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Napoleón Bonaparte

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Napoleón Bonaparte
Emperador de los franceses
Copríncipe de Andorra
Rey de Italia
Protector de la Confederación del Rin

Retrato de Napoleón en su gabinete de trabajo, en el palacio de


las Tullerías. Jacques-Louis David, 1812.

Emperador de los franceses


Copríncipe de Andorra
18 de mayo de 1804-3 de abril de 1814[1]​/11 de abril
de 1814[2]​
Charles-François Lebrun
Predecesor
(como Tercer Cónsul)

Luis XVIII
Sucesor
(como rey de Francia y de Navarra)

20 de marzo de 1815-22 de junio de 1815


Luis XVIII
Predecesor
(como rey de Francia y de Navarra)

Sucesor Napoleón II[3]​


Otros títulos [mostrar]
Información personal
Tratamiento Su Majestad Imperial
2 de diciembre de 1804, Notre
Coronación
Dame de París
15 de agosto de 1769
Nacimiento
Ajaccio, Córcega, Francia
5 de mayo de 1821 (51 años)
Fallecimiento
Santa Elena, Imperio Británico
Entierro Los Inválidos
Familia
Dinastía Bonaparte
Padre Carlo Bonaparte
Madre María Letizia Ramolino
Josefina de Beauharnais
Consorte
María Luisa de Austria
Descendencia Napoleón II
Carrera militar
«El Pequeño Cabo» (le Petit
Apodo
Caporal)
Lealtad Francia

Condecoraciones
Cruz de la Legión de Honor

Guerras revolucionarias
francesas
Sitio de Tolón
Conflictos Primera Campaña de Italia
Campaña napoleónica en
Egipto y Siria
Guerras Napoleónicas

Firma

Escudo de Napoleón Bonaparte

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Napoleón I Bonaparte (Ajaccio, Isla de Córcega, Francia; 15 de agosto de 1769 - Santa Elena, Gran Bretaña; 5 de mayo de 1821) fue un
militar y gobernante francés, general republicano durante la Revolución y el Directorio, artífice del golpe de Estado del 18 de brumario
que lo convirtió en primer cónsul (Premier Cónsul) de la República el 11 de noviembre de 1799; cónsul vitalicio desde el 2 de agosto de
1802 hasta su proclamación como emperador de los franceses (Empereur des Français) el 18 de mayo de 1804, y fue coronado el 2 de
diciembre; proclamado rey de Italia el 18 de marzo de 1805 y coronado el 26 de mayo. Ostentó ambos títulos hasta el 11 de abril de 1814
y, nuevamente, desde el 20 de marzo hasta el 22 de junio de 1815.

Durante un periodo de poco más de una década, tomó el control de casi toda Europa Occidental y Central mediante una serie de
conquistas y alianzas, y solo tras su derrota en la batalla de las Naciones, cerca de Leipzig, en octubre de 1813, se vio obligado a abdicar
unos meses más tarde. Regresó a Francia y al poder durante el breve periodo llamado los Cien Días y fue decisivamente derrotado en la
batalla de Waterloo en Bélgica, el 18 de junio de 1815, cuando fue desterrado por los británicos en la isla de Santa Elena, donde falleció.

Napoleón es considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia, habiendo comandado campañas bélicas muy exitosas,
aunque con ciertas derrotas igualmente estrepitosas. Sus agresivas guerras de conquista se convirtieron en las mayores operaciones
militares conocidas hasta ese momento en Europa, en las que involucró a un número de soldados jamás visto en los ejércitos de la época.
Además de estas proezas bélicas, a Napoleón también se le conoce por el establecimiento del Código Napoleónico y es considerado por
algunos un «déspota ilustrado» debido a su extraordinario talento y capacidad de trabajo. Otros, sin embargo, lo estiman un dictador
tiránico cuyas guerras causaron la muerte de millones de personas, así como uno de los personajes más megalómanos y nefastos de todos
los tiempos.[4]​

Se le juzga como el personaje clave que marcó el inicio del siglo XIX y la posterior evolución de la Europa contemporánea.

Sus soldados lo llamaban el Pequeño Cabo (le Petit Caporal), en tanto que los británicos se referían a él con el despectivo Boney y las
monarquías europeas como el tirano Bonaparte, el Ogro de Ajaccio o el Usurpador Universal.[5]​

Índice
1 Primeros años
2 Campañas iniciales
3 La campaña de Italia de 1796-1797
4 La expedición a Egipto
5 La Francia napoleónica
5.1 Periodo revolucionario
5.1.1 El golpe de estado del 18 de brumario
5.2 El Consulado
5.2.1 Un interludio de paz
5.3 El Imperio
5.3.1 Fundación del Imperio
5.3.2 Las guerras de conquista
5.3.2.1 Guerra contra Reino Unido
5.3.2.2 Expansión hacia el este
5.3.2.3 Ocupación de España
5.3.2.4 Europa Central
6 Implicaciones fuera de Francia
6.1 La Europa napoleónica
6.2 Intervención en América
7 Ocaso y caída de Napoleón
7.1 Tierra arrasada
7.2 Los Cien Días
7.3 Exilio en Santa Elena y muerte
8 Distinciones honoríficas
9 Valoración crítica
10 Napoleón en el cine y televisión
11 Ancestros
12 Véase también
12.1 Relacionados
12.2 Otros
13 Referencias
14 Bibliografía
15 Enlaces externos

Primeros años
Nacido Napoleone di Buonaparte (Nabolione o Nabulione en corso), solo un año después de que Francia comprara la isla de Córcega a
la República de Génova. Napoleone, años después, cambió su nombre por el afrancesado Napoléon Bonaparte. El registro más antiguo
de este nombre aparece en un informe oficial fechado el 28 de marzo de 1796.

Carlo Buonaparte y Letizia


Ramolino, padres de Napoleón.

Su familia formaba parte de la nobleza local. Su padre, Carlo Buonaparte, abogado, fue nombrado en 1778 representante de Córcega en
la corte de Luis XVI, lugar donde permaneció durante varios años, por lo que fue su madre, María Letizia Ramolino, la figura
fundamental de su niñez. Adelantada a su época, exigía que sus ocho hijos se bañaran diariamente, cuando lo común era bañarse, llegado
el caso, una vez al mes. Napoleón, de carácter huraño y taciturno, se mantuvo apartado de sus compañeros. Le gustaba estar solo para
meditar y sentía profunda aversión hacia los franceses, a quienes acusaba de ser los opresores de los corsos. No era muy buen estudiante
y solo le preocupaban las matemáticas, ciencia en la que progresaba asombrosamente. También se dedicó a la lectura de obras de la
literatura clásica, como la Historia universal de Polibio, las Vidas paralelas de Plutarco o la Expedición de Alejandro de Arriano de
Nicomedia, obras que tuvieron una profunda influencia en su espíritu.

