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DÉBILES y FUERTES

UNA EXPLICACIÓN Y APLICACIÓN


DE ROMANOS 14 Y 15

PABLO GONZÁLEZ
El capítulo 14 de romanos comienza con el imperativo «recibid al débil en la fe». Según
Samuel Pérez Millos: «[La instrucción] no tiene que ver con la incorporación de éste a la
iglesia como miembros, sino con el reconocimiento de este como creyente».1 Más adelante,
Pablo da la siguiente instrucción: «los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de
los débiles» (Romanos 15:1). De la misma manera, gran parte del texto presenta instrucciones
sobre la relación entre el débil y fuerte en la fe, pero… ¿a qué se refiere Pablo con «débiles
y fuertes» en la fe?
El primer término es «débil» que en español significa «de poca fuerza o resistencia». El
griego asthenéö no es muy distinto pues significa «carente de fuerza». En algunos casos,
lleva el sentido de la debilidad que produce una enfermedad (p.ej. la fiebre). En este caso el
apóstol aplica el término a la fe para hablar de los creyentes que poseen una fe débil. No debe
confundirse el término en el sentido de quienes son fluctuantes en sus acciones, sino que se
aplica a los creyentes que recién se han iniciado en el camino del evangelio. El apóstol los
describe como quienes se preocupan por los alimentos que consumen o por guardar algún día
en especial para adorar al Señor. Probablemente lo hace en referencia a aquellos creyentes
que aún no comprendían la libertad cristiana y que procuraban guardar las leyes rituales
propias del judaísmo.
Así mismo, Pablo realiza un contraste con los dunatós o los fuertes en la fe. Esta palabra
también significa «poderoso», pero aquí simplemente lleva el sentido de fuerte o sólido. En
contraste con los ejemplos que el apóstol da en cuanto a los débiles, Pablo presenta a los
fuertes de la siguiente manera: son quienes tienen la libertad de ingerir cualquier alimento y
no observan un día en especial para adorar al Señor. El diccionario de Horst Balz y Gerhard
Schneider realiza una excelente descripción de lo que Pablo quiere decir aquí.
Mientras que los fuertes eran cristianos con una marcada conciencia de autoridad y
libertad, los débiles eran creyentes (judeocristianos) que sentían angustia de conciencia,
que no comían carne por piadoso temor (a contraer impureza, a quebrantar la ley) y que
se sentían obligados a observar determinados días santos.2
Un episodio similar se observa en nuestros tiempos: algunos creyentes se escandalizan
cuando se les menciona alguna bebida alcohólica; otros se alborotan cuando no se asiste con
determinada prenda al culto; algunos consideran que el uso de luces en la reunión es
inadecuado o que cierto estilo de música es malo; y otros llegan al extremo de considerar el
sexo como un pecado. Estos creyentes caben en la categoría de débiles en la fe. Son aquellos
creyentes que aún no comprenden la libertad cristiana.
Lo que Pablo nos exhorta a hacer es a respetar al débil y considerarlo como a uno mismo:
que el fuerte no mire en menos al débil, y que el débil no juzgue al fuerte. Lo que debe
prevalecer es el amor entre la congregación: si mi hermano se escandaliza porque asisto al
culto con jeans, por amor a él, asistiré con pantalón.

1
Samuel Pérez Millos, Comentario exegético al texto griego del Nuevo Testamento – Romanos
(Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie, 2011) pág. 975
2
Diccionario exegético del Nuevo Testamento I, Horst Balz y Gerhard Schneider, eds. (El Montalvo,
Salamanca: Ediciones Sígueme, 1996) pág. 515

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