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EL QUE CONFÍA EN DIOS PROSPERA

Sal 37,5
Encomienda tu vida a Yahvé, confía en él, que actuará.

Sir 2,6 Confía en él, y él te ayudará, endereza tus caminos y espera en él.

Pro 28,25 El ambicioso provoca peleas, el que confía en Yahvé prosperará.

1.- QUIEN CONFÍA EN SÍ MISMO Y NO EN EL SEÑOR, LO PIERDE TODO


PAPA FRANCISCO:
- La confianza en el Señor: ésta es la clave del éxito en la vida.
- Confiar en él, porque nunca decepciona. ¡Nunca, nunca! Escuchad bien, Jesús nunca
decepciona”.
- El hombre que confía en sí mismo, en las propias riquezas o en las ideologías está destinado a
la infelicidad.
- Quien confía en el Señor, sin embargo, da fruto también en el tiempo de la sequía.
Jer 17,7 ¡Bendito el que confía en Yahvé, y que en él pone su esperanza!
Jer 17,8 Se asemeja a un árbol plantado a la orilla del agua, y que alarga sus raíces hacia la
corriente: no tiene miedo de que llegue el calor, su follaje se mantendrá verde; en año de
sequía no se inquieta, ni deja de producir sus frutos.

- Otras confianzas no sirven, no nos salvan, no nos dan la vida, no nos dan la alegría”. Pero,
aunque lo sabemos, “nos gusta confiar en nosotros mismos, confiar en tal amigo, o confiar en la
situación buena que tengo o en la ideología tal” y al Señor “lo dejamos un poco de lado”: El
hombre, así, se cierra en sí mismo, “sin horizontes, sin puertas abiertas, sin ventanas” y “no tendrá
salvación, porque no puede salvarse a sí mismo”.
- Esto es lo que le sucede al rico del Evangelio, explica el Papa, “tenía de todo, vestía vestidos de
púrpura, comía de todo todos los días, grandes banquetes”. “Estaba muy contento”, pero “no se
daba cuenta de que, en la puerta de su casa, cubierto de llagas”, había un pobre. El Papa destaca
que el Evangelio dice el nombre del pobre: se llamaba Lázaro. Mientras que el rico “no tiene
nombre”. Lucas 16, 19-31.
- “Todos nosotros tenemos esta debilidad, esta fragilidad, afirma el Papa, de poner nuestras
esperanzas en nosotros mismos o en los amigos, o solo en las posibilidades humanas y nos
olvidamos del Señor. Y esto nos lleva por el camino… de la infelicidad”.
-Pidamos al Señor a gracia de la sabiduría para confiar solo en Él, no en las cosas, no en las
fuerzas humanas, solo en Él”.

- Sal 27,14 Confía en el Señor, ¡ánimo, arriba! espera en el Señor.


- Sal 37,5 Encomienda al Señor tus empresas, confía en él que lo hará bien.
- Pro 3,5 Confía en el Señor con todo el corazón, y no te fíes de tu propia sabiduría.
DECRETO AD GENTES
SOBRE LA ACTIVIDAD MISIONERA DE LA IGLESIA-PABLO VI
-Los discípulos de Cristo, unidos íntimamente en su vida y en su trabajo con los hombres, esperan
poder ofrecerles el verdadero testimonio de Cristo, y trabajar por su salvación, incluso donde no
pueden anunciar a Cristo plenamente.
-Porque no buscan el progreso y la prosperidad meramente material de los hombres,
-sino que promueven su dignidad y unión fraterna, enseñando las verdades religiosas y morales,
que Cristo esclareció con su luz, y con ello preparan gradualmente un acceso más amplio hacia
Dios.
2.- LA PROSPERIDAD Y LA RIQUEZA

-En el AT la prosperidad material representa una bendición divina (cf. p.e. Dt 28,12).

-Existe la conciencia que todo, riqueza y pobreza, proviene del Señor (Si 11,14).

-La riqueza es buena cuando es fruto del temor de Dios (Sal 25,12-13) y destinada a ejercer la
beneficencia (Sal 112,5).

-De otra forma, la abundancia entorpece el corazón, convirtiéndolo en necio y orgulloso (Sal
49,13; Ez 28,5).

-Pero la verdadera prosperidad está en la sabiduría, en el amor a Dios y en la observancia de su


Torah, que vale más que "mil piezas de oro y de plata" (cf. p.e. Sal 119,72; Sb 7,11).

Sab 7:7 Aprecio de Salomón por la Sabiduría. Por eso supliqué y se me concedió la
prudencia; invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría.

