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Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca

Instituto de Ciencias de la Educación


Maestría en Educación

SEMINARIO: INVESTIGACIÓN DE LA PRÁCTICA DOCENTE.

REFLEXIÓN SOBRE MI PRÁCTICA

ESTUDIANTE:
LIC. MOISÉS ANTONIO CHACÓN MARTÍNEZ.

DOCENTE:
DRA. ALBA CERNA LÓPEZ.

SEMESTRE 1

OAXACA DE JUÁREZ, OAX.; SEPTIEMBRE DE 2017.


Mi experiencia más difícil como docente: como rostro sufriente-angustiado

Partir de lo negativo siempre implica es un paso importante para reflexión del sujeto
que se traduce en esta situación en maestro/a y estudiante, ambos pueden pecar
de ingenuidad sobre algo, y esto puede muchas de las veces generar dificultades
entre ambos en los procesos de enseñanza-aprendizaje y de creación de verdadero
conocimiento. Al respecto McLaren argumenta lo siguiente cuando no se toma en
cuenta al sujeto:

Al estar atrapado dentro de mi papel de maestro, no aprendí de mis estudiantes.


Con frecuencia hay una actitud defensiva en la práctica de dejar a los
estudiantes contar sus propias historias. Los maestros deben ser cuidadosos y
no silenciar a los estudiantes inconscientemente mediante los prejuicios o
predisposiciones ocultas y ubicarlas en sus propias prácticas pedagógicas.1

Frecuentemente los prejuicios confunden al docente en su práctica pedagógica,


además, la inseguridad de no tener una posición sobre la educación mueve al
profesorado cayendo en el sentimentalismo, ingenuidad, obviedad, etc., que
involucra dejarse guiar más por el impulso y menos por la conciencia. Esto crea un
obstáculo entre el vínculo profesorado-estudiantado porque se crea una dualidad
en cuanto a la posesión del saber o no de este último, convertido en un falso diálogo
que los atrapa, ante esto, decimos que el verdadero diálogo crea conocimiento que
se comparte, porque nos ayuda a despejar la ignorancia y la obviedad del mundo,
siendo este una totalidad de entes interrelacionados.

El docente siempre tiene una ventaja sobre el estudiante, un ejemplo de esto es en


reflexión y método, además de la posición laboral que le acontece; el estudiante
llega en la búsqueda de conocimiento, por lo cual, el profesor le debe ayudar a crear
y buscar juntos, y no a la inversa. Véase como argumenta McLaren en este sentido:

La violencia simbólica es ejercida cuando, por ejemplo, un maestro introduce


sus valores de una manera muy rígida para negar las experiencias y creencias
de los estudiantes procedentes de grupos subordinados. Por otra parte, el poder
emancipador de la voz autoritaria de un maestro es ejercido cuando la voz de
un estudiante se le permite afirmarse de modo que sea aceptada y analizada
en términos de los valores particulares y de las ideologías que representa.2

1 McLaren, P. (2011). La vida en las escuelas. P.323.


2 Ibid. P. 326.
Lo importante de esta cita es preguntarnos como docentes lo siguiente: ¿Cómo
sabemos que no ejercemos violencia hacia el estudiantado sin caer en la obviedad?
Como sabemos que no hemos minimizado al estudiantado hasta casi desaparecerlo
de nuestra práctica, a veces el ego, agregándole otro poquito el ego cogito domina
en el aula al nosotros pensamos, en donde, no solo es el yo pienso. Si no tenemos
cuidado podemos ejercer incluso un poder como dominación en el aula, en donde,
el docente está arriba y el estudiante abajo, que se traduciría en un ego conquiro
(yo conquisto). Es importante no involucionar en nuestra práctica, siempre
aprendemos algo nuevo todos los días, entonces, no cortemos ese gran don
humano que es el aprender-enseñar en la búsqueda del ser-más.

Mi experiencia más satisfactoria como docente: como afirmación del rostro


del estudiante

Comenzaré mi discurso partiendo de los estudiantes que son los sujetos que me
“exigen” una educación ética de la vida, el sujeto-estudiante en esta cuestión
involucra retomarlo como inédito y como nombrado en el momento de su
nacimiento, que si no fuera por la tecnología no sabríamos si es hombre o mujer, es
decir, tenemos ahora pequeños elementos de un sujeto que desdoblará su vida en
y con el mundo, pero que aún es y será un rostro desconocido, sin embargo, que
en un momento no muy lejano llegará al aula como hijo del alguien más, que no es
el hijo del docente pero que implica mucha responsabilidad3 en el camino de
creación del conocimiento, en la creación de su rostro (estudiante). Veamos como
nombrar es importante en y con el mundo debido a que sitúa al sujeto que nace, y
una vez nacido vive, y McLaren nos menciona:

El nombrar es simplemente identificar y definir aquellas relaciones sociales y


económicas que más claramente afectan las vidas de los estudiantes, en
particular la distribución desigual del poder y los recursos […] Tales objetivos
habrían alentado a los estudiantes a trabajar sobre sus propias historias
culturales y sobre las experiencias de sus barrios y para discutir cómo veían y
experimentaban la opresión y la injusticia social.4