Su padre consiguió que Napoleón y su hermano José se trasladaran a la Francia continental, para estudiar en la escuela militar francesa
de Brienne-le-Château a la edad de 10 años. Antes de entrar debía aprender francés, idioma que habló con un marcado acento italiano por
el resto de su vida. Obtuvo notas destacadas en Matemáticas y Geografía, y consiguió también las necesarias para aprobar las demás
materias. Tras su graduación en 1784, fue admitido en la École Royale Militaire de París. Aunque había buscado en un principio una
formación naval, terminó estudiando artillería en la École Militaire. Después de su graduación en septiembre de 1785, fue comisionado
como teniente segundo de artillería. Tomó sus nuevas obligaciones en enero de 1786, a la edad de 16 años.

Napoleón sirvió en la guarnición de Valence y de Auxonne hasta el estallido de la Revolución francesa (aunque se tomó casi dos años de
licencia en Córcega y París durante este lapso). Poco después de comenzar la revolución, Napoleón se encontraba en Córcega. Apoyó la
facción jacobina y obtuvo el rango de comandante segundo de la Guardia Nacional de Voluntarios de la isla. Después de entrar en
conflicto con el líder nacionalista Pasquale Paoli (antiguo héroe de Napoleón), Bonaparte y su familia fueron obligados a huir a Francia,
donde llegaron en junio de 1793.

Campañas iniciales
Artículo principal: Guerras revolucionarias francesas

Gracias a la ayuda del compañero Saliceti, se convirtió en comandante de artillería de las fuerzas francesas que sitiaban la fortaleza
realista de Tolón, que se había amotinado contra el terror republicano y había permitido el desembarco de una fuerza angloespañola.
Napoleón definió y ejecutó una estrategia basada en el emplazamiento de baterías artilleras que crearan una superioridad total de fuego
previa a los asaltos a los diferentes fuertes que protegían Tolón, que finalmente fue evacuada por la armada angloespañola.

Su determinación, su capacidad de trabajo y su frialdad bajo el fuego le convirtieron en el héroe del sitio, tras lo cual fue nombrado
general de brigada. Cuando fue enviado a Génova por órdenes superiores en una misión secreta hacia julio de 1794, cae Maximilien
Robespierre, y Napoleón se convierte en blanco de sospechas originadas por su amistad íntima con Augustin Robespierre, hermano
menor de Maximiliano. Por ese motivo estuvo arrestado durante dos semanas, y fue liberado por falta de pruebas.

En 1795 Bonaparte se encontraba en París cuando el 3 de octubre realistas y contra-revolucionarios organizaron una protesta armada
contra la Convención, sus excesos y su gobierno tiránico. A Bonaparte se le encomendó dirigir a un improvisado ejército en la defensa
de la Convención en el Palacio de las Tullerías. Obtuvo algunas piezas de artillería con la ayuda de un joven oficial de caballería,
Joachim Murat, que posteriormente se convertiría en su cuñado, y logró repeler a los insurgentes. Este triunfo le dio una gran fama y
poder sobre el nuevo Directorio, particularmente sobre su líder, Paul Barras. Pocas semanas después, el 9 de marzo de 1796, se casa con
la amante de Barras, Josefina de Beauharnais.

La campaña de Italia de 1796-1797

Bonaparte en el puente de Arcole,


por Antoine-Jean Gros (c. 1801).

Días después de su matrimonio, Bonaparte tomó el mando del Ejército francés en Italia, que llevó con éxito a la invasión de dicho país.
Antes de partir, arengó a sus tropas con estas palabras: «Soldados: estáis mal vestidos y mal alimentados. El gobierno os debe mucho.
Grandes provincias y ciudades serán vuestras. Allí hallaréis gloria y riqueza». Por aquella época ganó el apodo de «Pequeño Cabo» en
virtud de su buena relación con la tropa. Logró sacar a las fuerzas austriacas de Lombardía con su victoria en la batalla del puente de
Arcole y derrotó al ejército de los Estados Pontificios.

A raíz de la protesta del papa Pío VI por la ejecución del rey Luis XVI, Francia respondió anexionándose dos pequeños territorios
papales. Sin embargo, Bonaparte desoyó las órdenes del Directorio de marchar contra Roma y destronar al papa. Un año después el
general Berthier tomó Roma y apresó al papa, quien posteriormente falleció por una enfermedad en su cautiverio. En 1797, Bonaparte, al
mando del ejército, derrotó sucesivamente a cuatro generales austríacos cuyas tropas eran superiores en número y forzó a Austria a
firmar un acuerdo de paz. El resultante Tratado de Campoformio dio a Francia el control de la mayor parte del norte de Italia, así como
el de los Países Bajos y el área del Rín. Una cláusula secreta prometía otorgar Venecia a Austria. Bonaparte marchó contra Venecia,
ocupándola y acabando con más de 1,000 años de independencia. Posteriormente, en 1797, Bonaparte organizó los territorios ocupados
en Italia en lo que se conoció como la República Cisalpina.

Napoleón Bonaparte fue un estratega brillante. Logró absorber los conocimientos militares esenciales de su época y aplicarlos
exitosamente. Como planificador en el campo de batalla fue bien conocido por su creatividad en las tácticas de movilización de la
artillería. Sin embargo su éxito no se debía únicamente a su carácter innovador, sino a su profundo conocimiento e inteligente aplicación
de las tácticas militares convencionales. Como él decía: «He peleado en sesenta batallas y no he aprendido nada que no supiera
anteriormente». Como oficial de artillería, desarrolló nuevas tácticas y empleó la artillería como una fuerza móvil para respaldar los
ataques de la infantería, beneficiándose de la ventaja tecnológica de Francia en materia de armamento. Fue conocido como un
comandante agresivo, que contaba con la lealtad de soldados altamente motivados. También fue el primero que usó sistemas de
telecomunicación, la llamada «línea Chappe de semáforos», implantada en 1792. También fue un maestro en materia de espionaje y de
engaño. Frecuentemente ganó batallas al conocer de antemano el movimiento de las tropas enemigas.

Durante su campaña de Italia, Bonaparte se convirtió en una figura influyente en la política francesa. Publicó dos periódicos,
inicialmente para sus tropas, pero que circulaban también por Francia. En mayo de 1797 fundó un tercer periódico, publicado en París,
llamado Le Journal de Bonaparte et des hommes vertues. Las elecciones de 1797 dieron a los realistas mayor poder, lo que alarmó a
Barras y sus aliados en el Directorio. Los monárquicos, por su parte, comenzaron a criticar a Bonaparte acusándole de haber saqueado
Italia y de haberse excedido en su autoridad al negociar con Austria (lo cual en ambos casos era cierto). Bonaparte envió con prontitud al
general Augereau a París para dar un golpe de estado el 18 de fructidor (4 de septiembre), eliminando políticamente a los realistas. Esto
devolvió nuevamente a Barras el control, pero ahora dependiendo de Bonaparte para permanecer en su cargo. Después de finalizar sus
negociaciones con Austria, Napoleón regresó a París en diciembre, y fue recibido como un héroe conquistador y la fuerza dominante en
el gobierno, mucho más popular que sus directores.

