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-¡
Í* Alfredm Sáemx
a la Revolución Desatada. 4.'
f(,
Tál es el contenido de este (f,
volumen de nuestra serie. Dos lgle-
sias se enfrentarán en su transcurso:
la fiel a Roma y la cismática- La caí-
()
E(»
:r:
LA NAVE Y LA§
-{.
da de la rnonarquía constifuirá un
momento capital. TffiMffiffiffiW&ffiffiffi
Las fascinantes figuras de los
Luis XVI grandes revolucionanos, Marat. Dan-
ton, Robespierre, Babeuf, y varios
más, se nos rnoskarán conduciendo
el carro de la Revolución. La hemo- C'7
IJ.I
r¡agia del pueblo católico no tendrá lí-
mites. Se trató nada menos que de la
irnplantación de una nueva religión
c¡
que vendrfa a sustituir la verdadera. É
con la consiguiente laicización y ulte- C''7
rior nueva sacralización revoluciona- u-l
ria de los recintos, fiestas y símbolos
cr-
:E
Flobes¡rierre
sagrados.
Constituyó, de hecho. uno de los
grandes eslabones de la Revolución lJ-l
1-
anticristiana.
5
La Revolución francesa, que tu- Cfr'
vo pretensiones ecuménicas, dejó
una pesada herencia histórica. Uno
de sus vástagos predilectos fue la re-
volucló¡r soviética. Pero también lle- >.
u.l
e
gó hasta nosotros. impregnando el
Mlrabeau
pensamiento de algunos de nuestro.s
llamados '"próceres", €ñ oposición a
Ia tradición greco-latüra e hispánica
5
que nos había gestado.
-
rsBN 978-950-9674-94-3
La Revolución Francesa
SrourunR Pnnrr
La REvoLUcÉN Drs*r*n*
Marat ff$ffiul$ffiililüffiIl ;f ,\I )il l:;
Alfredo Sáenz
LA NAVE Y LAS
TET\/I PESTADES
La Revolución Francesa
Srs¡n¡ Pnrre
La Revouucló¡¡ Desnmoe
EDICIONES GLAD¡US
20§7
LA NAVE Y I.AS TEMPESTADES
Touo 1.
Índice
Primera Ternpestad. In Sinogogo y lalglesia primitiua
Segunda Tempestad. Las persecuciones del Imperio Romono
Tercera Tempestad. El Arrianismo
Tomo 2
Cuarta Tempestad, Los /nuosiones de los Bárbaros
Touo 3
Quinta Tempestad, La Embestido del Islom
Touo 4
So<ta Tempestad. La Querella de las Inuestiduros
Séptima Tempestad. La Herejío de los Cátaros
Toruo 5
Octava Tempestad. El Renocimiento y el petiEo
de mundanización de ta lgtesia
Tonro 6
Novena Tempestad. Lo Reforma fuotestante
Toruo 7
Décima Tempestad. La Reuolución lrancesa
Capítulo Primero
himera hrte. [a Rer¡olucior¡ CLdtu¡al
Torrro I 1?89 """"" 15
Décirna Tempestad. Lo Reuoluciín lroncesa
Segunda hrte, L¿ Rer¡olución Desatada I. Luis XVI. ""'L7
Irnagen de portada II. De los Estados Generales a [a Asamblea
-Legistativa
Carlota Corday camino a la guillotina
""""25
de Arturo Michelerra. 1gg9 III. Disturbios callejeros. Actitud det ejército """" 41
Caracas, Galería de Arte Nacionaldé Venezuela
2. Laasunción del tiempo "' "'-: "' 1" " " " : "' " "' 367
Capítulo Cuarto
"
á. tái"ir.ción de los recintos, fiestas
t792 """"
Gi*uotor *gtgdos """""" 375
.L73 +. i*Ui" de ""'
nombres " """"' 380
I. Las cortes europeas y la Revolución
,.. lls 5. La diosa Razón ' 383
II. Eldestierro de los sacerdotes fieles 6. Lafiesta Supremo
¿l§"t "" " """"' 389
. 19S
III. El asalto a las Tülleríras
,,...201 Capítulo Sexto
...........
IV. La caída de la monarqu ía
..2L2 Colofón "" 401
LA REVOLUCIÓN FRANCESA
Segunda Parte
Ln RrvoLUcIóN Drsareon
N:#ffi.xi"d{r;#fl::l;il[
Revolución. La eicribimos así, con mayúscula,
por-
q"" t" fue de veras. sería injusto confundirla con
castrenses' que
esos gotpes de palacio o asonadas
se limitan a poner parches a situaciones políticas crí-
ticas, dandó luegcl curso de nuevo a[sistema ante-
a su
l''.ij,r.r., riormente impeánte, "corregido y mejorado'"
juicio. La frantesa fue una auténtica Revolución' que
'puro
al país patas arriba, como la rnisma palabra
'reuoÍutum
parece indicarlo: cambiar radicalntente
el curso de algo, clar vuelta una cosa' Desde enton-
de
ces, Francia ya no fue la misma, tanto que Jean
Úiglnti", unó det pensadores-franceses más agudos
de
¿u"tu acturalidad, no temió afirmar la existencia
,,dos y otra laposterior a
Patrias," una la tradicional,
Ya rro exis-
la Revolución, sustancialnrente distintas'
te más la Patria de antes, aunque ambas lleven el
mismo nombre.
Damos por supuesta la lecfura del volumen ante_
rior de esta serie, dedicado a ta "Revolución cultu-
ral",.que antecedió a la Revolución sangrienta, pe_
ríodo preparatorio donde un grupo de-"iniciaáór"
se abocó exitosamente a la ingLnfe tarea de ir cam-
biando el modo.de pensar dela gente. Robespiene
la consideró "el prefacio de la Eevolución'. puru
Napoleón la Revolución fue 'bbra de ras ideorogias".
iA qué ideologías se referiría? probablemeñte ar
materialilmq el.liberalismo, el inmanentismq es
decir, el ideario de los enciclopedistas y de la *** CAPfruLo Pru¡arno
nería.
La Revolución, en elestadio que ahora nos ocu-
pará, comienza en 1789. vamos a considerar los L789
hechos año por año, ya que los acontecimientos
son tantos y tan entremezclados entre sí, que sería
dÍfícil considerarlos por temas. AI irlos recóniendo
gradualmente, los iremos comentando.
iCuándo termlna el ciclo revolucionario? Algu-
nos autores lo prolongan hasta la Restauración, es
decir, hasta lá caída de Napoleón en 1815. ñ;;o_
tros nos concentraremos más en los años iniciales,
desde la toma de ta Bastilla hasta Ia muerte de
Robespierre, si bien algo diremos al final de la figu-
ra de Napoleón, y de cómo exportó, a través
delas
armas, los ideales revolucionarios a toda Europa.
Vamos a entrar en e[ umbral de la Revolución'
se desen-
fo q"e fue su estallido inaugural' Todo
"n conlretamente' el 14 de
."4á"" ál año 178g,más
j-"li", ;;áride q,r" iot{tanceses celebran aún hoy
por todo el
como su fiesta ;;ttü, fecha saludada
los libera-
universo demociático y man<ista, incluido's
moderno'
les católi.or, .nÁo uño cero del mundo
I. Luis XVI
la
lnicienr«:s estas consideraciones enfocando
de los acon-
figura que estará en el telón de fondo
tecimientos ocurridos entre 1789 y 1793'
elrey Luis
xu.
conven-
¿Quién era Luis XVI? Para saberlr:' nos
primero conocer a sus progenitores' Su padre'
drá
18 L¡ Nnve y ¡¡s Te¡eesrnoes
L¡ Revorucóx FnnNcrs¡ [17891 19
iQuiénes defendían ar rey cada vez más arrinco- querido; se mostraban opuestos a las novedades que
nado? No, por ciertq los quá formaban.üLniárnq
los que lo rodeabun, *uihos de e[os se iban poniendo sobre el tapete. Algunos de ellos
aáu-u"nu re eran los llamados Feuttlants, miembros de clubes mo-
pero inficionados por er espíritu revorucionáriá.
tre los demás, eran numerosos los
en- nárquicos y constihrcionales, que contaban con el
.¡uJiá-inái'qu" apoyo de Lafayette. En el otro extremo estaba la
estaban alavez por el rey y por la
n*rJu.iOn. gf izquierda, todos los de rnentalidad revolucionaria.
marqués de Mirabeau, por á¡emplo, qr* á;;í; sos- Allí se sentaban los Jocobinos, un gmpo radicalizado
tener la monarquía, le- escríbía'"
puesto más empeño que cualquier
il ur"igáI ,,H" que apareció preclsamente en 1789, así llamados
otro mortat en por haber comenzado reuniéndose en un eonvento
querer extender y rnejorar una
ievolució, qrlrna, de la Orden de Santo Domingo, llamado Saint-Jac-
que cualquier otra, hará avanzar
lu f:u_- ques; entre ellos se encontraba el diputado Maximi-
"rpe.ü;. ie tu
bién en el estamento crericar huboim;,rir-;;";
Revolución. Nombremos entre liano Robespierre, lector apasionado de Rousseau.
É"**"_ En el centro se ubicaron unos 300 diputados, de
"ilor'Jñil
nuel Sieyés, quien publicó por aquei.nton.",
u^
,,¿a;t;; todas las clases sociales. Tál es el origen de lo que
lamo¡qgpúscutq. ai 9ge ltamó: todavía hoy llamamos "derecha", "izquierda" y "cen-
Estado?" AIIí decíar "eui est_ce q,;;t*l¡Jl'Enp "irir.", ho". Pronto toda Europa llamaría "jacobinos" a los
4¡"1, Que doit-étre? Tbut'.,,ieué es el Tercer Esta_ jefes, promotores y admiradores de [a Revolución
do? Nada. ieué debe ser? Todo;.
U,
dando solo, si bien aún nadie ü cuestionaba
,*;;;ü;;r"- irancesa. Discípulos de Voltaire, de Rousseau y de
ra rlgi- Weishaupt, ateos, deístas o enciclopedistas, congre-
timidad de su poder. Todos seguían
ufir*uná" qr" gaban a los desertores de Ia aristocracia, como el
era el verdadero rey, aun cuand"
ban que debía enconkarse con su puebto
il;;;;;;;;r.- duque de Orleans y elmarqués Montesquieu, y tam-
en los bién a los Judas del clero, al estilo de Sieyüs y Fau-
ideates comunes de ra ribertad
v a" ru isuJ;J. Fu" chet. Fueron el alma de la Revolución. Al mejor es-
precisamente en estos mom"nto,.uunáo
r" ao*"n_ tilo masónico, sólo se podía enhar en ese grupo si el
zó ageneralizar er uso der tuteo,
como signo ae iguar-
dad de todos los ciudadanos.'
- candidato era presentado por "dos padrinos". Se-
rfan ellos quienes inspirarían y redactarían los prin-
Los miembros de la Asamblea nacional cipales decretos de la fuamblea nacional.
se divi_
dieron en ta sala de reunioner rugr:"
paban la derecha ros aristócraüi,
r* ii"".ló."- Durante las sesiones de esta Asamblea, que tam-
.oro rlamaban a bién gustó llamarse Constifuyente, porque entre sus
los prelados, I un"rir"inta miembros
l:: rybj":, del propósitos se incluía la promulgación de un texto
n tos aconte cim i"nto;; ;;t;H;; tonstitucional, las espaciosas galerías delpalacio de
:T::r: Ia fuambleu porqr"';l'*';liJú;:;
l",Taba
paban en Versaltes estaban siempre repletas. A la muchedum-
bre que en ellas se apretujaba se le pernritía interve-
L¡ Nave y us Terqpesreoes
L¡ RrvoucroN Faencrsn [17891 41
Los dirigentes más lúcidos entendían que ras Bte proceso que ahora sólo había comenzado a
fuer- insinuarse se iúa agudizando con el pasarde los años.
zas armadas debían manteners€ al margen del
bu- El momento crucial llegaría con el complot del ge-
llicio revolucionarlo. pero los que de heiho .nun"-
jaban el proceso desde la Asamblea, temienaá neral Dumouriez, d, que aludimos más arriba, ocu-
q,r" rrido tras la decapitación de Llis XVI. Los soldados
el ejército reaccionase, indujeron al rey u
áu" pr"- que lo siguieron eran los que aún se mantenían fie-
mulgara un decreto por ercua[os regimienios
dasen autorizados a tomar parte
üu"- les a la monarquía, reconociendo como rey de Fran-
fiestas Éívi-
cas que ya empezaban a multiplicarse "n'iu.en las calles, cia al hijito de Luis XV[, el rey niño, Luis XV[, junto
de modo que no estuviesen sáparados del pu"Ut" al cual querían colocar un regente. Pero con el fra-
sino que participasen de sus iaqüiefudes. fuí se .on_ caso de dicho plan, se afianzaría [a división enhe las
tribuiría al mantenimiento d¿iá concordia, le hicie- kopas de Francia: unos siguieron leales a la monar-
ron creer al rey. Con la pérdida del sentido de Ia quía y okos a [a Revolución. Ambos cumplirían [ue-
jerarquía, el ejército se fue convirtiendo go un papel importantísimo; la corriente revolucio-
de custodio
que era de la soberanía y el honor nacional, naria se impondría con el general Napoleón
en ins-
trumento de un poder ocasional, cualqui"ru fu"r", Bonaparte, vencedor en casi toda Europa, mientras
que asumiera la dirección de la nación. que la fiel a la monarquía ayudaría a restaurarla en
la persona de los reyes Luis XVIII y Carlos X.
Más adelante veremos cómo las cosas se fueron
deteriorando progre.sivamente. Ante todo p., Pero volvamos a los días que nos ocupan. Se ha
hecho de que una parte considerable de los ffi.¡u-"l dicho que si elrey hubiera querido ponerse alfren-
les preferiría emigrar alextranjero antes que te de su ejército, lo hr.rbiera tenido enteramente a
some-
terse a esta parodia de ejército, con b qúe las tro- su disposición. A pesar de las infiliraciones, todavía
se estaba a tiempo. Pero Luis XVI, cornodijimos,'no
44 Ln Nnr¡ev nsTmqpesraoes
L¡ REvor-uc¡óN FnnNcesn t17891 45
L
L¡ Naray us Teppesrnoes
L¡ REvor.uc¡óN Fnn¡lcesn [1789] 51
L
52 [¡ Navrv ¿¡s Teupesrnoes L¡ Revoluc¡óN FseNc¡sa [1789J 53
las orgías [...] Los vencedores de la Bastilla eran bién en las calles. París estaba erizadade hachas, ba-
paseados en coche, declarados conquistadores
en yonetas y picas. Los coneos llevaban la noticia de la
las cantinas suburbanas. Las prostifutas y los
mozos Bastilla a las provincias, y volvían diciendo que por
de camicería iniciaban su reiñado hacieido escolta
doquier los pueblos y las ciudades se habían levan-
a los triunfadores [...]". tadq que en todas partes resonaban como en París
Elhecho, tan minúsculo como simbólico, adqui- los mismos gritos revolucionarios. Taine sostiene que
rió una relevancia protagónica en el imaginário co- fue el 14 deiulio cuando comenzó la é¡:oca del Te'
lectivo. Hoy el L4 de julio es la fiesta ná.iánál a" rror. Quizás tenga razón¡ porque ya no había go-
Francia. Poco después de Ia toma, un noble le escri- bierno, leyes nijusticia. El rey se mostrab¿ impoten-
te, sus funcionarios debían hacerlo que querfan los
9iu u otrq sin duda uno de esos optimistas a urfuanza:
"señor conde, no os engañéis, éste no es etrezurta- amotinados, si no estaban dispuestos asermaltrata-
do de una borrasca. L¿ rávoháón está f,á.f,ul.*_ dos y hasta asesinados. En las fuezas armadas ya
sumada. Ha sido preparada desde hace míchos no tá podía confiar. Como afirma Weiss: "Siempre,
años por los más grandes genios de Europa, tiene por la cobardía de la clase media, una décima parte
partidarios en todos los gaEinetes". de la población ha hecho las revoluciongs, cuando
el Gobierno se muestra impotente y eleiétcito per-
.broseacontecimientq
dice que cuando Luis xvr se enteró del maca-
manece indisciplinadd'. Los jueces no se ahevían a
preguntó a sus cortesanos: "ilo castigar. La impunidad alentaba a los criminales...
ocurrido en París es un motín?', Uno de ellos, La
Rgche{oyc1uld, Ie respondió: .,No, Sire, .r uná ,"_ Fue frente a la Bastilla cuando aparecieron por
volución". El 14 de julio fue, sin duda, á r.ruiiáao primeravez las escarapelasde la Revolución: blanca,
de una maquinación perfeciamente tramada. Tres azul y roja. En las panoquias se encargaban misas
qños después, camille Desmoulins afirmaría en un "por los héroes muertos en el ataque a la Bastilla",
discurso pronunciado en er club de los ¿u.áuino* refiriéndose, por cierto, a los caídos delbando asal-
"Ijo es una paradoja decir que esta revorución tante. Lo cierto es que a partir de entonces se instau-
-se
refería a la toma dg 19 Bastilla-, el pueblo ná lu p"- ró el desorden y se desencadenó el crimen en tas
día, que no ha ido delante de la iiUertaa, ,ino qu" calles. ElZ?de julio elintendente de Parísfue deteni-
nu
sido conducido t...1 El pueblo de parís no rrá riao do, atacado por elpopulacho, abrumado de ulhajes,
sino un inshumento de la Revolución y finalmente degollado. Un soldado le abrió elpecho
[...J Nosotros
hemos sido -concluye- los maquinistas ¿á ta Revo- y le arrancó et corazón, otro le cortó la cabeza y la
Iución". paseó sobre un palo. A un consejero de Estado le
pusieron un collar de cardos a[ cuello y un puñado
A partir del L4 de julio los gritos de libertad y de
de heno en la boca, luego lo anastraron hacia la cár-
igualdad resonaron no sólo en las Logias, sino ám_
cel, pero en e[ camino lo ahorcaron de un farol.
t-*.
L¿ Nave y msTzupesreoes
Ln Rworuclox FRn¡tc¡sa [1789] 55
t
bU L¡ NnvE v r¿s Tr¡lpEsrADEs
L¡ Revoluc¡óN FanNcesn [1789] 59
L
62 [¡ Neve y us Teprpesr:qoes 63
La REvouucÉr-l Fnnncesn [1789]
{a, es decir, durante el h.anscurso mismo de las de_ [...] guían su pluma, contiene reproches que usted
liberaciones sobre la constifución, suscitando
á¡r*- ireá lundados. Me habla de coraje, de resistencia a
siones tem¡:esfuosas en cuestiones importantes,
no lo, ptoy"ctos de los facciosos, de voluntad [" '] iUs-
bien se e¡_trajeran las consecuencias á" rr. jr"ru_
ted'no es e[ rey! E[ cielo, colocándome en el trono,
puestos. Ya el acta de la Constitución se
abrió con me ha dado un corazón sensible, sentimientos de
unbuen padre. Todos los francesessoh mis triios;yo
las siguientes decisiones: "[ aAsamblea
nacioná uu-
prime todas las instifuciones confoarias a Ia libertad
e soy e[ puát" común de la gran familia confiada a mis
igualdad de derechos. por eso no habrá en
dirturo ,u'íduáo. t...J La tormentá revolucionaria ha turba-
ni nobleza, niPares, ni distincionesde consid"á.¡¿n,
áo ioaut lás iabezas [...] Podría haber dado la señal
nidiferenciade clases, ni régimen feudal,
de combate; ipero qué combate honible, qué vic-
"iiurira¡.-
ción patrimonial, nití,hrlo, ñombre o pririt"'lü.on
toria más horrible todavía! [. . . ] Podría haber dado
ellos enlazados, ni órdenes de cabalürá
ir".¡u- la señal de una carnicería, y millares de franceses
ciones o condecoraciones de órdenes, para " tur qu" habrían sido inrnolados [...] He cumplido con rni
s.e exigen pruebas de nobleza, o que presuponen
deber; y, mientras el asesino está desgarrado por el
distinción de nacimiento, ni otra ninguna suplriori_
remordimiento, yo puedo decir altivamente: no soy
dad, sino la de los funcionarios púü¡.or,-ñ"nuu,
responsable de É rángre denamada; no he orde¡a-
ejercitan las obligaciones de su cargo
[...]No t áUra aob homicidio; he salvado a los franceses; he salva-
en.lo fufuro gremios ni asociacioná de artesano,
o do a mifamilia, a mis amigos, a todo elpueblo; ten-
artistas. La ley no reconoce en ro fufuro ni
votos go la conciencia íntima de haber hecho elbien; mis
religiosos, ni cualquierotra obligación que
contraríe ánemigos han recurrido a crímenes. áCuál es aquel
los derechos de la Naturar eza o-raconJtitu.i¿i,
La constitución garantiza además liberhd
i I de entá nosokos cuya suerte es más digna de envi-
á" loio. áiuZ t. . .l Me he sacriiicado por mi pueblo [' "J'" iPo-
para hablar, escribir, ímprimiE y manifestuiru
p.n- bre ráyl, comenta Maurras. Fuera de su conciencia,
samiento, sin que los escritos r'rayan de ser
someti- nada pudo proteger. Sus palabras merecen respeto,
9gt u alguna inspección o censuia, antes de su pu_ pero en realidad no salvaría nrucho, nisiquiera a su
blicación [.. -J Los ciudadanos tienen derecho plru
propia familia.
elegir o nornbrar los ministros del culto
t.. I S*,-hun Observa Gaxotte que la Revolución quiso ser in*
de establecer fiestas nacionares, pam conseruar
ra me-
moria de la Revolución francesa ternacional. Para sus gestores no se trataba sólo de
[....|,,.
un asunto de política interi«:r francesa, sino que era
EI 7 de noviernbre, pocos días después de
ha- también el primer grarl episodio r]e una Revolución
berse firmad'la Decrarutión, Luis XVI re esiritliaasr universal, lá primeia etapa de una insurrección ge-
3 yn emigrado, conoclclo suyo, Henri_Robert:
,,(Js-
neralizada contra los reyes, los sacerdotes y los no-
ted se queja, y su carta, cJonáe'et ,"rp"ü
v bles, Por eso proclamaron no "los derechos de los
"iun.,o,
L.*
[¿ Nar¡r y r¡rs Trr"rpesrnoes
Le RevouucúN Fne¡rcese [1789] 6'7
t_
72 [¡ Nar,m y uas TErrrp¡srapes Le RevolucróN Fnnr.rcgsa [17891 73
I
orden, y especialmente le arredra hablar ante asim_
L¡leas. Bajo L.uis XV se le trató con rigor, corrro saría a los invasc¡res? En el fondo Lafayett'e no esta-
a un ba con el rey.
7 6 L¿ Na"r v tns Tr¡{PESTAoES
LR R¿voluctó¡.r Fsnxcesn [1789J 77
VIl. Confiscación de los bienes del clero propiciaba, era un acontecimiento sin precedeltgs.
La ñistoria conoció Estados perseguidores de la lgle-
sia o de otras religiones, pero hasta ahora nunca se
El año l789,tan fecundo en situaciones dramá_
había visto un Fstado sin religión.
ticas, terminó con una estocada a la lglesia.
et tZ
de noviembre, los bíenes del clero fu"rán pu"rto, Se pregunta de Viguerie cuáles fueron las raíces
u
disposición de la Nación. con e[o ra fuudbi;i.r"- profundasde esa decisión separatista de lo que Dios
yó contribuireficazmente al arivio de la crisis quería que estuviese unido. La primera es, a su jui-
econó-
mica, que había sido la causa próxima de la convo_ ciq la opinión de la filosofía de las luces, según [a
catoria a los Btados Generares. ya tres meses cual [a misión del Estado es de carácter exclusiva-
an-
tes, el 4 de agosto, durante una sesión no.tuiná, rnente temporal. La religión se ocupa del rnundo
un ambiente de. enfusiasmo que, según un tesiigo, "n futuro; elEstado, delpresente. "Elsoberano no tie-
daba a Ia fuambrea er aspectá de uña .urtitua ne competencias en el otro rnundo", había afirma-
¿"
bo*achos, varios nobres, iocados por er esp íritu der do Rousseau. La religión, por tantq nada tiene que
iluminismo, propusieron la supreiión de ios dere- ver con el Estado. La segunda proviene de la idea
gho: feudales, y- el clero progresista, slguiendo tas de que el Estado y [a nación no necesitan de la re-
huellas de aquéllos, ofreció ráunciar u ius franqui- ligión, porque ellos mismos son una especie de reli-
cias y ernolumentos, mientras todos se abraraban glOn. Los diputados de la Constituyente creían en
entre sí. la Nación como creyeron en Dios y de este modo
se adherían a una especie de "religión civil". Asíse
. Es cierto que ello poco tenía que ver con los
deseos.expresados en numerosos "cuadernos
introdujo, por encargo, de la Comuna de París, un
de juramento cívico de fidelidad "a la Nación, a la Ley
quejas". En uno de ellos se podía leer: *lbáo,
a"- y al Rey", si bien "en presencia del Ser Supremo".
seamos que elcatolicismo se profese abiertamente,
Ño es Dios quien recibe eljuramento, sino sólo sir-
que permanezca unido al destino del reino por
un ve como testigo para reforzar los vínculos delcuer-
lazo indestructible y que sea protegido inflLxible-
po social. Y el cuerpo social es una especie de re-
mente contra cualquier tipo de ataque o de agra-
presentación de Dios, una sLterte de lglesia'
vio". Eso era lo que el puáblo deseata, pui" ná ro
que decidió la mayoría de la fuambleá constitu- Pero volvamos a los antecedentes de la decisión
yente- Ahora se quería poner a la lgtesia de confiscar los bienes del clero- La bancarn¡ta eco-
catótica en
el mismo nivel que las otras religiónes. Ni .iqui"ra nómica surgía en el horizonte. El Lo de o«:tubte, el
aceptaron reconocer que el catdicismo era la obispo Tálláyrand s'.tbió al pcdio de la Asamblea y
reli-
gión que profesaba la mayoría de ros france.*, con Lr. frialdad qr:e lo caracte-rizaba, proptrso "pr:-
separación del Estado y de la lglesia, que ahora
L. ner a clisposición de la lrlación" los biene.l del clero,
se
84 t¡ Rwor-trcóx Fnarucesn [1789] 85
L¡ Nave v t¿s TE$IpEsIADES
con lo que se podría salvar la nave delEstado. per- evitar la debacle económica por lo que se necesita-
¡o1aje. repugnante éste,,,considerado,"báta" po, ba arr"batar los bienes de la lglesia, diezmos inclui-
la Realeza, tránsfuga por la Noblezu y
áos, sino "para destruir el orden delclero", ello
en
v upártIu po,
la lglesia", como l" étdijo L. Madeún.'d;; qu" nombre de la igualdad. E[ clero aceptó sin mayores
era joven se moskó disoluto: amaba
la bu"ná rn"ra, q""l"t este delpojo. De hecho.la medida de nada
las mujeres, bl tujo y-, sobre todo,
el;u"go fio*Ur" ffiió para los eieétos pretendidos, pues se cargó el
de egoísmo itimltado, [o describl áípiar"'áiárt.., i"roro público con el gravarnerr del culto y del cle-
de gran asfucia y capacidad de simulaciOr.
üir¡po_ ro, lo que produjo una gran inflación'
9re¡í9 !e permitió perrnanecer en el a-uienüestri.- Poco antes de la secularización de bienes se ha-
to del seminario y acceder ar sacerdocio perso-
o.ño uno. bfa llevado adelante la secularización de las
más tarde fue nolb.rad.o obispo de Autun--Áhoru, prohibió la emisión de vo-
como miembro de la fuambl^ea Constifuyente, ñás. El ZB óeoctubre se
y iy ello en nombre de
siendo amante de nradame de Stáel, hii; ior"n todos los conventos.. ',
á;ñ;cker; t" tib"rtua individual! Dentro de la sociedad general
fu.e quie¡ inspiró la expropiación a"'uJÉ¡.n"r}. ru no había de existir ninguna otra sociedad particu-
fglesia. Luego volverámá, u considerarculigur., y el equi-
siempre trepadora y acomodaticia. eorqu" lar, pues su er<istencia párfurbaría la unidad
áiuro fuerzas. El único centro de unión para
tiUrio de las
en todas, celebrando ras misas oficiares,
constitución civir der crerq consagrando
i'oi*lo ru iodos los individuos debía ser e[ Estado' Un grupo
ca-
vos obispos afines a la Revolución
ros nue- de inspectores se distribuyeron por las distintas
aventuras, acabando por colaboraicon
I, tru, uiiotrn, sas religiosas, masculinas y femeninas' y convoca-
Naptleón. ron a lás respectivas comunidades preguntando a
pre-
Fue él quien elevó la propuesta a la
fuambtea. cada uno de sus integrantes sideseaban salir o
Tias ser presentada, se ,L.uii"ron grandes
discu- ferían quedarse. Quienes renunciaban a su voca-
siones y.se oyeron discursos indigr;r;
;d.Ju*o ción recibían una indemnización que les alcanzaba
contra elveneno de la lglesia, las áxcesivas
riquezas paravivir. Los que se negaban a ello fueron reagru-
que poseía, elmaluso que el clero
hacía deitur, [á¿or, mezctándose loJmiembros de las diversas
despilfarro de los saceráotes... A la
orrp"ri"i¿i ¿. "l biá.nlr e Institutos religiosos en algunas casas de-
Tálleyrand se oprr.sieron varios, entre
ellos el az.o- terminadas. Los monasierios que quedaran vacíos
bispo de Boisge.lin, quien obsárvó que Serían puestos en venta, a título de t¡ienes
naciona-
los báes
que poseía la Iglesia habían sido
donados *n in_ les.Loi resultados fueron decepcionantes: en Cluny,
tenciones bien precisas, para sostener
hospitáles, J" .uurnnta benedictinos quedaron dos; en elcon*
escuelas, etc. Un.di¡:utado del Tercer
Btado, iáóf_,"- vento de los dominicos de saint-Honoré de París
pelier, planteó elprobrema en su verdadera famoso club
rrimen- -e[ misrno en que estaba instalado el perse-
sión, declarando francamente que no
era sólo para de los Jac«¡binás- de treintaiún parCres sólo
Le Nnv¡ y r.cs TErr,tpEsrADES
I
Entremos en elaño 1790. Luis XVI se siente "des-
pojado" por el proceso revolucionario. El 4 de fe-
brero de dicho año toma coraje y se dirige a la fuam-
blea donde habla durante una media hora. Su dis-
curso se compone de tres partes. En la prímera re-
cuerda los "beneficios" que su gobierno ha traído al
pueblo, un tema que le resulta particularmente gra-
to. La segunda parte [a dedica a elogiar la Revolu-
ción: "Es preciso que se establezca un nuevo orden
de cosas", afirma. En la parte final aborda lo que
El duque de Orleans
realmente quería tratar: Yo procuro ser un buen
rey, dice en sustancia, pero me agradaría que me
diesen un poco más de poder, No sólo lo aplaudie-
ron calurosamente sino que un grupo se comidió
para acom¡:añarlo hasta las Tullerías, donde esa
i
misma tarde una delegación le reiteró e[ agradeci-
miento. Más aún, aldía siguiente la Comuna de París
¿.
