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Cizalla del cuerpo y del alma.

La neurosis de Freud a Lacan

Mazzuca, Roberto

Freud y Lacan, cada uno a su manera, asignan a la fobia un lugar particular. El término histeria
de angustia retenido por Freud indica un acercamiento entre la histeria y la fobia aunque
manteniendo una diferencia en cuanto a la formación del síntoma.

La complejidad de la fobia en la estructura es de alguna manera intensificada por Lacan. O


bien el deseo fóbico está especificado en la neurosis por ser un deseo precavido (en relación
al deseo insatisfecho de la histeria y al deseo imposible del obsesivo), o bien la fobia aparece
como la forma más radi-cal de la neurosis; en este nivel la fobia se opondría a la perversión 1.
Esta oposición misma desaparece en otro contexto donde, escribe Lacan, "la fobia no es una
entidad c línica sino una plataforma giratoria. Vira hacia la histeria o la obsesión y permite la
unión con la perversión"2. Lacan habla incluso "de abrir el campo que de la perversión conduce
a la fobia, viendo en él el intermediario que va a permitirnos situar al neurótico" 3.

En una discusión sobre la fobia será necesario cuidarse entonces de confundir rápidamente
estructura fóbica y estructura de la fobia. Como primera aproximación puede decirse que la
fobia se aprehende como límite redoblado de la estructura: límite de la neurosis y límite entre la
neurosis y la perversión. Hacemos la hipótesis de que esto puede esclarecerse por la acción de
una estructura límite que se hace sentir en la clínica de la fobia.

La angustia es una señal -en el yo, dice Freud- que marca en el espacio, cada vez que se
desencadena, otras tantas zonas infranqueables. El espacio del sujeto viene a organizarse en
torno a estos límites que devienen delimitaciones. El horror lleva a la demarcación.

Pero para ir más lejos sobre este camino, es necesario aceptar la revisión que la fobia impone
a nuestra estética kantiana, fundada sobre la evidencia geométrica y el a priori de las tres
dimensiones cartesianas.

Tres notaciones introducirán nuestro propósito.

Comúnmente hay transformación de un objeto contrafóbico en objeto fóbico e inversamente. El


espacio que tenemos que tratar es un espacio que puede cambiar de signo. Lo que estaba de
un lado del límite puede pasar del otro lado.

"Este espacio, para funcionar, necesita ser agujereado, al menos imaginariamente. Es un


espacio ahuecado y no evidente como aquel de la geometría. Ejemplo: alguien que siente
angustia al visitar una exposición de pintura, angustia que llega a la cumbre en cada cambio de
sala. La resuelve en cuanto se hace visible el cartel "salida". ¿Cómo salirse sin salir? De la
misma persona, un fantasma, otro mundo infiltra con sus mallas invisibles nuestra realidad; otro
mundo en el cual a cada instante, en no importa qué punto se puede oscilar, ser capturado:
prueba de ello este caballero que quiso dar la vuelta en torno a su carroza y no vuelve jamás; o
ese regimiento que atravesando una capa de niebla desaparece sin dejar huellas...

Lo que llamamos objeto fóbico es un elemento de lenguaje. Un sujeto en su infancia fue presa
de pánico al ver una langosta (sauterelle - sauter-elle): su mamá acababa de abrirle el lecho
para consolarlo de la pérdida de un perro.

Estas breves notaciones nos envían de nuevo a la afirmación de Lacan: "Para volver al
espacio, parece formar parte del inconsciente estructurado como un lenguaje"5. Cita que un
trabajo sobre la fobia debe poder esclarecer.