La expedición a Egipto
Artículo principal: Campaña napoleónica en Egipto y Siria

Napoleón visitando a los


apestados de Jaffa, por Antoine-
Jean Gros (1804).

En marzo de 1798 Bonaparte propuso llevar a cabo una expedición para colonizar Egipto, en aquel entonces una provincia otomana, con
el objetivo de proteger los intereses comerciales franceses y cortar la ruta de Gran Bretaña a la India. El Directorio, aunque preocupado
por el alcance y el coste de la expedición, rápidamente aprobó la empresa dado que significaba sacar a Bonaparte del centro del poder.

El aspecto más inusual de dicha expedición es la inclusión de un buen número de científicos, lo cual, según algunos, reflejaba la
devoción de Bonaparte por los principios e ideas entonces en boga de la Ilustración. Otros, sin embargo, lo vieron como una maniobra
propagandística que solo buscaba ocultar las intenciones imperialistas de Napoleón. Bonaparte también emitió proclamas en las cuales se
presentaba como liberador del pueblo egipcio, oprimido por el yugo otomano y alabando los preceptos del islam. Esta maniobra no fue
exitosa dado que el pueblo egipcio siempre vio a los franceses como una fuerza de ocupación.

De camino a Egipto, la expedición de Bonaparte conquistó a traición Malta el 9 de junio, expulsando a la Orden Hospitalaria.
Desembarcó en Alejandría el 1 de julio de 1798, eludiendo temporalmente a la Armada británica. Aunque los franceses ganaron la
decisiva batalla de las Pirámides (con un ejército de 25 000 hombres enfrentados a 100 000 del enemigo), toda la flota francesa (a
excepción de dos naves) fue destruida por el almirante Nelson en la batalla del Nilo. Con su ejército atrapado en Egipto, el objetivo de
Bonaparte de fortalecer su presencia en el Mediterráneo se vio frustrado, si bien logró consolidar su poder en Egipto, no sin sofocar antes
diversas revueltas populares. Bonaparte ordenó que en Egipto la servidumbre y el feudalismo fuesen abolidos y los derechos básicos de
los ciudadanos garantizados. Bonaparte fue llamado por los egipcios Sultán Kebir. La situación propició el desarrollo de importantes
estudios sobre el Antiguo Egipto entre los que se destaca el descubrimiento de la Piedra de Rosetta.

Bonaparte ante la esfinge, pintura


de Jean-Léon Gérôme, c. 1868.

A comienzos de 1799 condujo al ejército francés sobre la provincia otomana de Siria y derrotó a las fuerzas superiores despachadas por
la Sublime Puerta en diferentes batallas, pero su ejército sucumbió ante las plagas (en especial la peste bubónica) y la carencia de
suministros. Napoleón dejó un contingente de 13 000 soldados para apoderarse de las ciudades costeras de Jaffa, El Harish, Gaza y
Haifa.

El asalto de Jaffa fue particularmente brutal. Aunque los franceses se apoderaron de la ciudad tras unas pocas horas de combate, los
soldados de la República asesinaron a bayonetazos a 2000 turcos de la guarnición que trataban de rendirse. A continuación se ensañaron
durante tres días con la población civil, robando y matando a hombres, mujeres y niños. La matanza culminó cuando Bonaparte ordenó la
ejecución de 3000 prisioneros turcos.

Con su ejército debilitado, e incapaz de tomar la fortaleza de Acre, Bonaparte se vio obligado a volver a Egipto en mayo de 1799. Con
objeto de acelerar su marcha, los prisioneros fueron ejecutados y los enfermos abandonados a una muerte segura. De vuelta al país del
Nilo, el 25 de julio Bonaparte derrotó a los otomanos en su intento de desembarco en Abukir. Con la situación en Egipto estancada y la
cada vez mayor inestabilidad en Francia, Bonaparte abandonó el país en una goleta rumbo a Francia, dejando al mando al general
Kléber.

La Francia napoleónica

Napoleón abucheado en la
asamblea de los Quinientos, con
motivo del golpe de estado del 18
de brumario, pintura de Bouchot.
Artículo principal: Primer Imperio Francés

Periodo revolucionario

El golpe de estado del 18 de brumario

Artículo principal: 18 de brumario

Durante su estancia en Egipto, Bonaparte siguió de cerca los asuntos europeos, obteniendo información principalmente de los periódicos
y despachos que le llegaban irregularmente. El 23 de agosto de 1799 decide sorpresivamente embarcarse hacia Francia, aprovechando
una relajación temporal del bloqueo a los puertos franceses por parte de la flota británica.

Aunque posteriormente fue acusado por sus oponentes políticos de abandonar a sus tropas, su partida había sido debidamente autorizada
por el Directorio, que había sufrido una serie de derrotas militares contra las fuerzas de la Segunda Coalición, formada por la alianza de
Gran Bretaña con Austria, Rusia, Nápoles y Portugal, que temían una inminente invasión.

Cuando llegó a París en el mes de octubre, la situación militar había mejorado tras varias victorias sobre el enemigo. La República, sin
embargo, estaba en bancarrota y el Directorio, corrupto e ineficiente, estaba en su nivel más bajo de popularidad.

Uno de los Directores, Sieyes, pidió a Bonaparte su respaldo para ejecutar un golpe de estado contra la Constitución existente. La trama
involucraba también al hermano de Bonaparte, Lucien, quien se desempeñaba como cabeza del Consejo de los Quinientos, a otro
Director, Roger Ducos y a Talleyrand. El 9 de noviembre (18 de Brumario) y en el día siguiente, tropas dirigidas por Napoleón tomaron
el control y dispersaron a los consejos legislativos, de forma que Bonaparte, Sieyes y Ducos quedaron como cónsules provisionales que
regirían al gobierno. Si bien Sieyes pretendía dominar el nuevo régimen, Bonaparte se le adelantó redactando la Constitución del Año
VIII, asegurando su elección como Primer Cónsul. Esto le convirtió en la persona más poderosa de Francia, poder que se incrementaría
en la Constitución del Año X , cuando logró nombrarse Primer Cónsul vitalicio.

El Consulado
Napoleón como Primer Cónsul,
por Antoine-Jean Gros (1802).

