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Para comenzar, es importante aclarar que los consejos y ejercicios que se describen en este texto

están dirigidos únicamente al tratamiento de la articulación del fonema /R/ múltiple, siendo una
Dislalia la dificultad presentada por el niño o adulto.

La dificultad para articular el fonema /R/ múltiple es un problema muy frecuente, tratándose del
sonido lingüístico más difícil de producir. Esto es así porque para pronunciar la /R/ debe existir una
adecuada coordinación de la respiración nasal y la articulación, así como una correcta movilidad y
tonicidad lingual. No podemos olvidar la conformación anatómica de la cavidad oral, dado que si
existe alguna alteración a este nivel (frenillo corto y/o con inserción anteriorizada, paladar ojival…)
que suponga un impedimento para su correcta articulación, es necesario valorar la posibilidad de
derivación a otro profesional para abordarlo.

En el tratamiento de este problema, lo primero y más importante que se debe hacer es trabajar
para lograr el estado óptimo de la cavidad oral a nivel anatómico y funcional, y así poder comenzar
con el aprendizaje de nuevos movimientos de mayor complejidad dirigidos al objetivo que
queremos alcanzar. Si se le pide a un niño con una lengua hipotónica que realice una vibración,
muy difícilmente va a poder llevarla a cabo, ya que para que la lengua pueda vibrar, primero debe
poseer un buen tono muscular.

Se puede comenzar probando una actividad que parte de la praxia lingual del “chasquido”:

Inicialmente se entrena con el niño el ejercicio de pegar toda la superficie de la lengua en el


paladar, produciendo un sonido semejante al trote de un caballo.

Alcanzado el primer paso, se trabaja el chasquido lento para conseguir que el niño mantenga
durante más tiempo la lengua adherida completamente al paladar.

El siguiente ejercicio consiste en permanecer el máximo tiempo posible con la lengua pegada al
paladar, respirando por la nariz; aspecto del que debemos hacer consciente al niño, ya que la
respiración nasal es clave. Para motivarle, se puede jugar a contar cuántos segundos aguanta e
intentar que en las siguientes veces se supere, siempre de una forma ajustada a las posibilidades
del niño.

A continuación, con la lengua adherida al paladar, debe inspirar aire por la nariz y echarlo muy
fuerte por la boca, “sin despegar la lengua”, haciendo una especie de “pedorreta” lingual.
Claramente, la lengua sí se despega a lo largo de la zona central y hasta el ápice, por la fuerza que
el aire ejerce sobre ésta, pero a los niños le damos la consigna de que no la despeguen, debido a
que al soplar por la boca suelen bajar la lengua de forma refleja. No obstante, aunque al principio
no la despegan y con frecuencia espiran por la nariz y no por la boca, con la práctica van
acercándose a la ejecución correcta.
El objetivo de este ejercicio es conseguir una aproximación al punto y modo articulatorio del
fonema /R/ por medio de una estrategia más sencilla, y sin tener que explicar al niño aspectos más
complejos acerca de la posición de la lengua (algo que puede resultar arduo y complicado, sobre
todo con los más pequeños).

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