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Cosmética del enemigo

De Amélie Nothomb

Traducción y Adaptación de Patricio Orozco

Personajes:

Jerome y TextorHombres de alrededor de 40 años. Ejecutivos.

Policía Hombre de alrededor de 50 años.

Escena 1

Se escucha la canción “Volare” interpretada por Dean Martin.

Jerome y Textor cada uno en un extremo del escenario, hacen la mímica de todos los pasos que un

pasajero tiene que hacer para poder embarcar: Mostrar documentos, declarar objetos, hacer cola,

pasar objetos por el detector de rayos x, pasar por el detector de metales, quitarse objetos de los

bolsillos, los zapatos, etc. Cuando logran pasar por todos los pasos, cada uno se sienta en un

asiento distinto en la sala de espera.

Escena 2

Sala de espera de un aeropuerto. Jerome está sentado mirando el cartel de anuncios de los vuelos.

Se ve una pantalla que muestra los arribos y las salidas de los vuelos.

Voz en off. Atención señores pasajeros del vuelo nro. BA536 con destino a la ciudad de Barcelona,

debido a problemas técnicos en la aeronave, les informamos que el vuelo se encuentra demorado y

sufrirá un retraso por tiempo indeterminado. Repetimos: Señores pasajeros del vuelo nro. BA536

con destino a la ciudad de Barcelona, debido a problemas técnicos en la aeronave, les informamos

que el vuelo se encuentra demorado y sufrirá un retraso por tiempo indeterminado. Muchas gracias.

La voz en off repite el texto en francés y catalán.

Jerome, enojado, saca un libro de su bolso y comienza a leer. Textor se cambia de asiento y se

sienta al lado de Jerome.

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TEXTOR Buenos días. (Jerome hace un gesto y le devuelve el saludo). El retraso de los vuelos es

todo un tema ¿no?

JEROME Sí.

TEXTOR Si por lo menos uno supiera cuántas horas vamos a tener que esperar, uno podría

organizarse. (Jerome asiente). ¿Qué tal su libro? (Jerome mueve su cabeza) Tiene suerte. Yo soy

incapaz de leer en un lugar público. Odio los aeropuertos. Los ingenuos creen que acá se conoce a

viajeros de toda clase ¡Qué error tan romántico! ¿Sabe que clase de gente encuentra uno por acá?

JEROME ¿Molestos?

TEXTOR No. Hay ejecutivos en viaje de negocios. El viaje de negocios es la negación del viaje

hasta tal extremo que no es digno de llamarse así. Semejante actividad debería llamarse

“desplazamiento comercial” ¿No le parece más correcto?

JEROME Estoy en viaje de negocios.

TEXTOR No hace falta que me lo diga, eso se nota.

JEROME Caballero, por si todavía no se ha dado cuenta, no me interesa hablar con usted.

TEXTOR ¿Por qué?

JEROME Estoy leyendo

TEXTOR No

JEROME ¿Cómo dice?

TEXTOR No está leyendo. Quizás le parece que está leyendo, pero leer, lo que se dice leer, es otra

cosa.

JEROME Bueno, está bien. No tengo ningún interés en escuchar sus profundas consideraciones

sobre la lectura. Me está poniendo nervioso. Incluso, suponiendo que o estuviera leyendo, no quiero

hablar con usted.

TEXTOR Cuando alguien está leyendo, enseguida se nota. El que lee, el que lee de verdad, está

en otra parte. Y usted mi estimado, está acá, conmigo.

JEROME ¡No sabe cuanto lo lamento!

TEXTOR Si, la vida está llena de estos pequeños sinsabores que a uno lo perturban de un modo

negativo. Mucho más que los problemas metafísicos, son las ínfimas contrariedades las que nos

muestran el lado absurdo de la existencia.

JEROME Oiga porqué no se deja de hincharme…

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TEXTOR No sea grosero, por favor.

JEROME Usted es el que es grosero.

TEXTOR Texel. Textor Texel.

JEROME ¿Y a que viene este trabalenguas?

TEXTOR Admita que resulta más fácil conversar con alguien sabiendo cómo se llama.

JEROME ¿No acabo de decirle que no quiero conversar con usted?

TEXTOR ¿Se puede saber a qué viene tanta agresividad. Señor Jerome Angust?

JEROME ¿Cómo sabe mi nombre?

TEXTOR Lo lleva escrito en la etiqueta de su bolso. También figura su dirección.

JEROME Bueno. ¿Qué quiere usted?

TEXTOR Nada. Hablar.

JEROME Odio la gente que quiere hablar.

TEXTOR Lo lamento. Difícilmente usted me lo pueda impedir: No está prohibido.

Jerome se levanta y se sienta en otra banco. Texel lo sigue y se la sienta al lado. Jerome se levanta

y se sienta en un asiento único, al lado de un bebedero. Texel lo sigue y se le instala delante de él.

TEXTOR ¿Tiene problemas profesionales?

JEROME ¿Me está cargando?

Jerome, abatido vuelve a sentarse a su asiento original. Texel lo sigue.

TEXTOR ¿Tiene problemas profesionales?

JEROME No se moleste en hacerme preguntas. No le pienso contestar.

TEXTOR ¿Por qué?

JEROME No puedo impedirle que hable, ya que no está prohibido. Pero tampoco puede obligarme

a responder, ya que no es obligatorio.

TEXTOR Sin embargo me acaba de responder.

JEROME Le respondí para, a partir de ahora poder dejar de hacerlo en mejores condiciones.

TEXTOR Bueno, entonces le hablaré de mi.

JEROME Ay Dios.

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TEXTOR Como ya le comenté, me llamo Texel. Textor Texel.

JEROME Lo lamento.

TEXTOR ¿Lo dice porque mi nombre es raro?

JEROME Lo digo porque lamento haberlo conocido.

TEXTOR Pero mi nombre no es tan extraño. Texel es un patronímico como cualquier otro que

proviene de mis orígenes holandeses. Suena lindo, Texel. ¿Qué le parece?

JEROME Nada.

TEXTOR Por supuesto. Textor resulta algo más complicado. No obstante es un nombre con tintes

de nobleza ¿Sabía que era uno de los tantos nombres que tenía Goethe?

JEROME Pobrecito.

TEXTOR Textor tampoco está mal.

JEROME Lo que debe ser duro es tener algo en común con usted, aunque solo sea el nombre.

TEXTOR Textor parece feo, pero si se detiene a analizarlo, no es muy distinto de la palabra “texto”.

Usted que piensa ¿cuál podría ser la etimología de la palabra “Textor”?

JEROME ¿Castigo divino? ¿Tortura?

TEXTOR ¿Discúlpeme, acaso usted tiene algo que reprocharse a sí mismo?

JEROME No. está visto que la justicia no existe: siempre pagan justos por pecadores.

TEXTOR Como sea, su hipótesis es fantasiosa. El origen de “Textor” es texto.

JEROME Mire usted.

TEXTOR La palabra “texto” procede del latín “texere”, que significa tejer. De lo que se puede

deducir que el texto es, en primera instancia, un tejido de palabras. Interesante ¿verdad?

JEROME En resumen, que significa “tejedor”

TEXTOR Yo me inclino por la segunda acepción, más elevada, de “redactor”: aquel que teje el

texto. Lástima que con semejante nombre no sea escritor.

JEROME Es verdad, así podría dedicarse a maltratar a las hojas de papel en lugar de a

desconocidos.

TEXTOR Es un lindo nombre. En realidad lo que plantea un problema es la conjunción de mi

patronímico con mi nombre: hay que admitir que Textor Texel no suena bien.

JEROME ¿En serio?

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TEXTOR Textor Texel (Texel comienza a repetir su nombre insistiendo en la dificultad que tiene al

pronunciar la sucesión de “x” y de “t”). ¿En qué estarían pensando mis padres cuando me llamaron

así?

JEROME En hacerle un chiste.

TEXTOR Textor Texel… Con el tiempo, cuando uno se acostumbra a pronunciar estos complejos

sonidos, dejan de parecer discordantes. Hasta se les puede encontrar cierta belleza fonética: Textor

Texel, Textor Texel, Textor Texel…

JEROME ¿Piensa seguir haciendo gárgaras mucho tiempo más?

TEXTOR Cómo escribió el lingüista Gustave Guillaume: “Lo que le apetece al oído, le apetece a la

mente”.

JEROME ¿Se puede hacer algo contra gente como usted? Encerrarme en el baño.

TEXTOR No le va a servir para nada. Estamos en un aeropuerto: los baños no están aislados

acústicamente. Lo puedo seguir hasta adentro del baño y quedarme hablando del otro lado de la

puerta.

JEROME ¿Por qué hace esto?

TEXTOR Porque tengo ganas. Siempre hago lo que tengo ganas.

JEROME Yo tengo ganas de pegarle.

TEXTOR Mala suerte: eso no es legal. A mi, lo que me gusta en la vida son las molestias

autorizadas. Como las víctimas no tienen derecho a defenderse, resultan todavía más divertidas.

JEROME ¿No tiene alguna aspiración más elevada en la vida?

TEXTOR No.

JEROME Yo sí.

TEXTOR No es verdad.

JEROME ¿Y usted que sabe?

TEXTOR Es un hombre de negocios. Sus ambiciones pueden valorarse en dinero. Eso no es nada

elevado.

JEROME Por lo menos no molesto a nadie.

TEXTOR Seguro que molesta a alguien.

JEROME Suponiendo que sea cierto ¿quién es usted para decirme algo?

TEXTOR Soy Texel. Textor Texel.

JEROME Y dale.

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TEXTOR Soy holandés.

JEROME El holandés de los aeropuertos.

TEXTOR El holandés errante. Un principiante, un romántico que…

JEROME ¿Romántico con los hombre?

TEXTOR Con quien me inspira. Usted resulta muy inspirador, señor Angust. No parece un hombre

de negocios. Hay en usted, a su pesar, cierta disponibilidad. Eso me gusta.

JEROME Lo lamento pero no estoy disponible.

TEXTOR Eso es lo que usted quisiera. Sin embargo, el mundo en el que vive no ha logrado acabar

con el joven abierto al universo, devorado por la curiosidad, que hay dentro suyo. Se muere por

conocer mis secretos.

JEROME Las personas como usted siempre piensan de que los demás están interesados por ellos.

TEXTOR Y tenemos razón.