El caso de Hans.
Es la fobia de Herbert Graf la que devino el caso ejemplar de Hans. Herbert Graf, hijo del
musicólogo Max Graf adquirió una gran notoriedad como realizador de óperas. Hemos
reproducido una foto de aquel que se llamaría "uno de los directores de ópera más envidiados
del mundo" foto tomada un año antes de su muerte, en Hellbrunn. Hellbrunn (de hell
Brunnen: fuente límpida) nos recuerda seguramente Schönbrunn (de shöner Brunnen: bella
fuente), ese lugar don-de Hans vuelve un d ía con su madre y una fobia al caballo. Es por otro
lado cuestión de caballo y de fuente en un pasaje de la observación de Freud, donde Hans
habla de caballos castigados y del engaño de la palabra6. A lo que se agrega que Hellbrunn es
un Castillo en las proximidades de Salzburgo como Schönbrunn en relación a Viena, con un
gran parque y un jardín zoológico. Es allí que en 1971 Herbert Graf decide abrir un segundo
centro en el festival de Salzburgo, que sería un "encuentro mundial de la juventud" con
conciertos, ópe-ras teatro, danza. Dos años después Herbert Graf muere, su proyecto le
sobrevive.

¿Quién no sería sensible a este encuentro entre Herbert Graf y el pequeño Hans, encuentro
fallido, por cierto, en-cuentro que la muerte sella a la hora del significante?

¿Qué es lo que quedará en Schönbrunn que Herbert Graf fue a buscar a Hellbrunn? ¿ No es la
misma cosa que se perdió o que quedó abandonada dentro de este pasaje de Herbert Graf?
¿Una parte del goce no simbolizada? ¿Una operación inacabada?

La cura de Hans.

Intentaremos primero situar algunos jalones dentro de la cura de Hans tal como Freud nos lo
restituye y con el aporte de comentarios de Lacan tomados de su seminario de 1957, la relation
d'objet.

El síntoma fóbico cae sobre Hans en el momento en que las reglas del juego son perturbadas y
donde debe asumir la integración simbólica de su sexo.

Las reglas del juego son perturbadas porque en ese mo-mento Hans se situaba en una relación
imaginaria, dual, con su madre, dentro de un juego intersubjetivo de velamiento/develamiento
del falo de ésta. Dos acontecimientos reales vienen a cambiar las reglas del juego: los primeros
goces fálicos que agitan a Hans; el nacimiento de una pequeña hermanita, Anna. No se trata
para Hans solamente del interrogante de tener un pene pequeño o grande, sino de aquel del
pene de los pequeños o de los grandes, asociado a la pregunta fundamental "de dónde vienen
los niños'' que implica el interrogante sobre el significante padre. Una situación nueva surge
para "Hans que llama a un tercer personaje, el padre.

Confrontado a esta revisión de su sistema simbólico, Hans se encuentra desarmado. Por un


lado su madre hace juicios despectivos sobre su sexo: no es más que una porquería. Por otro,
la madre no renuncia a conservar a Hans como su pequeño apéndice que lleva a todas partes:
al baño, al lecho…y esto a pesar de las intervenciones del padre que quedan sin efecto. El
padre, muy gentil, muy prendido al matriarcado con sus visitas dominicales a su propia madre,
no puede servir de soporte a una transformación del sistema simbólico de Hans. Lo que Hans
demanda a su padres es que se enoje.

Es para paliar esta carencia del padre real que el síntoma fóbico sobreviene para sostener al
niño respecto a la angustia de devoración materna.

El síntoma, en tanto se sustituye en lo real a la instancia paterna carente en lo real, juega un rol
estructurante, reparador, mediador de lo imaginario a lo simbólico. El miedo que no proviene de
la palabra del padre va a provenir del caballo. Los caballos de angustia balizan el mundo
exterior de señales que suplen a la ab-sens del inter-dit.

Es en tanto que significante imaginarizado que el caballo es llevado a jugar este rol para Hans.
El caballo es a la vez la imaginarización de un elemento simbólico (del lenguaje) y el símbolo
que sirve de hilo a la trama de construcciones imaginarias de Hans. Hay una simbolización de
lo imaginario dentro de las construcciones míticas -pero individuales- de Hans. Este lazo de lo
imaginario a lo simbólico se hace por la mediación del síntoma donde el significante caballo ("el
complejo del caballo" 10, dice Freud) representa el elemento sustituible, permutable, separable.

