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Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

Gallini, Stefania
Historia, ambiente, política: el camino de la historia ambiental en América Latina
Nómadas (Col), núm. 30, abril, 2009, pp. 92-102
Universidad Central
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105112060008

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Historia, ambiente, política:
el camino de la historia
ambiental en América Latina* nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.: 92-102

Stefania Gallini**
Después de unos años de gestación, la historia ambiental en muchos países de América Latina es actualmente un campo
con legitimidad académica y al cual se le reconoce relevancia como espacio de investigación y formación. El artículo hace una
lectura sobre la marcha de este campo en la región e individualiza tres aristas que han caracterizado la literatura publicada en
América Latina: las teorías y los métodos de la historia ambiental latinoamericana; la lectura cultural de la historia ambiental;
y el estudio de las interrelaciones entre expansión territorial, bienes de exportación y nuevos conocimientos entre 1870 y 1930.
Palabras clave: historia ambiental, agrocombustibles, economía de agroexportación, historia de América Latina (siglo
XIX), naturaleza y cultura.

Depois de uns anos de gestação, a história ambiental em muitos países da América Latina é atualmente um campo
com legitimidade acadêmica e ao qual se reconhece relevância como espaço de pesquisa e formação. O artigo faz uma
leitura sobre o caminhar deste campo na região e individualiza três artistas que têm caracterizado a literatura publicada na
América Latina: as teorias e os métodos da história ambiental latinoamericana, a leitura cultural da história ambiental, e
o estudo das interrelações entre expansão territorial, bens de exportação e novos conhecimentos entre 1870 e 1930.
Palavras-chaves: história ambiental, agrocombustíveis, economia de agroexportação, história da América Latina (sé-
culo XIX), natureza e cultura.

After several years of gestation the environmental history is currently an academic field with recognized relevance as an
investigation and education area in many Latin American countries. The article makes a reading about the development of this
field in the region and identifies three aspects which have characterized the literature published in Latin America: first, the
theories and methods of Latin American environmental history; second, the cultural reading of the environmental history;
finally, the analysis of the relationship between territorial expansion, exported goods, and new learning from 1870 to 1930.
Key words: environmental history, biofuels, agroexport economy, Latin American history (19th century) nature, cultura.

ORIGINAL RECIBIDO: 02-III-2009 – ACEPTADO: 16-III-2009

* El artículo es producto de las reflexiones desarrolladas en el marco de los


proyectos HACAL II y “La construcción histórica del medio ambiente: histo-
ria ambiental urbana”, apoyados por la Universidad Nacional de Colombia y
parcialmente por Colciencias; y del Seminario de la línea de Historia Am-
biental. Agradezco a los integrantes de la línea y a los estudiantes de mis cursos
en Historia Ambiental dictados en los últimos tres años en la Universidad
Nacional, por haber estimulado algunas de las reflexiones que presento aquí.
* * Doctora en Historia de América. Profesora asociada y coordinadora de la
línea Historia Ambiental del Departamento de Historia, Universidad Nacio-
nal de Colombia, Bogotá. E-mail: sgallini@unal.edu.co

