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Existen diferentes formas de obtener una muestra de líquido cefalorraquídeo. Una punción
lumbar (punción raquídea) es el método más común. Este examen se hace para medir las
presiones en el LCR y para recoger una muestra de este con el fin de realizar pruebas adicionales.
El análisis del LCR se puede utilizar para diagnosticar ciertos trastornos neurológicos. Estos
pueden incluir infecciones (como meningitis) y daño cerebral o daño a la médula espinal.
También se puede hacer una punción lumbar para establecer el diagnóstico de hidrocefalia
normotensiva.
Resultados normales
Una vez recogida la muestra en un tubo estéril con tapón de rosca, debe llevarse
inmediatamente al laboratorio de Microbiología, pues alguno de los agentes bacterianos como
Streptococcus pneumoniae puede lisarse rápidamente. Si la punción se realiza en horario de
tarde, noche o festivo llevar el líquido al laboratorio de urgencias. Si no fuera posible
transportarlo inmediatamente, mantenerlo a 37°C (nunca a temperatura ambiente ni en
nevera) y una parte se introducirá en un frasco de hemocultivos que se mantendrá en idénticas
condiciones hasta su procesamiento por el laboratorio.
Factores de riesgo
Edad: Los bebés tienen mayor riesgo de presentar meningitis bacteriana en comparación con
las personas de otros grupos de edad. Sin embargo, las personas de todas las edades pueden
presentar meningitis bacteriana. Consulte la tabla anterior para informarse sobre qué bacterias
afectan más comúnmente a cada grupo de edad.
Las manifestaciones clínicas de las meningitis son diferentes según la edad del niño; cuanto
menor es, más sutil e inespecífica es la sintomatología. La clínica es aguda en la mayoría de las
ocasiones, en algunos casos puede ser insidiosa y en una minoría puede ser rápidamente
progresiva con mal pronóstico si no se interviene en las primeras horas. Si existen recurrencias
deben sospecharse focos parameníngeos, fístula de LCR o inmunosupresión.
b) Lactante: cursan con fiebre o febrícula, vómitos, rechazo de tomas, decaimiento, irritabilidad,
quejido, alteraciones de la conciencia, convulsiones. En ocasiones rigidez de nuca.
c) Mayores de 1 año: forma clínica clásica: fiebre elevada que cede mal con antitérmicos, cefalea,
vómitos, convulsiones, rigidez de nuca y signos de irritación meníngea.
Esta muestra solo puede ser colectada cuando el paciente se encuentra bajo ventilación
mecánica en una sala de terapia. La aspiración se realiza con catéter estéril.
Mediante fibrobroncoscopia se realiza una aspiración de las secreciones del árbol bronquial,
generalmente tras la instilación de 5-10 ml de suero fisiológico. No hay que olvidar que la
muestra procede del árbol bronquial superior y no es representativa del territorio alveolar ni
bronquiolar. En el enfermo intubado tiene el mismo valor que el AT y, en el no intubado, puede
estar contaminada por secreciones del tracto respiratorio superior, siendo su valor diagnóstico
similar al del esputo. Sólo está indicado cuando el volumen de líquido recuperado en el LBA es
insuficiente y existe la sospecha de una infección fúngica pulmonar por patógenos primarios.
El aspirado bronquial se usa para observar microorganismos que puedan causar enfermedades
del tracto respiratorio inferior, en especial la bronquitis y neumonía.
La bronquitis, proceso inflamatorio y de hiperreactividad del epitelio ciliado del árbol bronquial,
se clasifica por la duración de los síntomas en aguda (varias semanas) y crónica (episodios de 3
meses de duración durante 2 años consecutivos).
