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EL POSITIVISMO ARGENTINO Y

LAS PRÁCTICAS
HISTORIOGRÁFICAS
HISTORIOGRAFIA
El Positivismo argentino y las prácticas historiográficas.
Las representaciones del pasado en vísperas del Centenario.

1) El grupo positivista de historiadores argentinos, intentaron dar una perspectiva


renovada de la historia argentina. Su adhesión a los postulados positivistas fue diferente
en ellos. El surgimiento del positivismo está estrechamente vinculado a un nuevo
período de la vida nacional argentina. El año 80 simboliza el fin de una Argentina que
aún conservaba rasgos de su tradición pasada y el comienzo de una era de progreso
material, de auge económico y de nuevas formas políticas.
Todos ellos fueron profesionales, cursaron estudios superiores y fueron profesores
universitarios, además pertenecían a ámbitos de sociabilidad compartidos.
Una primera distinción que se puede establecer entre estos historiadores es que no
fueron coetáneos, de esta manera vamos a encontrar a los maestros representados por
los Ramos Mejías, Quesada, Rivarola y García; y un grupo de discípulos formados por
los antes mencionados o sus obras, Ingenieros, Álvarez, Bunge y Ayarragaray. Pese a la
diferencia de edad, todos ellos coincidieron en algún momento de la vida intelectual y
política argentina.
Otra división que se puede establecer entre este grupo positivista, es su formación, por
un lado, unos se formaron en leyes y otros en medicina, de esta manera de la primera
egresaron Rivarola, García, Quesada, Francisco Ramos Mejías, Bunge y Álvarez, de la
facultad de medicina, egresaron J. M. Ramos Mejías, Ingenieros y Ayarragaray.
La obra de José Ramos Mejías, “Neurosis de los hombres celebres”, tienen un claro
tinte de su formación en medicina, con esta obra Ramos propone releer el
comportamiento de grandes figuras del pasado argentino a través de un estudio de su
patología nerviosa, utilizando el estudio de la psiquiatría en la historia. Otra obra
popular de este médico, fue “La locura en la historia”; utilizo en esta el instrumental
teórico que había presentado en “la neurosis”, reducidos a sus términos simples hace
alusión a que todo reposa en la teoría de la “herencia mórbida”, por lo cual las
patologías de los individuos se transmiten de generación en generación.
Otra obra que podemos ver es la de Francisco Ramos Mejías, recibido de la facultad de
Derecho, con su obra el Federalismo Argentino, se caracteriza por tener un enfoque
histórico del derecho. Relata una historia social-institucional y tiene como hipótesis que
las instituciones, y los movimientos políticos, hundían sus raíces en el pasado colonial
incluso en las instituciones medievales españolas.
La influencia de Bunge en el desarrollo posterior del positivismo argentino fue profunda
por el carácter cientificista de su filosofía. En su obra Principios de Psicología
individual y social sienta las bases del evolucionismo de Spencer, e introduce una fuerza
psíquica, el instinto, que determina la evolución de las especies.
El itinerario intelectual de Ernesto Quesada será diferente. El hecho diferencial es su
formación en Alemania. Su interés en los temas históricos se vio plasmado en una serie
de ensayos que giraban en torno a las guerras civiles argentinas (1840-1841), se tratan
de historias tradicionales en torno a problemas militares y políticos, narrados de forma
cronológica con amplia atención a los detalles y abundante transcripción de
documentos.

2) La obra de José María Ramos Mejías, se la debe ubicar en su tiempo para poder
entender el carácter innovador con el cual se valoró; “La neurosis de los hombres
célebres en la historia argentina”. Este autor, perteneció a una familia de hacendados y
su padre fue un militar unitario que participo en las contiendas bélicas de la primera
mitad de siglo XIX. A los 24 años ingreso a la facultad de medicina de la Universidad
de Buenos Aires y seis años después en 1879 obtuvo su doctorado sobre traumatismos
cerebrales.
Desde sus años de estudiante universitario Ramos Mejías estuvo involucrado
constantemente en la militancia políticas, fue amigo de Vicente Fidel López y Carlos
Pellegrini. Su disciplina era la medicina, pero sus ideas políticas lo llevaron a indagar
sobre las cuestiones sociales y la historia misma. Escritor por afición no perdió la
oportunidad de plasmar en los papeles su análisis sobre la sociedad de su época. Ya en
el último cuarto del siglo XIX, cautivado por los avances de las ciencias naturales, no
fue ajeno al adoptar las “disciplinas científicas” de su momento al campo de la historia.
De acuerdo a lo señalado en el primero punto Ramos Mejías, perteneció “con
prudencia, un rotulo: “positivistas” (…) refiere a la inevitable interacción de todos
ellos con aquel clima de su época aludido.”1 Un clima en donde la ciencia de lo
comprobable ocupaba los mejores lugares en el campo académico. Las herramientas
conceptuales con las cuales trabajan estos autores para interpretar los hechos del pasado,