Figura heráldica salida de los mitos, del folklore, de los libros de ilustraciones, el caballo tiene
para Hans su lugar dentro de un bestiario con el león, la jirafa, la cigüeña.

Signo para todo uso, el caballo no tiene significación unívoca, representa a veces a la madre, al
padre de Hans, a Hans mismo, a su pene. Es un elemento variable en sus presentaciones que
se desplaza con o sin coche a cuesta; es un ambirreceptor que liga, coordina. Más adelante
veremos el valor que es necesario dar a los recorridos del caballo.

Es en razón de este rol estructurante, de lazo entre lo imaginario, lo simbólico y lo real que
puede ser legítimo aprescoup por haber ayudado a ahogar la fobia; Freud lo realiza después de
la única intervención directa que tuvo con Hans enunciándole su propio mito, el mito de
Edipo: "no cabía esperar que mi comunicación lo liberara de su angustia de un golpe, pero se
demostró que ahora le era dada la posibilidad de presentar sus producciones inconscientes y
de desarrollar (Abzuwickel: desplegar, devanar, liquidar) su fobia" 11.

Sin embargo el resultado de la cura de Hans no fue la efectuación de la castración que Lacan
definió como una operación simbólica sobre un objeto imaginario y cuyo agente es real. En
efecto, la cura de Hans se concluye sobre este pensamiento que enuncia a su padre: "Ha
venido el instalador y con unas tenazas me ha quitado primero el trasero y después me ha
dado otro, y después el hace-pipí. El ha dicho: 'Enseña el trasero´ y yo he tenido que darme
vuelta, y él lo ha quitado y luego ha dicho: ´Enseña el hace-pipí´" 12. No es cuestión de que el
hace-pipí de Hans sea reemplazado por otro, contrariamente a lo que interpreta el padre y que
ratifica Freud: "El te ha dado un hace-pipí más grande y un trasero más grande".

Por otro lado el fantasma precedente de Hans -en que casa a su padre con su abuela, la
Lainzerin, la de Lainz, como la llama- es, Freud lo destaca bien, una solución al Complejo de
Edipo más feliz que la que prescribe el destino, dicho de otra manera, un compromiso.

En relación al comienzo de su fobia, donde todas las reglas estaban perturbadas, Hans habrá
sabido encontrar su sitio simbólico, un nuevo trasero, un sitial propio donde él podrá jugar su
propia partida, pero un sitial mullido dentro de la bañera materna. Lacan pronostica de él que
será "un caballero donde sus propias parejas femeninas habrán sido engendradas a partir de
niños imaginarios que él puede hacer a la madre, ellos mismos herederos de ese falo alrededor
del cual todo el juego primitivo de la relación de amor con la madre se habrá jugado".13

Será tal vez un caballero pero sin un blasón fóbico. ¿Es esto lo que Herbert Graf fue a buscar a
Hellbrunn: un nuevo blasón? ¿Un nuevo significante?

Una neurosis bajo el signo de los medios de transporte.14

En su artículo de 1915: La represión15, Freud distingue cuidadosamente para cada neurosis el


mecanismo de represión y el mecanismo de formació n de sustituto que representa el síntoma.

En lo que concierne al síntoma fóbico, hay una sustitución del "objeto padre" por el ''objeto
animal"' y esta "formación de sustituto del elemento de representación (Vorstellungstateil) se
acopla por la vía del desplazamiento(Verschieblung) siguiendo las conexiones determinadas de
una manera particular".

