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La ética, como el espacio de Libertad del sujeto, es donde se pueden entrar a cuestionar los
comportamientos y conductas que se siguen, Permitiendo revisar a profundidad los actos
realizados tanto individual como socialmente. A pesar de esto, la ética no es algo fundamental
y básico para el ser humano, sino que a lo largo de la vida (y más en la escuela) no se enseña
la toma de problemas éticos como base del pensamiento, sino que se relega a un espacio donde
las morales impuestas dan las directrices para que los sujetos eviten cuestionarse y no permiten
el ejercicio de libertad ni de reflexión autónoma.
¿Cómo el ejercicio Docente niega la posición ética y política que pueda tener un estudiante?
¿Se pueden generar o se generan (ya en el cotidiano) actos y procesos de resistencia por los
estudiantes frente a la posición de autoridad del docente?
Intentaremos resolver este dilema ético, en donde se evidencia la dura decisión que atraviesa
la docencia, ya que simbólicamente está cargada de unas responsabilidades y de unos
poderes especiales y específicos para el contexto estudiantil que ponen sus decisiones y
consideraciones por encima de los estudiantes y que no tienen espacio al cuestionamiento. Para
el estudiante, por el contrario, al no ver otra salida que la de recibir y acatar lo dicho por el
docente, no queda otro camino que abandonar sus consideraciones y apegarse a las del
docente sin derecho a defender y reflexionar sobre los hechos. El cuestionamiento se verá acá
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Ética Profesional Iván Roa 11 de noviembre de 2016
constante en la medida en que veamos a los dos actores en igualdad de condiciones éticas
(cosa que en la escuela es casi imposible), y que intentemos analizar si el docente
verdaderamente ejercer bajo su marco ético y si sus decisiones y acciones son por acto de
reflexión o si con él solo se pretenden mantener los ejercicios de control y poder dentro del aula.
1
Bourdieu (pág: 78)
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romper patrones de autoritarismo que puedan existir, sin negar la necesidad de la autoridad que
se podría hablar como “socialmente impuesta” pero que se podría desaparecer si se entiende
como una ayuda o herramienta que le permite al que está adquiriendo (y buscando, si se logra
romper la prenoción de la obligación) el conocimiento y el Bien.
Pero en específico, creo que frente a mi problema ético, el texto de Cajiao me interesa a
profundidad, ya que se trabaja con el problema de la autoridad y el autoritarismo que puede
darse en la educación. Mi problema ético está en cómo a medida que el estudiante encuentra
espacios de autonomía en los que toma postura, rompe con la jerarquía del campo educativo,
pero a su vez también cómo los docentes intentan no perder su autoridad en el aula y con esto
pueden llegar a cerrar e incluso negar las posturas que adquieren los estudiantes.
Partimos del cambio de tiempo en el que vive la juventud y la niñez actualmente, donde cada
vez es más fácil encontrar información variada sobre un mismo tema y donde el docente cada
vez pierde el rol de fuente de información y conocimiento; En este momento la información se
encuentra más fácilmente, los docentes con más edad si bien siguen siendo fuente de
información, pero se enfrentan a la desactualización que se da por el cambio rápido al que
estos no logran adaptarse, además de encontrarse con posibles escenarios donde los
estudiantes confrontan las ideas y saberes del profesor. ¿Es el saber sobre la materia lo que
puede dar autoridad al docente? Creo que esto se ve duramente cuestionado al encontrarse la
información con mayor acceso, y los estudiantes poder acceder más fácil a ella y muchas veces
entendiendo más cuestiones que con la explicación del docente. ¿es el conocimiento la fuente
de poder en el colegio? Creo que más que el conocimiento o la información propiamente dicha,
lo que si tiene el docente son más herramientas de análisis y de conexión y organización de
información que los estudiantes no encuentran con el simple acceso a ella.
Entonces vemos que la única fuente que da verdadera autoridad al docente frente al estudiante
es su cargo a desempeñar en la escuela y al cual tanto el mismo docente como persona, como
los mismos estudiantes están supeditados a respetar y conservar. Pero está autoridad no nace
entonces de la experiencia o saber que pueda manejar el docente, o de su metodología
didáctica y sus postulados pedagógicos, sino que se reduce al papel que se desempeña en el
ambiente escolar y que cada vez se desdibuja más la diferencia para la comunidad educativa.