1Devoto, Fernando y Pagano, Nora (2009); Capítulo 2: Los Historiadores Positivista; en Devoto F y
Pagano N.: Historia de la historiografía argentina. Bs.As. Ed. Sudamericana pp 74.
son extraídas desde otras disciplinas tratando de alinearlas con la misma carga
valorativa que en las ciencias naturales, con ello se pensó que la innovación también se
trasladaba al campo de la historia. Este carácter “positivista” del autor le implicaba
también la búsqueda “de algún tipo de explicaciones generales, leyes o al menos
regularidades que organizaran la interpretación del pasado.”2. Esta manera
cientificista en tratar de conocer el mundo ya vino gestándose desde mediados del siglo
decimonónico y uno de los exponentes que lo anuncio fue V. F. López, el cual elogio la
obra de J.M. Ramos Mejías, “anunciando alborozado el nacimiento de una nueva forma
de historia apoyada en las ciencias naturales”3 . sin duda también el enfoque traslada el
interés de la historia política neta a estudiar el porque de los fenómenos sociales,
culturales y económicos, tratando de buscar que es lo que condiciono para que tal hecho
se desarrolle de tal manera se “colocaba la centralidad explicativa en el ámbito de la
sociedad y no en el Estado”4. Otro factor que llevaba a estudiar estos actos sociales era
el constante “temor a toda agitación de la plebe”5 era casi lógico que sectores del poder
se interesaran por indagar en ello ya que estudiarlos podría significar, guiar por el buen
camino el tema de la Nación e implementar una pedagogía de masas con sentimiento
patriótico para establecer el poder del Estado.
Ahora bien, J.M Ramos Mejías volcó su formación en un trabajo característico, tratando
de la “aplicación de los avances de la psiquiatría al estudio de la historia”6, novedoso
para el rio de la plata, pero no para Europa que de la mano de H. Taine, ya había
mostrado algunos trabajos. Pero lo característico de Ramos es que reflexiona “no sobre
individuos sino sobre grupos colectivos, considerados como si fueran un individuo y
por tanto pasibles de un semejante tipo de análisis en cuanto a sus patologías
mentales”7 esta técnica de interpretación la traslada al estudio de comportamientos
colectivos en la plebe porteña durante el gobierno de Rosas.
Vicente Fidel López expreso en el prólogo de la obra dándole materialidad,
describiendo los capítulos. Los primeros brindan “una reseña de los adelantos que ha
realizado la medicina en el estudio de la fisiología y de la patología del sistema

2 Devoto, Fernando y Pagano, Nora (2009); Capítulo 2: Los Historiadores Positivista; en Devoto F y
Pagano N.: Historia de la historiografía argentina. Bs.As. Ed. Sudamericana pp 75.
3 Halperin Donghi Tulio (1996); Ensayos de Historiografía, Bs.As. Ediciones El Cielo por Asalto pp 57
4 Devoto, Fernando y Pagano, Nora (2009); Capítulo 2: Los Historiadores Positivista; en Devoto F y

Pagano N.: Historia de la historiografía argentina. Bs.As. Ed. Sudamericana. Pp76


5 Halperin Donghi Tulio (1996); Ensayos de Historiografía, Bs.As. Ediciones El Cielo por Asalto pp 58.
6 Devoto, Fernando y Pagano, Nora (2009); Capítulo 2: Los Historiadores Positivista; en Devoto F y

Pagano N.: Historia de la historiografía argentina. Bs.As. Ed. Sudamericana. pp 82


