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Dav-id Le>dge
EL de ficciórz
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David Lodge
El arte de
la ficción
Con ejemplos de textos
clásicos y modernos
19
EDICIONES PENíNSULA
BARCELONA
•
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Edición original inglesa:
The art uffiction:
Illustrated from classic and mude17/. texts.
© de la edición y la introducción: David Lodge, 1992.
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrit¡:¡
de los ti rulares del «copyril5ht», bajo las sanciones establecidas
en las leyes, la reproduccIón total o pardal de esta obra por
cualquier medio o procedimiento, comprenclidos la reprografía
y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares
de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
Primera edición en esta colección: mayo de 2002. «genío entre los editores:..>
© de la traducción: Laura Freixas Revuelta, 1998. (The gante, acto Il, escena 2.)
© de esta edición: Ediciones Península s.a.,
Peu de la ereu 4, 0800I-Barcelona.
e-mail: correu@grup62.com .
ínternet: http://www. penínsulaedi.colll
:1' I
6 JI: pero en ocasiones la acompañaba sir Claude, y en los p1t>ime-
ros tiempos nada había sido tan delicioso de observar en es-
EL PUNTO DE VISTA tas apariciones como la forma en que mitady, como lo for-
muló la señora Wix, vivía hechizada por él. «¿ Verdad que
está hechizada?», salía exclamar Maisie aludiendo
va pero campechanamente a aquella después de que Sir
Claude se hubiera llevado a mamá entre explosiones de sa-
1
1: nas ca1Tajadas. Ni siquiera en los viejos tiempos de las tron-
h
j. chadas mujeres babía oído ella a mamá reírse tantísimo
lvo ha de suponerse que las ausencias de milady no se vieran como en estos momentos de capitulación conyugal, a la. ale-
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atenuadas por procederes de otra índole: entradas triunfales 1I gría de Jos cuales hasta una niña advertía que al fin tenía
y detenciones trepidantes durante las cuales parecía echarle
1
I derecho ... una niña cuyas reflexiones de entonces consistieron
un vistazo rico en P1"opósitos a todo lo que había en la habi- todas en jelices meditaciones egoístas sobre buenos augurios y
tación, desde el estado del techo hasta el de los botines de su pronósticos de dicba.
hija. A veces tomaba asiento y a veces merodeaba agitada- HENRY JAMES, Lo que Maisie sabia ( 18 97).
mente pOl" todo el cuarto de estudio, pero en ambos casos su !l
l' Traducción de Fernando Jadraque.
actitud tenía igualmente el aire apabullante de las medidas
prácticas. Las cosas que allí hallaba deplorables eran tantas
i
que hacía sentir que todavía podía esperarse mucho de ella, .1
Un acontecimiento real puede ser - y suele ser- vivi-
y se erizaba de proyectos basta tal punto que por los cuatro ji" do por más de una persona, simultáneamente. Una
costados parecía derramar remedios y promesas. Sus visitas novela puede ofrecer diferentes perspectivas sobre el
e1'an tan vistosas como un sus propósitos, como t mismo acontecimiento, pero sólo una a la vez. E in-
dijo una vez la señora Ulix, tan bonitos como un de cor- cluso sí adopta un método narrativo <<:omnisciente»,
tinas; pero persona dada a los extt-emismos: a veces no le relatando la acción desde una altura propia de Dios,
dirigía apenas la palabra a su hija y a veces alwazaba a nonnahnente privilegiará sólo uno o dos de los posibles
aquel tierno capullo estrechándola contra un escote, tal como <<:puntos de vista» desde los cuales la historia podría ser'
había dictaminado asimismo la señora JiVix, notablemente' contada, y se concentrará en cómo los acontecimien-
pronunciado. Siempre iba con unas prisas tren'lendas, y cuan- tos afectan a esas personas. La narración totalmente
to más pronunciado era el escote más se podía inferir que la objetiva, totalmente imparcial, puede ser una aspira-
aguardaban en otra parte. Habitualmente entraba sola, ción válida en periodismo o historiografía, pero una
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historia ficticia difícilmente captará nuestro interés a I
drez de sus peleas y de sus intrigas alnorosas. Mientras
luenos que sepamos a quién afecta. persiguen sus egoístas placeres, ella es confinada a un
Puede afinnarse que elegir el o los puntos de vista
1-
lúgubre cuarto de estudio con la regañona Mrs. Wix,
desde el cual o los cuales va a contarse la historia es la 1; que por su parte está enamorada de Sir Charles y que
decisión lnás importante que el novelista debe tOlnar, ti sólo en años es madura.