JEROME A ver, alégreme el día. Por lo menos se me va a pasar más rápido.

(Jerome cierra su libro y cruza las piernas. Se dispone cómodamente a escuchar a Texel)

TEXTOR Me llamo Texel. Textor Texel.

JEROME Evite el estribillo.

TEXTOR Soy holandés.

JEROME No me olvidé.

TEXTOR Si no para de interrumpirme no vamos a llegar lejos.

JEROME No se si quiero llegar muy lejos con usted.

TEXTOR Mejoro cuando me conocen. Basta que le cuente algunos episodios de mi vida. Por

ejemplo, de chico, maté a una persona.

JEROME ¿Perdón?

TEXTOR Tenía ocho años. En mi grado había un chico que se llamaba Franck. Era encantador,

amable, lindo. Sin ser el más estudioso, siempre sacaba buenas notas, sobre todo en gimnasia,

cosa clave para la popularidad cuando uno es chico. Todos lo querían.

JEROME Todos menos usted, por supuesto.

TEXTOR No lo podía ni ver. Hay que tener en cuenta que yo era medio aparato, el peor en

gimnasia. Además no tenía ningún amigo.

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JEROME ¡Entonces es desde chico que resulta antipático!

TEXTOR Mire que yo lo intentaba. Siempre me esforzaba por agradar, por resultar divertido; pero

no lo conseguía.

JEROME Nada cambió.

TEXTOR El odio que le tenía a Franck, cada vez era mayor. En aquella época todavía creía en

Dios. Un domingo a la noche me puse a rezar en mi cama. Improvisé una oración satánica: Le

rogaba a Dios que matara a Franck. Durante horas se lo imploré con todas mis fuerzas.

JEROME Ya me imagino lo que sigue.

TEXTOR A la mañana siguiente, en la escuela, la directora entró a la clase con los ojos llenos de

lágrimas. Nos dijo que Franck había muerto durante la noche, de una inexplicable crisis cardíaca.

JEROME Y como es natural, usted pensó que la culpa era suya.

TEXTOR Era mía. Un chico tan saludable jamás hubiera muerto si no fuera por mis plegarias

satánicas.

JEROME Si fuera tan fácil no quedaría demasiada gente en nuestro planeta.

TEXTOR Mis compañeros se pusieron a llorar. Fue un escándalo. La directora decía: “Siempre se

van los mejores” Yo mientras tanto pensaba: ¡Obvio! ¡Si me voy a quedar rezando toda la noche, es

para matar al mejor de todos!

JEROME ¿Así que usted tiene comunicación directa con Dios?

TEXTOR Mi primer sentimiento fue de triunfo: Lo había conseguido. Este condenado Franck iba a

dejar de amargarme la vida. Después y poco a poco me fui dando cuenta que la muerte de mi

compañero no me había convertido en alguien más popular. En realidad no había cambiado en

nada mi estatus de aparato. Había creído que bastaba tener el campo libre para imponerme. ¡Que

equivocación! Olvidaron a Franck pero yo no lo sustituí.

JEROME No me extraña. Si algo se puede decir de usted es que no tiene mucho carisma.

TEXTOR Empecé a sentir remordimientos. Me lo reprochaba. Nunca dudé de mi absoluta

culpabilidad.

JEROME Teniendo en cuenta lo que usted llama asesinato, no creo estar en presencia de un gran

criminal.

TEXTOR Tiene razón, no soy un gran criminal. Soy un pequeño criminal sin envergadura.

JEROME De vez en cuando lo captura la lucidez.

TEXTOR Para que sepa: sólo he matado a dos personas.

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JEROME Es un número de víctimas bastante mediocre. ¡Sea un poco más ambicioso!

TEXTOR Si. Yo estaba destinado a llegar más lejos. El demonio de la culpabilidad no dejó que me

convierta en el ser gigante que me hubiera gustado ser.

JEROME ¿El demonio de la culpabilidad?

TEXTOR Me convertí en culpable al mismo tiempo que iba perdiendo la fe. ¿Es usted creyente?

JEROME No, nadie en mi familia lo es.

TEXTOR Mis padres no creían en nada; eso no impidió que yo sí creyera.

JEROME Pero ahora se parece a sus padres: no cree.

TEXTOR Si, pero fue culpa de un accidente, de un accidente mental que se pudo haber evitado y

en realidad determinó el resto de mi vida.

JEROME ¿Recibió un golpe en la cabeza?

TEXTOR Algo así. Tenía doce años y medio. Vivía en la casa de mis abuelos. En la casa había

tres gatos. Yo era el encargado de prepararles la comida. Tenía que abrir las latas de pescado y

pisar el contenido mezclándolo con arroz. Era una tarea que me daba asco. El olor y la textura del

pescado me daban ganas de vomitar. Tenía que mezclar todo con los dedos para que se integre

bien el arroz con el pescado. Siempre estaba al límite del desmayo.

JEROME Hasta acá lo puedo entender.

TEXTOR Esa tarea la tuve asignada por años hasta que se produjo algo impensable. Tenía doce

años y medio y abrí los ojos sobre la comida para gatos que estaba mezclando. Me dieron náuseas

pero me aguanté y no vomité. Entonces, sin saber porqué me llevé a la boca un puñado de la

mezcla y me la comí.

JEROME Qué asco.

TEXTOR Todo lo contrario. Me pareció que nunca había probado algo tan rico. Yo, que era un

aparato total y terriblemente difícil para la comida, yo, que tenía que ser obligado a comer, me

estaba chupando los dedos con la papilla para gatos. Asustado por lo que me veía hacer a mí

mismo, me puse a comer, a comer y comer la masa viscosa con gusto a pescado. Los tres gatos

miraban sin entender. Yo entendía menos que ellos pero descubrí que no existía diferencias entre

ellos y yo. Era perfectamente consciente de que no era yo quien estaba comiendo, era una fuerza

superior y suprema la que me impulsaba a hacerlo. Así fue como limpié el recipiente. Ese día, los

gatos se quedaron sin comer. Fueron lo únicos testigos de mi caída.

JEROME Esta historia es un poco más divertida.

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TEXTOR Es una historia atroz que me hizo perder la fe.

JEROME A mi me parece, y lo digo yo que no soy creyente, que comer comida para gatos no es

motivo suficiente para dudar de la existencia de Dios.

TEXTOR ¡No me gustaba la comida para gatos! ¡Era un enemigo interior el que me obligó a

comerla! Y ese enemigo, que hasta entonces estaba en silencio, resultaba ser más poderoso que

Dios, hasta el extremo de hacerme perder la fe no en su existencia, sino en su poder.

JEROME ¿Entonces sigue creyendo que dios existe?

TEXTOR Si, por supuesto, no paro de insultarlo.

JEROME ¿Y por qué?

TEXTOR Para que reaccione. No funciona. Sigue inmóvil, sin dignidad ante mis injurias. Los

hombres son más duros que él. Dios es un mamarracho. ¿Se da cuenta? LO acabo de insultar y

sigue callado. (Pausa) Mamarracho! (Pausa) ¿Ve?

JEROME ¿Y qué le gustaría que hiciera? ¿Que lo fulmine con un rayo?

TEXTOR Creo que lo confunde con Zeus.

JEROME Bueno, ¿Le gustaría que le mandara un plaga de saltamontes?

TEXTOR Ríase nomás. Es muy duro descubrir la nulidad de Dios y , encima, el poder

omnipresente del enemigo interior. Uno creía vivir con un tirano benévolo sobre la cabeza y de

repente descubre que vive bajo la autoridad de un tirano malévolo que está en el estómago.

JEROME Vamos, comer comida para gatos no es tan grave.

TEXTOR ¿Usted comió?

JEROME No.

TEXTOR ¿Entonces qué sabe? Es horrible alimentarse con comida para gatos. En primer lugar

porque es muy mala. Y en segundo lugar porque te sentís un asqueroso. Te mirás al espejo y decís:

Ese mutante se limpió el platito de los gatos. Sabés que estás sometido a una fuerza oscura y

horrible que, en el fondo de tu estómago, se revuelca a carcajadas.

JEROME ¿El diablo?

TEXTOR Llámelo como quiera.

JEROME No me importa. No creo en Dios, menos en el diablo.

TEXTOR Yo creo en el enemigo. Las pruebas de la existencia de Dios son frágiles, y las pruebas

de su poder todavía son más inconsistentes. Las pruebas de la existencia del enemigo interior son

enormes y las de su poder, gigantes. Creo en el enemigo porque todos los días y todas las noches

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se cruza en mi camino. El enemigo es el que, desde el interior, destruye las cosas que valen la

pena. Es el que saca a relucir tu bajeza y la de tus amigos. Es el que, en un día perfecto, va a

encontrar una excelente razón para que te tortures. Es el que hace que vos sientas asco de vos

mismo.

JEROME ¿No es también el que, cuando estás leyendo tranquilo en la sala de espera de un

aeropuerto, te interrumpe hablando gansadas?

TEXTOR Si. Para usted es eso. Quizás yo no exista fuera de usted. Usted me ve sentado al lado

suyo pero, quizás, esté en su interior, en su cabeza o en su estómago, molestándolo para que no

lea.

JEROME No. Yo no tengo enemigo interior. Tengo un enemigo, por ahora real y exterior, usted.

TEXTOR Si quiere pensar eso… Yo, en cambio, se que está dentro de mí y que me hace culpable.

JEROME ¿Culpable de qué?

TEXTOR De no haber podido impedirle que tome el poder.

JEROME ¿Usted viene a molestarme simplemente porque hace treinta años se asqueó comiendo

comida para gatos? Usted está enfermo. Hay médicos para casos como el suyo.

TEXTOR No vine acá para que me cure. Vine para enfermarlo a usted.

JEROME ¿Le parece divertido?

TEXTOR Me encanta.

JEROME Y me tuvo que tocar a mí.

TEXTOR No tuvo mucha suerte.

JEROME Por lo menos estamos de acuerdo en algo.

TEXTOR Así y todo, estoy seguro de que no lo va a lamentar. En la vida hay enfermedades que

son saludables.

JEROME Es increíble como la gente como usted encuentran justificaciones para todo lo que

hacen. Es lo que Lu Xun llama “El discurso del mosquito”: Que te pique un mosquito ya es molesto

pero, que encima te machaque con su bzbz en la oreja ¡Si por lo menos lo hiciera en silencio! Es

cómo si dijera “te voy a picar ahora pero no te enojes, lo hago por tu bien”.