Sab 7:11 Con ella me vinieron a la vez todos los bienes e incalculables riquezas en sus
manos.

-Jesús estigmatiza a menudo el peligro de las riquezas que impiden entrar en el Reino (cf. Mt
19,23), que atontan al corazón, lo cierran a la esperanza de la Providencia, lo ciegan sobre la
verdadera riqueza que se obtiene mediante la limosna y la caridad y lo insensibilizan al →
sufrimiento del → prójimo (cf. Lc 12,15-34; 16,19ss).

Peligro de las riquezas.


Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en
el Reino de los Cielos.
Mat 19:24 Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el
que un rico entre en el Reino de los Cielos.»
Mat 19:25 Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se
podrá salvar?»
Mat 19:26 Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para
Dios todo es posible.»
El cristiano rico.
A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en lo
inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee espléndidamente de todo para que lo
disfrutemos;
1Ti 6:18 que practiquen el bien, que se enriquezcan con bellas obras, que den con generosidad y
con liberalidad;
1Ti 6:19 de esta forma irán atesorando para el futuro un excelente fondo con el que podrán
adquirir la vida verdadera.
1Ti 6:20

ABANDONO EN LA PROVIDENCIA.

Luc 12:22

Dijo a sus discípulos: «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis,
ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis:

Luc 12, 23 porque la vida vale más que el alimento y el cuerpo más que el vestido;

Luc 12,24 fijaos en los cuervos: ni siembran, ni cosechan; no tienen bodega ni granero, pero
Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves!

Luc 12, 25 Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un codo a
la medida de su vida?

Luc 12,26 Si, pues, no sois capaces ni de lo más pequeño, ¿por qué preocuparos de lo demás?

Luc 12,27 Fijaos en los lirios, cómo ni hilan ni tejen. Pero yo os digo que ni Salomón en toda su
gloria se vistió como uno de ellos.

Luc 12,28 Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, Dios así la
viste ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!

Luc 12,29 Así, pues, vosotros no andéis buscando qué comer ni qué beber, y no estéis inquietos.

Luc 12, 30 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; y ya sabe vuestro Padre
que tenéis la necesidad de eso.

Luc 12,31 Buscad más bien su Reino y esas cosas se os darán por añadidura.
NO ACUMULAR RIQUEZAS

Luc 12,15 Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aunque alguien posea
abundantes riquezas, éstas no le garantizan la vida.»

Luc 12,16 Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto;

Luc 12,17 y pensaba entre sí, diciendo: “¿Qué haré, pues no tengo dónde almacenar mi
cosecha?”

Luc 12,18 Y dijo: “Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, edificaré otros más grandes,
reuniré allí todo mi trigo y mis bienes

Luc 12,19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años.
Descansa, come, bebe, banquetea.”

Luc 12,20 Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que
preparaste, ¿para quién serán?”

Luc 12,21 Así es el que atesora riquezas para sí y no se enriquece en orden a Dios.»

3.- LA CONFIANZA EN CRISTO.


-Sólo unos pocos han visto al Señor Jesús. Nosotros no lo vemos. Sin embargo, escuchamos su
voz, ¿cuándo?... (Cuando escuchamos el Evangelio).
-Escuchamos como Jesús nos orienta.
-El quiere conducirnos por un camino seguro.
- ¿A quien quiere conducirnos? Jesús nos habla de él en el Evangelio... (Jesús quiere conducirnos
al Padre).
-Basta con seguir las indicaciones de Jesús y vamos por buen camino y llegaremos al Padre.
-"Sabed también vosotros, queridos amigos, que esta misión no es fácil. Y que puede convertirse
incluso en imposible, si sólo contáis con vosotros mismos. Pero lo que es imposible para los
hombres, es posible para Dios". (Lc 18,27; 1,37).
- "Los verdaderos discípulos de Cristo tienen conciencia de su propia debilidad. Por esto ponen
toda su confianza en la gracia de Dios que acogen con corazón indiviso, convencidos de que sin
Él no pueden hacer nada (cfr Jn 15,5).
-Lo que les caracteriza y distingue del resto de los hombres no son los talentos o las disposiciones
naturales. Es su firme determinación de caminar tras las huellas de Jesús".
-"En las inevitables pruebas y dificultades de la existencia, como en los momentos de alegría y
entusiasmo, confiarse al Señor infunde paz en el ánimo, induce a reconocer el primado de la
iniciativa divina y abre el espíritu a la humildad y a la verdad".

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