para alcanzar altas metas. Si no es así, si no hay unas refe- texto. También los bárbaros que se avecinaban a la frontera
rencias, la noción del bien y el mal desaparece, y más tras la del imperio se romanizaban progresivamente, y no por eso
muerte de Dios. ¿Cuál es el nuevo Dios? La democracia libe- debemos decir que fueran guiados «por una idea o un sentido
ral, y la ética de trabajo es su fe. El constante progreso de la ocultos».
tecnología nos permite satisfacer nuestros deseos racionales Fukuyama hace gala de un innegable dominio de gran can-
mientras que el trabajo y las diversas actividades «lúdicas» tidad de campos y ciencias. Sin embargo, el reproche que le
que el sistema nos ofrece nos otorgan la posibilidad de dar sa- hacemos es que su tarea es más sencilla que la de un pensa-
lida a nuestras necesidades instintivas y de voluntad de poder, dor de cualquier otro tipo. Y decimos eso porque estamos con-
de necesidad de reconocimiento. Competimos en el trabajo y vencidos que toma todos esos recursos ad hoc para funda-
en el fútbol, nos arriesgamos en los negocios y en los depor- mentar una postura que podemos considerar política de apoyo
tes extremos. Como nada nos hace daño, nos lo autoinfligimos al neoliberalismo y a la democracia al estilo estadounidense.
con piercings y tatuajes. Y si nos aburrimos de la posthistoria, Y es sabido que, una vez que se tiene escrita la conclusión, es
podemos coger un avión a Colombia y luchar con las FARC mucho más fácil mirar hacia atrás y tomar los datos que nos
para obtener nuestra dosis de Historia. interesan dirigiéndolos de acuerdo con nuestras intenciones.
Si bien no estamos de acuerdo con los postulados de Fu- No podemos comparar su labor en ningún momento con la de
kuyama, hemos de reconocer el enorme valor de su exposi- un Descartes que se plantea comenzar de cero, un Kant que se
ción como testimonio de una época –del hombre de una épo- plantea las tres preguntas básicas de la tradición filosófica oc-
ca– a la que él también se permite criticar. Y es que, desde cidental, o un Nietzsche que duda de toda esa tradición. Ellos
Europa, quizás no seamos conscientes de que el arquetipo de no tenían nada, o por lo menos eso es lo que puede parecer en
ser humano que nos presenta no se aleja mucho de la realidad un principio. En Fukuyama, en cambio, todos los indicios
del estadounidense medio –masivo– de los EEUU, si se nos apuntan a una tergiversación del discurso. Y no solo por su
permite generalizar. La americanización de nuestras costum- vida y su vinculación a sectores políticos concretos, sino por su
bres y la globalización cultural nos hace converger igualmente utilización intencionada de todos y cada uno de los recursos
hacia ese paradigma que ya puede comenzar a observarse en (por lo menos los filosóficos) en los que se apoya. Quizás el
Gran Bretaña y en las zonas más desarrolladas de Europa oc- que mejor parado sale sea Kojéve, esencialmente porque los
cidental. Y no solo en la cultura de masas se produce esta si- puntos de vista de ambos son semejantes.
tuación, las propias subculturas siguen también con un cierto Por otro lado, nos parece irrisorio el pensar que Fukuyama
retardo las tendencias marcadas en los EEUU que, después de no sea consciente de un factor que es hoy, según nuestro punto
pasar por Europa, llegan a América del Sur (véase en los años de vista, uno de los elementos básicos para comprender el fun-
90 en caso del New Metal, convertido en un fenómeno de ma- cionamiento del mundo y, en particular, de las políticas de los
sas en los EEUU y considerado peligroso por el gobierno. países occidentales –sobre todo EEUU–. Hablamos del poder
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Conclusión
108 109