Utilizaremos los recursos de la lengua francesa para decir que este desplazamiento es
homeomórfico a los desplazamientos del caballo y de Hans, donde Freud nos dice
que "l a neurosis está ubicada bajo el signo de los medios de transporte (Verkehn)". Daremos a
la homeomorfía la definición simplificada de Frechet,16: "Se llama homeomórfica o
transformación topológica, toda transformación biunívoca y bicontinua. Si se quiere expresar de
una manera intuitiva, puede decirse que una homeomorfía entre dos figuras (o dos conjuntos
de puntos) es una correspondencia tal que a todo punto de una de las dos figuras corresponde
un punto y sólo uno de la otra y que a dos puntos vecinos de la una corresponden dos puntos
vecinos de la otra".

La observación según la cual una de las figuras sería inte-rior (el desplazamiento como hecho
de lenguaje aportado por Lacan a la figura de la retórica llamada metonimia) y la otra exterior
(los desplazamientos de Hans y el caballo) no es pertinente. Primeramente, nada permite
calificar al lenguaje má s de interior que de exterior. Por otra parte Freud, en Inhibición, síntoma
y angustia destaca bien que "en el caso de la fobia, en el fondo sólo se ha sustituido un peligro
exterior por otro"17 (la castración).

En el caso de Hans, este homeomorfismo es bastante ejemplar. Se ilustra de la famosa frase:


18 wegen dem Pferd und wegen dem Pferd: "a causa del caballo" y "a causa del caballo".
Freud hace notar que Hans acentúa a causa. Esta frase fue pronunciada en Gmunden por los
amigos de Hans cuando uno de estos, Fritz, que hacía de caballo, cae y se lastima un pie.

Es tal vez a causa de esta frase, dice Hans, que adquirió su tontería (tontería es el nombre de
su fobia, dada en común acuerdo por su padre y por Freud). Freud indica que el
termino wegen ("a causa de") abrió la vía (Weg) a la extensión de su fobia de los caballos a los
coches: Wägen o, agrega él, como Hans está acostumbrado a escucharlo y hablarlo: Wägen
(que se pronuncia como wegen).

Hay allí homeomorfismo entre la figura wegen dem Pferd y el caballo que tira el coche (Wägen-
Pferd: el tirar está reducido allí a su función mínima de letra: el trazo del guión) en la medida en
que, en efecto, a dos puntos vecinos de una figura corresponden dos puntos vecinos de la otra.

He aquí lo que dice Lacan en su seminario La relation d´ objet:

"El caballo arrastra el coche de la misma manera que ese algo que arrastra tras de sí la
palabra wegen. No hay pues nada de abusivo en percatarnos de que es precisamente en el
momento en que Hans está apresado en algo que no es un porqué -pues más allá del punto
donde las reglas del juego son respetadas no hay allí más que trastorno, la falta de ser, la falta
de porqué- que Hans, en este momento, hace de alguna forma arrastrar su porqué que no
responde a nada, por algo que es justamente este Ich ("je") puro y simple que es el caballo. En
otros términos nos encontramos allí en el punto mismo donde surge la fobia ante el proceso
típico de la metonimia, es decir, el pasaje de peso del sentido (más exactamente de la
interrogación que implica el propósito), de un punto del texto al punto que sigue. Es porque el
peso de estewegen está enteramente velado, transferido a lo que justamente le sigue -dem
Pferd- que el término toma su valor articulatorio, y en este momento asume en él las
esperanzas de solución. Toda la hiancia de la situación de Hans en este momento se cierne
alrededor de una transferencia de peso que es gramatical." 19

Si la neurosis de Hans está bajo los signos de los medios de transporte es porque su solución
está en el transporte del signo. El caballo es ese significante donde Hans podrá plantear sus
preguntas, ¿quién lo representará frente a otros significantes?, ¿quién cristalizará las reglas de
juego, arrastrando este yo (je) restableciéndolo?