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E n el 2005, la invitación a los
aspirantes autores para el número 22
finalmente a los lectores, que el
medio ambiente no es un tema del
la vistiera, además, de un tema que
no aparecía en la agenda tradicio-
de NÓMADAS prometía reivindi- territorio exclusivo de las ciencias nal de la investigación en el DIUC.
car, con esta publicación, naturales, y que estudiar los pro-
blemas ambientales no necesaria-
la importancia de rescatar una mente es una práctica depresiva. 1. Lecturas sobre
perspectiva histórica a la hora de Cuando se me encargó la prepara- la marcha de la
estudiar no solamente los cam- ción de una propuesta para la publi- historia ambiental
bios ambientales, sino también la cación, llevaba pocos meses como latinoamericana
forma y los métodos que se han investigadora de planta del entonces
utilizado para estudiar e inter- Departamento de Investigaciones de Algunos años han pasado y ese
pretar los fenómenos ambienta- número de NÓMADAS ha resul-
les y la naturaleza (es decir la tado un aporte para la consolida-
construcción histórica de las ción del campo de la historia
ciencias ambientales), las ideas ambiental en el país, y probable-
y representaciones de la mente en América Latina, gra-
naturaleza, las respuestas cias a la accesibilidad de su
sociales y culturales que la consulta en la red. La
cada sociedad y grupo comunidad científica que
humano han dado a los a este campo del saber se
ecosistemas que se trans- dedica en la región, ha
forman. Nuestra apuesta […] crecido en profundidad de
consiste en encontrar formas análisis, variedad temática, espec-
transdisciplinarias, no unilineales, tro geográfico y rigor metodológico.
de investigar y entender al medio Cuando los chilenos Gligo y Morillo
ambiente en su relación con la publicaron sus “Notas sobre la his-
sociedad […] Esta, nos parece, toria ecológica de América Latina”
puede también ser la vía para en- en 1980 –un trabajo a menudo
focar de manera distinta y quizá considerado como pionero en la
más efectiva los graves problemas historiografía ambiental latinoame-
ambientales que aquejan las regio- ricana–, el mismo significado de
nes latinoamericanas1. “historia ecológica” era entendido
de manera ambigua (Gligo y Morello,
Con esas palabras se quiso expre- 1980). Dos décadas después, sin
sar la apuesta investigativa y episte- embargo, los historiadores ambien-
mológica de aquellos campos que, tales latinoamericanos y latinoame-
desde los años noventa, se vienen ricanistas se han reunido con cierta
Ludwig Zeller (Chile 1927), “Conciencia del ojo”,
consolidando en Colombia y en el 1976, del libro 50 collages, Canadá 1981. periodicidad en encuentros exitosos
plano internacional, bajo las etique- y entusiastas, y se han aglutinado en
tas de historia ambiental y ecología la Universidad Central (DIUC, hoy una Sociedad Latinoamericana y
política, y que el grupo de investi- IESCO) y fue una grata sorpresa – Caribeña de Historia Ambiental con
gación Historia-Ambiente-Política para alguien que venía de las rígidas un par de centenares de miembros y
ha hecho propios desde su consti- jerarquías de la academia del viejo cinco simposios regionales en su ac-
tución en 20012. Fue toda una ex- mundo– constatar con cuánta con- tivo3. Aunque evidentemente este
periencia –científica, personal, fianza la directora, María Cristina campo enfrenta más futuro que pa-
laboral– y un inolvidable aprendiza- Laverde, y los colegas depositaban sado, es acertado sostener que la his-
je, encargarse de una edición de la hija consentida del Instituto, la toria ambiental en muchos países de
NÓMADAS y convencer, primero a revista NÓMADAS, en las manos América Latina es un campo con le-
los colegas, luego a los autores, y de una recién integrada, para que gitimidad académica y al cual se le

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reconoce relevancia como espacio Las condiciones son, pues, pro- los múltiples modos en los cuales las
de investigación y formación. Sus- picias, no tanto para un exhaustivo sociedades se expresan– y el medio
tentan esta afirmación algunos indi- estado del arte, que excede los pro- ambiente están interrelacionados y
cadores académicos. Desde hace pósitos de este artículo y probable- se transforman mutuamente. Esta
siete años, varios cursos sobre temá- mente las capacidades de quien lo historia ambiental cultural (para de-
ticas de historia ambiental se han escribe, sino para un razonamiento cirlo con McNeill, 2003) no está en-
dictado en universidades mexicanas, interpretativo acerca de las directri- deudada (o contaminada, dirían
cubanas, colombianas, panameñas, ces hacia las cuales está encaminada algunos) con el “giro lingüístico”,
costarricenses, brasileñas, argentinas la historia ambiental latinoame- sino más bien está influenciada por
y chilenas. No obstante, ninguna uni- ricana, y en particular, la que se la ola (o el tsunami, según los críti-
versidad latinoamericana, según mi cos) de la nueva historia cultural.
conocimiento, ofrece actualmente un Por último, es detectable la tercera
programa de posgrado específica - vía, que reúne tal vez la mayoría de
mente dedicado a esta materia; mu- las investigaciones y publicaciones.
chas de ellas aceptan, promueven e Esta es la historia de cómo los eco-
integran en sus programas espe- sistemas latinoamericanos (si el
cialmente de maestrías (en gene- oxímoron es aceptable, al juntar
ral, en estudios ambientales, un adjetivo cultural-político
historia, geografía o ecolo- con una categoría conceptual
gía) proyectos de tesis y cur- bio-geográfica) han sido trans-
sos sobre temáticas de historia formados profundamente por las
ambiental4. fuerzas de la economía mundial
durante los siglos XIX y XX.
Igualmente, en los úl- Trataré de discutir las tres
timos años han salido a la vertientes con base sobre
luz un número remarcable todo en la reciente pro -
de publicaciones en historia ducción colombiana.
ambiental latinoamericana,
bien sea como dosieres de re-
vistas académicas (Horta, 2. Sobre las teorías y
2002, 2005 y 2008; Galafassi los métodos de la
y Zarrilli, 2004; Gallini, 2005; historia ambiental
Leal, 2006;)5, bien sea como li- latinoamericana
bros editados (García y González, Ludwig Zeller (Chile 1927), “La mujer y el león”,
1970, del libro 50 collages, Canadá 1981. Los estudiosos latinoamericanos
1999; García y Prieto, 2002; Branns-
trom, 2004a; Funes, 2008), o mono- han prestado continua y creciente
grafías, generalmente originadas de desarrolla desde América Latina, atención a la definición de historia
tesis doctorales defendidas en uni- siguiendo en esta distinción a ambiental, a la justificación de su
versidades europeas o norteamerica- Guillermo Castro (1997) y a Regina existencia y a presentar propuestas
nas (Funes, 2004 y Soluri, 2006, para Horta (2005). Me parece que son para su desarrollo. Los chilenos Pa-
limitarse a dos monografías pre- tres los caminos que la mayoría de blo Camus (2001), Mauricio Folchi
miadas)6. A pesar de las crónicas di- estudiosos han seguido. Una línea y Fernando Ramírez (2000); los co-
ficultades de circulación editorial, de evidente desarrollo en la litera- lombianos Alberto Flórez (2000) y
estas contribuciones en su conjunto tura reciente de historia ambiental Germán Palacio (2001); Guillermo
proveen la base bibliográfica necesa- latinoamericana ha sido la interro- Castro en Panamá (2000); Paulo
ria, científicamente sólida y disponi- gación teórica y metodológica acer- Enrique Martínez (2005) en Brasil;
ble en español, para poder desarrollar ca de este campo. La segunda Miguel Aguilar y María Gabriela
la docencia y la investigación en la temática ha intentado investigar Torres-Montero (2006) en México;
materia en América Latina. cómo la cultura –entendida como Christian Brannstrom (2004b) y yo

