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Estados Unidos y la revolución bolchevique, 1917-1933

La guerra fría

posible determinar si contaban con el apoyo abrumador del pueblo ruso. El


tro de Exteriores británico, Arthur Balfour, envió a Wilson una nota en la cual
29 de mayo dijo a un diplomático británico, sir William Wiseman, que esta-
decía que la ayuda norteamericana era «esencial» para el éxito de la misión en
ba dispuesto a intervenir, incluso oponiéndose a los deseos del pueblo ruso si
Murmansk y de enorme importancia como demostración de la unidad de los
finalmente era en bien de éste. El presidente dijo a Wiseman: «Si hubiéramos
aliados.29 Las palabras de Balfour se vieron reforzadas por los mensajes alar-
podido desembarcar una numerosa fuerza anglonorteamericana en Vladivos-
mantes, pero erróneos, que el embajador Francis envió los días 29 y 30 de
tok y avanzar siguiendo el ferrocarril siberiano, tal vez hubiéramos ... con-
mayo y que decían que los finlandeses habían cortado el ferrocarril de Mur-
seguido que el pueblo ruso ayudara en la defensa de su país». Pero Wilson
mansk. El 1 de junio, un día después de recibir el mensaje de Balfour, Wilson
no creía que los aliados pudieran permitirse desviar fuerzas del frente occi-
se entrevistó con Lansing y accedió a enviar tropas estadounidenses a Mur-
dental para tal fin. También temía que la intervención japonesa en Siberia
mansk, siempre y cuando tal diversión de recursos aliados recibiera la aproba-
sencillamente lanzase a los rusos en brazos de los alemanes. Al preguntarle
ción del comandante en jefe de los ejércitos aliados, el general Ferdinand
Wiseman si esto quería decir que los aliados «no debían hacer nada en abso-
Foch. El 3 de junio el Consejo Supremo de Guerra se apresuró a aprovechar
luto», Wilson contestó: «No. Debemos observar la situación de forma atenta
la concesión de Wilson y pidió oficialmente que los aliados intervinieran en
y comprensiva, y estar preparados para actuar cuando llegue el momento
el norte de Rusia. El 17 de junio Foch dio su aprobación. Con todo, hasta fi-
nales de junio no fue posible ponerse de acuerdo con Wilson sobre cuál debía oportuno».31
El 2 de junio se presentó la oportunidad que Wilson esperaba. Llegó la
ser la aportación militar de Estados Unidos. Al final se decidió que consisti-
noticia de que se habían registrado combates entre los bolcheviques y la Le-
ría en tres batallones de infantería, es decir, 5.700 soldados, muchos menos de
gión Checa. A mediados de marzo, después de la firma del tratado de Brest-
los que había pedido el Consejo Supremo de Guerra. Aunque Wilson seguía
Litovsk, los bolcheviques dieron permiso a los checos para retirarse a Vladi-
albergando serias dudas al respecto, finalmente había optado por dar el paso
decisivo en Rusia. vostok utilizando el Ferrocarril Transiberiano. Pese a ello, el 26 de mayo se
libraron combates entre las dos fuerzas porque los checos se negaron a aban-
Si Wilson cedió en el asunto de la intervención, fue principalmente por-
que su gobierno estaba cada vez más convencido de que era necesario reacti- donar las armas, como les exigían los bolcheviques, antes de emprender la re-
tirada a Vladivostok. Elementos antibolcheviques acudieron rápidamente en
var el frente oriental para impedir el inminente derrumbamiento del frente
occidental. El 27 de mayo, los alemanes lanzaron una nueva ofensiva en di- ayuda de los checos, y a finales de junio las fuerzas conjuntas ya dominaban la
cho frente, y en menos de vina semana consiguieron atravesar las líneas aliadas mayor parte de Siberia al este de los montes Urales. El 17 de junio Wilson ya
y llegar hasta Chateau Thierry, a orillas del río Marne, no lejos de París. Con pensaba que los checos, a los que llamaba «los primos de los rusos», eran una
los franceses preparándose para abandonar su capital, el presidente apreció, fuerza poderosa y eficaz a la que podía apoyar legítimamente «con la ayuda de
los japoneses y de otros» en su lucha contra los alemanes, así como contra los
más que nunca, la ventaja que representaba para los alemanes la relativa inac-
tividad del frente ruso en su retaguardia. Para Wilson, la intervención en Ru- bolcheviques, y que podría hacerlo sin indisponerse con las masas rusas.32
sia se había convertido en una necesidad psicológica y política. Necesitaba El 3 de julio los checos tomaron Vladivostok después de expulsar a las
desesperadamente una numerosa fuerza de intervención que impidiese que fuerzas bolcheviques de la ciudad, con lo cual los aliados contaron con una
los alemanes trasladaran otras cuarenta divisiones al frente occidental. base segura para las operaciones en Siberia. El día anterior, el Consejo Su-
Durante la totalidad de abril y mayo, el presidente había tratado de obte- premo de Guerra había pedido al presidente que aprobase el envío inmedia-
ner toda la información posible sobre los grupos antibolcheviques de Siberia. to de 100.000 soldados aliados a Vladivostok. La misión, según el Consejo,
Si bien seguía oponiéndose a la intervención militar directa de Estados tendría tres objetivos: 1) permitir que los rusos «se quitaran de encima a sus
Unidos en Siberia, como había demostrado su apoyo a Kaledin, es claro que opresores alemanes», 2) «reconstituir el frente ruso», y 3) «prestar ayuda a las
quería ayudar indirectamente a las fuerzas indígenas que se oponían a los bol- fuerzas checas».33
cheviques. El 18 de abril escribió a Lansing: «Valoraría mucho un memorán- El 6 de julio Wilson comunicó a Lansing, a Newton D. Baker, ministro
dum que contuviera todo lo que sabemos sobre estos diversos núcleos de auto- de la Guerra, a Josephus Daniels, ministro de Marina, al almirante William
ridad autónoma que, al parecer, están brotando en Siberia. Me daría mucha Benson (Jefe de Operaciones Navales) y al general March que había decidi-
satisfacción apoyar al que se acercase más a ser representativo de ellos si en do proponer al gobierno de Tokio que japoneses y norteamericanos enviaran
verdad es capaz de hacerse con el liderazgo y el control».30 una expedición conjunta a Vladivostok Pero en lugar de los 100.000 soldados
Wilson pensaba ayudar a las fuerzas antibolcheviques aunque no fuera que había propuesto el Consejo Supremo de Guerra, Wilson limitó la apor-

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