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LA ALEGRÍA DE ANUNCIAR

Id por todo el mundo y predicad el evangelio, es un imperativo que todos como creyentes
tenemos y debemos asumir, el mandato misionero dado por nuestro señor Jesucristo antes de
subir a los cielos nos deja dos invitaciones claras, primero la responsabilidad de ser
portavoces de la buena nueva, responsabilidad que sobre pasa los muros de las estructuras
clericales, anunciar y testimoniar es responsabilidad y compromiso de todos y cada uno de
los bautizados y segundo la universalidad de este mensaje de salvación y por tanto la
urgencia de llevar a aquellos lugares más apartados y necesitados de la presencia de Dios y
la caridad de los hombres.
Monseñor Edgar de Jesús García gil consiente de la necesidad de formar pastores
comprometidos con las realidades más adversas y queriendo fomentar o inculcar en la mente
de sus futuros ministros la necesidad de ir a los lugares más remotos respondiendo al mandato
de Jesús, ha querido implementar dentro de la formación de los seminaristas de teología la
experiencia de vivir de primera mano la misión ad gentes, que se lleva a cabo en el tiempo
fuerte de navidad.
Esta experiencia de salir de la jurisdicción eclesial de la diócesis de palmira para dirigirse a
otros lugares de gran necesidad pastoral y allí hacer presente el reino de Dios, es muestra
clara y contundente de la solidaridad eclesial que nuestro obispo quiere despertar en la iglesia
colombiana, porque al saber que la iglesia es universal siempre debemos estar dispuestos de
ir a donde Dios lo necesite.
Esta experiencia que ya lleva algunos años en marcha y que ha dejado huellas indelebles en
el corazón de aquellos seminaristas que a ejemplo de los apóstoles salieron a predicar a un
Jesús vivo y actuante en medio de nosotros sin importar las incomodidades y dificultades que
pudieran aparecer como consecuencia de dicho anuncio, han recorrido diferentes lugares de
nuestro territorio colombiano como lo es
_____________,_______________,_______________, Tenerife (porque la misión también
debe vivirse en las periferias de nustra diócesis) y por último en el vicariato apostólico de
guapi donde se cubrió ampliamente las veredas más alejadas.
En esta última experiencia misional tiempo de gracia, bencion y sobre todo gran aprendizaje
contamos con el acompañamiento de monseñor Monseñor CARLOS ALBERTO CORREA
MARTINEZ quien esta fuerte mente comprometido con la evangelización de este vicariato,
pero al tiempo consciente de las necesidades sociales y con las cuales está comprometido.
Esta mision que se llevo a cabo a lo largo y hancho de todo el vicariato apostólico de guapi
se desarrollo del dia 15 de diciembre al 25 del mismo mes en donde acompañados por el
padre Javier Mauricio Ceballos formador del seminario mayor san pedro apsoltol y
perteneciente al clero de la diócesis de palmira, los sminaritas de teologia de palmira en
conjunto con un grupo de misioneros y misioneras antioqueños nos dimos tarea de emprender
un viaje por ríos y selva para encontramos con una comunidad sedienta de Dios, una
comunidad expectante pero sobre que irradiaba alegría al ver la presencia de la iglesia y con
ella la presencia de cristo que les ratificaba que las distancias y las complicaciones
territoriales no era impedimento para el llegar a sus corazones.
Durante estos 15 dias inmensos en la riqueza de la cultura del pacifico, se pudo realizar todo
un trabajo pastoral donde se visitaron los hogares de las personas, donde diariamente de
convocaban a los jóvenes y niños de estas comunidades para dibujar una sonrisas en sus
rostros a través de los actos lúdicos y la palabra del señor, además dela muy tradicional pero
provechosa novena de navidad donde en torno al pesebre se creaba conciencia de unidad,
fraternidad y compromiso solidario entre las personas de estas tierras, y al culmen de la
contemplación de un Jesús que nació y deseaba profundamente hacerse carne en la vida de
cada uno de nosotros se manifestó en la solidaridad de muchas entidades que cordinadas por
exlecia monseñor carlos hicieron llegar a tan alejados rincones un odsequio que hizo para
estos niños alegrar su navidad y descubrir que no estaban olvidados que la iglesia cree en
ellos piensa en ellos y se compromete con ellos para ue concociendo a cristo puedan dibujarce
en su futuro mayores posibiidades de vida.
La misoon ag gentes es la muestra clara del gran bien que la iglesia puede hacer no solo a
nivel espiritual sin social, sin duda alguna esta experiencia respaldada por el magisterio de la
iglesia y adoptada por monseñor edagar para su diócesis es un despertar y un retornar a los
inicios donde el salir de la comodidad para ir en búsqueda de aquellos sigue siendo necesidad
para hoy ya nos exortaba nustra santidad el papa francisco en su exhortación apostolica
evengelli gaudim donde quiere una “iglesia en salidad” involucrada en las dinámicas actuales
donde el miedo a ser lastimados no nos puede apartar de nustra verdadera msion

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