7 Ibidem., pp 82
nervioso, particularmente en lo que se refiere a las enfermedades mentales. En el
segundo, estudio el papel de la neurosis en la historia y especialmente en la nuestra:
los tres últimos están destinados, como lo indica el título del libro, a Rosas y su
Época.”8 Es así como López denomina y esta obra “ciencia pura” y lo considero como
un extraordinario aporte a la literatura argentina.
Indagando sobre la metodología que usa Ramos Mejías, sigue la línea científica natural,
la cual se basaba de “la observación inmediata de los hechos naturales, y sin otra lógica
que la que resulta del encadenamiento mismo de esos hechos con las causas
físicas(..fisiológicas) que los producen en cada organismo.”9 Sostiene que la ley
natural es eterna e inconmovible, permanente y absoluta, constituyen la existencia y las
funciones de la materia organizada, analiza la historia de los progresos a raíz de una
evolución biología. Mejías y López nos dice “es mismo método se aplica a la vida de
relación, a lo que llamamos la vida social”10 y de ello nuevos y bastos horizonte se
abren al estudio de la historia política, “haciendo entrar en él el análisis y la
observación de los gérmenes físicos, de que dependen el carácter de los pueblos y el de
los actores”11.
A pesar de toda su carga técnica la obra de J.M Ramos Mejías, no salvo de ser criticada
hasta incluso por el propio López alegando “que la obra era un ensayo inicial y precoz
que carecía de la suficiente extensión documental en el terreno histórico y de la
ausencia de registros clínicos en la argentina del pasado que permitiese tipificar mejor
las enfermedades a que Ramos aludía.”12. En este caso se llega a concluir que Ramos
trabajo con fuentes secundarias entre entrevistas, notas periodísticas y los ensayos de
Mitre, López, Lamas y Sarmiento. Es así como la obra posee más un carácter técnico
que histórico.
La interpretación de Mejías “traerá esto que no es común en nuestros libros de
historia”13 más que el problematizar la cuestión de las fuentes y el método cabe
preguntarnos los propósitos que él buscaba alcanzar, porque va mas allá del simple
“positivismo”. Tal vez las dificultades que tuvo Mejías en la cuestión de los archivos
fue el inconveniente que no logro dar pie a un análisis más profundo. La época en la que
8 Ramos Mejías José María (2012); Rosas y su Época; en Ramos Mejías J.M., La neurosis de los hombres
célebres en la historia argentina. Bs.As. Biblioteca Emecé Bicentenario. pp 30
9 Ibidem., pp 31
10 Ibidem pp 33
11 Ibidem pp 33
12 Devoto, Fernando y Pagano, Nora (2009); Capítulo 2: Los Historiadores Positivista; en Devoto F y

Pagano N.: Historia de la historiografía argentina. Bs.As. Ed. Sudamericana. pp 82


13 Halperin Donghi Tulio (1996); Ensayos de Historiografía, Bs.As. Ediciones El Cielo por Asalto. pp 60
le toco trabajar fue en la “que perduraba en la historiografía argentina lo que
podríamos llamar anarquía feudal: los archivos privados en función de Castillo-
arsenal en que cada historiador se encerraba y escogía los proyectiles que arrojar a los
adversarios…”14

3) Para dar cuenta de la concepción de la historia propuesta por el autor hemos


seleccionado el siguiente párrafo de la fuente;
Así, a medida que las ciencias que antes se llamaban morales, y cuyos hechos no
podían ser observados directamente, se van quedando reducidas a defenderse, la
fisiología, ayudada por las demás ciencias naturales que observan directamente, como
ella, la materia y sus funciones, y de la Ciencia del Lenguaje, que es el vínculo
inmediato de la materia organizada con la palabra invade audazmente todo el terreno
en que antes dominaba la teología y la psicología; y va haciendo que la naturaleza
natural ( si me es permitido decirlo en contraposición de la naturaleza teológica) sea la
única Revelación aceptada y constante con que se puedan adquirir verdades
comprobadas.15
Además, para dar cuenta de la metodología empleada por el autor seleccionamos el
siguiente párrafo:
No hay, pues, como desconocer que, para la ciencia, no existe entre Dios y el hombre
más intermediario que la materia misma: que, fuera de ella, nada puede ser observado
comprobado o justificado por los hechos y por la observación: ea vivimos et movemur.
Y como es el único intermediario absoluto e inconmovible de lo particular con lo
general, ella tiene leyes inmanentes, que nadie, en el cielo o en la tierra, puede alterar
o eliminar; así es que la ciencia no puede tampoco admitir, como comprobada y
racional, más acción directa sobre lo creado que la de esas leyes fijas que constituyen
la existencia y las funciones de la materia organizada, en virtud de las cuales ella
evoluciona eternamente, combinándose en distintas formas, pero sin alterarse en su
esencia fundamental. 16

14 Halperin Donghi Tulio (1996); Ensayos de Historiografía, Bs.As. Ediciones El Cielo por Asalto. pp 60
15 Ramos Mejías José María (2012); Rosas y su Época; en Ramos Mejías J.M., La neurosis de los
hombres célebres en la historia argentina. Bs.As. Biblioteca Emecé Bicentenario. Pp. 32
16 Ibidem., pp. 33.

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