90 L¡ Narmv ¡¡sTTMPESmDES
L¡ R¡vot-ucóu Fnntrcesn [1790] 91
Caballero, Ma1is9al, Conde, Vieconde, de uno de los déspotas más caracterizadosde la épo-
Messire, prín_
cipe, Barón, Noble, Duque y otros sáme¡antás,,. ca, la zarina Catalina II de Rusia; d'Alembert, por su
parte, tan cercano a Federico II de Prusia, señaló en
Tal fue la tápida que se Ie quiso poner
a la noble_ 1783, que los sacerdotes son "[os verdaderos, los
za,La inteligente hijá de Necfte, obr"-u, ,iBto
rooar a l-lancia su historia, y nadie, por
era únicos, los más temibtes enemigos de los príncipes".
muy terribte A juicio de Jean Dumont, todos los pensadores que
dem.ócrata que sea, pued á d"b"i"nun.iJ.h rnu_ prepararon la Revolución eran esencialmente
" pensar que poco
moria de sus antepasados,,.
antes, anücristianos, pero querían serlo desde la monarquía.
numerosos sedicentes "demócratasf
buicaban por Buscaban deskuir elAltar pero con la ayuda delTio-
todoslos medios a ru ul.unc".erdecrarados
Drt".n g,rstaba firmarse d'Anton, también nobres. no. Aun Rousseau, republicano a su manera en e[
Roblpie- Cont¡ato sociol, fue evolucionando hacia la mo-
fl:.l:_b_1antepuesto
rvrucnos prebeyos
erDe nobiiñ¡;; u]iáiao. narquía, alpunto de haberle asegurado almarqutás
se hubíeran mostrado orgliloros
de adornarse óon de Mirabeau que la salvación estaba en "el despotis-
t,ly.lg¡ qu. f,uUi* .uJrT*i¿o.
Jo, mo más arbitrario posible"; asirnismo se encargó de
Seg lg que tuere, Luis xvr aÉiob¿ ilñiI;ün a" dejar en claro que "nunca aprobó e[ gobierno de-
todos los honores y derechos ie ra
r"bü h;;;a¡tu- mocrático'; en\768 escribiría que prefetíapara sus
ria.
Sin embargo, en lapráctica, y;ñü;il'l";
seguirían usando los añtiguo, ná*üro- --'- '') r. ornigos "las cadenas de algún príncipe" al "insopor-
table y odioso yugo de los iguales".
-E¡ lo que toca a Ia Corona, cuando leemos tas Por [o demás, en ninguno de los "cuadernos de
crónicas de aquella época no á"ji
atención atgo que hemos indicactá
á" l"r*r"L r" quejas", al rnenos hasta 1797, se encuentra el me-
ber, el afecto tan entrañabre con que ñ;;;l;;:';,"_ rior rechazo de la monarquiay elconsiguiente recla-
ras murtifudes
rodeaban alrey, ala reinay a la fu*ifiuil"r, mo de ta república. El mismo marqués de Mirabeau,
veces se moskaban en púbrico.
.ü""r", lfder de la Constituyente, era, como casi todos en-
sóro a ia"ááqis.nn
tonces, un revolucionario monárquico. Justamente
,Ti3',fl"HtÍ[::;:i:3[":li,',íff H:,r,ffi en este aíto,7790, propuso al rey un plan meditado
rios anos despurfu, casi no ñabía de consolidación de la Revolución "en el sistema
republiLnor.n-É*r,-
cia. Como escribe Gaxotte: ,,Si nlbiese monárquico [, . .] para impedir la invasión de la de-
a la unidad elpensamiento
,"ir.i,
ór" mocracia que avanza sobre nosokos". Incluso en la
delsiglo
de sus escritores, se podría afirmar
Xvill;; ;;;"., flesta de la F:ecteración, que se celebraría este año,
que fue anticris_
tiano; no se ngd¡{á con motivo del primer aniversario de la toma de la
¡:retender que hubiese sido Bastilla, el rey resultó vivamente aclamado. Fue una
anti monárqu ico'. ya hemos seRaládo
dejó Francia en l.T.S,para pon"r."
.o*" ó]a","t fiesta monárquica. Aun al año siguiente , el7 de iulio
b"j" ;l;;;;r" de 1792, [a Legislatr-rra puso fuera de [a ley, por un
L¡ lülc y r¡s Tevpesraprs 99
L¡ Revor-ucúx FnaNcrse [1790]
&
r00 L¡ Neve v nsT¡upesraoes 101
Ln Rrvoluc¡o¡t FRe¡¡crse U7901
lltta, gngloba.do en cierto modo a ra misma lgresia. ningún modo! Sóto estaba contra eldiezmo, conka
En vísperas de la Revolución, la vida áüo"ru .n
Francia estaba en estado agónico, mientas el los bienes delclero, conka los votos religiosos, con-
Btado tra las abadías , contra los conventos, contra los ca-
yes!ía lropaje católico". se veía a ra lglesia unida ar
Poder Ejecutivo. Los hugonotes, muyiicos, nónigos, contra las facultades de teología, contra
odiaban
a la monarquía y, por tanto, a la [gtesiu, y ,igrilron los colegios y escuelas dirigidos por religiosos, con-
siend o pod erosos h asta er estaflido? e h'tieráu.ion. tra los obispos, contra los sacerdotes, contra los fie-
La jerarquía, eldero y las órdenes rerigiosas "nolrun les, contra las iglesias (que cierra), contra los orna-
sino una porción.del mundo privilegiádo, que la ple_ mentos cultuales, objetos de arte y libros sagrados,
be odiaba y estaba dispuestá a desltnrir;. Grglesia contra eldomingo, contra los nombres santos [...]"
era parte de la antigua máquina der Btado. y Concordamos plenamente con [a ironía de Dumont.
áomo
los Btados Generales fueron [amados pa;
rolu.io-
nar elproblema
9c91ómico, elfondo ae riqueá mas
alcanzable fue eldel crero. por ro demás, .uunáo
,"
sup rimieron las casas religiosas, las órdenes,"tigiáru,
en Francia estaban en dácadencia. Belloc inriite
en
el eclipse temporario..{e ra rerigión unto ¿á q""
Lrt"-
llara la Revolución. "Lo qr" i-or políticos ,íotulio-
narios temían eqnJls intrigas dá tos que dirígíin
ra
organización de la lglesia, hombres u io, quJ"n
,u
mayoría sabían sin religión y de cuya sinceiidad
du-
daban nafuralmente". rhra áoncruii "n a"r"o
ae n,
hombres de 1189 no fue matar a ra Igresiu,
jarla morir; creían que estaba murieñdo.
ri*a"-
§u deseo
era solamente hacer que esa muerte fuese
d".oio.u
y que no perjudicase a la nación',.
Dumont comenta con ironía: ,,ilas uluces,
con_
tra la lglesia y la fe cristiana? Ellas no estaban
sino
contra los monjes y lasmonjas, los misionur"r,
jesuitas, el poder pontificio, el ,.f¿¡¿t¡r*á,,
lo,
tu Lrr_
perstición,r,los sacerdotes, los padres de Ia tde;ia,
ta
Biblia, el Buen Dios y Cristo. ila Revofu.ün,.f,¡"
de las.<Luces,>, contra la lglesia y la fe .riuiünui
ib"
L¡ Nnr,n v ¡¡s Teupesreoes Ln Revo¡-rrc¡óN FRa¡rcEse t17901 107
L
serían concretamente tos electore-s? Los diputaaos persecLrciones a que los habían sometido elpapa y el
L¿ Nnvey us Tr¡up¡sreoes
L¡ Rwot-uc¡ó¡'r Fnn¡¡cesn [1790] 109
L
éNo sería posible acercar las posiciones, pidiéndole al
papa que aprobase el documento y a los constihr-
110 [¡ Nnve y Lrs TaupEs.rADES
L¡ Rrvor-ucnN Fne¡.tcsse [1790] 111
L
Este se levantó, y extendiendo [a mano hacia el al-
t12 Le Nnwy ursTeMprsrADES 113
L¡ Rwor-ucótr Fnnrucesa [1790]
t*
tación de.Ia nue.va ley; inmediatarnente sus reservas t.r*pf-o dei refractario' Lirr mes más tarde Luis
Aconsejado por Bois-
kVl ,utificó e[ nuevo clecreto.
174
[¿ Nave y ns Tewrsrnoes
L,q Rrvor-uctóN Fnn¡lcesn [17901 115
CepÍru¡-oTEBcERo
L79t
t
concluimos la conferencia anterior sobre el año
1790, relatando e[ grave enfrentamiento del Bta-
áo .on la lglesia a laízde la Constitución Civil del
clero. En el año 1,791 [a contienda se va a ensan-
grentar, aunque no todavía como en L792'
L
Cuando tiegó ta fecha convenida, Grégoire intentó
convencer a sus colegas, diciéndoles que se trataba
120 Le Nave y usTzupesrnoes
r L¡ Revolucó¡¡ Fnn¡¡cesa [17911 t2,t
L
ianónica [...J, que, en consecuencia, éldeclara fal-
J
L
manifestando su lealtad a aquellos principios. ¿Qué pasó en París cuando comenzaron a co-
nocerse los brer¡«:s delt:apa? La efigie de Pío Vl, un
r
124 L¡ tüve v ms Te¡,prsreors 't25
[n RevoluctóN Fna¡aese [1791]
L
abril" Luego trataremos de él con ff¡ayor detención. Diga-
mos por ahora que se conlportaba al estilo de los
IZO L¡ Ner¿ey ur.sTH,apES¡ADES L¡ Rn¡oluctóru FnnNcrse [1791J L27
usurpadores, impon iéndose con prepotencia sobre tiempo más tarde el poder revolucionario lo retiró
sus feligreses. Se lo veía mundano, se desplazaba con de su función, no vaciló en afirir¡ar: "Hoy que los
boato y vivía en grandes mansiones. Con facilidad progresos de la Revolución y la dirección de la opi-
admitía en el presbiterado a gente no idónea. De nión pública me indican que mi misión debe cesar
hecho en varias diócesisse confirieron las órdenes a
[...J, depongo todos mis títulos y cualificaciones de
muchachos de veinte años, con sólo hes meses de obispo". Ya hemos hablado algo de Gobel, azobis-
estudio, o se recurrió a religiosos exclaustrados. po constitucional de París, que no tenía empacho en
"Cuando no hay cabaltos se habaja con burros", proclamarse larbin (sirviente) del régimen. Cuando
declaró uno de aquellos pseudopastores. más adelante lo removieron, también a é1, de la sede
Mientras tanto muchas parroquias estaban que había usurpado dijo: "Elpueblo me ha pedido,
acéfalas, no sólo las de los no juramentados sino el pueblo me despide: es [a suerte del larbín a las
también las de los semijuramentados, es decir, los órdenes de su señor". Más aún, algunos de estos hom-
que habían jurado con ciertas restricciones. No se bres no sólo se habían pasado de bando, poniéndo-
pudo hacer el retevo de golpe, sino de manera pro- se políücamente alservicio de la Revolución, sino que
gresiva, Asimismo había que volver a delimitai las renunciaron a lo esencial, su fe católica, volv[éndose
parroquias según las normas abusivas impuestas por propagandistas anticristianos. En v ez de citar el Evan-
la Constitución Civil. Enhe ohas la de que tas óiu- gelio se pusieron a repetir las calumnias de Dideroty
dades de menos de 6.000 habitantes sélo podían de Voltaire. Así Guillard, párroco de Montagny en el
tener una parroquia. Esta remodelación del traza- Loire: "Ciudadanos, yo les he engañado durante
mucho tiempo anunciándoles [o que yo rnismo no
{ode las parroquias afectó a los fieles más que las creía [...] Yo abjuro, pido perdón a la tierra, desga-
de las diócesis, dado que la parroquia era entónces,
principalmente en elcampo, la célula fundamental rro mi sotana y caigo de rodillas ante elpueblo". Otro
de la vida religiosa e incluso política. llegó a experimentar la consolación de su apostasía:
"Ciudadanos, mis deseos quedan satisfechos, mi es-
La ocasión hizo que varios obispos mostraron su peranza colmada, elfanatismo expira, la raza sacer-
alma apóstata. Laurent, nombrado obispo constifu-
dotalse extingue".
cional de Allier, dijo cuando le ofrecieron la diócesis:
"Como republicano, acepté elobispado det departa- Señalemos algunos nombres más fanrosos en el
mento de Allier por todo el tiempo en que en este amplio listado de los obispos felones. Por ejemplo
Iugar pueda servir a la causa de [a libertad. Si juzgt: Ettenne Loméníe de Brienne, el primero y uno de
que mis futnciones son inútiles o aun nocivasa lacon- los principales organizadores de esta Iglesia estati-
solidación de la República, las abdico". Otro intruso, zada. En 1770, ya sacerdote, había entrado en la
Roux, obispo constitucional de Marsella, cuando Academia Francesa, fruto de una conjuración del
partido "filosófico". Su elevación al episcopado se
128 L¡ Nern y res TeuprsrRoes L¡ Rrvoluctót'l Fmxcrsn t179tl 129
la debió alprimer ministro, el impío Choiseul, aquel para justificar su decisiórr. Pío VI le respondió por un
que tanto instigó para que Luis XV expulsase a la br.uá donde rechazaba las razones que elcardenal
Compañía de Jesús. Azobispo de Sens primero, fue le daba. Este intercambio de correspondencia fue
luego hecho azobispo de Toulouse. Refiriéndose a importante, porque el breve.general del papa, al
él así escribía Voltaire a d'Alembert "Se dice que qul nou referimos hace poco, donde condenaba por
usted nos ha dado por colega al Señor Arzobispo primera vezlaconstitución civildel clero, no haría
de liculouse, que pam por una bestia alestilo suyo, rino r"putir más formalmente su respuesta personal
muy bien disciplinado por usted". Quince días des- alarzobispo de Sens.
pués [e responde d'Alembert: "El último lunes he-
mos elegido al Señor Azobispo de Toutouse [...] Para los revolucionarios, de Brienne era "el mo-
Creo esta adquisición una de las mejores que hu- deto y como e[ padre de la lglesia Galicana", según
biésemos podido hacer en las presentes circunstan- se lo califica en un panfleto de [a época. Dirigiéndo-
cias". De Brienne era un hornbre sumamente rico, se a él le dijo Beaumarchais, el famoso autor de las
pero carente de piedad. En 7788pasó a ser favori- "Bodas de Fígaro': "Usted es uno de los primeros
to de María Antonieta y [-uis XVI, quienes lo colma- prelados
-kos
qu" ñun cornprendido la inutilidad de nues-
ron de favores. Fue sobre todo elrey quien no sólo mon¡es; eso mismo hace. presumir en usted ideas
lo nombró primer ministro suyo sino que insistió de de un géneio elevado, digno delsiglo de la¡ luces"'
manera reiterada ante el papa para que fuese ele- "Eso rñismo", comenta Dumont, es decir, e[ odio 6e
vado al cardenalato. Frente a él Pío VI experimen- toda vida de oración y contemplación' De hecho
taba "repugnancia personal", según lo dec[araría en haría cerrar 400 casas religiosas y suprimir congre-
LTgL Sin embargo le concedié et capelo. Como gaciones enteras. Es cierto que se rehusó a consa-
señala Dumont, esta iniciativa del rey muestra una [rar obispos constitucionales. Pero nuncase retractó
vez más su responsabilidad en la preparación de la á. ,u juramento inicial. Impelido por]o¡ revolucio-
Revolución, especialmente en el carnpo religioso, narioi, renunció al cardenalato el26 de marzo, y
de la que lrrego sería víctima. Fue de Brienne, io*o luego a las funciones eclesiásticas. Poco después
ministro del rey, quien convocaría los Estados Ge- ,uiiO. Cuando elpapa aceptó su dimisión alSacro
nerales. Colegio, tras pronunciar duros juicio.s sobre el anti-
guo Jardenal, tratándolo de "perittro" y de "apósta-
i'Hemos ignorado, y ciertamente todo
i
de su bienio como primer ministro del rey declaró: un ex-oratoriano, Rochjean, jacobino, también te-
"Un día se conocerá lo que yo quise y lo que pude rrorista.
hacer, mis proyectos y mis intenciones. Pero creo
deber aún guardar silencio". De Claudio Mouricio de Tal[eyrand hemos ha-
btaáo ya de manera abundante. AgregyeT.os aho-
Otro personaje de importancia es el obispo Henri ra tan íOlo algunos datos de su biografía. Nació en
Grégoirq de quien hemos hablado páginas atrás. iiárlt en 7754,de una familia noble' A pesar de ser
Habiendo sido el primer secretario de la Asamblea
nacional en 1789, fue considerado como e[ padre
i l"
pii"rogénito, fue destinado a la carrera ecle-
sfásti.u en iazón de un accidente que lo dejó cojo.
de la Iglesia constifucional. Miguel Poradowski re- gntro así al seminario de san sutpicio. En 1789 lo
cuerda que anteriormente había sido conocido nombraron obispo de Autun. Al año siguiente en-
como ferviente defensor de los judíos en Francia. irá la Asamblea nacional, siendo etegido, en779g,
Sobre ellos escribió dos libros. Es muy posible que presidente de la fuamblea Constituglnt9' Fue, como
"n
haya [nfluido en Luis XVI para que mejorara su si- io señalamos anteriormente, uno de los primeros
fuación jurídica, antes de [a Revolución. Pero la com- prestaron juramento a [a constitución
obispos que'Cteio,
pleta independencia de los judíos en Francia la in- recomendando, además, a los sa-
Óirii ¿el
trodujo la Revolución en nombre de la lgualdad. cerdotes de su diócesis que hicieran otro tanto.
Ex-
Tálleyrand, por su parte, obtuvo de la fuamblea su papa pío VI renunció al obispado
coÁubado por el
equiparación jurídica, con la autorización de man-
á. Auirn. iu"go integró el Directorio del departa-
tener una doble nacionalidad. Grégoire fue promo-
mento de Parí!, donde tomó parte destacadS en
vido a Ia dígnidad episcopal con motivo de Ia esta-
á¡i.u.io*es financieras, especialldad enla que llegó
tización de la lglesia en Francia, llegando a encabe- enviado
a tener especial .omp"i"ntiu. En 1792 fue
zarla, Siendo obispo de Blois, residía en París, de- diplomática, pero acu-
a lnglateria po, una gestión
jando en su lugar a un vicario general. Allí participó de favorecer la causa
,áAó sin mücho fundamento,
en los "fuabajos" deltaller de la logia masónica Nueue
tn"natq"ica, hubo de emigrar a los Estados Uni-
H erm anas . En LT 92 d i rig iría personal men te el as alto
áor, donde se dedicó a la industria, aumentando
armado al palacio de las Tullerias, del que luego considerablemente su fortuna. En 1795, termina-
hablaremos, tornando preso a Luis XVI, y ponien-
do el régimen de Terror, retornó a Francia'
do término a la monarquía católica. Entre sus cola-
boradores eligió a los de peor reputación. Uno de TraselgotpedeEstadodetTgT,seadhirióa
ellos fue elex-capuchino Chabot, crapuloso perso- Napoleón,?t óud le encargó la cartera del Exterior,
naje de la Revolución, extorsionador de empresas donde mostró gran habilidad, sobre todo en nego-
comerciales y bancarias, quien tras dejar el sacer- ciaciones de paz.'[uvo también parte importante
docio se casó con la hija de un gran banquero, Oko, en el Concoráato entre la Santa Sede' y Napoleón'
L32 [e Navey t¡s Trupgsraoes l¡ RwouuctóN Fnn¡¡cese t179U 133
fue nombrado príncipe y ministro de Relaciones Ex- Ir.tit"t de Voltaire y de Rousseau que al 1t¡mo
teriores, cosechando sus más briltantes éxitos diplo- f váng"tio; mejor dicho, "su" Ewlngeli.o eyl el^Con-
máticos en el Congreso de Mena. Tambiér., la ;;Ü;;;á". §ó1o tenía fe en la Revolución'en fuam-
Cuan-
"n Ia
segunda Restauración le encargaron de nuevo ;;i;; E tudot Generales se transfonnaron
cartera del Exterior. Murió en 1BSB. üf"" Sieyés identificó a esa Asamblea con
,uitu*ándo para ella la totalidad del po-
"i"ional,
üñ";¿.,
Hubo asimismo sacerdotes felones. Nombremos der; no *runo represántaba "la volu¡rtad general
entre ellos al padre Emmanuel Sieyes, QUien tomó "n
áá-iu Ñución", .omo él mismo dice' El día que se
parte relevante en los prolegómenos de la Revolu_
ción y fue activo en su ulterior desarrollo. Siendo aún
idñtó h Cónstitución Civit del Clero, aprovechó
y dedicar-
la ocasión para abandonar el sacerdocio
muy joven, enhó en el seminario de San Sulpicio; se de lleno a la PolÍtica'
fuvo allí dificultades, quizás por ser lector entusiasta
de Voltaire y Rousseau, y como sus superiores se opu- Pocodespuésablurópúblicamentedesureligión.
sieron a que accediese al sacerdocio, pasó a oko se- deseorlfi* 6*sedirigían hace yamucho tiem-
,,Mis
des-
perstición, nunca he sido el apóstolo elinskumento de emigrar a países vecinos, a pie o disfrazados'
por in-
de ella [...J Nadie puede decir en el mundo que ha áe aon?e seguir administrando sus diócesis
iá.me¿io de lus vicarios generales, los cuales ?
sido engañado por mí; muchos me deben que les sY
Yez
haya abierto los ojos a [a verdad. En el instante en precisador. u.tuat en la clandestinidad. In-
se veían
Alemania
que misana razón se purificó de los tristes prejuicios
;¡"ñ;;.ogió a31 obispos, aBpaña a 1'5,
Suiza a 6' etc'
con los que hasta entonces be había atormentado, ; i0;6tBtáaot Pontifiéios L4,
se üenó mi corazón de ta energía de la rebelión.
si Entre los sacerdotes ejemplares destaquemos
al
desde.aquelinstante he sido reiánido en las cadenas
sacerdotales, esto ha sucedido por la misma fueza pu¿r" Jron S. Maury, q*
Ítu uno de los delega'
gran-
que abatía con las cadenas monárquicas a las almas á; ;1" fu amblea naóional, donde participó .en
consideración
á"i áuUutes. Nos detendremos en la
lilreg' y a las infelices víctimas del odio ministeñal; el paradig-
día de la Revolución las he roto finalmente táaas. á. ,u figura porque nos parece.altamente
fe-
sólo he sido conocido por mis esfuezos án pio ¿n *ati.u.-nurÉ" estribiría iobre é[, justamgn!" en
tan de los con-
la libertad y la igualdad. corno diputado ptáuuyo, 6;;;; Áe L79L la época catdeada
no como sacerdote, fui llamado a la Asamblea na- ñilt t que ahora nos ocupan' comentando sus dis-
cional; no quiero ser otra cosa que un diputado del .uirá, án la Asamblea: "M en ellos una elocuencia
libre, altiva, varonil y audaz, elevada domina$ora'
y
pueblo [...]". i
poder y.co.piosísima
,ápi¿u en sus giros,ilenaen su
I
A-
admirar, como-lo hago' este
Años más adelante sieyés intervendría en [a crea- en sus recursos. Peio al
ción del Comité de Salud pública, famoso por su ;;á;;";" ldento, admiro mucho mas aún su in-
su
crueldad. Luego fue diplomático en Berlín.'Á ,", iinsable perseverancia, su invencible constancia'
cómo la Revolución no fievaba sino a[ desastre, init"pid") inquebrantable, y su ánimo indomina-
bq*ó algún militar que pudiera salvar a su putriu,
V
Üi;,;; d"sáiiar por noble manera el ciego frenesí
así se arrimó a Napoleón, siendo uno de'los tres y la §ritería del PoPulacho" '
cónsules. En el período del Imperio napoleónico padre Maury
quedó arrinconado. cuando Luis xvlll,úu¡a Bonald, por su parte, así decía: "El
fuerzay tenaci-
al tro-
no, lo exiliaron a Bélgica, por haber votado en su
1
desplegó un podei de talento' una
hasta
momento la muerte de Luis xVI. sólo volvería a t dad de elocuencia, una energía de carácter'-qye
Francia después de 1830. Murió en 1836. j áno* no se había visto en ningung lan¡llea. anti-
hablaba delante del
Junto a estos pastores felones, ros hubo también
l ilá ;i *oderna. Demóstenes
que era, entre todos los pueblos'
ñr.Ui, Je Atenas,
lúcidos y.corajudos. Los obispos que se negaron ,I ;ñi= difícil de retener, pero el más fácil de arras-
a I
L
prestar el fatídico juramento, fueron oblig-ados
a t*r. Ci.ur¿n fraUtO anteun Senado grave pero bien
abandonar sus diócesis; muchos de elros r,i u¡áron inior*udo [...] Pero hablar razonablemente ante
136 t-q Navr v us Te¡.pgsrenes
[1791]
l.e RevoutrctóN FnaxcEse [1791] L37
apostataron en diversas diócesis, fue de 24.000 so- II. La leY I-e ChaPelier
bre 29.000. Primero sufrieron persecución los sacer-
dotes refractarios, nrienkas los juramentados se veían
alentados y promor.¡idos. Con el tiempo también és- Pocos días después del trágico iuramento' l? Fn-
de demolición
tos serían perseguidos, quizás por lo que les queda_ volución dio otroi:uuo "n el.cámino
tt"¿Li,nal, declarando süprimidas las
ba de católicos. No deja de resultar aleccionad'or ad- á;'h ;;iti" que ptovenían del
vertir que las zonas donde hubo más sacerdotes ju_ ;;ñI;i.r"Á- ruro asociaciones'
que la sociedad vivie-
ramentados son en Ia acfualidad las regiones de ma_
yor abandono religioso. Y las que contaron con sa-
ñái;;r., habían permitido durante varios si-
ra en un régimen social sereno
del siglo XVII
cerdotes refractarios son aún hoy las mas fieles. glos. Los econ;;t* v los "fiIósofos"
instituciones
Liiun unánimes en cándenaf dichas los derechos
conha
oue, a su iuicio] t"nipituUan
ügrados del individuo'
su cosmouisíón'
En nuestro libro La crístiandady
eel orden social entonces imperantg'.
hg*o'
.l h"t*
abordado *tt. t"Ái' Áti detiamos que el trabajo'
sobre todo *n t*-.iüud"=, el
kabajo artesanal' tenía
Era la casa hogare-
una base estrictamente familiar'
que carpint"tg'. ul tep-
e[
ña el pequeño mundo en entre
;il-ioriebre, transcurrían su vida' repartida en
;itt"b"i" y to, piuteres domésticos' Sus auxiliares
la profesiOr, .i*propios. hijos' algún oficial' y
t"s
quienes práctica-
uno o, u to.u*á, dos apllndices'
familiar y colabora-
mente r" in.o.pftuUun ul gtupo
sino también
ban no u,i.iiruUuj" áe[ maestro,
en los
=¿to
*.n.rt"rJ, JáÁátitos del ama de casa' No se
i
el artesanado me-
;;;" ";t"ndnt
*ás cabalrnente
dievalqueviendoenéllaorganizaciónfamiliarapti-
aquellostrabajadores
cada a la profe;ó"' Pu"tbien'
I cle su profesión donde, al
se incorporuuul,"ái'gr"*i,
se cobiiaban to-
modo de un orgun-L*o integrador'
un mismo oficit'¡' maeshos' o[i-
dos los q,r"
"pitían
ciales y upr.nJitut, no baio ta
égida de una autori-
L46 Le Nnve y ur.sTeupesreoes
L¡ Revoluc¡ó¡l FnnNcrsn [1791J t4,/
trqto sociof. No en vano en dicha obra Rousseau te a un Estado cada vez más
ornnipotente' que im-
La lgv Le.Crrpelier sig-
bregaba por la destrucción de todas las "sociedades
parciales" dentro del Estado, en aras de la igualdad.
;;r" así
J;á.s su.,oluntad'
el hiunfo del más crudo individualismo
y
nificó
"No puede haber ninguna sociedad q*"i" inter- e[ punto de na.imiáÁt" del capitalismo salvaie'
El
ponga entre el hombre libre, igual y fraterno, y el al tiempo que se
,uLblo obrero quedó desarmado, po'
Btado; la soberanía popular es unae indivisiblá',. lo que nodelo¡,afir-
[?lio¿ t"., á.oirñion'
nacimiento del "pro-
En su artículo 1o la ley prohíbe volver a estable_ *áiq* ¿i.f',u f"yfu" el acta.de
las clases obreras
cer, bajo cualquíer forma fuere, las corporaciones i;Ñü;J', d" lapa*perización depatronales' dando
recono-cidas bajo elAntiguo Régimen. En el2o pro_ ;d";;áiAua.on Játo'tl*"t' sectores
el momento de
así origen a l, tuÁa
Ya en
híbe a los ciudadanos de la misma profesión, oLr"- los intereses y
ru intáuración afectó de tal modo a
ros o patrones, nombrar presidentes, secretarios o de to-
síndicos, tomar resoluciones o deliberar sobre "sus f" iiU"Juá d" los artesanos y trabaladores
pretendidos intereses". En el 40 prohíbe a los ciu_ "dos los ramos quáp'o'ocó violentas resistencias'
de
dadanos libres deliberar sobre cuástiones laborales; En 1889' con motivo del primer centenario "Bajo
Freppel:
tal es d iscusiones son d eclamdas " i nconstifu cional es,
la Revolución, escribiría monseñor
atentatorias a la libertad y a la Declaración de los que se aportaba alobrero
;;;;;u á. iiuá*ua, 1o áá
lcon la ley L" ü;;;Lii
derechos del hombrey deefecto nulo,', por lo cual a aisiamiento' la debi-
"los que las hayan redactado, provocadó o presidi- solo frente a sí mis-
tidad. El individuo permanecia
do, serán citados ante los tribunales,,. En ál S"," los recursos mate-
mo, no tenienJá yá ninguno de
proveía et cuerpo de
estipula que "sicontrariando los principios de la li- riales o *oratJ'-tfi;i"s le
bertad y de la Constitución", un grupo de ciudada_ lu totporación' Desde entonces'
nos hiciesen entre ellos convenios que tiendan a fi-
ile"Lá *i"ÁUt", paternidad social, ni fra-
ni sombru a" ¡Liáro;á, ni
jar un precio deterrninado al producto de sus in- ní solidari-
ternidad prof.tioni, níreglas comunes'
dustrias o de sus trabajos, dichos convenios .,son dad de int"r¿s, á"iono'-y ae reputación'.ni rela-
y aprendices' ni
declarados inconstitucionales", sus autores serán ción entru for-aitigentes, ábtutot ni
perseguidos y su ejecución impedida por la fuerza
;;;tr;áá tot dáiites respecto de los fuertes'
pública. Todo "en nombre de los principios de la pequeños [...]
protecció, ¿" flüiuná"r fünte a los lucha
Iibertad y de la Constitución". desenfrenada' una
Pero sí una .oitu"iüncia
a sus propias
Alsuprimirse el derecho de asociación, [a Revo_ por lavida noqu" cada uno' reducido
los demás' con ries-
lució, dio origen a lo que históricamente se llama- fuerzas, trata di-áominar sobre
la opre-
ría "la cuestión social". No dejaba sino una rnasa go de proro* su ruina t"'.t En resumen' y la
por doquier'
informe de trabajadores, en insularidad total, fren_ sión en lo alü ei tntugánismo
150 T
Le Narc y usTe¡,rprsraoes
L¡ RwoLucÉr.¡ Fnn¡crse tl79t) 15l
¿
152 I-¡ lüve y Lars TET'TpESTADES
L¡ REvouuctóN Fnaucesa [179U 153
L
ca. "&te es deseo de ra Guardiá naiionar "lasí.corno
del pueblo". "Bien, entonces me quedo; no mensiones exaitas. Comprendiendo' por fin, que
*"
t,u_
los revolucionarios parisinos no representaban a [a
r
154 L¿ lüvey hsTrwesre¡es L¡ Rwor-ucróN Fnru-rcese [1791] 155
L
María Antonieta. M_ientias tanto, Luis xVI .n Jirlgr"
co'lossuyos hacia Montmedy, donder" *r,.ont ubu un u"ráudero catvario' Los que los rodeaban esta-
via-
ban ebrios, Ia turba vociferaba e insultaba. Este
158 L¿ Nnr.c y r¿s Teiqpesra»ss 159
Le Rrvot-uclóN Fnar*cesn [1791]
L
emperador habsburgo: "La causa del Rey cristianísi-
po loi enemigos del Estado'
178 L¿ Neve y rns Tmapesrnpes
179
L¡ REvor-ucró¡¡ Fn¡¡qcesn 177921
L
la seguridad de la familia rear. para ello ts reyes eu- io qr" fue tanlo;á; grande su decepción cuando
ropeos debían ordenar enseguida que tos ejércitos supieron el fin de [a aventura'
181
180 Ln Nnvr v r¿s Terwesraors L¡ Revoluc¡Ón FnnNcesn fL7921
guerra
tl792l
rey pero no de 1.200 diputados". A veces los sol- Marsella entraron en París. Tratábase de un grupo
dados anestaban asus oficiales en sus aposentos, y numeroso, de unas 1.500 personas. No eran, por
les negaban toda obediencia. Por lo demás, solda- cierto, todos ello.s, oriundos de dicha ciuclad o pro-
dos y suboficiales participaban en la elección de sus venzales, sino que así se los consideraba porque la
jefes. Con un ejército tan desorganizado era difícil mayoría procedían de las galeras de Marsella. En rea-
emprender una guerra. La Comisión que se creó lidad, los había de todas las procedencias y oficios:
para la reestructuración de las fueruas armadas lle- genoveses, corsos, piamonteses, cargadores, marine-
gó a elaborar un plan semejante alque se implantó ros, bandidos, galeotes fugados, etc. htos hombres,
con el clero: se ideó una forma especial de jura- en su mayoría desalnlados, inteligentemente guia-
mento pam los oficiales, que ofrecerla a unos, mo- dos, se habían dirigido lentamente hacia la capital,
tivos suficientes para pedir el pase a retiro, y a los como en una marcha triunfal, obsequiados en todas
otros los sujetaría firmemente a la Revolución. partes a su paso con banquetes y homenajeados con
Pero volvamos a los que en estos momentos su- discursos y arcos de hiunfo. Cantaban un himno poco
cedía. Frente alataque de los enemigos, los france- antes compuesto, que llegaría a ser el himno de la
ses jacobinos se mostraban enardecidos para de- Revolución, y ulteriormente el himno de Francia. C¡n
fender a su patria, su "nueva patria", la patria revo- sus sones, dicho himno transmitía un aire marcial,
lucionaria. La expresión: "La patria está en peligro-', imitando el paso rítmico de millares de "patri<ltas"
que comenzá a emplearse, significaba: Los extran- que iban a las armas -{ux arrnq-para defender las
jeros avanzan para apoyar a Luis XVI; éste es cóm- fronteras amenazadas por los enemigos de la Revo-
plice de la reina austríaca. éQuién tiene la culpa de lución. Hacía vibraq comentaría Lamartine, con un
todo? Elrey es la causa principal. Algo así afirmaba temblor que conmovía el corazón;l'ftie e[ aguardiente
en la Asamblea un obispo constitucional llamado de la Revolución que denamó la embriaguez de la
Torné. Este hombre, ya anciano, hablaba lisonjean- lucha en los sentidos y en el alma del pueblo-'. Los
do a los jacobinos, mientras denigraba al rey. Su manifestantes lo entonaron durante su enhada en
proposición era: "La patria está en peligrd', y asi- París, donde por primeravezse lo llamó "himno de
mismo: "El bien del pueblo es la suprema ley". En los Marselleses", y poco después, más brevemente,
otras palabras, depongamos alrey, redactando una "La Marsellesa". Su autor, Rouget de l' Isle, quien [o
r¡ueva Constitución, de tono más jacobino. Mien- cornpuso en L792, y que luego hablaría muy nega-
tras tanto en las calles numerosos propagandistas tivamente de la Revolución, no fue original. Se ha
sembraban agitación. dicho que la nrúsica ¡:rocede de un alemán, urr tal
Holzmann, en cuya "Misa Solemnis" esta partitura
Dos días después delmanifiestode Brunswiclq lar- acompaña al Credo. Siempre ha llamad<¡ la aterlción
gas columnas de revolucionaric¡s provenientes de. eltono religioso de la Marsellesa.