de las corporaciones multinacionales. Es obvio que el esta- una investigación aparte. Pero precisamente lo que nos inte-
dounidense deja a priori este aspecto de lado, ya que bien po- resaba –y lo que nos defraudó– era la posibilidad de encon-
dríamos considerar que la importancia que tienen hoy los trarnos con algo distinto al tradicional debate político basado
lobbys en la política nunca llegó a ser tan extrema y, por tanto, en las luchas de poder y volver a encontrar la pista de una fi-
cabría la posibilidad de poner en duda las bases de nuestro losofía política con un mínimo de trascendencia. Una vez des-
«estado de derecho». ¿Cómo considerar el bipartidismo esta- pojado de sus coloridas vestimentas y del barroco aparato, el
dounidense una democracia cuando está gobernado, más que fin de la Historia enseña su verdadera y oscura esencia: el con-
por un partido con unas ideas, por un conjunto de corpora- trol de masas, el interés económico y la dominación política.
ciones que lo apoyan? Estas corporaciones no tienen en cuen-
ta –porque va contra sus intereses– los derechos del ciuda-
dano, considerándolos poco más que elementos económicos
contabilizables. Las decisiones que se toman a nivel político
tienen más que ver con los intereses de determinados grupos
de empresas que con los del propio país o de sus ciudada-
nos –véase el caso de la actual Guerra de Irak–. ¿El fin de la
Historia significa que la sociedad se rija por los intereses eco-
nómicos de determinados grupos humanos de poder? Lo
mismo se puede decir sobre la Bioquímica, tema que tanto pa-
rece preocuparle. Las corporaciones multinacionales mantie-
nen secretos a sabiendas de los Estados que pueden poner en
peligro millones de vidas. Crean y patentan nuevos virus y
nuevas medicinas para colocarlas en el mercado a precios ele-
vadísimos sin control público alguno. Una crítica en esa di-
rección podría ser muy interesante y algunos intelectuales
como Noam Chomsky se dedican a abordar ese tipo de pro-
blemáticas.
Debemos decir a modo de conclusión que, si se quiere dia-
logar de igual a igual con él, no queda otro remedio que sal-
tar por alto su supuesta legitimación filosófica, descalificán-
dola del mismo modo que él hace con las otras, y pasar a
establecer un debate en los términos «reales» en los que nos
movemos que son, a fin de cuentas, los que a él también le in-
teresan: política, esencialmente la externa, y geoestrategia a
nivel mundial. Son estos precisamente los temas que nosotros
hemos procurado dejar a un lado y que podrían ser centro de
ANEXOS

Reflexiones sobre el pensamiento de Fukuyama

Estas notas se han situado aparte para no trastocar el com-


plejo orden de la exposición del pensamiento del autor. Mu-
chas podrían haber sido las reflexiones hechas al respecto,
por lo que hemos hecho una selección de algunas de ellas. No
son tanto respuestas fundamentadas a afirmaciones de Fuku-
yama sino breves bosquejos e impresiones.

COMENTARIO I
Cuando trata de invalidar el análisis económico marxista al
decir que es más importante la lucha por el reconocimiento
parece estar más en el plano político que filosófico. Y es que,
como ya dijimos, la influencia de Kojéve le transmite más in-
fluencia marxista de lo que pueda parecer en un principio. Fi-
nalmente Fukuyama dirá que en nuestra sociedad - una so-
ciedad funcional, tecnificada y de trabajo - el reconocimiento
social se producirá en el trabajo. Pone como ejemplo al em-
pleado que trata de ascender en su propia empresa que va-
lora más ese reconocimiento que el dinero que gana. Pero su
ejemplo es muestra de su concepción del mundo. ¿Es que
acaso puede luchar por la voluntad de reconocimiento un re-
partidor de pizzas, o un trabajador en una cadena de mon-
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Anexos
112 113

taje? ¿No podría entonces el análisis marxista englobar ese prácticamente seguro que está pensando, sin mencionarlo,
comportamiento como dentro de la dinámica del empresa- que el holocausto nazi sirvió para la instauración de la prós-
riado capitalista moderno? Pensamos que hay ciertos aspec- pera democracia germana del 45. Se crea de este modo un
tos que quedan fuera de las posibilidades de análisis marxis- «determinismo» del comportamiento del hombre: el hombre
tas, pero creemos que Fukuyama no va en la dirección es democrático y liberal, y lo que se salga de esa pauta es ajeno
indicada. a él y responde a unas causas especiales y específicas. Obvia-
mente, Fukuyama habla como conocedor del desenlace de la
COMENTARIO II Historia. Repetimos: no hubiese escrito eso viviendo en la
Cabría preguntar qué ocurre si es el Estado todopoderoso el Francia recién derrotada en 1940. La visión de las tropas
encargado de mantener la representatividad y nuestros dere- nazis pasando bajo el arco del triunfo en París no evocaría de-
chos, además de redistribuir la riqueza, si a la vez este mismo masiado a la proclamación de un fin de la Historia a favor del
Estado se dirige a la concretización práctica de un sistema ne- liberalismo democrático.
oliberal que aboga por la progresiva pérdida de peso especí-
fico del Estado. La repetición del concepto «Estado» no es ca- COMENTARIO V
sual. Fukuyama se refiere constantemente a él como el Resulta curiosa la concepción de la «legitimidad» de Fuku-
guardián de nuestras libertades mientras en la praxis aboga yama. Durante toda la obra afirma que la URSS careció siem-
por su desarticulación. pre de legitimidad al implantarse por las armas durante la re-
volución. Sin embargo considera legítimo al Japón sólo
COMENTARIO III después de la igualmente sangrienta revolución Meijí, diciendo
La interpretación que hace de Kant da muchas cosas por su- que en Japón se «acepta porque la imposición por las armas
puestas. En primer lugar, que existía el liberalismo como tal, pertenece a otra fase». El doble rasero resulta evidente.
y en segundo lugar que existía la democracia. Para Kant la
clave de la libertad era la posibilidad de extender, a través de
los Estados absolutistas de su momento, la educación al mayor COMENTARIO VI
número de personas para «ilustrarlos». Además, para Kant, la Quizás una de las críticas más profundas que haya sufrido Fu-
guerra jugaba un papel esencial en el desarrollo histórico ya kuyama, y que realmente no pretende serlo, tanto, es la de Sa-
que consideraba que era la que hacía que los Estados inten- muel Huntington. Pese a encuadrarse en la misma rama de
tasen dinamizarse y modernizarse para poder competir con pensamiento conservador estadounidense y no dar práctica-
los otros. Poca cabida tiene esa olvidada tesis de Kant para el mente importancia a la argumentación filosófica, Huntington
desenvolvimiento histórico cuando ha sido tan tradicional- demuestra una mayor sinceridad como pensador. Toca direc-
mente aludido como el gran precursor de los organismos in- tamente las cuestiones que pretende analizar con una finali-
ternacionales. dad práctica: el cambio en la política estadounidense. Hun-
tington realza la importancia de las diversísimas culturas del
COMENTARIO IV mundo y cómo estas no sólo se relacionan con el occidente
Interesante forma de ver los acontecimientos históricos. Es sino que tienen largas tradiciones de conflicto entre ellas. Fu-
Francis Fukuyama y el fin de la Historia Anexos
114 115