TEXTOR La analogía del mosquito está bien. Pienso dejarle una buena roncha.

JEROME Eso significa que en algún momento pueda dejarme: por lo menos es un alivio y me deja

esperanzado. ¿Puede saberse cuándo se va a ir?

TEXTOR Cuando haya cumplido mi misión con usted.

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JEROME Ah. ¿porque además tiene una misión conmigo? Gracias pero no necesito su ayuda.

TEXTOR Si, necesita que le cause una enfermedad.

JEROME ¿Desde cuando alguien que tiene buena salud necesita estar enfermo?

TEXTOR En primer lugar, usted no goza de buena salud. Sabe perfectamente que hay cosas en

usted que no funcionan. Por eso necesita ponerse enfermo “Oración para pedirle a Dios el buen uso

de las enfermedades” es un texto que escribió Pascal, ¿lo conoce? Aunque parezca imposible,

existe un buen uso de las enfermedades. Pero bueno, antes, hay que ponerse enfermo. Yo estoy

acá sentado para hacerle ese regalo.

JEROME Muchas gracias, pero no quiero su regalo, que vamos a ser, soy una persona muy

ingrata.

TEXTOR No entiende, no hay posibilidad de curarse sin mí: sin enfermedad, no hay curación.

JEROME ¿De qué quiere que me cure?

TEXTOR No se engañe mas. Usted está mal, muy mal Jerome Angust.

JEROME ¿Y usted qué sabe?

TEXTOR Yo se muchas cosas.

JEROME ¿Trabaja para algún servicio secreto?

TEXTOR Mi servicio es demasiado secreto para el servicio secreto.

JEROME ¿Quién es usted?

TEXTOR Me llamo Texel. Textor Texel.

JEROME Ah, no. ¡otra vez la misma cantinela!

TEXTOR Soy holandés.

(Jerome se tapa los oídos con las manos y se corre hasta el otro extremo del banco. Texel

comienza a hablar rápidamente, gesticula y se sonríe. No se oyen palabras, Texel hace la mímica.

No se detiene y parece excitado).

VOZ EN OFF (Es el pensamiento de Jerome) Es un desequilibrado mental. Me sigue hablando

incluso hasta cuando no lo oigo. Debe de sufrir alguna especie de desorden, como incontinencia

verbal, si, algo como Logorrea. ¿Porqué se sonríe así, cómo si fuera el ganador? Yo soy el ganador,

yo soy el que no lo está escuchando. Porqué me preocupo tanto si yo soy el que está ganando,

¿Por qué? (Jerome comienza a sentir dolor en los brazos, es insoportable. Texel sigue hablando

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animadamente, se sonríe) No soy el primero que castiga con su charlatanería. No soy el primero

que se tapa los oídos. Sonríe porque está acostumbrado a qué esto pase, sabe que no voy a

resistir mucho tiempo más. (Jerome sigue un tiempo más con las manos en los oídos sufriendo de

dolor, parado, mirando a la platea) ¡Qué jodido! (Vuelve violentamente a sentarse al lado de Texel).

TEXTOR Ahí está.

JEROME A sus víctimas siempre les pasa lo mismo ¿no?

TEXTOR Aunque usted fuera el primero, era de esperar. ¿Oyó hablar de la crucifixión? ¿Por qué

cree que los crucificados sufren y mueren? ¿Por unos clavos de morondanga en las manos y en los

pies? No. Mueren por tener los brazos abiertos. El hombre no fue diseñado para estar mucho

tiempo con los brazos abiertos en esa posición, otros mamíferos sí: los perezosos por ejemplo.

Bueno quizás esté exagerando un poco pero es cuando se los cuelga de los brazos durante un

tiempo muy largo cuando pueden morir ahogados. Usted no hubiera muerto pero, la hubiera pasado

mal. Ya lo ve: no se puede librar de mi. Todo está calculado. ¿Porqué cree que me la agarré con

sus oídos? No sólo porque es legal; sobre todo porque se trata del sentido que menos defensa

tiene. El ojo tiene los párpados, contra el olor, nos podemos tapar la nariz o simplemente dejar de

respirar. Contra el gusto: la abstinencia. Contra el tacto está la ley; si alguien te toca en contra de tu

voluntad, vas a la policía y listo. La persona humana sólo tiene un punto débil: el oído.

JEROME Falso. Existen los tapones de goma espuma.

TEXTOR Si, los tapones de goma espuma: el invento más importante del hombre. Pero usted no

tiene ninguno en su bolso, ¿o sí?

JEROME Hay una farmacia en el aeropuerto. (Parándose) Voy a comprarme unos.

TEXTOR Que ingenuo. Como puede suponer, ya me los compré a todos. ¿No le acabo de decir

que tengo todo calculado? ¿Quiere saber qué le decía mientras se tapaba los oídos?

JEROME No.

TEXTOR No importa siéntese (Jerome se sienta), igual se lo voy a contar. Le decía que el ser

humano es un castillo y que los sentidos son sus puertas. El oído es la entrada más desprotegida:

por eso perdió.

JEROME ¿Usted qué gana?

TEXTOR Gano. No se apure. Tenemos tiempo. Estos retrasos de vuelos son interminables. Sin mí,

habría seguido fingiendo que estaba leyendo su libro. Le puedo aportar muchas cosas.

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JEROME La papilla de los gatos… el seudo asesinato de su compañerito ¿de verdad cree que eso

es interesante?

TEXTOR Para contar una historia, mejor empezar por el principio. ¿no le parece? Le decía que así

fue como a los doce años y medio, a consecuencia de comer la papilla de los gatos perdí la fe y

gané un enemigo: yo mismo, o, para ser más exactos, ese desconocido enemigo que todos

llevamos en la parte más oscura de nuestro ser. Mi universo sufrió una metamorfosis. Hasta

entonces, yo había sido un huérfano paliducho y flaco que vivía tranquilo con sus abuelos. Me

convertí en un ser torturado, angustiado y empecé a comer como un poseído.

JEROME ¿Siempre del platito de los gatos?

TEXTOR Eso sólo no. En cuanto veía un alimento que me repugnaba, me tiraba encima y me lo

devoraba.

JEROME Con lo difícil que es encontrar comida repugnante en Holanda.

TEXTOR Correcto. Llegó un momento en que me harté de comer.

JEROME Sin embargo no lo veo gordo.

TEXTOR Quemo calorías en forma de ansiedad. No cambio desde mi adolescencia: sigo

arrastrando la carga de culpabilidad desde entonces.

JEROME ¿Porqué esa culpabilidad?

TEXTOR ¿Piensa que las personas enfermas de culpabilidad necesitan tener una razón

consistente? Mi enemigo interior había nacido gracias al paté para gatos. Pude haber encontrado

cualquier otro pretexto. Cuando uno está destinado a ser culpable, está destinado a ser culpable y

la culpabilidad se abrirá paso de la manera que sea. Es una cuestión de destino. El jansenismo:

otro invento holandés.

JEROME Sí. Como la zona roja.

TEXTOR Me encanta la zona roja.

JEROME No me extraña.

TEXTOR Me encanta el jansenismo. Sólo a mí me puede gustar una doctrina tan injusta. Por fin

una teoría capaz de una sinceridad tan cruel como el amor.

JEROME Y pensar que estoy en un aeropuerto con un jansenista verborrágico.

TEXTOR ¿ Quien le dice? Quizás esto también forme parte de la predestinación. NO es imposible

pensar que hasta ahora usted haya vivido con el único objetivo de conocerme.

JEROME Le juro que no.

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TEXTOR ¿Usted quién es para decirlo?

JEROME Me han ocurrido otras cosas mucho más importantes en mi vida.

TEXTOR ¿Por ejemplo?

JEROME No tengo ganas de contárselas.

TEXTOR Hace mal. Le voy a enseñar un gran principio: Sólo existe un modo legal de hacerme

callar: Hablar. No se olvide. Eso lo podría salvar.

JEROME ¿Salvarme de qué?

TEXTOR A ver, Hábleme de su mujer.

JEROME ¿Cómo sabe que estoy casado? No llevo anillo.

TEXTOR Acaba de decirme que está casado. Hábleme de su mujer.

JEROME No.

TEXTOR ¿Por?

JEROME No tengo ganas de hablar de ella.

TEXTOR Supongo que debe ser porque ya no la ama.

JEROME ¡Por supuesto que la amo!

TEXTOR No. La gente que ama es siempre inagotable a la hora de hablar del objeto de su amor.

JEROME ¿Usted qué sabe? Estoy seguro que no ama a nadie.

TEXTOR Amo.

JEROME Entonces, a ver, hable usted inagotablemente de su amor.

TEXTOR Amo a una mujer sublime.

JEROME ¿Ah sí, y qué hace acá? Debería estar a su lado. ¿Pierde el tiempo molestando a

desconocidos cuando podría estar con ella?

TEXTOR Ella no me ama.

JEROME ¿Pierde el tiempo molestando a desconocidos cuando podría estar seduciéndola?

TEXTOR Ya probé eso.

JEROME Insista un poco.

TEXTOR Es inútil.

JEROME No sea cobarde.

TEXTOR Se perfectamente que no serviría de nada.

JEROME ¿Y si le escribe una carta?

TEXTOR Está muerta.

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JEROME Ah!

TEXTOR Cuando la conocí, estaba viva. Se lo aclaro porque hay hombres que sólo son capaces

de amar a mujeres muertas. Yo la amaba porque estaba viva. Estaba más viva que las demás.

Todavía hoy sigue estando más viva que las demás. (Jerome serio) No se ponga tan serio hombre.

JEROME Tiene razón. Es su mujer la que está muerta, después de todo.

TEXTOR No dije que fuera mi mujer.

JEROME Mucho mejor.

TEXTOR ¿Le parece divertido?

JEROME En qué quedamos: Usted me dijo que no me preocupe.

TEXTOR Trate de interpretar mis palabras por favor.

JEROME Mejor me callo.