3 Más allá de lo administrativo-formal educativo.


4 Ibid. P. 329.
Es importante nombrar al sujeto que es un ser de relaciones en y con el mundo, el
crea esas relaciones incluso antes de nacer; el estudiante como nombrado5 y como
nombrante de los entes, debe trabajar sobre lo “real” que acontece en su vida,
reflexionando sobre su acción y transformando ésta, encontrará el cambio en la
propia. Desde este punto, el docente abrirá la posibilidad de que el estudiante
interpele en el acto educativo, lo que genera un diálogo consciente entre ambos en
la búsqueda y reorganización del conocimiento; es interesante que el estudiante
tenga este tipo de ejercicios para no convertirse en seres pasivos que esperan a
recibir información, sino que todos nos movilizamos en la búsqueda y creación del
algo nuevo.
Siempre es subversivo trabajar con el estudiantado, debido a que se escucha a
quien pocas veces es escuchado, al trabajar con ellos, y organizarnos, creamos
formas de interpelar, y esto implica mucha de las veces cuestionar las formas en
que se hacen las cosas, y esto llega a ser molesto para quienes ostentan el
monopolio del saber, del poder, de la educación, etc., en la vida.
Veamos pues, como desde la práctica reflexiva se nos propone algo, que ayuda a
entender que no hay forma definida, que no hay receta para el accionar, ante lo cual
Perrenoud nos argumenta lo siguiente:

Solamente un formador reflexivo puede formar a enseñantes reflexivos, no


solamente porque encarna globalmente lo que preconiza sino porque aplica la
reflexión “de forma espontánea”, en el curso de una pregunta, una discusión,
una tarea o un fragmento de saber.6

La cita anterior es muy clara, nadie puede enseñar lo que no ha aprendido, es


ingenuo pensar que la práctica reflexiva se “da” en automático por manejar los
términos de esta, tal como dice Perrenoud es muy compleja e implica una disciplina
para llegar a ser reflexivo, todos tenemos las posibilidades de llegar a ser reflexivos
en las diferentes situaciones en la vida, pero tomar una posición reflexiva no
cualquiera, porque esto implica, tal como lo dice Perrenoud, romper con la postura
tradicional de la educación, en donde, el maestro es poseedor del conocimiento e
impone condiciones para que el estudiante lo aprenda.

5 Decimos nombrado porque alguien le puso un nombre, le dio un rostro, y lo situó en y con el mundo,
después de esto, el también empezará a nombrar el mundo.
6 Perrenoud, P. (2011). Desarrollar la práctica reflexiva en el oficio de enseñar. Pág. 70.
En este mismo sentido veamos lo que argumenta Peter McLaren al respecto, en
donde, nos dice que la práctica educativa no es inocente hacia estudiantes pasivos
y nos menciona:

Los maestros deben descubrir los intereses ideológicos ocultos que subyacen
en sus propias prácticas pedagógicas y su habilidad para enseñar y aprender
con otros […] Para Giroux, esto consiste en estar críticamente atento no sólo a
la relación del maestro con el aparato de poder establecido, sino también con
los temores, resistencia y escepticismo que los estudiantes de los grupos
subordinados traen con ellos al salón de clase.7

Como podemos observar, McLaren al igual que Giroux nos invitan a cambiar
radicalmente nuestra posición bancaria de la educación, para empezar a accionar
en y con el mundo, es subversivo, claro todos los temas que implican verdadera
crítica son peligrosos, debido a que intentan de forma radical un cambio, esto debido
a su compromiso con las grandes mayorías que son cientos de millones de
personas en el mundo ante un grupo minoritario que ostenta el poder. El exceso
pierde a la elite y la miseria confunde a las mayorías; el maestro transformador
desde esta perspectiva dice McLaren es el que se compromete con los otros, en un
caso muy particular con los estudiantes, y luchan juntos en la construcción de otro
mundo.

Al final, desde mi punto de vista McLaren propone algo más interesante, superando
desde mi perspectiva a Perrenoud y textualmente argumenta:

Sólo involucrados en este compromiso podemos, como agentes de


transformación y esperanza, comenzar a sentir y comprender el sufrimiento y la
enajenación del mundo y también proporciona la voluntad, el propósito y la
razón para superarlos. Esa superación no puede ser realizada tratando de hacer
un capitalismo que se ajuste a las necesidades humanas, sino con la abolición
del sistema capitalista mismo.8

Desde la práctica educativa liberadora, McLaren rompe todavía más con las
condiciones aplastantes que agobian al sujeto, y se da cuenta que no solo el
estudiante sufre sino también la comunidad, y propone terminar con un sistema que
crea muchas necesidades que los sujetos no necesitan, y que al caer en el exceso,

7 McLaren, P. (2011). La vida en las escuelas. P.


8 Ibid. P. 340.
nos enrutamos hacia el suicidio colectivo, con una llamada tercera guerra mundial,
problemas con el medio ambiente, problemas de basura, de enfermedades, de
homicidios, asesinatos y tantas situaciones escalofriantes que se pueden observar
en el mundo. No es sencillo transformar, pero algo se ha hecho con empezar a
nombrar las injusticias del mundo, y el camino se está construyendo lento, porque
no está dado, se está haciendo todavía.

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