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misma (Gallini, 2002), entre otros, tales constituyeron un humus de fer- del ambientalismo y de la política
hemos ofrecido contribuciones a este tilidad para el surgimiento de la his- ambiental en América Latina? No
respecto. Emergen de esta literatu- toria ambiental? En América Latina, obstante, podemos contar ahora con
ra algunos puntos: en primer lugar, el medio ambiente asumió el estatus algunas contribuciones relevantes
razones tenía John McNeill (2003) de tema de política pública sola- en este sentido (Padua 2002 y 2005;
al avisar que la historia ambiental mente en los años ochenta, más Rodríguez, 1998; Rodríguez y Espi-
latinoamericana había crecido y “pa- como consecuencia de las presiones noza, 2002). Sabemos muy poco de
rece lista para despegar”. En segun- de las agencias internacionales, esta arista.
do lugar, estos ejercicios van a como la Comisión Económica para
alimentar una reflexión general América Latina (CEPAL), el Progra- Otro punto de acuerdo acerca
agregándole un ingrediente cultu- ma de Naciones Unidas para el De- de los elementos característicos de
ralmente específico. Se trata de un sarrollo (PNUD), el Banco Mundial la historia ambiental latinoamerica-
logro importante porque contribuye y el Banco Interamericano de Desa- na, tiene que ver con la inter-
a la diversificación de la literatura rrollo (BID), que por las acciones de disciplinaridad. En América
predominantemente anglosajona, los gobiernos nacionales o los acto- Latina, la historia ambiental surgió
dedicada a la naturaleza y las impli- res locales, aunque esta es una hi- y se ha fortalecido por fuera de las
caciones conceptuales de la perspec- pótesis de trabajo que necesita batallas por el disciplinamiento de
tiva eco-histórica7. Finalmente, ello investigación. A este respecto, de- este campo. ¿Es la historia ambien-
representa un fenómeno tentativo, beríamos indagar acerca de si la vi- tal similar o distinta de la ecología
relevante para identificar peculia- sión del desarrollo –generalmente la histórica? ¿Podría más bien ser una
ridades y objetivos específicos de la doctrina del desarrollo sostenible– prima cercana de la geografía his-
historia ambiental para América de estas agencias internacionales, tórica? ¿Es más una hermana o una
Latina. influyó también en la agenda inves- tía de la ecología política? Varias
tigativa de la historia ambiental la- publicaciones académicas y semina-
¿Cuáles son estos objetivos? y ¿en tinoamericana y cómo lo hizo. Y rios científicos del mundo norte-
qué sentido son específicos para también, haciendo memoria de cómo americano y europeo han sostenido
América Latina? Más allá de pers- la publicación de los ensayos críti- hondos debates acerca del lugar
pectivas divergentes y distinciones cos sobre el lugar de los seres huma- exacto de la historia ambiental en
de énfasis, existe un consenso sobre nos en la naturaleza que William el escenario disciplinar, un debate
algunos aspectos. Uno de ellos es la Cronon editó en el libro Uncommon que por cierto tiene sentido solo si
deuda genética con la crisis ecoló- Ground en 1996, impactó a muchos contribuye a esclarecer las raíces
gica y el movimiento ambiental en- ambientalistas e historiadores am- culturales de la historia ambiental.
tre los años setenta y noventa. No bientales en Estados Unidos, preocu- Tentaciones adánicas –la idea se-
hay peculiaridad aquí, solo que pados porque este repensar la relación gún la cual la historia ambiental
América Latina seguiría un camino sociedad-naturaleza fortaleciera los sería la primera en la Tierra en re-
común a la experiencia nor-atlánti- argumentos anti-ambientalistas que clamar una agencia de la natura-
ca. Es decir que también en esta justo en ese momento tomaban gran leza en la historia humana–
región la historia ambiental surgió vigor en Estados Unidos8, podríamos encuentran un freno natural al re-
como respuesta ética para aquellos indagar si los hallazgos de la historio- cordar, por ejemplo, que la geogra-
intelectuales latinoamericanos que grafía ambiental latinoamericana fía histórica indagó por las
observaron con preocupación y mu- han influido en alguna de las ideas relaciones entre cambios biofísicos
chas preguntas las emergencias y acerca de las prioridades o los pro- y prácticas humanas antes de que
distorsiones ambientales de nuestra blemas ambientales de la región y la historia ambiental siquiera exis-
contemporaneidad. Pero es muy cuánto. E igualmente, ¿cuál ha sido tiera (Sauer, 1967; Van Ausdal,
poco lo que conocemos, más allá de el impacto, si lo ha habido, de estos 2006; Mathewson y Seemann,
esta consideración generalísima. resultados en historia ambiental en 2008) o que la Escuela de los Ana-
¿Bajo cuáles condiciones y circuns- la definición de la agenda de la po- les y Fernand Braudel escribieron
tancias específicas la “conciencia” lítica ambiental nacional o regional? sobre ríos, tierras y montañas como
ecológica y los movimientos ambien- ¿Cuál ha sido finalmente la historia actores históricos mucho antes de