TEXTOR Peor para usted. La conocí hace veinte años. Yo tenía veinte y ella también. Era la

primera vez que me gustaba tanto una chica. Antes sólo me había sentido aturdido por mi propio

complejo de culpabilidad, por Franck y la papilla y todo eso. Vivía una autarquía alrededor de mi

ombligo, sufriendo, analizándome, devorando mis propios horrores, examinando el efecto que

producían en mi cuerpo; el mundo exterior no me afectaba. Mis abuelos me habían dejado unos

pesos al morir, no era rico pero alimento por unos años no me iba a faltar. Yo estaba cada vez más

distante del género humano. Me pasaba días enteros leyendo a Pascal y comiendo alimentos

nauseabundos.

JEROME ¿Y los tres gatos?

TEXTOR Muertos y sin descendencia. Pasé algunos meses vaciando latas de pescado. Cuando

los armarios de la cocina quedaron vacíos, cuando me terminé de hartar de Holanda, me fui con la

música a otra parte. Me instalé en París, cerca de la parada de metro Port-Royal.

JEROME ¿Los alimentos franceses le parecían ricos?

TEXTOR No. En París también se come mal. Ahí fue donde conocí a la chica más hermosa del

universo.

(La pantalla del aeropuerto que indica la salida y aterrizaje de los vuelos muestra la imagen de una

mujer hermosa. De aquí en más, en la pantalla se mostrarán fotografías que ilustran el relato de

Textor)

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JEROME Sea obvio y dígame que fue en los jardines de Luxemburgo.

TEXTOR No. En el cementerio.

JEROME En el Pére-Lachaise. Un clásico.

TEXTOR No. En el cementerio de Montmartre. Me parece interesante haberla conocido entre

cadáveres.

JEROME No conozco ese cementerio.

TEXTOR Es el más lindo de París. Está mucho más desierto que el Pére-Lachaise. Hay una tumba

que me toca muy especialmente. No me acuerdo de quien es. En la lápida se ve la estatua de una

joven desplomada con la cara contra el suelo. Su cara seguirá siendo una incógnita para siempre.

Sólo se distingue su silueta semidesnuda, de espalda frágil, pies pequeños y nuca delicada. El

verdín la fue envolviendo como un suplemento de la muerte.

JEROME Siniestro para ser poesía.

TEXTOR No. Encantador. Y más todavía teniendo en cuenta que, cuando la vi por primera vez,

había una mujer viva mirándola que tenía exactamente la misma figura. De espaldas, hubiera

jurado que se trataba de la misma persona. Fue tal el shock que le pregunté si ella misma había

posado cómo modelo. No le gustó mi pregunta.

JEROME Es entendible.

TEXTOR ¿Por qué?

JEROME A mi también muy hubiera caído mal. La pregunta es de bastante mal gusto.

TEXTOR ¿Por qué? La joven de la lápida era una hermosura.

JEROME Si pero estaba en una tumba.

TEXTOR ¿Y qué? La muerte no tiene nada de obsceno. El caso es que la joven debió de pensar

que yo era un trastornado y ni me contestó. Mientras tanto, yo ya había visto su cara. No hay nada

en el mundo más incomprensibles que las caras, o mejor dicho algunas caras: un conjunto de

rasgos y de miradas que , de repente, se convierte en una única realidad, el misterio más

importante del universo. Uno las contempla con sed y con hambre, como si un mensaje superior

estuviera escrito en ellas. No hace falta que le describa con detalle su cara, simplemente le voy a

decir que tenía el pelo castaño y los ojos azules. ¿ Hay algo más pesado que esas descripciones

obligatorias de las protagonistas de las novelas, en las que se describe hasta el más minúsculo

detalle, como si fuera a cambiar alguna cosa? En realidad, si hubiera sido rubia y de ojos marrones

habría sido lo mismo. Describir la belleza de un rostro como el de ella, resulta tan inútil y estúpido

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como intentar describir con palabras a una sonata o cantata. Pero, fíjese, que una sonata o cantata

hubieran podido describir perfectamente aquel rostro. La desgracia de los que nos cruzamos con un

misterio semejante es que ya no podemos interesarnos por nada más.

JEROME No sabe como lo entiendo.

TEXTOR Acá termina nuestra coincidencia, probablemente usted no entienda lo que uno siente

cuando una belleza así lo rechaza. Usted tiene lo que se diría, un físico que lo favorece. No sabe lo

que significa tener tanta sed y no tener derecho a beber mientras el agua pasa ante la mirada de

uno. El agua te es negada a vos, que acabás de cruzar el desierto. ¡Como si el agua tuviera

derecho a rechazarte! ¿Acaso no se trata de tener sed de agua y no viceversa?

JEROME Es el argumento de un violador.

TEXTOR Uf si.

JEROME ¿Cómo?

TEXTOR Al principio de nuestra charla le dije que siempre hago lo que quiero. Hace veinte años,

también.

JEROME ¿La violó en el medio del cementerio?

TEXTOR ¿Es el lugar o el acto lo que le resulta chocante?

JEROME Los dos.

TEXTOR Era la primera vez que me pasaba. Desear así a alguien. No quería dejar pasar la

ocasión. Hubiera preferido que no fuera una violación.

JEROME dicho en imperfecto del subjuntivo es todavía peor.

TEXTOR Tiene razón. Estoy muy satisfecho por haberla violado.

JEROME Quise sugerirle que cambiara el modo verbal, no el sentido.

TEXTOR No se cambia el modo verbal sin cambiar el sentido. Y además, es verdad: no me

arrepiento de nada.

JEROME Lo torturaba la culpa por haber comido papilla para gatos y la violación ¿no le inspira

ningún remordimiento?

TEXTOR No. Porque a diferencia de la comida para gatos, la violación estaba buena. El

cementerio de Montmartre esta lleno de monumentos funerarios que parecen miniaturas de

catedrales góticas. Cuatro personas pequeñas, entran fácilmente. En este caso éramos dos, yo,

bien flaco y ella también. A la fuerza la llevé hasta uno de los mausoleos y le tapé la boca con la

mano.

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JEROME ¿Y la violó ahí mismo?

TEXTOR No. La llevé hasta ahí para esconderla. Debían ser las cinco y media de la tarde. Sólo

tenía que esperar la hora de cierre del cementerio. Siempre me causaba intriga saber que pasaría

si dejaba pasar la hora de cierre y me tenía que quedar toda la noche encerrado en un cementerio.

Ahora ya lo sé. Así que mantuve bien agarrada a mi futura víctima por más de una hora. Ella se

resistía, pero no era muy fuerte. ¡Cómo me gustaba sentirla con miedo!

JEROME No puede ser que tenga que escuchar esto.

TEXTOR Si puede ser. No hay manera que usted se pueda escapar de esto. Ella tampoco.

Escuchamos pasar a los vigilantes del cementerio que apuraban a los últimos visitantes que

quedaban. De pronto, sólo nos rodeaba la respiración de los muertos. Entonces, le saqué la mano

de la boca y le dije que si quería, podía gritar todo lo que quería, que nadie la iba a escuchar. No

gritó. Era una chica inteligente.

JEROME Si. Una chica inteligente es una chica que se deja violar sin decir ni mú.

TEXTOR No. Intentó escapar. ¡No sabe cómo corría! La perseguí entre las tumbas. Qué lindo era.

Hasta que la pude alcanzar y me tiré encima y la aplasté contra el suelo. Me gustaba sentir su

terror. Era octubre, la noche estaba fresca. Yo era virgen, ella no. El aire era vivo, mi víctima se

resistía, el lugar era soñado, mi víctima hermosa. Me encantó ¡Qué recuerdo!

JEROME ¿Por qué me cuenta todo esto?

TEXTOR Cuando empezó a amanecer, volví a esconderla en una de esas catedrales en miniatura.

Esperé que los vigilantes abrieran de nuevo las puertas del cementerio, que la gente entre y

entonces le dije a la chica que íbamos a salir juntos y que si hacía algo estúpido, como pedir auxilio,

le iba a romper la cara.

JEROME Muy delicado.

TEXTOR Nos tomamos de la mano y salimos. Ella caminaba como una muerta.

JEROME ¿Estaba muerta?.

TEXTOR No, no, la dejé con vida.

JEROME Un caballero.

TEXTOR Cuando salimos, en la calle Rachel, le pregunté cómo se llamaba. Me escupió la cara. Le

dije que la amaba demasiado como para llamarla pollo.

JEROME Qué romántico.

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TEXTOR Agarré su cartera pero no llevaba ningún documento. Es ilegal andar sin documentos, le

dije. Buenos vamos a hacer la denuncia a la comisaría, me contestó.

JEROME Humor no le faltaba.

TEXTOR Me di cuenta de lo que intentaba.

JEROME ¿En serio?

TEXTOR No se haga el gracioso.

JEROME ¿Quién yo? Discúlpeme no fue mi intensión.

TEXTOR Le pregunté adónde quería que la acompañara. Me dijo que a ninguna parte. Una chica

un poco rara ¿no?

JEROME Si. Es raro encontrar una mujer violada que no quiera hacerse amiga de su violador.

TEXTOR Ella pudo darse cuenta que yo la amaba.

JEROME Usted se lo demostró con tanta delicadeza…

TEXTOR En cuanto pudo, salió corriendo. Esta vez no la pude alcanzar. Desapareció en la ciudad.

Nunca más la volví a ver.

JEROME Que pena. Una historia tan linda, y que empezaba tan bien.

TEXTOR Yo estaba loco de amor y felicidad.

JEROME ¿Y qué razón tenía para ser tan feliz?

TEXTOR Por fin me había pasado algo grande.

JEROME ¿Algo grande? Si, una violación.

TEXTOR No le pedí su opinión.

JEROME ¿Y qué me pide exactamente?

TEXTOR Que escuche.

JEROME Vaya a un psicólogo.

TEXTOR ¿Para qué ir a uno si están los aeropuertos llenos de gente sin nada que hacer?

JEROME Lo que hay que oír.

TEXTOR Empecé a buscar a la chica por todas partes. Al principio, me pasaba todo el día en el

cementerio con la esperanza de que regresara. Nunca volvió.

JEROME Que curioso.

TEXTOR Se ve que se había quedado con un mal recuerdo.

JEROME ¿Le parece?

TEXTOR Sí.

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JEROME ¿Usted cree que ella pudo haberse quedado con un buen recuerdo?

TEXTOR Una violación es algo halagador. Es la prueba de que alguien puede hacer algo ilegal por

uno.

JEROME la ley. Es lo único que sabe decir. ¿cree que esa chica pensaba en la ley cuando

usted…? Usted debería ser violado para entender.