188 Navev ¡-¡s'l'ewesraom
Le Rrvor-rcró¡.¡ Fneruces a lL7 921 189
de virtudes cristianas y sociales indemnicen todo el pregtrntaron los asambleístas. Las propuestas duras
daño que ha causado el celibato de los sacerdotes, ábu"ndaron, destacándose, como de costumbre, los
y para llegar a eso me he ligado con una virtuosa apóstatas, siempre los más crueles con sus antiguos
compañera [...] Los ciudadanos delanabalsan An- .átuguu. Un ex-oratoriano, Ichon, diio que la ver-
tonio ya no tienen prejuicios". La asamblea estaba dadára y principal causa de todas las turbulencias
exultante. Pero no tanto los fieles de Ia parroquia eran loí ücalciirantes. Se hacía preciso proceder
de dicho barrio, quienes comenzaron a proteltar contra etlos con inflexible rigor'
clamorosamente cuando el siguiente domingo el [-a fuamblea l.*gislativa tenía prisa, y asíse resol-
nsi
sacerdote volvió a presentarse-ante el altar. Sáme- vió el 27 demayo: 20 ciudadanos activos de un
jante situación resultaba altarnente enojosa al pá-
cantón piden qú" un sacerdote recalcihante salga del
rroco, junto a cuyo cuarto el apóstata se habÍa ins- ieino, ei gobieino del Departamento está obliggdo a
talado con su mujer. El pueblo cristiano le pidió al ordenarál destieno, en cuanto el diskito sea del nris-
obispo Gobel que lo depusiera. Los jacobinos, que mo parecer. Pero si el dishito no es del mismo pare-
se veían implícitamente atacados en ese hombre, ..r i r" los Z0 ciudadanos activos, el Directorio hará
resolvieron defenderlo. No sabiendo qué hacer, el indagar por medio de apoderados, si la presencia de
obispo, cobarde hasta los fuétanos, lo hasladó a otra dichó clárigo es periudicial a la pública tranquilidad,
parroquia, donde fue introducido con gran pompa y si eljuició de los apoderados conviene con la exi-
y concurrencia de los jacobinos. la misma ma-
ienciá de los 20, se ha de ordenar de
El 15 de mayo volvieron a comenzar las discu- ñutu el destierro';. Comenta Weiss: "Si, pues, 20 des-
siones sobre los sacerdotes que no habían prestado hanapados presentaban una acusación contra un sa-
juramento. Eran unos 50.000. Al ex-capuchino Cha- cerdote honorable, y todo el cantón intercedía por
bot, que poco después pretendería la mano de una é1, pero el apoderado jacobirro daba la razón a los
rica judía y ahora era todavía vicario general del e0 iv entonies sólo los jacobinos eran elegidos), el
obispado de Blois, se le ocurrió proponer que si ru.ádot" había de emigrar en la miseria"'
veinte ciudadanos activos lo solicitaban en una co- Para ejecutar estas medidas se debíalograr antes
munidad, el sacerdote debía ser desterrado. El 24 la sanción a"t rey. L,uis xvl nos dice Bertrand de
de mayo, un médico llamado Bouestard, llevó a la Moleville, estaba persr-radido de que pronto lo con-
asamblea una terrible noticia: un hombre había ase- denarían a muede. Al parecer desde este momento
sinado en Finisterre a su mujer, a sus hi¡os, y a su hizo elsacrificio de su vida, como luego se lo confe-
suegro, porque iban a oír misa de un sacerdote ju- saría al general Dumouriez, no queriendo presen-
ramentado. El asesinato había sido real, pero ta causa tarse unlu el tribunal de Dios cargado con una se-
no era la aducida, sino simplemente la locura pro- gunda culpa -la prlmera había sido la aceptación
ducida por el ardor de la fiebre. iQué hacer?, se
L¡ Nnvr y r¿s Trwrsaoes
L¡ Revolucrónr Fnnr'rces a ll792l 199
acusarlo de despotismo. Barbaroux, que dirigía el lanzó en masa a[ interior de las Tullerías, como st
levan tam ien to, afirrnaría m ás ad el un t*', rird
o-ur"- hubieran ganado la más reñida de las batallas, ma-
guraba la victoria a la corte, si er rey no h,rbi.ru
tando a todos los que enconkaban a su paso, hasta
abandonado su puesto. Si hubiera montado a ca_
a los ayudantes de cocina, ipues habían estado al
Futt" y se hubiera mostrado soldado, la *uyoÁ a" servicio del rey! Luego entraron en los aposentos
los batallones se hubieben declarado por
éí, . del rey y de la relna, y se llevaron todo lo que iban
Las Tullerías estaban ahora abandonadas. encontrando, escritorios, cajones, etc' Tras asesinar
Los
guardias suizos pensaron que elrey los habiu y robar, se dedicaron a deshozar. Unos se sentaban
ááru*-
parado. Hre entonces cuuñdo las furbas
*rri"r"n io.otu*unte en e[ trono, otros hacían burla de la
enhar. Como los patios eran difíciles de defendeE toronación, varias rameras se acostaban en lacarna
los oficiales dieron Ia orden de repleg*r.
J-int"- de la reina... un gracioso empel:ó a tocar el violín
rior. La turba ocupó enseguida los junto a los cadáveres, mientras losdemas danzaban
buti-or, y to*un-
do prisioneros a algunoiguardiar, lái ñt*;; en derredor; se dice que dos de ellos comieron co'
golpes de maza. EntonceJcorn"n ia Wfr.há,
qu"" razones humanos, y que otro sumergió un corazón
hizo retroceder y huir a ros amotinados. ,,issásesi- en aguardiente.
na a los ciudadanos en ras Tu[erías!", gritaba..
soldados no habían hecho sino cumpi, .or,,,
L, Napoleón referiría luego, en su Memorías: "Des-
a"- pués que hubieron tomado las Tullerías y el rey es-
ber, logrando despejar los patios. "¡Sif".,rirá.
bieran tenido un jeie, habrían vencido!,,, áiríu-un
t r_ iuro en la fuamblea nacional, yo me atreví a pene-
trar en el jardín. Ninguna de mis batallas me dio
día Bonaparte a sus camaradas. Los
una representación de tantos cadáveres' corno me
"ri.árur-Jrun
valerosos, pero su orden era sólo a"r*aái;ip;"_
ofrecían los montones de los suizos, sea porque la
cio. Pronto aun esa orden les sería retirada.
angostura delsitir: ref,¡rzaba la representación, o por-
Mienkas tanto, el rcy,juntamente con su fami_ quá uqt,*l era el primer carnpo de batalla que yo
lia, habían.llegado a la Áámblea, en contemplaba [,..i"
medio de una
multitud adversa. sus enemigos lo rniraban .on
oáio,
como acusándoro de haber dado orden de
hacer
fuego. Luis xvl se defendió: "iHe mandado qu" no
se disparara!". Un ministro terció: ,iAcabo
de dar a
los suizos la orden tler rey de regresar
a sus.-r*t.-
Ies". Así lo hiciero. ros fieres soidados, uui.uuna"
las Tullerías. casitodo el regimiento sería
rnás ade-
lante aniquilado a rnansaJvá. Entonces tu g"nt*r"
2L2 L¡ Nnve y us Teupesmors 2L3
L¡ Rrvo¡-ucróN Fnnnces¡ L1792)
gran sable en el c[nto; el nuevo Consejo.o*uád lo El26de agosto se aprobó el decreto que el rey
que
había elegido como su hombre de ctnf¡aza. puro había frenadJcon el u.io, todos los sacerdotes
a la
quien adquirió mayor preponderancia fue Robespie- no hubieran piettado e[ juramento conforme
rre; tampoco a él se le había visto en la refriega, ya i;; ;;i io a.¿iciembre de 1790 v 17 de abril de
que durante ella se mantuvo escondido, puroTuágo 7ígt, o que después de prestarlo lo hubieran re-
del triunfo se presentó en el club de los Ja."uinoo tractadoypersistieranensunegativa,estabanobli-
y recibié las felicitaciones de sus parti,Carios. ;;J; "yíai, a"ntro de ocho días de su Departa-
ñiánto, dentro de quince días de Francia'
2L6 L¡ Neve y l¿s Te¡"lpesrnors
L¿ Rgvor-uctón FnnNcrse 1L7921 217
izquierda losJacobinos; los más fervientes de éstos pectáculo en la mesa de una taberna y se brindó
se sentaron juntos en los bancossuperiores, de don-
por su muerte; luego la pusieron sobre una pica y
de el nombre que recibieron de "la Montaña"; en ia llevaron por las calles donde se encontraban las
medio, los independientes, a los cuales, en contra- casas de familias que la habían conocido' Entonces
posición con la Montaña, se les dio el nombre de
alguno tuvo una ocurrencia. iY si [e mostrqmos la
"Valle"; eran los sapos delcharco. los presos det Tempte? Así 1o hicieron' El
En la primera etapa delTerror, desde elZ al7 de
"ib"rua
rey fue invitado a mostrarse al pueblo, y entonces
septiembre, cayeron unas 12.000 cabezas, entre le pusieron delante la cabeza, QU€ miró con horror'
ellos unos 400 sacerdotes y unos 3.m0 "sospecho- En la cárcel llamada de la AbadÍa' un antiguo
sos", ya detenidos en las cárceles. Retengamos al-
convento convertido en prisión militar, !a saña fue
gunos casos. El episodio de la princesa Lamballe, al
fercz. Cuenta un testigo que gn cigrto momento
que aludimos más arriba, fue realmente horripilan-
entró uno de los verdugoq; estaba arremangado,
te. La princesa acompañaba voluntariamente a la
con elsable en [a mano, to{a.vía empapado en san-
reina en la prisión del Temple. Era una mujer ex- gre. "Pido dijo- para los bravos corirpañeros de
traordinaria, joven y llena debelleza. "L.a princesa
armas que acuchillan a los aristécratas''los zapatos
de Lamballe -escribe su biógrafo Lescure- es des-
de los mismos; sus valientes hermanos van descal-
pués de madame Isabel la rnás gloriosa y pura en-
zos, y mañana han de dirigirse a la fronte¡a". Por
tre las víctimas radiantes que acompañaron a María
supuesto, se los dieron. Luego se adetantó gtro ase-
Antonieta con [a palma del martirio en [a mano [...]
sino: "Nuestrosvalientes hermanos qqe trabaian en
Era modelo de amor filial, de virtud conyugal y de
el patio están ya cansados; sus labios están secos'
Iealtad heroica. Murió por su familia, murió porque
les pido vind'. A unos sacerdotes allí prgsentes les
no quiso abandonar a la reina ni maldecir al rey". preguntaron: "iUstedes han prestado el juramen-
"iQuién eres?", le preguntó elverdugo. "María Lui- io?;"Obedecernos tas leyes de ustedes' excepto las
sa, princesa de Saboya". "iTu empleo?" "Camare-
que hieren nuestra religión y nuestra conciencia"'
ra mayor de Ia reina". "áTuviste conocimiento de la
Enseguida fueron asesinados y losverdugos comen-
conjuración de la Corte del 10 de agosto?" "No sé
,uroñu bailar en torno a las víctimas' En elpatio de
que el 10 de agosto haya habido conjuración algu-
la Abadía corría la sangre como en un matadero'
na". "iJamás odiaste alrey?" 'LJamás". Entonces [a Allí se colocaron bancos para los señores y damas
arrojaron al suelo y la remataron con picas y sables. que desearan ser espectadores de estos crímenes'
Luego la desnudaron y mutilaron. LJno de aquellos
monstruos se comió su corazón, aún palpitante, y Al acabar en Ia Abadía dijeron: 'Aquí ya no hay
dijo que fue el plato más rico que había comido en nada que hacet iVarnos ahora a los Carmelitas!"
su vida. La cabeza fue primero colocada como es- Fue allidonde se realizó la mayor masacre de sacer-
ZZA L¿ Navey usTaqprsraoes
L¡ REvouuc¡óN FnaNcesn [1792] 227
Á
222 [¿ i\eve y LAS T¡r,lpasraues 223
L¡ Rrvo¡-uctóN FneNcrse 117921
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zzo L¡ lürn y us Teupesrn¡es
L"q Revor-uc¡ó¡.¡ Fnnucesn ll792l 227
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La Neve y Teupesr-aoes
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Ln RwoluctóN Fnn¡rcesn 117921 23L
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236 Lq Navr v ¡¡s TrNaPesrapES
L¿ Revor-uc¡óN Fnexcesn 11792.) 237
iCómo fueron las últimas horas del rey en el idea del roi bienfaiscrnt Quiere el bien del pueblo,
Temple? La primera n.ticia de su sentencia la reci-
su bienestar, g oh paradoja, he aquí que los repre-
bió de sus defensores, sobre todo de Malesherbes,
sentantes de ese mismo pr-reblo lo condenan a muer-
quien además le contó en detalle cómo habían vo-
te. Ahora asume su muerte como un sacrificio: "La
tado sus enemigos personales, tanto eclesiásticos
nación está extravida -le dijo a Malesherbes el 18
como seglares; asimismo le dijo que algunos asesi-
de enero- y estoy presto a inmolarnre por ella".
nos se habían instalado en las inmediaiiones de la
Convención, amenazando de muerte a quienes no Persuadido de que ya no podía esperar gracia,
quisiesen ser cómplices del regicidio. El ry mostró ocupóse, entonces, en prepararse a morir con dig-
particular pesar de que su pariánte orleaní hubio" n¡dád. Cléry, que lo visitaba en el Temple, refiere:
votado por la muerte. "No temo Ia muerte _agre_ "El rey me mandó traer de la biblioteca la parte de
gil pero no puedo pensar sin horror en la ,r"rt" la l-listoria de lnglateÍra, donde se refiere la muerte
cruela que veo abandonada despuás de mi muerte de Carlos l, y ta leyó. Juntamente oí que en total
a mi familia, la reina y nuestros h¡os t...1 Elpuábto había leído en elTemple 250 tomos". AMalesherbes
será víctima de todos los partidos, lo preúeo,'los
crí- le dijo, abrazándolo lleno de gratitud: "La muerte
menes se acumulargn y la guerra civildesgarrará a no me intimida; confío enteramente en la misericor-
Francia". También Malesherbes re refirióiu" *u- dia de Dios". Malesherbes había ya completado su
chos, a[salir de la salase le acercaron para mostrar- conversión. En el Diario, que escribiría años después,
le su adhesión a la corona, afirmunáo con vehe- se reprendería de que, en su administración como
mencia que en modo alguno el rey debía morir. ministro, juntamente con Turgot, había ayudado a
Lu.is le respondió: "Si conoce a alguno ae enos,
Af_
engendrar la Revolución. La confianza en Dios con
gales que nunca les perdonaré si por mi cauá quá d rey soportó su horrible suerte, ha de haber
se
derrama una sola gola de sangr"l no Io quise ni hecho que él mismo volviese a la fe de su juventud'
cuando hubiera podido salvar mi tronq y cántinrio
Corn¡:etía a Garat, ministro de Justicia, intimar
pensando lo mismo'. Luego agregó: ,,Haóe dos
días oficialmente a Luis la sentencia. Con él fueron al
que reflexiono si en el curso áe mi reinado
me he Temple unas quince personas. El rey los recibió en
de acusar de a[go. Oh, [o juro con toda lu prrezu
cle actitr-rcj noble y señorial. E[ ministro, despectivo, le
mi corazón, como hombre que presto he de com_
habló con ei sombrero puesto: "il.uis! La Conven-
parecer ante Dios: siempre he procurado la felici-
ción nacional nos ha encargado leerle e[ f)ecretd''
dad de mi pueblo y nL¡nca he ábrigado Aárno Cuando le dijo: "Ha de ser c.astigad'¡ con la muer-
que la contradijese". Como se ve, pársistía"n
que gobernar era anhelar la felicidad del "n
*u, te", [a mirada del rey era rnás serena que nunca,
pueblo. "tenía algo visiblemerlte sobrenatural", confiesa un
Hasta el f[n, escribe de Viguerie, permanecefiel a la
testig,, Lu.go elrey [e entregó una carta alministro
¿éLZ L¡ Nnve v Lcs TewesrADES La REvouuc¡óN FR¡¡¡cssa ll792l 243
solicitándole una dilación de tres días para prepa- sollozando a sus pies. Este espectácuto [e conmovió
rarse a comparecer delante de Dios; además pidió mucho más que la sentencia de muerte que le acaba-
ver y hablar libremente a la persona que él sehala_ ban de leer, y comenzó también a llorar' kro pronto
ría, así como a su familia, sin testigo!, cuando lo recobró su dominio cle sí. "Perdóneme esta debili-
solicitase- La convención aceptó sus demandas. Lo dad, sise la puede llamar así; pues hace largo tiempo
que él quería era evitar que le mandasen un sacer- vivo solo entre mis enemigos, y me he acosttrmbrado
dote juramentado. claro que los recalcihantes eran a ellos. Pero la vista de un vasallo fiel habla muy de
perseguidos como fieras; no obstante, en caso de otra suerte a mi comzón. Mis ojos ya no están acos-
tumbrados a este espectáculo, y conha mi voluntad
necesidad, siempre se hallaban sacerdotes díspues-
me he conmovido [-..] Ahora me he de ocupar del
tos a arrostrar peligros para adminishar los sacra-
todoenelgrannegocio[...]Entretantoleaesteescrito;
mentos. Ahora el rey pidió al padre Edgeworth de me alegro muctto de podérselo comunicar"' Al decir
Firmont, de M años, hijo de un pastor protestante. esto, sacó un papelde su cartera y rompió el sello' Era
El mismo padre nos relata la entrevista: su testamento, que había redactado en diciembre' cuan-
do dudaba aún si en su última hora se le concedería
Yo iba vestido de civil, según el qstilo de todos los un sacerdote católico [...J Como la familia real no ba-
sacerdotes católicos de aquella época en parís. Fero jaba aún, me pidió noticias sobre el clero y la presente
pensando en el instante en que, por una parte me situación de la lglesia en Francia ["'l Luego preguntó
debía al rey, que no estaba acostumbrado ai tra.¡e se_ en particutar por algunos eclesiásticos por los que te-
glar de los eclesiásticos, y lo que debía a la misma nía especial interés, especialmente por el azobispo
religión, que por vez primera recibía ahora un modo de París [-..] Luego recayíla conversación sobre el
de homenaje de este nuevo gobierno, tuve por deber duque de Orleans: "iQué he hecho yo a mi primo,
mío decir al ministro que debía ir en haje clerical. Mas para que me persiga tan ¡abiosamente? Pero no le
él lo rehusó con Ia mísma decisión [...] Finalmente vi guardo rencor por ello. Es más de lamentar que yo' Mi
al rey en medio de un grupo de ocho a diezhombres; situación es sin duda kiste; pero aunque lo fuem mu-
le acababan de comunicar que su ejecución se había cho más, no me cambiaría seguramente con é1"'
fijado irrevocablemente para la mañana siguiente.
Estaba en medio de ellos tranquilo y resignado, hasta Desde elL4de diciembre, Luis había sido apar-
lleno de gracia, y ninguno de ellos tenía elsemblanle tado de sus personas queridas. Ahora las debía vo[-
tan seguro y sereno como é1, En cuanto me vio, les ver a ver para darles la riltima despedida' En sus
hizo señal de que se retirasen, y ellos obedecieron Memorias refiere su hiia: "Ya supimos el domingo
sitenciosamente. Cerró la puerta detrás de ellos y me 20 de enero, por los vendedores qtte debajo de
quedé con é1. Hasta entonces había podido yo domi_ nuestras ventanas voceaban el contenido de los
nar las diferentes emociones de mi atma, pero a vista periódicos, la sent€ncia contra nuestro padre' Lo
del Príncipe en otro tiernpo tan poderoso y ahora tan
hallamos muy kocado; lloró de pena por nosotros,
desgraciado, no pude retener las tágrimas, y me anoié
pero no por miedo de [a muerte; refirió a mi rnadre
Á
z+q Lq Nevey rnsTe¡¡pesreoss
I
L¡ Rrvolucúu FnnNcrsn ll792l 245
¿
Cepiruro Qu¡nno
1793-1794
Maria Antonieta
El verdugo, Charles Samson, que pertenecía a Alguien empapó sus brazos desnudos en la sangre
una familia de verdugos, ya que su cargo se había del rey y roció con ella a los que los rodeaban gri-
transmitido de padres a hijos, y ello durante seis tando: "iO¡alá que esta sangre caiga sobre nuestras
generaciones, era rnonárquico y católico. La muer- cabezas!"; okos se pintaban con ella un bigote. Al
te de Luis XVI fue para é[ una tragedia que lo mar- fin la chusma bailó alrededor del cadalso la Carma'
caría de por vida. Harto de sangre, pidió entonces ñolo.(') Ni siquiera se preocuparon por poner el ca-
que lo relevaran, pero nunca le respondieron. Un dáver en un ataúd; su cuerpo fue llevado sobre pa-
hermano suyo menor, que lo acompañaba, cuenta rihuelas a[ cementerio de Santa Magdalena; allí
que con Luis XVI vaciló. "Cuando fue obligado a lo colocaron sobre una capa del cal viva y se lo cu-
sostener en alto la cabeza tomándolo por toi cabe_ brió con otra, para que se consumiera lo más rápi-
los para mostrarle alpueblo, aquel heimoso rostro damente posible y de este modo nadie pudiese con-
[el del rey] tenía toda su expresión de mansedum- servar reliquia suya alguna. Dos sacerdotes apóstatas
bre y nobleza [...] Afortunadamente yo estaba cer- dijeron allí las oraciones rituales.
ca de él y como era alto [o cubrí para que nadie
notara su emoción y lágrimas, que indudablemen_ Jacobo Hébert, el director del peri&ico "Pére Du-
te habrían hecho que se nos guillotinase. Había cor- chesne", publicó una "Oración fúnebre de Luis Ca-
tado 2.7Q0 cabezas". Luego Samson atestiguaría: peto", llena de burlas, donde lo calificó de monstruo
"En honor a la verdad, [el rey] ha soportadó todo
esto con una sangre fría y una firmeza que nos ha ('¡) La "cannañola" era una especie de conquilla que la gente del
asombrado. Estoy convencido de que había halla- pueblo usaba durante la Revolución. Imporlada al sur de Francia por
do aquella firmeza en los principios de la religión',. tbr".ou piamonteses oriundos de un pueblo llamado Carmagnolq se
extendió después por el resto de Francia, introduciendo su uso en Farís
Ya anciano, escribiría sus memorias, donde descri- los manifeslantes provenientes de Marsella en1792. Dcho objeto llegó a
be los últimos momentos de varios otros que pasa- ser distintivo de ios agitadores revolucionarios, que completaron stt
afuendo con un chaleio rojo escarlata, un pantalón de tana, negro o
ron por sus rnanos, Robespierre, Saint-Just, etc., rayado, y el gono frigio. La palabra dio título a un canto popular bailable
hasta los últimos días delTerror. qúe entonaban los sons-culottes de ParÍs, formando grandes grupos en
to*o u tos árboles de la tibertad o junto a tos altares de la patria, Etorigen
Los cañones tronaron y se oyó elgrito de júbilo: de esta canción se remonta al año L792 y fue compuesta, según patece,
después de la toma de Jas Tullerías, el 10 de agosto de dicho año'
"iViva Ia República!". Dicho grito ha áe habei llega- Consiste la canción, cuyo autor era el ciudaclano Birard, de varias estrofas
do hasta el Temple, anunciándo a [a familia que con un eshibitlo que se reitera. L¡s eslrofas iban cambiando según los
oraba por él de rodillas, que la reina era viuda y i,-r, sucesos del momento. La Carrnañola, canción tí¡ricamente callejera, at
liernpo que se canlaba, se bailaba. Duranle las estrofas, daban vueltas
hijos h¡uérfanos. Mientras tarrto, en torno clercádal- con ientitud, golpeando fuerternente con e[ pie en el suelo; cuartdn se
so resonaban gritos de salvaje alegría. Sombreros y repetía el estribillq el movimienlo se aceleraba lo tnás posibl¿- ^
Fcrrgamos por ejemplo, e[ modo corlo se la cantó en 1792, donde
gorros frigios volaban por el aire; algunos mojaron se aludeil uefo que ál rny pu.o al decreto por et que se desterraba a los
sus pañuelos en la sangre que humedecía e[ piso. sacerdotes refractarios:
254 [¡ Nnve y us Te¡lpesrnors L"c REvoLucrórl FRANcese [ 1 793-
17941 2s5
II. Frincipales dirigentes de la Revolucién res de nuestros piqueteros. "icontra quiénse diri-
giia; nr* picasf Cónha todos los enemigos del pue-
bld'.