¿Por quién es traído Hans ? ¿Con quién esta atado? El caballo le permite plantear y plantearse
estos interrogantes. Cuando Hans tiene miedo de partir con el coche 21, de no poder saltar
suficientemente rápido sobre la rampa de carga, no es porque teme no volver a encontrar a su
madre, por el contrario, tiene miedo de volver siempre a su punto de partida, a ella, que no es
para él un punto de apoyo muy sólido, un plano fijo como la rampa de carga a lo largo de la
cual se disponen los coches. La cuestión de saber con quién está embarcado es una cuestión
que para Hans se repite, por ejemplo, en su fantasma del 21 de abril: 22 "Un tren estaba en
Lainz y yo he viajado con la abuela de Lainz hacia la estación de Hauptzollamt. Tú aún no
habías bajado el puente y el segundo tren estaba ya en St. Veit. Cuando acabaste de bajar, el
tren ya estaba ahí y hemos subido".
Los circuitos de Hans.

Podrá sorprender que demos tanta importancia a las representaciones espaciales para tratar la
clínica. Pero si podemos decir con Lacan que el espacio parece formar parte del inconsciente,
en el sentido en que este espacio está estructurado por las formaciones del inconsciente, que
es el efecto de una combinatoria de sustitución y de desplazamiento, es porque el lugar de esta
combinatoria es igualmente interrogado. Las formaciones del inconsciente crean, implican, un
lugar Otro. Toda la dificultad es nombrar este lugar Otro. Freud sólo ha podido retomar la
expresión de Fechner: "la otra escena" para designar el lugar de las formaciones del
inconsciente. Seguidamente él inventa las tópicas la primera: inconsciente, preconsciente,
consciente; y la segunda: yo, superyó, ello. No hay entonces para Freud un sólo lugar de las
formaciones del inconsciente, sino varios. Estos lugares tienen sus propias leyes, su propia
consistencia. Lacan prolongó esta tentativa de Freud partiendo del hecho objetivo de que estos
lugares son lugares-dichos. Es así como Lacan nombra tres dit-mensiones: lo real, lo simb ólico
y lo imaginar io: tres dit-mensiones que, en pos de su consistencia particular, invitarán a Lacan
a una consistencia de nudo: aquella de la cadena borromea: ninguna de las consistencias se
sostiene dos a dos con la otra, pero las tres se sostienen en conjunto de manera tal que si se
corta alguna, las otras quedan libres. Esta nodalidad del nudo borromeo no se puede normatiz
ar por nuestro espacio cartesiano, no es reducible a otra cosa, define pues por sí misma un
espacio Otro.

Es desde el lugar de esta nodalidad borromea que los circuitos de Hans deben ser
examinados.

Las representaciones espaciales que trazaremos no son representaciones de


esta "otra escena" donde se juegan las formaciones del inconsciente, sino presentaciones de
éste. La nodalidad como tal no es responsable sino presentable.

Partiremos una vez más de citas de Lacan para lo que concierne a los circuitos de Hans. He
aquí todas las citas de Lacan que tratan este tema:

"En el horizonte que dibujan los circuitos del caballo, están contenidos los circuitos del
ferrocarril... La tangencia, si puede decirse, del sistema circuito del caballo con el sistema
circuito del fe-rrocarril (a la estación de la aduana central) está indicado de la manera más clara
la primera vez que el pequeño Hans comienza a explicarse algo sobre la fobia del caballo".
"Hans jugando sobre el sis-tema de comunicaciones pasa progresivamente de lo que es el
circuito del caballo al circuito del ferrocarril."25

Esto era en 1957. No es sino en diciembre de 1973 (el año de la muerte de Herbert Graf) que
Lacan retoma la cuestión en su seminario, les non dupes errent, o sea un año después de
haber introducido la cadena borromea en el discurso psicoanalítico.

"¿Por qué la elección del caballo? El caballo es el representante de tres circuitos. La fobia de
Hans es este nudo triple donde los tres aros se sostienen juntos. Es en esto que él es
neurótico: corten uno y los otros dos se sostendrán."