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pues influye enonnemente sobre la reacción, tanto El fragmento citado figura en uno de los primeros
emocional conlO lnoral, de los lectores fTente a los capítulos del libro y se refiere a las vacías promesas de
personajes ficticios y a sus acciones. La historia de un Ida, en la época de su luna de miel con su segundo lna-
adulterio, por ejelnplo -cualquier adulterio- nos rido, de mejorar la calidad de la vida de Maisie. Está
afectará de modo distinto según si es presentado prin- narrado desde el punto de vista de Maisíe, pero no en
cipalmente desde el punto de vista de la persona infiel, su propia voz, ni en un estilo que intente en modo al-
o del cónyuge traicionado, o del amante, u observado guno imitar el discurso infantil. James explicó sus ra-
por una cuarta persona. Madame Bovary narrado prin- zones en el prólogo que escribió para la edición de
cipalnlente desde el punto de vista de Charles Bovaty ,
Ii Nueva York: «Los niños pequeños tienen muchas más
sería un libro muy distinto del que conocemos. i;
j- percepciones que términos para expresarlas; su visión
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HenryJames era poco menos que un virtuoso en la ji es en cualquier momento más rica, su comprensión
manipulación del punto de vista. En Lo que Maisie sa- t! constantemente mayor, que el vocabulario que suelen
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bía presenta una historia de varios adulterios -o adul- ¡',1 usar o del que en t6tal». Estilísticanlente,
terios levemente legitinlados por el divorcio y el nue- I¡-
i:
pues, Lo que Maisie sabía es la antítesis del Guardián en-
¡í
vo matrimonio- exclusivamente a través de los ojos tre el centeno. Aquí, un punto de vista ingenuo es. arti-
de una niña sobre la que esas relaciones amorosas re- culado en un estilo maduro: elegante, complejo, sutil.
percuten, pero que en gran parte no las entiende. Los No hay nada de lo que es descrito que Maisie no
padres de Maisie se divorcian cuando su padre entabla pudiera plausiblemente percibír y, dentro de las limi-
una relación con la institutriz de la llíña, con la que taciones propias de su edad, cOlnprender. Su nlalná
ternlÍna casándose. A su vez, la madre de Maísie, Ida, formula atractivas y enérgicas propuestas para redeco-
se casa con un joven admirador, Sir Claude, y pone a 1'ar el cuarto de estudio y renovar el guardarropa de
Maisie en manos de otra institutriz, Mrs. Wix. Al poco Maisie. Las visitas de Ida son súbitas y breves, su com-
•
tiempo, la madrastra y el padrastro de la niña se hacen portamiento volátil e inlpredecible. Suele estar ele-
aluantes. MaÍsie es utilizada por esos adultos egoístas y gantemente vestida y a punto de acudir a alguna cita o
poco escrupulosos como un peón en el tablero de aje- fiesta. Parece Inuy enamorada de su nuevo marido y de
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f
día esperarse mucho de ella». <-<Sus visitas eran tan vis-
tosas como un mobiliario; sus propósitos, como dijo
una vez la Mrs. VVix, tan bonitos como un par de cor-
tinas». Tales estructuras hábilmente equilibradas su-
i
observaciones es devastadoramente irónico a expensas brayan las contradicciones entre las promesas de Ida y
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Uno de los síntomas más habituales que delatan a un
escritor perezoso o sin experiencia es la incoherencia
«<... no se vieran atenuadas>-», prefiere sustantivos abs-
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en el manejo del punto de vista. Supongamos que la
tractos y cultos (<<ausencias», «procederes», «inten- j
historia que cuenta es la de John, que se va a vivir por
ciones») a palabras concretas o coloquiales, y utiliza primera vez fuera de casa de sus padres, para acudir a
elegantes simetrías (<<entradas triunfales y detenciones la universidad, tal como John la percibe: John prepa-