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Presencia de plomo en el agua

Aunque el plomo raramente ocurre naturalmente en el agua, las minas y las operaciones de
fundición de plomo pueden ser una fuente de contaminación. La mayoría de las
contaminaciones por plomo suceden en algún punto del sistema de entrega del agua, ya
que el agua corroe las conexiones del servicio, la tubería, y los grifos soldados y de latón
que contienen plomo. Ciertas aguas son más corrosivas que otras. Los factores que causan
que el agua sea corrosiva son la acidez, la temperatura alta, el bajo contenido de sólidos
disueltos, y las cantidades altas de oxígeno o dióxido de carbono disueltos. El plomo en el
agua potable es con frecuencia un problema en casas muy viejas o muy nuevas. Los tubos
de plomo fueron alguna vez comúnmente utilizados en sistemas de cañerías (Mc Farland y
Dozier, 1997).
La exposición al plomo afecta a todos, pero los infantes, los niños jóvenes y las mujeres
embarazadas son especialmente vulnerables al plomo. Los padres de niños jóvenes y
mujeres que están embarazadas o lactantes deben consultar con un médico acerca de la
exposición a las fuentes de plomo.
La ingestión de plomo y su absorción via digestiva es poca, después de la ingestión de
plomo, éste se absorbe activamente, dependiendo de la forma, tamaño, tránsito
gastrointestinal, estado nutricional y la edad; hay mayor absorción de plomo si la partícula
es pequeña, si hay deficiencia de hierro y/ o calcio, si hay gran ingesta de grasa ó inadecuada
ingesta de calorías y si se es niño, ya que en ellos la absorción de plomo es de 30 a 50 %
mientras que en el adulto es de 10%
Luego de su absorción, el plomo en primer lugar circula en sangre unido a los glóbulos rojos,
el 95% del plomo está unido al eritrocito, luego se distribuye a los tejidos blandos como
hígado, riñón, médula ósea y sistema nervioso central, luego de 1 a 2 meses el plomo
difunde a los huesos donde es inerte y no tóxico. El metal puede movilizarse del hueso en
situaciones como inmovilidad, embarazo, hipertiroidismo, medicaciones y edad avanzada.
El plomo cruza la placenta y la barrera hematoencefálica. El plomo tiene gran afinidad por
los grupos sulfhidrilo, en especial por las enzimas dependientes de zinc (Valdivia, 2005).
Interfiere con el metabolismo del calcio, como: Reemplaza al calcio y se comporta como un
segundo mensajero intracelular, alterando la distribución del calcio en los compartimentos
dentro de la célula; activa la proteinquinasa C, una enzima que depende del calcio y que
interviene en múltiples procesos intracelulares; se une a la calmodulina más ávidamente
que el calcio; inhibe la bomba de Na-K-ATPasa, lo que aumenta el calcio intracelular.
Finalmente, esta alteración a nivel del calcio traería consecuencias en la neurotransmisión
y en el tono vascular lo que explicaría en parte la hipertensión y la neurotoxicidad A nivel
renal interfiere con la conversión de la vitamina D a su forma activa, hay inclusiones
intranucleares en los túbulos renales, produce una tubulopatía, que en estadios más
avanzados llega a atrofia tubular y fibrosis sin compromiso glomerular, caracterizándose
por una proteinuria selectiva. El plomo se acumula en el espacio endoneural de los nervios
periféricos causando edema, aumento de la presión en dicho espacio y finalmente daño
axonal.
La toxicidad aguda se presenta luego de una exposición respiratoria a altas
concentraciones, con encefalopatía, insuficiencia renal y síntomas gastrointestinales. La
toxicidad crónica es la más frecuente y se manifiesta con compromiso multisistémico:
hematopoyético, del sistema nervioso, gastrointestinal, riñón y sistema reproductor.
Se ha descrito anomalía vertebral, atresia anal, defectos cardiacos, fístula esofágica,
anomalías renales y anormalidades de las extremidades en un recién nacido (Valdivia,
2005).
Finalmente se excretará por orina en un 90%, y en menor cantidad en la bilis, piel, cabello,
uñas, sudor y leche materna. El diagnóstico de la intoxicación por plomo suele ser difícil, ya
que el cuadro clínico es sutil y los síntomas inespecíficos. (Mc Farland y Dozier, 1997).

Bibliografía:
- Mc Farland, M; Dozier, M. 1997. Problemas del agua potable: el plomo. Servicio
Cooperativo de Extensión de Nebraska. Comunicaciones Agrícolas, El Sistema
Universitario Texas A&M [Internet] [3 de Setiembre del 2018]. Disponible en:
https://texaswater.tamu.edu/resources/factsheets/l5452slead.pdf
- Valdivia, M. 2005. Intoxicación por plomo. Departamento de Medicina, Hospital
Nacional Arzobispo Loayza. Rev. Soc. Per. Med. Inter. 18(1). [Internet] [3 de
setiembre del 2018]. Disponible en:
http://medicinainterna.org.pe/revista/revista_18_1_2005/Intoxicacion.pdf

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