Bonaparte instituyó diversas e importantes reformas, incluyendo la centralización de la administración de los Departamentos, la
educación superior, un nuevo código tributario, un banco central, nuevas leyes y un sistema de carreteras y cloacas. En 1801 negoció con
la Santa Sede un Concordato, buscando la reconciliación entre el pueblo católico y su régimen. Durante el año 1804 se dictó el Code
civil des Français, también conocido como Código Napoleónico, que consiste en la redacción de un cuerpo único que unificara las leyes
civiles francesas. El Código fue preparado por comités de expertos legales bajo la supervisión de Jean Jacques Régis de Cambacérès,
quien ejerció como Segundo Cónsul desde 1799 a 1804; Bonaparte, sin embargo, participaba activamente en las sesiones del Consejo de
Estado, donde se revisaban las propuestas de leyes. Este código influyó de manera trascendental en el mundo jurídico, y fue la piedra
angular del proceso de codificación.

Otras normas dictadas durante la regencia de Napoleón fueron el Código Penal de 1810 y el Código de Comercio de 1807. En 1808 fue
promulgado el Código de Instrucción Criminal, que establecía reglas y procedimientos judiciales precisos en esta materia. Si bien los
estándares modernos consideran que dichos procedimientos favorecían a la parte acusadora, cuando fueron promulgados era intención de
los legisladores resguardar las libertades personales y remediar los abusos que normalmente ocurrían en los tribunales europeos. Si bien
es cierto que Bonaparte era un regente autoritario, no es menos cierto que la mayoría de Europa estaba gobernada por monarquías
absolutas. Bonaparte trató de restaurar la ley y el orden después de los excesos causados por la Revolución, al mismo tiempo que
reformaba la administración del Estado.

Un interludio de paz

Napoleón cruzando los Alpes,


obra de Jacques-Louis David.

En 1800 Bonaparte regresó a Italia, que había sido reconquistada por Austria durante su ausencia en Egipto. Cruzó con sus tropas los
Alpes en primavera (si bien cabalgaba sobre una mula, y no en el caballo con el que lo pintó David). Al principio la campaña no fue muy
bien, pero más adelante propinó una rotunda derrota a los austríacos, la cual llevó a la firma de un armisticio. El hermano de Napoleón,
José, principal negociador del armisticio, reportó que debido a la alianza entre Austria y Gran Bretaña, Austria no podía reconocer
ningún territorio conquistado por Francia. Las negociaciones se volvieron más y más erráticas hasta que Bonaparte ordenó al general
Moreau atacar a Austria nuevamente. Moreau llevó al ejército francés a la victoria de Hohenlinden y finalmente el armisticio fue firmado
en Lunéville en febrero de 1801, bajo el cual se reafirmaba a Francia su dominio sobre los territorios ocupados en el Tratado de
Campoformio. Los británicos también firmaron un acuerdo de paz mediante el Tratado de Amiens en marzo de 1802, por el cual Malta
pasó a ser territorio francés.

El Concordato de 1801 con el papa Pío VII, puso fin al enfrentamiento con la Iglesia católica originado por el inicio de la Revolución.
Además, para afianzar la relación entre ambos Estados, pidió un legado papal a Roma, puesto que recaería en el cardenal italiano
Giovanni Battista Caprara.

La paz entre Francia y Gran Bretaña era muy precaria. Las monarquías legítimas de Europa se mostraban renuentes a reconocer a la
república, temiendo que la idea de la revolución fuera exportada a sus países. En Gran Bretaña, el hermano de Luis XVI fue recibido con
honores de huésped de estado a pesar de que los británicos ya habían reconocido a la república francesa. Por otra parte, Gran Bretaña no
había desocupado ni Malta ni Egipto, como había prometido y protestó contra la anexión de Piamonte y el Acto de Mediación de Suiza,
si bien ninguna de estas áreas estaba contemplada en el Tratado de Amiens.

En 1803, el ejército de Bonaparte fue derrotado en Santo Domingo, combinándose la fiebre amarilla con la tenaz resistencia de Toussaint
Louverture. Ante el escenario de indefensión de las posesiones francesas en Norteamérica, Napoleón decide la venta de Luisiana, un
territorio de aproximadamente dos millones de km² que, habiendo pertenecido por cesión de Francia a la España borbónica en 1765, era
ahora recabado por Francia en decisión unilateral. Estados Unidos buscaba, por su parte, la manera de controlar la navegación sobre el
río Misisipi. La Compra de la Luisiana fue uno de los sucesos más significativos que tuvieron lugar durante el gobierno napoleónico, aun
cuando en su momento pasó relativamente inadvertido. El precio establecido fue de 7,40 $ por km².

La coronación de Napoleón, por


Jacques-Louis David.

En el año X (1802), otra constitución dictada por Napoleón otorgó carácter vitalicio a su consulado y sirvió como preámbulo para su
autoproclamación como monarca del Primer Imperio Francés. Apoyado por buena parte de la aristocracia, en una ceremonia realizada en
la catedral Notre Dame de París (1804) ante la presencia del papa Pío VII. Napoleón se coronó a sí mismo, lo cual dio origen a la
creencia popular de que ese acto fue una demostración de negación a la autoridad pontificia, lo cual no es cierto. La ceremonia estaba
acordada con el papa en forma anticipada.

Napoleón reorganizó la administración del estado, reorganizó el sistema judicial, tipificó la legislación civil francesa con el Código
Napoleónico y con otros seis códigos que garantizaban los derechos y libertades conquistados durante el período revolucionario, así
como la igualdad ante la ley y la libertad de culto. También sometió las escuelas a un control centralizado.

El famoso y temperamental compositor alemán Ludwig van Beethoven estaba entre las personalidades de aquel tiempo que admiraban a
Napoleón por lo que simbolizaba políticamente: los ideales democráticos y republicanos de la Revolución francesa. Al parecer por una
sugerencia del embajador francés en Viena, Jean-Baptiste Bernadotte, comenzó a componer su Tercera Sinfonía, que titularía Eroica
('Heroica', en italiano). Sin embargo, con la autocoronación de Napoleón, Beethoven se decepcionó y le retiró la dedicatoria colocando
como subtítulo: Sinfonia eroica, composta per festeggiare il sovvenire d'un grand'uomo (Sinfonía heroica, compuesta para festejar el
recuerdo de un gran hombre).

El Imperio

Napoleón en su trono imperial,


por Jean Auguste Dominique
Ingres, 1806.
El imperio de Napoleón hacia el
año 1811

Fundación del Imperio

Con la esperanza de consolidar su puesto, Fouché le sugirió a Bonaparte que la mejor forma de apaciguar conspiraciones sería
transformar el consulado vitalicio en un imperio hereditario, el cual, dado que tendría un heredero, quitaría toda esperanza de cambiar el
régimen por asesinato. Bonaparte acoge la sugerencia y el 28 de mayo de 1804 se proclama emperador.