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que la historia ambiental lo hiciera tes pilares de la mayoría de las pu- ambientales de la extracción de
(Braudel, 1953). De manera sor- blicaciones en este ámbito del sa- cobre en Chile, la marginalización
prende y con sabiduría, la historia ber (Gallini, 2004). Existen, por histórica de la Amazonía, las impli-
ambiental latinoamericana ha sido supuesto, justificaciones muy prác- caciones de larga duración del
capaz de evitar involucrarse en el ticas para este resultado: por un canal de Panamá son algunos ejem-
debate disciplinar, en cambio, ha lado, las fuentes históricas escritas plos), evitando aquellos tópicos qui-
surgido muy pronto un consenso en su mayoría están organizadas por zá intelectualmente divertidos,
natural acerca del carácter intrín- los Estados y sus entidades, y tien- pero social o ecológicamente poco
secamente inter(o in)disciplinar de den, por lo tanto, a colonizar con relevantes.
este campo: sin importar a cuál estas mismas categorías el esque-
disciplina pertenezca. Practicar la ma organizacional del conoci-
historia ambiental requiere de un miento sobre el pasado. Por otro 3. Historia cultural e
trabajo en equipo cuyos expertos lado, se debe recordar que la in- historia ambiental
provienen de distintos campos, y de vestigación transnacional implica
ninguna forma es un terreno ex- costos de traslado y de acceso a La veterana revista History and
clusivo de los historiadores. De he- fuentes que, en regiones a menu- Theory, en un número de 2003 dedi-
cho, una mirada cercana a quienes do enormes como las que pueden cado a la historia ambiental, propuso
a esto se dedican en América Lati- constituir pertinentes unidades de varios artículos que empezaban a ex-
na, muestra que ellos/as se encuen- análisis ecohistóricas (por ejemplo, plorar la teoría de la historia ambien-
tran ubicados en departamentos de la Amazonía, o las regiones de bos- tal y escarbaban en las entrañas de
distintas áreas disciplinares: ecolo- que alto-andino), resultan difícil- su relación o no-relación con pers-
gía, historia, geografía, antropolo- mente sostenibles. pectivas postestructuralistas como las
gía, geología, hidrología, estudios de Donna Harraway y Bruno Latour
ambientales. En tercer lugar, y tal vez como (Asdal, 2003). El tema de fondo es
reflejo de las razones del ambien- la dicotomía entre naturaleza y cul-
No dejan, sin embargo, de sur- talismo latinoamericano para el cual tura, donde la primera sería el rei-
gir preguntas acerca de la procla- el conservacionismo está íntima- no de las ciencias naturales y la
mada interdisciplinaridad: ¿existe mente asociado con la lucha contra segunda el campo de las ciencias
un “método” dominante en el que- la pobreza y la inequidad social humanas. Sobre el desvelamiento
hacer de la historia ambiental tal y (Carrizosa, 2003)9, la historia am- del dualismo naturaleza/cultura
como se practica en América Lati- biental latinoamericana no ha esta- como construcción social e históri-
na? La participación de ecólogos y do ajena a cierta ética de cambio y ca, descansa la propia existencia de
geógrafos en muchos proyectos de de respuesta constructiva de mejo- la historia ambiental. Su pilar teó-
lectura diacrónica de la relación res relaciones sociales. Aunque no rico básico es precisamente la
sociedad-naturaleza que se llevan deja de tener facetas de utopía co- noción de naturaleza como co-par-
a cabo, influye sin duda en las for- lectiva, la idea de la historia am- ticipe de la historia humana y el re-
mas y el lenguaje de las investiga- biental como medio para impulsar el chazo de la primera como telón de
ciones (por ejemplo, Guevara, cambio y perseguir una “nueva cul- fondo de las gloriosas gestas de las
Laborde y Sánchez-Ríos, 2004). Sin tura de la naturaleza” ha servido sociedades en su lucha por distan-
embargo, a menudo la historiografía como aglutinadora para darle cohe- ciarse de la naturaleza y alcanzar
ambiental latinoamericana sigue sión a la comunidad científica, que la “civilización”. Nada de esto es
siendo pensada y escrita en su ma- si bien no es ajena a los vicios pro- nuevo para la antropología, pero sí
yoría en términos político-estatales pios de cualquier asociación acadé- lo fue o lo sigue siendo para mu-
y con herramientas clásicas del ofi- mica, retiene un sentido de causa chos historiadores. Por consiguien-
cio de la historia: Estados-naciones, superior, que por ejemplo ha impul- te, también en la historiografía
en vez de ecosistemas, tienden a sado a los investigadores a ocuparse ambiental latinoamericana se ha
prevalecer como unidades de aná- de temas álgidos de las historias de abierto campo a la exploración de
lisis, y archivos nacionales, en vez la región (el imperialismo ecológico cómo las culturas han participado
del trabajo de campo, son las fuen- del azúcar en Cuba, los costos en la construcción de la relación

