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jamás sufren de privaciones ni de fallas en su prosperidad material.

Ellas
cumplen con la Ley, de manera que inevitablemente manifiestan el resultado.
Este hecho se está haciendo ampliamente conocido hoy en día, pero lo
que no es muy bien comprendido es el Principio Espiritual que lo rige. Se me
hacen toda especie de preguntas respecto a la forma de diezmar, en cuáles
circunstancias es pertinente no diezmar, cuáles sumas se deben diezmar, en qué
forma debe ser dividido el diezmo, y que si la práctica del diezmo es una receta
infalible para enriquecerse, etc.
La Verdad del Diezmo es que aquellos que ponen aparte el diez por ciento de
su entrada neta para el servicio de Dios, y no con el objeto principal de lucrar
sino simplemente porque sienten que así debe ser, encuentran que su
prosperidad aumenta por saltos y brincos, hasta que todo temor de pobreza
desaparece; en tanto que aquellos que diezman porque en su fuero interno lo
consideran una buena inversión, esperando que se les devuelva mucho más de
lo que dan, son siempre decepcionados, y desde su propio punto de vista están
malgastando su dinero.
Dice Malaquías en su versículo 10, capítulo 3: “Traedme todos los diezmos a
mi granero y que haya alimento en mi casa, dijo el Señor de los Ejércitos, y
verás si no te abro las ventanas del Cielo y te derramo tal bendición que no
habrá sitio en que recibirla”.
El diezmo ha sido recomendado en muchas partes de la Biblia, y en todas las
edades, donde haya habido creyentes en Dios que hayan hecho de esta práctica
la piedra angular de sus casas, este edificio construido sobre esa piedra
angular los han asegurado de toda necesidad material, cosa TAN ESENCIAL
PARA EL DESARROLLO DE ALMA.
Es cosa muy conocida que muchos de los más prósperos hombres de negocios
de hoy, grandes industriales, atribuyen su éxito al haber formado este hábito
en su juventud y haberlo mantenido. Miles de estudiantes de la Verdad han
escapado de lo que parecía ser una pobreza sin esperanzas, y entrado en la
seguridad y el confort por la práctica del diezmo.
El Principio, o Ley del Diezmo, una vez reconocido y aceptado, hace surgir la pregunta:
¿Y qué se debe hacer con el diezmo? En la Ciencia Divina, el Diezmo no se refiere a la
caridad general, ni a las donaciones materiales. Se dedica a la divulgación del
Conocimiento de la Verdad en alguna u otra forma, generalmente en la mantención de
aquellas instituciones o actividades que se ocupan de esto. Cualquiera que comprende la
Idea Espiritual sabe muy bien que lo único que salvaría al mundo es conocer la Verdad
para quedar libres de toda dificultad; que hasta que el hombre no llegue a conocer la
Verdad metafísica nada lo beneficiará realmente; que hasta que este conocimiento se haga
general no importa cuánta instrucción seglar ni cuántos descubrimientos científicos, ni
proyectos de reformas sociales, ni reconstrucciones políticas lograrán

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