Por toda Europa corrió una ola de indignación a
Fue tambián Brissot quien puso de moda elgo-
raíz de la muerte del rey. Pero sobre todo en Fran-
no frigio como expresión de sentimientos revolu-
cia. Para enfrentar el peligro que ello podría aca-
cionaños. En su periódico se podía leer: "No se
rrear para la causa revolucionaria, la Convención las razones parl cambiar
recurrió a las medidas más enérgicas, como la pros- Ñ"¡; áudar del ieso degorras. Un filósofo inglés,
ios sombreros pór las
cripción general de todos los emigrados y la crea- razón: los sacerdotes y los dés-
Pigott, obseruaton
ción del llamado Cornité de SalutPublique, con el introducido el triste uniforme
cargo de atender a la seguridad del Btado. Dicho ñ; io. los que han
y la forma ridícula y servil.del sa-
de los sombreios
Comité no retrocedería ante ninguna arbitrariedad.
tuaq quu rebaja ál hombre, haciéndole inclinar la
Por e[ momento se pudo p"nrur-que los girondinos
ii".tl áernuda y sumisa ante su igual. Noten sólo la
frenarían un tanto el proceso sangriento de la Re-
diferencia entre lagorra y el sombrero, en el aspec-
volución. Pero no hay que olvidar que, más allá de
io quu por ellos rácibe la cabeza. El sombrero es
los matices, eran también .visceralmente revolucio-
tristl, sombrío, monótono; es señal del humor triste
narios. Fueron ellos quienes hablaion de instaurar
y *uirioso deiempleado; la gorra, por el contrario,
los llamados "batallones de picas". La pica apareció
hace e[ rostro alegre, libre, franco y seguro; cubre
por primeravez en las escenas de honor de 1T89.
la cabeza sin esconderla [...] Rousseau era amigo
Desde entonces hizo carrera. Pues bien, un girondino
de la gorra como insignia de la libertad; el célebre
llamado Brissot, en e[ año ].791 publicó en su pe-
Voltaire no era menoJceloso de ella". Un mes des-
riódico "El pakiota francés" un artículo sobre ella,
pués, todo el mundo llevaba gorra; debía ser roja,
ilustrado con dibujos, V una inshucción de cómo se juicio de
podía manejar con más eficacia. Poco después, un F"tqlu tal era el color de la alegría' A hompeta
bon¿ittu., [a risa bulliciosa, el sonido de la
amigo suyo, elparisiense Gouchon, se presentó en y
y el color rojo escarlata, se colrespondían entre sí
el club electoralpara mostrar cintas kicolores en for-
áespertabun lor mismos afectos. Desde e[ 1" de mar-
ma de llamas, que debían ondear como el adorno
más adecuado de las picas. "La escarapela nacional
,o á" 1792 fue moda que los oradores, rnientras
hablaban, estuviesen cubiertos con el gorro frigio.
dio la vuelta al órbe de la tierra, arraigó en [a gorra
En un periódico se leía: 'Ayer, Smingo, miles cle
de lana -se decía*).Picas y cintas llameantes bastan
patriotas pasearon por las callel y en los jardines
para hacer morder el polvo a los tratdores e púbti.ou, aun en el de las Tlrllerías, tlevando en la
intrigantes, y para derrocar los tronos de los gober-
labeza la gorra de la libertad e igualdad. Las gorras
nantes por la fuerza". Así aparecieron los precurso-
y las picasl estos adornos que saltan a los ojos serán
Á
260 L¡ Nevey r¿s TrMprsncDES 261
L¡ RevouuctóN Fne¡.¡crsn [ 1793- 17941
de franceses' Es
enseguida reconocidos". En su periódico aconseja- así ia vida a centenares de miles
concepto de
ba no salir nunca de casa sin ün puñal, por si se verdad que no táriu á"*asiado buen
podía matar a un enemigo del pueblo. Lo famaban Luis XVI, pero ui" pot la debilidad política que lo
"el monstruo de París". ;;;;;áiiu'uu. r, .ürt. ocasión la invitaron a brin-
es acaso el rey
El 1793 estuvo entre los jefes del grupo revolu- ááipot elrcy,t"lú se negó^'.."1Nopreguntaron' "Le
cionario que descabezó a los girondinos, dando por un hombrn Uuuná | virtuoso?", le
por débil; un
pero y
terminado su intento conciliador. El grupo de i"ngo po. virtuÁo'-contestó-?
puede apartar
jacobinos que Io rodeaban reunía en torno a sí lo iáv?¿üir no es un buen rey, pues no
peor de la sociedad. Como observa Taine, sólo que- iiá"tgtu.ia de sus Pueblos"'
habían
daba la hee de la gran oleada que había levantádo Carlota crey|entender que los varones a la
la tempestad de 7789. Todo Io demás se había echa- perdido tu [a idea de salvar
juzgaban que
do a un ladq señala Weiss, las clases superiores pri- ;;irl;:;; su"nt"ruáy.conciUió
debilidáa' mt girondinos
a la caída
mero, como la nobleza y el clero; luego, la clase Marat era el quá *a, habíá contribuido
de ino-
de la Corona, la la muerte.de
media; finalmente los mejores de las clases inferio- centenares
pensaba
centes. Por [a;r;;a ;orría la voz de que
res, los pequeños propietarios y artesanos, todo lo
que poseía alguna educación. iAceptaría Francia ser ;ilr00.000 personas más. Por todos ellos quiso
gobernada por este hombre medlo chiflado, que ó"tf.tá iacrrficir su propia vida' en la inteligencia
Danton' Robes-
cada día elaboraba listas de proscripciones, o que de que si ese rr,onstrut desaparecía'
a
hacía comparecer a los que llamaban .,sospecho- ;ilt", y toAot tos demás bandidos se llamarían
perfectamente que aten-
sos" ante un tribunal revolucionario, mieÁhas el iuurt"tá, de invierno. Sabía
t*, ulterior
verdugo los esperaba con la guillotina? iui .ontru tu ,i¿i de Marai, implicabu
pena de muertu pot e1{" del poder revoluciona-
rio. Sea to qu" ñ;¿ ár rs deiuiio
La gente se sentía desesperada. Cierto día apa_ tomó un puñal v
reció_un-a mujer llamada Carlota Corday, una jo_ a subter-
," iirigiO uiu ,u." dL Marat. Recurriendo á t"
ven de fe profunda, nieta de Corneilte, que siem_
fugios, logró que le permities; i; entrada'
pre se había negado a leer las obras de Rousseau o sufría fuertes
de Voltaire, por temor de perder la pureza de su fe, encontraUa eñ ta bahadera, ya gYe
obligaban a tornar
y que no vacilaba en calificar ,'intrusos,, clolores oseo-articulares que le
de a los umbral del ba-
baños prolonguJáu' Ctu'ó Carlota
el
sacerdotes que habían jurado la constitución civil. le dio unacertera
Leyendo con entusiasmo la vida de Judit, aquella á" r, ut"r.a,üáse a la bañadera'
pintor oficial de
heroína judía que cortó la cabeza a H<¡k:fernuu, y puñalada J.ü;;t L"uis f)avid' el
tos que pidieron la
admirando a la madre de los Gracos, pensó si Díos la Revolución, lue estuvo entre
así en uno de
no le pediría sacrificarse por su pah.ia, para salvar condena de Luis XVl, la representaría
Cartota fue con-
sus cuadro.. CÁ*o niu de esperar'
Á
264 [¡ Nave y ¡¡sTeupesreoes
La Rrvolucló¡.¡ Fnn¡icrse [1 793-1794] 265
Á
266 La Nevr v ns Trupesrnoes
TruPesrnoes
[.q Rrvo¡-uctóN FneNcrsn LL7 93-L7 9 4) 267
descubrió entre los gastos de este singular ministro vio amen azada,pero no pudo hacerlo; incluso pen-
una pequeña nota que dice: "Tieinta mil libras da- só en sacar de[ Temple al delfín ya huérfano,-Pr€-
das a M. Santerre para pagar las picas hechas por sentarlo alpueblo, y comenzar asu lado un
gobier-
las secciones". Cuando elconde de Ságur le repro- lihertad y culfura' Con todo, no se
no de equüad,
chó las matanzas de septiembre, recibió, al parecer, puede negar que practicó ampliarnente la crueldad,
esta respuesta: "Señor, usted olvida a quien le está consideráAoel iacrificio de centenares de adver-
hablando, olvida que somos la canalla, que salirnos sarios como una gran medida política, capaz de
del arroyo y volveríamos inmediatamente al lugar paralizar a los..re*igos. Era, a su juicio, ta única
de donde salimos si aplicamos sus principios. No '*urruru de doblega, lat voluntades y dar alas a la
podemos gobernar sin provocar rniedo". Así fue Ráu"lución. "Hay que infundir terror a los realis-
Danton. Si bien su figura no deja de suscitar cierta tas", decía. De hecño apoyó a Marat cuando los
simpatía, con todo no hemos podido leer sin displi- asesinatos en el Carmelo.
cencia el libro que le dedica Belloc, extremadamente
favorable al biografiado. También a élletlegó su hora. Ya no [o respaldaba
el Club de los Cordeiiers, eue ét había organizado.
Destaca Weiss una característica tipica de Danton
Los jacobinos ya no lo admiraban como antes. Aho-
y fue la de incluir en su interior dos tendencias an-
,u,á lo veía como queriendo frenar e[ oleaje de la
tagónicas: el odio y el amor, la furia de la destruc- Revolución, meditando [a más peligrosa !e la¡ trai-
ción y el gusto de crear, la barbarie revolucionaria y ciones, la de la blandura. Entonces sucumbió el león
las condiciones de un estadista, la crueldad y la com-
al asalio felino de Robespierre, quien has hacerlo
pasión. El hombre que dictaminó los asesinatos de
detener, pronunció un discurso en la convención,
septiembre, amaba tiernamente a su madre; nunca qr" nuáiá se akevió a refutar por miedo de caer bajo
se despedía de ella sin lágrimas, y la visitó el6 de
li guillotina. En el fondo Robespien_e-lo envidiaba
agosto, poco antes de dirigir el sangriento 10 de poi ru impetuosidad y generosidad. Mientras él de-
agosto de 7792. bía etaborar todo kabajosamente, Danton era es-
Éstas ambivalencias lo llevaron a una cierta esqui- pontáneo e intuitivo, d tiempo que arrebataba los
zofrenia existencial. Después de vencer a sus enemi- tor*on"s de sus oyentes. Lo cierto es que, otras ve-
gos, se dolía de sus padecimientos; al ver las profana- ces tan rápiclo para reaccionar, ahora se rnoshó re-
ciones sacrilegas, sentía verdadera re+ugnancia. iPara miso. Lo acusaron de haber participado en una con-
qué canalla había trabajado, para qué canalla se juración para reestablecer la monarquía. L-a converr-
había derramado tanta sangre!. Por eso en algún ción 1o condenó a muerte, no precisamente por sus
momento quiso cambiar de camino y de actitud. grandes delitos, como coautor de los asesinatos de
Hasta se propuso salvar a [a reina, cuando ésta se íeptiembre, sino pr:r traber querido enmendar sLls
yelros. Elregicidio pesaba más en slt conciencia que
r
Á
268 Lé, NnvE v r¿s Teuresreons [¡ RrvorucPu FnnNcrsn [1793-L7941
269
en la de los demás; había recibido del rey grandes Entonces el obispo de su ciudad natal le consiguió
sumas de dinerq prometiéndole entonces trabajar ,rr,áU..u enelcálegio Luis elGrande de París' Lue-
por su salvación, y con todo dijo al votar: 'Arroje- p91a. estudiar le-
mos a los reyes que nos amenazan [desde el extran-
;; .; inscribió "n Iu Universidad
Luis XV[, luego de ser
íes. Se cuenta que cuando
jero], como un guante de desafío, la cabezadel rey". áÁronudo en Reims, regresó a París, se dirigió
de
'
La ejecución debía ser eri e[ térmir"r o de 24 homs. a Santa GJnoveva, y allí se detuvo en
ñátrrOume
Con él fueron guillotinados Hérault de Séchelles el colegio universitario que colinda con el Barrio
que designar
y Camile Desmoulins. Fste último no atinaba sino a Latino.-Era una visita solemne' Había
lanzar gritos a la multihrd. Danton le rogó qqe se ;il";studiante para que leyese una salutación
ár, tátirr. Se lo a Robespierre. Quién iba a
callase: "Deja a la canalla, déjalos en paz". El, en "r.ogió hecho
cambio, no cesaba de gastar chanzas feroces a Ia decir eue, años deipués, ese mismo ioven'
muerte: "éPuedo cantar?", le preguntó al verdugo. ;,p;Éil po, el tercer Estado en los Estados de [a
Gene-
Samson le respondió que creía que sí. 'He com- üi.i, don'de entró como decidido pa{iqTloun tar-
puesto unos versosy voy a cantarlos". Entonó enton- *onurquía, pronunciaría en enero de 1793.
ces con toda la fuerza de sus pulmones unas estrofas go discúrso án el que condenaba a su rey a la pena
fue-
sobre [a caída de Robespierre. Al concluir rió a carca- áá muerte. Las últimas frases de su disertación
pedir
jadas, como siestuviese en un café con sus amigos. ron: "El sentimiento que me impulsó a en [a
la pena ca-
fuamblea constihcional [a abolición de
a pedir su aplica-
Ñ"f es et mismo que.me impulsa
3. Robespierre o la ofensiua delTerror ti¿n a arbikario regidor de mi patria, y en su perso-
na a la propia *o.átquía t"'] Voto por Ia muerte" '
Entremos ahora en la consideración de la figura En sus comienzos nada prometía el personaje
de Robespierre, uno de los personajes más relevan- que llegaría asersiete años más tarde' Tenía' eso sí'
tes de la Revolución. Robespierre, Marat y Danton, por
ünu inipfacable voluntad de dominio, acabando
fueron los caudillos de los jacobinos. No eran éstos, orador público
üt abogado de los jacobinos, e[
por cierto, demasiado numerosos. A lo rnás consti- "f Montaña. Era etideólogo químicamente puro'
cle la
tuían una décima parte de [a población, y sin em- Óo*o escribe Brinton, soñaba con una Francia don-
bargo todos se les sometieron. La causa fue quizás de los hombres "no jugaran ni se emborracharan,
la red de clubes que habían creado, por los que ni cometieran adulterios, estafas, robos y muertes;
propagaban por doquier su ideario, con lo que lo- gran-
donde, en pocas palabras, no hubiera vicios
graron apoderarse de la opinión pública. Nació des ni pequeñot; lnu Francia dirigirla n9r lo¡
hom-
Robespierre en Arras, en 1758. De pequeño per- e inteligentes, elegidos por
ür*u ,,.,ar'esclarecidos
dió a sus padres, quedando la familia en la miseria. sufragio universal, gente sin de'seo ni amor aloficio
27O Ln Ner¡t y us Teupesrnoes
L¡ R¡vor-ucóN Fn¡xcrsn lL7 93 -L7 9 41 271
Á
272 L¡ Nevey tes T¡¡,rpesrnoes 273
L¡ Revolucóu FnnNcesn t1793-17941
¿
274 La Ner,mv Les TerúpESIADES
Ln Rwouuc¡óN Fne¡¡css ¡ ll7 93-17 9 4) 275
a muerte que los habitantes de [a calle de San Hono- cias simtrlando dolc¡r t"'l 5' Los que siempre 11*,1"n
república'
rato, por la cual iban lentamente los carros que lle- ánlu Úo.a las palabras patria, libertad'
vaban a los ajusticiados, se quejaron por elespectá-
;;r;ñtr^ ; lbs antiguos nobles, a los sacerdotes
culo que habían de contemplar día tras día. !-L*g"t de la Reváución, a 6'losLos moderados' y
que no han
La denominación de "personas enemigas de la *"áttiun interás por su suerte' provecho
todo lo que es de
República", señala Gaxotte, incluÍa a quienes se ha- tomado parte u.tiuu en
bían opuesto a Ia Convención nacionaly al Gobier- ;;il
'han
ñepública t.-.1 B' Los qY*'
hecho nada en contra' pero tampoco
"t-Y1'13-d:."'
en-tavor
no revoluclonario, por tanto los monárquicos y los pues' decisivo haber
moderados; los que habían intentado impedir los ;; i; tibertad t...1;' Resultaba'
en alguna ocasión pasada y
aprovisionamientos, es decir, los agricultores y los ;;;cido'.aiuao debió ñaberse hablado; haber
comerciantes remisos a las expropiaciones; los que I" áitiJ"au, .uunáo en que se debió callar; haber
hubieran perseguido y calumniado a los patriotas, habtado en tiempo
o sea, todos los enemigos de los jacobinos... Un ju- mostrado apatía donde se pedía fervor"'
rista recibió el encargo de determinar el concepto Podríase decir, observa Gaxotte' que este era e[
,,la
de "sospechoso". En resumen, [o era todo el que reino del despoiir*o, enajenación total de cada
no iba con los jacobinos, el que no hablaba ni obra- individuo .on ioáás sus dereáhos a la ccimunidad",
ba como ellos. áDónde quedaba allí la tan cacarea- En cuanto a
rágrin la exacta fórmula de Rousseau'
da "fraternidad"? Chamfort dijo con razón: "[.-a fra- áq"uellos que podían objetar que los revolucionarios
ternidad de aquella gente era la de Caín y Abel. nó lá comunidad iino utta parte de la misma'
Fraternidad o muerte equivale aquí a: Sé mi her- "run habia á" ,"rponderlás que la voluntad
§áint_i"rt
mano, piensa, habla, obra igual que yo, o te mato". del mayor n(tmero, sino la
ñ;;ilo ,r tu uoluntaáencargados de iluminar a [a
Para defender la seguridad nacional todos de- iáfu"táa de los puros, y su
reales
bían llevar consigo una constancia de civismo. iA nación para que'reconocieran sus deseos
quién se le debía negar dicha constancia? Los fun- ,áráuaátu f"li.iauá. La lev del 1"0 de iunio de.l794
de antemano' "En el seno
cionarios recibieron una cartiila donde se les ense- vá i" venía preparando circular del Co-
ñaba cómo reconocer a los sospechosos: "1. Los de las sociedaJJs populares -dice [a
rnité de Salud fiúütiiu clel 4 de febrero- fue donde
que en las asambleas delpueblo interfieren con dis- y donde'
nació el espírihr de libertad, donde creció'
cursos astutos, gritos vehementes y amenazas. 2. j.uiluáo
tin, t,u ,u actual rJesarrollo. Centinelas
Los que todavía con más astucia, insisten misterio- puestos
samente en los accidentes desgraciado.s cle la Repú- vigilantes, ocupando en. cierto modo los
"n
alarma
blica, expresan compasión por la suerte delpueblo aánrados de li opinión, han dado la voz de
los traidr:res [...]
y están siempre dispuestos a propagar malas noti- en todos to, pnfi*.os y cántra todos
en sus dife-
ElGobie.no ru*rálucionario, organizado
278 Lq Nave v us Terqprsreoes 79al 279
L¡ Revouuc¡ÓN Fnnncesn t 1?93-1
mente virtuosa, una verdadera santa. para contra- Md aún, agregó, también ha cuidado ala su pa-
Cápnto en tá u-ipntun'a de que suc'edería
282 [¡ Nnve y us Te¡¿pesrnoes L¿ Revolucó¡¡ Fne¡¡cesn [ 1 793- 77 94) 283
dre en el trono. A lo que ella contestó: ,,yo hablaba mas. No hacen falta tantas ceremonias para ejecu-
confiadamente con este infeliz, que por más de un tar a unos malvados a quienes el pueblo ha juzgado
motivo me era queridq y le daba el consuelo que ya". Los girondinos que lograron escapar en esos
[! na¡ecía apropiado, para indemnizarle de la pér-
dida de a_quel que le había dado la vida,,..El juez
momentos, se vieron acosados como bestias; tenían
que disfrazarsey andar errantes; sino eran asesina-
repuso: "Esto es, en otras palabras, confesa,
usted alimentó aljoven rey con planes de venganza
iu" dos, acababan suicidándose-
¿
286 L¡ Neve y L¡s Te¡.{TESmDES La RrvorucróN Fnn¡¡cEsn ll7 93-17941 287
batar la felicidad y la libertad". Cuidado con los de- la sociedad, sino por una espetafiza impaciente,
fensores de la "lenidad", QU€ exh.rtan a la mesura, exasperada por los obstáculos, fe ardiente que re-
cuidado, que no son menos contrarrevolucionarios. husaba reconocer tales obstáculos coffto naturales
Hay que desenmascararlos. En fin, un frenesí. Has- e inevitables. La mezcla de esperanza mesiánica
y
ta se les ocurrió la idea de que cuatro tribunales duda desesperada, dio a la actitud jacobina su aire
revolucionarios recorriesen Francia, naturalmente peculiar de urgencia apasionada y de pugnacidad'
cada uno con su propia guillotina. En este sentido, [a Revolución fue un momento apo-
Los perseguidos eran de todas las clases. Guillo- calíptico de la historia; el más_importante aconteci-
tinaron innumerables monjes y sacerdotes para abo- miento de la carera del hombre en [a tierra, total-
Iir [a superstición, mataron a hachazos í.e00 no- mente diferente de episodios como las revolucio-
bles encerrados en las prisiones, y condujeron en nes cromwelianas y americana, que no fueron sino
tandas hasta la guillotina a magisirados, á¡stócra- revueltas ocasionadas por descontentos locales y cu-
tas, comerciantes, propietarios y descontentos, Mu- yas finalidades eran limitadas".
chasrgabgz$:que rodáron de gente ,án.iffu, Especial kagicidad involucró la muerte de una
"á
pero también las hubo de hombres dáctor,
famoia mujer, lá condesa Du Barry que había sido
res .. Alegremente anunciaba a Robespierre su "r.iito-
ut"r,_ amante de-Luis XV Tras el fallecimiento de aquel
te Payan: "La santa guifiotina funcüna toáos" tos Tey, se quiso correr un telón sobre elescabroso asun-
días". Fueron realmente asesinatos en masa. to, encerrándosela por algunos meses en un mo-
Resulta vital para la intelección de estos sucesos, násterio, pero luego pudo volver a ocupar su her-
escribe Talmon, recordar que los jacobino, .r"íun mosa casa de campo, donde mantenía una peque-
sinceramente que e[ terror po. eilos instaurado y ña Corte con las riquezas que le había dejado su
mantenidg era un prerudio der armonioso estadó realamante. Odiaba, por cierto, [a Revolución' Un
social en que iba a ser superflua toda violencia. EI día te llegó su turno. Cuando le anunciaron que
régimen de fuena no era más que una fase mera_ había sidá condenada a muerte, lanzó un grito de
mente provisíonal, un rnal inevitable, pasado elcual desesperación y se desmayó. AI día siguiente fue
la dictadura se tornaría innecesaria. ';Él;ac"uinlr-o llevada al patíbulo. Con trabajo el verdugo la ayu-
*escribe dicho autor- se alimentó
de uÁa profunda dó a subii la escalerilla. "iSó[o un mi.uto, señor
fe, muy siglo XVIII, en el hombre. En su bonJa¿ verdugo -exclamó-; por Dios, un minuto!" ' La cu-
esencial, en su perfectibilidad y en la creencia chilla bajó inmisericorde. Poco después condujeron
de un
progreso social continuo, a cLlyo fin se hailaba al cadalso a madame Roland, rnujer de un ministro
la
armonía social. El tenor de los jacobinos no estaba gironclino, fat'orable a la Revolución' Al ver la esta-
alimentado por una idea pesimista del hombi" iua de ta Liberlad que había sido erigicta en las cer-
a-
V
canías de la guitlotina, exclamó: "iOh Libertad!
288 l¿ Neve y r¡s Teupssrnurs 289
I¡ RevouucrÓ¡'¡ Fnnxcesa [1 793- 17941
¿
793- 17941 293
292 [¡ Nnve v us Tr¡pesrnprs [-n RrvoluctÓN FnnNcesn [1
se conti-
hubieran votado varonilmente contra la condena a guía funcionando' por.cierto' lagtrillotina'
muerte del rey,los regicidas hubieran quedado en i""Uá persiguien¿t u los sacerdotes recalcitrantes'
minoría. Por lo demás, su influjo fue pernicioso ya ;;ilj;áiu"tstu;iu del Estado' etc' Pero el respiro
que, imbuidos de "filosofismo", se sujetaron a la tira.- ñ" ffinuUtu] Támbián políticamente hubo cierta
Varios jóve-
nía de los clubes, participando en el asalto de lds iáá..ián"t u,la muerte dá Robespierre.
negro en el
Tüllerías, en los asesinatos de septiembre y en elsan- nes se akevieron a llevar un crespón
guinario gobierno de la Convención. Sólo cayeron eran los que habían perqiqo- algún
t;; irq;ie,do;juillotina' Lo: jacobinos debían es-
por un golpe de Btado que enhegó el poder a Marat, Ñ;tJen ta
que hubiese ser-
Danton y Robespierre. I".á"i*. Si seiocalizaba a alguno
pedir perdón de
Dios se tomó su venganza, afirma Barruel. Unos
vido al sistemu ¿" fttror, dábía
t.¿iff*. f"e el fin del Club de los Jacobinos'
derribaron al Altar; otos el Tiono. Ahora vemos cómo
había agotado' Fue
todos ellos conspiran sin piedad unos contra otros. Con todo, la Revolución no se
los restos de Marat
Los deístas y los ateos, que asesinan a los católicos, entonces cuarrdo se trasladaron
luego se matan entre sí; la facción de la Montaña alPanteón.Esto'trastadosdebíandarocasiónafies.
nuevo "santo-
guillotina a la facción de la Gironda. La facción de la át páptrfurus y of'ecer al pueblo unvirtud que antes
Montaña, dividida a su vez en grupos internos, se ;;i"; un tug", de los héroes de la
los restos
matan entre ellos. Primero cay6 el rey, luego los ;;";t"dlá lgtesia' Lo mismo sucedió
llevados at
con
Panteón' Ha-
girondinos, luego los partidarios de Marat, luego Dan- de Rouss.uu, tu*üián ellos
Por eso en esta
ton, Desmoulins y Felipe lgualdad. Al fin cayó el biasido el profeta de la Naturaleza'
flores'
mismo Robespiene, Saint-Just y 180 de los suyos. ocasión lorconEegados en su honorllevaban
Rousseau había enseña-
Realmente pocas veces se ha cumplido como acá püntu. y trutosl Áinrismc'
sus instrumentos
aquello de que la Revolución devora a sus hijos. Se d;; su Émilio a fabricarse él mismo
grupo de obreros
dice que cuando el verdugo aleó en alto la cabeza de trabajo; en iecuerdo de ello un
un compás' una escuadra'
de Robespierre, en ese preciso momento terminó la ;ffi;;liuuubun ahora de su imagen' que es-
Revolución francesa. No todos opinan lo mismo. ín lt.oplo, un pincet' Detrás un grupo de
venía
coltaban .o*o.aiu de un santo'
Sea lo que fuere, muerto Robespierre, se abrió y ota? los traían al
madres, .on rJñ'rjos cle la mano'
un período de vacilación y debitidad, al que pon- profeta habÍa exhorta-
pecho, para r".o¿ut que el
dría punto final el puñetazo de un general corso, hiios y velar so-
iniciándose así un nuevo régimen: el Directorio. La do a las mu¡ere's u u"lu*untar a sus
Convención rracional
lglesia recuperó algo de su libertad. En varios pun- bre ellos' D"trás marthtba la
'
cinta tricolor y llevan-
en pleno, circundada por una
tos de Francia se volvió a celetrrar de nuevo Ia santa
misa. No todo, sin embargo, fue color de rosa. Se-
do en ,u, **oi el nuevo Evangelig d* la,política
frá**, "lCiÁiots socíal. áEra posible que los fran-
294 L¡ Nnve y u+s Te¡lprsrno¡s L¿ Revor-ucÉu Fnnxcrsa I I 793- 17941
295
ceses no hubieran entendido todavía que todas las agitador, extremista como pocos, p-artic.ipando en
de
desgracias acaecidas desde 1789 hasta elTenor in- ;"ko, a castitlos y otras aventuras. Tias la caída En
cluidq provenían de dicha fuente? Como bien ob- ü *otlurquía, sá conchavó como empleado'
serva Weiss, el intento de llevar a la política e[ "Con- l7g3,por una infraccién en su oficio, fue suspendi-
trato" había inundado de sangre a Europa. áo v pio..tudo, viviendo luego en la miseria' Ties
Robespierreleía a Roussedu, g sólo a Rousseau. 'A ;;;r; hiios se [e habían muerto va d: hambre v de
pesar de ello, a los franceses no se les abrían los ojos. e.f"r*.áades. La sentencia fue anulada en 1'194.
fuí yacía Rousseau junto a Marat en el Panteón". Luego se convertiría en un periodista muy leído' ene-
migó de Robespierre al principio, y después muy
Al fin, elgobierno, cerró el local de los jacobinos.
faJorable, lo que le costaría [a vida'
Por decreto de la Convención de 1795 acabaría por
ser demolido. En su sitio se abrió un mercadq el En estas páginas seguiremos la notable exposi-
"marché Saint-Honoré". Del antiguo convento de los ción que de Bábeuf nos oÍrece J'L' Talmon' que
jacobinos sólo queda un pequeño trozo de pared, fue profesor de ta universidad Hebrea de Jerusa-
fuí acabó aquella tenible sociedad tan devastadora. i¿", t"g,in la encontramos en su libro Los orígenes
deia {"*orrocia totalitario. A juicio de dicho autor,
eL aporte principal de Babeuf dentro
de la Revolu-
5. Babeuf , el protocomunisfa ción, tuvo qu" rut con la exaltación de la igualdad'
En una carta que escribió en 7787 podemos leer:
No quisiéramos preterir la imagen de uno de los Oisponiendo áe h suma de conocimientos que hoy
grandes dirigentes que influyó no poco en elproce- ácuálsería la situación de un
Oo,"" [a humanidad,
so revolucionario, especialmente durante su etapa cuyas instituciones hubieran establecido la
irueblo
'igualdad que
final. FranEois Noél Babeuf, que nació en 1760, era áás perfecta entre los hombres, en et
hijo mayor de un antigu<¡ soldado convertido en la- tá tierra no perteneciera a nadie en particular, sino
brador. Su familia vivía en extrema pobreza. A los a todos en común, en el que todo fuera de todos'
14 años, FranEois comenzó a ganarse un sueldo y incluyendo los productos de cualquier clase de in-
pudo así contribuir en algo alsustento de su hogar. áurtríuf t...J iPodría existir tal sociedad, y serían
L^a Revolución cambió elcurso de su existencia. En practicabies mátodos para una distribución absolu-
una nota autobiográfica escritá en1794,decía: 'An- tamente igual?"
tesde la Revolución, archivista y geómetra. Dr-spués
de la Revolución, propagandista de la libertad y de- Ansiosarnente se preguntaba si después de que
fensor de los oprimidos". La Revolución, asegura- [a Revolución había logrado deskuir tantas cosfum-
bres y tantas instituciones tenidas hasta entonces
por
ba, le había "transformado furiosamente". Periodis-
inaltárables, no habría llegado la hora de que hicie-
ta primero, y libelista luego, pronto se convirtió en
296 L¡ NnvE y r¡s Tr¡qpesraoes 93-L7 941 297
L-q RevolucÉ¡¡ FnnNcesn 11.7
&
da entre los patricios y los ¡:lebeyos, entre los ricos
los jefes, y no las masas, quienes de hecho hacen I pakicios'
los pohres . . I Esta guerra de los plebeyos
t.
y.
girar las rtredas de la hi.storia. La esencia de una de- partir
o dL tos pobrás y [o.s ricos, no existe tan sólo a
302 Le NnvE v r¡sTn,rpEsrADES
1793-1794] 303
L¡ RwouuclóN Fne¡rcrse [
ft
c.ia.que se emplee será pequeña en comparación
por el
{" !u ejercida por años de crímenes. En un régimen
de igualdad, los que detentan er privilegio están Ja- I La señal rlel levantamiento debía ser dada
leerÍa
se
toquá cle clarines v trompetas' Enseguida
304 [.e Nnvr y r¡s TeMprsrADES L¡ Rrvoluctón FanNcesa [1 793- t79 4) 305
una proclama revolucionaria o Acta de insurección. trucfurado nunca se opondrá a la igualdad' pues un
Allí se contendría una lista de los crímenes del régi- pueblo iluskado y librá jamás legislará conha sí mis-
men, y se declararía la disolución de todas las auto- mo. Una demociacia sana es aquella en la que no
ridades existentes, de modo que elpueblo asumiese ,,diversidacl ni oposición de intereses". será el
hay
sus derechos. Se espoleaba, asimismo, a los adhe- ejercicio total de la soberanía popular' En elcampo
rentes a "cometer actos de los que no puedan vol- etonómico, el ricq oprimido bajo el peso de los im-
ver atrás". Habría juicios sumarísimos a los diputa- puestos, quedará prlvado de toda influencia, entre-
dos, jueces y oficiales que intentaran oponerse a los gando a tas obrarpírblicas todas las energías ante-
insurgentes. Enseguida se haría una rápida dishibu- iiármunt" empleadas en servicio del lucro. El Btado
ción de bienes. Todos los alimentos, ropas, vehícu- será el único propietario. Quedará abolida la mone-
los serían incautados de los depósitos y diskibuidos da. Los salarios tu pugután en especie y según las
en lugares públicos. Sobre todos los bienes de ,,[os necesidades de cada cuat. De este modo desapare-
enemigos del pueblo" debían ser repartidos entre cerán todos los sentimientos de avaricia y de envidia.
los pobres. Luego el pueblo de Farís pediría que se
aprobara un decreto que diese al nuevo gobierno Por [o demás, los iguales evitarán los males que
poderes omnímodos para establecer un orden so- nacen del refinamiento de las artes y del cultivo in-
cial nuevo, fundado en el principio de la igualdad Jtit ae [a inteligencia, que engendran el gozo de lo
más absoluta. Todos los que no hubieran lomado superfluo y de-lo frívolo. La educación deberá ex-
parbe activa en la insurrección debían ser desarma- cluir toda materia que no reporte alguna utilidad.
dos, salvo lossans-culottes, puessu pasividad habría Habrá que descartai cualquier clase de pretendida
que atribuirla más a ignorancia que a mala volun- preeminencia intelectual o moral, aun la del genio,
tad. Los que se rehusasen serían enviados a ,,islas porque se oponen a la más estricta igualdad. Baste
[...] convertidas en correccionales [...] con trabajo ton saber eicribir, leer y hacer cuentas. Nadie po-
duro, en común con otros convictos [...] tugares inac- drá expresar opiniortes contrarias a los sagrados prin-
cesibles [...]" a fin de "aterrorizar" a quienes pudie- cipios de iguaidad y soberanía del pueblo. Los es-
ran oponerse con ciertas probabilidades de éxito. .ritor pa.uián por una censura estatal. fuimismo se
propiiiará unavuelta al campo, a la tierra' Para Ba-
La insistencia en Ia correlación entre virtr.rd, cle- beuf los males dela.tiguo régimen estaban consus-
mocracia e ig¡uraldad, fue la contribución peculiar de ianciados con las gru'á*s ciudades, donde se escla-
Babeuf dentro del movimiento revolucionario y sr-r vizaba alpueblo. En esta visión idílica del mundo se
progreso en relación con Robespierre. A juicio de advierte ún daro inflrrjo de Rousseau' En cuanto a
Fqpnu{, sin igualdad no hay dernocracia y üceversa, las relaciones con el extranjero, se propiciaba un
Sólo el pueblo será verdaderamente sóberano en aislamiento nacional ex.tremo, para salvaguardar del
un régimen de perfecta igualdad. El pueblcl ya es- malcontagio alpueblo regenerado. El libre intercam-
306 I-¡ lüvr y us Truprsrap¡s L¡ Revolucú¡¡ FnANcese [1 793- L794) 307
bio con otros Btados sólo tendría lugar con los paí- transcurso de los últimos L50 años". El babeufismo
ses que comulgasen con los principios de la Revolu-
es el último acto de la Revolución. Por eso los co-
ción. munistas han visto en Babeuf a su gran precursor.