Las guerras de conquista

Artículo principal: Guerras Napoleónicas

Guerra contra Reino Unido

A pesar de que el emperador procuraba la paz interna y externa, enviando cartas con proposiciones de paz a los gobiernos que habían
conformado la Coalición, estaba claro que el Reino Unido no deseaba la paz (a menos que fuera bajo sus propios términos). Tras el
interludio de paz de Amiens, a partir de 1805 empezaría la fase más intensa de las Guerras Napoleónicas —que culminaría en 1815—.
En este periodo los monarcas europeos no se cansarán de hacer la guerra al Imperio francés por varias razones:

Los nexos de familia que tenían Austria y España con la derrocada dinastía de Borbón.
El temor (no muy fundamentado) que les inspiraba la figura del General Bonaparte capaz de destruir grandes ejércitos en días.
Los generosos sobornos económicos que ofrecía Gran Bretaña a Europa a cambio de que aportaran sus soldados para la cruzada
antinapoleónica.
La rivalidad comercial-militar entre los británicos y franceses.

Contra la voluntad de todo el continente, la Gran Bretaña reanudó la guerra naval con Francia en abril de 1803. Hasta 1805 Napoleón
solo tuvo que batallar contra los británicos. En este año, Rusia, Suecia, Austria y Nápoles se unieron a Gran Bretaña en la antifrancesa
Tercera Coalición.

Para atacar a Gran Bretaña, el problema era el mismo de 1798: para cruzar el canal de la Mancha, los franceses tenían que tomar el
control del mar.

Napoleón en la batalla de
Austerlitz, por François Gérard
(1805).

Napoleón descartó su plan de invadir Gran Bretaña que consistía en un ataque de 2000 navíos entre Brest y Amberes y la concentración
de su Grande Armée en el campo de Boulogne (1803).

Muy inferior a la Marina británica, la flota francesa necesitaba la ayuda de los españoles; e incluso unidas las dos flotas no podían
esperar derrotar más de uno de los escuadrones británicos. España fue obligada a declarar la guerra a Gran Bretaña en diciembre de 1804
y se decidió que los escuadrones españoles y franceses concentrados en las Antillas como señuelo pusieran una trampa, atrayendo así a
un escuadrón británico a estas aguas con el fin de equilibrar las fuerzas entre el navío franco-español y el británico. Entonces se podría
librar una batalla en la entrada al canal con posibilidades de éxito.

El plan falló tras la dramática derrota naval de Trafalgar, donde la flota británica mandada por el almirante Nelson destruyó gran parte de
las flotas de Francia y España.

Napoleón dirigió entonces, sorpresivamente, a sus ejércitos contra las fuerzas austriacas que ocupaban Baviera, a las que derrotó en la
batalla de Ulm. Siguiendo su avance hacia el encuentro con el ejército ruso, despedazó a los coaligados en la batalla de Austerlitz el 2 de
diciembre de 1805.

Expansión hacia el este

Napoleón entrando en Berlín, por


Charles Meynier (1810).

Napoleón conquistó el reino de Nápoles en 1806 y nombró rey a su hermano mayor, José; se autoproclamó rey de Italia (1805),
desintegró las Provincias Unidas, que en 1795 había constituido como República de Batavia, y fundó el Reino de Holanda, al frente del
cual situó a su hermano Luis, y estableció la Confederación del Rin, que agrupaba a la mayoría de los estados alemanes y que quedó bajo
su protección.

Prusia y Rusia forjaron una nueva alianza (Cuarta Coalición) y atacaron a la Confederación. Napoleón derrotó al ejército prusiano en
Jena y Auerstädt (1806) y al ruso en Friedland. En julio de 1807 estableció el Tratado de Tilsit con el Zar Alejandro I por el que se
redujo el territorio de Prusia. Además, Westfalia, gobernado por su hermano Jerónimo, y el Gran Ducado de Varsovia entre otros estados
pasaron a formar parte del Imperio.

Ocupación de España

Artículo principal: Guerra de independencia española

El tres de mayo de 1808 en


Madrid, por Francisco de Goya
(1813-1814).

No habiendo podido vencer a los británicos militarmente, Napoleón impuso el bloqueo sobre las mercancías británicas con el propósito
de arruinar su comercio. Portugal fue una de las naciones que no se plegó al bloqueo, razón por la cual Napoleón buscó una alianza con
España para invadir a Portugal. Debido a la debilidad militar española en el momento y tras la pérdida de su armada en la batalla de
Trafalgar, se firmó el tratado de Fontainebleau, en el que se permitía a Napoleón entrar en España con su ejército para derrotar a Portugal
y cerrar las rutas comerciales británicas. Tras cruzar la frontera española y ocupar la capital portuguesa, sus tropas ocuparon varias
ciudades españolas, lo que generó una rebelión popular que inició la Guerra de Independencia Española entre las tropas francesas y las
españolas, en las que tuvo un papel fundamental la lucha de guerrillas.

Napoleón decidió incluir a España en su imperio y nombró rey de ese país a su hermano José en el trono de España, dejando Nápoles
como una monarquía manejada por su cuñado, Joachim Murat. Tras la primera derrota importante de sus fuerzas en la batalla de Bailén,
el mismo Napoleón comandó las fuerzas que invadieron España y derrotaron al ejército de este país; también derrotó al ejército británico
que vino en ayuda de España.

Este conflicto supuso un gran desgaste humano (se ha estimado en 300.000 bajas) y económico para Francia. Se calcula que el 10% de
las bajas tanto del lado español como el francés ocurrieron durante los dos sitios a la ciudad de Zaragoza, entre el 15 de junio de 1808 y
el 21 de febrero de 1809.

Europa Central
Matrimonio de Napoleón y María
Luisa de Austria.

Por otra parte, Austria rompió el pacto con Francia y Napoleón se vio obligado a comandar sus fuerzas en los frentes del Danubio y
Alemania. En la batalla de Aspern-Essling (21 y 22 de mayo de 1809) cerca de Viena, Napoleón estuvo a punto de perder su ejército, sin
que el enemigo tampoco lograra un triunfo. Tras una tregua de casi dos meses, nuevamente se enfrentaron ambos ejércitos, pero esta vez
el ejército francés derrotó al austríaco en la batalla de Wagram, el 6 de julio de 1809.

