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AITOR CALVO FERNÁNDEZ

COMENTARIO DE TEXTO:

Soraya de Chadarevian – “Portrait of a Discovery. Watson, Crick, and the Double


Helix.”

En este artículo Soraya de Chadarevian se propone abordar el descubrimiento de la


estructura helicoidal del ADN a partir de una fotografía. Se trata de la famosa imagen
de Watson y Crick posando junto con el modelo de la hélice, considerada como icono
de uno de los mayores descubrimientos del siglo XX. De Chadarevian cuestiona la
visión simplista de los hechos que sostiene que la fama de imagen proviene de la
importancia incuestionable del descubrimiento. Así, se pregunta cómo ha llegado la
foto a ser lo que es, y buscando la respuesta pretende también aclarar otro problema:
¿cómo ha llegado el descubrimiento a ser lo que es? A través de esta investigación, la
autora saca a la luz la complejidad detrás de la reconstrucción retrospectiva habitual y
muestra cómo es producto de diversos factores, ofreciendo así una historia más
compleja.

La investigación comienza con la reconstrucción de la toma de la fotografía. A


pesar de la fama que hoy en día tiene, de Chadarevian nos muestra cómo sus
comienzos fueron más oscuros de lo que podría esperarse. La instantánea es parte de
una serie de ocho, hechas por Antony Barrington Brown con el objetivo de captar a los
científicos en su ambiente cotidiano (cfr. de Charadevian, 2003: 92). Después de
contrastar las versiones de los dos científicos y del fotógrafo, la autora concluye que la
fecha más plausible para la toma es el 21 de mayo de 1953 (cfr. ibíd.: 94-95). Lo
interesante del análisis es que desmonta la imagen retrospectiva que se suele tener
sobre el evento: se trata de una fotografía fortuita de los científicos con un modelo que
no tenía en su momento ningún estatus privilegiado (cfr. ídem). Aquí se ve un fuerte
enlace entre la foto y el descubrimiento, y es que, como nos indica de Chadarevian, ni
la primera ni el segundo tuvieron en sus inicios la importancia que hoy se les atribuye
(cfr. ibíd.: 95-96). Como sabemos, no fue hasta los años 70 que el descubrimiento
cobró relevancia a través de la biotecnología; paralelamente, la autora se centrará en
cómo la imagen tampoco llegó a tener repercusión de manera independiente.

El éxito de la foto llegó junto con el libro The Double Helix, escrito por Watson y
publicado en 1953. Su relato glorificaba la actuación de Crick y la suya en una versión
de los hechos bastante criticada en su momento, e iba acompañado de las fotos de
Barrington Brown (cfr. ibíd.: 97-99). De Chadarevian sostiene, por un lado, que les el
libro y su repercusión lo que dio a la foto la fama; por otro, que la razón de que sea
precisamente esta foto y no otra la que se haya dado a conocer es que es la que mejor
representa la versión de Watson (cfr. ibíd.: 99-101). La imagen que se tiene hoy en día
de los eventos –defiende la autora-- es la forjada por Watson: la figura apartada de
Franklin, la heroicidad de los autores, etc., y la fotografía ha pasado a ser el icono de
ese relato (cfr. ibíd.: 99-101). Ambos están íntimamente conectados, pues si bien
Watson popularizó la imagen, su versión fue (y es) a su vez reforzada por ella (cfr.
ibíd.: 105). Saliéndose de la historia principal y dirigiéndose a lo que podría parecer un
elemento secundario, la autora consigue contar los hechos de manera diferente y
encontrar relaciones que de una forma que sería difícil de otra manera. Esta
reconstrucción de los hechos presenta una ciencia que no toma forma por sí sola, sino
que depende de diversos factores para hacerla circular, darse a conocer y constituirla
para llegar a ser lo que es ahora para nosotros.

De Chadarevian también se centra en la foto misma: ¿se veía antes como la


vemos ahora? ¿es una foto de los científicos, del modelo o de los tres? A partir de lo
contado por Barrington Brown, la autora muestra cómo las cualidades estéticas que
suelen atribuirse a la foto no son tan evidentes y naturales: el fotógrafo no encontraba
atractivo en el modelo, pero sí los científicos que sabían de lo que trataba. La autora
concluye que si hoy en día todos coinciden en sus cualidades estéticas, es
precisamente porque su importancia ya ha sido establecida (cfr. ibíd.: 91, 96).
Defiende que el modelo no puede tomarse como único protagonista, ya que también
los científicos han jugado una parte crucial en hacer de la foto lo que es (cfr. ibíd.: 96).
Esto apoya a lo mencionado anteriormente, ya que ni el modelo –que simboliza lo
descubierto-- ni los autores –los héroes de los relatos-- son elementos independientes
en la formación de la imagen del descubrimiento, lo cual apoya una visión de la ciencia
como un proceso engranado en un mecanismo con piezas muy diversas: no podemos
entender las partes sin hacer referencia a las múltiples facetas del contexto. Con
respecto a la foto, de Chadarevian también habla de la vida que ha tenido después de
su primera publicación, que es testigo de su importancia: ha sido utilizada en varias
ocasiones para guiar la reconstrucción del modelo del ADN –a pesar de la poca
importancia que se le dio a ese modelo en su momento--, ha acompañado a este
último en el Science Museum y ha sido realizada una vez más con las mismas poses
(cfr. ibíd.: 102-104). Estas vías extienden la influencia de la imagen, llevando el
significado del que esta está cargada a otros destinos.

La idea principal que se defiende en este artículo es, como hemos podido ver,
la estrecha relación entre la fotografía y la reconstrucción del descubrimiento como
hito del siglo XX. Este vínculo ha sido explotado por la autora para penetrar, a partir de
la primera, en la complicada historia del segundo, revelando el papel de elementos sin
los cuales no podríamos entender este proceso: el relato de Watson, su afinidad con la
fotografía, la subsiguiente toma de imprortancia de la esta última, etc. Es interesante
destacar cómo, de manera similar a la que se muestra en el artículo de Carlos López
Beltrán (2005), de Chadarevian también consigue crear un relato más rico y complejo
de los hechos alejándose de la Gran Ciencia y dirigiéndose a los “márgenes”, las
historias que se forman alrededor de lo que se considera el núcleo central. Siguiendo
este hilo cabría explorar otras regiones (por ejemplo, otras ramas de la ciencia o la
literatura divulgativa), buscando una interconexión más amplia entre estas y la ciencia
considerada como central.
Bibliografía

De Chadarevian, S., (2003) “Portrait of a discovery: Watson, Crick, and the Double
Helix. Isis, 2003”, vol. 94, Nº 1: 90-105.

López Beltrán, C., (2005) “Por una nueva historiografía de los conceptos científicos. El
caso de la herencia biológica” en M. & Guillaumin (Ed.), Historia, Filosofía y
enseñanza de la Ciencia, Mexico, pp. 307-346.

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