En materia de religión, Babeuf seguía también a Difícilmente los dirigentes de la Revotución hu-
Rousseau y a Robespierre. Hay que creer en elser bieran podido soportar a este hombre tan incisivo y
Supremq en [a inmortalidad del alma; pracücar una tajante. No es, pues, extraño que decidieran acabar
religión civil, sabiendo que en el otro mundo nos de una vez con é1. Y decretaron su arresto, Pero
esperan premios y castigos. Esta religión naturalse como estaba sobre aviso, logró esconderse' prepa-
hacía necesaria para que se mantuviese la moral en rando desde allí la Insurrección soñada para tomar
la sociedad; en cambio la "así llamada" religión re- finalmente el poder político. En t796 fue detenido
velada no puede ser vista sino como una enferme- y en 1797 condenado a la guillotina. Ni una voz se
dad que ha de ser gradualmente extirpada. Habrá levantó en su favor.
fiestas patrióticas y semirrellgiosas, consagradas a la
Divinidad, a la memoria de los grandes hombres, a
la enhada deljoven en la milicia, a[ fallecimiento de
los ciudadanos ilustres. La educación de la juven-
fud no había de dejarse al "régimen otclusivo y egoís-
ta de Ia familia", sino que quedaría a cargo del Fs-
tado, el cual se ocuparía del individuo desde que
nace, para no abandonarlo sino a Ia muerte.
Concluyamos con Tálmon: "La democracia to-
talitaria, lejos de ser un fenómeno reciente y extra-
ño a la tradición occidental, tiene sus raíces en el
tronco común de las ideas delsiglo XVIII. Ha brota-
do como rama nacida, identíficable, delcurso de la
Revolución francesñ y, desde entonces, ha teniclo
vida. Sus orígenesse remontan más allá de los idea-
les y modelos delsiglo XIX, tales como el marxismo,
pues el mismo marxismo fue solamente una más,
aunque haya que adrnitirse que la más vivaz de
entre las varias versiones del ideal democrático to-
talitario que se han sucedido, una tras otra, en el
s09
Lc NavEv I¿s TeuprsrRpes Lr REvol-uc¡ó¡r FnnNcrsn f 1793- L7941
308
de los aconteci-
su alma para que muriese de manera digna de urt Sigamos a Weiss en la narración
Comisió-n del
mientos. El lO'J;Fti" de 1793' la
rey. Desde su celda en el castillo, o9ó, sin duda, el
retumbar de los cañonazos y el grito: "iMva la Re- gi"n Público ordenó separar al ioven deltin' anora
públical", señal de que la cuchilla había cortado A';;;;;a'"' v,t*tüi¿o "n [u qa*e. má.difícil-cui-
la cabeza de su querido esPoso. *á"t" u.cesible áá tu torre, poniéndote bajo los
,,"¿u.u¿or" que debía elegir la comu-
á;;;; á" un a la reina: "veni-
La hermana de Luis XV[,. [sabe[, de quien habla- na de parís. auiu" lo comunicaron
mos hace poco, qulso animar a los niños. Dupanloup sobre
.qu;"ta intirnarütutia"n de la Convención' madre
mos
esbozó un sagaz paralelo entre estas dos notables hti;á" cápá" r'a de serseparg$9
{e
su
mujeres: "La hija de María Teresa era una figura pálida' "Madre' madre'
üI"*iiü'. La tái^t t" p-us9 hijo' María
más brillante, rara y regia que la hermana de Luis no me ut,unáoná'",' le imploró su
XVI, pues por muy fuerte que pudiera haber sido Antonieta, impotente ante la fueza
bruta' y conser-
en su juvenfud su afición a las fiestas cortesanas, perder su ternura de
vando ,,, digniJtá áu reina sin
nadie fue menos vanidosa en el fondo del alma que madre, se sentó en una silla, colocó
delante suyo a
aquella reina, y cuando la hirió [a desgracia, se la "Hijo mío'
ttl hti;; puto las manos en sus hombros:
vio súbitamente alzarse a las más altas cimas del en tus.obliga-
hemos O* ropui'urnos' Piensa siempre
heroísmo [...] La princesa Isabel era muy diferente. ciones, uun .uundo no esté
yo para recordártelas'
Sin embargo no se abandonó a ninguna ilusión acer- olvictes il buen Dios que te pone a prueba;
Nunca
5e oueno'
ca de la sr.terte que le aguarcla.ba si permanecía iun-
to a su hermano, V s€ quedó con é1, y nada [a pudo
;;;" olvides a fu rnadre que te ama'
padre te ben-
honor; así tu
paciente, y .onuu*a tu.,f)eja
separar de é1. Y en todos los terribles golpes de ta de preclicarle", le dijo
decirá ¿nr¿*
fortuna que cayeron sobre la desgraciada familia "iielo'.
310 La New y r¡s Tr¡qprsrer¡es 793-'179 4l 311
L¡ RevouucróN FnnNcrse [1
Viena no sabía qué actitud tomar. Cualquier paso fiesta republicana, se oyeron los cañonazos cJe ri-
que diese en favor de [a reina, fuera diplomático o gor, Simón le ddo: "Pequeño§apeto, hoy es tu gran
militar, servlría sólo para empeorar la situación. fuí, i*ui". Has r1e giitur, iViva la República!" El niño le-
pues, María Antonieta no podía esperar ayuda de vantó la cabezá y dúo con voz firme: "Puedes hacer
ninguna parte. Esto lo sabía muy bien, por lo que lo qtre quieras, puró yo no gritaré iMva la Repúbli-
no le quedaba sino irse preparando para la muerte. cali Al día siguiente, Simón le leyó la reseña de la
Sus adversarios, por lo demás, estaban pe¡plejos. fiesta. El niño escuchaba con tranquilidad, pero
áQué crimen le podrían imputar? La celda de la Con- .uunao su verdugo le contó que en el cuarto dis-
serjería en que vivía era un pequeño cuarto con piso .uoo se había dicho: 'Aquí [a cuchilla de la ley hirió
de ladrillq dividido en dos mitades por un tabique al tirano", se dirigió al hueco de la ventana y co-
de madera; cada parte estaba escasa¡r¡ente ilumina- menzó a llorar. simon lo tomó de los pelos y le exi-
fiO q,ru jurase: "[a República
es etetna" El niño no
da por una ventana que miraba alpatio; la interior
era la destinada a la reina; la oka, que daba a la áUrié la-boca. Entonces [o sacudió. "iNada es eter-
puerta, la ocupaban dos guardias, que habían de no!", dijo, Simón estalló de ira' La mujer lo quiso
vigilarla díay noche. La cárcel era más baja que el ;;l*u;i;Déjalo, ha sido educado en la mentira"'
piso exterior, de modo que cuando crecía elrío Sena, Entre lágrirnas el niño se corrigió:."Me he equivo-
tan próximo, e[ agua chorreaba de las paredes y el cado; DIos es eterno, pero sólo El es eterno"' Por
aire se volvía irrespirable. En las otras celdas estaban uquuilor días se habían propalado canciones afren-
recluidos asesinos y ladrones. Obviamente se había iorut contra la reina. Simón le dio a leer una de
eltas y le exigió que ta cantara. "Nunca cantaré
se-
elegido una cárcelasl para mejor ultrajar a la reina.
Su hija escribÍría luego sus Memorías;allí refiere que ;;l*ü .orá". 'iTe haré pedazos si no la cantas" '
,,Ninca". simón tomó unas tenazas y se las arrojó.
a menudo un sacerdote refractario se las ingeniaba
para allegarse a su madre y darle los sacramentos,
L-avidadelreyniñonohabíadeterminarrápi-
que ella recibía con gran piedad.
damente, ni de moclo sangrlento. simón [o iría des-
Pronto se aprestaron para dar comienzo alpro- truyenclo de a poco, en e[ cuerpo y en el.alma' Lo
ceso, De entrada recurrieron a una estratagerna tan obiigaba a comer mucho, a beber vino abundante
vi[, que apenas se ¡:odría imaginar algo peor, y fue y a{uardiente. A consecuencia de ello comenzó a
elde emplear alprr:¡-lio hijo de Ia reina cautiva como áun[, palpitaci,nes y tuvo picr:s cle fiet'¡re, pero no
testigo contra su madre. Pero antes de proseguir, il"*uion a[ médico. Juntamente se le infundió ttn
la
estado de temor servil, como una vez, sirviera
Á
314 [.q NevE v r-¡s Te¡pesrnoEs L¡ Rrvoluctón Fn¡Ncrsn [ L793- 1794]l 315
mesa al maestro, estando éste borracho, por poco danos a pasear en la punta de una pica las cabezas
le sacó un ojo de un manotón. Justarnente en ese que han cortado [se refiere a [a de la princesa de
rnomento llegó un empleado de la Comuna, algo Lamballe bajo la ventana de María Antonieta, que
más humano que Simón. "Mira, ciudadano *le dijo era su íntima amigal, o cuando degrada a un niño
éste- cuán torpe es el servicio de este maldito lobez- hasta arrancarle calumnias infames contra su ma-
no; qüieren lracer de él un rey y no sirve siquiera dre; este rágimen es por tales actos suficiente'mente
para criado. Ven, bebe conmigo, él te servirá a ti acusado, dáshonradb, juzgado y condenado él mis-
también'. De este maltrato tuvo conocimiento ma- mo, así como todos aquellos de sus apologistas que
dame lsabely la hermana del niño, que estaban en encuentran en esas abominaciones aunque no sea
otro sector delcastillo, por los chillidos de Simón y más que la sombra de una excusa compensatoria" '
los gritos del n[ño, que era despiadadamente azota-
El72 de octubre se tomó declaración a "María
do cuando no quería cantar la Carmañola o la Mar-
Antonieta de Austria Lorena, de 38 años de edad,
sellesa.
viuda del rey de Francia". La reina dio respuestas
Pues bien, como señalamos más arriba, se pre- cautas. H 15 de octubre, Fouquier Tinville la acusó
tendía que el niño diese un testimonio contra su de haber conspirado contra Francia, manteniendo
madre, algo realmente horrible, a saber, que ella le relaciones perjudiciales con cortes extranjeras; pro-
había seducido para que cometiese una liviandad digando lol recursos financieros de la nación para
contra natura. E[ niño, por cierto, se negó, pero a saiisfacer sus frívolos caprichos; enviando millones
fuerza de golpes y amenazas fue cediendo poco a al Emperador, que los usa aún para perjudicar la
poco. El 5 de octubre anunció Simón a la Comuna República. "lnmoral en todos los aspectos, y nueva
que su alumno estaba dispuesto a formular impor- egiipina, la viuda de Capeto está tan corrompida y
tantes declaraciones. Varios funcionarios fueron al flJná de todos los vicios, que olvidó su calidad de
Temple. No se sabe si el niño había sido embrlaga- madre y casi perdió de vista los límites prescriptos
do, o si firmó ante amenazas de muerte, cuando le por la láy natural, y no se avergonzó de entregarse
arrancaron su declaración, cuya parte rnás oprobiosa lon Luis Carlos Capeto su hijo, según la confesión
está escrita al margen, de mano ajena, con trazo ¡
de éste, a inconveniencias cuyo nombre e idea ha-
tembloroso. Ya la Comr"tna tenía contra María cen horripilar de asombro".
Antonieta un testimonio firmado por su propio hijo.
A los dos c{ías cornenzó el proceso formal. La sala
Como escribe Weiss, "no se podía lastimar más pro-
estaba repleta. María Antonieta ya no era la de an-
fundamente e[ honor de la reina y su corazón de I
tes; las pánu. habian poblado de arrugas su frente,
4
madre". Refiriéndose a esta canallada escribeAlexis
su cabello estaba blanco, pero aÚtn así mantenía la
Curvers: "Un sistema de gobierno no tiene que ser
majestad de su actifud. Por cierto que no tenía espe-
denunciado cuando autoriza y anima a los ciuda-
316 L¡ Nave v us Teupesre¡¡Es 317
L¡ REvouucóu FnRNcrse [1793-17941
reina' y le !9-
ranza alguna de salvación, pero quería hacer corno [ambién ejecutada". Llantaron a [a
muerte' Ella
su marido, que protestó su inocencia hasta el fin. *uni.uron q,r" t uUlu iido tottdenada a
Sólo así conservaría su honor ante el mundr> y la sereno' sin mos-
;yé h i";r'rbie sentencia con rostro nadie la
trar el menor t.*oi; ctuzíla sala
posteridad, al tiempo que defendería el de su mari- como si
do, sus hijos y su familia de Viena. El proceso duró la cabeza'
vieray luego levantó maiestuosamente
dos días. E[ jurado estuvo compuesto por un fabri- p?p91, y.escribió
cante de violines, un cirujano, un vendedorde limo- Al volver a la celda pidió tinta y
a madame lsabel' a ta atrura
nada, un fabricante de pelucas, un carpinterq todos una espléndida carta
del tesiamento de Luis XVI:
jacobinos. Uno de los testigos fue el miserable
A ti, hermana mía' te escribo por última
vez'
Hébert, quien declaró que en elTernple había halla-
no a una muer-
do en un registro la imagen de un corazón traspasa- Acabo de ser condenada a muerte;
sólo es para los criminales' sino
dq con la inscripción: Jau, miserere nobis, como si te afrentosu, q"e.
él' espe-
a unirme.;; i" hermano; inocente
como
ello fuese un delito. Luego afirmó que la reina y él en los últi-
madame Isabel inducían al niño a la liviandad, para fo conservui tu *¡r*a fo¡taleza que
Estoy tmnquila como se está cuan-
dominarle un día si llegaba al trono. Tüvo asimismo mos momentos'
nada'.Si11to
eldescaro de decir: "Desde que el niño está alejado do la conciencia no nos reprende
profundamente tener que abandonar a
m§ n¡os'
de su madre, gana nuevas fuerzas y crece". que sOlo vivia ya para ellos' Pero a ti' mi
Tú sabes
que en ttts amisto-
En su periódico EI Padre Duchesne se confiesa: buena y cáriñosa hermana' a ti
sos sentimientos [o sacrificaste
todo para estar con
"Supongamos que no sea culpable de todos estos
Por las actua-
crímenes, pero éacaso no fue reina? Este crimen nosotros ien qué situación te deio!
ciones del proceso he satrido por Rrimegy3z.que
basta para rnatarla. Pues iqué es un rey o una rei- infelizl No
te han ,npáiuao de mi hÚa' iOh niña
na? áHay algo más impuro y criminal? Un sobera-
nrealrevóaescribirle'puesnorecibiríamicarta
no ino es el más mortal enemigo de la l-lumani- que
en la edad en
[...J; que mi h'rja observe.que'
dad? t...1 Si uno hallara en el campo un nido de ástá, puede ayudar a su hermano con sus conse-
víboras y sólo aplastase la cabeza al padre, y se lle- experiencia que tlene
¡os, qle le poirá inspirar.la que mi hijo
vase a su casa e[ resto de la cría y dijera: es lástima u,ás que ?i , tt arnistacl t"'l iOjalá
palabras d9 su padre'
matar a una pobre madre en medio de sus hijos, no olvide nlÁto las últimas
expresamente: tque nunca
tan bonitos, áno sería éste un estúpido y cometería que yo le repito aquí
un gran crimen? Por e.scl ino haya gracia!" De he- nuestra muerte!
Procure 'ungut
cho a [a reina no se [e pudo probar ningún delito 'Ibdavía te he cle confiar mis últimos pensa'
ya al
cierto. La prueba final se basó en un absurdo silo- án Út"nu gana los hubiera escrito
,'rti"nto';
prescindiendo de
gismo: "Luis XVI fue ejecutado por sus crímenes; cornienzo de mi procesoi pero
María Antonieta le indujo a ellos; luego ha de ser que no Áe dejaban escribir' el curso de tas cosas
Á
318 L¡ Nnve.v r qsJErvrpEsrADES
L¡ Revouucló¡¡ Fnn¡¡cesn [1 793- L7941 319
ha sido tan rápido, eu€ en realidad no he tenido María Teresa, su hija, describe en sus Memorias
tiempo para ello. Muero en la retigión católica, las últimas horas de MarÍa Antonieta. Entre otras
apostólica, romana; en la religión de mis padres,
cosas rcfiete: "Por la mañana' como oyó que el
en que he sido educada, que he profesado siem-
pre, aunque no puedo esperar ninguno de los con-
pánoco de santa Margarita estaba en la cárcel, fren-
suelos espirituales, y no sé si hay aún aquí verda- ie a ella, se acercó a la ventana, miró la suya-y se
deros sacerdotes de esta religión, y hasta el lugar arrodilló. se dice que le dio la absolución y Ia ben-
en que me hallo los expondría a excesivo peligro, dición. Y después que hubo ofrecido elsacrificio de
si vinieran acá. Pido sinceramente a Dios perdón su vida, se diiigió animosamente a la muerte" ' Una
de todas las faltas que puedo haber cometido de sus servidoras testimonia que anteriormente se
desde que existo. Espero que en su bondad acep- había presentado a la reina un clérigo enviado por
te benignamente mis últimos deseos, así como el Gobierno, ofreciéndose para confesarla. Ella, sa-
los que tengo hace tiempo de que reciba mi alma biendo que era juramentado, rehusó cortesmente.
en su misericordia y gracia [...] Perdono a todos
Pronto [ágó Samson, el famoso verdugo' Ya estaba
mis enemigos el daño que me han hecho. Envío
un adiós a mis tíos, hermanos y hermanas [...]: bien prepárada. Salió de la celda vestida de blanco,
iDios mío! iCómo desgana el corazón abando- r"hide inocencia, como su marido eldía de la
"n
ejecución. Había esperado que la conducirían al ca-
narlos para siempre! iAdiós! iAdiós! Ahora me
quiero ocupar únicamente de mis obligaciones dutto en un coche cerrado, como habían hecho con
espirituales. Como no soy libre en mis acciones, el rey. No fue así. con las manos atadas, [a llevaron
acaso rne traerán un sacerdote; pero protesto que hasla un tosco carro de verdugo, de ruedas attas y
no le diré una palabra, y lo trataré como a un ser sucias, anaskado por un caballo. btaba páida, pero
enteramente extraño. conse-rvando siempre la dignidad de una reina'
AI parecer María Antonieta ya había aceptado Ia Detrás de ella ibasamson, con unalarga soga en la
evenfualidad de una muerta tan kágica desde aquel mano, cuyo extremo tenía juntas las manos de la
Consejo del rey en que ella había apoyado la doble reina. Al it"gur a[ carro subió los escalones, rehu-
decisión de Luis XVI de oponer, por una parte, su sando la ayüda de Samson. Se sentó sobre una ta-
veto a la medida de exilio que se aprestaba a tomar bla grosera, con el rostro dirigido al caballo, pero el
la Asamblea contra los sacerdotes llamados "refrac- ,urd-ugo le indicó que debía ir mirando hacia atrás,
tarios", y de dar, por otra parte, su apoyo a [a con- de esp-at.tas alcaballo, Un sacerdote, vestido de ci-
denación de la Constiturción Civitdel Clero, conde- vi[, se sentó junto a ella, con un crucifijo en la mano,
nación recientemente reconrendada por Roma. A pero ella no le atendió.
la salida de dicha deliberación, ella había priblica- Desde el Palacio de Justicia hasta la Plaza de la
mente declarado: "No nos quecla más que dar un Revolución, 30.000 hombres, con armas y artillería,
gran ejemplo". formaban un tupido cordón. centenares de miles
320 L¿ Neve y Les Ter4pEsrAoEs La Revorucrórq FnnNcesn 11793'L7 9 4l 32L
de personas la miraron pasar, muchos er¡tre burlas. titud gritaba: "iViva la República!" Ni siquiera peIL
Quizás haya recordado en esos momentos cómo al- *itiuñn que [a pusiesen 9n yn ataÚtd donde des-
gunos años antes, había sido recibida entre aplausos cansar, síno que fue sepultada en tierra, en el ce-
y vítores por una multitud, cuando llegó a Versalles menterio de Santa Magdalena.
en una majesfuosa caffoza para desposarse con Luis
XVI, asÍ como elgran recibimiento que le hicieron en Refiriéndose al proceso de María Antonieta es-
Ia Corte. Ahora se veía rodeada de odio, viuda de cribe Alexis curvers: "cada uno de los grandes mo-
un rey asesinado, madre de dos infelices hijos, con- mentos de la historia, cuando el mundo cambia de
denada a muerte por crímenes que no lrabía come- figura, es marcado por un proceso trucado, en que
tido, expuesta en el carro del verdugo a las miradas i"'in*ofución del óondenado expía [a indignidad
de una multifud adversa. Sin embargo se moshaba áe los jueces y de los verdugos. La Pasión de Cristo
serena y [ena de majestad, como sólo podía hacerlo es el aiquetípo eterno, cuyos rasgos se reproducen
un alma grande y f,uerte, robustecida por la fe. con mái o menos pureza en procesos como los de
Sócrates o de Juana de Arco".
Se hadicho que durante el recorrido miraba los
números de las casas por donde iba pasando, y que Como era de esperar' toda Europa quedó ató-
probablemente lo que esperaba era ver por la ven- nita ante [a muerte de la reina, sobre todo la corte
tana a un sacerdote conocido pero camuflado que de viena. Días atrás se había hablado en París de
le impartiera la última absolución. De hechc, en un que un grupo de nobles harían un golpe de.mano
momento cerr6los ojos, inclinó [a cabeza, y como con fi" á" liberarla. Para evitar esta acción de
"l
comando, d gáUi"rno, informado de ellq había
no podía valerse de sus manos atadas, trazó con
tres movimientos de cabeza hacia su pecho y los puásto S0.OO0 hombres de custodia. Pero sólo se
hornbros, la señal de la cruz. Un gozo profundo se irataba de un puñado, y cuando esfuvieron por
manifestó desde aquel instante en su rostro. pasó actuar, fueron detenidos.
frente a las Tullerías, lugar de tantos recuerdos El trato que se le daba a madame Isabel, que
esplendorosos y de tan acerbos dolores. Luego el permanecía'en el Temple, se hizo aún más duro' En
carro se cletuvo delante dellugar delcadalso. Lige- tuanto al niño rey, nada supo de la muerte de su
ra y grácil, subió sus gradas. Vu arriba se arroclilló madre, pero ttna nochefueobtigado abeber aguar-
para una breve oración. Finalmente la heroica hija diente por una apuesta que Simón había ganado a
de MarÍa Teresa la Grande se levantó diciendo: su mujLr. Ella había afirmado que la reina era tan
'Adiós, una vez más, hijos mÍos. iVoy a vr:estro pa- hermósa y hablaba tan bien, que acabaría por
dre!" Enseguida se dirigió al verdugo diciérrdc¡te: ablandar a sus jueces. Simón sabía que no-sería así'
"Despache pronto". Cayó la cabeza, y Sarnson, como y ie apostó qr-re seguramente sería ajr-rsticiada. Cuan-
era costunrbre, la mostró alpueblo, mientras la mul- áo ilágó ta noticiá, la mujer de Simón debió pagar
322 L¡ Nevev usTerpesraoes [¿ Rrvouuc¡ó¡l FneNcesn [1793- 1794) 323
el aguardiente. El niño preguntó sobre qué había garon, "se teme por su vida" - Finalmente el gobier-
sido la apuesta, pero no se lo dijeron. ño resolvió enviár a un médico, quien encontró al
Por lo demás, cada vez [o trataban peor Se bur- niño en muy mal estado. Lo llevaron entonces a
laban de é1, le tiraban en la cara el humo de los tomar aire en una terraza de la torre, pero estaba
cigarrillos, y cuando estaban bonachos se lo anoja- tan débil que hubieron de trasladarlo a cuestas'
ban uno al otro como si fuese una petota. Un día Cuando contempló el cielo azul, que hacía tanto
Simón [e ordenó que le lavara los pies en una pa- tiempo no veía, y escuchó el canto de los páiaros,
langana. E[ niño, amedrentado, dejó caer la toalla se llenó de alegríá, y mostró interés por mejorar' Su
en una estufa encendida; Simón [e dio un terrible hermana, Maiía Teresa, que estaba aún detenida
puntapié, luego le pegó, y lo maldijo a é1, a su pa- en la torre, en un cuarto cercano al de é[, banun-
dre y a su madre. Otra vez, sentado en la mesa, le tando los sufrimientos de su hermano, pidió permi-
mandó que cantara canciones revolucionarias y obs- so pam cuidarlo. De ningún modo, le dijeron' Como
cenas. El niño se negó, y é[, tomándole delpeto, le no era poca ta gente que mostraba compasión por
dijo: "iVíbora maldita, tengo ganas de estrellarte el estaáo clel niño, se inventó que algunos monár-
contra la pared!" Su madre le había enseñado a quicos estaban haciendo negociaciones con Rusia,
rezar. Un día se levantó de noche, se arrodilló, y Áuskia y Prusia, para hacer a Luis Capeto rey de
oró. Simón se despertó, y le tiró agua fría por la Polonia. Tambiánse dijo que sería entregado a los
cabeza: "Yo te enseñaré arezat Paternosters, y le- católicos rebeldes de la Vendée, que habían recla-
vantarte de noche como un trapense", le gritó, mado su libertad. Por esos días llamaron a otro mé-
mientras le golpeaba con sus zapatos claveteados. dico, un famoso cirujano, que luego relataría: "Ha-
Desde ese día el niño quedó como indiferente, ya Ité ai niño en un estado tan lamentable, que ensegui-
nada le importaba, dejaba que hiciesen con é[ lo da rogué me asociaran urgentemente otro médico,
que quisieran. Encenado como una fiera, vivía de para no cargar solo con [a responsabiliclad"' El mis-
noche sin luz y con poco aire de día. mo niño t"ntía que estaba próximo a la muerte,
pero no salió de sus labios ni una palabra de queja'
El cautiverio duró dos años. Cuando el régimen
Én cierta ocasión, lo llamó al médico, lo tomó de la
del Terror fue derribado, muchos exigieron. al go-
mano y le dijo al oÍdo que no hablara tan alto, pues
bierno que declarase cómo se encontraba el niño. arriba podrían oír que él estat¡a enfermo, y ello los
Se lo halló quebrantado en el espíritu y en el cuer-
afligiría. Al ¡:areceE creía que su madre, su herma-
po. Un día los guardianes avisaron a la Comisión
nu ! tu tía Isabel, estaban aún ert elTemple'
del Bien Público: "El joven Capeto se encuentra
mal". Horas más adelante insistieron: "Eljoven Ca- El médico [ogró, por fin, que lo pusiesen en un
peto está peligrosamente enfermo". Más aún, agre- cuado donde fráUiaiu, y aire, y lo confiasen a un
enfer¡rre.ro. Ya era tarde. El úttirno que lo cuidó era
324 L¡ Neve v t.¡s Te¡qprsrao¿s L¡ Revor-uc¡óN Fnnxcesn [1 793- 179+1 325
más humano, y hasta rezaba. Un día elniño [e tomó IV. La lglesia baio el Terror
la mano, la apretó sobre sus labios, y levantando su
mirada al cielo dijo: "iQué linda nrúsica!".Nadie es-
taba tocando música. "áDe dónde oyes la música?" En los años L793'L794, que son los que ahora
"De arriba". "iDesde cuándo?". "Desde que tú re- ,ro*.upan, [a per§ecución se volvió más feroz' si
zas; ino la has oído? Escucha nomás". Y agregó: cabe. Recorde¡nos lo que nos decía el padre Eamrel
"Entre todas las voces he reconocido la de mi ma- u."r.u del doble ob¡eiivo de la Revolución: la Co-
dre". Tras decir esto, levantó los ojos a lo alto. Ha- rona y la lglesia-
bía muerto. Lo pusieron en un ataúd y clavaron el
Si bien el principal propósito fue la lglesia' -ya
cajón. Su hermana, que se encontraba tan cerca, que se lle-
hemos considáradoias ácciones siniestras
no barruntó lo que significaban esos martillazos. Fue, rey, la reina, algunos parien-
varon a cabo conha el
también é[, llevado al cernenterio de Santa Marga- pareció
rita y colocado en una fumba común.
i* á"Lr"g y los hijos ¿e la reina. Pero les
a los que vivían' La
;;.; .orá ii*itunu con deshuir ultrajar también a sus
Junto con la noticia de [a muerte, se propagó el áir,á*i.u del odio los llevó a
en los seprllcros reales
rumor de que e[ niño en verdad no había muerto, antecesores, que reposaban
que en e[ ataúd que se sacó del Temple, iba otro de Saint-Denis. El i0
de agosto de 1793, [a Con-
muchacho. En el siglo XIX aparecería una serie de venciónordenóquesedestruyesendichossepul.
supuestos "hijos de Luis XV[". Sea lo que fuere, no cfos. saint-Denis ára para Francia lo que la abadía
bien se supo la muerte de Luis XVII, el conde de de Westminster para Inglaterra, el lugar de-entierro
de los monarcas y varones preclaros. Allí reposa-
j
Provenza, hermano de [.uis XVI, gu€ estaba en el
üun torr"yes del linale de los Merovingios: Pipino
el
extranjero, asumió como sucesor, tomando el nom-
bre de Luis XVIII. B;;"; y tu*UiOn su giorioso hÜ9, Carlomagno; igual-
rnente los reyes de [a dinastíade los Capetos'
Entre
jruna"r, qu" allí descansaban se encontraba el
ioi
abá quien había construido aquel magnífi-
Suger,'cln
;;;ñt". el plomo de sus féretros se debía
uhoru findir balas para el combate revolucionario.