Tras este triunfo, Francia convirtió los territorios conquistados en las Provincias Ilirias (en la actualidad parte de Eslovenia, Croacia,
Bosnia-Herzegovina, Serbia y Montenegro) y conquistó los Estados Pontificios. Tras aliarse nuevamente con Austria, Napoleón contrajo
matrimonio con María Luisa de Habsburgo-Lorena, hija del monarca austríaco, Francisco I de Austria, perteneciente a la casa de
Habsburgo, una vez repudiada Josefina al no poder darle un heredero. Con este enlace vinculaba su dinastía a la más antigua de la casas
reales de Europa, con la esperanza de que su hijo, nacido en 1811 y al que otorgó el título de rey de Roma como heredero del Imperio,
fuera mejor aceptado por las monarquías reinantes.

El Imperio alcanzó su máxima amplitud en 1810 con la incorporación de Bremen, Lübeck y otros territorios del norte de Alemania, así
como con el reino de Holanda, después de obligar a abdicar a su hermano que había adoptado el título de Luis I Bonaparte.

Implicaciones fuera de Francia


La Europa napoleónica

Artículo principal: Primer Imperio Francés

El Código Napoleónico fue introducido en todos los nuevos Estados creados bajo el Imperio francés. Se abolieron el feudalismo y la
servidumbre y se estableció la libertad de culto (salvo en España). A cada Estado le fue otorgada una constitución en la que se concedía
el sufragio universal masculino, una declaración de derechos y la creación de un parlamento. Fue instaurado el sistema administrativo y
judicial francés; las escuelas quedaron supeditadas a una administración centralizada y se amplió el sistema educativo libre de manera
que cualquier ciudadano pudiera acceder a la enseñanza secundaria sin que se tuviera en cuenta su clase social o religión. Cada Estado
disponía de una academia o instituto destinado a la promoción de las artes y las ciencias, al tiempo que se financiaba el trabajo de los
investigadores, principalmente el de los científicos. La creación de gobiernos constitucionales siguió siendo solo una promesa, pero el
progreso y eficacia de la gestión fueron un logro real.

Intervención en América

En 1796 Napoleón restaura nuevamente la esclavitud en las colonias francesas, abolida desde 1794.[6]​

Para América Latina, la figura de Napoleón es fundamental. Su intervención en España, las forzadas abdicaciones de Carlos IV y
Fernando VII, la entrega del trono español a su hermano José, la promulgación de la Constitución de Bayona en 1808 que reconocía la
autonomía de las provincias americanas del dominio español y sus pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos territorios cuyos
habitantes nunca quisieron aceptar los planes y designios del emperador, son elementos básicos para entender los movimientos de
emancipación.

En el resto del continente, la negociación de Luisiana y el manejo que dio Francia al proceso de independencia de Haití tuvieron una
enorme influencia en el desarrollo del continente.

Ocaso y caída de Napoleón


Napoleón retirándose de Moscú,
por Adolph Northen.

Si bien el Congreso de Erfurt había preservado la alianza entre Napoleón y el zar Alejandro I, en 1811 las tensiones comenzaron
nuevamente a crecer entre ambas naciones. A pesar de ser un gran admirador de Napoleón desde su encuentro en 1807, Alejandro I
estaba siendo presionado por la aristocracia rusa para romper dicha alianza, dado que ésta consideraba insultado el honor ruso.

La primera señal de que la alianza se estaba deteriorando fue la forma no muy entusiasta y débil con que Rusia aplicó el Bloqueo
Continental. Esto enfureció a Napoleón quien también tenía simpatía hacia el Zar, lo que le hizo sentirse defraudado y traicionado. En
1812 los consejeros del Zar le indicaron que una vasta revolución estaba fermentando por toda Prusia y que ése era el momento propicio
para atacar al Imperio francés y recuperar Polonia.

Gran número de tropas se desplazaron a la frontera con Polonia (más de 300 000 soldados de un ejército total de 410 000). Napoleón, sin
embargo, se anticipó a esta maniobra y comenzó a expandir su ejército hasta lograr un contingente de 600 000 hombres (adicionalmente
a los 300 000 que se encontraban en la península ibérica). Napoleón ignoró los consejos de no invadir suelo ruso y el 23 de junio de 1812
procedió a la invasión.

En un esfuerzo por ganar apoyo de los nacionalistas y patriotas polacos, denominó la guerra como «Segunda guerra polaca» (la «Primera
guerra polaca» era la liberación de Polonia de Rusia, Prusia y Austria). Los patriotas polacos deseaban incorporar la parte rusa de
Polonia al Gran Ducado de Varsovia y crear un nuevo Reino de Polonia, aunque esta idea fue rechazada por Napoleón, que temió que
podía motivar a Prusia y Austria a declarar la guerra a Francia. Napoleón también rechazó liberar a los siervos rusos, pues temía que esto
podría provocar una reacción conservadora a sus espaldas.

Tierra arrasada

Napoleón cerca de Borodino, por


Vasili Vereshchaguin (1897).

La tierra arrasada fue la técnica militar que usaron los rusos contra los franceses, la cual consistía en retroceder y no pelear de frente con
los soldados de la Grande Armée y arrasar paulatinamente las tierras abandonadas a los franceses para que éstos no pudieran abastecerse
del terreno invadido. Pero el zar, muy molesto con el hecho de que los franceses siguieran avanzando por tierra rusa, destituyó a Mihail
Barclay de Tolly y lo reemplazó por el general Smoronski; así al enfrentarse a los franceses el 16 de agosto cayó Smolensk y, tras otras
victorias, los franceses siguieron su avance. Los rusos evitaron batallar en repetidas ocasiones contra la Grande Armée, aunque en
algunos casos solo porque Napoleón dudó en atacar cuando la oportunidad se le presentó.

Otra batalla de la campaña a Rusia fue la batalla de Borodinó, que significó un gran triunfo para los franceses y también es conocida
como la batalla del lago Moscova.

Los rusos se replegaron nuevamente y Napoleón entró a Moscú asumiendo que Alejandro I negociaría una paz. Sin embargo, las órdenes
del gobernador del ejército de la ciudad y comandante en jefe, Fiódor Rostopchín, era la de incendiar la ciudad. Tras un mes, temeroso
de perder el control en Francia, Napoleón decidió salir de Moscú.

Gráfica que muestra las pérdidas


humanas del ejército, sus
movimientos y la temperatura
durante la campaña rusa de 1812,
en color claro el viaje de ida, en
negro la vuelta. Litografía, 62 x
30 cm, 1869.

Los franceses sufrieron enormemente en su retirada de Rusia, al punto que de los 650 000 hombres que la invadieron, solo 40 000
cruzaron el río Berezina en noviembre de 1812. En total se estima que en esta campaña, 570 000 hombres del ejército francés murieron y
400 000 del ejército ruso, a lo cual hay que sumar cientos de miles de bajas en la población civil.