TEXTOR Me encantaría. Por desgracia nadie parece tener ganas de hacerlo.

JEROME No me extraña.

TEXTOR ¿Tan feo soy?

JEROME No tanto, pero ese no es el problema.

TEXTOR ¿Y cuál es el problema?

JEROME ¿Usted se fijó cómo encara a la gente? Es incapaz de hacerlo sin violencia. A la primera

chica por la que sintió deseo, la violó. Y cuando se le antoja hablar con alguien, conmigo por

ejemplo, también lo fuerza. Usted también me viola, de una manera distinta, pero me viola

igualmente. ¿nunca pensó en entablar un vínculo con otra persona que también estuviera

interesada en tratar con usted?

TEXTOR No.

JEROME Ah!

TEXTOR ¿Qué me puede aportar que la otra persona también quisiera?

JEROME Un montón de cosas.

TEXTOR Sea más específico por favor.

JEROME Inténtelo, ya va a ver.

TEXTOR Es muy tarde. Tengo cuarenta años y ni para amistad o amor le gusté nunca a nadie. Ni

siquiera desperté un sentimiento de simpatía.

JEROME Haga un esfuerzo. Hágase más atractivo.

TEXTOR ¿Para qué voy a hacer un esfuerzo? Estoy bien así. La violación me gustó; me gusta

obligarlo a que me escuche.

JEROME ¿Y lo que opinan sus víctimas no le importa?

TEXTOR No me importa.

JEROME Si: es incapaz de experimentar simpatía. Es típico de las personas que no fueron

queridas de chicos.

TEXTOR ¿Ve: para qué voy a ir a un psicólogo teniéndolo a usted a mano?

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JEROME Eso lo sabe cualquiera.

TEXTOR Creo que mis padres no me quisieron. Murieron cuando yo tenía cuatro años y no me los

acuerdo. Pero se suicidaron y me parece que cuando uno quiere a su hijo, no se suicida. Los

encontraron ahorcados, uno al lado del otro, de la viga del comedor.

JEROME ¿Por qué se mataron?

TEXTOR No hay explicación. No dejaron ninguna nota. Mis abuelos nunca lo entendieron.

JEROME Lo debería compadecer pero la verdad es que no lo siento.

TEXTOR Tiene razón. No merezco que nadie me compadezca.

JEROME Los violadores me dan asco.

TEXTOR ¿Una sola violación ya me convierte en violador?

JEROME ¿Qué se cree? ¿Que hay que llegar aun número determinado de víctimas para que le

den el diploma? Es como los asesinos: basta con asesinar una vez.

TEXTOR Qué divertido es el lenguaje. Un segundo antes de cometer mi acto era un ser humano;

un segundo después, soy un violador.

JEROME ¿Cómo le puede parecer divertido?

TEXTOR por lo menos fui un violador fiel. Nunca violé, ni siquiera toqué a otra mujer. Fue la única

relación sexual de mi vida.

JEROME Su víctima tiene que estar orgullosa de usted.

TEXTOR ¿es lo único que se le ocurre?

JEROME No me extraña que un desequilibrado como usted no tenga vida sexual.

TEXTOR ¿No le parece romántica mi abstinencia?

JEROME Usted me parece muy romántico. Primero viene Don Juan De Marco, Segundo Rodolfo

Valentino y después usted.

TEXTOR Ja, ja. Volvamos a mi historia. Al final, dejé de ir al cementerio cuando me di cuenta que

la chica nunca más iba a aparecerse por ahí. Ese fue el principio de un largo vagabundeo por París.

Recorría la ciudad con una metodología, distrito por distrito, barrio por barrio, calle por calle,

estación por estación.

JEROME La aguja en un pajar.

TEXTOR Los años pasaban y seguía subsistiendo gracias a mi herencia. Aparte del alquiler y de la

comida, no gastaba en nada más. Cuando no dormía, me dedicaba a recorrer París.

JEROME ¿la policía nunca lo paró?

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TEXTOR No. Creo que la víctima no hizo la denuncia.

JEROME ¡Qué error!

TEXTOR Y qué paradoja: la víctima era buscada y no el criminal.

JEROME ¿Por qué la buscaba?

TEXTOR Por amor.

JEROME ¿A eso usted llama amor?

TEXTOR Cuidado: le puede costar una larga charla acerca de qué es el amor.

JEROME No, piedad.

TEXTOR Se la dejo pasar por esta vez. Hace diez años, o sea diez años después de la violación,

paseando por un distrito cuando de repente ¿Qué es lo que veo? ¡A ella! No podía ser otra. La

habría reconocido entre cuatro mil millones de mujeres. La brutalidad sexual crea sus vínculos. Los

diez años transcurridos la habían hecho más hermosa. Me puse a perseguirla a toda velocidad.

¿Adivine qué está a punto de hacer mi enamorada?

JEROME ¿Comprar un pancho?

TEXTOR No. El puesto de panchos está ubicado frente al cementerio Peré-Lachaise. Ella iba ahí.

Lo tendría que haber sospechado: como aborrecía el cementerio de Montmartre, tenía que

buscarse otro. La violación no le había hecho perder el gusto por los cementerios. Cómo el de

Montparnasse es muy feo, eligió el Pére-Lachaise, que sería sublime si no fuera por la multitud de

vivos que lo visitan. La seguí entre las tumbas. Eso me traía recuerdos. Comenzó a subir por una

calle, la encaré. Mi corazón estaba a punto de explotar. Hola, le dije, ¿se acuerda de mi?. Me dijo

que no, muy educadamente.

JEROME ¿Cómo es posible que no se acordara? ¿Tanto cambió en diez años?

TEXTOR No sé. Nunca estuve muy pendiente de mi look. Pero puede ser. ¿Qué recuerdo uno

puede retener de su violador? La cara seguro que no. ella me sonrió. ¡Qué linda sonrisa! Sentí que

el pecho se me abría en dos. Me preguntó dónde nos habíamos conocido. Me hice el interesante.

Ella dijo: Con mi marido salimos mucho. No puedo acordarme de todas las caras que me presentan.

JEROME Estaba casada.

TEXTOR Charlamos un rato. Lo curioso es que yo seguía sin saber cómo se llamaba. No se lo

podía preguntar, era ella la que tenía que adivinar mi identidad. Al final me dijo: Me rindo.

JEROME ¿Y qué le respondió a la pobre chica?

TEXTOR Texel. Textor Texel.

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JEROME Dios santo.

TEXTOR Ella me dijo: Ese nombre no me dice nada. Le dije que era holandés. Me escuchaba

atentamente, muy educada.

JEROME ¿Ella también tuvo que aguantar esa perorata? La muerte de su compañerito, la papilla,

el jansenismo, ¿todo?

TEXTOR No. Porque se produjo un milagro, de repente me dijo: Sí señor Texel. Fue en

Amsterdam, en un restaurante. Había acompañado a mi marido en una reunión de negocios.

Odiaba que su esposo tuviera comidas de negocios , pero no iba a desaprovechar la ocasión de

inspirarle confianza.

JEROME No puedo creer que se haya olvidado de su violador.

TEXTOR Espere. Me preguntó que tal estaba mi esposa, una tal Lieve. Me agarró desprevenido, le

contesté que estaba bien y que vivía conmigo en París. Entonces nos invitó a mi esposa y a mí a

tomar el té al día siguiente por la tarde.

JEROME No lo puedo creer.

TEXTOR ¿Se da cuenta? ¡Qué víctima invita a tomar el té a su victimario! Era todo tan loco, que

acepté. Y lo bueno del asunto es que me dio su dirección pero no su nombre.

JEROME ¿Y usted fue?

TEXTOR Obviamente. Estuve toda la noche sin pegar un ojo. No sabe lo feliz que estaba. Además

esperaba que su nombre estuviera escrito en la puerta de su casa, en el portero eléctrico, y así

finalmente poder conocer su identidad. Por desgracia, no figuraba ningún nombre y ella misma me

abrió la puerta. Su cara se iluminó primero y después, al ver que había ido sin mi mujer se apagó un

poco. Le conté que mi mujer no estaba muy bien. Me hizo pasar al living y se fue a preparar un té.

Me di cuenta que no tenía mucama y que estaríamos solos en su casa.

JEROME ¿La quería violar de nuevo?

TEXTOR No iba a repetir algo que había salido tan perfecto. Aunque si ella me lo hubiera

propuesto…

JEROME En ese caso no hubiera sido una violación.

TEXTOR Touche! Ya ve, mi extraordinaria breve experiencia me permite intuir que con el

consentimiento del otro, el sexo debe ser un juego bastante aburrido.

JEROME Habla usted ex cátedra.

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TEXTOR Póngase en mi lugar. Sólo la coloqué una vez y fue en una violación. Del sexo, sólo

conozco su lado violento. Si al sexo le saca la violencia: ¿qué le queda?

JEROME ¿Amor?

TEXTOR Llevo toda la vida comiendo salsa picante y usted me propone galletas de arroz.

JEROME ¡Yo no le propongo nada!

TEXTOR Ella tampoco me proponía nada.

JEROME Tema terminado.

TEXTOR si. Resultaba cómico hacerme preparar una taza de té por mi víctima educada, en su

hermoso living. “¿Un poco más señor Texel?”, “Llámeme Textor”. Por desgracia, ella no me dijo su

nombre. “¿Le gusta París?” Hablamos muy civilizadamente. Yo disfrutaba de su preciosa cara.

JEROME ¿Cómo no lo reconoció?

TEXTOR Espere. En un momento dado, dijo algo gracioso, y yo me puse a reír. Me puse a reír a

carcajadas. Y entonces vi cómo su cara cambiaba de expresión. Sus ojos se quedaron fijos mirando

mis manos, cómo si las reconocieran. Debo de tener una risa muy particular.

JEROME Hay que suponer que usted se rió mientras la violaba, lo cual es el colmo.

TEXTOR Es el colmo de la felicidad, sí. Ella me dijo fríamente: “Es usted”. Yo dije: “Sí, soy yo. Es

un alivio saber que no me ha olvidado”. Primero me miró un largo rato con mezcla de odio y terror.