Lá, nuuros vándatbs rompieron primero la magní-
l.o rut:u de bronce, .ega[o de Carlomagno; luego
destruyeron a martittazós las estatuas medievales;
finalmlnte quebraron los sarcófagol' A continua-
ción pasaron al mausoleo de los Borbones' donde
comenzaron violando [a tumba de Enrique IV; su
326 L¡ Nevev usTeupesrnpes l-¿ Rrvor-uc¡Ó¡r Fnnncesa [1 793-17941 327
cadáver fue colocado sobre e[ suelo; un soldado le tesy especialmente de los refractarios"' el interro-
..aL iápondió iú y ilanamente que se trataba
de
cortó un rizo delbigote, mienhas decía: "Desde ahora
será esto miperilla", g frjó elr'vo en su labio inferior; Y;;; ;;;:ilú;;. Óo*o el juez insistió buscando
luego se lo mandó anojar en la gran fosa cavada en saber"'lo que entiende por persecución"' el sacer-
.bbiar án.contra de la religión
el llamado Cementerio de los Valois, y cubrirlo con aot.-r*rpon¿io que
pregun-
cal para que se deskuyese a la brevedad. A conti- ;;&;;-apostólica y romana"' Cuando le
capellán det
nuación se pasó a los féretros de los demás reyes: taron; páat" iáigíuuu-Langellerie' juramento
Luis X[, Luis XIil y Luis XIV Todos aquellos cadáve- ó;;Ü de Angerl, pot quá el sin vacilar:cívico "se
res, con los de María de Medici, Ana de Austria, afectó a su concün.iu, él respondió
[a
María Teresa, esposa de Luis XIV V el deldelfín Luis, trataba ¿u uptoUu, pot mud-io de un iuramento
de Je-
su hijo, fueron arrojados a la fosa de cal; lo mismo ii"ptUfiia francása, Qu9 destruyó la religión
que Luis XV Los vasos que encerraban los corazo- sucristo, que es el Dios de mi corazón"'
nes de aquellos príncipes y princesas fueron fundi- a partir
A lo largo de estos años revolucionarios'
dos en el mismo cementerio y transformados tam- según lo
bién en balas. Gracias a Dios, el sarcófago de San
deL789,tut p*t á.*tion"t fueron varias'
primera concretó en la
hemos ido señalándo' La se
Luis estaba vacío. ae lo¡ bienes del clero' La
**io"ufización y venta
;.s-;;á;, en la c-onsritución civil del clero, con
sus
Como se ve, etodio a Ia monarquía fue realmen-
te visceral y devastador. Pero, como acabamos de La tercera' en la supre-
gravísimas consecuencias'
por etapas
recordarlo, elataque principalse dirigió a [a Iglesia ilO" á" las órdenes religiosas, realizada
y a sus representantes. Los católicos entendieron ;;;"-17g o y 77g2.La cuarta, en la recircunscripción
1791v !792'
perfectamente que de [o que se trataba era de una de las pu*oq*iuiifáuuAu u 9!o entre
de tas ya existen-
auténtica persecución. Ello se advierte, señala de qu" ffág¿ a iuprimir hasta4'000
Viguerie, por lo que revelan sus respectivas confe- empleadas contra los
tes. La quirrta,'et tuu medidas
de los refractarios
siones de Íe. La República era para los buenos ca- ;;;"td.ies fieies, 1a pr,scripción La sex-
tólicos de aquellos tiempos un régimen odioso, so- y Iu .u*paRa en favor de las abdicaciones'
séptima' en la
bre todo por el propósito que manifestaba de des- t,-"n lu'.luusuia á" lut iglesias' L-a
de que ha-
truir la relÍgión. Un sacerdote llanrado Noé[ Pinot, sustitución del domingo por el decodi'
en ocasión de referirse ante el tribunal a la religión r
I
blaremos ú c¡ctava y última' hasta aho-
cristiana, la calificó de "la única verdadera, que us-
I
j
"nr"guidu' delmatrlmonio, mediante el
;;,--u| tu r".ulu?üación
de estos
tedes pretenden destruir". En otra ocasión, t¡rerien- I airár,rio y el Áatrimonio civil' El conjunto
mortal contra la Cris-
do conocer eljurado ante el que ftre llevado el pa- aterrtados resultó un ariete
de descristianiza-
dre Frangois-L.ouis Chartier, vicario de Seurdre, "su tiandad, instauránc{ose un sistema
señala de
opinión personal sobre [a extinción de los sacerdo- ción c.oher"nüv-i"álmente eficaz. como
Á
328 Lq Nnvli v ns Trupesrnors La Rrvolsc¡ó¡¡ FnnNcrse [1793- 1794]
329
Viguerie, hablando ciertamente en general, ya no dos los sacerdotes "en un estado de sospecha
le-
había sacerdotes, ya no había iglesias, ya no había testigos declara-
sacramentos, ya no había domingos. Lo que que-
;;i,. E" adelante bastaba que dos para que
sen que un sacerdote era no-juramentado,
daba era todo clandestino. sacerdote' y si
estuviera suleto a la pena capital' Ser
se tratabu á* un laico, ser iimptemente conocido
Sin embargo Io acontecido en los años L793 y
t794 sería aún más preocupante, si cabe. El régi- como católico practicante, bastaba p-ara ser califica-
men de semitolerancia que había predominado hasta á" .á*o "sospechoso de fanatismo", y ya se sabía
entonces, dej6 su lugar a una persecución mucho lo que significaba dicha Palabra'
más virulenta, que com enz6 en el otoño de 7793 y las
La persecución religiosa no fue igual.en todas
persistió hasta julio de L794, una persecución no tánto en contenido como en
regiorr,es de Francia
ordenada formalmente por la ley, pero sí permitida in[unti¿ud. Dependió de los lugarqs.V-qq los mo-
y hasta fomentada por el poder público.
mentos. En ociubre y noviembre del 93 las cosas
que
Es cierto que el artículo séptimo de la nueva De- llegaron a mayores, tanto qug algulos pensaro!
claración de derechos, que encabeza la Constitu- se-estabayendodemasiadoadetante.Elmismo
ción del Año [, como se llamó la del año 1793, afir- Robespierre señaló que había que.tener cuidado
medio de "desper-
maba que "el libre ejercicio de los cultos no podía vu á"áfu violencia em el mejor
ser prohibido". Pero desde hacía tiempo mediaba g
tar e[ fanatismd" QU€ "los sacerdotes dirían du-
un abismo entre los enuncíados y su aplicación. Así rante más tiempo-la'misa si se les impedía que [a
e[ general Henriot, comandante militar de París, sa- dijerarr", lográndose de este modo quq la ley se sua-
liéndose quizás del marco de sus atribuciones, no ;¿;; .on-toAo se ntantuvo un artículo que permi-
tía las interpretaciones más peligrosas'
ya qY,e la ley
fuvo empacho en prohibir las ceremonias religiosas
fuera de las iglesias e incluso "todo ceremonialofen- se reservaüa el derecho de endurecerse "contra
sivo para cualquier hombre que piense". La Con- quienes intentaran abusar del pretexto..de.la.reli-
vención, si bien con algunas reticencias, hizo suya la giónparacomprometerlac.ausade[alibertad',.4
medida, y en cierto modo fue más allá, ordenando fin"r áe 17g3 y comienzos del próximo año.la per-
se reánud ó,y yano cesaría hasta
julio' Fue
la destrucción de "todas las enseñas religiosas que secución
se hallen en las carreteras, plazas y lugares públi- i;¿;;¿" clel G¡nn Terron en la que el mismo Robes-
cos". El 23 de noviembre de 1793 se dispuso el pierre, que antes pareció inclinarse a mitigar la ley'
cambio de destino de todos los edificios de culto, áio .r.n'po libre ulor perseguidores. Muchos sacer-
siempre, por supuesto, err nc-¡mbre de la libertad e clotes subieron así a la guillotina'
igualdad. Pero lo más grave fue la promulgación de provincias fue llevada ade-
Lapersecución en las
.,Representantes en misión",
una serie de decretos pr>r lc¡s cuales se ponía a to-
tu.,üpo, los [árnados
330 La Nnve Y ms Teupesreoss La Rrvouwóx Fnn¡rces ¡ lL7 93-779 41 3s1
que si bien habían sido enviados por la autoridad Lo mismo pasó en el campo de la enseñanza, bajo
central con fines políticos, en los hechos la mayor el presupuásto de "que el niño pertenece a la na-
parte de ellos se mostraron encarnizados enemigos ción antes que a sus ¡-radres"; tos 116 colegios que
de [a fe católica. En toda Francia se reiteraron las dirigían los Herrnanos de La Salle fueron cerrados.
mismas medidas de persectrción. Se ve que regía
un cronograma establecido desde elcentro delpo- Se quiso ir aún más allá, tratándose de borrar
las hue[las que a lo largo de los siglos había ido de-
der político. Los excesos fueron increíbles. Recor-
jando el criitianismo en las costumbres de la vida
demos sólo a uno de esos verdugos, un tal Albitte,
quien gustaba añadir la burla a la ferocidad, obli- ir.nc"sa. Se cambiaron, por ejemplq los nornbres
gando a los sacerdotes a seguir una sacrílega proce- de las plazas, calles o personas' que aludían a figu-
ras o hechos del cristianismo. fuimismo atacaron con
sión en [a que un asno, ataviado con hábitos episco-
pales, [evaba reliquias sobre el [omo. especialsaña muchos templos donde se conserva-
ban recuerdos prestigiosos del pasado cristiano,los
Como bien observa Daniel-Rops, el terror que destruyeron o los mutilaron. En su magnífico libro
se empleó conka la Iglesia en Francia lo que busca- Le uaÁdslisme de lo Rásolutíon, FranEois Souchal
ba por sobre todo era simple y llanamente [a elimi- ha demostrado fehacientemente cómo se devastó
nación delsacerdocio. lratábase, por la persuasión gran parte del tesoro artístico nacional sin más ra-
o [a amen aza, de que los sacerdotes se viesen foza- áón qr.r" elpeor de los sectarismos. Muchos grandes
dos a devolver sus "credenciales de sacerdocid', monásterios fueron derribados, com o Notre-Dame
renegando oficialmente de su estado. La operación de Montmartre, y sobre todo la gran abadía de
fue emprendida por doquier y dio lugar a escenas Cluny, obra maestra de la Orden de San Benito,
lamentables. El mismo Albitte, bajo quien se había .uyu dn*olición fue iniciada entonces; el espléndi-
organizado la procesión del asno-obispo, se enor- do campanario, casi lo único que queda en pie,
gullecía de haber inrpulsado a 322 sacerdotes a mueska elsalvajismo que implicó dicha deskucción'
abandonar su estado. Más aún, procuraba que se En Tours, la venerable basílica de San Martín, tras
llevase la apostasía hasta lograr que conkajeran haber servido de caballetiza, fue adquirida por un
matrimonio, no pocas veces en circunstancias bur- fanático que la hizo saltar el día de la fiesta del san-
lescas y cómicas, to. La Sainte-Chapelle, "propiedad naciortal en ven-
Asimismo se acabó de destruir todas las organi- ta", como se la calificó, estuvo a punto de ser de-
zaciones que dependían de [a lglesia. Las obras hos- rruida. L.a catedral de Notre-Dame quedó converti-
pitalarias, de las que habían sido expulsados los re- da en almacán de vinos requisados. Saint-Denis, no
ligiosos que de ellas se encargaban, hubieron de sólo soportó la destrucción de las tumbas de los re-
cerrar sus puertas o vegetar en estado lamentable. yes, sino que hasta se pensó en tirar abajo la iglesia
ábacial. En casi tc¡cla Francia fueron mutiladas las
332 Le Nnve y r.cs Tepeesrnoes Le R¡vouuc¡óN Fnn¡'rcesn [ 1793- L7941 333
estatuas, cuya sola presencia ofendÍa los ojos de los cial, no de manos delpárroco sino de un sacristán,
ciudadanos "liberados"; casi no hay fachada de ca- se traslad' ala Asamblea para presentarles a su
tedral que no ostente las huellas de semejante bar- mujer. El diputado Bezard aprovectró la ocasión para
barie. Los tesoros de los que pudieron apoderarse u*¡ionur ante la Cámara las ventajas de estos matri-
-numerosos piezas fueron escondidas, como la es- Áánios. "Cuando los curas tengan sus mujeres, los
pléndida estatua de oro de Saint-Foy, en Conques- confesonarios sólo van a servir para hacer garitas";
quedaron destruidos. Los objetos preciosos fueron el matrimonio "desfanatizatáal clero", lo que en su
fundidos, y ello a veces en medio de manifestacio- lenguaje quería decir que lo "descristianizará"' Por
nes delirantes, donde los convencionales daban el lo denrás, quienes daban el paso a[ matrimonio no
ejemplo pisoteando custodias, cáices y relicarios. Fue lo hacían a escondidas sino que a veces hasta llega-
el padre Grégoire quien inventó el neologismo de ban a anunciar lafe\iznueva desde lo alto del púlpi-
"vandalismo", en un inforrne elevado a la-Conven- to, acompañándola de presuntas justificaciones. Así
ción delAño ttl. el'párroio de Otivier, alterminar e[ rezo de las vís-
Fsta política anticristiana y de barbarie se expor- pu*., comunicó a los fieles la noticia de sus próxi-
tó a tos territorios que durante las guerras de ese mas bodas. "No hemos recibido [a virginidad para
tiempo fueron ocupados por las tropas revolucio- conservarla siempre. Esa flor tiene que dar sus fru-
narias. Así, cuando en 7792 tomaron Bruselas, y el tos. A las delicias de la primavera sigue la riqueza
Parlamento votó ta ano<ión de Bélgica a Franáia, del otoño. iPierre Dolivier confía plenamente en lle-
Ios políticos de París decidieron qué el nuevo go- gar a ser un buen esposo, un buen padre, un buen
bierno belga fuese republicano y anticatóli.o. En ái'.rdudunol iQué gran camino para llegar a ser un
España, aún hoy se habla de "la francesada,,, para buen cura!".
calificar la acción culturaldevastadora de ros ejérci- con frecuencia estos sacerdotes recién casados
tos franceses, cuando Ia invasión napoleónica. pretendían perrnanecer en sus puestos, eierciendo
to*o anteslas funciones de su ministerio, y si fuera
7, Los curas constttucionales factible, hatando de acceder a cargos de mayor dig-
nidad. Elpadre Chevallot, al casarse, se negó aaban-
donar el iresbiterio, afirmando que ni e[ obispo ni el
La política antirreligiosa produjo sus frutos, Du-
Departamento tenían derecho a destituirle y que, si
rante los últimos meses de 1792 y los primeros cle
L793, numerosos curas constitucionalás cornenza- se atrevían a hacerlo, "[o5 mandaría a la rnierda".
Poco después, la Convención dispuso que los.obis-
ron a casarse, así como también varios otlispos. El
pos que pusiesen otrstáculos al matrimonio de los
padre Aubert, vicario de la parroquia de Saint_
Marguerite de París, tras recibir la bendición nup_ t,-,rut ruriun deportados r: sustituidos' [-as cifras de
sacerdotes casados durante el período revoluciona-
334 L¡ NavE y r¡s Tew¡sreoes Ln Rrvoluc¡óu Fne¡rcesn [1 793- 17941 335
rio varían de 7.000 a 12.000. Aun tom¿rndo la cifra de campo. Quédese tranquilo, señor ctlra; somos
menor, son muchísimos. y
trescientos; nosotros designamos las cabezas, ellas
caen. Acerca de lo que usted habla, no es tiempo
Lograr que los sacerdotes se casaran fue uno de
los.proyectos privilegiados en [a política religiosa del todavía. Sólo tenga lá gente preparada; disponga a
. gobierno. En noviemb re sus paroquianoi-a ejeiutar las órdenes
que les se-
de lTgS la Coñención
decretó que todo sacerdote que contrajese matri- rán dadas en su momento".
monio, aun cuando fuese refractario, escaparía a la
Quedémonos en algunas de las figuras-que
se
deportación y a [a reclusión. se advierte elvlhemen- destacaron entre los cuias constitucionales. Uno de
te deseo d9 Oue ello se produjera en el mayor nú-
los más sobresalientes fue elpadre Henri Grégoire,
mero posible, perdonándoseles incluso elnó haber a quien llamarían "elpapa" de la lglesia co.nstitttcio-
prestado antes eljuramento. como señala Gaxotte,
"en la práctica se declara que la clave de Ia ciudada-
ni. Desd e élsepuede reconstruir lo que ll_egó a ser
ta tgtesia¡acobiná. Grégoire era pánoco de Lonaine.
nía republicana es no el republicanismo, sino el yaállí, en vísperas de [a Revolución, se mostró jan-
anticatolicismo; en la práctica se declara que lo que senistá y gatiiano militante, tratando de sublevar a
destruye-la lglesia hace al ciudadu'o rufublicano, ,,r, .oápáñeros en el sacerdocio conha la lglesia
aun a defecto de la obediencia a las leyesrepublica- del clero en los
nas. La descatolízaciín es la verdad ásencial cle la
l.tatqti.a. Elegido como diputadoque promovió la
f.t"¿o, Geneáles, fue uno de los
Revolución, es ella [a que hace al ciudadano,'. parte delbajo clero con el tetcer Esta-
unión de una
do, lo que permitiría a los revolucionarios transfor-
con frecuencia los curas constifucionales se des-
tacaron por su "celo invertido,'. Un padre muy co_ *ár tos fsfados en Asamblea constituyente. Pronto
nocido por su ardor contra los jacobinos, el padre lo nombraron secretario de laAsamblea, desde don-
Royou, se vio obligado a abandonar parís paá hui, Je hizo nacer la leyenda de la Bastilla. Cuando se
de sus perseguidores. Erró de pueblo pueblo, o.p-* la Constifución Civit del Clero, se adelantó
"n quu,
hasta que por fin retornó a paiís. Allí .onió u.u, colegas para prestar eljuramento. Lo hizo con
durante su recorridq en general los sacerdotes lo una restrñción mental: "La Asamblea no exige urt
habían protegido; sólo en uno de ellos notó algo asentimiento interior; noiuzga las conciencias"'
raro y sintió temor. Aprovectlando que ese padre Apesardesusesfuezosproselitistos,Vdesucíni.
salió por un mornento de la casa, entió en su cuar- que-
ca afiimación cle que nunca Ia Asamblea había
to y encontró sobre la mesa una carta a él clirigida
rido atentar contr'á laierarquía y la autoridad espiri-
donde se decía: "Su carta, mi querido amigo] nu
fual del jefe dela lglesia, no fueron tantos los sacer-
sido leída en presencia de todo eiCluU. juntaron al primer rebaño
eu.ju*o, dot", y iot obispos que se
sorprendidos de encontrar tanta firosofía en un cura juradores entre
de la lglesia jacobiná. Sólo hubo 89
336 L¿ Nevev us Te¡qpssraoes
L¡ Rwor-uclóx Fnnncesn [ 1793- 1794] 337
de
por elección, he sido delegado por el pueblo para guo modelo, el barón d'Holbach, una secta
muy opuesta
ser obispo; pero no es de él ni de ustedes que yo he ñraterialismo apasionado y virulento'
recibido mi misión. Consentí en llevar el peio del á cualquier restáuración r"iigiosa después
dela des-
fue co-
episcopado en un tiempo en que estaba rodeado cristianización violenta del Áño II, Grégoire
gran i.nft*en-
de espinas. Se me atormentó para que lo aceptara, áensal ordinario de esos hombres de
se me atormentd hoy para forzarme a una abdica_ ;ñ;lfti." que formaban, según la fórmula cle Grim
ción que no se me arrancará jamás, Obrando se- ;iit.ittugogas de la lglesia filosófica"
gún los principios sagrados que me son queridos, período de
he decidido hacer el bien en mi diócesis; p"r*anur- Años más adelante, ya durante el
en el asunto Áe las negociaciones de [a
co en ella para seguir haciéndolo. lnvocola libertad Napoleón,
-sintu
gran corso, que culminarían en el
de cultos". Como bien observa Dumont, esta de- sede con el
icanismo
claración no deja de contener afirmaciones err6- ó;ñ;á uto, Gregóire, deud oi aún d el gal
neas, por ejemplo al afirmar que cuando aceptó el qrá átioÚr"ri*it , trataría de disuadir a Bonaparte
cargo estuvo rodeado de espinas. Lo mismo alde-
", con Roma. cuando en 1797 las tropas re-
á"tátu, sie-
cir: "Decidí hacer elbien en mi diócesis,'; ya lo he- ,otu.i"narias derrotaron a las tropas pontificias,
estaba
mosv[sto por la pésima pastoralde sus vicarios ge- te obispo, .onriit rcionales, a cuya cabeza
ótágoi*, pidieron a sus párrocgs que hicielel can-
nerales, a más de haber pernanecido tres años!¡n de Grégoire
poner los pies en su sede episcopal. tar rin Te Deum. Elsueño de los hombres
;;;;;;-la Roma ocupada' con et pap..a fugitivo'
Por lo demás, cuando se dirige a los miembros ü, ti.p"i revolucionariai hiciesen elegir'su" papa,
de la Convención, la descristianización violenta ya un papa .orno ellos, C¡-r1lrabían sido designados
se había abatido sobre su diócesis: destrucción áe "p., eiclero y el pueblo" ElPapa no sería' práctica-
otro'
cruces, estatuas y capillas, iglesias convertidas en mente, sino un obispo local, como cualquier
galicung'
l
J
igl.tiu. Por ejemplo Claudio Fauchet' uno de los
anücrístianos lo seguían rodeando. El*papa,, de Blois en cara
I
Jbiupo, juramenlados, a quien se le echó
fraternizaba en elsalón def "filósofo,,-HLlvetius, un
una cartu puttoiál que envió a su clero contra
el
hombre más escandaloso que el deísta Robespierre. que fue lleva-
*utti*onib de los sácerdotes, por lo
En la secta "holbáquica", así llamada por sü anti-
340 L¡ Nave y r¿s Tr¡qprsrnoes 341
t¡ RsvorucrÓ¡r Fn¡¡'rcrs¡ [ 1'793-
17941
a prestarlo con
do ante los tribunales, considerándoselo un apósta- constitucional, de Brienne se avino
ta de la causa revolucionaria. Alfinalacabó en pri-
sran pompa tI ;i;d;J' El prestigio deljuramentq
cardenal-
sión. El conde Beugnot, eü€ estuvo con él algún "n
atzobispo hizo quá mucftu guntá
a¡isüem al
tiempo en la cárcel,lefieire: "El obispado de Cal]va- J J cismi a casi todos los pánocos
e incluso u*art
dos le había curado de las ideas que expresó en el de la ciudad d" il;t
a sus vicarios' asi como a.los
encabezados por su rector'
"Círculo social"; al fin volvió a ser un sincero sacei-
dote. En un instante en que los hombres ya no sien-
;;;f-;;;;; áa t"*i"áio, VI: "N9 se ptrede expresar
tiá. tutAe diría áe élPío
ten necesídad de engañar, expresó su firme fe y arre-
ioáo nr malque causó su ejemPlo"'
gló su conducta a sus principios [...J Cada díareza-
[a Revolución' con
ba con fervor su breviario, leía la Sagrada Escritura, De Brienne se habíapasado a
presidir et Club de los
y recitaba en alta voz un capítulo de la Imitación de arrnas y bagaies, ii"g*b9 a
el bonete rojo en la
Cristo. ElApocalipsis era el libro de la Biblia que leía Jacobino, nn S"Jrt;ii f,".f" "ion
é1, como tantos
de mejor gana. Afirmaba que San Juan, en la isla cabezd, .tnt"nor áá un año después,
el abandono vo-
de Patmos, había previsto exactamente la Revolu- ;*;;;"un.i.uu un carta al clero justifi-
ción francesa, y confesaba que ésta no había sido luntario de su sacerdocio' con unaPretendidapor sus
da su vida
fácil de entender hasta la toma de la Bastilla; pero cación. "El buen p*tot -escribió-
sus cuidados; si
desde entonces su inteligencia resultaba espontá- ;;;i;:
Si etlas r"hu*un, les prodiga
f;;;üu¡i por su felicidad'
'»uunuAo de todo espíritu de i'ot*
neamente. Fauchet hallaba en elApocalipsis el ori- ya no lo lluman]
interés, pelrnanec€ en
gen, progresos y triunfos de los jacobinos, el go-
no lo es' lo aban-
bierno de Robespierre, los anegamientos de Canier su puesto, *iu',iiuiá i*tit; cuando
a la Ley' sigue
t...1 A menudo hacía tan oportunos paralelos y los dona, y siempr. iiut a la Nación v
de lós que deja de ser
explicaba con fuego". siendo el hermano y el amigg
generaldel De-
e[ pastor". L";;l;üiá ur-consejo
todas las funcio-
Una persona particularmente nef'asta en esta ga- partamento ,uián-unIia formal "a
leríade obispos felones fue Loménie de Brienne, iar- respecto de la cual
nes eclesiásticas"' Una renuncia
I
en cam-
los Pirineos' o bien
Ref iriéndose a sem ej ante d ecisión escribe
Joseph alturas de los Alpes o de quedarse
Perrin: "Este escándaró, estailando en medio
áL un pos cubiertos d;;¿;' Otrgs prefirieron
t"
clero ya vacilante, repercutió hasta los confinás en el país, urrorttunáá inna*Lros.peligr"::ltl,
de secretá qu;' especial-
Ia des.graciada diócesis de sens. Las
apñurr,*i""- fue traman¿o,nu rásistencia án toda Fran-
ron allí más numerosas que en cuatquier;t ;;ro_ mente en los anoi áet Terrol' Persistiría
vincia eclesiástica, cavando, en eiluslr a*.áJáuu- p"'it' Ñii;itttll;uguutttaderos"
cia, sobre todo
los sacerdoies fieles' o "
"" les
cerdote caídq un abismo donde ,"íban u pá.ipi_ oue brindaban;;iü; " en lugares
tar fe y las costumbres de ros puebror". Áná,
!a á"r- :il.;#ü;(;ibiiü¿ dá 'auu'9' el culto de este modo
quir, en 1896, el mismo autor agregó: ,,huaáo un mas o menos rt'oulü;"ttryéndose
siglo, el Departamento de yonne se resiente u"taadera red clandestina'
este inmenso desashe, g allí se pueden uotr"ii
aún de
"* al extranjero por
Volviendo a los que huyeton uxpy§u13 O"
oropia decisiói o t Lt
contrar, en los amplios espaciós de irreligión que
"n_ q'-rá fuerol
ensombrecen su territorio, los estigmas dá revolucionarios, sglale-
hs áe_
fecciones sacerdotales". Aún hoy eslos .,espaciásde #ffi";;;;;á" tos decretos fot--unao una lglesiá fran-
irreligión" -B mos que a" rt"liá"t*ul'"
son bien advertibles. una a"iur-r*u, ;;;;;;a**"¿1Sff1:l"H+:ü1',&::iq:li:
menos religiosas de Francia, pudiendo de Br¡"nnu
ser considerado "la causa máJ importante
de la des- *"::Hffi"#,;#,"ññ i.i; i" ; ; I i én' q viel-Rops
cristianización del Departamentd', según to a unos 40'000 sacerdo-
ulir*u calcula qu" ulñu t" "f"u¿
un reciente historiador. no siempre fueron reci-
tesy religio.o']Éoiá"sgracia
oaricíaexigirlo- De
bidos como ru ."ri¿ua".ristiana el rey de
Alemania se podía esperar- qt.t"' estando
2, Los sacerdotes emigrados de Francia' ce-
Prusia un rint5Iil;il;;'ruotoios" no tanto el que
ffase la pue*I i"
t"t ettadgs' perq
guui"iu o algunos príncipes
lo hiciera" r"Jü"t á"
con motivo de los decretos persecutorios,largre-
revo-
sia fiel a Roma se encontraba hlgicamente
uáoruiu. católicos efp"tá*t, iuu pot temor al contagio
De ahí que numerosos sacerdotls creyeron
necesa_ Iucionarioquulosfrance'"'podíuntransmitir'queel
la entrada' En los
rio tomar distancia dirigiéndose al exil¡o. u nui¿"
Emperado, ftáUuLurgo les impidió
P""ii?;"ü ;; *Toio' ,t* recibióuna
fue a veces altamente dámática ya que I con afecto
abundaban Fstados apertu-
Pjo VI mostró
a los ,u.ur¿oiut t'ditütti
las amenazas en cuarquier recod-o alr .u*ino.
rtru- de
chos de los proscriptos conocieron penosas el ingreso a 5'0o0
aventu_ ra admir"bú;#;iii-a-naorut generosr-
ras antes de enconhar refugio en elextranjero.
invierno de LZ9Z-lTgB,quá fue particuraráente
En el l
;ñ. il rtpáá"ru acogida fue de exkema se vie-
proscriptos
cru- dad, ul punü'qt; rt;;"L"tdotut
de [a fe' De mane-
do, peiecieron decenas de aquátb, f;;iii;;r;;iu, ron allí trataJol como confesores
¿
344 L¿ Ner¡e y us Te¡¡pesrnoes
L¡ Revo¡-ucóu Fnn¡tcesn [ 1793- l7 941 345
d
giosas «le Valenciennes, guillotinadas también en I te jutramentado bautizase a sus hijos'
1794; los 191 mártires ejecutados en el antiguo
Como escribe Daniel-Rops: 'A pesar de todos
convento del Carmelo en 1792, y muchísimos más.
los esfue rzos delos descristianizadores, el catolicis-
348 [¡ Nn'ur v ¡¿s Tervprsraprs La Rrvor-uctóN Fnexccsn [1 793- 17941 349
mo no desapareció de Francia. [a vida profunda dos, de talsevicia que la gente dio a aquelencierro
de las almas, lejos de morir o debilitarse, se hizo por el nombre de "guiltotina seca", se vieron traslada-
el contrario rnás ardiente; como siempre ocune, la dos a tres barcos que habían servido para [a trata
persecución operaba una renovación. A lo largo del de negros; entregados a la brutalidad de quienes
hayecto por donde las fatalas canetas -[os "ataúdes formaban sus triputaciones, sufrieron espantosas
de vivos", se las llamaba* conducíán a los condena- epidemias qüe los diezmaron.
dos, hallábanse siempre sacerdotes que les daban a
escondidas la absolución". Ya nos hemos referido a madame Isabel, la her-
mana de Luis XVI, asesinad a en 1794. Durante su
Cuando pensamos en esos momentos no pode- cautiverio en la Conserjería no dejó de dar áhimo a
mos dejar de recordar el hágico camino que lleva- sus acompañantes en términos sublimes. A una
ba a los condenados hasta la guillotina. Tras su via- madre que lloraba porque su hijo moriría con ella,
je, a veces lentq en las carretas, al llegar al lugar de la consoló así: "iVas a encontrar la felicidad del cielo
la ejecución eran sentados muy cerca del cadalsq; y quieres que tu hijo se quede en la tierra!"- Alu-
allí esperaban su turno, mienhas oían elruido de [a diendo a los que iban a llevarla a la muerte, decía
cuchilla triangular al caer. Y luego el gesto delver- senctllamente: "Todos estos hombres están ofusca-
dugo que, tomando la cabeza con [a rnano, Ia mos- dos; preferiría su conversión a su castigo". La ora-
traba a la muchedumbre, antes de anojarla en el ción que escribió en la cárcelpara aceptar la volun-
cesto. Pero hubo otros tipos de muerte, aún más tad de Dios es realmente digna de toda admiración.
terribles, por ejemplo con motivo de la represión Subió al cadalso rezand o el De profundis.
del levantamiento de la Vendée. Particularmente
crueles fueron las anegaciones de Nantes, cuando Recordemos particularmente a las 16 carmelitas
desde barcas abarrotadas de cautivos se arrojaba a de Compiégne, de las que hablamos hace poco,
los mártires al fondo del río Loire, "torrente que murieron el L7 de julio de 7794, en vísperas
excelentemente revolucionario", como decÍa e[ sal- de la caída de Robespierre. Se las acusó de habár-
vaje representante Carrier. En Lyon y en otros lu- seles encontrado varias cartas comprometedoras en
gares hubo fusilamientos en masa. El episodio de el monasterio, especialmente una, donde se habla-
ba de la miseria que habían provocado las nuevas
l
4
que arrestados en el norte y el este de Francia, así I
po intruso Gobel se atrevía a visitar sus rnonaste-
como en Bélgica, a partir de febrero de 7794, en rios. Era lasuperiora de las ursulinas de París quien
condiciones de promiscuidad y torrnentos reitera- había escrito aquella carta a la superiora de las car-
350 [.q tüw v r.qs TEpeesreprs
93'L?9 4) 351
Lc REvor-L,c¡ó¡¡ Fnexcesa ÍL7
sufrir elcalificativo de fanático y reaccionario, por lo su palacio para pedirle que se presentase en el Ayun-
que le quedaba de catolicismo. iTan grande es la tarniento á hi.iáru allí solemne abjuración de la reli-
diferencia*se preguntaban los impíos- entre los curas gión católÍca. Gobel se negó, declarando que no
antiguos y los nuevos? Cierto que éstos son elegi- ánconhaba elror alguno en su religión, y por Io tan-
dos por e[ pueblo y prestan el juramento debido, to se mantenía álla. "Haz lo que quieras -se le
pero, al fin de cuentas, ino enseñan los mismos do§-
"n
dijo-pero simañana no has abjurado, serán sacrifi-
mas que sus predecesores? iNo celebran la misma cados tú y tus compañeros"- Tras alguna discusión,
liturgia, en los mismos sitios, con idéntica solemni- [egaron a un acuerdo: se le admitió que norenega-
dad, con los mismos omarnentos? Más aún, ino seáxplícitamente de sus creencias, pero Gobel con-
había condenado a muerte elhibunal revoluciona- sintió en abdicar de sus funciones episcopales'
rio a varios curas juramentados, a uno por haber El día señalado se presentó en el Ayuntamiento
hablado mal de la Convención, a otro por afirmar
seguido de sus vicarios así como de un pequeño
que I uis Capeto había muerto como mártir, persis-
gtüpo de atemorizados sacerdotes' y comenzó a ha-
tiendo en cantar Domine, saluum fac regem, en lu-
blar así:
gar de Do mine, saluam fac republimm? Era preciso
demoler lo que quedaba. Fue otro modo de perse- Representantes del pueblo: Os ruego que es-
cución, menos sangrienta en muchos casos, pero cuchéis mi declaración. Yo pertenezco por mi n9-
altamente eficaz. Ya en Niévre, el representante Fo.,- cimiento al pueblo, y ya en mi juventud amé la
libertad y Ia i$aldad. Elegido por mis conciuda-
ché había ordenado a los curas constifucionales que
danos para la fuamblea constituyente, no aguar-
se casaran; asirnisrno les había prohibido que vistie-
dé la Declaración de los Derechos del Hombre
sen elhábito clericalfuera de las iglesias, etc. para reconocer la soberanía del pueblo ["'] La
iTriste destino para quienes optaron por defec- voluntad del pueblo ha sido slempre la suprema
cionaq, creyendo así poder eludir la persecución! pero, ley, y la sumiiión a su votuntad mi primera ob!i-
gá.ián. Esta voluntad popular me elevó a la sil[a
como se acaba de ver, no toda la Iglesia constitu-
ápiscopal de París' Mi conciencia me dice que no
cional capituló. Lo que dividió sus aguas fue el in-
engañá al pueblo al obedecerle. Aproveché la in-
tento del Gobierno para que el clero renunciase al fluáncia que sobre e[ ¡rueblo me daba mi posi-
sacerdocio. Varios cedieron por debilidad, por te- t
I ción para acrecentar su amor a la libertad e igual-
mor, por interés, abandonando sus funciones e in- dad. Pero hoy, cuando está próximo el fin de la
cluso repudiando su misma ordenación; otros no se Revolución; hoy, cuando Ia libertad avanza con
J
avinieron a dar semejante paso. Veamos algunos I
paso firme; hoy, cuando todas las voces se unen;
casos. Ante todo eldel monseñor Gobel, caráenal- i,oy no ha de haber otro culto nacional sino el de
arzobispo constitucionalde París. El 6 de noviembre ta iibertad e igualdad; hoy, por tanto, deporigo
de 1793 una delegación de representantes entró en rni influencia como clérigo católico ["'l El pue-
355
354 Le lüvev usTr¡qpesrnoes L¡ Rrvour-rctóx Fnn¡¡crsn Í17 93-L7 9 41
blo me eligió, el pueblo rne despide; es la suerte Gobel. Entre ellos Tornas Lindet, obispo de Evreux,
de un doméstico a las órdenes de su dueño [...] el primer obispo que contrajo matrimonio. sólo cre-
Mis Vicarios se adhieren a mi declaración. Depo- yó.onu"nienie advertir a sus "amigos" que.el aban-
nemos sobre esta mesa el nombramiento de sa- áono de la sede podría dejar un vacío en el pueblo,
cerdotes; ojalá que este ejemplo apoye el imperio ya que no se s"guirian celebrando las fiestas litúrgicas;
de Ia libertad e igualdad. iViva [a República!. át pl"Uto qu"tíu fiestas, les señaló, y la Convención
Al día siguiente, ante la Convención, se dejó deberá upi"rur.rse en introducir fiestas pahióticas
poner elbonete rojo. Lo que hizo decir a[ presiden- qu" pu"dan suplir las viejascelebraciones católicas.