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de las sociedades con el medio am- 4. Territorios- fueron los años comprendidos entre
biente, y de cómo el medio ambien- mercancías-saberes: 1870 y 1930. La apropiación territo-
te y su relación con las sociedades de las rial y de recursos, las implicaciones
ha sido transformada a partir de co- agroexportaciones ambientales de los bienes produci-
dificaciones culturales acerca de la decimonónicas a los dos y exportados desde América
naturaleza que han cambiado en el agrocombustibles Latina y el papel de los nuevos co-
tiempo. En una visión minimalista, del siglo XX nocimientos capaces de estimular la
este es el espacio de una “historia expansión territorial y la producción
ambiental cultural” (McNeill, 2003) En la introducción que a cuatro de nuevos bienes se configuraron
orientada a encontrar una relación, manos escribimos en 2003 con –sosteníamos– en tres vectores cru-
ojalá directa, entre una cultura es- Christian Brannstrom (Brannstrom ciales para entender los cambios de
pecífica y un impacto ambiental de- paisajes naturales y culturales que
terminado. Cabrían en este grupo determinaron la fisonomía contem-
las contribuciones acerca de la poránea de la región.
“inocencia ecológica” de las cul-
turas nativas americanas (discu- Como es notorio, desde la
tidas críticamente por Ulloa, segunda mitad del siglo XIX, Amé-
2004) y las discusiones sobre las rica Latina se insertó en el mer-
visiones hegemónicas de los cado mundial a través de la
europeos o de las elites latino- exportación de materias primas
americanas sobre la naturaleza de origen agrícola o mineral. En
americana (Coates, 1998; el estudio de este proceso, de
Jaramillo, 2005; Rivera, Na- importancia vertebral para la
ranjo y Duque, 2007). In- conformación de la actual
sinúo que pensar en este América Latina, el medio am-
tipo de esfuerzos pura- biente raras veces ha sido
mente como historias in- entendido como un actor his-
telectuales es un acto de tórico importante por derecho
minimalismo historiográ- propio. En cambio, ha sido
fico, porque de lo que se usualmente integrado como
trata es de aprovechar las un telón de fondo o escenario
ocasiones de fructífera en el cual ocurrieron aconte-
intersección entre los es- cimientos históricos de tipo
tudios culturales y la his- social o económico, como la
toria ambiental. Lo trata definición de modelos de de-
de hacer el reciente libro sarrollo, la conformación de
El poder de la carne, don- Ludwig Zeller (Chile 1927), en el libro del poeta Humberto Díaz- identidades político-cultura-
Cassanueva, Sol de lenguas, Editorial Nascimento, Chile 1970.
de buscamos construir les a partir de la agroex-
una comprensión de la portación, o el re-diseño de
historia del consumo y la produc- y Gallini, 2004), sugeríamos que la relaciones sociales y de clase. La
ción de la carne en Colombia, a par- tríada relacional “territorios-mer- escasa atención a la lectura ambien-
tir de la función política de la cancías-saberes” era un marco tal de la historia del “progreso”
cultura, lo cual llevó a redactar un interpretativo pertinente para des- decimonónico es sorprendente si se
“estudio constructivista en donde cribir el grueso de la literatura pro- tiene en cuenta que los recursos
se exploran los contenidos políticos, ducida, enfocada en entender las naturales son los protagonistas cen-
culturales y ambientales del desa- interrelaciones entre expansión te- trales de dichas historias. Queda
rrollo de una cultura ganadera en rritorial, bienes de exportación y abierta, pues, una veta riquísima para
Colombia en la primera mitad del nuevos conocimientos en esas déca- la investigación histórico-ambiental
siglo XX” (Flórez, 2008: 18). das de profunda transformación que latinoamericana: café, cacao, petró-