Después de un interminable silencio, ella dijo: “Sí, no hay dudas de que es usted”. Yo dije: “Entre un

cementerio y el otro, diez años de intervalo. Nunca dejé de pensar en usted. Durante diez años

dediqué mi vida a buscarla”. Ella dijo: “Durante diez años he dedicado mi vida a borrarlo de mi

memoria”. Yo dije: “No funcionó”. Ella dijo: “Había conseguido borrar su cara, pero su terrible risa

hizo que el recuerdo resucite. Nunca le conté a nadie de usted porque lo quería enterrar. Me casé y

me esfuerzo por vivir de una manera normal. ¿Por qué tuvo que reaparecer en mi existencia justo

cuando me estaba curando?

JEROME Si, es cierto ¿por qué?

TEXTOR Yo dije: “Por amor”. Le dieron ganas de vomitar.

JEROME No sabe como la entiendo.

TEXTOR Yo dije: “La amo, no toqué ni amé a ninguna otra mujer aparte de usted. Sólo hice el amor

una vez en mi vida y fue con usted”. Ella dijo que eso no se llamaba hacer el amor. Yo dije: “No dejé

de hablar mentalmente con usted ¿Voy a tener alguna respuesta? Ella dijo que no. Me ordenó que

me fuera de su casa. Yo dije: “Tranquilícese, está claro que no la voy a violar”. Ella dijo: “Si, parece

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claro que no me va a violar, no estamos en un cementerio, esta es mi casa. Tengo cuchillos que no

voy a dudar en usar”. Yo dije: “Justamente vine acá para eso”.

JEROME ¿Cómo?

TEXTOR Ella dijo lo mismo. Yo dije: “Quería volver a verla por dos razones: Primero saber por fin

cuál era su nombre. Segundo, para que usted se pudiera vengar”. Ella dijo: “No va a conseguir

ninguna de las dos cosas. Salga de mi casa” Yo dije que no me iría sin saber su nombre, que ella

me lo debía. Ella me dijo que no me debía nada. Yo le dije: “Pero es que no tiene deseos de

vengarse?”. Ella dijo: “Le deseo todo el mal del universo, pero no es asunto mío. Quiero que

desaparezca de mi vida para siempre”. Yo dije: “vamos a ver, ¿no le daría un poco de alivio

matarme?”. Ella dijo: “No me haría bien, y teniendo en cuenta los problemas que después tendría

con la justicia, eso lo haría todavía más imborrable”.

JEROME ¿Por qué no llamó a la policía?

TEXTOR Yo no la hubiera dejado. Igual, me parece que no quería hacerlo. Había tenido diez años

para avisar a la policía y nunca lo había hecho.

JEROME ¿Por qué?

TEXTOR No quería hablar de la violación con nadie con la esperanza de borrar el recuerdo.

JEROME Pero se tendría que dar cuenta a la fuerza de que se había equivocado. ¡Tenía a su

violador en su living!

TEXTOR Yo no quería saber nada con la justicia institucional. Quería una justicia de primera mano.

JEROME ¿Quería que ella lo matase”

TEXTOR Si. Lo necesitaba.

JEROME Usted está totalmente loco.

TEXTOR No lo creo. Para mí, un loco es un ser con un comportamiento inexplicable. El mío es un

comportamiento que yo puedo explicar.

JEROME Pero usted debe ser el único que lo puede explicar.

TEXTOR Es más que suficiente.

JEROME Si tanto necesitaba morir para lavar sus pecados, ¿por qué no se suicidó?

TEXTOR ¿De qué pavadas románticas me está hablando? No tenía necesidad de morir, tenía

necesidad de que me mataran.

JEROME Es lo mismo.

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TEXTOR La próxima vez que tenga ganas de ponerla, deberían decirle: masturbate, total, es lo

mismo” Y además ¿quién le dijo que yo quería lavar mis pecados? Yo no me arrepiento de la

violación.

JEROME Si no sentía ningún remordimiento ¿por qué quería que ella lo mate?

TEXTOR Quería que ella tuviera su parte. Quería lo que quiere cualquier enamorado: la

reciprocidad.

JEROME En ese caso hubiera sido más lógico que ella lo violase a usted.

TEXTOR Es cierto. Pero imposible. No podía esperar eso. Ser asesinado por ella era una solución

sustitutiva.

JEROME No hay una equivalencia entre el sexo y el asesinato. Es ridículo.

TEXTOR Sin embargo, eso es lo que afirman sabios muy eminentes.

JEROME Además arrogante.

TEXTOR Como fuera, estamos hablando por hablar porque ella no quería matarme. Y no era

porque yo no insistiera: le di cien argumentos para convencerla. Todos me los rechazaba. Al final le

pregunté si era muy religiosa y eso le impedía matarme. Me dijo que no. Yo dije: “!En fin, cuando

uno no tiene religión es libre de hacer lo que quiera!”, ella dijo: “Lo que quiero es no matarlo. Me

gustaría que estuviera encerrado en la cárcel de por vida, y que no tuviera la posibilidad de lastimar

a nadie mas y que sus compañeros de celda lo muelan a palos” Yo dije: “¿Y por qué no lo hace

usted?” Ella dijo: “No soy violenta” Yo dije: “Me decepciona” Ella dijo: “Me alegro mucho”.

JEROME Me está mareando un poco con tanto “yo dije…, ella dijo…, yo dije…, ella dijo…”

TEXTOR En el Génesis, cuando Dios interroga a Adán después del tema de la fruta prohibida, es

así como el muy cobarde describe lo que hizo su mujer: “yo dije…, ella dijo…” Pobre Eva.

JEROME Por una vez estamos de acuerdo.

TEXTOR Tenemos muchas coincidencias aunque no parezca. Yo dije: “Entonces que me

propone?” Ella dijo: “Desaparezca para siempre” Yo dije: “Ni loco. La amo demasiado para eso” Ella

dijo: “A mi no me importa” Yo dije: “No debería decir esto, no es muy amable de su parte”. Ella se

rió.

JEROME Con razón.

TEXTOR Yo dije: “Me decepciona usted”, Ella dijo: “Es un caradura. No sólo me viola sino qué,

además, tengo que estar a la altura de sus expectativas” Yo dije: “¿Y si la ayudo a que me mate?”

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Ella dijo: “Váyase ahora mismo” Yo dije: “Al principio usted hablaba de cuchillos. ¿Dónde los

guarda?” no me contestó. Entonces fui a la cocina y encontré un cuchillo gigante.

JEROME ¿Y ella porqué no se escapó?

TEXTOR Yo la tenía agarrada de la mano. Con la otra puse el cuchillo en su puño. Puse el filo

contra mi barriga y le dije: “Hágalo” Ella dijo: “Nunca. Eso a usted lo haría feliz” Yo dije “No lo haga

por mi, hágalo por usted” Ella dijo: “Le vuelvo a repetir que no tengo ganas” Yo dije: “Hágalo sin

ganas” Se puso a reír y dijo: “Antes muerta” Yo dije: “Cuidado que puedo tomarle la palabra” Ella

dijo: “Usted no me da miedo, loco de mierda” Yo dije: “Es necesario que este cuchillo sirva para

algo” Ella dijo: “Nunca es necesario nada” Yo dije: “Si lo es” y volví a agarrar el arma. Ella se dio

cuenta pero ya era tarde. Intentó zafarse. Fue inútil. No era muy fuerte. Hundí la hoja del cuchillo en

su vientre. No gritó. Yo dije: “La amo. Sólo quería saber su nombre” Cayó al suelo murmurando

“Tiene una manera muy particular de preguntarle a la gente como se llama”. Era una moribunda

muy civilizada. Yo dije: “Dígamelo” Ella dijo: “Antes la muerte”. Fueron sus últimas palabras. Me dio

tanta rabia que apuñalé su barriga hasta deshacerla. Ella había ganado: se había muerto sin que

pudiera llamarla por su nombre.

Pausa larga. Jerome está petrificado. En la pantalla del aeropuerto queda la cara de la mujer en

primer plano congelada con expresión de espanto y dolor. Luego lentamente, se va fundiendo y

vuelve el tablero con partidas y arribos de vuelos.

TEXTOR Me fui. Me llevé el cuchillo. Acababa de cometer un crimen perfecto sin querer: aparte de

la víctima, nadie me había visto entrar. Seguramente no dejé huellas suficientes como para que me

identificaran. La prueba es que todavía sigo en libertad. Al otro día, en el diario, por fin encontré la

respuesta a mi pregunta. En el departamento donde yo había estado habían encontrado el cadáver

de una tal Isabelle. ¡Isabelle! Me encantó.

Pausa larga.

TEXTOR Conocía a esa chica mejor que nadie. La había violado y la había asesinado. Buenos

métodos para conocer íntimamente a una persona. Pero me faltaba la última pieza del

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rompecabezas: Su nombre. Ese vacío era insoportable. Durante diez años había vivido

obsesionado por saberlo.

Pausa

TEXTOR Y de repente, lo descubría. ¡Y qué nombre! Durante esos años de obsesión confieso que

temía que la mujer de mis sueños se pudiera llamar Liliana, Roberta, Esculapia. ¡Isabelle! que

nombre, musical, amable y limpio como el agua más pura. Luc Dietrich decía: “Un buen nombre ya

es algo”. Conocía su nombre, su sexo y su muerte.

JEROME (con odio) ¿Y a eso usted llama conocer a alguien?”

TEXTOR Si. Isabelle fue amada y conocida mejor que nadie.

Pausa.

JEROME No por usted.

TEXTOR ¿Por quién sino por mí?

JEROME ¿No se le ocurre pensar que conocer a una persona es vivir con ella, hablar con ella,

dormir con ella y no matarla?

TEXTOR Que locura. Estamos cayendo en terribles lugares comunes. Falta que me diga: “Amar es

mirar juntos en la misma dirección”.

JEROME ¡Cállese!

TEXTOR ¿Que le ocurre Jerome Angust?

JEROME Lo sabe perfectamente.

TEXTOR Agradezca que no le conté el asesinato con detalles. La gente que nunca mató a nadie es

muy sensible.

JEROME ¿Sabía que el 13 de abril de 2001 era Viernes Santo?

TEXTOR No sabía que era religioso.

JEROME Lo soy. Usted no. Supongo que no eligió esa fecha al azar.

TEXTOR Le juro que sí. Las coincidencias existen.

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JEROME Estaba convencido de que el hijo de puta del asesino tenía delirios místicos. No sé por

qué no lo mato.

TEXTOR ¿Por qué le afecta tanto el destino de una desconocida muerta hace diez años?