te de la fuamblea: "TLas la abjuración que acaba de Áoimir*o monseñor Leandro Gay-Vernon, obispo
hacerse, el obispo de París es un ente razonable". .ánriit r.ional de Limoges, quien afirmó que sólo
Gobel depositó asimismo sobre la mesa su cruz h;bá aceptado el episJopado para contribuir a la
pectoral y su anillo. Varias voces pidieron que el difusión ¿L las luces. Monseñor l-alande, obispo del
Presidente le diera el beso fraternal. fuí to hizo. No Departamento de Meurthe, aceptó fácilmente la in-
abraeaba al obispo sino a Gobel, aclaró, alhombre, vitáción; ahora se había vuelto un deber pap !9d"
al ciudadano. El ser racional Gobel salió entonces eclesiást'ico deponer su cargo, dijo; así lo haría él; en
de la sala en medio de los aplausos de [a galería. La adelante sólo ie atendría a los dogmas que se hallan
Cámara acordó que el día de esta declaración se en el gran libro de la Naturalezay dela Razón'
había de llamar "Día de la Razórf'. En realidad Gobel
A estos obispos los siguieron algunos sacerdotes.
obró por miedo. Pronto tendría ocasión de arre- Así et párroco áe Vaugirárd, en Farís, quiel declaró:
pentirse amargamente de su cobardía. ,.Me
he separado de los prejuicios que el fanatismo
Una reacción diferente ante una exhortación se- había inspiraao a mi corazón y espíritu, y. devuelvo
mejante fue la de monseñor Grégoire, obispo de mi nombiamiento de sacerdote'. El Presidente Laloi
Blois. También a él la Convención se dirigió para admitió con agradecimiento dichadeclaración y otms
que diera un paso similar al de Gobel. Negóse a ello y
del mismo tenor; iluskados por la razón desafian-
de manera tajante, V €fl talforma, gü€ nadie se ake- do los prejuicios, señaló, aquellosseñores dimitentes
vió a insistir. Fue entonces cuando dijo aquella frase se habían levaniado a las alturas de Ia Revolución,
que transcribimos anteriormente : "Católico por con- en que los aguardaba la Filosofía, y se-habían acer-
vicción y por sentimientos, sacerdote por elección, cadá a la felicidad. A los habitantes de París, agregó,
he sido designado por el pueblo para ser obispo; les estaba reseruado dar a la República tan sublime
pero ni de élnide ustedes he recibido mimisión'. ;ñ;l; Desde París se debería comenzar a datar el
intole-
cuales se cantarán himnos a la patria, a la igualdad de dominación; [a misma rigidez y la misma
áe refundir al hombre y
y a la fraternidad de todos los hombres". Pronto un rancia; la misma ambición
humana con areglo a un
representante de AIbi, Mallarmé, pedía que los ha- Au *o¿.lar toda la vida
bitantes de'l'iculouse adorasen a la Revolución en ,ú; Ñ;oncebido. [-a nueva doctrina tendrá tam-
Ios siguientes términos: "A la creación de los siete bién'sus doctores, sus dogmas, sus fanáticos, sus
que
díá sigue Ia creación de la Constitución francesa [...] inquisidores y sus mártires. Hablará en igual tono
quien la
Ya no es una virgen pariendo sin dolor a un Hom- lur'precedentes, como legítima soberana a
bre-Dios, sino elpueblo siempre puro e incorrupti- ái.fuduru pertenece desde su nacimiento y conta la
pero difiere de
ble dando a luz a la libertad. Ya no estamos obliga- ;;á t"d" ietigión es crimen y locura.
dos a adorar a la kinidad heteróclita e incomprensi- las anteriores qr" se inr*pone en nombre de la
ble de los cristianos; lo que debemos incensár es la "n imponerse en nombre de Dios"'
t*i",-in u"rde pesardealgu- a
libertad, la igualdad, la fraternidad [...J" Los mlem- Ño, pur"ce un testimónio interesante'
bros detClub de Moulins así se comprometían: 'tJuro n*i*p,ucisionesyciertasconcesionesalrelativismo.
que nunca tendré otro templo fuera del de Ia Ra-
Tocqueville, por su parte, en su obra El
antiguo
zón, okos altares que los de la Patria, otros sacerdo-
tes que nudshos legisladores, otro culto que elde la
,¿siÁái y n niuolución, señaló que ta Revolución
francesa, a pesar de ser una revolución netamente
libertad, la igualdad, y la fraternidad". §e ve hasta
política, su áomportó a la manera de las religiones'
qué punto los hombres de la Revolución intenta-
porque, como .ilut, trató de abarcar la vida entera
ron sacralizar su política.
á"1 t ombre. Por lo demas, hlo pretensión
de univer-
Hipólito Táine, en su obra inconclus a Or.ígenes ,JiAu¿. La Declaración de los Derechos del Hombre
de Ia Francia modema, escribe: "En los alboies de ;; ;; limita sólo al "hombre francés" sino "al hom-
l7B9 existe la creencia de que se vlve en el siglo de ü..;, en sentido genérico' con lo que.logró encender
entonces'
las luces, en la edad de la rceón; de que ar¡tes el una pasión por á proselitismo QU€,. lasta
conocidas'
género humano estaba en la infancia; de que en la no habían tenido lás revoluciones políticas
actualidad ha llegado a la mayor edad. Al fin la ver-
dad se ha rnanifestado y por primera vezseva a ver y parodias
su reinado sobre [a tierra. Su derecho es supremo, l. Defecciones,clousurc¡s , blasfemias
puesto que es la verdad. Debe reinar sobre todos
ca-
porqlre es universal por nafuraleza. Por estas dos Primero había que destruir lo que restabade
la
creencias la filosofía del siglo XVII se parece a Lrna tolicismo. Sól; á"ipuat se podría imptementar
religión, al puritanisrno del XVII, al mahometismo del ,^,u"ru religión. Ásí,'en los ailos 7793
y 1794se lle-
Vll. Tiene el mismo ardor en la fe, en Ia esperanza, vóaclelanteunadescristianizaciónsistemáticaenCIr.
en el enfusiasmo; el mismo espíritr_r de propaganda y clenacleclararfuerade[aleyalDiosdeloscristia-
360 Le lürrrv tns Te¡uprsrnoes -L7 9 41 361
L-a Rrvouucró¡.¡ FnaNcnsa fL7 93
Reuolución, describe detalladamente el martirolo- quien declaró ante el Directorio del Departamento:
gio de las iglesias, de las catedrales, de los monaste- "Al abjurar del fanatismq he terminado con los pre-
rios, aparte de los edificios civiles como castillos y juicios, he roto los lazos que me unían a la esclavifud
palacios. Devastación en Francia y pillaje en los paí- de la tiranía sacerdotal". Por lo que se ve, los casos
ses ocupados por los ejércitos revolucionarios. Di- fueron abundantes, al punto que cierto comisiona-
gamos también acá que dicho vandalismo no fue do, para facilitar la tramitación, llegó a hacer ímpri-
obra de un grupo de energúmenos, sino fruto de mir un formulario en los siguientes términos: "E[ abajo
una decisión política del poder público en orden a firmante... ejerciendo eloficio de sacerdote desde el
cancelar los "signos" de'la antigua cosmovisión. año... bajo el título de... convencido de los enores
Tratóse de una empresa sistemática. cometidos por él durante largo tiempo, declara, en
Desafectadas las iglesias para el culto, quedaban presencia del ayuntamiento de... renunciar a ellos
los sacerdotes que las tenían a su cargo. Se acentuó para siempre, y declara igualmente renunciar, abdi-
entonces la campaña iniciada tiempo atrás en pro Ér y reconocer como falso, ilusorio y engañoso todo
de Ia defección del clero juramentado. En Abbeville pretendido carácter y función del sacerdocio ['..]"-
un sacerdote ya había abandonado el L" de octu- Varios prefirieron hacerlo adhiriendo a la nueva reli-
bre; el 3 de noviembre lo hicieron otros párrocos. gión deísta, como lo mueska la declaración de este
Uno de ellos señaló en su discurso de despedida su sacerdote: "Los he engañado, el Eterno no necesita
deseo de "demostrar con su ejemplo la inutilidad de nuestras ceremonias para ser objeto de adora-
reconocida de una instifución lel sacerdocio] tan fu- ción. Los homenajes debemos rendírselos en nues-
nesta para eldestino de los hombresr'. Cuaho días tros corazones [...] Abjuro de mi sacerdocio y que-
más tarde se produjo un abandono mucho más mo todos mis títulos".
importante, a[ que aludimos poco más atrás, el del Elnúmero de los sacerdotes que renunciaron de
arzobispo Gobel. una manera u otra fue muy elevado: 267 en París,
Pero hubo muchos obos @sos. El párrroco de Saint de los 600 que en779L formaban elclero constifu-
Germain d'Auxerrois, de París, tras resistir por un cional. En los Departamentos del Sudeste unos
tiempq al final cedió y entregó sus títulos 'bbede- 3.500, o sea, un tercio del clero constitucional. Se
ciendo a [a voluntad del pueblo"; enseguida se arre- ha dicho que en conjunto ha de haber desertado la
pintió, pero el mal ejemplo ya había sido dado. Al- mitad de dicho clero. A ran de ello, la mayor parte
gunos de los que claudicaron estaban inficionexios de sus antiguos fieles se fueron orientando cada vez
por la vieja ideología galicana. Hubo quiene.s fueron más hacia la Iglesia clandestina, a pesar de los peli-
más allá en su apostasía, renunciando al r¡rismo cris- gros que dicha decisión involucraba. Al mismo tiem-
tianismo. Así monseñor Pontard, obíspo de Dordogne, po arreciaba la f:ersecución conka los que mante-
nían su resistencia. En 1793 y 1,794los directores
364 I-¡ Nnw v r¿s Teteesuqpes L¡ Revoluclór.¡ Fne¡lcese [ 1793' 1794i 365
de los departamentos de Civerais y de Velay organi- Un guardia irrumpió en un templo al frente de una
zaron lo que se llamó "lacazadel cura". El sacerdo- banda, y rompiendo a sabtazos la puerta del sagra-
te, por el mero hecho de serlo, aunque fuese jura- rio, sacó el cálizy el copón, desabrochó su panta-
mentado, estaba fuera de la ley. Tlambién la pagaron lón, y delante de todos los allí presentes orinó en
los que intentaban ayudarlos, hasta ser en algunos los vasos sagrados. Otro soldado revolucionario
casos ajusticiados. A la madre de un sacerdote de tomó un crucifijo, lo paseó en son de burla cabeza
Puy se la acusó de ocultar a su hijo; murió en la abajo e invitó a los transeúntes a escupir encima; a
guilloüna, no sin antes exclamar ante sus jueces: "[.Jna un obrero que se negó a hacerlo, le cortaron [a mi-
perra puede amamantar a sus cachoffos, y una tad de la nariz de un sablazo.
madre no pued e tener a su hijo en casa. Ustedes Este tipo de persecución, destructoray profana-
son más feroces que los tigres".
dora, fue muy propia de los dos años que nos ocu-
ta persecución de los años 7793-7794 no se pan. Durante ellos se multiplicaron parodiasburles-
limitó a los sacerdotes y a los fieles, sino que apuntó cas delcristianismo. Asimismo se organizaron que-
tarnbién a los signos o<teriores de culto, cuya sola mas de ornamentos, sobre un volquete de estiércol
existencia constituía una muestra de espíritu tirado por cuako burros. Mientras muchachos y chi-
contrarrevolucionario. Así derribaron numerosos cas bailanban por la noche en un seminario vacia-
c-ampanarios porque "atentaban conha el principio do de seminaristas, los no danzantes y sobre todo
de la igualdad", s€ decía, y anebataron lás crutes los niños quemaban unadocenade retratos de obis-
que estaban en los caminos, sustituyéndolas por pos, cardenales y jesuitas, así como las imágenes de
gorros frigios y banderas tricolores. De hecho no ha Cristo y de la Virgen. En una plaza de Lyon hicieron
llegado hasta nosotros ninguna catedral gótica o que un burro, de cuya cola colgaban un crucifijo,la
románica que no tenga mutiladas o desbuidas bue- Biblia y el Evangelio, bebiese el contenido de un
na parte de las estatuas de sus fachadas. Por ejem- cáliz. En Blois, el intendente organizó procesiones
plo en Notre-Dame de París se atentó contra las 28 cívicas; adelante iba un burro, cargado de todos los
estatuas de los rcyes del Antiguo Testamento, do- atributos pontificios, con una mitra sobre la cabeza
blemente culpables, por ser antecesores de loscris- y una estola al cuello; el intendente, de casulla, es-
tíanos y por ser reyes, como dice de Viguerie. Una tola, y un báculo en la mano, quemó el misal en la
imagen de la Virgen fue guillotinada en la plaza de plaza. En cierta ocasión fozaron al obispo constitu-
Saumur. El autor recién citado explica estás accio- cional a danzar en torno a la hoguera. A veces bajo
nes afirmando que no sólo había que suprimi¡ era el grito: Aux armes, citoyens! y tocando el tambor,
preciso ul traj ar y profanar. Nu m erosos so ns-cu/otÉas, las autoridades convocaban a estas infames masca'
disfraeados de sacerdotes, se envolvían en casullas radas. Bien hizo Dumontaltitularsu libro: LaReuo-
y agitaban de modo grotesco cruces e incensarios. lución francesa o fos prodigios del sacrilegío.
366 [¡ Newv usTeMprsrenss [¡ Revoluc¡ón Fnn¡¡crsn I I 793- 17941 367
Hemos hablado de una religión invertida. Por eso so pena de ser deportados, laprestación del siguien-
?'Declaro odio a la Realeza y a la
buscaban con tanto ahínco, como veremos ensegui- te compromiso:
da con más detalle, suplir [o que destruÍan, tratando Monuriuía',, En vezdelos votos sutprimidos, estos
de sustituir punto por punto los diversos elementos otros no exentos de abstraccionismos'
de la religión cristiana. Para poner un ejemplo: mien-
Como se ve, [a persecución en elbienio que nos
tras prohibían o anulaban los votos religiosos, re-
ocupa fue terríÚle. Un devastador atentado contra
querían una enolrne cantidad de juramentos y vo-
tos cívicos. Recuérdese aquelpor elcual se exigía al
üt t"t"iaotes, los templos, las imágenes sagradas'
i* tt.,rtt rr*, í* puooñut y los objetos' Pero no sólo
clero no [a fidelidad al Evangelio sino a las ideas re-
r" ¿utmryó todo á, munura bárbara, sino en el mar-
volucionarias y "filosóficas" expresadas en la Consti-
tución: "Juro mantener la libertad y la igualdad".
;; á;;";itual poco menos que sagrado' como bien
f" t*du el padre Poradowski, pues la destrucción
a
En este período de persecución desenfrenada iba acompaiada de música y cantos compuestos
se llegó a imponer también a los sacerdotes un ju- propósito,pararidiculizaryblasfemar'Losdibujos
ramento que era un verdadero voto de ingreso á" á ¿pola refle¡an este extraño ritual y dal Jesti-
en la impostura republicana. He aquí el texto de *onio ¿" que toáo ello no ocunió "aSí nomáS", es-
y
esta obra maestra de religión invertida: "Ciudada- pontáneamente, sino de una manera deliberada
nos, ya conocéis las nuevas leyes republicanas; a previamente programada hasta en sus más mínimos
ellas me someto completamente; por mi abnega- detatles. Más aúñ y según en su momento lo adver-
ción en favor de la patria renuncio desde hoy a las ti*or, antes de deítrui-rse los objetos, se los empleó
funciones del sacerdocio, Doy mi palabra republi- para parodiar lo que simbolizaban'
j
cana de no volver a ejercerlas desde este momento,
mientras que lo exijan la República y el pueblo que
me llamó para que le inshuyera en esta misma reli- 2. La osunción del tíemPo
gión". Y termina: "Juro, en consecutencia, frente a
los magistrados del pueblo, cuya omnipotencia y Había que sustituir en todo al cristianismo' Dar
sabiduría reconozco, nunca aprovecharme de los comienzo a una nueva era' a una nueva datación
abusos del oficio sacerdotal, alque renuncio, man- áái tiu*po. No en vano afirmó Mirabeau:
"Nos está
permitido esperar que nosokos comencemos la his-
tener la Libertad, la lgualdad con todas mis fuerzas,
vivir y morir para la consolidación de la República, i*iu,'. XavieiMatñ ha esfudiado especialmente este
una, individible y democrática, so pena de ser de- temaenunmedulosoartículoqr.tesaliópublicado
clarado infame, perjuro y enemigo del pueblo y ka- en el número 60" de la revista "Gladius". Allí
señala
tado como tal [...]". Años más adelante, en 7797,, cómo el calendario, puesto a punto durante.la Re-
se impondría a todos los sacerdotes, sin excepción, volución según nuevos parámetros, buscaba borrar
368 L¿ Nnve v L.,qs Taw,ESxADEs 369
La RrvoruclóN FnnNcese [ 1793- 77941
to fue un matemático llamado Gilbert Rommé. "El sans-culotter, sá ü;e et Día de la Revolución; en
é[
tiempo dUo entonces- abre un nuevo libro a la se conme*or.iíin las grandes hazañas de lagesta
revolucionuriu, *n **áoria de [a
Libertad' Igual-
historia, y en su marcha nueva, majestuosa y sim- altar de la pakia
ple como la igualdad, debe grabar con un buril nue- ;;J; F .iernidad, y se iuraría en elsons-cu loftes'
tiUtut áomb v alerosos
vo y vigoroso los anales de la Francia regenerada".
Tras el lenguaje pomposo y gmndilocuente se ocul-
"roí*"iit dividiría en tres semanas de 10 días;
Cada mes se
10 décimas'
ta la intención de "re-generar" a los franceses, anu- cada día tendría 10 horas, cada hora
lando drásticamente todo el pasado. ;, .; tisuünáo hasta lamás peq""l1P::t::-1,t^tl;
v parte de
La Revolución, que había roto con los misterios n{.*.];;ffit'r" J*ación. La éentésima
la centésima
la hora se denomina minuto decimal;
en aras delprimado de las ciencias exactas, no po-
día expresarse sino de una manera cartesiana. Por il il;ñi;;'"[u na o decimal
ü det mtnulo' scgt'ttr\r\''
parte
Üiá .ri¿riculadó, pór cierto, decí1,
§':'1i],,'::
Lrr'\-¡¡rr ",:
"El perfeccilll
eso tendió a decimalízar todo, incluidos los pesos y haya sido
medidas. En adelante habría, sí, doce meses, lo que miento estará.o*pi"to cuando el tiempo
de ctividir todo
era imposible de cambiar, pero cada uno de 30 días, sometido u tu ,ogilsimpln y general
con 5 complementarios en los años normales y 6 en decimalmente".
que los
los bisiestos, comenzand<¡ en el equinoccio de oto- Aun cuando nunca se habÍa oído decir
cristiauo' por
ño correspondiente a[ aniversario de [a proclarna- nombres de los meses tuvierarr origen
ó tu [_c ]{AvEv r¿sTE¡¿pesrnors
L* Rwolucrón Fnnxcrsn [1793-t7941 371
y su concepción tra-
incluida en los prolegómenos del nuevo Calenda- El odio contra [a Cristiandad
rio, señala: dicional de rJacion"s entre lo espiritualy to tem'
tas
poral, se torna en e[ dictamen que Fabre
El cómputo acostumbrado de que Francia se ""üántu
á;Enéfuntine dio en o.tt.tUtu de7793sobre
este plan
ha servido hasta ahora, nació entre las turbulen- "No podíamos ya
áel Cáendario en la Convención:
cias de la ruina del lrnperio romano, g €D tiempos
contar los años en que los reyes nos oprimieron'
en que las virtudes hacían algunos esfuezos para los prejui'
triunfar sobre las humanas flaquezas; pero du-
como tiempos en que hayamos vivido;
yá" fl lglesía, las mentiras de ambos'
cios del Trono
áá.f,uU* t"á* m p?ginas del Calendario del c,al
rante dieciocho siglos casi sólo ha servido para
confirmar los progresos del fanatismo, para fo-
mentar e[ rebajamiento de las naciones, el abo- ;;iamos t...1 eitarso uso del Calendario gre-
un
minable triunfo de la soberbia, del vicio, de la denado la-memoria del pueblo de
ñ;;; ü6d número de imágenes que ha venera-
necedad y de las persecucion€s, V para confirmar iánii¿urable
de sus
elasco que la virh¡d, el talentq la filosofía sentían do largo tiempo, y que todavíá son manantial
bajo crueles déspotas, o de aquellos que sufrían retigiosoi. Por esto es oportuno :"to11 "^
que se hicieran estas cosas en su nombre [...] "i*tá
lugar de esos .ntüánot de la ignorancia'
la realidad
la
[a de [a raz6n,v á" f*Sur de! pre¡uicio.sacerdotal'
verdad de laN;t ,rJ; t...1 Etcatendario,
Revolución como un baño fresco ha ace- que es el
rado el alma de los franceses; cada día los forma
en las virtudes republicanas; el tiempo abre una iiuiá *at teiAo áer pueblo ["'J Los sacerdotes han
no
nueva fuente pam la Historia, y en su nuevo cur- puesto para cada áíu utt santo' pero esta.lista
enga-
so majestuoso y sencillo como la igualdad, ha de i1""" utitidaa ni método; es una colección de y
designar con un estilo nuevo y puro los Anales de ;;;. il,Jan de ser exputsados det calendario,
reales' aunque
la Francia regenerada. Tirdos los pueblos que ocu- en su lugar se han de poner objetos
produccio-
pan a los historiadores, han elegido en sus Ana- no de culto, pero de sü culhrra; las útiles
que nos servi-
les el más importante acaecimiento para relacio- nes de ta tiena, los instrumentos de
mos en ta agricüttura, los animales
domésticos' fieles
nar con é1, como con un punto fijo, todos los
do-
demás. Los tirios databan desde la reconquista auxiliadot"t a" nuáttto trabaio; esos.animales
mésticos ualen rrucho más que aqttllos
de su libertad, los rornanos desde la fundación e.squeletos
de Roma, los franceses desde la fundación de la de las Catacumbas canonDados por
Roma" ' u nom-
parecieron me-
libertad e igualdad. La Revolución francesa, fe- bre de "burro", "puerco" o "buey" "Por
Bernardo'
cunda y enérgica en sus medios, amplia y subli-
ioát qu. los dá Sun egustín o San en cada día las
me en sus resultados, forrnará para el historiador eso -continúa Fabre-, pongamos
y el filósofo una de las mayores épocas, que como
t"Áiff"t, tát pr.dou, los árbol-es, las raíces' las flores'
otros tantos faros están erigidos en la eterna sen-
los frutos qu"iuÑ-ut, ial"zaofrece
cabalmente ["'J"'
da de los siglos.
374 L¡ NevEv r¿s T'rMpesrnoes
L¿ Rwo¡-uc¡óN Fnn¡¡cesn lL7 93-L7941
375
La Convención pretendía que la nueva disposi_ ,.herbario fragante". Fue una verdadera revolución
l,ón del tiempo expresase "eicarácter de nulstra culfural. No eñ vano se pudo leer en un diario llama-
Revolución por su exactitud, su simpliciduJ y po,
su apartamiento de toda opinión que no iuuue do Décade philosophique, que el calendario repu-
confirmada pol la razón y la fitosofía". Más .*pr.i- üti.uno prefenclía ü, "rnu de ler instihrciones más
pétion decrarabar "Ér ca- apropiaáas para hacer olvidar hasta los últimos ras-
to, eljacobino Manuer y á*trégimen real, nobiliario y sacerdotal"'
lendario de la lglesia no puede ser el de un pueblo t O.
libre". con lo que se ,e confirmada ra intlnción y
Los cuerpos directivos de los diversos colegios
descristianizante de la iniciativa. Atinada*"ni. ou- universidades rec'rbieron la orden de tomar con em-
serva xavier Martin que dicha intención señala
un p.n" la explicación a los alumnos del nuevo calen-
propósito muy definido que es er de afirmar
er ca- Iario. H cámbio se impuso de manera drastica, pro-
rácter mesiánico de la República, sustituyendo su cediéndose en algunós casos con enorrne energía.
aparición a la Encarnación del verbo, .orño nuevo El;;d* Gonard por ejemplq de la Orden depor- los
pivote de la cronología. por eso no carecía de t tini*ot, fue condánado a muerte y ejecutadq
rógica
la afirmación de Banére, según ercual tor.ánt
urr"- que en un escrito empleó el cómputo- antiguo' ya
volucionarios podían ser llimados con;usticia ;,los que ello implicaba implícitamente -se dÜo- menos-
judíos de la República,'. épor qué? poiquá
conhaban rezagados; esperaban un ,,mesías rld,,,
," ii..io de lá Revolución. [a Convención entendÍa
Calendario un cam-
"n- iraber introducido con aquel
que jamás vendrá. El mesías ya había llegado, bio copernicano, una obrá que sería la admiración
se
de
enconhaba presente, era la República; la éf,oca
iue de tod'os los tieápos por venir' Hoy nos reímos
se abría era propiamente "h éra de ra Repúbii.a',. Weisi, y probablemente también se rie-
elio,
A veces toleraron que se siguieran usando ras
data-
"r.tibe
,on'"n aquel entoñies los franceses sensatos. De
ciones a la antigua, pero en dicho caso debían
upu- hecho, a És diez años, el3L de diciembre de 1805'
lgcer.acompañadas de una calificación peyorativa, dicho'Calendario sería declarado en desuso' con
"estilo esclavo", o "era vulgar,r, o ,,viejo'esúb,l general satisfacción...
Reiterémoslo, no hubo una simpre supresión
sino
un reernplazq propio de una nueva religión. .Se recinto's, Jiesüos y
oide_
nó que las fiestas recientemente establelidas ,,fr.r"n
3. Lrsicización delos
símbolos sogrodos
celebradas rel igiosame nte " . De m anera in mejorable
expresó el misrno Barrére esta suplencia al
decír,
,t-os
Habíaquesustituirtarnbiénelcultocristiano.Ya
santos son los últimos emigrados de la Revolución,'.
