La teoría de las fuentes del derecho ha sido desarrollada a partir de la importancia de la consideración del ordenamiento jurídico como un todo orgánico. La referencia a las fuentes del derecho exige una noción de unidad, plenitud y eficacia como atributos de un conjunto de normas creadas y concebidas para formar un todo. El positivismo jurídico va a potenciar estas nociones. En la tradición iusnaturalista ya existen al menos dos de estas señas de identidad: 1. La importancia de la positivación de las normas jurídicas. 2. El concepto de sistema jurídico. El debate entre las corrientes racionalistas y la escuela histórica del derecho ofrece la gran polémica sobre el problema de las fuentes del derecho con aplicación directa al sistema jurídico moderno. Estas concepciones, denominadas por las formas del iusnaturalismo racionalista, concretaban fuentes derivadas de un concepto aceptado del Derecho. Lo interesante en torno a la codificación es mostrar como el concepto del derecho se pliega a la delimitación de las fuentes del Derecho concebidas desde la ciencia jurídica. Si los jurisconsultos deben comprender la materia alimentada de lazos históricos y costumbres enraizadas en la colectividad, la ciencia debe reconstruir dichas acciones. Lo que nos ha parecido obvio en la construcción de las fuentes del Derecho en su antagónica visión historicista: la criba científica, ordenadora de una naturaleza que es previa al fenómeno.