JEROME ¿Cuánto tiempo lleva persiguiéndome?

TEXTOR ¡No sea narcisista!

JEROME Al principio me quiso hacer creer que le gustaba molestar a cualquiera.

TEXTOR Mas o menos.

JEROME Ah, ¿Elige siempre a los familiares de sus víctimas?

TEXTOR ¿Cómo, usted conocía a Isabelle?

JEROME ¡Sigue haciéndose el tonto!

TEXTOR ¡Esto sí que es una coincidencia!

JEROME ¡Basta! hace diez años usted mató a la persona que era la razón de mi vida. Y encontró

el modo de destruirme más todavía, no sólo contándome el asesinato sino que informándome de la

violación de la que yo no sabía nada.

TEXTOR Si hubiera observado mejor a Isabelle, se hubiera dado cuenta de lo que le ocultaba.

JEROME Yo sentía que dentro de ella había una parte destruida. Ella no quería hablar de eso.

TEXTOR Y a usted le venía como anillo al dedo.

JEROME Lo único que falta es que ahora me de lecciones de moral.

TEXTOR Yo actúo con coraje.

JEROME Ah, sí. La violación, el asesinato, actos de enorme coraje contra una chica joven y débil.

TEXTOR usted sabe que maté y violé a Isabelle y no hace nada.

JEROME ¿Y qué quiere que haga?

TEXTOR Hace unos segundos me quería matar.

JEROME Le gustaría ¿no?

TEXTOR Sí.

JEROME No le voy a dar el gusto. Voy a llamar a la policía. (Se va a parar)

TEXTOR (Lo toma del brazo) ¡Cobarde! Isabelle no se merecía tener al lado a una persona como

usted.

JEROME Menos se merecía ser violada y asesinada.

TEXTOR Yo, por lo menos, llevo mis actos hasta las últimas consecuencias. Usted lo único que

sabe hacer es llamar a la policía.

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JEROME Respeto los deseos de mi mujer.

TEXTOR ¡Hipócrita! Isabelle tenía derecho a no castigarme porque era la víctima. Usted no se

puede dar ese lujo. Sólo se puede perdonar cuando uno es el ofendido.

JEROME ¿Quién lo quiere perdonar? No quiero hacer justicia por mano propia. Matarlo no me va

a devolver a mi mujer.

TEXTOR Pero saciaría la necesidad de su estómago.

JEROME No.

TEXTOR ¿Qué corre por sus venas, té de tilo?

JEROME No le tengo que demostrar nada. Voy a buscar a la policía.

TEXTOR ¿Y supone que cuando vuelva yo lo voy a estar esperando acá?

JEROME Les voy a dar una descripción suya.

TEXTOR Y cuando me detenga, ¿qué va a pasar? En mi contra sólo tiene lo que le conté. Aparte

de usted, nadie me oyó. No tengo ganas de volver a repetírselo a la policía. Sintetizando: No tiene

nada.

JEROME Algo debió quedar, un pelo, una pestaña…

TEXTOR Se perfectamente que no dejé ninguna.

JEROME No lo entiendo ¿No quiere un castigo? ¿Porqué no una pena legal?

TEXTOR No creo en esa clase de justicia.

JEROME No existe otra.

TEXTOR Por supuesto que sí. Me lleva al baño y me da lo que me merezco.

JEROME ¿Porqué en el baño?

TEXTOR ¿No me dijo que no quiere ir preso? Ahí nadie nos va a ver.

JEROME Si su cadáver fuera encontrado en el baño, habría cientos de testigos que nos habrían

visto charlar antes.

TEXTOR Me alegra que empiece pensar en mi idea.

JEROME Un tipo que necesita que lo mate para resolver un problema de culpabilidad, es un loco.

Hace un rato dijo que un loco es una persona que tiene un comportamiento inexplicable. Su

necesidad de ser castigado es inexplicable.

TEXTOR No se crea. Nunca me mató nadie. Quizás me resulte agradable. No hay que prejuzgar

las sensaciones que no conocemos.

JEROME Imagínese que fuera desagradable: No tendría más remedio.

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TEXTOR Aunque sea desagradable, sólo va a durar un instante. Y después…

JEROME Sí, ¿Y después?

TEXTOR Después lo mismo: nunca estuve muerto. Puede que sea buenísimo.

JEROME ¿Y si no es buenísimo?

TEXTOR Mire, de todos modos, algún día me voy a morir. Ya lo ve: Todo está tan bien preparado

como la apuesta de Pascal. Tengo mucho para ganar y nada para perder.

JEROME ¿La vida?

TEXTOR Ya la conozco y está sobre valorada.

JEROME ¿Y cómo se explica que a tanta gente le guste vivir?

TEXTOR Son personas que tienen amigos, amores en este mundo. Yo no.

JEROME ¿ Y porqué quiere que lo mate yo, que lo odio con toda mi alma?

TEXTOR Para que pueda vengarse.

JEROME Calculó mal. Si se hubiera presentado dos días después de asesinato, no hubiera

dudado en matarlo. Diez años después, es previsible que mi odio se enfríe.

TEXTOR Si me hubiera presentado dos días después de los hechos, hubiera ido preso. El plazo

de diez años me gusta porque también equivale al período que separa la violación del asesinato.

JEROME Estamos a … ¡13 de abril!

TEXTOR ¿No se había dado cuenta?

JEROME Todos los días pienso en eso. No solamente los 13 de abril.

TEXTOR Podía elegir el 4 de octubre, la fecha de la violación y el 13 de abril, fecha del asesinato.

Pensé que entre usted y yo la cosa no iba a tener que ver con una violación. Existían más

posibilidades de que fuera un asesinato. Es verdad que hubiera preferido que las tres fechas

coincidieran, eso hubiera sido de un nivel… Desgraciadamente la vida no es tan perfecta como nos

gustaría.

JEROME Dios mío.

TEXTOR Decía que su odio se había enfriado en estos diez años. Quédese tranquilo que yo lo

puedo volver a calentar.

JEROME Inútil. No lo voy a matar.

TEXTOR Ya vamos a ver eso.

JEROME Ya está visto.

TEXTOR ¡No puede ser tan mariquita!

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JEROME ¿Se pone nervioso, eh?

TEXTOR No puede dejar semejante crimen sin castigo.

JEROME ¿Y quién me asegura que fue usted? Está lo bastante chiflado como para haber

inventado toda esta historia.

TEXTOR ¿No me cree?

JEROME Para nada. No tiene ninguna prueba de lo que está diciendo.

TEXTOR ¡Es el colmo! Puedo describirle a Isabelle con pelos y señales.

JEROME Eso no demuestra nada.

TEXTOR Puedo darle detalles íntimos.

JEROME Eso me demostraría que la conoció íntimamente, no que la violó o la asesinó.

TEXTOR Puedo demostrar que la asesiné. Se con toda precisión en qué postura encontraron a su

cadáver y en qué lugar le di las puñaladas.

JEROME Eso se lo pudo haber contado el verdadero asesino.

TEXTOR El verdadero…, me quiere volver loco.

JEROME No, ya está.

TEXTOR ¿Porqué me voy a acusar de un crimen que no cometí?

JEROME Porque está loco. Por sentir placer de ser asesinado por mí.

TEXTOR No se olvide que es mi sentimiento de culpabilidad el que me generó esta necesidad de

ser asesinado por usted.

JEROME Si eso fuera verdad, no hablaría tanto de eso. El remordimiento es una falta añadida.

TEXTOR ¡Cita a Spinoza!

JEROME Usted no es el único que lee.

TEXTOR ¡No me gusta Spinoza!

JEROME Es normal. A mí me encanta.

TEXTOR ¡Cállese!

JEROME No lo voy a matar porque no le guste Spinoza.

TEXTOR ¡Violé y asesiné a su mujer!

JEROME ¿Se lo cuenta a todos los pobres tipos que están esperando un avión?

TEXTOR Usted es el primero y el único.

JEROME Que honor. Lamentablemente no le creo nada: lo veo demasiado desenvuelto como para

que sea su primera vez.

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TEXTOR ¿No se da cuenta de que lo elegí? Una persona tan Jansenista como yo, nunca hubiera

aceptado ser asesinado por otro que no fuera usted, el marido de la violada y asesinada.

JEROME ¿Espera convencerme con ese argumento tan retorcido?

TEXTOR ¡No puede ser tan cobarde! Se quiere convencer de que no soy el asesino de su mujer.

JEROME lo lamento pero usted no me da pruebas materiales de su crimen, no tengo ninguna

razón para creerle.

TEXTOR ¡Ya sé adónde quiere ir! Espera que exista una prueba material para denunciarme a la

policía. Qué pena mi querido cobarde, no hay prueba irrefutable. Con la policía va a ser su palabra

contra la mía. O hace justicia con sus manos o no habrá justicia, entiéndalo de una vez por todas.

JEROME No hay nada de justo en vengarse de un loco que pretende ser asesino. ¿No fue usted

el que me dijo que mato a un compañerito de clase rezando versos satánicos? Ya me doy cuenta de

qué clase de asesino es usted.

TEXTOR Y el arma del crimen ¿cree que fue el verdadero asesino el que me la dio? La verdad es

simple, no se retuerza.

JEROME Estoy en un aeropuerto, me informan de que mi avión está retrasado. Un tipo se sienta

al lado mío y se me pone a hablar. Entre cosa y cosa, me cuenta que hace veinte años violó a mi

mujer y hace diez que la asesino. ¿Le parece normal que yo le crea?

TEXTOR Si.

JEROME ¿Ah sí? ¿Y porqué tardó tanto en decírmelo? ¿Por qué se puso a hablar de la papilla

del gato en lugar de presentarse y decir: “Hola, soy el asesino de su mujer”?

TEXTOR Porque eso no se hace. Soy una persona extremadamente formalista. Actúo según una

cosmética rigurosa y janseniana.

JEROME ¿Qué tienen que ver los productos de belleza con toda esta historia?

TEXTOR La cosmética, ignorante, es la ciencia del orden universal, la suprema moral que

determina el mundo. No es mi culpa si las maquilladoras recuperaron esta admirable palabra.

Hubiera resultado anti cosmético presentarme ante usted y plantearle de golpe y porrazo el tema.

Tenía que hacérselo vivir a través de una especie de vértigo sagrado. Comprende.