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leo, cobre, oro, madera, trigo y los llamativas similitudes: tal como en circunscrito a una sección más bien
demás bienes primarios de exporta- el caso de las exportaciones del si- limitada del planeta, fue y es una
ción tuvieron su propia historia, y glo XIX, los agrocombustibles del bandera importante de la propagan-
estamos apenas entendiéndola siglo XXI están dirigidos esencial- da gubernamental favorable al fo-
(Guhl, 2008). mente a unos destinos específicos: mento de los agrocombustibles.
en aquel entonces, las más pujantes Voces críticas existieron tanto en
Hay otra razón para querer co- áreas del mundo industrializado (Es- pleno auge agroexportador como en
nocer la historia ambiental de la tados Unidos, Gran Bretaña, Ale- pleno despegue de los agrocom-
exportación extractiva y agrícola del mania, Francia), y en el presente, los bustibles, y en ambos casos se las ha
siglo XIX, y es su llamativa simili- más voraces consumidores de ener- tildado bajo el estigma de anti-
tud con la historia de los agrocom- patrióticas. Al responder posi-
bustibles producidos en la región tivamente a aquel llamado de la
que apenas está comenzan- economía internacional –proclaman
do. De alguna manera, pal- en cambio los gobiernos nacionales,
ma africana, soya, maíz, caña de variados colores políticos, distin-
de azúcar, que son las mate- tos sectores empresariales y no po-
rias primas a partir de las cuales cos científicos en el siglo XIX como
varios países latinoamericanos en el XXI– se esperan el fomento del
producen energía (Uribe, desarrollo rural, la aceleración de
2008), se pueden entender una siempre ansiada y nunca
como las versiones modernas alcanzada transformación del
de aquellos productos –agrí- campesino tradicional en mo-
colas o minerales– que lide- derno proletario rural, o si aca-
raron el boom exportador en so en pequeño empresario
el siglo XIX: plátano, café, azú- agrícola, el aprovechamiento –
car, guano, caucho, trigo, etc. En vía sector exportador– de un gran
ese entonces, como hoy, las re- motor para las economías naciona-
giones equinocciales, como acos- les en su conjunto.
tumbraba llamar al trópico el
“agrólogo humanista” colombiano Las similitudes entre los dos pro-
Víctor Manuel Patiño (1990-93 y cesos históricos pasan también por
2003), responden a la demanda vi- los impactos sociales y agrarios que
gorosa de un mercado mundial que una abundante historiografía –para
reconoce en ellas las más aptas pro- el caso del siglo XIX– y una crecien-
ductoras de materias primas estra- te literatura crítica –para el caso del
tégicas. Desde luego, es cierto que siglo XXI– estaría mostrando: exten-
los agrocombustibles10 son también Ludwig Zeller, “El poeta sueña”, 1970, sión del monocultivo y del gran la-
producidos en regiones templadas del libro 50 collages, Canadá 1981. tifundio, escasa distribución de los
(Alemania, por ejemplo), pero las beneficios económicos que el sector
ventajas comparativas de las áreas tro- gías, requeridas en particular para produce, inicuas relaciones labora-
picales en términos de disponibilidad mover automóviles y camiones (Es- les, fortalecimiento de grupos
de tierra y condiciones climáticas tados Unidos, Europa occidental, oligárquicos, y, en definitiva, resul-
aptas para estos cultivos en gran es- China, Brasil es una excepción por tados de poca monta en términos de
cala son grandes, y hacen de ellas las su alto autoconsumo). desarrollo rural integral de las zo-
proveedoras potenciales de energía nas donde estos preciados recursos
a partir de biomasa11 en el futuro. La retórica de las oportunidades se obtienen (Worldwatch Institute,
“históricas” abiertas para un merca- 2006; Royal Society, 2008; Pimentel
En cuanto a mercado de desti- do que una vez más se apostilla como y Patzek, 2005; Fargione, 2008;
no, también en este campo aplican mundial, pero que en cambio está Altieri y Bravo, 2007).