La etiología de la bronquitis aguda es bacteriana en sólo una pequeña proporción, ya sea como
infección primaria o, más frecuentemente, secundaria a una infección vírica previa. Los agentes
bacterianos más frecuentes son Mycoplasma pneumoniae, Chlamydophila pneumoniae,
Bordetella pertussis y B. parapertussis. Por el contrario, en la bronquitis crónica, Haemophilus
influenzae (50%), S. pneumoniae (15-25%) y, en menor proporción, Moraxella catarrhalis (10-
20%) y bacterias anaerobias son los principales agentes etiológicos primarios, así como de las
exacerbaciones agudas de los pacientes con EPOC, bronquiectasias y en las primeras fases
(infancia) de la fibrosis quística. Con menor importancia participan Pseudomonas aeruginosa y
enterobacterias.
La neumonía aguda, inflamación y consolidación del parénquima pulmonar, causada por una
amplia gama de agentes, es la infección del TRI en la que el diagnóstico microbiológico alcanza
el mayor rendimiento. Cuanto más afectado esté el paciente, más amplio deberá ser el estudio
(hemocultivos, líquido pleural, muestras obtenidas por métodos invasivos).
La neumonía adquirida en la comunidad (NAC)1,4, entidad clínica muy frecuente en nuestro país
(2-10 casos/ 1.000 habitantes adultos/año), conlleva una morbilidad (35% de hospitalización) y
una mortalidad (5-30%) importantes1,5. En el 40% de los pacientes se desconoce el agente
causal. S. pneumoniae es el agente más frecuente de la NAC (prevalencia del 20-65%).
De todas las variables que influyen en el aislamiento de una bacteria u hongo en un hemocultivo,
el volumen de sangre cultivada es la más importante debido al bajo número de microorganismos
presentes en la mayoría de las bacteriemias. El volumen recomendado por cada venopunción
en adultos es de 10 ml, ya que con volúmenes menores se ha demostrado una disminución del
índice de positividad. Se considera que el índice de positividad aumenta entre el 3-5% por cada
mililitro adicional de sangre cultivada. Sin embargo, la recomendación de elevar el volumen de
sangre por extracción no se aplica, en cierta medida por la anemia que se puede provocar al
paciente y para mantener la proporción de volumen sangre/medio de cultivo. En neonatos y
niños, se ha preconizado que la mayor cantidad de bacterias presentes en sangre permite que
con volúmenes considerablemente menores, incluso inferiores a 1 ml, se obtengan resultados
aceptables y comparables a los de los adultos. Sin embargo, algunos trabajos han demostrado
que la bacteriemia de bajo nivel es muy común en la población pediátrica y que el volumen de
sangre para detectarla debe ser proporcional al peso (al volumen de sangre total) y a la edad.
Se recomienda cultivar un volumen de sangre aproximadamente del 4,5% del volumen total de
sangre del paciente.
El volumen recomendado por cada venopunción en adultos es de 20 mL, ya que con volúmenes
menores se ha demostrado una disminución del índice de positividad. Se considera que el índice
de positividad aumenta entre el 3 y el 5% por cada mililitro adicional de sangre cultivada. Sin
embargo, la recomendación de incrementar el volumen de sangre por extracción no se aplica,
en cierta medida, por la anemia que se puede provocar al paciente y para mantener la
proporción de volumen sangre/medio de cultivo.
Septicemia y sepsis son expresiones que se emplean para denominar el síndrome clínico con el
que habitualmente se manifiesta la bacteriemia o la fungemia.
CONCLUSIONES
Las bacteriemias con muy bajo número de bacterias (1-≤ 10 UFC/ml) son frecuentes en
pacientes pediátricos, su detección puede mejorarse mediante el empleo de una técnica
de extracción adecuada y, especialmente, con el cultivo de un volumen suficiente de
sangre que se ha calculado entre el 4 y el 4,5% del volumen total de sangre del paciente.
El volumen total de sangre debe dividirse en 2 extracciones, e inocular un frasco de
cultivo aerobio con cada extracción.
REFERENCIAS
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2018) Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003428.htm
Colaboradores de Wikipedia. Meningitis [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2018 [citado
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