JEROME Comprendo que es un jodido.

Jerome mirá algo pasar.

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JEROME ¡Policía!, ¡Policía! Detenga a este hombre. (Pausa) Él. (Pausa) ¿Cómo? ¿A mí me pide

documentos? ¡Se los tiene que pedir a él! (Jerome saca sus documentos, se para y los muestra al

frente). ¿Y a él no se la pide? (Jerome sigue con la mirada al fantasma del policía)

TEXTOR ¿Y, entendés ahora?

JEROME (sentándose) No me tutee que no soy su amigo.

TEXTOR ¡Bravo Jerome! ¡Qué autoridad que tenés!

JEROME Basta de tutearme.

TEXTOR Pará un poco, después de todo lo que pasamos juntos, vos también me podés tutear.

JEROME Ni loco.

TEXTOR Con el tiempo que hace que te conozco.

JEROME (Mirando el reloj) Una hora.

TEXTOR Te conozco desde siempre.

Pausa. Jerome mira detenidamente Texel.

JEROME Textor Texel ¿Es un seudónimo? ¿Fuimos juntos al colegio?

TEXTOR ¿Tuviste algún compañero de clase parecido a mí?

JEROME No, pero pasó tanto tiempo.

TEXTOR ¿Porqué pensás que la policía no me detuvo?

JEROME No sé. Usted debe de tener sus influencias.

TEXTOR ¿Y porqué te miró como a un loco?

JEROME No sé.

TEXTOR No entendiste nada.

JEROME ¿Qué es lo que no entendí?

TEXTOR Que en el asiento que está al lado tuyo no había nadie.

JEROME Así que ahora es el hombre invisible. ¿Y cómo puede ser que yo lo vea?

TEXTOR Sos el único que me ve. Ni siquiera yo puedo verme a mí mismo.

JEROME Puede dejar de tutearme, idiota.

TEXTOR Si uno ya no puede tutearse a sí mismo…

JEROME ¿Qué dice?

TEXTOR Me entendiste perfectamente. Yo soy vos.

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Pausa. Jerome no entiende nada.

TEXTOR (Hablándole como a un retrasado) Yo soy tú. Soy esa parte tuya que no conocés pero

que te conoce demasiado bien. Soy esa parte que ignorás.

JEROME Llamé a la policía pero tendría que haber llamado al manicomio. Usted no es yo. Usted

se llama Textor Texel, es holandés y un imbécil de primera.

TEXTOR ¿Y porqué yo no puedo ser vos?

JEROME ¡Yo no violé a mi mujer!

TEXTOR Es verdad. Tuviste muchas ganas de violarla la primera vez que la viste en el cementerio

de Montmartre, hace veinte años. Fantaseaste con la idea. Soy la parte tuya que no se niega nada

a sí misma. Yo te estimulé esa fantasía. Después de un tiempo, volviste a ver a Isabelle en una

fiesta y la encaraste.

JEROME ¿Cómo lo sabe?

TEXTOR Porque yo soy vos, Jerome. Te pareció divertido charlar civilizadamente con la chica que,

en fantasías, habías violado. Le gustaste. Cuando me dominás, le gustas a las mujeres.

JEROME Usted esta totalmente loco. Usted mató a mi mujer y ahora me quiere convencer de que

yo soy el asesino.

TEXTOR ¿Ah si? ¿Entonces porqué hace horas que vengo diciendo que yo soy culpable?

JEROME Porque está loco. Su comportamiento no tiene lógica.

TEXTOR No hablés tan mal de mí. No te olvides que yo soy vos.

JEROME ¿Por qué mató a Isabelle?

TEXTOR ¿No era que yo no había asesinado a nadie?

JEROME Conteste: ¿por qué mato a Isabelle?

TEXTOR Esa es una pregunta mal planteada: debería preguntar ¿Por qué maté a mi mujer?

JEROME No sea idiota.

TEXTOR ¿No creés que yo soy vos?

JEROME No.

TEXTOR Basta de caretas: incluso el más enamorado de los hombres, sobretodo el más

enamorado, desea un día u otro, aunque sea sólo durante un segundo, asesinar a su mujer. Ese

instante soy yo. La mayoría de las personas esconden este aspecto de su personalidad y llegan a

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creer que no existe. Tu caso es peor: Nunca conociste al asesino que llevás adentro. Hoy, a causa

de una accidente mental, te encontrás cara a cara con él. ¿Y tu primera actitud cuál es? no creerle.

JEROME No tiene ninguna prueba material de lo que dice. ¿Por qué le tengo que creer?

TEXTOR El viernes 13 de abril de 2001, alrededor de las cinco de la tarde, llegaste a tu casa de

repente. Isabelle no se sorprendió pero te vio un poco raro. Y con razón: era la primera vez que se

encontraba con Textor Texel. Eras vos y no eras vos. Vos le gustás a las mujeres, yo no. Aquel día,

a Isabelle, no le gustaste. No hablabas, la mirabas fijo con ojos de pervertido, que son los míos. La

abrazaste: ella te rechazó con asco. Volviste a insistir. Ella se fue al living. Se sentó en el sofá y

dejó de mirarte. No pudiste soportar que no quisiera saber nada con Textor Texel. Fuiste a la cocina,

agarraste el cuchillo más grande. Te fuiste acercando a ella, que no sospechaba nada y la

apuñalaste varias veces sin decirle una palabra.

Pausa larga.

JEROME No me acuerdo.

TEXTOR Yo sí. Después del asesinato, te llevaste el cuchillo y volviste a tu oficina. Ahí te volviste

a tranquilizar. Todo estaba en orden. Eras feliz.

JEROME Fue la última vez en mi vida que fui feliz.

TEXTOR A eso de las ocho, volviste a tu casa contento para empezar el fin de semana.

JEROME Abrí la puerta y me encontré con ese espanto.

TEXTOR Espanto que era una obra tuya.

JEROME Grité del horror. Me desesperé. Vinieron los vecinos y llamaron a la policía. Nunca

encontraron al culpable.

TEXTOR Te dije que habías cometido un crimen perfecto.

JEROME El peor de todos, sí.

TEXTOR No me halagues. Sólo sos un aficionado, no lo olvides.

JEROME A usted, sea o no sea yo, lo odio.

TEXTOR ¿Te quedan dudas? Agarrá tu celular y llamá a tu secretaria.

JEROME ¿Para qué?

TEXTOR ¿Querés que llame yo?

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Jerome saca su celular y llama.

JEROME ¿Catherine? Soy Jerome. ¿Está ocupada?

TEXTOR Decile que mire debajo de los papeles, en el último cajón de la izquierda, en tu escritorio.

JEROME ¿Podría hacerme un favor? Vaya a mi escritorio. Espero, no cuelgo. Sí, ve que hay dos

hileras de cajones, abra el último de la hilera de la izquierda, si.

TEXTOR ¿Qué pensás que va a encontrar Catherine?

JEROME Ni idea. Ese cajón no lo abro desde… si, disculpe, ahora busqué debajo de los papeles.

Ah. Gracias. Lo había perdido hace un tiempo. Discúlpeme por haberla molestado. Hasta luego.

Jerome corta. Está conmocionado.

TEXTOR Y sí. El cuchillo. Lleva diez años en el fondo de ese cajón. Te felicito Jerome, estuviste

muy bien. Ninguna emoción en tu voz. Catherine no se habrá dado cuenta de nada.

Jerome se toma la cabeza con las manos.

JEROME Si usted es yo ¿porqué no me acuerdo de lo que está contando?

TEXTOR No hace falta que te acuerdes. Yo me acuerdo por vos.

JEROME ¿Asesiné a más personas?

TEXTOR ¿No te alcanza con éste?

JEROME No me esconda nada mas.

TEXTOR Quedate tranquilo. En tu vida sólo amaste a Isabelle. Así que sólo la mataste a ella. La

primera vez que la viste fue en un cementerio, la última también.

JEROME No puedo creer lo que dice. Yo amaba a Isabelle como a nada en este mundo.

TEXTOR Lo sé. Yo sentía lo mismo. Si no me podés creer, no te olvides que hay un modo infalible

para comprobar que lo que digo es verdad. Hace rato que te lo vengo pidiendo.

JEROME ¿Matarlo?

TEXTOR Sí. Si después de haberme matado seguís vivo, entonces vas a saber que sos inocente

del asesinato de tu mujer.

JEROME Pero culpable del suyo.

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TEXTOR Eso es arriesgar.

JEROME Arriesgar su vida en tal caso. ¿Le parece divertido?

TEXTOR Tendrías que verte. Tu sufrimiento es lamentable.

Jerome se levante y agarra a Textor de las solapas del saco.

JEROME ¿Le sigue pareciendo gracioso?

TEXTOR ¡Uf!

JEROME ¿No le da miedo morir?

TEXTOR ¿Y a vos Jerome?

JEROME ¡Ya no le tengo miedo a nada!

TEXTOR Ya era hora.

Jerome empuja a Textor contra una pared.

JEROME ¿Se sigue riendo?

TEXTOR ¿Me seguís tratando de usted?

JEROME Moríte.

TEXTOR Por fin.

Jerome agarra la cabeza de Textor y la golpea violentamente contra la pare).

JEROME (Mientras golpea la cabeza de Textor contra una pared) ¡Libre! ¡Libre! ¡Libre!

Por los altoparlantes se escucha “Come fly with me” cantada por Frank Sinatra.

En el cartel electrónico que indica los vuelos va a negro y aparece de improvisto el conductor de un

noticiero

CONDUCTOR Vamos directo al móvil en el AEROPUERTO metropolitano. Allí nuestro móvil en

vivo, adelante.

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MOVILERO Los pasajeros que esperaban la salida del vuelo con destino a Barcelona asistieron a

un espectáculo indescriptible. Como el avión llevaba tres horas de inexplicable retraso, uno de los

pasajeros abandonó su asiento y se golpeó repetidamente la cabeza contra una de las paredes de

la sala. Estaba capturado por una violencia tan extraordinaria que nadie se atrevió a pararlo.

Continuó así hasta que falleció. Los testigos de este incalificable suicidio añadieron un detalle.

Cada vez que el hombre se golpeaba contra la pared gritaba: ¡Libre! ¡Libre! ¡Libre!”

La pantalla se funde a negro y la canción interpretada por Frank Sinatra sube su volumen, las luces

van a negro.

FIN

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