kuyama por su parte parece no ser consciente de que su ar- Cuadros


gumentación se basa en una tradición filosófica - la occiden-
tal - que no es ni la única ni la más válida de las existentes. En este apartado se adjuntan algunos cuadros que resumen
muy esquemáticamente las diferencias entre el paradigma de
COMENTARIO VII pensamiento moderno y el postmoderno.
Gran parte del problema de la argumentación de Fukuyama se
parece venir abajo, desde nuestra perspectiva por este hecho: Schematic Differences between Modernism and Postmodernism
el creer que las cuestiones económicas carecen de importan- Modernism Postmodernism
romanticism/symbolism paraphysics/Dadaism
cia y que por ello no causan contradicciones. Se sirve de ello
purpose play
para extenderlo a la sociedad y decir que el hecho de ser más design chance
pobre o más rico no es una contradicción. No estamos de hierarchy anarchy
matery, logos exhaustion, silence
acuerdo con esta concepción.
art object, finished word process, performance
distance participaron
COMENTARIO VIII creation, totalization deconstruction
synthesis antithesis
Al final de la obra comienzan a surgir los problemas que eran
presence absence
obvios desde un principio: la imposibilidad de combinar dos centering dispersal
pensamientos que, como el de Hegel y el de Nietzsche, ni si- genre, boundary text, intertext
semantics rhetoric
quiera son opuestos, sino que se encuentran en dimensiones
paradigm syntagm
distintas. Si se aceptan los postulados de uno no puede acre- hypotaxis parataxis
ditarse en las críticas del otro, y viceversa. Fukuyama intenta metaphor metonymy
selection combination
salir del paso quedándose con la segunda fase de la filosofía
depth surface
Nietzscheana, la que podemos denominar como «creativa», interpretation against interpretation
en la que intenta crear los valores propios del nuevo hombre. reading misreading
signified sígnifier
Deja de lado su primera fase crítica con toda la tradición oc- lísible (readerly) scriptible
cidental. narrative anti-narrative
grande histoire petite histoire
master code idiolect
symptom desire
type mutant
genital, phallic polymorphous
paranoia schizophrenia
origin, cause difference-difference
God the Father The Holy Ghost
Metaphysics irony
determinacy indeterminacy
transcendence immanence
Tomado de Hassan: «The Culture of Postmodernism», en Theory, Culture,
and Society, vol. 2, 1985,123-4.
Francis Fukuyama y el fin de la Historia
116

Contrast of Modern and Postmodern Thinking BIBLIOGRAFÍA


MODERN POSTMODERN

Reasoning From foundation upwards Múltiple factors of múltiple


levels of reasoning. Web-oriented.
Science Universal Optimism Realism of Limitations
Part/Whole Parts comprise the whole The whole is more than the parts
God Acts by violating «natural Top-Down causation
laws» or by «immanence»
in everything that is
Language Referential Meaning in social
context through usage
Fuente: private.fuHer.edu/~clameter/phd/postmodern.html

Traditional emphasis Post-modern emphasis


Facts, observation and logic Feelings, imagination (vision), Monografías
speculation
Trust absolute truth Reject absolute truth-construct
your own meaning ANDERSON, P.: Los fines de la Historia. Anagrama, Barce-
Biblical Monotheism - only know Spiritual pluralism - all religions are lona, 1996.
God through Christ equal
Personal relationship Group relationships
APPIGNANESI, R.: Posmodernismo para principiantes. Era
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(science, math, history...) Fill vacuum with evolving visions ories of Modernity and Postmodernity. Bryan Turner (ed).
driven by subjective wants and
group thinking
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