El nudo de la fobia sería pues una cadena llamada olímpica:


Estas aseveraciones de Lacan son suficientemente lacónicas para llamar a discusión.

Discusión del nudo de la fobia de Hans según Lacan.

Comenzaremos por hacer la lista de los trayectos de Hans tal como uno puede trazarlos sobre
un piano. Esquematizamos en los grá ficos I y II.

La casa de Hans está por delante del dep2ósito de la estación de la Aduana Central que es
una de las más grandes estaciones de Viena, donde pasan a la vez (se trata también de
tangencia) el ferrocarril (Eisenbahn) y el tren local de Viena (Stodibahn). Desde esta estación,
uno puede ver todavía la casa de Hans.

a) Nombraremos en primer lugar el ir y venir del coche tirado por el caballo a todo lo largo de la
rampa de descarga. Hans tiene miedo de no volver sobre la rampa de descarga antes de que
el coche arranque. 26

b) En (4) hemos señalado el trayecto a pie de Hans con la muchacha o su madre, dentro de
Viena hacia el Stadtpark, este trayecto está asociado al comienzo de la angustia, antes de la
fobia.

c) (1) es el circuitp del Stodtbahn en parte subterráneo, que Hans toma con su madre para ir a
Schönbrunn. Hans ha tomado también el tranvía a vapor (3) con su padre 27 para ir hacia la
casa de la abuela paterna en Lainz. A este cruce, a este punto de cambios, se engancha el
fantasma de pasar bajo la cuerda y de ser llevado con el padre por un agente de policía.

d) (2) es el circuito que hace con el padre en ferrocarril: el Verbindungsbahn (ferrocarril de


enlace) que le lleva directamente a lo de la abuela, en Lainz. A este trayecto se asocia el
fantasma de haber roto un vidrio con el padre y ser llevado nuevamente con é l por el agente
de policía 28, lo mismo que
Plancha I. Esquema de los trayectos de Hans, reconstruído con la ayuda de las indicaciones de
Freud,
según un plano de la ciudad de Viena de 1908, y habiendo ido al lugar.
Plancha II. Alrededores de la casa de Hans.

el gran fantasma donde Hans viaja con la abuela hacia Hauptzollamt (la estación de la Aduana
Central) a continuación de lo cual, de manera inexplicable, se encuentra viajando con el padre.
29

e) Mencionaremos para terminar esta enumeración de trayectos los acontecimientos o


fantasmas que allí se asocian, el trayecto en ferrocarril hacia Gmunden donde se encuentra la
casa de campo de los padres de Hans.

En Gmunden, que el padre abandona frecuentemente en verano dejando a Hans cara a cara
con su madre, se condensan todos los acontecimientos que han precedido a la fobia de Hans:
dentro del desorden: la caída de Fritz y el "a causa del caballo"; el caballo que muerde, la
llegada de su madre embarazada de cinco meses de Anna, los fantasmas de la cigüeña que
trae a los chicos; la bañera en la casa de baños; la masturbación, los juegos con las niñas, las
estadías dentro del lecho de la madre, el primer recuerdo de un entierro… No es sorprendente,
desde luego, que el fantasma que se vincula a este trayecto hacia Gmunden sea un fantasma
donde Hans es llevado con su padre en el tren, antes que hayan tenido tiempo de colocarse
sus ropas para descen-der en la estación de Gmunden 30. Este trayecto hasta Gmun-den tiene
dentro del fantasma un franco suplemento de un más allá, donde Hans es llevado con su
padre. El más allá del trayecto Viena-Gmunden tiene un nombre: Hellbrunn.

Estos circuitos sobre el mapa no se superponen a los circuitos imaginarios de Hans, no


obstante ellos ayudan a situarse. Intentemos mientras tanto hacer el inventario de estos
circuitos imaginarios de Hans, es decir tal como son tornados en sus fantasmas.