Existió calma en el invierno de 1812-1813, mientras rusos y franceses intentaban recuperarse de sus masivas pérdidas. Un pequeño
ejército ruso atormentó a los franceses en Polonia, y eventualmente 30 000 tropas francesas debieron retirarse hacia los estados alemanes
para reunirse con las fuerzas estacionadas allí, llegando a los 130 000 hombres, con los refuerzos de Polonia, cifra que crecería cuando
Napoleón se presentase.

Tras este fracaso, Prusia se unió a la coalición, la cual ahora incluía Rusia, el Reino Unido, España y Portugal. No obstante, Napoleón
asumió nuevamente el orden en Alemania, e infligió una serie de derrotas a los Aliados, que culminan en la batalla de Dresde el 26 de
agosto de 1813, donde las tropas aliadas sufrieron bajas de más de cien mil soldados.

Si bien parecía que Napoleón iba a resurgir, se unieron a la Coalición Austria y Suecia, y finalmente en la batalla de las Naciones en
Leipzig, el 16 de octubre los franceses fueron derrotados en un enfrentamiento en el que los aliados contaban con el doble de tropas que
Napoleón. Después de esta batalla donde murieron más de 120 000 soldados de ambos lados, Napoleón se replegó a Francia, pero su
ejército, de apenas 100 000 hombres, ya no era capaz de resistir la embestida de la Coalición, que contaba con más de medio millón de
soldados.

Los Cien Días

Abdicación de Napoleón en
Fontainebleau, por Paul
Delaroche (1845).
Artículo principal: Cien Días

París fue ocupada el 31 de marzo de 1814. El 3 de abril fue depuesto por el Senado, y bajo la presión de sus mariscales, Napoleón abdicó
salvaguardando los derechos de su hijo el 4 de abril, pero ante la imposibilidad de emprender una ofensiva sobre París por la defección
de Marmont, abdicó nuevamente el 6 de abril, esta vez incondicionalmente,[7]​ y así poder negociar con los aliados. El 11 de abril, el
tratado de Fontainebleau estableció la renuncia de soberanía en Francia e Italia para sí y su familia, y su exilio a la isla de Elba, una isla
pequeña a 20 km de la costa italiana, manteniendo su título de emperador de manera vitalicia.[2]​

El Congreso de Viena (1814-1815) dispuso el nuevo orden en la Europa post-napoleónica. En Francia, los realistas instalaron en el poder
a Luis XVIII. María Luisa y su hijo quedaron bajo la custodia del padre de ésta, el emperador Francisco I, y Napoleón no volvió a verlos
nunca. Consciente de los deseos de los británicos de desterrarlo a una isla remota en el Atlántico y del rechazo del pueblo francés a la
restauración borbónica, escapó de Elba en febrero de 1815 y desembarcó en Antibes el 1 de marzo desde donde se preparó para retomar
Francia.

El rey Luis XVIII envió al Quinto Regimiento de Línea, comandado por el mariscal Michel Ney, que había servido anteriormente a
Napoleón en Rusia. Al encontrárselo en Grenoble, Napoleón se acercó solo al regimiento, se apeó de su caballo y, cuando estaba en la
línea de fuego del capitán Randon, gritó: «Soldados del Quinto, ustedes me reconocen. Si algún hombre quiere disparar sobre su
emperador, puede hacerlo ahora». Tras un breve silencio, los soldados gritaron: «¡Vive l'Empereur!» y marcharon junto con Napoleón a
París. Llegó el 20 de marzo, sin disparar ni un solo proyectil y aclamado por el pueblo, levantando un ejército regular de 140 000
hombres y una fuerza voluntaria que rápidamente ascendió a alrededor de 200 000 soldados. Era el comienzo de los Cien Días.

La batalla de Waterloo, por


William Sadler.

Establecido de nuevo en París, promulgó una nueva constitución, de carácter más democrático y liberal que la vigente durante el
Imperio. Muchos veteranos acudieron a su llamada, comenzando de nuevo el enfrentamiento contra los aliados. El resultado fue la
campaña de Bélgica, que concluyó con la derrota en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815.

El pueblo de París lo apoyaba en la lucha pero los políticos le retiraron su respaldo, por lo que abdicó en favor de su hijo Napoleón II.
Marchó a Rochefort donde capituló ante el capitán del buque británico Bellerophon.
Exilio en Santa Elena y muerte

Napoleón en Santa Elena, por


Francois-Joseph Sandmann.

Napoleón fue encarcelado y desterrado por los británicos a la isla de Santa Elena en el Atlántico, el 15 de julio de 1815. Allí, con un
pequeño grupo de seguidores, dictó sus memorias y criticó a sus aprehensores.

Enfermo del estómago, aquejado de una continua pesadez y un dolor en el costado derecho, los médicos creían que era una afección
hepática, pero él sospechó inmediatamente que estaba atacado de la misma dolencia de su padre, un cirro en el píloro o cáncer de
estómago,[8]​ pero no se lo dijo a nadie hasta que estuvo lo suficientemente seguro de que así estaba sucediendo.

Sin embargo, recientes investigaciones realizadas a muestras de cabello del general (cortado poco tiempo después de morir) que habían
estado guardadas en un sobre vacío, revelan que estaban impregnadas con arsénico hasta tal punto que se necesitaban dosis altamente
peligrosas para lograr aquella concentración. Esto último sugiere que es altamente probable que pudo morir a causa del veneno (lo que
también concordaría con sus síntomas), ya sea de forma intencionada o no.

Repatriación de las cenizas de


Napoleón a bordo de La Belle
Poule, el 15 de octubre de 1840,
Eugène Isabey, 1842, Óleo sobre
lienzo (369 x 238 cm). Castillo de
Versalles.

Napoleón Bonaparte murió el 5 de mayo de 1821 a las 17:49h. Sus últimas palabras fueron: «France, l'armée, Joséphine» («Francia, el
ejército, Josefina») o, según la versión de las memorias de Santa Elena «...tête...armée...Mon Dieu !». Tenía entonces cincuenta y un
años.

Napoleón había dispuesto en su testamento el deseo de ser enterrado a las orillas del Sena, pero se le dio sepultura en Santa Elena. En
1840, a instancias del gobierno de Luis Felipe I, sus restos fueron repatriados. Trasladados en la fragata Belle-Poule, se depositaron en
Les Invalides (París). La llegada de los restos de Napoleón fue muy esperada en Francia. Durante su funeral sonó el Réquiem de Mozart.
Millones de personas han visitado su tumba desde esa fecha.

Distinciones honoríficas
Nacionales

Fundador y Gran Maestre de la Legión de Honor.


Fundador y Gran Maestre de la Orden de la Corona de Hierro.
Fundador y Gran Maestre de la Orden de la Reunión.

Valoración crítica
Tumba de Napoleón Bonaparte
bajo la cúpula del Palacio
Nacional de los Inválidos, en
París.

Desde su mismo ascenso al poder, la figura de Napoleón ha sido objeto de las críticas más acerbas y de la adulación más servil.