El martirologio, observó uno de sus coleg*, hemos habiaclo del proyecto de erigir un gran
"P*-
*iu un pü Ñu.i"nal", destinado a ser escenario de "fiestas y
'bsario repug.ante" que se vería sr.rstifuido'poi
rn en los cuales se cantarán himnos a la patria,
"jnrci.i",
376 Lq |.lave v ns Tu¿pesra¡¡s 377
Le Rn¡ot-t.rctót-¡ Fnn¡rcesn [ 1793- 17 941
Prosigue el relato: "Durante esta majestuosa mú- se pueden ayudar y auxiliar mutuamente, y prote-
sica, se vieron bajar del monte dos hileras de donce- gui ru tibertad contra lqs tiranos políticos y religiosos
llas vestidas de blanco y adornadas de roble, con áe toda clase". Los miembros de [a Comuna' por su
una antorcha en la rnano, cruzar el templo y volver parte, exhortaban también ellos a la convención con
a subir el monte en Ia misma dirección. La Libertad, ;rt t palabras: "Finalmente ha llegado el renacimiento
represenlada por una herrnosa mujer [una bailari- del hümano linaje. El fariatismo y la superstición han
na de la Operal, salió luego delTemplo de la Filoso- desaparecido; lasola Razón üene ahora altares; así lo
fía, y se dirigió a un asiento de verde césped, para quieie la opinión pública. Se ha acordado que la
recibir los homenajes de los republicanosy las repu- *tiguu iglesia metr<politana esté en adelante consa-
bl[canas, que a honra suya cantaron un himno, y gmd'u a tá Raz¿n [.. J'i . Poco desputás, un sons-cu lotie,
.
tendieron a ella los brazos. [-a Libertad se levantó íe dirigió así a los de [a Montaña: "Santa Montaña,
luego desu asiento, paravolverse alTemplo; sólo se proteclora de las sociedades populares. Aquí les tae-
detuvo para lanzar una mirada benévola a sus ami- mos ocho sacerdotes que han abjurado ahora mis'
gos. En cuanto se hubo vueltq el entusiasmo estalló mo en esta sala de sus fraudes, al pie del mismo púl-
en alegres cánticos y juramentos de serle siempre pito donde habían en oho tiempo predicado elerror;
fieles". Acto seguido, se votó poraclamación Iacon- ,on co-o niños recién nacidos, y quieren recibir de
versión de Notre-Dame en "el Ternplo de la Razón'. ustedes nueva vida [probablemente una pens[ón]"'
Tales festejos los había organizado la Comuna. Btaban los convencionales por dirigirse a Notre-
Ahora la Convención, que oficialmente ignoraba la Dame para consumar la ceremonia ya realizada por
ceremonia, debía aprobar lo reallzado, y efecfuarla la Comuna, cuando llegó allí en procesión un grupo
por su parte como cuerpo. Cada día le [egaban es- de mujeres que gritaban: Viva la Montaña' "Luego
critos "espontáneos" en ese sentido. As( un grupo entró lá diosa Razón, una mujer bella, en silla de bra-
de sacerdotes apóstatas de Rochefort, insistían en ello, zos, coronada de ramos de roble, llevada por cuatro
haciendo gala de su decidida fidelidad a la Revolu- hombres con la gorra roja de la libertad sobre la ca-
ción: "Nosohos, sacerdotes juramentados, de cora- beta,un manto de azul celeste echado sobre los hom-
zóny porafición adictos a todas lasleyesde la Repú- bros y en la mano una pica de ébano' Delante de
blica, y ardiendo de modo libre y firme por contri- ella i6a una banda que tocaba marchas guerreras,
buir a la felicidad de todos los hombres -como lo luego un cuerpo de mujeres jóvenes vestidas de blan-
hemos jurado en el púlpito, en presencia del pue- .o,iuyut cabázas estaban coronadas de flores, y cu-
blo-, prometemos ser solamente en el ftrfuro predi- yas cinturas ceñían una cinta hicolor' Resonó un
cadores de la nación, y no enseñarmás que las doc- aplauso frenético; los diputados se levantaron y se
trinas de Ia sana razón, instruir solamente a todos los quitaron los sombreros [...] Frente al Presidente fue
hombres de cualquier tierra que sean, sobre cómo puesta en tierra la silla de brazo§ con la nueva dei-
386 LeNer¿ey nsTrwmreoes [¡ RworucroN Fsnxcrs a fl793-fi9a1 387
9u{" . Gaspar Chau mette, procurador del mun icip io, Lo que confirrnó la comuna el 23 de noviembre
declamó: "El fanatismo abandona su presa [...]'De aeLig1,cerrando al culto católico todas las iglesias
los templos que abandonó nos hemoi apoáeiado
de la ciudad. cada parroquia tomada quiso tener
nosohos; los hemos reavivado de nuevo [...J Bajo ahora su propia fieita de la Razón' Así, el L4 de
las góticas aulas hemos sacrificado a la Liberiad, ia noviembrá, ,rnu sección inauguró su "Templo de la
Igualdad y la Nafuraleza[...J"'. Los allí congr"gudo. Raeón',
'en
ia "de ahora en adelante iglesia de Saint-
exclamaban: "No más sacerdotes, no más dlosó que
André de las Artes". En el frontispicio del nuevo
los que nos ofrece la Nafuralqa" . Enseguida se piáió
que la Convención destinara en adelánte la iglesia
t *pf" se podía leer esta inscripción: "Ternplo de la
Revblución, la Razón ha recuperado su imperio so-
mehopolitana exclusivamente para templo de la Ra-
bre el error, y e[ hombre se ha despertado tras una
zón. Los diputados consintieron formalmente.
turgu p"tiiúu". En dicha ocasión un grupo.$g ado-
Luego- todo el cuerpo político se dirigió a Notre- turaátes desfiló delante de todos cantando: "No vol-
Dame. Allí Ia nueva divinidad fue colocáda sobre el veremos a ir al catecismo, ni a misa, ya no nos azota-
altar. El mismo Chaumette, que no en vano había rán por faltar. Nos engañab3n, ya no nos engaña-
sido seminarista, era ahora algo así como el maesko rán más". Entonces la que allí representaba la Liter-
de ceremonias, comenzanao él la adoración de la tad tomó asiento en un sillón antiguo. Tras un largo
nueva Diosa. TLas cantarse e[ himno a la Divinidad, discurso, se cantó un himno anticlerical: "Eltiempo
e_specialmente compuesto para esta fiesta por M.S. delprestigio ha terminado, 9d no hay impostores a
Chénier, se entonaron cantós obscenos. Alfin se bai- ,uuldo. GHidra acaba de ser denibada por un poco
ló la Carmañola en elvenerable templo. Un diputa- de sabio (sic)". Terminó la ceremonia con la Marse-
do se arrodilló ante la nueva Deidad, que se há[aba llesa y coronación de la Diosa.
en el altar, y cantó las eskofas de una tanción llena
En los templos ahora reciclados se celebraba una
de encono contra la tglesia católica así como conka
nueva liturgia. un testigo presencial nos describe su
los sacerdotes fugitivos y proscriptos. He aquí una de
ritual:
sus estrofas:
La Razón era, por lo general, una ioven en
Sur les autels de Marie Sobre los altares de María bogadelaclasedelossons.culoftes.Elsagrario
nous plogons la Liberté; colocamos la Libertad: delaltarmayorsirviócomúnmentedeescabelde
de la France le Messie el Mesías de Francia su trono. Los artilleros con [a ¡ripa en la boca
c'es! lo sainte Égotité. es la santa lgualdad. eransusacólitos.Unagriteríaconfusademilvo.
ces, el sordo redoblar de los tambotes, tc¡s chillo.
Pogo después, y en la misma parís, secciones y
nes sonidos de las trornpetas, el sonido más to-
comités revolucionarios consagraron de manera se_
nante clel órgano, hacían que los espectadores se
mejante a la Raeón los otros ternplos de la capital. creyerantra-sladadosentrelasbacantesdelos
_--
y habla
dos los días le llegaban cartas de adhesión: 'Admi- Su misión no es más que una: hablar'
rable Robespieffe -se podía leer en una de ellas-, incesantem.nt", distíputos ["'] Posee las con-
".uu las
antorcha, columna, piedra angular de la República diciones n"-áLf'creador du unu religión,-sino
de una opinión; tiene fama de asceta
del creador
[...] Protector de los patriotas, genio incorruptible,
[...] Habla ¿e Dios V a' la Providencia; seguido
se dice
montañés despierto que ves todo, prevés todo, todo débites' va
urigo dn lot llumiHás y de los
lo conjuras [...1" En el extranjero ya no se de'cía la por mujeres y pobres áe-espíritu' cuya adoración
recibe gruru*ánte ["'l B ul sacerdote'
República, se decía sirnplemente Robespiene: "los y jamás
ejércitos de Robespiene", "[a flota de Robespiene"... será otra cosa que un sacerdote'
Asl la Francia revolucionaria, fuas dar pábulo a la ciuda-
Como de costumbre, no sólo en todas las
llamada 'teligión de la Razód', se volcó, por la arnbi- también en los puebfos y 3l-
des de Francia, sino
ción envidiosa de Robespierre y su enfusiasmo por Jáát más minúr.ulus, se hicieron eco de
las cele-
Rousseau, a la "religión del Deísmo". Claro que, co- se apr€-
üraciones parisinas- Los 83 departamentos
mo los señalamos ahás, no todos coincidían en ad- **,o| en
"el"bia,
sus respeciiras fiestas, imitando
mirar al tirano. Muchos de sus colegas estaban fu- ;;it ;ilente et modelo original' Ya hemos dicho
riosos, porque eran materialistas. "Con tu Ser Su-
premo me empiezas a aburrir", se animó a decirle
;ñ; [a gente buena,.e[tan buenarecomo ingenua'
stable ciTl"]t'
cr 6r"rZ n es te p aso esp erado
et¡
uno de ellos. Y otro lo señalaba: "iMiren a ese ani- de ia retigión, después de tantas
persecuclones'
ma[! ZNo querrá hacerse dios? áNo será el Sumo Grégoire Juenta que no pocos asistían
a esas fiestas
que el culto
Sacerdote del Ser Supremo?" Condorcet nos ha con el rosario *n'lu *uño' lgnoraban
dejado una opinión interesante sobre la personali- tenía naáa que v€rcon el culto
deiSer Supremo no
dad del caudillo. El mismo Robespierre lo
católico. Eia puro deísmo'
famoso discurso: "Fanáticos,
Hay algunos que preguntan por qué tantas h;úá afirmado en su
los hom-
mujeres rodean siempre a Robespieney están pen- no esperen nada de nosotros' Orientar a
del Ser Supremo es asestar un
dientes de él: en su casa, en las galerías del club bru, hu"ia el culto
jacobino y en la Convención. Ello se debe a que
;;É; ;;al
al fanatismo ["'I" De hecho la nueva
las perse-
la revolución nuestra es una religión, y Robespiene fiesta no interrumpió en lo más mínimo
dirige una secta dentro de ella. El es el sacerdote cuciones. Por el contrario, recrudecieron'
a la cabeza de sus fieles [...] Robespierre predica;
Robespierre censura; es furioso, grave, melancóli- Años más adelante, enl796,se procuraríajnko-
Luis María
co, exaltado, con toda frialdad; sus pensamientos ducir una nueva retigión, Por iniciativa de
de Farrís' quien
fluyen correctamente; sus hábitos son correctos; de la Réveillére-Lepi-aux, un abogado
hace descargar sus truenos sobre los ricos y los por-anticuado, Le
f,á.fu gala cle tenei al cristianismó
grandes; vive casi de nada; no tiene necesidades.
dio ellombre de Theophílantropícr. lnspiróse ¡:ara
398 Le NavE y r¡s Tsupesrnors L¡ RwolucóN Fnences a ll7 93-179 4l 399
ello en Juan Bautista Chemin-Dupontés, hombre lle- go pronunciaba un sermón. En París se bautizaba
no de odio contra el catolicismo y los sacerdotes. En üntándo con miel los labios del niño; en Auxerre lo
aquet año hizo público un Monu al delTeofitántropo. hacían con jugo de arándano. Fsto provocó una esci-
La nueva religión, previamente probada en un gru- sión en la naiiente Iglesia, que logró superarse. En
po pequeñq se celebró públicamente por primera cuanto al makimonio, se lo quiso diferenciar delque
vez el16 de diciembre, en Ia antigua sala del Hospi- se estilaba en la Revolución; este último se celebra-
tal de Santa Catalina. Allí se instaló una mesa, con ba simplemente ante una estatua de Hymeneo, dios
flores y espigas. Chemin, el precursor de dicho culto, de las nupcias, y se declamba disuelto con la sola
pronunció un discurso, donde expuso las bases de la presenciade un notario. Los de la nueva lglesia qui'
nueva religión: la fe en la inmortalidad delalma, y en ri"ton celebrar el rito con mayor solemnidad. Los
un Dios que premia la virhrd y castiga el vicio. No novios se aproximaban llevando flores y espigas. A
parecía tan distinta a la del Ser Supremo. Pronto se las pregunkas acerca del consentimientq seguía un
publicó un ritual propiq El año relígiosq cuyos frug- sermóñ, y así acababa la ceremonia. Cuando moría
mentos se leían los décadi. Contenía pasajes de las algún miembro de la secta, su nombre se inscribía
obras de Confucio, Vyasa, Zoroastrq máximas de uñ rt u tabla, donde estaba grabada esta fórmula:
Sócrates, pasajes de Aristóteles, lsócrates, Séneca, "La muerte es el comienzo de la inmortalidad" '
Fenelón, Voltaire, Rousseau y Franklin. Nada del Anü-
guo ni del Nuevo Testamentq pues su autor odiaba La nueva religión tenÍa también sus fiestas pro-
e[ cristianismq tanto como al judaísmo. pias: de la primalera, del veranq del otoño y del
invierno. A éstas se agregaron luego okas siete: las
Según Ia nueva religión, cada padre de familia de la fundación de [a República, de la soberanía del
era sacerdote en su casa. EI celebraba la lifurgia en pueblq de la juventud, de los esposos, de la Eatitud,
el altar doméstico, revistiéndose con un hábitoblan- de la agricultura y de la libertad. El gobierno favore-
co y una capa azul celeste, que lo cubría desde el ció la propaga.ión de la secta, y le enkegó-varias
cuello hasta los pies, sujeta con un cinfurón rojo. Ce- iglesiai, ohas nada menos que parte-de Notre-
lebraban dos sacramentos, el bautismo y el matri- ñu*e de"ñtrá
Farís. El coro de la catedral quedaba a dis-
monio. Para el primero, el niño, acompañado por posición delnuevo culto, mientras que a los católicos
un padrino y una madrina, era llevado a la sala prin- ie les permitía utilizar el resto del edificio, con la espe-
cipalde la casa. Elpadre de familia [e preguntaba al ranza de que la promiscuidad influyera en éstos para
padrino, que tenía a[niño en sus brazos: "iPrometes que se pasaran a la nueva religión. La intención era
ante Dios y los hombres que enseñarás a este pe- la misma de slem¡:re: erosionar a la lglesia' En un
queño ser, tan luego como comience a apuntar su escrito de La Réveillére se dice que nacla se conse-
razón, a adorar a Dios y darle culto, arnar a sus próji- guiría "ntientras rlo se rnodifique la esencia del hom-
mos y hacerse útit a su patria?". "Lo prometo". Lue- bre de rnodo que se identifique con la forma de go-
400 L¡Nnrny r¡sTnresrnoEs
L'724
ho del espíritu de la Constitución Civildel Clero. En llotina seca". En Francia fueron arrestados
la
1797 hubo elecciones donde ganaron rofundamen- ;;;á;i";; en Bélgica, anexada entonces a Re-
ta
te los monárquicos, lo que provocó una grave con- p?iuri.", B.'.22s.-l-au"átte de los que tteg111-1
moción entre los revolucionarios, quienes no sólo b;;ñ;", u Cavena, o a los poniones hediondos
apenglflimenta-
no entregaron el poder sino que impusieron un ju- J" óáton y Ré, fue espantosa;
de los
ramento dé 'bdio a la monarquía". Muchos sacer_ áát, U"uieído agua cenago§a, murió el50%
dotes, también
9slVyez,se negaron a prestarto, por ;&;;áos. Al ñ-,it*o tiénrpo numerosas en
capillas
salas de
lo que más de 1.380 fueron deportadbs. de los .onunnto, iu"'on transformadas
El odio contra la lglesia se empezó a incentivar Uiit*, "porque entonces se danzaba mucho" '
una vez mas. Por un decreto del 6 de mayo de LT96 Enestosmomentos,sieyésysqsamigos'pro-
a la vez
fueron expulsados 20.ffiO sacerdotes, iasi todos a yectaban un golpe militar, que se dirigiría
y contra el petigro de
lejanas islas inhóspitas. Al fin del Directorio, elcris- contra los úl$mJs jacobinos
golpe fue coman-
tianismo parecía eshangulado: e[ domingo prácti_ restauración monárquica' Dicho
que
camente no exlstía, con la imposición por la fuerza ¡;á; por el ioven general Napoleón Bonaparte'
victoriosa en
del culto decadario en pleno vigor; lasdeportacio- á.áuáuu deregreár de una clmna!^a
de cavó e[ rési-
nes de sacerdotes seguían su curso. pero la común
ú1ipü Ei 9 d; septiembre 1799
que se opusie-
adversidad unió nuevamente a los verdaderos ca- men del Directorio No pocos de los
tólicos contra la Revolución y contra erclero felón, ;;"ü uronudu fueron'barridos por los
Luciano
granaderos,
Bonaparte'
en lainteligencia de que la pseudo-iglesia jacobina tü"i",r¿" las instrucciones de
era algo ficticio. un general republiáano áscribiría n;r*urro de Nápoleón' Al día siguiente aparecie-
amontonadas
en un informe de 1796: "Nos ha faltado una revo- ron togas e intil'nüs parlamentarias
lución religiosa. En Francia se vuelven católicos ro- de los árboles' Se instauró'
en el parque
manos, y tal vez estemos a punto de tener necesi_ "i"igud"s
entonces, un nunó régimen, que-sería' se aseguró'
formado por tres
dad del mismo papa para eu€, entre nosotros, obti-
ñiáuit¡onal, con un Jontulado
gue a los sacerdotes a secundar la Revolución, y miembros, uno cle los cuales era Napoleón, quien
para que éstos, a su vez, influyan en los campos, a rá f,iro proclamar primer cónsul
por diez años' con
los que de nuevo goblernan,'. todos los Poderes en sus manos'
tenía' su
Durante el verano de 17gT corrió el rumor de iEra Napoleón cristiano? Si algo de ello
Atejado
que se preparaba un movimiento para derrocar el refitión no a"r.unsaba sobre baies firmes.
régimen y restaurar la monarqurE por lo que re- del catotic'smoá"rd".u atlolescencia, bajo la influencia
pesar de
crudeció [a persecución. ['ero esra vez,se suitituyó á" .o.ri"ntn, "fitotificas", no hatrÍa caído' a
Ia guillotina sangrienta por lo que se llamó ,.la gui- una especie de
todo, en el ut.tÁo, itno inat bien en
408 Le Neve v msTewesrnoes 409
L¡ RsvolucrÓ¡l Fnencesa lCouorox]
hrd republicana», es decir eljacobiñq elhombre de Sólo faltaba un pretercto para larvar elzarpmo' P.rolto
mando recto y duro. Robespierre fue eso: guillotinó se presentó: enuna refriega calleiera enhe soldados
a muchísima gente inocente (o no) para ir a acabar cleipapa y ciertos revolucionarios romanos, éstos se
a la guillotina, sin poder atajar la monarquía inmi- refugiaroñ en la sede de la comandancia francesa en
nente, deltenientecillo italiano nacido en Córcega, RonL, muriendo en la acción e[ general frangé: Du-
para muchos más desastres y muertes en Francia: phot. Anízde ello marcharon sobre Roma 20'000
una monarquía militar usurpada, sin arraigo y sin har'rces"s, ocupando la ciudad. Acto seguido se pro-
nobleza. No me digan que fue un cristiano con un clamó en elForo la "República Romana", con senado-
altísimo ideal católico, la unificación de Europa con- res, cónsules y üibunos, al tiempo que se plantó en
tinental, como dicen León Bloy y Belloc. [o sé; pero el Óapitolio el árbol de la Ubertad. La neonata Repú-
fue un plebeyo hasta la punta de las uñas, como blica rnoskó enseguida el carácter irreligiolo que la
puede verse incluso en las notas cínicas que puso al caracterizaba. En la entrada del castillo de Sant-An-
libro de Maquiavelo [...]". gelo se colocó una estah¡a de la Ubertad, con la tpra
Sin embargo, fuvo una misión que cumplir en la á rut pies; se robaron tesoros de la basflica de San
pedrol se profanaron en indecentes orgÍas-los vasos
historia. Una beata contemporánea del general, Ana
María Taigi, que fue favorecida por Dios con tran- .ugt"áou, ie proclamaron los derechos del hombre"'
ces místicos, nos relata que en cierta ocasión el mis- Del espíritu de esta invasión provend{a elfuturo
mo Cristo le habría dicho: "iPara qué fin he suscita- Risorgim entoitaliano, una réplica de la Revofución
do a Napoleón? Es e[ ministro de mi cólera para francása. Más que la unidad de ltalia, lo que se bus-
castigar la iniquidad de los impíos y humillar a los có entonces fue importar Ia "cultura" del settecento:
soberbios. Un impío destruye a otros impíos". ateísmo delimnte, p"rsecución delclero, saqueo pla-
Ti.as estos juicios, señalemos suscintamente lo qúe nificado de los bieñes eclesiásticos, uniformismo bu-
Napoleón fue realizando durante su gestión político- rocrático, leva militar obligatoria, corrupción de las
militar. Luego de conquistar [a Lombardía, en el año coshrmbres y riego de los surcos revolucionarios cort
L796,se dirigió conka los Btados Ponüficios. El pafra, la "sangre impura" de los refractarios' Sobre todo
totalrnente indefenso, no pudo sino ceder tierras, se buscába imitar la Revolución francesa humillan-
resignándose al pago de un abultado tributo y a la do y devastando a la lglesia católica'
entrega de valiosas obras de arte. En el transcurso Volvamos a Napoláon. Visto que el papa Pío Vl,
del año '1,797, bajo el patrocinio de José Bonaparte, ya octogenario, no cedÍa a sus pretensiones, fue [le-
hermano mayor de Napoleón y embajador en íado pot tu fueza a Florencia, pero como allí empe-
Roma, se ft¡e propagando allí la ideología revolucio- zó a rácibir numerosos testimonios de adtresión, se le
r¡aria y dándose pábulo a movimientos subversivos. trizo pasar los Alpes, conduciéndosele a Valence, ciu-
412 L,q Neve v tes Ts&rpESTAcEs 413
L¡ Rn¡ouuc6¡v Fnnxcesn lC-ouorou]
pósito. Volvió así a Roma, siempre acosado por hizo. Mientras tañtoíenfrentado por las tropas
nuevas exigencias: que regalase porciones de terri- Kutusof, se vio obligado a replegarse' aco'
s*;utut
torio pontificio para los miembros de la corte del iuJo por la nieve y los comandos rusos' A su retor-
emperado[ que renunciase su secretario de Bta- .", a hostigar al pap? hasta que llegó a un
do... Los diferendos proseguían. En 1308 entró el "áftió
acüerdo que pudiese servir de base para un
nuevo
en 1813.
emperador en Roma con sus tropas, y poco des- .án.orauto, áá Fontainebleau. Estamos
dete-
El papa, que"ise encontraba con la salud
pués decretó Ia disolución simple y llana de los B- muy
tados Pontificios, que quedarían incorpomdos ,,para rioiada, aceptó que el emperador mismo nombra-
siempre" al imperio francés. El papa respondiócon ,. u toáos lós obispos del imperio, salvo los de las
sin-
una bula por la que excomulgaba a los usurpadores áiO."rir suburbicurius de Roma. Pero no bien se
al em-
y sus consejeros. Napoleón ordenó entonces asal_ tió mejor, retractó dicha concesión, invitando
rea-
tar la residencia del papa, a quien hizo prisionero. peradár a nuevas negociaciones' Ello nunca se
encon-
Luego fue llevado a la fortalezamarítima áe Savona, ioó, yuque en esos momentos Napoleón se
en Liguria. t-r"Éá jaqueado, viéndose forzado a abdicar
un año
hasta el día de hoy [...] Sólo he conspirado cuando IX. La herer¡cia de la Revolucién
tenía la mayoría de Francia como cómplice,,.
Figura compleja la de Napoleón, gu€ suscita a la
vez admiración y repugnancia. De hecho, y a pesar No deja de resultar asombroso' según [o desta-
de sus apariencias absolutistas, no hizo sino consoli- camos anteriormente, la valoración positiva con que
clar la Revotución. Más aún, sus quince años en el Belloc mira esta revolución. En su libro sobre Danton
poder impidieron el triunfo de cualquier posible con- la muestra corno inevitable, si se quería suplantar
trarrevolución. Los elementos aportados porlos he- realment e el ancien régime. Ello sólo se podía lle-
ce siglos del Ancien Régime, sostiene el padre pora- var a cabo mediante una revolución violenta, única
dor,vski, fuvieron sobre él una importanciá menor que manera de ',salvar a un rey enredado en el laberin-
lo impuesto por los diez años de la Revolución. b" to de la etiqueta de versalles". como si sólo de ello
hecho estuvo siempre rodeado de masones, y ello se hubiera tratado.
ya-desde el principio. No en vano fueron Fouché y Hemos señalado anteriormente el juicio de al-
Talleyrand qu ienes pidieron al senado conferir ar pri gunos eshrdiosossegún los cuales [a Revoluclón ter-
mer Cónsul la dignidad imperial. Sus hermanos José ñ-,ir,¿ con la muertá de Robespierre- Pero, por lo
y Luis fueron ambos Grandes Maestres. ,,La dictdu- que acabamos de decir, parece innegable que no
ra napoleónica -afirma Gaxotte- concilió la necesi- ü puede dejar de lado a Napoleón, el empe.rador
dad de una autoridad con la ideología democrática,'. plebeyo, quien junto con las armas de sus ejércitos
Comenta Stanislas de Girardin, en otro tiempo ,i.totiotoi, Uurb elespíritu de la Revolución a todo
marqués de Ermenonville, donde en su momento el mundo. Como afirma Gramsci, a las bayonetas
había ofrecido asilo a Rousseau, eü€ estando en cierta ,de Napoleón las habían antecedido los libros y pan-
ocasión en el lugar de su antiguo marquesado con fletos de Voltaire, Rousseau y otros propulsores de
Napoleón, éste se le franqueó: "Uegados a la isla de la Revolución Cultural.
Peupliers, el Primer Cónsulse detuvo ante la tumba Siempre habría más que decir acerca de esta
de Jean-Jlcques y dijo: -Más hubiera valido para el Revolución, que significó en la historia un softo cua-
reposo de Francia que este hombre no hubieje exis- I ítatiu o. Para m ayor abu ndam iento recorne nd amos
tido -Y épor qué, ciudadano Cónsul?, pregunté. la lectura del libio del padre Migurel Poradowski, al
-Es
él quien preparó la Revolución francesa. que hemos recurrído con frecuencia, L'a herencía
-yo creía,
ciudadano Cónsul, que usted no se quejaría de la áe ta Reuolución Francesa, sobre todo del primer
Revolución. -Bien, replicó, el futuro dirásino hubie- capítulo titulado "El estado actual de los estudios
se sirJcl mejor, para el reposo de la tierra, que ni Rou-
tobt" la Revolución frartcesa", donde se incluye un
sseau niyo hubiésemos jamiás existidd'. excelente catálogo de autores y juicicls valorativos
+¿v L¡ Nnvev usTerp¡srnoes 421
L¡ RwouuclóN Fn¡r¡rcssA [Cor-ononl
misioneros y
con todos los medios en su podef'. Asimismo, en siglo XVIIL deió de mandar a América
indios' 9 etr
una carta que el mayor Mauvillon, que fue el inicia_ ,irr"vát,padres Je los pueblos y d"tos su co-
dor de Mirabeau, escribió enl7gLa oho iluminado, ;ñ;;;ii.ton tuncionarios ávidos de saciar
un tal Cuhn, le dice: "[-os asuntos de la Revolución dicia y recupetui quebrantadas haciendas' se-
tut
van mejorando en Francia; espero que, dentro de cuaces de las ao.ttinut encicloPédicas y reverentes
y Rousseau'
pocos años, estas llamas se propagarán hasta que el áá*ituAores de sus pontífices Voltaire que
han con'
incendio sea general". De hechq la Revolucián se EG;;ld. tutit finitas revoluciones repúblicas ameri-
extendió en el espacio y su espírifu siguió impreg- movido .onrtant"mente a veinte
canas desde l.l*ñ;;á;ntá
nando los siglos que de ella nos separan. nuttu nuestros días'
en navíos
También el influjo de las ideas de la Revolución
lo enviabun fot uttá*sados españoles
como aquellos q;H;;t"rh iit"to "¿"
[a ilustractPn"'
se harÍa sentir en nuestras tierras. Como bien seña-
u Cu'utu' con sus bodegas repletas
que arribaban
laAntonio caponnetto en un artículo que tituró "Las Tiene ra-
consecuencias culturales de la Revolución france-
de libros antineligiosos y anarquizantes'
americanas'
,Jn quitn, refiriéñdose a las naciones
escribió: oVous ;1ül* fils de l'Espagne'
sa", el modelo revolucionario ltegó también hasta vous étes
nosotros, torciendo elcurso de nuestra historia. por- aunque debió
les fils de la nár"üti"n frangaise''
que nosotros nacimos de la &paña católica, here_
;;ñi"ái" ai.ü"áá q* tabpaña contemporá-
9.p de Grecia y de Roma, que ya desde la conquis-
tatrató de trasfundirnos la doctrina tradicional, reli- nea, la qu" ,uIil; ttrz al 1i de julio de 1936'
giosa y política. La cosmovisión de la Edad Media, también er. ft¡"á" la Revolución francesa"'
a nuestP pa-
es decir, de Ia Cristiandad, que había ido rdespare- En [o que toca más puntualmente
Revolución nos
ciendo por lo general en Europa, se mantuvo en kia, advettimos que el áspírihr.de la
España durante varios siglos. Fue la España de los if"gO casi contemporáneamente con los sucesos que
que aco-
Habsburgo, la de Carlos V y Felipe II, la que nos la inspiraron en Francia' Sin embargg luY
corte bórbónica estaba
incorporó al Imperio. pero luego, trabajadá por la tar que u putui"áu quu la reci-
y luego España
masonería, se dejó inficionar por las ideas subversi- inficionaau poi U *áton etía,
lJocupación del
vas, y de algún modo pennitió su infiltración en sus bió el influjo revolucionario for
provincias de ultramar
provincias transatlánticas. ;lét.it de Ñapoleón, en sus
se mostró .iuio .uiiado de'parte de las autorida-
. ?ug.unio Vegas Letapié nos describe
viraje de la política
así el gran
des políti.* v *CÉt'it.ut' Águnut Ca.a{3s y Or-
española: "Españ a ernpáó u literatura
apartar su vista del ideal verdadero que la había clenanza, n"iát prohibían el ingreso depor ejem-
hgch: grande para ponerlo en Francia y en lo fran- revolucionutü. Ei obispo cle Córdoba' publi-
cés. En la segunda mitad de este sigló traidor _el plo, monseñor Josá Anionio de Sarr Alberto'
caba en 178á- ii}qsu Coüecismo reol' donde refu-
[¿ Ner¿ey t¿s Tr¡"pesreoes
427
L¡ Revo¡-ucrq.r Fnnrrcesn [ColoróN]
_ __
pasamos a fines delsiglo XIX y comienzos
_Si del Tlanto para La Harpe como para de Maistre, la
XX, advertimos, una vez mái, el inflú¡o Ae tá Cerolu- Revolución francesa no es explicable desde elnivel
ción francesa en la Revolución soviétt a,su retoño puramente humano. Tuvo una inocultable inspira-
más dilecto. Marx un hijo genuino dá h, lu."r, ción satánica. Lo propio del demonio es invertir la
{ue
lector asiduo de voltai.re y ae lás "filósofos"-Áuüiu- realidad, imitar a bios pero tergiversando su.obra'
listas del siglo xvlll. Él ireyo haber
uáo No en vano ha afirmado Carl Schmitt que "todos
"n.ont
estos últimos, argumentos "científicos" "n
contra toda los conceptos mas decisivos de la doctrina moderna
tentación de trascendencia. fu im ismo predilecclonó son concáptos teológicos secularizados". Por eso la
a Rousseau, de quien extrajo ra idea ár uná uá.¡.- Revolución sólo se vuelve inteligible si se la conside-
dad totalmente dependientá de ra "vorunáá g";.- ra a la luz de la concepción teológica de San Agustín,
ral", de la clasegbrera, especificó, en la qu"1áJaiu constituyendo un jalón relevante en [a historia de la
dicha voluntad. Bien hace poradowski en Jfiñ;ür. "Ciudad del mundo", en su lucha permanente con-
la revolución bolchevique y el sistemu roui¿ti.o
no tra los defensores de la "Ciudad de Dios".
fueron, como algunos io han pretendido, trerlncia
de la idiosincrasia revolucionária der puebi" iuro. Dumont llama a la Francia moderna no ya "la
Dicho pueblo tendía más bien a Ia anarquu, hija primogénita de la lglesia", como gustaron lla-
a **io. papas a [a Franciafundacional, sino "la cons-
grado en que sus dirigentes no supieran gábeinarto."" tante hija primogénita de la Contra-lglesia".
La revolución soviética y el sistema comunista son
c.reacio¡-es de puro totalitarisrno, inspiradas
en occi-
dente. No se otvide que Tiotski deéramuuu J"
*"-
Eibtiografía
Libros consulúodos
- -"
Agustin Barruel, Mémoires pour seruir a l'histoire du
penséeFmnEaise, Chiré-
loioU¡nisme,biffusion de la
en-Montreuil, Vouillé 197 3'
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H ilaire
Buenos Aires 1967.
Danton,DiPYlon, Buenos Aires 1945'
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El Rcntcfmlcnto y el prllgro
La crnbo¡tlda del lslam dc mr¡rdanizaclón dc la ldc:la
Allredo Sáenz
Alfredo slenz
LÉ1 Fi&VH Y LÉ-§
LA NAVE Y LAS
TH$d?Pf;ST,effiffiffi
TETVIPE§TADES
TOMO 6
TOMO 4
La Querella de La Reforma
las lnyestiduras Protestante
Séptima Tempestad
La Herejía de
los Cátaros
La Revolución Francesa
lrl,l¡¡,a f:rii.¡9
La Reyolucrórr Cuuruanl
TOMOT
DecimaTempestad
La Revoh¡ción Francesa
, PRMERAPARTE
',, LA RevoLucró¡l GutruR¡t-
,,.,
t,;
Impreso en Alba Impresores
Amancio Alcorta 9910, iJu"*o, Aires
República Argentina
Noviembre deZOAT
lírt.l0l'¿:C.t
f",i. i,. o
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