Previamente distinguiremos dos clases de desplazamientos:


1. Aquellos que se hacen siguiendo la línea del circuito mismo.

La consistencia de estos circuitos es la que se sostiene en la homeomorfía del Wegen dem


Pferd. Se trata de circuitos donde Hans está embarcado dentro de un W ägen -que se sustituye
por wegen- tirado por un caballo, sea eléctrico o a vapor. O sea:

2. Por otro lado hay un desplazamiento de un circuito a otro, practicable, por el cruzamiento de
estos circuitos los unos en relación a los otros. Saltando del coche sobre la rampa de carga,
Hans salta de un circuito a otro.

Por el contrario no retendremos como circuito el trayecto a pie de Hans en Viena. En efecto en
este trayecto Hans no es embarcado en un Wägen, está al lado:

Es un trayecto que se define más bien por inhibición al desplazamiento. Si a pesar de todo
Hans puede desplazarse a pie -si se mantiene siempre de pie- es en la medida en que los
circuitos, por los peligros que representan, hacen hito, límite; su trayecto a pie es limitado. Más
bien se trata en este trayecto a pie de un borde de circuito. Borde sin el cual la existencia de los
circuitos no se plantearía.

Dicho esto, definamos mientras tanto los circuitos imaginarios de Hans. Encontramos que los
fantasmas de Hans se sirven de tres clases de circuitos.

 - un pequeño circuito que lo lleva a la madre, aquel del coche a caballos en el patio de
la Aduana Central que pue-de llevarlo a la madre; aquel del Stadtbahn que va Sch
önbrunn;
 - uno más grande que lo hace partir con el padre: el Stadtbahm complementado con el
tranvía (fantasma de pasar por debajo de la cuerda); el Eisenbahn (fantasma de rom-
per el vidrio, de partir con el tren más allá de Gmunden...)
 - finalmente el circuito donde, por un momento, es em-barcado con la abuela de Lainz
hacia Hauptzollamt sobre el Eisenbahn.
¿Tenemos resuelto por lo tanto el enigma del nudo de la fobia de Hans según Lacan? No.

Nada nos dice que Lacan haya seguido el mismo camino que nosotros y que llegue a nombrar
los mismos tres circui-tos. Por otro lado, ¿qué nos prueba que estos tres circuitos, aquellos que
retuvimos, están encadenados como una cadena olímpica? Es necesario decirlo: nada. Porque
que los tres cir-cuitos se sostendrían conjuntamente de dos en dos es indecible, en todo caso,
para nosotros.

Para concluir esta discusión estamos tentados de adelantar otra hipótesis. A saber, que los
circuitos que hacen la estructura fóbica de Hans no son tal vez tres, sino cuatro. Una tal
hipótesis tiende seguramente a aproximarse a la formalización reciente del síntoma por Lacan
como nudo borromeo de cuatro anillos:

"El podre es un síntoma... La existencia del síntoma es lo que está implicado por la posición
misma, aquella que supone este lazo de lo imaginario, lo simbólico y lo real, enigmático".31

¿No hay lugar para agregar a los tres circuitos que hemos aislado un cuarto: aquel del
significante Pferd como tal, en su particularidad y no bajo el ángulo del desplazamiento sino en
la función de la suplencia del padre, función que cruza todos los otros circuitos metonímicos?
Una tal hipótesis estaría más conforme al rol estructurante del síntoma fóbico.

La metáfora del s íntoma no tiende solamente a la sincronía de las metonimias, de los tres
desplazamientos encadenados conjuntamente, es también el efecto de la nominación de un
significante particular, a contar como tal. El circuito del significante Pferd, que uno encuentra en
el cruce de todos los caminos, explicita el lazo de los otros circuitos, es una nominación de
Hans. ¿Qué es la fobia sino la nominación de un miedo en el lugar de lo innombrable de la
angustia? Nominación que hace lazo entre las cosas que no tienen relación.

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