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Análisis de la película un lugar en silencio

Para muchos el cine se puede definir como la mezcla perfecta de imágenes y sonidos.
Es difícil, y sobre todo en esta época, que un filme logre captar la atención de unos
espectadores sin la utilización de diálogos bien estructurados. Sin embargo, la película
Un lugar en silencio, recién estrenada en las salas de cine, pasa esta prueba con muy
buenas calificaciones. Esta cinta lleva como título original A Quiet Place, su género es
terror y suspenso; además, tiene una duración de una hora y media. Su director, John
Krasinski es también uno de los actores principales. Este se hace acompañar de su
esposa Emily Blunt, de Noah Jupe y Millicent Simmonds. Este trabajo fílmico es de
origen estadounidense y fue producida por Paramount Pictures y Platinum Dunes.

Un lugar en silencio relata la historia de una familia que se ve obligada a comunicarse


mediante un lenguaje de señas porque si producen cualquier tipo de ruido unas
criaturas, al parecer extraterrestres, podrían acabar con sus vidas. Estos monstruos no
tienen ojos, pero pueden escuchar cualquier sonido por imperceptible que parezca. Casi
toda la película está ambientada en una granja y, además de los protagonistas (una
familia de cinco miembros), solo aparece en pantalla un anciano por unos escasos
segundos. También, es importante señalar que en todo el filme solo se produce un
diálogo oral de, más o menos, tres minutos.

El hecho de estar en una sala de cine viendo personas que solo actúan al compás de
una banda sonora puede resultar incómodo, incluso puede llegar a ser desesperante.
Debo confesar que esto me sucedió con esta película. Pues los primeros minutos fueron,
digamos, un tanto lentos, pesados de alguna forma. Sin embargo, según fue avanzando
la historia y, sobre todo, cuando los de la sala fuimos testigos de la primera víctima de
los depredadores sónicos; nunca más, ninguno pudo mantenerse sosegado. Hemos
dicho desde las primeras líneas que esta es una película muda porque los personajes,
casi nunca, profirieron palabra alguna. También, comentamos que la música acompañó
la historia de principio a fin. Quiero destacar que esta fue fundamental para lograr el
desarrollo de la historia. De hecho, los momentos de suspenso fueron magistralmente
construidos con los efectos sonoros. Los cuales, por lo menos a mí, me mantuvieron
preso a la trama durante los noventa minutos del largometraje.

Esta película es una muestra de que la transmisión de discursos coherentes va más allá
de la lengua oral. La utilización de un lenguaje de señas fue totalmente funcional entre
los miembros de esa comunidad de hablantes (los personajes). Esto demuestra que la
comunicación, además de los signos lingüísticos, requiere un conjunto de acuerdos
entre los participantes. Convenciones que permitan el establecimiento de situaciones
enunciativas eficaces. Producto de estas, como se vio en el filme, los intercambios
informativos, también, fueron posibles por medio de elementos no lingüísticos como el
color de un juego de luces. Cuando este fue activado toda la familia sabía lo que debía
hacer, incluido los niños.

Sé, como dice el dicho, que: «para los gustos los colores», pero espero que con estas
ideas se motiven a ver Un lugar en silencio porque es un buen filme; uno diferente, uno
que te dice mucho diciendo, literalmente, muy, pero muy poco. Además, ha logrado gran
éxito en la taquilla norteamericana. En su primera semana ha recaudado más de 50
millones de dólares, solo superada por Black Panther. En fin, cuando vayas al cine,
espero que tu primera opción sea esta película para que no te quedes en silencio y
también puedas opinar.

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