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LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN

La lucha contra la corrupción ya no se lleva a cabo como hace tiempo. Tradicionalmente


se planteaba con argumentos morales, a nivel nacional, a golpe de denuncias,
investigaciones y castigos y persiguiendo el funcionario o al político corrupto. Pero los
resultados no han sido satisfactorios. Por eso hace ya unos cuantos años que esta
estrategia ha cambiado.

 Los argumentos ya no son solo morales, sino, sobre todo, económicos. Algunos
“expertos” decían que imponer los argumentos de justicia que rodean a la lucha contra
la corrupción era “imperialismo ético”. Por eso, desde los años setenta del siglo pasado,
se invocan, cada vez más, razones económicas: la corrupción perjudica al crecimiento
económico, aumenta las desigualdades sociales, reduce la confianza y -muy importante
para las empresas- crea un terreno de juego desequilibrado, en el que el corrupto tiene
todas las de ganar. Además, con argumentos económicos, las instituciones financieras
internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Unión Europea,
bancos regionales de desarrollo) pueden intervenir, paralizando, por ejemplo, las
operaciones de ayuda al crecimiento.
 La persecución acabará en el funcionario o político, pero empieza en el que paga: si se
seca la fuente de dinero, se acabará la corrupción; si las empresas multinacionales
deciden no pagar nunca, será más fácil matar esta epidemia que se está expandiendo
muy rápido.
 Las amenazas de persecución y castigo no son suficientes. Hay que involucrar a todos,
también a los competidores, a los empleados, a las onegés, a los medios de
comunicación… Por ejemplo, hay que favorecer la denuncia, protegiendo debidamente
al denunciante.
 El concepto de corrupción se amplía a conductas que no son corrupción, pero que la
alimentan: blanqueo de capitales, fraude fiscal, fraude interno en la empresa… Se trata
de no dejar resquicios, porque si en una empresa hay malas prácticas, es probable que
estas se extiendan.
 Y se extiende a la corrupción privada (por ejemplo, pagar al jefe de compras de
una empresa, para aumentar mis ventas). La diferencia entre corrupción privada y
pública se está desdibujando; las empresas no aplican criterios distintos para una y otra,
y cada vez más la legislación mete a ambas figuras en el mismo saco.
 La corrupción es un síntoma de que las estructuras gubernamentales no están operando
correctamente. Por lo que su combate es una oportunidad para crear y fortalecer
instituciones encargadas de su prevención y erradicación, modificando el
comportamiento de organizaciones públicas y privadas que persiguen un beneficio
personal y favoreciendo aquellas que propician un desarrollo global.
 Desgraciadamente, los políticos, los funcionarios y las reguladoras tienen demasiadas
oportunidades para aprovecharse de sus cargos y debemos ser más vigilantes, exigir más
transparencia y penalizar duramente cualquier infracción. No hay infracción pequeña
cuando se habla de los que incumplen sus obligaciones de mantenerse con manos
limpias.

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