El Código de Napoleón sirve de base para las leyes de muchos países actualmente. En los países conquistados, Napoleón instauró
regímenes parecidos a los de la Revolución francesa, que adoptaron constituciones bastante garantistas. Su organizado gobierno logra
sacar a Francia del caos en el que estaba sumida durante y tras la Revolución. En suma, Napoleón insertó en los países conquistados las
ideas de libertad, igualdad y fraternidad.

Thomas Jefferson se mostraba menos amable con los logros del corso, al que trataba en estos términos:

[un] miserable que (...) provocó más dolor y sufrimiento en el mundo que cualquier otro ser que hubiera vivido
anteriormente. Después de destruir las libertades de su patria, ha agotado todos sus recursos, físicos y morales, para
regodearse en su maniática ambición, su espíritu tiránico y arrollador (...) ¿Qué sufrimientos pueden expiar (...) las desdichas
que ya ha afligido a su propia generación, y a las venideras, a las cuales ya ha agobiado con las cadenas del despotismo? (...)
El Atila de nuestro tiempo (...) ha causado la muerte de cinco o diez millones de seres humanos, la devastación de otros
países, la despoblación del mío, el agotamiento de todos sus recursos, la destrucción de sus libertades (...) Ha hecho todo
esto para hacer más ilustres las atrocidades perpetradas, para engalanarse a sí mismo y a su familia con diademas y cetros
robados.[9]​

Napoleón en el cine y televisión


Artículo principal: Anexo:Napoleón en el cine y televisión

La figura de Napoleón ha atraído en numerosas ocasiones a los cineastas.

Ancestros
Ancestros de Napoleón Bonaparte [mostrar]

Véase también
Revolución francesa
Guerras revolucionarias francesas
18 de Brumario
Guerras Napoleónicas
Primer Imperio Francés
Código Civil Francés
Cosacos
Caballos de Napoleón

Relacionados

José Bonaparte
Napoleón II
Napoleón III
Carlota Napoleona Bonaparte
Luis Bonaparte
Luciano Bonaparte
Eugène Bonaparte (Napoleón IV)

Otros

Complejo napoleónico
Teorema de Napoleón | Problema de Napoleón

Jefe de Estado de Francia


(1.er mandato)

Precedido por:
Directorio Ejecutivo
Paul Barras
Roger Ducos Sucedido por:
Louis-Jérôme Gohier Primer Cónsul Luis XVIII
Jean-François-Auguste Cónsul Junto con: (Rey de Francia)
Moulin Junto con: Jean-Jacques Cambacérès
Emmanuel-Joseph Sieyès Emperador de los
Roger Ducos (Segundo Cónsul)
franceses
Joseph Sieyès Charles-François Lebrun
(18 de mayo de 1804-3 de
(11 de noviembre-12 de (Tercer Cónsul)
abril[1]​/ 11 de abril de 1814[2]​)
diciembre de 1799) (12 de diciembre de 1799-18 de
mayo de 1804)

Sucedido por:
Precedido por:
Napoleón II
Luis XVIII Jefe de Estado de Francia 24 de junio-8 de julio de
(Rey de Francia) (2° mandato) 1815[3]​
(Emperador de los franceses)
(20 de marzo-22 de junio de 1815)

Referencias
1. ↑ a b Depuesto por el Senado [1]
2. ↑ a b c de Lamartine, Alphonse (1834), Historia de la restauración, ed. Librería Española (Madrid), pág. 46
3. ↑ a b [2] [3]
4. ↑ Johnson, Paul (2002): Napoleon: A Penguin Life N.Y.: Viking. ISBN 0-670-03078-3. Reseña; otra reseña (en inglés)
5. ↑ Johnson, Paul (2002): Napoleon: A Penguin Life N.Y.: Viking. ISBN 0-670-03078-3.; Boney: Napoleon through English eyes,
Historia razonada de los principales sucesos de la Gloriosa Revolución de España, por José Clemente Carnicero.
6. ↑ «Cronología: rompen las cadenas». BBC Mundo. 2007. Consultado el 2009.
7. ↑ Nicholls, David (1999), Napoleon: a biographical companion, ed.ABC-CLIO, pág. 24.
8. ↑ Un equipo de la Universidad de Texas anunció los resultados de una investigación forense que avalan esta hipótesis. Véase
artículo en diario ABC, 18/1/2007, «Un estudio defiende que Napoleón murió por un cáncer de estómago.» abc.es ABC.
9. ↑ Jefferson, The life, p. 656, Carta a Albert Gallatin (16 de oct de 1815); p. 683, carta a George Ticknor (25 de nov de 1817); p.
684, carta al conde Dugnani, ex nuncio papal en Francia (14 de febrero de 1818).

Bibliografía
Aubry, Octave (1994). Vida privada de Napoleón. Ed. Anaya & Mario Muchnik. ISBN 84-7979-154-3.
Browlee, Walter (2001). La armada que venció a Napoleón. Akhal. ISBN 84-460-1607-9.
Chardingi, Louis (1989). Napoleón el hombre: una radioscopia de su vida. Madrid: Edaf. ISBN 84-7640-354-2.
Cosmelli Ibáñez, José (noviembre de 1983). Historia Moderna y Contemporánea [35º]. Buenos Aires: Editorial Troquel S.A. ISBN
950-16-6348-5.
Cronin, Vincent (2007). Napoleón Bonaparte: una biografía íntima. Santiago: Zeta. ISBN 9568144715.
Horne, Alistair. El tiempo de Napoleón. Editorial Debate. 2005. ISBN 84-8306-632-7.
Ellis, Geoffrey. Napoleón. Ed. B. Nueva. 2002. ISBN 84-7030-747-9.
Cases, Conde de las. Memorial de Napoleón en Santa Elena. Ed. Fondo de Cultura Económica de España. 2003. ISBN 84-375-
0566-6 (edición incompleta).
Manfred, Albert. Napoleón Bonaparte. Globus, Madrid, 1995. ISBN 84-8223-076-X.

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una galería multimedia sobre Napoleón Bonaparte.
Wikisource contiene obras originales de o sobre Napoleón Bonaparte.
Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Napoleón Bonaparte.
Juicio de Napoleón sobre sí mismo, en Wikisource.
Sitio web de la Fundación Napoléon (en francés e inglés).
«El ADN de Napoleón revela que tenía orígenes caucásicos y no árabes». El Mundo (16 de enero de 2012).
: Q517
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Personas de la Revolución francesa
Gobernantes de Francia
Estrategas
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Militares de Francia del siglo XIX
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Emperadores de Francia
Causa de muerte no esclarecida
Gobernantes en las Guerras Napoleónicas
Comandantes de las Guerras Napoleónicas
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