Pero esta posición no solo puede llevar a un autoritarismo que puede impedir el desarrollo del
aprendizaje de los estudiantes, sino que además solo se enfoque en la enseñanza como algo
meramente unidireccional de docente a alumno en donde el docente por no perder el control de
sus estudiantes, ejerza el autoritarismo pasando por encima de la dignidad del joven y niño. A
costa de buscar resultados, los docentes impiden que en sus aula se puedan dar ejercicios
democráticos y participativos, sin contar con la estructura prediseñada en la que los colegios se
configuran y las formas de poder que se presentan a su interior, todo esto impidiendo que los
colegios puedan convertirse en espacios de aprendizaje pensados para los estudiantes, y
muchos menos permiten la posibilidad de pensar la escuela como un espacio de libertad. Es
entonces cuando los Estudiantes en su desarrollo -y el mismo desarrollo social, tecnológico y
cultural- van rompiendo con las estructuras de poder pensadas en la institución, iniciando por
los espacios de saber, ya que no podemos seguir concibiendo al alumno como algo vacío que
hay que rellenar, sino como un sujeto con una experiencia y conocimientos previos, además de
reconocerlo como un sujeto de derechos y deberes el cual puede tener rangos de autonomía
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guiada, más no de Autoritarismo Brutal -como el ejercicio perverso de la autoridad sin posibilidad
de consenso racional- en donde se excluye al niño como una mercancía y entre un grupo lo
escogen como “mejor dotado”2. Tendremos entonces que buscar alternativas que nos permitan
ejercer autoridad3 sana en los colegios, en donde los estudiantes puedan ejercer su libertad y
donde puedan romperse las relaciones jerárquicas verticales que se mantienen en los espacios
de clase, y se pueda contribuir a generar espacios más adecuados y amenos para el desarrollo
de habilidades que puedan ayudar al desarrollo y beneficio no solo del Estudiante sino de la
comunidad en la que se encuentra.
El proyecto de la no-escuela que Francisco Cajiao propone, como un espacio de libertad, donde
el conocimiento se integre por medio del desarrollo autónomo del individuo por medios creativos
y productivos, es a su vez lo contrario de lo que vemos actualmente en el campo educativo y en
el sistema estándar. Está no-escuela se comprende mejor al tener en cuenta que esta solo se
puede dar bajo la base epistemológica de los “procesos de producción de conocimiento”
(aprendizaje) diferenciado al simple proceso de distribución de contenidos e información
(enseñanza) bajo el que se centran los procesos educativos. Pero como dijimos, no
pretendemos pues eliminar la autoridad de tajo (tal vez en el curso del proceso educativo) sino
que por el contrario, al buscarse la construcción de conocimientos, vemos que los maestros
entonces se convierten en guías que median esa producción de conocimiento que se puede
construir a partir del aula4. Con esta diferenciación entonces podemos entrar a hablar de una
pedagogía de la enseñanza que busque didácticas para el cómo hacer que los demás
entiendan, y una pedagogía del aprendizaje, (siendo este el reto para los docentes en
perspectiva de superación del dilema ético) donde la epistemología se promueva como esa
construcción de conocimiento que se puede dar.
Ahora bien, Otro punto a tener en cuenta será entonces cómo por medio de la superación del
trabajo y la producción artificial dada por la Labor y el Trabajo, -bajo los que se ha pretendido
esconder la dignidad del hombre pero que para Hanna Arent resultan siendo espacios de no
libertad- podremos generar con los sujetos participes del proceso educativo un espacio de
2
“Esto es supremamente grave. –nos dice Cajiao- Es un problema de ética profesional y de moral social.
Permitir que esto siga sucediendo con la facilidad con que ocurre es propiciar una suerte de selección racial
con argumentos científicos inaceptables desde una perspectiva humana” Cap. 5: Maestro y sociedad. En:
Cajiao, Francisco A. La formación de maestros y su impacto social. Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio,
Colciencias, 2004, p 190
3
“quiero comenzar por el concepto de autoridad en el proceso educativo, aceptando en principio la
necesidad de que está exista en la organización social y por ende en la organización educativa constituida
por la escuela formal.” Ibíd. P 183
4
“Uno de los campos profesionales en los cuales se hace más evidente la necesidad de explicar un campo
referencial ético es la pedagogía…” -y continua- “La ética particular que rige el ejercicio de las profesiones no
solamente tiene que ver con postulados generales referidos a lo que está bien o mal en un contexto
sociocultural, sino que también tiende a volverse preceptiva en aspectos específicos que tienen que ver con
actitudes y comportamientos de los cuales depende la identidad misma del profesional como ser humano y
la confiabilidad de su rol en el contexto social dentro del cual actúa.” Cajiao, Francisco A.. La formación de
maestros y su impacto social. Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio, Colciencias, 2004, p 65
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Acción que se salga de la condición humana y que por el contrario ponga a la Vida Activa en el
centro del proceso.
Pero a pesar que no nos quedamos en la concepción de quietud que atraviesa la Vida
Contemplativa, vemos que la superioridad de este ejercicio sobre los que se dan en la condición
humana, su conexión plural con los demás hombres y su construcción de una historia
conservada en la acción de los hombres puede ayudar a encontrar un mejor espacio en el aula.
Son los sujetos los que tienen que contemplar su existencia, entendiendo su relación política
(tanto en vida como en muerte) como especie que está condicionada, pero que a su vez es
condicionadora de su condición, por lo que su “condición natural” se pierden en las condiciones
que como especie hemos creado y autoproducido para nosotros mismos.
Conclusión
5
Arendt Hanna, (2009). La condición Humana, Buenos Aires: Paidos. Capitulo 1: La condición humana p. 28