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Aunque es una quimera esperar mayor de la que consume su ciclo embargo, su capacidad para movili-
que la historia se repita igual a sí de vida completo, desde la adquisi- zar audiencias y modificar de forma
misma, los parecidos entre estas dos ción de la semilla hasta el transpor- importante el rumbo de las econo-
dinámicas fundamentales para la te en los mercados de destino mías de su época fue muy limitada.
región parecen motivo suficiente (Crutzen et al., 2008). En palabras La capacidad arrasadora del bino-
para querer conocer mejor la mane- más técnicas, su balance energéti- mio “orden y progreso”, por su par-
ra como territorios, materias primas co no sería tan positivo como se pre- te, resultó imbatible.
y saberes se articularon para abrir tende. A esta preocupación por la
paso a la llamada “inserción de eficiencia energética se añaden otras
América Latina” en el mercado mun- alarmas ambientales: la defores- Conclusiones
dial, y de paso a su re-configuración tación para abrir campo a monocul-
ambiental, económica y social. Esto tivos extensivos de soya, caña, palma Existen razones para cierto opti-
no solamente para saber cómo evi- de aceite; la alta demanda de agua mismo si se mira la capacidad de lo
tar los errores, sino también para que los cultivos destinados a la pro- que se ha venido llamando “histo-
apreciar las divergencias. ducción de energía requieren; y la ria ambiental” para dar pasos firmes
pérdida de biodiversidad que los en América Latina. Quien la pensó
Una diferencia es igual de lla- monocultivos como opción agrícola como una pincelada verde efímera,
mativa que las similitudes: distinto representan. aunque seductora, como las modas,
del siglo XIX, el debate sobre los habrá quedado frustrado en sus ex-
agrocombustibles es vivaz, plural y La relevancia de la perspectiva pectativas. Sin embargo, quienes
global12. En ello, un lugar fundamen- ambiental, aunque sea a menudo creyeron en que esta no podía ser
tal, quizás el principal de la discu- sólo retórica, en el debate acerca de sencillamente una especialización
sión tanto técnica como política, lo los agrocombustibles marca una di- más de la historia, o quizá, una
ocupa la preocupación sobre las ferencia que merece ser resaltada profundización accesoria de los es-
implicaciones ambientales de la pro- con respecto al proceso de formación tudios ambientales, deben todavía
ducción de agrocombustibles, cuya de economías y agroecosistemas trabajar. Como lo advertía de forma
misma razón de ser radica en el be- exportadores del siglo XIX. El me- provocadora John Soluri en su nota
neficio ambiental que representa- dio ambiente ha alcanzado estatus en 2005 con ocasión del aniversario
rían. Su impulso –particularmente de variable de la política institu- de la revista Environmental History,
fuerte en países como Brasil que cional y empresarial, tanto nacional “somos inconscientes de los riesgos
desde comienzo de los años setenta –también en América Latina– como derivados de lo que nos volvimos: un
del siglo XX sostiene una política internacional, y este es un logro de increíblemente profesionalizado y
coherente de apoyo a su producción los últimos treinta años que las ge- disciplinado subcampo de la histo-
y comercialización– deriva de la neraciones venideras deberán defen- ria” (par.1). Aunque en América
convicción, según la cual, las emi- der. Voces disonantes se levantaron Latina quizás estemos lejos de la
siones de gases de efecto inverna- también durante el siglo XIX y co- profesionalización y el discipli-
dero de los agrocombustibles son mienzos del XX, señalando el ago- namiento de la historia ambiental, la
bastante menores comparadas con tamiento de los recursos naturales, advertencia de Soluri no puede ser
los combustibles fósiles (petróleo y cuestionando –con el vocabulario un canto de Casandra. En su cuasi-
carbón). Frente al escenario alar- de la época– la sustentabilidad en decálogo sugiere rasgos definitorios
mante del calentamiento global, los el tiempo del modo de uso de los para los historiadores ambientales:
agrocombustibles representarían recursos que se estaba imponiendo,
desde luego la respuesta ambiental y advirtiendo sobre los cambios im- - intelectuales, mas no siem-
correcta. previstos y no planeados que este pre académicos, en perma-
modo de producir “riqueza” estaba nente actitud de escucha de
Sin embargo, la literatura críti- generando en el régimen climático, ideas atractivas provenien-
ca reciente sostiene que la energía el estado o la extensión de los tes de otras disciplinas, en
que logran producir los agrocom- boques, la diversidad biológica o la particular de las ciencias bio-
bustibles no sería significativamente disponibilidad energética futura. Sin lógicas, sin que esto nunca

GALLINI, S.: HISTORIA, AMBIENTE, POLÍTICA: EL CAMINO DE LA HISTORIA AMBIENTAL EN AMÉRICA LATINA NÓMADAS 99
quiera decir hipotecar la le- a la cual también Germán Palacio 8 Como lo explica Cronon en el prefacio
de la edición de bolsillo de 1996 del li-
gitimidad de los resultados hacia frecuente referencia. Habrá bro, éste “apareció en las librerías cuan-
dependiendo de la intimidad que hacerles caso, si de este esfuer- do el asalto anti-ambientalista parecía
de las relaciones estableci- zo se ha de esperar no (solo) un ejer- poder ser horriblemente exitoso” (19).
das con la ciencia dura. cicio intelectual, sino un acto de Algunos lectores interpretaron las vi-
siones críticas de Cronon y demás auto-
- En franca lucha para superar defensa de la vida en el planeta. res del libro como parte de esta arreme-
las geografías imperiales a tida, cuando en la realidad “su inten-
través de la lectura y el pen- ción era impulsar una mayor reflexión
acerca de las formas complicadas y con-
samiento en marcos compa- tradictorias en las cuales los seres hu-
rativos y transregionales. Citas manos modernos conciben su lugar en
- Defensores de la idea según la naturaleza” (20).
la cual, las personas y la vida 1 La cita es del documento de convocato- 9 Agradezco a Elsy Castillo por recordar-
no humana tienen valor, ria para contribuir con artículos en la me este importante punto.
NÓMADAS 22. La convocatoria circu-
pero no son mercancías, y ló en medios electrónicos durante el pe- 10 Agrocombustibles es a menudo sinónimo
por lo tanto, opositores de riodo mayo-octubre de 2005. de biocombustibles para definir aquellos
combustibles liquidos o gaseosos produ-
la imposición de etiquetas 2 Información sobre la constitución y el cidos a partir de biomasa (bioetanol y
sin vida como “capital hu- quehacer del grupo se encuentra dispo- biodiesel), en oposición a los combusti-
mano” o “capital natural”. nible en: <www.hiampol.info>, consul- bles fósiles. Prefiero utilizar aquí el térmi-
- En tensión para lograr estu- tado el 8 de febrero de 2009. no agrocombustibles en reconocimiento
del hecho que, en la actualidad produc-
diar tierra, mar y cielo jun- 3 Los simposios latinoamericanos y
tiva, los combustibles de este tipo son
tos, siguiendo los flujos. caribeños de historia ambiental comen- derivados de cultivos agrícolas.
zaron en Santiago (Chile) en el 2003.
- Capaces de utilizar metodo- El segundo encuentro tuvo lugar en La 11 Biomasa es “todo tipo de materia orgáni-
logías y técnicas de investiga- Habana (Cuba) en 2004, el tercero en ca generada en las plantas por el proceso
ción modernas, sin renunciar Carmona (España) en 2006, el cuarto de fotosíntesis en donde se acumula la
en Belo Horizonte (Brasil) y el quinto se energía capturada de las radiaciones del
nunca a las tradicionales lec- encuentra en preparación en La Paz, Baja sol y se almacena en forma de energía
turas de archivos o a la escu- California (México) para junio de 2010. química”. (uribe, 2008: 107).
cha de los ancianos. El sexto está previsto en Colombia. La 12 Ver, por ejemplo, CLAES, disponible en:
- Reacios a comprometerse Sociedad Latinoamericana y Caribeña de <www.agrocombustibles.com>.
Historia Ambiental (SOLCHA) fue for-
con una particular agenda malmente creada en 2006.
política o un paradigma in-
4 En Colombia lo hacen, por ejemplo, la
telectual más allá de cuestio- Universidad Nacional de Colombia
nar todas las agendas y (Maestría en Historia; Maestría en Me-
oponer resistencia frente a dio Ambiente y Desarrollo, sede Bogotá
Bibliografía
programas que tratan de go- y sede Caribe; Maestría en Estudios
Amazónicos, sede Amazonía), la Univer- AGUILAR-ROBLEDO, Miguel Ángel y Ma-
bernar –en vez de respetar– sidad de Los Andes (Maestría en Histo- ría Gabriela Torres-Montero, 2006,
la diversidad (Soluri, 2005). ria y Maestría en Geografía). “Ambiente y cambio ambiental: ¿ejes
para deconstruir y (re)construir a la his-
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“normalizadas” por la tradición del 7 Las referencias van desde el clásico “A History”, en: History and Theory, No. 42.
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